La teoría de la vida embarazada, por el Dr. Mguel García Casas

Page 1

La teoría de la Vida embarazada Una teoría global sobre la Vida Terrestre y la Evolución

Miguel García Casas


Introducción Estimado lector, cuando miro al cielo y veo pasar un avión, cada vez estoy más convencido de que esa máquina de volar la comenzaron a fabricar las bacterias. Lo mismo pienso de los satélites artificiales y de las naves espaciales que existan ahora o que vayan a existir en el futuro. Como quizá ya habrá pensado después de leer estas primeras líneas, pretendo ofrecerle una visión diferente de la evolución biológica contenida en un juego de ideas que aspira a resultarle agradable. Su historia, lector, puede ser la de un organismo que nació, no sabemos cómo, hace 3.500 millones de años. Durante 2.000 millones estuvo compuesto solamente de células, como lo está también Ud. Al cabo de ese tiempo maduró para reproducirse -que es para lo que maduran los seres vivos- y comenzó un proceso que le podría permitir so-


brevivir más allá del fin cierto del planeta que los modelos científicos predicen. Para ello le surgieron una especie de órganos de muchos tipos consistentes en seres pluricelulares que competían y colaboraban entre sí, de esta manera podría surgir una especie tecnológica que mediante el uso de sus propiedades construyera artefactos que permitieran vencer a la fuerza universal que atrapa a la vida en el planeta: la gravedad. De este modo la vida podría surgir de un planeta y llegar a otro. Probablemente sea ésta la manera más fácil de sobrevivir la vida en el Universo. Según esta hipótesis Ud. es una parte de ese gran organismo y por tanto condiciona el comportamiento de él en una mínima parte, la que dependa de Ud., pero por otro lado su conducta también está condicionada por el macroorganismo. Las ideas que expreso en este ensayo toman cuerpo de teoría, a la que he llamado La Vida Embarazada. He meditado sobre la posibilidad de calificar como pretensiosa la estimación de teoría al dis-


curso lógico que quiero mostrar, sin embargo me rindo ante los hechos y no tengo por qué llamar de otra manera a algo que de corazón pienso que es una teoría, es decir, si me permite el lector que resuma: una concatenación mental de hechos dispersos observados que permiten a éstos presentarse como lógicos y presumibles. Según la Vida embarazada los seres vivos de la Tierra formamos entre todos un ser de complejidad superior que asume las propiedades de sus partes y que por tanto se encuentra dotado de las dos propiedades fundamentales del ser vivo: metabolismo y reproducción. Así este gran organismo, más complejo que cualquiera de nosotros, además de usar y manejar la energía de modo adecuado, debe desatar una serie de estrategias reproductivas con objeto de sobrevivir mas allá de la destrucción del Sol. Lo que está sucediendo en la Tierra, según la teoría, es consecuencia de este comportamiento reproductor. La vida en la Tierra durante 2.000 largos millones de años, prácticamente todo el precámbrico, estuvo constituida exclusivamente de seres unicelulares, y ello demuestra


que la vida es perfectamente posible sin seres pluricelulares. ¿Por qué surgieron éstos? He pretendido con este ensayo recoger un conjunto de pensamientos que me han surgido a lo largo de los años. A veces el desarrollo intelectual del individuo permite ser culminado con la elaboración de una teoría. Sin embargo la naturaleza, en éste como en otros casos, manifiesta su tendencia a neutralizar los procesos mediante fenómenos de inercia, compensando a toda teoría con el acto de humillación más grande que se pueda oponer a la soberbia más creadora: las teorías son todas indemostrables. Las teorías no pueden ser probadas, sino en todo caso falsadas como decía Popper. Empeñarse en demostrar la irrefutabilidad de una teoría nos obligaría a ignorar las pruebas en contra y las lagunas a las que nos condena nuestro lenguaje y nuestro método. Emitir una teoría implica admitir su indemostrabilidad, en todo caso podemos encontrar algunas coincidencias entre los datos que poseemos y las posibles consecuencias de los hechos supuestos. Por ello, siento que sólo puedo aspirar


a que el lector encuentre sano y agradable este juego de ideas. Mientras que la palabra Vida recoge a todos los seres vivos de la Tierra en uno sólo, la palabra Embarazada se refiere a un comportamiento reproductor. La lógica consiste, en la mayoría de ocasiones, en acercar realidades lejanas a nuestras vivencias inmediatas; para ello utilizamos los modelos y representamos un átomo como un conjunto de bolitas, o el espacio-tiempo como una malla. Se me ocurrió que para comprender mejor a ese posible macroorganismo podía utilizar un modelo próximo pero que a la vez tuviera en común con él que ambos fueran seres vivos. ¿Qué más cercano a nuestro patrimonio biológico que la biología reproductora de la hembra humana? La vida (el macroorganismo) reproduciéndose y la hembra embarazada podrían presentar paralelismos conceptuales que se podrían amalgamar en la Vida Embarazada; de ahí el nombre. Pero además el macroorganismo muestra desde hace unos 250 millones de años una cadencia de extinciones masivas, cada 26-30 millones de años, que nos puede hacer pensar en la existencia de un ritmo biológico de naturaleza reproductora similar a la menstruación fe-


menina. Una naturaleza menstruante aparece, quizá, en busca de una especie tecnológica que permita la perpetuación del sistema biológico. Si las especies se extinguen, el hombre se extinguirá. Cualquier proceso que suponga eones no puede mantener como protagonista eterno a nuestra especie. El homo sapiens puede tomar parte en un proceso de escape de la gravedad terrestre, pero no es creíble que sea con el único motivo de sobrevivir él, a no ser que el hombre no cumpla las leyes que siguen los demás organismos. Evidentemente hay una fuerza que atrapa a los seres vivos terrestres: la gravedad. Esta energía hace posible la vida en el planeta al imponer un orden, pero a la vez la pone en peligro, puesto que caso de no poder salir del planeta el Sol -en su agonía estelar- convertirá en ceniza, si no en gas, hasta el último gramo de materia terrestre. Cualquier sistema biológico que quiera la supervivencia de su estirpe está obligado a vencer la fuerza de la gravedad. Es innegable que los organismos vivos de la Tierra muestran una oposición a la muerte que se manifiesta en la supervivencia de estirpes.


Frente a las teorías que sitúan el origen de la vida en la misma Tierra, las teorías panespérmicas hablan del origen extraterrestre de la vida de nuestro planeta. Incluso Crick y Orgel establecen la posibilidad de que la vida haya sido sembrada por especies extraterrestres inteligentes. En este caso, ¿qué puede esperarse como cosecha de aquella siembra? Como dice Dickerson (1978) las teorías de la panespermia no se pueden probar ni rebatir. Karl R. Popper en su crítica al inductivismo llega a decir que las teorías no pueden ser probadas sino en todo caso rebatidas. Por tanto, asociando estas palabras a las de Dickerson, las teorías panespérmicas representan una posibilidad nada descartable de aproximarse a la realidad. Quizás de un modo sorprendente, a través de la teoría de la Vida Embarazada pueden explicarse de manera causal fenómenos que aparentemente no tienen relación. La evolución biológica, la diversidad lingüística, la capacidad razonadora humana, las luchas entre grupos humanos, incluyendo las guerras, la carrera tecnológica, la carrera espacial, y en general la historia y las relaciones entre todos los seres vivos encuentran una explicación global a través de la teoría de la


Vida Embarazada, de la misma manera que desde la teoría de la Tectónica de Placas se explican los terremotos, los volcanes, las cordilleras, el movimiento de los continentes, etc. Para asumir el proyecto de trabajo que estas páginas encierran he cometido, por un lado, el acto de humildad de suponer que dentro de 300 años la humanidad futura no pensará lo mismo que nosotros, por contra, para equilibrar he jugado a generar una nueva idea sobre la evolución susceptible de ser asumida en un futuro. La evolución, tal como desde un punto de vista científico ha sido generalmente percibida en el siglo XX es un proceso, a mi modo de ver, bastante falto de sentido. Una huida de la muerte ha hecho modificar la forma y la manera de funcionar de los seres vivos. Pero, por ejemplo, si la vida en la Tierra estuviera hoy constituida solamente por seres unicelulares, no habiéndose llegado a la pluricelularidad, realmente el cambio biológico se habría producido de unas especies de microorganismos a otras y al no tener "demasiado" sentido la evolución no se echaría de menos el cumplimiento de ningún objetivo. Sin embargo bajo la teoría de la Vida Embaraza-


da la evolución es una propiedad reproductora del macroorganismo terrestre. Es posible que la vida sea sembrada en los planetas por cometas del modo que sea, pero lo que es seguro, porque lo vemos en la Tierra, es que la vida cuando existe en algún lado intenta perpetuarse mediante la reproducción. Para grandes espacios de tiempo, superiores a los eones, no sirve la reproducción de organismos padres a organismos hijos tal como la concebimos. En un planeta como el nuestro solamente un macroorganismo capaz de escapar de él podría perpetuarse, porque desde la perspectiva más optimista el planeta queda inhabitable cuando la estrella que lo ilumina se extingue. La evolución es la propiedad reproductora de dicho macroorganismo, es la propiedad biológica propia de él, porque si no existiera desaparecería en una única generación. De este modo la evolución adquiere pleno sentido, es una propiedad de un organismo sin la cual aquel se extingue. Pero, ante todo, la Vida Embarazada no es una teoría "belicosa" con otras: llámense darwinismo, puntualismo, neutralismo, etc., sino que


nace con una voluntad integradora bajo la intuición de que ninguna de las teorías existentes hasta ahora puede explicar satisfactoriamente la evolución. Quizá la Vida Embarazada pueda llegar algo más lejos que sus compañeras, aunque sería absurdo pensar que es una respuesta definitiva. Cierto que me gustaría decir que la teoría de la Vida Embarazada responde a la verdad, pero no lo sé, nadie puede saberlo, nuestro lenguaje adolescente adolece de concreción y nos arrastra por un mundo de vaguedades en donde solamente los ignorantes, los inconscientes y la gente de mala fe aseveran sin dudas. Si el lector me deja hacer una apelación a la estética diré lo que de palabra he confesado a algunos de mis compañeros: no se si lo que dice mi teoría es verdad, pero por lo menos es bonito.


Capítulo 1 El lenguaje como instrumento humano básico ¿Formamos parte los seres vivos de la Tierra de un macroorganismo que se encuentra en la actualidad en fase reproductiva? ¿Cómo podemos estar seguros de ello y hasta que punto? La posibilidad de dar respuesta a estas dos cuestiones se encuentra en el lenguaje y desde una perspectiva racional nunca llegaremos más lejos de lo que alcance el tipo de código lingüístico que utilicemos. El lenguaje es un instrumento básico para los humanos. Del mismo modo que observando una herramienta nos hacemos una idea de sus posibilidades funcionales, igualmente analizando el lenguaje, es posible caer en la cuenta de lo que podemos realizar mediante su empleo e incluso establecer sus límites de eficacia. El lenguaje es sin duda un instrumento fabuloso, nos permite utilizar la razón, una capacidad característica nuestra por la que nos calificamos de racionales, sin embargo la irracionalidad también se muestra en el lenguaje humano, mas de lo que pudiéramos pen-


sar a priori. El lenguaje como todo instrumento arrastra un error en su uso, es más, al ser una herramienta dotada de una notable imprecisión y ambigüedad, no es nada desdeñable el factor de distorsión que introduce sobre la realidad que creemos percibir. Nos tenemos que enfrentar a la vida, y por tanto al conocimiento, con un instrumento limitado en el que la racionalidad se manifiesta, pero también la irracionalidad, en el que la ambigüedad es una propiedad básica del instrumento, y en el que hemos podido comprobar la existencia de unos límites que probablemente nunca podremos atravesar. Este instrumento nos transmite visiones borrosas de la realidad. Es importante considerar que tener una seguridad total en este tipo de imágenes es un error, por tanto debemos guardar una cierta duda y procurar incrementar nuestro grado de información a partir de otras perspectivas. Así hacemos en el acto de mirar un cuadro, donde la proximidad nos puede dar una visión más cercana


de las partes, pero la lejanía nos ofrece otra clave en la que veamos una imagen global y más completa, otra dimensión de la información a nuestra disposición. Sobre el lenguaje, sus características y limitaciones se intenta reflexionar a continuación..... Sumario del Capítulo 1 - Razón y palabra - ¿Es razonable la razón? - Si la razón fuera perfecta... - La imprecisión y la ambigüedad. Ventajas y desventajas - ¿Palabra o cantidad? - Irracionalidad y lenguaje - La naturaleza nos para los pies - De los dioses al azar - El azar - Pienso luego existo, existo luego hago, pero... ¿qué hago?..

Razón y palabra


En griego clásico logos significaba a la vez palabra y razón. Esta etimología marca la intensa relación existente entre poseer un lenguaje y poseer la capacidad de razonar o de hacer uso de la razón. El hombre se define a sí mismo como un animal racional, siendo esta última palabra un adjetivo calificativo que califica al nombre. Es decir, el hombre es un animal que, sin dejar de serlo, razona. Digo esto porque el calificativo racional para muchas personas se transforma en un falso sustantivo que hace olvidar al auténtico. En palabras de Condillac "El arte de razonar se reduce a un lenguaje bien hecho" y "sólo pensamos con ayuda de palabras". El lenguaje es un instrumento que nos permite razonar, pero que a la vez limita nuestro razonamiento puesto que no podremos entender nunca algo que no podamos explicar mediante el lenguaje. El lenguaje es un sistema lógico con el que se somete a análisis los elementos observables, se relacionan, se comparan y se comprenden. Esto es más alto que aquello, más cercano, de color diferente,


menos pesado, etc, son procesos comparativos comunes del lenguaje, y tras su aplicación solemos tomar las decisiones pertinentes. No obstante todo aquello que no podemos explicar lingüísticamente quedará excluido de nuestra percepción de la realidad. Por tal razón Wittgenstein dijo que "Los límites del lenguaje son los límites de mi mundo" (1). Imaginémonos por un momento que el hombre tuviera una naturaleza totalmente distinta a lo que podemos creer en la actualidad, y que además fuera imposible de expresar con palabras, esta naturaleza nunca podría pertenecer a la realidad percibida por nosotros y sería ignorada hasta que el lenguaje y la razón, ambos juntos y unidos, la asumieran. El lenguaje humano consiste en una serie de símbolos que son articulados entre sí. Cada símbolo soporta un significado y de esta manera al manejar el lenguaje jugamos con los conceptos, formamos ideas, aprendemos y decidimos. El hombre es capaz de utilizar una cantidad de símbolos y de relaciones que no posee parangón en el mundo animal. Esto implica que es capaz de comprender y explicar el mundo de manera muy sofisticada, cualidad negada a otros organismos.


