2013 El feminismo en Colombia siglos XX y XXI
Albeiro Naranjo Universidad Distrital Francisco JosĂŠ de Caldas 04/06/2013
Contenido Feminismo en Colombia. ................................................................................................................ 3 Introducción............................................................................................................................... 3 Inicio del siglo XX, María Cano y el movimiento huelguista. ....................................................... 4 Mitad del siglo XX, el movimiento sufragista.............................................................................. 6 Finales del siglo XX, movimiento feminista. ............................................................................... 8 Universidad y las ideas revolucionarias. .................................................................................. 9 Primeros Cargos públicos. .................................................................................................... 10 La salud y el feminismo. ....................................................................................................... 10 Retorno a las demandas ....................................................................................................... 11 ¿Guerra mata a movimiento? ............................................................................................... 11 Polisemia y (des)articulación ................................................................................................ 11 El movimiento feminista en la actualidad. ................................................................................ 12 PENSAR LA PAZ EN COLOMBIA DESDE EL FEMINISMO .......................................................... 13 Florence Thomas y el activismo desde la academia .............................................................. 14 Monica Roa y el derecho al aborto. ...................................................................................... 16 Ana Angélica Bello derechos humanos y reclamación de tierras. Noticia de su muerte. ...... 20 Bibliografia. .............................................................................................................................. 22
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Feminismo en Colombia.
Introducción. Durante siglos y siglos de esclavitud, cadenas, cinturones de castidad, candados, cárceles, hogueras, violaciones, abusos, humillaciones por parte de los que se hacían llamar los dueños, los amos es decir del hombre representado en la potestad del hermano, del padre y del marido, se han violado sistemáticamente los derechos de la mujer, Colombia no ha sido ajena en esta larga noche en que se han mutilado sus derechos, para esto a la mujer se la rifaron, la compraron, la cambiaron por fanegadas de tierra o por rebaños de ganado, se burlaron de su humanidad y sobre todo la callaron.
Ahora acudimos al tercer milenio de la era cristiana, en estos dos mil años que pasaron oímos más el llanto que la sonrisa de miles de mujeres, no conocimos las nostalgias, los sueños, sus deseos, sus placeres no supimos escuchar el interior de ellas que nos quería gritar no más, pero ellas supieron resistir, fue una lucha quijotesca y como dijo el escritor Carlos fuentes “los derechos de la mujer son una logro de la humanidad”, no, y lo niego categóricamente ya que fue un logro de las mujeres y su lucha heroica a los largo de estos 2000 años.
Analizaremos el papel de la mujer en Colombia durante el siglo XX, durante el auge de los movimientos feministas y la reclamación de sus derechos, haremos un recorrido por el duro trasegar que tuvo la mujer y haremos un esbozo del papel del feminismo en la construcción de la sociedad Colombiana.
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Inicio del siglo XX, María Cano y el movimiento huelguista. María de los Ángeles Cano Márquez (Medellín, 1887 - abril 26 de 1967) La Flor del Trabajo, primera mujer líder política en Colombia, dirigió la lucha por los derechos civiles fundamentales de la población y por los derechos de los trabajadores asalariados; encabezó la convocatoria y agitación de las huelgas obreras, colaboró en la difusión de las ideas socialistas y participó en forma decisiva en la fundación del Partido Socialista Revolucionario. El 1 de mayo de 1925 fue proclamada por obreros, artesanos, contratistas y maestros de obra, Flor del Trabajo. Como tal, con una "junta asesora", analizó las condiciones laborales de fábricas y trilladoras, las quejas presentadas por trabajadores acerca de su situación y las comunicaciones enviadas a los empresarios y a las autoridades acerca de problemas que afectaban a la población trabajadora; fomentó "la unión del obrerismo" a través de conferencias y ayudó a reorganizar el periódico El Rebelde' y a recolectar fondos de solidaridad. Inició su activismo político y sindical directo en las minas de Segovia y Remedios, y a partir de ahí recorrió prácticamente todo el país defendiendo los derechos de la clase trabajadora y los de las mujeres. Con motivo del traslado a la cárcel de Medellín de un grupo de obreros de la Tropical Oil Company, presos desde hacía ocho meses por la huelga de Barrancabermeja, María Cano pronunció una oración pública dirigida al juez de la causa:Cinco mil obreros de Barrancabermeja han querido que mi corazón traiga el eco de su clamor de justicia y el anhelo que ponen sus energías en esta hora sagrada. No vengo a pediros un mendrugo, no vengo a pediros misericordia, sino justicia. Junto con el ex presidente de la República Carlos E. Restrepo, llevó la palabra en una multitudinaria movilización contra la pena de muerte y en defensa de las libertades públicas; allí, con su aguerrida intervención, María Cano irrumpió ante la opinión pública nacional. En 1926 trabajó en la preparación del III Congreso Nacional Obrero, para lo cual realizó una extensa gira desde Medellín hasta Ibagué, en compañía del dirigente socialista Tomás Uribe Márquez. En Bogotá, el Congreso Obrero, que sesionó del 21 de noviembre al 4 de diciembre, la eligió en la directiva del mismo. En ese congreso fue fundado el Partido Socialista Revolucionario PSR, un partido amplio, de masas. Durante 1927 y 1928, realizó una intensa actividad propagandística por toda Colombia. Era recibida por multitudes que se agolpaban para saludarla y acompañarla en las manifestaciones. En varias ocasiones fue detenida o fueron duramente reprimidos los manifestantes. Fundó el Socorro Rojo entre los campesinos de Viotá, a quienes apoyó en la lucha por la tierra. Al regresar a Medellín, en marzo de 1928, participó activamente en las campañas de solidaridad con Nicaragua, entonces invadida por tropas estadounidenses. También hizo parte del Comité de Lucha por los Derechos Civiles contra la llamada "Ley heroica", que suprimía las garantías individuales y autorizaba la represión y persecución de los movimientos sociales. 4
El 6 de diciembre de 1928, una huelga de los trabajadores de la bananera United Friut Co. fue reprimida violentamente, produciéndose una masacre en Ciénaga (Magdalena). La represión desatada posteriormente, llevó a María a prisión. Estos hechos y la recesión de 1930, provocaron la terminación de las labores del Congreso Nacional Obrero y el fraccionamiento del PSR. Las confrontaciones internas en el socialismo y la creación delPartido Comunista Colombiano, afectaron duramente a María Cano y a sus compañeros de lucha, uno de ellos fue su primo Tomás Uribe Márquez (dirigente socialista), pues fueron acusados deputchistas por haber diseñado un plan para la toma del poder en 1928. María escribió en aquella época una carta a Guillermo Hernández Rodríguez, por aquel entonces secretario general del Partido Comunista, en la que le decía: Usted acusa de conspiradores a mis compañeros del Partido Socialista Revolucionario y me quiere excluir a mí de tal responsabilidad, porque supuestamente estoy llevada y convencida por ellos, o sea, no me otorga la posibilidad de criterio personal. En este país, donde la mujer habla a través del cura, del marido o del padre, hay esa costumbre. Pero ese debate yo no se lo voy a hacer, la gente sabe quién soy y cuál es mi criterio. María se vinculó entonces como obrera de la Imprenta Departamental de Antioquia, en 1930, y luego pasó a trabajar a la Biblioteca Departamental, donde laboró hasta 1947. En 1934 apoyó activamente la huelga del Ferrocarril de Antioquia. En 1945, el movimiento de mujeres sufragistas le ofreció un homenaje en Medellín; recién derrotado el nazismo, dijo, en ésta que fue su última intervención pública:Un mundo nuevo surge hoy de la epopeya de la libertad, nutrida con sangre y con llanto y con tortura. Es un deber responder al llamado de la historia. Tenemos que hacer que Colombia responda. Cada vez son más amplios los horizontes de libertad, de justicia y de paz. Hoy como ayer, soy un soldado del mundo. Posteriormente se hundió en el más absoluto silencio, mientras en su ciudad natal se cuidaba con rigor a las hijas para que no acabaran convertidas en temidas mariacanos, término acuñado para designar a las jóvenes rebeldes. Con su oratoria María Cano atrajo multitudes, y conmovió a las masas como nunca antes una mujer lo hizo en Colombia. En 1936 se aprobó por un parlamento homogéneamente liberal una reforma socialmente progresista en la que no se incluyó el sufragio femenino, por el temor a perder el poder por la manipulación de los curas sobre las mujeres, sino que simplemente se les autorizó a ocupar cargos públicos que llevaran jurisdicción, ya que para ese entonces las mujeres empezaban a salir de la universidad. Luego en 1945, época de oro en la lucha sufragista de las mujeres, la Reforma constitucional incluyó una artimaña según la cual son ciudadanos colombianos los mayores de 21 años, pero a renglón seguido se reserva la función del sufragio y la capacidad de ser elegidos a los varones. Las mujeres, en un movimiento pluriclasista, desarrollaron su creatividad: para hacerse sentir apelaron a estrategias que iban desde conversaciones y acuerdos privados con candidatos, cartas, manifiestos, tomas de las barras del Congreso e intervenciones, hasta crear periódicos y programas de radio para difundir sus puntos de vista y polemizar como columnistas en diarios que les abrían sus puertas.
