ANALISIS CINEMATOGRAFICO

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EL GRAN HOTEL BUDAPEST


Análisis cinematográfico


Logline "El conserje de un elegante hotel europeo inicia una interesante amistad con un joven compaùero de trabajo.�


Sinopsis “El Sr. Gustave H., un legendario conserje de un famoso hotel europeo de entreguerras, entabla amistad con Zero Moustafa, un joven empleado al que convierte en su protegido. La historia trata sobre el robo y la recuperación de una pintura renacentista de valor incalculable y sobre la batalla que enfrenta a los miembros de una familia por una inmensa fortuna. Como telón de fondo, los levantamientos que transformaron Europa durante la primera mitad del siglo XX.”


Título: The Grand Budapest Hotel Año de producción: 2014 Género: Comedia Director: Wes Anderson Guión: Wes Anderson Música: Alexandre Desplat Fotografía: Robert D. Yeoman Reparto: Adrien Brody (Dmitri), Tilda Swinton (Madame D.), Edward Norton (Henckels), F. Murray Abraham (Zero Mustafa), Jeff Goldblum (Kovacs), Jude Law (joven escritor), Ralph Fiennes (M. Gustave), Saoirse Ronan (Agatha), Tony Revolori (Zero). Inspirado en la obra de Stefan Zweig.


Opinión y análisis Tal y como se aprecia en el visionado de sus películas, Wes Anderson tiene un estilo cinematográfico distintivo que lo hace reconocible tras su obra. El Gran Hotel Budapest (2014) continúa con el aura estética típica de Anderson caracterizada por el uso de colores pastel, abigarramiento de personajes y tiempos narrativos inestables. Anderson conoce a la perfección los recursos narrativos que afectan al tiempo de la narración y a sus niveles y narradores


Otro de los aspectos que debemos reseñar de la obra elegida, es la utilización de los rótulos, etiquetas o carteles, que son parte de la escenografía, objetos, accesorios o, en ocasiones, se nos superponen a la imagen. Esto implica la más rápida contextualización de la acción narrativa, la identificación clara de los personajes


Tenemos que señalar la importancia del color y la música en El Gran Hotel Budapest y la obra de Wes Anderson en general. El color juega un papel fundamental en la contextualización de la acción y la sensación que esta suscita en el espectador, ayudándole a anticipar lo que puede ocurrir posteriormente. La música, de Alexander Desplat, ayuda a pautar el tiempo narrativo, acelerando o ralentizando en caso de que sea necesario; pero siempre de manera afín a lo que la película va mostrando.


Es una película con numerosos recursos narrativos, superpuestos y combinados entre sí; creando un producto final que demuestra gran maestría y conocimiento de las técnicas discursivas de los textos cinematográficos.


Análisis narrativo. La película comienza con una contextualización ficticia y poco precisa mediante un rótulo tras los créditos iniciales. Este nos sitúa en el límite oriental más remoto del continente europeo, en la antigua República de Zubrowka que, en su momento, fue un gran imperio. Pese a que Zubrowka realmente existe, no constituyó nunca una república o un imperio, así como nada de lo que se relata en la película ocurrió realmente en los lugares citados, que sí existen. Tras la contextualización, nos encontramos con un primer nivel narrativo, en el que un niño visita un cementerio y deja un manojo de llaves en el busto de un hombre, cuya placa reza: “autor”.


Saca un libro que se titula El Gran Hotel Budapest y se sienta a leerlo. La lectura es la que permite entrar en el segundo nivel narrativo, produciéndose 5 una metalepsis, en el que la película nos teletransporta a un despacho en el que un hombre, que se identifica como escritor, nos habla de la composición literaria y cómo escribió su obra maestra: El Gran Hotel Budapest. Así, dice: “The incidents that follow, were described to me exactly how I present them here, and in a holy unexpected way”, y es lo que genera la primera voz narrativa: el propio autor es el narrador; y una nueva metalepsis.


Nos encontramos en el tercer nivel narrativo, se nos narran los hechos que se escriben en el libro mencionado y cómo su autor los conoció. Este primer narrador es homodiegético, e intradiegético en primera persona, dado que es un personaje más de la historia del relato que él mismo cuenta, con alto grado de participación. En este nivel se relata cómo el autor en sus años de juventud, en 1968, se instaló en busca de inspiración en el Gran Hotel Budapest, en Nebelsbad, y conoció a su dueño, Sr. Zero Moustafa, que le cuenta cómo heredó le hotel y toda su fortuna


A partir de este momento, pasamos al cuarto nivel narrativo, el relato de Zero y su vida en el hotel, sufriendo así otra metalepsis y un cambio de narrador ( metanarrador). El propietario del hotel es quien relata, siendo, de nuevo, un narrador en primera persona. Este cuarto nivel narrativo es el más extenso y tiene la particularidad de subdividirse en 5 capítulos, con sus correspondientes títulos: Mr. Gustave, Madame C.V.D.u.T., Check Point 19: Criminal Internement Camp, The Society of the Crossed Keys y The Second Copy of the Second Will. E.


Este nivel intercala la narración de Zero con diálogos de los personajes que se incluyen en el relato, así como los ya mencionados carteles, rótulos, etc. Este cuarto nivel sufre dos metalepsis en sentido contrario, se rompe la narración de Zero para volver al tercer nivel narrativo, en el que el joven escritor y el anciano aclaran algunos aspectos del relato, y hay que señalar que interviene en estos momentos el primer narrador, el escritor anciano del segundo nivel narrativo, que se intercala con el diálogo con aportaciones como “dijo pensativo” o “dijo llorando”. Por otro lado, hay otros momentos en los que se da un quinto nivel narrativo, como en la recitación de cartas, testamentos, poemas, etc., en los que algún personaje lee la voz de otra persona.


A medida que la trama argumental va terminándose, el relato comienza a recorrer en sentido inverso los niveles narrativos expuestos hasta ahora. Así, una vez el propietario del hotel termina su historia de cómo consiguió el hotel, se vuelve al tercer nivel 6 narrativo, en el que el joven escritor y él mismo están cenando en el hotel. Terminada la cena, el primer narrador, el anciano escritor que explica cómo se le contó la historia de su bestseller, nos explica que abandonó el hotel y no volvió nunca a escribir hasta que consiguió plasmar esta historia.


En este momento, se vuelve al segundo nivel narrativo, en el que se nos presenta de nuevo el despacho del anciano escritor, a quien acompaña su nieto, terminando su intervención. En cuanto este termina, súbitamente se pasa a la imagen del cementerio, volviendo al primer nivel, en el que el niño cierra el libro que ha acabado de leer y se va.


Si bien para muchos, tal red de niveles narrativos no parecía suficiente, el director decidió incluir antes de los créditos finales de la película, una pantalla en la que se dice que la película está basada en los escritos de Stefan Zweig, nacido en Viena, en 1881; y fallecido en Petrópolis, 1942. Este fue un escritor de inmenso éxito en el Este europeo que, sin embargo, no escribió esta historia, sino que sus obras inspiraron a Wes Anderson y Hugo Guinness para la realización de la trama argumental de esta película. Con todo esto, comprobamos que la película cuenta con cuatro niveles básicos distintos de narración, ampliación temática realizada a través de estructuras enmarcadas, en las que cada nivel está dentro del anterior, conformando un mecanismo que se asemeja a las muñecas matrioshkas rusas.










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