Guía de lectura de Rosa Regás

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ANIMACIÓN A LA LECTURA PARA ADULTOS

CURSO 2008-2009 Aula de Paracuellos de Jiloca

Guía de Lectura: Rosa Regás “La mujer y la escritora”

Centro Público de Educación de Personas Adultas MARCO VALERIO MARCIAL


GUÍA DE LECTURA 1. Introducción Rosa Regás: “La mujer y la escritora” 2. Actividades previas a la lectura: Presentación de la autora: Biografía Obras: Bibliografía 3. Actividades mientras la lectura. Presentación de los libros que vamos a leer: La canción de Dorotea, Luna Lunera, Diario de una abuela de verano, y el libro de relatos: Sombras nada más. Partes del libro: argumentos. Vocabulario

(ejercicios

de

búsqueda

y

comprensión

de

palabras). Palabras que no sabemos lo que significan Nos fijamos como escribe la autora: tipo de oraciones, en primera o en tercera persona, tipo de novela: histórica, actual,…; evolución de los personajes, comprensión de palabras y expresiones,… 4. Actividades después de la lectura. Entrevista a la autora: preparar preguntas sobre el libro. Análisis: qué me ha gustado y que no. Temas a tratar en debate: mujer y literatura; política y mujer; la posguerra española; abuelos y nietos; la alegría de vivir; confianza y dejadez; etc. Temas recurrentes en la obra literaria de Rosa Regás. Análisis de los cuentos o relatos cortos. 1. Características de los relatos frente a la novela. 2. Finales de los relatos. 3. Temas. 4. Escritores especialistas en relatos. 5. Escribir un microrrelato a partir del final de alguno de los libros de Regás.

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1. Introducción Rosa Regás: “La mujer y la escritora” Acciones:

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a escritora Rosa Regás consideró ayer en Léon que la discriminación de la mujer «es una tragedia», de la que el «verdadero culpable» es «nuestra sociedad profundamente machista, con unas costumbres arraigadas en lo más profundo de nuestra cultura y religión». Antes de participar en una mesa redonda en León, en la que coincidió con el humorista Antonio Fraguas Forges y la candidata número dos del PSOE de León al Congreso, Amparo Valcarce, la escritora afirmó que «hablamos de este tema como si se tratara de un problema, de un conflicto con una solución, cuando se trata de un verdadero drama». «Los culpables de este drama no son los hombres machistas, o las mujeres, por machistas que sean y que también lo son», sino que a su juicio, el responsable es la sociedad que «está muy atrasada» y citó la religión católica, que «todavía hoy impide que las mujeres sean ministros de Dios y, por lo tanto, las considera inferiores», afirmó. Asimismo se refirió a «las leyes, que señalan la igualdad entre hombres y mujeres, igual que entre distintas razas y religiones» y, al respecto, indicó que «estamos muy lejos de alcanzar las leyes, entre otras cosas, porque tenemos algunos jueces que las leen a su manera y muchas veces nos acusan de la misma manera que en los siglos X, XI y XII».”

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osa Regás, novelista y ex directora de la Biblioteca Nacional y la novelista marroquí afincada en Cataluña Nafat El Haschmi, abren hoy la cuarta edición del seminario “Mujer, Arte y Sociedad en el Siglo XXI: Dos Culturas”, que organiza El Centro Cultural de la Generación del 27, dependiente del Área de Cultura de la Diputación de Málaga, en colaboración con el Centro de Formación del Profesorado de Málaga, el Servicio Provincial de la Mujer y el Instituto Andaluz de la Mujer. En cada sesión de este seminario, que se celebrará hoy y los días 9, 17 y 23 de abril a partir de las 18.00 horas, intervendrán una ponente española y otra marroquí, que aportarán sus experiencias personales y artísticas y su opinión sobre la situación de la mujer en su país de origen. Todas las ponentes son mujeres de amplia trayectoria. Rosa Regás y Najat El Haschmi, que ganó el premio de las letras catalanas Ramón Llul con ‘El último patriarca’, en la que aborda la violencia doméstica, dedicarán su encuentro de esta tarde (18.00 horas) al análisis de ‘La mujer en la novela actual en Marruecos y en España’.”

