Grandes barcos de la historia

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Grandes barcos de la historia

Santa MarĂ­a


Santa María

Grandes barcos de la historia

Carabelas y naos, como la Santa María, fueron las embarcaciones de vela que dominaron el Atlántico en los siglos XV y XVI. El paso de la navegación de cabotaje, cercana a la costa, a la navegación de altura permitió el descubrimiento de un nuevo mundo al otro lado del océano.

COLECCIÓN GRANDES BARCOS DE LA HISTORIA Es una obra de Editorial Sol90, SL. Edición Alberto Hernández y Vicente Ponce. Diseño Fabián Cassan y Susana Ribot. Maquetación María Beltrán. Textos Ricard Regàs. Fotos AGE Fotostock, Getty Images/Thinkstock, ACI. ISBN 978-84-15984-59-7. Impreso en China. 2014 Editorial Sol90 S.L. Todos los derechos reservados.


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n abril de 1492, la Corona de España daba la orden a los concejos de la mar de Andalucía para que se alquilaran tres carabelas al navegante genovés Cristóbal Colón a fin de preparar la expedición que debía alcanzar las Indias a través del Atlántico. Finalmente, sin embargo, el almirante salió del puerto de Palos el 3 de agosto de aquel mismo año con dos carabelas —La Pinta y La Niña— y una nao, la Santa María. La nao era un tipo de buque caracterizado por poseer tres mástiles con velas cuadradas y una gran reserva de flotabilidad, garantizada por la elevada proporción del casco que quedaba fuera del agua en condiciones normales de carga. Esas características la convertían en la embarcación ideal para el transporte

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de mercancías pesadas en travesías largas, pero al mismo tiempo era un barco demasiado pesado y lento para la navegación por el Atlántico. Las ligeras y veloces carabelas, muy utilizadas por los navegantes portugueses durante todo el siglo XV, eran sin duda mucho más adecuadas para la aventura transoceánica que preparaba Colón. Las carabelas usaban velas latinas —triangulares— y eran más bajas, lo que les proporcionaba mayor agilidad y maniobrabilidad. Heredera de las cocas bálticas del siglo XII, la nao tenía el casco redondo, como su antecesora medieval, y contaba con castillo —una superestructura cerrada que se elevaba sobre la cubierta— tanto en la proa como en la popa. Sin embargo, a diferencia de la coca, la nao poseía generalmente tres mástiles en lugar de uno solo y alcanzaba unas dimensiones considerablemente mayores. Al contrario de lo que ocurrió con las carabelas, que desaparecieron de los océanos pocas décadas después del Descubrimiento, las naos fueron evolucionando a lo largo del siglo XVI hasta convertirse en galeones, un nuevo tipo de embarcación que dominaría la navegación comercial hasta bien entrado el siglo XVIII. Pese a las desventajas en relación con las carabelas, la nao Santa María fue elegida por Colón para ser la nave capitana o buque insignia

Se han construido muchas réplicas de la Santa María, como esta de Madeira, que realiza recorridos turísticos por las costas de esta isla portuguesa del Atlántico.


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de la expedición, sobre todo por su magnitud netamente superior a La Pinta y La Niña. Esa circunstancia permitió que una nao —un tipo de barco en principio poco preparado para grandes aventuras— se situara entre los barcos más célebres de todos los tiempos. Y por si eso no fuera bastante, pocos años después, otra nao, la Victoria, capitaneada por Magallanes y Elcano, se sumó al elenco de buques más célebres de la historia al convertirse en el primer barco que daba la vuelta al mundo. En el caso de la Santa María, esa celebridad no garantizó ni una vida larga ni un torrente de información para la posteridad. De hecho, existen muy pocos datos de la embarcación, circunstancia que ha originado grandes discusiones y controversias a la hora de planear las maquetas o las réplicas que pueden admirarse en varios puertos de todo el mundo. Los expertos apenas se ponen de acuerdo en fijar que su eslora o longitud se encontraba entre los 20 y los 30 metros, que su manga o anchura se movía alrededor de los ocho metros y que su calado medio superaba los dos metros y medio. Según las normas de estiba del siglo XV, podía cargar hasta 106 toneladas de la época, equivalentes a 51 toneladas actuales. En el palo mayor podía aparejar dos velas cuadradas y una vela de gavia, mien-

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tras que el trinquete —mástil delantero— llevaba una sola vela cuadrada; el palo de mesana —mástil trasero— aparejaba una vela triangular o latina y del bauprés —palo inclinado de proa— colgaba una vela cebadera que pendía fuera de la perpendicular de cubierta. Sobre su creación tampoco hay demasiada información fidedigna. Se cree que fue construida en 1480 y recibía el sobrenombre de la Gallega, lo que daría idea del lugar donde fue construida, aunque otras fuentes aseguran que fue concebida en los astilleros de Colindres, en Cantabria, e incluso en El Puerto de Santa María (Cádiz). Teniendo en cuenta que fue desmantelada en la isla La Española en 1492, su vida útil apenas superó los doce años, un servicio corto para la época.Su propietario fue el navegante y cartógrafo cántabro Juan de la Cosa, el diseñador del primer mapamundi que mostraba los territorios descubiertos por Castilla y Portugal en América a fines del siglo XV. De la Cosa acompañó a Colón en el primer y segundo viaje a América, a bordo de su nave y con el cargo de maestre. Según el diario de Bartolomé de las Casas, Colón lo culpó personalmente del accidente que supuso el fin del barco, puesto que ocurrió bajo su guardia. No obstante, De la Cosa fue compensado económicamente dos años después por la pérdida de la embarcación de su propiedad.

