Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparici贸n
Esta publicaci贸n ha sido posible gracias al apoyo de la Direcci贸n General de Aduanas
Archivo General de la Naci贸n Vol. XCVI
Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparici贸n
Ram贸n Antonio, Negro, Veras
Santo Domingo, D. N. 2009
Archivo General de la Nación, Volumen XCVI Título: Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición Autor: Ramón Antonio, Negro, Veras,
Cuidado de edición: Fari Rosario Diagramación: Juan Fco. Domínguez Novas, Harold M. Frías Maggiolo Diseño de Cubierta: Esteban Rimoli
De esta edición: © Archivo General de la Nación, 2009 Departamento de Investigación y Divulgación Área de Publicaciones Calle Modesto Díaz No. 2, Zona Universitaria, Santo Domingo, Distrito Nacional Tel. 809-362-1111, Fax. 809-362-1110 www.agn.gov.do
ISBN: 978-9945-020-88-5
Impresión: Editora Búho, C. por A.
Impreso en República Dominicana / Printed in Dominican Republic
Contenido
Prólogo..........................................................................................11 Introducción..................................................................................25
I Los Panfleteros. La 40. La firma de una carta. Las torturas. Desaparición y traslado de los cadáveres........................................27 La matanza de Los Panfleteros................................................. 30 Encuentro de panfleteros.......................................................... 33 Luis Gómez Pérez...................................................................... 35 Manuel y Los Panfleteros.......................................................... 37 Los Panfleteros y un vegano...................................................... 39 Hoy en Santiago........................................................................ 40 Sobre Los Panfleteros................................................................ 43 Conocer ese libro....................................................................... 44 Acerca de tres panfleteros......................................................... 45 Sugerencias sobre Los Panfleteros de Santiago......................... 48 Luis Prud’homme, un panfletero.............................................. 50 Opina sobre Los Panfleteros..................................................... 53 Marcos y Los Panfleteros de Santiago....................................... 55 Henrich Johannes Streese, panfletero...................................... 58 Los panfletistas de Santiago...................................................... 60 Opinión sobre libro de Los Panfleteros.................................... 62 Los Panfleteros y la tortura....................................................... 64 –7–
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Testificante sobre Los Panfleteros............................................. 66 ¿Por qué se salvó Manuel?......................................................... 67 El 14 de Junio y Los Panfleteros............................................... 68 El martirio de Los Panfleteros................................................... 70 29 de enero, Día de Los Panfleteros......................................... 72 La carta de Los Panfleteros....................................................... 75 Los Panfleteros, células y discreción......................................... 77 Monumento a Los Panfleteros.................................................. 79 A ellos les debo mi vida............................................................. 81 Los Panfleteros y un complot.................................................... 82 Delación de Los Panfleteros...................................................... 85 La barbarie contra Los Panfleteros........................................... 88 ¿Cómo murieron Los Panfleteros?............................................ 90 Enrique Perelló, panfletero de valor......................................... 93 Los Panfleteros, una realidad.................................................... 95 Panfleteros e ideología.............................................................. 97 Datos sobre Los Panfleteros...................................................... 99 Siguieron Los Panfleteros........................................................ 100 Santiago en el recuerdo........................................................... 102 Santiago, historia y política..................................................... 104 Panfleteros y MPD................................................................... 106 El MPD en Pueblo Nuevo....................................................... 107 Panfleteros en la ANES........................................................... 109 La ANES acciona en Santiago................................................. 111
II Testimonios de un documental sobre Los Panfleteros de Santiago....................................................................................113 Los Panfleteros de Santiago.................................................... 114
III La juventud en el accionar político.................................................. 133 La presencia de la juventud dominicana en la lucha contra Trujillo.......................................................................135
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La juventud dominicana enfrenta a Trujillo desde sus inicios...................................................................135 La juventud dominicana frente a la dictadura........................ 138
IV Los seres humanos y su comportamiento ante los fenómenos sociales. Hechos históricos que ejercen influencia a nivel mundial o regional........................................................................143 La década del 50 del siglo xx y las dictaduras en América Latina y el Caribe. La situación dominicana en la década del 50.......................................................................................144 Hechos políticos y sociales significativos en América Latina y el Caribe en la década del 50....................................148 El triunfo de la Revolución cubana y su incidencia en nuestro país. La expedición del 14 de Junio de 1959............154
V Reconocimiento a Los Panfleteros de Santiago............................... 157 Conclusiones........................................................................... 158 Índice onomástico............................................................................ 159
Prólogo
Desde hace muchos años, el doctor Ramón Antonio, Negro, Veras ha decidido narrar su vivencia del tiempo, especialmente de aquel período en que él inició su participación política en los terribles años finales de la dictadura trujillista. Más de un centenar de artículos ha venido produciendo y recolectando el Dr. Veras sobre el origen, desarrollo y desaparición del grupo de jóvenes santiagueros del que formó parte y que, particularmente en enero de 1960, tuvo una incidencia notable como movimiento clandestino antitrujillista. Veintiún años después, a partir de 1981, estos trabajos han venido siendo publicados en distintos medios, lográndose en 2007 la primera edición de los mismos bajo el título de Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, gracias al apoyo de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias. La salida de esa importante obra testimonial y documental provocó nuevas contribuciones de parte de testigos de los hechos narrados por el Dr. Veras. Otras personas que no vivieron de cerca estos acontecimientos también decidieron escribir sus opiniones sobre la importancia de esta labor de recolección de datos referente a un movimiento cívico que todavía era poco conocido hasta la aparición del libro antes mencionado. Fueron tantos los testimonios y otras notas recibidas por el Dr. Veras en los últimos dos años que él decidió integrarlos, junto a sus nuevos artículos publicados en el periódico El Nacional (entre mayo y octubre de 2007), para aclarar y explicar detalles que no habían sido incluidos en la primera obra. Así surgió este – 11 –
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libro, Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición, el cual presenta todas las referencias recogidas hasta la fecha sobre la forma de cómo la gran mayoría de estos jóvenes fueron asesinados en la cárcel La 40, siendo sus cadáveres posteriormente desaparecidos para siempre. Al leer estas páginas se entiende que el autor no busca solamente documentar hechos de una parte de la memoria histórica de los dominicanos que merece ser completada o consolidada. Su principal finalidad es que este relato absolutamente verídico e impactante llegue a la juventud, para que «nuestros niños y niñas no crezcan con la idea de que aquí no ha pasado nada… sino que deben saber que cada generación es acreedora del legado de las anteriores y debe tomar, como ejemplo, el comportamiento de los que hicieron del accionar político un compromiso con su pueblo».1 Y añade: «Si nuestros jóvenes no asimilan el sacrificio de los que aquí han luchado sin buscar nada material, como Los Panfleteros, muchos van a seguir con la falsa idea de que se va a la política como negocio y no con sentido de esfuerzo de transformación social y política».2 Además del deseo de comunicar estos hechos e ideas al público joven, el Dr. Veras pretende también llamar la atención «a todos los dominicanos y dominicanas que tienen que saber que ningún sacrificio por una causa justa se hace en vano… y que etapas como la que esos mártires vivieron en La 40 nunca más se deben repetir en nuestro país».3 Resaltar un período del pasado para completarlo con revelaciones comprobadas de informaciones que eran desconocidas, silenciadas u olvidadas en el presente, forma parte de una estrategia de consolidación de la memoria histórica de un pueblo para obtener mayor cohesión social y cultural de una sociedad. Como dice Andreas Huyssen: «Cualquier tipo de identidad depende de la memoria histórica. Una sociedad sin memoria es un anatema».4 3 4 1 2
Ramón Antonio Veras, Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición, p. 79. Ibídem, p. 90. Ibídem, p. 93. Andreas Huyssen, «Resistencia a la memoria: los usos y abusos del olvido público», Porto Alegre, 31 de agosto de 2004.
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Sin embargo, no todos los autores que manejan el tema de la memoria histórica logran los objetivos mencionados anteriormente. Hay enfoques que solo enfatizan la nostalgia colectiva, mientras que otros se quedan en una reconstrucción de un pasado lineal. Por otro lado, se conocen textos en los que ha habido «abusos de la memoria» (tal como señala Paul Ricœur: «El foco intenso en la memoria del pasado puede bloquear nuestra imaginación del futuro y crear una nueva ceguera sobre el presente»). Otras perspectivas se basan en una «instrumentalización del olvido» que logra fomentar una voluntad por hacer revivir «todo» con lo cual solo se consigue alimentar «esperanzas fósiles» (o lo que se llama «la fosilización del recuerdo»).5 En nuestros países también es común encontrar escritos y declaraciones que hacen acusaciones sobre la existencia de temas de «olvido público», con lo cual obtienen intereses personales o desvíos de la atención nacional hacia fines discriminatorios, xenófobos, o convenientes a una ideología en particular. En este sentido, Huyseen advierte: «Hay que saber que existe la tentación de una falsa memoria de izquierda heroica que, de cualquier forma, parece más síntoma de un movimiento de desespero que una versión históricamente sustentable».6 A pesar de estas deformaciones, un síntoma de nuestra cultura presente y de nuestra cultura global es la obsesión por la memoria y sus diversas maneras de representarla: ensayos, artículos, monumentos, obras de arte, etc. Hay entonces que examinar cuidadosamente las implicaciones de aquellos proyectos que intentan el retorno a la memoria y lo que eso puede significar no solo política y éticamente sino también culturalmente. El análisis de la obra del Dr. Veras nos revela claramente que sus consideraciones no poseen las limitaciones ni las orientaciones antes señaladas. La objetividad con la que enfoca el tema principal de este libro, la búsqueda e incorporación de comprobaciones de Para más detalles sobre estos temas, se pueden consultar los documentos del curso de verano de 2008 ofrecido en El Escorial, bajo la dirección de Ana María Guasch: «(Post) memorias globales: museo, monumento y desterritorialización». 6 Andreas Huyssen, ob. cit. 5
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parte de una gran cantidad de informantes de distintas posiciones públicas y políticas, la exposición transparente de todas sus conclusiones con el fin de establecer el debate público abierto y plural, son algunas de las virtudes metodológicas que el autor aplica en este trabajo de reconstrucción de un período histórico. Para lograr su análisis, el Dr. Veras conceptualiza las memorias recolectadas como un conjunto de temporalidades y experiencias entrecruzadas, más que descripciones cronológicas del tiempo, coincidiendo así con lo que hoy se denomina como (post)memoria: El pasado se proyecta constantemente en el presente, esto es, se ofrecen miradas al pasado como si este «perviviera» en la actualidad. De ahí que consideramos este libro como un proyecto participativo y sociocultural sobre un componente de la memoria histórica dominicana (tomando como base el genocidio de Los Panfleteros de Santiago), convirtiéndose así en una herramienta para alcanzar lo que Andreas Huyssen denomina como «un futuro con memoria».7 Esta publicación coincide también con los propósitos de otras instituciones dominicanas que tratan de hacer aportes para la institucionalización de la memoria histórica. Uno de estos casos, que por razones de trabajo conozco bastante, es el del Centro Cultural Eduardo León Jimenes. Con cierta periodicidad el Centro León organiza una sesión, a manera de tertulia o conversatorio, que se denomina: «Encuentro con la memoria». Si comparamos los objetivos de estos encuentros con los componentes estructurales del libro Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición, constataremos que ambos proyectos socioculturales intentan consolidar la memoria histórica por medio de: – Hacer una reconstrucción de la historia que no se reconoce. – Entrelazar los hilos de un relato infinito que jamás estuvo en los libros de historia. – Reconstruir en base a recuperar testimonios dispersos. – Recuperar, aunque sea tarde, la voz pública tratando con cuidado una historia interminable.
Ibídem.
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– Detectar protagonistas olvidados y lograr que parientes y relacionados reciban ese legado tardío en medio de emociones y reencuentros.8 Los relatos, cuentos, anécdotas, leyendas y versiones populares que se van divulgando de generación en generación tienden a perderse o deformarse u olvidarse a medias. Todos estos elementos culturales forman parte de lo que se llama «Patrimonio Cultural Inmaterial o Intangible», el cual, por cierto, ha venido cobrando una gran importancia para descubrir y mantener muchos procesos de nuestra identidad y para servir como factor motivador de nuevos estudios históricos y de otra índole. Así, cada «Encuentro con la memoria» puede considerarse como un aporte para definir signos de nuestra identidad nacional, ya que el mismo se basa en la re-construcción de una parte del valioso patrimonio cultural inmaterial o intangible de nuestra nación. En muchos casos, al igual que lo que se logra con la lectura del libro del Dr. Veras, se trata de rememorar el entramado de la reciente historia colectiva para avizorar en ella la posibilidad de apropiarnos de un destino nacional. Según el escritor y periodista argentino Juan Gelman, la memoria es una práctica social de la que todos participamos y que tiene el poder de reconstruir realidades sociales. No se trata únicamente de proyectar el pasado y el presente hacia el futuro, sino de crear posibilidades a través de las cuales ese futuro podrá desarrollarse.9 La memoria es una acción del presente, orientada a legitimar el ahora, y a abrir o cerrar determinadas posibilidades para el futuro. De manera que podemos considerar la tarea de «imaginar y construir futuro» como inseparable del proceso de «hacer memoria». El no recordar, el perder la memoria, implica «Orientaciones para sistematizar experiencias de consolidación de la
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memoria histórica», www.biencultural.org.ar/ ((bien cultural)) Asociación para la defensa del patrimonio tangible e intangible. S/f.
Juan Gelman, «La memoria ayuda a cerrar las heridas del pasado», SERVIMEDIA, El País, 23 de abril de 2008. Las siguientes ideas de este párrafo provienen de su discurso al recibir el Premio Cervantes 2007.
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perder buena parte de los recursos con que contamos para hacer frente a las realidades del presente ya que, en definitiva, perder nuestra memoria histórica es correr el riesgo de extraviar la posibilidad de soñar un futuro diferente. Guardar, mantener, conservar, transmitir y difundir la memoria, son actos necesarios para pensar el cambio y hacerlo posible.10 Gelman concluye con que la memoria es como una herramienta de creación literaria que contribuye a «que no vuelvan a ocurrir» los males del pasado, «porque cuando las heridas no se cierran, ellas gangrenan a la sociedad».11 Su apuesta por la memoria frente al olvido cobra sentido para que no se repitan experiencias como las torturas, los crímenes políticos, el exilio u otras formas obligadas de abandonar la patria. A fines del siglo pasado, intenciones parecidas a las anteriores motivaron, en parte, la creación del programa de la UNESCO denominado «Memoria del Mundo (MoW)», el cual determina la localización y conservación del patrimonio documental de importancia internacional, regional y nacional. El Comité Dominicano del Programa MoW ha preparado una lista tentativa del patrimonio documental nacional en la cual, entre otros documentos, se incluyen: el archivo de Rafael Leónidas Trujillo, la documentación audiovisual de la «Era de Trujillo» y la Película La silla de Franklin Domínguez. Recientemente, la UNESCO inscribió en el Registro Memoria del Mundo el documento: «Patrimonio Documental sobre la Resistencia y Lucha por los Derechos Humanos en la República Dominicana 1930-1961», bajo custodia del Museo Memorial de la Resistencia.
Ibídem. El 26 de agosto de 1976, dos hijos de Juan Gelman fueron secuestrados, Nora Eva (19) y Marcelo Ariel (20), junto a su nuera María Claudia Iruretagoyena (19), quien se encontraba embarazada de siete meses. Su hijo y su nuera desaparecieron junto a su nieta nacida en cautiverio. El 7 de enero de 1990, el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó los restos de su hijo Marcelo, encontrados en un río del gran Buenos Aires, dentro de un tambor de grasa lleno de cemento. Se determinó también que había sido asesinado de un tiro en la nuca. (Nota de Wikipedia).
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Aprovechamos la ocasión de la aparición de Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición, para proponer su inclusión en la lista del Patrimonio Documental Nacional, junto al libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo y al corto fílmico titulado Los Panfleteros de Santiago.12 Estas publicaciones y el material audiovisual se ajustan a los objetivos del documento recién inscrito en la UNESCO, en cuanto a que su característica principal «evidencia la resistencia frente al régimen dictatorial de Rafael Leonidas Trujillo Molina y la lucha de los dominicanos a favor de la vigencia de las libertades democráticas y el respeto a los derechos».13 Estos tres materiales culturales que se desprenden del trabajo del Dr. Veras se complementan perfectamente entre sí. Las imágenes del corto fílmico cumplen con un extraordinario rol ya que su difusión logra el alcance de todos los públicos, lo cual aumenta la trascendencia de la misión didáctica que originalmente se había propuesto el autor con estos trabajos. El uso de imágenes amplía también el impacto de estas informaciones y ayuda, a su interiorización por parte de la audiencia. No obstante, tanto el Dr. Veras como el Ing. Manuel Bueno Pérez (único sobreviviente de la matanza de La 40) siempre estuvieron conscientes de «lo desagradable que puede resultar traer a colación el final trágico de Los Panfleteros de Santiago»14 y probablemente por esa razón no incorporaron fotografías en sus obras. Manuel Bueno, en su libro Cárcel y guerra expresa que «existieron pormenores que todavía me revuelven el estómago y me hacen asomar las lágrimas cada vez que los reedita mi memoria; son tan desagradables que mejor es no contarlos y poder olvidarlos, pero considero que, por El corto fílmico fue realizado por los doctores María Teresa Feliciano y Néstor Montilla, con la colaboración del Instituto de Estudios Latinos (ILS) de New Jersey, la Conferencia de Asuntos Dominicanos (CODA) y el Proyecto Raíces Comunes. Según la página electrónica «toyjarto.com», este trabajo fue posible por los testimonios de los sobrevivientes del genocidio de los Panfleteros y de los sobrevivientes del Movimiento 14 de Junio que compartieron encarcelamiento y torturas en el recinto conocido en aquel entonces como La 40. 13 Nota de prensa del Museo de la Resistencia. Noviembre de 2009. 14 Ramón Antonio Veras, ob. cit., p. 91. 12
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duro que haya sido, nuestras juventudes de hoy no deben ignorar las atrocidades cometidas por los secuaces de la Era de Trujillo».15 Autores como Susan Sontag también creen en la necesidad de que registros de la memoria sean acompañados de imágenes y otros objetos. Esta brillante escritora opina que uno de los momentos más importantes de su vida fue la primera vez que vio una fotografía de personas que habían sido torturadas: «Recuerdo el choque como si acabara de sacudirme hoy. Lo que veía mostraba lo que la gente es capaz de hacer a otra gente… hay que dejar que esas imágenes nos atormenten, aun cuando no sean más que imágenes, símbolos, parcelas importantes de una realidad que no podrían abarcar en su totalidad: cumplen, sin embargo, una función vital. Las imágenes dicen: “¡Ahí está lo que las personas son capaces de hacerse las unas a las otras!” “¡No olviden!”»16 A pesar de las limitaciones gráficas que tiene Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición, los textos aquí recogidos tienen la suficiente fuerza para lograr una cabal comprensión de la barbarie perpetrada por los torturadores de La 40. A través de sus páginas, el lector se entera del uso de métodos como: la silla eléctrica; la mutilación a sangre fría de distintas partes del cuerpo; el encerramiento en solitarias; el estrangulamiento con torniquete (el «tortor»); punzonadas para provocar heridas graves o mortales; aplicación del bastón de electricidad («picanas»); latigazos con fustas (fustazos); golpes con tubos metálicos (tubazos); golpes con palos; pelas de ablandamiento; hacinamiento en celdas de 6 pies ocupadas por 6 personas; sometimiento a pruebas de hambre, desnudez y suciedad; golpes con chuchos de la verga disecada de los toros; sacar uñas, dientes y ojos a sangre fría; estampar la piel con hierro caliente; «bañera romana» llena de agua con vinagre para aumentar la conducción de la electricidad… entre otras tantas prácticas aberrantes que causaban «profanación, impiedad y todas las cosas feas que pueden salir de un cerebro humano malvado».17
Ibídem, p. 92. Susan Sontag, Ante el dolor de los demás, Barcelona, Alfaguara, 2003. 17 Ramón Antonio Veras, ob. cit., p. 19. 15 16
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Capítulo tras capítulo, los testimonios que se recogen íntegramente son firmados por personas que pasaron por La 40, como: Luis Gómez Pérez, José Tallaj, Wenceslao Vega, José Antonio Constanzo, Julio Escoto Santana, Rafael Cucuyo Báez, Rafael Valera Benítez, Francisco Adolfo Bello Franjul, José Israel Cuello, Ramón A. Blanco Fernández, Freddy Bonnelly, José Peralta Michel y Leandro Guzmán, entre otros. Así, la obra va presentando un equipo completo del personal de La 40 que son mencionados por sus propios nombres: Johnny Abbes, Ernesto Scotto, Candito Torres, el Chabacano, Ciriaco de la Rosa, Clodoveo Ortiz, Cholo Villeta, César Báez, Luis León Estévez, Manolo González, Guillén El Cocinero, José Ángel Rodríguez Villeta, César Rodríguez Villeta, capitán Minervino y Manolo Domínguez, entre otros. De la misma manera, y a modo de ratificar que la resistencia no se amilanaba ante este contexto de terror y ultraje, el autor poco a poco va develando los nombres de valientes conspiradores antitrujillistas clandestinos de ese período, los cuales posiblemente aún no figuran en la historia o hayan caído en el olvido total: el grupo de Teodosio Pichardo en Santiago, compuesto por el Dr. Ramón Cabral, Augusto Quique Cepeda, Eladio Rivas, Luis Demesa, José Ramírez, Saúl Petitón y Balín Bonnelly; el vegano José Peralta Michel que hizo volantes y los regó en La Vega y San Francisco de Macorís; Cayeyo Grisanti y los miembros del movimiento Catorce de Junio en Santiago; los jóvenes antitrujillistas del barrio de La Joya y Baracoa en Santiago; Francisco Adolfo Bello Franjul en Baní, entre otros conspiradores que, según la opinión del Dr. Julián Ramia recogida en el libro, «tenían mayor representatividad de la gente del pueblo y de las jóvenes generaciones».18 Con el permiso del autor, incluyo aquí mi testimonio sobre un personaje inolvidable de nuestro barrio Los Pepines de Santiago. Se trata de Domingo A. Russo Aguia, nativo de Puerto Plata e hijo de inmigrantes italianos y españoles. El señor Russo estaba empleado como visitador a médicos en todo el Cibao con asiento en Santiago. Ramón Antonio Veras, ob. cit., p. 33.
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Junto con doña Bertha Plá tuvieron tres hijos: Pedro, Dominguito y Alberto. A mediados de 1959 se mudaron de las afueras de Santiago y vinieron a residir frente al parque Colón que era el lugar de socialización más importante para todos nosotros. Domingo Russo era un hombre alto y robusto, características que se complementaban con una personalidad jovial y abierta. Su temperamento explosivo, propio de un carácter sanguíneo y primario, lo llevó a meterse en problemas en distintas ocasiones. Tenía fama de ser una persona carismática, valiente y desafiante, alegre y bohemio. Un día de la época navideña del 1959, estábamos jugando pelota en el parque y, de repente, aparecieron unos carros oficiales de los cuales se desmontó el dictador Trujillo y entró a la iglesia de Nuestra Señora de la Altagracia que quedaba frente a la plaza. La visita duró escasos minutos y, a la salida del cortejo, cuando los carros ya se alejaban, el grupo de muchachos del parque empezamos a vociferar vivas a Trujillo. Cuando Domingo Russo nos oyó desde su casa, salió inmediatamente y gritando (de manera que todo el mundo pudo oírle) le advirtió a Pedro, con palabrotas, que no volviera a vociferar esas palabras en honor al dictador. Recuerdo que esa fue la primera ocasión en que me pregunté si ese régimen era tan bueno como lo presentaban por todas partes. Mucho tiempo después supe que Domingo Russo había pertenecido a movimientos de resistencia a la tiranía desde antes de 1950. En el libro del Dr. José Tallaj que narra su experiencia en La 40,19 se comenta que, a fines de la década del cincuenta, el señor Russo era un enlace entre grupos conspirativos antitrujillistas de Santiago y Puerto Plata. Este autor consigna que Russo podía llevar panfletos políticos en su maletín de visitador a médico, pues los mismos se confundían con promociones y literatura farmacéutica. El 25 de enero de 1960, su hijo Pedro se levantó a medianoche encontrándose con su madre despierta en la sala de la casa. Cuando le vio la expresión desencajada y triste que tenía en su rostro, le pre Dr. José Tallaj, Un médico en La 40: Recuerdos de una Conspiración, Santo Domingo, Editora Búho, 2006.
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guntó qué le ocurría: «A tu papá se lo llevaron preso», es lo último que Pedro recuerda haber oído a partir de ese momento. Nunca más se supo de Domingo A. Russo. La historia completa de ese acontecimiento que estremeció a todo el barrio fue que un carro Volkswagen del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) llegó a la casa entre las diez u once de la noche. Entraron bruscamente y obligaron al señor Russo a meterse en el vehículo de mala manera. Doña Bertha comenzó a gritar: «¡Se llevan a Domingo, se llevan a Domingo!…». Nadie salió a la galería de sus casas. El carro avanzó lentamente al punto que doña Bertha decidió seguir corriendo detrás de él. Seguía gritando y corriendo mientras el vehículo aumentaba poco a poco la velocidad. Fue en ese momento en que doblaron por la calle Cuba hacia la calle El Sol y entonces pasaron frente a mi casa… Todo se oía en medio del silencio de la noche, pero nadie salió a ver lo que pasaba, hasta que doña Bertha decidió regresar a su casa entre llantos y suspiros. La vivencia de este hecho, que aún después de la muerte de Trujillo era sigilosamente contado por mis padres, me dejó marcado para toda la vida. Personajes y acontecimientos como estos se repitieron frecuentemente en todo el país. Siempre recuerdo un letrero a la entrada del pueblo de Cabral (Barahona) que todavía hoy conserva una advertencia para todo el que llega, recordándole los nombres de los mártires que murieron durante la dictadura. No obstante, es posible que estas personas tampoco figuren en nuestros archivos históricos. Uno de los mayores aportes de este libro es precisamente que recoge evidencias verídicas de que los movimientos conspirativos nunca dejaron de existir en todo el Cibao. El propio caso del Dr. Veras ejemplifica bastante bien el constante surgimiento de personas dispuestas a luchar contra la tiranía, aun fuese como una causa individual y aislada, pero con profundo convencimiento de su compromiso por arribar a una salida de la situación de opresión extrema y terror diseminado que vivía el país. El autor de este libro confiesa que en 1950 (a los 12 años) conoció por primera vez lo que significaba la barbarie trujillista. Estas ideas se cimentaron en la adolescencia y empezaron a cuajarse en activida-
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des cuando conoció a Wenceslao Guillén, quien, desde 1957, había organizado la Unión de Grupos Revolucionarios Independientes (UGRI) en distintos barrios de Santiago. A fines de 1959, Guillén, el Dr. Veras y Manuel Bueno llevan a cabo el plan de producir los volantes que se distribuyeron en enero de 1960, causando este hecho el apresamiento de 27 de los treinta y dos muchachos que luego se convirtieron en «Los Panfleteros de Santiago». En el libro se mencionan los nombres de solo 20 de ellos: Wenceslao Guillén, Ramón Antonio Veras, Manuel Bueno Pérez, Pedro Sánchez, Luis Prud'homme, El Haitianito, Pedro Jaime Tineo Tejada, Juan Enrique Batista Liriano, Henrich Streese Cepeda, El Alemán, Jorge Marín, José Emilio Soriano Valverde, Pedrito Pérez, Miguel Ramírez, Ramón Gómez, José Lázaro Gil Castillo, Rafael Colón, Blas Basilio, el Chino Liviano, Manuel Medina y Enrique Perelló. La no identificación del grupo restante se debe a que solamente Wenceslao Guillén sabía quiénes eran todos los integrantes «que funcionaban como células independientes en distintos barrios de Santiago»,20 pero nunca los denunció a pesar de haber sido el más torturado de todos los que fueron a parar a La 40. En realidad, «lo que más llamó la atención a los demás presos en La 40 fue, primero, la edad de los integrantes del grupo de Los Panfleteros, segundo, la valentía demostrada por ellos ante sus verdugos, y, tercero, la saña con que se lanzaron en su contra los matones al servicio del régimen de Trujillo».21 Tal y como dice el Dr. Julián Ramia: «Hay que deducir cuánto valor, dignidad y principios tenían esos muchachos para arriesgarlo todo sin esperar otra recompensa que la satisfacción del deber cumplido».22 No obstante los peligros sufridos y la milagrosa forma como pudo conservar su vida, el Dr. Veras retoma la producción de panfletos con Manuel Bueno en el mes de mayo de 1960. Unos meses después, en agosto de ese año, se une a las actividades, mítines y manifestaciones organizadas por el Movimiento Popu Doctor José Tallaj en carta al licenciado Juan Daniel Balcácer, citada por el autor en la p. 28. 21 Ramón Antonio Veras, ob. cit., p. 16. 22 Ibídem, p. 34. 20
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lar Dominicano y es apresado varias veces. De ahí en adelante su historia De la calle a los estrados por justicia y libertad (como reza el título de otro de sus libros) es ya bastante conocida y reconocida. Siempre ha sido importante mantener el reconocimiento y adoptar una clara posición frente al significado de los testimonios de nuestros mayores y el papel que estos desempeñan en las comunidades regionales y locales. Con la producción de este nuevo libro, el Dr. Ramón Antonio Veras se consagra nuevamente como una personalidad referencial de nuestra identidad, como parte del patrimonio histórico de lo cotidiano, capaz de contribuir a la construcción de una ciudadanía democrática. El carácter testimonial del Dr. Veras, como representante vivo de los procesos históricos, culturales y sociales, nos pone frente a su autenticidad y nos desafía con su coherente y perdurable identificación con los más sanos principios, valores y prácticas cívicas que necesitamos para vislumbrar el desarrollo de nuestra nación. Por estas razones, se puede hacer un parangón entre la declaración de «don Segundo» que copio debajo,23 y la que podría hacer don Negro, como también me gusta llamarlo, con el «don» que lo considera honorífico y respetuoso: Para que el recuerdo de un hombre se prolongue y su memoria se proyecte más allá de la existencia material es necesario que las obras realizadas por él conserven encendida la llama del recuerdo mostrando a las generaciones que los siguen el ejemplo de haber servido a la comunidad. Nada queda de quien vivió sin preocuparse por la vida de sus semejantes. He tratado de reproducir mis vivencias para las generaciones futuras sin menoscabar a nadie lo que yo he vivido y compartido en mi pueblo con su gente. Nuestra misión no es asociar errores a nuestros recuerdos queridos, sino revisar
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Trabajo de gestión cultural: Marta Arabia, «Reconocimiento de la identidad a través de la memoria de nuestros mayores». Entrevista a un hombre de pueblo: «Don Segundo», Miramar, Buenos Aires. S/F.
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Ramón Antonio, Negro, Veras nuestras frustraciones como comunidad mostrando que hay tareas por realizar.
La elaboración de este libro de parte del Dr. Veras hace realidad el deseo de su compañero panfletero Manuel A. Bueno cuando solicitó: «Debemos continuar rescatando del anonimato a nuestros verdaderos héroes y mártires, dando a conocer su ideario, su trayectoria de lucha y afanes revolucionarios, reconociéndoles como nuestros únicos prohombres, acreedores de honrar con sus nombres nuestras escuelas, plazas y calles principales, desplazando muchos falsos ídolos de barro que ocupan esas posiciones señeras».24 Aunque todavía no se haya podido desplazar completamente a esos falsos ídolos de barro, sí se puede asegurar que con la publicación de Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición el Dr. Veras le ganó al tirano su última oportunidad de volver a vencer. Y es así, porque dicen que «el verdugo mata siempre dos veces, la segunda por medio del olvido».25 No obstante, gracias a los trabajos del Dr. Veras, esta afirmación no se aplicará a los Panfleteros de Santiago. Rafael Emilio Yunén, Santiago de los Caballeros, 15 de noviembre de 2009.
Manuel Bueno P., Cárcel y guerra, N/D, Santo Domingo, Editora Taller, 1991. 25 Elie Wiesel, Premio Nóbel de la Paz 1986. Citado por Gabrielle Lorne, periodista de RFO-A.I.TV, en: «La memoria reencontrada de los dominicanos». El Correo de la UNESCO, Núm. 9, 2009. 24
Introducción
El ser humano no en todo momento se siente a gusto expresando por escrito su sentir con relación a un fenómeno o hecho de cualquier naturaleza. Digo esto porque, por ejemplo, Dedé Mirabal esperó cuarenta y nueve años para exponer en un libro, Vivas en su Jardín, sus vivencias con relación a su familia y en particular al hecho ocurrido el 25 de noviembre del año 1960, cuando fueron asesinadas sus hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal junto con su chofer, Rufino de la Cruz. Solamente después de transcurridos veintiún años, Manuel Armando Bueno Pérez y yo escribimos sobre Los Panfleteros de Santiago; yo lo hice el 26 de enero del año 1981, y Manuel, el 20 de febrero del mismo año. Luego, en marzo del año 2007, la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, editó el libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo. Tomando como base documentos y testimonios aportados por mí y por catorcistas que fueron compañeros de Los Panfleteros en La 40, en fecha 8 de febrero del año 2009, fue estrenado en New Jersey el documental Los Panfleteros de Santiago. También ese mismo día fue puesta en circulación, en la misma ciudad, una segunda edición ampliada del libro, con el título Los Panfleteros de Santiago, editada por Néstor Montilla y María Teresa Feliciano. Posteriormente, en fecha 25 del mes de junio del año 2009 y los días 23 y 26 de julio del mismo año, fue exhibida en el condado del – 25 –
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Bronx, en Santo Domingo y Santiago, respectivamente, la cinta Los Panfleteros de Santiago. En razón de que el libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo recoge, principalmente, el origen, formación, actividades y detención de los miembros de la Unión de Grupos Revolucionarios Independientes de Santiago (UGRI); con el presente trabajo deseo hacer un pequeño aporte, exponiendo los testimonios de cómo fueron asesinados Los Panfleteros y desaparecidos sus cadáveres, así como otros hechos relacionados con ese grupo de jovencitos que hizo firme resistencia a la tiranía de Trujillo. Debo precisar que la razón por la cual se repiten en varias partes de este escrito los nombres de los actores, autores y sus obras, es porque solamente ellos fueron testigos de los hechos aquí narrados, tales como las torturas a que fueron sometidos Los Panfleteros; la carta que se les hizo firmar supuestamente para ponerlos en libertad, la posible fecha en la cual fueron asesinados, el traslado de los cadáveres en los vehículos en los cuales fueron introducidos y llevados a lugares hasta ahora desconocidos. Muchos de los escritos que figuran en esta obra fueron publicados en el periódico La Información, con el título «Los Panfleteros de Santiago: Héroes y Mártires», de fechas 8, 11, 12, 13, 14, 15, 18 y 19 de julio de 2005. Para ubicar al lector, debo decir que comenzaré este documento con citas de personas que han externado sus criterios con relación a las circunstancias en que fueron torturados Los Panfleteros de Santiago.
I
Los Panfleteros. La 40. La firma de una carta. Las torturas. Desaparición y traslado de los cadáveres El doctor Euclides Gutiérrez Félix, en un artículo publicado en el periódico Hoy, en fecha 15 del mes de junio del año 2001, escribió lo siguiente: Los Panfleteros de Santiago era un grupo de adolescentes, estudiantes de primaria y secundaria que ascendía a 35. Su líder u organizador se llamaba Wenceslao Guillén, pero el redactor de los panfletos que circularon en aquel entonces, antes de la conspiración «Catorcista», lo fue Manuel Armando Bueno Pérez. Detectado y ubicado el grupo juvenil, fueron detenidos y confinados en La 40. De los 35 solo tres salvaron la vida: Manuel Armando Bueno Pérez, porque era sobrino de Ernesto – 27 –
Wenceslao Guillén.
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ramón antonio, Negro, Veras Pérez Guillén, coronel del Ejército y antiguo jefe del SIM, y Ramón Antonio Veras, alias Negro, conocido abogado santiaguero, porque no fue delatado por sus compañeros. El otro sobreviviente según versiones, se llama Pedro Sánchez. Pocos, muy pocos, recuerdan el sacrificio de estos jóvenes santiagueros que representan uno de los episodios más dramáticos y aterradores de la dictadura trujillista. Su sacrificio, espontáneo, heroico, ejemplar, no ha recibido el verdadero reconocimiento a que es merecedor como otros lo han recibido en honores y recompensas materiales y sus acciones deben ser presentadas a la juventud como expresión de sacrificio cívico por el pueblo.
