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Ahorro de agua, ahorro de energía LA CONEXIÓN ENTRE LA CONSERVACIÓN DEL AGUA Y LAS EMISIONES DE GASES DE EFECTO INVERNADERO
a conservación del agua se ha reconocido durante mucho tiempo como una estrategia importante para manejar los escasos recursos hídricos, pero ¿sabías que también puede ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero? Según el creciente número de investigaciones, existe una fuerte conexión entre la conservación del agua y el consumo de electricidad, y las medidas de ahorro de agua a menudo conducen a reducciones significativas en el uso de energía y las emisiones asociadas.
Un estudio publicado en el Journal of Environmental Management encontró que las medidas de conservación de agua implementadas en el sector residencial podrían llevar a una reducción del 3,3% en el consumo de electricidad y una reducción del 2,5% en las emisiones de gases de efecto invernadero. Otro estudio publicado en el Journal of Cleaner Production estimó que las medidas de conservación de agua en el sector comercial podrían reducir el consumo de electricidad hasta en un 23% y las emisiones asociadas de gases de efecto invernadero hasta en un 11%.
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Entonces, ¿cómo exactamente la conservación del agua lleva a ahorros de energía y reducciones de emisiones? Hay varios mecanismos que podrían aplicarse. Por ejemplo, reducir el uso de agua puede reducir la necesidad de procesos intensivos en energía, como el tratamiento y transporte de agua. Además, muchas medidas de ahorro de agua, como los accesorios de bajo flujo y electrodomésticos eficientes en el uso del agua, también consumen menos energía que sus contrapartes menos eficientes. agua y la alta demanda de electricidad son problemas significativos, la conexión entre la conservación del agua y el ahorro de energía es especialmente relevante. El aumento de la frecuencia e intensidad de las sequías, así como de las tormentas y las inundaciones, tiene importantes implicaciones para la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos, la seguridad energética y las emisiones de gases de efecto invernadero. Para abordar estos desafíos, se pueden implementar medidas de conservación del agua que reduzcan tanto el consumo de agua como el de energía. Algunas medidas que podrían aplicarse en México incluyen la captación de agua de lluvia, la agricultura con métodos de riego eficientes, el uso de electrodomésticos eficientes y la modernización de las plantas de tratamiento de agua. Con la implementación de estas medidas, México podría reducir su consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero, además de conservar sus recursos hídricos y reducir los costos del agua para hogares y empresas. de agua para hogares y empresas, y puede ayudar a garantizar que los recursos hídricos permanezcan disponibles para las generaciones futuras.
Un ejemplo notable de la conexión entre la conservación del agua y el ahorro de energía se puede encontrar en California. El estudio “El impacto de la conservación del agua en el consumo de electricidad y las emisiones de gases de efecto invernadero” de UC Davis destaca el potencial de reducciones significativas tanto en el consumo de electricidad como en las emisiones de gases de efecto invernadero a través de medidas de conservación de agua. En respuesta a una severa sequía, el estado implementó medidas estrictas de conservación de agua que llevaron a reducciones significativas en el uso del agua. Como resultado, el consumo de electricidad en California también disminuyó, con algunas estimaciones que sugieren que las medidas de conservación de agua podrían haber llevado a una reducción del 2% en la demanda estatal de electricidad.
En general, está claro que la conservación del agua tiene el potencial de ser una herramienta poderosa en la lucha contra el cambio climático. Al reducir el consumo de electricidad y las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas, las medidas de ahorro de agua pueden ayudar a crear un futuro más sostenible para todos nosotros.
Referencias: Benitez, M. and Reiner, D. (2013). The Impact of Water Conservation on the Energy Sector. Journal of Cleaner Production, 60, pp.163-170. ç Kent, M. W. and Anderson, R. B. (2014). Water Conservation, Energy Efficiency, and Carbon Reduction: Exploring the Interconnected Benefits. Environmental Science & Technology, 48(5), pp.2874-2881.
En México, donde la escasez de
Por supuesto, los beneficios de la conservación del agua van más allá del ahorro de energía y la reducción de emisiones. Conservar el agua también puede ayudar a reducir las facturas
Rojas-Cardenas, J. and Behnke, L. A. (2018). WaterEnergy Nexus: Reducing GHG Emissions by Integrating Water Conservation with Renewable Energy. Journal of Environmental Management, 209, pp.268-275.
Impact of Water Conservation on Electricity Consumption and GHG Emissions. UC Davis. Center for Water-Energy Efficiency. https://cwee. ucdavis.edu/research/waterconservation_ energyghg/
El
caso de la Zona metropolitana del valle de México (ZMVM)
Texto de MSc. Arch. Urb. Raúl Martínez
El desarrollo de la ciudad de México, así como su expansión territorial mejor conocida como la Zona metropolitana del valle de México (ZMVM) una metrópolis que alberga más de 20 millones de habitantes que ha afectado drásticamente los recursos naturales que brinda su ubicación estratégica con el paso de los años.
La historia de la región de la CDMX brinda el contexto necesario para comprender su situación actual y la problemática que enfrenta. Originalmente, la zona donde se asienta la CDMX era un gran sistema de lagos. De hecho, la ciudad histórica de
Tenochtitlan, capital del imperio azteca, se estableció en una pequeña isla en los lagos del valle. Desde la llegada de los conquistadores españoles, el drenaje del lago se ha continuado hasta el día de hoy, reduciendo drásticamente la superficie del lago y confinándolo a pequeñas láminas de agua esparcidas sobre el valle de la Ciudad de México. (DE URBANISTEN, 2016)
La región, por tanto siempre ha estado estrechamente vinculada al agua. Fue un lugar estratégico elegido por las antiguas civilizaciones por su potencial natural y de desarrollo, albergó a los mexicas como primera civilización en habitar la zona. Se sabe que su civilización comenzó a desarrollarse en una isla en medio de la cuenca que por causas naturales luego se inundó, obligándolos a adaptarse al paisaje acuático que estaba cambiando en ese momento (DE URBANISTEN, 2016). Como resultado, se pusieron en marcha dos notables obras de ingeniería hidrológica; el primero eran represas para controlar los niveles de agua de los lagos adyacentes y al mismo tiempo dividir el agua dulce de las salobres en el oriente, y el segundo era un mecanismo agrícola de cultivo llamado chinampas un sistema basado en suelo relleno que les permitió cultivar en tierras de cultivo en la superficie del lago (DE URBANISTEN, 2016). Poco después del siglo XV y la conquista española, la ciudad de Tenochtitlan con alrededor de 200000 habitantes se sometió a un nuevo ideal urbano occidental. Sin embargo, el nuevo modelo de urbanización se vio desafiado por la combinación del entorno y la condición natural del lugar que lo inundó más de una vez.
En este sentido se ejecutó el primer sistema de canales artificiales, entonando así el drenaje de la cuenca. Muy pronto la infraestructura de drenaje continuó hasta finales del siglo XIX cuando se construyó el canal de drenaje de ingeniería más importante, erradicando así la mayor parte de la cuenca. (DE URBANISTEN, 2016). Como se explicó antes, la Ciudad de México creció y se expandió drásticamente destinando a más de 20 millones de habitantes dentro de sus límites metropolitanos, el drenaje de la cuenca continúa hasta el día de hoy lo que ha generado una ironía en el país, lo que antes era una