El Museo de las Casas Reales de Santo Domingo (República Dominicana), construido por orden de los Reyes Católicos en 1511, también cuenta con una recreación de la Santa María.


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Jarcias

Ficha técnica

Gavia

Era la canasta para el vigía. La Santa María aparejaba dos velas cuadradas en el palo mayor: la de gavia y la vela mayor, esta con una cruz roja.

Es el conjunto de todos los aparejos y cabos. Las jarcias firmes son cabos y alambres fijos para la sujeción; las de labor son movibles y forman los aparejos.

Fecha: 1480 Tripulación: 40 (aprox.) Peso: 225 toneladas

Bombardas La Santa María contaba con cuatro bombardas de 90 milímetros, pequeñas piezas de artillería precursoras de los cañones. Además, la tripulación disponía de diferentes tipos de armas, como culebrinas, espingardas y ballestas.

Dimensiones:

Obenques

Mástil mayor

Verga mayor 7,96 m Manga

Verga de mesana

Mastil de mesana Vela de mesana

Verga de trinquete

29,6 m Eslora

Lombardas (cañón)

Farol

Vela de trinquete

Toldilla

Bauprés

Vela cebadera

Mástil de trinquete

Vela mayor

Ancla

Cámara del capitán

Escotilla

Castillo de proa

Esta estructura elevada, útil como alojamiento y para la defensa, lleva el palo trinquete y el bauprés —el palo inclinado, con vela de cebadera—.

Casco

Las juntas solían abrirse y provocar filtraciones de agua irreparables. Muchas naos y carabelas eran desmanteladas al llegar a puerto tras realizar largas navegaciones.

Bodega

De acuerdo con las normas de estiba de la época, la Santa María podía llevar una carga de 106 toneladas (51 toneladas actuales). Las provisiones escasearon.

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Timón

Aunque la Santa María se ha aceptado tradicionalmente como carabela, en diferentes anotaciones del Diario de a bordo Colón se refiere a ella como “nao”, un tipo de barco un poco mayor.


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Muelle de las Carabelas en La Rábida (Huelva), creado en el punto aproximado de partida de las naves de Colón para conmemorar el V centenario del descubrimiento de América.


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De Palos a Guanahaní La nao Santa María y las dos carabelas partieron de Palos el 3 de agosto. Juan de la Cosa ejercía de capitán de la embarcación, aunque Colón, almirante de la expedición, también viajaba en ella. Cinco semanas después llegaron a las Canarias y desde allí recorrieron 6.500 km hacia el oeste hasta ver tierra el 12 de octubre: la isla de Guanahaní (probablemente Bahamas).

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A la izquierda, el momento de la partida de Palos el 3 de agosto de 1492. En la imagen central, la Pinta, la Niña y la Santa María durante la travesía hacia tierras americanas.


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El final de la travesía Tras embarrancar, Colón construyó un fuerte con la madera de la Santa María La madrugada del 25 de diciembre de 1492, dos meses y medio después de la llegada de la expedición de Colón a costas americanas, la Santa María embarrancó en unos arrecifes frente a la costa de la actual Haití, en la isla de La Española. La situación era desesperada: la nao hacía agua, el destrozo era irreparable y una de las tres embarcaciones que formaban la expedición —La Pinta— llevaba varios días desaparecida a raíz de un acto de traición de Alonso Martín Pinzón, su capitán, que decidió explorar el territorio y comerciar con los indígenas por su cuenta, desobedeciendo a Colón. Con el accidente fatal de la Santa María y la deserción de la Pinta, no había suficiente espacio en la Niña —tercer barco de la expedición— para toda la tripulación, así que el almirante decidió utilizar la madera de la nao para construir un pequeño fuerte, con la ayuda de los indígenas taínos locales, en el mismo emplazamiento del naufragio, con el fin de alojar a los 39 hombres que iban a quedarse en la isla, bien pertrechados de provisiones. En conmemoración del día del accidente, Colón llamó a esa pequeña fortificación Fuerte Navidad, primer asentamiento europeo en territorio americano y último servicio de la Santa María en tan memorable misión.

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Este grabado de Theodor de Bry (1594) representa la llegada de Cristóbal Colón a La Española el seis de diciembre de 1492 y su encuentro con los indígenas de la isla.


ISBN 978-84-15-98459-7

9 788415 984597


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