Opiniones: "Yo aprovecho esta fama que me han dado los premios que he ganado y los libros que he vendido para dar voz a los que no tienen voz"

"Las personas mayores tenemos la ventaja total de poder decir lo que nos da la gana. Yo digo lo que pienso honestamente, y ya está."

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"No es la mujer la que transmite el machismo, ni tampoco es el hombre: es la cultura."

“Una mujer, para tener el prestigio de un hombre mediocre, tiene que ser muy vieja o estar muerta.” "Si uno empieza a mirar quién está en el gobierno verá que todos son franquistas." “Los hombres profesionalmente no nos ven. No es que no nos quieran, es que no nos ven. Nos ven como madres, como hijas, como amantes, como prostitutas o como sirvientas, pero nada más. Después se acostumbran” “Las mujeres son tan tontas o tan listas como los hombres, sin embargo se va constantemente contra las mujeres”

No

ha parado desde que recibió el Planeta, pero tiene todo el tiempo del mundo. Tiempo para pararse con la gente, tiempo para preguntar, para charlar, para sonreír, para dedicar sus libros con autógrafos kilométricos que luego decora con florecitas. Y aunque ya tiene ganas de relajar el ritmo para sentarse a escribir tranquilamente, no se niega a ir allá a donde la reclaman. Entre la serenidad que emana y lo apretado de su agenda, hay que tener en cuenta que Rosa Regàs pocas veces ha estado quieta. Es ésta una mujer de múltiples vocaciones, de las cuales la escritura ha sido la última en aflorar. Ha sido madre de cinco hijos y ha trabajado de traductora, editora, periodista... Además toca el piano, viaja compulsivamente, e incluso me promete que la próxima vez que nos veamos me contará cómo ganó una medalla como gimnasta. -Al recibir el Planeta dijiste que ibas a usar el dinero para comprar tiempo. ¿Qué has hecho con él? -Pues en junio recibí cuatro meses y ya me los he gastado. Y Hacienda se ha quedado la mitad, claro. De todas maneras, es casi una contradicción, porque en el momento en que ganas el Planeta todo el mundo quiere que vayas a contar cosas,

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te piden que hables de todo. Y yo en este tiempo he aprendido a decir: yo de esto no puedo hablar, porque no sé. Porque te preguntan: ¿qué opina usted de la minifalda? ¿Qué opina de los anticonceptivos? Pues oiga, no opino. Hay cosas que sí pero muchas otras que no. -Escribes "desde la parte amarga de la vida". Sin embargo, viéndote, no pareces para nada encajar con esa amargura. -Es lo que me dicen mis hijos, sobre todo uno de ellos: ¿cómo puede ser que una persona tan alegre como tú escriba siempre esas cosas tan amargas? Y es que tal vez al escribir, al entrar dentro de mí misma, al profundizar en la realidad, dejo esa parte más externa de alegría y de buen humor, y me meto más en la brutalidad de la vida. -Has dicho que para crear es necesario tener un espacio propio, y que para las mujeres es especialmente difícil encontrar ese reducto de libertad. -Es que no hay, no tenemos, lugar libre en la mente. Estamos siempre muy ocupadas con muchas cosas. Primero que tenemos una vocación de Marta, que nos gusta la casa y el hogar y las cortinitas, esto nos ocupa mucho sitio. Pero también nos cuidamos de la casa y nos cuidamos de los hijos, y nos cuidamos del marido, y de las gallinas y del huerto, y de todo. -¿Dices en serio que nos gusta? -Bueno, no sé si nos gusta, pero lo desarrollamos, tal vez porque nos lo ha inculcado una cultura de 4.000 años. La división de funciones se produjo hace muchísimo tiempo, de tal manera que no es la mujer la que transmite el machismo, ni tampoco es el hombre: es la cultura. La cultura nos ha separado las funciones, y todavía se resiste a creer que una mujer es el equivalente de un hombre. No digo que sea igual, pero sí que es equivalente. -Aunque vivimos en un mundo de hombres, se habla cada vez más de conceptos como feminización de la cultura. ¿Hacia allí vamos? -Ya convendría. Pero fíjate, ayer estuve haciendo un artículo sobre los premios Príncipe de Asturias de este año: ni una mujer, ni una. Pero no es porque los hombres no quieran, es que no las ven. Una mujer, para tener el prestigio de un hombre mediocre, tiene que ser muy vieja o estar muerta. Porque los hombres no nos ven ni nos consideran. Incluso los que están contentos de que hayamos irrumpido en el mundo de las letras y de las artes y de la música, incluso éstos. Los hombres no leen libros de mujeres. -Has llevado una vida muy activa, siempre has estado muy ocupada. ¿Dónde tienes tú ese espacio privado, que te permite la creación? -Bueno, yo no lo he tenido hasta que he sido muy mayor, hasta los 55 años no escribí mi primer libro. No sé si habría sido capaz de escribirlo antes, creo que no. No sé si porque mi vocación no había aflorado del todo -aunque siempre la he tenido-, o porque no me veía capaz o lo dejaba para más adelante... Para mí escribir cuatro novelas ha sido, como para todo el mundo, un gran esfuerzo de concentración y de profundización, porque yo sí creo que todo está dentro de mí misma. Y esto no habría podido hacerlo hace 20 años, porque me habría ido, no sé, al mar, a cualquier sitio.