El mismo doctor Euclides Gutiérrez Félix, en su obra Trujillo: monarca sin corona, en las páginas 462-464, primera edición de febrero del año 2008, refiriéndose a Los Panfleteros de Santiago, dice: Días antes de haber sido develado el Movimiento Catorcista fueron apresados en Santiago cerca de treinta jóvenes acusados de laborar y poner en circulación, en el transcurso del mes de diciembre de 1959, un panfleto o volante en contra de Trujillo escrito a mano que tenía la siguiente inscripción «VIVA LA REVOLUCIÓN ABAJO EL TIRANO LIBERTAD O MUERTE», en la parte de abajo el volante decía: «Unión
Grupos
Revolucionarios
Independientes U.G.R.I.» y en el dorso la siguiente inscripción: «Con Perdón de la Expresión Trujillo es UN MIERDA». Los integrantes de ese grupo eran adolescentes cuya Doña Thelma Gómez de Guillén, madre de Wenceslao Guillén. Actualmente reside en Santiago.
edad fluctuaba entre los quince y veinte años y actuaban bajo el liderato de Wenceslao Guillén, alias Wen, que había hecho una labor
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de proselitismo y había incorporado a treinta y dos jóvenes de su localidad, de los cuales veintinueve fueron detenidos. Según versiones, veintisiete fueron asesinados en La 40 las noches del veintinueve y treinta de enero de 1960. El redactor de los panfletos, apenas tenía quince años de edad y que fue uno de los sobrevivientes, era Manuel Bueno Pérez, que moriría muchos años después y que militó como revolucionario, después del ajusticiamiento de Trujillo, en las filas del 14 de Junio y participó como combatiente en el Movimiento Constitucionalista que se inició en abril de 1965 y que, a partir del veintiocho de ese mes, se enfrentó a las tropas de intervención de los Estados Unidos. Manuel Bueno Pérez relató al autor de este ensayo biográfico-político detalles de la valiente y arriesgada acción que ellos llevaron a cabo en la ciudad de Santiago. Confesó que después de redactados los volantes que se pusieron a circular, Wenceslao Guillén le ordenó que en el respaldo del volante se inscribiera la frase «Con Perdón de la expresión Trujillo es UN MIERDA». Fue al parecer esa alusión y ofensa personal a Trujillo lo que determinó la muerte de sus compañeros, que según el testimonio de importantes jefes militares del régimen no fue informado al dictador, porque «esos muchachos no tenían importancia social», ya que provenían de sectores populares de la ciudad de Santiago, contrario a la mayoría de los dirigentes y miembros del Movimiento Revolucionario 14 de Junio.
El organizador y principal dirigente de Los Panfleteros de Santiago, Wenceslao Guillén, demostró firmeza y valor ante sus torturadores. Manuel Armando Bueno escribió de Wenceslao Guillén lo siguiente: Ya en La 40, Wen se destacó –frente a sus torturadores–, de la mayoría de los jóvenes que iban cayendo prisioneros, por su valentía y extraordinaria capacidad para resistir el dolor, y su firmeza para enfrentar los interrogatorios manteniendo sus posturas. Sentado en la silla eléctrica, y viendo sus
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Ramón Antonio, Negro, Veras captores que no había forma de arrancarle una confesión que delatara a sus colaboradores –puesto que sostenía que había trabajado solamente con los pocos que ya se encontraban detenidos–, uno de los esbirros pidió que le trajeran el cuchillo de la cocina, y cuando procedía a clavarlo en su escroto para arrancarle los testículos, un compañero que observaba frente a él esta malvada operación –y quien había resistido previamente los corrientazos, ya que trabajaba como liniero en la Compañía de Electricidad–, no pudo resistir tan macabro espectáculo, y gritó: «Wen, ¿te vas a dejar matar? Déjenlo, que yo voy a hablar». Por este y muchos otros gestos de valor, los matones a sueldo de La 40 le apodaron «el célebre Wen», y así le hacían llamar de la solitaria para cada interrogatorio.1
La Fundación Testimonio, al opinar con relación a Los Panfleteros de Santiago, ha dicho: Quedó grabada en la memoria histórica de los presos de La 40, la noche del 27 de enero de 1960, en la que fue anunciada a los Panfleteros de Santiago su excarcelación y después de firmar un documento oficial, fueron asesinados casi todos sus componentes, a los que se le introducían estiletes de hierro afilado en el corazón y otros estrangulados, luego sus cadáveres entrados en sacos de henequén y depositados en los baúles de los carros del SIM para ser transportados a una tumba que nunca sería encontrada.2
La matanza de Los Panfleteros En el libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, consta el testimonio del doctor Rafael Valera Benítez, quien escribió lo siguiente: El Sol, edición del 5 de febrero de 1981. Boletín de la Fundación Testimonio.
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La noche del 29 y el amanecer del 30 de enero de 1960, un total de 27 muchachos con una edad promedio de 13 o 14 años, fueron asesinados en La 40. El grupo había sido denominado «Los Panfleteros de Santiago», por haber impreso y distribuido un volante en la ciudad de Santiago de los Caballeros, en el que se insultaba a Trujillo y se exhortaba al pueblo a la insurrección. Algunas de las víctimas tenían solo diez y once años. Eran niños en realidad. Pero el tirano era en especial sensitivo con su persona y ese tipo de conducta oposicionista estaba deparada, pues, para la máxima sanción. Unos días antes, se le hizo firmar a cada uno una carta en la que daban constancia de haber sido puestos en libertad por orden de Trujillo y agradecían tal medida: era una añagaza para obtener una falsa prueba de que el SIM los había libertado y para no responder de sus desapariciones luego de que fueran asesinados. Durante dos noches estuvimos asistiendo a algo nuevo para nosotros: unos repentinos y totales apagones y el cierre de la doble puerta de hierro y madera de cada celda. Todo estaba cerrado por completo y oscuro como boca de lobo: era el escenario para la matanza. En esas noches, no cesaron de oírse alaridos y jadeos aún en medio del ruido que hubo que producir con el motor de una inservible camioneta que utilizaban, en ocasiones, para ahogar las manifestaciones excesivas de las matanzas. Detrás de los muros que nos aprisionaban, en medio de la oscuridad, se desarrollaba una orgía de sangre que nosotros, sin embargo, percibíamos. Un equipo de matarifes, encabezado por el estrangulador Manolo Domínguez, uno de los más depravados asesinos de todo el régimen trujillista, ejecutó la matanza de los adolescentes de Santiago. La brutalidad exhibida por la tiranía contra «Los Panfleteros de Santiago», abrió los cauces a través de los cuales la indignación se propagó hasta los círculos más íntimos del dictador.3
Fundación Testimonio, Complot develado, 2da. edición, Editora Mediabyte, Santo Domingo, abril de 2005.
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La experiencia vivida por el ingeniero Cucuyo Báez Pérez también figura en la obra Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo. Él hace su relato así: El 28 de enero fue la noche más trágica y espeluznante que pasé en La 40. Un grupo de panfleteros de Santiago, casi todos muchachos muy jóvenes de Marilópez, Nibaje y del callejón San José de Santiago, fueron traídos de la cárcel del kilómetro 9 a firmar una carta dirigida a sus familiares donde les decían que los iban a dejar en libertad esa misma noche. Después de estampar sus firmas, fueron conducidos al pasillo de nuestras celdas. Creyendo en la promesa se despidieron; en cuanto llegaran a Marilópez le dirían a mi madre doña Leila Maldonado, su maestra, que me habían visto bien. Todos estaban felices por su posible libertad. Transcurridas algunas horas comenzamos a escuchar algunos quejidos y muchos ruidos, luego una tranquilidad asustadiza. Me subí hasta la claraboya de la celda y vi cómo sacaban unos sacos llenos y los metían en el baúl de unos carros. El contenido de los sacos eran Los Panfleteros. Los iban asesinando de una punzonada en el corazón.4
El licenciado Tony Raful, en su obra Movimiento 14 de Junio, refiriéndose a «Los Panfleteros de Santiago», dice: Matan 24 jóvenes de Santiago en La 40 inicia etapa legal de la agrupación 14 de Junio. 24 jóvenes antitrujillistas de Santiago fueron electrocutados en la cárcel La 40 en la famosa silla eléctrica. Se conocieron con el nombre de «Los Panfletistas» y conspiraron contra la dictadura de Trujillo distribuyendo volantes anti-gobiernistas y pegando en los postes de luz de la ciudad cibaeña un letrero que decía: «Trujillo es un mierda».5
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Rafael Cucuyo Báez Pérez, La fuerza de mis vivencias. Tony Raful, Movimiento 14 de Junio, historia y documentos.
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Encuentro de panfleteros El día sábado dos de marzo del año 1957, a las ocho horas de la mañana, mientras me encontraba leyendo en el Ateneo Amantes de la Luz, se me acercó un joven de unos dieciséis años de edad, y me preguntó, ¿tú eres Negro Veras? Sí, le contesté. Me apresuré en preguntarle cuál era su nombre y quién le había dicho que me dicen Negro, y para qué quería saber si yo era Negro Veras. El joven me dijo llamarse Wenceslao Guillén; que un estudiante compañero suyo de nombre Juan Enrique Batista Liriano le había hablado de mí, y que quería saber con certeza mi nombre para que discutiéramos algunos temas de literatura. Le dije al joven Guillén, que con mucho gusto, que en cualquier momento nos podíamos volver a encontrar para hablar de literatura y de cualquier otro tema. «Sí, de cualquier otro tema hablaremos». «¿Cuándo y dónde nos podemos reunir?», me preguntó Guillén. «El próximo lunes día 4, a las ocho de la noche, en la 30 de Marzo esquina El Sol nos vamos a encontrar y de ahí partiremos a pie caminando toda la calle El Sol hacia arriba. «Correcto, nos veremos el próximo lunes», me respondió Wen. El lunes, a las 7:55 de la noche, me encontré con Wenceslao Guillén en la calle El Sol esquina «30 de Marzo», donde estaba la tienda La Riera, tal como habíamos acordado. De inmediato comenzamos a caminar por la calle El Sol hacia arriba, por la acera izquierda. El joven Guillén fue franco y abierto conmigo. Me dijo: Mira Negro Veras, no nos vamos a engañar, tú y yo estamos en una misma posición política, lo único que falta es unirnos y así como nosotros hay muchos jóvenes aquí en Santiago; lo que tenemos que hacer es ponernos de acuerdo para trabajar unidos y que las fuerzas no estén dispersas.
Ya Juan Enrique Batista Liriano me había dicho que Wenceslao Guillén y él estudiaban juntos en la Escuela Normal, y que era un joven de plena confianza para asuntos de lucha política.
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Por la información que me había dado Juan Enrique, y la forma franca con que me abordó Guillén, estaba en condición de hablar sin reservas con quien llegaría a ser mi mejor amigo y compañero hasta el momento de ser detenido y luego asesinado. A partir de ese lunes 4 de marzo de 1957, mantuve un contacto diario con Wen. Ese primer lunes sostuvimos una conversación durante tres horas, subimos y bajamos la calle El Sol sin detenernos para no despertar sospecha. Por la manera en que Wenceslao Guillén hablaba comprendí que estaba bien informado de las actividades antitrujillistas y que mantenía comunicación con otros jóvenes que también se oponían al régimen de Trujillo. Me pregunté: ¿cómo puede este muchacho tan joven tener tantos datos de la lucha antitrujillista? Ciertamente, Wenceslao Guillén estaba bien informado de la lucha antitrujillista porque desde niño se mantenía al tanto de las conversaciones y reuniones que sostenían grupos antitrujillistas vecinos suyos. Cerca de su casa, en la calle General Valverde, varios hombres se reunían en Santiago todas las tardes e intercambiaban opiniones en torno a la situación política del país. Wenceslao Guillén, por cuestiones de edad, no participaba en las conversaciones, pero sí escuchaba las críticas negativas que se formulaban contra Trujillo y sus seguidores. Los hombres que se reunían cerca de la casa de Wenceslao constituían lo que se conocía entre ellos mismos como el «Grupo de Teodosio Pichardo». De este grupo se recuerda al doctor Ramón Cabral, Augusto (Quique) Cepeda, Eladio Rivas, Luis Demesa, José Ramírez, Saúl Petitón y Balín Bonnelly. Cada uno de estos hombres tenía su motivación para ser contrario al régimen de Trujillo. La mayoría había perdido amigos que habían sido eliminados, en una u otra forma, por la dictadura de Trujillo, como el caso del doctor Ramón Cabral que sentía la Porfirio Gómez. pérdida de su amigo Desiderio Arias.
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Posteriormente, Wenceslao Guillén, Manuel Bueno y yo constituimos la primera célula de lo que hoy se conoce con el nombre de «Los Panfleteros de Santiago».6
Luis Gómez Pérez El día que en nuestro país sea derrotada la ignorancia, la confusión y la politiquería, el pueblo dominicano se dará cuenta de que las tímidas libertades que disfrutamos hoy no han sido una concesión, sino el resultado de grandes batallas, sacrificios y sufrimientos de los mejores hijos de esta tierra. El libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, puesto en circulación el jueves 24 de mayo del año 2007 en el Ateneo Amantes de la Luz, fue presentado por el doctor Luis Gómez Pérez. Es posible que muchos dominicanos y dominicanas de 47 años de edad o menos, ignoren quién es ese dominicano ejemplar, valiente, honrado y sensible. Para aquellos que tengan la oportunidad de leer el libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, les recordamos que Luis Gómez Pérez fue de los fundadores del movimiento clandestino 14 de Junio y que, por ser miembro de esa organización en el año 1960, estuvo preso en el centro de torturas conocido como La 40. Para que se conozca cuál fue la posición mantenida por Luis Gómez ante sus torturadores, transcribo a continuación el testimonio del doctor José Tallaj, compañero de prisión de Gómez Pérez en La 40: No recuerdo bien si fue la misma noche de mi prisión o fue una de las noches siguientes cuando llegaron con el doctor Luis Gómez Pérez preso y, al interrogarlo, como él negaba todo conocimiento o participación en la trama, estando desnudo y esposado, el capitán Minervino y César Rodríguez Villeta, tomaron cada uno un bastón de electricidad (picana) y se los colocaron en ambos testículos, uno de cada lado, haciendo presión. Como lo tenían contra la pared no podía
El Nacional, edición de 2 de marzo de 1981.
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Ramón Antonio, Negro, Veras tener movimiento ninguno de desquite y pude ver el rictus de dolor en su cara, a la vez que por efecto de la electricidad, aplicada directamente en sus testículos, el pene fue entrando en erección cada vez más marcada y, además, evacuó el intestino; no pude ver más de ahí pues volteé la cara a otro lado por lo que no puedo testificar si a la vez eyaculó. No obstante esto, lo único que decía el torturado con una voz temblorosa debido a la contracción muscular era: —Yyyo nnno sé sé nanadda. Ante esta resistencia que no esperaban cesaron con su tortura y tomó el capitán Minervino una fusta y le lanzó un fustazo a la cara de Luis Gómez, este le evadió y el golpe lo recibió en la región lateral izquierda del cuello y parte superior del tórax y con una rapidez vertiginosa Minervino le lanzó cruzado 8 o 10 fustazos a un lado y otro de la cara y con la misma velocidad trataba de evadirlos Luis, moviendo la cabeza a un lado u otro de tal suerte que se le pegaban en los laterales del cuello y lateral y supraesternal, quedando al final marcado como si fuera un cuello de guayabera. Ni aún así, dijo nada. Viendo esta valentía, Minervino que si bien era malo era guapo (cualidades que raramente coinciden), con palabras de admiración le dijo: —Pero muchacho del carajo, es que te vas a dejar matar sin hablar. —Yo no sé nada. —¿No ves que ya lo sabemos todo? —Yo no sé nada. —Si este hubiese sido el primer preso lo hubiéramos tenido que matar y no le hubiéramos sacado nada —dijo Minervino. —Llévenselo y tránquenlo para no tener que matarlo.7
Así de firme se comportó el doctor Luis Gómez Pérez ante sus torturadores, y al igual que todos los dominicanos dignos y honra-
El Nacional, edición de 12 de mayo de 2007.
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dos, nunca le ha pasado recibo al pueblo dominicano por su lucha social y política que todavía hoy mantiene en el escenario que considera más conviene a nuestro pueblo.
Manuel y Los Panfleteros Wenceslao Guillén reunía muchas condiciones de dirigente político; sabía en qué momento se debía y podía hacer cada cosa. El día 15 del mes de diciembre del año 1959, mientras él y yo nos encontrábamos sentados en el Parque Duarte de la ciudad de Santiago, me dijo: «Mira, Negro, debemos hacer una labor política en el curso de este mes, ya que está finalizando el año y tenemos que dejar en la conciencia del pueblo un hecho político para que las fiestas navideñas no hagan olvidar el trabajo hecho durante el año». ¿Qué labor crees que podemos realizar? Le pregunté a Wen; «Debemos inundar de volantes la ciudad de Santiago», me respondió. Le expliqué a Wen que la elaboración de volantes requería poner en acción a varias personas y que, además, podía poner en peligro a toda la organización. «¿Qué colaboración tú puedes aportar para los volantes?», me preguntó Wen. «Yo me encargo de buscar el papel, la tinta, la almohadilla y la madera donde se ha de elaborar la literatura que deben contener los volantes», le contesté. «Yo pongo el lugar donde se han de hacer los volantes y buscaré a la persona que los hará», dijo Wen. ¿Dónde se van a elaborar los volantes y quién hará el trabajo?, le pregunté. «El lugar más apropiado para eso es hacer un hoyo debajo del piso de mi casa, y la persona de mi confianza para todo el trabajo es Manuel Bueno», me respodió. «Pero Manuel Bueno es muy muchacho», le objeté. «Sí, pero él es serio, prudente y además es el único del grupo que reúne condiciones para la labor de artista que requiere hacer las letras y el molde en madera de los volantes. No te preocupes, Negro, que todo saldrá bien; búscate el papel, la tinta, la almohadilla y la madera que yo me encargo, junto a Manuel Bueno, de todo lo otro».
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Los volantes fueron elaborados por Manuel Bueno, con una perfección tal que parecían haber sido impresos en una imprenta de nuevo tipo; contenían la siguiente leyenda en la parte frontal: ¡Viva la Revolución!, ¡Abajo el Tirano!, ¡Libertad o Muerte! UGRI. En el reverso se leía: «Con el perdón de la expresión, Trujillo es un Mierda». Una vez terminada la labor de impresión, Wen convocó a todos los miembros de la organización que estuvieran dispuestos a distribuir los volantes. Treinta y dos aceptamos participar en la distribución; de los treinta y dos, veintinueve fueron detenidos; de los 29 detenidos, dos quedaron con vida y 27 fueron asesinados en La 40. El grupo de Wen fue conocido en La 40 como «Los Panfleteros de Santiago».8 Wenceslao Guillén tenía toda la razón, conocía perfectamente lo talentoso que desde niño fue Manuel Armando Bueno. A raíz de la muerte de este, Rubén Echavarría, refiriéndose a Manuel, dijo: Manuel era un hombre no solamente valiente sino también talentoso. Dominaba siete idiomas. Hay hombres que mueren una vez, Manuel Bueno murió un millón de veces y a pesar de todo siguió adelante sin detenerse en su acompasado trajinar por este mundo. No se detuvo al ser bárbaramente torturado en «La 40». No se detuvo ante aquel golpe bestial con un tubo que le propinaran posteriormente, destrozándole el brazo y obligando a su extirpación inmediata. No se detuvo a pensar ni en la venganza cuando al tener la vida de aquel perverso en sus manos, lo perdonó. No se detuvo al ser sometido durante más de dos años a torturantes diálisis ni a ser intervenido después a un trasplante de riñón.9
Recuerdo ahora que días antes de morir Manuel, hablé con él en la ciudad capital y me dijo: «Negro, de la célula inicial de los El Nacional, edición de 6 de marzo de 1981. Hoy, mayo de 2003.
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panfleteros ahora solamente vas a quedar tú; espero sigas la línea que nos trazamos en 1959, de no transarnos con los enemigos del pueblo dominicano». Espero cumplir con los deseos de quien, conjuntamente con Wenceslao Guillén, formó junto a mí la célula principal del grupo que hoy se conoce como «Los Panfleteros de Santiago».
Los Panfleteros y un vegano El panfleto que motivó la eliminación física de «Los Panfleteros de Santiago» fue elaborado por Manuel Bueno en forma tan perfecta que los servicios de inteligencia de Trujillo se formaron la idea de que había sido hecho en una imprenta. El vegano José Peralta Michel, quien fue torturado en La 40, narra lo que le ocurrió a él con relación a Los Panfleteros de Santiago. Él expone su testimonio así: En los últimos días del mes de enero de 1960, el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) había hecho prisioneros a varios jóvenes de Santiago, casi todos menores de 20 años, quienes se habían constituido en grupo de resistencia contra la tiranía, los que habían confeccionado unos volantes de denuncias contra el trujillato, que fueron distribuidos en aquella ciudad. Pero mientras los verdugos ejercían toda su saña contra los jóvenes revolucionarios santiaguenses, no habían logrado detectar al responsable de la confección de dichos volantes subversivos. He aquí donde los jefes del SIM recuerdan que hay un vegano en La Victoria preso que confeccionó dos clichés y redactó sus mensajes en contra de Trujillo, que convertidos en volantes fueron distribuidos en La Vega y San Francisco de Macorís y, desde luego, deciden mandar a buscarme a la cárcel para establecer mi posible vínculo en la composición de los volantes de los «Panfleteros o Panfletistas de Santiago», nombre con el que se reconoce al grupo de jóvenes mártires de Santiago.
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Ramón Antonio, Negro, Veras Lo que sucedió fue que mientras yo estuve alrededor de una hora sentado solo y esposado en una pequeña oficina, los verdugos en el cuarto de torturas, basados en su incontenible furia, consiguieron el nombre de su autor. Y es en aquel momento que deciden devolverme a La Victoria. Lamentablemente, sin excepción, todos los jóvenes históricos de Santiago, luego de haber sido expuestos a una despiadada tortura, fueron vilmente ejecutados en «La 40».10
Lo vivido por Peralta Michel, al igual que por otros que pasaron por el centro de torturas La 40, demostró el sufrimiento de los jóvenes panfleteros de Santiago. Por los testimonios de los distintos hombres que coincidieron con ellos en La 40, se evidencian los terribles tormentos a que fueron sometidos, antes de ser asesinados Los Panfleteros de Santiago. Lo que más llamó la atención a los demás presos en La 40, con relación a Los Panfleteros de Santiago, fue, primero, la edad de los integrantes del grupo, segundo, la valentía demostrada por ellos ante sus verdugos y, tercero, la saña como se lanzaron en su contra los matones al servicio del régimen de Trujillo. La ejecución, la misma noche, de todos Los Panfleteros de Santiago, es un capítulo inolvidable dentro del rosario de crímenes durante la Era de Trujillo, y se une al de los sargentos de la Aviación, al de las hermanas Mirabal y el grupo del 30 de Mayo.
Hoy en Santiago Con motivo de la puesta en circulación del libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, escribí un artículo en el que dije: Los santiagueros y santiagueras tienen esta noche una cita con la solidaridad que es la más alta expresión del ser humano. A las ocho de la noche se inicia en el Ateneo Amantes El Nacional, edición de 19 de mayo de 2007.
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de la Luz la puesta en circulación del libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, obra que recoge el testimonio de varias personas que fueron amigos, compañeros de lucha y de prisión del grupo conocido como Los Panfleteros de Santiago, integrado por jóvenes que luego de ser torturados en el centro de torturas La 40, posteriormente fueron asesinados. La noche de hoy, los hombres y mujeres de Santiago, tomando como motivo de presentación el libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, y como punto de encuentro el Ateneo Amantes de la Luz; les darán un abrazo fraterno a las madres, a los padres, hermanos y a algunos de los hijos de los heroicos, valientes y entregados a la lucha por la libertad de nuestro pueblo: Los Panfleteros de Santiago. Muchos de los que asistan esta noche a la presentación de la obra Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, tienen una deuda de gratitud y reconocimiento con Los Panfle-
Esta es la casa No. 34 de la calle General Valverde, de la ciudad de Santiago de los Caballeros, donde fueron elaborados los panfletos. Aquí residía Wenceslao Guillén. (Fuente: Archivo personal de Ramón A. Veras).
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Ramón Antonio, Negro, Veras teros de Santiago, por el hecho de ellos guardar silencio, por hacerle honor a la palabra dada, por no mencionar el nombre de sus demás compañeros de lucha clandestina: Los Panfleteros de Santiago fueron salvajemente torturados y luego asesinados. La lucha llevada a cabo por Los Panfleteros de Santiago, debe servir de ejemplo para los dominicanos y dominicanas que aspiran a vivir en una sociedad justa y de plena libertad como la que ellos soñaron. Con su accionar político ellos demostraron su preocupación por la liberación del pueblo dominicano de las cadenas de la opresión. La juventud dominicana debe conocer el contenido del libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, para que se dé cuenta que las tímidas libertades que disfrutamos hoy es el resultado del sacrificio, la inmolación y el desinterés, entre otros, de un grupo de jovencitos que entregaron sus vidas por la libertad del pueblo dominicano. Los criminales al servicio de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina, les aplicaron a Los Panfleteros de Santiago toda clase de tormentos hasta el momento de ser asesinados. La profanación, la impiedad y todas las cosas feas que pueden salir de un cerebro humano malvado fueron lanzadas contra Los Panfleteros de Santiago. Poco a poco, los dominicanos y dominicanas van a ir conociendo su historia reciente y solamente así se darán cuenta de que lo mejor de nuestro pueblo ha sido víctima de las maquinaciones de aquellos que se han preocupado por mantener en el olvido, el anonimato, a los que real y efectivamente han luchado sin buscar beneficios materiales. Se comienza a conocer la lucha de Los Panfleteros de Santiago con la presentación del libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo. Bien lo dijo Manuel Armando Bueno, uno de los fundadores de lo que se conoce hoy como el grupo de Los Panfleteros de Santiago, cuando escribió: «Debemos continuar rescatando del anonimato a nuestros verdaderos héroes y mártires, dando a conocer su ideario,
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su trayectoria de lucha y afanes revolucionarios, reconociéndoles como nuestros únicos prohombres acreedores de honrar con sus nombres nuestras escuelas, plazas y calles principales, desplazando muchos falsos ídolos de barro que hoy ocupan esas posiciones señeras».11
Sobre Los Panfleteros Pedro Jaime Tineo Tejada En el año 1950 conocí a la persona que me expuso las primeras ideas con relación a lo que era el régimen de Trujillo, los abusos que cometía y la naturaleza despótica de su gobierno. Pero el encuentro con Wenceslao Guillén, el día sábado 2 de marzo de 1957, me permitió comenzar a llevar a la práctica mis ideas y sentimientos contra la dictadura de Trujillo. La primera reunión de tipo político entre Wen y yo fue el día lunes 4 de marzo de 1957. Las acciones de propaganda clandestinas en firme las llevamos a cabo, ya como Unión de Grupos Revolucionarios Independientes (UGRI), el día 24 de octubre de 1959, y consistió en la repartición de grapas para bloquear el tránsito de vehículos y así quitarle brillo a la inauguración del campeonato de béisbol profesional. La acción de las grapas motivó a los grupos organizados en la UGRI a elaborar unos panfletos, los cuales fueron confeccionados por Manuel Bueno, debajo del piso de la casa de Wenceslao Guillén, ubicada en la calle General Valverde No. 34 de Santiago de los Caballeros. Luego los panfletos fueron entregados, por Wenceslao Guillén, a los encargados de la repartición, la tarde del día 5 de enero del año 1960, en la parte de atrás del Cementerio Municipal de Santiago. La distribución se llevó a cabo ese mismo día en Santiago entre 8 y 9 de la noche. El panfleto decía en la parte frontal así: Atención. ¡Viva la revolución! ¡Abajo el tirano! ¡Libertad o muerte! (UGRI).
El Nacional, edición de 24 de mayo de 2007.
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En el reverso el mismo panfleto decía así: «Con perdón de la Trujillo es un mierda». Luego de distribuirlo, el día 15 de enero de 1960, en horas de la noche, fue detenido en su residencia Wenceslao Guillén. Esa misma noche fueron apresados Luis Prud’homme y Pedro Jaime Tineo Tejada. Una vez que supe que el grupo de la UGRI estaba descubierto, tomé medidas de seguridad alojándome en casas de vecinos, iglesias y otros lugares. Luego fui informado que Wenceslao Guillén y los demás compañeros habían sido duramente torturados en La 40. El día 21 de enero de 1960 a Los Panfleteros de Santiago se les trasladó desde La 40 al Palacio de la Policía Nacional en la ciudad capital. Posteriormente se les reintegró a La 40 donde los asesinaron el día 29 de enero del año 1960. En total 27 fueron eliminados. Después del asesinato de los 27 panfleteros, Trujillo, consciente de lo indignado que estaba el pueblo de Santiago, fue a esta ciudad y declaró que quería servirle a Santiago como gobernador. Los que quedábamos de Los Panfleteros distribuimos por las calles de Santiago un panfleto que decía así: «NOS VISITA TRUJILLO, UN LADRON QUE QUIERE SER GOBERNADOR DE UN PUEBLO QUE NO LO QUIERE NI COMO SERENO. VIVAN LOS PANFLETEROS DE SANTIAGO (UGRI)». Contra ese panfleto reaccionó Trujillo con declaraciones publicadas en el periódico La Información, el día 17 de mayo del año 1960, acusando de comunistas a sus ejecutores.12 expresión
Conocer ese libro La importancia del libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, es que ha permitido en un solo cuerpo recoger distintos testimonios de ex presidiarios que vieron a los valientes jóvenes en La 40, durante las torturas y al momento de ser asesinados y desaparecidos sus cadáveres. El Nacional, edición de 31 de mayo de 2007.
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En el libro se pone de manifiesto la firmeza, el valor y coherencia de Los Panfleteros de Santiago. Ellos prefirieron morir antes que delatar a sus compañeros. Las acciones de Los Panfleteros de Santiago, reseñadas en la obra, revelan que no obstante su corta edad, ellos demostraron mucho talento, abnegación, disciplina y sentido de responsabilidad cívica y patriótica. En la obra se destaca la unificación de los distintos barrios de Santiago alrededor de la UGRI, lo que refleja el gran descontento contra el régimen de Trujillo y la correcta dirección de ese grupo en la lucha contra Trujillo. Con el libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo se comienza a hacer justicia, aunque tardía, a un grupo de jóvenes que lo único que perseguía era edificar al pueblo dominicano para que se levantara contra Trujillo. En lo adelante, el libro Los Panfleteros de Santiago… conviene que sea conocido, discutido y enriquecido con nuevos testimonios, con observaciones de testigos y también ser aprovechado por los jóvenes y algunos adultos que desconocen el sacrificio de Los Panfleteros de Santiago y su lucha contra la dictadura de Trujillo. Es de esperar que en todo el país se formen grupos para analizar, desde el punto de vista político, el surgimiento de Los Panfleteros de Santiago y su lucha contra la dictadura de Trujillo.13
Acerca de tres panfleteros Desde Baní nos escribe el señor Francisco Adolfo Bello Franjul, quien fue compañero de algunos de Los Panfleteros de Santiago y de los miembros del 14 de Junio, mientras se encontraban en el centro de torturas La 40, en el año de 1960. He aquí el contenido de la misiva remitida por el señor Bello Franjul: Para contactar a Susy Pola, conté con Pablo Mckinney y así logré comunicarme con Negro Veras. Tenía interés en viajar a Santiago desde Baní para asistir a la actividad que en esa El Nacional, edición de 2 de junio de 2007.
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Ramón Antonio, Negro, Veras localidad, se efectuaría en el Ateneo Amantes de la Luz, en recordación de los Panfleteros de Santiago. No podía comprometer mi silencio, divulgar pasajes de esa tétrica noche, obligándome a estar en Santiago. Desafortunadamente no sucedió así. Negro Veras me animó a que escribiera lo que le expresé por teléfono. Alrededor de la primera hora del 21 de enero de 1960, final del bacanal siniestro del día 20, perplejo contemplé los lacerados y desnudos cuerpos del Ing. Rubén Díaz Moreno, Manolito Baquero Ricart, Pipe Faxas y docenas más en aquel patio en que descubría el inimaginable espanto que no lograba situar en mi entendimiento de 23 años de existencia y del que comencé, en ese momento, a ser uno de los inquilinos que debería complacer la voracidad de los asesinos de La 40. Muchos fuimos los que hicimos filas para esperar entrenarnos en las caricias de los «Güevos de Toros», tocándome mi turno al amanecer del día de nuestra Señora de la Altagracia, cuando mis heridas comenzaron a expulsar la sangre de los azotes que la barbarie reclamaba para alimentar la lisonja al tirano. La alborada de ese día me recibe en una celda en que se encontraba Luis Gómez Pérez, y que más tarde ocuparon también tres muchachos de Santiago, Henrich Streese, Jorge Marín y Soriano Valverde, los que permanecieron hasta la siguiente mañana cuando fueron trasladados. Pasados tres o cuatro días fui llevado a otra celda donde estuve hasta mi traslado a La Victoria; en la misma recuerdo a los ingenieros Martínez Bonnelly, Sully Bonnelly, además de Castro Bisonó, Amaury Dargán, José Vargas Evangelista, Alfredo Terrero y otros. El día 29 del mismo mes de enero llevaron a nuestra celda a los tres muchachos de Santiago y me alegré volverlos a ver, reflejándose en sus caras la expresión de alegría cuando nos comunicaban que habían firmado una carta de agradecimiento a Trujillo por su libertad, susurrándome Amaury Dargán: «No me gustaría rubricar una carta de esa natura-
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leza puesto que no los encerrarían, debiendo estar camino de sus casas». Serían más o menos las 10:00 de la noche de ese 29 de enero de 1960, cuando a los tres jóvenes de Santiago los sacaron de nuestra celda; poco después fueron apagadas las luces del recinto, y media hora más tarde escuchábamos el acelerar de un vehículo acompañado de un sonido gutural que se fue repitiendo por largo tiempo. José Vargas Evangelista, que se había subido en el inodoro para mirar a través de los barrotes de la pequeña ventana, me llamó para que viera la razón de aquel ruido: dos hombres, uno sostenía una caja de cigarrillo, y el otro, un estilete de metal; al penetrar el preso por una pequeña puerta, uno de ellos encendía un fósforo, tal vez con el propósito de afinar la puntería, pero que simulaba encender un cigarrillo que ya lo estaba, lo que pasaba a seguidas no pude contemplarlo más de dos veces. El estilete que fue clavado y sacado casi instantáneamente de la nuca inocente, selló para siempre en mi mente el enorme pesar que me acompañará hasta la tumba. Terminada la orgía de sangre se volvieron a encender las luces, luego nos sacaron a todos para trasladarnos a las solitarias de la cárcel de La Victoria, donde el hambre, la desnudez y el fétido olor que despedíamos nos deshumanizaban. Desconozco si estos tres jóvenes fueron parte de los Panfleteros; pero sí sé que compartieron con ellos la macabra treta del destino, impuesta por la bestialidad del sanguinario monstruo de San Cristóbal y que hoy el sacrificio de estos muchachos mártires, nos sigue entristeciendo.14
El señor Francisco Adolfo Bello Franjul se refiere a tres de Los Panfleteros de Santiago asesinados el 29 de enero de 1960 en La 40. Ellos fueron: Jorge Marín, Henrich Stresse Cepeda, El Alemán, y José Emilio Soriano, Chepe.
El Nacional, edición 7 de junio de 2007.
