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Tratado de Bucarelli
Por: Dr. Ricardo Damián García Santillán
EL MITO Y LA REALIDAD
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entro de las teorías conspiranoicas y la cultura del “sospechosismo” que enriquecen las leyendas de la época postrevolucionaria nacional existe una que menciona un acuerdo secreto en el que México se comprometió con los Estados Unidos de América a no desarrollar tecnología. Realmente no existe evidencia histórica sobre esto y por eso hoy quiero contarles de que se trata realmente este tratado.
A partir de aquí historia pura… El Tratado de Bucareli es un acuerdo que, en su momento, 1923, firmaron los gobiernos de nuestro país y la Unión Americana; encabezados por Álvaro Obregón y Calvin Coolidge respectivamente. Su nombre se debe a la sede donde se realizaron los acuerdos un antiguo edificio en la calle de Bucareli, en la Ciudad de México.
En aquel acuerdo México se comprometió principalmente a resarcir los daños que la Revolución haya causado en ciudadanos americanos o sus bienes entre 1910 y 1920, y a no aplicar “de manera retroactiva” en la industria petrolera de país, la Constitución política de 1917, en especial el articulo 27 que hace referencia a la expropiación de bienes nacionales, pues estas empresas en su mayoría contaban con capital norteamericano.
Dentro del tratado se acordó lo siguiente: Las propiedades agrícolas expropiadas a estadunidenses menores a 1755 hectáreas se pagarían con bonos. Para propiedades que rebasaran dicha extensión, el pago sería de inmediato y al contado. Se integraría una comisión encargada de revisar las reclamaciones pendientes a partir de 1868; las originadas por la Revolución se resolverían aparte. Con relación al petróleo, el artículo 27 no era retroactivo para los estadounidenses que hubieran adquirido sus concesiones antes de 1917, lo que les permitía seguir explotando el hidrocarburo
El presidente Obregón buscó realizar este acuerdo para legitimarse y
afianzar su presidencia pues no tenía el reconocimiento del vecino país del norte y otros generales emanados de la revolución tampoco “lo veían con buenos ojos”, no hay que olvidar que llegó al poder producto de una asonada militar.
Aunque el tratado se firmó y Obregón fue reconocido como presidente. Este nunca llegó a ser ratificado por ninguno de los congresos, ni de Estados Unidos ni de México. Aun así, para poder aplicarlo la Suprema Corte de Justicia de México concedió el 31 de agosto de ese año, un amparo a ciudadanos y empresas de los Estados Unidos, lo que les dio un tiempo, de quince años, para mudar sus inversiones petroleras a Venezuela. Es decir, el Tratado de Bucareli no fue un tratado per se, más bien fue solo un acuerdo o convenio.
Pero el siguiente sexenio Plutarco Elías Calles rechazó el Acuerdo y comenzó a redactar una nueva ley sobre el petróleo, misma que se promulgó en 1926.
Esta historia de 3 actos o sexenios sobre el petróleo mexicano y los inversionistas extranjeros llegó a su fin, el 18 de marzo de 1938, cuando el presidente Lázaro Cárdenas del Río decretó la creación de PEMEX y con ello la expropiación petrolera.
La versión que México entregó su crecimiento a los Estados Unidos en ese tratado viene de los opositores de Obregón quienes lo señalaron como traidor a la patria por comprometer al país en su desarrollo económico y político interno para el futuro, a cambio de su reconocimiento diplomático. Pero esta afectación se daba por ceder la extracción del crudo y no por cláusulas propias del Tratado como se ha dicho.
Aquí unos ejemplos de esas supuestas clausulas.
El Gobierno Mexicano se compromete a no desarrollar maquinaria pesada como motores, hélices y aviones. En el ámbito educativo el Gobierno Mexicano prohibirá a los niños y jóvenes el acceso a la ciencia, la tecnología y la industria.
Sin embargo, ningún documento las sustenta y no se encuentran estipuladas en el Tratado de Bucareli. El retraso tecnológico y económico del país se debió principalmente a las continuas luchas entre los caudillos revolucionarios y la crisis económica permanente que evitó la inversión en educación, ciencia, infraestructura y tecnología.