ÁGORA Nueva colección
EDICIÓN ELECTRÓNICA DE ÁGORA-PAPELES DE ARTE GRAMÁTICO
Año I. N. 4 Especial monográfico
Primavera-Verano 2014
ANTONIO MACHADO
ÁGORA DIGITAL ÁGORA-PAPELES DE ARTE GRAMÁTICO EN EDICIÓN ELECTRÓNICA
PORTADA: AGUSTÍN CALVO GALÁN CONSEJO EDITORIAL Y REDACCIÓN: ANNA ROSSELL, DIONISIA GARCÍA, FRANCISCO JARAUTA, FRANCISCO JAVIER DÍEZ DE REVENGA, JOSÉ LUIS MARTÍNEZ VALERO, ANDRÉS SALOM. COORDINA: PEPA MUÑOZ COMUNICACIÓN: BEATRIZ MONTERO DEL AMO DIRIGE: FULGENCIO MARTÍNEZ Este y otros números de Ágora digital los puedes leer y descargar en: http://es.calameo.com/accounts/2827296 Los textos han sido publicados también en el blog diario de Ágora digital: www.diariopoliticoyliterario.blogspot.com
EDITA: Taller de Arte Gramático
Caesar non est supra grammaticos
Depósito Legal: MU-0195-1998 ISSN: 1575-3239 Email: agoradeartegramatico@gmail.com Los textos publicados en Ágora son inéditos (salvo indicación expresa) y su copyright, así como el de las ilustraciones que sean originales, es propiedad de sus autores. Ágora no se responsabiliza de las opiniones expresadas por ellos. EL TITULO, DISEÑO Y CONTENIDOS DE ESTA REVISTA ESTÁN PROTEGIDOS LEGALMENTE: LOS TEXTOS Y LAS ILUSTRACIONES ORIGINALES NO PUEDEN SER REPRODUCIDOS EN OTRO MEDIO SIN LA AUTORIZACIÓN DE LOS AUTORES DE LOS MISMOS.
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PRESENTACIÓN En este número especial doble de Ágora digital dedicamos, un monográfico a Antonio Machado, con motivo de cumplirse en febrero de este año el 75 aniversario de su muerte en Collioure. Hemos querido evocar las circunstancias del éxodo y la muerte del poeta; pero también lo valioso del pensamiento y la poesía de Antonio Machado para la hora actual. El monográfico se pensó para publicarse en la primavera, pero, como en Soria, y en toda España, actualmente, “Primavera tarda” -como dijo el mismo poeta. Agradecemos a todos los colaboradores, tanto sus artículos y poemas originales e inéditos, como los ya publicados en otros medios. Y especialmente, hemos de agradecer a Agustín Calvo Galán su portada y poemas visuales especialmente creados para este monográfico.
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monográfico antonio machado
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SUMARIO 3
PORTADA: AGUSTÍN CALVO GALÁN PRESENTACIÓN DEL ESPECIAL MONOGRÁFICO EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO
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POEMA VISUAL DE A. CALVO GALÁN. HOMENAJE A ANTONIO MACHADO EN EL 75 ANIVERSARIO DE SU MUERTE
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1/ ARTÍCULOS/ JUAN DE MAIRENA José Luis Martínez Valero: Hora de España.
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Fulgencio Martínez: Antonio Machado en la guerra, un ejemplo de fe en los valores humanos.
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2/ POEMAS EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO Ángel González: Camposanto en Collioure.
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Dionisia García: Reflexiones/ Soneto (dos poemas de El vaho en los espejos). El cantor (inédito).
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Antonio Gracia: Retrato (a la manera de Antonio Machado). (inédito)
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Francisco Domene: El Uno y el Todo (Cavilaciones frente a la carátula de un CDROM). (inédito)
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Ángela Mallén: Kormákr Ögmundarson. (inédito)
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Enrique Villagrasa: Tres poemas de Lectura del mundo.
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Andrés Acedo: Generación del desencanto. (inédito)
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Alfredo Pérez Alencart/ Miguel Elías: Retrato (poema y cuadro).
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Pilar Quirosa-Cheyrouze: Remembranza. (inédito)
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Mariana Colomer: Purificación.
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María de los Ángeles Lonardi: Palabra en el tiempo. (inédito)
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José Manuel Ramón: Noche continua.
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Javier Lostalé: Nubes (inédito).
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3/ ÉXODO, CAMINO Y MUERTE. ARTÍCULOS EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO Manuel Juliá: Estos días azules.
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Francisco Javier Díez de Revenga: El último Machado.
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Antonio Gracia: Caminos de Machado.
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Poema visual de A. Calvo Galán
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HOMENAJE A ANTONIO MACHADO EN EL 75 ANIVERSARIO DE SU MUERTE
poema visual de agustín calvo galán
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ARTÍCULOS / JUAN DE MAIRENA
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Homenaje a Antonio Machado/1. JUAN DE MAIRENA
HORA DE ESPAÑA
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Por José Luis Martínez Valero Catedrático de Literatura. Poeta
En Valencia, enero de 1937, aparece la revista mensual Hora de España, quizá la mejor, la más completa publicación republicana, y acaba en Barcelona, número 23, noviembre de 1938, que, aunque no llegó a manos de sus lectores, algunos ejemplares fueron salvados de la destrucción. Impulsada por Antonio Sánchez Barbudo, Rafael Dieste, Juan Gil-Albert y Ramón Gaya, la impresión está al cuidado del editor e impresor de la Generación del Veintisiete, Manuel Altolaguirre. Tras el prólogo del primer número, al que llaman Propósito, con el que se justifica el título: una hora de España de trascendencia incalculable. Acaso su hora más importante. En su página siete, figura Consejos, Sentencias y Donaires de Juan de Mairena y de su maestro Abel Martín, colaboración que se repite hasta el último número, donde se reúnen de modo asistemático y fragmentario, tal como la vida, las ideas de Antonio Machado sobre pedagogía, filosofía, retórica, política, poética, dramática,…,que hoy conocemos como Juan de Mairena.
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josé luis martínez valero
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El destino hizo que lo dicho en esos días, alcanzase un sentido profético que supera al mismo decir. Convendría revisar el primer aforismo con el que abre una colaboración que se corta, pero no termina, porque su palabra sigue viva. He aquí el texto: Nunca peguéis con lacre las hojas secas de los árboles para fatigar al viento. Porque el viento no se fatiga, sino que se enfada, y se lleva las hojas secas y las verdes. La página se completa con una viñeta del pintor Ramón Gaya, que muestra un jardín destruido. En primer plano, el árbol desgarrado, sin duda por una explosión, enmarca una fuente que mana continua, al fondo lo que parece una tapia derruida. No son ruinas nobles, en las que crece el jaramago, inspiración para poetas, sino producto de la violencia. La silueta de un pájaro acude a la fuente, como si la naturaleza fuese superior a aquella historia. Recorramos el texto, la primera palabra: nunca, semeja un no, que hiciese eterno. Nunca peguéis con lacre. El lacre, que sella, para utilizarlo preciso servirse del fuego, ¿se trata de una alusión al momento presente?... quién va dirigido? Especie de prohibición, destinada a los que tratan rescatar lo inservible.
se es ¿A de
¿Qué es lo que no debe ser unido? Las hojas secas, aquellas que ya no forman parte de la vida del árbol, pues su misión ha concluido. Es preciso dejar ciertas cosas, que lo viejo no lastre el presente. ¿Qué rechaza? España no sólo es un campo de batalla, también es revolución, de ahí que establezca este principio: no queráis retener lo que la vida ha abandonado, porque con ello conseguiréis fatigar al viento. ¿A qué viento se refiere? Quizá al de la historia, que siempre erosiona, quizá a su otra versión, el olvido. Para inmediatamente decir que: el viento no se fatiga, es imposible, nunca se cansa, aunque algunos interpreten las calmas como esa humana necesidad de reponer fuerzas, cuando en realidad el viento sólo se enfada, y, si lo hace, aumenta su potencia, ocurre cuando el vendaval de la historia arrasa todo lo que encuentra, las hojas verdes junto a las hojas secas, coloca en el mismo plano lo inútil y lo útil, lo bueno y lo malo. El texto podríamos entender que se formula como un consejo, aunque su contenido, si atendemos a un plano simbólico, lo clasificaríamos como sentencia, que aún no ha alcanzado el carácter lapidario, circunstancia que lo aproxima al donaire, por la gracia del viento. Estas páginas heterogéneas continúan el Juan de Mairena, publicado en 1936, muestran la complejidad de la existencia, esa neblina en que se mueve quien piensa y que, como el humo de un cigarro, envuelve la cabeza de Pablo Serrano, en este paseo de Baeza, desde donde Machado contempla el alfanje roto del Guadalquivir, que ahí abajo reluce y espejea. ___________ [1] El artículo de José Luis Martínez Valero fue publicado en folleto para celebrar la VIII semana machadiana, del 27 de Febrero de 2014, Baeza, 75 aniversario de la muerte de Antonio Machado.
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ARTÍCULOS
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ANTONIO MACHADO EN LA GUERRA, UN EJEMPLO DE FE EN LOS VALORES HUMANOS Por Fulgencio Martínez. Profesor de Filosofía
El
22 de febrero de 1939 moría en Collioure (Francia) el poeta Antonio
Machado. En una de sus últimas prosas, escritas en Valencia durante la guerra de España, Machado reflexiona sobre el papel de los poetas y los intelectuales. Escribe Machado un texto casi dramático, en circunstancias excepcionales -bajo un bombardeo del ejército franquista. El texto se recoge en la segunda parte de su libro Juan de Mairena, una de las cumbres de la prosa y de la filosofía española. Los poetas, dice, mantienen una "vela, en plena alarma" y apagón -con esa imagen se describe también a sí mismo Machado, en 1938, en plena guerra, cuando envía un comunicado a París, para el "Congreso por la paz y contra los bombardeos de las ciudades abiertas" que allí a la sazón se celebraba y al que Machado no pudo asistir por imperativo de la guerra. "Occidente parece cada día más desorientado. Cada día, en verdad, sabemos menos por donde va a salir el sol". (p. 203, "Juan de Mairena", ed. Cátedra). "Escribo a la luz de una vela, en plena alarma, y son estas mismas aborrecibles bombas que están cayendo sobre nuestros techos, las que me
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fulgencio martínez
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inspiran estas reflexiones". (p. 208, op. Cit). En esos términos se expresa Machado y va desgranando las actitudes del poeta y la del filósofo abstracto ante la situación de guerra, a la vez que asienta su fe poética y humana en el amor y en los valores sociales. El filósofo está tentado a pensar que la guerra "perturba el ritmo de sus meditaciones", pero si ella le pilla "desprevenido de categorías para pensarla, esto quiere decir mucho en contra" de las meditaciones del filósofo y del deber de "revisarlas y de arrojar no pocas al cesto de los papeles inservibles" (p. 130. op. cit). La proximidad de la muerte -cuyo pensamiento trata de poner lejos de sí el filósofo- se hace patente en ese caso. Y con él, la angustia existencial y el descontento radical del ser humano. Pero es, para Machado, precisamente, ese descontento la "única base de nuestra ética", como seres finitos, relativos y necesitados de otro ser. "Si me pedís una piedra fundamental para nuestro edificio, ahí la tenéis". (p. 110, op. cit). Pero piedra, más bien, para el edificio de una creencia comunitaria, fraterna, antes o por encima de la metafísica y el concepto racional, un acuerdo en valores vivos que presida el diálogo posible de dos conciencias-mónadas autónomas y complementarias. Para desmontar el fracaso existencial del amor, Machado evoca la lapidaria sentencia de Negrín: "Las más de las veces al vencedor lo hace el vencido". (p. 199. op. cit). Esa frase la recuerda Machado a propósito de "superar" una voz de sutil encantamiento que hace disminuir, en el alma, las alas que se despiertan en ella hacia lo trascendente y empujan al yo solipsista más allá de los valores individuales, egoístas. Parece ser que sin motivo nada ni nadie se mueve, y que si antes una cultura no educa en nosotros esos valores, nuestras convicciones últimas no serán removidas. En Machado, su pensamiento al igual que su corazón le llevaban a la ética del respeto y el amor a la única humanidad verídica, que él no ve muy lejos del pueblo, y, por consiguiente, a superar cierto pesimismo nihilista, esa tristeza metafisica que le amenazó desde el principio y le acompañó, trágicamente, hasta el final. En la lucha contra el pesimismo se da una correspondencia entre Mairena y el propio Machado, no pretendida y por ello dramática para el lector
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que conoce la muerte del poeta unos meses después. Los últimos años de la vida de ese apócrifo machadiano, que muere en 1909, se ocuparon en una reflexión sobre la muerte, así como, en el final de Machado, éste escribió el texto en que el pensador reflexiona sobre la muerte a poco tiempo de la suya. La escisión en el alma no puede ser menos trágica, porque Machado es consciente de que "por miedo a la muerte huye el pensamiento de su punto de mira" (p. 86, op. cit) y se priva, por ende, de una revelación del ser, que solo se da en el existir humano. El otro no será ¿una última forma de eliminar la muerte, que podría desvelarse como un otro inmanente, instrumento, no fin, mío? "Toda creencia es creencia en lo absoluto. Todo lo demás se llama pensar" (p. 140. op. cit). Machado posee arraigada la convicción sobre la existencia de un tú esencial, libre, de un ojo que es, no porque yo lo mire, sino porque me ve; y al final vuelve hacia la confianza en esa consciencia divina, totalizadora, que representa el tú de cualquier hombre -de un ser humano que hoy nacerá y en donde se refundirá el todo de las conciencias anteriores, incluida la de Antonio Machado. Ese tú es tambien "Dios", pero, evidente es, no el Dios bíblico -que desde el pasado absorbe y regurgita presente y futuro; sino un Dios hacia el futuro; y no es tampoco el seno de los místicos, donde se aquieta y reposa la conciencia vigilante. Diríamos que es, en Machado, un dios de filantropía cuya existencia necesariamente se haría real por la realización futura de su esencia en el hombre. Una fe racional, tan compleja y madura, requiere más análisis, necesitaría pasar por su prueba ontológica y prepararse un nuevo tiempo de "fe idealista". Como elucubra Mairena: "Algún día resurgirá -decía mi maestro- la fe idealista... la creencia... en el verdadero ser de lo pensado. Y el argumento ontológico que deduce la existencia de Dios de su esencia o definición... puede reaparecer. Para ello bastará con que se debilite la fe kantiana... en la no intuitividad del intelecto". (p. 79. op. cit). Se precisaría, pues, desconfiar de la construcción objetiva basada en los sentidos y en la lógica racional; se obligaría el escéptico a preguntarse si acaso es que no cree en su propia
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muerte por no poder racionalizarla, pensarla o tener una representación sensible de la misma. (p. 80. passim. op. cit). Lo que constituye una creencia es "la casi imposibilidad de creer otra cosa, su hondo arraigo en la conciencia" (p. 82. op. cit). Si es así, mientras la creencia está viva (independientemente de que sea la creencia verdadera o falsa), es capaz de sostener razones tanto verdaderas como falsas. Las creencias
conforman
valores
y
un
fondo
constante
de
elecciones
y
experiencias. Por cierto que la "ingente experiencia del Cristo todavía en curso" es "precisamente en Roma" donde no se la ve nunca. (p. 128, op. cit).1 Una nueva educación en la fe de los valores fraternos cambiaría el fondo metafísico humano y nuestras percepciones e ideas. Ello requiere un ascesis, casi el heroísmo del fuerte que sabe hacerse más fuerte cuanto más "esgrime el látigo contra sí mismo" (p. 132. op. cit), y más fuerte aún cuando siente como suyos los yerros ajenos.
Machado culmina su reflexión metafísica en estas líneas muy profundas de consideración hacia el prójimo, hacia el otro: 1 Sobre el Dios de la filantropía de Machado, su concepto de pueblo y el catolicismo del pueblo español habría que profundizar más. El pueblo español tiene un fondo de valores arraigados que no son despreciables si se convierten en solidaridad y no ceden a la tentación del egoísmo. Cree Machado en un Dios de la filantropía, aun no realizado del todo, pero cuya existencia necesariamente se haría real mediante la realización futura de la esencia humana. Alguien podría decir que ese Dios de Machado es una creencia idealista, pero, para Machado, las creencias son realísimas, “conforman valores y un fondo constante de elecciones y experiencias”. Requiere un esfuerzo entender su credo en "la ingente experiencia del Cristo todavía en curso” y su ironía hacia lo que representa el Papado. ¿Qué escribiría Machado hoy?, ¿diría que, con el nuevo Papa, la Iglesia se orienta otra vez hacia Cristo? Pues la Iglesia no ha de quedarse fuera de ese nuevo ímpetu que se necesita para los tiempos presentes. Reafirmar los valores de la compasión, en el sentido profundo de la palabra, y la solidaridad, valores que derivan de la creencia en la pertenencia a una misma humanidad, en progreso ilustrado hacia la realización de su esencial real, es tarea colectiva, que suma. El mensaje de Machado, en efecto, se centra en la necesidad de una verdadera educación en los valores fraternos, desde la cual cambiar nuestros pensamientos egoístas y deprimidos moral y metafísicamente, con el objeto de superar la sociedad injusta y las barreras que confinan a los individuos, víctimas, en el fondo, de un error ontológico sobre el que se monta la sociedad burguesa y del que el capitalismo saca beneficio.
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fulgencio martínez
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"Nuestros yerros esenciales son hondos, y es en nosotros mismos donde los descubrimos. Si acusamos de ellos a nuestro prójimo... estableceremos con él una falsísima relación, desorientadora y descaminante. (...) Cometemos dos faltas imperdonables: la antisocrática, no acompañando a nuestro prójimo para ayudarle a bien parir sus propias nociones, la otra, mucho más grave, anticristiana", es decir, la profunda ironía de Cristo hacia los lapidadores: quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. (p. 131.op. cit). Porque, metafísicamente, el yo es alteridad, comunidad de yo humanos, como el ser es radicalmente incompleto en su unidad y soledad sin la alteridad del pensamiento que trae siempre a pensar lo otro.
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poemas en homenaje a antonio machado
2/ POEMAS EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO
CAMPOSANTO EN COLLIOURE
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ÁNGEL GONZÁLEZ
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Aquí paz, y después gloria. Aquí, a orillas de Francia, en donde Cataluña no muere todavía y prolonga en carteles de "Toros à Ceret" y de "Flamenco's Show" esa curiosa España de las ganaderías de reses bravas y de juergas sórdidas, reposa un español bajo una losa: -paz y después gloria. Dramático destino, triste suerte morir aquí -paz y después...perdido, abandonado y liberado a un tiempo (ya sin tiempo) de una patria sombría e inclemente. Sí; después gloria. Al final del verano, por las proximidades pasan trenes nocturnos, subrepticios, rebosantes de humana mercancía: manos de obra barata, ejército
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ÁNGEL GONZÁLEZ
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vencido por el hambre -paz...otra vez desbandada de españoles cruzando la frontera, derrotados -...sin gloria. Se paga con la muerte o con la vida, pero se paga siempre una derrota. ¿Qué precio es el peor? Me lo pregunto y no sé qué pensar ante esta tumba, ante esta paz -"Casino de Canet: spanish gipsy dancers", rumor de trenes, hojas...-, ante la gloria ésta -...de reseco laurel— que yace aquí, abatida bajo el ciprés erguido, igual que una bandera al pie de un mástil. Quisiera, a veces, que borrase el tiempo los nombres y los hechos de esta historia como borrará un día mis palabras que la repiten siempre tercas, roncas. “Camposanto en Collioure”, de Grado elemental. Poemas (Edición del autor). Ángel González, Cátedra, Madrid.
