Gabriel, de Sara Monteagudo Moya.

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Sara Monteagudo Moya


RELATOS DE OTOÑO 2016 Muchas son las personas que acuden a lo largo del año a la Biblioteca Pública de Albacete: unos buscan fantasía, otros información, otros estudiar…. Y hay quienes encuentran en la Biblioteca un lugar, o un motivo de inspiración, para poder escribir. Son escritores. Son NUESTROS escritores, porque escribir es una voluntad, no un don ni un momento de inspiración pasajera. Y los relatos que forman esta “serie” tienen esa determinación. Tienen, en definitiva, algo que contar. Y lo cuentan. Los relatos que te ofrecemos en las próximas semanas no están escritos por autores que puedan consultarse en una Biblioteca: son lectores que, por esta vez, han cambiado la afición de leer páginas por la de escribirlas. Para la Biblioteca de Albacete es un placer ser mucho más que el lugar donde se guardan los libros: queremos contribuir a ese inmenso patrimonio cultural que es una biblioteca con la vida de quienes nos visitan y nos dan la razón de ser. Añadiendo su obra. Suyo es el mérito, nosotros sólo ponemos la intención y los medios. A lo largo del verano y el otoño te ofrecemos el fruto de quienes, con su silencioso trasiego, habitan esta biblioteca. Estás invitado a pasar a leer, estudiar, investigar y… escribir. Disfrútalo.


GABRIEL EL AMOR TODO LO VENCE Sara Monteagudo Moya Sólo tengo que cerrar los ojos, me decía Irene, y ahí está Miguel, sus finos labios, su agradable sonrisa y sus ojos color miel, es mi amor platónico, quien me conduce por el largo camino de la historia, por el laberinto de los pueblos de la tierra, mi profesor preferido, (me susurraba en tono confidencial), mi tutor, entonces las mejillas se le tornaban sonrojadas, mi dulce, joven, e inocente hermana, a su edad no sabía más, me encantaba su espontaneidad. La vida puede ser tan sencilla y tan fácil cuando la aceptamos como es, pensaba siempre en esos momentos de complicidad, en los que nunca me atreví a decir lo que sentía en realidad. Ella no imaginaba que yo también soñaba con él, y que todo lo que sé de historia lo aprendí por él, “es importante conocer el pasado para entender el presente”, decía siempre Miguel. Fue en alguna de aquellas clases nocturnas cuando se despertaron todos esos deseos que había conseguido ocultar durante años de infidelidad a mí mismo, en los que mi inocente corazón albergaba la obsesión del suicidio, veía en


los objetos cortantes formas brutales de liberación, era como una tentación, me daban miedo hasta las sábanas porque se pueden anudar, el cuerpo tiene su voluntad y la vida es la única que puede explicarnos como es la vida. Pero cómo esconder esos deseos después de las puestas de sol, de esos momentos mágicos en que la claridad daba paso a la tibia luz de la luna, dejando emerger mis sentimientos más profundos, clases magistrales que me hacían sentir que formaba parte de un país maravilloso. “A finales del siglo XVIII, antes de las Guerras de Independencia Americanas, el Imperio Español se extendía desde la frontera de Estados Unidos, hasta la Pampa argentina, ocupaba más de 19 millones de kilómetros cuadrados”. Entonces los ojos de aquel entregado profesor brillaban de una forma especial, si los ojos son el espejo del alma, la suya estaba llena de literatura, de poesía. “Pero si realmente España alcanzó importancia universal fue por sus letras, nuestro Siglo de Oro, Generación del 98, Generación del 27, aquí es donde está su esplendor, capaz de cambiar el rumbo de la historia”. En esos momentos sentía que se paraba el tiempo por unos escasos segundos, a la vez que se expandía milagrosamente dentro de mi alma, y deseaba la proximidad de su cuerpo, mirarlo, admirarlo, abrazarlo, besarlo, dejando atrás el miedo, comenzando a ser otro. Amar a otra persona me reconciliaba con la vida, tantos años de sufrimiento me habían llevado a odiarla, inmerso en una sociedad trasnochada, me autocondenaba debido a una educación religiosa equivocada, sólo podía


juzgarme conforme a la ideas adoptadas a mi alrededor, había privado a mis manos hasta de la alegría de una sencilla caricia, prisionero de mis instintos y ahora de una pasión que había ensanchado mi corazón, empezaba a ser yo mismo, así lo quiso Dios. Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra que me llevare al blanco día, y podrá desatar esta alma mía hora, a su afán ansioso lisonjera; mas no de esotra parte en la rivera dejará la memoria, en donde ardía: nadar sabe mi llama el agua fría, y perder el respeto a ley severa. Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido, venas, que humor a tanto fuego han dado, médulas, que han gloriosamente ardido, su cuerpo dejarán, no su cuidado; serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado. Al fin me había perdonado a mí mismo, me bastaba con estar a su lado, sus hombros, la curva especial de su nuca, quizá su voz, no lo sé, pero volvía a amar la vida, el placer nos pacifica, nos purifica, a veces un árbol basta para saber que existe el bosque, y deseaba tanto compartirlo con Irene, y contigo madre, pero cómo hablarte del lado al que se inclinaban mis instintos, instintos que se comunican con nuestra alma y nos penetran por entero. No hay día que no me acuerde de tu mirada, tan dulce y sosegada, tu amor desinteresado, nadie me ha vuelto a mirar así, con esa entrega, siempre has estado a mi lado con solícito cuidado, pero cuanto más importante es una cosa, más parece que tenemos que callarla, no quería ponerte en


