AL-ÁNDALUS Alberto González Majada
Pintura 'Interior de la mezquita de Córdoba ' de Edwin Lord Weeks (1880)
Se conoce como al-Ándalus al territorio ocupado en la Península Ibérica por los musulmanes durante la Edad Media. Inicialmente fue considerado como provincia dependiente del Califato Omeya, concretamente integrándose en la parte correspondiente con el califato Omeya. Con una cronología que abarca desde el 711, año de la llegada de la expansión islámica a la península, hasta el 1492, cuando fuese depuesto el último sultán nazarí, las características de esta etapa histórica de nuestro territorio y de la conquista musulmana poseen una identidad propia con particularismo bien distintos a los que acontecieran en oriente próximo y el Magreb. Trataremos de resumir, en este artículo de síntesis, estos ocho siglos de historia de manera resumida y con claridad expositiva. 0. INTRODUCCIÓN 1. CONQUISTA Y OCUPACIÓN 2. ORGANIZACIÓN POLÍTICA 3. EMIRATO INDEPENDIENTE 4. EL CALIFATO DE CÓRDOBA (929 – 1031) 5. PRIMEROS REINOS DE TAIFAS (1031 – 1086) 6. IMPERIO ALMORÁVIDE (1085/86- 1145) 7. IMPERIO ALMOHADE (1145-1212) 8. EL REINO NAZARÍ DE GRANADA (1238 - 1492) 0. INTRODUCCIÓN Existen diferentes interpretaciones sobre las causas que motivaron la irrupción musulmana en la Península Ibérica: a) Intervención: Como respuesta extranjera en la guerra civil en la que se enfentaban a los hijos del rey visigodo Vitiza ó Witiza, contra el aspirante a ser su sucesor, Rodrigo. b) Efecto causal a como una etapa más dentro de la fase de expansión musulmana por el Norte de África y Occidente. Esta interpretación es la que más peso suele tener entre los historiadores. 1. CONQUISTA Y OCUPACIÓN Los hijos de Witiza no aceptaron la elección de Rodrigo como sucesor al trono, enciendo el enfrentamiento entre ambos bandos.
La crisis civil sucesoria promovió la ayuda, por parte del bando witiziano, de los muslumanes, con el apoyo del Conde Julián, gobernador de Ceuta, el cual negociaría el destronamiento de Rodrigo. En abril del año 711, mientras Rodrigo asediaba Pamplona, se produjo la invasión por medio e un ejército musulmán acuadillado por Tariq ben Ziyad, también conocido como Táreq, un general, perteneciente a los bereberes Nafza. Desembarcando en Jabal Tāriq (hoy Gibraltar), aguardó a la llegada del rey Rodrigo. En choque entre ambas fuerzas se produjo, al fin, en julio del 711, a orillas del río Guadalete, cerca de Arcos de la Frontera (Cádiz). La batalla de Guadalete se saldó con la destrucción del ejército visigodo y la victoria de Táreq, quien alentado por el triunfo varió los planes preestablecidos con el propósito de iniciar un proceso de conquista y dominio de la Península Ibérica bajo las directrices musulmanas. El dominio territorial fue dando rápidamente sus frutos, pues en ese mismo año 711 caen importantes ciudades visigodas, incluso la capital del reino, Toledo. En verano del 712 el gobernado de Ifriquiya (territorio del norte de áfrica que corresponde actualmente con Túnez), se presentó con otro contingente militar de árabes que dominaron la zona oeste peninsular, ocupando enclaves como Sevilla, Mérida o Carmona. Este gobernador fue Musa ibn Nusayr, un caudillo militar musulmán yemení, llamado Muza o Musa en la tradición española. De esta manera, unidas ambas fuerzas o frentes musulmanes, se prosiguió la campaña de conquista ocupando la meseta norte, Portugal, Aragón y, probablemente, parte de Cataluña. El poder musulmán puso todo este nuevo territorio recién conquistado bajo el poder del califa de Damasco, Walid I (705 – 715), al mencionado territorio al que denominaban alÁndalus. En resumen, este proceso de conquista se puede basar en un claro análisis: –
Dominio militar de un imperio en fase expansiva
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Aprovechamiento favorecedor: crisis política del gobierno del territorio de su objetivo
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Pasividad hispanovisigoda ante la nueva dominación
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Sometimiento tolerante y por medio de capitulaciones que podían ser de dos tipos: a) sometimiento absoluto con las condiciones pactadas b) concesión de cierta autonomía política con libertades personales y patrimoniales, como fue el caso del pacto del Conde Teodomiro.