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DIONISIA GARCÍA
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EN EL CENTENARIO DE ANTONIO MACHADO. DOS POEMAS DE DIONISIA GARCÍA, PERTENECIENTES A SU LIBRO EL VAHO EN LOS ESPEJOS (1976)
I Reflexiones Le preocupó el camino; caminante cansado, bien lo supo, lo sintió en el pesar de su melancolía cubriendo siempre el verso. Ya no es polvo dorado su andadura; es recuerdo que brota lleno de soledades, para llegar ¿a dónde? Dos figuras se alejan, apostando sus cuerpos en hiélico abandono: angustia y desamparo en esa hora injusta del olvido.
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DIONISIA GARCÍA
Sólo la inquieta sombra en jugueteo inútil se aproxima, vacila, para y vuelve: compañera de sol, ingrata a medias; sólo de cantos lleno en un eco profundo de coordinada música: con él se fue el impulso de tardes sucesivas que aguardaron, llenas de plenitud, su nacimiento, su inmanencia prendida a las palabras: «la palabra en el tiempo», con identidad justa y profunda consciencia de la Historia. Horizontes letales aminoran el paso, se quiebra la esperanza y es preciso seguir, guardándose en la huída de las noches sin hora; capacidad doblada sin el aprecio amigo, sin las gozosas luces que lluevan de ternura los últimos albores. Después serán los días de los himnos triunfales, como recuerdo estéril de un tiempo ya prescrito, como remordimiento de un final sin abrazo.
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DIONISIA GARCÍA
II Soneto Nunca se vio la tierra tan querida ni la colina humilde, que, latente, buscaba en su existir, mudo y ausente, el buen cantar de alguna voz dolida. El olmo seco siente la subida en savia vertical, de brote ardiente, que triste maduró sin ser presente en esa primavera verdecida. Roquedas, sierras, encinares, chopos, están en su relato con hondura para arrancar al yermo su paisaje: páramo de blancura, prietos copos donde el invierno crece y aun perdura, siendo el estío pobre de ropaje.
Dionisia García EL VAHO EN LOS ESPEJOS, 1976
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DIONISIA GARCÍA
DIONISIA GARCÍA EL CANTOR
Vivió desde la voz de su conciencia, y así fueron los versos el emblema y la hondura. Su amor esparciría generoso: el hombre a su cuidado estuvo siempre. Amaneceres claros, tierras broncas de vinosos colores, castaños y amarillos, recibirán el bien de la mirada. Sus amores tardíos benefician al corazón, que sabe y está solo en el ir y venir de diferentes tiempos. La imagen del poeta, cercana y apacible, quedará entre nosotros, con los dones de su voz luminosa, engrandecida y única. Al borde del camino, humildes margaritas. Aún verdes las espigas cereales cuando el adiós apremia inesperado. En su huida, el cantor pisa tierra extranjera. Se adivina en sus ojos una chispa de luz que impulsa la esperanza de ser en otros mundos, ajeno a su final en desconsuelo.
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antonio gracia
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ANTONIO GRACIA Retrato (a la manera de Antonio Machado) Inédito
Antonio
Gracia es autor de La estatura del ansia (1975), Palimpsesto (1980), Los ojos de la metafora (1987), Hacia la luz (1998), Libro de los anhelos (1999), Reconstruccion de un diario (2001), La epopeya interior (2002), El himno en la elegia (2002), Por una elevada senda (2004), Devastaciones, suenos (2005), La urdimbre luminosa (2007). Su obra está recogida selectivamente en las recopilaciones Fragmentos de identidad (Poesia 1968-1983), 1993, y Fragmentos de inmensidad (Poesia 1998-2004), 2009. Ha obtenido el “Premio Fernando Rielo", el "José Hierro Alegria", el "Paul Beckett de la Fundacion Valparaiso", el “Veron Gormaz” y el Premio de la Critica de la Comunidad Valenciana. Es, también, Premio “Gabriel Sijé” de cuentos y novela corta (1972 y 1979). Sus ultimos titulos poéticos son Hijos de Homero, La condicion mortal y Siete poemas y dos poematicas, de 2010. En 2011 han aparecido las antologias El mausoleo y los pajaros y Devastaciones, suenos. En 2012, La muerte universal y Bajo el signo de eros. Mantiene el blog: http://antoniograciaoniria.blogspot.com.es/
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Antonio gracia
Retrato (a la manera de A. Machado)
Yo soy sólo mis sueños y no he de morir nunca porque no me cumplí, y tengo que cumplirme. Será en un cuerpo amado; tal vez en un combate rebelde y luminoso; quizá en mi corazón. En él guardo un abismo constelado que lleno con soledad hermosa, la templanza ganada día a día fluyendo hacia el silencio. En mi serenidad no cabe el desvarío ni la tristeza oscura: solamente la luz de aquel que nada espera porque todo lo tiene con sólo conjurar un nombre puro. Cuánta delectación es el sosiego, y qué felicidad saberse en paz con todo tras el desasimiento innumerable. Olvidar el pasado y no amar el futuro, aprender de las cosas y enseñarme a mí mismo fueron los horizontes que rigieron mi vida. Lucho para ser digno de mis sueños. Mi voluntad no admite la desesperación. Mucho me dio la noche y me dieron los libros; y en la escritura hallé la redención dorada. Ojalá haya sabido legar algo a los hombres, pues, al fin, hay en mi alma dulce misantropía. Vivo como si fuera a despedirme; pero en toda despedida hay un retorno igual que en cada encuentro hay un adiós.
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FRANCISCO DOMENE EL UNO Y EL TODO (Cavilaciones frente a la carátula de un CD-ROM)
Inédito Con Antonio Machado, que quiso definir “ese mundo que no es ni objetivo ni subjetivo, ese tercer mundo en que todavía no ha reparado suficientemente la psicología: el mundo de los otros yos” (De anotaciones en el cuaderno de Lo complementarios. 1925)
Hay quienes aseguran que es un juego mil veces más potente que las consolas de dieciséis bits, y que no acaba nunca, a menos que la muerte exista. (Aunque, si llegas al final, tal vez merecerá la pena.) Su diseño exclusivo permite disfrutar de percepciones tridimensionales, dentro de un cierto entorno mítico: sonido, olfato y gusto logran un excitante procesamiento en paralelo —el sabor de la sangre, el olor de la sangre, o el sonsonete de la frustración, se juzgan como insuperables—. Contiene perspectivas únicas y texturas ocultas, asombrosos y adictivos mapados y múltiples arranques. Puedes reproducir recuerdos —todo recurso es válido— y utopías, leyendas, de la máxima calidad.
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FRANCISCO DOMENE
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Todos sus riesgos son originales, y te brinda los límites más altos de jugabilidad. Cada día, cualquier momento, puede ser descontrolado, tan endiabladamente íntimo como público. La decisión es tuya. Sólo tienes que enfrentarte al sistema.
Francisco Domene nació en Caniles, Granada, en 1960. Es Licenciado en Filosofía y Letras, especialista en Arqueología e Historia Antigua, y trabaja como profesor de Historia. Ha residido en Almería, Toledo y Menorca, antes de regresar a Baza (Granada), donde ha establecido su residencia en los últimos años. Poeta y narrador, ha sido coordinador del Aula de Poesía del Ayuntamiento de Almería y director de la colección "Ríomardesierto". Colabora habitualmente en revistas de literatura e historia. En poesía, ha publicado Libro de las horas (1991), Propósito de enmienda (1992), Insistencia en las horas (1993), Falso testimonio (1999), Arrabalías (2000), El cristal de las doce (2001). Es autor también de narrativa; sus últimas obras en este género: Cuentos y leyendas de los dioses griegos (2010), Arañas en la barriga (2011), Ninfas, faunos, unicornios y otros mitos clásicos (2012). Ha obtenido, entre otros, los premios Ciudad de Irún, Antonio Machado (por Paisaje), Blas de Otero, Oliver Belmás y Ciudad de Burgos.
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ÁNGELA MALLÉN Inédito
Kormákr Ögmundarson Siete barcas de colores en un puerto congelado. La aurora boreal sobre una carretera para salir del mundo. Yo quisiera llevarte a esa tierra distante que se parece a un alma extraviada en el mar, llevarte de la mano por todo lo imposible: géysers en un desierto de nieve, valles sin un solo árbol, el sol de medianoche.
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Yo quisiera marchar para Islandia contigo. Desnudarte en una habitación perfumada por una chimenea. Rozaría tu piel como si fuera yo la sombra de un pájaro ártico, y como si pudiera sobrevivir a tocarte. Te diría: escuchemos la algarabía lejana, porque estamos en el límite frío del mundo y todo se ha vuelto cielo boreal.
Ángela Mallén nació Alcolea del Río (Sevilla). Es Poeta y narradora. Licenciada en Psicología. Vive entre Austria y en el País Vasco. Obtuvo el Poesía “Leonor de Córdoba”, con Courier -Los trenes del sur- (2003).Ha publicado también Los caminos a Karyukai (2005), Palabra de elefante (2007), La noche en una flor de baobab (2009).
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enrique villagrasa
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ENRIQUE VILLAGRASA POEMAS DE LECTURA DEL MUNDO
A Antonio Machado, estos poemas de Lectura del mundo
I Allí deja de ser allí cuando es aquí. Explicar el poema no se puede: es volver a escribir.
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Es el lector quien reescribe, da fe y el poema es. En cuanto que leído el poema es pensado, por tanto se puede decir: ¡hágase! En cuanto que pensado el poema es escrito, por tanto se puede decir: ¡imprímase! Si el poema es metáfora, de qué es metáfora el poeta: de una cuarta persona gramatical (…una cuarta persona gramatical que sería la instancia de discurso de la persona poemática, que casi nunca coincide con la real. Siles dixit)
VII Es posible una poesía de silencios como es posible la física de partículas. La poesía puede ser el líquido transparente que lo llene todo. Navega libre el porqué. Los arcanos habitan todos los versos. Las partículas tienen masa, no color y el campo electropoético produce olas. Y todo son veloces bosones de Higgs.
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enrique villagrasa
La palabra escrita es moldeada por el lector. Pero, todo tiene un significado errante. La poesía es la magnitud que nos descubre. La belleza del poema es igual a sus versos multiplicados por la velocidad de la luz al cuadrado: el poeta Einstein podría decir.
VIII Estos días azules y este sol de infancia Antonio Machado
La página vacía acoge al veloz verso. Tradición e interpretación errante tras de sí, tras el surco de la palabra en el espejo: única encarnación de la imagen individual, cual ejercicio de recreación, íntimo y singular. ¿Qué poema no brota de la necesidad?: el poeta sabe que corre en la noche oscura, también sabe que el día claro existe y confía en que cuando esté en la pista sabrá reconocerla, ganarla, cual Frankel. El lector tiene catorce infinitas caras. Toda carrera es el texto más absoluto. El escritor confía(do), reescribe la senda. ¿Brilla el sol: misterio (in)finito, tal vez?
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enrique villagrasa
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Enrique Villagrasa González nació en Burbáguena (Teruel), en 1957. Reside en Tarragona. Periodista y lector de poesía. Ha escrito varios libros de poemas. Han sido traducidos algunos de sus poemas al árabe, croata, chino, francés, húngaro, inglés, italiano, portugués, rumano, ruso. Colabora como crítico en revistas literarias. Su último libro es Lectura del mundo (Isla de Siltolá, 2014).
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ANDRÉS ACEDO GENERACIÓN DEL DESENCANTO
Soledades y Campos de Castilla guardan recuerdos extraños y alegres de nosotros, los lectores que fuimos. Éramos aún ayer todos adolescentes. Cuando vino el desencanto buscábamos una lápida donde tomar aire; hacíamos el poema como se hace el amor, con exactos gestos desentrenados. Pasó también ese tiempo. LLega hasta hoy y hasta mañana la voz del poeta que una vez dio a nuestro vivir refugio. Aunque vamos solos después de oírlo, no vamos solos, nos acompaña él "con las lluvias de abril y el sol de mayo". Inédito
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ALFREDO PÉREZ ALENCART / miguel elías
ALFREDO PÉREZ ALENCART/ MIGUEL ELÍAS
RETRATO DE MACHADO. MIGUEL ELÍAS
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alfredo pérez alencart / Miguel elías
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ALFREDO PÉREZ ALENCART RETRATO POR MACHADO
Tras la cuerda floja, el equilibrio de unas lágrimas de las que todavía participo ajustando el corazón, aquí, donde el crepúsculo recuerda otros caminos de marcha amordazada remontando exilios, paisajes que se aman con otro desgarro más hasta que reviva la muerte. Única Castilla blanqueando cráneos mientras enloquecían quince lustros de ayer, revuelos, fronteras despertándose apenas… En este páramo rindo vasallaje a los versos fecundados por el hombre que, huyendo de las bestias, aún hoy descansa en la intemperie, hasta helarse.
Alfredo Pérez Alencart, catedrático de Derecho del Trabajo y poeta hispano-peruano. Ha publicado varios libros de poemas (en la editorial Verbum), algunos en colaboración con Miguel Elías en las ilustraciones. Nuestro agradecimiento a la página web de Salamancartv, así como al poeta y al pintor, ambos profesores de la Universidad salmantina. http://www.salamancartv.com/cultura/antonio-machado-en-el-75-aniversario-de-su-muerte/
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PILAR QUIROSA-CHEYROUZE
PILAR QUIROSA-CHEYROUZE
Antonio Machado, Soledades, galerías y otras poemas
Inédito
REMEMBRANZA A Antonio Machado, desde estas soledades
Fue aquel viaje de invierno, instalado en la senda de la memoria. Aquellas sombras parapetadas en la umbría, tan lejos el huerto, la tibieza del sol y el limonero.
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PILAR QUIROSA-CHEYROUZE
El exilio de un tiempo incivil, las noches en Colliure, fiel reflejo de la nostalgia. Tanto quisimos, tras conocer tu palabra exacta, aquella que sembraba de azules la travesía, escribiendo y reescribiendo el pulso de la Historia. Silencios que, a retazos, hoy nos habitan como ráfagas de aire, humanismo y aprendizaje de vida, en esta rueda transitada por fragmentos de verdad y de belleza.
Almería, 2014.
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MARIANA COLOMER
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MARIANA COLOMER PURIFICACIÓN
Nuestra casa es un lugar de sombras, cuando no perdonamos, cada vez que el amor negamos a los nuestros. Sólo entonces los seres protectores que vienen de la Luz parecerán ausentes. Al Arcángel Miguel invocaremos. En un cuenco poned benjuí, mirra, laurel pulverizado y también estoraque. Encended un carbón vegetal. Haced un ramillete con laurel, ruda y romero muy bien adornado con cinta del color de las violetas. El agua bendecida no olvidéis. Por la senda derecha, el humo ocupará cualquier rincón. El ramo que habéis hecho barrerá la oscuridad en puertas y paredes. Pronunciad las palabras que avisen a Miguel para que él os defienda. Abrid de par en par la casa y perfumadla con el agua que enaltece Tu nombre.
del libro SALIR DE MÍ (HUERGA Y FIERRO, MADRID, 2012)
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PILAR QUIROSA-CHEYROUZE
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Mariana Colomer (Barcelona, 1962) es licenciada en Filología Hispñ en la especialidad de literatura por la Universidad de su ciudad natal. Ha publicado Crónicas de altanería, 1999; La gracia y el deseo, 2003, que incluye también, la 2ª edición revisada de su primer poemario; Libro de la suavidad, 2008, y Salir de mí, 2012. Parte de su obra ha sido traducida al inglés y catalán, y por Emilio Coco al italiano ( La grazia e il desiderio, 2003), y se la ha incluido en numerosas antologías y estudios. Ha codirigido la exposición y el libro Tan mortales, tan divinas. 32 mujeres creadoras. Diálogo entre poesía y artes plásticas y audiovisuales, 2005.
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MARía de los ángeles lonardi
MARÍA DE LOS ÁNGELES LONARDI PALABRA EN EL TIEMPO
Te han despedido las encinas y el limonero pero aún el aroma a tomillo revolotea en el cielo. Oigo el eco que trae tu nombre y nace el verso. Duerme Sevilla tu sueño. También Castilla conoció tu sombra y te dejó marchar. Sólo alimentabas el sueño de una España nueva: querías con todas tus fuerzas
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maría de los ángeles lonardi
que de una vez floreciera. Algo clásico...algo romántico... Héroe de tu hora dibujando en el viento blandiste tu espada de puro verso y mostraste al mundo tu corazón abierto. No muy lejos, Leonor espera el reencuentro... y te marchaste viajero incansable hacia tu cielo poeta, la tierra de más allá “ligero de equipaje, como hijo de la mar” tal como querías, sin más. Pero tu voz se distingue entre las voces y a pesar del tiempo que transcurre implacable tu voz vuelve y se hace escuchar. Un coro de grillos cantando a la luna compone tu música y me trae versos sencillos pareados, cargados de fuerza inquebrantable. Como tu huella perenne y serena quisiera mi letra perdurar: “sin perseguir la gloria/ ni dejar en la memoria de los hombres mi canción”. y esos mundos sutiles amados por tu desdicha como una flor marchita reflejan tu poesía. Todavía hoy suena el eco prodigioso de tu voz inacallada en los paisajes que pinta el sol bajo el cielo azul que te mirara. Tus huellas marcan el camino: Caminante eterno Caminante de Proverbios y Cantares
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MARía de los ángeles lonardi
de un tiempo que fue. De un ayer que sigue vivo. En el crepúsculo, la tarde remolonea y palpita tu recuerdo en la letra de la memoria y de la idea.
Inédito
María De los Ángeles Lonardi nació en Larroque, Provincia de Entre Ríos, Argentina en 1970. Es Profesora y escritora. Desde 2002 se radicó en Almería y continúa relacionada con las Letras. Ha obtenido los premios Literarios: "Por Una Memoria Viva de Madres de Plaza de Mayo, Certamen Internacional", en Rosario; el Concurso Nacional "Ayacucho 2001" en Buenos Aires; y Primer Premio Poesía Asociación "Juan de Uceda". Es Socia Fundadora de la Sección Gualeguaychú de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). En 1997 publicó Amores y en 2005 Entre Calamidades y milagros. Ha sido incluida en varias Antologías publicadas en Argentina.
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josé manuel ramón
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JOSÉ MANUEL RAMÓN NOCHE CONTINUA A la memoria de Alberto Ramón
...Madre,
¡el pájaro amarillo!
¡Las mariposas negras y moradas! Antonio Machado.
Se duele de los ojos de un nuevo misterio y del tiempo de las manos se duele del arraigo de su frágil tempestad y de la noche Su gesto enfermo dase a la incógnita es fuga de luz cual golondrina Quiere arrebatar lo humano a la apariencia y abatido se disipa en las bandadas de negras mariposas que cristalizan el anochecer.
(De La senda honda, próximo a editar en Devenir Poesía).
Jose Manuel Ramón (Orihuela, 1966) es autor de Génesis del amanecer y La senda honda, entre otros libros de poesía.
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JAVIER LOSTALÉ
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JAVIER LOSTALÉ
Javier Lostalé, nacido en Madrid en 1942, poeta y reconocido periodista, durante años director del programa de radio La estación azul, y actualmente crítico literario en dicho programa, ha publicado, entre otros libros, La rosa inclinada, La estación azul (este último de poemas en prosa), Hondo es el resplandor, Tormenta transparente. En 2014 la editorial Renacimiento ha publicado una antología de su obra poética: Azul relente.
