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Miguel Ángel Asturias

NEUS FERNÁNDEZ QUETGLAS / Periodista ASIER VERA SANTAMARÍA / Periodista en Guatemala

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EL NOBEL QUE RECUPERÓ LA CREATIVIDAD EN PUNTA NEGRA

En los últimos años de vida del escritor Miguel Ángel Asturias Rosales (Guatemala, 1899-Madrid, 1974) Calvià fue parte fundamental de su obra. La costa de Punta Negra, donde el infinito azul evocaba el lago Atitlán que tanto añoraba de su tierra natal, le sirvió para recuperar la creatividad que había perdido en las últimas décadas. La paz que halló, junto a su mujer Blanca de Mora, y una máquina de escribir, constituían la experiencia perfecta para reanudar su trabajo.

El poeta y novelista Miguel Ángel Asturias, Premio Nobel de Literatura en 1967, nació en el barrio de La Candelaria de Guatemala en 1899. Hijo de juez y maestra, era descendiente de un capitán ovetense. En sus venas se mezclaban la sangre española y la maya. Asturias se autodefinía así:

El menos español por mi ancestro indígena y el más español por mi lengua.

El menos español por mi lascasismo y el más español por mi quijotismo

Lago Atitlán Foto: Asier Vera Santamaría.

Playa de Punta Negra.

Intentó estudiar Medicina, pero no soportó el olor a formol de las clases prácticas con cadáveres y optó por estudiar Derecho. Obtuvo el título de abogado, notario y doctor en leyes en la Sorbona de París e investigó sobre mitos y religiones de la América maya. En París, entonces capital de la cultura internacional, vivió los felices años veinte cuando las vanguardias en todos los ámbitos artísticos se replanteaban muchos conceptos después de una tragedia sin antecedentes, la I Guerra Mundial, conocida entonces como la Gran Guerra. Allí coincidió en tertulias de café, o compartiendo unos vinos, con Paul Valéry, André Breton, Pablo Picasso y Alejo Carpentier, entre otros. Posiblemente, también con Mina Loy, Djuna Barnes y Gertrude Stein.

En su primera obra, El problema social del indio (1923), propone que Guatemala incorpore a los pueblos indígenas en la toma de decisiones gubernamentales y trasladó su filosofía en la obra Las leyendas de Guatemala (1930), una colección de nueve historias que exploran los mitos mayas de la época precolonial y donde se empieza a interesar por el desarrollo de una identidad nacional guatemalteca. Posteriormente, la producción literaria del escritor se extendió a todos los géneros. En su temática predominan las reivindicaciones morales sin sermones sobre temas aún vigentes, como la debilidad de los gobiernos en América Latina.

París, envuelto en la bandera de Guatemala y con el bastón de Tecún Umán, uno de los últimos mandatarios del pueblo maya quiché, declarado héroe nacional guatemalteco y que, según la leyenda, fue abatido por el conquistador español Pedro de Alvarado en 1524.

«EN

GUATEMALA SOLO SE PUEDE VIVIR BIEN A VERGA»

Esta es una frase del Premio Nobel que sigue teniendo vigencia hoy en día en el país centroamericano, donde la gente sigue repitiendo este mantra que hace referencia al estado etílico de los guatemaltecos. Asturias asumió este lema y cayó en la enfermedad del alcoholismo, que lo acompañó en la infinidad de países que recorrió hasta recalar en los idílicos paisajes del Mediterráneo, en los que se baña la costa calvianense. Aquí vino a buscar la inspiración que había perdido para seguir deleitando al mundo con sus letras.

Su convulsa vida había afectado a su producción literaria. Antes de aterrizar en Mallorca, el literato centroamericano había salido de Argentina en 1962 tras la caída del entonces presidente con el que simpatizaba, Arturo Frondizi, que fue derrocado en un golpe de estado militar. De ahí, el autor de la novela El Señor Presidente (1946), partió rumbo a Rumanía, donde se sometió a una cura de salud y, posteriormente, empezó a hacer una gira europea hasta instalarse en Italia, donde vivió entre 1963 y 1966. Allí, logró que académicos italianos le arroparan y lo promocionaran para el Premio Nobel de Literatura, que ganó en 1967.

Ya caído miras sin ojos, oyes sin oídos, sientes sin tacto, hablas sin lengua, condenado al silencio sin más alarido que la sangre en las heridas.1

Sabiduria indígena

En 1930, pasó una temporada en Madrid donde compartió tertulias con Valle-Inclán, Miguel de Unamuno, Gerardo Diego, o el editor José Díaz. Nueve años más tarde, Miguel Ángel Asturias se casó en Guatemala con Clemencia Amado. Tuvieron dos hijos, Miguel Ángel y Rodrigo. Se divorciaron en 1947. Tres años más tarde, se casó con la argentina Blanca de Mora y Araujo, prima de la reina Fabiola de Bélgica.

Asturias y de Mora permanecieron juntos hasta la muerte por cáncer del escritor en el Hospital de la Concepción de Madrid, el 9 de junio de 1974. El mago de la palabra quiso ser enterrado en

Solo un año antes, el presidente de Guatemala, Julio César Méndez Montenegro, le había nombrado embajador del país en Francia. Su carrera diplomática en París empezó en 1967 y terminó con un cambio de gobierno en Guatemala a favor del militar Carlos Arana, que contaba con el apoyo de EEUU. Este hecho condicionó que abandonara su labor diplomática para centrarse en la literatura y dar conferencias.

