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Luego siguieron los conocidos Colegio de México (1974-1976) con sus diseños característicos usando diagonales en rectángulos regulares, generado interesantes formas y atractivos espacios. Posteriormente desarrollaron la Universidad Pedagógica Nacional (1979-1982) y sobre todo el famoso Museo Tamayo (1981) ampliamente aclamado por la crítica arquitectónica, cabe mencionar que ya en esa época sus edificios mostraban su característico acabado de concretó martelinado exponiendo con el agregado mármol.

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A partir de los años 80´s Teodoro incursionó en la arquitectura posmoderna y de alguna manera legitimó ese estilo en México dado por el prestigio que gozaba. Y siguió asociándose con otros arquitectos, especialmente con Francisco Serrano con quien desarrolló el edificio de NAFINSA y otras instituciones públicas, particularmente el Parque Garrido Canabal (1983-1986), el Centro Administrativo de Gobierno (1984-1987) y la Biblioteca Pino Suárez (1985-1987) en Tabasco. Sin embargo, Teodoro y Abraham continuaban trabajando juntos en diversos proyectos como la ampliación de BANAMEX (1986-1989) en el centro histórico, aunque en sus respectivos despachos desarrollaban trabajos individuales. También con Abraham, Serrano y otros arquitectos siguió trabajando intensamente en numerosos proyectos; entre otros el Palacio de Justicia Federal (19871992) con un patio pergolado de imponente altura que recuerda la enorme columnata del palacio de Karnac en Egipto o el gran pórtico del Auditorio Nacional (1989-1991).

Teodoro continuó individualmente su propio desarrollo como lo muestran diversos proyectos de autoría unipersonal, como la Torre del Fondo de Cultura Económica (1990-1992) o modestos proyectos como la Plaza Rufino Tamayo (19901991). Le siguieron los imponentes edificios Arcos Bosques I y II en Santa Fe (1990-2009) de 33 y 34 pisos respectivamente y 161 mts. de alto cada uno, el primero conocido coloquialmente como “los

“A partir de los años 80´s Teodoro incursionó en la arquitectura posmoderna y de alguna manera legitimó ese estilo en México dado por el prestigio que gozaba.”

“A partir del siglo XXI Teodoro adquirió su más alto prestigio convirtiéndose en el más respetado de los arquitectos mexicanos.”

pantalones” asociado nuevamente con Francisco Serrano. La novedosa solución de la Escuela superior de Música del CNA (1993-1994), o su casa particular en la calle Ámsterdam (1996-1997) fueron realizadas mientras diseñaba las embajadas de Guatemala (1994-2003) y Berlín (19972000), como también en el ámbito de la cultura merece mención especial el Museo de Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM de 2008.

A partir del siglo XXI Teodoro adquirió su más alto prestigio convirtiéndose en el más respetado de los arquitectos mexicanos y a pesar de su avanzada edad, González de León consiguió importantes encargos, especialmente los grandes rascacielos de Reforma 222 con las tres Torres (2008) de 93 a 125 mts. de 19 a 31 pisos; o el audaz trapecio invertido de la Torre Virreyes (2014) de 24 niveles y 121 mts. de altura; y finalmente la Torre Manacar (2017) de 29 niveles y concluida después de su muerte y que son su más claro legado. Además, el arquitecto también fue un importante artista plástico, disciplina atendida especialmente en sus últimos años de vida.

Teodoro González de León cosechó importantes galardones por su trayectoria, tales como el Premio Nacional de Artes (1982) Doctor Honoris Causa por la UNAM (2001) y la Medalla de Oro de la UIA (Unión Internacional de Arquitectos) (2008) entro otras muchas distinciones.

Para concluir debo mencionar que mi relación con Teodoro fue más platónica profesionalmente hablando, que real; no obstante que conozco su obra a detalle desde inicios de mi carrera hasta los últimos años de su producción. He visitado muchísimos de sus edificios, sobre todo los más importantes, inclusive en la Embajada de Berlín y gracias a la invitación del embajador Jorge Navarrete tuve la oportunidad de conocer todos los rincones del edificio y hasta brindar en la terraza del mismo.

Por otra parte, mis encuentros con el arquitecto fueron ocasionales, y mi trato con él fue solo en cuatro

o cinco ocasiones, algunas veces comimos juntos y aunque siempre se mostró especialmente amable conmigo, debo señalar, que no se generó ninguna amistad en particular. Teodoro González de León a diferencia de otras estrellas del firmamento arquitectónico de México, fue un tanto distante con las escuelas de arquitectura, debido a la enorme cantidad de trabajo que tuvo a lo largo de toda su vida profesional. Ojalá México tuviera más arquitectos con ese talento.

“Teodoro González de León cosechó importantes galardones por su trayectoria, tales como el Premio Nacional de Artes”

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