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javier lostalé
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NUBES No tienen memoria las nubes, su tránsito de espejo en vuelo se consuma en libertad de luz cambiante. Apenas necesitamos levantar los ojos para sentir el leve peso de sus formas, tan ignorantes de nuestro desvelo como de la soledad pequeña de unos pasos. Ángeles insomnes de claridades y tormentas queman las nubes el pecho adolescente con su sofoco tibio de pajar. Y si un viento de sombras las cruza tiemblan navíos fantasma en cada ventanal mientras al fondo manos maternas se posan en un silencio azul. Oro de sueños siempre en vilo depositan las nubes en el corazón más solitario, y el nadador cruza el río en su propia constelación cegado. A su paso las torres resumen la tensión íntima del paisaje, y entre valles el aire más alto irradia su secreto. En su luciente desvanecimiento las nubes nos ignoran, pero hay en ellas un fugitivo soplo carnal que nos anuda sin tiempo ni destino a la universal pulsación de lo aún no concebido. Inédito
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ARTÍCULOS EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO
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3/ ÉXODO, CAMINO Y MUERTE. ARTÍCULOS EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO
ESTOS DÍAS AZULES por MANUEL JULIÁ
Estos días azules y este sol de la infancia…Pongo puntos suspensivos desde una perspectiva trascendentalista. Y me imagino la triste escena. El tiempo frío, lluvioso, con una humedad que traspasa paredes, muebles y carne y se aloja después en los huesos. Una pulmonía que ya le venía acompañando mucho antes. Una honda tristeza y un sentimiento de desarraigo. Una pena profunda por esa parte humana que se vuelve vil, violenta, insensible, cruel.
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manuel JULIÁ
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¡Atrás quedaban tantos recuerdos lejanos y cercanos! Tanta lucha en un país cainita en el que el mundo de los privilegios no quería ser derrotado por la razón. Sus últimas colaboraciones habían sido en una revista editada en Valencia, Hora de España, que pretendía mantener en aquel vertedero de angustia un chispazo de cultura. Exiliándose llegó a una pensión en una pequeña ciudad francesa con su madre y otros acompañantes. Oía la lluvia desde la cama llena de sudor. Miraba el aire gris de afuera con unos ojos que ya tenían más muerte que vida. Unos ojos pequeños y achinados que habían estudiado el tiempo en Bergson, y la poesía en autores cultos y en la voz que dicen los labios anónimos de la calle. Llegó con dos heridas, la de la muerte y la de la vida. Llegó con la sola herida del recuerdo que tenía días dichosos y amargos, sones en francés de los que manaban sílabas de Verlaine y un aire llegado del existencialismo, que como un moderno Séneca, supo convertir en sabiduría. Todas las ideas complejas que había sintetizado en pocos versos o frases comenzaron a dejarle para vivir su propio futuro. Algún día llenarían estadios y vivirían con la música de lo eterno. Hoy es siempre todavía, debió pensar con la muerte agarrada a la garganta. Converso con el hombre que siempre va conmigo, quien habla solo espera hablar con Dios un día, debió decirse aquel republicano que escribió uno de los poemas más bellos que puedan escribirse a una monja. Ya estaba acostado con la muerte y quizá entonces pudo conocerla. En una pensión lejana, en un día de perros… Y entonces, en algún momento, debió escribir lo que alguien rescató del bolsillo de su abrigo. Estos días azules…Dicen que es lo último que escribió. Otro día lejano expresó el dolor por la muerte de un ser amado con los cuatro versos más desgarradores de la literatura española. Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería. Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar. Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía. Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar. Hacía mucho frío afuera, y también adentro. Antonio Machado soñaba con un patio de Sevilla, un huerto claro y un limonero que el sol vuelve un espejo de oro. Ayer hizo 75 años de su muerte y un grupo de poetas lo recordamos en su casa de Segovia.
Manuel Juliá es escritor y periodista. Blog del escritor: http://www.manueljulia.com/articulos/759/estos/dias/azules
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francisco javier díez de revenga
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Antonio Machado, en 1936.
EL ÚLTIMO MACHADO POR FRANCISCO JAVIER DÍEZ DE REVENGA
Los últimos días de Antonio Machado, en enero y febrero de 1939, transcurrieron en el pueblecito francés de Colliure, muy cerca de Perpiñán, donde el poeta murió el 22 de febrero, y en cuyo cementerio permanecen sus restos, junto a los de su madre, Ana Ruiz, muerta el día 25. Habían salido de España, en enero de 1939, y habían cruzado la frontera, el día 27, andando debido al embotellamiento de vehículos que se había producido en la carretera fronteriza en Port Bou. Antonio tenía sesenta y tres años, y estaba enfermo del corazón y de los pulmones; su madre era una menuda anciana que cumpliría, el 4 de febrero, los ochenta y cinco años. Habían partido de Barcelona, su último lugar de residencia, el día 22 de enero, dado el avance en Cataluña de las tropas del general Franco. Un mes justo de vida le quedaba a Antonio y sería el más penoso y triste de su existencia porque todo lo perdieron, y cuando llegaron al Hotel Quintana, de Colliure, nada tenían. Les acompañaban José Machado, el hermano de Antonio, su esposa Matea, y el escritor español Corpus Barga, que habían encontrado en la frontera y que les ayudó a llegar hasta el hotel. Todo esto lo relata con detalle en su último libro, recién publicado, el hispanista francés, buen amigo de Murcia, Jacques Issorel, catedrático emérito de la Universidad de Perpiñán. Se titula el volumen Último viaje y último verso
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francisco javier díez de revenga
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de Antonio Machado, y recopila en él algunas investigaciones anteriores, entre las que destacan diversas entrevistas grabadas en los años setenta y mantenidas con testigos de los últimos días de Antonio en Colliure. El volumen lo ha publicado en Santander la colección «22 de febrero», con motivo del 73º aniversario de la muerte del gran poeta español. Había desarrollado Machado una actividad intensa durante la Guerra de España, primero en Valencia, a donde fue evacuado con su familia por el gobierno republicano desde Madrid en otoño de 1936. Sus artículos en la prensa de esos años eran sensatos, emocionantes y muy respetados por todos. Los últimos meses, en Barcelona, desde abril de 1938, no impidieron que su labor continuara. Como señala Issorel, «sigue escribiendo textos admirables en verso y en prosa y nunca se niega a satisfacer las muchas solicitudes que recibe de revistas y periódicos: “Ahora que está uno tan viejo, tiene más ganas de trabajar que nunca. Yo no paro”, confiesa a Eduardo de Ontañón». El volumen de Jacques Issorel recoge también su trabajo sobre el último verso de Antonio Machado, el que desde hace muchos años cierra las obras completas: «Estos días azules y este sol de la infancia». Tras la muerte de Antonio, su hermano José halló en el bolsillo de su gabán un modestísimo papel en el que había escritas algunas anotaciones, entre ellas este hermoso verso alejandrino, que, tal como analiza Issorel, es un prodigio de expresividad, ya que une a su condición de verso perfecto con una excelente calidad acústica (los dos hemistiquios en que se puede dividir comparten la misma cadencia rítmica con sus acentos en primera, tercera y sexta sílabas), y con su paralelismo morfosintáctico en la construcción de ambas mitades (demostrativo-sustantivo-complemento). El verso recupera la memoria de Machado desde un presente luminoso (estos días azules) en la costa mediterránea del Midi francés, en un febrero anticiclónico, con el recuerdo del pasado, del sol de la infancia, tan presentes (infancia y sol) en su poesía. La significación léxica y semántica de ambos tiempos, expresados en las dos mitades (estos días y aquella infancia: presente y pasado) quedan vinculados a sensaciones luminosas representadas por el azul de un cielo despejado y por el sol de la Andalucía de la niñez. Con un expresivo quiasmo, que cruza días e infancia con azules y sol, representaciones intelectuales del tiempo con las representaciones sensoriales de la luz y del color. No hay en la historia de la literatura española un verso igual, un verso que él solo pueda evocar con tanta intensidad la añoranza y la recuperación de una infancia dichosa y cálida en un momento final de una vida agotada, pero sensible a la luz de un cielo azul limpísimo. Los grandes motivos de Antonio Machado, el día, el sol, la infancia y el color azul, se concentran en este verso final para recoger en el último momento de su existencia el impulso final de toda su poesía, siempre tan vital y tan evocadora de los recuerdos, tema central en la lírica machadiana. artículo publicado en La Opinión de Murcia, viernes 16 de marzo 2012
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antonio gracia
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ANTONIO GRACIA Caminos de Machado
1. Fue Antonio Machado un hombre de su tiempo, con todo lo que eso significa de honesto para el hombre y, a veces, perverso para el arte. Siente como un romántico -es decir: como en todas las épocas, según Rubén-, piensa como un noventayochista y escribe al margen de lo que ocurre en la escritura del mundo en el que vive. Esto, no obstante, no lo ancla en el pasado ni en su presente porque su verbo sabe hallar el sentimiento universal contra el que no pueden los academicismos creyentes ni las vanguardias descreídas. 2. Todo autor, si no pretende mitificarse -con lo que suele ridiculizarse- habla mejor de sí mismo que de cualquier otro tema por la simple razón de que es el que mejor conoce. Esto le ocurre a Machado: sus poemas mejores son aquellos en los que su amor doliente y su soledad sufrida son paseados por su pluma por los senderos melancólicos. Caminos y nostalgia suelen ir de la mano, sea esta de Leonor o de otra abstracción venerada igualmente: Yo voy soñando caminos de la tarde. ¡Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!... ¿A dónde el camino irá? (…) En el corazón tenía la espina de una pasión; logré arrancármela un día: ya no siento el corazón. Unos caminos por los que dialogar consigo mismo para seguir siempre buscando a Dios entre la niebla.Y para recuperar a la amada, pequeña diosa muerta apenas inmersa en la infancia del amor y apenas anudada al corazón del solitario paseante:
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ANTONIO GRACIA
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Soñé que tú me llevabas por una blanca vereda, sentí tu mano en la mía, tu mano de compañera, tu voz de niña en mi oído como una campana nueva... ¡Eran tu voz y tu mano, en sueños, tan verdaderas! Caminos que a veces conducen inevitablemente al mismo lugar del que se partió, que es uno mismo, porque nadie puede huir de lo vivido si no es reviviéndolo de nuevo para matarlo con la misma espada con que intentó matarnos: Yo contemplo la tarde silenciosa, a solas con mi sombra y con mi pena. (...) Caminos de los campos ... ¡Ay, ya no puedo caminar con ella! Paseos expresados tan limpiamente y con tan claro estilo que parecen no haber sido recreados por el estilista que negocia con su propio espíritu para arrojar los fantasmas en las lindes de las sendas recorridas antes y después del hecho exorcizado: un poema tan frágil y estremecedor, y de tan misteriosa claridad, como el titulado “A José María Palacio” no desdeña la estructura férrea, a pesar de su aparente espontaneidad -la naturaleza espontánea de una obra es el resultado de la eficacia de su naturaleza cultural-, pues está construido sobre un encadenamiento de pregunta-respuesta, precedido del encabezamiento cotidiano de una carta que acaba insertándose a su término y dejando un zarpazo emocional inesperado al hacer la muerte su incursión repentina en el texto y convertir el paseo y la visión del paisaje en imprevista elegía:
Palacio, buen amigo: ¿Está la primavera vistiendo ya las ramas de los chopos del río y los caminos? En la estepa del alto Duero, Primavera tarda, pero ¡es tan bella y dulce cuando llega! (...)
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antonio gracia
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Palacio, buen amigo: con los primeros lirios y las primeras rosas de las huertas, en una tarde azul, sube al Espino, al alto espino donde está su tierra. Sendas, senderos, caminos, álamos y cipreses, bagajes en la pupila errante del paisaje interior que rutila en la mente y que se reverbera sobre el horizonte hasta asolar, ascetizar, purificar, desvanecer, mistificar: Soledad, sequedad. Tan pobre me estoy quedando que ya ni siquiera estoy conmigo, ni sé si voy conmigo a solas viajando. Caminos que se vuelven efluvios manriqueños, arroyos en el tiempo, imágenes que viven por sí mismas, independientes ya de lo que representan. La vida es como un río que atraviesa montañas, valles, años, que hurga entre la materia hasta encontrar su surco; y cuando se devana entre las torrenteras y cae convulsa, acrisolada y terca, se topa con los riscos, aunque al final su cauce se suaviza en la paz: Caminante, no hay camino; se hace camino al andar. Caminos por los que se llega al punto de partida, en donde se divisa lo que en el alma truena desde que la andadura comenzó, porque ninguna naturaleza divina puede sustituir lo que se ha vivido, sentido y aun sufrido con la carne y la sangre de la naturaleza humana: ¿Y vio el rostro de Dios? Vio el de su amada. No en vano se canta lo que se pierde.
EN EL 75 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ANTONIO MACHADO
Poema visual de Agustín Calvo Galán
ÁGORA EDICIÓN ELECTRÓNICA DE ÁGORA-PAPELES DE ARTE GRAMÁTICO
N.5 Nueva colección Año I Verano 2014 / Parte II Número doble especial 4-5 ANTONIO MACHADO
ÁGORA DIGITAL ÁGORA-PAPELES DE ARTE GRAMÁTICO EN EDICIÓN ELECTRÓNICA
PORTADA: BERTA MESA CUJEAN
CONSEJO EDITORIAL Y REDACCIÓN: ANNA ROSSELL, DIONISIA GARCÍA,
FRANCISCO JARAUTA, FRANCISCO JAVIER DÍEZ DE REVENGA, JOSÉ LUIS MARTÍNEZ VALERO, ANDRÉS SALOM.
COORDINA: PEPA MUÑOZ COMUNICACIÓN: BEATRIZ MONTERO DEL AMO DIRIGE: FULGENCIO MARTÍNEZ
Este y otros números de Ágora digital los puedes leer y descargar en: http://es.calameo.com/accounts/2827296 Los textos han sido publicados también en el blog diario de Ágora digital: www.diariopoliticoyliterario.blogspot.com EDITA: Taller de Arte Gramático Depósito Legal: MU-0195-1998 ISSN: 1575-3239 Email: agoradeartegramatico@gmail.com Los textos publicados en Ágora son inéditos (salvo indicación expresa) y su copyright, así como el de las ilustraciones que sean originales, es propiedad de sus autores. Ágora no se responsabiliza de las opiniones expresadas por ellos. EL TITULO, DISEÑO Y CONTENIDOS DE ESTA REVISTA ESTÁN PROTEGIDOS LEGALMENTE: LOS TEXTOS Y LAS ILUSTRACIONES ORIGINALES NO PUEDEN SER REPRODUCIDOS EN OTRO MEDIO SIN LA AUTORIZACIÓN DE LOS AUTORES DE LOS MISMOS.
Caesar non est supra grammaticos
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PRESENTACIÓN ANTONIO MACHADO (Sevilla, 26 de julio 1875- COLLIOURE, 22 DE FEBRERO 1939)
En la entrega anterior publicamos la primera parte del homenaje de ÁGORA a Antonio Machado. Recordamos al poeta sevillano al cumplirse el 75 aniversario de su muerte. Ahora, con esta nueva entrega del especial Primavera-Verano 2014, celebramos el nacimiento del que es uno de los más grandes escritores y filósofos en lengua española. Hemos pretendido que coincidiera la fecha de publicación de esta segunda parte con la efemérides del nacimiento del poeta un día como hoy: 26 de julio. Nuestro agradecimiento a los autores (poetas, críticos, artistas, profesores) que han acudido a nuestra cita con el poeta. Ahora, está en tus manos, lector, y en tu corazón, acudir al diálogo.
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SUMARIO
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SUMARIO PORTADA: Berta Mesa Cujean 5 HOMENAJE A ANTONIO MACHADO. Parte II 6 8 10
1/ POEMAS EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO Luis Alberto de Cuenca: El regreso de los cazadores (inédito, 2013) Hilario Barrero: Tesoros ocultos/ Área wi-fi David Pujante: Soneto burlesco y perezoso...
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2/ ENSAYOS Fulgencio Martínez: Una gramática para leer Juan de Mairena
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3/ TEXTOS MAGISTRALES Antonio Gracia: El secreto Ricardo Hernández Bravo: Seis poemas inéditos de La piedra habitada Agustín Calvo Galán: Vendimiador / Poema visual Toni Quero: Nirvana.
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4/ DIARIO DE LA CREACIÓN Poema visual de Agustín Calvo Galán Ulises Varsovia (Chile): De Canciones silvestres: Te cantara/ Canción silvestre Juan Tomás Frutos (España): Un beso Luciana Salvador (Argentina): Voy a comerme tus ataduras/ Reflexiones de Andrea.../ Somos amantes Nicolás Corraliza (España): El tiempo de la escafrandra/ Letargo / El silencio de las imperfecciones Alba Estrella Gutiérrez (Argentina): Es la hora exacta/ Un buzón de esquina enamorada
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5/ BIBLIOTHECA GRAMMATICA Francisco Javier Díez de Revenga: Los desengaños, de Antonio Lucas
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CRÍTICA DE ANNA ROSSELL EN BIBLIOTHECA GRAMMATICA . Novela y ensayo en lengua alemana traducidos Lenz, de Georg Büchner. (“Lenz, entre el grito y la acusación”) El Anticristo, de Joseph Roth. (“Una premonición de actualidad”) El vell rei a l'exili, de Arno Geiger. ((“Crisis como oportunidad”) . En versión original (libros aún no traducidos) Herr Adamson, de Urs Widmer. (“Una novela con encanto”)
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LA TENTACIÓN DE LEER. NOVEDADES LITERARIAS
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6/ UT PICTURA. GALERÍA DE ARTE GRAMÁTICO: Berta Mesa Cujean
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HOMENAJE A ANTONIO MACHADO II PARTE
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POEMAS EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO
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Homenaje a Antonio Machado/1. POEMAS
LUIS ALBERTO DE CUENCA EL REGRESO DE LOS CAZADORES
Qué sensación de vida. Estáis cazando
durante toda la jornada, mientras el hechicero de la tribu pinta en la roca las piezas que vosotros cobraréis en el bosque milenario. Cuando llega la noche, la labor se interrumpe, relumbran las antorchas y volvéis al hogar, donde os esperan los viejos, las mujeres y los niños que dan sentido a todos vuestros actos. Cuando entráis en la aldea, se os recibe con gritos entusiastas de alegría, porque lleváis a cuestas el remedio contra el hambre, el amparo contra el frío. Y después de cenar os sentáis todos alrededor del fuego protector a oír cómo el chamán cuenta las gestas del héroe primigenio de la tribu, los mitos etiológicos que tratan —en vano— de explicar lo inexplicable, y eleváis a la Diosa las preces colectivas.
Aiguablava, 19 de agosto de 2013
inédito
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luis alberto de cuenca
Luis Alberto de Cuenca
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Fuente: nosvemosenvelintonia.blogspot.com
Luis Alberto de Cuenca (Madrid el 29 de diciembre de 1950). Doctor en Filología Clásica y Profesor de Investigación del C.S.I.C. Dirigió la Biblioteca Nacional y fue Secretario de Estado de Cultura. Su libro de poemas La caja de plata recibió el Premio de la Crítica en 1985. Ha merecido también el Premio Nacional de Traducción, en 1989, por su versión del poema latino medieval Cantar de Valtario. Entre sus últimos títulos de poesía se encuentran Sin miedo ni esperanza (2002), La vida en llamas (2006) y El reino blanco (2010). Hay varias selecciones de su obra: en Visor ( Los mundos y los días), y en Renacimiento: Su nombre era el de todas las mujeres (antología de poemas de amor) y Por las calles del tiempo, que recoge una muestra amplia de su trayectoria desde 1979 a 2009.
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POEMAS EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO
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HILARIO BARRERO
TESOROS OCULTOS
Entre tanto desorden de matices,
óleos mediocres de la escuela de El Greco, bargueños, platos, libros, vasijas, pergaminos, y un frío de gusanos como el que vive dentro de un panteón junto al joven portero que esperaba impaciente a que fueran las dos para cerrar la sala, una barra de pan recién cocida se enfriaba tierna de claridad como si Zurbarán acabara de entrar al refectorio y fuera a bendecir a la Pintura.