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Sugerencias sobre Los Panfleteros de Santiago He aquí el contenido íntegro de la carta que en fecha 31 de mayo de 2007, le remitió el doctor José Tallaj al licenciado Juan Daniel Balcácer, en su condición de presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias. La carta dice así: Apreciado Juan Daniel: Mientras leía el libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, editado por la Comisión que usted dirige, iban aflorando a mi mente recuerdos almacenados en mi memoria relativos a la lucha emprendida contra la tiranía trujillista por un núcleo de hombres, la gran mayoría menores de 25 años, entre los cuales sobresalían por su juventud el de los Panfleteros de Santiago, cuya edad era menor de 21 años. No los conocí personalmente durante la clandestinidad, pero sí sabía de su existencia como grupo, pues en octubre de 1959 me informó Cayeyo Grisanti que ese grupo regaba grapas en las vías de acceso al Estadio Radhamés (hoy Estadio Cibao) el día de la inauguración del campeonato de béisbol profesional de ese año, siendo mi carro agraciado con una de ellas cuando por la Av. J. Armando Bermúdez regresaba a mi hogar a la salida del estadio. Como hago constar en el libro Un médico en La 40, recuerdos de una conspiración, de mi autoría, conocí a Manuel Bueno con quien hice el viaje prisionero hacia La 40; vi a Henrich Streese y a Pedrito Pérez cuando el 18 de enero, en la tarde, nos llevaron a firmar unas supuestas declaraciones; compartí por un día la celda número 2 de solitaria en La Victoria, con Miguel Ramírez, joven de Nibaje, quien se mantuvo cantando durante toda la mañana de ese día 22 de enero de 1960, y en la celda número 7 de esas solitarias, donde nos hacinaron a 20 presos; compartí con Ramón Gómez, José Lázaro Gil Castillo y Rafael Colón y a este último, por lo que él nos contó, creo identificarlo como el analfabeto descrito por Manuel Bueno en su obra Cárcel y guerra, extraído y reproducido en la obra editada por esa Comisión.
Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición Considero muy positiva para el conocimiento de una etapa histórica en la lucha contra la tiranía trujillista, la edición de Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo. Me voy a permitir hacer algunas sugerencias que de ser ponderadas y acogidas, creo que podrían enriquecer aún más las futuras ediciones de la misma. En primer lugar, y conociendo que Los Panfleteros funcionaban en células independientes en distintos barrios de Santiago, conocidos en su José Emilio Soriano. totalidad tan solo por Wenceslao Guillén, sería oportuno tratar de localizar al mayor número de los integrantes que hayan o no estado presos para que relaten sus vivencias, sus inquietudes y temores, y en el caso de que escaparan a las garras de la cárcel den a conocer sus angustias y zozobras de tener que correr la misma suerte de sus compañeros encarcelados en caso de que algunos de ellos, en medio de las torturas a que eran sometidos, les mencionara. En segundo lugar, recoger esas mismas vivencias de parte de familiares y amigos, especialmente padres, hermanos, esposas e hijos de Los Panfleteros encarcelados y asesinados vilmente a finales de enero de 1960. En tercer lugar, me surge una idea descabellada, si se quiere, al estilo de don Rafael Herrera, de tratar de establecer contacto con algunos de los miembros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) aún vivos para, con la promesa de anonimato, expliquen de una vez por todas dónde fueron a parar los restos de los asesinados en la 40 y, de ser posible, ubicar el sitio, exhumar esos restos y depositarlos en un mausoleo donde sus familiares y amigos puedan ir a depositar una flor en su recuerdo. Con la esperanza de que estos comentarios sirvan para ampliar el tema tratado aprovecho la ocasión para saludarle con un fuerte abrazo.15 El Nacional, edición de 14 de junio de 2007.
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Comparto plenamente las inquietudes y sugerencias hechas por el doctor Tallaj. Sería muy importante que aquellos que realmente formaban parte de la UGRI se identifiquen y narren sus experiencias en la lucha clandestina. Se puede pecar de injusto por ignorancia al excluir a cualquier luchador de la resistencia antitrujillista por el simple hecho de desconocer su integración a una célula clandestina de la cual, en el caso específico de Los Panfleteros, solamente era conocida por Wenceslao Guillén.
Luis Prud’ homme, un panfletero De mis compañeros de actividades clandestinas contra la dictadura de Trujillo, Luis Prud’homme, El Haitianito, fue uno de los primeros que conocí. Él era el enlace entre la célula central de la Unión de Grupos Revolucionarios Independientes (UGRI) y los jóvenes antitrujillistas del barrio de La Joya en Santiago. Al momento de ser apresado, Luis residía en la calle Talanquera (hoy Pedro M. Hungría), entre la José Trujillo Valdez y Julia Molina (hoy calle Restauración e Independencia); trabajaba por cuenta propia como preparador de zapatos. Siempre le visitaba en su casa que era donde él laboraba, en una habitación contigua al patio de su vivienda. El señor Freddy Bonnelly, quien fue compañero de prisión de algunos de Los Panfleteros de Santiago, y entre ellos de Luis Prud’homme, en La 40, nos narra lo siguiente: Yo caí preso el 20 de enero de l960, a las 9:30 A.M. aproximadamente. Después del tratamiento investigativo me pusieron en la celda No. 2 del grupo que quedaba al fondo de La 40, cerca de la antena y de la casita de tortura, bautizada por René del Risco como la «Casita en Canadá». Cuando cerraron la puerta de madera (cada celda tenía una primera puerta de hierro y otra de madera), como estaba acostumbrado a la luz solar y la celda no tenía más que una ventanilla de más o menos 10 x 30 cm, para mí estaba prácticamente a oscuras. Toqué a una persona y pregunté quién era. Ella me
Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición contestó que era Moncho Imbert. No lo conocía, pero sabía que mi esposa sí, por lo que me identifiqué como el esposo de Dora. De ahí en adelante nos hermanamos tanto que me cuidaba como si fuera mi papá. Además de Moncho, estaba un señor con su hijo que nos convenció de que si rezábamos 3 credos, no nos pasaría nada. Así lo hicimos durante nuestra estadía en La 40. El día en que sacaron a todos los panfleteros y les hicieron firmar aquellas cartas dándole gracias a Trujillo por haberlos soltado para luego enviarlas desde la Ciudad de México; al padre e hijo (nuestros compañeros de celda) les hicieron firmar esa carta y al regresar, venían muy contentos porque creían que los soltarían. Tanto Moncho como yo les dimos los teléfonos de nuestras casas con la ingenua creencia de que los soltarían. Al poco rato de yo llegar a la celda por primera vez, nos abrió la puerta de madera un muchacho de algunos 15 o 16 años al que el cocinero Guillén, quien además era uno de los principales torturadores, lo había escogido como ayudante y quien repartía la comida, consistente en un plátano y una rueda de salami. El muchacho se identificó como uno de los panfleteros. Era de tez negra y si mal no recuerdo de apellido Prud’homme. Creo que el día 26 o 27 de enero de 1960, fue un general, abrió casi todas las celdas y con una pistola de salva nos descargó a quemarropa algunas balas en cada celda. Más tarde vino otro general, directamente a nuestra celda, a ver a Moncho; desde que abrió la puerta comenzó a insultarlo diciéndole todos los improperios que pudo y terminando diciéndole que al Jefe no lo tumbaba nadie porque el pueblo lo quería y menos unos imbéciles
Teófilo Luis Santos Prud'homme.
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Ramón Antonio, Negro, Veras como nosotros. En ese momento Prud’homme abrió la puerta de madera para darnos la comida y le dice a Moncho, «lo que no sabe ese general es que cuando un pueblo quiere ser libre, lo logra». La noche que mataron a los panfleteros, en un momento dado apagaron el recinto, señal para nosotros de que había problemas. En ese momento en la pequeña celda de 6 x 6 pies, estáJosé Camilo Disla Ramírez.
bamos Moncho, mi hermano Carlos Sully, Félix María Germán, Cayeyo Grisanti, Panchitín Noriega y yo. Panchitín
quiso que yo lo sostuviera parado en mis hombros para él ver por la ventanilla. Como no pude aguantar mucho rato con él encima por ser muy pesado, fui yo el que me subí sobre él y lo que vi todavía me sacude. Los caliés bajaron un carro marca Nash que usaban, un poco más abajo de la marquesina, le abrieron la tapa del baúl. Presumo que le habían quitado el asiento trasero y comenzaron a meter unos cadáveres que imagino eran los panfleteros. Parece que algunos de mis compañeros de otras celdas vieron lo mismo que nosotros porque luego me lo confirmaron.16
El señor Freddy Bonnelly también hace referencia a Henrich Streese Cepeda, otro de Los Panfleteros de Santiago, de quien dice que le decían El Alemán, por su ascendencia germana y quien estaba en la celda Núm. 1, y se la pasaba haciendo reír a todos los que le escuchaban. Ciertamente, el joven de apellido Prud’homme era Luis Prud’homme, El Haitianito, quien fue asesinado en La 40 al igual que la gran mayoría de Los Panfleteros de Santiago.
El Nacional, edición de 16 de junio de 2007.
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Opina sobre Los Panfleteros Motivado también por la lectura del libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, el colega y amigo doctor Julián Ramia Yapur, escribe para exponer lo siguiente: Aun cuando en pasadas décadas, durante la vigencia de la tiranía trujillista, existieron confabulaciones y desembarcos para ponerle término a esa tiranía, la mayoría estuvieron huérfanas del sabor popular y representatividad de pueblo, entendiendo por esto último la gran masa que compone la baja clase media, los obreros y campesinos, por lo que es la diversidad entre los que desembarcaron en el mes de junio, por Constanza, Maimón y Estero Hondo, lo que decreta la incursión, en el enfrentamiento a la tiranía, de las clases ignoradas y que tuvieron un papel eminentemente pasivo hasta esa fecha. Después de ese acontecimiento, los días de la tiranía estaban contados, porque los nuevos tiempos, representados por las nuevas generaciones, comenzaron a sepultar a los que se negaban a la apertura del futuro, con la única agravante que la tiranía, aferrándose a un poder que se le iba de las manos se tornó mucho más sanguinaria, consciente de que el movimiento en su contra no estaba en manos de la vieja clase, sino en las de una juventud que se sentía representada por la epopeya realizada por un grupo de jóvenes cubanos que fueron capaces de iniciar un movimiento armado y después de años de lucha derrocar una dictadura e implantar como forma de gobierno la aplicación de la justicia social en beneficio de las grandes mayorías, sin consentirles ningún protagonismo a las élites conservadoras que representaban propios intereses y foráneos, que era lo único que los ataba a la nacionalidad cubana y su residencia en ese país. Es en esa época, cuando la tiranía daba sus últimos coletazos, cuando un grupo de jovenzuelos de Santiago deciden formar un movimiento tendente a denunciar los oprobios
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Ramón Antonio, Negro, Veras tiránicos y la determinación del verdadero pueblo, encabezado por su juventud, de poner fin a la misma. Esos jóvenes que hoy han sido rescatados de un olvido momentáneo, justo es consignarlo, estaban conscientes de que el fracaso de su movimiento significaba, irrevocablemente, prisión, tortura y muerte, y aún así, cumplieron con su cometido, convirtiéndose en una de las tantas piezas causantes de la terminación de una terrible etapa en nuestra historia republicana, donde los abusos, crímenes, robos, depravaciones, humillaciones, cortesanísimos, claudicaciones y degeneraciones de la alta y mediana clase ante los embates de la fuerza sanguinaria, hicieron acto de presencia, situación esta tan profunda, que aún hoy quedan vestigios tangibles de esa espantosa época, vestigios que solo desaparecerán cuando advenga un gobierno que sea capaz de implantar la decencia y la justicia en beneficio de la gran mayoría nacional, como lo soñaron esos panfleteros. Hay que deducir cuánto valor, dignidad y principios tenían esos muchachos para arriesgarlo todo sin esperar otra recompensa que la satisfacción del deber cumplido. Por eso, con el acto de reconocimiento y recordación a Los Panfleteros de Santiago, se ha colocado la piedra fundacional de un movimiento que deberá publicitar todas y cada una de las actividades de esos jóvenes, su procedencia de clase, el ambiente en el cual transcurrió su existencia, todo, de una manera profunda, a fin de que la verdadera historia sea narrada y que se conozca en toda su dimensión su hazaña heroica, a fin de que las futuras generaciones de nuestro país conserven en su memoria que la juventud por ser portadora de una mentalidad no contaminada, siempre será la reserva para el futuro de una sociedad donde la fraternidad, igualdad y libertad sean las que predominen. «¿Qué indujo a estos jóvenes a exponer sus vidas y la de sus familiares asumiendo esa actitud?» La respuesta hay que buscarla en el pasado, porque ese acontecimiento es repetitivo durante los últimos milenios de esta humanidad, donde se registra que las grandes hazañas en el devenir histórico,
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han tenido como protagonistas, en gran medida, a jóvenes, situación esta que tiene su explicación en que en esa etapa de la vida aún priman en el hombre la dignidad, moral y vergüenza, y de manera principal, el idealismo que los inclina a luchar por un mundo más justo, humano, solidario y equitativo.17
Marcos y Los Panfleteros de Santiago El amigo Marcos Tejeda Céspedes nos narra sus impresiones sobre Los Panfleteros de Santiago, su lucha y el libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo. He aquí lo que expone Marcos: Se empezó a hacer la esperada justicia. Han transcurrido cuarenta y siete años. Tiempo en que el dolor, la indignación y la impotencia crecieron en la población. Por fin, pudimos expresar el abrazo solidario del pésame a madres y padres. Hermanas y hermanos. Hijas e hijos. Novias. Amigas y amigos de los Panfleteros de Santiago, asesinados en la cárcel de tortura La 40, que Trujillo (en minúscula) y sus sicarios, emprendieron en 1960. En un acto masivo, emotivo y cargado de recuerdos, se presentó al país el texto Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo. El Ateneo Amantes de la Luz, centenario recinto de cultura de la ciudad de Santiago, fue el punto de encuentro escogido por el fundador y líder del grupo, Wenceslao Guillén Gómez, para orientar a los complotados (Sic). Esta vez, la misma biblioteca acogió, el pasado 24 de mayo, la representación más sensible del ideal democrático decente y solidario de Santiago. El retrasado homenaje a Los Panfleteros, se hizo sentir hasta el llanto. Fue importante y trascendente la promesa de El Nacional, edición de 21 de junio de 2007.
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Ramón Antonio, Negro, Veras los presentes de continuar la lucha de los patriotas, contra todo asomo de terrorismo y represión del Estado. «La lluvia torrencial caía sobre Santiago desde media tarde y aunque continuó durante toda la noche, no impidió que el pueblo, representado en todos sus sectores, se uniera para rendir homenaje póstumo en el recuerdo solemne a sus hijos héroes, Los Panfleteros. Jóvenes revolucionarios, que fueron hombres, cuando fue preciso ser hombre, como lo digo en una canción a su reto, valentía y solidaridad. El grueso del libro recoge trabajos de los panfleteros Ramón Antonio Veras y Manuel Armando Bueno Pérez. Editado por la Comisión Permanente de Efemérides Patrias. Hace años que acopio datos, que tengo en fichas, sobre este importante movimiento clandestino de resistencia a la tiranía. Notas que identifico como: 1960. Los Panfleteros de Santiago. El título Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo (en minúscula) me cautivó. La CPEP logró capturar el título, que durante años yo no pude. La tiranía de 31 años impuso el terror con saña inenarable. El monstruo de San Cristóbal anegó en sangre y sembró de cadáveres el país. Conmovido, hago abstracción arbitraria de cuatro crímenes que tipificaron la crueldad y salvajismo del tirano. La matanza de haitianos en 1937. La eliminación del movimiento de los sargentos, en la Aviación Militar Dominicana. El asesinato de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal Reyes y el exterminio de Los Panfleteros de Santiago. Grupo de 34 combatientes, nucleados en el UGRI –Unión de Grupos Revolucionarios Independientes–, 29 fueron detenidos y 27 asesinados, la fatídica noche del 29 de enero de 1960, tras sufrir espantosas torturas. El crimen de Los Panfleteros fue espeluznante. Horrible. Penoso. Vergonzoso. A Wen Guillén, le destrozaron el corazón de un bayonetazo. Lo mismo ocurrió con otros, que los asesinos creían dirigentes, la mayoría fueron ahorcados. El verdugo Manolo González, famoso por su crueldad, ejecutó la macabra tarea. Empleaba dos argollas niqueladas, nylon y dos palos cortos
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redondos, que servían de torniquete. Apretaba el cuello, hasta dejar exánime a su víctima. Espantoso fue el final dado a sus despojos mortales. Indigna. La impotencia oprime y ahoga. Fueron introducidos en sacos y colocados en carros de la tiranía. Los matarifes completaron la desaparición con una de dos o las dos formas iguales de aberrantes, propias de asesinos probados: fueron cremados en los hornos del matadero (CAMI) o los lanzaron al mar Caribe. Justo, en el área en que la empresa cárnica del régimen diariamente arrojaba los desperdicios que alimentaban a los tiburones que merodeaban y salían a la superficie marina. Ninguno de los torturadores de la tiranía ha pagado por sus desmanes. Los grandes crímenes de los 31 años permanecen aún impunes. Solo Viterbo Álvarez, pechito (en minúscula), confeso asesino de las hermanas Mirabal Reyes, fue ajusticiado a balas en una calle de San Cristóbal, en tiempo atrás. En la guerra de abril de 1965, cuando tomamos la Fortaleza Ozama, no encontramos los asesinos de las Tres Mariposas de Ojo de Agua, Salcedo. Antes de llegar nosotros, fueron ayudados a escapar. Cruzaron el río. Llegaron a San Isidro. Y lograron alcanzar el territorio continental de USA. Allá por años, hacen vida normal. Los ya fallecidos han muerto en sus camas. Lograr que el gobierno declare el 29 de enero, «día nacional de los Panfletros de Santiago». Una plaza, con un monumento y sus nombres inmortalizados en calles y avenidas es la meta. Sugiero que la plaza Valerio, en honor al general Fernando Valerio, prócer del 30 de Marzo, sea denominada plaza Valerio de Los Panfleteros. En este parque histórico, se contactaban los patriotas. Valerio y Los Panfleteros se unen en el ideal.
Pedro Fco. Sánchez Buldier.
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Ramón Antonio, Negro, Veras Lucharon contra la tiranía y la opresión. La evocación de su memoria es válida. «No tienen tumbas conocidas, sus matadores así lo determinaron. Ofrendémosles la flor siempre viva del recuerdo eterno. Levantemos su ejemplo de amor a la Patria. Luchando por la libertad política y económica. Trujillo es un ejemplo execrable que no debe repetirse en el solar de la Patria. Con el valor y el ideal de Los Panfleteros, basta. El martirio no debe volver. La opresión no pasará».18
Henrich Johannes Streese, panfletero El amigo y colega doctor Wenceslao Vega nos remite una carta con relación a su experiencia en La 40 y la presencia de Henrich Johannes Streese. He aquí la misiva enviada: En aquella memorable y tétrica segunda semana de enero de 1960, fui conducido a la cárcel y centro de torturas de la calle 40, junto con decenas de otros dominicanos, al ser descubierto nuestro movimiento clandestino 14 de Junio. Entre las torturas, interrogatorios y vejaciones sufridas por todos, se produjo una solidaridad entre los detenidos, no importase su edad o procedencia. Todos nos convertimos, de repente, en compañeros, alentándonos, confortándonos y animándonos en esos terribles momentos de sufrimientos. En la celda en que me colocaron, me acompañaron, entre otros, algunos ya conocidos, como Marcos Troncoso y José Antonio (Papi) Viñas, pero también conocí allí a Leandro Guzmán, Julio Escoto y Radhamés Rodríguez Gómez y otros. No siempre éramos los mismos en la celda sino que con frecuencia entraban unos y salían otros. En una de esas ocasiones, entraron a la celda a un joven alto, blanco, desgarbado y muy torturado, casi exánime. Cuando El Nacional, edición de junio de 2007.
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Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición pudimos conversar con él, nos dijo llamarse Henrich Streese y que era uno de los del grupo que habían sido detenidos por repartir panfletos antitrujillistas en las calles de Santiago. Resultó ser hijo de un inmigrante alemán, cosa que nos llamó mucho la atención. En las escasas y calladas conversaciones que teníamos todos, nos contábamos nuestras respectivas historias. El caso del joven Streese y sus demás compañeros «panfleteros» era singular, pues se trataba de jovencitos, casi todos ellos, cuyo delito era únicamente tirar papeles con exhortaciones contra el gobierno, solo en Santiago y sin mayores consecuencias. El caso nuestro era mucho más grave, pues en realidad era un complot, a nivel nacional, para derrocar la tiranía de Trujillo. Por esas razones, nos pareció convincente, cuando en un momento en que a Streese lo devolvían a nuestra celda, nos contó con alegría, que le habían dicho los interrogadores que iban a ser liberados próximamente. En efecto, al poco rato (no recuerdo si horas o al día siguiente) empezaron a llamar por sus nombres a un grupo de los encerrados en las distintas celdas y uno de ellos fue Streese, a quien despedimos con cariño, pues iba para su casa. Además de quedar libre, de seguro, pensábamos, daría informes de nosotros a familiares y amigos. Se fue con la alegría reflejada en su demacrado rostro. No supimos más de ellos, y los hacíamos libres. Tiempo después, no recuerdo si todavía en la cárcel o ya fuera de ella, nos enteramos de que todos los panfleteros detenidos habían sido asesinados por los esbirros de la tiranía y sus cuerpos desaparecidos. Muchachos jóvenes, ilusionados con un futuro mejor de libertad para su pueblo, por delitos menores, si puede
Henrich J. Streese Cepeda.
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Ramón Antonio, Negro, Veras llamarse así, salvajemente asesinados por una tiranía inmisericorde y en los estertores de su última agonía. Me ha extrañado siempre el porqué fueron asesinados esos muchachos. Frente a un movimiento más grave y peligroso para la dictadura, ellos todos fueron eliminados salvajemente, y sin que sus familiares pudieran, siquiera, sepultar sus restos. Tardíamente, muy tardíamente, se les recuerda y rinde homenaje a esos muchachos. No solo debe darse el nombre del joven Wenceslao a una calle de Santiago, al que fuera líder de ese grupo, sino que algún parque en esa ciudad debe llamarse el «Parque de los Panfleteros», y colocarse en ella una tarja con los nombres de todos esos mártires de nuestra libertad.19
Las cartas que hemos recibido después de la publicación del libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, como la que acabamos de transcribir, van a servir para que en una nueva edición se integren nuevos testimonios de personas que compartieron en La 40 con los panfleteros asesinados, así como las experiencias de aquellos que todavía viven y forman parte del grupo de Los Panfleteros de Santiago.
Los panfletistas de Santiago El ingeniero Leandro Guzmán formó parte de los presos del movimiento clandestino 14 de Junio, que en enero del año 1960, compartió con Los Panfleteros de Santiago, en el centro de torturas La 40. En su libro 1J4 de espigas y de fuegos, Guzmán narra sus experiencias en la prisión y la presencia de Los Panfleteros de Santiago, de los cuales dice: Conocidos como «los panfletistas de Santiago» se hallaban en La 40 dieciséis jóvenes de la Ciudad Corazón que
El Nacional, edición de 28 de junio de 2007.
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Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición habían aprovechado la complicidad de un compañero que trabajaba en la planta eléctrica, para colocar letreros y distribuir panfletos en que se acusaba de ser «un mierda» a Trujillo, palabra terrible para el dictador; algo imperdonable. Cuando ya circulaba la noticia de que nos trasladarían a La Victoria, sacaron a «los panfletistas» de sus celdas, se los llevaron y al rato los retornaron, lo cual nos alegró. Venían contentos –¡tan jóvenes e ingenuos eran!– y nos contaron que habían firmado una carta en la que daban las gracias a Trujillo por haberles concedido la libertad. Minutos después comenzaron a llamarlos por sus nombres, por entre las rejillas de unas celdas a las que mencionábamos como «las solitarias». Empinándonos en una muy incómoda posición, vimos la llegada de una camioneta cerrada con un letrero que decía CAMI, siglas de la frase Consejo Administrativo Matadero Industrial, entidad encargada de sacrificar reses para su comercialización. En esa ocasión, aquel vehículo sirvió de transportador de cadáveres, luego de que los panfletistas fueron pasados por la silla eléctrica donde les aplicaron corriente hasta la muerte. Los cuerpos de aquellos muchachos fueron trasladados a la incineradora de basuras en las inmediaciones del actual puente Juan Pablo Duarte, bajo control del Consejo Administrativo, la versión trujillista de lo que es hoy el Ayuntamiento. Los panfletistas de Santiago no pertenecían al movimiento 14 de Junio. Se habían agrupado espontáneamente, hirvientes en el amor patrio, decididos a «hacer algo» por derrocar a la tiranía. Les correspondió legarnos su ejemplo. En el grupo de los panfletistas de Santiago había dos menores de edad.
También precisa el ingeniero Leandro Guzmán en su libro: La tiranía ejecutó un golpe de muerte contra el corazón insurrecto de la nación, al ordenar la ejecución de los presos
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Ramón Antonio, Negro, Veras del 14 de Junio que habían pertenecido a las Fuerzas Armadas, de los llamados «panfletistas de Santiago» y de los reincidentes en conspiraciones políticas contra Trujillo aunque no pertenecieran a ninguno de esos segmentos rebeldes. El terror ganaba terreno. La barbarie articulaba nuevos episodios.20
Dentro de mis posibilidades seguiré buscando informaciones, recogiendo testimonios y datos relacionados con Los Panfleteros de Santiago, con la finalidad de que el pueblo dominicano conozca el sacrificio de los jóvenes de Santiago y su valentía en el centro de torturas de La 40.
Opinión sobre libro de Los Panfleteros El licenciado Rafael Emilio Yunén, uno de los intelectuales más brillantes de nuestro país, expone sus criterios con relación al libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo. He aquí lo que dice el licenciado Yunén, en torno a la citada obra: Son muchas las lecciones que se desprenden de esta obra, siendo la principal de ellas la constatación de la existencia de una oposición ciudadana a Trujillo por medio de múltiples formas de lucha que periódicamente ocurrieron a todo lo largo de la dictadura implantada entre 1930-1961. Mucho se ha escrito sobre los acontecimientos que caracterizaron esos 31 años de terror sufridos por los dominicanos, pero muy pocas publicaciones resaltan la resistencia que se trató de oponer al régimen durante ese período. Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo reúne esos textos para rescatar del olvido todo aquel coraje, valentía y decoro demostrados por cientos de héroes –conocidos y anónimos– que se constituyeron en nudos de resistencia 20
Leandro Guzmán, 1J4 de espigas y de fuegos.
Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición dentro de las redes opresivas de la tiranía. Estos valerosos jóvenes, que pertenecían mayormente a niveles sociales bajos y prácticamente sin afiliación partidista, se caracterizaron por su «heroicidad desafiante», su capacidad organizativa de grupos distintos, la utilización de ardides, simulaciones y estrategias con inteligencia, valor y patriotismo..., elementos todos que bien pueden pertenecer al patrimonio cultural intangible de los dominicanos. Ojalá que este libro llegue a muchos intelectuales y escritores de renombre que han tratado la Era de Trujillo solo desde la perspectiva de las vejaciones que el poder omnímodo ejerció sobre una población que, según dichos intelectuales, reaccionó oponiendo poquísimos y contados obstáculos frente a la sumisión, humillación e idolatría obligadas. Esta obra también debiera constituirse en motivo de lectura y reflexión en todas las escuelas del país para contribuir a la formación de una verdadera conciencia libertaria en nuestros estudiantes. Cualquiera de los textos de este libro, especialmente los escritos por el doctor Ramón Antonio Veras, Negro, y todos los que sacan de la amnesia colectiva a los héroes Wenceslao Guillén, Manuel Bueno y sus compañeros, pueden fortalecer o hacer despertar nuevos valores y juicios críticos en jóvenes y adultos acerca de las tristes realidades de las dictaduras y de la conveniencia de la vida realmente democrática. Otro de los aportes que posee el libro Los Panfleteros de Santiago… consiste en la disponibilidad de documentos gráficos y testimonios acerca de las torturas practicadas durante la tiranía. La escuela dominicana, los medios de comunicación y muchos adultos contemporáneos pretenden olvidar estas horrendas prácticas represivas cuando juzgan a la ligera la dictadura pasada. Esto contribuye, de manera bastante penosa y peligrosa, a que la mayoría de los adolescentes de hoy no puedan hacerse una idea objetiva de los brutales niveles de crueldad humana que fueron desarrollados durante los
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Ramón Antonio, Negro, Veras años trujillistas, tanto por aquellos sepulcros blanqueados que ordenaban o silenciaban las torturas, los crímenes o desapariciones, como por aquellos energúmenos encargados de ejecutarlos.21
Los Panfleteros y la tortura En un artículo del periódico El Nacional publicamos la primera parte de una comunicación que nos remitió el destacado intelectual licenciado Ramón Emilio Yunén, en la cual externa su opinión con relación al libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo. Posteriormente, en el mismo diario, publicamos la segunda y última parte que se refiere a la tortura durante el régimen de Trujillo y termina destacando la coincidencia entre la publicación del libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo y la conmemoración del pasado día 26 de junio como Día Internacional de Apoyo a las Víctimas de la Tortura. El licenciado Yunén dice: Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo es una obra que nos recuerda las implicaciones del uso de la tortura como mecanismo de coerción en una sociedad. En efecto, esta obra implícitamente denuncia que en ese período histórico se violó el artículo 5 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que proclama que «nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes». Más aún, este libro demuestra que, tanto en el caso de los panfleteros como en muchos otros más, la dictadura de Trujillo cometió un crimen de lesa humanidad, el cual ocurre «cuando la tortura se comete como parte de un ataque generalizado sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque», según lo define el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. El Nacional, edición de 5 de julio de 2007.
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Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición La condena de cualquier forma de tortura y los esfuerzos para erradicarla han sido también asumidos por las Naciones Unidas, organismo que, entre otros programas y acciones, ha promulgado una Convención sobre el tema y también ha instituido la fecha del 26 de junio como el «Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura». Es realmente muy alentador comprobar la coincidencia de criterios entre la publicación de Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, y el mensaje que Koffi Annan escribió para conmemorar el 26 de junio de 2005:
...este día ofrece la ocasión de hacer una pausa y recordar a las víctimas de la tortura que no han sobrevivido, escuchar las historias de las que sí lo han hecho y apoyar sus esfuerzos por lograr que se haga justicia a las víctimas de la tortura y sus familias, incluso mediante la colaboración con el Fondo de las Naciones Unidas de Contribuciones Voluntarias para las Víctimas de la Tortura, que sigue prestando asistencia a las víctimas y sus familias, suministrándoles apoyo psicológico, médico, social, económico, jurídico y humanitario. Esperamos, pues, que este resurgir de Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, sirva también para comprometernos activamente con la lucha contra la tortura. Según lo estipulado por los instrumentos internacionales de derechos humanos, la tortura no puede justificarse bajo ningún tipo de circunstancia, ni siquiera en situaciones de emergencia, ni en situaciones de guerra, ni en situaciones de paz.22
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El Nacional, edición de 7 de julio de 2007.
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Testificante sobre Los Panfleteros El finado doctor José Antonio Constanzo, uno de los prisioneros que, estando en la cárcel de La 40, pudo ver a Los Panfleteros de Santiago, en su libro Algo para mis nietos, vivencias de un militante del 14 de Junio y la guerrilla, dice lo siguiente: Cuando llegamos a La Victoria, que nos bajaron en el patio, los guardias nos recibieron con un semicírculo, hincados, apuntándonos a todos. Empezaron a decirnos: «Caminen dos por ese pasillo». Yo estaba pensando otra vez que nos iban a asesinar y que ese pasillo era para matarnos. Le dije a Abelardo que cuando pidieran a dos más nosotros íbamos a ir para «ya salir de eso»; así que cuando llamaron a los próximos yo caminé y al llegar me di cuenta de que Abelardo no me estaba siguiendo; ¡yo fui a la celda número uno y Abelardo a la número veintinueve! Yo no supe de él en mucho tiempo. En esa celda número uno estaban el ingeniero Capell Bello y su hermano, unos muchachos de Santiago que habían tirado unos panfletos, Jaime Pérez, un muchacho de apellido Carvajal y otros más. En la oscuridad de la noche primero nos contamos para ver cuántos éramos (como ocho o nueve). Para eso fuimos cada uno diciendo un número. Luego, comenzamos a dar los nombres de cada uno de nosotros y a decir de dónde veníamos. La noche siguiente fueron a nuestra celda, la abrieron y nos gritaron: «¡A la pared!». Con una linterna que fueron poniendo en la cara de cada uno de nosotros, nos fueron preguntando los nombres. Sacaron a los dos muchachos de Santiago, uno de ellos se llamaba Blas Basilio. Nunca más los volvimos a ver. Los sacaron para matarlos porque formaban parte de un grupo de panfletistas que habían hecho unos afiches en contra de Trujillo y también habían ensuciado de excrementos una estatua de Trujillo en la que abajo pusieron: «Come ahí, papá». Supe después que
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de ese grupo de panfletistas se salvó uno solo porque por casualidad llegó un agente de mayor rango que lo defendió en el momento que lo iban a ahorcar, porque era muy jovencito. Cuando estábamos en la solitaria número uno, que ya quedábamos como cinco después de sacar a los muchachos de Santiago y luego a otros más, decidieron cambiarnos a la solitaria número veintinueve. Ahí me reuní de nuevo con Abelardo.23
El jovencito, al cual se refiere en su obra el doctor Constanzo, respondía al nombre de Manuel Armando Bueno Pérez, quien ciertamente salvó la vida por una serie de factores que pasamos a explicar.
¿Por qué se salvó Manuel? Manuel Armando Bueno Pérez salió con vida, en enero del año 1960, del centro de torturas La 40, no obstante haber sido él la persona que elaboró los panfletos que motivaron la detención, prisión, torturas y asesinato de sus demás compañeros conocidos como Los Panfleteros de Santiago. Las informaciones que he recibido, y que me son confiables, son que distintas situaciones se dieron para que no fuera asesinado en La 40, en 1960, conjuntamente con los demás compañeros. He aquí los factores que contribuyeron para que no corriera la misma suerte de sus compañeros. 1. La edad. Manuel Armando Bueno Pérez, nació el 22 de junio del año 1944. En enero de 1960 tenía 15 años y 6 meses de edad. 2. Su vinculación familiar con militares activos en 1960. Manuel Armando Bueno Pérez era hijo de Marcial Bueno Torres y de la señora Dorotea Mercedes Pérez Guillén; esta era hermana de padre y madre del mayor del Ejército Nacional, Juan Esteban Pérez
El Nacional, edición de 12 de julio de 2007.
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Guillén. Además, Manuel tenía para enero del año 1960, unos treinta primos activos en las Fuerzas Armadas, hasta el punto de que un primo de la madre de Manuel fue quien lo hizo preso en la casa de sus padres. 3. Gestiones de la madre de Manuel ante Cholo Villeta. La mamá del joven era vecina, en Santiago, de la señora Zaida Ginebra de Lovatón, quien tenía una hermana casada con Cholo Villeta. La madre de Manuel Bueno logró una entrevista con Villeta, en la casa de la cuñada de este, para que intercediera por la suerte de su hijo. Cholo Villeta, fue conocido al final de la Era de Trujillo, como hombre de confianza del régimen trujillista y uno de los cuadros duros en La 40. Es posible que uno o varios de estos factores contribuyeran para que Manuel Armando Bueno Pérez saliera con vida de la cárcel La 40.24
El 14 de Junio y Los Panfleteros En el curso de un programa de televisión en el cual participé como entrevistado, el productor del mismo me formuló la pregunta de si existió diferencia entre Los Panfleteros de Santiago y el movimiento clandestino 14 de Junio. Le respondí al entrevistador que entre el 14 de Junio y el grupo de jóvenes conocidos como Los Panfleteros de Santiago, existía un objetivo común que era la lucha contra la dictadura de Trujillo, pero que tenían diferencias en su origen, en la ubicación geográfica de operaciones y en lo cuantitativo. Conviene precisar el nombre de Los Panfleteros de Santiago. El grupo de jóvenes que en la ciudad de Santiago estaba bajo la dirección de Wenceslao Marcial Guillén Gómez, este lo organizó con el nombre de Unión de Grupos Revolucionarios Independientes (UGRI). Su conformación la inició en los primeros meses
El Nacional, edición de 14 de julio de 2007.