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-Hablas de ese proceso de introspección, de ponerte a escribir, como algo que te parece difícil, y al mismo tiempo... -Muy atractivo. Me cuesta mucho ponerme a escribir, mucho, mucho, pero cuando me pongo se me va el mundo entero. Ahora estoy escribiendo un cuento que me han pedido y es feo, no me gusta nada, es una tontería, sin embargo ya me he metido. -¿Las mujeres lo tenemos más fácil a la hora de hacer ese ejercicio de introspección? -No lo sé, no creo. Los hombres se han empeñado en decir que nosotras sólo sabemos hacer literatura intimista y en primera persona, y se olvidan de que las mejores novelas policíacas, de fantasía, de ciencia-ficción, han sido escritas por mujeres. Lo que nosotras hemos hecho es incorporar a la literatura el mundo de la intimidad, donde hasta entonces habían entrado muy pocos hombres. Uno de ellos fue Proust, uno de los más grandes escritores que el mundo ha tenido. Pero en general los hombres entienden el mundo de la intimidad de otra manera, no porque sean distintos, sino porque culturalmente los sentimientos les dan un poco de grima. Incluso en el ámbito doméstico, siempre hay esta conversación en la que la mujer se queja de que el hombre habla poco, porque nosotras hablamos de los sentimientos, les damos la vuelta, analizamos. Y los hombres: esto ya lo hemos dicho, ya está. Se cansan. Ésta es una de las grandes diferencias entre hombres y mujeres, porque los hombres han tenido constantemente la función de ser los protectores, no se pueden permitir debilidades, y los sentimientos siempre les han parecido una debilidad. Estos pobres tíos no pueden llorar, no pueden tener un fallo en la cama, porque todo va en contra de su prestigio, de ser el tipo que lo dirige todo, lo arregla todo... Es muy duro ser hombre en un mundo machista. -Hay dos constantes en tu vida: una es la literatura y la otra es tu familia. Sin embargo, este concepto está cambiando mucho, tú misma cuentas que tuviste que inventarte a tu propia familia -Claro que sí, el modelo tradicional, que antes era el único, ahora es uno de tantos. Está el padre dominador, la madre obediente y los hijos sumisos; pero hay cantidad de mujeres que no tienen ningún hombre en casa y que llevan a la familia como les da la gana; hay niños que tienen dos madres y dos padres, y hasta tres, y no pasa nada. Cuando yo era pequeña, si tenías a tus padres separados se te había caído el pelo. Y yo creo que todo está muy bien, porque la familia, sea como sea, tiene que ser un reducto donde el hijo va aprendiendo la única cosa que le va a servir cuando sea mayor, que es ser libre. -Partiendo de una infancia que tú misma has calificado de dickensiana, has ido creándote tu propio camino de una forma muy rompedora. ¿Cómo lo has hecho? -Bueno, también tuve la ventaja de que estaba en contra de lo que me habían impuesto, por lo tanto lo tenía más fácil. Quiero decir que si hubiera tenido un padre y una madre y hubiera sido más feliz, a lo mejor me habría quedado ahí. O sea que nunca sabes por qué vienen las cosas. Una misma tragedia, por ejemplo, a mi hermano mayor le jodió la vida entera, pero a mí me ayudó a ver la facilidad a la trasgresión, que no sé si la hubiera podido ver en una familia compacta y tradicional. Y luego también aguantar lo que te venga. Yo... no sé, a mí todo me parece aceptable -estoy hablando de cosas que me pasan a mí-. Si tengo un traje, lo tengo, y si no, no lo tengo. No me quejo. Como partí de la nada, eso me ha ayudado.