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hilario barrero
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AREA WI-FI ("Gran Café", Instituto esquina Munuza, Gijón) Para Mari Carmen y Gregorio, amigos de Gijón
Predominan mujeres maquilladas un poco con rutina, viejecitas que tiemblan, solteras resignadas, todas muy elegantes Un viejo calvo, solitario, de cuerpo delicado hojea lentamente la prensa matutina, ya pasada. Es un café como el salón de un barco, un poco a la deriva, con espejos oscuros, sofás de terciopelo, viejas fotografías de la playa y cuadros art decó, mentidero cubierto, soportal provinciano. Entre el frágil murmullo de las conversaciones, las miradas perdidas, los suaves movimientos de la gente y el ruido de las copas y de las cucharillas un joven sucio, rapado y mal vestido, de cuerpo deslumbrante, conecta con la virtualidad, ensimismado frente al ordenador de espaldas al mundo real que le rodea en un café del siglo XIX. Gente que a través de los grandes ventanales ve pasar la vida cada tarde como la vieron ayer y la verán mañana. Historias repetidas que esperan resignadas que deje de llover.
Hilario Barrero vive en Nueva York desde 1978. Es doctor por la Universidad de la ciudad de Nueva York. Ha enseñado español en la Universidad de Princeton y en la actualidad es Profesor titular en BMCC (Borough of Manhattan Community College) de CUNY, (City University of New York. Ha publicado los libros de poesía In tempore belli (Verbum, 1999), Agua y Humo (Cuadernos de humo, 2010) y Libro de familia (El Brocense, 2011). Es autor, también, del libro de cuentos Un cierto olor a azufre (Libro de Notas, 2009).
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POEMAS EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO
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DAVID PUJANTE SONETO BURLESCO Y PEREZOSO (POR SIN RIMA) A PETICIÓN DE AMPARO SANDOVAL, LIBRERA INSIGNE DE VALLADOLID
¿Escribir de la niebla incontinente? ¿De los vientos que tumban cuando pegan? ¿Escribir de las noches sin termómetros, rotos todos de extremo bajo cero? ¿Escribir de este clima sin cobijo? ¿De la infinita estepa de su invierno? ¿Del desencanto de sus primaveras? ¿Del calor de hoja seca en el verano? Ni siquiera la bella cencellada, en el empeño de lo escaso, es lírica. Dejé aquí de creer en don Antonio, que mintió tantos versos de Castilla. ¿Y he de escribir poemas de esta tierra? ¿Qué me pides, Amparo? ¡Es imposible!
David Pujante nació en Cartagena (1953). Es autor, entre otros libros de poemas, de La propia vida (1986), Estación marítima (1996) y La isla (2002). Hay una antología de su obra poética hasta 2013 en la Editorial Regional de Murcia (Ediciones Tres Fronteras), con el título de Itinerario. Después de diez años de silencio editorial, publicó en 2013 Animales despiertos (Ed. Renacimiento). Ha publicado, además, varios libros de traducciones: Antinoo, Fernando Pessoa (1985; reedición de 2014 en Salto de Página); Sonetos venecianos y otros poemas, August von Platen (1999). Y es autor de obras de teoría y crítica literaria: De lo literario a lo poético en Juan Ramón Jiménez (1988), Mímesis y siglo XX (1992), El hijo de la persuasión (1996 y 1999), Un vino generoso (1997), Manual de retórica (2003 y 2006), Belleza mojada. La escritura poética de Francisco Brines (2004).
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ensayos en homenaje a antonio machado
Homenaje a Antonio Machado/2. Ensayos
UNA GRAMÁTICA PARA LEER JUAN DE MAIRENA Por Fulgencio Martínez
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fulgencio martínez
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1. PLURALIDAD DE CONTEXTOS EN LA OBRA
Es
inaudita la complejidad de este texto. Su originalidad y el despliegue genial de la recursividad literaria lo acercan -en nuestra opinión- a los Diálogos de Platón: a textos platónicos como Banquete, República o Timeo, por ejemplo: este último estudiado por Jacques Derrida, en Khora, como paradigma de un discurso infinitamente elíptico, del "espesor del texto", irreductible a un "resumen" en unas tesis o sistema de ideas adjudicables a "Platón". De manera análoga, en el texto de Antonio Machado Juan de Mairena -publicado en su primera parte en 1936, y completado con otra segunda que recoge artículos de los años 1936 (ya en período de la "guerra"), 1937 y 1938), se debe tener en cuenta, a la hora de extraer unas conclusiones, la literariedad de la fuente, que no es índice tan solo de un recurso expositivo (neutro o simplemente didáctico) de la filosofía de Antonio Machado; sino, más bien, de una voluntad filosófica de presentar un pensamiento complejo, oblicuo a veces, "diseminado" en perspectivas, voces complementarias u opuestas. Las voces del texto son, fundamentalmente, tres: la de Juan de Mairena, la de su maestro Abel Martín, metafísico idealista, y, no finalmente, sino entre estas voces, la de "Machado", o la del "narrador" que escoge, selecciona, y a veces comenta el pensamiento de estos; y no solo teniendo, por referencia, el "contexto" o recurso principal creado por la "ficción", que es la "clase" de Retórica y Sofística que imparte Juan de Mairena (fuera del horario oficial del instituto, a alumnos adolescentes, discípulos y a la vez compañeros en el aprendizaje del correcto pensar, sin el cual no se puede escribir ni hablar bien). En la obra se hallan otros dos contextos que creemos superpuestos y más fecundos filosóficamente: el contexto de lo "actual" en el tiempo y la inquietud humana e intelectual de Machado, el autor, al fin, del libro; e, incluso, por bajo los dos contextos anteriores, el contexto del "diálogo" mismo como búsqueda en común de la verdad, acorde con el concepto socrático de "filosofía". El primer contexto del aula -o sus contextos análogos de la "conferencia", la "tertulia" provinciana - ha sido destacado por los comentaristas de Juan de Mairena como un acertado recurso literario y filosófico para vivificar y hacer fluido el género en prosa del "ensayo", género tendente a ser monocorde y falto de viveza literaria, como reproductor de un "monólogo" más que de un diálogo vivo donde se busca en común la verdad, o donde se asiste al camino del pensar a través de dudas y certezas provisionales. Quizá, no haya sido resaltado lo suficiente, sin embargo, el otro contexto referencial de la obra, que es, en cada caso, la actualidad, no solo histórica (del momento de la España del tiempo de Machado, y de Europa) sino del itinerario intelectual del propio Machado, de sus lecturas, inquietudes y atisbos filosóficos. Un leve recurso actualizador
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-"lo que hubiera dicho (o pensado) Mairena"-le sirve, en muchas ocasiones, a Machado para traer delante el contexto principal, actual, de la obra, y para introducir Machado o bien solo la reflexión de Mairena o de Abel Martín (reparemos en que al escoger la situación actualizadora o evocadora de dicha reflexión ejerce, ya de por sí, una selección la voz tercera del Machado-narrador), pero, más a menudo, para acompañarla de una matización o valoración irónica o también, a menudo, por el contrario, intensiva en sus connotaciones actuales -por ejemplo, en lo referente a los aspectos éticos, en la reflexión sobre la cultura, los valores de la justicia, la paz, lo comunitario, en los que se escucha casi nítida la voz del buen Antonio Machado. Así, creemos que el contexto principal -intencionalmente, que es lo que más nos importa desde el punto de visto filosófico- es ese mencionado contexto "actual" -acorde con la metafísica temporal de Mairena y del propio Machado-. (Machado es un pensador de su tiempo, en su tiempo. Solo esa condición realiza la esencia del filósofo).
2. LA REFLEXIÓN METAFÍSICA COMO UN DIÁLOGO CULTURAL SITUADO
La dimensión actual de esa referencia es interesante también seguirla en lo relativo -como hemos dicho- al itinerario intelectual de Machado, lo que nos abreviará la casi imposible tarea de presentar el contexto último de la obra como "diálogo" socrático-filosófico. El texto está vinculado a los crecientes intereses y lecturas filosóficas iniciadas por Machado ya en su primer viaje a París, a principios del siglo XX, y reanimadas por su nuevo contacto en 1911, como oyente, con la filosofía de Henri Bergson. Creemos que el itinerario filosófico machadiano (más amplio de lo que cabría suponer de un poeta "solo intuitivo") que incluye lecturas en profundidad y, sobre todo, pensamiento y asimilación de lo leído (más importante, en filosofía, que la extensa y a veces superficial erudición) acercan a Machado a un pensador tan poco profesional como Nietzsche, en cuanto a dominio de las artes filológicas de la lectura y el pensamiento pausado, selectivo, acerca de las principales obras filosóficas. Si tuviéramos que resumir en unos pocos nombres los hitos del itinerario filosófico de Machado serían estos: Bergson, Kant, Nietzsche, Heidegger, Marx, junto con Sócrates y Jesucristo, dos figuras que ocupan un lugar aparte, siempre por delante como "maestros del pensamiento" occidental, como diría Karl Jaspers. Se ha resaltado, creemos, poco, aquellos autores como Marx que aportan a Machado un elemento de reflexión en cierto modo antitético a la raíz de sus convicciones metafísicas y éticas. Pero, creemos que es necesario resaltar dicha presencia dialéctica, sobre todo, en el último Machado de la segunda parte de la obra Juan de Mairena.
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Pensadores españoles como Unamuno le aportan una voz que contrasta o estimula la reflexión machadiana-maireniana; en su acercamiento al existencialismo heideggeriano, Bergson, pero también la lectura de Unamuno abren a Machado una capacidad de comprensión inusitada, si tenemos en cuenta, como se ha documentado, que Machado no leyó directamente la obra principal del primer Heidegger, Ser y Tiempo (1927), sino el manual de Gurvitch Las tendencias de la filosofía alemana actual, texto que sirvió a don Antonio para reflexionar sobre las nuevas ideas de la filosofía alemana y, sobre todo, de Heidegger, tal como expone el filósofo español, por boca de su apócrifo profesor de Gimnasia, en el capítulo LXI de la segunda parte de Juan de Mairena. Recordemos que "ese filósofo español" era, también, oficialmente, un profesor de instituto de Francés, consciente -ya en los años 30 del siglo XX- del papel que necesariamente habían de desempeñar los intelectuales. No confundamos -como pide Mairena- al intelectual con el "pedante", ni asimilemos al erudito con el hombre de ideas o intelectual cuya "misión", en términos orteguianos, había de ser "estar a la altura de las circunstancias" de su tiempo y de su país. No extrañe, entre estos juegos de ironía y paralelismos incluso biográficos, que un intelectual español se esfuerce por estar a la altura de los grandes debates filosóficos de los años 20 y 30, que no son otros que la asimilación de un pensamiento en cierto modo depresivo, posbélico, como el anunciado por el "existencialismo" del primer Heidegger, y un pensamiento "revolucionario", de algún modo "salvador", éticamente ilusionante, como el representado por el marxismo, aunque este, según la reserva crítica de Machado, aporta esperanza a costa de un lastre de elementarismo. Los debates culturales, sociológicos, ya iniciados en la primera década del siglo XX, tras la primera Guerra Mundial, en torno a la cultura y "decadencia de Occidente", por O. Spengler y los epígonos de Nietzsche, y, sobre todo, el debate en torno al hombremasa, el último hombre nietzcheano o el Man de la existencia inauténtica, para Heidegger, en tono apocalíptico o descriptivo-sociológico, según el viento de la polémica, se proyectaron en España a través de los artículos contemporáneos de Ortega y Gasset, y libros de este filósofo como La rebelión de las masas (1929) -y más aún, de más calado para el ámbito poético de Machado-, La deshumanización del arte (1925), abordaron ese paisaje nuevo social donde predominaba el hombre-número, la cantidad meramente física de lo humano, esa nueva fuerza que ponía en peligro la vieja cultura (según unos análisis apocalípticos), o que era signo terrible de una nueva cultura -- por tanto, se suponía muerta la vieja cultura europea. Esa posición ambigua ante el nuevo hombre-masa de la sociedad del siglo XX posbélica, pende en los análisis no solo de Ortega y Gasset sino también de otros pensadores alemanes, como Ernst Jünger, que lo asimila al nuevo rostro de la técnica y del trabajo, al trabajador sobre el que tanto el comunismo como el nazismo sentarán sus bases. El mismo Heidegger, en sus análisis existenciarios, se aproxima a dicha ambigua posición al deslindar una existencia auténtica de otra inauténtica relativa al Man. De algún
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modo, Heidegger procede, aquí, como Ortega en su reflexión sobre el nuevo arte deshumanizado de las vanguardias; ambos filósofos se asoman al abismo de la elementariedad y la barbarie, lo absorben en lo que tienen de empuje y verdad epocal (pues el arte de vanguardia, selectivo, minoritario, también tiene un fondo elemental, bárbaro, nihilista y lúdico que lo acerca a su tiempo y a su época desvinculada de una cultura tradicional superior; y del mismo modo la existencia auténtica, en Heidegger, la resolución y libertad del hombre auténtico que asume el sentido de la muerte en la propia vida como una última afirmación de dignidad análoga, en cierto modo, a la estoica, se recortan sobre la muerte y el absurdo de las existencias cotidianas de los hombres sacrificados como carne de cañón en las guerras mundiales o en el servicio maquinal a la empresa del capitalismo que maquiniza al ser humano). Se trata, en todo caso, de "salvar" un depósito de cultura y de valores humanos "auténticos". (La vinculación de la filosofía del primer Heidegger con el arte de las vanguardias ha sido puesta de relieve por Adorno y, siguiendo a éste, por Giani Vattimo). Minorías frente a masa, existencia auténtica frente a inauténtica. Contra este error -como también lo creemos nosotros- Machado está alerta, y por boca de Mairena insistirá en mirar al otro campo, es decir, al pueblo, sin dejar nunca Machado-Mairena de denunciar la asimilación interesada del hombre-masa con el pueblo y de señalar y de argumentar filosóficamente su rechazo del cinetismo y de otros síntomas preocupantes que afloran en el hombre, masificado y deshumanizado. Juan de Mairena llegará, incluso, a decir (volviendo absurdo el argumento elitista al darle la vuelta) que los únicos valores aristocráticos son los del pueblo. El pueblo tiene un sentido superior de la existencia; incluso en la filosofía, en el arte, y en la literatura, todo lo que no es pueblo es pedantería y amaneramiento. La cultura popular expresa y se radica en valores profundos, filosóficos -en esa convicción "castellana" de que nadie es más que nadie; o dicho de otro modo: en que no hay valor más alto en un hombre que el de ser hombre. El pueblo tiene señorío, sus valores genuinos expresan el señorío -no el señoritismo, que es decadencia-. Así, pues, lejos el pueblo de ser representante de un moral de esclavos o del rebaño -como los epígonos de Nietzsche-Zaratustra pregonaban. Y más motivo filosófico encuentra Machado en la deshumanización del hombre que en la exquisita "deshumanización" del "arte" que, según Ortega y Gasset, respondería a un afán de recuperar autonomía por parte de un arte selectivo, rescatado de las turbas destinadas al mal gusto y la delectación en la reproducción vulgar, elemental, de la vida. A ese valor propio, metafísico y humanista, que adjudica Machado al pueblo, se suma su confianza en que este es el destinatario y el protagonista de la cultura. Además, el cifrar en el pueblo los valores del futuro, la fraternidad, como valor humanista estimulante de una justicia siempre en construcción futura, desde el mismo presente, desde el tiempo real. Pero, el tema del amor fraterno es también, metafísicamente, uno de los itinerarios posibles a la conciencia integral de lo real, una salida, en fin, del "infierno" del solipsismo.
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¿Por qué la esperanza (al menos) del amor fraterno se ha de asociar con el pueblo, y no tanto con una minoría culta, elegida, ni siquiera con un "pueblo" elegido, como el hebreo (lo que siempre reprocha Machado a la cultura bíblica), y ni siquiera -fijémonoscon una porción de pueblo o clase elegida: el proletariado, sujeto de la praxis revolucionaria y de la nueva cultura supuestamente proletaria, radicalmente otra frente a la vieja cultura burguesa o tradicional?
Para Machado, no hay, en primer lugar, adanismos en ningún ámbito, y menos en la cultura o en la filosofía. El arte de las vanguardias se creyó, en los años 20, rupturista respecto a la tradición, pero solo recogía un aspecto de la ola que suele venir después de toda catástrofe: la parte que limpia y se lleva lo viejo. Sin embargo, no daba cuenta de aquello que trae también siempre la resaca de esa ola, la tradición o continuidad de cultura. El pensamiento, igual que el arte y la cultura en general, necesita, dirá Machado, que aparezca de vez en cuando el huracán, a falta de una buena poda cuidadosa, para
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despojar el árbol de hojas ya sin savia. La savia se regenera a través de esas crisis culturales, históricas, en cierto modo terapéuticas. No hay, pues, un sujeto artístico, una vanguardia de minorías que tenga un papel metafísico autónomo; esto vale por decir, que no hay existencia auténtica fuera de la existencia humana de todos, de los otros, de la comunidad humana, que éticamente habría de regirse por los valores de justicia y fraternidad. En todo caso, aunque no lo adviertan, los artistas de vanguardia están haciendo un papel metafísico, ontológico, que les otorga el pueblo, la comunidad cultural y lingüística. Machado llega a afirmar, con modestia, que él es solo un folklorista, un pensador que bebe en las aguas del folklore popular, entendido bien que cultura o folklore popular es el pensar, el habla viva y la convicción metafísica profunda que subyace -Unamuno diría: intrahistóricamente- a las manifestaciones etnológicas. Incluso, siguiendo con la modestia machadiana-maireniana, pero con tono de profunda convicción y seguridadMachado afirma que toda gran filosofía es popular, incluso en su expresión e intuición profunda y mejor: la caverna de Platón, el río de Heráclito, la esfera maciza de Parménides, la paloma de Kant, el molino de Leibniz, el azucarillo en el vaso de agua de Bergson: las grandes imágenes del pensamiento filosófico que hunden sus raíces en una sabiduría imaginativa, poética y... folklórica. Y, ahora, a la pregunta que hicimos arriba: ¿por qué el pueblo y no la minoría culta tiene el crédito moral y metafísico que le otorga Machado? No porque sea depositario de valores eternos, ni expresión de un humanismo -que es siempre un concepto histórico, y variable según de qué humanismo hablamos: el relativista democrático de Protágoras; el cristiano o estoico, el renacentista aristocrático; el kantiano burgués, basado en la autonomía moral y en el respeto a la libertad individual; el positivista o marxista basado en el dominio del trabajo y la técnica; el existencialista de Sartre, proyectado en la libertad del para sí o conciencia frente al en sí inerte, en la capacidad de elegir aún en el extremo de la no elección, frente a la muerte y la existencia que precede a la esencia humana, o el "humanismo" antihumanista heideggeriano o más bien antihumanismo del Zaratustra de Nietzsche, que quiere pasar por encima del último hombre, de la existencia inauténtica, para afirmar los valores del superhombre, es decir, del hombre por fin auténtico, realizado en su esencia. De esos conceptos de humanismo, donde se deslizan, como se ve, ambigüedades y contradicciones dentro del mismo autor, ya que tan pronto se ve el humanismo como apertura del hombre a una dimensión creativa abierta de la existencia, como se concibe el humanismo como tarea asociada a la realización de una esencia atemporal que es desvelada por fin en la historia. Machado-Mairena procede con más tiento. Creemos que sus dos polos de reflexión- el pueblo, ya señalado- y por otro lado, Cristo -el cristo de Machado, que representa lo humano en su expresión más fraterna- son un recurso del pensador sevillano para no caer en las paradojas del humanismo.