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del año 1957. El nombre de Los Panfleteros de Santiago surgió en enero de 1960 en el centro de torturas La 40, luego de que miembros de la UGRI fueron detenidos, torturados y asesinados por elaborar y distribuir en Santiago unos panfletos con palabras hirientes contra Trujillo. El movimiento clandestino 14 de Junio como organización fue constituido en los primeros días del mes de enero del año 1960, aunque desde antes de esa fecha realiza actividades contra el régimen de Trujillo. Además, el 14 de Junio era una organización a nivel nacional, con cientos de miembros. La UGRI eran grupos pequeños que operaban solamente en los barrios de Santiago de los Caballeros. Estableciendo la diferencia entre el 14 de Junio y la UGRI, Manuel Bueno escribió refiriéndose a Wenceslao Guillén y La UGRI: «Por eso prefirió formar su propio grupo de noveles y confiables futuros combatientes, al cual bautizó con el nombre de Unión de Grupos Revolucionarios Independientes (UGRI), aunque no por eso dejó de mantener contacto con el movimiento 14 de Junio, a través del padre Cruz Inoa y de Cayeyo Grisanti». Precisando las diferencias de actividades entre el 14 de Junio y La UGRI, Manuel Bueno dice: Ese mismo diciembre, conocedor de mis habilidades artísticas y manuales, me tenía ocupado en el sótano de su casa en la calle General Valverde, en la confección del clisé que serviría para imprimir los volantes con que inundaríamos las calles de Santiago a principios de 1960, cuya distribución, ajena a los planes del 14 de Junio, significó, no tan solo la captura de nuestro grupo, sino que desató la redada contra los miembros de ese movimiento.
Una demostración de la total separación entre las actividades del movimiento clandestino 14 de Junio y la UGRI, es que una tarde de los últimos días del mes de diciembre del año 1959, podía ser el 27 o 28, Wen Guillén y yo nos encontrábamos sentados conversando en la biblioteca Ateneo Amantes de la Luz, y en un momento Wen
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hace una pausa y me dice: «Negro, nos vamos a separar por un momento porque me voy a sostener una conversación con una persona que enviaron para hablar un asunto conmigo». Él se retiró y pude ver que, ciertamente, se reunió con un joven en el Parque Duarte de Santiago, frente a donde para esa época quedaba el restaurante Antillas. Luego de terminar la reunión Wen, regresó a la biblioteca donde él me había dejado. No le pregunté lo tratado en el encuentro, aunque sí me dijo que la persona con la cual se había reunido respondía al nombre de Luis Gómez Pérez. Cuarenta y ocho años después, compartí un encuentro en un programa de televisión con el doctor Luis Gómez Pérez, y este reveló, en el curso de la conversación, que en la fecha y lugar por mí ya indicados había sostenido, a instancia de Cayeyo Grisanti, un encuentro con Wenceslao Guillén; que la conversación con Wen había girado en torno a que la dirección del 14 de Junio había tenido conocimiento de la existencia de la UGRI y quería que este grupo se fusionara con el mismo. Luis Gómez dijo que ante el mensaje llevado por él a Wen, este le manifestó «que no, que prefería que la UGRI continuara como Unión de Grupos Revolucionarios Independientes». Aunque los integrantes del 14 de Junio y de la UGRI, luchaban por los mismos objetivos, el lugar de operación, su número y forma de trabajo fueron diferentes.25
El martirio de Los Panfleteros Cuantas veces en nuestro país se habla de torturas, martirios, tormentos, suplicios, pena, dolor y aflicción, de inmediato se piensa en Los Panfleteros de Santiago, porque contra ellos aplicaron los torturadores, los verdugos de La 40, los métodos más despiadados. Los espantosos episodios vividos en La 40 por los jóvenes de Santiago están fijos en la conciencia de todos aquellos que fueron El Nacional, edición de 19 de julio de 2007.
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testigos directos del cuadro dantesco que significó cada instante del martirio de Los Panfleteros de Santiago en La 40. Son numerosos los testimonios de personas que, presentes en el centro de torturas La 40, fueron testigos directos de las circunstancias que rodearon los interrogatorios y asesinatos de Los Panfleteros de Santiago. Todos aquellos que fueron compañeros de prisión de los jóvenes asesinados de Santiago y han tenido la posibilidad de escribir un libro o exponer sus vivencias por medio de la prensa escrita, han coincidido en los momentos espantosos que vivieron Los Panfleteros de Santiago antes de ser eliminados por los sicarios al servicio del régimen de Trujillo. El doctor Julio Escoto Santana, sobreviviente de las cárceles y centros de torturas de la dictadura de Trujillo, es uno de esos dominicanos que estuvieron presente en La 40 cuando Los Panfleteros de Santiago se encontraban en esa cárcel, y también ha expresado su sentir sobre aquellos actos de horror, espanto, pavor, pánico, monstruosidad y crueldad. Ha dicho el doctor Escoto: Una noche, después de la consabida y diaria tandas de golpizas nocturnas, algunos vieron que sacaban unos sacos que luego se supo contenían los cuerpos ya ahorcados, electrocutados o acuchillados de jóvenes que no llegaban a los veinte años; más de dos docenas de esos adolescentes, llamados «Los Panfleteros de Santiago», fueron ahorcados igualmente con un aparato llamado el tortor y luego los tiraban en la cama de una camioneta que mantenía su motor encendido, o dentro de las llamadas perreras que utilizaba la policía en sus redadas. En medio de ese lúgubre espectáculo, se oía la risa y la burla de los que, momentos antes, habían asesinado a esos jóvenes inocentes.
La definición que hoy se acepta de la tortura –infligir deliberadamente un fuerte sufrimiento físico o mental a un ser humano por parte de todos los agentes del Estado, los policías, las fuerzas militares y paramilitares y los servicios de inteligencia– cuadra per-
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fectamente con lo ocurrido con Los Panfleteros de Santiago y con otros que también fueron objeto de torturas en La 40. La juventud dominicana de hoy tiene un compromiso con el pasado, el presente y el futuro de nuestro país. La justicia que no se hizo en el caso de Los Panfleteros de Santiago, tiene que ser hecha en algún momento de nuestra historia para que nunca más el pueblo dominicano sea víctima, como fueron Los Panfleteros de Santiago, de tormentos y torturas.26
29 de enero, Día de Los Panfleteros Para conocimiento de las futuras generaciones de dominicanos y dominicanas, conviene precisar el día y el mes del año 1960 cuando Los Panfleteros de Santiago fueron asesinados en el centro de torturas La 40. Para tal fin he examinado las versiones de algunos que compartieron la prisión con los jóvenes víctimas de Santiago. Veamos. Con relación a la fecha en la cual fueron asesinados Los Panfleteros de Santiago, Manuel Armando Bueno, en su obra: Cárcel y guerra, dice así: No sé exactamente cuál noche le tocó a Wen, pero entre el 25 y el 29 de ese mes de enero, pude percatarme de cómo nos fueron procurando en pequeños grupos los calieses del SIM, para el regreso a La 40, y luego de indescriptibles torturas, inventar cada madrugada, asesorados por expertos –ex agentes nazis–, la forma más cruel de completar la orden de exterminio emanada del sátrapa.
El doctor Rafael Valera Benítez, en su libro Complot develado, precisó: «La noche del 29 y el amanecer del 30 de enero de 1960, un total de 27 muchachos con una edad promedio de 13 o 14 años fueron asesinados en La 40».
El Nacional, edición de 21 de julio de 2007.
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El ingeniero Cucuyo Báez, en su libro La fuerza de mis vivencias, relata: El día 28 de enero fue la noche más trágica y espeluznante que pasé en La 40. Un grupo de panfleteros de Santiago, casi todos muchachos muy jóvenes de Marilópez, Nibaje y del callejón San José de Santiago, fueron traídos de la cárcel del kilómetro 9. Transcurridas algunas horas comenzamos a escuchar algunos quejidos y muchos ruidos, luego una tranquilidad asustadiza. Me subí hasta la claraboya de la celda y vi cómo sacaban unos sacos llenos y los metían en el baúl de unos carros. El contenido de los sacos eran Los Panfleteros.
Luis Salvador Estrella, en su obra Del complot a la gloria, nos dice: Los Panfleteros fueron llevados a La Cuarenta y asesinados entre el 29 y 30 de enero de 1960. Para esta fecha, los miembros más comprometidos, hombres y mujeres, habían sido apresados y sometidos a las más bestiales torturas.
En una carta que me remite Francisco Adolfo Bello Franjul, expresa: Pasados tres o cuatro días fui llevado a otra celda donde estuve hasta mi traslado a La Victoria, en la misma recuerdo a los ingenieros Martínez Bonnelly, Sully Bonnelly, además Castro Bisonó, Amaury Dargán, José Vargas Evangelista, Alfredo Terrero y otros. El día 29 del mismo mes, llevaron a nuestra celda a los tres muchachos de Santiago.
El ingeniero José Israel Cuello, en una conferencia pronunciada el martes 14 de junio del año 1983, en el Museo Nacional de Historia y Geografía, con motivo del 24 aniversario de la gesta del 14 de Junio, expuso lo siguiente:
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Ramón Antonio, Negro, Veras A mí me tocó ir con Villamán en el traslado demoníaco de La 40 a La Victoria, que se produjo tras la matanza de los panfletistas de Santiago en la noche del 29 y 30 de enero.
El doctor Escoto, ex presidiario de La 40, ha hecho constar: Encontrándome detenido y encerrado ilegalmente en La 40, una noche, llegó un grupo de más de 20 adolescentes entre ellos dos muy jóvenes, que según dijo Johnny Abbes habían apresado en Santiago de los Caballeros por imprimir y distribuir unos panfletos o volantes en los que, según oímos decir a Candito Torres, se insultaba al «jefe», la noche del 29 y en la madrugada del 30 de enero de 1960; de repente, apagaron todas las luces de La 40 y empezaron a cerrar las puertas de hierros y de madera que había en la entrada de cada solitaria, dejando prácticamente en tinieblas dicho antro de torturas, y luego comenzó a oírse el ruido de motores de vehículos encendidos, y a seguidas, escuchamos unos desesperados gritos y chillidos; y al subirnos sobre el inodoro de la celda, vimos por una estrecha ventana que había en la misma, cómo Clodoveo Ortiz los apuñalaba con un cuchillo que siempre portaba en su cintura, y al estrangulador Manolo Domínguez, ahorcándolos con «el tortor», y a Chabacano y a otros asesinos, matándolos a palos. Metiendo sus cuerpos destrozados en sacos, y subiéndolos a un vehículo cerrado que parecía una perrera de las que usaba la policía en esa época y, después, la sombría caravana arrancó, ignorando nosotros su destino. Esa misma madrugada, Johnny Abbes y Candito Torres, electrocutaron en la silla eléctrica al resto de los jóvenes Panfleteros de Santiago.
En la presentación del libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, el historiador Juan Daniel Balcácer expresó: El 29 de enero de 1960 fueron asesinados vilmente los 27 jóvenes que integraban el llamado grupo de los panfleteros.
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La sociedad dominicana, en especial la sociedad de Santiago, debería declarar el 29 de enero de cada año como el «Día de Los Panfleteros de Santiago».27
Se ha comenzado ya a hacer conciencia de que el 29 de enero del año 1960 fueron eliminados físicamente Los Panfleteros de Santiago.
La carta de Los Panfleteros Leer los distintos libros que contienen testimonios de miembros del movimiento clandestino 14 de Junio, que compartieron con Los Panfleteros de Santiago en el centro de torturas La 40, me ha permitido formarme una idea acabada de las circunstancias que rodearon el final de su existencia física, luego de ser torturados de forma salvaje. Así, por ejemplo, no hay lugar a dudas de que a Los Panfleteros de Santiago se les hizo firmar una carta antes de ser asesinados. A través de todo el libro, hemos hecho mención de algunos. Veamos estos otros testimonios. El doctor Rafael Valera Benítez, en su obra Complot develado, relata: El grupo había sido denominado Los Panfleteros de Santiago por haber impreso y distribuido un volante en la ciudad de Santiago de los Caballeros. Unos días antes, se les hizo firmar a cada uno una carta en la que daban constancia de haber sido puestos en libertad por orden de Trujillo y agradecían tal medida: era una añagaza para obtener una falsa prueba de que el SIM los había libertado y para no responder de sus desapariciones luego de que fueran asesinados.
El ingeniero Rafael Cucuyo Báez, en su libro La fuerza de mis vivencias, dice:
El Nacional, edición de 26 de julio de 2007.
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Ramón Antonio, Negro, Veras El 28 de enero fue la noche más trágica y espeluznante que pasé en La 40. Un grupo de panfleteros de Santiago fueron traídos de la cárcel del kilómetro 9 a firmar una carta dirigida a sus familiares donde les decían que los iban a dejar en libertad esa misma noche. Después de estampar sus firmas, fueron conducidos al pasillo de nuestras celdas. Creyendo en la promesa se despidieron; en cuanto llegaran a Marilópez le dirían a mi madre doña Leila Maldonado, su maestra, que me habían visto bien. Todos estaban felices por su libertad. Transcurridas algunas horas comenzamos a escuchar algunos quejidos y muchos ruidos, luego una tranquilidad asustadiza. Me subí hasta la claraboya de la celda y vi cómo sacaban unos sacos llenos y los metían en el baúl de unos carros. El contenido de los sacos eran los panfleteros.
La Fundación Testimonio ha relatado: Quedó grabada en la memoria histórica de los presos de La 40, la noche del 27 de enero de 1960, en la que fue anunciada a los Panfleteros de Santiago su excarcelación y después de firmar un documento oficial fueron asesinados casi todos sus componentes.
El ex presidiario doctor Julio Escoto, refiriéndose a Los Panfleteros y a la carta que les hicieron firmar, dice: Después de esa noche, dejé de verlos por unos días, y luego reaparecieron muy contentos a pesar de los golpes que habían recibido, y hablaban de que les habían hecho firmar unas cartas dándole las gracias al «jefe», por haberlos «perdonado», y que también les dijeron que los soltarían pronto.
El ingeniero José Israel Cuello, ha relatado: En la celda nuestra había uno llamado el Chino Liviano; como a las nueve y media de la mañana fue sacado de la
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celda y llegó muy contento, llegó muy alegre, porque había firmado una carta dándole las gracias al Jefe por haberlo puesto en libertad. Dijo: «Me sueltan ahorita».
El doctor Ramón A. Blanco Fernández, en su obra 1J4. De la apariencia a la esencia, dice: Llegaron a este centro carcelario varios agentes acompañados del capitán de la Policía Dante Minervino, a buscar a los jóvenes que estuvieron conmigo, y que posteriormente fueron conocidos con el sobrenombre de Los Panfleteros. La finalidad para la cual decían aquellos agentes que los buscaban era, en principio, aclarar algunos asuntos relativos a los interrogatorios. «Después de la infausta firma de las cartas a sus familiares, fueron encerrados de nuevo en las solitarias de La 40, hasta tanto llegara aquel supuesto momento en que todos iban a partir para el extranjero».28
No hay duda entonces de que, antes de ser asesinados, a Los Panfleteros de Santiago, se les hizo firmar una carta en la cual reconocían que habían sido puestos en libertad. En realidad, ese documento lo elaboraron los asesinos para, supuestamente, liberarse en un futuro de la responsabilidad en el crimen colectivo contra los jóvenes conocidos hoy como los heroicos Panfleteros de Santiago.
Los Panfleteros, células y discreción Desde que me inicié en el accionar político he tenido por norma no aspirar a tener más información que la necesaria. En los primeros años de la década del setenta del siglo pasado, durante la gestión gubernativa de los doce años de terrorismo de Estado del doctor Joaquín Balaguer, el dirigente comunista Narciso Isa Conde fue amenazado de muerte por grupos terroristas vincula El Nacional, edición de 28 de julio de 2007.
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dos con el gobierno de turno. Narciso hizo la denuncia de la trama en su contra y declaró que había depositado en manos de una personalidad del país un sobre cerrado que contenía los nombres de las personas que estaban maquinando asesinarle. Yo fui la persona que recibió el encargo de Narciso para que en caso de que se materializara el atentado abriera el sobre e hiciera la denuncia pública de los posibles autores del crimen. La acción criminal contra Narciso no se materializó; luego de haber pasado treinta y cinco años, le devolví a Narciso el sobre en las mismas condiciones que me lo había entregado. He traído a colación el caso de Narciso Isa Conde, para referirme a la discreción y mi vinculación con Wenceslao Guillén y Manuel Bueno, dentro de la dirección de la célula principal de la Unión de Grupos Revolucionarios Independientes (UGRI). Sin que hubiera acuerdo previo, Manuel y yo reconocíamos que Wen era el líder y principal dirigente de la UGRI, y que no tenía que informarnos de sus relaciones con las otras células que conformaban los demás grupos en los distintos barrios de Santiago. La célula fue el organismo que Wen creó para organizar y dirigir la UGRI. Tanto es así que Manuel Bueno, en su libro Cárcel y guerra, en la página número ciento veintiséis, narra lo que Wen le dijo mientras ambos estaban en prisión en enero de 1960: A mí me van a matar, de eso estoy seguro. Y conmigo se irá la mayoría. En cambio, en ti se conjugan todas las condiciones para sobrevivir. Por tanto tienes que jurarme seguir la lucha. Que organizarás nuevas células y las entrenarás y dirigirás hasta el triunfo final.
La discreción fue la esencia del trabajo que hacíamos Wen, Manuel y yo. Así, por ejemplo, Wen nunca nos informó a Manuel y a mí que él estaba vinculado con grupos que, para el mes de enero del año 1960, tenían un plan para eliminar a Trujillo y que la trama comprendía el corte de la electricidad en Santiago y Puerto Plata. Fue Manuel Bueno, luego de haber sido puesto en libertad, quien me dijo que el 21 de enero del año 1960, mientras él y Wen
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se encontraban presos en el cuartel de la Policía Nacional en la ciudad capital, Wen le narró que, precisamente, ese mes de enero había una trama para eliminar a Trujillo, y que la prisión de él, y la de Manuel Medina y Henrich Johannes Streese, había frustrado la acción contra el dictador. Es bueno destacar que Medina y Streese, al momento de ser detenidos, trabajaban en Santiago como linieros en la Corporación Dominicana de Electricidad, entidad que distribuía la energía eléctrica en Santiago y todo el país. Después de esta información que Manuel Bueno me aportó, comprendí que la eliminación física de Wen y los demás panfleteros no fue solamente por la elaboración y distribución de los panfletos el día 5 de enero del año 1960. Parece ser que los servicios de seguridad del Estado dominicano tenían informaciones de otras acciones de las cuales Wen formaba parte y Manuel Bueno y yo no teníamos conocimiento, aunque conjuntamente con Wen formábamos parte de la célula central de la UGRI. No obstante la corta edad que tenían los miembros de la UGRI, y principalmente Wenceslao Marcial Guillén Gómez, en todos estaba presente la prudencia y la sensatez, lo que se comprueba por la discreción en el trabajo clandestino. El derecho que tenía Wenceslao Guillén de no tener que dar informaciones de sus vínculos con los miembros de otras células de la UGRI, permitió que muchos panfleteros no fueran detenidos, torturados y asesinados y, de igual manera, no se conozcan entre sí, muchos jóvenes que también formaron parte de la UGRI y que todavía hoy están con vida.29
Monumento a Los Panfleteros Poco a poco el pueblo dominicano se va a dar cuenta de quiénes son y han sido sus amigos y quiénes sus enemigos. La realidad de los hechos se impondrá históricamente y lo mejor del país comprenderá que los hechos son los hechos y no se derriten EL Nacional, edición de 2 de agosto de 2007.
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por más que se quieran desconocer o ignorar. Esto lo digo por lo siguiente: convencido de que los jóvenes de Santiago asesinados en enero del año 1960 en el centro de torturas La 40, habían dado sus vidas luchando por la libertad del pueblo dominicano, sabía que con el tiempo se les rendiría justo reconocimiento. Así, por ejemplo, en fecha 27 de enero de 1983, un grupo de amigos y compañeros de Wenceslao Guillén, nos dirigimos a la Sala Capitular del Ayuntamiento de Santiago solicitándole que una calle de Santiago fuera designada con su nombre. La petición fue acogida en sesión de fecha 08 de marzo de 1983. Posteriormente, en agosto del año 2003, amigos, vecinos y compañeros de lucha de Pedro Jaime Tineo, solicitamos al Ayuntamiento de Santiago que una calle de la parte baja de la ciudad de Santiago llevara el nombre de Pedro Jaime Tineo. La sugerencia fue aceptada. El pasado mes de diciembre del año 2006, fui invitado a la ciudad capital por el diseñador Juan Gilberto Núñez, para mostrarme la estatua que, como símbolo a Los Panfleteros de Santiago, iba a ser colocada por la Comisión Permanente de Efemérides Patrias en una plaza en Santiago que se identificaría como la Plaza de los Panfleteros de Santiago. El miércoles 25 de julio de 2007, el Ayuntamiento de Santiago inauguró la segunda etapa de la remodelación de la avenida Hermanas Mirabal, y al mismo tiempo se llevó a efecto la apertura del monumento en homenaje a Los Panfleteros de Santiago. El síndico de Santiago, señor José Enrique Sued, al comprobar mi presencia en el acto, me invitó a la mesa principal y sugirió a los organizadores del encuentro que se me permitiera decir algunas palabras. En mi corta intervención aproveché la ocasión para recordar lo que en fecha 5 de febrero del año 1981, en el periódico El Sol, había escrito Manuel Bueno, en el sentido de que: Debemos continuar rescatando del anonimato a nuestros verdaderos héroes y mártires, dando a conocer su ideario, su trayectoria de lucha y afanes revolucionarios, reconociéndoles como nuestros únicos prohombres acreedores de
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honrar con sus nombres nuestras escuelas, plazas y calles principales, desplazando muchos falsos ídolos de barro que hoy ocupan esas posiciones señeras.30
La inauguración del monumento a Los Panfleteros de Santiago se convirtió en un acto muy emotivo y sirvió para que hicieran acto de presencia algunos panfleteros y familiares de los que fueron asesinados en la cárcel La 40 en 1960.
A ellos les debo mi vida Los dominicanos y dominicanas que vivimos durante el gobierno de Rafael Leónidas Trujillo Molina, sabemos que estaba sostenido por una estructura ideológica y material que se fundamentaba, en parte, en el terror en sus distintas formas, sin distinguir entre la vigilancia, la persecución, la detención, la tortura y la eliminación física. Por tanto, hacer oposición a la dictadura resultaba algo sumamente difícil. Ante esta situación se comprende la inteligencia, el talento de Wenceslao Guillén, quien fue el ideólogo de organizar por células a los jóvenes de los diferentes barrios de Santiago que manifestaban sus posiciones contra la maquinaria trujillista. Cuando Wenceslao Guillén y yo nos conocimos, él recién comenzaba sus actividades conspirativas principalmente en el Liceo Secundario Ulises Francisco Espaillat. Una vez conformamos la célula central de la UGRI, Wen me designó como el enlace, en los barrios de Baracoa y La Joya, con el profesor Pedro Jaime Tineo Tejada y Luis Prud’homme, respectivamente. Solamente Tineo y Prud’homme conocían a los que formaban parte de las células de sus barrios. Es posible que Wenceslao Guillén conociera a los integrantes de todas las células. De igual forma, Wen, Manuel Bueno, Pedro Jaime Tineo y Luis Prud’homme sabían de mi presencia en la célula central de la UGRI, y aunque decenas de cartorcistas y otros adversarios al régimen tenían conocimiento El Nacional, edición de 4 de agosto de 2007.
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de mis actividades clandestinas, no me conocían como miembro organizado y dirigente de la UGRI. Manuel Bueno, una vez fue puesto en libertad, me dijo que estando él en La 40, cuando estaban torturando a Wen, uno que conocía de sus vínculos conmigo le dijo que mencionara el nombre del compañero suyo que en Santiago andaba en una bicicleta, y usaba pantalones mahoma. Esa persona era yo, pero Wen prefirió seguir recibiendo torturas antes que delatarme. Manuel Bueno fue el único panfletero que habiendo estado preso en La 40, tuvo la posibilidad de escribir y narrar las últimas ideas expuestas por Wenceslao Guillén antes de ser asesinado. El 14 de julio de 2007, escribí un artículo en el cual expliqué las distintas posibilidades por las cuales salió con vida Manuel Bueno del centro de torturas La 40. En lo que a mí respecta, no caí preso porque Pedro Jaime Tineo, Luis Prud’homme, Manuel Bueno y Wenceslao Guillén no mencionaron mi nombre. En la página 93 del libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, Manuel Bueno, refiriéndose a Wenceslao Guillén dice: «… el Dr. Negro Veras, integrante de ese grupo de jóvenes y valientes intelectuales que se agrupó alrededor de la figura aglutinante de Wen Guillén, y a cuyo valor sin límites, al igual que muchos otros, debe la vida…»31 Ciertamente, debo mi vida a Luis Prud’homme, Pedro Jaime Tineo, Manuel Bueno y a Wenceslao Guillén.
Los Panfleteros y un complot En un artículo publicado por mí el jueves 2 de agosto de 2007, escribí lo siguiente: Manuel Bueno, luego de haber sido puesto en libertad, me dijo que el 21 de enero del año 1960, mientras él y Wen se encontraban presos en el cuartel de la Policía Nacional en la ciudad capital, Wen le narró que, precisamente, ese mes de
El Nacional, edición de 9 de agosto de 2007.
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enero había una trama para eliminar a Trujillo y que la prisión suya, la de Manuel Medina y Henrich Johannes Streese, había frustrado la acción contra el dictador.
Es bueno destacar que tanto Medina como Streese, al momento de ser detenidos, trabajaban en Santiago como linieros en la Corporación Dominicana de Electricidad, entidad que distribuía la energía eléctrica en Santiago y en todo el país. En el libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, en la página 97, Manuel Bueno, refiriéndose a Wenceslao Guillén y al día 21 de enero de 1960, narra lo siguiente: «O luego, en las solitarias del sótano del Palacio de la Policía a la que fuimos trasladados catorce de nosotros, la madrugada del 21 de enero de 1960 desnudos en una guagua celular…» La indicación de la fecha del 21 de enero de 1960, hecha por Manuel Bueno con respecto al encuentro con Wen Guillén, viene a confirmar el día y el escenario en que se produjo la conversación en el curso de la cual Wen le habló a Manuel Bueno de que por la prisión suya, la de Manuel Medina y de Henrich Johannes Streese, se había frustrado un plan que había para eliminar físicamente a Trujillo. Al recordar lo que Manuel Bueno me había dicho luego de ser puesto en libertad, y leer lo escrito por él en el aludido libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, me interesé por el tema del plan de eliminar a Trujillo en enero de 1960, y me puse a escudriñar en la obra de Bernardo Vega, Los Estados Unidos y Trujillo. Los días finales 1960-1961, alguna información de esa época –enero 1960– con relación a Trujillo y la oposición interna. Veamos lo que encontré en el citado libro. En la página 27 se lee: Ya para principios de 1960, varios complots para matar a Trujillo estaban en gestación, sin que un grupo estuviese necesariamente enterado de lo que hacían otros. Uno de esos complots implicaba matar a Trujillo en la Feria Ganadera, el 21 de enero de 1960.
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En este mismo libro, Los Estados Unidos y Trujillo. Los días finales 1960-1961, en las páginas 45 y 46, se lee el fragmento de una comunicación del 22 de enero de 1960, dirigida por John Bartield, agregado político de la Embajada Norteamericana en nuestro país, al señor Ernest B. Gutiérrez, encargado del escritorio dominicano en el Departamento de Estado, la carta en parte, dice así: Querido Ernie: Anexo una lista de personas que se reportan como encarceladas, como consecuencia de un complot que fue deshecho a último minuto. De acuerdo con mi fuente, la revolución estaba supuesta a comenzar con el corte de electricidad en Puerto Plata y Santiago, en o cerca del 15 de enero. Aparentemente, un miembro del grupo fue apresado en Santiago con panfletos antitrujillistas en su posesión, lo que provocó la redada.
No puedo afirmar ni negar el hecho de que Wen, Manuel Medina y Henrich Johannes Streese, estuvieran formando parte del complot del 21 de enero de 1960. Pero la realidad es que coincide lo que me dijo Manuel Bueno que le había dicho Wen, con la referencia que hace en el libro Bernardo Vega, del complot, la fecha del 21 de enero de 1960, la detención de Manuel Medina y Henrich Johannes Streese, que laboraban en la Corporación Dominicana de Electricidad y la mención de que un miembro del grupo fue apresado en Santiago con panfletos antitrujillistas. La detención de Wen Guillén, fue el día 15 de enero de 1960. La discreción, el secreto, la sensatez, la prudencia, la reserva como manejaba Wen Guillén la Unión de Grupos Revolucionarios Independientes (UGRI), nos impedía a Manuel y a mí conocer enlaces de Wen con otras personas contrarias al régimen de Trujillo. Lo ideal fuera que personas que estuvieron vinculadas con ese complot del 21 de enero de 1960, si todavía viven, explicaran de la relación con ese hecho de Wenceslao Guillén, Manuel Medina
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y Johannes Streese, para así despejar cualquier duda en torno a su participación o no en el susodicho complot.32
Delación de Los Panfleteros En el mes de diciembre del año 2008, visité a mi hermana Mercedes María Veras, quien reside en la ciudad de Nueva York. En un momento en que compartía con ella en su apartamento, estando presente una amiga común, Mercedes María hizo referencia a un amigo mío, conocido empresario de Santiago, y dijo que el dinero que este tenía no lo había adquirido en forma normal. Me indigné por lo dicho por mi hermana, le reproché hacerse eco de envidias, intrigas y chismes; le dije que ella no tenía prueba ni base para decir lo que había expuesto con relación a mi amigo, que yo le exigía que retirara lo dicho porque la otra amiga presente podía pensar que era verdad la infamia lanzada contra mi amigo, y que si no lo hacía, de inmediato yo abandonaba su apartamento; que no se debía retractar para complacerme, sino porque lo dicho por ella también había sido difundido en nuestro país por todos aquellos que no pueden competir en buena lid con mi amigo en el plano empresarial. Al final mi hermana me confesó que lo dicho por ella era fruto de un comentario que había escuchado y que me pedía excusas. Siempre he sido enemigo de los chismes, las intrigas, las zancadillas y otras desviaciones del comportamiento humano. La posición que sostengo con respecto a las falsedades las he llevado como norma de vida. He hecho referencia al encuentro y conversación con mi hermana, y a mi posición con relación a los vicios y debilidades humanas, para dar respuesta a una pregunta que siempre me han hecho personas que han dado seguimiento al caso de Los Panfleteros de Santiago. La interrogante es ¿quién delató a Los Panfleteros? Con el único miembro del grupo de Los Panfleteros de Santiago que estuvo preso en La 40 y quedó con vida con que he hablado El Nacional, edición de 16 de agosto de 2007.
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de la delación es Manuel Armando Bueno Pérez. Una vez este fue puesto en libertad le visité en su casa, hablamos de su prisión, de las torturas que había recibido y del asesinato de los compañeros; le pregunté de dónde creía él que había venido la delación del grupo. Con toda franqueza me confesó que no tenía la menor idea de quién podía haber sido el delator, aunque sí me precisó que es posible que ante las torturas algunos de los compañeros, ya en prisión, hicieron referencia a otro miembro de las células. Manuel Bueno, cuya inteligencia, solidaridad, franqueza y valor personal nadie nunca puso en duda, tuvo la posibilidad de escribir parte de sus vivencias relacionadas con su participación en la UGRI, la elaboración de los panfletos distribuidos en enero de 1960, su detención, torturas y prisión. El testimonio de Manuel consta en un artículo suyo publicado en el periódico El Sol de fecha 5 de febrero de 1981 y en su libro Cárcel y guerra. Del cumplimiento de Wen de no delatar a ningún compañero, Manuel Bueno, en la página 97 del libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, cuenta: «Recuerdo su figura desafiante, aunque encorvada por los tantos golpes recibidos, desnudo y esposado al instruirme en la sala de torturas, de cara al escritorio del abogado: “Escribe tu declaración tal cual te estoy diciendo, cuidando de no involucrar a nadie más, léela bien antes de firmarla, no te vayas a manchar pidiéndole perdón al hijo de puta ese”». Otra experiencia narrada por Manuel Bueno, en torno a Wen y su compromiso de no delatar a nadie, está en la página 20 de su libro Cárcel y guerra, cuando dice: «Wen había instruido a los suyos, frente al escritorio del doctor Faustino Pérez, que no quería más prisioneros». La línea trazada por Guillén y sus demás compañeros fue la de no mencionar a nadie, a no ser los nombres de los que ya estaban en prisión. Hasta ahora nadie sabe seriamente cuál fue el hilo conductor que guió a los servicios de seguridad a ubicar las células de Los Panfleteros de Santiago. Sería caer en el campo de la especulación señalar a determinada persona como autor de la delación.33 El Nacional, edición de 18 de agosto de 2007.
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Si los que en nuestro país han estado al frente de los diferentes órganos de poder del Estado y han sustraído fondos públicos, hubieran conocido del sacrificio que ha hecho nuestro pueblo para vivir bajo el estado de tímidas libertades públicas en que nos encontramos hoy, a lo mejor no se hubieran comportado con el descaro, la desvergüenza, la desfachatez y con la falta de dignidad y de decoro que han actuado. Solamente aquellos que saben valorar los sacrificios, la sangre derramada, los muertos con estampa política, en fin, solo los hombres y mujeres de bien, los demócratas sinceros y sensibles hacen honor a los que dieron sus vidas para que lo mejor del pueblo dominicano disfrutara de libertades y derechos garantizados. Aquellos que se han burlado de la memoria de nuestros héroes y mártires están descalificados para dirigir los destinos de nuestro país. Para que nuestros niños y niñas no se formen con la idea de que en el país no ha pasado nada, y que el ambiente que se vive hoy es la obra de los tigres de la politiquería y que, por tanto, no hay que luchar por vivir en un ordenamiento social diferente al actual. La juventud dominicana debe saber que cada generación es acreedora del legado de las anteriores y debe tomar como ejemplo, el comportamiento de los que hicieron del accionar político un compromiso con su pueblo. El libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo no fue editado para satisfacer apetencias personales y grupales ni para decorar bibliotecas, sino para dar a conocer lo que fue la lucha de un grupo de jóvenes de Santiago que se sacrificó en defensa de la libertad del pueblo dominicano. Leer este libro contribuye a que el lector o la lectora conozcan lo que fue un episodio tétrico, triste, sombrío y tenebroso de la Era de Trujillo y que semejante régimen no se debe reeditar. Con el libro no se busca estimular venganza, sino hacerle honor a un acto de justicia por la libertad de nuestro pueblo. Dicha obra, por tanto, contiene un material muy diverso que comprende testimonios, narraciones de hechos vividos por los mismos que en La 40 sufrieron torturas y vieron a Los Panfleteros de Santiago ser torturados y asesinados. En la obra hay exposiciones directas de hechos
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que prueban hasta dónde es capaz de llegar la maldad, el sadismo y la voluntad criminal. La recopilación y selección de los diferentes capítulos contribuyen a informar al lector de algo que no se imagina que ha ocurrido en nuestro país, pero que ciertamente fue sufrido en carne propia por los jóvenes panfleteros de Santiago. Leer el libro Los Panfleteros de Santiago… es conocer cómo llegaron a tejer los jóvenes panfleteros, en plena clandestinidad, en medio de toda una variedad de circunstancias adversas, crear la Unión de Grupos Revolucionarios Independientes (UGRI) una organización sólida, cerrada, disciplinada, con capacidad de acción de día y de noche, demostrando sus miembros que estaban dispuestos a enfrentar la dictadura poniendo por delante el heroísmo contra la cobardía, la dignidad y el decoro contra la ruindad, hasta llegar a poner de frente el coraje ante la tortura. Así como el libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, ha sido conocido ya por algunos sectores dentro de nuestro país, también los dominicanos y dominicanas residentes en el exterior, particularmente en la ciudad de Nueva York, deben tener la posibilidad de conocer la obra que contiene narraciones y testimonios de muchos de los que fueron testigos del martirio de Los Panfleteros de Santiago, en el centro de torturas La 40 en enero del año 1960.34
La barbarie contra Los Panfleteros El doctor Julio Miguel Escoto Santana, miembro fundador del movimiento clandestino 14 de Junio, y ex presidiario del centro de torturas La 40, presentó formal querella contra un grupo de torturadores al servicio de la dictadura de Trujillo. En su querella, el doctor Escoto Santana, le dice al procurador general de la República, refiriéndose a Los Panfleteros de Santiago, lo siguiente: Días después de haber sido secuestrado por César Rodríguez Villeta, encontrándome detenido y encerrado ilegalmente El Nacional, edición de 23 de agosto de 2007.