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-¿Hacia dónde enfocas tus luchas ahora? -Fundamentalmente, hacia lo que me parece injusto del mundo en el que vivo. Pues para defender a los obreros de Sintel, para ir en contra del Plan Hidrológico Nacional, por supuesto para ir en contra de Bush, para ir en contra de Sharon, para poder en un momento determinado pensar que la derecha no siempre está mal, que a veces también, por ejemplo en el caso de Chirac, es capaz de hacer prevalecer el derecho internacional para oponerse a la guerra. Para meterme con la Fundación Francisco Franco, que ya ha cobrado 124.000 euros desde que está el PP... Pues para denunciar un poco todas estas cosas, que me parecen abusos de autoridad. -El otro día el PP decía que no aprueba la búsqueda de las fosas comunes de la guerra civil y todo este tema de la recuperación de la memoria histórica. -¡Claro que no! Si son todos tíos, abuelos y primos de los que están en el gobierno, si no han sido capaces todavía de condenar un régimen dictatorial como el de Franco... A pesar de que lo está pidiendo la Comunidad Europea, la ONU, pero no, no, es que no pueden, si uno empieza a mirar quién está en el gobierno verá que todos son franquistas. -La cuestión es que insisten en que el pasado está muerto y enterrado... -Entonces, ¿por qué en la Catedral de Vitoria están desenterrando los cimientos? ¿Para qué sirve la arqueología y para qué sirve la historia? Entonces que suspendan las películas del oeste y las del Vietnam en los Estados Unidos y que no se vuelva a hablar de la revolución francesa, ¿no? -Has dicho "mi voz se oye poco, pero estoy convencida de que se oiría muchísimo menos si me callara" -¿Sabes qué pasa? Que yo tengo conciencia de que soy una persona mayor, a pesar de que no me siento así, me tengo que mirar en el espejo para saber que soy mayor, y como no tengo mucho tiempo, pues no me miro mucho. Pero sé que soy una persona mayor, y las personas mayores tenemos muchas desventajas, por ejemplo, que sabemos que nos queda poco tiempo. Pero también tenemos la ventaja total de poder decir lo que nos da la gana. Porque a mí ya nadie me va a quitar mi trabajo. Bueno, sí, en algún periódico no me pedirán artículos, ¿y a mí qué más me da? Yo digo lo que pienso honestamente, y ya está. -Después del Planeta, todo el mundo te pide opinión de las cosas. ¿Es que sigue vigente ese papel del intelectual como guía? -Pues no lo sé. Yo creo que al intelectual se le exige más que a los demás ciudadanos, cuando el compromiso se le tiene que exigir igual a todo el mundo. Otra cosa es que el intelectual en un momento determinado, alcanza un momento de fama, que es una cosa perecedera y hay que aprovechar. Por eso yo aprovecho esta fama que me han dado los premios que he ganado y los libros que he vendido para dar voz a los que no tienen voz. En ese sentido soy machacona y protestona. Cuando no tenga esa voz ya podré ir chillando, que nadie me escuchará. Hace muchos años me costaba publicar un artículo, y como ahora no me cuesta, pues lo aprovecho. Yo me siento profundamente solidaria con las personas que sufren por causas injustas, entonces hago lo que puedo, en la medida de mis posibilidades. Pero no porque tenga la responsabilidad, sino porque tengo la oportunidad y siento la satisfacción, el placer, de hacerlo. Texto: Elena F. Vispo / Fotos: J.M.López

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4. Actividades previas a la lectura: Presentación de la autora: Biografía