A pesar de las medidas tolerantes, cuyo ejemplo será, entre otros, el respeto a los dimmies (Judios o cristianos considerados como creencias potencialmente conversibles al Islám, habida cuenta de su carácter monoteísta con puntos en común con el Islám), la
obligatoriedad de pago de impuestos era una realidad que tenía lugar mediante dos vías: –
De tipo personal, denominada Chizya, en metálico.
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De tipo territorial, denominada Jarach, en especie.
Etapas cronológicas en al-Ándalus
2. ORGANIZACIÓN POLÍTICA En la etapa inicial de la conquista el territorio del al-Ándalus era gobernado a través de la figura de los valíes, más tarde recibirá su testigo los emires. Desde su comienzo hubo una actividad de reorganización territorial y cambios rápidos entre los gobernadores nombrados por los distintos califas omeyas (Al-Hurr, Al Samh,...) Una vez conquistada buena parte del territorio peninsular, y animados por tales victorias, iniciaron la expansión territorial por tierras francesa, conquistando hacia el 719 ciudades como Narbona, Cacaçone, Nimes o Autún, empero, estas victorias fueron logradas a cambio de cuantiosas pérdidas y tras un gran desgaste de fuerzas. En esta situación no pudieron remediar la derrota frente a Carlos Martel, suponiendo la definitiva ruptura del avance musulmán en tierras galas. En estos años sobrevienen importantes crisis sociales entre árabes y bereberes, cuyas diferencias culturales y desigualdades territoriales eran notables. El enfrentamiento entre ambos grupos fue solventando por la presencia de tropas sirias que terminaron por alzarse con el poder y exigir su parte en el reparto territorial. Hacia finales del año 745 había surgido una corriente política que deseaba ser ella la encargada de elegir al nuevo emir. Tras rechazar la obediencia política al califato omeya de Damasco, ya en franca descomposición, se eligieron a hombres como Ben Salama o Al.filiri, cuyas relaciones con damasco ya serán puramente nominales. 3. EMIRATO INDEPENDIENTE. Tras la convulsión islámica con la caída de la dinastía omeya y la llegada de la nueva familia Abbasida, el imperio islámico sufrió un cambio radical que benefició al único superviviente omeya, el joven príncipe Abd-al-Rahman, quien tras ser ayudado por antiguos mawlas. clientes honoríficos. protegidos de los omeyas en el norte de áfrica , consiguió llegar hasta al-Ándalus y hacerse con el poder tras vencer a Al-Filiri.
Convirtiéndose en Abd al-Rahman I (Abderramán I) tenemos en su figura al verdadero impulso de unas bases políticas independientes en al-Ándalus, convirtiéndose en el primer emir del Califato de Córdoba, pero aún dependiente de Damasco. Valiéndose de dos grandes instrumentos, las imposiciones y tasa fiscales, junto con el ejército, estableció un régimen de mano dura, teniendo que reprimir numerosas sublevaciones de carácter político, no obstante, también fue una etapa de innovaciones y crecimiento económico y urbano. Sus sucesores fueron: Hisam I (788-796), Al-Hakan I (796-822), Abd-al.Rahman II (822952),... en ellos podemos constatar un mayor fortalecimiento interno, compatible con la unidad de la fe. Otro de sus esfuerzos fue el de organizar una red administrativa y fiscal más compleja. Son años, también, de mayor protagonismo del ejército, el cual se profesionaliza con la llegada de mercenarios más disciplinados y mejor preparados para su labor. En este contexto, el malikismo se convierte en la escuela de jurisprudenciaescuelas, dentro del islam sunni, capacitador de asegurar la obediencia de los súbditos. Tuvo, entonces, lugar una conversión masiva de hispanovisigodos al Islam, que serán denominados muladíes (no confundir con los mozárabes, que eran los cristianos que vivían durante la dominación del Islam). Sin embargo, durante el gobierno de los diferentes emires se produjeron rebeliones internas de distinto signo y casuística, ya fuera por alzarse con el trono y el poder, o bien simplemente causadas por el descontento de la comunidad muladí, la cual buscaba mayores bases de autonomía y de igualdad, las cuales serás sofocadas violentamente. El descontento también era patente en los alfaquíes malikies por la presión fiscal y el despotismo de los omeyas, todo ello sin olvidar las obligadas campañas militares frente al avance cristiano de la repoblación cristiana en los inicios de la Reconquista. El gobierno de los tres últimos emires se desarrollará en medio de una grave crisis en la que el prestigio y la autoridad del poder califal decae y nacen núcleos o en franca rebeldía tanto en laz zonas fronterizas como en el interior de al-Ándalus. Una de estas grandes revueltas fue la protagonizada por Omar ben Hafsún, provocada por el peso de los impuestos y por el descontento poblacional. Este problema se desarrolló durante el mandato de varios emires.
