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Ni de aquí, ni de allá” Reseña de Estrella de la calle sexta de Luis Humberto Crosthwaite

Reseñas

NI DE AQUÍ, NI DE ALLÁ RESEÑA DE ESTRELLA DE LA CALLE SEXTA DE LUIS HUMBERTO CROSTHWAITE

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Diana Jiménez Vivanco

Existe un sentimiento extraño, que no me atrevo a etiquetar con una palabra, cuando

tu lugar de residencia difiere de tu ciudad natal. La nostalgia se encuentra atrapada en los

pulmones mientras la belleza de lo presente se posa en los ojos. Eres adoptado y acogido por

otra ciudad (en el mejor de los casos) y te atreves a decir que es tuya, pero tu familia te espera

a no sé cuántos kilómetros con los brazos abiertos y comida recién hecha.

Desconozco si el sentimiento se intensifica cuando no es sólo otra ciudad a la que te

mueves, sino a otro país. Intuyo que sí. Es magnífico estar allá, a veces duele no estar aquí.

En el primero de los tres relatos que integran Estrella de la calle sexta, Crosthwaite

resalta este sentir con el protagonista, que no acaba de decidir «de dónde es». Parte de

su vida en México, parte en Estados Unidos, actualmente en la frontera y un cúmulo de

experiencia que no sabe dónde acomodar, porque no cabe en ningún lado.

Para comenzar, ellos saben que yo no soy gringo, no como ellos me dicen, ¿ves? El gringo es otro rollo, se cree dueño del mundo […] Claro que no soy de por aquí, cómo explicarlo, sí soy gringo y no soy gringo, ¿me entiendes? Hay más unión entre esta raza, entre los meseros y yo, que con toda la bola de gringos-güeros-atole-en-las-venas. (16)

La lectura nos presenta un dilema al que todos nos hemos enfrentado en alguna

ocasión. Cuando pensamos en frontera la imagen que se evoca es la línea divisoria dibujada

en los mapas. Con menos frecuencia se piensa también en una frontera natural (ríos o

cordilleras) que se sabe divide ciertos territorios.

Sin embargo, resulta en la mayoría de las veces que, al estar presente en ese lugar exacto

donde debería estar la frontera, no hay nada. Tres pasos y ya estás legalmente en otro

territorio. ¿Por qué entonces no podemos ir y venir? No sentimos pertenencia al planeta

tierra, lo sentimos a una población que dice ser de un mismo lugar. Por eso nos cuesta salir

de ahí.

Pero no es sólo aquí que se nos muestra una duda donde el individuo pone en tela

de juicio su existencia. Durante los tres relatos se nos muestra una constante: un divagar

entre realidades. No son las historias la parte fundamental de la obra, podrían ser (o no)

completamente distintas y no cambiaría el sentimiento que nos provoca la lectura. Es,

más bien, todo lo que está al margen lo que nos revela la forma de ver la vida para estos

ciudadanos. La ciudad y el habla siendo testigos de una colisión cultural, presente, está por

demás decirlo, en todas las fronteras.

¿Por qué mencionar el habla? Es exquisita. Crosthwaite logra una de las más arriesgadas

hazañas en la literatura: retratar fielmente la lengua hablada en un texto escrito. Vemos

con claridad el «spanglish» utilizado por los personajes, pues se encuentran los relatos

escritos siempre en primera persona, pero no siempre narrados por la misma voz. Nos

adentramos en sus mentes para escuchar las divagaciones de aquellos que, al igual que

cualquiera, luchan por encontrar su pertenencia a un lugar.

Los personajes se encuentran siempre en esta desorientación existencial. El «wey»

que vivió en Estados Unidos y ahora está en «este» lado de la frontera. Los jóvenes

estadounidenses que cruzan a México para divertirse, la muchacha que consigue un trabajo

de oficina y deja de ser aceptada por los cholos del barrio, ignorada por su propio pasado.

El lector se convierte, entonces, en aliado y extranjero al mismo tiempo de aquello

que se le narra. Podemos identificarnos fácilmente con la incertidumbre ante la vida que

acongoja a los personajes pero, al cerrar el libro, no volvemos a pensar en los cholos o en

Tijuana, y volvemos a nuestros deberes diarios con nuestra propia particularidad al hablar

en la ciudad en la que nos encontramos.

Crosthwaite conecta en modo más profundo con sus lectores. No es sobre las historias,

no es sobre los cholos o sobre la frontera, aunque en una primera lectura pueda parecer

que sí. Se nos habla todo el tiempo de las motivaciones humanas, de la relación que

mantenemos con las personas que, queramos o no, están cerca de nosotros, de aquello que

nos hace levantarnos todos los días de la cama. Tres relatos que te sientan un par de horas a

pensar sobre tu relación con todo aquello que te rodea. Ciento cincuenta páginas que valen

cada minuto empleado en leerlas.

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