Ensayo

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RECUPERAR LA PALABRA PARA FORMAR EL SER Las políticas públicas que se generan en el país, en lo que a educación se refieren, avanzan a ritmos vertiginosos de cambio y transformación constante, al ritmo en que la misma sociedad se moviliza y de las cuales se va quedando rezagada una gran cantidad de población vulnerable. Esto lo confirman los resultados arrojados por distintas pruebas censales, en donde cada vez se hace más evidente la brecha en los resultados de lo rural con relación a lo urbano. Brechas que se extienden más allá de unos resultados y que dejan ver las formas y posibilidades que se abren a uno y otro para expresarse, para ser y para estar en un mundo cada vez más competitivo e individualista. Los y las estudiantes de niveles poblacionales vulnerables, si bien acceden a la escolaridad, no están alcanzando lo necesario para avanzar en sus formas y estilos de vida, para alcanzar mejores niveles de desarrollo, tanto desde lo económico como en lo personal. ¿Qué tanto pueden aportar, en la búsqueda de soluciones para tal situación, los docentes con sus prácticas pedagógicas? Es éste el interrogante que intentaré resolver a través de este escrito, centrándome exclusivamente en las áreas de desarrollo netamente comunicativas, en donde la lectura, la escritura y la oralidad se convierten en aspectos clave por el que se atraviesa todo el desarrollo humano1. A través y desde la palabra que nos enuncia y que nombra lo que nos atraviesa y lo que nos envuelve, el ser humano se va humanizando en razón de su sentir, pensar y decidir, y hace parte del oficio del maestro hacerla viva en sus prácticas. 1 Al respecto los Referentes de Calidad Educativo emanados por el Ministerio de Educación Nacional hacen alusión bastante amplia al respecto (Lineamientos curriculares, Estándares de Competencias).


Jerome Bruner2 ha estudiado profundamente el nacimiento del lenguaje en los niños y en sus investigaciones ha establecido relaciones entre lenguaje y juego, entre lenguaje y afectividad, entre lenguaje y cultura. Relaciones de escucha y discriminación, que preceden al lenguaje, que inician desde el vientre y que van construyendo lo simbólico que nos relacionará con el mundo y su posibilidad de comprenderlo para que sus verdades no nos sobrepasen. Entonces, si es a través de la palabra dicha que iniciamos el poderoso recorrido por la vida, será a través de la palabra oída, leída, construida, que podremos afianzarnos y mantenernos erguidos en sus vicisitudes. Como lo manifiesta tan poéticamente Francisco Cajiao: La necesidad de contacto nace en condiciones muy diversas de la vida y cada vez reclama respuestas precisas… resulta muy difícil establecer con precisión qué es exactamente lo que se reclama del otro en el momento en que se lanza un llamado… Llamados y respuestas a la intimidad que constituyen la base de la construcción social humana. A partir del contacto íntimo se desenvuelve la construcción del conocimiento, el amor, el arte y la política. También a partir de las necesidades y experiencias de intimidad tenidas durante la vida se definen rasgos de personalidad que acompañan la existencia y marcan las relaciones humanas (Cajiao, 1996, p. 209)

Aspectos que quizás solamente puedan ser identificados y trabajados desde el aula, con maestros sensibles que entiendan que cada vez hay menos espacios en los que los niños y niñas son escuchados y reconocidos. Pues si bien existen otros ámbitos sociales en los cuales se desenvuelve un individuo, aquellos cada vez se encuentran más difuminados y menos certeros, más líquidos, como lo diría Zygmunt Bauman, ya que las nuevas relaciones que se están construyendo son más débiles e impersonales; instituciones sociales con menos 2 Titular de la cátedra G.H. Mead en la New School for Social Research, Nueva York; también fue titular de la cátedra Watts de psicología en la Universidad de Oxford. Autor de numerosas obras y estudios sobre la educación, la psicología, los problemas del conocimiento, el desarrollo cognoscitivo del niño, entre otros.