Mapas de la Evolución de Al-Andalus. Fuente: http://historiadelartevirgendelujan.blogspot.com.es/2013/01/arte-de-alandalus-introduccion.html
4. EL CALIFATO DE CÓRDOBA (929 – 1031) En esta nueva etapa el emirato rompe con Bagdad, de manera que se establece como territorio independiente, lo que significa su configuración como califato independiente. En octubre del año 912 alcanzaba el poder como emir Abd al-Rahman III (Aderramán III), nieto del anterior emir con tan solo 21 años. Desde el comienzo emprendió una serie de importantes acciones entre las que destacamos: – Un programa de pacificación territorial, terminando con la rebelión de Ben Hafsún y sometiendo a obediencia a otros focos rebeldes, como Badajoz y Toledo. – Asumir el título de califa en el año 929, con plena soberanía política y ahora también religiosa sobre toda la comunidad musulmana, implantando un nuevo régimen de carácter absoluto y personal del soberano. – Se apoyó en una ejército numeroso, fuerte y decisivo como instrumento para inducir a la obediencia, nutrido de mercenarios. – La política exterior se desarrolló en dos direcciones fundamentales; a) Norte de África: Enfrentándose con los fatimíes del Califato de Kairuán b) Reinos cristianos: Hostilidades contra los reinos cristianos en su avance repoblador (victorias alternas con los reyes leoneses Ordoño II, Ramiro II, etc.)
El sucesor de Abderramán III fue Al-Hakam II, quien durante algún tiempo mantuvo la cohesión territorial y la autoridad califal. Fue un gobernante amante de la cultura, de las ciencias y de la teología, reuniendo en Córdoba todo ese saber en la gran biblioteca que llegaría a ser considerada como la más importante y rica de Europa. Sin embargo, el poder califal poco a poco comenzó a deteriorarse como conecuencia de otorgar excesivos poderes a altos cargos de la corte, los cuales fueron acumulando influencia y poder. Esto se produce, esencialmente, durante el gobierno del tercer califa cordobés, Hisham II, quien se dejó llevar por los ambiciosos planes del yemení Abu Amir ben Abi Amir, más conocido como almanzor, que desde su puesto de visir protagonizó en el año 978 un golpe de estado mediante el cual asumió las competencias del Hachib (primer ministro), y dando paso a una dictadura que duraría 24 años, durante la cual el califa fue apartado del poder. Desde su gobierno realizó una amplia política militarista contra los reinos cristianos. Su muerte, en el año 1002, no significará el fin de ese régimen, puesto que se prolongará durante 6 años años más de la mano de su hijo el Abd Al-Malik, quien su prematura muerte, se dio paso a un periodo de anarquía y guerras civiles que terminaron de hundir el califato en el año 1031, aboliéndose y dando lugar a la fragmentación del estado omeya en multitud de reinos conocidos como taifas. 5. PRIMEROS REINOS DE TAIFAS (1031 – 1086) Las Taifas fueron un total de 39 pequeños reinos que surgieron tras la disgregación del califato de Córdoba, a causa de la guerra civil o fitna. El último califa Hisham III es depuesto, con lo cula Córdoba se proclama como república. El resto de provincias (coras) de al-Ándalus siguieron su ejemplo y se proclamaron independientes. Cada una de estas mencionas taifas se identificaros desde el comienzo con una familia, clan o dinastía; los Amiríes en Valencia, descendientes de Almanzor, los Tuyubíes de Zaragoza, los Aftasíes de Badajoz, los abadíes de Sevilla, etc. 6. IMPERIO ALMORÁVIDE (1086 - 1145) La disgregación del califato en múltiples taifas patentó que tan solo un poder político centralizado y unificado podía resitir el avance de la Reconquista cristiana que avanza hacia el sur. Así, la conquista de Toledo, en 1085, por parte de Alfonso VI, supuso el anuncio de que los cristianos amenazaban con poner fin a los reinos musulmanes en la península. Ante tal situación, los reinos de las distintas taifas se ampararon en la ayuda del emir bereber Yusuf ibn Tasufin. Gracias a él consiguieron derrotar al rey castellanoleonés en la Batalla de Zalaca (1086), tras lo cual se fueron conquistando paulatinamente el resto de las taifas. No obstante, a pesar de su intensa actividad de ocupación militar acabará fracasando al tratar de acometer la conquista de Toledo, capital visigoda emblemática, que resistirá el asedio del ejército musulmán. Será a partir de 1121 cuando empiecen a manifestarse los primeros indicios de malestar andalusí, en el momento en que la población se rebeló contra el poder de los almorávides. Será imperativa la intervención de los fakih (título de derecho), la que evitó que se derramara la sangre. Mientras tanto, otras rebeliones tuvieron lugar en distintas ciudades. A partir de 1140 la decadencia del poder almorávide es la nota predominante en el norte de