ROSA REGÁS BIOGRAFÍA Nacida en Barcelona en 1933, Rosa Regàs pasó en Francia los años de la Guerra Civil. Rosa Regàs fue exiliada a Francia donde tuvo el privilegio de ser educada en un colegio naturista y laico en el que permaneció desde los tres hasta los seis años. Cuando volvió a España fue internada en un convento de monjas que le provocó una reacción de la que le costó mucho tiempo rehacerse. En el recinto de la escuela aprendió a divertirse leyendo, el único ocio conocido entonces además del juego y el teatro. Comenzó con los autores españoles de obligada lectura en las clases de literatura y sobre todo los clásicos rusos y franceses del siglo XIX. De ahí pasó a Julio Verne y a los novelistas ingleses del XVIII y del XIX. Más tarde, ya en cuarto de bachillerato, conoció la literatura norteamericana de principios del siglo XX. Con el bachillerato terminado y la carrera de piano a falta de dos cursos, salió del colegio a un mundo que desconocía. Se casó al año escaso y después de tener sus dos primeros hijos, se matriculó en la Universidad de Barcelona donde estudió y se licenció en Filosofía Pura. Fue precisamente en la Universidad donde entró en contacto con poetas españoles como José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma o Gabriel Ferraté, cuyos poemas le abrieron las puertas a la poesía, inglesa, española, catalana, italiana y americanas del norte y del sur. Sin embargo la verdadera educación literaria la adquirió en la Editorial Seix Barral de Carlos Barral, donde comenzó a trabajar con la carrera de Filosofía recién acabada y tres hijos más en la familia. Carlos Barral tuvo que soportar el enfrentamiento con la reacción más inculta que ha conocido el país, que haciéndose con el poder económico de la Editorial, le lanzó a las tinieblas a él y a sus quince años de ingente obra de culturizar con su editorial a una sociedad que había vivido y vivía cerrada al mundo exterior. Fue entonces, en 1970, cuando Rosa Regás decidió fundar su propia Editorial a la que en honor de Nietzsche y en recuerdo de sus olvidados estudios de Filosofía llamó La Gaya Ciencia. Durante catorce años se dedicó a publicar autores poco conocidos o desconocidos entonces como Juan Benet, Álvaro Pombo, María Zambrano, Manuel Vázquez Montalbán, Javier Marías, entre muchos otros, así como poesía y una colección de literatura para niños. También dirigió dos revistas, una de pensamiento Cuadernos de la Gaya Ciencia y otra de Arquitectura, Arquitecturas Bis.

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A la muerte del dictador Franco, lanzó la primera colección política llamada "Biblioteca de Divulgación Política" cuyos autores estaban en su mayoría todavía en la clandestinidad. A esta colección siguieron "Biblioteca de Salud y Sociedad" y "Biblioteca de Divulgación Económica". Con el paso del tiempo, Rosa Regás se dio cuenta de que una de sus vocaciones, la de ser escritora, había quedado relegada. En 1983 decidió vender la editorial y buscar un trabajo que le permitiera seguir gozando de independencia económica sin tener la cabeza tan ocupada. A final de aquel mismo año de 1983 comenzó a trabajar como traductora y editora temporal en las Organizaciones de las Naciones Unidas, en ciudades de todo el mundo, lo que una vez acabado el trabajo le dejaba muchas horas libres. Fue así como comenzó a escribir. En 1987 Carlos Trías, que dirigía una colección de Ciudades en Ediciones Destino, le propuso escribir un libro sobre Ginebra, donde vivía entonces. De esta idea salió finalmente el libro Ginebra, la mirada irónica que una mujer mediterránea extiende sobre la ciudad de Ginebra. En 1991 apareció su primera novela Memoria de Almator que cuenta cómo a través del enfrentamiento con el mundo rural una mujer siempre protegida primero por su padre, después por su marido y finalmente por su amante acaba tomando su vida con sus propias manos. Y siguió escribiendo y trabajando. En 1994 gana el Premio Nadal con la novela Azul, una historia de amor y de mar, que le abrió las puertas al gran público. Fue a partir de entonces cuando le ofrecieron colaborar en prensa. Comenzó publicando en El País y en revistas de viajes, para acabar escribiendo en todos los medios de comunicación que se lo piden. Actualmente tiene una columna semanal, los sábados, en El Correo de Bilbao que se publica también en los periódicos del Grupo, y es asidua colaboradora de El Mundo, de revistas de opinión y de viajes. En 1994 fue nombrada Directora del Ateneo Americano de la Casa de América de Madrid. Así que dejó las Organizaciones de las Naciones Unidas y se instaló en Madrid, donde todavía vive. La experiencia de la Casa de América duró cuatro años y acabó dándole un conocimiento mucho más profundo del arte, la literatura y el cine americanos. En 2003 realizó un viaje de tres meses por los seis países de América Central. A lo largo de todos estos años Rosa Regàs viajó por América del norte y del sur, África de Este a Oeste, muchos países de Europa incluido el Polo Norte, y gran parte de Asia. Un libro de viajes es Viaje a la luz del Cham y narra las experiencias de su estancia en Siria los meses de abril, mayo y junio de 1993. La siguiente novela fue Luna lunera, la historia de cuatro niños hijos de padres republicanos y nietos de franquistas, que transcurre en los fatídicos años de la posguerra española y que le valió el Premio Ciutat de Barcelona 1999. Entretanto aparecieron otros libros que recogían sus artículos en prensa, como Canciones de amor y de batalla y Otras canciones. En el 2001 Rosa Regàs ganó el Premio Planeta con una novela de intriga, La canción de Dorotea, en la que se narran los descubrimientos que una profesora de biología molecular hace en una casa de campo que heredó de su padre. Con el dinero del Premio que para esta edición alcanzó los 100 millones de pesetas Rosa Regàs ha podido cumplir lo que anunció al recibirlo, comprar tiempo. Desde entonces ha encontrado el suficiente para hacer lo que más le gusta, leer, oír música, ir al cine y al teatro, caminar... Actualmente forma parte del Consejo Asesor de la Fundación Cultura y Cambio Social, de la Fundación Alternativas, de la Junta Directiva del Comité Catalán del ACNUR, de ATTAC y es miembro fundador de la Asamblea de Intervención Democrática, El 14 de mayo de 2004 fue nombrada Directora General de la Biblioteca Nacional.

