Ayer comenzó la Escuela de Padres, comenzábamos en el cole a las 8.45 a preparar el cañón y el ordenador que se iba a utilizar, a acondicionar la sala de usos múltiples, hacer las fotocopias, todo a punto para lograr que esta primera sesión fuera un éxito. Atrás quedaban horas de preparación, alguna que otra reunión y mucha colaboración e interés. Cuando el reloj marcaba las 9:00 empezaron a aparecen sentimientos de satisfacción mezclados con desilusión al comprobar la poca participación de las familias, solo 9…
¡Qué decepción! ¿En qué hemos fallado? ¿Por qué ese desinterés? ¿Por qué hace unas semanas teníamos la misma sala llena de familias preocupadas por la sarna? Sólo queremos recordaros que la Escuela de padres se hace por vosotros, padres y madres de nuestros niños, porque creemos que es importante enseñar a vuestros hijos mates, lengua, cono, lectura pero más importante es educarles (JUNTOS) para lograr que sean personas, buenas personas. Queremos compartir con vosotros una historia que hoy hacemos nuestra:
PAPÁ...YO QUIERO SER COMO TÚ Mi hijo nació hace pocos días, llegó a este mundo de una manera normal... Pero yo estaba de viaje ... ¡tenía tantos compromisos! Mi hijo aprendió a comer cuando menos lo esperaba, y comenzó a hablar cuando yo no estaba... ¡Cómo crece mi hijo! ¡Cómo pasa el tiempo! A medida que crecía, mi hijo me decía:
— ¿Papá, algún día seré como tú? ¿Vas a ir a recogerme al colegio? ¿Vas a hablar con mis maestros? — No puedo, hijo, pero estudia que es importante la escuela y algún día iré a verte al cole; ya lo verás. Mi hijo cumplió diez años hace pocos días y me dijo: — ¡Gracias por la pelota, papá!, ¿quieres jugar conmigo? — Hoy no hijo; tengo mucho que hacer. — Está bien papá, otro día será. Se fue sonriendo, siempre en sus labios las palabras: «Yo quiero ser como tú». Mi hijo volvió de la Universidad el otro día, todo un hombre. — Hijo, estoy orgulloso de ti, siéntate y hablemos un poco. — Hoy no papá, tengo compromisos. Por favor, préstame el coche para visitar a algunos amigos. Ahora ya estoy jubilado, y mi hijo vive en otro lugar. Hoy lo llamé: — !Hola hijo, ¿cómo estás? ¡Me gustaría tanto verte! – le dije. — Me encantaría, padre, pero es que no tengo tiempo. Tú sabes, mi trabajo, los amigos... !Pero gracias por llamar, fue increíble oír tu voz! Al colgar el teléfono me di cuenta que mi hijo había llegado a ser como yo.
POR ESO, ANTES DE QUE SEA TARDE Y NOS DEMOS CUENTA DE LO RÁPIDO QUE HA PASADO TODO Y DE TODAS LAS COSAS QUE NOS HEMOS PERDIDO, VUESTROS HIJOS Y NOSOTROS OS PEDIMOS UNA HORA DE VUESTRO TIEMPO. UNA HORA PARA REFLEXIONAR, PARA APRENDER, PARA COMPARTIR…PORQUE INVERTIMOS MUCHO TIEMPO Y DINERO EN CLASES PARTICULARES, EN APUNTARLES A MILES DE ACTIVIDADES, EN DARLES TODOS LAS PLAYS, LAS PSP…Y POCO, A NUESTRO PARECER, EN LA COLABORACIÓN CON LA ESCUELA.
SEGUIMOS
ANIMÁNDOOS
A
ASISTIR
A
VUESTRA
ESCUELA. PARA TERMINAR QUEREMOS DAR LAS GRACIAS A TODOS LOS
PADRES
PROYECTO.
Y
MAESTROS
QUE
CREÉIS
EN
ESTE