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José Roberto Acosta Flores

Fascinado de las oportunidades que la ingeniería civil le ha brindado, de llevarlo a lugares que difícilmente otra carrera hubiera hecho, José Roberto Acosta Flores, decidió continuar con la tradición familiar y convertirse en la tercera generación de profesionales de la construcción.

“Me ha tocado estar en minas a cielo abierto, minas subterráneas, incluso dentro de acueductos, he podido estar en las líneas del metro, y en varios lugares que digo, ninguna otra profesión me hubiera podido acercar aquí”.

Al concluir la universidad, decidió hacer una maestría y al concluir se le presentaron dos opciones, estudiar el doctorado o aceptar una interesante oferta laboral, Roberto Acosta decidió que era momento de integrarse de lleno a ejercer.

“Gracias a Dios tome una muy buena decisión, porque ese trabajo me llevó a viajar por todo México, estuve viajando por 22 estados de la República en ese entonces, para mí eso fue lo que más me hizo crecer, me gustó y fue donde mejor me desarrolle, porque me tocó estar en proyectos desde el segundo piso de la ciudad de México, el segundo piso de la autopista México-Puebla, en el libramiento de Mazatlán, en minas, en presas, eso me gustó mucho”

Con el pasar de los años, y conforme iba conociendo a otros ingenieros o empresarios eventualmente le preguntaban por ciertos trabajos en específico, para lo cual solía recomendar a otros conocidos, hasta que llegado el momento, alguno le comentó “¿Y tú no lo haces?”

Así es como, ya habiendo regresado a Monterrey, toma la decisión de retomar el negocio que en algún momento su papá había creado “entonces yo opté por volverla a abrir, y seguir con el legado de la empresa y ahí la llevamos, ya tenemos seis años con ella”

En este periodo, nos menciona ha enfrentado algunos desafíos, el primero de ellos y el más importante en todas las empresas, conformar un buen recurso humano. “Ellos son los que te llevan a salir adelante, porque tú sólo no puedes hacer nada y si no sabes trabajar con la gente ese es el problema, hemos estado saliendo adelante porque ya tengo identificado a mi personal y con eso ya no tengo problemas.

El segundo gran desafío, como prácticamente todas las empresas del mundo, es sobrevivir a la pandemia de Covid, sobre todo siendo una empresa relativamente joven, pero ahí se encontró con una área de oportunidad.

“Mientras otras empresas empezaron a cerrar, nosotros nos enfocamos en las empresas que querían crecer, ofreciendo los proyectos a futuro, ofreciendo el paquete de ingenierías para que ellos pudieran tener listo su proyecto para cuando se terminaran las restricciones de pandemia empezaran a crecer, de esa manera mientras muchos estuvieron parados, nosotros estuvimos creciendo.

Sabedor de que es imposible poder hacerlo todo uno solo, el ingeniero Roberto Acosta, menciona que no hay mejor apoyo que poder rodearse de gente capacitada y talentosa, por ende para él fue fundamental sumarse al Colegio de Ingenieros Civiles de Nuevo León, “me he encontrado con otros ingenieros que son expertos en diversas áreas y nos han podido apoyar”.

Para los jóvenes que en un futuro cercano serán profesionistas y tienen en mente incursionar como empresarios, les aconseja primeramente tomar experiencia en otras empresas “Hoy en día todas nuestras acciones tienen repercusiones, y muchas veces esas repercusiones cuestan dinero, entonces si no lo tienes no te arriesgues, mejor entra a una empresa, aprende del negocio y ya cuando te sientas con la fuerza y con el capital de poder hacer algo, dale para adelante”.

Para lograrlo, son fundamentales las relaciones, las amistades que te puedan apoyar en algunos momentos “si no te relacionas correctamente no vas a llegar a ningún lado, puedes ser el mejor técnico, ser el mejor ingeniero, pero si nadie te conoce, nadie te va a dar trabajo, esa ha sido mi estrategia, relaciones y amistades.”

Finalmente, Roberto asegura que ser ingeniero civil es poder transformar los recursos naturales para el beneficio del hombre.

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