Es evidente que las lenguas han sido y son los soportes lógicos para el conocimiento humano, incluso una lengua más perfecta puede aportar un conocimiento más perfecto del mundo (2). Podemos resultar sorprendidos por la influencia de los clásicos sobre todas las culturas occidentales posteriores y actuales, Platón, Aristóteles, Euclides, Demócrito, Pitágoras son tan miembros de nuestra cultura como pueda ser el sistema Ibérico o la batalla de Lepanto. Una civilización como la griega explica un lenguaje como el griego y viceversa. ¿Es razonable la razón? Tenemos la tendencia a creer que el lenguaje y la razón son instrumentos ilimitados. La razón hasta ahora no lo ha demostrado. Si la razón diera al hombre, en todos los casos, el conocimiento de la verdad, y por tanto fuese infalible, encontraríamos soluciones verdaderas y nunca el hombre habría tenido guerras, ni hambre, ni calamidades causadas por el mismo. Sin embargo el hombre actual con su elevado nivel científico, tecnológico y humano, no ha sido capaz de erradicar ni el hambre, ni la guerra, ni las enfer-


medades, ni la muerte. En términos bíblicos los cuatro jinetes del Apocalipsis cabalgan incluso mejor que antes sobre los campos del mundo. Contra la guerra hemos creado las armas más crueles que han existido nunca, las atómicas, bacteriológicas y químicas. Probablemente, en términos económicos, el precio del muerto, del herido, del infectado, sea hoy en dia el más económico de la historia. Las armas actuales son las más tecnológicas y eficaces de todos los tiempos, y decimos que el mundo está en paz cuando por lo menos hay una docena de conflictos armados. Parece que la razón del hombre se ha utilizado para atemorizar, cuando no agredir, para ello se ha creado la tecnología de la violencia, siendo esta la puntera en el mundo. ¿Es esta razón, de la que presumimos, la que ha creado esta tecnología o es otra razón distinta? Países que han tenido un acceso mayoritario a la cultura, acaban sumiéndose en guerras civiles bárbaras, limpiezas étnicas y matanzas sangrientas. Sirva por ejemplo el proceso de destrucción de la antigua Yugoslavia. Las enfermedades siguen haciendo lo mismo


que hace 2.000 años; pueden ser mortales. La diferencia está en que unas han sustituido a otras y que en las zonas de mayor desarrollo se suele morir después. En el antiguo Egipto una de las muertes más comunes era morir desangrado por la acción de algún parásito intestinal. Actualmente el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y los accidentes de tráfico son los efectivos agentes de la muerte. Incluso las enfermedades que más se han propagado en los últimos tiempos según la OMS son las venéreas, debido a que en este aspecto los tabús parecen superar a la razón. Para una parte considerable de la humanidad, la vida no es muy diferente de la que vivieron sus antepasados hace 200 años. Las dos terceras partes de la humanidad, de las que se dice que están en la pobreza, serían testigos escépticos de un canto laudatorio de lo que los occidentales llamamos progreso del mundo. Los condicionamientos básicos de la humanidad no han desaparecido, el nacimiento, la muerte, el poder, el sexo, la alimentación y la guerra siguen estando ahí. No se trata de hacer un relato apocalíptico de la realidad, sino de contraponer


una visión idílica de la razón humana frente a ciertos datos que la ponen en duda. Si la razón fuera perfecta.... Podemos imaginar un Universo ideal en el que la razón pudiera ser un instrumento perfecto. En este Universo todos los fenómenos serían deducibles a partir de otros, no se presentarían procesos inaprensibles para la razón, siendo todos los fenómenos predecibles a priori. Por otro lado, nuestra razón sería capaz de deducir a partir de un número mínimo de datos todo el Universo, el cual terminaría siendo conocido y comprendido en su totalidad. La experimentación necesaria sería mínima y la Filosofía supliría con ventaja a la ciencia experimental en la comprensión y descripción universal. Pero realmente el estado de la cuestión está muy lejos de ser así. El lenguaje adolece de concreción, se muestra ambiguo, y aunque adecuado para un conjunto de fines, parece inadecuado para otros. Por otro lado el Universo se muestra esquivo, indeterminable, excesivamente complejo y muy alejado de las sensaciones in-


mediatas que somos capaces de percibir y asimilar. Lo muy pequeño, lo muy grande, lo muy lejano o lo tan próximo como nosotros mismos, nos resulta difícil de comprender y describir. Cuando explicamos algo lo hacemos con analogías en las que utilizamos sensaciones propias de nuestro mundo inmediato -un átomo como un conjunto de bolitas, el espacio-tiempo como una malla, los agujeros negros como agujerospero la realidad que intentamos detallar y comprender no se ve mejor reflejada en el modelo que lo haría un organismo biológico en un tosco dibujo. Es pues que la razón y el lenguaje con el que se razona se ven afectados por un lado por las propias características del lenguaje y por otro por lo accesible que se muestra la misma naturaleza para ser aprehendida por el lenguaje. La imprecisión y la ambigüedad: ventajas y desventajas. El lenguaje humano es impreciso y ambiguo, en palabras de López de Mantaras "los conocimientos humanos son en su mayor parte


imprecisos". También Dubois y Prader escriben: "El pensamiento humano está plagado de informaciones imprecisas". Nuestro lenguaje utiliza expresiones cargadas de conceptos graduales o vagos como "es casi cierto que...", "es muy posible que...", "no es muy caro", "próximo al centro", así por ejemplo no es la misma distancia vivir próximo al centro de un pueblo, de una pequeña ciudad o de una gran metrópoli. Los conceptos vagos o graduales son instrumentos imprecisos del lenguaje, de otro modo, utilizar un concepto de este tipo implica asumir un grado de error. Este error, debido al instrumento lingüístico, no es eliminable en un proceso de uso de la razón, de la misma manera que el error de medida realizado por un calibre no es eliminable en el proceso posterior de tratamiento de los datos. Utilizar instrumentos imprecisos lleva lógicamente a la duda. La experiencia, que se asume en el método científico, permite eliminar algunas de estas dudas, pero no todas las ciencias pueden realizar la experimentación, por ejemplo en física teórica o en astrofísica. En este tipo de ciencias el uso del lenguaje debe llevar indefecti-


blemente a la duda. Ante la ausencia de la experimentación queda una teoría que de no realizar alguna observación que la confirme quedaría siempre en el campo de las hipótesis no comprobables. Este grupo de hipótesis no perdurarían por la fuerza de la razón, sino de la creencia. El lenguaje humano utiliza, como ya se ha dicho, conceptos vagos; sin embargo trabajar con estos conceptos puede ser en muchos casos altamente eficaz. La lógica vaga o también llamada difusa, es capaz de trabajar con conceptos graduales (parecido, mucho, poco, escaso) frente a la lógica matemática clásica que sólo es capaz de tratar afirmaciones o negaciones categóricas. La lógica clásica trataría, por ejemplo, con un objeto que es negro o blanco; la lógica vaga trabajaría con objetos bastante blancos, o poco negros, o bastante negros o poco blancos. Probablemente realizar las tareas normales en la vida de los hombres es más eficaz a partir del manejo de conceptos vagos, que de conceptos precisos. Pensemos en una persona que ha estado leyendo, llega un momento en que tiene que decidir si ha leído bastante o no. Darse cuenta si


ha leído bastante es relativamente fácil, sin embargo recordar qué número de páginas, palabras y letras ha leído implicaría un mayor esfuerzo. Sin embargo despreciar precisiones mayores en el uso del lenguaje implica renunciar a descripciones mayores de los fenómenos universales. Ilustra esta idea el análisis matemático denominado análisis no estandar. El lenguaje natural o habla aparece previamente al lenguaje matemático. Este último intenta delimitar más que el lenguaje natural la semántica y la sintaxis, pero por ello renuncia a la riqueza del significado, pierde connotación. De hecho tras someter unos datos al análisis matemático, tenemos que acompañar de lenguaje natural los resultados para suplir la restricción a que hemos sometido a éste al traducirlo en matemático. Sin embargo el lenguaje matemático ofrece unos modelos de razonamiento estandarizado y reglado que elimina imprecisiones renunciando a cambio, como ya se ha dicho, a los significados.


Pensemos en el simple problema de dividir cuatro niños entre tres mujeres. Matemáticamente se impone una rápida división que dará 1,33 niños para cada mujer. Sin embargo la división, o procedimiento de razonamiento estandarizado que aquí se impone, al renunciar a la complejidad que el lenguaje natural da a la vida de un niño, hace un reparto rápido y sencillo, destruyendo matemáticamente a la cuarta criatura. Tras la observación teórica de los resultados, utilizaremos el lenguaje natural para, devolviendo el significado natural al lenguaje, respetar la vida del niño. Dentro del cálculo matemático el análisis no estándar, que viene referido a los números llamados no estándar (que son aquellos que sin ser infinitos, son o muy grandes o muy pequeños) nos puede dar una idea de como afecta la renuncia en la precisión del cálculo a la percepción del mundo, o lo que es lo mismo la falta de concreción a la comprensión del Universo. En el cálculo de límites, por ejemplo, se renuncia a determinado número de cifras. El análisis no


estándar se plantea cómo puede afectar a la percepción el renunciar a estas cifras, y ha permitido explicar ciertos tipos de fenómenos que con el análisis estándar no es posible. De una manera intuitiva podemos imaginar un número determinado de puntos. Conforme los vamos acercando entre sí seguimos viendo un conjunto de puntos más próximos, pero llega un momento en el que la distancia entre esos puntos es tan pequeña, que esa cifra es despreciada y entonces percibimos una línea; sin embargo la realidad es que existe un conjunto de puntos separados entre sí. El desprecio de cifras pequeñas nos da una percepción falsa de la realidad. Aunque es posible que para desenvolverse en el medio normal para el hombre sea más importante percibir líneas y formas que puntos, sin embargo la percepción de un Universo complejo y complicado puede verse afectada por un lenguaje vago e impreciso, de la misma manera que renunciar a la precisión en el cálculo distorsiona la percepción. Harthong imagina unos matemáticos extraterrestres con órganos sensoriales prodigiosa-


mente perfeccionados, un sistema nervioso capaz de registrar miles de millones de informaciones. Mientras que las reglas elementales de cálculo algebraico serán las mismas para estos matemáticos que para los nuestros, no obstante los extraterrestres podrían aplicarlas a números, funciones y cálculos extremadamente complejos que nos son inaccesibles. Si estos seres extraterrestres poseen unas capacidades matemáticas excepcionales, su lenguaje natural debe estar en consonancia, de tal modo que con él se pueda dar significado a sus resultados matemáticos. ¿Qué podríamos saber del Universo con un lenguaje así? Lamentablemente estamos atrapados en nuestro propio lenguaje y ni siquiera podemos concebir las posibilidades reales de ese super-lenguaje. ¿Palabra o cantidad? Otro aspecto interesante sería plantearse si existe una jerarquía en la decisión humana entre el lenguaje matemático y el lenguaje natural. Es decir, cuando tenemos que decidir ¿qué influye más en nuestra decisión: los resultados matemá-


ticos o el lenguaje natural? Kahneman y Tversky se ocupan de determinados aspectos del análisis de la psicología de la incertidumbre. Uno de las experiencias relatadas por ellos consiste en plantear a una tropa dos problemas estratégicos cuya solución es la misma. De este modo en el primer planteamiento se enuncia el problema en términos de supervivencia y en el segundo caso en términos de mortandad. A pesar de que el resultado matemático es el mismo sin embargo la tropa escoge mayoritariamente la posibilidad en la que se enuncia -con lenguaje naturalen términos de supervivencia. Cabría concluir a la vista de esta paradoja que el lenguaje natural es en última instancia, el lenguaje de las decisiones humanas, a las que se llega a través de la razón y del lenguaje, siendo un instrumento secundario el lenguaje matemático. Tversky señala que las soluciones cuantitativas a un problema no son satisfactorias en el hombre y que la mayoría de las personas se deciden por las diferencias cualitativas a la hora de tomar decisiones ante un problema. Irracionalidad y lenguaje


Pero ¿es el lenguaje un instrumento exclusivo de la razón? Hasta ahora hemos establecido un paralelismo entre razón y lenguaje, la razón como propiedad más característica del hombre y el lenguaje como herramienta soporte de la razón. ¿Se puede manifestar en el lenguaje la parte irracional del hombre mezclada con la parte racional? Podemos estar seguros de que así es. Indudablemente Freud es uno de los principales pilares de la psicología. Padre del psicoanálisis, establece tres provincias en el aparato psíquico: el ello irracional, el yo racional y el superyo represor moral. Freud llama la atención sobre la influencia de los factores irracionales en la salud psíquica de los pacientes, y para él lo irracional es el objeto primordial de estudio. Jung, discípulo de Freud, profundizó en el análisis del subconsciente profundo y postuló el inconsciente colectivo. Según él la humanidad se comporta como una especie de organismo con unos modelos patrones de conciencia común. En el comportamiento individual del hombre intervienen los factores del inconsciente colectivo. Jung cita algunos ejemplos de modelos inte-


lectivos que son comunes a diferentes culturas y que explica por la existencia de este inconsciente colectivo. Así por ejemplo las aves volando se muestran como una realidad superior, no deja de ser curioso relacionar que trascienda el que unos seres vivos puedan volar. Los árboles expresan totalidad, con sus raíces que parten de la Tierra son capaces de alejarse de ella más de lo que ninguna otra estructura biológica es capaz de hacer. Los círculos también se muestran como estructuras cuya explicación hay que buscar en el centro, desde la rueda que para girar debe tener su eje en el centro, hasta cierto tipo de jardines japoneses tradicionales de tipo circular en cuyo centro se sitúa una piedra intocable, e incluso, por ejemplo, la explicación del origen del Universo por una explosión en el centro de una esfera formada por los materiales que existen en la actualidad y que proceden de la gran explosión, responden al modelo circular del que Jung habla. El psicólogo Baron también aporta algunas pruebas sobre la intromisión de la irracionalidad en el lenguaje. Trabajó sobre el factor irracional que lleva su nombre. A él le inquietaba la vehe-


mencia que mostraban los americanos en cuanto a sus opiniones contrapuestas sobre la guerra del Vietnam. Las personas suelen tomar opinión sobre problemas muy complejos de manera muy rápida y estas opiniones suelen ser contrarias de unas personas a otras. Baron entiende que estas fuertes discrepancias emocionales -que son comunes a muchos asuntos políticos, desde el desarme, al aborto, o la misma pena de muerte- se derivan de un sutil elemento irracional en el pensamiento humano. En apoyo de esta hipótesis cita un estudio realizado por los psicólogos Lord, Ross y Lepper, que trataban de analizar actitudes con respecto a la pena de muerte. Eligieron para ello gentes con diferentes opiniones sobre la aplicación de la pena capital y les proporcionaron dos estudios de apariencia muy autorizados, aunque falsos: mientras en uno de ellos se presentaban contundentes pruebas estadísticas de como la pena de muerte evitaba el crimen, en el otro se planteaba exactamente todo lo contrario. "Al finalizar la prueba -indica Baron- los dos grupos estaban aún más diferenciados que antes en sus opiniones. Eso tiene que ser irracional. Si uno se siente relativamente convencido de algo, y luego le presentan prue-


bas conflictivas, lo razonable es que uno se sienta más inseguro de poseer la verdad, y no más convencido que antes". La naturaleza nos para los pies Otro de los aspectos a plantear es hasta qué punto la naturaleza se presta a ser explicada por el lenguaje. Hasta ahora hemos visto que el lenguaje se muestra como un instrumento imperfecto al servicio de la razón, pero con injerencias manifiestas y notables de naturaleza irracional. Planteémonos ahora si la naturaleza se muestra domable ante los ataques intelectivos basados en el lenguaje. ¿Hasta qué punto la naturaleza se deja comprender por los usos y las técnicas al servicio de la razón? Se suele decir, por ejemplo, que en biología se puede, conociendo el pasado, interpretar el presente, pero no predecir el futuro. Esto se puede aplicar a la historia, y en general a cualquier disciplina en la que intervengan cantidades notables de tiempo. Esta frase no es más que la admisión de los límites de cualquier disciplina científica. Convendría recordar la frase de Jacques


Attali, político, economista e ingeniero argelino, "Sólo el futuro da un sentido al pasado". En muchos casos el pasado y el presente pueden ser manejados por el lenguaje de manera que una misma situación es explicable de varios modos distintos, sin embargo el futuro es una dimensión que nos es negada y que se opone a su manipulación. Podemos explicar el presente, aunque sea de manera incorrecta, buscar sus factores causales en el pasado y presentar a aquel como demostración de la interpretación de lo acaecido e incluso a la inversa. No es difícil darse cuenta de que el modelo de razonamiento se presta a posibles manipulaciones, pero el futuro no solamente no se deja manipular, sino ni siquiera percibir. Por ejemplo, se puede presentar al hombre como la meta a la que la naturaleza ha evolucionado. A pesar de que en la actualidad hay millones de especies, un grupo de personas puede percibir esta idea como cierta, las especies fósiles pueden demostrar la existencia del cambio, y evidentemente gracias a este cambio ha aparecido el hombre. Sin embargo ésta es una posibilidad no demostrable, pero que para determinadas personas no es necesario demostrar porque se la creen. En realidad estas


personas ya no manifiestan una razón, sino un sentimiento. Sartre se refería socarronamente a la interpretación de los acontecimientos por el hombre cuando decía que está demostrado que el hombre influye sobre el tiempo tal como lo demuestra las veces que hemos cambiado la historia. Por el contrario si yo quisiera demostrar que la naturaleza tiende al Bos telepáticus, no podría abordar este tema porque esta especie futurible no existe, no se si existirá, y en cualquier caso suscitaría más desconfianza que cualquier argumentación que pueda ser referida al presente y al pasado. El futuro no existe, pero cuando un científico predice un hecho que sucederá en el futuro y sucede, éste es sin duda uno de los mayores éxitos de su carrera. Pensemos por ejemplo en Einstein, predijo que los rayos luminosos de otras estrellas se desviarían al pasar cerca del Sol por acción de la gravedad. Efectivamente así pasa y esta prueba dio un peso específico notable a su teoría de la relatividad. Para que el lenguaje pudiera demostrar, de una manera irrefutable, su alta eficacia en los proce-


sos comprensivos del Universo, debería ser capaz de predecir el futuro. Sin embargo no es así. En determinados planos se podría responder que un mundo predeterminado sería un mundo sin libertad, y no lo discuto, pero al menos digo que esa libertad es una limitación a la eficacia del lenguaje. Otros quizás argumentarían que el conocimiento de las cosas nos es negado momentáneamente, ya que conforme perfeccionemos nuestra ciencia y nuestros métodos llegaremos a adquirirlo. Sobre ésta cuestión la teoría cuántica y la física del caos nos han enseñado bastante. De los dioses al azar En la Grecia Antigua la explicación de los fenómenos naturales se realizaba a partir de mitos. Un Mito, según propone García Gual, es un relato memorable y tradicional que cuenta la actuación de unos personajes extraordinarios (dioses y héroes en los mitos clásicos) en un tiempo prestigioso. Los temas míticos por excelencia hacen referencia a la creación y ordenación del mundo, así como los escatológicos, que tratan de lo que aguarda al hombre después de la


