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Argentina: entre sequías y obras

En medio de sequías históricas y una situación económica apremiante, el país mantiene el movimiento de obras en agua limpia y saneamiento a la par que vuelca sus expectativas hacia las fuentes de agua no convencionales.

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La economía argentina transita por un momento que combina inflación, endeudamiento externo y déficit fiscal, pero persiste en sus metas de servicios e infraestructura con obras como el Sistema Riachuelo, ampliaciones de los servicios agua y saneamiento y las desalinizadoras con fines municipales de la Patagonia. Por otro lado, las circunstancias climáticas como la reducción de lluvias en localidades agrícolas y la bajada de ríos importantes como el Paraná, suscitadas a finales del año pasado y principios de este, se han convertido en una llamada de atención a las autoridades para ser más eficientes en la gestión del recurso y anticiparse al agravamiento ocasionado por el cambio climático. Según datos publicados el pasado 30 de junio por el Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (Sissa), en la Argentina solo el 32,96% de la superficie (825.609 kilómetros cuadrados) no está seca, mientras que el resto de la superficie padecen distintos grados de sequía que van desde la moderada hasta la excepcional pasando por severa y extrema.

En palabras de Manuel García Mata, gerente general de Fluence Sudamérica, “para hacer frente a las crecientes demandas y a los desafíos generados por el cambio climático, la gestión hídrica en la Argentina debería comenzar a considerar las fuentes NO CONVENCIONALES o ALTERNATIVAS. En particular, la desalación de agua de mar y el reúso de efluentes tienen un gran potencial”.

Agregó que los casos de las plantas desaladoras para producción de agua potable de Puerto Deseado y Caleta Olivia – Provincia de Santa Cruz- son ejemplos exitosos que podrían ser replicados en otras zonas de la costa atlántica argentina. A su vez -dijo- el reúso de efluentes ya tratados con fines de riego o industrial también tendría que ganar espacio dentro de las fuentes para abastecimiento de agua. Opinó que un ejemplo del potencial del reúso de efluentes es el proyecto, aún en evaluación, para abastecer con agua de procesos a partir de efluentes tratados al Polo Petroquímico de Bahía Blanca – Prov. Buenos Aires- lo que permitiría liberar agua del dique Paso de las Piedras para el abastecimiento de agua potable a la ciudad. Las obras El Sistema Riachuelo es una de las obras de saneamiento más importantes que se estén ejecutando actualmente en Sudamérica y su objetivo es mejorar la capacidad de transporte y tratamiento de líquidos cloacales de la Ciudad de Buenos Aires y algunos partidos del conurbano. La obra fue visitada el pasado mes de junio por el vicepresidente del Banco Mundial, Carlos Felipe Jaramillo, quien expresó estar muy satisfecho por lo adelantando de la construcción. “Esperamos que se cumplan las metas y que en un año estemos dando la inauguración de la Planta” dijo.

Sistema Riachuelo podría estar terminada a mediados de 2023

Respecto al agua potable, el pasado 15 de junio se dio inicio a la ampliación de la Planta Potabilizadora de Santa Fe y de Granadero Baigorria, que permitirán que más de un millón de personas accedan al servicio de agua potable en la provincia. Ambas obras serán realizadas mediante del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA) con una inversión de 7.211 millones de pesos argentinos. A parte de los ya citados casos de desalinización en la provincia de Santa Cruz, donde Noel Patt, de la entidad operadora, informó que se estudia la posibilidad de aumentar la capacidad instalada para desalinizar y llevar el beneficio a otras localidades donde se recrudece el estrés hídrico, en Puerto Madryn (Prov. Chubut) las autoridades también han manifestado la intención de hacerse de la tecnología. Recientemente, Gustavo Sastre, intendente de la municipalidad de Puerto Madryn, aseveró que una planta desalinizadora es “una buena alternativa” y se reunió con representantes de la empresa israelí Aqwise para evaluar las ventajas. Sostuvo que “hay que buscar financiamiento de Nación o de alguna banca privada” para la ejecución del proyecto. Para finalizar, es posible asegurar que el panorama hídrico de Argentina se dibuja entre matices claroscuros por las condiciones climáticas y económicas que se ciernen sobre la posibilidad de avanzar en las metas, pero con la voluntad de innovar en el abastecimiento a partir de fuentes convencionales para fortalecer sus sistemas municipales e industriales. Lo mejor o lo peor, en materia de gestión hídrica en este país, está por verse.

CAPACITACIÓN EFECTIVA EN DESALACIÓN

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