La ventana indiscreta, de Teresa Sandoval Parrado

Page 1

Teresa Sandoval Parrado



LA VENTANA INDISCRETA Me considero un voyeur, eso sí, en el término más casto de la palabra, pues no hay en mí ningún afán morboso, sino más bien yo diría que se trata de un interés antropológico en observar el comportamiento de las perso-

nas en sus hábitats, cuando se creen a salvo de escrutinio. Si se pudiera decir que el confinamiento me ha aportado algo positivo es que ha favorecido esa observación. Vivo desde hace años frente a un edificio robusto de diez plantas, gemelo del mismo en el que yo habito, por tanto sólo tengo que asomarme a alguna cristalera de mi casa para que docenas de grandes ventanales idénticos a los míos queden expuestos ante

mis ojos, como las peceras de un gran acuario. Esas ventanas que hasta hace muy poco tiempo apenas ofrecían distracción,

con la reclusión

obligatoria se han llenado de vida. Por las mañanas teletrabajo desde casa; las tardes y parte de la noche las dedico a mi trabajo de campo. He modificado la disposición de mi sillón favorito, antes frente al televisor, y ahora esquinado, junto al ventanal. Las cortinas las dejo semi abiertas, lo suficiente como para tener una visión completa del edificio sin llamar la atención. Cuento con unos prismáticos que hace años usaba para avistar aves, pero mis vecinos son más entretenidos que los pájaros. Tengo mis favoritos, claro. La viuda del tercero A, por ejemplo, que se pone guapa para bailar en su salón agarrada

a un fantasma. La familia del cuarto C: una pareja con cuatro hijos y un abuelo. Son los más entretenidos y los más ruidosos; el abuelo, que antes se mostraba totalmente inerte, ahora parece haber recuperado la infancia


mientras se bate al parchís con los nietos. También está la chica del sexto A; vive sola, y apostaría a que es profesora. Se pasa las mañanas frente al ordenador;

por las tardes hace gimnasia y luego

lee durante horas

tumbada en el sofá. Es curioso, porque su vecino del piso de arriba, otro soltero, hace exactamente las mismas cosas, como si estuviesen sincronizados. Qué buena pareja harían… El que me está haciendo recelar desde hace días es el tipo que vive en el octavo B. Es un jubilado ocioso de aspecto severo. Hace días que lo único que hace es sentarse frente a la ventana y observar… yo diría que “observarme”. He tenido que cerrar las cortinas cada día un poco más

porque me inquieta esa machacona impertinencia. Ayer no me asomé en todo el día. Ni siquiera encendí la luz. Y hoy tampoco. Sé que sigue ahí. Mi hobbie se está viendo altamente perjudicado, y lo peor de todo es encontrar otro con el que llenar tantas horas muertas. Tengo que pensar una estrategia. No sé si llamar a la policía o simplemente abandonar, pero me resisto a asomarme de nuevo al fondo del televisor.




Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.