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De ahí que no estemos de acuerdo con Pedro Cerezo en llamar humanista su lectura de Machado. Esa etiqueta por un lado quiere llamar a tomar en serio el pensamiento filosófico de Machado pero se trae a falta de otra etiqueta que case con la tópica filosófica, y que se pueda adjudicar a Machado. Nosotros creemos, siguiendo a Derrida, que es precisamente ese un mérito del pensador Machado: su carácter inexpunable a las etiquetas, y mucho menos, a una etiqueta tan manida y ambigua como humanismo. En nombre del humanismo y los derechos humanos, hoy sabemos cuántos sacrilegios se han cometido.
Un síntoma de ese no saber qué hacer con Machado -y que dice mucho de su cualidad misma de pensador y filósofo- es la recurrencia -en el mismo libro de Pedro Cerezo, Palabra en el tiempo (donde por otra parte se hace un análisis profundo e iluminador de los motivos y símbolos del pensamiento del poeta y de sus apócrifos así como se pone "de resalto" -que diría Mairena- la lógica inmanente de la reflexión machadiana), al latiguillo: "esto que dice Machado quiere decir expresado en términos filosóficos". Es ese un síntoma descaminante -seguimos con expresiones apócrifas"--, la recurrencia en los comentaristas al latiguillo profesional [1]... Como si el lenguaje y la expresión propia de Machado no fueran ya filosóficos y necesitaran un bautismo ritual en las aguas terminológicas de la filosofía para ser considerados pensamientos filosóficos. ("El tono lo da la lengua," - escribió Machado en uno de sus "Proverbios y cantares" de Nuevas canciones -"ni más alto ni más bajo; / Sólo acompáñate con ella"). El estilo de un pensamiento se acompaña de la propia lengua, que hace el pensador suya de manera radical y casi indescernible de sí mismo, hasta hacer de esa compañía del idioma, con su historia y caudal de experiencias, un estilo de pensamiento propio. Pensemos en un término usado por Mairena como descaminante, o descomedir, verbo hoy apenas usado, o solo como adjetivo: estuvo descomedido, o sea, fuera de razón o medida común, puede interpretarse en varios sentidos del prefijo des-: 1, des- con significado de fuera, privativo, o, 2, con significado reversivo, de in-versión de una acción anterior; incluso, 3, como un des- intensificador que aparece en términos como "deslumbrar". "Descomedir", compuesto que, además del prefijo des-, incluye el prefijo co-, de "común", agregado a su base verbal, "medir", puede entenderse como: salir fuera de la medida común, invertir esa medida, o sea, pensar a la contra; o bien, intensificar la medida. Propone un término filosófico. Sospechamos, asimismo, que la palabra nada, tal como la emplea Machado, no puede nunca dar, ni no dar[2], ni parangonarse con la nada de Heidegger; pero a favor de la nada martiniana. Nada implica un cero absoluto, una pizarra negra o blanca, un ver la corriente del ser tiempo que es el ser y verla en su totalidad como posible inexistencia, nada. Lo que más se le aproxima es el "nihil de fuego escrito", que en la visión agónica que precede a la muerte de Abel Martín asocia dos imágenes intuitivas de Heráclito, el río y el fuego heraclíteos. Pero, reparemos en que la "nada" del poema de Abel Martín -y en la que piensan Machado y Mairena - es una llama en cuanto está aun siendo llama que
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consume una casa, la madera, y nos deja ver algo que destruye. La nada es sombra, reverso absoluto del ser, dice Mairena, sombra de la mano de Dios, un cerrar por un momento las pestañas el ojo que todo lo ve. Porque, curiosamente, la nada implica ausencia de ser para una conciencia que ve o espera el ser y en el ser. No hay nada absoluta, nada para el ser. Esto es lo que introduce una cuña más profunda en la metafísica existencial. La otra cuña es el amor, o sea, la necesidad radical del otro para el ser mismo, la herida de la alteridad que afecta al ser mismo. Ambas cuñas se coimplican y corresponden. Pues la nada es el otro del ser, que es conciencia, pero el otro no radicalmente nada y otro, pues solo hay nada para una conciencia que espera algo; como solo hay dolor, fracaso del amor y fracaso existencial para la conciencia humana que espera la trascendencia en el otro. Esa espera de la conciencia le llama Machado, el corazón, usando la lógica de la expresión poética.
El fracaso es la prueba de humanidad, lo que nos hace hombres, así como la trascendencia está pillada por la herida de lo otro, por esa nostalgia infinita. MachadoMairena, a diferencia del metafísico prematuro que fue Abel Martín, recala -creemos con Abellán- en ese logro positivo. Una conciencia de lo humano es imposible sin la aventura de lo otro; por más que la ganancia final sea no el amor sino el conocimiento, el viaje -a esa Ítaca, como diría Kavafis- depara un hermoso aprendizaje: el de la comprensión de la bondad en la realización de la finitud humana, y comprendemos entonces qué significan las Ítacas. Porque Machado parte del hombre como caminante, un poco como el caminante de los senderos perdidos en el bosque de Heidegger; solo con una diferencia que es de perspectiva: el carácter abierto del medio simbólico de ese camino: el mar, para Machado (el misterio abierto); la espesura del bosque en Heidegger, que siempre tienta con situarse en una emboscadura. En ambos casos, estamos ante lo incierto, pero en Machado se acentúa lo abierto a la vez que la confianza en lo nuevo que se puede esperar más allá de nuestras convicciones escépticas y de nuestros pasos descaminantes: "confiemos / que no será verdad/ nada de lo que sabemos". Incluso el escepticismo ha de cuestionarse, ser radicalmente escéptico es cuestionar la propia duda para estar abierto a nuevos planteamientos. En Machado no hay posibilidad de un emboscarse subjetivo en un tipo de existencia auténtica, ni es dado al hombre trazar fronteras.(Nunca traces tu frontera/ ni cuides de tu perfil:/ todo eso es cosa de fuera. Escribe el poeta en otro de sus proverbios). El movimiento de abrir camino y rememorar el ser, del segundo Heidegger, sería, para Machado (si hubiera conocido esta reposición del filósofo alemán) una filosofía muy válida, como lo es la actual hermenéutica de Gadamer o de Vattimo. Ese recital continuo de interpretación... Pero a condición de no dar por sentado que se sabe ya la melodía, que se ha oído -o se ha revelado a un órgano de pensamiento privilegiado- la frase total. El sentido del ser.
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Escuchar cualquier fragmento de música -reflexiona Mairena- supone recordar, parar un instante el fluir de las notas y recortar o evocar -casi crear- una melodía en el órgano anímico y sensorial. No podemos oír música sin recordar y detener el fluir. La conciencia oyente se escinde en una parte que recuerda y detiene y otra que mantiene la escucha viva; como la conciencia pensante se bifurca en una conciencia-espejo que da representación objetiva, abstrae y mata lo vital, y otra conciencia que se adhiere a lo inmediato bergsoniano, que sigue la corriente espontánea. Esta conciencia intuitiva, a diferencia de la otra (pensante, objetivadora) está más cerca del ser, piensa Machado. No en tanto que la otra quede fuera del ser; sino porque el ser es, metafísicamente, uno y lo otro. Uno porque es unidad, continuum, que es recortado y parcelado por la conciencia pensante por medio de sus abstracciones, por un pensar homogenizador que secciona lo real con los esquemas a posteriori del espacio y el tiempo, que se han obtenido de lo común, fijado y abstraído de los lugares, cosas y acontecimientos- para Mairena, a diferencia de Kant, espacio y tiempo son esquemas objetivizadores (pero a posteriori, no a priori) que posee la razón lógica. Y, en segundo lugar, porque el ser uno es uno en tránsito siempre a lo otro, de algún modo su unidad se capta en las transformaciones de la alteridad. La conciencia vital, heterogeneizadora, cualitativa, hace más honor al ser uno-otro de lo real. Pero, además, el ser, para los apócrifos de Machado, es una mónada consciente, energía y actividad dinámica, al modo de la mónada de Leibniz; con la diferencia, respecto a este filósofo pluralista, que la mónada real no es plural sino una. Cualquier resto de pluralismo implicaría una división mecanicista, aconsciente, un atributo espacial-temporal homogeneizador en la conciencia mónada. Machado, sin embargo, concibe espacio y tiempo como recursos homogenizadores del pensamiento humano para someter a lógica el flujo real; por tanto, no pueden ser atributos esenciales de lo real previo a la representación pensante. Esto nos plantea, por un lado, una convicción que Machado-Mairena sostiene, incluso de la que hace una señal para superar cualquier caída en el nihilismo. Ser y pensar no coinciden ni por causalidad. Confiemos en que no será verdad nada de lo que sabemos. Pero, por otro lado, la desigualdad pensamiento y ser (cuyo contrario, la igualdad, fue el presupuesto de la filosofía desde Parménides) puede que no sea un problema insuperable, descaminante; incluso, a veces, puede tomarse como una seña de salvación de la desesperación, en el naufragio de la razón. En todo caso, Machado, en su concepción de partida del ser -radicalmente consciencia activa y continua, heteróclita, llena de sí, hasta el punto de ser una y una en la alteridad abierta que se abre ante sí rechaza con el espacio el tiempo, como si fuera éste un velo puesto en ella en un acto aparencial posterior, o sea, en el mismo pensamiento subjetivo, representador de fenómenos de la conciencia. El tiempo y el propio pensamiento subjetivo corren el peligro de ser vistos como epifenómenos ideales, casi irreales; al modo de ciertas filosofías
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hinduístas y budistas. Y lo que es también más ambiguo, no se entiende la importancia metafísica del tiempo en el pensamiento machadiano.
Las cinco formas de la objetividad Para un pensamiento profundamente estático [3], idealista, como el que profesa el maestro de Mairena, Abel Martín; en efecto, no solo ese tiempo de la conciencia sino la propia conciencia pensante es epifenómeno, o (como dice en su apócrifo libro De lo uno a lo otro), es una de las cinco formas de la "objetividad", entendiendo por "objetividad" -al modo kantiano- una construcción racional. Reparemos en que no solo se insinúa que la conciencia no es un dato último real, una realidad absoluta o incondicionada, sino que esta pretendida realidad absoluta no es tal, pues es inmanente a la conciencia. Del mismo modo, es también una forma de la objetividad, para Martín, o un "reverso del ser", como diría su discípulo Mairena, la conciencia espontánea, vital, que sería el nivel 1 de la objetividad, la planta más cercana al suelo de la corriente inconsciente, fluyente de lo psíquico, que implica una cierta noción de vida y estado de conciencia, por constraste con lo inerte, pero que no crea formas culturales, pensamiento, "telas de araña", que diría Nietzsche, suficientemente resistentes. El segundo nivel sería el yo, la conciencia del yo como cierta oscura unidad de autorrepresentación separada del fluir continuo de primer nivel, pero, aún, inseparable de ese continuo. Y aquella conciencia de sí misma, conciencia de conciencia, pensamiento y a la vez imagen objetivadora y consciente de sus imágenes, sería el tercer nivel de la objetividad, es decir, la razón. Machado discute y, por boca de Mairena, critica el sinsentido lógico que representa esa conciencia espejo, pantalla mágica que convierte lo representado en ella en objetivo, distante, pues, del continuo psíquico elemental; y que tanto es imagen como consciencia de una imagen: o sea, que, de forma lógicamente confusa, puede ser activa y pasiva, objetiva (desubjetivizante) y subjetiva (introspectiva, reflexionante, consciente de sus imágenes). Sería como una consciencia que lee (reconoce y piensa) los signos que escribe (objetivos, marcados en el papel). El ser humano solo puede hacer dicha lectura o bien empleando órganos diferentes (lee con ojos, escribe con manos) o bien, en el sistema Braille, leyendo con dedos que hacen de ojos lo escrito antes con dedos que hacen de manos). Parece que el homo sapiens ha llegado a la inteligencia y, quizá, antes a la conciencia, desde las manos (y los ojos, ambos órganos coordinados y lateralizando lo real en un primer esquema de representación lógica, "fijo" al menos porque parece irreversible, desde la misma posición determinada: ojos y manos señalan lo que está antes o después, a izquierda o derecha, enfrente o detrás, abajo y arriba. Otra especie, quizá, hubiera podido alcanzar el pensamiento desde otros recursos; quizá, a partir de otros tan "torpes" como las manos, los ojos. Incluso, los pies
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otorgan la base sólida, el firme que metáforicamente sirve de punto de apoyo al pensamiento y de medida afincada en la sólida tierra, y desde la cual "atreverse a pensar", al "sapere aude", es decir, a profundizar en las dudas y en las certezas, desvelando nuevas preguntas, nuevos territorios, y que nos permiten la marcha del pensamiento. Ya tenemos al homo erectus convertido en homo sapiens, pero hicieron falta varias partes del cuerpo humano para iniciar la inteligencia (por de pronto, manos, ojos, pies, y, según algún filósofo nietzscheano, naríz sobre todo: olfato fino, y según otros, también el gusto fino, un estilo y gusto por pensar y reconocerse estéticamente en formas culturales (diría Schiller, para quien el gusto estético abrió el camino de la cultura que nos separó de la barbarie y la animalidad). Ya tuvieron bastante oficio y empleo los cinco sentidos, que además eran necesarios para la subsistencia animal y el trabajo, desde el momento en que nuestros antepasados homínidos se pusieron a "pensar". Vamos a ver, ahora, como se construye la razón, tercera forma de la objetividad. Por medio de nuestro anterior excurso interpretativo queríamos significar que poner en duda la consciencia objetivizadora pensante es tanto como poner en duda el propio cuerpo, la objetividad más inmediata y elemental de "mi cuerpo", aunque solo sea por el hábito arraigado de asociar cuerpo y representación consciente, pensante. En el fondo, la intuición y punto de apoyo arquimédico de Descartes, el racionalista, "Pienso, luego existo" (Cogito ergo sum) viene a significar, pensado desde otro punto de vista, que puedo objetivar mi cuerpo, verlo desde fuera como "algo" desde mi existencia pensante. La existencia del cuerpo, afectada por el argumento escéptico del sueño, queda confirmada de esta manera oblicua. Mairena cuestiona la misma duda cartesiana como insincera, en tanto que (piensa el profesor de Gimnasia y retórica) quien tiene un método -y la duda cartesiana es metódica- sabe adónde va, prevee los pasos a dar, anticipa reglas de procedimiento; y porque, en último término, Descartes valida su intuición del "cogito", no por la duda, sino por su previa convicción físico-matemática de lo real, que es un supuesto metafísico al margen del escepticismo cartesiano. Mairena sostiene que hay que llevar el escepticismo hasta sus últimas consecuencias, sin partir de supuestos metafísicos, cuestionando también, en el proceso del dudar, a la propia duda, y, finalmente, quizá, reconociendo que nos encontramos como al principio, en los mismos supuestos, que ya dejan de ser tales y son reconocidos como "creencias", lo que hemos llamado "convicciones", es decir: algo que no se gana ni se pierde nunca, que viene de suyo con nosotros, o, como dice Mairena, magistralmente, una creencia no es aquello de que uno elige partir para pensar, sino aquello de que uno está obligado a partir, a tener en cuenta para pensar; es decir, que no puede pensar de otra manera -hay un grado de no libertad, y de necesidad lógica, en la "creencia". En cambio, las ideas -el pensamiento lógico, o sea, escéptico, es siempre algo que construimos con cierta libertad de elección, utilidad o gusto; a nuestra conveniencia, diría
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un pragmatista; y que, por tanto, según la lógica maireniana, pues es relativo, estamos "obligados" a cuestionar y revisar desde un escepticismo congruente. Llegados a este punto, atisbamos que por el lado de las ideas (que siempre han de verse con fenómenos y representaciones de otras ideas que pretenden ser inmóviles y definitivas) no alcanzamos ningún objetividad, fuera de las "formas de la objetividad" o "reversos del ser". La cuarta forma de la objetividad -seguimos al metafísico idealista Abel Martínes o supone un ictus sorprendente, como un pálpito de trascendencia, de olisqueo fugaz de otra realidad fuera del "solus ipse" de la conciencia objetiva, fabricada, como hemos visto, con tan trabajosos mimbres -los órganos corporales- a los que hemos sumado los esquemas de espacio y tiempo abstraídos, a posteriori, de la multiplicidad de lugares y objetos que los ocupan, y de los sucesos que con mayor o menor concordancia ocurren a la par que ellos: el sol se retira del horizonte al caer la tarde y comienza un tiempo o ritmo de la luz distinto al tiempo y ritmo de esta cuando el sol se encontraba en el mediodía y posición vertical en el cielo. Así, la mano saludaría el acontecimiento y lo acompañaría, junto a los ojos, diariamente, hasta alcanzar un esquema del tiempo como ritmo del ser que aparece (¿incluso, como el mismo ser, que subyace a las apariciones?). Luego, el pensamiento elaboró conceptos, lenguaje abstraído de la emisión instantánea de los sonidos, descubriendo analogías y diferencias, y nidificando unas palabras sobre otras hasta llegar a "conceptos supremos", ideas metafísicas, valores, "ídolos" - en el lenguaje del autor de Crepúsculo de los ídolos- que ya no estarían sometidos a la aparición y desaparición cíclica, como las cosas supuestamente exteriores, que se alternan en los ritmos del tiempo y en la uniforme distribución de lugares del espacio. Ya no serían ídolos como el sol o las estrellas, que sufren esa doble sumisión a un ritmo temporal exterior insoslayable y a un emplazamiento o "topos" exterior definido, aun para las "cosas más elevadas" por una invisible mano uniforme, niveladora y tirana que les otorga sus lugares respectivos. Esos conceptos residirían en otro plano, en otra "realidad" o substancia, la mente, la "res cogitans", de Descartes; incluso, en otro mundo, los más preciados y supremos; o sea, en el "kosmos noetós" platónico. El pensamiento celebra así su fiesta, su consumación. Pero un atisbo de lo otro le acechó, como a traición, y de pronto descubre como una nostalgia de alteridad para la que no le vale ninguna prenda "objetiva" anterior. Sería una objetividad de más alto nivel, pieza más alta de cazar: algo real fuera del pensamiento subjetivo, solipsista. Esa herida de la alteridad mantiene en guardia y vigilancia al pensamiento para no ceder a su propio encantamiento "objetivo"; en suma, es una "nueva meta", en el sentido de Nietzsche, un nuevo reto, una sospecha autosugestionada por el propio pensamiento-razón; o es otra cosa, real, con "motus" propio. De súbito, que surja en la raíz del mismo pensamiento no le avala como sincera
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llamada de la alteridad, de algo que llama desde fuera y viene a romper la cáscara del encantamiento solipsista. Podría tratarse de un nuevo encantamiento, más sutil. Estamos, como en la segunda Parte de "El Quijote", sospechando de encantadores e incluso de burlas de duques chuscos o de sirvientes de su juego de fantasmagorías. De todos modos, nos dice Mairena exponiendo el pensamiento de Abel Martín, esa orientación a la alteridad, esa escucha de la transcendencia está destinada, siempre, al fracaso. Produce, a la postre, autoconocimiento, sin embargo, cuando se acepta y se sigue su aventura. Pero, reparemos en una convicción que expresa Mairena-Machado, de distintas maneras en muchos pasajes de la segunda parte del libro Juan de Mairena: solo está vencido el que previamente tiene el sentimiento de fracaso; por tanto solo fracasa el que ya se siente fracasado. el que vence solo hace extraer esa consecuencia del autofracaso de los vencidos. Como vemos, también en esto se dirime una cuestión y una batalla lógica. El pensamiento no puede ceder a una trampa autoanalítica, ha de seguir abierto a esa alteridad que intuye. Pero es en la quinta "forma de la objetividad", el amor, donde se pone a prueba la verdadera objetividad. Parece que ya no se trata, aquí, de una ensoñación romántica, idealista, del otro; ni de la nostalgia de una realidad o mujer ideal, al modo de Bécquer o del Antonio Machado de su primer libro de poemas, Soledades (1903), reeditado y revisado como Galerías. Otros poemas en 1907.