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Obras Las novelas más famosas y representativas de Rosa Regás son: Ginebra (1988): En 1983 Rosa Regàs dejó Barcelona y se fue a Ginebra, donde pasó cada año muchas temporadas mientras trabajaba como traductora para las Organizaciones de las Naciones Unidas. De su estancia surgió el que sería su primer libro, una mezcla de análisis sociológico y narración novelesca, fruto de la atenta contemplación de un modo de vida extremadamente particular. Memoria de Almator (1991): Cuenta como a través del enfrentamiento con el mundo rural una mujer siempre protegida primero por su padre, después por su marido y finalmente por su amante acaba tomando su vida con sus propias manos. Azul (1994): Es la historia de una pasión amorosa entre Andrea -una mujer casada, periodista y con una complicada vida social- y un muchacho más joven, Martín Ures, que llega del interior de la Península para descubrir un variado mundo de gentes y trabajos. Cuando la relación parece resquebrajarse, Martín y Andrea se embarcan en un pequeño crucero. A lo largo de los dos días dura una escala casual en una desolada isla griega, la historia de Martín y Andrea llegará a lo que parece su escenificación definitiva, y Martín descubrirá a costa de sí mismo el poder corrosivo de la usura moral, la violencia fulgurante de la omisión. Viaje a la luz del Cham (1995): Narra las experiencias de la estancia de la escritora en Siria los meses de abril, mayo y junio de 1993. Luna Lunera (1999): El abuelo ha decidido morir y un conjunto de nietos, parientes, amigos y sombras cuentan el pasado de una familia cuyo destino ha dependido siempre del hombre que está a punto de morir. La canción de Dorotea (2001): Aurelia Fontana, profesora universitaria en Madrid, se ve obligada a buscar a alguien que cuide de su padre enfermo, postrado en una casa de campo. Adelita, menuda, parlanchina y eficiente, parece la persona indicada; y una vez ganada la confianza de Aurelia, sigue como guarda de la casa al fallecer el anciano. La dueña, que pasa en la finca contados días al año, asiste entre incómoda y fascinada a las explicaciones de Adelita; hasta que desaparece una valiosa sortija. Diario de una abuela de verano (2004): Desde hace años, cada mes de julio, Rosa Regàs reúne a todos sus nietos en su masía de Llofriu, en Girona. En este diario recoge sus vivencias, el bullicioso encuentro con los niños, las divertidas anécdotas estivales, los temas que van surgiendo: la naturaleza, el amor, la vejez, la violencia, la pobreza, la amistad y sus íntimas reflexiones sobre la vida y el paso del tiempo. Premios Premio Nadal de Novela, 50ª Aniversario, 1994 por la novela Azul. Premio de Periodismo Cadaqués Víctor Rahola, 1998, por el artículo Cadaqués, en publicado. Premi Ciutat de Barcelona de novela en castellano, 1999 por la novela Luna lunera, en la revista Península. Premio Periodismo XII Edición Pica d´Estats de Prensa 2000 por el artículo “Plaza pública sobre el río”, publicado en la sección Motor y Viajes del Diario El Mundo.