No es hasta 1968 cuando Asturias llega a Mallorca de la mano de su doctor personal y especie de psicoanalista, el argentino y amigo de su esposa Simeón Falicoff. Falicoff tenía una casa en Formentor a la que invitó al nobel centroamericano para que buscara la tranquilidad que le permitiera seguir escribiendo y se sometiera a una cura de estrés. En Mallorca, el laureado escritor guatemalteco ya mostraba el aspecto de un hombre envejecido, con la piel muy arrugada y la cara llena de queratosis. A pesar del deterioro de su salud, mantenía la autonomía. Gracias a las atenciones recibidas por parte del doctor Falicoff, el autor de Hombres de maíz (1949) logró superar su bloqueo creativo y destrabarse tras haber publicado únicamente dos libros en 45 años. Falicoff le trató esa angustia por la falta de creatividad.

1. Fragmento del poema «Sabiduría indígena», recopilado en Carlos Meneses: Miguel Ángel Asturias. Ediciones Júcar, 1975.

DOSSIER

Inscripción.

Busto de Miguel Ángel Asturias.

CUANDO RECALÓ EN CALVIÀ

Desde 1968, el literato guatemalteco pasaba temporadas en Calvià, en Punta Negra, situada en Costa d’en Blanes, camino a Palmanova. Primero se hospedó en una casa de veraneo llamada Xaloc, de orientación sureste. El chalet, utilizado cuando había sobreocupación en el Hotel Punta Negra, era de estilo puramente mallorquín en la arquitectura, mobiliario y decoración. Totalmente rodeado de pinar, el sol solo entraba a mediodía. Tenía unos 120 metros cuadrados, cuatro habitaciones, dos baños, un pequeño porche y una terraza. En este chalet actualmente conservan un busto sobre un pedestal con la inscripción «Miguel Ángel Asturias, poeta».

Al matrimonio Asturias - de Mora le gustó tanto el lugar que consiguió que le reservaran para los siguientes años el bungalow número 11 del Hotel Punta Negra. Allí era tratado como VIP, aunque nunca hizo ninguna petición especial y jamás de bebidas alcohólicas. Miguel Ángel y Blanca eligieron Punta Negra por su proximidad con el mar y con Palma. Tomeu Buadas, responsable del Hotel Formentor y amigo de Camilo José Cela, aseguró que Formentor era el lugar preferido del autor guatemalteco, aunque éste optó definitivamente alojarse en Punta Negra, donde las habitaciones del hotel daban directamente al mar. Su rutina consistía en subir al comedor a primera hora de la mañana para desayunar, luego iba a contemplar el mar sentado en un banco de piedra y, posteriormente, escribía, comía, hacía la siesta y volvía a escribir hasta tarde. El camarero Antonio García Salvador recuerda que «escribía

muy a menudo. Recuerdo acceder al hotel y oír por las ventanas abiertas la máquina de escribir de Miguel Ángel Asturias». Algunos clientes se enojaban por escuchar teclear hasta altas horas de la noche. De hecho, durante sus estancias en Punta Negra, e independientemente del calor que pudiera hacer, nunca cerraba las ventanas para utilizar el aire acondicionado, puesto que decía de manera repetida que quería oír el mar.

Miguel Ángel Asturias era un hombre alto y corpulento. Cuando veraneaba solía vestir pantalones rectos, camisas de manga corta por fuera del pantalón, y albarcas menorquinas. Este estilo era el más habitual y solo se ponía traje para acudir a actos importantes, como el certamen literario Ciudad de Manacor. De hecho, cuando se hospedaba en Xaloc o en el bungalow del Hotel Punta Negra –de cuatro estrellas, 140 habitaciones y entonces paraíso de futbolistas– se requería acudir a la cena con traje y corbata, a lo que el escritor renunciaba y optaba por el servicio de habitaciones.

Desde 1968, el literato guatemalteco pasaba temporadas en Calvià, en Punta Negra, situada en Costa d’en Blanes

Busto de Miguel Ángel Asturias en los jardines del Hotel Punta Negra.

Entre 1967 y 1974, son habituales los viajes de Asturias y su mujer de París a Mallorca. El mago de la palabra no sólo pasaba veranos enteros en Punta Negra, también temporadas en primavera, otoño y algún fin de año. En este periodo, el autor publicará Tres de cuatro soles (1970), ensayo sobre su modo de concebir la literatura y la humanidad, y la novela coral Viernes de Dolores (1972), sobre sus andanzas políticas como estudiante de Derecho, así como la primera parte de Dos veces bastardo. El escritor y diplomático encontraba en Punta Negra la paz y el descanso que buscaba y necesitaba:

Paz y descanso que, naturalmente, no me impiden trabajar; antes al contrario, me animan a ello.

Las Baleares me gustan mucho porque me recuerdan a Centroamérica, la luz mezclada con el sol, las montañas, todo eso me recuerda mucho a Guatemala […]. Y no sé si estando allí y haciendo recuerdos con ayuda de la memoria me fui volviendo intemporal y en esta forma resultó la novela un poco más festiva, lo que no es un elemento literario, sino que es un elemento puramente del sentimiento. Porque cuando le dicen a uno que analice sus cosas es difícil […]. A mí me es muy difícil analizar, porque yo escribo más sintiendo que pensando […]. Hay personas que sienten, raciocinan, pero yo no, no pienso ni raciocino. Yo lo que hago es sentir, y al sentir, dar.2

Durante su estancia en el Hotel Punta Negra, organizó un vernissage en el jardín para presentar la Fundación Miguel Ángel Asturias. A la inauguración fueron invitados una treintena de intelectuales, entre los que estaba el escritor Camilo José Cela y, posiblemente, Llorenç Villalonga.