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Mitad del siglo XX, el movimiento sufragista.
Fue llamada la primera ola del movimiento feminista. En la segunda postguerra mundial, cuando ya el Papa Pío XII había bendecido la ciudadanía femenina que antes había atacado, y en el marco de los gobiernos conservadores que siguieron, se retomaron iniciativas, algunas fascistas, como la de otorgar el voto a la mujer casada por lo católico para elecciones municipales, y otras más amplias; pero ni unas ni otras fructificaron, en un período en que el país ya estaba inmerso en la contienda fratricida. En el marco de la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) se inició un período de participación de las mujeres en el poder, al nombrar a Josefina Valencia y a Esmeralda Arboleda como constituyente, y posteriormente como gobernadora del Cauca y ministra de Educación, respectivamente. En 1954 se aprobó por la ANAC, después de múltiples y encarnizadas polémicas en las que participaron las mujeres, el derecho a elegir y ser elegidas. Pero éste no se pudo ejercer, por tratarse de una dictadura; sin embargo, se sentó un precedente importante, que inhibió a los reformadores que derrocaron la dictadura y siguieron en el poder, para dar marcha atrás. Los acuerdos que dieron vida al Frente Nacional, votados masivamente en un plebiscito en el que por primera vez participaron las mujeres, instauraron el ejercicio de los derechos políticos de la población femenina. Pero la desilusión producida por la escasa representación de ellas en las listas, el endurecimiento del régimen, la falta de reformas sociales, se expresó tanto en las cifras crecientes de abstención electoral femenina durante los 16 años del Frente Nacional, como en las denuncias hechas por las veteranas luchadoras Ofelia Uribe, Lucila Rubio y Anita de Karpf, que se quejaban de la falta de equidad en las listas de aspirantes de cada partido. La participación de las mujeres en corporaciones de representación popular fue de 6.7 por cada 100 varones durante el Frente Nacional. En Colombia las transformaciones en las condiciones económicas, sociales, culturales y políticas de las mujeres no obedecen a una gran batalla adelantada por un movimiento fuerte y organizado. De hecho, luego de obtenida la ciudadanía (derecho al voto), el movimiento que se configuró con tal propósito perdió su dinámica. La emergencia de un nuevo proyecto con objetivos no limitados al orden social y político dominante, liderado por mujeres, es más bien un descubrimiento de que aquella imagen de sí legitimada por la cultura y la ley, no era el único posible y que había que romper esos límites. Las condiciones económicas del país y las necesidades de sobrevivencia de la mayoría de la población, había dado lugar, tempranamente, a la vinculación laboral de muchas mujeres y demandado mayor educación de hombres y mujeres. Tales condiciones se fueron dando progresivamente, no exentas de presiones sociales por la apertura de nuevos sectores a los beneficios de la «modernización y el desarrollo». Son estas mujeres las que tempranamente van a vivir «la doble jornada», a reflexionar y conceptualizar sobre esta experiencia y a plantear críticas a la tradicional división sexual del trabajo no sólo doméstico, sino a la valoración que la sociedad en su conjunto hacía de su trabajo y de muchas actividades realizadas por las mujeres fuera del hogar. Concretamente hay un periodo de la historia de Colombia 1930-1957, en el que las mujeres tuvieron un gran protagonismo. La mujer en general gozo de la atención de la prensa, ocupo largas horas de discusión en la cámara legislativa, su papel en la sociedad se puso en cuestión y produjo una gran polémica en la que participaron no solo los partido liberal y conservador sino también y 6
por primer vez las propias mujeres. La voz de las mujeres de forma colectiva se expreso por primera vez por boca de aquellas que asumieron el papel de lideres en la lucha por el reconocimiento de una serie de derechos ciudadanos, El movimiento de las mujeres por los derechos civiles y políticos tuvo a lo largo de casi de tres décadas en Colombia había sido precedido por otros de igual signo en Europa y Norteamérica, conocidos como movimientos sufragistas. Escribe Idalia Vassalis en 1935 sobre el movimiento feminista en Colombia durante esta época “El primer movimiento que nos vino fue de Inglaterra, hace ya bastantes años, y si bien es cierto que en el fondo perseguían (más o menos), los mismos ideales de hoy, la manera como las inglesas quisieron imponerlos fracaso en la mayor parte del mundo, y entre nosotros apenas hubo una sonrisa de consideración para aquellas damas que llegaron hasta el ridículo en su afán de redención y progreso. Más tarde, en época relativamente reciente, surgió en Estados Unidos otro movimiento feminista que si logro en principio una que otra adepta entre nosotras, bien pronto las pedio, ya que tal movimiento procedía de un país de tan extrañas modalidades a las del nuestro. La diferencia de raza, religión y costumbres, eran motivos más que suficientes para un completo fracaso en Colombia. Pero el movimiento actual es muy distinto, nos viene de países análogo al nuestro a los cuales estamos unidos por la raza, la religión y las costumbres. Teniendo en cuenta estas circunstancia no hay razón para que no queramos permanecer sordas a las continuas llamadas que nos hacen nuestras hermanas de la América hispánica; ya no tenemos disculpa alguna para no querer ingresas en las filas de esa numerosa legión que hoy forman las mujeres de Argentina. Chile, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Cuba, etc.., cuyos ideales son los mismos nuestros, superación espiritual e intelectual por medio de estudios superiores que nos abran amplios horizontes, que nos saquen de nuestra ignorancia y pasividad coloniales y nos coloquen en el alto puesto a que tenemos derecho por nuestras cualidades de talento y corazón. Como bien comprende, un feminismo de esta clase que no aspira sino a superación es decir, a hacernos mejores, sin prescindir de los encantos propios del sexo, no debe ser mirando con desconfianza y muchos menos con desprecio”. Luis Vitale ha apuntado otro signo de movimiento de mujeres en Colombia durante la huelga de las obreras de Fabricato (Antioquia) en 1920, liderada por Betsabe Espinoza, que acabo logrando el 40% de aumento en los salarios; y un manifiesto firmado por 14.000 mujeres indígenas sobre “los derechos de la mujer indígena” en 19271. La presión de las mujeres Colombianas, rompió algunas barreras jurídicas e hizo que el tema del voto se siguiera obteniendo en la Camara años tras años sin vencer las resistencias de liberales y conservadores. La modernización del Estado y de la sociedad por parte de los liberales al poder, se puede decir que quedo incompleta en este punto. El principio de igualdad, uno de los pilares de la doctrina liberal no llego a ser un argumento de suficiente peso para que se les reconociera a las mujeres este derecho. Ofelia Uribe de Acorta líder feminista en esta lucha señala: “Curioso es que en muchos de los países de América Latina los derechos ciudadanos hayan sido otorgados a la mujer por dictadores: así sucedió en Ecuador, Brasil, Argentina, Perú, Panamá y recientemente en Paraguay”2 En Colombia también será un dictador, Rojas Pinilla, el que concedió el voto en 1954, periodo que corresponde al auge del movimiento. Fue en Bogotá que se realiza el IV congreso internacional femenino, en el aparece las primeras declaraciones sobre el feminismo y el debate se centra en el 1 2
Historia y sociología de la Mujer Latinoamericana, Ed Fontana, Barcelona, 1981, pag 53-54. Una Voz insurgente. Ed, Guadalupe, Bogotá. 1963 pag 222.