una situación difícil, me juzgabas tímido, introvertido, veía que estabas tan preocupada por mi porvenir que en esos momentos me sentía morir. A veces estuve a punto de confesar, de forma involuntaria, como lo hacen las lágrimas, cuando te dabas cuenta de la tristeza de mi existencia, pensaba que la ignorancia era la mejor forma de no hacerte sufrir. No debes preocuparte, ya no ando solitario entre la gente, ahora tengo a Miguel, verás en esta carta escrita por él, cuan dulce puede llegar a ser, a veces me parece que he estado esperándole toda la vida. “En nuestro rincón, donde pasamos tantos ratos separados del mundo, me pregunto si merece este profesor tanto amor, sentado al lado de la chimenea, donde a veces arde la vida, te escribo esta carta, rodeado de la soledad que me queda cuando te vas, pues es tanta la dicha, la alegría que me haces sentir, que casi me parece imposible vivir sin ti”. Cuatro años de perfecta tranquilidad de espíritu, llenos de tantos momentos de gratitud, en los que un soplo interior me arrastra a colmarte de besos, para que jamás te invada la inquietud, y no se vuelva a posar en tu mirar la oscuridad. Sabes Gabriel, cuando cierro los ojos, te veo llegar a mi palacio, encadenado sin cadenas, entonces veo elevarse el puente, y en esa intimidad, entre esos muros podemos amarnos cuanto queramos, podemos dejarnos llevar por la turbación de nuestros cuerpos, fuera ya del tiempo y del espacio, inexorablemente como en un torrente de la naturaleza, todo es arrastrado por la fuerza del deseo, como el mar que se aleja y vuelve, hablamos de amor, recitamos a nuestros poetas preferidos, después velo tu sueño


eternamente y te protejo entre mis brazos para siempre …”. Hemos sido la primera pareja de homosexuales que se ha casado en Albacete, Miguel y Gabriel, ¿Verdad que suena bien?, nuestro fotógrafo, Manu, un buen amigo, y el mejor en su oficio en estos alrededores nos ha hecho un reportaje entrañable, con su notable talento ha revestido el momento de un esplendor extraordinario. Extraordinario también lucía Miguel, ¡madre!, toda su persona resaltaba sobre el fondo azul del espacio y una suavidad infinita exhalaba su mirada. Ha sido un privilegio que nos tenía reservado la vida, gracias al trabajo de hombres y mujeres en su mayoría anónimos que han conseguido cambiar la mentalidad de la mayor parte de la sociedad, de forma gradual y en paz, es un triunfo que se haya hecho realidad, aunque hay que seguir trabajando para cambiar un mundo en el que sigue existiendo la discriminación, no se puede negar la diversidad ni la multiculturalidad. Aquí, de rodillas, sobre tu tumba, “como se adora a Dios sobre su altar”, te dejo este ramo de rosas, si pudieras verlo, es espectacular, nos encontraremos pronto en el lugar donde se ocultan los dioses, pues en el alma del que ama hay divinidad.

FIN


DIA

TÍTULO

AUTOR

4 de julio

La alquimista de los aromas

Adoración M. González Mateo

11 de julio

Me busco en el Montecillo

Iluminado Jiménez Hidalgo

18 de julio

El juego de las runas. The set of runes Freya

25 de julio

Patricia y el mar

Carmen Hidalgo Lozano

1 de agosto

Aquellos veranos azules

Natalia Lucina

8 de agosto

Albacete en verano

Daniel Molina Martínez

16 de agosto

Poemas

Trinidad Alicia García Valero

22 de agosto

Mi cítrica vida

José Antonio Puente Juárez

29 de agosto

Atanpha

Manuel Olivas García

5 de septiembre

Una fantasía erótica mortal

Daniel Peña Medina

12 de septiembre

Aterricé como pude

Sebastián Navalón Morales

19 de septiembre

La gran ceremonia

Fabián Fajardo Fajardo

26 de septiembre

Un gato de Brooklyn

Toñi Sánchez Verdejo

3 de octubre

El desconocido del tren

Astrid Avero Chinesta

10 de octubre

Gabriel

Sara Monteagudo Moya

17 de octubre

El libro de las partituras

Carlos Hernández Millán

24 de octubre

Sin billete de regreso

Irene Blanca Sánchez

31 de octubre

San Juan y Toda

Mª Soledad Roldán Márquez

7 de noviembre

Voy en mi canoa

Alejandro Campos Benítez

14 de noviembre

Las nubes también viajan

Mª Ángeles Pérez Marcos

21 de noviembre

Una historia trilingüe

M.J.M. Arellano

28 de noviembre

Otra vez

Bartolomé Sáez Ochoa

5 de diciembre

Un frío invierno

María Martínez Segura

12 de diciembre

El vodevil de Grenelle

Llanos Olivas García


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