Uno de los últimos manuscritos de Asturias fue El árbol de la cruz, editado póstumamente, y que es como un testamento en el que el guatemalteco habla profusamente del mar que modeló sus mágicas narraciones. En la novela, uno de sus principales protagonistas es un pulpo, que representa al anticristo. Curiosamente, los lugareños recuerdan que era habitual ver sobre las rocas de la orilla en las calas de Punta Negra a pulpos campando a sus anchas. Es como una despedida con sus obsesiones finales, desnudo ante el destino de la muerte.

Bartomeu Mestre, psiquiatra y amigo de Miguel Ángel Asturias, fue el responsable del panegírico publicado en Diario de Mallorca:

Le parecía ver en el cielo mallorquín aquellos tonos azules de su patria lejana. En aquellos recuerdos, la personalidad de Miguel Ángel Asturias se tornaba cristal de afecto y poesía.

Bartomeu Mestre, psiquiatra

PAPELES DE SON ARMADANS Y CAMILO JOSÉ CELA

En la Isla, Asturias se movía como pez en el agua, desarrollando amistades con el círculo de Camilo José Cela, quien en aquella época editaba Papeles de Son Armadans, publicación en la que el mago de la palabra colaboró en tres números. Uno de los trabajos publicados es el ensayo Tres de los cuatro soles (1970), a través del cual cede espacio a la retórica y a la sintaxis. Se trata de una narración sin personaje, de continuidad y ritmo fragmentados, como si fueran escenas supuestamente alucinadas. En los Papeles de Son Armadans también hay un extracto de la obra con claras expresiones de su habitación junto al mar: «más ligero que las islas», «inmensidades apagadas», «se sembraban en el mar confundiendo olas y corolas», «la mujer del sol que sirvió de sol todo este tiempo que no fue tiempo» o «usador y abusador de mujeres». 3

2.

3. Referido quizás a la figura del «picador», normalmente trabajador mallorquín de la hostelería que mantenía aventuras amorosas con turistas extranjeras.

Entrevistas a Miguel Ángel Asturias y familia (1954-2016) por el Cincuentenario del Premio Nobel en www.academia.edu. Documento PDF de Internet, pág. 258.

Chalet Xaloc

Publicó dos poemas en los Papeles de Son Armadans, uno de ellos es un claro canto a la vida:

A-B-C-DÍA

Un día y otro día y otro día... ¡Qué osadía no vivir solo un día! ¡Qué rebeldía vivir en la baldía existencia de un día y otro día!

Si viviera un solo día, yo mordía por besar, agredía por amar, arrebataba, no pedía, no perdía, presidía el bien y el mal...

Si fuera un solo día, quién diría lo que haría o no haría de la diana a la tarde, hasta caer el día, mi sol de un solo día...

Si viviera solo un día, un día, si fuera un solo día y no este a-b-c-día... a-b-c-día...

A pesar del amor a la literatura que compartían Cela y Asturias, hubo algún roce puntual. El 28 de febrero de 1971, Cela impartió una conferencia en la Universidad de la Sorbona de París con presencia del guatemalteco en la sala. El autor gallego fue interpelado por un estudiante sobre la muerte de escritores durante la Guerra Civil española, a lo que Cela respondió que estaba dispuesto a «darle dos guantazos»4. El nobel guatemalteco se mostró muy ofendido por aquellas palabras.

Miguel Ángel Asturias con Camilo José Cela.

Papeles de Son Armadans.

Miguel Ángel Asturias con Camilo José Cela y el periodista Coco Meneses.

4. Hay que tener en cuenta que Camilo José Cela llegó a tener el cinturón negro de judo.

Otro de los momentos en el que coincidieron fue en Porto Cristo, en la entrega de los Premios Ciudad de Manacor. El jurado estaba compuesto por Josep Melià, Blai Bonet y Baltasar Porcel. Con este último coincidiría en el libro de viajes Maravillosa España. «Manacor es vuestro» fue el título del discurso de Asturias, preciso y armónico, calificado de exuberancia tropical en los conceptos y expresión de sus palabras.

Otro de los momentos en los que hay constancia de la relación con Cela la conocemos gracias a una foto tomada por Joan Llompart Torrelló el 27 de octubre de 1971. Comparten una velada en una fiesta en La Bonanova junto a Anthony Kerigan, Ignacio Soler Summers (presidente de la Audiencia Provincial), el alcalde de Palma, Gabriel Alzamora, y su mujer, entre otros.

Cabe comentar que Asturias, al finalizar su estancia en la isla, y antes de volver a París, dejaba casi toda la biblioteca que había acumulado en su retiro para el personal del hotel y únicamente

Blanca de Mora, Miguel Ángel Asturias y Coco Meneses.

Miguel Ángel Asturias y su mujer Blanca de Mora en Punta Negra.

El periodista Coco Meneses, Miguel Ángel Asturias y su médico Simeón Falicoff, con Blanca de Mora y Araujo.

El escritor y diplomático guatemalteco Miguel Ángel Asturias en el hotel Punta Negra, con el escritor Camilo José Cela y otros amigos. Foto: Joan Llompart Torrelló a Calvià ahir.

se llevaba consigo unos pocos ejemplares. El interés por los libros entre la plantilla era escaso, puesto que muchos eran analfabetos. A menudo, la biblioteca del mago de la palabra quedaba para el consumo de los huéspedes. No obstante, había un ejemplar de La Colmena con una dedicatoria especial de Cela para Asturias. En este caso, el diplomático guatemalteco quiso que fuera para el recepcionista de Punta Negra, Miquel López Sarquella.

