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DR. MARTÍN ANDRADE MUÑOZ BAKÚ EL DUBAI DEL CAUCÁSO .
BAKÚ EL DUBAI DEL CAUCÁSO
Zaha Hadid en Azerbaiyán
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POR: DR. MARTÍN ANDRADE
na grata sorpresa fue encontrar en el lejano Azerbaiyán un desarrollo arquitectónico contemporáneo tan cuantioso. Azerbaiyán es un pequeño país del Cáucaso sumamente desarrollado gracias a su petróleo, cosa que no sucede a sus vecinos Armenia ni Georgia. Al ingresar al país se advierte de inmediato la diferencia del país anterior, sus amplias carreteras y su moderna aduana son muestra de ello. Ingresamos por Sakí un pequeño poblado donde almorzamos para luego dirigirnos al tradicional Palacio de los Kanes de Shaki de 1797, hermosamente cubierto con azulejos decorativos, fuentes y ventanas con vidrios de colores. El exterior es azul obscuro y está recubierto de azulejos turquesa y ocre de formas geométricas, mientras que su interior ostenta hermosas decoraciones murales con excelentes escenas de casería y actividades del Kan. El recinto fue declarado Patrimonio Mundial en 2019.
Éste y muchos otros tesoros se encuentran en este poblado. Al dirigirnos a nuestro destino: Bakú la capital del país, pasamos también por Samaxi donde vistamos la Mezquita Juma o Viernes de Samaxi fundada en 743 y reconstruida de 2009 a 2013. De ahí una amplia autopista nos llevó hasta Bakú cuya silueta a lo lejos avizoraba una ciudad moderna y pujante donde sobresalen las famosas Torres Flame de Bakú.
Bien merecen un artículo especial dichas torres que fueron construidas entre 2008 y 2011 y que son obra de HOK International y Pierre Baillargeon, se trata de tres torres en forma de “flama” y que alcanzan una altura de 190 metros y con un área construida de 234,000 metros cuadrados y son las estructuras más altas de Azerbaiyán. La construcción se detuvo varias veces por los vientos huracanados de Bakú aunado a los problemas de la zona sísmica a la que pertenecen. Las torres Flama se han convertido en el nuevo símbolo de Bakú y han recibido múltiples premios. Por la noche las torres se iluminan de una manera novedosa mediática y activa, cuyo proyecto de iluminación se debe a la firma
HOK. Las tres flamas o torres se inspiraron en la historia de Bakú y su adoración al culto del fuego. Las tres torres en forma de llama, cada una de función diferente están ambientadas con una forma triangular visible desde muchos puntos de la ciudad. Las Torres Bakú Flame son un símbolo del histórico pasado y la futura fortaleza y potencial de Azerbaiyán. El diseño que fue concebido como un conjunto de llamas, expulsadas de la tierra encima de uno de los cerros de Bakú. El fuego simboliza la energía y la eternidad, y también se remota a la antigua adoración de este elemento. Las torres de base triangular unidas entre sí por un podio ondulante contienen las formas curvas de las torres que terminan en punta. Al podio corresponde un espacio comercial y de ocio de 78 mts. de altura, alberga restaurantes, cafés, cines y locales comerciales. La torre uno tiene 33 plantas para una ocupación residencial con 130 departamentos de lujo y alcanza los 190 mts. de altura. El hotel o la torre dos 30 plantas y 160 mts. de altura contiene 318 habitaciones de los cuales +1 son departamentos asistidos. Mientras que la más baja de las torres la número tres, solo tiene 28 plantas y 140 mts. de altura y contiene oficinas con 33.000 mts. de espacio rentable.
La construcción es de concreto con el remate en punta de acero
a través de una estructura espacial. Están recubiertas de cristal de diversas tonalidades predominando los colores azul y naranja para reforzar la idea de flama. Por la noche 10.000 luminarias de LED parpadean creando efectos de una flama encendida que se puede observar desde distintos puntos de la ciudad.
Pero Bakú tiene muchos más edificios verticales que cualquier país de la región, así como novedosos ejemplos de arquitectura contemporánea. En especial nos referiremos al extraordinario Centro Heydar Aliyev de la arquitecta iraquí Zaha Hadid (1950-2016) CONSTRUIDO EN 2012. Se trata
del centro cultural más importante del país y es una emblemática obra de la arquitecta. Alejándose del rígido sistema Soviético de construcción el centro establece una relación fluida entre la plaza circundante y el interior del edificio. La plaza parece elevarse para cubrir el edificio como un gran manto plegado creando atractivas y novedosas ondulaciones cuya forma se antoja fantástica, difuminando la distinción convencional entre objeto arquitectónico y espacio urbano. La belleza del edificio lo convierte en una obra cuya frontera es difícil de definir entre la arquitectura y la escultura monumental. La secuencia de espacios para la celebración de diversas actividades culturales es fluida y comunica de una manera dúctil entre todos sus espacios, así tanto un auditorio como un museo de contenido variable se fisionan creando de ingeniosa manera la privacidad necesaria. El vestíbulo es una fantasía ondulante como su exterior y sus formas orgánicas que parecen recrear formaciones que solo la naturaleza ha desarrollado. Como un gran tapete en blanco se extiende de manera protectora creando interesantes espacios curvilíneos en el interior donde rampas y escaleras se funden sin distinguir cuando pasa de ser una superficie para pisar con una superficie para cubrir, piso y techo son la misma cosa.
La visita al centro cultural nos ofreció algunas sorpresas como encontrarnos una gran exposición temporal del mexicano Jorge Marín y sus maravillosos ángeles en bronce y que por supuesto fotografiamos algunos de ellos. Sin embargo, el atractivo mayor del espacio museístico corresponde al acervo histórico cultural de Azerbaiyán que recorre desde la época prehistórica hasta nues-
tros días. Interesantes objetos de cerámica, bronce y oro se muestran junto a la gran colección de muebles y textiles que parten desde el tejido de una alfombra de nudos hasta la indumentaria tradicional del país. La exposición abarca la época contemporánea e incluye hasta los automóviles históricos de los grandes personajes aseries.
La sorpresa final fue el magnífico aeropuerto donde se muestra el verdadero desarrollo del país. Bakú es la ciudad más grande del mundo situada bajo el nivel del mar y se encuentra en el Cáucaso a orillas del Mar Caspio. El centro histórico y la ciudad vieja han sido declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 2000 y es una sorpresa el haberlo descubierto a tal grado que se le ha llamado “el Dubai del Cáucaso”.