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proyecto sobre Capitulaciones Matrimoniales del gobierno Olaya Herrera, 1957 es el año del plebiscito que inaugura el pacto gubernamental, frente nacional, entre conservadores y liberales como fórmula para acabar con “la violencia”. En él, las mujeres votan por primera vez. En el plebiscito, paradójicamente las mujeres con su voto ratifican el derecho por fin reconocido en 1954. A la concesión del voto había una seguido una recuperación de la actividad de las mujeres feministas a través del periódico Verdad, fundado por Ofelia Uribe de Acosta. Durante 1955 éste fue cerrado por el dictador en medio de una fuerte ola represiva contra la prensa, denunciada por el periódico.
Finales del siglo XX, movimiento feminista. La Segunda Ola del movimiento feminista en Colombia se inicia en los años 70 con la formación de grupos pequeños, informales y aislados, ubicados principalmente en las grandes ciudades. De manera creciente y sostenida, con periodos de poca agitación pero no de declive, avanza fortaleciéndose y consolidándose a lo largo de los años 80, por toda la geografía nacional. Este crecimiento va a implicar la temprana incorporación de múltiples diferencias de clase, raza, etnia, orientación sexual, religiosa, posiciones teóricas y políticas y, por consiguiente, la emergencia temprana de antagonismos y rupturas. El rechazo, la crítica y la desconfianza frente al Estado, los partidos y, en general, todos aquellos espacios y aparatos de dominación patriarcal, como la Iglesia y la familia “burguesa”, caracterizan las posturas de las organizaciones y militantes, hasta avanzada la década de los 80. En los años 90, los procesos pre y posconstitucionales, el auge de nuevas formas de relación entre el Estado y la sociedad civil, favorecen el crecimiento de ONG que afirmarán las nuevas tendencias en la orientación de las organizaciones, en el contexto de globalización neoliberal. El movimiento amplio de mujeres feministas de Colombia, llega al siglo XXI incursionando por todos los espacios posibles: la calle, la plaza, el aparato burocrático estatal, instancias de designación y elección, partidos, la academia, ONG y en una tupida trama de grupos, redes locales, regionales, nacionales e internacionales, que en alguna medida se inspiran aún en el proyecto de transformación cultural y epistémica que se propuso luchar contra toda discriminación, exclusión y explotación femenina. En Colombia las transformaciones en las condiciones económicas, sociales, culturales y políticas de las mujeres no obedecen a una gran batalla adelantada por un movimiento fuerte y organizado. De hecho, luego de obtenida la ciudadanía (derecho al voto), el movimiento que se configuró con tal propósito perdió su dinámica. La emergencia de un nuevo proyecto con objetivos no limitados al orden social y político dominante, liderado por mujeres, es más bien un descubrimiento de que aquella imagen de sí legitimada por la cultura y la ley, no era el único posible y que había que romper esos límites. Las condiciones económicas del país y las necesidades de sobrevivencia de la mayoría de la población, había dado lugar, tempranamente, a la vinculación laboral de muchas mujeres y demandado mayor educación de hombres y mujeres. Tales condiciones se fueron dando progresivamente, no exentas de presiones sociales por la apertura de nuevos sectores a los beneficios de la «modernización y el desarrollo». Son estas mujeres las que tempranamente van a vivir «la doble jornada», a reflexionar y conceptualizar sobre esta experiencia y a plantear críticas a la tradicional división sexual del trabajo no sólo doméstico, sino a la valoración que la sociedad en su conjunto hacía de su trabajo y de muchas actividades realizadas por las mujeres fuera del hogar. En julio de 1981 se llevó a cabo en Bogotá el I Encuentro Feminista Latinoamericano y del 8
Caribe, organizado por los grupos feministas colombianos. Las discusiones sobre la doble militancia -política y feminista-, la sexualidad, el aborto, la opción sexual y la lucha de clases ocuparon un lugar privilegiado, y avanzaron hacia una reflexión más sistemática en lo teórico, lo estratégico y lo organizativo. Marcó para las feministas colombianas la seguridad de que era posible proyectarse a otros sectores de mujeres y de la sociedad. Surgieron los primeros centros de mujeres en Cali, Medellín y Bogotá, dedicados a producir información, prestar servicios legales, médicos, centros de documentación, publicaciones, etc. A partir de esta experiencia se fortalecieron los lazos entre grupos de América Latina y del Caribe, se inició una comunicación fluida y una participación en los diferentes eventos de nivel regional y continental. Este movimiento también ha impulsado y ganado espacios para los grandes eventos del movimiento latinoamericano de mujeres: el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer; el 28 de mayo, día de Acción por la Salud de la Mujer; 25 de noviembre, día Internacional de la No Más Violencia contra la Mujer. En 1984 los grupos feministas de Bogotá participaron activamente en la convocatoria "Al Diálogo Nacional y la Apertura Democrática", conscientes de que era necesario dar un contenido, desde las mujeres, a los diálogos que se iniciaban con sectores de la guerrilla colombiana. El proceso de debate y reflexión entre los grupos feministas posibilitó ese año la creación del Colectivo de Mujeres de Bogotá. Tras la masacre del Palacio de Justicia en 1985, dicho Colectivo decidió tomarse las calles de la capital y el 25 de noviembre distribuyó el documento "Una derrota a la Vida", en el cual denunciaba la violencia y proponía una salida dialogada. En 1988, ante la convocatoria del gobierno a un debate para reformar la Constitución, la Casa de la Mujer, de Bogotá, y el Colectivo de Mujeres se integran a las mesas de trabajo: "Por la Paz y la Reconciliación Nacional". Universidad y las ideas revolucionarias.