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En esas galerías (o laberintos) del "alma" resonó un eco que quizá emitían las mismas "piedras" y "raíces" de la caverna del alma. Se perdió o se intuye como una presencia fugaz y "esquiva". Su ausencia puede ser "la luna" inspiradora del poeta. Incluso, delante de la presencia de una mujer real, de una amada posible, el poeta se retira a soñar en la ausencia de "Ella". Narcisimo, ensoñación, que son las cuerdas sonoras del solipsismo lírico del primer Machado y de buena parte de la poesía de su tiempo, y aun del siglo XIX, ese siglo, dice Mairena, básicamente subjetivazador, ensimismado en la conciencia burguesa individual y autosuficiente. Nada de un sentimiento abierto, solidario, de auténtica pasión y curiosidad por el otro real. Aclaremos, sin embargo, que en ese siglo XIX se gestaron los movimientos revolucionarios populares y los movimientos de la Comuna francesa, las ligas comunistas y anarquistas, las luchas reivindicativas sindicales, en fin, los movimientos que supusieron, en el siglo XX, revoluciones y también, en algún momento, esperanza colectiva de una sociedad fraterna, donde los impulsos altruistas prevalecen sobre los egoístas. Machado tiene una visión compleja de esa "parte" del ochocientos. Ve dominados esos impulsos, supuestos impulsos altruístas, por el pragmatismo; a veces los ve bajo cierto espíritu de resentimiento, al modo de Nietszche, y resume su reserva, ética, en una crítica a Marx por su apología de la producción, del trabajo como un fin en sí mismo y como encantador que introduce, bajo grandes palabras que hacen resonar los valores éticos de justicia y fraternidad en los oídos del hombre-masa, otra forma del viejo dominio patriarcal para el que el hombre es instrumento, medio, no fin en sí mismo. Machado, desde su educación krausista, y, en el fondo, kantiana, parte siempre de la dignidad del hombre; o, como un poeta contemporáneo del Machado de los años treinta, Miguel Hernández (quien no solo se acercó al comunismo, como hizo Machado, sino que lo abrazó de lleno desde una perspectiva crítica y verdaderamente marxista): el hombre no es un instrumento, sino un instrumentalista. "Ayudadme a ser hombre", pide Miguel Hernández en nombre del pueblo sometido a la incultura y a la explotación. Machado temía, siempre, que los valores más auténticos del pueblo -su señorío innato, su humildad, su sentido democrático y aristocrático de la condición humana, que recuerda aquella frase tan citada por Mairena: nadie es más que nadie, o, lo que lo mismo, no hay valor más alto que el de ser un hombre; pudieran ser abolidos en pro de una promesa mesiánica de rápido cumplimiento: la satisfacción técnica de los apetitos animales, que promete el maxismo, desviado de cualquier fin espiritual. Por tanto, amputando al hombre de su nativa insatisfacción metafísica. El amor es, para Machado, el único puente de acceso a lo real otro. La mujer (dice, en uno de sus poemas, Abel Martín) es en "anverso del ser". Pero, reparemos en que también afirma este mismo que "no dice nada contra el amor/ que la amada no haya existido jamás".
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El amor inventa la amada, para mantenerse en ese estado expectante que, al sentir su impulso, le ha dado a conocer el verdadero sentido de lo real, que está en la tensión amorosa de lo uno hacia lo otro, por tanto, que necesita de la alteridad; pues, en este nivel, se descubre "la esencial heterogenidad del ser". Es este un hallazgo sorprendente, verdadero. Es como una ley del ser, sorprendente en doble cara, pues además de ser ley ontológica describe una fenomenología psíquica "interesante"- se diría al modo nietzscheano o romántico. Descubre que el ser uno y el ser de cada uno no es tal hasta no descubrir su "intimidad" -es decir, hasta no necesitarla y recorrerla profundamente, lo que el pensador que sigue el lema socrático- délfico del "nosce ipse" ("conócete a ti mismo") realiza - de parecida forma a como el poeta se sume en el silencio de su alma para escuchar su yo y expresar con la palabra su verdad humana subjetiva y a la vez válida para otros hombres; pues no hay verdad humana, filosófica ni poética, que no parta de ese principio del buceo en el yo insobornable) --; pero dicho esfuerzo tiene como finalidad descubrir el "tú" esencial, ese "tú" que siempre acompaña al verdadero yo humano, íntimo. "Converso con el hombre que siempre va conmigo", dice Machado en su "Autorretrato", que encabeza su segundo libro de poemas, Campos de Castilla (1912). Y la sección de "Proverbios y cantares" de sus Nuevas canciones (1924): "No es el yo fundamental / eso que busca el poeta,/ sino el tú esencial".
3. CONCLUSIÓN
Es, por tanto, el diálogo con el tú esencial lo que importa seguir en el pensamiento filosófico -como en el poético.[4] Ambas formas de pensamiento tienen -a pesar de distinguirse por lógicas distintas- una matriz común y un "telos": el otro, que se manifiesta de forma esencial en el diálogo o conversación del hombre con su propia verdad humana. "Desde que somos una conversación" (Gespräch), "y podemos oír unos de otro", dice el poeta Hölderlin, el hombre se hace digno ante los eternos dioses. Ha construido el hombre finito un diálogo infinito que envuelve a los propios eternos dioses y a la naturaleza eterna, a los elementales de la tierra y el cielo. En ese "diálogo" juega un papel fundamental el hambre de la "verdad". La verdad pareciera uno más de aquellos conceptos supuestamente objetivizadores; sin embargo, si reparamos a fondo, la verdad, o su afán, pone en pie una dinámica de apropiamiento personal, de espectación, que se vuelve en primer lugar contra el encantamiento narcisístico y solipsista ("¿Tu verdad? No. La verdad. / Y ven conmigo a buscarla. / La tuya, guárdatela". "El ojo que ves no es / ojo porque tú lo veas;/ es ojo porque te ve". "Busca a tu complementario, / que marcha siempre contigo, / y suele ser tu contrario". "En mi soledad / he visto cosas muy claras / que no son verdad" (de "Proverbios y cantares", Nuevas canciones). La verdad implica una voluntad ética, honesta, de objetividad, que es la vez un viento metafísico que puede,
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como el huracán, arrancar capas de hojas inútiles, puede su afán de remover la fronda emprender una carrera escéptica y cuestionadora de todas las falsas seguridades y objetividades. Es la palabra madre de la filosofía. "Aletheia", que fue vista, en los albores metafísicos, con Parménides, como la presencia nuda del ser, del "ón" en que se ancló el pensamiento. Heidegger, tras la famosa "Kehre" de su filosofía, hace ver su fondo de abismo, de no fundamento, su condición delicuescente de ocultamiento-revelación, de no presencia y presencia, hasta el punto de que el "olvido del ser" no sería sino una de sus manifestaciones o signos presentes. Mientras siga el signo del olvido del ser, el ser habla. Para Machado-Mairena (y entramos en una zona de turbulencias) la verdad, o su afán, no solo impulsa a revelar el ser, sino también, y principalmente, la nada. Se ha dicho (cf. José Luis Abellán, Historia del pensamiento español, 1996, p.546) que en Machado hay una "me-ontología", o reflexión sobre la nada; además de una ontología, y solidaria con ésta. Ambas son originalísimas. Dios, el Dios de Machado, solo es creador de la nada -no del ser del mundo- y ha creado la nada para hacer posible el pensamiento humano. Pero, en este punto, no queremos abordar esos temas (míticos, en el fondo) sino en relación al juego que introduce la verdad en el diálogo entre el yo y el tú, intersubjetivo, y en relación al descubrimiento de la quinta forma de la objetividad, que se caracteriza como "verdadera" objetividad.[5] La verdad llama al hombre a abrir las puertas de la nada -o por lo menos, a llamar a esas puertas. No estamos, como en el poema de Parménides, conducidos a una ciudadela donde vamos a encontrar la seguridad de lo real, y se nos va a confirmar el principio de identidad entre el pensar y el ser, como una clave para construir racionalmente. La verdad, en Machado, no presume que nos "hará libres", como dice el Evangelio de San Pablo. Tampoco descansaría en la conclusión que saca la hermenéutica actual de Nietzsche, del libro de éste Verdad y mentira en sentido extramoral: -y que Vattimo lo lleva hasta su coherencia-. La "verdad" es una interpretación, una perspectiva, que esconde un haz de elecciones, de valores de fondo, y que en la dinámica de las interpretaciones se impone desde la retórica de una "voluntad de poder". Toda filosofía, en sentido nietscheano, hermenéutico, es una interpretación, una "máscara" y una voluntad de máscara -de ocultar y revelar una quantum de fuerza, expresión de una voluntad de dominio: en realidad, interpretando mejor a Nietzsche de lo que se ha hecho hábito al traducir al español su "convicción" metafísica como "voluntad de poder", diríamos que la verdad es expresión de una voluntad de hacer y crear mundo. Ante este cinismo biológico, polémico, que revela en sentido superlativo el Nietzsche-Zaratustra, y que, según Machado, no pasaría de una concepción pragmática de la verdad, muy lejos de un auténtico escepticismo exigible a un pensador, pues, a última hora, el pensamiento ha de cuestionar también su máscara, y por tanto, sus razones vitales, la vida misma, llevado por el impulso de verdad; Machado se apoya, y se
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retrotrae al fondo de la sabiduría profunda, modesta y escéptica del pueblo, que piensa "caminando" y sabe aquello que canta un coplero (el mismo poeta Machado), que no hay camino y que se hace camino al andar. Recordemos ya lo dicho en una sentencia en verso: Nunca traces tu frontera, / ni cuides de tu perfil; / Todo eso es cosa de fuera . Ahora, diría Machado que solo piensan ganar el mundo los que no tienen mundo. El éxito, el pragmatismo que se orienta exclusivamente por la competencia, y la victoria sobre ésta, ni siquiera accede al nivel del pensamiento filosófico. No pasa la prueba del escepticismo auténtico, que es poner en duda lo propio y dar más valor al argumento del otro. Interpretamos: Aquellos que se constituyen en la excepción sin que asome en ellos un pensamiento escéptico, no son la voz de los pensadores. Platón -como prototipo del filósofo- piensa el mundo también desde el anti-Platón (de hecho, valida y ennoblece a los sofistas mayores en muchos de sus diálogos, como Protágoras, Gorgias). La retórica, para Mairena, igual que la sofística, no es despreciable; es la misma filosofía. Incluso, es el aguijón de esta, su "hueso más duro de roer"; pues toda filosofía última es una petición de principio -piensa Mairena respecto a la filosofía de Kant, o la de Hegel-, es decir, parte de una intuición primera, que somete a juicio lógico para, en cierto momento, cansado el pensamiento, retroceder al punto de inicio, o sea, a la fuente de la intuición primera a demostrar, con lo cual es síntoma de que se ha detenido ese pensamiento en su cuestionarse y fundamentar escéptico-lógico y que retrocedió al seno de la intuición poética-filosófica que lo originó -sólo que, ahora, esa intuición se recupera como convicción desde la que uno está obligado a pensar, es decir, como un punto de vista descubierto, una ventana o atalaya nueva desde la que ver una perspectiva de lo real diverso y cualitativamente inabarcable. Pero, en este sentido, cabal, en que la filosofía es puesta por Machado en su lugar de la verdad, en su exacta orientación (según pensamos), la retórica no es un cuerpo extraño a la filosofía, sino su mismo nervio, su órgano de duda. La sofística también, en cuanto simula lo que no es, y lanza analogías descaminantes al pensamiento, es, como la retórica, un arma de la lógica filosófica. Mairena insiste, ante sus alumnos, en que solo aprenderán a saber pensar y hablar bien cuando aprendan a pensar bien. Y, por tanto, los ejercicios de lógica son propedéuticos para el político o, en general, el hombre de ideas y de lenguaje. Pero no se puede aprender a pensar bien sin admitir otras formas de pensamiento, sin cuestionar las inercias de la lógica de la identidad, sin practicar una ascésis de escepticismo y, sobre todo, sin atender las razones de la sofística, del otro pensamiento que confunde la identidad en el nihilismo y que, a su modo, realiza el paso de lo uno a lo otro, sin respetar (ni lógica ni moralmente) ninguna identidad de lo uno y los conceptos. De ahí que la sofística haya ganado terreno en el lenguaje, sobre la filosofía que la ha desdeñado, pues ha practicado ella su propia lógica nihilista y la lógica de la filosofía "conservadora" de lo uno, en cuyo conocimiento los sofistas se han entrenado y perfeccionado sus propias armas dialécticas. Platón reconoce la importancia de la persuasión retórica no solo para la polis sino también para predisponer, mediante el mito,
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a la receptibilidad de la argumentación filosófica. Y, en último término, de las verdades últimas a que trata de llegar la filosofía, no se puede dar una prueba racional. (Véase el Timeo platónico). La verdad conlleva, pues, una puesta en abismo de todo; a la nada, en fin. El pensar humano ha de visitar ese no fundamento, o Abgrund -como diría el Heidegger pensador del ser, después de Machado. Recordemos aquello de que "confiamos / en que no será verdad /nada de lo que pensamos": esta leve, aunque nada segura confianza, se interpreta por Mairena como posibilidad de una vuelta de tuerca última al nihilismo y el escepticismo; un último billete para jugar cuando se ha adentrado en el pesimismo. Es -diríamos nosotros- como un resto de desesperación demoníaca -en términos de Kierkegaard- que, salve o no del nihilismo, afirma la autonomía de pensamiento. Pero, si lo divisamos desde otra perspectiva, esa confianza, tan leve como una palabra o un suspiro de aliento en la conciencia del fracaso de la razón, cifra todo un proyecto destructivo de la misma en su propia vena. No la confianza en la verdad y en la certeza de los descubrimientos racionales, sino, en el fondo, en un fondo inconfesable, antiescéptico pero demoledoramente escéptico, la confianza en el no saber, en la ignorancia como punto de llegada de todas las tentativas, infunde un temor paradójico no menos que una remota esperanza al pensamiento. La ironía y la paradoja salen al paso para envolvernos o ayudarnos en el camino del pensar, el de Juan de Mairena, que ya no es solo, como en el pensar heideggeriano, una segura escucha de cifras del ser, en que el pensamiento se mantiene alerta a toda palabra reveladora, poética, con la certeza de su seriedad y trascendencia.
4. EPÍLOGO
De cinco formas de la objetividad habló Abel Martín, en uno de sus libros; pero, según relata su discípulo Mairena, en otros libros habló de veintisiete. Es una forma de relativizar, humorísticamente, la trascendencia de esa metafísica martiniana. "A las palabras de amor/ les viene bien un poquito/ de exageración". "Cuando hablan dos gitanos/ se mienten/ mas no se engañan".
Más allá del vértigo dialéctico, Mairena deja que saquemos nuestras propias conclusiones.
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NOTAS
[1] Y también lo es la mención recurrente a la ausencia de un "tratado sistemático" o el distingo de una "metafísica propia de poeta", expresiones que repite Cerezo en su libro (1975, Palabra en el tiempo, cap. VII, p. 332). Esa última fórmula cometemos también el pecado de emplearla nosotros, aunque quisiéramos entenderla, finalmente, como un epíteto identificador y valioso de la metafísica de Machado, de su filosofía, y no tanto como la etiqueta que señala una dualidad de pensamiento. Si partiéramos ya de esta dualidad, no tendría sentido la conclusión heurística que anticipamos ni nuestra conclusión, que, partiendo de intuir la unidad de pensamiento del hombre Machado, llega, por último, a plantear esa escisión de forma trágica. No partimos de ella, pero tal vez nos paremos, en este trabajo, en dicha escisión... validando la convención que establece esa "metafísica de poeta" como si fuera una filosofía distinta o aun no trabajada o incompleta en nuestro autor. Nosotros preferimos hablar de "escepticismo esperanzado del poeta" y "pesimismo trágico del pensador", donde se pone lo racional y activo en el polo del poeta, usualmente visto como sensibilidad pasiva; y, en cambio, lo trágico, aunque no del todo pasivo sí aflorando del fondo último de una creencia inamovible, se coloca en el platillo del pensador; con ello, con semejante trasvase, pretendemos sentar algo de duda sobre aquella catalogación que se basa en el distingo de una convención tranquilizadora. La que dice que todo sería más claro cuando llegue al concepto filosófico. ¡Hegel! [2] Límite de una "filosofía española" y el lenguaje filosofico alemán. El tema del lenguaje filosófico en Machado nos sigue dando que pensar. En la aclaración se piensa, la diferencia de la nada martiniana con la de Heidegger y, no obstante, la semejanza con la nada-ser como donación, del último Heidegger, y el acto creadormítico de la nada por Dios y su donación al pensar humano, en Abel Martín. [3] El dinamismo, en el ser, el "cambio" lo diferencian Martín y Mairena del "movimiento". Mientras el primero crea o encuentra lo otro en el uno, el movimiento sería solo espacial y no auténtico cambio. El pensamiento encuentra una aporía en pensar el cambio, contra la que se debate la conciencia de Martín hasta el final. El pensamiento espacializador, separador, tiende a poner delante límites separadores (conceptos) entre los que luego hace circular los "peces vivos": de este modo tiende a confundir movimiento y cambio, concluyendo que el movimiento (en realidad, movimiento de los conceptos) se asimila con la dinámica de lo real. Subrayar, ahí, una falla lógica (o descubrir esa "creencia") no supone superarla, como en Martín. Sí un "aviso" para el pensamiento ya inexcusable. Sólo con oponerle otra creencia -en la esencial heterogeneidad del ser, lo cual implica la problematicidad del principio lógico de identidad entre ser y pensar- desata de las viejas seguridades y abre una nueva frontera metafísica.
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[4] En carta a Unamuno el 16 de enero de 1918 (recogida en la introducción de Arturo Ramoneda de Nuevas canciones, 2006, Madrid, Alianza ed.), escribió Machado: "Mi hermano no es una creación mía ni trozo alguno de mí mismo; para amarlo he de poner amor en él y no en mí; él es igual a mí pero es otro que yo... la semejanza proviene del padre... El amor fraternal nos saca de nuestra soledad y nos lleva a Dios. Cuando reconocemos que hay otro yo, que no soy o mismo ni es obra mía, caigo en la cuenta de que Dios existe y de que debo de creer en Él como en un padre". Ya en esa temprana fecha, alude Machado a los temas de su metafísica ("la "heterogeneidad" del ser y el ansia de lo "otro" que tiene cada persona, serán, junto al tiempo y la nada, los ejes de las reflexiones metafísicas que desarrollará más tarde en prosa", Ramoneda, op. cit. p.16). En el libro Juan de Mairena, y en los poemas y prosas de Abel Martín recogidos en De un cancionero apócrifo, libro nunca publicado exento sino añadido por Machado, con sucesivas ampliaciones, en la edición de sus Poesías completas, de 1928, 1933, 1936. El tema del prójimo, el amor fraternal, la ética de Cristo, Dios, ("Enseña el Cristo: a tu prójimo / amáras como a ti mismo/, mas nunca olvides que es otro", volverá a decir el poeta en Nuevas canciones) siempre implican, en Machado, lo ético, lo teológico, lo poético y lo metafísico a partir del eje central del pensamiento sobre la heterogeneidad del ser y la necesidad por tanto de acceder a ella superando el solipsismo. [5] Recordemos el vocablo, "descomedido", del lenguaje de Mairena, que hicimos nuestro. Y el saber de uno de los primeros proverbios de Campos de Castilla: "Es el mejor de los buenos / quien sabe que en esta vida/ todo es cuestión de medida:/ un poco más, algo menos..." La medida" no viene dada sino en el diálogo intersubjetivo, con voluntad ética de objetividad y metafísica y cordial de superar el solipsismo. La medida, como todo concepto, es nada a priori. Encontramos el "más o menos" en el "co"-existir y en conversación.