muerte. Los mitos han servido tradicionalmente para explicar metafóricamente la realidad y sus causas. El nacimiento de la filosofía, la historia y los primeros enfoques científicos en Grecia, a partir del siglo V a.c. atrajo críticas a la aceptación de las explicaciones míticas y causó su declive. El pueblo griego se esforzó por encontrar causas naturales que explicaran los fenómenos observables. Aunque los griegos no se ajustan siempre al modelo de experimentación científica tal como lo consideramos hoy, sin embargo su prestigio como pueblo generador de conocimientos es indiscutible. Una mera lista de los descubrimientos de Arquímedes (387-212 a.c.) nos dejaría atónitos. Euclides (siglo IV y III a.c.) cuya geometría del plano es fundamental dentro de esta ciencia, apenas sin contar con libros y con sólo un gran tablero de arena en el suelo formuló las primeras leyes de la geometría y escribió finalmente uno de los grandes libros fundamentales de esta ciencia. Quizás fue la falta de una tecnología más desarrollada y de instrumentos tecnológicos adecua-


dos lo que produjo en la Grecia clásica una mayor concentración de esfuerzos en el campo de los razonamientos y un abandono de la observación (3). Pitágoras (585-500 a.c.) y los pitagóricos, llegaron a creer que podrían explicar teóricamente el Universo a partir de los números. En el campo filosófico la Grecia clásica alumbró a dos de los filósofos más importantes de la historia: Platón y Aristóteles. Platón (427-347 a.c.) elevó las ideas a la categoría de mundo ejemplar, a imitar por el mundo real. Aristóteles (384322 a.c.), discípulo suyo y padre del método inductivo, insistió en el valor de la experiencia como origen de todo conocimiento. La influencia de ambos sobre el medievo cristiano fue enorme. En esta época, de una duración aproximada de 2000 años, la naturaleza debía encontrar explicación en los textos sagrados, y en muchos problemas la contraposición entre Platón y Aristóteles iluminaba las discusiones de la gente culta de la época (los clérigos). Las explicaciones teológicas dejaban lo inexplicable al hombre en manos sagradas. Las ideas religiosas influían enormemente en la concep-


ción del Universo. Así las ideas de Ptolomeo (90168 d.c) sobre el geocentrismo -la Tierra como centro del Universo- perduraron casi 2000 años, en parte debido a la idea teológica de que el hombre, que era el centro de la creación, lógicamente debía estar situado en el centro del Universo. Las ideas teológicas fueron desplazadas en muchos casos por lo que hoy llamaríamos ideas científicas. En los siglos XVI-XVII-XVIII se iba a producir una progresiva y paulatina separación de las ideas religiosas de aquellas basadas en la observación y razonamiento de la naturaleza. Esta separación surgió de los hombres cultos de la época, que en un altísimo porcentaje eran religiosos. El descubrimiento de leyes -procesos que se repiten múltiples veces- en la naturaleza, como la existencia de órbitas planetarias constantes, presagiaba la existencia de unas causas y la ausencia de arbitrios de cualquier tipo. Así Kepler (1571-1630) al descubrir las leyes que llevan su nombre dedujo la existencia de una causa a la que Newton (1642-1727) llamó gravedad y que


demostraba la existencia de un mecanismo planetario. Era la época mecanicista. La naturaleza se doblegaba ante la ciencia y la razón y demostraba que con el conocimiento todo el Universo era de comportamiento determinable y se comportaba como un artilugio mecánico. En un mecanismo todas las causas están articuladas. El mecanicismo suponía un optimismo científico desbordante. Experimentar, estudiar, analizar llevaría en un plazo mayor o menor al conocimiento de todo. Sin embargo con el tiempo la relación entre causa y efecto sufriría revisiones que afectarían al pensamiento científico. El caso de Einstein y Bohr es muy ilustrativo al respecto. Newton había enunciado la ley de la gravitación universal, resultaba que los cuerpos se atraían según la famosa fórmula en la que aparece una constante universal, las masas de los dos cuerpos que se atraen y la distancia que los separa. Los planetas estaban sujetos a esta ley y sus órbitas eran predecibles. No obstante los cálculos orbitales de Newton presentaban cierta cantidad de error en el caso de la órbita de Mercurio. Einstein profundizó en la gravitación en su teoría de la relativi-


dad y mejoró los cálculos de Newton gracias a que se dio cuenta de que el espacio y el tiempo se deformaban en las cercanías del Sol. En cierto modo se reforzaba la relación entre causa y efecto, puesto que una mejor determinación de las causas permitía predecir mejor los efectos. Einstein recibió el premio Nobel no por su teoría de la relatividad, sino por sus estudios para explicar la naturaleza cuántica de la luz eléctrica. Fue en este campo de la teoría cuántica, en el que mantuvo un reto con Niels Bohr, que no parece haberse resuelto hasta después de la muerte de ambos. La teoría cuántica encuentra su campo de aplicación en el átomo, un mundo opuesto, en cuanto al tamaño, a la inmensidad del Universo. Mediante la teoría cuántica el comportamiento de las partículas atómicas es estudiado estadísticamente. Ya que no es posible saber cuál va a ser el comportamiento de una partícula en concreto, se estudia cuál va a ser el comportamiento de grupos de partículas. Es similar esta cuestión a la de los accidentes de automóvil; no podemos saber si una persona en concreto va a tener un accidente, pero podemos saber con bastante aproximación el núme-


ro de accidentes que van a suceder en un mes, en un año, etc. La imposibilidad de saber cuál va a ser el comportamiento de una partícula se fundamenta en un principio de incertidumbre llamado de Heisenberg. En general éste pertenece a un grupo de principios que marcan los límites de la observación y de la ciencia. Contra ellos tropiezan los esfuerzos de los investigadores. Laplace había postulado en el siglo XVIII que conociendo la velocidad y posición inicial de una partícula podíamos saber el estado de ella en un tiempo posterior. Sin embargo, al ser imposible establecer correctamente la posición y velocidad inicial de una partícula a la vez, Heisenberg quita la razón a Laplace y postula que si conocemos perfectamente la posición de una partícula nunca sabremos su velocidad, y si sabemos ésta, nunca conoceremos su posición, y que cuanto más afinemos en una más perderemos en la percepción de la otra. Este principio fuerza a la mecánica cuántica a abandonar los casos concretos y dedicarse a los fenómenos globales. Heisenberg recusa la posibilidad de determinar completamente el estado inicial de un sistema físico mi-


diendo simultáneamente, con tanta precisión como se desee, todas sus variables características; renunciando pues a la formulación habitual del determinismo en física clásica. Heisenberg no recusa el principio general de causalidad, si por ello se entiende, con E. Cassirer, una simple dirección para la formulación de conceptos empíricos particulares(4). Existen otros ejemplos de limitaciones como el teorema de Gödel que dice que escogiendo cualquier grupo de axiomas siempre nos quedará alguno de ellos que no pueda ser demostrado a partir del resto. Pensemos que los axiomas son unas principios básicos de la ciencia matemática, que los humanos observamos tan evidentes que no es necesario demostrar, pero luego resulta que son indemostrables. Si la ciencia no puede demostrar todo lo conocido ¿como puede llegar a mostrarnos todo lo desconocido? Gödel también nos hace pensar que en un sistema lógico es imposible comenzar desde cero y que por tanto es necesario partir de unos principios o creencias(5) que son tan indemostrables como los axiomas pero, que además, existe la posibilidad de que sean falsos. Su teorema


como el principio de Heisenberg, golpea los cimientos de la ciencia. Otro teorema limitativo es el de Turing. Este autor demostró que no todas las números conocidos son calculables a partir del resto de números. Esto implica que las matemáticas pueden no tener capacidad de percepción ante fenómenos que pudieran llegar a ser detectados accediendo al cálculo de números que por desgracia no pueden ser operados matemáticamente. Bertrand Russell ha señalado que la teoría de conjuntos, base de casi todas las matemáticas, padece contradicciones lógicas relacionadas con el problema de la autoalusión. (El enunciado autocontradictorio "Este enunciado es falso" (6) sirve de ilustración al problema.) En palabras de Thurston "La teoría de conjuntos se fundamenta en mentiras (7) corteses, en cosas sobre las que estamos de acuerdo aunque sabemos que no son verdaderas". Paul Davies, a partir de los trabajos de Gödel, Turing y Deutsch deduce que las leyes de la física son las que permiten lo que puede y no puede


ser calculado. De tal modo, nuestra lógica nunca podría vencer estas barreras físicas con la que la misma naturaleza universal oculta sus intimidades ante nuestra razón. Los seres vivos estaríamos limitados en nuestras capacidades racionales por la naturaleza física del Universo. Los límites a nuestro lenguaje y a nuestra razón plantean que el mayor conocimiento de las causas no nos va a permitir determinar mejor los efectos, porque ni siquiera vamos a tener acceso al conocimiento de las causas. Gamow, discípulo de Bohr, explica la diferencia entre el concepto de probabilidad clásica y la probabilidad cuántica. En una partida de cartas los jugadores calculan las jugadas basándose en probabilidades, pero si quisieran podrían ver todas las cartas que hay en el juego y olvidar las probabilidades para basarse en el juego cierto. Si los jugadores tienen acceso a toda la información el juego ya no es de azar y probabilidad, sino de hechos perfectamente determinables. El conocimiento de las causas lleva a determinar los efectos. Sin embargo el concepto de probabilidad cuántica implica que nunca los jugadores tendrán acceso a ver todas las demás cartas y siem-


pre existirá la incertidumbre. Simulando al viejo Oeste americano, sería como si en el momento de destapar las cartas del contrario éste te metiera una bala entre las cejas. Mientras que Einstein tenía el concepto de probabilidad clásica y por tanto era determinista, Bohr mantenía el concepto de probabilidad cuántica. Gamow dice que Bohr era un futbolista en el mundo de la física. Efectivamente era un aficionado al fútbol que se daba cuenta de que influían tantos factores en el juego que presentar un gol como una sucesión de causas infalibles era desconocer los múltiples factores y el azar que influyen en la jugada de gol. Presentar una jugada como si no hubiera podido ocurrir de otra forma era desconocer el juego. Con la frase "Dios no juega a los dados" Einstein resumía su posición frente al azar, pilar de la teoría cuántica (8). Bohr sostenía que el micromundo atómico es ajeno a la ley de causa y efecto, mientras Einstein aducía que la falta de conocimientos y la ausencia de instrumentos sufi-


cientemente precisos no nos permitía acceder al conocimiento total del átomo. Entre una causa y su efecto tiene que transcurrir un tiempo. Si afirmamos que un hecho se relaciona con otro sin haber transcurrido ese tiempo admitimos que un hecho puede influir en otro sin ser causa en el sentido clásico. Einstein pensó en un experimento imposible de realizar durante su vida que consistía en hacer chocar dos partículas entre sí. La posición de las partículas se podría determinar posteriormente en función de la energía del choque, del tiempo transcurrido y de otros factores sucedidos en el momento del impacto. Por evolución de esta idea Alain Aspect realizó una experiencia en 1982 que parece definitiva. Lanzaba dos fotones desde un punto común en direcciones contrarias hacia dos ventanas situadas en posiciones antagónicas. Una de las dos ventanas estaba abierta y la otra cerrada. El fotón que se dirigía a la ventana abierta debía de atravesar siempre la ventana, mientras que el dirigido a la cerrada no debería atravesarla. Sin embargo, si el que se dirigía a la ventana abierta


la atravesaba, el que se dirigía en dirección contraria a la cerrada también la atravesaba y si una partícula no atravesaba la ventana la otra tampoco lo haría. Sin embargo ambos fotones iban a la velocidad de la luz en direcciones contrarias, por lo cual no debía de haber comunicación entre ambos, ya que la velocidad máxima en el Universo es la de la luz. Por otro lado ambos fenómenos suceden a la vez, pues están situados a la misma distancia del foco del que han salido los fotones simultáneamente. El comportamiento de ambos fotones se explica mediante la no separabilidad, es decir, aparte de que existan causas que al cabo de un tiempo produzcan un efecto, existen otro tipo de "causas" que se manifiestan en el espacio sin que medie un transcurso de tiempo. De este modo los fenómenos en los que no hay un aviso previo mediante las causas son impredecibles para el hombre(9). Einstein no tenía razón -como ya ha sido escritono es que Dios juegue a los dados, es que además los echa lejos de nuestra mirada para que no los veamos. Según Gamow el principio de indeterminación de Heisenberg es aplicable solamente al mundo


subatómico, pero cuando nos referimos a una escala macroscópica, en partículas superiores a un milígramo, podemos abandonar el principio de incertidumbre y fiar en el principio del determinismo. Sin embargo las incertidumbres no terminan en las escalas macroscópicas. Experiencias desarrolladas en sistemas sumamente sencillos y controlados al máximo por el experimentador han demostrado poseer comportamientos impredecibles. Así, un péndulo situado en un campo magnético periódico, incluso conociendo con tanta precisión como se desee su posición y velocidad en un instante dado(10) , es imposible conocer su comportamiento ulterior a largo plazo. De este modo, dos experimentos realizados con el mismo sistema situado en unas condiciones iniciales lo más parecidas posibles a partir de nuestra tecnología, éstas nunca pueden ser lo suficientemente iguales y por tanto acabarán dando resultados diferentes. Esta experiencia llevada a cabo por Dubois se opone también al ya comentado principio determinista que estableció el matemático Laplace. A los comportamientos impredecibles, cuales-


quiera que sean las condiciones iniciales del sistema, se les ha denominado comportamientos caóticos. Ahora bien existen un grupo de comportamientos caóticos cuyos datos se ajustan a ecuaciones no lineales. A este tipo de caos se le ha llamado caos determinista. El resto de comportamientos caóticos serían aquellos no ajustables a ningún tipo de ecuaciones. Los comportamientos que siguen el caos determinista han sido buscados y parece que encontrados a todos los niveles incluyendo los biológicos, planetarios, etc., constituyen una barrera más ante la esperanza de que el lenguaje humano nos explique el Universo alguna vez. Los métodos que poseemos actualmente para conocer el caos determinista se basan en el análisis del ritmo de los datos, pero no en el de las causas, al que por principio se renuncia. El azar se encuentra íntimamente ligado al caos y al desorden, sin embargo el caos determinista no es un proceso desordenado, aunque no nos permita su investigación acercarnos a ninguna causa. Podríamos hablar de un azar determinista y de un azar no determinista, en el primero conociendo una sucesión de datos podríamos pre-


decir el comportamiento ulterior de estos al menos en un cierto período de tiempo, en el otro no sería posible. En ningún caso podríamos detectar causas de estos sucesos. El azar Existen fenómenos, como por ejemplo la evolución, que se intentan explicar en función del azar. El azar justificaría la aparición de muchas características. El alegato de Demócrito en favor del azar y la necesidad ha sido invocado para comprender un proceso tan complejo. Los grandes cambios surgen por azar y serían seleccionados por la naturaleza, siendo aceptados si permiten que el organismo cumpla suficientemente con sus funciones vitales, de no ser así son rechazados y la especie se extingue. El número 0, el conjunto vacío y el azar tienen mucho en común. El número 0 es una cantidad sin contenido, pero cuya existencia es necesaria para que las leyes numéricas se cumplan ¿cómo podríamos calcular mediante lenguaje matemático cantidades que ni aumentan ni disminuyen con el paso de un período de tiempo? El 0 fue


todo un hallazgo, una cantidad sin cantidad, algo que señala la nada numérica, la ausencia, pero que da sentido al resto del sistema. El conjunto vacío es similar al 0 pero aplicable, el primero, a conjuntos de elementos que no tienen por qué ser números. El conjunto vacío es un conjunto sin elementos. Imaginemos el conjunto vacío de seres vivos. No contendría ningún elemento, pero nos permitiría trabajar con otros conjuntos de seres vivos, y daría sentido al sistema lógico que utilizáramos, puesto que contiene las mismas propiedades comunes al resto de conjuntos de seres vivos. Por ejemplo, podemos entender la muerte como al conjunto vacío de las reacciones químicas de la vida, de este modo la vida alcanza un sentido más completo, puesto que la lógica del razonamiento incluye los límites del fenómeno que trata. El azar podría ser entendido como el conjunto vacío de las causas. Desde un punto de vista tradicional entendemos la causa como al provocador de un efecto. Para que seamos capaces de percibir la relación entre ambos debe pasar un tiempo.