Ir a la universidad fue una senda abierta a un mundo por explorar, a unas relaciones nuevas por construir y a un autorreconocimiento de potencialidades y capacidades frente a los hombres. La alternativa del control natal replantea a las mujeres su función biológica y abre las posibilidades a vivir la sexualidad de otra manera, al separar reproducción y placer. Desempeñarse laborablemente fuera del hogar, además de reconocimiento social, procura los recursos económicos para aportar como proveedora al hogar, una función reservada para el padre como autoridad. Es el descubrimiento de la autonomía como resultado de la convergencia de todos los cambios, lo que hace de las mujeres que se atreven a aceptar el desafío de unas nuevas condiciones, las protagonistas de la trasgresión fundante. Quienes asumieron los cambios y los riesgos inauguraron una generación que podía controlar en alguna medida su propia vida y construir un espacio propio, como nunca antes lo había siquiera pensado y como estaba aun por conquistar para la mayoría. Eran tiempos de sueños y utopías libertarias. La Revolución Cubana alimentaba ese proyecto y los universitarios e intelectuales tenían tareas históricas que asumir en esa senda: formar la conciencia revolucionaria en los trabajadores, a la vez que luchar contra los vicios «pequeñoburgueses» propios y contra el imperio del Norte. Desde este escenario, el feminismo norteamericano no estaba en las coordenadas de la lucha y, más bien, resultaban atractivos los intelectuales franceses como Sartre y Simone de Beauvoir. La relación entre «compañeros» impedía sin embargo en alguna medida, una reflexión sobre discriminación y subordinación femenina. No obstante, las ideas libertarias van encontrando un lugar en las discusiones ya no sólo en la universidad o en el sindicato, sino en el barrio, en el campo, también en la experiencia personal, en las relaciones personales. Así emerge, poco a poco, un nuevo 9
descubrimiento: la politización de la vida privada, de la vida cotidiana, En el contexto de esta deliberación y redefinición de lo político, poco a poco, pequeños grupos fueron reconociendo en los movimientos feministas norteamericanos y europeos, en sus versiones liberal, socialista, anarquista o radical, una discusión ineludible y pertinente, la de la situación o condición de «la mujer».
Primeros Cargos públicos. La participación electoral femenina se reactivó en la elección de López Michelsen, en cuyo mandato se dictaron normas fundamentales de derechos de la mujer en la familia, eliminando la potestad marital y declarando la igualdad jurídica de los sexos. A partir de 1974, los distintos gobiernos empezaron a nombrar mujeres en altos cargos del poder ejecutivo, nacional y regional, primero como viceministras y luego en otros cargos de importancia como la Cancillería, siendo Colombia uno de los pocos países con este hecho. Pero la correlación de fuerzas a favor de las mujeres en las listas electorales ha sido desfavorable en los últimos 25 años, a pesar de los profundos cambios en la cultura femenina, gestada a partir del incremento de su educación, el ingreso masivo a los puestos de trabajo remunerado, el control de la natalidad, la liberación sexual, la revolución feminista en el mundo contemporáneo y la conformación del movimiento social de mujeres. La salud y el feminismo. La época 1975-1982 fue caracterizada como del auge de la “utopía feminista”, este auge no representaba una sólida acumulación de experiencias y reflexiones que impactaran el quehacer académico. El inicio de los movimientos feministas se centra específicamente en el tema de salud con las condiciones en cuanto a la salud sexual y reproductiva, "Por el derecho al aborto, a la contracepción y contra las esterilizaciones forzadas: las mujeres deciden". La salud de la mujer era concebida esencialmente como un vehículo para controlar el crecimiento demográfico y mejorar la salud infantil. El concepto integral de salud de la mujer rebasa al de salud reproductiva para extenderse a los problemas durante todas las etapas en su vida. Se ha documentado que en promedio las mujeres viven más que los hombres, pero también que ellas enferman y utilizan más los servicios de salud que los hombres, incluso si se excluyen los servicios relacionados con la maternidad. Sin embargo más allá del deseo machista femenino de llegar a la equidad de género que han manejado casi por más de 3 décadas desde la formación de movimientos feministas en Colombia, la conciencia y el pensamiento femenino han producido una confusión sobre las condiciones de la mujer luchando por sus derechos, igualdades y libertad, en una búsqueda francamente vulgar de igualdad hacia aquello que es considerado culturalmente como masculino, fallando por tanto, en el reconocimiento de su importancia en un mundo femenino. A finales del siglo XX surgió un sinnúmero de grupos feministas de diversas tendencias que colocaron en el espacio público temas como la sexualidad, el aborto, la libertad de decidir sobre el cuerpo. Nacieron los primeros grupos de autoconciencia, principalmente en Cali, Medellín y Bogotá, con sus folletos, lemas y generando discusiones públicas. En 1977 se dio un debate importante al interior de los partidos políticos. Surgieron en Bogotá grupos que - incluyendo a militantesdiscutieron coordinadamente. Algunas socialistas se retiraron de su partido planteando la necesidad de autonomía de la organización de las mujeres, criticando el verticalismo de los partidos y organizaciones políticas y cuestionando la división sexual del trabajo en ellas. El proceso
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se detuvo, pero nacieron agrupaciones que continuaron la reflexión y la difusión de sus planteamientos. Otros grupos se crearon en Barranquilla, Cartagena, Pasto, Bucaramanga, Ibagué, Montería, Ovejas, Cali y Medellín. En diciembre de 1978 se realizó un encuentro nacional de mujeres que discutió el tema de la sexualidad y la participación en la campaña internacional: "Por el derecho al aborto, a la contracepción y contra las esterilizaciones forzadas: las mujeres deciden". Esta campaña dio origen a innumerables actividades, entre ellas una marcha exigiendo el derecho al aborto. Retorno a las demandas El momento culminante de los procesos pre y post constituyentes marca el inicio de un cambio de orientación del feminismo. El movimiento ingresa a la escena pública, se fortalece a nivel nacional y regional, se establecen nuevas relaciones, se conquistan nuevas adhesiones, se gana capacidad de interlocución con el Estado y las instituciones de gobierno, a la vez que se aprende acerca de su funcionamiento. Estrategias, discursos y prácticas se llenan de nuevos contenidos, en nuevos escenarios nacional e internacional; se incorporan nuevas categorías de análisis para los asuntos de las mujeres, ahora denominadas “de género”. Sin embargo, se retoman los caminos iniciados por las sufragistas: demandas de mayor inclusión y cambios a través de la legislación y el orden político institucional y, por tanto, el progresivo abandono de la beligerancia y la crítica de décadas precedentes. Esta tendencia permanece y tal parece que el único modo efectivo de “incidir en las decisiones de fondo”, es a través del sistema político institucional. Pero otros espacios y alternativas igualmente legítimos son necesarios para que el sistema (patriarcal) cambie y el movimiento avance. Sin embargo, la incorporación del discurso feminista (sin saberlo o reconocerlo) en la agenda pública, en planes de desarrollo, en instancias de gobierno y en una abundante legislación, revela el sostenido trabajo de las organizaciones y de la academia, desde fuera y desde dentro del aparato estatal. La disponibilidad de instancias e instrumentos jurídicos permite avanzar en la exigencia de igualdad de oportunidades para hombres y mujeres y fortalece las acciones en ese sentido. ¿Guerra mata a movimiento? La guerra interna en Colombia es factor decisivo en los procesos organizativos de los movimientos sociales y de mujeres. Frente a la guerra y la paz, a los distintos actores armados y al Estado, las opciones fracturan el escenario de la sociedad civil, de los movimientos sociales y, de forma particular, a las iniciativas de mujeres. Así mismo, sus efectos en la población en general y en las mujeres en particular, reorientan dramáticamente las acciones de los grupos que, contando con recursos de la cooperación internacional, favorecen intervenciones de carácter humanitario, para afectados y víctimas. Muchas organizaciones dirigen su trabajo hacia la denuncia por vulneración de derechos, así como a exigir y proponer salidas negociadas al conflicto armado. Esta “guerra sin nombre” sitúa, en el lugar de las reivindicaciones originales del movimiento, demandas que el conflicto hace más visibles y urgentes. Polisemia y (des)articulación Para los movimientos sociales contemporáneos, la relación con el Estado es particularmente relevante. Si bien en décadas pasadas marcar distancia era lo “políticamente correcto”, para los movimientos hoy, el estar adentro, afuera y en contra no es inconsistente sino estratégicamente necesario y conveniente. 11