África, acusándose más por la presión del nuevo grupo en auge, los Almohades. La misma Península Ibérica no será ajena a ese cambio y las nuevas noticias llegadas desde el Magreb. Será en 1144 cuando el sufí, Ibn Quasi empieza su campaña anti almorávide, cuyo producto será una nueva disgregación en reinos de taifas. A esta breve etapa se la conoce como la de los Segundos reinos de Taifas, y abarca de 1144 a 1145. 7. IMPERIO ALMOHADE (1145-1212) Los almohades desembarcan en la península con el fin de unificar los segundos reno de Taifas. Su propaganda se centraba en la defensa de la pureza islámica y la agresión de los reinos cristianos. Con estos dos elementos crearon la mentalidad de unificación que necesitaban para ascender en popularidad. De este modo, en poco más de treinta años, dio como resultado la formación de un poderoso imperio que se extendía desde Santarém (centro de Portugal), hasta Tripoli (Libia). El avance cristiano fue contenido tras su victoria en 1195 en la Batalla de Alarcos, frente a las tropas castellanas. Sin embargo, la dinastía almohade siempre encontró serias dificultades para dominar todo el territorio de al-Ándalus, siendo Granada y el Levante peninsular las zonas más problemáticas. A esto hemos de añadir la cualidad particular del radicalismo propio de los almohades, mal recibido por andalusíes, ajenos a las costumbres bereberes. La derrota frente a las tropas cristianas en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) supuso el momento clave del comienzo del fin de la dinastía almohade. Tras la muerte del califa al-Nasir las confrontaciones por su sucesión acabaron hundiendo al califato hasta producir otra vez más la disgregación del imperio en los llamados Terceros reinos de Taifas, los cuales ya serán solo bastiones residuales reconquistados paulatinamente hasta llegar a desaparecer por completo, a excepción del último de los reinos musulmanes en la península, el reino nazarí. 8. EL REINO NAZARÍ DE GRANADA (1238 - 1492) En 1238, de todo lo que fue el dominio de al-Ándalus solo queda el reino nazarí de Granada. En ese mismo año llega a Granada Muhammed I ibn Nasr conocido, asimismo como AlAhmar, “el Rojo”, iniciando la dinastía Nazarí, la cual se desarrollaría con el mandato de veinte sultanes granadinos. Al-Ahmar fundó el reino de Granada, conviviendo, en sus comienzos, con los reinos castellanos, pero poco a poco fue teniendo que convertirse en tributario de los mismos, como exigencia para mantener su independencia, de hecho en 1248 se convierte en territorio súbdito del rey de Castilla. El fin de la dinastía nazarí fue acelerado por la guerra interna que enfrentaba a Al-Zagal contra su hermano, Muley Hacen, y contra su hijo Boabdil (Abu 'Abd Allāh). Éste último acabaría siendo el último rey de la dinastía nazarí. En 1492 fue derrotado por los Reyes Católicos como paso último de la Reconquista, anexionando el Reino de Granada a la Corona de Castilla, con lo cual todo el territorio peninsular quedaba en manos cristianas, concluyendo los casi ocho siglos de Reconquista, desde los tiempos de don Pelayo y aquel comienzo simbólico fijado hacia 722. Sin gobernantes musulmanes en la península, la población islámica en la península fue súbdita de los reyes castellanos, pasando a considerarse mudéjares (población musulmana que continuaba viviendo en la península tras la conquista de los Reyes católicos), aunque más tarde, en 1502 se les impondrá una conversión forzosa tras la cual se les conocerá como moriscos.
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