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dR. MaRTÍN aNdRadE MuÑOZ

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dÍa dE MuERTOS

dÍa dE MuERTOS

GONZÁLEZ GORTÁZAR

EN AGUASCALIENTES

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El pasado 7 de octubre falleció de un infarto cerebral el reconocido arquitecto tapatío Fernando González Gortázar (1942-2022). Una pérdida inmensa en la arquitectura nacional, y especialmente tapatía. Fernando fue la figura arquitectónica regional más relevante del último cuarto del siglo XX. Y digo regional porque su obra y su presencia trascendió a los límites de Jalisco, su estado natal. Su presencia en la capital de la república se hizo notar desde su primera etapa profesional.

Por: Dr. en Arq. J. Martín Andrade Muñoz

e hecho, la primera referencia que tuve de él fue en 1973 cuando diseñó la famosa “Gran Espiga” para la glorieta de Taxqueña. Cada vez que yo pasaba por esa terminal del metro para tomar el autobús que me llevaría a la UNAM, la espiga atrapaba mi vista hacia ella, ya que era una de las pocas obras de arte monumentales y contemporáneas en la ciudad.

En la UNAM se comentaba su autoría, a pesar de tratarse de un arquitecto muy joven y que ya había logrado tener presencia en la capital; por ese entonces González Gortázar tenía 30 años.

La segunda ocasión fue en 1979, al inicio de mi carrera profesional cuando trabajé en la Oficina de Planeación del Gobierno del Estado. Por aquel entonces, el Grupo Aguascalientes GRUA, gestionaba en la oficina el uso del suelo para desarrollar el Centro Comercial Villasunción; las visitas de Fernando como autor del proyecto arquitectónico eran frecuentes y su trato siempre fue cordial, sumamente amable y respetuoso, casi de inmediato se generó una conversación fraterna con el director de planeación el Arq. Mario García Navarro, con el Arq. Carlos Parga y con un servidor. Fueron varias ocasiones que tuvimos la oportunidad de conversar con él como colegas, ya que sus visitas dieron motivo para que también lo invitáramos a impartir una conferencia en

la UAA para los estudiantes de la carrera de arquitectura; así mismo, también lo llevamos a visitar la construcción del Palacio de Justicia que desarrollábamos en esta dependencia gubernamental. Recuerdo entre otras cosas, sus comentarios elogiosos hacia el proyecto del palacio y sus detalles.

Fernando era afable y un gran conversador, su voz grave otorgaba un atractivo a sus palabras. En esas visitas nos mostró los proyectos que había desarrollado como diseñador del exitoso Centro Comercial Plaza del Sol en Guadalajara y motivo de la invitación que le hicieron los empresarios locales para desarrollar otro en Aguascalientes. La propuesta de Fernando para el Centro Comercial Villasunción era de gran limpieza geométrica, el diseño consistía en una gran plaza triangular con una gran cubierta espacial cuadrada y sostenida por cuatro hermosas columnas de diseño escultórico a base de rectángulos (el único testimonio que se ha conservado en la actualidad). Originalmente el concepto del Centro Comercial era cerrado al exterior y solo tendría vida interna, por lo que la fachada generaba una gran cinta por los prismas que rodeaban el patio triangular, y cuya intención era cubrirla con un mural de cerámica diseñado por Vicente Rojo; en el vértice habría de rematar con una portada escultórica, idéntica a una de las tres esculturas que González Gortázar había hecho para el Parque González Gallo en Guadalajara, popularmente conocidas como “las pistolas”.

Cabe mencionar que el Centro Comercial arrancó su construcción cerca de 1979, se llegaron a construir algunos locales comerciales y las mencionadas columnas escultóricas, también se inició la construcción de la estructura de la entrada monumental, pero nunca fue recubierta ni terminada y todavía prevalece en el sitio, ya que el proyecto de todo el centro comercial resultó ser sumamente costoso y pronto se acabaron los recursos, suspendiendo la obra por varios años y finiquitando la participación de Fernando, algunos años después lo concluyó el Arq. José Bassol, modificando sustantivamente la propuesta original.