En este sentido, lo que cualquiera percibe en esta dinámica, es una amplia movilización de mujeres que lideran diversas iniciativas y estrategias que inciden en diferentes espacios. Sin embargo, el contexto de guerra, disputas internas de poder y control de recursos, han llevado al desarrollo de articulaciones cuantitativamente exitosas, pero cualitativamente débiles y coyunturales, cuando no a rupturas y divisiones. En términos de avance del movimiento, en la transformación de estructuras simbólicas y materiales que sustentan las asimetrías de género, en las actuales condiciones del país éstas se fortalecen, particularmente en los escenarios donde la confrontación armada hace víctimas a las mujeres y su familia, de la violencia, el éxodo y el despojo. El imperio de la fuerza, y los imaginarios de dominación correspondientes, se reproducen como formas exacerbadas de relacionarse, en lo público, en lo privado y lo íntimo. Es allí donde se socializan las nuevas generaciones. Si bien no es el mejor momento para fortalecer el movimiento, es urgente revisar la agenda; no dejar a las aleatorias coyunturas y a los intereses y poderes en juego, los rumbos de un proyecto que todavía tiene tareas pendientes de hondo significado para las nuevas generaciones y para la sociedad en su conjunto.
El movimiento feminista en la actualidad. La de Tercera Ola del movimiento feminista Surge a partir de 1990 hasta ahora, en esta ola el movimiento feminista se torna un poco más reflexivo frente a sus acciones anteriores y encuentra que ellas mismas han sido excluyentes con otras maneras de ver a la mujer por lo que deciden ser más abiertas, permitiéndose pensar que la mujer puede ser ama de casa, llevar escote y tacones o haber nacido varón. Ahondando así en percepciones diversas en el modo de concebir la sexualidad y las relaciones. En definitiva las organizaciones feministas de Colombia han desarrollado un trabajo importante en torno a la identidad y formación de la mujer no solo en su auto reconocimiento como sujeto de derechos sino en posibilitar a partir del colectivo que cada día haya más mujeres ayudándose entre sí a ser conscientes de su cuerpo, sus intereses, necesidades y sueños, trabajo que el movimiento feminista ha podido fortalecer aunque no ha sido fácil y menos cuándo predomina una condición machista y patriarcal de dotar al mundo de sentido, pero siempre será satisfactorio lograr unir tantas voces en torno a un bien común, porque si bien los espacios para los hombres ya están dados y para las mujeres en gran parte, mientras el hombre y la mujer obtengan garantías de progreso y por igual la sociedad tendrá un desarrollo más uniforme y duradero.
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PENSAR LA PAZ EN COLOMBIA DESDE EL FEMINISMO
Las mujeres tienen que estar en todos los espacios de construcción de la paz. Esos espacios hay que verlos inspirados en dos paradigmas del feminismo. Hay un paradigma del feminismo que busca la incidencia y que está respaldado en la búsqueda de igualdad de oportunidades, etc. Que busca la incidencia social, leyes conducentes a eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y ellas son validas. En este paradigma, La representación de las mujeres en los espacios de paz y en el orden institucional implica que los movimientos de mujeres aporten de hecho representatividad para lograr que la voz de las mujeres sea oída, para que tengan incidencia. El feminismo de la diferencia señala hacia lugares en los cuales las mujeres tengan propuestas inéditas que desarrollan desde lo comunitario, desde la vida más cotidiana, pero también desde las formas en las cuales ellas ven la opción de futuro más bien alejadas de lo institucional; de ahí salen formas inéditas de resistencia y de construcción de paz, que dan criterios nuevos sobre la libertad y sobre la vida. Desde los dos paradigmas de feminismo, es posible contribuir la paz, desde lo institucional, desde la incidencia, desde la participación en todos los organismos, en todas las mesas de concertación, pero también desde la autonomía de las mujeres. Uno de los aportes de la filosofía feminista y la práctica política del feminismo pacifista en relación con la paz es el llamado a construir una nueva ética laica, una ética social donde seamos responsables de nuestro destino y del destino de los otros y del destino de la vida en el planeta y de la vida en el país y los demás congéneres. Uno de los principales aportes de los feminismos es que por un lado no tiene la dicotomía entre lo público y lo privado, no está jerarquizado, no se piensa que la paz es simplemente un asunto de negociación entre cúpulas. Ubica a todo aquello que es del entono y el ámbito privado, ubica todo lo que ha sido la construcción cultural y como de construir culturalmente estereotipos y conflictos que son alimentadores de la gran tragedia humanitaria. Grandes aportes que hace el feminismo a una lectura de la paz. Es una paz mas integral es un paz que nos puede reconstruir muchas cosas de humanidad que se pierden desde lecturas que son muy estructurales o desde lecturas que son ven muy fragmentado el mundo, construir paz es reconstruir humanidades ver al otro en su dimensión humana hay una cantidad de procesos que para nosotras son andantes circulantes como dicen los indígenas ¿cuáles son las palabras que nos ponen a caminar? creo que en el sentido de los indígenas de caminar la palabra esta el sentido de los proceso con los que nosotras queremos construir paz, entonces es desde aquellas mujeres que solo con un cartelito y una foto del hijo se paran a no dejar olvidarlos, hasta aquellas grandes movilizaciones en las que hacemos carnavales por la vida, sin olvidar que nos merecemos escenarios de celebración y no solamente escenarios de tragedia hasta la producción de documentales hasta la producción de miradas diferentes de las miles de experiencias de construcción de paz que circulan en el país. El feminismo siempre ha reivindicado las formas no violentas para resolver los conflictos y para resolver y dirimir las contradicciones que se dan en las sociedades en las búsqueda de unas mejores condiciones para todas y todos y el feminismo siempre habla de que no han sido necesarios los conflictos armados para las grandes transformaciones sociales y lo ha demostrado durante muchos años como se han alcanzado 13
reivindicaciones de igualdad de equidad social y de justicia a través de un discurso basados en los derechos por eso para nosotros es tan importante conseguir la paz porque siempre será adversa a los derechos de las mujeres. La paz desde el feminismo será no la ausencia de conflicto social o político si no será lograr unos mecanismos de resolverlos en instancias muy participativas lograr un estado social de derecho, que se base en las definiciones claras del respeto a la igualdad y a los derechos y en esa concepción espacios donde se pueda tener en cuenta la voz de las mujeres, tener en cuenta la voz de las diversidades, de los indígenas de las poblaciones diversa con diversos intereses, para poner en una mesa esos intereses y llegar a las reglas del juego, a las definiciones que nos permitan una convivencia pacífica.