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Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición en La 40, una noche, llegó un grupo de más de 20 adolescentes entre ellos dos muy jóvenes, que según dijo Johnny Abbes habían sido apresados en Santiago de los Caballeros por imprimir y distribuir unos panfletos o volantes en los que según oímos decir a Candito Torres, «se insultaba al jefe», lo que no le podían perdonar; entonces este empezó a obligarlos a que repitieran el contexto de las sátiras, y no se cansaba de expresar: digan ahora que ¡viva la revolución!; digan abajo el tirano; y atrévanse a repetir que Trujillo es una mierda, porque las verdaderas mierdas son ustedes, coño; y de inmediato, él, Luis León Estévez junto a Minervino, Clodoveo Ortiz, de un tal Chabacano, Ciriaco de la Rosa y otros calieses más, le fueron encima a esos indefensos muchachos y procedieron a golpearlos salvajemente con los chuchos disecados hechos de la verga de los toros; y a torturarlos con gran saña, hasta dejarlos inconscientes. Después de esa noche, dejé de verlos por unos días, y luego reaparecieron muy contentos a pesar de los golpes que habían recibido, y hablaban que les habían hecho firmar unas cartas dándoles las gracias al jefe por haberlos perdonado, y que también le dijeron que los soltarían pronto. Pero... la noche del 29 y en la madrugada del 30 de enero de 1960 de repente, apagaron todas las luces de La 40, y empezaron a cerrar las puertas de hierros y de madera que había en la entrada de cada solitaria, dejando prácticamente en tinieblas dicho antro de torturas, y luego comenzó a oírse el ruido de motores de vehículos encendidos, y a seguidas, escuchamos unos desesperados gritos y chillidos; y al subirnos sobre el inodoro de la celda, vimos por una estrecha ventana qué había en la misma, cómo Clodoveo Ortiz los apuñalaba con un cuchillo que siempre portaba en su cintura, y al estrangulador Manolo Domínguez ahorcándolos con el tortor, y a Chabacano y a otros asesinos, matándolos a palos, metiendo sus cuerpos destrozados en sacos, y subiéndolos a un vehículo cerrado que parecía una perrera de las que usaba la policía en esa época y después, la sombría caravana arrancó, ignorando nosotros su destino. Esa
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Ramón Antonio, Negro, Veras misma madrugada, Johnny Abbes y Candito Torres, electrocutaron en la silla eléctrica al resto de los jóvenes Panfleteros de Santiago. Hasta la fecha, se ignora dónde reposan los restos de esos adolescentes, vilmente asesinados, y por eso, en las investigaciones que se llevan a cabo, es pertinente que León Estévez, Candito Torres, César y José Ángel Rodríguez Villeta, den respuesta a esa gran interrogante.
De lo antes relatado resulta que: 1. El día de la matanza de Los Panfleteros las luces de La 40 fueron apagadas; 2. Se cerraron las puertas de hierro y de madera de las solitarias; 3. Se comenzó a oír el ruido de motores de vehículos encendidos; 4. A seguidas se comenzaron a escuchar desesperados gritos y chillidos; 5. Clodoveo Ortiz los apuñalaba con un cuchillo que siempre portaba en su cintura; 6. El Chabacano y otros asesinos, los mataban a palos; 7. Johnny Abbes y Candito Torres electrocutaron al resto de los jóvenes Panfleteros de Santiago; 8. Sus cuerpos fueron destrozados e introducidos en sacos, y luego trasladados en un vehículo cerrado que parecía una perrera. Lo expuesto por el doctor Escoto Santana, con relación a los métodos aplicados por los asesinos para eliminar a Los Panfleteros de Santiago, coincide con el testimonio de otros que fueron testigos del crimen, tal como lo vamos a exponer en un próximo artículo.35
¿Cómo murieron Los Panfleteros? El caso de Los Panfleteros de Santiago no hace mucho tiempo era totalmente desconocido por la generalidad de los dominicanos EL Nacional, edición de 30 de agosto de 2007.
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y dominicanas, aunque ese hecho constituye un episodio dramático de la resistencia del pueblo dominicano contra el régimen de Trujillo. Buscando datos e informaciones en libros y periódicos, y recogiendo los testimonios de muchos prisioneros que compartieron prisión y tortura con los jóvenes asesinados, hemos podido llevar a la conciencia nacional algunas de las circunstancias que rodearon el asesinato de los heroicos y valientes jóvenes de Santiago. Los Panfleteros de Santiago fueron apresados en esa ciudad en la redada hecha del 15 al 21 de enero de 1960, y trasladados a la capital, donde fueron movidos entre los centros de torturas La 40 y El 9, y las cárceles de la Policía Nacional y La Victoria; la ejecución colectiva se llevó a cabo en horas de la noche del 29 de enero de 1960. De lo que han escrito algunos ex presidiarios testigos de la matanza de Los Panfleteros de Santiago, se conoce que unos fueron ahorcados, otros electrocutados en la silla eléctrica y algunos eliminados con estiletes y cuchillos. He aquí algunos testimonios de la ejecución de Los Panfleteros de Santiago. 1. El doctor Rafael Valera Benítez dice: «El grupo había sido denominado Los Panfleteros de Santiago por haber impreso y distribuido un volante en la ciudad de Santiago de los Caballeros. Durante dos noches estuvimos asistiendo a algo nuevo para nosotros: unos repentinos y totales apagones y el cierre de la doble puerta de hierro y madera de cada celda. Todo estaba cerrado por completo y oscuro como boca de lobo: era el escenario para la matanza. En esas noches, no cesaron de oírse alaridos y jadeos aun en medio del ruido que hubo que producir con el motor de una inservible camioneta que utilizaban, en ocasiones, para ahogar las manifestaciones excesivas de la matanza». 2. El ingeniero José Israel Cuello recuerda: «A ellos los sacaron de nuevo de las celdas cerca de las 8 de la noche (ahí era difícil apreciar la hora de la noche) y los fueron matando uno a uno con el método de la soga y los dos palitos, ahorcados…»
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3. El ingeniero Rafael Cucuyo Báez narra: «Transcurridas algunas horas comenzamos a escuchar algunos quejidos y muchos ruidos; luego, una tranquilidad asustadiza. Me subí hasta la claraboya de la celda y vi cómo sacaban unos sacos llenos y los metían en el baúl de unos carros. El contenido de los bultos eran Los Panfleteros. Los iban asesinando de una punzonada en el corazón». 4. En el libro Fundación Testimonio, se lee: «…se les introducían estiletes de hierro afilado en el corazón y otros [fueron] estrangulados, luego sus cadáveres entrados en sacos de henequén y depositados en los baúles de los carros del SIM para ser transportados a una tumba que nunca sería encontrada…» 5. José Peralta Michel dice: «Luego de haber sido expuestos a una despiadada tortura, fueron vilmente ejecutados en La 40». 6. El licenciado Tony Raful, en su obra Movimiento 14 de Junio. Historia y documentos, destaca: «…fueron electrocutados en la cárcel de La 40 en la famosa silla eléctrica, se conocieron con el nombre de los panfletistas…» 7. El ex presidiario Francisco Adolfo Bello Franjul escribe: «Serían más o menos las 10:00 de la noche cuando los sacaron de nuestra celda, poco después apagaban las luces del recinto y media hora más tarde escuchábamos el acelerar de un vehículo acompañado de un sonido gutural que se fue repitiendo por largo tiempo. José Vargas Evangelista, que se había subido en el inodoro y [miraba] al través de los barrotes de la pequeña ventana, me llamó para que viera la razón de aquel ruido, dos hombres, uno sostenía una caja de cigarrillo y el otro un estilete de metal y al penetrar el preso por una pequeña puerta, uno de ellos encendía un fósforo, tal vez con el propósito de afinar la puntería, pero que simulaba encender un cigarrillo que ya lo estaba, lo que pasaba a seguidas no pude contemplarlo más de dos veces. El estilete fue clavado y sacado casi instantáneamente de la nuca inocente, selló para siempre en mi mente el enorme pesar que me acompañará hasta la tumba. Terminada la orgía de sangre se volvieron a encender las luces.36
El Nacional, edición de 1º de septiembre de 2007.
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Así murieron Los Panfleteros de Santiago.
Enrique Perelló, panfletero de valor La forma como Wen Guillén estructuró la UGRI no nos ha facilitado una cabal información de los jóvenes que en los diferentes barrios de Santiago, para el año 1960, estaban organizados en la clandestinidad para combatir la dictadura de Trujillo. La independencia de cada célula barrial para llevar a cabo acciones diurnas y nocturnas impedía identificar a sus integrantes. La discreción de cómo Wen manejaba sus relaciones con los contactos de las células barriales hacía imposible que Manuel Bueno y yo, aunque trabajábamos con él en la célula central, conociéramos asuntos que solamente él dominaba. Así, por ejemplo, yo sabía que Wen tenía un contacto en el barrio El Ejido, pero nunca le pregunté quién era. Solamente después de la detención de los compañeros, nos informamos quién era el compañero de Wen de El Ejido. Las informaciones que en la cárcel le dio Wen a Manuel revelan que Enrique Perelló era un compañero de total confianza en el seno de la UGRI y el enlace en la célula de El Ejido. En el libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, en la página 95, Manuel Bueno hace mención de Enrique Perelló, y dice: A finales de ese año, ya nos transmitía las enseñanzas que sobre la fabricación de bombas predicaban por la radio los exiliados dominicanos desde Cuba y Venezuela, y empezamos a acumular pólvora en la casa de Enrique Perelló en el barrio El Ejido.
Wenceslao Guillén, no obstante su corta edad, tenía muchas condiciones de dirigente, sabía con quienes se trataba y depositaba su confianza. El compañero Enrique Perelló dio una gran demostración de firmeza y valor en el centro de torturas de La 40, como lo narra Manuel Bueno en las páginas 132 y 133 de su libro Cárcel y guerra, cuando reseña:
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Ramón Antonio, Negro, Veras Enrique se fue reduciendo hasta convertirse en una miseria humana. Sus gritos estridentes los profería, tanto a través de la ventanilla, como dando pasitos cortos y nerviosos a lo ancho y largo de la pequeña celda. De ninguna manera hubiera podido sentarse un solo instante, puesto que, además de lo excesivamente inflamado que tenía el testículo herniado, la totalidad de su esquelético cuerpo se hallaba cubierto de llagas. Heridas abiertas en surcos cruzados por los latigazos que supuraban pus y gusanos, y estaban llenas de mierda. En La 40 había sido uno de los más castigados. Se negó a hablar por no confesar su participación en actividad conspirativa alguna ni mucho menos para denunciar a ninguno de sus compañeros. Lo sentaron en la silla eléctrica; le dieron corrientazos con las picanas; lo azotaron inmisericordemente con los güebos de toro hasta caer inconsciente al suelo; lo entraron en el Coliseo (la base acordonada de la torre para la antena de comunicaciones, convertida por Minervino en ring de boxeo); lo sumergieron en la bañera romana llena de agua con vinagre para mejor conducción de la corriente eléctrica (uno de los tantos juguetes sádicos ideados por Ernesto Scotto; y por último, como no hablaba ni que lo voltearan al revés, mandaron a buscar a Guillén, el cocinero, para que con su cuchillo boto de mondar, le arrancara los cojones. No dijo ni pío, y tuvieron que dejarlo medio muerto porque no pudieron con él. No se pudo establecer con precisión si Manolo Tavárez, Wen Guillén o Luis Gómez se portaron más corajudos que él.37
El lector se debe hacer una idea del sufrimiento de Enrique Perelló, este panfletero, contra quien los torturadores de La 40 lanzaron todo su sadismo y voluntad criminal. Si Manuel Bueno compara las torturas contra Enrique con las sufridas por los doctores Manolo Tavárez y Luis Gómez Pérez, es de suponer las salvajes torturas sufridas por Perelló.
El Nacional, edición de 6 de septiembre de 2007.
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Los Panfleteros, una realidad Para mí no es nada agradable ni un mero ejercicio mental abordar los temas relacionados con Los Panfleteros de Santiago, pero hago un esfuerzo, dentro de lo posible, para que lo mejor de nuestro pueblo conozca una parte de lo que fue ese grupo de jóvenes que dieron sus vidas para que en el país imperara un ambiente de plenas libertades, algo que todavía no se ha alcanzado. Si no se le da a conocer a la juventud dominicana el sacrificio que se ha hecho para que hoy podamos movernos en un ambiente de tímidas libertades, de seguro que muy poco o nada se va a lograr de motivación en las presentes y futuras generaciones. José Martí decía: «El pasado es la raíz de lo presente. Ha de saberse lo que fue, porque lo que fue está en lo que es». Si nuestros jovencitos y jovencitas no asimilan el sacrificio de los que aquí han luchado, como Los Panfleteros, sin buscar nada material, muchos van a seguir con la falsa idea de que se va a la política como negocio y no con sentido de esfuerzo de transformación social y política. Martí, también dijo: «Se afirma el pueblo que honra a sus héroes». De ahí que nuestra juventud se eleva si trilla el camino, el ejemplo, de la lucha política limpia y desinteresada llevada a cabo por Los Panfleteros de Santiago y, de igual manera, afianza la ligazón con su patria. Si para mí no resulta agradable traer a colación el final trágico de Los Panfleteros de Santiago, lo mismo le ocurría a Manuel Bueno, a quien siempre se le hizo difícil narrar lo vivido en los centros de torturas en los cuales compartió con sus compañeros asesinados. Así, por ejemplo, la primera vez que Manuel decidió escribir con relación a Los Panfleteros de Santiago, lo hizo en el mes de febrero del año 1981, o sea, veintiún años después de haber estado en La 40. Su escrito lo inició así: Postergué durante veintiún años referirme al tema queriendo evitar mayores tribulaciones a una madre como Telma Gómez, para quien su amadísimo hijo Wen siguió siempre
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Ramón Antonio, Negro, Veras viviendo en su corazón, lacerado por profundas y sangrantes heridas con su abrupta desaparición.
En el mismo trabajo, Manuel Bueno, narró, refiriéndose a las torturas aplicadas contra Wen Guillén: Existieron pormenores que todavía me revuelven el estómago, y me hacen asomar las lágrimas cada vez que los reedita mi memoria, tan desagradables, que mejor es no contarlos y poder olvidarlos, y si ahora he traído algunos a colación para honrar la memoria de ese gran luchador y héroe nuestro que se llama Wen Guillén ha sido porque considero que –por duro que haya sido–, nuestras juventudes de hoy no deben ignorar las atrocidades cometidas por los secuaces de la funesta Era de Trujillo…38
Ciertamente, no es nada fácil referirse a los sufrimientos que padecieron nuestros compañeros en los distintos centros de torturas de la dictadura. Pero no podemos ignorar que, una de dos, o guardamos silencio del martirio de Los Panfleteros de Santiago, o con todo pesar hacemos del conocimiento público su sacrificio. Los dominicanos y dominicanas que aspiran a un país que honre a sus mártires tienen que saber que ningún sacrificio por una causa justa se hace en vano, y precisamente la actitud, el comportamiento de los jóvenes conocidos como Los Panfleteros de Santiago debe ser conocido para que etapas como las que esos mártires vivieron en La 40 nunca más se repitan en nuestro país. El día que se conozcan las interioridades de muchas acciones de los que formamos parte de la UGRI, nuestro pueblo se dará cuenta de que la lucha clandestina nos obligó a realizar actos con los cuales personalmente no estábamos de acuerdo pero que para cubrir la realidad con la apariencia y preservar la organización, tuvimos que hacerlos. Los hechos históricos no son invenciones de los historia Las citadas reflexiones de Manuel Bueno están contenidas en el libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, pp. 93 y 97.
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dores. Lo ocurrido está ahí y no va a desaparecer por el hecho de que no se les explique a los que tuvieron la suerte de no vivir una coyuntura desagradable de la vida dominicana. Las narraciones, los testimonios, las experiencias que se extraen del martirio de Los Panfleteros de Santiago, forman parte de la historia fea del país. Pero esa es una realidad.39
Panfleteros e ideología Las publicaciones hechas con relación a los momentos vividos por Los Panfleteros de Santiago, durante su permanencia en el centro de torturas de La 40, han motivado a varias personas a formular preguntas en torno a estos héroes y mártires de Santiago. Recientemente en el curso de una charla, uno de los presentes me preguntó qué ideología tenían los jóvenes agrupados en la UGRI. Antes de darle respuesta a la persona, comencé por decirle que particularmente yo conocía muy pocos de los miembros de la UGRI, porque la misma estaba organizada por células barriales, razón por la cual se me hacía imposible saber la concepción ideológica de cada integrante de la organización. Lo que sí estoy seguro es que cada uno de los que estaban en la UGRI, y los que luego fueron identificados como Los Panfleteros de Santiago, luchaban contra la dictadura de Trujillo en busca de la libertad del pueblo dominicano. La aspiración a vivir en libertad junto a su pueblo unificó a los jóvenes miembros de la UGRI y, dentro de ellos, a los que en La 40 fueron asesinados y por cuyo accionar surgió el nombre de Los Panfleteros de Santiago. Si partimos de la concepción ideológica abrazada por el fundador, dirigente y líder de la UGRI, Wenceslao Marcial Guillén Gómez, hay que convenir que él creó su organización con un criterio revolucionario y así la identificó: Unión de Grupos Revolucionarios Independientes, que eran los miembros de la UGRI en los diferentes barrios de Santiago. Wen Guillén, tenía una concepción ideológica El Nacional, edición de 8 de septiembre de 2007.
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muy bien organizada que respondía en esencia a la lectura de las obras que llegó a tener a su alcance y las cuales, al parecer, fueron moldeando su pensamiento político e ideológico. Manuel Armando Bueno, miembro de la célula madre de la UGRI, íntimo amigo de Wen Guillén, elaborador de los panfletos y ex presidiario de La 40, tenía más autoridad que nadie para explicar la concepción ideológica de Wen. En el libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, en la página 93, dice: Wen se distinguió desde temprana edad en los círculos estudiantiles del Liceo Secundario de Santiago, por un inusitado y tesonero afán de superación intelectual que escapaba a la situación imperante a mediados de la década del cincuenta. En su mirada penetrante reflejaba una inteligencia y madurez poco comunes en un púber. De extracción humilde, debió conformarse con los libros que encontró a su alcance en la biblioteca de la Sociedad Amantes de la Luz, donde se convirtió en asiduo lector de libros políticos de Vargas Vila, y hasta una vieja edición que había de El capital, de Marx, el cual dejó marcado (Sic) al caer prisionero.
Corroborando lo expuesto por Manuel, recuerdo que muchas veces que me encontraba con Wen en el Ateneo Amantes de la Luz, él por lo regular tenía en sus manos El capital, en el capítulo de la acumulación capitalista, y también leía y releía la obra El hombre mediocre, de José Ingenieros. Comparto el criterio de Manuel Bueno, en torno a la lucidez política de Wen Guillén. Manuel escribió refiriéndose a esto: Su pensamiento político era de una claridad y conciencia increíbles para el momento incierto que le tocó vivir, llegando al convencimiento que solo desde dentro se podía hacer la revolución, contrario a la vana ilusión de otros que soñaban con las armas que «iban a ser arrojadas a los patios desde el aire». Las armas están aquí, las tienen ellos mismos, y solamente tenemos que prepararnos para aprender a quitárselas, solía expresar a sus íntimos. Por eso prefirió formar su
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propio grupo de noveles y confiables futuros combatientes, al cual bautizó con el nombre de «Unión de Grupos Revolucionarios Independientes (UGRI)» aunque no por eso dejó de mantener contacto con el Movimiento «14 de Junio», a través del padre Cruz Inoa y de Cayeyo Grisanti.40
Datos sobre Los Panfleteros Siempre hemos dicho que en nuestro país los buenos son más, aunque los malos hacen más bulla para que las verdades y razones de la mayoría no se escuchen. Por más jóvenes que anden por esas calles de Dios haciendo diabluras e indiferentes a los problemas que afectan a las grandes mayorías, la realidad es que aquí hay toda una juventud dispuesta a dar la batalla por las mejores causas y en ella, no en otra, es que debemos confiar. No podemos pedirle al jovencito y a la jovencita que aspiran a ser burócratas, a ser líderes fabricados en gabinetes, hechos alrededor de los politiqueros tradicionales, que abracen, que hagan suya la forma de hacer política en beneficio del pueblo ni que se identifiquen con el comportamiento, la abnegación y el amor por la libertad como lo demostraron Los Panfleteros de Santiago. Se trabaja haciendo política seria para que sea asimilada por la generalidad de los dominicanos y dominicanas honestos, honrados y decentes, no para aquellos que constituyen una excepción, que son los deshonestos, corruptos e indecentes y que nunca se van a identificar con las cosas sanas, sino con las nocivas. En una ocasión fuimos invitados a dictar una conferencia en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra con el tema de la lucha de la juventud dominicana en la Era de Trujillo. En el curso de nuestra intervención, un joven estudiante nos dijo que ya estaba llegando al final de sus estudios universitarios y que le gustaría elaborar su tesis de grado con el tema de la lucha de Los El Nacional, edición de 13 de septiembre de 2007.
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Panfleteros de Santiago, y quería que le diéramos referencia de dónde él podía buscar algunos datos. Le prometimos escribir un artículo para que él, y cualquier otra persona interesada, tomaran informaciones en torno al tema de su interés. He aquí las referencias: • Manuel Bueno, en el año 1991, con el título Cárcel y guerra. De una cárcel de Trujillo a un comando de abril, publicó un libro que recoge sus vivencias y sus relaciones con Los Panfleteros de Santiago en La 40 antes de ser asesinados. • El libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, puesto en circulación en fecha 24 de mayo de 2007, contiene toda una serie de artículos, testimonios y narraciones de personas que fueron compañeros de prisión de Los Panfleteros de Santiago. Esta obra recoge toda una colección de trabajos nuestros que publicamos en los diarios. • El libro de Manuel Bueno, tiene un gran valor porque él fue miembro de la célula central de la Unión de Grupos Revolucionarios Independientes (UGRI), elaboró los panfletos que se repartieron en Santiago el 5 de enero de 1960 y, además, fue el único panfletero que, habiendo quedado con vida, escribió sus experiencias en La 40 y narra el martirio de muchos panfleteros antes de morir.41
Siguieron Los Panfleteros El año 1960 había comenzado para mí bajo un estado anímico sumamente difícil porque mis compañeros de lucha política, en su gran mayoría, habían sido detenidos, torturados, asesinados y sus cadáveres desaparecidos. Manuel Bueno ya había sido puesto en libertad. Él y yo nos informamos de que Trujillo iba a estar en Santiago el día 16 de mayo de 1960; antes de su llegada distribuimos un panfleto que decía: «Nos visita Trujillo, un ladrón a quien no queremos ni como sereno. Vivan Los Panfleteros de Santiago». El Nacional, edición de 15 de septiembre de 2007.
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Los servicios de seguridad no pudieron detener a ninguno de los que participamos en el operativo, aunque personas desvinculadas de nuestra organización, pero contrarias a Trujillo, como el doctor Humberto Castellanos, fueron detenidas como consecuencia de la distribución del volante. Para esa época, un joven colaborador del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), me informó que en ese organismo se había hecho referencia a mi persona con relación a los panfletos repartidos antes de la llegada de Trujillo, pero que él había salido en mi defensa diciendo que yo no estaba en eso, que podía dar constancia de mi inocencia. Luego de muerto Trujillo, ese mismo confidente fue apresado y juzgado por un tribunal de Santiago. En el curso del proceso en su contra en el cual hice acto de presencia como testigo, él dijo, en su defensa, que había sido «calié» pero que también había intercedido en favor de adversarios a Trujillo, a los cuales había protegido e hizo referencia a mi persona. Su nombre es Félix Rodríguez, alias Félix Mueca; siempre residió en la parte baja de la ciudad y era de los muchachos que compartíamos en la plaza Valerio. Luego de cumplir la sanción de un año por pertenecer al SIM, Félix desapareció de la ciudad de Santiago y no sé cuál ha sido su destino, aunque mi amigo el licenciado Pedro Fernández, ex magistrado juez presidente de la Corte de Apelación de Santiago, quien también conoce a Félix Mueca, me dijo recientemente que en la actualidad este reside en la ciudad de Nueva York. Al parecer, el dictador Trujillo fue informado de la distribución de los volantes en su contra y fue lo que, en forma molesta, le motivó a declararle al periodista J. Rafael Koury, del periódico La Información, el día 17 de mayo de 1960, al día siguiente de una manifestación que se había hecho en apoyo suyo, lo siguiente: «La manifestación fue muy magnífica. Me ha complacido especialmente la asistencia de la juventud, porque esa juventud estará siempre dispuesta a castigar a los traidores internos y externos, en cualquier momento». Y siguió diciendo Trujillo: «Desde hace mucho tiempo los testigos de Jehová y los comunistas donde han echado raíces más honda ha sido en la sección de Conuco y en la ciudad de Tenares
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y Salcedo, hasta llegar a San Francisco de Macorís». Luego de una pausa, Trujillo, dijo: Años atrás en Conuco se destacaron los Mirabal y sus familiares, y algunos miembros de la familia González. Los comunistas también hicieron intensa campaña en La Vega y en las secciones de Cutupú y Río Verde. En Santiago, miembros de una familia Pérez, se unió al reconocido comunista Bonilla Atiles, y ahora residen en New York.
De la lectura de las declaraciones de Trujillo hay que destacar lo siguiente: a. Hizo referencia a la juventud, queriendo destacar que los jóvenes que repartieron los volantes antes de su visita eran comunistas, y que los de valía eran los que habían desfilado en su honor; b. Mencionó a la familia Mirabal y González, consciente de que ya él maquinaba el asesinato de las hermanas Mirabal, las cuales fueron asesinadas seis meses después de él haber hecho referencia de ellas en su declaración del día 17 de mayo de 1960. Ni Manuel ni yo éramos comunistas ni testigos de Jehová. Simplemente quisimos demostrarle a Trujillo la indignación del pueblo de Santiago por el asesinato colectivo de nuestros compañeros y que, además, todavía existía el grupo de Los Panfleteros de Santiago.42
Santiago en el recuerdo Muchas santiagueras y santiagueros conservamos gratos recuerdos de aquellos días en que la unidad de acción política y cívica nos hacía participar en actividades en busca de la libertad plena. Son El Nacional, edición de 22 de septiembre de 2007.
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muchos los momentos que recuerdo de mi época de juventud, mi incidencia en la política y mi vinculación con mi querido Santiago. Hoy, con casi sesenta y nueve años de edad, y de tanto recordar a mis inolvidables compañeros, Los Panfleteros de Santiago, me vienen a la mente hechos en los cuales participé; ya han transcurrido más de cuarenta y cinco años. He aquí un acto político recordado por mí. El 30 de mayo del año 1961 Trujillo fue físicamente eliminado, pero su régimen quedó intacto con sus órganos represivos y sus familiares y Balaguer dirigiendo el Estado. Además de La Voz Dominicana, el gobierno de Trujillo tenía como medio de difusión radial la emisora Radio Caribe. El día viernes 7 de julio de 1961, en el curso de una amplia movilización popular llevada a cabo en la ciudad capital, la emisora Radio Caribe fue incendiada. Al día siguiente, sábado 8 de julio de 1961, en horas de la mañana, fui convocado para que asistiera, a las 5:00 de la tarde, a estar presente frente a la glorieta del parque Duarte de Santiago. Siendo exactamente las 5:00 horas de la tarde, estando dentro de la glorieta, el doctor Gustavo Vincent, hizo uso de la palabra llamando a los presentes a cantar hincados el Himno Nacional; así lo hicimos. Para esa época el centro policial principal de Santiago se encontraba frente a frente a la plaza donde se estaba efectuando el encuentro. Luego, el doctor Vincent dijo un discurso que comenzó con las siguientes palabras: «No hemos venido a incendiar como ocurrió ayer en la capital con Radio Caribe; venimos a incendiar las ideas de la libertad…» Una vez el doctor Vincent terminó su exposición, dijo que el próximo paso sería salir en forma ordenada por la calle 30 de Marzo hasta llegar al Cementerio Municipal. Iniciamos el desfile desde el frente del restaurante Antillas, transitando hacia el norte. Ambas aceras de la calle 30 de Marzo estaban repletas de guardias y policías vestidos de civil. Una vez llegamos a la avenida Central, hoy 27 de Febrero, frente a donde está ahora el Cuartel del Cuerpo de Bomberos, decenas de policías nos impidieron llegar al cementerio. Se formó una amplia movilización, varios
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fuimos detenidos y conducidos al Cuartel General de la Policía de Santiago de los Caballeros, comandada en ese momento por el coronel José Rafael Duvergé Mateo, quien nos dio un trato respetuoso. Al día siguiente fuimos puestos en libertad. En la medida que se dan a conocer hechos en los cuales dominicanas y dominicanos demostraron en su oportunidad su apego a la libertad, la presente generación puede valorar el esfuerzo que se ha hecho para hoy movernos en un ambiente de tímidas libertades públicas. La ciudad de Santiago de los Caballeros, en cada momento histórico, ha hecho sus aportes a la lucha por la libertad real y verdadera. Son muchos los hechos ocurridos en Santiago durante y después de la dictadura de Trujillo, que revelan la presencia de santiagueras y santiagueros activando en la política con sentido de apego a las libertades públicas.43
Santiago, historia y política Aunque el Consejo de Estado fue un gobierno de transición creado para que, supuestamente, en forma imparcial organizara el proceso electoral que se celebraría el 20 de diciembre de 1962, en realidad estaba parcializado con la Unión Cívica Nacional y tenía una línea definida contra las organizaciones progresistas de la época. Por tanto, éramos adversarios de ese régimen y como tal participábamos en las actividades políticas que se efectuaban en su contra. Para esa época yo formaba parte de la dirección, en Santiago, del Partido Socialista Popular (PSP), al cual había ingresado en el mes de febrero del año 1962, luego de un encuentro que había sostenido con los hermanos Juan y Félix Servio Ducoudray, a quienes conocí por medio del hoy finado periodista Miguel Ángel Velázquez Mainardi. Con el objetivo de desempolvar la fecha de cuando las fuerzas de ocupación norteamericanas abandonaron nuestro país en el año El Nacional, edición de 27 de septiembre de 2007.
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1924, después de la intervención en el año 1916, el Comité Provincial de Santiago del Partido Socialista Popular organizó un mitin el día 12 de julio del año 1962, bajo la consigna de «12 de Julio Yanqui No». En el acto, efectuado en el parque Duarte de Santiago, hicimos uso de la palabra Luis Gómez, Amiro Cordero, Félix Servio y yo, destacando en nuestros discursos que el pueblo dominicano debía recordar el 12 de julio de cada año con sentido patriótico. Esa fue la primera vez que en el país se recordó el día 12 de julio como la fecha de desocupación, luego de la intervención norteamericana. La actividad del 12 de julio concluyó pacíficamente. Dos días después, el sábado 14 del mes de julio de 1962, varias organizaciones políticas y estudiantiles realizaron una manifestación en el mismo parque Duarte, y al finalizar la misma hicimos movilizaciones por varias calles de la ciudad de Santiago, principalmente por la calle El Sol. De los participantes en las acciones, varios fuimos detenidos y encarcelados en el cuartel de la Policía Nacional en Santiago. El doctor Rafael Valera Benítez, para esa época fiscal de Jurisdicción Nacional, quien estaba en Santiago en gestiones de investigación del asesinato de las hermanas Mirabal, dispuso mi libertad y la de los demás compañeros apresados. Recuerdo ahora que en los primeros años de actividades del movimiento clandestino 14 de Junio, con el consentimiento de la dirección del PSP, a petición del doctor Manuel Aurelio Tavárez Justo, conjuntamente con Piki Lora y el ingeniero Adolfo Franco Brito, trabajé en el Departamento de Prensa en el programa radial del 14 de Junio en Santiago, el cual se difundía desde el lunes hasta el viernes, en horas de doce y media a una y treinta, y de cinco a seis de la tarde. En la ciudad de Santiago se dieron grandes batallas después de la desaparición física de Trujillo, en las cuales intervinieron hombres y mujeres que todavía hoy mantienen posiciones democráticas y que nada los ha hecho cambiar en su comportamiento político.44
El Nacional, edición de 29 de septiembre de 2007.
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Panfleteros y MPD En el curso de un encuentro sostenido con un grupo de estudiantes de Historia de la Universidad Católica Madre y Maestra, les dije que la condición de estudiante al igual que la de joven es circunstancial. Los jóvenes y los estudiantes tienen condiciones transitorias en el ordenamiento social. La condición no estable del joven, y también del estudiante, hace que la generalidad cambie una vez que se convierten en adultos u obtienen un título universitario, y hasta reniegan de los principios que habían abrazado y defendido en su juventud y época de estudiante. Pero para muchos de los que formamos parte del grupo de Los Panfleteros de Santiago, la llegada de la adultez y la obtención de un título universitario no nos hizo ni nos ha hecho cambiar de posición ni renegar de nuestras convicciones juveniles ni de las ideas que abrazamos al paso por las aulas universitarias, como se comprueba por lo que voy a narrar ahora. El año 1960 avanzaba y la indignación contra la dictadura se acentuaba. Manteníamos contactos con diferentes grupos opositores a Trujillo en Santiago dispuestos a actuar para que desapareciera el régimen trujillista. Yo tenía informaciones de que en la ciudad capital exiliados dominicanos habían regresado al país a enfrentar a Trujillo. Su partido respondía al nombre de Movimiento Popular Dominicano (MPD). En los primeros días del mes de agosto del año 1960, un amigo me comunicó que los directivos del MPD vendrían próximamente a Santiago para hacer un mitin. Le dije que me mantuviera al tanto para yo estar presente en la actividad. El día martes 2 de agosto del año 1960, a las cuatro horas de la tarde, previa convocatoria de boca a boca, un grupo de jóvenes, principalmente estudiantes, nos reunimos en el mismo centro del parque Colón de la ciudad de Santiago de los Caballeros. El encuentro se hizo a instancia de los dirigentes del Movimiento Popular Dominicano, Máximo López Molina, Andrés Ramos Peguero y Florissell Erickson. Durante el acto hicimos uso de la palabra algunos de los presentes que expresamos nuestro repudio al régimen de Trujillo.
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Luego de concluidos los discursos, Máximo López Molina dijo que el próximo paso sería salir del parque Colón y desfilar por el centro de la calle El Sol para desafiar a Trujillo y que el pueblo viera que se podía luchar contra la dictadura. Doce de los presentes aceptamos marchar por la calle El Sol portando la bandera roja y negra del MPD. Una vez llegamos a la esquina formada por las calles Presidente Trujillo, hoy El Sol, con 17 de Julio, ahora San Luis, frente al edificio de correos, fuimos interceptados por miembros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), quienes nos llevaron detenidos a la Fortaleza San Luis, donde nos esperaban el general Oliva García, Alicinio Peña Rivera y Ursino Guzmán Liriano. A cada uno de los detenidos nos preguntaron los nombres, apellidos y dirección y nos despacharon. En la noche de ese mismo día, mi casa y la de Nelson Beato, ambas ubicadas en la calle General Valverde de Santiago, fueron rociadas con gasolina aunque no incendiadas. De igual manera, la casa de la familia Erickson, ubicada en las proximidades del parque Imbert de Santiago, fue asaltada y destruidos parte de los ajuares. Esta acción fue llevada a cabo por civiles paleros y militares vestidos de civil. Pero estos actos de los pandilleros no nos amilanaron porque al día siguiente respondimos con más firmeza a los bandoleros del régimen como verán más adelante.45
El MPD en Pueblo Nuevo En el comportamiento de los jóvenes se destaca su gran dinamismo dentro de la coyuntura social y política en la cual desarrollan sus actividades. En los momentos en los cuales se llevan a cabo grandes batallas entre lo nuevo y lo viejo, los jóvenes se manifiestan con actitudes comunes, posiciones idénticas ante fenómenos de igual origen que les ubican ante el progreso social y libertario. La juventud recoge fácilmente el influjo de ideas y concepciones nuevas, renovadoras, adversas al orden social y político dominante. La juventud, por lo general, rompe con las normas que las minorías
El Nacional, edición de 4 de octubre de 2007.