LOS SONETOS DE MALLORCA

Los Sonetos de Mallorca fueron escritos durante sus estancias en Punta Negra, cerca de las calas de celeste intenso que se divisan aún desde su bungalow y que le recordaban el lago Atitlán de Guatemala. El encargo vino a través del diario ABC, de manos de un antiguo amigo que había conocido cuatro décadas atrás en Madrid, Miguel Pérez

Ferrero, que le garantizó libertad total para escribir. Varios intelectuales reprocharon a Asturias que colaborara con el periódico conservador, pero Asturias quería que sus ideas fueran conocidas en un medio de gran difusión como era entonces ABC. Ahí, el célebre poeta dedicó a nuestra isla las poesías agrupadas bajo el nombre de Sonetos de Mallorca (Canto a la isla dorada), que se publicaron en el diario el 17 de abril de 1970. El especial cuenta con fotografías de Álvaro García-Pelayo en Pollença, Alcúdia, Sa Calobra, Pla de Sant Jordi, Llucalcari o Estellencs. Este poemario fue editado posteriormente por Balcells en 1989. Los seis poemas son: «Altas torres aladas», «Mediterráneo mar», «Ceñida en mar seguro», «Olivares», «Y la tierra escribió...» y «El mar de las Baleares». Este último fue transcrito el 16 de septiembre de 1971 en el libro de honor del Ajuntament de Palma.

En la introducción de la separata «Los Sonetos de Mallorca» se asegura que el poeta Asturias era un enamorado de Mallorca y que descubrir la Isla fue «el flechazo». Siempre que podía volaba a la isla de sus amores, cambiando los grises de París, donde ejercía de diplomático, por deslumbrantes azules, verdes, oros y cárdenos mallorquines, ¡y los blancores impolutos! El autor se sentía dichoso, y mantenía un

El bungalow número 11 donde se hospedaba el matrimonio Asturias-de Mora. Claustro interior.

Parecía que en Mallorca había encontrado su lugar de reposo, que le permitía combinar descanso y trabajo

Vistas desde el bungalow donde se hospedaba el matrimonio Asturias-de Mora. Punta Negra.

diálogo amoroso con la Isla. Cada Soneto es una encendida declaración de amor. La relación de pareja en su segundo matrimonio tuvo su reflejo en el libro de poemas Cartas de amor entre Miguel Ángel Asturias y Blanca de Mora, donde están incluidos los Sonetos de Mallorca. Uno de estos poemas está transcrito bajo el busto del autor que hay en el Hotel Punta Negra mirando al mar. Hoy en día, los turistas, principalmente ingleses y alemanes, no reconocen al escritor y solo preguntan sobre él algunos españoles ilustrados.

SU RELACIÓN CON LA ISLA

Su primera disertación en la isla y la primera de un nobel en Mallorca, fue en el programa «Aula de novela», el 7 de mayo de 1968, en la Casa Catalana de Palma. El año siguiente participó en el hotel Formentor con una conferencia sobre «La novela aún está por hacer».

Según el periodista Planas Santmartí, pasó temporadas en Punta Negra y otras en La Bonanova, en casa de Camilo José Cela. En realidad, a veces, ingresaba en la lujosa Clínica Mestre de La Bonanova, donde se trataban trastornos mentales. La clínica servía para que pacientes de alto poder adquisitivo pudieran mantener el anonimato, seguir técnicas innovadoras de tratamiento y disfrutar de excelentes vistas sobre la bahía de Palma. Miguel Ángel Asturias era alcohólico, se desintoxicó varias veces, pero jamás se pudo deshabituar.

En una de esas estancias en la Clínica Mestre, Asturias Rosales coincidió con el famoso escritor y periodista catalán Josep Maria Gironella, conocido por su libro Los cipreses creen en Dios, el cual padecía depresiones recurrentes. Así pues, durante sus ingresos también estuvo ligado a las letras. En su obra Viernes de Dolores (1972), su universo parece tener relación con la Clínica Mestre: «¡Borrachísimo! ¡Mamado, porque, eso sí, estoy bien mamado!», «con berrinche de chico malcriado», «bebido como está no

se da cuenta de lo que habla y parece que tiene algo que no quiere decir y que tiene que desembucharme [...]». Asturias llegó a establecer una estrecha relación con su psiquiatra Bartomeu Mestre, el cual publicó en 1972 el poemario Tenc la boca eixuta de cridar-te, 5 con prólogo de su paciente premio Nobel.

El escritor y psiquiatra mallorquín Llorenç Villalonga conocía bien el entorno del escritor guatemalteco y también al psiquiatra Bartomeu Mestre, de ideología republicana. En un artículo en Diario de Mallorca, titulado «Del Quijote al tortumbo», Villalonga –que había militado en la Falange– tachó a Asturias de progresista. No reparó en criticar el estilo narrativo del autor centroamericano por utilizar «insulsos floripondios» para expresar la inconformidad de un inconformista.

Otro alto en los retiros en Punta Negra fue cuando se trasladó a Palma a «sudar» y a dar apoyo a una subasta pro Perú a petición de su amigo periodista Coco Meneses. Gracias a su buena relación, Meneses firmó un contrato con Ediciones Júcar para escribir sobre Miguel Ángel Asturias, dentro

de la colección «Los Poetas». También escribió un panegírico en el que destacó que el mago de la palabra en sus estancias en Punta Negra recitaba a Quevedo, Neruda o al peruano José Santos Chocano.