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Premio Planeta, 50ª Aniversario, 2001 por la novela La canción de Dorotea. 1ª Medalla Josep Plà, concedida por ACPETUR (Asociació Catalana de Periodistes i Escriptors de Turisme), marzo, 2003.

5. Actividades mientras la lectura. Presentación de los libros que vamos a leer: La canción de Dorotea, Luna Lunera, Diario de una abuela de verano, y el libro de relatos: Sombras nada más.

Rosa Regás, Sombras, nada más (México: UNAM, 1998) Son diez relatos con un hilo narrativo de añoranza, congoja, un tanto de desolación y muchas veces de evocación. Desde el título, las sombras se hacen presentes: del pasado, de un tiempo que se ha ido pero ha dejado experiencias, conocimiento, recuerdos. Otras veces son sombras que abaten y que se han quedado a vivir para siempre con los personajes, como en "La farra", "La nevada", "El sofá naranja" y "El abuelo y La regenta". "La farra" es un relato muy bien estructurado, aunque deja un sabor amargo. Una pareja cuya vida en común es un total fracaso gracias al trauma que habita en la vida de la mujer por el abandono de su padre a su madre. De la chica dulce, tímida y tierna que era antes de contraer matrimonio pasa a ser seca, impositiva, grosera, callada, inexpresiva, el cambio se da desde la noche de bodas... El final es inimaginable y escalofriante. En "La nevada", un matrimonio de más de treinta años se ve destruido por la llegada de una joven que inquieta, hasta trastornarlo, las hormonas del esposo. Es desagradable, y triste, ver a un hombre de cincuenta años deseando a una jovencita y morir en el intento. La esposa sólo mira, sufre, su humillación guarda silencio. "El sofá naranja" es el lugar del encuentro, de los proyectos, de la unión familiar. Hasta el perro lo siente suyo. En este gran sofá se quedan a vivir los años, los secretos, las historias de siete vidas. Todo cambia, menos este sillón naranja al que se puede regresar siempre y volver a sentir lo vivido. Los cuadros de la memoria... En "El abuelo y La regenta" conocemos a una niña, y sus hermanos, cuyo abuelo es franquista y su padre republicano, un padre que acaba de llegar del exilio clandestinamente y vivía escondido en casa del abuelo. Es el tiempo de la posguerra. En un aniversario de la muerte del "tío Miguel", el padre de la niña se niega a sentarse en la mesa del desayuno con un cura fascista, según dice. Esto provoca la furia del abuelo, ante tal desobediencia "se le inyectaron los ojos en sangre y bramando como un poseso y poniendo a Dios por testigo de lo que le había tocado sufrir en esta vida", se pone a dar zancadas. Al final, cuando se da cuenta de que su nieta está leyendo La regenta...

Luna Lunera Varios personajes, ante la presencia del abuelo moribundo, rememoran el pasado de una familia cuyo destino ha dependido siempre del hombre que se encuentra en el lecho de muerte. Un hombre muy autoritario, imbuido en la idea de ser un enviado de Dios.

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A través de las voces de sus nietos, que han vivido bajo su custodia, iremos reconstruyendo la historia de una familia rota por el carácter y las ideas de ese hombre obsesionado; de una madre que lucha por conseguir la custodia de sus hijos; del discurrir de la posguerra civil española, contada a los niños por las mujeres de la cocina. Un mundo cerrado, opresivo, hipócrita, violento, en el que la luz de un patio y una canción simbolizan la vía de liberación. Luna lunera es una novela ambiciosa, apasionada, un fresco de los duros años de la posguerra, teñido por una mirada de comprensión y ternura.