Última foto de Antonio Machado, camino del exilio.
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TEXTOS MAGISTRALES
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EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO/3
TEXTOS MAGISTRALES ANTONIO GRACIA
EL SECRETO (para Ángel L. Prieto de Paula)
Cuando sientas que el mundo te derrota no intentes combatirlo. Edifica un castillo en tu interior y cuelga terciopelos y templanza en sus muros. Dispón un fuego manso junto a la mesa de la biblioteca. Mira el cielo brillar entre las llamas y los libros. Inúndate de luz en la frágil belleza de los cuadros. Escucha el clavecín mientras tu pluma persigue en la escritura algún sosiego.
Antonio Gracia es autor de libros de poesía como El mausoleo y los pájaros y Devastaciones, sueños. La muerte universal. Cosmoagonías es su último libro publicado (Huerga & Fierro, 2012).Obtuvo el “Premio Fernando Rielo", el "José Hierro", y el Premio de la Crítica de la Comunidad Valenciana.
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tEXTOS MAGISTRALES
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RICARDO HERNÁNDEZ BRAVO
SEIS POEMAS INÉDITOS DE LA PIEDRA HABITADA
Una voz desgajada del tiempo puenteaba sordamente mi memoria. Hablaba de otra vida esa escritura de surcos excavados en la roca; irradiaba su trazo una estela invisible, no sé qué extraña cuenta, qué oscura cifra o ritual encriptado en las líneas de la piedra. Contenido en sus muescas, un remoto sentido me alcanzaba, un temblor reavivado por mi pulso: como durando en la honda caboca de un barranco cercano, el paso de ganados y de hombres, los ecos de una vieja trashumancia prolongada en las líneas de mi mano.
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RICARDO HERNÁNDEZ BRAVO
Guío mi pie sobre el tosco empedrado de este viejo camino hoy en desuso. Bajo mi planta, ora cantos gastados, amplias lajas pulidas, ora calzos salientes, duras lascas filudas, moledoras. En el apoyo, la traza de otros pasos en la piedra, en su firmeza un leve encogimiento, minúsculo acolcharse bajo el peso.
Del breve paso, suma rastros la piedra; guarda el calor.
Prende el vino en la mirada, arracima las voces, caldea la penumbra de los cuerpos. En la tea dormida, sobre la piedra muda, el canto y la descarga.
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RICARDO HERNÁNDEZ BRAVO
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Acaricio la cara de la piedra, la oscura piel curtida de intemperie. Acaricio su paz devotamente, su contorno de luz, su raigambre de liquen y silencio. Escruto con mis dedos la humilde trabazón de su edificio, la imperfecta textura modelada en el tiempo, su extraña calidez como un tacto lejano que me habita.
Piedra habitada de afectos, lugar de la memoria, piedra viva angular.
Ricardo Hernández Bravo (Las Palmas, Islas Canarias, 1966) ha publicado, en poesía, los libros Recuerdos de un olvido (1990), El final del tiempo gris (1990) El día sin ti (1990), El ojo entornado (1996), En el idioma de los delfines (1997), El aire del origen (2003), La Tierra desigual (2005) y Alas de metal (2008).
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TEXTOS MAGISTRALES
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AGUSTÍN CALVO GALÁN
VENDIMIADOR
El poeta también va a la vendimia, recoge frutos, selecciona, respira hondo y corta el racimo secamente, ejecutando el drama, lo deposita, con cuidado enfermizo entre el resto de lo ya cortado. Después, poco a poco, con la paciencia necesaria, en solitario, irá pisando versos y transformando su cosecha. Nada es del poeta, salvo la transformación.
De A la vendimia en Portugal (Amargord, 2009)
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AGUSTÍN CALVO GALÁN
poema visual de A.C.G
Agustín Calvo Galán (Barcelona, 1968) ha publicado, entre otros, los libros Poemas para el entreacto (Ed. Jirones de azul, 2007), A la vendimia en Portugal (Ed. Amargord, 2009), Proyecto desvelos, (Ed. Babilonia, 2012) y GPS (Ed. Amargord, 2014). Colabora con artículos y crítica literaria en diferentes medios, tanto digitales: Revista de Letras, como impresos: Quimera. Su obra como poeta visual ha sido seleccionada en varias exposiciones y recogida en diferentes antologías especializadas como Poesía
experimental española (1963-2004) Ed. Marenostrum (2004); Poesía visual española Ed. Calambur (2007); Esencial Visual, Instituto Cervantes de Fez, Marruecos (2008).
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TEXTOS MAGISTRALES
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TONI QUERO
NIRVANA Looking up at the stars, I know quite well That, for all they care, I can go to hell W. H. Auden
Me he descubierto tantas veces siendo yo el que más ama, atravesado de alfileres sobre un corcho olvidado junto a fotografías tomadas en ciudades remotas, vértebras del esqueleto del mundo donde amanecíamos radiantes o durmiendo al raso bajo una rodaja de luz, que ya puedo calibrar mi dolor con la precisión de un alquimista.
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Toni quero
Sé de lo que hablo: desprender la horquilla y provocar tormentas eléctricas, caminar en paralelo por la vía del tren y patear los dos la misma lata desplazando la vida siempre hacia delante, prestar mi camiseta para que duerma con el logo de Nirvana arqueado sobre el pecho y sangrarnos las encías sobre la pulpa de una manzana. Hacer un fundido en negro en mi vida y aparecer sonriente unos meses más tarde, saludarla al descuido: hola, cómo te va, y decir te equivocaste, sí te equivocaste, aunque sepas que es mentira y seas tú quien duerme hecho un ovillo, mientras volteas de nuevo las fotografías y acumulas recuerdos en un cajón apartado.
(Inédito, 2013)
Toni Quero (Sabadell, 1978) obtuvo con su primer libro, Los adolescentes furtivos, el Premio Internacional de Literatura Antonio Machado 2009, convocado por la Fundación Antonio Machado de Collioure. Traducido al francés y con prólogo de Pere Gimferrer, el libro ha sido publicado por la editorial francesa Cap Béar Editions. Sus poemas han aparecido en diferentes revistas y publicaciones literarias españolas, francesas y mexicanas, como Catálogos de Valverde 32, Cuaderno ático, Ágora-Papeles de Arte Gramático, Cuadrivio o Quaderns de Versàlia.
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DIARIO DE LA CREACIÓN
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EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO/4
DIARIO DE LA CREACIÓN (PANORAMA DE LA POESÍA ACTUAL EN ESPAÑOL)
poema visual de A.C.G
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DIARIO DE LA CREACIÓN
ULISES VARSOVIA (CHILE)
de CANCIONES SILVESTRES (2011, SELECCIÓN)
TE CANTARA
Te cantara, Claire, en la aurora carmín, de tal manera que abrieras los párpados, y relampaguearan tus bellos ojillos, tu interior ingenuo, tu alma sin mácula. Te cantara, amor, mi voz enamorada, y se despertara al mundo tu vida plena de gracia, rosal de alegría.
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ULISES VARSOVIA
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Te cantara, amada, al romper el alba mi cítara alegre, y se abriera a la luz tu cuerpo ebúrneo, tus labios amantes, tus cálidos brazos. Te cantara, Claire, tu esposo al nacer el nuevo día, y abrieras lenta, muy lentamente tus pícaros ojos.
CANCIÓN SILVESTRE
En el verano alegre de floración y frutos, una canción silvestre para ti, Claire, amor, para tus ojillos, tu zumbar de abeja. Una canción de grama, murtilla y violeta, margaritas blancas y rojas amapolas, para ti, amor, Claire, para tus ojillos de niña traviesa.
Ulises Varsovia nació en 1949 en Valparaíso, Chile. Estudió en universidades de Chile, Suiza y Alemania, país éste ultimo donde se doctoró en 1990. Trabajó como docente en tres universidades chilenas, y actualmente trabaja en la Universidad de San Gallen, Suiza (su mujer es suiza). Empezó a escribir poemas a los 16 años, pero ha afirmado que "cuando empecé a vivir solo escribí realmente poesía". Su primer libro publicado es de 1974, tiene otros anteriores, inéditos, a la fecha ha publicado 28 poemarios, y numerosas revistas, especialmente online, publican sus poemas.
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JUAN TOMÁS FRUTOS (ESPAÑA)
UN BESO
Comencemos el día
sin aprietos, con amor, con esa visión medio idílica de que todo irá bien. Seguro que se cumplirán los sueños de alguna manera, los que tuvimos un día puede que hasta olvidado. Lo importante es que nos veamos como hacedores de una felicidad a la que tenemos derecho con siluetas que nos juntarán al inicio, con un sí lleno de coraje. Para que veas mi buena intención te mando un beso. Si lo recoges, todo comenzará a girar.
Juan Tomás Frutos es doctor en Ciencias de la Información y doctor también en Educación. Ha sido durante 16 años Director de Informativos en TVE en Murcia. Con una dilatada trayectoria profesional en prensa, radio, y, sobre todo, televisión, actualmente es el Decano del Colegio Oficial de Periodistas de la Región de Murcia y el Presidente de la Asociación de la Prensa de Murcia. Está en posesión de varios másteres sobre Producción en Radio y Televisión, Comunicación Audiovisual y Publicidad, Literatura y Antropología. Es especialista en el uso de los medios en la escuela, y colabora con varias ONG´s, sobre todo en materia de inmigración. Es autor o coautor de una treintena de libros de variada índole. Entre ellos, Confesiones a Estela, Comunicando sin claves, Sensaciones Mediáticas o Implicaciones.
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LUCIANA SALVADOR (ARGENTINA)
Voy a comerme tus ataduras
Voy
a comerme tus ataduras y las que no, me las fumaré. Absolutamente todas, empezando por las que no te dejan despegar y las que te llevan a donde no quieres ir. Voy a empezar despacio, no te vas a dar cuenta. Voy a comerme todas, la que te sujeta los pies y la que te ata las manos. Voy a comerme todos los caparazones que te echaste encima estos últimos años y el resto me lo fumo. Voy a desprenderte de todo lo que te ata y te voy a remontar conmigo a donde se me de la gana. Voy a liberar tu corazón a base de esa confianza autoestima de las caricias, la paz de una sonrisa comerme tus ataduras y te dejaré desnudo atado cadena, sino con ganas. Unas ganas terribles a querer
que traen los besos, la y así despacito, voy a a mi cama sin soga ni atarte a mí.
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LUCIANA SALVADOR
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Reflexiones de Andrea (...)
A
qué huele un instante que dura horas en mi cabeza. Cómo se olvida un beso con otros cientos que no siento. Cuántas despedidas necesito para despedirte. Para de verdad dejarte ir. Por qué camino retrocedo para no encontrarte. En cuál esquina debería haber doblado para no cruzarnos. Qué mano tendría que haber sujetado para no querer la tuya. Para ahora no sentirte. Cómo borro tus horas en un instante. Cómo te borro. En qué jardín planto tu recuerdo para que deje de crecer adentro mío. Cuántos lápices labiales rojos tengo que gastarme para dejar de olerte.
Somos amantes
Vamos a ser amantes como Lilith y Eva porque te voy a sacar una costilla y me haré un cepillo para desenredar los pensamientos que te van a enredar a mi cintura. Seremos amantes de barro y te moldearé con el fuego que yo encienda. Seremos un ser con dos individualidades, dos animales, dos almas que se cruzan y se hacen energía. Seré tu mascota más sumisa, tú mi esclava espartana y te sujetaras de mis manos y nos ataremos las cadenas y después también las venas y los corazones se sincronizarán para latir al mismo tiempo, para amarnos con acuerdo. Seremos Lilith y Eva especulando amarnos, salpicando con pretextos para volver a tocarnos. Seremos dos amantes desnudos frente a la nada y en la nada plantaremos lo que nos salga del cuerpo hasta que las ganas se frenen, hasta que abras tus ojos. Hasta que me mires fijo. Hasta que te me metas adentro. Hasta que no quieras salir. Luciana Salvador Serradell (Argentina ,1977) actualmente reside en Barcelona, donde trabaja como periodista. Su bitácora de cuentos cortos, http://www.bosquedeluciernagas.blogpost.com/, fue premiada como Mejor blog nacional de creación literaria en el II Premio Revista de Letras, el canal de libros de LaVanguardia.es. Ha publicado cinco microrrelatos, y en 2012 su primer libro, Las mujeres aman diferente (Amazon.com).
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NICOLÁS CORRALIZA (ESPAÑA)
EL TIEMPO DE LA ESCAFANDRA
De todos los vientos que azotan a los hombres, la sumisión produce devastaciones imposibles de reconstruir. Son días extraños donde la insolente infamia ha perdido la vergüenza y descarada avanza sin control de las cloacas a la luz. ¿Cómo guarecerse de la mentira? Hay que romper este silencio cáustico, ventilar lo infecto o se instalará para siempre sobre nuestras cabezas el tiempo de la escafandra.
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NICOLÁS CORRALIZA
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LETARGO
La doble vida de las palabras cuando el lenguaje se pervierte. * Mestizaje de sabores entre lo amargo y lo agrio mientras la noche tatuada es fuego de mil penumbras. * Me siento incómodo, apátrida y desnudo, bajo el idéntico suelo que un día será sepultura. * Busco acomodo en el verdor intacto de los días pueriles y siempre te encuentro a ti en los labios del amor. * Solo en la extensa vereda de tu carne, desparecen los fantasmas que custodian mis movimientos.
EL SILENCIO DE LAS IMPERFECCIONES
Hoy cuesta menos arrastrar el cuerpo hacia el amanecer. Hoy todo se ve deslumbrante mientras agoniza la madrugada. Cierran los burdeles y abren las iglesias y en los postes telefónicos los pájaros ensayan la partitura bulliciosa del café. La ciudad cuando desvela es calavera y esqueleto que acicala su sonrisa con el despertar de los niños. Ya están en pie los versos y voy a la conquista. Soy la voz que en sueños te habla para romper el silencio de las imperfecciones. Nicolás Corraliza Tejeda (Madrid, 1970). Ha publicado La Belleza Alcanzable (Norbanova., 2012); en la misma editorial publicará en 2014 La huella de los días. Colabora en prensa y en diversas revistas.
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ALBA ESTRELLA GUTIÉRREZ (ARGENTINA)
es la hora exacta del íntimo deseo exacta hora despoblada del tiempo los pájaros lloran en la tarde de siesta antiguo desamparo hora sin minutero sin relojes despertados en sueño hora pendiente y ciega amor ausenciado enmudecida hora de ausencia y es la exacta hora de la muerte sin pausa y en Buenos Aires
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ALBA ESTRELLA GUTIÉRREZ
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a Buenos Aires
un buzón de esquina enamorada y baldosas de rayuela soldaditos de papel y figuritas canjeadas en el viento abuelos sentados en el zaguán mateando una nostalgia atardecida esquina de mi barrio donde crecer dolía y subirse al pescante de los sueños esquineaba sortijas y el delantal de infancia asiestaba los miedos
Alba Estrella Gutiérrez es nació en Buenos Aires; autora de los libros de poesía Los vulnerables cipreses del otoño, Nanas para Lucía, Los pasos de la memoria, Hilandera del Viento. Ha dado recitales de música y poesía, ha hecho lecturas en radios y en colegios; varios temas suyos los incluye Julia Moro en su CD Hilandera del Viento.
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EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO/5
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Antonio Lucas. Fuente: elmundo.es
Los desengaños
por
Francisco Javier Díez de Revenga
El poeta Antonio Lucas (Madrid, 1985) obtuvo el premio Internacional de Poesía Loewe, en su XXVI edición, con Los desengaños, un libro poético sobrecogedor que ahora publica Visor en su colección de poesía. Antonio Lucas, vinculado por raíces familiares a la región de Murcia, desarrolla en este poemario, tras una brillante trayectoria poética, un avance muy importante en su poética, y es que este libro, marcado por el desengaño y por los desengaños que figuran en su título, supone la entrada del escritor en la madurez de la mano de la reflexión personal sobre la desilusión sentimental, que coincide con un cierto hastío censurador ante la actual crisis de la sociedad,
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FRANCISCO JAVIER DÍEZ DE REVENGA
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crisis íntima y espiritual y también generacional que delata desafección, desencanto y decepción. Se advierte en el poemario la confluencia de esta doble vertiente del desengaño, la personal y la general, la que afecta al propio poeta, impulsado por experiencias personales lesivas, y la que le atañe como ciudadano en un espacio hostil e inhóspito que la poesía no puede ni debe callar. La estructura que Antonio Lucas ha establecido para su libro potencia la conjunción de tales corrientes que cohesionan sólidamente el conjunto. En la primera parte, titulada Asamblea de intemperies y nutrida de poemas que exhiben en sus títulos contundentes negativos (querella, crisis, intemperie, traición, sumisión), el poeta ahonda, a través de un obsesivo pronombre tú, en la agudeza y gravedad de su decepción más íntima; pero será en la segunda, también rotulada muy expresivamente Paisaje de lo incierto, cuando el protagonista salga a un exterior de paisajes insignes, abiertos y hermosos, pero dotados de alta tensión elegíaca y de no menor desaliento y contrariedad, al revelar que la verdad interior no siempre coincide con el escenario, por espléndido que este pueda parecer. Y ese transitar del interior al exterior, se confirma en las composiciones de la tercera y última parte, titulada con certeza total Estar solo, sección del libro en la que soledad genera memoria, y el tiempo y la edad se convierten en espacio para la evocación y el recuerdo con resultados deicidamente críticos y sin consolación. Sensaciones que se confirman en una patética coda, compuesta de un solo poema con no menos significativo título: Fuera de sitio, para allí, en ese lugar sin nombre donde habita el olvido «delirar sin amino, sin mapa, sin fuego hasta el tiempo sin tiempo de un país que no haremos». Contiene este volumen poemas que sobresalen por su intensidad, palabra poética aguda y capacidad de convicción, y podrían ser citadas muchas piezas maestras de este volumen, tan lleno de inquietudes y de sentimientos encontrados. Un poema ejemplar en todos los sentidos es Despedida, que asciende a la condición de antológico porque concentra en sus versos todas las tensiones que cohesionan este volumen: está la palabra encendida del poeta que se rehace en el desencanto y en el desaliento, la palabra del adiós que reflexiona sobre el tiempo transcurrido y recupera la memoria de una existencia ya ida. En esa memoria, la juventud, el amor, la posesión de la amada, la ternura y la sensualidad de aquellos días, no detienen sin embargo la voz deshabitada con la que el poeta evoca pasado en presente inhóspito e inhabitable, en el que campean el delirio volcánico de un pájaro, la sed que desaloja ríos, la lujosa plata de una herida… Es el momento de la despedida, y la noche es mucho más que una noche, y el vacío y la grieta dominan al desalentado, al protagonista de una historia contrariada, de la que se sale ahora sin remedio. No son palabras sin sentido aunque anuncie finales irreparables, no son voces destinadas al vacío aunque reflejen el fracaso de una existencia y de una aventura enamorada. Es la voz de un poeta, hondo y sincero, que comprende que solo le ha de salvar su palabra poética, comprometido, a pesar de todo, con una realidad espiritual incómoda e insostenible. Y solo un gran poeta puede expresarlo con tanta seguridad y con tanto poder de convicción como lo hace Antonio Lucas en este libro singular. Y es que sobresale su poesía, ahora más que nunca, por su expresividad idiomática que, bordeando una complaciente concesión a la irracionalidad, no llega nunca a levar las anclas que le mantienen adherido a realidades que han sido existencia y que son presente. La dicción elegante y convincente se desarrolla en un bien construido verso libre, de estructuras internas muy bien compensadas, dotado de un ritmo ansioso que compartirá espacios con excelentes poemas en prosa, especialidad tan difícil como rara en la lírica actual. (artículo de F.J. Díez de Revenga, publicado en "LITERATURA", LA OPINIÓN DE MURCIA, 4-4-2014)
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CRÍTICA DE ANNA ROSSELL
1/ NOVELA Y ENSAYO EN LENGUA ALEMANA TRADUCIDOS AL CASTELLANO O AL CATALÁN
LENZ, ENTRE EL GRITO Y LA ACUSACIÓN
Georg Büchner Lenz, Género: Relato Trad. del alemán de Mª Teresa Ruiz Camacho Nórdica Libros, Madrid, 2010, 83 pp.