La Isla bullía de cultura del más alto nivel gracias a los Premios Formentor, que se otorgaban desde 1961 y que ganaron, entre otros, Jorge Luis Borges. Pese a este ambiente de efervescencia cultural, en el que pudo conocer al literato británico Robert Graves, Asturias siguió teniendo como base su piso de París. Sin embargo, según una información aparecida en Diario de Mallorca el 6 de julio de 1971, el nobel guatemalteco habría comprado un solar en una urbanización de montaña de Esporles donde encargó la construcción de una casa. Parecía que en Mallorca había encontrado su lugar de reposo, que le permitía combinar descanso, trabajo y coincidir con otros literatos, como con su buen amigo e íntimo Pablo Neruda.

LA VIDA DE BLANCA DE MORA EN PALMA Asturias consideraba a su mujer refugio de paz y su sombra desde que se conocieron en Argentina en un encuentro literario. «Ella lo consideraba un Dios y vivía para facilitarle su paso por la tierra», destaca el experto en la literatura del nobel centroamericano, Fernando Feliu Moggi. Este gran conocedor de su vida y obra es un mallorquín que, en 1989, emigró a EEUU en busca de nuevos rumbos, y que lleva 20 años como profesor de Literaturas Hispánicas en la Universidad de Colorado. Nunca conoció al escritor de la Generación del 20, pero es como si hubiera penetrado en sus entrañas tras descubrir a la mujer del novelista y poeta, Blanquita, como la llama cariñosamente. Su primer encuentro con ella fue a mediados de los años 80 en la playa de Sa Ràpita, cuando Feliu apenas tenía 15 años y estaba leyendo Tirano Banderas, de Ramón del Valle-Inclán. En ese momento, hizo su aparición una mujer elegante que lucía perlas, guantes,

5. Editado por J. Mascaró Passarius en Ciutat de Mallorca, 1972, 72 pág.

Asturias y su mujer Blanca de Mora.

Poema dedicado en el Libro de Honor del Ajuntament de Palma.

La viuda del nobel guatemalteco ofreció al Ministerio de Cultura la biblioteca y los manuscritos de su esposo con la intención de que permanecieran en Mallorca

gafas de concha de tortuga y un gorro de los años 30. Ella formaba parte del grupo de argentinos que vivían en Mallorca y con las que se relacionaba la familia de Feliu, también originarios de ese país sudamericano. En ese instante, Blanca de Mora y Araujo se dirigió al adolescente y le dijo que su difunto esposo «escribió un libro mucho mejor», refiriéndose a El Señor Presidente

Cosas del destino, Feliu Moggi acabaría escribiendo el prólogo y editando el libro Memorias de mi memoria , que recoge todos los recuerdos de la mujer del escritor antes de fallecer en el año 2000. Desde el Paseo Mallorca de Palma, Blanca de Mora fue dictando sus memorias a Diana San Martín y su hija Rosario, sus cuidadoras. En la edición figuran, entre otras anécdotas, el encuentro de Fernando Feliu con Blanca en la arena de Sa Ràpita. Son historias confusas, sobre un ser casi mítico, un hombre inmenso, magnético, un brujo-narrador hecho de una materia que contenía el todo, que desbordaba el todo. Como las mejores leyendas, las historias que contó la mujer ya anciana son de las mejores historias de amor, la de dos seres entregados mutuamente para cumplir una misión mayor que ambos. «Desde que la conocí en la playa, durante años la escuché contar los episodios de su vida junto a Miguel Ángel Asturias, admirado de cómo expresaba siempre una devoción absoluta, una dedicación y una dependencia mutua», asevera Feliu. Una vez Blanca de Mora comentó que «yo vivía como puede vivir una vestal delante de un Dios. Él no podía escribir si yo no estaba delante». Blanquita «tenía una memoria extraordinaria y se sabía todos los poemas de su marido de memoria».

Blanca de Mora, por todos reconocida como jovial y excelente relaciones públicas, decía que consideraba a Asturias como «un niñito malcriado al que hay que mimar todos los días». Este es el poema que dedicó el nobel a su esposa y que se publicó en los Papeles de Son Armadans :

MUJER CON OJOS DE JENGIBRE

A Blanca

¡Ya tenías tu sed y tu vestido, tu mercado de esclavas y azucenas, tu día encadenado al no me olvides y el olvido como última cadena! ¡Ya tenías la aurora convertida en minúsculo barco de regreso!

Vuelven todas las cosas ¿has oído?... el río de luceros que no queman, los ochos días del cansancio amargo y el Domingo vacío en casa ajena...

Vuelven todas las cosas ¿has oído?... y vuelve tu manera de ser mía, cáliz de la paloma y la ballena. Al juntar nuestros cuerpos apartamos en ramas separadas nuestras flores, tu cabeza de sueños y la untura de tus piernas de nardos adormidos. Vuelven todas las cosas ¿has oído?... el peinado silencio de tu pelo, la inocencia del cauce de mis manos por donde pasas, te deslizas, gimes barca con dientes, animal de mimbre. Hacia el dintel el gajo vaporoso parece hablar, la especie pide, mudo, y coagula su sed en precipicios. Y en lluvia de marfil, arroz temible, te desnudas, amor, bajo la luna, los ojos de jengibre, de jengibre.

y su mujer Blanca de Mora. Foto del libro Miguel Ángel Asturias, de Coco Meneses. Ediciones Júcar.

Su estancia en Mallorca fue plácida y discreta, pero las gestiones de la Fundación, parece ser, que no llegaron a buen puerto. Encima, en 1980, a Blanca de Mora le sustrajeron un manuscrito del nobel cuando vivía con los Lanöel. Según Feliu Moggi, parte de material escrito por el mago de la palabra, como poemas de juventud, sin gran valor literario dado que no se incluyeron en las antologías, pudo haberse quedado en casa de los Lanöel, en Mallorca, mientras que hay escritos que «no se sabe ni dónde están, debido a la forma que tenía Asturias de moverse de un continente a otro» y, por tanto, tiene que haber muchos manuscritos de Asturias, teniendo en cuenta que «escribía docenas de veces la misma página».