Suele utilizarse el término "factor" fundamentándose en que la complejidad de los fenómenos es tan alta que es casi imposible determinar con exactitud el papel de una o más causas. Por ejemplo si el conducir fuera causa de tener accidentes, todos los conductores tendrían accidentes; sin embargo ni todos los que conducen tienen accidentes de tráfico, ni todos los que no conducen dejan de tenerlos. Por tal razón se prefiere hablar de qué factores son los que más influyen en la producción de accidentes. De entre la edad de los conductores, la hora del dia, el estado anímico, la edad del coche, etc., unos factores mostrarán más que otros influencia sobre la frecuencia de los accidentes. El azar, como conjunto vacío de las causas o factores, cumpliría la propiedad común de todos estos conjuntos: producir efectos. Sin embargo el conjunto vacío no contendría ninguna causa. Nuestro sistema lógico basado en la relación entre causas y efectos no sólo no sufre sino que además se consolida. La causa que produce el efecto no existe, pero forma parte de un subconjunto (el vacío) que forma parte del conjunto de causas y que producen efectos. A la pre-


gunta ¿qué causa que el cocodrilo y el elefante sean distintos? podemos contestar que el azar, aunque quizás deberíamos preguntarnos si la existencia del azar es más una necesidad de dar coherencia a nuestro sistema lógico que una explicación real de la naturaleza. La necesidad de nuestro sistema lógico de contraponer a un fenómeno el contrario es fundamental para que el hombre llegue a comprender. Entendemos la luz en contraposición a la oscuridad, el calor en contraposición al frío, la vida en contraposición a la muerte, el día a la noche, el cielo al infierno, la materia al vacío. Todo lenguaje informático se deriva también del uso de solamente dos signos opuestos, llamémoslos 0 y 1, o bien abierto y cerrado, o bien Si y No. El azar se contrapone al orden causal, pero al formarlo racionalmente mediante el conjunto vacío de las causas, se integra en el orden lógico humano y nos ayuda a comprender los hechos, siempre dentro del límite de nuestras posibilidades. Otra visión del azar sería concebirlo como una causa indetectable. No obstante esta visión im-


plicaría la existencia de dicha causa y este concepto no sería exactamente azar (11). A lo largo de este repaso de los límites de la razón estamos contemplando cómo los instrumentos analíticos dejan los suficientes espacios huecos como para hacer impercibibles muchos aspectos del Universo. Lo cierto es que cuando nos enfrentamos al análisis nos vemos obligados a partir de principios. Un principio es un conjunto de bases más o menos ideológicas de las que partimos para explorar una realidad. La lucha ideológica entre Einstein y Bohr, ya comentada, es un ejemplo de la importancia de los principios. El primero partía del principio de que todo puede ser descubierto y explicado si se parte de la suficiente información; el segundo concebía que es imposible acceder a la información suficiente como para que los fenómenos aparezcan a nuestros ojos formando parte de un mecanismo perfecto y determinado. Para Einstein el azar aparecía como un rincón de la ciencia caracterizado por la falta de información; para Bohr el azar era consustancial a los mecanismos físicos, un fenómeno con naturaleza propia, motor de la realidad. Ambos principios, uno determinista y otro aleatorio fueron puestos a prueba median-


te la experimentación posteriormente a la desaparición de estos dos genios. Desde luego en el experimento de Aspect (ya comentado) la no separabilidad implica que existe un condicionamiento en la materia aunque el tiempo de separación de los fenómenos sea 0, y por tanto podríamos hablar de causalidad fuera del tiempo, lo que chocaría con el concepto clásico de causa e intervendría en los mecanismos condicionadores de las realidades de una manera altamente problemática para nuestros mecanismos lógicos. Quizás este tipo de efectos podría intervenir en un azar que fuera causal (aunque no en términos clásicos), debido a la acción de la no separabilidad de la materia, y que quizás por esta razón fuera inabordable racionalmente de una manera más profunda. Si a determinados niveles -como el atómico- el azar interviene, y por tanto no podemos determinar con exactitud el comportamiento de una partícula dentro del átomo, sin embargo sí que sabemos que cuando un compuesto químico, formado por átomos, se pone en contacto con otro compuesto químico se va a producir con toda seguridad una determinada reacción. Así si


ponemos gas butano, oxígeno y fuego bajo determinadas condiciones, se va a producir con toda seguridad anhídrido carbónico y agua. Con ello vemos que el azar inicial no perturba un proceso causal y determinista situado a un nivel superior. No obstante si pusiéramos un número muy escaso de moléculas de oxígeno y de gas butano, existirían muchas posibilidades de que no se produjera agua y anhídrido carbónico, al menos a una velocidad apreciable. ¿Es la realidad inabordable o no? La contestación a esta pregunta implica un principio, que además es indemostrable, porque no conocemos todas las ciencias con la profundidad con que serán conocidas, ni disponemos de las técnicas de las que dispondremos, ni siquiera del lenguaje que tendremos. No obstante basándonos en los teoremas limitativos, existe la posibilidad de que aun con todos los adelantos del futuro los límites a nuestro conocimiento pueden ser prácticamente los mismos. El azar va unido al caos. Los griegos consideraban un Universo ordenado al que llamaron cosmos, en oposición al desorden, al que denomi-


naron Caos. Las relaciones causales, que se desprenden de las leyes o fenómenos que se producen siempre en las mismas condiciones, nos hablan de un Universo ordenado, un cosmos; sin embargo, el azar no determinista ayuda a construir un Universo al menos parcialmente caótico. Por contra el azar determinista genera un Universo ordenado. ¿Cómo analizar un Universo caótico? Para ello ha nacido un tipo de matemáticas que, prescindiendo del conocimiento de las causas, se preocupa del análisis del ritmo de los datos que el fenómeno analizado nos ofrece. Con las matemáticas del Caos se puede predecir el comportamiento del fenómeno, aunque no explicar su naturaleza. La matemática del ,Caos asumiendo el principio de que el Universo es caótico, se basa en ecuaciones no lineales que son capaces de acertar con bastante probabilidad cuándo se va a producir el comportamiento extraño. Por ejemplo llenamos un vaso de agua gota a gota. Llegará un momento en que la última gota desbordará el vaso produciendo la caída de mucho más de una gota. No nos ocupamos de cuál es la causa del proceso, sino de encontrar el modelo matemático que se ajusta al proceso y predecir


su comportamiento. Para aplicar esta matemática partes de un principio, cual es que el Universo es caótico, pero aunque aspires a describirlo, no aspiras a explicar su naturaleza. El azar no explica nada. Decir que tal fenómeno se debe al azar implica que ahora, en el futuro, o cuando sea, admitimos que nuestras herramientas racionales no sirven para describir y comprender el Universo que nos rodea. El azar puede dar cuerpo a nuestro proceso racional, protegiéndolo en sus flancos, pero si el azar es el conjunto vacío de las causas es similar al 0, entonces desde el punto de vista más optimista explicaremos el Universo como una suma en la que lo explicado más el azar será igual a lo explicado, quedando inexplicado lo que se debe al azar. Desde el punto de vista más pesimista nos regiremos por el producto, de este modo lo explicado por lo debido al azar será igual a 0, o sea nada. Si pensamos que el azar es una causa indetectable, a efectos prácticos es lo mismo, no podremos explicar los fenómenos en lo referente al azar porque no hemos detectado las causas.


La existencia del azar es incuestionable, desde una perspectiva racionalista y al igual que podría alegarse al concepto de Dios, o existe independientemente de nosotros, o lo hemos creado para justificarnos. El azar sólo puede cuestionarse en casos particulares, pero no como fenómeno existente. Ahora bien el azar no explica, sino como mucho describe. En un proceso racional explicar es relacionar causas o factores con efectos. Describir es meramente relatar un hecho. Yo puedo describir un partido de fútbol sin explicar por qué se juega, ni por qué se juega al fútbol. El azar está presente en el partido, sin embargo existen una serie de factores que se ponen de manifiesto. Por ejemplo el factor campo, cualquier equipo suele ganar más partidos en casa que fuera. También existen una serie de reglas que son respetadas, tales como la duración del partido y un reglamento de juego. Además globalmente casi siempre ganan los equipos mas fuertes y con mas presupuesto. Evidentemente la existencia del azar no elimina las tendencias. La presencia del azar en un sistema no excluye ni elimina la direccionalidad, ni la finalidad ni otras propiedades que puedan ser características de un sistema y que por tal razón es-


tán ahí. Ultimamente he escrito el artículo HIPÓTESIS SOBRE LA NATURALEZA DEL AZAR. Pienso luego existo, existo luego hago, pero... ¿qué hago?.. Pero ¿realmente hemos venido a comprender el Universo o el Universo dispone de mecanismos que garantizan que el hombre o cualquier especie inteligente nunca podrá comprenderlo y por tanto dominarlo? Henon señala que en este siglo parece haberse tocado techo en el sentido de que la ciencia descubre sus límites. Nuestro acceso a la realidad es muy limitado, percibimos imágenes de ella, pero son meras proyecciones en un espejo y nunca debemos olvidar que la imagen observada en un espejo no es más que el reflejo de una superficie. Cuando vemos un hombre en el espejo, sólo vemos parte de su piel y de sus ropas, pero todo su interior, sus órganos, su sangre circulando, no la observamos. Ante esa dimensión llamada futuro, que parece


que nos es negada, siempre podemos albergar la esperanza de desarrollar el lenguaje de una manera que se adapte lo suficiente a la realidad y consiga explicarla. Estaremos otra vez en el comienzo del dilema determinismo-no determinismo, y hasta ahora en este tipo de combates el determinismo ha perdido. Parece ser a la vista del contenido de este capítulo que la razón no es un instrumento tan poderoso; más bien parece en ocasiones tosco y grosero, utilizando un lenguaje vago e impreciso, que aunque para ciertos aspectos de la vida inmediata de los hombres sea muy efectivo, para otros nos distorsiona la percepción de la realidad, cuando no nos permite llegar a ella. Además la razón se encuentra influenciada por la parte irracional del hombre, y aunque utilicemos metalenguajes del tipo de las matemáticas, las decisiones -en última instancia- dependen más del lenguaje natural que de otro. Por último la naturaleza se muestra esquiva, de comportamiento extraño, cuando no caótico, no dispuesta a que cualquier tipo de lenguaje desvele claramente sus enigmas. No obstante el lenguaje natural es la única he-


rramienta de la razón, aunque no sea exclusiva de ella, ya que la irracionalidad también se expresa en el lenguaje e influye en las decisiones humanas. Podemos imaginar a un niño coger montones de 1.000 granos de arena, como no es capaz debido a que sabe contar con dificultad y se le escapan los granos entre los dedos, entonces inventa la palabra mil, representada por un garbanzo, y coge dos garbanzos y dice "1.000 y 1.000 son 2.000", y con un tercer garbanzo añade "y 1.000 son 3.000". El niño al final cree que es capaz de manejar montones de arena, pero cuando vuelve a tratarlos se da cuenta de que sigue equivocándose frecuentemente y sin poder manejarlos adecuadamente, y que si coge un montón aproximado a 1000 granos siempre se equivoca. El lenguaje simboliza pero no es la realidad, ésta se nos escapa del mismo modo que al niño se le escapan los granos entre los dedos de las manos o se equivoca contando. El lenguaje es capaz de vencer limitaciones para abordar otros niveles conceptuales, pero en su esencia no permite al hombre acceder ni al conocimiento ni a la manipulación de la naturaleza


más allá de una frontera. El hombre no posee otra herramienta y no tenemos más remedio que seguir utilizándolo para continuar enfrentándonos a nuestro destino como personas y como especie biológica. La revisión realizada sobre dos de las propiedades más importantes de los seres humanos, como son la razón y el lenguaje, puede hacernos reconsiderar en momentos de soberbia intelectual, que las cosas pueden ser de otra manera a como las concebimos, y que un universo de posibilidades sigue estando abierto incluso en los casos en los que nuestra lógica se muestra tajante. El hombre, una especie que comprende y que hace, no tiene libertad para renunciar a sus propiedades. Por ello seguimos intentando explicar fenómenos y haciendo artefactos. Si dejáramos de hacerlo ya no seríamos Homo sapiens. En este sentido, aun reconociendo las limitaciones, seguiré en este texto intentando vislumbrar la naturaleza humana. La cuestión de nuestros orígenes es uno de los


dilemas a los que nos enfrentamos los humanos. Tanto las religiones como la filosofía y las ciencias intentan abordarlo. Sin embargo solamente el desconocimiento puede zanjar definitivamente esta cuestión. Desde el campo científico, la evolución biológica se ocupa de este tema. NOTAS (1) Tractatus logico-philosophicus, proposición 5.6 (2) Para Arminda Lozano una civilización como la griega, cuya curiosidad no dejó fuera ninguna rama del saber, hubo de desarrollar forzosamente un lenguaje adecuado. La civilización griega ha generado muchos conocimientos matemáticos, físicos, geométricos y ha aportado vocablos a las ciencias actuales y a la medicina. (3) Pensemos no ya en este período de tiempo al que nos estamos refiriendo, sino 2000 años después, Galileo (1564-1642) para medir el tiempo en sus estudios sobre la caída de los cuerpos sobre el plano inclinado, ante la falta de relojes válidos en su época, utilizaba un recipiente que se iba llenando de agua mientras el cuerpo caía. La cantidad de agua acumulada daba una medida relativa del tiempo transcurrido.


(4) El término causalidad fue objeto de definiciones precisas por parte de Heisenberg en su artículo de Marzo de 1927 sobre las relaciones de incertidumbre. (5) Según Thurston, Medalla Fields de matemáticas, considerado como el Nobel de las matemáticas, el teorema de incompletitud de Kurt Gödel demuestra que "es imposible codificar las matemáticas". Cualquier sistema de axiomas genera enunciados cuya verdad es evidente por sí misma y que no pueden ser demostrados a partir de dichos axiomas. (6) Si este enunciado es verdadero implica que es falso de ahí la auto-contradicción. (7) Personalmente prefiero la palabra aproximación a la realidad más que mentira, ya que supongo en la mentira una perversidad científica que la aproximación no tiene. (Volver) (8) En la carta de Einstein a Bohr del 4-XII-1928, escribe: "La mecánica cuántica inspira respeto. Pero una voz interior me dice que tampoco es la panacea universal. La teoría es muy fecunda pero apenas nos revela nada sobre el secreto de El Viejo. En cualquier caso estoy convencido de que El no juega a los dados" (9) Esta afirmación no está exenta de polémica.


Expresada matemáticamente la discusión se centra sobre la aceptación o no de variables globales. Una variable global en el momento que experimentara un cambio se aplicaría instantáneamente en todo el universo independientemente del lugar en el que se encuentre el objeto que variara. Frente a la aceptación de esta globalidad se sitúa la creencia de que todas las variables del universo son locales y no pueden variar a la vez si están situadas en lugares distintos. Mientras para unos la existencia de variables globales tendría muchas implicaciones en el campo científico y filosófico, para otros la no separabilidad no es más que un hecho constatable que no quiere decir nada más que el propio hecho y del que no habría que sacar conclusiones "extrañas". (10) Aunque a primera vista nuestros instrumentos puedan parecer perfectos, no lo son, por lo tanto las "auténticas" condiciones iniciales siempre se "escapan" a nuestra percepción. (11) A mi modo de ver, asumir al azar como un conjunto vacío de causas, o como una o más causas indetectables es un dilema a recoger en los principios previos al análisis. Dicho de otro modo, no es demostrable experimentalmente ni


racionalmente que uno de los dos tipos no exista y por tanto debemos incluir este aspecto en las creencias necesarias para abordar el proceso lรณgico.


CAPÍTULO 2 (primera parte) TEORÍAS SOBRE EL MECANISMO DE LA EVOLUCIÓN BIOLÓGICA Indudablemente la evolución es uno de los enigmas mas apasionantes de la ciencia moderna. Para intentar resolverlo se están aplicando todo tipo de ciencias y técnicas, sin embargo, aunque sabemos que la evolución existe, ignoramos su mecanismo o al menos no hemos encontrado ninguno que explique satisfactoriamente la fenomenología observada. La inteligencia humana intenta dar respuesta a partir de presunciones mecanicistas (lo importante y único son las partes) u holísticas (el todo es algo más que la parte). Encontramos desde autores que confiesan una creencia en una casualidad cósmica inexplicable, hasta los que expresan la impresión de que se está manifestando una inteligencia universal, desde los que no ven nada especial, hasta los que ven un proyecto definido.