Florence Thomas y el activismo desde la academia
Cuando se habla de feministas, inmediatamente en Colombia se visualiza a Florence Thomas, su rostro aguileño, su cabello corto ya teñido de nubes y los inmensos ojos marrones, que bien pueden mirar con compasión, como con severidad. Nació en Rouen, Francia, pero más de cuatro décadas de residencia en Colombia la hacen sentir colombiana. "Soy francesa y nadie lo duda, pues el acento -esa particular imposibilidad de pronunciar las eres, que me obliga a decirles aves a los pájaros y automóviles a los carros- no me ha abandonado. Me gusta que así sea, (…) es mi manera de asumir mis dos mundos -esas dos patrias que poco a poco se volvieron matrias-…", escribe Florence en el prefacio de su libro Género: femenino. Como psicóloga y Magíster en Psicología Social de la Universidad de París, se vinculó en 1967 como profesora titular y emérita del Departamento de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia. Fue coordinadora del Grupo Mujer y Sociedad del mismo centro docente, instancia que nació dentro de las políticas de estímulo al trabajo interdisciplinario de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional, y cuyo objetivo principal ha sido el de generar debate y reflexión alrededor de los temas de mujer y género. Esta pionera del feminismo colombiano ya se pensionó del ámbito académico, mas no del feminismo. Asesora a organismos no gubernamentales en el campo de la salud sexual y reproductiva, escribe una columna en el principal y más tradicional diario colombiano, El Tiempo, y auspicia espacios públicos de deliberación. Es autora de varios libros, entre los que se destacan El macho y la hembra reconstruidos (1985); Los estragos del amor (1995); Conversación con un hombre ausente (1997); Palabras en el tiempo; Género: femenino (2003); Conversaciones con Violeta (2006) y Florence: su pensamiento de la A a la Z (2008).
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Su aporte al pensamiento crítico sobre el patriarcado colombiano es incontestable. Por ello, hemos querido conocer sus opiniones sobre el feminismo en Colombia. Entrevista en rebelión.org bajo la licencia creative commos. Se publica con bajo la tutela de la licencia nombrando el autor. 3 ¿Sigue siendo el feminismo una fuerza vigente o ya está gastada? Pienso que el feminismo sigue vigente, y especialmente en Colombia, por el hecho del conflicto armado. Las mujeres han sido las más golpeadas por el conflicto, como desplazadas, familiares, víctimas de violencia sexual o botín de guerra… Pero, al mismo tiempo, paradójicamente, el conflicto armado ha generado muchos grupos femeninos, ha hecho que las mujeres se unan, creen organizaciones, se empoderen. Creo que Colombia es el país que tiene más grupos de mujeres del mundo. Y todas las organizaciones que trabajan por sus derechos están volcadas al impacto del conflicto armado en las mujeres, en todos los campos, violencia contra ellas, salud sexual y reproductiva, en todo. ¿Cómo ve al feminismo actualmente en Colombia? Ahora el movimiento de mujeres en Colombia está muy desarticulado. Le estamos haciendo el juego al patriarcado de una manera formidable "ponga a las mujeres a pelear para que podamos hacer lo que queremos". Eso es lo que está pasando. Yo no me peleo con ninguna, busco ser el puente entre las académicas puras y la activista de base. Circulo el discurso del feminismo a las mujeres comunes y corrientes, a las populares, trato de socializarlo. Tengo la suerte de tener una columna en el diario El Tiempo. También está el "Café de las Mujeres', que es una reunión que hacemos en un café todos los miércoles, a la que puede asistir cualquier persona. Allí invitamos a alguien a que hable de diversos temas de feminismo y de masculinidades. ¿Puede haber hombres feministas? Yo creo que puede haber hombres que se solidaricen con las mujeres, pero no hombres feministas, porque un hombre no puede sentir lo que sentimos las mujeres. ¿Piensa que la institucionalización del tema de mujer le ha restado fuerza al feminismo? Creo que la institucionalización del tema de mujer en el Estado ha sido útil, pues ha permitido que las entidades del Estado hayan empezado a tener en cuenta la mirada de la mujer. Ahora, que haya quitado un poco de subversividad al feminismo, sí, pero ha sido la manera de poder hablar de políticas públicas para las mujeres. Algunas feministas encuentran fútil decir que trabajan por la perspectiva de género, ¿qué piensa al respecto?
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Entrevista a Florence Thomas por Ángela Castellanos Aranguren publicada en rebelión.org y bajo licencia creative commons.
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Creo que el género es una herramienta metodológica útil, precisamente para la investigación académica y para las políticas públicas. Entiendo que haya mujeres que prefieren decir que son feministas y punto. ¿Considera que el término feminista es aún peyorativo en Colombia? Sí, en Colombia el término feminismo todavía no se entiende. Creen que las feministas somos unas amargadas, que no nos gustan los hombres, cosas así. Yo soy feminista y creo que se han dado cuenta de que nada de eso es cierto. Que me gustan los hombres, que vine a Colombia por un hombre, y que me río y divierto. Además, contribuyo a que se comprenda qué es ser feminista desde mi columna en el diario, donde a veces hablo de feminismo, pero también de muchas otras cosas. ¿Qué cosas ha logrado el feminismo en Colombia? Creo que gracias al feminismo hemos logrado avances, como el aborto en tres casos: cuando está en peligro la vida de la madre, la gestación sea resultado de una violación o incesto, y si se diagnostica malformaciones fetales que hagan inviable la vida fuera del útero. Es una conquista más simbólica que numérica, pues son pocos los casos de abortos en esas circunstancias; pero es importante. Además, vamos por el aborto pleno. Desde la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, que somos un grupo interdisciplinario de activismo, asesoría e investigación, apoyamos la labor de Mónica Roa, que concluyó con el fallo de la Corte Constitucional aprobando el aborto en esos casos, y ahora estamos haciéndole seguimiento a su aplicación, tanto por el personal de salud, como asesorando jurídicamente los casos en que les es negado este derecho a las mujeres.
Monica Roa y el derecho al aborto.
Entrevista a Monica Roa activista femenina por el derecho al aborto. 4 COLOMBIA.COM: ¿Quien es Mónica Roa? Mónica Roa: Soy abogada colombiana, me gradué de la Universidad de los Andes tengo treinta años. He realizado una maestría en derecho global de interés público en Nueva York. He trabajado desde siempre en tema de derechos de las mujeres, en temas de derechos reproductivos. Me encanta mi trabajo, me siento una persona privilegiada de hacer lo que le gusta y que además le paguen por ello.