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ANNA ROSSELL
Un pequeño gran tesoro este relato del genial autor alemán Georg Büchner (GoddelauHessen, 1813-Zurich, 1837), del que nada tiene desperdicio. Él, cuya trayectoria vital se truncó a la temprana edad de veinticuatro años, nos ha dejado, a pesar de su juventud, un impagable legado literario: Lenz (relato, 1835), La muerte de Danton (teatro,1835), Leonce y Lena (comedia, 1836), Woyzeck (fragmento teatral, 1837), todo ello traducido al español. Pietro Aretino (obra de teatro sobre el autor italiano del mismo nombre) se perdió. Con excepción de Leonce y Lena, una punzante sátira política disimulada bajo el registro de comedia de entretenimiento, sus obras son un compendio de sabiduría, una reflexión filosófica de amplio espectro, muy avanzada a su época. Büchner, médico de formación, se nos presenta a través de sus obras como un personaje muy comprometido con su tiempo, un verdadero vanguardista que trabajaba en sus textos las preguntas cruciales que se hacía a sí mismo y que no acabó de resolver definitivamente antes de morir, pues en pocos años dejó constancia alterna de activismo político revolucionario y de fatalismo histórico. Quien escribiera, en coautoría con Friedrich Ludwig Weidig, el panfleto El mensajero de Hesse (1834), un llamamiento a los campesinos al alzamiento revolucionario, por el que Büchner tuvo que exiliarse a Estrasburgo, suscribió también, muy poco después, la llamada Carta fatalista, dirigida a su prometida Wilhelmine Jaeglé, una página programática en la que el autor expone su idea del ser humano como juguete en manos de la historia, sin posibilidad de incidir en ella, una idea que plasmó en La muerte de Danton y que, si bien retomó después en Woyzeck como propuesta de reflexión, lo hizo paralelamente a otras de signo social, por lo que el fragmento teatral fue muy bien recibido por la crítica marxista del siglo XX.
Georg Büchner, autor de Lenz
Lenz –publicada póstumamente en 1839 sin que el autor hubiera decidido el título- alude al autor prerromántico alemán Jakob Michael Reinhold Lenz (1751-1792), a partir de cuya biografía Büchner construyó su relato, basándose en las cartas del propio Lenz, que sufría esquizofrenia paranoide, y en las observaciones del pastor protestante Oberlin, que le acogió en su casa; ello motivó que se acusara a Büchner de plagio. El relato, escrito como si de un informe se tratara, se ha
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considerado la primera descripción científica de la esquizofrenia, pues el texto retrata la evolución de la patología paranoica en el personaje, las crisis del enfermo y el deterioro de su estado de ánimo. Si bien está escrito en tercera persona, Büchner consigue una asombrosa empatía con el personaje, que se transmite al lector a través del ritmo entrecortado de su prosa, lacónica y enumerativa, que contagia la ansiedad, la desorientación y el delirio de Lenz en su huída de la casa paterna –lo sabremos después- y de sí mismo. Conocemos a Lenz, dado a la fuga de no sabemos qué, corriendo por una naturaleza amenazadora, un paisaje inquietante que no le da cobijo: “Había oscurecido, cielo y tierra se fundían en uno. Era como si algo le persiguiera, como si algo horrible quisiera alcanzarle, algo que el hombre no puede soportar, como si la locura a caballo le diera caza”. El texto, precursor del expresionismo y del nihilismo, invita, como Woyzeck, a distintas lecturas de signo opuesto. En Lenz encontramos ya apuntados los elementos que pocos años más tarde desarrollaría en la pieza dramática: al igual que Lenz, Woyzeck corre por un paisaje desafiante oyendo voces; al igual que en Woyzeck, Büchner plantea por boca de su personaje su programa filosófico antiidealista como eje de su texto; como Woyzeck, que desde su humilde condición intuye en el ser humano una doble naturaleza que opone al discurso de la doble razón kantiana, en su momento más lúcido Lenz polemiza con su amigo Kaufmann y rompe una lanza por lo elemental y la naturaleza más pura y sencilla desafiando al etéreo idealismo que “es el más ignominioso desprecio por la naturaleza humana”. En su rechazo del idealismo, Büchner se adelanta al realismo literario y a su crítica: “Los poetas de quienes se dice que reproducen la realidad, ni siquiera la conocen, sin embargo siguen siendo más soportables que aquellos que quieren idealizar la realidad”. Lenz, cuyo final es tan amargo como el de Woyzeck, donde el autor niega claramente la trascendencia, apunta sin duda al nihilismo, pero el grito desgarrado de ambos textos encierra la acusación del Leviatán de Hobbes, y una recóndita esperanza de que el hombre deje de ser un lobo para el hombre. Esta cuidada edición de la editorial Nórdica, con ilustraciones a color del genial artista plástico austriaco Alfred Hrdlicka y extractos de la autobiografía de Goethe, Literatura y verdad, sobre Jakob Michael Reinhold Lenz, es especialmente recomendable.
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UNA PREMONICIÓN DE ACTUALIDAD Joseph Roth, El Anticristo. Género: ensayo Introducción de Ignacio Vidal-Folch Trad. de José Luis Gil Aristu,Capitan Swing, Madrid, 2013, 224 págs.
Increíble, por clarividente, este ensayo del austríaco Joseph Roth (Brody –Galitzia-, 1894París, 1939), escritor y periodista prolífico y brillante, que es hoy aún de rabiosa actualidad. Publicado en 1934, fruto de una poderosa capacidad de observación de los signos de los tiempos, el autor nos brinda una magnífica reflexión sobre los males que amenazan al género humano con el cataclismo universal. Roth, quien ya en 1923 -fecha en que se comenzó a publicar por entregas su novela Das Spinnennetz (La tela de araña) en el diario Arbeiterzeitung-, que sorprendió al mundo con la lúcida profecía anunciadora del fatídico nazismo, sigue en su Anticristo dando muestras de la misma agudeza premonitoria. Él, que reprochó a la Neue Sachlichkeit (Nueva objetividad) construir una literatura sólo con los puros hechos, muestra cuál es su concepción de la literatura yendo más allá: no sólo describiendo sino interpretando los acontecimientos. Roth, nacido judío pero convertido al catolicismo, revela en este libro, a pesar de su juventud, una portentosa experiencia y madurez. Si bien, como ya se echa de ver en el título, El Anticristo está escrito desde la perspectiva de la fe de su autor, éste dota a su ensayo de un registro metafórico, que le otorga la validez universal de un clásico. A pesar de que elude a conciencia nombres de países y de personas, Roth no renuncia a escribir con meridiana claridad sobre aquello a que se refiere; al lec-
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tor no le queda duda alguna. Llevado por una profunda convicción religiosa en el sentido más genuino de la palabra, Roth llama Anticristo a cualquier actitud ambiciosa, hipócrita, explotadora y dominada por el prejuicio. Estructuradas en doce capítulos, por sus páginas desfilan, inconfundibles, todos y cada uno de los fenómenos de la emergente modernidad que sentó los pilares del pasado siglo XX: la rutilante superficialidad de la industria cinematográfica de Hollywood, la nueva arquitectura, el socialismo soviético, el sionismo, el antisionismo, el ascenso del nazismo, la dialéctica de la democracia y la manipulación de masas. Roth no deja títere con cabeza. Así llama “nuevo hombre” a “aquél en quien ha comenzado a actuar el Anticristo” y detecta tal actuación en la pasión embriagadora por la riqueza material y en la frivolidad que se respira por doquier en los EEUU, en los desmanes de los especuladores del capitalismo codicioso, incapaz de producir felicidad; en la ciega cicatería materialista de la URSS, en la connivencia por interés del Vaticano con los poderes fácticos del mundo. En definitiva, Roth llama Anticristo a las amenazas que ve proyectarse en la modernidad emergente y a la desespiritualización general que se impone por doquier. Adelantado a su tiempo, El Anticristo es, más allá de todo esto, un alegato contra la expoliación de la tierra, una advertencia que ve en el desequilibrio ecológico y la deshumanización -consecuencia inmediata de la explotación petrolífera y la fabricación de armas químicas- la vorágine que lleva a la definitiva catástrofe. Con un lenguaje tan plástico como el de una película expresionista, Roth describe la excavadora como un monstruo, una máquina infernal de destrucción. Su admonición acusatoria de que en un extremo del mundo tres hombres estampan una firma y en el otro miles se ven sumidos en la miseria es, en nuestro mundo globalizado, de la más descarnada actualidad. Con buena dosis de sarcasmo Roth se despacha a gusto con todo lo que le parece denunciable, incluyendo a sus propios jefes, Benno Reifenberg primero y Friedrich Sieburg después, del periódico Frankfurter Zeitung, del que Roth era en aquellos años corresponsal en el extranjero, y a quienes el autor llama irónicamente El señor de las mil lenguas. Por encargo de Sieburg, Roth se desplazó a los países de los que habla. Cabe destacar especialmente la interesante reflexión que aborda Roth sobre el fenómeno del cine, que el escritor considera uno de los primeros y más esenciales síntomas desespiritualizadores y al que dedica varios capítulos específicos –Entre nosotros y la gracia de la razón se ha interpuesto un poder y Hollywood, el Hades del hombre moderno-, pero que ejerce de hilo conductor en todo el ensayo.
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CRISIS COMO OPORTUNIDAD Arno Geiger, El vell rei a l’exili, Trad. de Ramon Montón, Ed. Proa, Barcelona, 2013, 199 págs.
Arno Geiger
Entrañable este pequeño libro del austríaco Arno Geiger (Wolfurt –Áustria-, 1968), de quien en España conocemos Todo nos va bien (El Aleph, 2006), publicada también el mismo año en catalán por el sello Empúries, Tot ens va bé, una de sus novelas más logradas, galardonada en 2005 con el Deutscher Buchpreis de los editores alemanes, uno de los más prestigiosos en esta lengua. Como ya hiciera entonces a partir de la herencia de la casa familiar del protagonista, el autor se sumerge de nuevo en el pasado. Parece como si Geiger se sintiera especialmente cómodo en este registro, aquél que a partir de los objetos, detalles y gestos da pie a la reflexión y a la reconstrucción de la historia, la de su país o la personal, ligadas entre sí. Sin embargo El vell rei a l’exili, publicada también este año en español por El Aleph (El viejo rey en el exilio), no es una novela, sino un ensayo intimista en el que Geiger nos ofrece un regalo lleno de ternura y esperanza, un texto biográfico en el que narra la relación de un hijo con su padre a partir del momento en que éste enferma de Alzheimer y se manifiestan sus primeros síntomas.
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Lejos de desunir y destrozar las relaciones familiares, la enfermedad de August Geiger, que al principio, cuando los signos de la demencia no fueron convenientemente identificados, amenazaba con aniquilar la paz y la armonía, se torna una maravillosa oportunidad de acercamiento y de aprendizaje, la ocasión que la vida brinda a la familia para conocer a un August distinto, a veces incluso más cercano. A un ritmo ralentizado, como si el tiempo de la narración se acompasara a la nueva vida del enfermo, Arno Geiger nos abre su intimidad y nos descubre, paso a paso, el nuevo y precioso vínculo que va naciendo entre él y su padre. En congruencia con el carácter reflexivo del libro, el autor sabe crear un ambiente interno sosegado que contagia al lector, que se adentra en la lectura con la plácida serenidad de quien asiste a una liturgia mágica. Más allá del inestimable consuelo y de la ayuda que puede proporcionar a aquellos que se encuentren en una situación similar, el libro supone una gran enseñanza: mientras haya vida siempre habrá oportunidad. Ésta es la lección que aprende y transmite Arno. Él, que nunca tuvo una relación digna con su padre; él, que había convivido tantos años con August ignorando tantas cosas de su pasado y los motivos de sus rarezas, ahora intuye y descubre las claves de su distancia. La enfermedad le reta a encontrar un código distinto y él acepta el difícil desafío, un desafío del que sale airoso y enormemente enriquecido. Con exquisita sensibilidad y una capacidad de observación que sólo proporciona el afecto y la naturaleza delicada de quien escribe, Geiger se acerca a su padre intentando imaginar el caos mental que lo domina, los miedos a los que ha de enfrentarse, la inseguridad, la desorientación, la frustración. En un gesto de empatía hacia su padre, Arno evoca el mundo incomprensible que desde hace un tiempo habita August para comprenderlo y puebla su camino de aprendizaje de reflexiones que constituyen un verdadero tesoro. El libro, que está salpicado de preciosos diálogos entre padre e hijo o de voces diferentes a la del narrador, que el autor distingue del hilo narrativo en cursiva, adopta un carácter casi poético y con mucha frecuencia las afirmaciones o respuestas de August –supuestamente inconexas e incoherentes se acercan a las inteligentes aserciones de un Kafka o un Thomas Bernhard, como el mismo autor apunta. Reflejando el cambio psicológico de la voz narradora, el último capítulo adopta una cadencia distinta, un carácter más enumerativo en las reflexiones, que ahora se ven potenciadas por los diálogos con otros inquilinos del hogar de ancianos en el que ha empezado a residir August. La narración no termina con la muerte de August, sino que queda abierta, como abierta queda también la relación entre padre e hijo. Todo un homenaje de Arno a su padre, y un acto de inteligente humildad de quien sabe reconocer lo que vale la sencillez y leer los signos del cariño donde otros ven sólo confusión y desorden.
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2/ EN LENGUA ORIGINAL
UNA NOVELA CON ENCANTO
Urs Widmer, Herr Adamson, Diogenes Verlag, Zürich, 2009, 200 págs. Novela corta. (Aún no traducida al castellano)
Remarcable la naturalidad con la que este autor suizo muy entrado en años (Basilea, 1938) consigue empatizar con la agilidad mental y las aventureras ideas de un niño, y más que notable también la destreza con que maneja el registro lingüístico que corresponde a la temprana edad de su protagonista. Sólo una inteligencia joven puede lograrlo. Con estas habilidades Widmer consigue una novela fresca, seductora, simpática y ligera, que sin embargo no tiene nada de superficial, pues en este registro glosa una historia nada trivial sobre la vida y la muerte. Para conseguir esta sorprendente capacidad de identificación con su personaje Widmer hace nacer a su protagonista el mismo año que él, 1938. Ello le facilitará –y lo hará con éxito- el traslado a una edad, en la que la imaginación y la fantasía dan una perspectiva aguda y lúcida del mundo y de las vivencias, que se pierde en la edad adulta. Narrada en primera persona, la novela es la historia de un abuelo, que en su nonagésimo cuarto aniversario -en el año 2032- tiene la ocurrente idea de grabar las memorias de su vida en cinta magnetofónica para su nieta, Annie. Aprovechando el pretexto de una enfermedad en la que el abuelo-niño cae en los fantasiosos desvaríos del profundo estado de sopor en que lo sume la fiebre, se inicia una relación imaginaria del niño con el Señor Adamson, que a partir de este momento lo acompañará toda su vida. Así entramos en el mundo de juegos infantiles que transcurren en el jardín de su casa y en el de su inseparable amigo Mick, con quien juega a policías y ladrones y con el que imagina correrías de indios navajos de los cuales él es Gran Jefe.
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La facilidad con que la dúctil mente infantil coadyuva la imaginación ante el sentimiento de encontrarse a las puertas de la muerte allana el camino a la curiosa relación que le unirá para siempre al Señor Adamson, personaje tan real como imaginario, que resultará ser el acompañante – en su caso, el del niño- que todos los humanos tenemos para conducir a cada vivo al mundo de los muertos cuando nos llegue la hora. Muerto en el preciso momento en que el niño vio por primera vez la luz, el destino de ambos quedará unido por este vínculo sagrado y ritual, por el que el Señor Adamson deviene no sólo un fiel compañero de juegos casi a la misma altura del pequeño, sino también una especie de consejero y protector. Ello permite al chico adentrarse sin traumas en el territorio de Tánatos al tiempo que se le facilita un nexo con los seres fallecidos, que, en su tarea de acompañamiento y tutela de los vivos, deambulan en un limbo a caballo entre los dos mundos hasta que no ven cumplida su misión. La novela es así una ingeniosa aventura de principio a fin, pero también un ejercicio para abordar un tema tradicionalmente tabú de modo natural y desenfadado, un libro que leerán con gusto tanto jóvenes como adultos y que por su frescura, chispa y sentido del humor destaca en el panorama literario suizo, tradicionalmente más severo y adusto.
De Urs Widmer, que por su prolífica obra ganó el premio Friedrich-Hölderlin 2007 de la ciudad Bad Homburg, se han publicado en España El sifón azul (Círculo de Lectores, 1995), El amante de mi madre (Siruela, 2001), L’amant de la mare (Edicions La Magrana, 2001) y El libro de mi padre (Salamandra, 2006). Herr Adamson está inédita en español.
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LA TENTACIÓN DE LEER. NOVEDADES LITERARIAS
Antologías de poesía. Novedades Antes del estío han salido dos Antologías poéticas: Hilo de oro, de Eloy Sánchez Rosillo, en Cátedra; y Azul relente, de Javier Lostalé, en Renacimiento. Dos libros para amantes de la buena poesía. Lecturas recomendables para el verano, que se prestan a un disfrute tranquilo y provechoso. Como también estos cuatro libros que han visto la luz más recientemente: GPS (Amargord), de Agustín Calvo Galán; Bolas de papel de plata (Ediciones Menhir, Narrativa), de la poeta Ángela Mallén; Cancionero y rimas burlescas (Renacimiento), de Fulgencio Martínez; y Tempo de cristal e sombras (Espiral Mayor, Poesía) del poeta gallego Xosé María Álvarez Cáccamo.
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ut pictura / Galería de arte gramático
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EN HOMENAJE A ANTONIO MACHADO/6
UT PICTURA / Galería de Arte Gramático
BERTA MESA CUJEAN Berta Mesa Cujean nació en Granada, vive actualmente en Ginebra. Ha estudiado psicología, arte, diseño y moda. Creadora y artista interdisciplinar, su obra produce el asombro de lo distinto cercano.
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galería de arte gramático
BLOG DE LA AUTORA http://bertamesacujean.blogspot.com.es/ En el blog de Berta Mesa Cujean podéis conocer su "obra esencial".
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Galería de arte gramático
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TEXTOS Y PINTURAS DE BERTA MESA CUJEAN LO ESENCIAL
lo esencial está en el instante en el tiempo ...que pasa...no espera en los recuerdos y en lo simple... ... y lo mío lo ajeno lo esencial es mi presente... ...fue mi pasado...
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lo esencial no está en mi muerte ...mi amor...es esencial ...lo que es esta en este espacio y fuera de el... es mi universo... ....y el silencio de las formas y de las palabras sin sentido... esas que se tiran en una placa de metal...generosas..
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GALERÍA DE ARTE GRAMÁTICO
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lo esencial está debajo de mi falda y escrito con tus dedos... ...es mi idea...son tus ganas... lo esencial es escribir : "este mundo es una mierda" ...en papel de seda y tafetanes y encajes y lazos... de raso de colores ....de muchos colores...
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galería de arte gramático
lo esencial es escribir al revés " emai't ej " sentir su aire nadar contra corriente ...perder la cabeza...
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BERTA MESA CUJEAN. GALERÍA DE ARTE GRAMÁTICO