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ACUÉRDATE DE SAN VICENTE

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TESLA MODEL X

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VIDA Y MUERTE DE FÉLIX “EL CHATO” DÍAZ.

Por: Dr. Ricardo Damián García Santillán

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l nombre de Porfirio Díaz es conocido prácticamente por todos los mexicanos, pero sus inicios en su largo transitar por la vida pública del país no podrían entenderse sin la compañía de su hermano Félix “El Chato” Diaz. Quien al igual que el Dictador destacó en la historia militar y política del siglo XIX en nuestro país.

A partir de aquí historia pura…

Su nombre completo fue Felipe Santiago Díaz Morí, pero nadie lo conocía así, a la historia paso con el nombre de Félix Díaz, aunque sus cercanos lo llamaban “El Chato” fue hermano del presidente Porfirio Díaz Morí. Nació en la ciudad de Oaxaca en 1833. De igual manera que Porfirio, Félix Díaz ingresó al Seminario Conciliar y, posteriormente, al Instituto de Ciencias y Artes, escuela distinguida por su pensamiento liberal frente al clero.

Sin embargo, la vida académica no era su principal virtud, por lo que opto por la carrera de las armas e ingresó al Colegio Militar de Chapultepec en 1854. En los registros se le describe con ojos negros, tez blanca, nariz chata, cuerpo atlético, mala conducta militar y buena salud.

Fue en el Colegio Militar donde conoció a algunos de sus más importantes amigos, como es el caso de quien fuera presidente Miguel Miramón. Inicialmente se habría afiliado a las fuerzas conservadoras de Antonio López de Santa Anna, pero posteriormente cambio de bando al liberal. Como Teniente Coronel, Félix Díaz defendió a México durante la Batalla del 5 de mayo de 1862. En coalición con su hermano el General Porfirio Díaz, lograron avanzar hasta liberar la Capital el 21 de junio de 1867.

Posterior a su éxito y buena fama militar, los hermanos Díaz comenzaron a buscar un lugar en la política. Mientras Porfirio era derrotado electoralmente frente a Juárez en la elección presidencial,

El Chato se convirtió en gobernador de Oaxaca en 1867 y posteriormente, encabezó un segundo mandato en el periodo de 1871-1872.

Entre los logros de su administración como gobernador destacan:

• La construcción del camino entre la ciudad de Oaxaca y Tehuantepec. • La inauguración de la línea telefónica para la región. • El desarrollo ferroviario. • La implementación de las Leyes de Reforma.

Sin embargo, esto último generó gran intolerancia religiosa por parte del menor de los Díaz y sus allegados. Félix buscó limitar los poderes del clero, permitió los saqueos y el daño a inmuebles religiosos. Por tal razón El Chato se ganó el repudio popular, por lo que la gente comenzó a rebelarse. En 1870 acudió a Juchitán para reprimir un movimiento en contra de su gobierno. Tras vencer la sublevación, su ejército incendió el pueblo entero. Entre los asesinados por Diaz se encontraban el Coronel Máximo Pineda, héroe de la intervención francesa y otrora amigo del flamante Gobernador, pero el líder de la sublevación, Albino Jiménez, mejor conocido como “Binu Gada” logró escapar.

Aun así, Díaz no quedo conforme con la victoria y acudió a la iglesia del pueblo para ensañarse con su Santo Patrono, San Vicente Ferrer, esto con la intención de humillar a los juchitecos.

Fue entonces que Félix entró a la iglesia montado en su caballo, bajo al santo del altar y lo hizo arrastrar por las calles, una vez que se dio gusto, pidió que lo metieran a una caja de madera para llevarlo como trofeo a la capital del estado, pero como no cabía en la caja, El Chato lo mutiló cortándole los pies.

En 1871 Porfirio Díaz puso en marcha el Plan de la Noria, con el que buscaba derrocar al presidente Benito Juárez, su hermano Félix lo apoyó y se sumó al Plan pero este fracasó, lo que dejo al gobierno del Chato en mala posición y muy debilitado militarmente, esta oportunidad fue aprovechada por Binu Gad quien hizo preso a Félix y lo entrego a los juchitecos. En cuanto lo tuvieron en sus manos los juchitecos ataron al Gobernador a un caballo y lo arrastraron por las calles

“La vida académica no era su principal virtud, por lo que opto por la carrera de las armas e ingresó al Colegio Militar de Chapultepec en 1854. En los registros se le describe con ojos negros, tez blanca, nariz chata, cuerpo atlético, mala conducta militar y buena salud.”

para hacerlo padecer la misma humillación que él le hizo a la figura religiosa. Luego le cortaron las plantas de los pies y lo obligaron a caminar sobre brazas. Finalmente, lo castraron y fusilaron. Se cuenta que, durante la tortura, sus verdugos le gritaban “Acuérdate de San Vicente”.

Los juchitecos intentaron recuperar la figura religiosa con la mediación de Benito Juárez, pero este los ignoró. Como consecuencia, el pueblo de Juchitán se hizo de una nueva imagen de San Vicente, pero el nuevo San Vicente era de dimensiones menores y fue bautizado como San Vicente Huiini (chico). Décadas después Juchitán recuperó el santo profanado, que fue renombrado como San Vicente Gola (grande). Desde entonces el pueblo tiene dos San Vicentes.

A la muerte de Juárez, Porfirio Díaz se convirtió en presidente y tuvo la oportunidad de capturar a Albino Jiménez, verdugo de su hermano, pero el general desistió acuñando ahí una de sus frases históricas: “En política no tengo amores ni odios”.

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