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EL AGUA EN NUEVO LEÓN
Problem Tica Y Posibles Soluciones
odo el mundo está amenazado por el cambio climático y resulta irrefutable que la mayoría de la población vive en ciudades, y son precisamente las ciudades, junto con las actividades de ganadería al aumentar la demanda de alimentos por el crecimiento poblacional, las principales causas de este fenómeno, pero también la población en esas zonas es la más afectada. Esta relación ambivalente presenta diversas áreas prioritarias que deben ser observadas y consideradas a distintas escalas: local, regional y global.
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Nuevo León, para el periodo 2011-2012 vivía un gran impacto debido a la sequía, bastantes familias del sur del estado se vieron afectadas por el desabasto de agua. Anterior a este periodo ya se resentían los efectos de una falta de lluvias, 2009 y 2010 tuvieron una incidencia menor de precipitaciones, con la única excepción del Huracán Alex, que arribó el 01 de julio de 2010. En el año 2011, especialistas de la CONAGUA declararon que se estaría entrando a un periodo seco, considerando una duración de éste de alrededor de ocho años. De manera inmediata, las presas todavía se encontraban llenas a causa del huracán Alex, y estaba garantizado el abasto de agua para el año 2011.
Con estas condiciones, para finales de junio de 2022, cuando en dos tercios de México se encontraba en condiciones de sequía, que afectaba a millones de personas y Nuevo León, estaba a punto de vivir una crisis en el abasto de agua. Es así que llevamos casi una década inmersos en una sequía tan generalizada que ha llegado a normalizarse en cuanto a la percepción, sin embargo, no lo es.
La crisis de agua del año 2022 sucedida en territorio Neoleonés, no es adjudicable únicamente al cambio climático y la ocurrencia limitada de precipitaciones, ni a una sequía estacionada en el te- rritorio por tantos años, es resultado también de la incidencia de factores como el aumento de la población, que desde 1990 casi se duplicó para llegar hasta 5,7 millones al corte de 2020, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, lo que trajo consigo una mayor demanda de agua para el consumo humano; factores como la falta de inversión en infraestructura hidráulica y energética, así como en acciones con impacto en la gestión integrada de los recursos hídricos y la educación ambiental, fueron parte de las razones por las cuales la crisis fue inevitable.
Es bien sabido que la sequía es un fenómeno persistente y recurrente, por lo que, con una planeación integral, claramente definida se lograría evitar la improvisación, pues un enfoque reactivo sólo permite atender parcialmente la emergencia o crisis, sin resolver el problema de fondo. de altos volúmenes. Éstas son necesidades urgentes de atender, pero además ayudan a desarrollar la capacidad adaptativa del Área Metropolitana de Monterrey.
El gobierno de Nuevo León realizó acciones inmediatas como acelerar los trabajos para la construcción de la presa Libertad, la negociación y ejecución de la construcción del segundo acueducto proveniente de la presa El Cuchillo, desarrollo de infraestructura que incluye la incorporación de pozos a la red, modulación de presión, un nuevo plan de distribución y reductores de presión para consumidores de altos volúmenes. Éstas son necesidades urgentes de atender, pero además ayudan a desarrollar la capacidad adaptativa del Área Metropolitana de Monterrey.
Sumado a las acciones inmediatas, Nuevo León trabaja en la implementación de una filosofía de planeación hídrica desde su interior, que integre la adap- tación climática, el análisis de fuentes de agua actuales, como los son las Presas La Boca, Cuchillo, Cerro Prieto y los pozos, fuentes alternativas como volúmenes del Pánuco o una desalinizadora, que permitan cesar la sobreexplotación que viven nuestros acuíferos; y el crecimiento de la población con su contraparte, la demanda, todo ello visto como una inversión y no como un costo. El fin es un
Nuevo León resiliente, integrado por sistemas resistentes, esto es, considerando las distintas dimensiones de la adaptación y la mitigación, a fin de integrarlas y transformarlas en acciones que respondan a las necesidades locales y globales.
La búsqueda de alternativas para el abasto de agua para Nuevo León, deberá estar basada en una estrategia de planeación integral que considere los recursos hídricos disponibles y las demandas futuras, encaminada al desarrollo de infraestructura hidráulica, para que el Sistema brinde los servicios de agua potable, alcantarillado sanitario, saneamiento, reúso de agua residual tratada a las zonas potenciales de desarrollo, así como para la mejora del servicio en las zonas consolidadas, con un enfoque sostenible y una perspectiva desde las fuentes de abastecimiento, tanto superficiales como subterráneas y fuentes disruptivas, hasta el desarrollo de infraestructura primaria, que construya resiliencia hídrica en el Área Metropolitana de Monterrey, garantizando seguridad hídrica al corto, mediano y largo plazo.
La economía circular del agua es ya una marca en Nuevo León, la amplia disponibilidad de agua residual tratada hace que se pueda construir crecimiento y desarrollo económico. En territorio de Nuevo León, se localiza una de las plantas de tratamiento de aguas residuales más grande de México, “Dulces Nombres” con una capacidad de más de siete metros cúbicos por segundo. Sin dejar de lado que este producto es conducido por líneas de distribución de agua tratada que continúan en constante ampliación, para tener un mayor alcance de clientes, en su mayoría industria, aún existen volúmenes de agua tratada que pueden ser dispuestos para reúso en industria, en grandes áreas verdes como parques o clubs de golf, pero también su disposición para recarga o aumento de disponibilidad en cuerpos de agua, a través del reúso potable indirecto. Ello continuará apoyando a reducir la presión sobre el uso del recurso natural disponible en la región y permitiendo la disponibilidad de agua en el Área Metropolitana de Monterrey para las futuras generaciones.ç
Todas esas iniciativas deben ser dirigidas por planes y programas, esto es, una planeación hídrica integrada, donde el mismo proceso tenga la capacidad de mejorarse sobre la marcha siendo adaptativo y se corrijan errores y optimicen experien- cias. La historia y los expertos, hacen reconocer la importancia de considerar las asimetrías entre los tiempos administrativos y político-electorales de los encargados de tomar decisiones a nivel local, los horizontes temporales de otros actores urbanos y las escalas temporales del cambio climático, todo un reto pues, la planeación implementada debe ser capaz de establecer una coordinación transversal entre el sector público a nivel local, y con otros niveles de gobierno, la iniciativa privada, la sociedad organizada y los ecosistemas. Los planes participativos no deben limitarse a la consulta pública.
Una planeación hídrica será madura y capaz de enfrentar crisis cuando sea posible responder preguntas como: ¿Qué sucedería en el territorio si llegara a presentarse una sequía?, ¿Las fuentes de abasto de agua o la distribución en alguno de los usos, se vería comprometido?, ¿Cuáles son las fuentes de abasto que entran como reserva?, ¿Cuáles son las fuentes de abasto y zonas o regiones más vulnerables?, ¿Cuáles serían los protocolos a detonar para la distribución del agua?, ¿Cuáles serían los impactos asociados con la ocurrencia de la sequía?