C/ San JosĂŠ de Calasanz 14 www.bibliotecaspublicas.es/albacete
RELATOS DE OTOÑO 2016 Muchas son las personas que acuden a lo largo del año a la Biblioteca Pública de Albacete: unos buscan fantasía, otros información, otros estudiar…. Y hay quienes encuentran en la Biblioteca un lugar, o un motivo de inspiración, para poder escribir. Son escritores. Son NUESTROS escritores, porque escribir es una voluntad, no un don ni un momento de inspiración pasajera. Y los relatos que forman esta “serie” tienen esa determinación. Tienen, en definitiva, algo que contar. Y lo cuentan. Los relatos que te ofrecemos en las próximas semanas no están escritos por autores que puedan consultarse en una Biblioteca: son lectores que, por esta vez, han cambiado la afición de leer páginas por la de escribirlas. Para la Biblioteca de Albacete es un placer ser mucho más que el lugar donde se guardan los libros: queremos contribuir a ese inmenso patrimonio cultural que es una biblioteca con la vida de quienes nos visitan y nos dan la razón de ser. Añadiendo su obra. Suyo es el mérito, nosotros sólo ponemos la intención y los medios. A lo largo del verano y el otoño te ofrecemos el fruto de quienes, con su silencioso trasiego, habitan esta biblioteca. Estás invitado a pasar a leer, estudiar, investigar y… escribir. Disfrútalo.
VOY EN MI CANOA Alejandro Campos Benítez
Voy en mi canoa. Remo. Desde la orilla a lo profundo. Sigo remando. Saludo a mi vecino sonriendo. Sigo remando. La proa divide las aguas. El remo salpica cuando remo. Cojo las redes y las arrojo a las aguas. Nada. Las recojo y remo otro rato. Las vuelvo a arrojar. Misma suerte. Recojo las redes con parsimonia. Tengo hambre. Preparo el arpón y me arrojo a las aguas. Con suerte un atún me servirá de cena. Buceo hasta media profundidad del atolón de coral. Cientos de pequeños peces de
colores nadan a mi alrededor. Demasiado pequeños. Uno no basta. ¿Dónde estaban cuando eché las redes? Llego hasta una cavidad del coral. No veo nada, así que disparo a ciegas el arpón. Diana. Una morena enorme se agita con mi dardo atravesádola. Regreso a la canoa. La presa en el arpón es firme. Espero matarla subiéndola a la superficie. Recojo la cuerda que me ata a mi cena, la morena. ¡Qué suerte la de este día! Me acordaré de esta jornada como aquella en la que acerté a ciegas a una morena. Una vez recogido el arpón, le casco un porrazo al pez, matándolo al instante. Vuelvo a mi choza en la playa, y a la luz de la vela me ceno a mi presa. Qué pena que no fuera una morena de verdad, una morenaza. La noche hubiera sido distinta,
sin duda. Pero no me quejo. Rezo mis oraciones nocturnas. Admiro el cielo estrellado. Esta noche no hay luna. El camino de Santiago luce en todo su esplendor. Santiago, Santiago de Compostela viene a mi mente. Cerca de allí está Finisterre y más allá, el agua, el agua enorme y sin fin que lo conecta todo y yo aquí, en un atolón ignoto. No me preocupa llegar al trabajo. Ya no hay trabajo de donde yo vengo. Las máquinas y los hombres ricos han arrasado con todo. Sólo quedó un enorme país sin nombre lleno de restaurantes para sus señorías, y a los cuatro pobres capaces que continuaban por allí los nombraron vigilantes de su vecino. Los demás sobramos. No necesitaba caerme muerto a la puerta de un hospital para saberme sin lugar en mi hogar... así que como dice el refrán "uno no es de donde nace, sino de donde pace", me fui lejos de las leyes de aquellos hombres, de
sus tierras y sus posesiones. Me perdí en el mar y en la noche y amanecí aquí, ahora. Más cerca de mí mismo que nunca y más lejos que nunca de los demás. Me sonrío mientras veo caer una estrella fugaz. No tengo deseos. Mi estómago está lleno y mi cabeza vacía de preocupaciones. En la hamaca de la playa me duermo, arrullado por la mar. Y sueño que mañana saco la canoa de nuevo, y con ritmo acompasado remo, la proa separando mar y viento, siempre, siempre, arrullado por la mar. Y en mi sueño mi hijo canta una melodía que sólo él oye por una caracola. Y mi mujer nos canta a todos una canción que escuchó de pequeña:
"Don Melitón tenía tres gatos, y los hacía bailar en un plato. Por la mañana les daba manzana, a mediodía les daba melaza Y por la noche les daba turrón, ¡Que vivan los gatos de Don Melitón!"
Pero eso es otra historia.
FIN
DIA
TÍTULO
AUTOR
4 de julio
La alquimista de los aromas
Adoración M. González Mateo
11 de julio
Me busco en el Montecillo
Iluminado Jiménez Hidalgo
18 de julio
El juego de las runas. The set of runes Freya
25 de julio
Patricia y el mar
Carmen Hidalgo Lozano
1 de agosto
Aquellos veranos azules
Natalia Lucina
8 de agosto
Albacete en verano
Daniel Molina Martínez
16 de agosto
Poemas
Trinidad Alicia García Valero
22 de agosto
Mi cítrica vida
José Antonio Puente Juárez
29 de agosto
Atanpha
Manuel Olivas García
5 de septiembre
Una fantasía erótica mortal
Daniel Peña Medina
12 de septiembre
Aterricé como pude
Sebastián Navalón Morales
19 de septiembre
La gran ceremonia
Fabián Fajardo Fajardo
26 de septiembre
Un gato de Brooklyn
Toñi Sánchez Verdejo
3 de octubre
El desconocido del tren
Astrid Avero Chinesta
10 de octubre
Gabriel
Sara Monteagudo Moya
17 de octubre
El libro de las partituras
Carlos Hernández Millán
24 de octubre
Sin billete de regreso
Irene Blanca Sánchez
31 de octubre
San Juan y Toda
Mª Soledad Roldán Márquez
7 de noviembre Voy en mi canoa
Alejandro Campos Benítez
14 de noviembre
Las nubes también viajan
Mª Ángeles Pérez Marcos
21 de noviembre
Una historia trilingüe
M.J.M. Arellano
28 de noviembre
Otra vez
Bartolomé Sáez Ochoa
5 de diciembre
Un frío invierno
María Martínez Segura
12 de diciembre
El vodevil de Grenelle
Llanos Olivas García