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imponen a la gran mayoría del pueblo y se convierte en intérprete de este; por su esencia misma se manifiesta casi en forma unitaria, en sentido condenatorio contra las injusticias, contra el despotismo, a la vez que expresa con franqueza su apego a la lucha por la libertad demostrando entusiasmo y disposición al sacrificio. Sin proponérselo la generalidad de los jóvenes que formamos parte del UGRI, luego conocidos como Los Panfleteros de Santiago, en una u otra forma hemos incidido en la vida política del país. En un artículo publicado en El Nacional con el título «Panfleteros y MPD», relatamos que: El viernes 5 de agosto del mismo año 1960, el mismo grupo, ya más amplio, celebró otro mitin en el Ensanche Presidente Trujillo, hoy Pueblo Nuevo. Allí fuimos atacados por militares, policías y civiles paleros dirigidos por Miguel Aracena, Guarino de La Cruz y José de León, alias Joselito Boca Mocha. Algunos fuimos detenidos y trasladados al cuartel de la policía.
A cuatro de los apresados, luego nos pusieron en libertad porque los servicios de seguridad comprobaron que teníamos que trabajar en el Censo Nacional, que se iniciaba el domingo 7 de agosto de ese año. De los otros detenidos por el mitin de Pueblo Nuevo, varios fueron sometidos a la justicia y condenados a una multa de RD$5.00, como Máximo López Molina y Gabriel Belliard; también otros miembros del MPD fueron agredidos con palos, tubos de hierro y piedras y recibieron heridas en distintas partes del cuerpo. Andrés Ramos Peguero fue condenado a cuatro meses de prisión porque, supuestamente, ofendió con palabras al Poder Judicial al expresar en la sala de audiencias sus opiniones de lo que era la justicia bajo el régimen de Trujillo. Evidentemente fue un revanchismo político lo que se hizo contra Ramos Peguero, quien luego, en el régimen de los doce años del Dr. Balaguer, fue desaparecido en el Cuartel General de la Policía Nacional. Todavía hoy no se sabe dónde descansa el cadáver de Andrés Ramos Peguero. Hay que destacar que las manifestaciones públicas que se hicieron
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en agosto del año 1960 en Santiago, fueron las primeras que se hacían en esta ciudad desde el año 1946, cuando la juventud democrática se manifestó públicamente contra el régimen de Trujillo. Luego del mitin que fue impedido en Pueblo Nuevo a tiros y palos por los fascinerosos trujillistas, coordinamos efectuar otro en el parque Colón de Santiago. Esta manifestación fue suspendida porque militares y paleros habían ocupado el indicado parque, así como otras plazas públicas de la ciudad. Desde el parque Colón nos dirigimos, unos quince o veinte manifestantes, hasta la calle Salvador Cucurullo donde se encontraban hospedados los principales dirigentes del MPD. Camiones repletos de militares, policías y civiles paleros recorrían la ciudad de Santiago transitando por el frente de nuestras casas y lanzando palabras en apoyo a Trujillo y epítetos hirientes contra nuestros padres.46
Panfleteros en la ANES Es posible que muchas de las jovencitas y jovencitos que hoy tienen militancia activa en el movimiento estudiantil del país ignoren los orígenes de las organizaciones de las cuales forman parte, como es el caso de la Asociación Nacional de Estudiantes Secundarios de Santiago (ANES), la primera asociación a nivel secundario que se organizó en el país. He aquí cómo surgió. El día 7 de septiembre de 1961, llegó a Santiago el estudiante universitario Antonio Isa Conde; sostuvo un conversatorio con profesionales, y estudiantes universitarios y secundarios de Santiago. Asistí a la reunión, la cual se efectuó en la segunda planta del edificio Fernández, situado en la esquina formada por las calles 30 de Marzo y El Sol. El objetivo del encuentro fue orientar a los asistentes para que formaran sus respectivas asociaciones. Quedó como coordinadora Piki Lora. Posteriormente, el día 9 de septiembre de 1961, por medio del periódico La Información, hice una nota que convocaba a los estudiantes de las escuelas secundarias de Santiago para que asistieran el día El Nacional, edición de 6 de octubre de 2007.
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lunes 11 de septiembre, a las 3:00 de la tarde, al último piso del Hotel Mercedes, de Santiago, con la finalidad de constituirnos en asamblea y elegir la directiva de la Asociación Nacional de Estudiantes Secundarios de Santiago (ANES). El entusiasmo fue notorio. Muchos de los que estábamos activando y motivando a los estudiantes a nivel de secundaria de Santiago, habíamos sido integrantes del grupo de Los Panfleteros. Además de la convocatoria por la prensa, nos dispusimos a invitar de boca a boca y por teléfono. A la hora indicada en la convocatoria, con la presencia de Piki Lora, se inició la asamblea a la cual asistieron unos 600 estudiantes de ambos sexos. Se procedió a las elecciones y resultaron como directivos los estudiantes Danilo Franco, Manuel Armando Bueno, Luis José Elli, Natalia Ferreiras, Rhina Minicuchi, Nelson Rodríguez, Manuel Medina, Verónica Franco, Pedro Pablo Cordero, Hilda Contreras, Virgilio Perdomo, Wilfredo Cruz, José Schifino, Orlando Contreras y yo. Una vez constituida y juramentada la directiva, al salir de la asamblea comenzamos a lanzar consignas y hacer movilizaciones. Muchos fuimos detenidos por la Policía Nacional bajo el alegato de que Antonio Isa Conde había venido a Santiago a orientarnos y motivarnos para que lanzáramos consignas revolucionarias en favor de Fidel Castro y Nikita Khruhchev, e hiciéramos movilizaciones callejeras, lo que no era cierto. Una comisión de profesionales y estudiantes intervino ante la Policía Nacional y logramos ser puestos en libertad. Conviene destacar que en la primera directiva de la ANES figuraron, entre otros, Manuel Armando Bueno, quien conmigo y Wenceslao Guillén, había sido integrante de la célula central de Los Panfleteros de Santiago y de los torturados en La 40, y Virgilio Perdomo Pérez, valiente combatiente, quien luego murió en la avenida Las Américas, luchando el histórico 12 de enero del año 1972, conjuntamente con Amauris Germán Aristi y demás heroicos luchadores revolucionarios.47
El Nacional, edición de 11 de octubre de 2007
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La ANES acciona en Santiago Los estudiantes secundarios de Santiago que habíamos hecho el compromiso de dirigir la ANES, estábamos conscientes de la difícil coyuntura que estaba viviendo el país en ese momento. No estaba Trujillo vivo pero su equipo represivo e ideológico se mantenía intacto, razón por la cual los que habíamos asumido la responsabilidad de orientar el movimiento estudiantil en Santiago, debíamos hacerle frente a la situación imperante e ir guiando al pueblo con la idea de que había que accionar para desmontar todo el aparato trujillista. En esos días, en la Universidad de Santo Domingo, la Federación de Estudiantes Dominicanos había manifestado su protesta por la designación del doctor Juan Manuel Machado como rector de la Universidad. En Santiago, la directiva de la ANES expresó su solidaridad con los estudiantes universitarios de la capital, y declaró que había llegado el momento de quitar del medio todo aquello que simbolizara el régimen de Trujillo. Procedimos a destruir todos los retratos de Trujillo que estaban en el Liceo Secundario Ulises Francisco Espaillat; nos desplazamos por la calle El Sol y al llegar a la 30 de Marzo fuimos reprimidos por militares, policías y los bomberos con chorros de agua. Al día siguiente, jueves 19 de octubre de 1961, nuevamente nos volvimos a reunir en el Liceo y acordamos eliminar todos los rótulos de las calles, avenidas y parques que llevaran el nombre de Trujillo y sus familiares. Para tal fin desfilamos por la calle El Sol y al llegar al parque Duarte la policía nos recibió con tiros y bombas; corrimos hacia la Catedral y de allí fuimos obligados a salir; tomamos entonces la calle 30 de Marzo y cuando llegamos a la Máximo Gómez, frente al Hotel Mercedes, la policía hizo varios disparos a los que nos movilizábamos; en un momento rodé por el suelo y al no poder emprender la huida, fui detenido por la policía conjuntamente con otros compañeros. Una vez en el cuartel policial intervino el gobernador de la provincia, para esa época el licenciado Rafael Vidal Torres, y todos fuimos puestos en libertad.
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El día 19 de octubre de 1961 la movilización de los estudiantes de Santiago fue tan fuerte que un avión de la Fuerza Aérea hizo, por el centro de la ciudad, varios vuelos rasantes para intimidar a los manifestantes, pero no logró su objetivo porque las acciones callejeras continuaron como demostración de que los estudiantes secundarios de Santiago, dirigidos por la ANES, estaban dispuestos a enfrentar los remanentes del régimen de Trujillo sin importar las consecuencias.48
El Nacional, edición de 3 de octubre de 2007.
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Testimonios de un documental sobre Los Panfleteros de Santiago En el mes de febrero del año 2007, mientras me encontraba participando en un encuentro patrocinado por el Instituto para Estudios Latinos en la ciudad de New Jersey, les expuse a la doctora María Teresa Feliciano, fundadora y presidente del Institute for Latino Studies, y al doctor Néstor Montilla, la historia de Los Panfleteros de Santiago. Ellos me manifestaron su interés en hacer un documental con relación a lo ocurrido a esos jóvenes. Les dije que no tenía inconveniente en poner en sus manos las piezas que pudieran ser de utilidad para su trabajo, pero que lo condicionaba a que hicieran entrevistas a otras personas que yo podía indicarles, para que aportaran sus testimonios en torno a los relatos que yo recogía en la documentación por ellos requerida. Finalmente, el documental se hizo y, como expuse al principio de este libro, fue exhibido por primera vez en New Jersey el día 8 de febrero del año 2009. He aquí el contenido de las entrevistas hechas en el país por los productores del documental, los doctores María Teresa Feliciano y Néstor Montilla, y que figuran en la cinta.
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Los Panfleteros de Santiago49 A continuación presentamos datos generales y una transcripción completa del documental Los Panfleteros de Santiago que es producido y dirigido junto a María Teresa Feliciano. El documental tomó un año en realizarse y es de 57 minutos de duración. Ha sido producido en dos versiones: una enteramente en español y la otra con subtítulos en inglés. Está basado en entrevistas exclusivas con el doctor Ramón Antonio Veras (Negro) y sus escritos periodísticos sobre la historia del genocidio de los 27 panfleteros, ocurrido en la República Dominicana en enero de 1960 en el centro de torturas conocido como La 40. El documental incluye entrevistas con ex presos políticos y ciudadanos ordinarios que sobrevivieron a su apresamiento y tortura en el referido lugar; y presenta testimonios de familiares y vecinos de los jóvenes asesinados, cuyos restos aún se encuentran desaparecidos. Armonizado con música original, especialmente producida para el proyecto, se inicia con una vista panorámica actual del Monumento a Los Héroes de la Restauración de la República Dominicana de 1863, cuya construcción fue ordenada por el dictador Rafael Leónidas Trujillo a partir del 30 de abril de 1946 en el lugar más alto de Santiago de los Caballeros. Esa vista se disuelve en pietaje original de la ciudad y denota que inicialmente era conocido como El Monumento a la Paz de Trujillo. Esa imagen se disuelve entonces en una impresionante estatua que el dictador Trujillo ordenó construirse para inmortalizar su humanidad; la hizo construir alta por encima de la gran ciudad de Santiago. A partir de ahí, desde la espalda de esa imponente escultura, el documental la trasciende y enfoca su lente más allá, en la distancia, y logra ilustrar una vista panorámica del pueblo santiaguero. Luego se escucha una madre llorando inconsolablemente, afligida de dolor por la muerte de su hijo; aparecen ahorcados Documental transcrito y dirigido por Néstor Montilla.
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unos cuerpos inertes colgando de unos árboles robustos. Se hilvana pietaje de una vista aérea del Palacio Nacional de entonces con imágenes de militares armados marchando en el malecón, vehículos de la época en movimiento, aviones de guerra haciendo piruetas en el aire y la figura de Trujillo rodeada de su séquito de secuaces de turno durante una visita a los Estados Unidos de América. «Pongo mi corazón al servicio de los ideales de paz, de unión, y de cordialidad en el continente americano», se escucha decir a Trujillo. Mientras el documental muestra a Trujillo promoviendo su auto-propaganda de ‘ideales de paz en las Américas’, el doctor Veras explica la verdadera situación política que impactaba a Latinoamérica y el Caribe y principalmente a la República Dominicana durante la década de 1950. Menciona todas las dictaduras que reinaban en la región durante ese tiempo y describe con certeza el ambiente de represión e impunidad que se vivía por todos los países latinoamericanos, y en particular en la República Dominicana. De esa manera, el documental abre una ventana a la historia dominicana del siglo xx, enfocándose específicamente en la segunda mitad de la década de 1950 y continuando en el primer mes de 1960, cuando ocurre el genocidio de los 27 jóvenes panfleteros. Para resumir, es importante puntualizar que el documental recrea parte de la época cruenta del régimen de Trujillo, combinando cuidadosamente escenificación y testimonios obtenidos, con pietaje original extraído de archivos históricos tanto de la República Dominicana como de los Estados Unidos. Esta recreación fue posible gracias a una serie de imágenes, fotos y sonidos originales derivados de los escritos contenidos en esta publicación, y de las entrevistas y declaraciones del doctor Veras. De esa manera se ilustra la historia de los panfleteros y se explica el porqué de su persecución, apresamiento, tortura, asesinato, desmembramiento y subsiguiente desaparición. El documental captura la realidad cruda en que vivieron los jóvenes héroes y mártires de Santiago y el pueblo dominicano durante la postrimería del régimen trujillista.
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He aquí la transcripción del documental fílmico: Ramón Antonio Veras (RAV) (Sobreviviente del genocidio de Los Panfleteros) En toda la década del 50, del siglo pasado, del siglo xx, en América Latina y el Caribe dominaban dictaduras feroces: Juan Perón en La Argentina, Fulgencio Batista en Cuba, Pérez-Jiménez en Venezuela, Gustavo Rojas Pinillas en Colombia, Anastacio Somoza en Nicaragua, Alfredo Stroessner en Paraguay, José Antonio Remón en Panamá, François Papa Doc Duvalier en Haití y Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana. El ambiente que se vivía por todos estos países, y en particular en la República Dominicana, era un estado de fuerza, de despotismo. Rafael Leónidas Trujillo (RLT) (Durante una visita a los Estados Unidos) Yo me siento feliz al pisar hoy por primera vez la noble tierra americana, y traigo un saludo muy cordial del pueblo y gobierno dominicanos, al pueblo y gobierno americanos. Marcelo Bermúdez (MB) (Sobreviviente de la cárcel La 40) En la época de Trujillo había un miedo, yo no digo que justificado. Pero óigase, no se podía ni respirar ni hablar ni siquiera en su propia casa. Era un miedo extremo. Migdalia Francisco (MF) (Vecina de Santiago) Teníamos miedo, pero también, a la vez, cuando uno sentía los carritos (de la policía secreta), uno se trancaba en su casa. RAV. Fíjate en esto; en el año 1950, cuando yo tenía 12 años comencé a trabajar como aprendiz de mecánica en Santiago, en el taller de obras públicas. El maestro de mecánica me dio las primeras informaciones con relación a lo que era el régimen de Trujillo. Yo recuerdo de la Era de Trujillo dos hechos de sangre.
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El primero fue, le ocurrió a un señor de apellido Espinal. Era contador de la J. Armando Bermúdez y Compañía. Él vivía aquí, en la calle Máximo Gómez esquina General López en la acera norte. Él viajaba mucho al extranjero. Cometió el error de traer recortes de una revista que había hecho publicaciones contra Trujillo. Yo recuerdo que vi mucha gente que subía a la segunda planta donde vivía y yo seguí a los que estaban subiendo. Y presencié a aquel señor acostado en una cama, degollado. Solamente tenía la cabeza en un hilito. Y el otro hecho horrendo en mi vida de juventud, de la Era de Trujillo, fue cuando un grupo aquí asaltó el Banco Royal. Se conocieron como grupo de los Maldonados. Fueron apresados, fueron juzgados, condenados a 30 años. La audiencia donde fueron condenados terminó en la Primera Cámara Penal de Santiago. Yo estaba allí escuchando. Y la audiencia terminó como a las 5 de la madrugada. A las 9 de la mañana de ese mismo día, una emisora de Santiago decía: «Se invita a todos los estudiantes y al pueblo en general a que visiten el lugar de Los Platanitos, porque allí están los cadáveres de los asaltantes del Banco Royal que se rebelaron contra su custodia». Los estudiantes fuimos allí. Aquello era un cuadro dantesco. Brazos, piernas, ojos, orejas, cabezas, dientes, repartidos por todas partes. Aquello fue un cuadro dramático. Fueron asesinados todos. Yo tenía 12 años. A partir de esa fecha yo hice conciencia de que había que enfrentar ese régimen.
José Israel Cuello Hernández (Sobreviviente de la cárcel La 40) El movimiento más trascendente en la historia política dominicana fue el movimiento del 47. Ahí comienza la resistencia dominicana a organizarse. Ellos se fajaron en el 47 y se tiraron al medio de la calle en el 47, (Sic) algunos proclamándose comunistas; otros, Juventud Democrática, pero muy vinculados los dos. Pero los que sobrevivieron eso, aquí en el país, se pasaron quince años aguantándole cajeta a Trujillo. Entre ellos estaban las Mirabal, Cayeyo y los Grisantis, en general, que eran apellidos emblemáticos de la resistencia.
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RAV. Los jóvenes de Santiago nos organizamos en la UGRI, Unión de Grupos Independientes. La célula central la integrábamos Wenceslao Guillén, Manuel Armando Bueno y yo. Ahora bien, Wenceslao Guillén, de todos nosotros, Wenceslao Guillen era el que conocía a todos los grupos. Yo tenía contacto con Luis Prud’homme y el profesor Pedro Jaime Tineo Tejada. Luis Prud’homme era de descendencia haitiana. Le decían El Haitianito. El día 2 de marzo del año 1957 yo me encontraba en el Ateneo Amantes de la Luz (centro cultural de Santiago). Dos de marzo del 57, era un día sábado. Wen se me acercó y me dijo: «¿Tú eres el Negro Veras?» Y yo dije «Sí. Yo soy Negro Veras. ¿Quién te dijo que yo era el Negro Veras?» Me dice: «Juan Enrique Batista», compañero mío en la escuela. Juan Enrique Batista sabía que yo hacía actividades clandestinas contra Trujillo y parece ser que Juan Enrique Batista tenía contacto con Wenceslao Guillén. Yo no sabía si lo tenía. Yo sé que Juan Enrique Batista y yo teníamos comunicación y hablábamos del régimen. Ahora bien, nosotros comenzamos a hacer trabajo coordinado cuando yo conocí a Wenceslao Guillén. Wen tenía 17 años. Acordamos ese sábado 2 de marzo del 57 reunirnos en la calle 30 de Marzo esquina El Sol. Nos encontramos en la acera norte y comenzamos a caminar hacia arriba hablando de distintos temas. De ahí en adelante nos citábamos siempre. Aridia Guillén (AG) (Hermana de Wenceslao Guillén) Él era un muchacho muy espiritual… honesto. Nunca hablaba alto. Él era muy pacífico. Era un maravilloso hermano. Siempre me consentía mucho. Era maravilloso. RAV. ¿En qué consistián nuestras tareas políticas? Bueno, nosotros colocábamos letreros en los baños de los cines, de las escuelas, en las calles. Los letreros decían CT, nada más; CT, «contra Trujillo», eso era todo; CT, colocados en el baño, que quería decir: Contra Trujillo. Nosotros colocábamos eso con lápiz labial de mujeres. Muchas veces se los sustraíamos a nuestras hermanas,
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a nuestras novias, para hacer eso simplemente. Nosotros buscábamos despertar la conciencia del pueblo; de que el pueblo supiera que Trujillo podía ser desafiado, que podía ser enfrentado. Porque hasta ese momento la gente aceptaba todo y nadie, nadie protestaba Marcelo Bermúdez. y la única voz, la única propaganda que se escuchaba era la de Trujillo. RLT. Pongo mi corazón al servicio de los ideales de paz, de unión, y de cordialidad en el continente americano. RAV. Entonces nosotros quisimos contrarrestar esto diciendo: «No, nosotros también tenemos nuestra verdad». Y recuerdo que el 24 de octubre de 1958, estaban jugando en Santiago Las Águilas y El Escogido. Nosotros acordamos sabotear ese juego. Distribuimos grapas por las calles El Sol, la 30 de Marzo y la avenida Imbert, hasta llegar al Estadio Cibao. Los resultados fueron sumamente positivos, porque fueron muchos los vehículos que amanecieron con las gomas pinchadas. Eso nosotros lo celebramos. Para nosotros, el grupo de la UGRI, fue el triunfo más disfrutado. Porque habíamos visto. Y además, los servicios de inteligencia del gobierno se lanzaron a la calle para ver de dónde venían. Y nosotros celebramos eso como un triunfo. Wenceslao Vega Boyrie (Sobreviviente de la cárcel La 40) Eran todos muchachos muy jóvenes que no eran en sí parte del 14 de Junio, en sí. Pero que sí tenían las mismas ambiciones, los mismos sueños de eliminar una tiranía que ya llevaba treinta años. La juventud entendía que esta tiranía era inaguantable e insostenible. RAV. En esa época la juventud no leía más que los libros de la escuela. Pero el grupo de nosotros, llámese Wen, Manuel y yo, íbamos más allá de la lectura de los textos. Recuerdo que para esa época
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nosotros habíamos leído libros de José Ingenieros y de Vargas Vila. Hasta el punto de que en el Ateneo Amantes de la Luz, los hombres que se encargaban de buscar los libros, ya sabían los libros que nos iban a suministrar a nosotros. Eso era en silencio. Pero hay un punto que hay que destacar: los exiliados dominicanos desde Venezuela, tenían programas contra Trujillo. Transmisión de radio. Pueblo Dominicano, la hora de la liberación ha llegado... RAV. Nosotros, de noche, en nuestras casas, escuchábamos esos programas. Transmisión de radio. Las ondas de radio alcanzan nuestra patria. Después de haber barrido con las tiranías de Rojas Pinillas, de Perón, de Pérez-Jiménez, de Fulgencio Batista y otras que se tambalean en el umbral de la derrota… RAV. Y muchas de las orientaciones de esos programas nos sirvieron para hacer actividades en el país. Transmisión de radio. La lucha se extenderá como un reguero de pólvora por todos los rincones del país. De cada hogar, convertido en centro de rebeldía, saldrán los hombres y las mujeres a coadyuvar con nosotros, ya sea incorporándose a nuestro ejército o realizando las imprescindibles labores de sabotaje. RAV. Nosotros oíamos a Radio Rebelde. Todavía Fidel estaba en La Sierra, en la década de los 50, y nosotros escuchábamos a Radio Rebelde desde la Sierra Maestra. Escuchábamos Radio Cumaná desde Venezuela. Yo recuerdo que yo estando muchacho, mi mamá compró un pequeño radio por 15 pesos, y en ese radio, mi mamá, en horas de la noche, ponía Radio Rebelde. Ese radio le costó a mi mamá $15 pesos. Ahí fue la primera vez que yo escuché a Fidel Castro hablando. Transmisión de radio. Aquí Radio Rebelde, órgano del movimiento revolucionario 26 de Julio. Fidel Castro: «Salvar la revolución en Cuba. Salvar el socialismo en Cuba…» RAV. Wen y yo nos encontramos sentados leyendo, en Amantes de la Luz. En un momento él me dice: «Negro, te voy a dejar por un momento porque me voy a reunir con una persona que
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enviaron a hablar conmigo». Esa persona con la que Wen se reunió aquí, en este lugar, es el doctor Luis Gómez Pérez, que era organizador a nivel nacional del 14 de Junio. Cayó luego preso, estuvo en La 40, fue torturado. El doctor Gómez Pérez todavía vive. Luis Rafael Gómez Pérez (Sobreviviente de la cárcel La 40) Eso lo estableció Cayeyo Grisanti, que es santiaguero. Yo fui desde la capital, porque el encuentro no debía hacerse con alguien conocido, porque podían estar vigilados ambos. Nos encontramos como dos viejos amigos: «¿Y dónde es que tú te metes?» «Pero ya tú no buscas a los viejos amigos, ¿qué es lo que pasa?» «No, que estoy por aquí, estoy por allá». Y todo esto hablándolo bastante alto para que cualquiera que estuviera por ahí se despistara. Entonces caímos en «mira, hemos tenido algunos avances, la organización... Queremos saber si ustedes se incorporan a nosotros. Fue una entrevista breve, como les habrá dicho el doctor Veras. No fue una entrevista extensa. El propósito era proponerle un acercamiento. Vino la negativa. Vino el replanteo. Vino nuevamente la negativa. Entonces todo quedó ahí. MB. Nos pusimos a buscar el contacto con los panfleteros por orden de Cayeyo Grisanti y Luis Gómez, por el temor de que ese movimiento de Wenceslao Guillén degenerara en que nos descubrieran a nosotros. RAV. Yo quise saber cómo Guillén había llegado a tener esas convicciones que él tenía con esa mucha firmeza. Él me confesó que al lado de su casa había un grupo de viejos que se reunían a hablar contra Trujillo y él no participaba del grupo pero escuchaba la conversación. Me dijo que ese grupo de viejos era adversario de Trujillo, porque Trujillo cuando llegó al poder asesinó a muchos de los líderes de esos viejos. Entre ellos había uno que era seguidor de Desiderio Arias, a quien Trujillo asesinó. Las ideas de Wenceslao Guillén venían fortalecidas de esa época. Seguimos haciendo actividades en las escuelas; eso fue en el 1958. El día 15 de diciembre de 1959... 15 de diciembre de
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1959, estábamos sentados Wenceslao Guillén y yo en el parque Duarte, frente a la Catedral. Wen me dice: «Negro, para que no se olvide en la conciencia del pueblo la labor que nosotros hemos realizado durante este año que ya va a finalizar, tenemos que hacer una actividad que fastidie al régimen y estremezca el país». Y yo digo: «¿Y qué labor tú crees, Wenceslao?» «Vamos a lanzar un volante hiriente contra Trujillo». Digo yo: «Eso es delicado». Él dijo: «Pero nosotros podemos». Y yo digo: «¿Y quién lo haría?». Él dijo: «Manuel Bueno». Yo le dije: «Manuel es muy muchacho» Él dijo: «Manuel Bueno». Yo le dije: «Manuel es muy muchacho para eso». Manuel tenía 14 o 15 años. «Pero de nosotros, él es un artista. Él es quien tiene más condiciones para eso. «¿De qué tú te encargas?», me dijo. Yo dije: «Yo me encargo de buscar el papel y las almohadillas». «Yo me encargo de lo otro» (manifestó). Manuel Bueno fue quien se encargó de hacer los volantes. Los volantes fueron elaborados en la calle General Valverde, número 34. Era la casa familiar donde vivía Wenceslao Guillén. Esa casa estaba sostenida por unos pilotillos. Entre la tierra y los pilotillos quedaba una altura. Wen y Manuel Bueno, con una cosa (Sic), hicieron un hoyo más profundo y debajo de ese piso fue donde elaboraron los volantes. RAV. Estamos en la casa de Wenceslao Marcial Guillén Gómez, alias Wen. Aquí era donde Wen vivía. En esta casa, por este hoyo, era que nosotros penetrábamos. En ese hoyo, debajo de la casa, fue que Manuel Bueno permaneció desde el 15 de diciembre de 1959 hasta el 30 de ese mes elaborando los panfletos. Por aquí era que nosotros entrábamos. Por este mismo espacio. En ese sótano, ahí permanecíamos, casi desnudos por el calor que hacía. Era una especie de maquinita. Una máquina manual, rústica. Fueron hechos uno a uno. Uno a uno, con tinta. Con tinta de
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esa que se toman las huellas digitales. Una almohadita. Manuel dibujó las letras. Hizo dos tablas. En el medio hizo unas almohadillas. Y pegaba las almohadillas. Y de ahí se hacían los volantes. La mitad de una hoja de estas. Una hoja de estas hacía dos volantes. Eran como 60. Los volantes fueron elaborados por Manuel del 15 al 30 de diciembre. Nos lo repartimos en el cementerio de Santiago. RAV. Este es el Cementerio Municipal de Santiago; también conocido como el Cementerio de la 30 de Marzo. Aquí, en el cementerio fue que Manuel Bueno, Wenceslao Guillén y yo, el día 5 de enero de 1960, en horas de la tarde, recibimos los panfletos para ser distribuidos ese mismo día 5 de enero. Este siempre ha sido conocido como el Cementerio de la 30 de Marzo. Lo que buscábamos era resguardarnos de la vigilancia de los servicios de seguridad del Estado dominicano, servicio de inteligencia, principalmente. Los panfletos decían: «¡Atención! ¡Viva la revolución! ¡Abajo la dictadura! UGRI, Unión de Grupos Independientes». Y atrás decía: «Con perdón de la expresión, Trujillo es un mierda». MB. Los panfletos decían que Trujillo era una mierda, un asqueroso, una mierda. No me acuerdo. Muy insultante. Se sabía que Trujillo no iba a aceptar esos insultos. RAV. Eso parece ser lo que fastidió al dictador. Los volantes los distribuimos el 5 de enero de 1960. En cada barrio había un grupo. En la Joya, Baracoa, Los Pepines, El Ejido, Bella Vista, Pueblo Nuevo. Y con esos grupos tenía contacto Wenceslao Guillén. A mí me correspondió entregarles los de Luis Prud’homme y los del profesor Pedro Jaime Tineo. Yo me quedé con la parte que me correspondía a mí, que eran como 8 o 10. A mí me correspondió la avenida Valerio y la Benito Monción. Yo los entraba por debajo de la puerta de las casas. Eran las horas de la noche. La distribución de los panfletos fue todo un éxito. La ciudad de Santiago se estremeció, porque Santiago era una ciudad pequeña en esa época. Que se acostaba temprano, ya a las 8:00 p.m. la gente estaba recluida en su hogar. Cuando muchos encontra-
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ron esos volantes, eso fue una verdadera explosión en Santiago. Y nosotros nos sentimos bien porque habíamos logrado el objetivo. LRGP. Los Panfleteros habían continuado su trabajo y eso volvía loco a Trujillo. Le pedía cuentas a Johnny Abbes: que de dónde venía esto. Cómo podía ser que hubiera una organización de ese tipo. Por eso cuando los atraparon, los trataron como nadie. RAV. La mayoría fue apresada del 15 al 20 de enero. Bernardino Guillén (Hermano de Wenceslao Guillén) Papá y yo estábamos jugando tablero. Eran como las 11 de la noche. Entonces yo veo ese policía que pasa varias veces. Yo lo conocía. Era un policía de servicio secreto. No recuerdo bien si le decían El Flaco. Y pasa y pasa. Papá me dice a mí: «¿Quién es ese que pasa por ahí?». Yo digo: «Es un policía secreto. Ha pasado varias veces. Déjame ver qué es lo que quiere». Vuelve y pasa y se para, y me dice: «Buenas noches, joven». Yo me levanto y voy donde él. «¿Aquí vive un joven de apellido Wen?» Yo digo: «No. Aquí es Guillén. Ahora yo tengo un hermano que le dicen Wen». «Ese mismo, ese mismo es», me dice. Voy donde el hermano mío, que ya se había ido a acostar y le digo, «Wen te busca un policía secreto. Dice que tu compraste un reloj robado». Él me dice: «No. Ya yo sé pa’lo que es». Me da un abrazo y me dice: «Quizás este sea el último abrazo que te dé a ti». Me dijo: «No le digas nada a mamá». En ese momento me dice papá: «¿Qué está pasando?» Cuando el hermano mío Luis R. Gómez Pérez. va donde el policía, le dije:
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«acompáñeme a la esquina». Papá y yo lo seguimos. Cuando llegamos a la esquina se le ve la cabeza a un Volkswagen, los famosos cepillitos, y ahí fue que yo, más o menos me di cuenta de algo. Papá va hasta la puerta del carro y había tres en el cepillo. Cuando metieron a mi hermano atrás, papá trató de meterse y le dijo: «No. Con usted no. Solamente con su hijo». Y de ahí… AG. Dejaron dos hombres en el patio. Ese fue el primer allanamiento que hicieron... buscando. Ya tú sabes cómo estábamos nosotros... buscando por todos los sitios el aparatito que él había hecho... él hizo una imprenta, un aparato para imprimir los papeles y eso era lo que estaban buscando y nosotros no sabíamos nada. Y ellos buscaron toda la casa, y pusieron proyectores (linternas) así para buscar porque era en el sótano y busca y busca y no encontraban nada y nosotros esa noche no dormimos nada. RAV. Yo recuerdo que el sábado 16 de enero yo fui a la casa de Wenceslao Guillén y estaba en la galería su hermana. Su única hermana Aridia. AG. Yo estaba en la galería y vi a Negro Veras en una bicicleta. NV. Yo fui montado en una bicicleta. Le digo: «Aridia, ¿Wen está?» AG. Negro Veras es bendito para ese día; fue bendito, porque cuando yo lo vi le dije: «Vete. Se llevaron anoche a mi hermano; vete que se lo llevaron. Vete que están ahí y te van a llevar». NV. Ella me dice: «Negro desaparécete, que se llevaron anoche a Wen». Para mí fue un golpe. Lo siento como ahora mismo. AG. Se fue. Y los hombres estaban ahí. Yo recuerdo que se entraron como cinco o seis hombres en el sótano y el piso de casa era de madera y yo me acosté a oír lo que decían y escuché muy bien que decían: «Oye, esta familia hay que desaparecerla. Es enemiga del gobierno». Y yo le dije a mamá: «Oye lo que dijeron». Y mamá empezó a decirles de todo. Y le digo: «Nos van a llevar a nosotros». NV. Después se llevan al Haitianito, a Luis Prud’homme. Me informo que se llevan a Tineo. Ya yo sabía que el próximo era yo. Le expuse la situación a mi madre. Ella me escondió por dos días en el techo de la casa. Entonces una vecina que vivía en una casa
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al lado nuestro le permitió a mi madre que yo permaneciera en su casa por tres días. Yo no podía andar en la calle, porque al andar en la calle, todo el mundo sabía que mis compañeros estaban presos. Y Santiago en esos días parecía un cementerio porque se habían llevado jóvenes de todos los barrios. Héctor Bueno (HB) (Hermano de Manuel Bueno) Yo tendría 14 años en esa fecha. Manuel tenía 15. A él lo fue a buscar a mi casa un pariente de mi mamá. Usted sabe que la familia de mi mamá procedía de Gurabo, de aquí de Santiago y había muchos militares. Inclusive mi mamá tenía un hermano que era en ese tiempo mayor del ejército. María Bueno (Hermana de Manuel Bueno) Fue una noche que tocaron a la puerta. Era ya pasado de las 9 o las 9:30 de la noche. Ya mi papá estaba acostado. HB. Quien lo fue a buscar a mi casa fue un militar que era del ejército también. Fue vestido de civil. Él fue solo ese señor. Mi mamá lo conocía bien y le dijo: «¿Qué tú haces aquí?» «Vine a buscar a tu hijo.» Yo oí que mi mamá le habló fuerte al hombre, porque ya ella sabía lo que estaba pasando. «Yo vine a buscar a Manuel, el hijo suyo. Pero no se preocupe». Él trató de decirle que no se preocupara. Mi papá ya estaba acostado. Mi papá dijo: «Yo quiero ir con usted. ¿Yo puedo ir?» «Sí. Sí. ¿Cómo no? Venga». Mi papá fue hasta la puerta de la fortaleza. Cuando llegaron a la fortaleza, el militar le dijo: «Ya; hasta aquí. Ya no puede seguir». RAV. Los panfleteros fueron todos detenidos en Santiago y trasladados directamente a la capital. Todos iban en cepillos del Servicio de Inteligencia. En esos vehículos fueron trasladados a la capital y de ahí a La 40. La 40 era un centro de tortura. A los panfleteros comienzan a recogerlos el 15, pero ya el día 11, a los del 14 de Junio los estaban recogiendo por decenas. Porque coincidió que Manolo Tavárez Justo y sus compañeros
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habían formado el movimiento clandestino 14 de Junio el día 10 de enero en Valverde, Mao. De ahí salió una información que fue detectada por los servicios de inteligencia y comenzaron una redada contra los catorcistas. Ramón Andrés Blanco Fernández (RABF) (Sobreviviente de la cárcel La 40) Cuando llegué me entraron con un látigo. Un coronel de apellido Torres, Candito Torres, pidiéndome que hablara, pero dándome golpes. Entonces me sentaron en la silla eléctrica. Torturador. ¿Quiénes están? ¿Quiénes están, hijo de puta? Dime. Dale duro, dale más. Dale... LRGP. La silla eléctrica, se la habrán descrito supongo; era una poltrona, una poltronota, grandota, con dos pasamanos cubiertos de cobre; con dos planchas de cobre. Te amarraban las manos, luego te amarraban las piernas. Y tú recibías la corriente directamente. RABF. Y comenzaron a darme corriente. Cuantas veces yo veía que levantaban la palanca para darme corriente, yo subía los pies y uno me daba en las piernas para que bajara los pies. El piso estaba mojado, la arena donde estaba puesta. Y en ese sube y baja de ellos tratar de darme corriente, llevaron un preso que se llamaba Pedro González, que tenía una pistola. Dijeron, «mira, este tiene un arsenal de armas». Era el esposo de una de las Mirabal. Me pararon a mí de la silla eléctrica y lo sentaron a él. Leandro Guzmán (LG) (Sobreviviente de la cárcel La 40) Nos sentaban en la silla eléctrica y comenzaban a hacer preguntas. Cuando ellos consideraban que estaban satisfechos, después de mucha corriente… Lo primero que hacían era darle una pela a uno, bien grande, que le llamaban «de ablandamiento». LRGP. Iban a buscarte a tu celda y te recibían con dos galletones sobre los oídos. Mientras transitabas de la celda a la sala de torturas, la hacienda Jaqueline, como la llamábamos, ahí venían tres o cuatro y te asestaban golpes con chuchos y demás; empujones,
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trompadas y demás. Entonces cuando tú llegabas al escritorio donde estaba Johnny Abbes o Candito Torres (torturadores), ya tú estabas muy a la defensiva. LG. Yo recuerdo que cuando llegué el 17 de enero de 1960, junto con un abogado llamado Julio Escoto Santana, nos sacaron y dijeron: «¡Un ablandamiento a estos dos!» Nos dieron tantos golpes que perdimos el conocimiento y defecamos. Luego cuando despertamos nos sacaron a una pluma, una llave de agua, nos mojaron la cabeza, despertamos y nos llevaron a recoger los excrementos. Eso no era interrogatorio, eso era «ablandamiento», para que en la noche el servicio de inteligencia y también cuando llegaban los oficiales de aviación, entonces nos interrogaran. Después de esos ablandamientos, cuando ellos tenían sus dudas, decían «siéntamelo en la silla eléctrica». Desde el escritorio le daban a un botón, y así, déjame decir, se fue descubriendo el movimiento de resistencia interna. RAV. Entonces coincide que los catorcistas llegan a La 40 conjuntamente con los panfleteros. RABF. Fueron unos 26 a 28 jóvenes. Algunos de ellos no pasaban de los 15 o 16 años. Yo conocí a un grupo que estuvo encerrado en una celda conmigo que eran aproximadamente…(Sic) Había uno solo que tenía más de 20 años, apellido Liz. Los demás eran niños de 18 a 15 años, más o menos. LG. Las celdas eran solitarias, para tres o cuatro personas. Entrábamos, metían 17 o 18 personas, donde estábamos todos juntos, desnudos, sudando y prácticamente casi asfixiándonos. RABF. Durante el tiempo que estuvimos en la celda de La 40, el día de la (Virgen de) La Altagracia, hubo mucha tortura. Fue «un día de juicio», como decían. A partir de ahí, comenzaron a sacar jóvenes de esos, de noche. Les hacían firmar un documento diciendo que los iban a soltar. Después que ponían la firma en un papel, un torturador le daba un tubazo en la cabeza. AG. Y llegó una carta diciendo que le habían dado la libertad, pero mi hermano nunca llegó. MB. Ellos usaban un tipo de estrangulamiento con unas argollas que le ponían aquí (en el cuello).