Se pretende a continuación comentar las distintas teorías existentes sobre la evolución..... Sumario del capítulo 2 (primera parte) - Unos hechos, una teoría... - Un lugar para nacer - Más o menos la evolución... - Horizontes de la evolución - La especie un mal metro para un largo kilómetro Sumario del capítulo 2 (segunda parte) - Todo es según del cristal con que se mira - Amigos o enemigos van todos juntos - El ritmo de la evolución - La velocidad de la evolución - ¿Es previsible la evolución? - La bomba que mató a mi hermano - Una realidad contradictoria


Unos hechos, una teoría... Sobre una serie de hechos constatables como son la diversidad de organismos vivos, la similitud entre ellos, la existencia de fósiles que demuestran la extinción de especies, y la consecución de grados superiores de complejidad estructural conforme ha ido pasando el tiempo geológico, el hombre ha generado una serie de teorías evolucionistas para explicar la evolución biológica. En opinión de Fred Hoyle en ciencias como la geología, la cosmología y la biología, entre otras, se pone de manifiesto que muchas teorías no han sido realmente probadas y que su aceptación ha dependido en gran medida de la opinión de los expertos. Un lugar para nacer Respecto al problema del lugar donde se originó la vida que hoy conocemos en la Tierra existen dos teorías: la primera se refiere a que la vida tuvo que surgir en las aguas de este mismo planeta. Sin embargo, otros autores han concebido una teoría sobre el origen extraterrestre de la vida, que ha sido llamada teoría de la panesper-


mia o panspermia. El origen extraterrestre de la vida explicaría por ejemplo por qué el molibdeno, cuya presencia terrestre es muy escasa, es esencial para el funcionamiento de muchas enzimas clave (0). En el siglo XIX se pensaba que la vida se habría propagado de un sistema solar a otro mediante esporas de microorganismos; más tarde Arrhenius, químico premiado con el Nobel en 1903, expresó que la vida pudo haber sido sembrada por cometas. Esta teoría fue desarrollada posteriormente por Fred Hoyle y Chandra Vickramasing. Para Hoyle el origen terrestre de la vida es altamente improbable. Se basa en razonamientos probabilísticos que expresan ideas del tipo de que la probabilidad de encontrar una proteína partiendo del azar sería 1/(10^40) lo que hace prácticamente imposible que se genere una proteína en el tiempo que tiene la Tierra. Mediante radiotelescopios, ha sido detectada materia orgánica en todo el Universo. En el caso concreto de un meteorito caído en Murchison (Australia) en 1969, se comprobó que tenía un contenido en aminoácidos de sorprendente pa-


recido al que surge en experimentos de simulación clásicos del tipo de Miller y Urey (1). Los datos, recopilados por Christopher Chyba y Carl Sagan les han llevado a proponer con fundamento que las moléculas orgánicas caídas a la Tierra desde el espacio pudieron ser una fuente de material de enorme importancia para la emergencia de la vida. Francis H.C. Crick (descubridor del ADN) y Leslie E. Orgel han emitido la hipótesis, llamada por ellos fenómeno de panespermia dirigida, de que la Tierra y probablemente otros planetas estériles fue sembrada deliberadamente por seres inteligentes que vivían en sistemas solares cuyo grado de evolución se hallaba miles de millones de años por delante del nuestro. No obstante como dice Dickerson las teorías de la panespermia no se pueden probar ni rebatir. Esta aseveración a mi modo de ver implica que como teorías lógicas son sólidas, aunque no se pueden obtener el suficiente número de pruebas. Sin embargo, aunque no haya sido comprobada directamente la panespermia, experiencias realizadas en los últimos años apoyan la hipótesis de


que la panespermia resulta viable (Warmflash y Weiss 2006). Los microorganismos viajeros interplanetarios tienen posibilidades de supervivencia contra la presión de los impactos de los meteoritos, las temperaturas extremas o las radiaciones letales del espacio exterior. Incluso con el apoyo de nuestra inteligencia y nuestra tecnología esporas de la bacteria Bacillus subtilis han sobrevivido durante seis años en el espacio a la radiacion ultravioleta dañina, protegidas por una fina capa de aluminio. Más o menos la evolución... Lamarck (1744 - 1829) explicaba los cambios en las especies como respuestas adaptativas al medio. El medio era leído por el organismo que cambiaba y se transformaba en otra especie más adecuada al entorno. La Jirafa al ver las altas copas de los árboles prolonga el cuello para acceder mejor al alimento. Las ideas de Lamarck iban demasiado lejos para su época en el sentido de que su obra otorgaba a la naturaleza la voluntad propia para evolucionar y la capacidad de heredar los caracteres adquiridos por los antepasados. Sin embargo, aunque en las simpli-


ficaciones didácticas y divulgativas se presente a Lamarck como el equivocado frente a Darwin, es justo reconocerle como uno de los grandes sabios evolucionistas de la humanidad. La herencia de los caracteres adquiridos, que sin duda es el aspecto lamarckiano más discutido por los darwinistas, es actualmente admitida en determinados casos, de los que se ocupa la epigenética, en los que se supone que modificaciones en la manifestación de los genes se heredan a pesar de que no se producen cambios en la secuencia del ADN. La adquisición de grupos metilo -metilación- por bases nitrogenadas pertenecientes al ADN silenciaría genes a lo largo de generaciones. Darwin (1809 - 1882) en su libro El Origen de las Especies, publicado en 1859, explica el mecanismo de la evolución -al que llama Selección Natural- basándose en un parentesco entre todas las formas biológicas. Existiría una fuente de diversidad biológica que produciría cambios genéticos, posteriormente estas nuevas formas serían seleccionadas por la naturaleza mediante el proceso de la selección natural. Aquellos cambios responderían a un motor de azar que sería regu-


lado por la viabilidad de cada proyecto vivo al intentar perpetuarse en el medio ambiente. Las variaciones serían -para Darwin- discretas y continuas, no se habrían dado grandes cambios de unas formas a otras y siempre existirían eslabones entre las diferentes especies. Este mecanismo biológico explicaría, según Darwin, la aparición del hombre. En la naturaleza serían las especies más fuertes aquellas que sobrevivieran, mientras que las especies que mostraran un determinado grado de debilidad frente a su entorno serían eliminadas por las especies más poderosas. Los planteamientos de Darwin eran más restrictivos que los de Lamarck, se centraban exclusivamente en cómo unas especies se transformaban en otras, admitían las bases sociales y teológicas de la sociedad victoriana de su época, no daban ninguna visión metafísica alternativa de la Naturaleza. De este modo, fue posible, no sin dificultades, romper con el método tradicional metafísico y avanzar en la resolución de estos problemas. La selección natural ha servido para poner en


evidencia un juego de estrategias y caracteres con una direccionalidad manifiesta pues, a lo largo del tiempo, aparecen formas vivas más complejas. Sin embargo, explica de manera incompleta estas estrategias, y abre el camino a distintos intentos de describir la fenomenología evolutiva de manera más adecuada. Darwin abrió a modo de un gran baúl con muchas cajas, unas con fósiles, otras con seres vivos, vio similitudes entre ellos y las justificó mediante el cambio, para relacionar todos los especímenes estableció puentes teóricos (hasta ahora no confirmados) a los que llamó eslabones. Su mecanismo al que denominó selección natural implica la extinción de las especies caducas e inadaptadas al medio que habitan y el cambio prácticamente obligado de las que desean sobrevivir. Para explicar su teoría el hecho de necesitar el azar (que es un recurso a la ausencia de causas y a veces un escondite de ignorancia, asociado a la imposibilidad real de demostrar de manera irrefutable por qué aparece o se extingue una especie), ha causado una búsqueda de otras respuestas complementarias. Darwin se dio cuenta de algo, pero ese algo no explica todo.


Alfred Russell Wallace, en la misma época, desarrollo de forma independiente la teoría de la selección natural; sin embargo, este autor creía, al revés que Darwin, que la selección natural no podía explicar por sí sola las facultades humanas superiores. Darwin y Wallace desconocían en aquel momento los trabajos de Mendel sobre la herencia de los caracteres, los cuales, aunque realizados casi en los mismos años, no fueron conocidos hasta el final del siglo XIX. Sin las aportaciones de la genética, el darwinismo (o darvinismo) quedó oscurecido a partir de 1885 hasta la aparición de la teoría sintética. En estos años brillaron por un lado el neolamarckismo, término aportado por Alpheus Packard y que hizo renacer las ideas de Lamarck, y por otro lado la ortogénesis, que tuvo como principal difusor a Theodor Eimer y que negaba la influencia del medio ambiente en la evolución. Desde la perspectiva ortogenética las especies se extinguirían por senilidad -no por inadaptación- y en consecuencia la civilización occidental e incluso la humana desaparecerían tal como pa-


recía mostrar el horror de la primera guerra mundial recien terminada por una civilización decadente. Con la contribución de la genética hoy sabemos que los caracteres residen en genes heredables, y que son cambios en éstos lo que produce variaciones en los seres vivos. La diversidad biológica observada en las formas vivas y en los restos fósiles se debe a combinaciones de genes registradas a lo largo del tiempo geológico. Al unir la teoría de la selección natural de Darwin y Wallace, con los principios genéticos de Mendel surge la teoría sintética, la cual constituye el esquema ideológico de los neodarwinistas. Situados en este momento deberíamos distinguir entre Darwin y la teoría sintética. Darwin no rechazaba el lamarckismo, se manifestaba dubitativo sobre la cuestión en cuanto que estaba de acuerdo con la pangénesis, una teoría de la herencia en la que ésta era influida por el medio ambiente y la especie podía cambiar en una sóla generación. Por contra el neodarwinismo siempre se ha mostrado beligerante con el lamarckis-


mo. Aunque la teoría sintética de la evolución, desarrollada a partir de 1930-1940, mezcla de la teoría de la selección natural de Darwin y de los conocimientos genéticos adquiridos a partir de Mendel, da una explicación a grandes rasgos aceptable sobre los cambios y transformaciones que las formas vivas han sufrido a lo largo del tiempo, existen múltiples dilemas que están lejos de ser resueltos. ¿Puede explicar ese motor de azar y ese filtro de selección el conjunto de fenómenos que recogemos con el apelativo de evolución biológica?¿Cómo explicar por ejemplo la aparición súbita -en términos de tiempo geológico(2) - a principios del cámbrico de la mayor parte de las estirpes pluricelulares animales, o ¿cómo explicar la aparición de forma separada a partir de distintas especies de nuevos tipos biológicos, en los que están implicados tantos genes(3)? Si hay algo evidente es que no podemos describir la evolución satisfactoriamente a partir del mecanismo que Darwin propone, y que incluso algunas de las previsiones de Darwin como fueron los eslabones intermedios entre especies diferentes no han aparecido en todos


los casos en los que han sido buscados. Por otro lado en ciertos casos en que el registro fósil es lo suficientemente completo se ha podido constatar la ausencia real de esta figura intermedia. Desde luego lo que si es un hecho es que los eslabones que deberían de situarse entre las grandes estirpes no aparecen. En 1950 el paleontólogo Otto Schindewolf expresó que el archaeopteryx, especie que muestra caracteres propios de ave y de reptil, procede directamente de los reptiles, y esto implica que no hay pequeños saltos entre reptiles y aves. George Simpson dice que la falta de formas de transición es un fenómeno universal. Gordon Taylor puntualiza que es totalmente desconocida la procedencia de 26 grupos de mamíferos, y que la evolución de los insectos sigue siendo un misterio. Desconocemos como fueron los antepasados de los peces. ¿Por qué no se han encontrado dichos eslabones intermedios? No faltan intentos de explicar esta falta. La idea más simple es que al no ser completo el registro fósil por problemas de mineralización de los restos orgánicos, la probabili-


dad de encontrar un eslabón es escasa. Esta idea se complica con el establecimiento de escenarios de especiación restringídos tanto en el espacio como en el tiempo, de tal modo aún sería más difícil encontrarlos. En opinión de muchos científicos no se puede despreciar la hipótesis de que esta figura evolutiva no sea universal. Entonces postularla incurriría en dogma, y esta figura tiene poco porvenir en el campo científico. Ahora bien, es posible admitir que el eslabón no es una figura necesaria para aceptar la validez de la selección natural. Sin embargo, una cosa es admitir que la selección natural interviene en la evolución y otra muy diferente que lo explique todo. Es lógico deducir de los postulados de Darwin, basados en el azar, que los pequeños cambios en cada especie deben de ser regulares y homogéneamente espaciados en el tiempo. Sin embargo, el estudio del registro fósil no se muestra de acuerdo con lo esperado con la selección natural. De hecho en muchos casos los grandes cambios se concentran en tiempos pequeños separados por largos periodos de nulos o esca-


sos cambios. En contraposición a los cambios pequeños y graduales surgen los cambios bruscos o saltos. Es la oposición entre gradualismo y saltacionismo. Es posible concluir de una manera científica la existencia de gradualismo en un cierto número de casos, y la existencia de saltacionismo en otros, y parece posible admitir la coexistencia de ambos fenómenos en los procesos de perpetuación de las estirpes. La hipótesis de Gould y Eldredge postulando un modo de cambios genéticos adaptado a la observación del registro fósil, basado en paradas y saltos bruscos, contribuiría a explicar la falta de eslabones intermedios sin necesidad de rechazar la selección natural aunque plantea otra objeción al azar. En principio éste debe manifestarse de modo regular, y en contraposición aparece un orden que se caracteriza en muchos casos por la concentración, en pequeños intervalos de tiempo, de los periodos en los que suceden los cambios. ¿Qué pensaría usted si estando acostumbrado a recibir una carta a la semana, recibiera dos o tres dias al año cien cartas de repente?, ¿creería que es por azar?


Stephen Jay Gould y Niles Eldredge creen que nunca se encontrarán los eslabones perdidos en aquellos casos en los que la evolución funciona a paradas y saltos. Postulan ambos la teoría de los equilibrios puntuales intermitentes. Para estos autores las especies pasan por períodos de estabilidad y equilibrio hasta que repentinamente dan un gran salto evolutivo y originan formas muy diferentes a la especie progenitora (4). Niles Eldredge va más lejos y propone que las especies merecen ser consideradas como individuos en el sentido más fuerte del término. De tal modo las especies nacerían de otras, alcanzarían la madurez y posteriormente desaparecerían de modo similar a como lo haría un individuo perteneciente a cualquier especie biológica. Ligados a esta teoría toman cuerpo dos conceptos debidos en origen a Simpson: microevolución y macroevolución. La microevolución se refiere a los cambios genéticos por los que es posible explicar la variabilidad en el interior de las especies, mientras que la macroevolución explicaría los cambios que producirían la especiación o aparición de las especies, así como también la aparición de grupos de categoría taxonómica


superior, como las estirpes. Eldredge escribe : "Actualmente está viendo la luz una nueva concepción en cuya virtud la evolución actúa a más de un nivel fenomenológico. Según esta nueva concepción, los mecanismos que cambian la composición genética de las poblaciones no son los mismos que rigen la macroevolución. (...) En resumen, dejando aparte los detalles, las teorías modernas de la especiación admiten que la selección natural no crea las especies, en el sentido de que no interviene en la creación de dos comunidades reproductoras a partir de una. Las consecuencias de estas conclusiones son realmente de gran alcance, ya que ahora tenemos una teoría del cambio genético y una teoría del origen de las especies nuevas, ambas relacionadas, pero no idénticas; la primera trata de la modificación de las adaptaciones de las especies; la segunda, de la sucesión de las especies, sucesión que engendra los generos, las familias, los órdenes... existentes en la actualidad o que hayan existido en el pasado". Schwabe intenta explicar fenómenos como que el tiburón tenga la hormona relaxin que sólo se ha encontrado en mamíferos muy desarrollados.


Para él cuando aparecieron los primeros seres vivos en el mar se gestaron todos los futuros planes de evolución, permitiendo este tipo de evolución convergente en el que especies muy distanciadas en su parentesco evolutivo confluyen en soluciones iguales. La verdad es que hoy en día en investigaciones de ingeniería genética los genes se buscan sin tomar mucho en consideración el reino, es decir, un gen codificante de una proteína de animal se busca "sin problemas" en un vegetal y es encontrado frecuentemente. El biólogo Sheldrake ha enunciado la sorprendente e ingeniosa teoría de los campos morfogenéticos. Una explicación de esta teoría utilizando formas geométricas sería la siguiente: la primera aparición de una forma en la naturaleza produciría una especie de surco llamado "creoda". Las demás partículas al atravesar estos campos morfogenéticos pasan por este surco y toman la forma; cada vez este surco se hace más profundo y manifiesta un poder mayor sobre los procesos morfogenéticos posteriores. Las células aciertan con el campo morfogenético correspondiente gracias a un fenómeno de


resonancia mórfica y el ADN sería como una antena que captaría los mensajes mórficos, es decir en el ambiente habría información que estaría al alcance de los seres vivos. Con esta teoría se explica que en muchos terrenos cueste mucho encontrar un primer fenómeno, pero luego sea mucho más fácil. Así sucede en la obtención de los cristales, cuya primera cristalización cuesta conseguirla, pero que luego aparece fácilmente en todos los laboratorios del mundo, o que un grupo de individuos que no entienden una serie de lenguas, sean capaces de memorizar con más facilidad una lengua antigua que una moderna debido, según esta teoría, a que la antigua posee un campo morfogenético más profundo. Así, en los seres vivos, según la teoría de los campos morfogenéticos, el hallazgo de una solución crearía una creoda, que luego influiría en la genética de otras especies favoreciendo que éstas adquieran también dicha solución. De esta manera el campo morfogenético sería un fenómeno por encima de los genes, con capacidad de influir no sólo en la descendencia sino en grupos alejados según el parentesco evolutivo. La


teoría de los campos morfogenéticos nos hace reconsiderar el papel de los genes en la evolución: éstos perderían peso relativo a favor de estos campos de naturaleza superior. Jacques Monod bioquímico y autor de El azar y la necesidad, sostiene que el organismo está sujeto a una selección no sólo exterior, sino también interior. El organismo selecciona interiormente si una mutación es admisible o no. Gabriel Dover va más lejos y deduce que cuando el organismo toma internamente la decisión de una mutación también asume otras decisiones que permitan la viabilidad de la primera (5) . Así si la jirafa decide alargar el cuello se compensa con un corazón más fuerte para bombear sangre más lejos. El problema que se plantea es que la inmensa mayoría de las mutaciones provocadas artificialmente en los organismos son perjudiciales para ellos mismos, según estos dos autores aparecería un control sobre estos cambios bruscos genéticos por parte del organismo que intentaría paliar el perjuicio de la falta de control sobre fenómenos tan peligrosos. Lamarck asumía que el organismo se adaptaba