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Entrevista Por Camilo Marín Villar publicada en COLOMBIA.COM
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Ahora con la despenalización del aborto, puedo ver satisfactoriamente los resultados de mi trabajo. COLOMBIA.COM: ¿Todos los objetivos de la demanda se lograron? Mónica Roa: El principal objetivo era buscar la legalización del aborto en tres circunstancias especiales, en ese sentido se ha cumplido el cien por ciento. Otro de los objetivos era buscar que está demanda fuera de alto impacto, para generar un debate social alrededor del tema. El cual se ha cumplido a cabalidad. Hasta hace poco tiempo el tema era está de acuerdo con la despenalización si o no, sin posibilidad de escoger una posición intermedia. O en últimas era el debate moral era alrededor del cual se manejaba el tema del aborto. No se había un acercamiento desde la salud pública o los derechos humanos. Considero que eso también lo hemos logrado. Ahora cada mujer puede decidir, con los argumentos que se le ofrecen y la información disponible, cual es su posición. COLOMBIA.COM: ¿Podría explicarnos en síntesis la sentencia de la Corte al despenalizar el aborto? Mónica Roa: En el caso aborto por malformaciones del feto y peligros para la salud o la vida de la madre el único requisito que se le debe pedir es el certificado de un médico. No es necesario buscar la opinión de un especialista, siquiatra o alguna junta de médicos. Es más que suficiente el certificado médico. En el caso del aborto por violación o incesto la mujer debe presentar la denuncia interpuesta ante la autoridad, la Fiscalía o policía con facultades judiciales. COLOMBIA.COM: ¿Imaginaba el impacto de la demanda y que usted se convirtiera en la mujer que logró la despenalización del aborto? Mónica Roa: Yo puedo ser la cara de esta demanda pero desde hace más de 30 años en el país muchas personas han venido trabajando sobre el tema del aborto, desde las más diversas perspectivas, desde la investigación, haciendo activismo, sensibilizando a la gente. Son varios los políticos que han presentado proyectos de Ley que se cayeron en su momento.
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Me siento muy afortunada y privilegiada por la posibilidad de haber podido aportar con mi trabajo y el de muy compañeros a la salud de las mujeres en Colombia. Estoy feliz y muy contenta al ver nuestro trabajo aplicado en la práctica, devolviéndoles a las mujeres, y en casos especiales a las niñas, la posibilidad de reconstruir sus vidas después de situaciones traumáticas. COLOMBIA.COM: ¿Qué piensa de la amenaza de excomunión de la Iglesia a para todos aquellos que participen en el aborto? Mónica Roa: Nunca he buscado que la Iglesia cambie su posición frente al tema del aborto. Siempre he sido muy respetuosa de las opciones morales que ofrecen a sus feligreses. La Iglesia puede excomulgar y usar todas las herramientas que tienen. Lo que ya no se puede hacer, ni la Iglesia ni nadie, es iniciar procesos penales en contra de las mujeres o los médicos que decidan interrumpir un embarazo. COLOMBIA.COM: ¿La Ley puede obligar a las clínicas a realizar la interrupción del aborto pese a la objeción de conciencia? Mónica Roa: Es el derecho individual de un profesional, un médico y su grupo de profesionales, para negarse a realizar un aborto por su creencia personal. Pero es muy claro que las instituciones prestadoras de salud privada y pública están en la obligación de garantizarle el servicio a la mujer que lo requiera en los tres casos tipificados por la Corte Constitucional. De objetar el aborto, el médico está en la obligación de remitir a la paciente a otro profesional que no tenga ningún problema con el procedimiento. Es decir, no se puede convertir en una excusa para demorar los procedimientos y crear nuevas barreras y obstáculos de la interrupción del embarazo. COLOMBIA.COM: ¿La Corte dejó claro que las niñas menores de 14 años están en la facultad de abortar, explíquenos un poco esto? Mónica Roa: Efectivamente la sentencia establece que una niña menor de 14 años que ha sido violada, sufrido incesto o su embarazo amenaza su salud y vida puede solicitar la interrupción de su embarazo. Los médicos deben tener en cuenta su decisión, es la única que puede decidir. COLOMBIA.COM: ¿El consentimiento de los padres es necesario?
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Mónica Roa: No. El consentimiento que prima es el de la adolescente. La Corte lo que reconoce es que hay etapas del desarrollo humano en donde el libre desarrollo de la personalidad y la facultad de tomar decisiones sobre la vida se va adquiriendo con el tiempo. Y cuando se refiere específicamente a la menores de 14 años que quedan embarazadas la Corte considera que es necesario reconocerle paralelamente la posibilidad de quedar embarazadas y el derecho de decidir que quieren hacer con el embarazo. Especialmente cuando en Colombia se existe una presunción legal que todos las relaciones sexuales con menores de 14 años son violaciones, por lo tanto cualquier menor de 14 años que quede embarazada puede acceder a un aborto. COLOMBIA.COM: ¿No le parece contradictorio que una menor de 14 años tenga el derecho de abortar y no el de tener relaciones sexuales? Mónica Roa: El embarazo a tan temprana edad se convierte en un peligro para la integridad de la menor. Generalmente su cuerpo no se ha desarrollado completamente para la maternidad y por lo tanto se está poniendo en peligro de continuar el embarazo. Esta es una de las razones por las cuales se les reconoce el derecho a las menores. COLOMBIA.COM:¿Pero eso deja claro que el derecho de tomar la decisión de abortar de una menor, es avalado específicamente cuando existen riesgos para su salud? Mónica Roa: Sí. Sin embargo es necesaria la reglamentación del Ministerio de Protección Social para dejar claro el procedimiento. COLOMBIA.COM: La Corte establece que con la simple denuncia de violación o un certificado médico una mujer puede solicitar la interrupción del embarazo. Varios penalistas han advertido que esto puede ser contraproducente y que la mujer puede utilizar la ley como método de planificación. Aludiendo, por ejemplo, una falsa violación. Qué piensa de ello? Mónica Roa: Sí, algunos creen que algunas mujeres pueden inventar violaciones que no han ocurrido para poder abortar. Podría pasar. Pero la Constitución nos ordena asumir el principio de la buena fe, y esto debe aplicarse en este caso. Si una mujer dice que la violaron hay que creerle, hasta que demuestre lo contrario. En tal caso habrá incurrido en el delito de falsa denuncia, además del delito de aborto penalizado. Ya existen mecanismos que son aplicables para manejar estos abusos de la ley. COLOMBIA.COM: Lo que queda es esperar la reglamentación por parte del Ministerio. ¿Según usted que debe tener en cuenta el gobierno a la hora de dicha reglamentación? Mónica Roa: Es necesario que se tenga en cuenta que toda la información que se le de a la madre 19
sea científicamente veraz. No pueden incluirse consideraciones moral y religioso para tratar de influenciar la decisión de la mujer. Y se respeta de manera absoluta la decisión de interrumpir o no el embarazo. Las dos decisiones son igual de legitimas y protegidas por la ley. Además que quede claro que en cualquiera de los dos casos se le deben suministrar todos los servicios de salud para poder ejecutar la decisión en la práctica sin poner en peligro su vida. COLOMBIA.COM: ¿Así las cosas la educación es indispensable para tomar la mejor decisión? Mónica Roa: Claro. Y ahora que lo menciona, es indispensable que el gobierno armonice el tema del aborto con la política de salud sexual y reproductiva. Es muy importante que el tema se maneje de la mano con la educación sexual, el acceso a los anticonceptivos, sin importan si las personas los pueden pagar o no. Además es conveniente iniciar una campaña para disminuir la alta tasa de violencia sexual en Colombia. Hay que trabajar en una nueva política que lleve a disminuir las causas de los embarazos no deseados. Ninguna mujer aborta por gusto o por placer, pero sí a todas las mujeres se les ofrece la oportunidad de tomar medidas para evitar llegar a esa situación todas estarán muy contentas de sentirse dueñas de su vida reproductiva.