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LG. Eran cosas terribles. Ahí nos tenían en la 40, porque ahí lo que estaban haciendo era interrogándonos. Los interrogatorios eran a base de represión, porque uno trataba de no hablar; de no denunciar los amigos que estaban conjuntamente con uno. Entonces de ahí nos sacaban, nos daban palizas, pelas terribles. Yo estoy marcado todavía aquí (señalando la pierna derecha); aquí yo estoy marcado. En la noche nos apagaban los cigarrillos en la espalda. Aquellos que tenían… dos o tres que tenían muchos vellos en el cuerpo, un mayor de la Fuerza Aérea, que ya murió, César Báez, cogía un periódico, lo envolvía bien, le pegaba con un encendedor y le pegaba fuego a los cuerpos de los presos. MB. La forma en que Wenceslao Guillén y sus compañeros panfleteros resistieron este tipo de torturas, es una cosa que es digno de repetirlo siempre. Fue un ejemplo de un santiaguero de mucha valentía, de mucha fortaleza, para no dejarse doblegar por este tipo de interrogatorio y de tortura. AG. Primeramente le sacaban las uñas y después con un aparato de esos que le llaman estampa con el que le ponen los nombres a las vacas, le hicieron en la espalda la palabra «Saona». Por eso se supone que los llevaron a la isla Saona. Le cortaron un brazo también. Cuando se llevaron a las Mirabal, él todavía estaba vivo y las Mirabal dijeron que le faltaba un brazo y tenía todas las torturas. Ya no tenía las uñas. Le habían quemado las tetillas; los testículos; fue horrible eso. Yo no he querido hablar de esto porque eso me remonta a ese tiempo... es fuerte. LRGP. Wen pujaba. MB. Wenceslao Guillén recibió horas y horas y días enteros, recibiendo este tipo de torturas. Resistió hasta lo indecible. Inclusive los calieses, los torturadores, iban a la solitaria de nosotros a solicitar que Ramón A. Blanco Fernández. alguien intercediera con este
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muchacho, porque le iban a sacar la lengua, le iban a arrancar las partes, lo iban a picotear si no decía lo que le estaban preguntando. Huchi Lora (Periodista y autor) Wenceslao Guillén se dejó matar a tortura en la cárcel de La 40 y nunca habló. RAV. Allí fueron sacrificados, fueron torturados, asesinados. A los panfleteros los picaron... los picaron... y los introdujeron en sacos. La fecha específica de ese holocausto fue el 29 de enero de 1960. Les sacaban los dientes, los ojos. Se les desprendían los brazos. Hoy no se sabe dónde están los cadáveres de los panfleteros de Santiago. Unos dicen que fueron incinerados; otros que fueron lanzados al mar, a los tiburones. No se sabe qué hicieron los torturadores, los asesinos, con los panfleteros de Santiago. MB. Lo que hicieron fue que los metieron en unos sacos, en unas árganas. Los sacos, árganas, los metían en unos carros. RABF. Uno oía que prendían los vehículos, pero no sabía exactamente qué era lo que estaba pasando. Hasta un momento en que nos encaramábamos por una apertura que había en la celda, y uno veía que echaban gente en el baúl de los carros y se los llevaban. José Israel Cuello Hernández (Sobreviviente de la cárcel La 40) Los tiraban en el baúl delantero de los carros, y volvían al ratito a buscar otro. Algunos de nosotros podíamos verlos, desde algunas celdas se podía ver hacia el patio la operación. De la nuestra se veía, y había uno narrando, desde arriba. Se subía en un murito y narraba; uno de nuestros compañeros presos narraba: «Ahora a fulano…» si lo conocía, «A un muchacho bajito, tal, lo pasaron, ya lo mataron…» Entonces lo metían en el baúl del carro y se lo llevaban. Esos cuerpos deben estar en lo que se llama el Cementerio Obrero. Nunca se han procurado sus restos. Deben estar en una celda colectiva porque eran bastantes.
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LRGP. La idea general es que todos fueron metidos en sacos y sacados en cepillos, echados al mar. Otros dicen que los enterraron en un cementerio que había en la parte norte. Esto no se ha averiguado todavía.
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Leandro Guzmán.
Telma Guillén Gómez (TGG) (Madre de Wenceslao Guillén) Yo no volví a verlo jamás, nunca en la vida. AG. Mamá se desesperó mucho. Yo creo que envejeció en menos de un año. Envejeció así tan rápido... yo no sé. Pues mamá después de eso empezó a dar viajes, viajes a todos los sitios, a La 40, a la Isla Saona y nunca había nada... no sé... TGG. Yo di 70 viajes a [la cárcel de] La Victoria, fui a la Isla Saona. Yo iba a dondequiera que me dijeran que había… Yo anduve todo, Puerto Plata... Yo no me quedaba. Yo no me acobardé. Yo digo que si todas las madres se hubieran reunido… Trujillo le tenía mucho miedo a los líos, a que la gente viera. Todo el mundo parece que cogió miedo. Yo andaba buscando a mi hijo. Yo no andaba buscando otra cosa. ¿Sabes cómo es? No era fácil. ¿Sabe lo que yo digo? Si yo fuera presidente, cogiera todos esos sinvergüenzas y los obligara, a golpes, a decir dónde está la tumba, dónde están ellos enterrados. ¡Nadie sabe dónde están ellos!50 La anterior transcripción es una copia fiel tomada del documental, ya citado, Los Panfleteros de Santiago. No hice ninguna modificación a las declaraciones que constan en la cita. Con las entrevistas efectuadas por María Teresa Feliciano y Néstor Montilla, a los fines del documental Los Panfleteros de Santiago, y recogidas en el libro del mismo nombre, termino el objetivo a que se contrae el presente trabajo, pero he considerado conveniente,
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Los Panfleteros de Santiago, 1ra. ed., EE.UU, Graphic Image, pp. 116-136.
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para la edificación de la presente y futuras generaciones de dominicanas y dominicanos, incluir el contenido de una exposición que hice en la Universidad Católica Madre y Maestra, el día 21 del mes de junio del año 2007 con motivo del Día Internacional de Apoyo a las Víctimas de la Tortura, a instancia del Departamento de Ciencias Jurídicas y la Asociación de Egresados de la Universidad Católica Madre y Maestra.
III
La juventud en el accionar político La juventud, como segmento de la sociedad humana, posee características muy propias que las distinguen de los demás grupos sociales presentes en todo ordenamiento social. Aunque no hay un criterio unánime con relación al período juvenil, partiendo del desarrollo actual del ser humano, se admite que está comprendido entre los 14 y los 25 años, lapso que va desde la madurez biológica a la plena madurez social. En el comportamiento del joven se destaca su gran dinamismo dentro de la coyuntura social y política en la cual desarrolla sus actividades. En los momentos en los cuales se llevan a cabo grandes batallas entre lo nuevo y lo viejo, la juventud se manifiesta con actitudes comunes, posiciones idénticas ante fenómenos de igual origen que la proyectan ante los desafíos el progreso social y libertario. Se ha admitido que en razón de su incompleta ocupación en el seno de una estructura social, la juventud recoge fácilmente el influjo de José I. Cuello Hernández. ideas y concepciones nuevas, reno– 133 –
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vadoras, adversas al orden social y político dominante. La juventud, por lo general rompe con las normas que las minorías imponen a la gran mayoría del pueblo y se convierte en intérprete de este. Tiene importancia la incidencia de la juventud en la lucha política y social, porque los rasgos que la caracterizan, como son su dinamismo, su percepción de lo nuevo y la importancia que asume en el desarrollo social, mueven hacia ella la atención de los grupos sociales fundamentales. La juventud, por su esencia misma, se manifiesta casi en forma unitaria, en sentido condenatorio contra las injusticias, contra el despotismo, a la vez que expresa con franqueza su apego a la lucha por la libertad demostrando entusiasmo y disposición al sacrificio. La juventud comprende con facilidad el rol que está llamada a jugar en cada sociedad. Ella es la expresión del futuro, porque el futuro es su mundo, y de la lucha que libre en el presente va a depender cómo han de vivir las futuras generaciones, con un mañana de paz, alegría, felicidad y progreso social o, por el contrario, de guerra, tristeza, angustia y atraso. Corresponde a la juventud impulsar cambios para democratizar la vida institucional, para poner la cultura, la ciencia, las artes, la educación, la salud al alcance de los que en cada país son los más; en fin, la juventud tiene que estar a la vanguardia para situar al ser humano como objetivo del desarrollo de la sociedad a la vez que como supremo valor social. La lucha heroica de la juventud dominicana se ha puesto de manifiesto cuantas veces lo ha requerido el interés nacional poniendo sus ideas y sus esfuerzos creadores para la edificación de un país nuevo, de una República Dominicana nueva. En la medida que el régimen de Rafael Leónidas Trujillo Molina se hacía más añejo, el espíritu combativo de la juventud dominicana aumentaba, se incrementaban los métodos de lucha. Las nuevas generaciones consideraban que era su deber seguir trillando el camino que habían transitado sus predecesores.
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La presencia de la juventud dominicana en la lucha contra Trujillo La juventud dominicana, consciente de su papel en la lucha por la libertad, sabía que la unidad y acción mutua resultaba necesaria para enfrentar con posibilidades de éxito a la dictadura de Trujillo. La unificación de los distintos grupos de jóvenes adversos al régimen de Trujillo fue asimilada en las distintas etapas de su siniestro gobierno; la juventud hizo suya la idea de que el accionar contra Trujillo sería exitoso en la medida que fuera más directa la fusión de la lucha con los demás movimientos opuestos a la dictadura trujillista.
La juventud dominicana enfrenta a Trujillo desde sus inicios Para comprender hoy las acciones de la lucha de la juventud dominicana contra la dictadura de Trujillo hay que lanzar una mirada retrospectiva y colocarse en el momento en que surgió ese régimen. El doctor Juan Isidro Jimenes Grullón, quien fue un firme adversario de Trujillo, y padeció cárcel y exilio por su oposición al trujillismo, en su obra Una gestapo en América, hace un esbozo del comportamiento de la juventud dominicana al momento de Trujillo llegar al poder. Los jóvenes que empezamos a interesarnos en la vida pública nacional alrededor del año 1930 pertenecimos a una generación frustrada. La ocupación militar norteamericana había dejado su ominosa huella sobre nuestros días infantiles; persistía en nuestros espíritus el bochorno de la dominación extraña, compensado, en parte, por el edificante recuerdo de la campaña nacionalista que provocó la liberación nacional. Luego, ya con sentido de lo político aunque bisoños en la materia, asistimos al espectáculo horaciano.
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Ramón Antonio, Negro, Veras Vimos al anciano caudillo «rabudo» ganar las elecciones de 1924, como consecuencia natural de no haberse modificado sustancialmente durante la ocupación militar la estructura económico-social dominicana. La economía continuó siendo «eminentemente agrícola», solo basada en la suerte de los frutos de exportación. El régimen de gobierno hubo, pues, de corresponder a esa realidad. Horacio Vásquez gobernó —justo es decirlo— en un ambiente de plenas libertades públicas. Los jóvenes de la época comenzamos a formarnos intelectualmente en ese ambiente, propicio a la convivencia civilizada, y nos habituamos prontamente al libre juego de las ideas que caracterizan a la democracia. Una notable inquietud cultural germinaba entre los jóvenes en todas partes de la República. Un porvenir brillante parecía abrirse ante nuestra generación, integrada por hombres que, pese a sus cortos años, daban muestras de poseer condiciones para descollar en todos los órdenes de la vida nacional. La crisis económica mundial del año 1929 abatió, improvisamente, los puntales económicos que sustentaban el gobierno de Vásquez al echar por el suelo los precios de los frutos exportables. Incapacitado para interpretar de modo positivo su problema; imposibilitado, por su mentalidad estrechamente agraria, para impartirle una nueva orientación a la economía nacional, aquel régimen se aferró, como un pobre náufrago, a la esperanza de que los frutos volverían a subir de precio en los mercados mundiales. Entre tanto, el malestar político, como de costumbre, siguió al malestar económico. Una ráfaga de inconformidad azotó al país. Con tropical exaltación se consideraba en muchos círculos que cualquier solución era preferible a la continuación de aquel régimen decadente. La juventud no fue indiferente a los imperativos de la hora. El 23 de febrero de 1930 fue derribado el gobierno de Horacio Vásquez. El entusiasmo que acompaña a todas las revueltas triunfantes no permitió
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al pueblo ver claramente a la fiera que acechaba desde los cuarteles. Trujillo saltó a la palestra y pronto se hizo dueño de la situación. Y el pueblo, sorprendido en su ingenuo entusiasmo, se sumió en la noche cerrada de la tiranía. En los primeros momentos la juventud pudo continuar su quehacer cultural, su formación ideológica. Pero no bien hubo el dictador afianzado su dominio mediante la eliminación o el sojuzgamiento de los antiguos señores de la guerra que lo enfrentaron en Gurabo de Mao, El Mogote, Los Amaceyes, etc., se volvió contra las manifestaciones del pensamiento. La vida intelectual fue mediatizada. La libertad de expresión, suprimida bajo pena de asesinato. «La juventud se encontró, inopinadamente, ante un fenómeno para ella nuevo y abrumador; el predominio absoluto de la fuerza bruta; sus inquietudes, sus aspiraciones, le fueron vedadas; tuvo, por tanto, que tomar los tristes caminos de la inhibición o de la simulación, y, en numerosas ocasiones, el de la rebeldía. Los ocho años de paz impuesta y los seis de liberalismo horaciano modelaron el carácter y las ideas de los hombres de la generación del 30, dándoles reciedumbre patriótica y certera visión histórica. La presencia oportuna de tales hombres en la vida pública dominicana, en circunstancias normales, hubiera significado un hito trascendental en la evolución político-social del país. Los pocos de aquellos jóvenes que pudieron tomar a tiempo la ruta del exilio y salvar, políticamente hablando, el concepto de su generación, se distinguieron en el destierro por su avanzada orientación democrática. Varios de ellos, en la madurez, están dando hoy mismo, en la vida política de la nación, muestras del alto calibre ideológico de los jóvenes de su tiempo».51 51
Juan Isidro Jimenes Grullón, Una gestapo en América, 1981, pp. 311-312.
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La juventud dominicana frente a la dictadura En la misma obra, el doctor Juan Isidro Jimenes Grullón, expone en forma pormenorizada distintas acciones llevadas a cabo específicamente por la juventud de Santiago contra la naciente dictadura de Trujillo. Él destaca los siguientes hechos: La juventud dominicana de 1930 no se plegó mansamente a la dictadura. Se replegó luchando, cumpliendo, hasta donde pudo, su deber histórico. En Santo Domingo, en Santiago, en Puerto Plata, en La Vega y otros lugares se puso de manifiesto la rebeldía juvenil por medio de actos contra el régimen que permanecen ignorados u olvidados. Por ejemplo, y a más de incontables casos individuales, en 1932 la Asociación Nacional de Estudiantes Universitarios (ANEU) intentó ponerle una bomba a Trujillo, en la Capital, para lo cual se trajeron los materiales desde Puerto Rico; en diciembre de 1933 hizo explosión en el Cementerio Municipal de Santo Domingo una bomba colocada por una organización de jóvenes revolucionarios, que fue parcialmente descubierta por el Gobierno. A principios de 1934 hubo nuevas explosiones en la misma ciudad, por lo que fueron deportados varios jóvenes sospechosos para la dictadura. En Santiago, donde ya en 1929 un grupo de jóvenes del que yo formaba parte fundó el Centro de Estudios Sociológicos –primera señal de nuestro interés en los problemas nacionales–, se instaló en 1931, públicamente, la Asociación de Instrucción y Socorro para Obreros y Campesinos (AISOC), que llegó a contar con más de seiscientos miembros, y cuyos postulados fueron dados a conocer al pueblo en vibrante manifiesto pleno de ideas nuevas y afirmaciones democráticas. En la AISOC empezó a fundirse, con la inquietud ideológica, el espíritu de resistencia contra la incipiente tiranía. Fue clausurada por orden del Gobierno, no sin antes haber realizado una notable labor en los dos sentidos indicados.
Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición Al recibir yo, que presidía la Asociación, la orden de clausura, y no obstante la advertencia hecha de no efectuar nuevas reuniones, convoqué de inmediato a una asamblea general para informar a los compañeros acerca del particular. La numerosa concurrencia que llenó la sala de actos, al enterarse de la arbitraria orden, manifestó su protesta en forma enérgica y ruidosa, convirtiéndose la reunión en un verdadero mitin antigobiernista. Fui llamado por el comandante militar de la plaza y advertido, categóricamente, de que si celebraba otra reunión esta sería terminada a tiros. Clausurada la AISOC, nos desplazamos hacia la clandestinidad. En ese terreno otras dos sociedades fueron formadas. Algunos de los integrantes de la AISOC se enfriaron un poco en las actividades; la mayoría nos entregamos a la lucha clandestina. Los cinco años anteriores a los sucesos de 1934 constituyeron como una escuela práctica de lucha cívica secreta en la que se formaron aguerridos núcleos de jóvenes y hombres maduros pertenecientes a diversos sectores sociales de Santiago, unidos en el ideal de implantar en nuestra patria una democracia auténtica, plena de responsabilidad social y con definida tendencia económica. En un esfuerzo de auto capacitación teórica, los jóvenes revolucionarios de Santiago estudiábamos con avidez todas las teorías sociales y políticas, tanto las más conservadoras como las más avanzadas; por momentos creíamos que este o aquel sistema era adecuado para ser implantado in extenso en nuestro medio, luego nos dábamos cuenta de que era inaplicable. Así, fuimos comprendiendo que cada pueblo debe estructurarse su propio sistema institucional de acuerdo a sus características y a su fase histórica, aunque inspirándose en los principios fundamentales de las grandes doctrinas. Partiendo del concepto básico de que la tiranía de Trujillo, lo mismo que la dictadura de Heureaux en el siglo pasado, correspondían a la etapa sociológica de la monarquía absoluta, que se había dejado de cumplir
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Ramón Antonio, Negro, Veras cuando, en 1844, los fundadores de la nacionalidad dieron acogida a las brillantes ideas políticas en boga y establecieron un régimen democrático, meramente formal, enclavado sobre una realidad socio-económica de tipo semifeudal cuya expresión política tenía que ser autoritaria, llegamos a la conclusión de que era indispensable acelerar la evolución general del país para sacarlo, en corto plazo, del semifeudalismo –o subdesarrollo– en que aún vegetaba. Únicamente de ese modo –pensábamos– podrá vencerse nuestra contradicción política original y dotarse a las instituciones democráticas de basamentos materiales y espirituales sólidos, poniendo con ello término al ciclo histórico de las dictaduras. Conscientes de que el derrocamiento del régimen imperante sin tener preparado un fuerte núcleo de jóvenes de arraigadas convicciones revolucionarias, devendría extemporáneo e inútil, toda vez que los políticos conservadores, siguiendo su inveterada costumbre, se adueñarían de la situación y objetarían toda gestión rectificadora del pasado, concedimos prioridad a la tarea de organizar un movimiento clandestino de alcance nacional y de amplia base popular capaz de ejercer influencia renovadora en los destinos del país a la caída de la tiranía, a la que nos proponíamos atacar en el momento adecuado. La labor de dar forma al movimiento renovador se llevó a cabo con los altibajos naturales de tales empresas pero, en general, de manera progresiva. Procedentes del rico venero del pueblo se nos unían a menudo jóvenes de sorprendentes condiciones para la lucha. La acción cultural tenía preeminencia. Se establecieron contactos con jóvenes de otras ciudades del país. La causa caminaba. Sin duda alguna, la juventud revolucionaria de Santiago estaba forjando, por los años de 1931 al 1934, uno de los movimientos clandestinos mejor orientados entre los que opuso el frente interno a la tiranía de Trujillo.52
Ibídem, pp. 313-315.
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Pero la resistencia de la juventud dominicana contra la dictadura trujillista no se limitó a la primera década de ese feroz gobierno, los jovencitos y jovencitas continuaron expresando su sentir contra la dictadura y utilizaron todos los medios para que el dictador supiera que la juventud, interpretando el sentir del todo el pueblo dominicano, no se quedaría de brazos cruzados ante la represión trujillista. A final del año 1941 surgió en el país un movimiento clandestino identificado como Juventud Revolucionaria, entre cuyos miembros se destacó el doctor Pericles Franco Ornes. Posteriormente, en el año 1942 se formó un organismo clandestino en el cual estaban presentes muchos jóvenes estudiantes que fueron los que dieron base de sustentación a la organización que luego recibió el nombre de Partido Democrático Revolucionario Dominicano. Este organismo, en octubre de 1944 lanzó un manifiesto llamando al pueblo dominicano a la formación de la Unión de Liberación Nacional. De aquí surgió la organización Juventud Revolucionaria Dominicana. La organización que más se destacó en la década del cuarenta como expresión política de la juventud dominicana, fue la Juventud Democrática: considerado como el brazo juvenil del Partido Socialista Popular. De esta época se recuerdan los nombres de Cocuyo Mieses, Frank y Ramón Grullón, Dato Pagán Perdomo, Aquiles Ramírez, Héctor Antonio Ramírez, José Pizano, Poncio Pou Saleta, Quírico Valdez, Amiro Cordero Saleta, Cuco Peña, Julio Raúl Durán, Marcelo Bermúdez, Quilito Ramírez, Perucho Tineo Tejada, los Hermanos Patiño, los hermanos Perozo, los hermanos Vallejo y otros destacados jóvenes antitrujillistas. De las grandes batallas en las cuales participó la Juventud Democrática en la década del cuarenta se recuerda una manifestación efectuada el 26 de octubre de 1946 en la ciudad capital en la plaza Colón donde se dieron cita miles y miles de jóvenes, hombres y mujeres del pueblo que expresaron su desprecio por el régimen de Trujillo. La oposición a Trujillo se sintió fuerte y desafiante después de la manifestación llevada a cabo en octubre del año 1946 hasta el punto
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de que aunque la manifestación fue atacada por la Policía Nacional de la época, bajo la jefatura del general Ludovino Fernández, el pueblo se hizo sentir recorriendo varias calles de la ciudad capital y hasta hizo acto de presencia en las distintas embajadas acreditadas para esa época en el país. Al finalizar la década del cuarenta, la juventud dominicana estaba altamente motivada en su accionar contra la dictadura de Trujillo, porque esa década llegaba a su final, ya en el año 1949, con la llegada de los jóvenes expedicionarios que desembarcaron por Luperón.
IV
Los seres humanos y su comportamiento ante los fenómenos sociales. Hechos históricos que ejercen influencia a nivel mundial o regional La especie humana no llega a la vida con un sentido de lo bueno y de lo malo, de lo positivo y negativo, de lo que conviene a los de abajo y a los de arriba, de lo que es un fenómeno social y uno de la naturaleza, en fin, los entes sociales no vienen a formar parte de la sociedad humana con una línea predeterminada de las ideas políticas, económicas y filosóficas que han de anidar en su cerebro y abrazar como guías de sus actos en todo el curso de su existencia en el planeta Tierra. Distintos factores inciden en lo que será el código, la constitución normativa de un ciudadano o ciudadana en su trato con los demás, en el medio social donde por accidente ha nacido. En un mismo país, por ejemplo, no reaccionan por igual ante los mismos fenómenos sociales, los que nacen y se desarrollan en el norte y en el sur de la República Dominicana, como también hay algunos productos agrícolas que su cultivo, producción y comercialización llegan a tener influencia en la forma de proceder de los que intervienen en sus diferentes etapas para producirlos y hasta llegar a venderlos. Aquel que tiene hábitos adquiridos en la producción – 143 –
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del tabaco, no se comporta de igual forma que quien ha hecho su trabajo habitual en el corte y tiro de la caña. No tiene la misma formación, criterio de unidad y solidaridad el ser humano que se desarrolla laborando aisladamente en una finca como obrero agrícola, que el obrero que presta sus servicios, vende su fuerza de trabajo en una fábrica moderna, que concentra en un mismo espacio físico a miles y miles de obreros, sometidos al mismo trabajo, a igual salario e idéntico horario. En el comportamiento de los seres humanos tiene mucho que ver, en lo que a la actitud ante los fenómenos políticos y sociales se refiere, su origen de clase social, el círculo familiar, la educación doméstica y escolar, el contenido de la época en el curso de la cual le ha tocado vivir, la correlación de fuerzas a nivel mundial y hechos que, por su trascendencia histórica, internacional o regional, sirven de ejemplo para los hombres y mujeres que, por su edad en esa coyuntura, están en la etapa de su formación o afianzamiento político e ideológico.
La década del 50 del siglo xx y las dictaduras en América Latina y el Caribe. La situación dominicana en la década del 50 Quienes nacimos en la República Dominicana entre el inicio y el final de la Segunda Guerra Mundial, durante el régimen de Rafael Leónidas Trujillo Molina, en la década del 50 del pasado siglo veinte, contábamos entre 15 y 18 años de edad. Para esa época (años 50), los países de América Latina y el Caribe estaban dominados por dictaduras feroces, las cuales contaban con el apoyo de los Estados Unidos, que ejercía influencia determinante en la política interna de nuestros países, y había salido con un poder extraordinario luego de la conflagración mundial. Los EE.UU. controlaban a Europa mediante la doctrina Truman, y a los países latinoamericanos y caribeños por medio del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.
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Las dictaduras de Alfredo Stroessner en Paraguay, Gustavo Rojas Pinilla en Colombia, Anastasio Somoza en Nicaragua, Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, François Duvalier en Haití y Rafael Leónidas Trujillo Molina en la República Dominicana, ocupaban una posición de preeminencia en la política de sus respectivos países y ejercían influencia a nivel regional. La existencia de los citados gobiernos odiosos y despóticos impulsaba y motivaba a las masas populares latinoamericanas y caribeñas a movilizarse en reclamo de sus derechos y libertades, y en busca de conquistas de contenido social. Las huelgas obreras, los paros estudiantiles, las manifestaciones callejeras, la lucha de los campesinos por la tierra, los paros cívicos, en fin, durante la década de los 50 se presentaron en América Latina y el Caribe, entre pasos de avances y retrocesos, triunfos y derrotas para las fuerzas democráticas y progresistas. Para la República Dominicana, esta década significó la consolidación del fascismo y el reforzamiento de un proceso modernizador que renovó las instituciones de la dependencia asentadas por la ocupación norteamericana. Este momento se caracterizó por los siguientes rasgos: a) Crecimiento económico acelerado: el promedio de las exportaciones pasó de 14.8 millones de dólares a 47.5 en los años cuarenta y a 118.8 millones en la década de los cincuenta. Este aumento se dio a la par de un proceso de acumulación de capital e industrialización, según lo que se podría llamar modelo trujillista de desarrollo, que conducía a una transformación en la configuración productiva del país, acercándolo a una estructura agrario-industrial, con hipertrofia del sector burocrático y cierta autonomía del Estado en la determinación política y desarrollista. b) Aumento extraordinario de la capacidad fiscal del Estado. Si en 1944 los ingresos presupuestarios alcanzaban 21.7 millones de dólares, cinco años después, en 1949, sumaban 81.8, y en 1954, 110.4 millones. Sin embargo, esta alza de uno a cinco, en un
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lapso de 10 años, difícilmente logró traducir el aumento real de la fuerza económica del poder público, lo que se desprende de las mismas características sustantivas del régimen. c) Creciente monopolización de la actividad productiva del país por parte del dictador, cuyo imperio incluía una parte considerable de la industria azucarera, las principales ramas manufactureras y los establecimientos bancarios y comerciales. A finales de la década de los cincuenta, el capital instalado en la producción perteneciente a Trujillo y su familia alcanzaba más de 100 millones de dólares y ocupaba el 45% de la fuerza laboral de la población empleada en actividades burocráticas estatales. d) Consolidación del aparato político mediante la pulverización de la oposición, la incorporación de los sectores sociales más dinámicos al proyecto trujillista y la constitución de una enorme maquinaria de poder. El Estado corporativo integrador, de tipo fascista, aparece como un bloque compacto, en el que la fracción hegemónica de clase, es decir, la burocracia institucionalizada en el Partido Dominicano, crea un encuadramiento político-militar permanente y poderoso como instrumento de control. Este ordenamiento se proyectó en la composición social del país, en las instituciones administrativas, culturales y religiosas. El trujillismo sometía a sus designios a las demás fracciones dominantes (comercial, industrial, terrateniente) así como a la pequeña burguesía y a las clases trabajadoras y populares. e) El aparato represivo alcanzó también un nivel que invalidaba todo proyecto emancipador de las clases oprimidas, y toda tentativa por parte de otros sectores dominantes de sacudirse de esa hegemonía. El ejército y la policía, alcanzaron un desarrollo técnico militar de los más altos en América Latina, pasando a desempeñar el papel de promotores de la colaboración de clases y agentes monopólicos del terror y la opresión. f) El régimen de poder personal y de corte familiar alcanzó su cúspide con el nombramiento formal de Héctor B. Trujillo, hermano del tirano, como presidente de la República el 16 de agosto de 1952.
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g) El dominio imperialista sobre la economía registró cambios importantes con la penetración monopólica estadounidense que se adaptaron al empuje modernizador del trujillismo como promotor del desarrollo capitalista dependiente. Dicho dominio se implementó, a través del trujillismo, de manera totalizadora en los campos económico, político y militar, «en detrimento del desarrollo natural de la burguesía como clase económicamente dependiente. La preponderancia del capital monopolista en todos los sectores de la economía ha atrofiado su crecimiento». El trujillismo en las postrimerías de la década de los 50 se mantenía como un bloque monolítico y totalitario. No obstante, al mismo tiempo, las contradicciones socio-políticas se incrementaron alcanzando, como en una caldera, la potencia de vapores comprimidos hasta la máxima carga, tensión que explotaría en la década del sesenta, a la hora de la Revolución cubana.53
Ignacio Ramonet, Cien horas con Fidel, 1ra. ed. cubana, abril de 2006, pp. 15-16.
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Hechos políticos y sociales significativos en América Latina y el Caribe en la década del 50 Conviene saber cuál era la situación de América Latina y el Caribe en la década de los cincuenta en lo que se refiere a acciones de masas, golpes de Estado, represión y la presencia de los Estados Unidos en lo que se atañe a la política interna de nuestros países. Para comprender los datos que voy a indicar más adelante, resulta de singular importancia que el lector se ubique en la época en que ocurrieron los hechos a narrar. Veamos. Comenzando por el año 1951, tenemos que en América Latina y el Caribe se fueron a la huelga 2.5 millones de trabajadores.
1952 El 10 de marzo. Golpe de Estado reaccionario en Cuba; implantación de la dictadura de Fulgencio Batista. Del 9-11 de abril. Insurrección Popular en Bolivia. Derrocamiento de la dictadura proimperialista de los terratenientes y de los grandes propietarios de minas. Comienza la revolución boliviana. Junio. En Guatemala se aprueba la Ley de Reforma Agraria dirigida contra los latifundistas criollos y la United Fruit Company. Septiembre. Represión contra el movimiento obrero y los sectores democráticos en El Salvador. 30 de noviembre. En las elecciones presidenciales de Venezuela triunfa el candidato de la oposición democrática, Jovito Villalva. 2 de diciembre. En Venezuela, golpe de Estado de Pérez Jiménez, en burla manifiesta de las elecciones del 30 de noviembre de 1952. En el año 1952, las masas populares de América Latina y el Caribe se mantuvieron en lucha contra sus opresores; hicieron huelgas 4.5 millones de trabajadores.
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1953 Febrero. Se crea la Central Única de Trabajadores de Chile. Mayo. En las elecciones de la Guayana Británica, triunfa el Partido Progresista Popular, y su líder Cheddi Jagan es nombrado primer ministro. 13 de junio. Golpe de Estado en Colombia. Se instaura la dictadura de Rojas Pinilla. 26 de julio. Un grupo de jóvenes patriotas, encabezados por Fidel Castro, asalta el cuartel Moncada de Santiago de Cuba. Octubre. El Gobierno inglés suspende la vigencia de la Constitución en la Guayana Británica y envía tropas inglesas. Octubre. Se crea la Petrobras en Brasil. Noviembre. El gobierno golpista de Fulgencio Batista prohíbe las actividades comunistas en Cuba. Sigue en ascenso la lucha de masas. En el año 1953 hicieron huelgas en América Latina y el Caribe 5.6 millones de trabajadores.
1954 Marzo. La X Conferencia Panamericana de Caracas aprueba una resolución que concede a EE.UU. el derecho a tomar toda clase de medidas, incluida la intervención armada, contra el peligro del «comunismo». Se desata una violenta represión en Venezuela. Mayo. Golpe militar en Paraguay. Se instaura la dictadura militar de Stroessner. 17 de mayo. En Chile el pueblo se moviliza con una huelga general exigiendo la abolición de la ley reaccionaria de Defensa de la Democracia. 17-27 de junio. Se produce la intervención armada de EE.UU. en Guatemala, derrocando el gobierno revolucionario de Jacobo Arbenz. Aplastamiento de la revolución popular anti-imperialista (1944-1954). 24-26 de agosto. Se ejecuta el derrocamiento del gobierno de Getulio Vargas por la camarilla militar reaccionaria de Brasil, con el apoyo de EE.UU. Suicidio de Vargas.