presencia y credibilidad, instituciones familiares menos estables y débiles, carencia de creencias y valores de orden religioso y espiritual, por citar solo algunos. Por lo tanto se requiere que las prácticas pedagógicas sean atravesadas por situaciones reales de comunicación en donde el lenguaje sea el medio por el cual circulan sentimientos, posibilidades de reconocimiento, sueños, anhelos, miedos, y todo ese mundo interior que habita en cada niño y niña y que pocas veces, tal vez nunca, nadie oiga. La letra que nomina, que escribe lo que somos y lo que sentimos, es una letra que se aprecia, se atesora, que nunca se olvida. Entender el mundo íntimo para entender el mundo externo es un elemento de primer orden, y debe partir desde la oralidad si se quiere desarrollar verdaderamente las competencias comunicativas. Escuchar la voz propia, darle orden a las ideas, lanzarlas al viento para que sean recogidas afectuosamente por esos otros que conforman sus pares en el aula es tan vital como el alimento mismo, de allí que las clases se conviertan en el festival en donde la voz se escucha y donde el ser se reconoce y valora. Palabras que se dicen y luego se plasman por escrito, o a través de distintos medios artísticos, que igualmente son comunicativos, animan a que la creatividad surja y renueve, desde el ambiente mismo hasta las posibilidades del ser. Es decir, unir la palabra, oral y escrita con las artes es casi que un imperativo para el desarrollo de lo más humano en cada uno, para que la creatividad aporte al desarrollo del pensamiento y estimule los procesos que se requieren para pensar de manera más inteligente y sensible. Articular el área de Competencias Comunicativas con el arte, y no solo con la tecnología, como otra forma de comunicación, o como lo están proponiendo en algunas


escuelas públicas de Francia3, el arte como otra forma de expresar esa palabra que quiere pasar al acto, pero que al encontrar maneras más estéticas de manifestación es empujada hacia lugares más simbólicos. Gracias a la escritura, el imaginario ya no tendrá que franquear lo que antes le era absolutamente indispensable, el paso a la realidad. La escritura va a empujar la realidad hasta hacerla tan irreal como la propia imaginación; esto es lo que hace las veces de principio de realidad y absuelve a la imaginación de no alcanzar jamás la realidad (Foucault, 2015, p.137)

Darle forma a los sentimientos y deseos a través de una pintura, una canción, una carta, unos versos, puede permitir a los niños, niñas y jóvenes reflexionar sobre su sentir y volverlo una metáfora que impida los pasos al acto agresivo, al acto sexual, o al del placer inmediatista, por ejemplo. A través de palabras que son proporcionadas, definitivamente, también por la literatura como texto ficcional, se abren otras alternativas que los textos informativos o argumentativos no permiten; así mismo la literatura permite representar las posibilidades íntimas de irme construyendo como ser, de ahí la propuesta de conformar un aula en la que las prácticas docentes inviertan gran parte de su tiempo en el trabajo desde y con la literatura. Realmente es a partir de la literatura la vía por la cual nos vamos constituyendo en sujetos cognoscentes, éticos y estéticos, en relación con el otro, con el que me habla y me ve, con el que me rodea y me hace sentir la importancia que me da, que me ofrece un 3 Una versión de esta propuesta la realiza Philippe Meirieau en donde comenta algunas experiencias pedagógicas desarrolladas por instituciones educativas públicas en varias ciudades de Francia en donde, a través del desarrollo de actividades artísticas en unión con actos comunicativos, entre otras, se ha logrado mejorar las relaciones interpersonales entre los estudiantes y elevar los niveles de rendimiento académico, en https://www.youtube.com/watch?v=c_qmcHjfgV8.