En Mallorca, el responsable de la difusión de la obra del nobel fue el escritor argentino Alejandro Lanöel d’Aussenac, residente en Cala Mayor. Dirigió el Patronato de 1989 a 1999, por el cual se otorgaban anualmente los galardones Miguel Ángel Asturias, categorías de Composición Musical, Poesía, Ensayo e Investigación.7 Como presidente del Patronato, Alejandro Lanoël se encargó de la publicación de las obras seleccionadas en la colección «Cuadernos de Cultura». Asimismo, la figura del mago de la palabra fue recordada en Palma en mayo de 1999 durante el transcurso de una velada literaria.

Después de la muerte de su marido, la viuda del diplomático soñaba con poder residir en Palma, y así lo hizo. Los primeros años fue cuidada por la familia del intelectual argentino Alejandro Lanoël y quería seguir con la Fundación que llevaba el nombre del que fue su esposo. «Yo me voy a dedicar a la Fundación Miguel Ángel Asturias, en cuerpo y alma. Eso fue lo que él quiso haber hecho si la enfermedad no se lo hubiera impedido».6

6. Entrevistas a Miguel Ángel

familia (1954-2016)

Alejandro Lanöel.

Tras vivir durante la década de los años 80 con los Lanoël, Blanca eligió pasar sus últimos años con un grupo de mujeres argentinas que la acogieron y la cuidaron mientras ella vivía de una pequeña pensión económica que le enviaba el Gobierno guatemalteco.

Según una información publicada en El Pa í s , la viuda del Nobel guatemalteco ofreció al Ministerio de Cultura la biblioteca y los manuscritos de su esposo con la intención de que permanecieran

el Cincuentenario del Premio Nobel en www.academia.edu. Documento PDF de Internet, pág. 345.

7. Según la entrada en Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Alejandro_Lanoël

Asturias

Asturias y

por

en Mallorca en el transcurso de una entrevista con el ministro de Cultura, Pío Cabanillas, el 12 de septiembre de 1978. El ministro agradeció la valiosa donación y le ofreció los locales necesarios para la adecuada exposición de sus libros y manuscritos en salas que llevarían el nombre de Miguel Ángel Asturias, y que se ubicarían en Mallorca, dada la vinculación sentimental que el matrimonio tenía con la isla. La pregunta es: ¿dónde se encuentra todo el material del literato centroamericano y, sobre todo, lo que nació bajo el cielo azul de Mallorca? Hay localizados varios lugares fundamentales que atesoran el legado del nobel. En 2016, la familia cedió el material escrito del «Brujo de las letras» al Archivo General de Centroamérica, en Guatemala, su país de origen. También allí está la Fundación Yax, donde se guarda la documentación que le quedó a su viuda, así como numerosas fotos de ambos disfrutando en la isla, correspondencia, calendarios y cuadernos de apuntes. Los escritos, por expreso deseo de su viuda, fueron donados a Guatemala por Diana San Martín, la mujer argentina que la cuidó hasta sus últimos días en Palma.

Todo el material inédito está pendiente de ser digitalizado para que forme parte de la colección de la Biblioteca Nacional de Guatemala. Según Fernando Feliu, «lo más sabroso e interesante» se encuentra en la Biblioteca Nacional de Francia en París, a cuya colección fueron la mayoría de los documentos literarios escritos tras ser galardonado con el Premio Nobel». Así pues, en 1969, Asturias decidió donar sus manuscritos y señaló también el nombre de los expertos en su literatura, opciones metodológicas y soluciones técnicas para organizar la edición crítica de sus obras. Quiso que la empresa de rescate se desarrollara fuera de una órbita de complicidades e indulgencias familiares o de amistades complacientes.

Blanca de Mora y Araujo murió en Palma el 19 de octubre del año 2000. El mismo día que nació Miguel Ángel Asturias

Rosales, pero ciento un años más tarde. Tras ser incinerada, sus cenizas fueron trasladadas a París, donde reposan al lado de las de su marido. Al igual que otro ilustre visitante de Mallorca, Fréderic Chopin, el matrimonio descansa en el cementerio Père Lachaise de la capital francesa.

EL COMPROMISO POLÍTICO DE ASTURIAS

¿Puede un escritor y diplomático desprenderse del mundo en el que le ha tocado vivir? Miguel Ángel Asturias, denominado en algunos escritos como gran buda del inconformismo universal, es un testigo y cronista de la realidad social que le tocó vivir. La actitud política del literato era la de estar al lado de los que iban a cambiar la historia y reconoció, cuando le otorgaron el Nobel, que se trataba de un premio que también se concede por «considerandos políticos».

Su compromiso era tal que desde muy joven tuvo que soportar la vigilancia continua de la CIA. Sabía que seguían sus pasos, tanto por su pasado como defensor de los derechos humanos de su pueblo, por las críticas a las incursiones políticas y económicas de EEUU, o por su amistad con el gobierno ruso. De hecho, según el recepcionista del Hotel Punta Negra, Miquel López Sarquella, el escritor chap í n evitaba mantener conversaciones sustanciales. Igualmente, en el hotel recibían numerosas llamadas de personas que querían contactar con el nobel, pero él siempre declinaba las invitaciones.

Siempre amable, parecía un hombre sabio y despistado al mismo tiempo.