como respuesta a posteriori al medio ambiente. Primero existiría una "lectura" del medio y luego se daría una respuesta a él (6). Sin embargo, diversos experimentos genéticos han mostrado que el cambio en el genotipo se produce antes de que se "lea" el medio ambiente. Primero sucede el cambio al azar, y luego aparece otro cambio en el medio ambiente al que existe la posibilidad de que previamente se esté adaptado gracias a aquella mutación que sucedió aleatoriamente. La mutación es de este modo mas una casualidad supervivencial que una adaptación, que en términos semánticos se entiende más en el sentido lamarckiano. Extremando este razonamiento y asumiendo, por consiguiente, el azar, todo el mensaje genético necesario para generar los pulmones debería existir antes de que los vertebrados colonizaran el aire. Asumiendo múltiples y pequeños cambios dificilmente resultaría imaginable, pero admitiendo el saltacionismo son necesarias dosis espectaculares de fe para concebirlo. Sin embargo, en determinados casos se ha constatado que algo de ello hay. Así Antonio García Bellido plantea que si en los apéndices de tetrápodos y


artrópodos se utilizan los mismos genes reguladores es porque los han heredado de sus ancestros aunque éstos no manifestaran apéndices visibles. Por tanto es deducible que los genes en este caso han existido antes que sus manifestaciones seleccionables. Para este autor la evolución funciona según un mecanismo que es en parte ajeno al medio ambiente y que en parte interviene la selección natural. Con motivo del homenaje internacional que se le ofreció en 2006, a sus 70 años de edad, manifestó: "La biología del desarrollo ha cambiado mucho desde los años sesenta"... "Ahora están conectados los diferentes niveles: la bioquímica, la biología molecular, la genética, la biología celular, la ortogénesis y la evolución". En cuanto a su genoma, las especies biológicas no se diferencian tanto como a priori pudiera pensarse. El hombre y el chimpancé se diferencian solamente en un 1% de su ADN, y el mismo código genético, el lenguaje de los genes, es común a todos los seres vivos, bien sean bacterias, plantas, animales, hongos o de otro tipo. Por otro lado existe dentro del ADN una proporción del 95% cuya función y significado desconoce-


mos y al que hemos llamado ADN basura. En los años 60 se empezó a descubrir información oculta en el ADN basura, aproximadamente el 45% del genoma humano consiste en genes víricos que se han copiado a sí mismos en el transcurso de la evolución y que se mantienen inactivos pero que pueden llegar a activarse en cualquier momento. Estamos ante una prueba del papel de los virus en la evolución. Así mecanismos genéticos favorecerían el acceso de los organismos a soluciones genéticas que otros grupos poseyeran. Los transposones son una especie de genes saltarines, que tienen la capacidad de saltar de unos cromosomas a otros. Estos transposones pueden ser atrapados por virus y en el proceso de infección de éstos a otros organismos pueden transmitir caracteres del organismo poseedor en origen del transposón. Esto constituiría una especie de ingeniería genética natural a la que tendrían acceso las especies biológicas y podría haber favorecido la evolución. Actualmente se ha conseguido y se explota industrialmente que determinadas especies produzcan compuestos químicos que se producían en origen en otras especies y además


en mucha menor cantidad. Todo ello se ha conseguido inoculando genes de unas especies en otras. Otra teoría interesante debida a Richard Dawkins es la llamada del gen egoísta, según la cual los seres vivos actuamos en función de los intereses de nuestros genes, hasta el extremo que todo tipo de comportamiento, según Dawkins, se puede explicar en función de un interés egoísta del gen en sobrevivir. En su parte más radical postula que el gen estaría comenzando a ser sustituido por unidades inmortales que se transmitirían de individuo a individuo, a las que llama memes. El concepto de dios sería un buen ejemplo de meme. Sin apostar por las partes más radicales de esta teoría, debemos admitir que determinados comportamientos difíciles de explicar según otras concepciones más tradicionales de la lucha entre individuos, encuentran así explicación. Por ejemplo, la lucha de las abejas en defensa de la colmena. Cuando una colmena es atacada por avispas, por ejemplo, las abejas salen en defensa de la colmena y éstas pican a las avispas agresoras a pesar de que su picotazo implica la muerte para la misma


abeja defensora. Podemos explicar que las abejas de una colmena son todas hermanas puesto que son hijas de la misma madre, por tanto poseen una proporción máxima de genes comunes dentro de la especie. La muerte de una serie de defensores permite la supervivencia de los genes de éstos en el interior de los supervivientes. La abeja ha mostrado un comportamiento al servicio de los genes. Lynn Margulis, que se confiesa darwinista, aunque no neodarwinista, es decir asume la selección natural aunque no cree que el azar sea el único motor del cambio, ha demostrado que el cambio evolutivo se puede producir mediante la cooperación de organismos. Su teoría de la endosimbiosis asume que la célula eucariota surgió por la asociación de varios grupos de bacterias y que por tanto en la base de la evolución de todos los metazoos existe un mecanismo cooperante. Máximo Sandín se muestra opuesto al neodarwinismo y niega un papel crucial en la evolución a la lucha entre especies sugerida en la selección natural. Para él es la cooperación entre las espe-


cies el motor de la evolución y da un papel importantísimo a los virus en este proceso, no sólo como transmisores de genes entre especies, sino que supone que la célula eucariota en su nacimiento evolutivo tuvo aportaciones de genoma vírico. El mismo autor aboga sobre un corpus teórico al que llama Integración de Sistemas Complejos, los seres vivos constituirían sistemas que acoplándose se harían cada vez más complejos. De este modo, la evolución conllevaría la unión entre bacterias y virus para formar células eucariotas, éstas se asociarían en seres pluricelulares, etc. Por otro lado los genes no son estructuras desordenadas, en el sentido de que cada uno actúe por separado e independientemente de los demás. De hecho se ha comprobado la existencia de genes reguladores, cuya función es coordinar la acción de otros genes, a veces miles de ellos. Los genes controladores se han puesto en evidencia mediante mutaciones llamadas homeóticas por cuya acción ha sido posible conseguir en moscas de la fruta que una antena se transforme en una pata, por ejemplo. Uno de estos genes reguladores es capaz de transfor-


mar un huevo desordenado en un cuerpo ordenado de insecto. Los genes reguladores evitan el caos en la expresión del mensaje genético. La investigación con los genes reguladores, también llamados homeóticos, HOmeoboX y por contracción hox, ha demostrado que son importantes no sólo para comprender el desarrollo embrionario, sino también la evolución. Los genes hox no sólo ordenan la diferenciación del embrión en sentido anteroposterior, sino que según hay un gen hox, tres, una cadena de ocho a diez, o una cadena múltiplo de la anterior, estaremos ante una esponja, un celentéreo, un artrópodo o un vertebrado; los genes que determinan interiormente el desarrollo del cuerpo, determinan interiormente la transformación de unos organismos en otros. Pero además, analizando los genes de los organismos actuales se ha deducido -no encontradoque antes de la explosión cámbrica ya existía un organismo parecido a un gusano, que ha recibido el nombre de Urbilateria, antepasado común de todos los surgidos en dicha explosión, triblástico y con simetría bilateral, con cuerpo diferen-


ciado al menos en cabeza, torax y abdomen, cordón nervioso central, sistema digestivo con boca y ano, sistemas básicos para desarrollar más tarde ojos, extremidades y órganos internos, y por supuesto con los genes hox necesarios para producir la diferenciación de las partes de su cuerpo. Como García Bellido nos sugiere, Urbilateria llevaba genes no seleccionados en la evolución porque no se habrían manifestado, y que se activarían millones de años después para originar la explosión cámbrica. Recordemos a Kimura y su neutralismo cuando demuestra que hay genes que surgen sin ser seleccionados. Según el darwinismo no obstante cuando se manifestaran serían seleccionados por la naturaleza. Pero la cuestión es si hay una estrategia por parte de los organismos, que podría ser lo que yo he llamado reproevolución, es decir, un proceso orgánico programado de naturaleza reproductora por parte del macroorganismo terrestre que ante nosotros esté apareciéndo como lo que llamamos evolución. Es posible que sí, porque se ha generado un mecanismo muy complejo basado en genes Hox que se ha adquirido mucho an-


tes de la selección y que luego va a tener un papel importante en la evolución. Los metámeros, estructuras repetitivas, constituyen la base anatómica intimamente relacionada con los genes hox. Los organismos animales pluricelulares que surgieron en la explosión cámbrica, utilizan este modelo para desarrollarlo y transformarlo en la búsqueda de la supervivencia. Incluso los vertebrados somos individuos metaméricos, aunque de metámeros muy transformados. Desde el punto de vista anatómico la estructura metamérica es la base sobre la que se va a intentar la reproducción del macroorganismo tal como yo propongo. Los metámeros coonstituyen unos módulos repetidos que adosados permiten jugar con sus recursos. De este modo y mediante transformaciones durante la reproevolución es posible generar cerebros más grandes y extremidades más funcionales que las que jamás ha conseguido un animal sin metámeros. De otro modo, la aparición de la metamería supone inyectar en el sistema una estructura con capacidad de cambio y perfeccionamiento que


puede llegar a producir una especie tecnológica. La metamerización lleva consigo la simetría bilateral y la situación de la boca en la parte delantera, cerca de ella y para alimentarse mejor se sitúan los órganos de los sentidos, en consecuencia los centros nerviosos aparecen en el sitio más cercano a dichos órganos produciéndose la cefalización y el encéfalo. Las extremidades más cercanas a la boca pueden perfeccionarse para manejar instrumentos, la transmisión de señales puede llevar a la aparición del lenguaje, influyendo todo en el desarrollo del cerebro y surgiendo la inteligencia. Todo lo demás ya existe, hay energía, hay oxígeno abundante para liberar energía. Las semillas del macroorganismo pueden intentar el viaje para colonizar y sobrevivir. La hipótesis por la que abogo supone que todos los organismos terrestres formamos parte de un macroorganismo que llegado el momento prepara su reproducción. Para ello produce una forma básica que interacciona con el medio y permite la generación de una forma tecnológica que puede fabricar un artefacto en el que bacterias portadoras del genotipo del macroorganis-


mo se pueden alejar de la estrella que aporta energía a la vida en la actualidad, pero que en un futuro la abrasará y destruirá. Según los modelos estelares la zona habitable por la vida, en la que gracias a la temperatura el agua se mantiene líquida, se va trasladando progresivamente al exterior del sistema solar. En Venus ya es imposible la supervivencia, llegará un momento que la temperatura del Sol evapore el agua en la Tierra. En un futuro Marte y hasta Jupiter dispondrán de condiciones aceptables para desarrollar la vida. Nuestra supervivencia depende de que la vida llegue allí. El proceso reproductor es expansivo en el planeta penetrando en todos los hábitats posibles y desarrollando todos los nichos. La especie tecnológica termina apareciendo. Permitanme una analogía, consideremos una pared hueca llena de cavidades de diferentes formas, para colonizar y rellenar dichas cavidades generamos una forma microesférica, por ejemplo, e inoculamos a presión múltiples de estas formas por un orificio de la pared. Los agregados de estas microesferas concluyen adoptando las formas de las cavidades, una de dichas formas es la forma tecno-


lógica. Nosotros somos un ejemplo de dicha forma tecnológica generada por un proceso forzado -usando una energía dirigida proveniente del sol- utilizando una forma llamada Urbilateria -análoga en el modelo a la microesfera- que adopta las diferentes formas que responden a la vida en hábitats -zonas- y a los diferentes nichos -oficios-. Lo curioso es que J.L. Domenech en su interesantísima teoría de la neo-ortogénesis muestra, a mi entender, un mecanismo típico de una bomba de presión. Ésta inocula el fluido a una presión mayor que posee el circuito, dicha presión disminuye inmediatamente pero mantiene la energía suficiente para empujar al fluido. Para garantizar que el fluido siga en movimiento periódicamente la bomba inocula a gran presión más fluido que pierde presión subsiguientemente, así por ejemplo surge el agua por un grifo de un circuito que es movido por una bomba de presión. Si cerramos el grifo la bomba aumenta la presión hasta un límite y se para. La neo-ortogénesis sugiere que la evolución da saltos-golpes de presión que originan especies más complejas y evolucionadas, para posteriormente ge-


nerar regresiones-pérdidas de presión que hacen surgir especies con caracteres menos complejos. Pero este mecanismo garantizaría la aparición de formas más evolucionadas y podría estar íntimamente unido a la direccionalidad que expresa la reproevolución por la que abogo o reproducción mediante evolución del macroorganismo que habita la Tierra. Durante el desarrollo embrionario la estrategia hox existe, ¿Por qué no en la evolución? En el caso de que mentalmente tuvieramos asumido que estamos en el interior de un organismo en desarrollo, la existencia de una estrategia interna sería admitida tal como lo es en el embrión, cambios tan drásticos como los comentados en la evolución no merecerían gran atención, puesto que del mismo modo que asumimos con naturalidad que a partir de un óvulo se van a producir multitud de órganos diversos, asumiríamos que a partir de unos organismos se originaran otros. De hecho muchos biólogos ven con naturalidad los cambios evolutivos ya que admiten la evolución, por tal razón no cuestionan ni su existencia ni su mecanismo.


Desde el campo de los genes hox ha aparecido una prueba a favor del gradualismo porque analizando este tipo de genes se puede establecer con ellos un árbol evolutivo de genes que muestra cambios pequeños o graduales, a pesar de que cuando se construye el árbol evolutivo de los distintos grupos zoológicos basándose también en las pruebas bioquímicas aparece un árbol de naturaleza saltacionista. De otro modo, los pequeños cambios genéticos pueden construir grandes cambios orgánicos. Para Darwin la importancia del gradualismo, del pequeño cambio, debía residir en la certeza de que para cambiar sin peligro lo mejor es hacerlo poco a poco, del mismo modo que cuando cerramos los ojos y nos movemos por una habitación lo hacemos poco a poco a pequeños pasos, es más seguro. Pero por otro lado, tendríamos que considerar que no existirían las formas intermedias, al menos en el sentido que esperaríamos, puesto que éstas presentarían grandes cambios morfológicos en respuesta a pequeños cambios genéticos. Existirían los genotipos intermedios productores de los grandes saltos. ¡Habría que buscarlos! Pero ese gran salto ¿es lo suficientemente seguro para no destruir al propio organismo?


Porque realmente si el cambio pequeño genéticamente y grande morfológica o fisiológicamente, es grande desde el punto de vista del riesgo a lo mejor el propio darwinismo aconsejaría buscar las bases de la seguridad supervivencial del cambio evolutivo en otros aspectos que el darwinismo no contempla ¿quizás el proceso orgánico de la reproevolución? Y es que los criterios de seguridad en los cambios también parecen estar presentes en la evolución. Dentro de la evolución biológica el código genético ha seguido su propia evolución para conseguir minimizar los daños que pequeñas mutaciones pudieran causar en la producción de proteínas (Freeland y Hurst 2004). Imaginemos a un joven que sube corriendo por una escalera con peldaños de altura variable no superior a 15 cm de altura y algunos de 50 cm. La posibilidad de superar los grandes cambios de altura que equivaldrían a las mutaciones que pudieran aportar mejoras a las especies estaría condicionada por que el individuo que sube por la escalera no perdiera el equilibrio en esa serie de abundantes pequeños peldaños de altura irregular (pequeñas mutaciones). El código ha evolucionado en este sentido y su blindaje ante los posi-


bles daños causados por las pequeñas variaciones le permite beneficiarse mejor de las mutaciones importantes. Los mismos autores escriben "El código genético no sólo es un producto de la selección natural. Podría operar al modo de un algoritmo de exploración que busque ACELERAR la evolución". Lo curioso también es que comparando con un millón de posibles formas de funcionar del código genético la natural -la que realmente sigue- es la segunda mejor posible. Esta observación es digna de tomarse en cuenta al valorar el papel del azar en la evolución ya que es casi imposible que en una baraja con un millón de cartas numeradas del uno (la de más valor) al millon nos salga el dos. Horizontes de la evolución Thuillier señala que los dilemas más importantes que todavía están por resolver por y desde cualquier teoría de la evolución son: 1/¿En que medida la evolución es continua -producida mediante pequeños y continuos cambios- o discontinua -presentando cambios bruscos esporádicamente-? 2/¿Cuales son las implicaciones de la clasificación


cladista para el evolucionismo? 3/¿Cuales son los efectos exactos de la selección natural? 4/¿Qué es una especie? En cuanto a la primera cuestión ya se ha comentado la teoría de Gould y Eldredge en la que los cambios bruscos sucederían al final de períodos de pequeños cambios, en oposición a la idea de Darwin de continuos y sucesivos pequeños cambios que producirían la existencia de eslabones intermedios. Aunque la hipótesis de Gould surge como posible solución a la inexistencia de dichos eslabones que predice Darwin, ninguna de estas dos hipótesis complementarias son totalmente descartables a la luz de nuestros conocimientos actuales. Sobre la cuestión de las implicaciones de la clasificación cladista en el evolucionismo, es un problema de lenguaje y método. ¿Cómo puede afectar a nuestras conclusiones nuestros principios y nuestro método? El método cladista es un método de clasificación de las especies basado en criterios filogenéticos; es decir, en términos de parentesco evolutivo. Carl Linné -naturalista sueco-