espacio en el mundo y me enseña las herramientas por las cuales me voy construyendo y abriendo camino4. Es con la palabra que me nombra y la que me permite enunciar el mundo, la que me sumerge en la cultura propia y de otros, para así poder entenderla y aceptarla. Es el maestro con su estar, con su presencia, con su saber y su voz quien me permite iniciar el recorrido. El maestro en la escuela, una escuela que enseña el verdadero sentido de la palabra humanidad, del sentido pleno de lo que significa fraternidad. Una escuela que desde la poética, desde la retórica argumentativa y estética, permite entender el mundo para lograr transformarlo. Lírica que parta desde la lúdica, desde el gusto por la cadencia melodiosa de una voz que invita al placer de perderse en un mundo mejor, de la voz que muestra que otros mundos son posibles, y que es hacia allí hacia dónde puedo dirigir mi sentir y mis anhelos y construir todo un camino para alcanzarlo. Literatura antes de iniciar una jornada; literatura como regalo luego de toda una jornada; literatura como regalo de cumpleaños o como la alfombra que permite volar cuando las tensiones o temores son enormes. Lectura que inicia al mundo letrado desde el placer para dar paso al esfuerzo ingente de reconocer que hay claves que poco a poco se irán desentrañando y que irán aportando al saber que encierra y libera. Como lo ha propuesto Beatriz Helena Robledo5 a través de su invitación sugestiva de desencasillar los términos lenguaje, palabra, textos literarios, en el ambiente escolar. Desarrollar el gusto por la palabra escrita, que permita la expresión más íntima, que permita encuentros con lo que otros dicen y cuentan, con lo que va a permitir estar en verdadero contacto con el mundo. Pero desde el deseo, el juego, el placer, la imaginación. 4 Ideas desarrolladas por Meirieau a lo largo de su texto “Frankenstein Educador” para describir lo que a su concepto debe constituir la educación y la labor del educador, Barcelona, 1998. P. 70. 5 La enseñanza de la literatura en la escuela: una señora en vía de extinción. Revista Aleph, 2007.


Adicionalmente, si entendemos, como Teresa Colomer (2005), que el objetivo principal de la escuela “es formar a los alumnos como ciudadanos de la cultura escrita” (pág. 37), entonces la labor docente se debe convertir en una labor de altísima responsabilidad social, en donde cada niño, niña y joven logre entenderse y asumirse como ser de derechos y deberes, para lo cual se hace necesario el desarrollo de un pensamiento crítico y reflexivo, el cual sin duda se alcanza solamente desde la palabra escuchada, la palabra leída, la palabra escrita, que pueda dialogar con esa otredad que nos rodea. De allí que el maestro tenga la enorme responsabilidad, desde su saber disciplinar, pedagógico y didáctico6, de dar, a cada niño y niña, la bienvenida al mundo de la cultura, hacerle un espacio y entregarle las herramientas con las que se va a enfrentar a dicho mundo, herramientas de orden cognoscitivo, de orden valorativo y de orden práxico, a través del lenguaje, que lo hagan un ser cada vez más humano, más ético, más estético, a fin de que logre poner en palabras su sentir para que éstas aporten significado y sentido a la existencia, ya que, como lo ha manifestado en varias ocasiones Gianni Rodari, “no se enseña literatura para que todos los ciudadanos sean escritores, sino para que ninguno sea esclavo”, de sí mismo, de los otros y de lo que nos ofrece la sociedad, complementaría yo. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Alzate, M. (2000). Dos perspectivas en la didáctica de la literatura: de la literatura como medio a la literatura como fin. Revista de Ciencias Humanas – UTP. Colombia.

6 Saberes necesarios en los maestros para su práctica pedagógica propuestos por María Victoria Alzate en: Dos perspectivas en la didáctica de la literatura: de la literatura como medio a la literatura como fin. Revista de Ciencias Humanas – UTP. Colombia – 2000.


Bruner, J. Juego, pensamiento y lenguaje. Recuperado en: http://educamosjuntos.univalle.edu.co/descargables/Juegopensamientolenguaje.pdf

Cajiao, F. (1996). La piel del alma. , Colombia: Editorial Magisterio

Colomer, T. (2005). Andar entre libros. La lectura literaria en la escuela. México: Fondo de Cultura Económico.

Foucault, M. (2015). La gran extranjera. México: Siglo XXI

Meirieau, P. (1998). Frankestein Educador. Barcelona: Editorial LAERTES.

Ministerio de Educación Nacional. (1998). Lineamientos Curriculares para Lengua Castellana. Colombia. _______ (2006). Estándares Básicos de Compentencias. Colombia. Robledo, B. (2007). La enseñanza de la literatura en la escuela: una señora en vía de extinción. Revista Aleph. Junio 2007. Modificado en septiembre de 2011.


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