Ana Angélica Bello derechos humanos y reclamación de tierras. Noticia de su muerte.
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La muerte de Ana Angélica Bello Agudelo provocó que las organizaciones de derechos humanos le exigieran al Gobierno Nacional esclarecer el caso: ¿Se trató de un homicidio o un efectivo suicidio? Ella era líder en la lucha por la defensa de los derechos humanos y de las mujeres, tanto que orientaba la Fundación Nacional Defensora de los Derechos Humanos de la Mujer. La primera hipótesis de las autoridades, que mantienen hasta la fecha, es “un suicidio”, con circunstancias que ameritan el beneficio de la duda. Jorge Armando Otálora, Defensor del Pueblo, solicitó a Medicina Legal el pronto esclarecimiento de las circunstancias que rodearon el deceso, registrado el sábado 16 de febrero, a las 11:45 de la noche, en el barrio San José.
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La muerte de Ana Angélica tuvo eco mundial, al punto que la Organización de las Naciones Unidas, ONU, y el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos Calderón, lamentaron el hecho. Organismos humanitarios exigen al Gobierno Nacional investigar si se trató de un homicidio muy bien ‘disfrazado’ o si se ratifica la hipótesis inicial, es el caso de la Corporación de Investigación y Acción Social y Economía, Ciase. “Ciase lamenta profundamente la muerte de Ana Angélica Bello Agudelo, directora de la Fundación Nacional Defensora de los Derechos Humanos de la Mujer, quien venía trabajando en temas de restitución de tierras a víctimas del conflicto armado y pide que se esclarezcan los hechos”, indicó la organización, con sede en Bogotá. La última palabra sobre el caso será escrita por Medicina Legal, organismo encargado de establecer las causas de la muerte de Ana Angélica Bello Agudelo. Heiner Santander Peñaranda Ibarra, director para el Cesar de ese instituto, le aseguró a Vanguardia Valledupar que la prueba de microscopia electrónica de barrido (para determinar residuos de pólvora en la mano de la líder) ya se encuentra en Bogotá. “La semana entrante podría estar definida”, aseguró el experto, quien catalogó esa muerte como “un caso delicado”, por ello el día de la necropsia se trasladó hasta el lugar de los hechos. Tras conocerse la muerte, el comandante de la Policía en el Cesar, Juan Pablo Guerrero Vallejo, le declaró a los medios de comunicación que “la señora estaba consumiendo bebidas embriagantes y se dirigió hacia su casa, al parecer, tras tener una discusión con su hija. Ya en la residencia se dirigió hacia uno de los cuartos y tomó el arma de su escolta, con la que finalmente se suicidó”. La noche del sábado llovía copiosamente en Codazzi. Ana Angélica Bello Agudelo, abogada, de 45 años y líder de derechos humanos departía con una de sus tres hijas, bajo la observancia de su escolta, en el establecimiento público Estanco Sandunga, de la carrera 16 con calle siete. Una mesera del lugar la habría atendido y hasta hoy lo recuerda, contrario al administrador del lugar quien dice no haberla visto por allí. Luego de varias canciones, ingesta de licor y una discusión con su hija, la profesional del derecho determinó irse hasta su casa, marcada con el número 18A-15, en la carrera 25A, del barrio San José. La seguían acompañando el escolta y su hija, quienes habrían preferido quedarse en la puerta de la casa, mientras la dama ingresó a una de las habitaciones. Relatos de vecinos aseguran que pasaron cinco minutos. Luego todo fue caos. La descendiente de la líder salió a la calle dando gritos y pidiendo una ambulancia, mientras el escolta corrió, según los relatos, a buscar transporte para llevar a Ana Angélica hasta un centro asistencial. “Mi esposo me dijo que no se escuchó como un disparo normal, sino como cuando se cierra un
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portón”, referenció para Vanguardia Valledupar Yaneth Jiménez Ávila, habitante de la casa contigua a la de la mujer muerta. Los relatos revelan que la residencia de los hechos estaba oscura y que sólo se iluminaba la habitación en la que Bello Agudelo yacía, víctima de un impacto de bala y con los ojos abiertos, diferente a casos de suicidio, cuando el de la determinación une sus pestañas eternamente.
Vanguardia Valledupar conoció que el cuerpo de Ana Angélica Bello Agudelo quedó tendido en la cama, al lado de una almohada, mientras el arma de fuego, tipo pistola, fue hallada en el piso. El elemento bélico correspondía a uno de los dos escoltas asignados a ella, que justo ese día se encontraba en Valledupar. Un experto en seguridad fue consultado y aseguró que hubo fallas en los protocolos de seguridad, pues jamás un guarda espaldas debe dejar su arma al protegido, “porque no goza de las misma habilidades”. En la actualidad, Ana Angélica acompañaba a algunas comunidades invasoras de predios en Codazzi, hecho que le valió una amenaza de muerte y de ello tenían constancia las autoridades, al punto que la Policía realizaba visitas diarias a la residencia de la mujer. También se pudo conocer que la líder de derechos humanos gozaba de un carácter “imponente”, al punto que exigía a sus escoltas dejar las armas de fuego en su casa. A ellos les tomó tanta confianza que les habría insinuado en varias oportunidades sus deseos de abandonar Codazzi, para lograr ubicación en Barranquilla. Trascendió que se han intentado hallar contradicciones en los testimonios del escolta, pero éste ha manifestado el mismo discurso ante los interrogantes, mientras la hija de la mujer se fue al centro del país, donde fue sepultada la activista.
Bibliografia. · · · ·
Sánchez, O. A. (1995). «El movimiento social de mujeres. La construcción de nuevos sujetos sociales». En En Las mujeres en la historia de Colombia, Tomo I. . Norma Editores, Bogotá. Solano, Y. (2003). «Movimiento de Mujeres en Colombia, entramado actual del movimiento». En M. E. Martínez, Cartografía de Mujeres. Para pensar los derechos. Bogotá: Red Nacional de Mujeres. Villareal N, Movimientos de mujeres y participación política en Colombia 1930-1991. En: Historia, género y política. Luna, Villareal N, comp. Bogota; Tercer Mundo Editores: 1994. Doris Lamus Canavate, “De la subversión a la inclusión. Movimientos de mujeres de la segunda ola en Colombia, 1975-2005”, del Doctorado en Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar, cursado por la autora entre 2002-2007. Artículo recibido el 2 de febrero de 2011, aprobado el 31 de marzo de 2011. 22
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