a mediados del siglo XVIII, estableció el punto de partida de las clasificaciones modernas. Concebió un sistema jerárquico en el que se agrupaban las especies, cuanto más se parecían un conjunto de seres vivos mayor era la probabilidad de encontrarlos agrupados en una sola clase. Hoy en dia seguimos el mismo sistema de nomenclatura de las especies. La aparición de corrientes evolucionistas con Lamarck y sobre todo Darwin en el siglo XIX, hace que a mediados del siglo XX clasificación y filogenia muestren una fuerte imbricación. La escuela neodarwinista dio como resultado una revisión de las jerarquías linneanas bajo una perspectiva evolucionista. El grupo de trabajo que se ocupó de estas cuestiones es citado por Viladiu como evolucionistas, llamando sistemática evolutiva o clasificación ortodoxa a sus técnicas. El objetivo era el de establecer una filogenia de la evolución, o sea un árbol genealógico de los grupos biológicos que mostrara el camino seguido por la evolución, para ello se fundamentaban en el conjunto de seres vivos conocidos y los fósiles encontrados. Con el primero se trataría de recoger las características más apropiadas


para clasificar a los organismos y con los fósiles descubrir cuáles son las más avanzadas en el sentido puramente temporal. Las críticas a este método surge de su subjetividad; no existen unas reglas fijas para escoger unas características frente a otras y por tanto distintos autores llegan a diferentes conclusiones. Los problemas de la clasificación ortodoxa se han intentado resolver con la clasificación feneticista y la cladista. El sistema feneticista se basa en el análisis del fenotipo. Se toman el mayor número de variables y se introducen en un programa de análisis estadístico multivariante. Los resultados recogen las distancias entre las distintas especies y permiten representarlos en un diagrama en forma de árbol. La filosofía feneticista recomienda el uso de un gran número de variables o características y no establece categorías entre estas variables. El cladismo se basa en la filosofía clasificatoria expresada por Willi Henning en 1968 en su libro Elementos de una sistemática filogenética, donde propone definir unos conceptos fundamentales y una pauta de actuación a partir de ellos,


como por ejemplo el concepto de apomorfia como la novedad evolutiva que define a un grupo y solamente a ese. En la metodología cladista los fósiles no pueden ser considerados junto a las formas vivientes, puesto que la información que de ellos podemos obtener es menos precisa. Una vez seguidas las pautas que la metodología cladista impone se procede a encontrar las soluciones, el problema es que en la metodología cladista el número de posibles soluciones es tan elevado que es necesario aplicar criterios discriminatorios. El resultado suele ser que la clasificación obtenida por esta metodología difícilmente se puede ajustar a la nomenclatura taxonómica linneana: rápidamente los niveles jerarquizados en la secuencia linneana se verían desbordados. Indudablemente el método cladista nos propone y nos permite ver la filogenia y la evolución de otro modo, y nos sugiere que si partimos de principios diferentes podemos percibir la evolución con un aspecto diferente al tradicional. Con el método cladista estructuramos los pasos metodológicos, evitamos la subjetividad tradicional de los sistemáticos y ello nos lleva a ver la evolu-


ción de otra manera que a veces no cuadra con la acostumbrada. La tercera cuestión se refiere a saber cuáles son los efectos exactos de la selección natural. A mi modo de ver es clave para responder a esta pregunta si la evolución ha terminado o no. Como el futuro es una parte del tiempo que nos es negada, no podemos contestar. Mayr apunta que la evolución es direccional en el sentido que va hacia la aparición de mayores grados de complejidad por parte de las nuevas formas. La siguiente pregunta es si es finalista, es decir si tiende a un fin. Otra vez tropezamos con el tiempo, ¿cómo vamos a saber si ese fin ha llegado o llegará si no conocemos el futuro? Existen opiniones de que la naturaleza tiene al hombre como fin; sin embargo, tal opinión es indemostrable. Teilhard De Chardin (1881-1955), jesuita, paleontólogo y descubridor del Sinantropus pekinensis lleva al extremo el finalismo al considerar que la evolución tiende hacia el punto omega que es Cristo. Naturalmente también es racionalmente indemostrable, puesto que en el sistema lógico se inserta la creencia, pero habría que demos-


trar que la dosis de creencia en otros postuladores de hipótesis fuera menor. Desde una perspectiva "clásica" darwinista la respuesta al enigma de la naturaleza de la evolución sería que ésta es un proceso supervivencial: ¡Muta o muere!. Los organismos se adaptan para sobrevivir y fruto de estas adaptaciones aparecen las complicaciones estructurales que les permiten sobrevivir y en las que consistiría la evolución. La mayor complejidad es por tanto una necesidad ineludible sin la cual la vida no sobreviviría. El razonamiento falla cuando, por ejemplo, observamos que los organismos unicelulares, manifiestamente primitivos desde perspectivas evolucionistas basadas en la complejidad, multiplican por diez en un cuerpo humano al número de células propias descendientes directas del espermatozoide y del óvulo, y que por lo demás los microorganismos abundan y proliferan en el mundo actual. ¿Cómo han podido sobrevivir sin evolucionar? Pero además, ¿quién no ha escuchado que caso de una guerra nuclear los únicos que sobrevivirían serían los microbios, las ratas, los insectos y poco más? ¿Es esto estar inadaptado a la supervivencia? Una


posibilidad, tal como abogo en la Teoría de la Vida Embarazada, es que la evolución sea un proceso madurativo tendente a la reproducción del sistema biológico del que quizás todos los seres vivos de la Tierra formemos parte. Para conseguir la reproducción del sistema es necesario generar estructuras específicas especializadas en distintas funciones. Así los seres pluricelulares serían candidatos a formas biológicas y tecnológicas capaces de vencer la fuerza que atrapa a los seres vivos en este y cualquier otro planeta: la fuerza de gravedad. Un proceso reproductor no tiene por qué producir la eliminación del cuerpo que se reproduce, tal como observamos en la reproducción humana y por otro lado este proceso no tiene por qué ser ni más ordenado ni más desordenado que otros procesos biológicos reproductores. Mas adelante, y como un modelo con el que representar este posible proceso reproductivo del sistema biológico terrestre, utilizó el modelo reproductor de la hembra humana.


La especie, un mal metro para medir un largo kilómetro El cuarto dilema o cuestión se refiere al desconocimiento del significado de la palabra especie, y esto es, a mi modo de ver, lo que en una discusión parlamentaria se llamaría una enmienda a la totalidad. Si ignoramos qué es una especie y medimos la evolución en unidades discretas a las que llamamos especies, nunca sabremos exactamente qué es lo que medimos, si desconocemos nuestras propias unidades de medida; nunca sabremos qué es la evolución exactamente. El error inicial lo arrastraremos hasta el final del conocimiento que podamos adquirir y nuestro método estará extraordinariamente limitado. Según Rafael Alvarado, una mayoría de autores opinan que sólo la especie tiene significado real siendo las restantes categorías meras abstracciones. Sin embargo, otros autores poseen posiciones extremas, así Lotsy sólo da categoría real al individuo, mientras que Haeckel se la da solamente a la estirpe. En esta línea Dobzhansky sugiere que la especie es un mero accidente de la evolución. El concepto de especie es intuitivo para el hombre que, cuando se desenvuelve en


territorios rurales, debe conocer y distinguir los grupos de animales y plantas en función de su comestibilidad, peligrosidad, propiedades curativas, etc. Sin embargo, es perfectamente comprensible que las unidades que nos permiten desenvolvernos en un medio no tienen porque ser las más adecuadas para desenvolvernos en otro. Así por ejemplo para movernos con un coche la unidad más adecuada es el kilómetro; sin embargo, esta unidad no nos permitiría comprender las dimensiones del espacio interestelar en las que utilizamos el año luz u otras unidades de categoría superior, y no digamos de utilizar el año luz para analizar distancias atómicas. De este modo el concepto intuitivo especie, que en origen nos permite sobrevivir en la naturaleza, no tiene por qué ser el más adecuado para percibir correctamente la evolución. Según Plate en todas las definiciones científicas y filosóficas del concepto especie se alude al carácter de entidad biológica con capacidad de interhibridación que muestran sus individuos. Según esto toda especie se muestra cerrada genéticamente hacia fuera, pero abierta hacia adentro, permitiendo que el cruce sexual entre sus


individuos obtenga descendencia en todas las generaciones sucesivas. Sin embargo, según Darwin "ninguna definición ha satisfecho por completo a todos los naturalistas". Desde Du Rietz, en 1930, se ha abierto paso la idea de especie como colectividad de individuos con posibilidad de intercambio genético "flujo genético" y aislamiento reproductor, éste es el singámeon. En definición de Mayr recogida en diversos tratados y aceptada por muchos biólogos se encuentra caracterizada la especie como "conjunto de poblaciones naturales hibridadas de manera efectiva o potencial, y que están aisladas, desde el punto de vista reproductor, de otros grupos semejantes" Para Mayr el concepto de especie es biológico y práctico, dinámico y no estático. Este autor viene a decir que el concepto de especie es práctico para analizar ciertos aspectos biológicos, aunque es difuso en sus perfiles por tratarse de un fenómeno dinámico. Es decir estamos ante un vehículo (la especie) que se mueve con tal rapidez que cuando lo fotografiamos sale borroso. Esto causa que aparezcan


múltiples diferencias entre subgrupos de las especies, a los que llamamos subespecies, que por un lado nos confirman la existencia de la evolución, pero que por otra nos dificulta la percepción de ésta. Definir una especie bajo aspectos reproductivos plantea problemas, por ejemplo, se suele decir que dos especies distintas no pueden obtener descendencia y en todo caso si la obtienen ésta es estéril. Pensemos en el cruce entre caballo y burro en el que nace un mulo esteril. Sin embargo, aunque estadísticamente esto sea cierto sin embargo, existen excepciones por ejemplo el cruce entre tigre y león del que nace un ligrón que en ciertos casos se ha podido comprobar que es fértil. Por otro lado en el mundo de la microbiología aunque exista reproducción sexual ésta es difícil de observar espontáneamente y se atiende a criterios prácticos para datar la especie. En los virus ni siquiera se habla del concepto de especie. Si no es lo mismo una especie pluricelular que una especie microbiana, o ni siquiera se utiliza este concepto como en los virus, corremos el


riesgo de estar mezclando unidades heterogéneas en nuestros cálculos, es posible que estemos "sumando" melones, patatas y tocadiscos y esto en matemáticas es un error grave que afecta seriamente a nuestros resultados. Por otro lado este criterio de grupo cerrado genéticamente queda invalidado bajo análisis evolutivos si tenemos en cuenta que un organismo puede recibir genes de otra especie muy alejada evolutivamente a partir de transposones, o que incluso la especie puede ser influida con un campo morfogenético. Una manera de enfrentarse al problema de definir una especie es, tal como hacen los feneticistas y cladistas, basarse en criterios estadísticos, trabajando directa o indirectamente sobre probabilidades de que los organismos sometidos a análisis pertenezcan al mismo grupo y realizando análisis complejos. El tipo de unidad que utilicemos para percibir la evolución va a ser fundamental en la percepción del fenómeno, y además va a influir en su concepción. Cuando nos referimos al desarrollo em-


brionario, percibimos al cuerpo humano como una unidad, y por tanto cuando encontramos un agujero lógico-científico en el proceso de desarrollo fetal, resolvemos el problema planteando un puente válido asumiendo que en todas las partes del desarrollo el individuo es una unidad. Para nosotros todo el proceso del desarrollo embrionario es un continuum independientemente de que lo hayamos demostrado y si por ejemplo no conseguímos explicar por qué una célula se transforma en nerviosa, o en epitelial, o en muscular, podemos apelar a que en un momento determinado se activan una serie de genes para conseguir estructurar al ser vivo adulto como está programado, y esto en líneas generales es admitido. Actualmente sería imposible demostrar a partir de las células de un feto que su desarrollo embrionario estuviese coordinado y que éstas produjeran complejos de tipo superior, de funcionamiento tan complicado. La verdad es que actualmente solamente podemos asegurar que un cuerpo vivo funciona porque lo vemos vivir, y es que no disponemos de una ciencia que pueda explicar la vida satisfactoriamente. El mejor discurso científico que se pudiera hacer estaría pla-


gado de lagunas, de opiniones diversas y contradictorias y además el impulso vital que podría dar vida a un conjunto de moléculas nos es desconocido y desde luego no es la descarga eléctrica que dio vida a Frankenstein a partir de un amasijo de órganos muertos.

NOTAS (0).- Otro aspecto favorable a la panspermia se refiere a que la composición de la atmósfera terrestre cuando la vida apareció contenía suficiente proporción de oxígeno, que es un eficaz destructor de enlaces químicos, como para impedir que surgiera la vida a partir de las moléculas. Un origén panespérmico de la vida en este planeta sería una solución plausible. (Volver) (1).- Consisten estos experimentos en reproducir en el laboratorio unas supuestas condiciones iniciales que se darían en la Naturaleza en tiempos pasados, introduciendo una serie de sustancias en matraces y sometiéndolas a condiciones que intentan simular aquellos instantes primigenios. Posteriormente se observan los compuestos


producidos para ver si coinciden con los previstos a partir de la hipótesis inicial. Miller y Urey obtuvieron moléculas orgánicas a partir de hidrógeno, metano, amoniaco y agua y tras someter a estas moléculas a descargas eléctricas, intentando reproducir los efectos eléctricos de las tormentas de la atmósfera primitiva sobre las moléculas entonces supuestamente existentes. (2).- Uno de los conceptos que contribuyó más a comprender el cambio en la Tierra, fue el de tiempo geológico, las variaciones terrestres debían ser entendidas desde cantidades de tiempo inmensas: las eras y eones. Quizás por tanto, para comprender la naturaleza de un organismo de complejidad superior y de periodo vital enorme, sería interesante utilizar un equivalente: el concepto de tiempo biológico. (Volver) (3).- Cuando un grupo taxonómico proviene de orígenes distintos hablamos de tendencia multidireccional o polifiletismo. Se citan muchos casos en el reino animal y en el vegetal, e incluso en el hombre, en que los taxones parecen responder a un origen polifilético, sin embargo, no existe acuerdo general en todos los casos. Por citar uno de ellos sirva como ejemplo los Ambu-


látiles o terápsidos. Este orden de reptiles dió origen a los mamíferos discutiendose sobre si en el proceso aparece el monofiletismo o el polifiletismo. La mayoría se inclina hacia esta última posibilidad: Kermack y Musset, Parrington, Kühne, Von Huene, Kuhn-Schnyder y tantos otros. Los que apoyan el monofiletismo se fundamentan en los caracteres del género de mamíferos más antiguo conocido, Megazostrodon, del trías superior, el tronco básico y único sería el de los eozostrodontos (trías-rético), que derivarían directamente de los ambulátiles cinodontos. Pero la idea más generalizada es polifilética, según la cual existen, por lo menos, tres ramas filéticas independientes, tal como señaló Kermack en 1967. Un grupo, abortado en el género Diarthrognathus, que se halla en la misma línea fronteriza entre ambulátiles y mamíferos y que no tuvo descendencia. Otro grupo, formado por los docodontos o eoterios (con la doble articulación), propios del jurásico: los anfiléstidos (con reservas); los triconodontos, del fin del jurásico y del cretáceo y los multituberculados, que desde el fin del jura se extienden hasta los albores del Terciario (con una historia de más de 100 millones de años). De este grupo habrían salido los


monotremas actuales, que tienen pocos representantes y son los mamíferos más primitivos, todavía con diversos caracteres reptilianos. El tercer grupo abarcaría, con reservas, los anfiléstidos y los eupantotéridos (con su subrama de los simetrodontos) que, nacidos en el límite trías-rético, darían lugar a los marsupiales o metaterios y a los euterios o placentarios. (Volver) (4).- Los periodos de estabilidad serían muy largos y los de cambio relativamente cortos.(Volver) (5).- Es notable el hecho de que este razonamiento considera al organismo como un todo global, algo más que una serie de genes independientes y de comportamiento relativamente aislado que habitan el mismo organismo. (Volver) (6).- En ocasiones da la sensación de que observaciones de la evolución reciben interpretaciones forzadas para integrarlas en el darwinismo y alejarlas del lamarckismo. En el caso de la evolución del género de lagartos Anolis habitante de diferentes islas del Caribe, parece deducirse a partir de los estudios del ADN y de las observaciones que este género ha evolucionado por separado en las diferentes islas a partir de una es-


pecie origen reconstruyendo una y otra vez las mismas comunidades de especies de lagartos. Como expresa Losos (2001) "La existencia de tales comunidades requiere que haya algún proceso determinista, capaz de modelar su estructura. Algo que guíe la evolución de los lagartos por la misma senda, una y otra vez". El autor observa que la longitud de las patas depende de la anchura del medio habitado por Anolis, las especies que habiten troncos gruesos serán de patas más largas que las que habiten ramitas más finas. La hipótesis explicativa sería que primero se produce una plasticidad fenotípica que correspondería a la respuesta del organismo a la lectura del medio (anchura de la zona habitada) que no respondería a una mutación genética, para que después se produjera la mutación genética aleatoria que se incorporaría al genotipo. De este modo, aparece el azar y las características propias del darwinismo cuando bajo un paradigma lamarckiano se explicaría diciendo que el animal lee el medio y se transforma en una nueva especie.