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Octubre. Como resultado de las huelgas de masas, en Honduras se introduce la legislación obrera y se autoriza la actividad de los sindicatos. El avance, el nivel de conciencia sigue adelante en el seno de las masas populares. En el año 1954 se fueron a la huelga 7.4 millones de trabajadores latinoamericanos y caribeños.
1955 16
de junio.
Alzamiento militar reaccionario contra el gobierno de Perón en la Argentina. 7 de julio. Se hace sentir la clase obrera. Huelga general de 1.2 millones de trabajadores de Chile para reivindicar la anulación de las leyes antiobreras. 15 de septiembre. La camarilla militar argentina derriba al Gobierno de Perón. Octubre. Un logro de los revolucionarios. En las elecciones presidenciales de Brasil triunfa el candidato de los partidos Social Democrático y Trabalhista, Juscelino Kubitschek, apoyado por el Partido Comunista. Noviembre. Los sectores de la derecha son incorregibles. Fracasa una intentona de golpe de Estado reaccionario en Brasil. 1955-1957 Nuevo auge del movimiento guerrillero en Colombia. Se nota el avance de las fuerzas democráticas y progresistas. En el año 1955 motorizaron huelgas en América Latina y El Caribe 9.1 millones de trabajadores.
1956 Febrero. Se inicia el año con buen pie con la creación del Frente de Acción Popular en Chile. Marzo 12. Desaparece en la ciudad de New York Jesús de Galíndez. Se atribuye su secuestro a Rafael Leónidas Trujillo Molina, como respuesta al libro La Era de Trujillo, escrito por el secuestrado.
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Abril. x Congreso clandestino del Partido Comunista de Chile. Abril. La reacción no se detiene y el gobierno de Pedro Aramburu lanza la represión anticomunista en Argentina. La movilización popular obtiene la libertad de los dirigentes comunistas encarcelados. Junio. Caída de la dictadura militar de Manuel Odria en Perú, instaurada en 1948. Octubre. Huelga estudiantil y levantamiento contra el gobierno pronorteamericano del presidente Lozano Díaz en Honduras. 2 de diciembre. Desembarco de la expedición del Granma, encabezada por Fidel Castro, en la provincia de Oriente (Cuba). Comienza la lucha armada del pueblo cubano contra la dictadura de Fulgencio Batista. Fin de año. En Brasil se constituye el Frente Parlamentario Nacionalista. Se comprueba el avance de la lucha popular. En 1956 fueron a la huelga 9.7 millones de trabajadores latinoamericanos y caribeños.
1957 13
de marzo .
En Cuba sigue fuerte la lucha contra el dictador Fulgencio Batista. Ataque armado contra el palacio presidencial en La Habana por un grupo del Directorio Revolucionario. 8-10 de mayo. Huelga general en Colombia. Derrocamiento de la dictadura reaccionaria de Gustavo Rojas Pinilla. 26 de julio. Murió como vivió, asesinado, el dictador de Guatemala Carlos Castillo Armas. Agosto. Huelga general política en Cuba como protesta contra el asesinato del destacado dirigente del Movimiento 26 de Julio, Frank País. Agosto. Se efectúan elecciones generales en la Guayana Británica. Triunfo del Partido Popular Progresista. Octubre. Se realizan grandes manifestaciones antigubernamentales de masas trabajadoras y estudiantiles en Guatemala.
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Noviembre. Se produce la unificación de los grupos socialistas de izquierda de Chile en el Partido Socialista Unido. Las acciones de los trabajadores siguen. En 1957 hicieron huelga en América Latina de 8 a 9 millones de trabajadores.
1958 21-23 de enero. Huelga general y levantamiento armado en Venezuela. Derrocamiento de la dictadura reaccionaria de Marcos Pérez Jiménez. Febrero. Arturo Frondizi, de la Unión Cívica Radical Intransigente, candidato del bloque de fuerzas progresistas al que apoyan los comunistas, triunfa en las elecciones presidenciales de la Argentina. Febrero. Amplio movimiento huelguístico en México reivindicando aumentos salariales. Marzo. Primera Conferencia Nacional de los sindicatos de Brasil. 9 de abril. Acciones armadas del Movimiento 26 de Julio en la Habana e intentos de organizar una huelga general. Abril-mayo. Acciones antinorteamericanas de los pueblos de América Latina en señal de protesta contra el viaje del vicepresidente de EE.UU. Richard Nixon por los países del continente. Mayo-junio. Fracaso de la «ofensiva general» del dictador Fulgencio Batista contra el Ejército Rebelde en Sierra Maestra (Cuba). Agosto. Huelga general y combates callejeros en Asunción (Paraguay). Agosto. Abolición de la ley reaccionaria de Defensa de la Democracia en Chile y legalización del Partido Comunista. 15-17 de Agosto. Celebración del XVII Congreso del Partido Comunista de Uruguay. Agosto. Destacamentos del Ejército Rebelde de Cuba avanzan hacia Occidente y entran en las provincias de Camagüey y Las Villas. Septiembre. Elecciones presidenciales en Chile. Triunfa el candidato gubernamental Arturo Alessandri por un escaso margen de 30 000 votos, sobre el candidato del FRAP, Salvador Allende.
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Septiembre. Huelga general de un millón de trabajadores de Venezuela contra las tentativas de golpe de Estado reaccionario y en apoyo del gobierno de Wolfang Larrazábal. Octubre. Huelga general de los trabajadores del Uruguay. 7 de diciembre. Rómulo Betancourt, líder de Acción Democrática, triunfa en las elecciones presidenciales de Venezuela. Diciembre. viii Congreso del Partido Comunista de Colombia. Finales. Ofensiva general del Ejército Rebelde de diciembre de Cuba. Toma de la ciudad de Santa Clara. En 1958 hicieron huelga en América Latina 11.8 millones de trabajadores.
1959 En el año 1959 se condensan todas las luchas que en el siglo xx habían protagonizado los pueblos de América Latina y el Caribe. 1-2 de enero. Huye de Cuba el dictador Fulgencio Batista. Comienza la huelga general. 2 de enero. Entrada del Ejército Rebelde en Santiago de Cuba y en la Habana. Victoria de la Revolución cubana. Enero. Huelga general de dos millones de trabajadores argentinos contra las tentativas de desnacionalizar las empresas frigoríficas. 16 de febrero. Fidel Castro asume el cargo de primer ministro de Cuba. 25 de marzo. En México es aplastada una huelga de 18,000 ferroviarios. Marzo. Acciones antinorteamericanas de los trabajadores de Bolivia y huelga general de mineros. Abril. Primer Congreso Nacional del Partido Comunista de Bolivia. Abril. Prohibición del Partido Comunista de la Argentina. 17 de mayo. Ley de Reforma Agraria en Cuba.
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Mayo. El cónsul dominicano en Miami, Augusto María Ferrando, fue arrestado por los servicios de seguridad norteamericanos por contrabando de armas. 14 de junio. Desembarca en la República Dominicana un grupo de patriotas. Lucha armada contra la dictadura de Trujillo. Julio. Osvaldo Dorticós Torrado asume la presidencia de la República de Cuba. La gran burguesía queda definitivamente apartada del poder en la isla caribeña. Agosto. Se constituye en Argentina el Movimiento Obrero Unificado integrado por la 0rganización de 62 sindicatos, el Movimiento por la Unidad y la Coordinación Sindical y los sindicatos independientes. 20-21 de octubre. Fidel Castro y sus compañeros de lucha aplastan el complot contrarrevolucionario de Hubert Matos en Cuba. Derrota del ala anticomunista del Movimiento 26 julio. Octubre. Comienzan las incursiones aéreas sobre Cuba desde los EE.UU. 13-20 noviembre. iii Congreso de unificación de los sindicatos de Venezuela. Se constituye la Confederación de Trabajadores de Venezuela. 18-24 de noviembre. x Congreso de la Confederación Trabajadores de Cuba, que rechaza la política de la dirección derechista de los sindicatos.54
El triunfo de la Revolución cubana y su incidencia en nuestro país. La expedición del 14 de junio de 1959 La situación política comenzó a cambiar en toda América Latina y el Caribe al final de la misma década de los cincuenta. Desde el mismo momento del golpe de Estado llevado a cabo en Cuba en fecha 10 de marzo de 1952 por Fulgencio Batista, Fidel Castro dio inicio a un movimiento revolucionario que culminó, en su primera etapa, con el asalto en Santiago de Cuba al Cuartel Moncada. Posteriormente se continuó con el levantamiento en la Sierra Maestra, Granma, edición de 13 de agosto de 2006, p. 5.
54
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155
hasta concluir con el triunfo de la Revolución cubana, el 1 de enero de 1959. Todo este proceso dominó la conciencia de la juventud caribeña y latinoamericana, y en particular la dominicana. Después del 1ero de enero de 1959, los jóvenes de todo el mundo se identificaban con la Revolución cubana, y los dominicanos y dominicanas con mayor razón, ya que con la toma del poder por el pueblo en Cuba, de inmediato se organizó la expedición del 14 de junio del 1959, en la que intervinieron los combatientes de la Raza Inmortal, que llegaron al país por Constanza, Maimón y Estero Hondo, a enfrentar la dictadura de Trujillo. A partir del 14 de junio de 1959, la República Dominicana fue otra a nivel de la lucha política contra la dictadura de Trujillo. Para esa época, 1959, ya en Santiago se comenzó a sentir el grupo que luego fue conocido con el nombre de Los Panfleteros de Santiago. Pero además, la acción de la Raza Inmortal, como se conocen los expedicionarios de junio del año 1959, prendió en la conciencia de los hombres y mujeres sensibles del país hasta el punto de que: «A los seis meses de la sofocada invasión ya se había organizado una vasta red clandestina en todo el territorio, con algunos miles de participantes, colaboradores y enlaces exteriores. La amplitud de la conspiración llegó a conformar un movimiento revolucionario que, en lo esencial, contenía el programa democrático de los invasores de junio, que a los pocos días de constituido (Movimiento Revolucionario 14 de Junio) fue descubierto por la Policía Secreta, y sus más destacados participantes encarcelados. A pesar de este revés, el movimiento clandestino contra Trujillo resultó incontenible y la tiranía tuvo que recurrir a procedimientos represivos acordes, como la tortura, porque era materialmente imposible producir un baño de sangre que restara apoyo al régimen».55 Sin lugar a duda, el año 1959 trajo nuevas ideas, fortaleció las convicciones de hombres y mujeres que en América Latina y el Caribe aspiraban a una vida mejor en el orden material y espiritual. Más de veinte millones de trabajadores se fueron a la huelga en los Ignacio Ramonet, Fidel Castro: Biografía a dos voces, primera edición española, abril de 2006, pp. 571-604.
55
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Ramón Antonio, Negro, Veras
países del área. La Revolución cubana vino a ser como un faro de luz que fijó el sentido de los cambios en la conciencia popular. Como se puede advertir, la década de los cincuenta fue rica en experiencias, en grandes batallas democráticas, desaparecieron las dictaduras feroces y un nuevo amanecer está en el despertar de los países de América Latina y el Caribe. La juventud dominicana estaba dispuesta a continuar trillando el camino transitado por los expedicionarios de la raza inmortal de junio del año 1959.
V
Reconocimiento a Los Panfleteros de Santiago Desde el momento mismo que supe de la desaparición física de mis compañeros, Los Panfleteros de Santiago, he vivido con el convencimiento de que el pueblo dominicano, y en particular el de Santiago, tiene una deuda histórica con aquellos que en el centro de torturas La 40 pagaron por el silencio con sus vidas. Con su comportamiento hicieron posible la permanencia con vida de aquellos que, como yo, le debemos nuestra existencia. Los Panfleteros de Santiago, hicieron honor a la palabra dada, al compromiso que habíamos hecho de no delatar ni identificar a ningún miembro del grupo a no ser aquellos que ya estaban detenidos. Con la publicación del libro Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, se comenzó a pagar parte de la deuda histórica que se tiene con Los Panfleteros y se inicia así la idea expuesta por Manuel Armando Bueno Pérez, cuando escribió: Debemos continuar rescatando del anonimato a nuestros verdaderos héroes y mártires, dando a conocer su ideario, su trayectoria de lucha y afanes revolucionarios, reconociéndoles como nuestros únicos prohombres y acreedores de honrar con sus nombres nuestras escuelas, plazas y calles – 157 –
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Ramón Antonio, Negro, Veras principales, desplazando muchos falsos ídolos de barro que hoy ocupan esas posiciones señeras.56
Conclusiones 1. La juventud dominicana supo enfrentar con valentía y dignidad la dictadura de Trujillo, como se comprueba por las acciones llevadas a cabo desde los inicios del régimen trujillista. 2. Los jóvenes que opusieron a Trujillo desde su llegada al poder, por allá por el año 1930-1934, hasta los que se organizaron en la Juventud Democrática en 1946, expresaron en esas etapas el sentir democrático del pueblo dominicano. 3. Los expedicionarios del año 1959 que llegaron por Constanza, Maimón y Estero Hondo, los integrantes del movimiento clandestino 14 de Junio y Los Panfleteros de Santiago, fueron los herederos y continuadores de las mejores tradiciones de combatividad y heroísmo de sus predecesores, y al enfrentarse a Trujillo demostraron la firmeza de la juventud dominicana contra su dictadura. 4. Corresponde a la juventud dominicana de hoy interpretar el sentir y las aspiraciones de todos los que enfrentaron la dictadura de Trujillo, y para hacerlo así deben convertirse en los mejores defensores de la soberanía nacional, de las libertades públicas, de los derechos humanos, del fortalecimiento de las instituciones y luchar por la creación de un ordenamiento social nuevo, renovado, justo, que ponga al alcance y disposición de las grandes mayorías nacionales el empleo, la salud, la educación y, en sentido general, hacer posible una vida digna, en el orden material y espiritual, para todos los dominicanos y dominicanas.
Los Panfleteros de Santiago y su desafío a Trujillo, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2007, p. 9.
56
Índice onomástico
A Abbes, Johnny 19, 74, 89, 90, 124, 128 Abelardo 67 Álvarez,Viterbo, Pechito 57 Annan, Koffi 65 Arabia, Marta 23 Aracena, Miguel 108 Arias, Desiderio 34, 121
B Báez, César 19 Báez, César 'mayor Fuerza Aerea' 129 Báez Pérez, Rafael Cucuyo 19, 32, 73, 75, 92 Balaguer Ricardo, Joaquín 77, 103, 108 Balcácer, Juan Daniel 22, 48, 74 Baquero Ricart, Manolito 46 Bartield, John 84 Basilio, Blas 22, 66 Batista, Fulgencio 116, 120, 148, 149, 151, 152, 153, 154 Batista Liriano, Juan Enrique 33, 34, 118
Beato, Nelson 107 Belliard, Gabriel 108 Bello Franjul, Francisco Adolfo 19, 45, 47, 73, 92 Benítez, Rafael Valera 105 Bermúdez, Marcelo 116, 11 Blanco Fernández, Ramón Andrés 19, 77, 127, 129 Bonnelly, Balín 19, 34 Bonnelly, Freddy 19, 50, 52 Bonnelly, Sully 46, 73 Brito, Adolfo Franco 105 Bueno, Héctor 126 Bueno, Manuel Armando 17, 22, 24, 25, 27, 29, 34, 37, 38, 42, 48, 56, 67, 69, 72, 78, 82, 86, 93, 94, 95, 98, 100, 102, 110, 118, 119, 122, 126 Bueno, María 126 Bueno Torres, Marcial 67
C Cabral, Ramón 19, 34 Capell Bello (ingeniero) 66 Capell Bello (hermano) 66
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160
Ramón Antonio, Negro, Veras
Castellanos, Humberto 101 Castro Bisonó 46, 73 Castro Ruz, Fidel 110, 120 Cepeda, Augusto Quique 19, 34 César y José Ángel Rodríguez Villeta 90 Chino Liviano, El 22, 76 Colón, Rafael 22, 48 Constanzo, José Antonio 19, 66, 67 Contreras, Hilda 110 Contreras, Orlando 110 Cordero Saleta, Amiro 105, 141 Cordero, Pedro Pablo 110 Cruz, Guarino de la 108 Cruz Inoa (cura) 69, 99 Cruz, Rufino de la 25 Cruz, Wilfredo 110 Cuello Hernández, José Israel 19, 73, 76, 91 117, 130, 133
D Dargán, Amaury 46, 73 Demesa, Luis 19, 34 Díaz Moreno, Rubén 46 Disla Ramírez, José Camilo 52 Domínguez, Franklin 16 Domínguez, Manolo 19, 31, 74, 89 Dora, esposa de René del Risco 51 Ducoudray, Félix Servio 104 Ducoudray, Juan 104 Durán, Julio Raúl 141 Duvalier, François Papa Doc 116 Duvergé Mateo, José Rafael 104
E Echavarría, Rubén 38 Elli, Luis José 110 Erickson, Florissell 106
Escoto Santana, Julio Miguel 19, 88, 58, 71, 74, 76, 90, 128 Estévez, León 90 Estrella, Luis Salvador 73
F Faxas, Pipe 46 Feliciano, María Teresa 25, 113, 114, 131 Fernández, Ludovino 142 Fernández, Pedro 101 Ferrando, Augusto María 154 Ferreiras, Natalia 110 Francisco, Migdalia 116 Franco, Danilo 110 Franco, Verónica 110
G García, Oliva 107 Gelman, Juan 15 Germán Aristi, Amauris 110 Germán, Félix María 52 Gil Castillo, José Lázaro 22, 48 Ginebra de Lovatón, Zaida 68 Gómez de Guillén, doña Thelma 28, 95, 131 Gómez Pérez, Luis 19, 35, 36, 46, 70, 94, 105 121 Gómez, Porfirio 34 Gómez, Radhamés Rodríguez 58 Gómez, Ramón 22, 48 González, Manolo 19, 56 González, Pedro 127 Grisanti, Cayeyo 19, 48, 52, 69, 70, 99, 121 Grullón, Frank 141 Grullón, Ramón 141 Guasch, Ana María 13
Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición
Guillén, Aridia 118, 125 Guillén, Bernardino 124 Guillén, El Cocinero 19, 51, 94 Guillén Gómez, Wenceslao 22, 27, 28, 29, 33, 35, 37, 38, 39, 41, 43, 44, 49, 50, 55, 56, 60, 68, 69, 72, 78, 79, 81, 82, 84, 86, 93, 94, 95, 97, 98, 110, 118, 119, 120, 121, 123, 124, 129 Gutiérrez, Ernest B. 84 Gutiérrez Félix, Euclides 27, 28 Guzmán, Leandro 19, 58, 60, 61, 127, 131 Guzmán Liriano, Ursino 107
H Herrera, Rafael 49 Heureaux, Ulises 139 Huyssen, Andreas 12, 14
I Imbert, Moncho 51 Ingenieros, José 98, 120 Isa Conde, Antonio 109, 110 Isa Conde, Narciso 77
J Jagan, Cheddi 149 Jimenes Grullón, Juan Isidro 135, 137, 138
K Khruschev, Nikita 110 Koury, J. Rafael 101 Kubitschek, Juscelino 150
161
L León, José de, Joselito Boca Mocha 108 León Estévez, Luis 19, 89 López Molina, Máximo 106, 107, 108 Lora, Huchi 130 Lora, Piki 105, 109, 110 Lorne, Gabrielle 24
M Machado, Juan Manuel 111 Maldonado, Leila 32, 76 Marín, Jorge 46, 47 Martínez Bonnelly 46, 73 Marx, Carlos 98 Mckinney, Pablo 45 Medina, Manuel 22, 79, 83, 84, 110 Mieses, Cocuyo 141 Minervino, Dante, El Capitán 19, 35, 36, 77, 89, 94 Minicuchi, Rhina 110 Mirabal (hermanas) 129 Mirabal Reyes, María Teresa 25, 56 Mirabal Reyes, Minerva 25, 56 Mirabal Reyes, Patria 25, 56 Montilla, Néstor 25, 113, 131
N Nixon, Richard 152 Noriega, Panchitín 52 Núñez, Juan Gilberto 80
O Odria, Manuel 151 Ornes, Pericles Franco 141 Ortiz, Clodoveo 19, 74, 89
162
Ramón Antonio, Negro, Veras
P País, Frank 151 Pagán Perdomo, Dato 141 Patiño (hermanos) 141 Peña, Cuco 141 Peña Rivera, Alicinio 107 Peralta Michel, José, El vegano 19, 39, 40, 92 Perdomo Pérez, Virgilio 110 Perelló, Enrique 22, 93 Pérez, Faustino 86 Pérez Guillén, Dorotea Mercedes 67 Pérez Guillén, Ernesto 27 Pérez Guillén, Juan Esteban 67 Pérez, Jaime 66 Pérez Jiménez, Marcos 116, 120, 145,152 Pérez, Pedrito 22, 48 Perón, Juan 116, 120 Perozo (hermanos) 141 Petitón, Saúl 19, 34 Pichardo, Teodosio 19, 34 Pizano, José Plá, Bertha 20, 21 Pola, Susy 45 Pou Saleta, Poncio 141 Prud’homme, Luis, El Haitianito 22 44, 50, 52, 81, 82, 118, 123, 125
R Raful, Tony 32, 92 Ramia Yapur, Julián 19, 22, 53 Ramírez, Aquiles 141 Ramírez, Héctor Antonio 141 Ramírez, José 19, 34 Ramírez, Miguel 22, 48 Ramírez, Quilito 141 Ramonet, Ignacio 155
Ramos Peguero, Andrés 106, 108 Remón, José Antonio 116 Ricoeur, Paul 13 Risco, René del 50 Rivas, Eladio 19, 34 Rodríguez, Félix, Mueca 101 Rodríguez, Nelson 110 Rodríguez Villeta, César 19, 35, 88 Rodríguez Villeta, José Ángel 19, 90 Rojas Pinillas, Gustavo 116, 120 Rosa, Ciriaco de la 19, 89 Russo Aguia, Domingo A. 19, 20, 21 Russo Plá, Alberto 20 Russo Plá, Pedro 20
S Sánchez Buldier, Pedro Fco. 57 Sánchez, Pedro 28 Santos Prud’homme, Teófilo Luis 51 Schifino, José 110 Scotto, Ernesto 19, 94 Somoza, Anastacio 116 Sontag, Susan 18 Soriano, José Emilio, Chepe 22 , 47, 49 Streese, Henrich Johannes, El Alemán 22, 46, 48, 52, 58, 59, 79, 83, 84, 85 Stroessner, Alfredo 116 Sued, José Enrique 80 Sully, Carlos 52
T Tallaj, José 19, 20, 35, 48, 50 Tavárez Justo, Manuel Aurelio 94, 105, 126 Tejeda Céspedes, Marcos 55 Terrero, Alfredo 46, 73
Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición
Tineo, Pedro Jaime 22, 43, 44, 80, 81, 82, 118, 123, 125, 141 Torres, Candito, El Chabacano 19, 74, 89, 90, 127, 128 Troncoso, Marcos 58 Trujillo Molina, Rafael Leónidas 11, 16, 17, 26, 29, 30, 31, 34, 42, 43, 44, 45, 46, 58, 62, 71, 75, 79, 81, 83, 88, 89, 91, 93, 97, 100, 101, 103, 104, 105, 106, 107, 109, 111, 114, 115, 116, 117, 118, 119, 121, 123, 135, 137, 138, 139, 140, 141, 142, 144, 145, 146, 150, 154, 155, 157, 158
V Valdez, Quírico 141 Valera Benítez, Rafael 19, 30, 72, 75, 91 Valerio, Fernando 57 Valverde, Soriano 46
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Vargas Evangelista, José 46, 73 Vargas Vila, José María 98, 120 Vásquez, Horacio 136 Vega, Bernardo 83, 84 Vega Boyrie, Wenceslao 19, 58, 119 Velázquez Mainardi, Miguel Ángel 104 Veras, Ramón Antonio, Negro 11, 12, 13, 15, 17, 21, 22, 24, 28, 33, 37, 38, 45, 56, 63, 82, 114, 115, 116, 121, 125 Veras, Mercedes María 85 Vidal Torres, Rafael 111 Villalva, Jovito 148 Villamán 74 Villeta Cholo 19, 68 Vincent, Gustavo 103 Viñas, José Antonio, Papi 58
Y Yunén, Rafael Emilio 24, 62, 64
Publicaciones del Archivo General de la Nación Vol. I Vol. II Vol. III Vol. IV Vol. V Vol. VI Vol. VII Vol. VIII Vol. IX Vol. X Vol. XI
Vol. XII Vol. XIII Vol. XIV
Vol. XV
Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 1844-1846. Edición y notas de E. Rodríguez Demorizi. C. T., 1944. Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez Demorizi, Vol. I. C. T., 1944. Samaná, pasado y porvenir. E. Rodríguez Demorizi, C. T., 1945. Relaciones históricas de Santo Domingo. Colección y notas de E. Rodríguez Demorizi, Vol. II. C. T., 1945. Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez Demorizi, Vol. II. Santiago, 1947. San Cristóbal de antaño. E. Rodríguez Demorizi, Vol. II. Santiago, 1946. Manuel Rodríguez Objío (poeta, restaurador, historiador, mártir). R. Lugo Lovatón. C. T., 1951. Relaciones. Manuel Rodríguez Objío. Introducción, títulos y notas por R. Lugo Lovatón. C. T., 1951. Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 1846-1850, Vol. II. Edición y notas de E. Rodríguez Demorizi. C. T., 1947. Índice general del “Boletín” del 1938 al 1944, C. T., 1949. Historia de los aventureros, filibusteros y bucaneros de América. Escrita en holandés por Alexander O. Exquemelin. Traducida de una famosa edición francesa de La Sirene-París, 1920, por C. A. Rodríguez. Introducción y bosquejo biográfico del traductor R. Lugo Lovatón, C. T., 1953. Obras de Trujillo. Introducción de R. Lugo Lovatón, C. T., 1956. Relaciones históricas de Santo Domingo. Colección y notas de E. Rodríguez Demorizi, Vol. III, C. T., 1957. Cesión de Santo Domingo a Francia. Correspondencia de Godoy, García Roume, Hedouville, Louverture Rigaud y otros. 1795-1802. Edición de E. Rodríguez Demorizi. Vol. III, C. T., 1959. Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez Demorizi, Vol. III, C. T., 1959. – 165 –
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Vol. XVI
Escritos dispersos (Tomo I: 1896-1908). José Ramón López. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2005. Vol. XVII Escritos dispersos (Tomo II: 1909-1916). José Ramón López. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2005. Vol. XVIII Escritos dispersos (Tomo III: 1917-1922). José Ramón López. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2005. Vol. XIX Máximo Gómez a cien años de su fallecimiento, 1905-2005. Edición de E. Cordero Michel. Santo Domingo, D. N., 2005. Vol. XX Lilí, el sanguinario machetero dominicano. Juan Vicente Flores. Santo Domingo, D. N., 2006. Vol. XXI Escritos selectos. Manuel de Jesús de Peña y Reynoso. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2006. Vol. XXII Obras escogidas 1. Artículos. Alejandro Angulo Guridi. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2006. Vol. XXIII Obras escogidas 2. Ensayos. Alejandro Angulo Guridi. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2006. Vol. XXIV Obras escogidas 3. Epistolario. Alejandro Angulo Guridi. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2006. Vol. XXV La colonización de la frontera dominicana 1680-1796. Manuel Vicente Hernández González. Santo Domingo, D. N., 2006. Vol. XXVI Fabio Fiallo en La Bandera Libre. Compilación de Rafael Darío Herrera. Santo Domingo, D. N., 2006. Vol. XXVII Expansión fundacional y crecimiento en el norte dominicano (16801795). El Cibao y la bahía de Samaná. Manuel Hernández González. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXVIII Documentos inéditos de Fernando A. de Meriño. Compilación de José Luis Sáez, S. J. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXIX Pedro Francisco Bonó. Textos selectos. Edición de Dantes Ortiz. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXX Iglesia, espacio y poder: Santo Domingo (1498-1521), experiencia fundacional del Nuevo Mundo. Miguel D. Mena. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXXI Cedulario de la isla de Santo Domingo, Vol. I: 1492-1501. fray Vicente Rubio, O. P. Edición conjunta del Archivo General de la Nación y el Centro de Altos Estudios Humanísticos y del Idioma Español. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXXII La Vega, 25 años de historia 1861-1886. (Tomo I: Hechos sobresalientes en la provincia). Compilación de Alfredo Rafael Hernández Figueroa. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXXIII La Vega, 25 años de historia 1861-1886. (Tomo II: Reorganización de la provincia post Restauración). Compilación de Alfredo Rafael Hernández Figueroa. Santo Domingo, D. N., 2007.
Publicaciones del Archivo General de la Nación
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Vol. XXXIV Cartas del Cabildo de Santo Domingo en el siglo XVII. Compilación de Genaro Rodríguez Morel. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXXV Memorias del Primer Encuentro Nacional de Archivos. Edición de Dantes Ortiz. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXXVI Actas de los primeros congresos obreros dominicanos, 1920 y 1922. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXXVII Documentos para la historia de la educación moderna en la República Dominicana (1879-1894), (tomo I). Raymundo González. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXXVIII Documentos para la historia de la educación moderna en la República Dominicana (1879-1894), (tomo II). Raymundo González. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXXIX Una carta a Maritain. Andrés Avelino. (Traducción al castellano e introducción del P. Jesús Hernández). Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XL Manual de indización para archivos, en coedición con el Archivo Nacional de la República de Cuba. Marisol Mesa, Elvira Corbelle Sanjurjo, Alba Gilda Dreke de Alfonso, Miriam Ruiz Meriño, Jorge Macle Cruz. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XLI Apuntes históricos sobre Santo Domingo. Dr. Alejandro Llenas. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XLII Ensayos y apuntes diversos. Dr. Alejandro Llenas. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XLIII La educación científica de la mujer. Eugenio María de Hostos. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XLIV Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1530-1546). Compilación de Genaro Rodríguez Morel. Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. XLV Américo Lugo en Patria. Selección. Compilación de Rafael Darío Herrera. Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. XLVI Años imborrables. Rafael Alburquerque Zayas-Bazán. Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. XLVII Censos municipales del siglo xix y otras estadísticas de población. Alejandro Paulino Ramos. Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. XLVIII Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel (tomo I). Compilación de José Luis Saez, S. J. Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. XLIX Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel (tomo II). Compilación de José Luis Saez, S. J. Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. L Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel (tomo III). Compilación de José Luis Saez, S. J. Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LI Prosas polémicas 1. Primeros escritos, textos marginales, Yanquilinarias. Félix Evaristo Mejía. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008.
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Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. LII Vol. LIII Vol. LIV Vol. LV Vol. LVI Vol. LVII Vol. LVIII
Vol. LIX
Vol. LX
Vol. LXI Vol. LXII Vol. LXIII Vol. LXIV Vol. LXV
Vol. LXVI Vol. LXVII Vol. LXVIII Vol. LXIX Vol. LXX
Prosas polémicas 2. Textos educativos y Discursos. Félix Evaristo Mejía. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008. Prosas polémicas 3. Ensayos. Félix Evaristo Mejía. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008. Autoridad para educar. La historia de la escuela católica dominicana. José Luis Sáez, S. J. Santo Domingo, D. N., 2008. Relatos de Rodrigo de Bastidas. Antonio Sánchez Hernández. Santo Domingo, D. N., 2008. Textos reunidos 1. Escritos políticos iniciales. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008. Textos reunidos 2. Ensayos. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008. Textos reunidos 3. Artículos y Controversia histórica. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008. Textos reunidos 4. Cartas, Ministerios y misiones diplomáticas. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008. La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo (1930-1961), tomo I. José Luis Sáez, S.J. Santo Domingo, D.N., 2008. La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo (19301961), tomo II. José Luis Sáez, S. J. Santo Domingo, D.N., 2008. Legislación archivística dominicana, 1847-2007. Archivo General de la Nación. Santo Domingo, D.N., 2008. Libro de bautismos de esclavos (1636-1670). Transcripción de José Luis Sáez, S.J. Santo Domingo, D.N., 2008. Los gavilleros (1904-1916). María Filomena González Canalda. Santo Domingo, D.N., 2008. El sur dominicano (1680-1795). Cambios sociales y transformaciones económicas. Manuel Vicente Hernández González. Santo Domingo, D.N., 2008. Cuadros históricos dominicanos. César A. Herrera. Santo Domingo, D.N., 2008. Escritos 1. Cosas, cartas y... otras cosas. Hipólito Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D.N., 2008. Escritos 2. Ensayos. Hipólito Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D.N., 2008. Memorias, informes y noticias dominicanas. H. Thomasset. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D.N., 2008. Manual de procedimientos para el tratamiento documental. Olga Pedierro, et. al. Santo Domingo, D.N., 2008.
Publicaciones del Archivo General de la Nación Vol. LXXI
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Escritos desde aquí y desde allá. Juan Vicente Flores. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D.N., 2008. Vol. LXXII De la calle a los estrados por justicia y libertad. Ramón Antonio Veras –Negro–. Santo Domingo, D.N., 2008. Vol. LXXIII Escritos y apuntes históricos. Vetilio Alfau Durán. Santo Domingo, D.N., 2009. Vol. LXXIV Almoina, un exiliado gallego contra la dictadura trujillista. Salvador E. Morales Pérez. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXV Escritos. 1. Cartas insurgentes y otras misivas. Mariano A. Cestero. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXVI Escritos. 2. Artículos y ensayos. Mariano A. Cestero. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXVII Más que un eco de la opinión. 1. Ensayos, y memorias ministeriales. Francisco Gregorio Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXVIII Más que un eco de la opinión. 2. Escritos, 1879-1885. Francisco Gregorio Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXIX Más que un eco de la opinión. 3. Escritos, 1886-1889. Francisco Gregorio Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXX Más que un eco de la opinión. 4. Escritos, 1890-1897. Francisco Gregorio Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXI Capitalismo y descampesinización en el Suroeste dominicano. Angel Moreta. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXIII Perlas de la pluma de los Garrido. Emigdio Osvaldo Garrido, Víctor Garrido y Edna Garrido de Boggs. Edición de Edgar Valenzuela. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXIV Gestión de riesgos para la prevención y mitigación de desastres en el patrimonio documental. Sofía Borrego, Maritza Dorta, Ana Pérez, Maritza Mirabal. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXV Obras 1. Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo Rafael Hernández. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXVI Obras 2. Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo Rafael Hernández. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXVII Historia de la Concepción de La Vega. Guido Despradel Batista. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXVIII La masonería en Santo Domingo. Haim H. López Penha, Soberano Gran Comendador (1932-1955). Compilación de Francisco Chapman. Santo Domingo, D. N., 2009.
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Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. LXXXIX Una pluma en el exilio. Los artículos publicados por Constancio Bernaldo de Quirós en República Dominicana. Compilación de Constancio Cassá Bernaldo de Quirós. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. XC Ideas y doctrinas políticas contemporáneas. Juan Isidro Jimenes Grullón. Santo Domingo, D. N., 2009.
Colección Juvenil Vol. I Vol. II Vol. III Vol. IV Vol. V Vol. VI Vol. VII Vol. II
Pedro Francisco Bonó. Textos selectos. Santo Domingo, D. N., 2007 Heroínas nacionales. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2007. Vida y obra de Ercilia Pepín. Alejandro Paulino Ramos. Segunda edición de Dantes Ortiz. Santo Domingo, D. N., 2007. Dictadores dominicanos del siglo xix. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2008. Padres de la Patria. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2008. Pensadores criollos. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2008. Héroes restauradores. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2009. Heroínas nacionales. Roberto Cassá. Segunda edición Santo Domingo, D. N., 2009.
Colección Cuadernos Populares Vol. 1 Vol. 2
La Ideología revolucionaria de Juan Pablo Duarte. Juan Isidro Jimenes Grullón. Santo Domingo, D. N., 2009. Mujeres de la Independencia. Vetilio Alfau Durán. Santo Domingo, D. N., 2009.
Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición, de Ramón Antonio, Negro, Veras, se terminó de imprimir en mes de diciembre de 2009 en los talleres gráficos de Editora Búho, C. por A., con una tirada de mil ejemplares.