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LA MUERTE DE VICENTE GUERRERO

A Vicente Guerrero hay que valorarlo por sus logros, reconocerle su patriotismo y considerarlo el eje transversal del movimiento de independencia que iniciaron Hidalgo y Morelos y concluyó Iturbide; pero sin dejar de lado su abyección al embajador norteamericano Poinsett. Este mes se conmemora el 192 aniversario de su muerte que narro a continuación.

A partir de aquí historia pura...

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El Lunes 14 de febrero de 1831 era fusilado el General Republicano y Mariscal del Imperio Vicente Ramón Guerrero Saldaña, quien se encontraba en pie de guerra desde finales de 1830 cuando el Congreso y el Vicepresidente Anastasio Bustamante habían urdido su desconocimiento como Primer Mandatario de la naciente nación independiente, es así que Guerrero volvió a sus viejas an- danzas independentistas en las montañas, está vez las del sur del Estado de México, y ahí inició su lucha.

Sus antes compañeros y ahora enemigos sabían que no podrían batirlo tan fácilmente en esas posiciones que él conocía muy bien y que tratar de hacerlo sería en un enfrentamiento de guerrillas que al menos se prolongará por dos años. Esta fue la razón por la que planearon una estrategia de engaño y traición.

El 15 de enero de 1831, en la playa Tlacopanocha, en Acapulco, Vicente Guerrero recibió la invitación a almorzar con el capitán del bergantín Colombo, Francisco Picaluga, mercenario genovés, en su barco. Una vez a bordo de este, Guerrero y sus colaboradores fueron aprehendidos sorpresivamente. De inmediato, el barco llevaría anclas para evitar un intento de fuga o rescate.

La traición ocurrió a cuenta de 50 mil pesos, que había ofrecido el ministro de Guerra José Antonio Facio, por indicaciones del vicepresidente, Gral. Anastasio Bustamante, líder de la sublevación en contra del depuesto presidente Guerrero.

Guerrero fue transportado al puerto de Santa María de Huatulco, fue entregado a cuatro ofi- ciales que esperaban el arribo de la embarcación en la playa que desde entonces se denomina La Entrega; entre ellos, se encontraban el capitán José Miguel González, el teniente Fuentes y el alférez Maciel del 4° de Caballería.

El 25 de enero, Vicente Guerrero comenzó a ser interrogado por el fiscal José María Llanes, capitán del batallón activo de Jamiltepec. Llanes enfermó durante el juicio militar, por lo que Joaquín Ramírez y Sesma ordenó a Nicolás Condelle continuar el proceso como juez-fiscal y al alférez del 11° regimiento, Juan Ricoy, como secretario. Su defensor fue el subteniente Francisco Cosío.

Guerrero fue condenado a la pena de muerte por un tribunal militar a pesar de que las leyes señalaban que esta sentencia solo correspondía dictarla a la Suprema Corte de Justicia del país. El otrora insurgente fue fusilado el 14 de febrero de 1831 en Cuilápam, Oaxaca (ahora llamada Cuilápam de Guerrero o Guerrerotitlan).

De esa manera artera y a traición México veía morir al segundo de sus padres consumadores de la Guerra Libertaria, consumando el doble parricidio de Iturbide y Guerrero; los valientes padres de Iguala que dejaron atrás sus rencillas por buscar la Emancipación Nacional.

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