Diario de una abuela de verano “En los diarios y en las memorias no hay escapatoria para

el escritor, es él quien

es ridículo, almibarado, pesimista, o inconexo, no sus personajes. Y aunque esto no sea así, el hecho de aparecer más flagrante el delito y la experiencia personal, nos hace ser más precavidos, más cuidadosos, más meticulosos. Por lo tanto, la dificultad, por lo menos para mí, reside en ese trabajar a cuerpo descubierto sin coraza que me proteja ni sombra que me matice la luz. De todos modos, me digo esta mañana cuando ya asoma la pereza y se escapan las ganas de escribir con que me senté a la mesa, cuando afuera todavía las sombras de la noche disputaban el imperio a la luz naciente del sol, ¡qué difícil es escribir!, sea poesía, prosa, memorias o ficción. Y sin embargo qué apremiante, qué ineludible. Alguien comparó la escritura y la pulsión que provoca con los efectos de la droga dura cuando se llevan muchos años sin poder prescindir de ella: ya no se toma por el placer que proporciona sino por la ansiedad que destierra. Y es que cuando nos llega la inspiración, es decir, la obsesión, y ya nada en el mundo tiene la contundencia ni la realidad de la ficción que estamos creando, la obsesión es de tal calibre que lo que vivimos es la vida de los personajes y en consecuencia se nos escatima el placer que tendríamos si fuéramos conscientes de que efectivamente estamos escribiendo y creando. De ahí que me sea imposible recordar los momentos de exaltación creadora que he vivido y sigo viviendo porque estoy en la piel de mis personajes y no en la mía propia, y sólo recuerdo el esfuerzo ímprobo que supone escribir cuando todavía no tiene forma ni cuerpo la creación que vislumbro y no dispongo de más arma de lucha que la constancia y el trabajo". Rosa Regás

Rosa Regás, como cada año desde 1990, recibe sagradamente el mes de julio acompañada por sus nietos. De esa experiencia, nace este libro. Confieso que cuando me lo prestaron, me alarmé al leer la sinopsis. No entraba en mis planes dedicar demasiado tiempo a un libro que me

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contara anécdotas estivales protagonizadas por catorce niños de variadas edades. Pero me sorprendí. Si hay alguna anécdota, está sutilmente engarzada con el propio espacio de la autora que insinúa pasajes de su propia vida, retazos de sus pensamientos, certezas e incertidumbres. Consigue así un resultado tierno en su medida justa, un libro ameno de leer, pero que te ayuda a plantearte tus propias preguntas sobre educación, política... o el paso del tiempo. El recuncho de Tana

La canción de Dorotea de Rosa Regàs: Aurelia Fontana, profesora universitaria en Madrid, se ve obligada a buscar a alguien que cuide de su padre enfermo, postrado en una casa de campo. Adelita, menuda, parlanchina y eficiente, parece la persona indicada; y una vez ganada la confianza de Aurelia, sigue como guarda de la casa al fallecer el anciano. La dueña, que pasa en la finca contados días al año, asiste entre incómoda y fascinada a las explicaciones de Adelita; hasta que desaparece una valiosa sortija. La actitud críptica de la guarda, y una equívoca y repetida llamada telefónica hacen que Aurelia entrevea que algo anómalo ocurre en su casa mientras ella está ausente. Pero su obsesión por desvelar lo sucedido la lleva, en realidad, a un cara a cara con sus propias frustraciones y deseos inconfesables, en una espiral que, entre la atracción y la repulsa, la conduce a un terreno en el que lo bello y lo siniestro se dan la mano. Rosa Regàs se ha adentrado, con esta historia deslumbrante, en el misterio de las pasiones y de su ambivalencia, y ha conseguido una novela que la confirma en la primera línea de la literatura española actual.

Vocabulario (ejercicios de búsqueda y comprensión de palabras). Palabras que no sabemos lo que significan. _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________

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4. Actividades después de la lectura. Entrevista a la autora: preparar preguntas sobre el libro. _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ Análisis: qué me ha gustado y que no. _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________ _______________________________________________________

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Temas a tratar en debate: mujer y literatura; política y mujer; la posguerra española; abuelos y nietos; la alegría de vivir; confianza y dejadez; etc. Temas recurrentes en la obra literaria de Rosa Regás. Análisis de los cuentos o relatos cortos. 1. Características de los relatos frente a la novela. 2. Finales de los relatos. 3. Temas. 4. Escritores especialistas en relatos. 5. Escribir un microrrelato a partir del final de alguno de los libros de Regás. “el camino de luz que conduce a la ciudad anclada en las nubes y las tormentas, la ciudad que tiene por farolas las estrellas.”... Luna Lunera

María José Ortiz YagüePágina 15


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