Aún así, fueron otras muchas ocasiones que tuve la oportunidad de convivir con Fernando en distintos lugares, recuerdo en especial el reencuentro que tuvimos en el Primer Simposio de Luis Barragán en 1990 en la Ciudad de México, ahí coincidi-

mos gracias a la invitación que me hizo Mario Schjetnan para asistir al evento académico, en el momento que resurgió internacionalmente el nombre de Barragán. Ahí coincidimos varios conocidos, además de Gonzáles Gortázar, Mario Schjetnan, Carlos González Lobo, Ramón Vargas y Louise Noelle entre otros.

Años después cuando Mario Schjetnan visitaba Aguascalientes por los parques que desarrollaba, y teníamos oportunidad de convivir largo y tendido, frecuentemente salía a la plática el nombre de Fernando gran amigo de Mario. Por esa época yo era el decano del Centro Tecnológico de la UAA ahora Centro del Diseño y la Construcción, así que aproveché para invitar a Fernando a impartir otra conferencia en la universidad, como lo había hecho quince años atrás, en esa ocasión Fernando me obsequió y me dedicó su libro de Arquitectura Mexicana del Siglo XX recién editado en 1996. Posteriormente volvimos a reunirnos por diversos motivos en varias ocasiones más, principalmente en reuniones académicas y profesionales. Siempre afable y gran conversador, particularmente conmigo aparecía un tema recurrente, el de Mathías Goeritz, porque procuraba conocer más en torno a su persona; aunque era poco lo que yo podía aportar a su profundo conocimiento sobre el gran artista alemán, mucho le agradaban las anécdotas de cuando Goeritz fue mi maestro. De hecho, Fernando había escrito el libro de Mathías Goeritz en Guadalajara, reuniendo diversas entrevistas de esta gran figura. Entiendo que fueron grandes amigos, y Fernando admirador de Mathías, a quien por cierto entrevistó al fin de sus días pidiéndole le revelara al verdadero autor intelectual de las Torres de Satélite, aseverando el escultor que él era el único autor. Afirmación contraria a la que le hizo en las mismas circunstancias y en su lecho de muerte a Luis Barragán, ambos señalaban ser los únicos autores de las Torres. Quizás un día sabremos la verdad.

La figura de Fernando González Gortázar rebasa los límites de la arquitectura para distinguirse en el ámbito urbano, sus intervenciones escultóricas lo convirtieron en un gran artista plástico, indispensable en el panorama nacional. Son muchos

los ejemplos que nos legó para el patrimonio artístico de México, Baste recordar entre otros su obra en Guadalajara: La Gran Puerta de 1969 en Jardines Alcalde, por supuesto la entrada al Parque González Gallo de 1972 o la Torre de los cubos de ese mismo año de 30 metros de altura, convertida en un hito urbano. También Las Banderas en San Pedro Garza García en Nuevo León.

Otras obras no menos importantes fueron sus fuentes y esculturas urbanas, entre ellas la Fuente de la Hermana Agua y La Plaza –Fuente ambas de 1973, o la de la Plaza del Federalismo cuya planta es un mapa de la República Mexicana cuyos estados emergen de ella formando un conjunto de bloques sumamente interesantes. La geometría es sin lugar a duda una herramienta indispensable en su quehacer, baste recordar el cubo apoyado en un vértice en el exterior del Museo Tamayo.

Otras obras no menos importantes fueron sus fuentes y esculturas urbanas, entre ellas la Fuente de la Hermana Agua y La Plaza –Fuente ambas de 1973, o la de la Plaza del Federalismo cuya planta es un mapa de la República Mexicana cuyos estados emergen de ella formando un conjunto de bloques sumamente interesantes. La geometría es sin lugar a duda una herramienta indispensable en su quehacer, baste recordar el cubo apoyado en un vértice en el exterior del Museo Tamayo.

De su obra arquitectónica son varios ejemplos dignos de recordar, uno de los más significativos es el Edificio de Seguridad Pública de 1993 cuyas pérgolas onduladas son toda una obra de arte contemporáneo; o el Museo del Pueblo Maya en Dzibilchaltún (1993) con sus sinuosas cubiertas y el Centro Universitario de los Altos (1993-

2019), iniciado hace varios años y concluido recientemente. Seguramente omitimos muchísimas obras muy importantes, pero baste decir que la huella de su talento ha quedado entre nosotros.

Que Descanse en Paz el gran Fernando González Gortázar.

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