El Axioma / Número 5 / Octubre 2020
LA MUJER DE MI ARMARIO
Cerró la puerta tras de sí...
P o r T r i sha Sanz ESPAÑA
Con cuidado, sin apartar la mirada de los pequeños cristales que decoraban la puerta. Ya no podía dar la espalda a nada cuando se encontraba dentro de aquél maldito piso, sola. Ojalá nunca hubiera dado importancia al cerrar la maldita puerta del armario de su habitación. ¿Por qué lo había hecho? Porque no soportaba ver una puerta entreabierta: era algo que la dejaba con una sensación de intranquilidad, algo que le carcomía la cabeza, impidiendo dejarla dormir. Maldijo una vez más su manía del orden y perfección. De ahí la creciente mofa de Enzo hacia ella, cada vez que entraba en la habitación y cerraba la puerta del dichoso armario; incluso ella se lo había tomado en broma las primeras veces, fingiendo ofenderse. Fue entonces cuando aquella espeluznante mujer se le apareció, en mitad de la noche: tan sólo pudo ver su sombra recortada en la oscuridad, mirándola fijamente, con las manos cruzadas delante de su cuerpo; el anticuado peinado que llevaba -un moño en lo alto de la cabeza- le recordó a una de ésas ancianas profesoras de colegio interno. No dijo nada, ni siquiera se movió. Tan sólo estaba plantada al lado de su cama, observándola. Pero sí pudo sentir el pánico que su cuerpo empezó a sentir, al captar el mal que aquella sombra desprendía, el peligro que ella corría. Y por más que se apretó contra el cuerpo de su marido bajo las sábanas, por más que intentó abrir la boca para pedirle ayuda, de su garganta tan sólo salieron ahogados gemidos, al tiempo que su corazón latía con violencia contra su pecho, cómo si quisiera traspasarlo.
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