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El todopoderoso busca consolidarse
SUPLEMENTO ESPECIAL
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MAÍZ
EL SECTOR ANHELA UNA LEY DE FERTILIZANTES Nutrición: la clave en la búsqueda de altos rindes y bajo impacto ambiental
Aumentar la producción es importante y se viene logrando, pero hacerlo de manera sustentable es clave. Los fertilizantes tienen un rol destacado. Una desgravación impositiva (difícil de lograr en el Congreso) sería una buena herramienta para lograrlo.
Conservar el suelo, aumentar los rindes y mejorar la producción mediante el uso de fertilizantes y el balance de nutrientes es costoso y requiere incentivos. Esos incentivos están incluidos en el proyecto de ley sobre conservación de los suelos agropecuarios elaborado en 2014 con gran consenso por un equipo de técnicos y profesionales de asociaciones como Fertilizar, Aacrea, Apresid y Ciafa, y analizado por asesores del entonces diputado nacional y hoy ministro de Agricultura, Luis Basterra. En ese proyecto, recordó Jorge Bassi, referente de Fertilizar, se planteó la desgravación impositiva del gasto en uso de fertilizantes como herramienta para promover la conservación de suelos como objetivo de mediano y largo plazo. Se proponía desgravar del monto imponible del Impuesto a las Ga
La genética ha demostrado que con fertilización responde.
El proyecto de ley de Fertilizantes de 2014 proponía desgravar del Impuesto a las Ganancias el gasto en fertilizantes.
nancias el 100 % del gasto en fertilizantes, para lograr, a través de planes voluntarios de siembra, una mayor reposición de nutrientes. “Todos los productores agropecuarios pueden subirse, pero con ciertos requisitos: presentación de un plan de siembra y fertilización a tres años, con un cierto monto de inversión y un análisis del suelo de los lotes involucrados diseñado y suscripto por un profesional y el dueño de la tierra, de modo de involucrar a este directamente en la conservación del suelo”, dijo Bassi. Bassi señaló que “muchas veces, enfocados en la productividad inmediata, no estamos viendo cómo proyectar al futuro la productividad del sistema agrícola, y mientras tenemos que sostener y mejorar la fertilidad de nuestros suelos”. La ventaja actual, dijo, es que sabemos cómo lograr una agricultura de alto rendimiento y bajo impacto ambiental. Las “tres patas” son la siembra directa, la rotación con gramíneas -con cultivos de cobertura, para cuidar el balance de carbono- y la reposición de nutrientes.
Ensayos positivos
A partir de mapas de evolución del contenido de fósforo extractable, potasio y zinc en la Pampa Húmeda y los resultados de una red ensayos en los que se compararon los rindes de campos “testigo” con otros de fertilizaciones promedio recomendadas por técnicos del INTA, en Fer
tilizar extrapolaron resultados. Según Bassi, se podría llegar a un aumento de 4 millones de toneladas en trigo, 9 millones en maíz y 8 millones en soja, en la que además habría una mejora de calidad. Nicolás Jorge y Santiago Rossi presentaron un estudio de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires sobre la eficacia de la deducción impositiva para promover la conservación de suelos, en dos escenarios: desgravación del 50 y del 100% del gasto en fertilizantes del monto imponible de Ganancias. El estudio, explicó Jorge, recurrió a la base de datos de la Bolsa sobre productores de baja, media y alta aplicación de tecnología, y concluyó que, en el escenario de reducción del 50%, se obtendría un aumento del 13 al 30% en el uso de fertilizantes, del 6 al 12% en el volumen total de cultivos y de 1.200 a 2.600 millones de dólares en el valor agregado agroindustrial, con impacto fiscal levemente negativo en Ganancias pero positivo en la recaudación total. En caso de una desgravación del 100%, los aumentos serían de 16 a 32% en fertilización, de 7 a 13% en la cosecha y de 1.300 a 2.900 millones de dólares en valor agregado, con una caída de entre 400 y 500 millones de dólares en la recaudación de Ganancias, más que compensada por el aumento en la recaudación total, con un saldo fiscal positivo de entre 160 y 335 millones de dólares. Para el maíz, los rindes mejorarían de 8,0 a 8,8 toneladas por hectárea,
Jorge Bassi, de Fertilizar Asociación Civil. mediante una duplicación de las dosis de nitrógeno y un aumento “significativo” de las de fósforo. Y para el trigo, pasarían de 3,0 a cerca de 3,5 toneladas por hectárea. “Los incentivos del proyecto de ley son los adecuados para aumentar las dosis de fertilización, y eso llevaría a mayores niveles de producción que compensan el costo fiscal con mayor producción e impuestos indirectos”, concluyó Rossi.