Miquel López, conserje

A pesar de todo, Asturias ocasionalmente preguntaba al recepcionista por sus orígenes, puesto que sabía que había sido un niño de la guerra y que había

Miguel Ángel Asturias en su época de estudiante universitario. Foto: Fotos antiguas Guatemala, Wikipedia.

Miguel Ángel Asturias frente al Muro de los Lamentos en Israel. Foto: Fotos antiguas Guatemala, Wikipedia.

nacido y había sido criado en Moscú. No obstante, el mago de la palabra jamás habló ni comentó nada sobre el franquismo, por eso al recepcionista le pareció «rojillo».

Durante la estancia de Asturias en Mallorca escribió alrededor de ocho obras, la mayoría de ellas teatrales, ya que, en aquella época, según Feliu Moggi, «estaba muy involucrado en el teatro activista», destinado a los estudiantes «capaces de enfrentarse, alzar la voz y plantarse» ante el sistema, tal como había hecho él durante el periodo de la dictadura de Manuel Estrada Cabrera en Guatemala (1898-1920). En la época en la que escribe esas obras de teatro en Mallorca, según Feliu, «está pensando en su propia juventud» a través de su participación en un movimiento estudiantil «progresista y antiimperialista, pero también democrático».

También desde Mallorca, el escritor y diplomático tuvo que hacer frente a un problema familiar y político. Una de sus nueras fue raptada en México por la organización terrorista la Mano Negra con intención de llevarla a Guatemala. Gracias a los contactos, Asturias pudo conseguir que los terroristas abandonaron a su nuera arrojándola a una cuneta. Luego ella y su hijo Rodrigo consiguieron asilo en Cuba.

Cuatro días después de la muerte de Miguel Ángel Asturias, el escritor Francisco Umbral hizo referencia a la pérdida del literato guatemalteco y a su exilio político:

[...] la vida, que es naturalmente burguesa, nos va haciendo a todos un poco de derechas. Yo diría que de derechas se es naturalmente al nacer. De izquierdas hay que hacerse. […] Los progres nos estamos quedando sin mitología.

Paco Umbral, periodista

EL PREMIO NOBEL A RECORDAR

El Premio Nobel de 1967 fundió dos corrientes novelísticas: el realismo social y el realismo mágico, lo cotidiano y lo onírico. Con el afamado galardón de Literatura cuando tenía 68 años, Miguel Ángel Asturias Rosales contribuyó a que su Guatemala fuera foco de atención, así como la cultura y tradiciones mayas. Su nieto Sandino recordó que su abuelo «es la persona que mundializó Guatemala al producir el único Premio Nobel de Literatura de Centroamérica y el Premio Lenin de la Paz», entregado este último por la Unión Soviética en 1965 por su contribución a la causa de la paz entre los pueblos.

Sin embargo, ni en Mallorca ni en Guatemala parecen acordarse de tan ilustre personaje. Apenas dos bustos dan fe de su paso por la isla, mientras que, en su país, el propio ministro

Miguel Angel Asturias, Premio Nobel de Literatura 1967, en los estudios de la UNESCO 1968. Fotos: Dominique Roger.

DOSSIER

El escritor Miguel Ángel Asturias, premio Nobel de literatura, en el hotel Punta Negra, 1968. Foto: Joan Llompart Torrelló a Calvià ahir.

de Cultura, Felipe Aguilar, pide «disculpas» a la familia por el trato que se le ha dado y muestra su «vergüenza» por el hecho de que la escultura del escritor erigida en la zona 9 de la capital haya sufrido incluso sustracción de piezas en un intento de «robar nuestra identidad». «Lo más correcto sería pedirle perdón a Asturias porque como país, si no reconocemos lo que fuimos, no vamos a poder construir lo que seremos», avisa el ministro, quien manifiesta que es «nuestra responsabilidad» mostrar a Asturias como un «héroe guatemalteco» a las nuevas generaciones, porque con sus manos y su cabeza «nos proyectó hacia el mundo y tenemos que empezar a presentarlo dignamente».

Desde sus Leyendas de Guatemala hasta sus últimos escritos, el autor tuvo como propósito mostrar al mundo la riqueza de sus orígenes precolombinos, hito imprescindible para destacar el auge de la literatura latinoamericana en castellano. Para el laureado escritor, era necesario prestar atención a la expresión de las civilizaciones anteriores a la llegada de los españoles. Plasmó el conflicto social en la llamada trilogía bananera: Viento fuerte (1950), El papa verde (1954) y Los ojos de los enterrados (1960). En esta misma línea, la familia Asturias ha anunciado la futura traducción de algunas de las obras

del nobel a tres idiomas mayas: kaqchikel, k’iche y Tz’utujil. Su nieto Sandino considera una «deuda histórica con los pueblos originarios para que puedan leer a Asturias en su propio idioma», teniendo en cuenta que sus libros han sido traducidos ya a 50 idiomas en todo el mundo menos en los que se habla en su país originario.

El hijo del comandante guerrillero Gaspar Ilom, Sandino Asturias, es el actual gestor de la Fundación Miguel Ángel Asturias de Guatemala. El nieto del nobel ha sido el responsable también de la recopilación de la obra El hombre que lo tenía todo todo todo.

El 19 de octubre de 2016, Miguel Ángel Asturias, hijo del nobel y residente en Buenos Aires, anunció en Guatemala la creación de la Fundación Asturias, para divulgar la obra de su padre. En la misma fecha donó al Archivo General de Centroamérica aproximadamente 3.200 libros y documentos de la biblioteca personal de su progenitor, los cuales están a disposición del público, debidamente ordenados, gracias al esfuerzo de casi un año de trabajo para catalogarlos y clasificarlos por parte del personal del Archivo.8 Miguel Ángel Asturias junior y su sobrino Sandino fueron los responsables del año dedicado al nobel Asturias en 2017.

