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San José, ¡Que

figura tan presente¡

Un hombre que escucho la petición de Dios (tú me representarás)

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José el joven que en el establo de Belén se acerca y se inclina sobre el Niño como la sombra del Padre, lo recibe en sus brazos, contempla y adora a Dios como ningún otro ser humano lo podrá hacer. Testigo del amor de Dios por cada uno de nosotros, ternura y respeto. Tomar a Dios en sus brazos y besarlo, sentir que es responsabilidad de él protegerlo y educarlo para que la humanidad experimente a un Dios cercano, que camina junto a ellos. ¡Que bella misión! y sin ostentación o palabras, el actuar correcta y responsablemente lo acredita hasta hoy para llamarlo “Padre de Jesús” y que ese título quede escrito “¿no es este el hijo de José?” (Lc. 4,22) “Jesús el hijo de José de Nazaret” (Jn. 1,45) “¿no es este el hijo del carpintero?” (Mt.13, 55).

Que esta Navidad sea una invitación a los hombres que serán padres, miren a José y puedan imitarlo en todos los valores que puso en práctica al responsabilizarse de una vida que nace y será parte fundamental de la sociedad cristiana en construcción día a día; padres presentes como San José.

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