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De Mujer a Valkiria

Bien plantadas en sus pies, erguidas, con la mirada en alto, orgullosas de ser ellas, conscientes de su poder, dispuestas a dar la mano a quien lo necesita, sabias, llenas de habilidades y dispuestas a servir. Así es como siempre identifiqué a las Valkirias, mujeres de la mitología nórdica.

Desde niña me nombraban así, “la Valkirita”, tal vez por mi tez blanca, cabello rubio, por mi origen europeo. Pero sobretodo por mi tesón, mi arrojo, mi valentía esos que tienes cuando vives en confianza, sin miedos, cuando solamente eres tú. Cuando estás en contacto con tu esencia. Cuando no te has contaminado de las creencias culturales y sociales. Cuando aún no te has comprado todas las ideas que te venden sobre ti, los que no logran verte con los ojos del corazón.

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Muchas experiencias de adversidad, muchas pérdidas, duelos, situaciones incomprensibles. Viví tantas o tan pocas cosas como muchas otras

Hoy comprendo cómo cada vivencia me fue formando, me dio elementos para irme armando como una mujer fuerte, recia, resiliente, paciente, solidaria y empática.

Viví muy niña la pérdida de mi padre, dificultades económicas, una adolescencia dispersa, la pérdida de un hijo, un matrimonio destruido por una enfermedad mental, la responsabilidad económica de una gran familia, sacar adelante a una hija con Síndrome de encontrar mi lugar en este mundo.

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