Miguel Ángel Asturias.

8. Entrevistas a Miguel Ángel Asturias y familia (1954-2016) por el Cincuentenario del Premio Nobel en www.academia.edu. Documento PDF de Internet, pág. 169.

El autor tuvo como propósito mostrar al mundo la riqueza de sus orígenes precolombinos, hito imprescindible para destacar el auge de la literatura latinoamericana en castellano

Otro de los proyectos que se van a llevar a cabo es la digitalización de una colección privada de libros y documentos del archivo de Asturias cuando vivió en Guatemala y que la familia donó al Archivo General de Centroamérica, entre los que se incluyen cartas, fotos, periódicos y libros con dedicatorias de escritores famosos. «Se hará una adecuada selección digital respetando la memoria del mago de la palabra y los derechos de autor de los documentos originales», ha destacado recientemente su nieto Sandino.

La familia Asturias tiene actualmente la ambición de recuperar para Guatemala una copia de los manuscritos donados en vida por el nobel centroamericano a la Biblioteca Nacional de París para ser expuestos en el Museo de la Universidad San Carlos y en la futura Casa Museo Asturias, para lo cual ya se han iniciado gestiones con el embajador de Francia en Guatemala. Junto con ello, se está evaluando una propuesta para realizar un remake del film Señor Presidente con cineastas guatemaltecos, al tiempo que se pretende crear la Cátedra Asturias en la Universidad Pública de San Carlos y en la Universidad Rafael Landívar y así como reeditar el libro Miguel Ángel Asturias: sueño y realidad, a cargo del gobierno francés con motivo del 50 aniversario de la entrega del Premio Nobel de Literatura.

El pasado 19 de julio, el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala firmó un convenio con la Fundación Miguel Ángel Asturias para recuperar la casa de infancia del laureado escritor, que está en total abandono en el barrio Candelaria de

la zona 1 de la capital. El propio ministro de Cultura, Felipe Aguilar, pidió «perdón» a la familia en nombre del Estado de Guatemala porque es una «vergüenza cómo hemos actuado» en relación al Premio Nobel a lo largo de estos años:

Personas como Asturias nos dieron patria y, por eso, vale la pena pedir perdón a él y a su familia.

Felipe Aguilar, ministro de Cultura de Guatemala

El gran proyecto para Guatemala es la Casa Museo Miguel Ángel Asturias, que se convertirá en un centro cultural de libre acceso para estudiar su vida y obra, así como para escuchar sus poemas de su propia voz.

Hombre correcto, de quietud balsámica, los textos de Asturias pueden leerse tanto desde el punto de vista sociológico como estético. El «Brujo de las letras», con su literatura, conquistó gran número de lectores y dio a conocer el universo maya de manera amena y esencialmente mágica. Un universo que se muestra con alto contenido colorista, exótico y exuberante, del cual también forma parte los paisajes de la costa de Calvià.

Centro Cultural Miguel Ángel Asturias de Guatemala.

Muy a menudo los literatos se han ganado la vida trabajando como articulistas en periódicos o como guionistas. Es en los medios donde se enajenan y confinan su verdadera vocación. Pero, ¡cuán importante es conocer la palabra, la calidad de la voz y la construcción de la imagen para un escritor!

En 1918 Asturias empezó a colaborar en algunos diarios de Guatemala y con las revistas de estudiantes contrarias a la dictadura en su país. De hecho, tiene en su haber un himno revolucionario, La Chalana, que todavía cantan los estudiantes guatemaltecos. En 1934 editó una revista semanal titulada Éxito, aunque sólo duró un año fue fundamental en la fundación de la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG).

Sin embargo, la gran apuesta periodística de Asturias Rosales fue el Diario del Aire en 1938, primer radioperiódico que vio la luz pública en Guatemala. Lo novedoso consistía en que las noticias, comentarios e informaciones, en vez de tener que ser leídas en los periódicos, eran escuchadas por radio. Era la manera de llegar a una amplia población no alfabetizada que sí entendía el verbo hablado. En breve alcanzó una enorme audiencia y prestigio. La gente se arremolinaba en el Parque Central de Ciudad de Guatemala para escuchar a través de unos altavoces los informativos, cuyos guiones pasaban la censura previa de la dictadura de Jorge Ubico. La línea editorial sorteó los vaivenes políticos de la época, con no pocos peligros debido a los prejuicios y el rechazo a todo lo que tuviera olor a libertad.

En la Biblioteca Nacional de Guatemala se pueden encontrar los guiones mecanografiados durante diez años del programa radiofónico Diario del Aire Posteriormente, en la década de los 60 formó en Roma una agencia de noticias latinoamericana que fue muy importante en el ámbito informativo.

En cuanto al ámbito visual, el escritor estaba seguro que el valor de la imagen iba a modificar completamente la creación literaria a partir de mediados del siglo XX. Fue miembro del jurado en varios certámenes de cine, por ejemplo, en el de Cannes en 1970. Ese mismo año se estrenó en Venecia la película Señor Presidente, de Marcos Madanes, cuya adaptación cinematográfica de la obra cumbre del laureado escritor le decepcionó profundamente.

Miguel Ángel Asturias y su inseparable máquina de escribir.

En la década de los 60 formó en Roma una agencia de noticias latinoamericana que fue muy importante en el ámbito informativo

ASTURIAS PERIODISTA

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