CAPÍTULO 2 (2ª parte) TEORÍAS SOBRE EL MECANISMO DE LA EVOLUCIÓN BIOLÓGICA Sumario del capítulo 2 (segunda parte) - Todo es según del cristal con que se mira - Amigos o enemigos van todos juntos - El ritmo de la evolución - La velocidad de la evolución - ¿Es previsible la evolución? - La bomba que mató a mi hermano - Una realidad contradictoria Todo es según el color del cristal con que se mira Las culturas de los pueblos suelen influir en la concepción que éstos alcanzan de los fenómenos que llegan a conocer. Imanishi es un ejemplo de cómo un oriental puede percibir la evolución basándose en esquemas culturales propios, fundamentando la evolución sobre una base filosófica confucionista basada en la tradición ja-


ponesa y la visión armónica de la naturaleza. Imanishi, profesor de la Universidad de Kyoto nació en 1902, en los años 70 publicó Mi teoría de la evolución y Más allá de Darwin. En 1984 en un texto publicado en inglés afirma que todos los individuos cambian al mismo tiempo cuando llega el momento de cambiar, que sin duda hay que comprender que la transformación de una especie no debe explicarse por una serie de accidentes sino más bien por el desarrollo espontáneo de algunas potencialidades inscritas en su patrimonio evolutivo. Para este autor hay maduración y no tanto el reordenamiento mecánico y aleatorio de algunos genes. El concepto de especie trasciende al de individuo, la especie para él es algo más que un conjunto de individuos que coinciden en sus características y cuyo cruce es viable. Aunque sus ideas son discutidas no esta claro que Imanishi no tenga razón. Piotr Alexeievich Kropotkin (1842-1912) publicó en 1902 Mutual aid. A factor of evolution. El autor lamentaba que Darwin hubiera resaltado demasiado la lucha por la vida y no así la coopera-


ción entre los seres vivos, como por ejemplo las abejas. De hecho un cuerpo humano posee del orden de 10 veces más bacterias que células propias descendientes por estirpe de la célula huevo resultado de la fecundación. El niño, que nace esterilizado, está programado para ser infectado por determinadas especies de bacterias ya que si lo fuera por otras sería perjudicial para él. Las bacterias del tubo digestivo del hombre y de animales como los rumiantes muestran una cooperación, una ayuda mutua, que en su mínima expresión resultan ocupar puestos en el organismo que impiden la ocupación por parte de otros microorganismos que pueden resultar patógenos, hasta llegar a realizar funciones esenciales para la vida del organismo infectado. Kropotkin escribe "A la larga la práctica de la solidaridad demuestra ser más ventajosa para la especie que el desarrollo de individuos dotados de instinto de pillaje". Según este autor la voz de alerta que nos da la naturaleza significa ¡Uníos! ¡Practicad la ayuda mutua! Más modernamente Nowak, May y Sigmund (1995) han abogado por que la ayuda mútua favorece más la evolución que la competencia.


Lyssenko (desde una perspectiva ideológica marxista) bajo Stalin denunció la biología burguesa, pregonaba la supremacía de la especie sobre el individuo y atacaba a la burguesía occidental. Hay que reconocer que la perspectiva marxista aplicada a la genética de especies vegetales y animales de explotación económica fue un fracaso. Los congresos de genética de la época se llenaban de trabajos soviéticos que intentaban demostrar que los frutos tendían a ser más gruesos si crecían en campos con árboles que dieran frutos más gruesos, ya que el individuo según esta perspectiva tiende a ser como la sociedad que habita. Fue Nikita Kruschev, al comprobar que los progresos en este campo en Occidente eran mayores, el que propició un cambio en la genética comunista, destituyendo a Lyssenko de los cargos que poseía en el aparato científico soviético. Sin embargo, quizás no debería confundirse la inducción de una selección artificial con la producción espontánea en la naturaleza de la selección natural. En contraposición con la ideología marxista Imanishi carga más contra el occidente cristiano


aunque las conclusiones biológicas son muy similares. Según Imanishi la teoría de la selección natural darwiniana en el fondo significa que la "élite" se afirma mediante la fuerza. Dios está al lado de los ganadores; y si esta manera de explicar la evolución de la naturaleza les gusta a los occidentales, quizá es porque concuerda con los esquemas cristianos. En palabras de Thuillier: "Imanishi, al continuar rechazando la filosofía <belicosa> de la evolución neodarwinista, eligió oponerle un evolucionismo antioccidental". Imanishi es un autor en el que es fácil deducir sus esquemas culturales e ideológicos, que él mismo confiesa (si esto sucediera más a menudo quizás sería más fácil comprender las teorías que los diversos autores nos proponen). Mae-Wan Ho, Peter Saunders y Sindey Fox en el artículo "Un nuevo paradigma para la evolución" cuestionan la filosofía subyacente a la teoría sintética. Dicen que ver la evolución como una sucesión de accidentes controlados por la selección es insuficiente, prefieren subrayar la importancia de las propiedades estructurales y dinámicas de los organismos. Algunas formas aparecen más fácilmente que otras. Para


ellos el desarrollo es un proceso coordinado. Algo más que una suma de partes. Amigos o enemigos van todos juntos Sin embargo, la pregunta está planteada; ¿Son las especies formas competidoras o cooperadoras, o ambas a la vez? Respecto a la primera pregunta, es evidente que en la naturaleza podemos encontrar ejemplos en ambos sentidos, desde especies que compiten por el mismo tipo de recursos y que una de ellas desplaza de su hábitat a la otra, -como por ejemplo el cangrejo europeo de río y el cangrejo americano-, hasta especies que muestran un grado de complementariedad con otras de tal modo que la extinción de una de ellas implicaría la extinción de la otra. Desde su aparición las plantas con flores -fanerógamas angiospermas- han estado ligadas en su mayoría a los insectos; éstos se han constituido en vehículos de sus granos de polen a cambio de ser alimentados mediante néctares o incluso con los mismos granos de polen por las plantas. Existen especies de árboles que produ-


cen nectarios para alimentar determinadas especies de hormigas; a cambio, cuando el árbol corre el riesgo de ser invadido por otras especies de insectos, las hormigas que lo habitan salen en su defensa. Los tordos se alimentan de olivas, la pulpa de la oliva, constituida por millones de células vivas, es digerida por la ave y las semillas son posteriormente rechazadas por el animal, que al tirarlas lejos del árbol tienen la posibilidad de germinar y dar origen a un nuevo olivo, puesto que caso de caer la oliva a los mismos pies del olivo no tendría viabilidad, ya que éste lo impide. Así aparece una pregunta crucial: ¿es la muerte del organismo el factor más importante en la evolución? La muerte se asume en múltiples casos a pesar de que sea el fin. Así por ejemplo, sucede en las células sexuales, cientos de millones de espermatozoides que se han desarrollado mediante complejísimos sistemas de crianza en los órganos sexuales se lanzan a morir en una cópula, solamente con la esperanza de que uno consiga llegar al óvulo. Una posibilidad de vivir frente a 200 millones de posibilidades de morir, y sin embargo, adelante.


Incluso un organismo como el humano cambia sus células múltiples veces a lo largo de la vida, conservando, según se dice, solamente una parte de las neuronas. El resto mueren. Sin embargo, nosotros tenemos conciencia de ser los mismos individuos. La muerte de nuestras células es un proceso ignorado. Podemos darnos cuenta de que la muerte no es una variable determinante en el comportamiento de las especies, sino una más, junto con otras como la reproducción, la supervivencia de los genes, etc. Así, el ejemplo ya comentado del comportamiento de defensa de las abejas, o el de las células sexuales. Independientemente de juicios morales que podamos introducir en el análisis de las relaciones entre diferentes especies, referentes a si unas relaciones son belicosas o cooperantes, las partes de la naturaleza obtienen una resultante que hasta ahora no ha eliminado la vida de la superficie de la Tierra.


En 1977 Lin Chao y sus colaboradores de la Universidad de Massachusetts, intentaron contestar en el laboratorio si la interacción entre el depredador y su presa podía llevar a la extinción. Para ello diseñaron un experimento sobre la interacción entre un tipo de bacteria y su parásito. Cogieron una cepa de colibacilo y la infectaron con el bacteriófago virulento de cepa T70 introduciéndolo todo en un cultivo bacteriano adecuado. El resultado fue que se producían mutaciones que causaban la aparición de nuevas cepas o razas de bacterias, que a su vez eran parasitadas por nuevos tipos de virus también mutantes, hasta que se llegó en el sistema a un punto de equilibrio, el resultado es que la vida no sólo no desaparecía sino que surgían nuevos tipos biológicos; es decir, aumentaba la diversidad biológica. Por analogía podríamos entender como si la vida amenazada fuera similar a un barco y que cuanto más peligro tuviera más barcas de salvamento fuera capaz de fabricar, cada barca de salvamento sería un tipo biológico, una posibilidad más de sobrevivir para los genes de la vida. Existen miles de especies que deben su vida a la


conexión inmediata con otra especie con la que mantienen una mutua dependencia y un proyecto común: el de sobrevivir ambos. A la evolución que mantienen estas especies íntimamente ligadas Yves Carton la llama coevolución rechazando este término para relaciones más complejas y de mayor envergadura dentro del ecosistema, entre especies más desligadas. En realidad a mi entender este autor procura hacer una de las técnicas más accesibles al científico, reducir el campo de la ciencia a fenómenos más fáciles de analizar y en los que es más posible llegar a conclusiones; pero quizás sí y quizás no, la coevolución sea un proceso global entre todas las especies del ecosistema que en todo caso resulta muy difícil de medir. Quizás el proceso que pueda llevar a la demostración de que la coevolución es un fenómeno global dentro del ecosistema sea paralelo al sufrido por las teorías de la gravitación. Para Newton la gravedad dependía de dos masas; posteriormente Einstein introduce todas las masas del sistema solar y después de él se introducen todas las masas del Universo para calcular la gravedad. La teoría sintética sugiere que la evolución, y


por tanto la aparición de nuevas especies es un proceso constante y continuo que es explicable, al igual que la coevolución, mediante la analogía denominada "la hipótesis de la reina roja", tomada del episodio de Alicia en el País de las Maravillas en el que Alicia es sujetada por la reina roja y para seguir en el mismo sitio tiene que correr, es decir, que las especies representadas por Alicia deben seguir adaptándose continuamente para seguir viviendo, lo que equivaldría a mantener la misma posición. En 1968 Motoo Kimura idea la teoría neutralista, de fuerte contenido genético-bioquímico, que en esencia supone que las mutaciones responsables de la multiplicidad de formas moleculares no tienen valor adaptativo, es decir no son adaptaciones a ningún factor externo o interno. Tanto para los neutralistas como para los darwinistas la mayoría de las mutaciones son deletéreas -perjudiciales-, del resto de mutaciones la gran mayoría serían consideradas neutras -ni favorables ni perjudiciales- por los neutralistas y beneficiosas por los darwinistas. Por último ni los neutralistas niegan la existencia de algunas


mutaciones beneficiosas, ni los darwinistas niegan la aparición de algunas mutaciones neutras. Por otro lado la teoría de equilibrios puntuales intermitentes debida a Gould, mantiene que grandes cambios se concentran en pequeños espacios de tiempo y se perciben como saltos discontinuos, probablemente debidos a modificaciones de las condiciones abióticas del medio -factores no vivos - como un cambio climático que llegaría a producir un cambio evolutivo observable. Es opinión general que las tres teorías (darwinismo, neutralismo y puntualismo o saltacionismo) parecen ser eficaces en diferentes casos concretos, sin embargo, quizá sea oportuno decir que si una de ellas fuera totalmente cierta, por ejemplo el neutralismo, haría imposible a otra, siguiendo el ejemplo al darwinismo, al menos en cuanto a explicar universalmente la evolución, aunque quizás si puedan ser válidas integrándose en una teoría más general, ¿es ésta la Vida Embarazada? Sí quisiera mencionar que la teoría neutralista


puede explicar la aparición del saltacionismo sin necesitar la existencia de factores externos. La acumulación de mutaciones genéticas neutras, que no son respuestas adaptativas, podría manifestar llegado el momento un gran cambio en la especie, un salto brusco en su biología que no sería necesario justificar acudiendo a grandes causas externas. Al menos, el neutralismo, y según mi opinión, nos permite fundamentar que las causas externas no son imprescindibles para explicar el cambio en los organismos. El ritmo de la evolución Los paleontólogos han descubierto la existencia de sucesivas extinciones masivas con una frecuencia de unos 26 - 30 m.d.a.. Al analizar el registro fósil han observado que en dichos periodos, y desde hace 250 m.d.a., se producen tasas significativas de desaparición de familias, del orden de un 2% o superiores. Las dataciones de las extinciones de estos últimos 250 m.d.a se situarían aproximadamente y en millones de años hace 250, 217, 194, 175, 144, 113, 91, 65, 38 y 12. No obstante hay grandes extinciones anteriores a estas fechas, como la sucedida a finales del Or-


dovícico en el que el número de familias de organismos marinos se redujo un 12%, otra a finales del Devónico, con un 14% de reducción. La más expectacular fue sin duda la que dio fin al Permico con un 52% de reducción en las familias marinas y con la que se inicia la serie rítmica de compás de 26 m.d.a. Al no ser capaces de encontrar una razón intrínseca a la Tierra para estos periodos de 30 millones de años, los investigadores recurren a diversas causas, una de ellas, por ejemplo, sería astronómica. El Sol da una vuelta alrededor del centro de la galaxia cada 250 millones de años, pero dando esta vuelta nuestra estrella atraviesa el plano galactico de un lado al otro como si cosiera con una aguja dicho plano. De este modo atraviesa el plano una vez cada 30 millones de años y se sugiere que las perturbaciones producidas por el paso de esta zona serían las causantes de las extinciones masivas. Así bien fuera la alteración de la atmósfera terrestre debido a los materiales de las nebulosas encontradas en el mismo plano galáctico, bien la perturbación del equilibrio de la biosfera debido al aumento del flujo de rayos X o de radiaciones cós-


micas, bien las alteraciones gravitatorias de los cometas del sistema solar que concluirían golpeando a la Tierra y alterando los ecosistemas; se produciría como resultado final la desaparición masiva de las especies. El caso que parece apoyar mas fuertemente la acción de los meteoritos es la extinción del Cretáceo hace unos 65 millones de años. Se ha dicho que al final de aquel período se extinguieron los dinosaurios y con ellos el 75% de las especies vivas en un total de unos 50.000 años. Sin embargo, no fue exactamente así. Las repercusiones de los choques con los meteoritos ligan factores astronómicos a la cadena causal, produciendo otras causas situadas en la base de la pirámide ecológica, en el biotopo, como el oscurecimiento de la atmósfera debido al choque. El oscurecimiento disminuiría la captura de energía solar por las plantas, éstas al producir una menor cantidad de biomasa, y sufrir una extinción de parte del conjunto de especies, no podrían transmitir la suficiente energía a muchas especies que terminarían extinguiéndose. Los científicos imaginan así que cada 26 - 30 millones de años la Tierra es bombardeada por una oleada


de meteoritos procedente de una nube de asteroides situada en los confines del sistema Solar (nube de Oort). Incluso otra posible razón para producir el desvío de los cometas hacia la Tierra podría ser el paso cercano, cada 26 - 30 m.d.a., a la nube de una estrella compañera del Sol, todavía por descubrir entre 5000 posibles candidatas, y que ya recibe el nombre de Némesis. No obstante parece ser que esta hipótesis de la estrella compañera se encuentra actualmente en horas bajas. Los choques con meteoritos se asocian con excesos de iridio que se presentan en estratos sumamente finos, como los situados en distintas partes del mundo limitando el cretáceo y la era terciaria. Este elemento muy escaso en la Tierra es mucho más abundante en los periodos en los que se produce un teórico impacto. Por otro lado en estas zonas es posible encontrar microtectitas unas estructuras microscópicas y vítreas que se producen en los grandes impactos. El límite conocido como K/T, situado entre el periodo final de la era secundaria, llamado cretáceo, y el comienzo de la era terciaria, es, sin


duda, el mejor conocido de todo el registro de la vida en la Tierra. Es un estrato que contiene una concentración de Iridio 30 veces superior a la normal que asociado a la escasez natural de este tipo de metal, hizo suponer a Álvarez que esta capa estaría integrada por materiales resultantes del choque con un gran meteorito que causaría la extinción prácticamente súbita de las especies. Posteriormente al límite no se deberían encontrar los organismos extinguidos a causa del choque. La gran extinción del cretáceo y, entre otros grupos, de los dinosaurios estaría marcada por el K/T. Pero los dinosaurios llevaban millones de años en recesión, grupos como los nodosaurios se extinguieron cinco millones de años antes del límite K/T y por contra se constata la presencia de dinosaurios en las primeras etapas de la era terciaria sobreviviendo a dicho límite. Especies supervivientes se han hallado en la Cuenca de San Juan en Nuevo México y en la Cuenca de Nanxiong en el sureste de China. Los dinosaurios pudieron sobrevivir uno o dos millones de años tras el impacto.


Si la extinción no fue tan brusca, un escenario de extinción gradual podría ser explicado por una causa más "suave" como el vulcanismo. Cerca del límite K/T se produjo un período volcánico prolongado en el área del Deccan en la India cuyos efectos pudieran ser como los del impacto pero más extendidos por un período más largo. En palabras de Canudo y col. (2004): "Podemos concluir que, en las áreas donde existe el mejor registro de dinosaurios, hay una documentada reducción de diversidad al final del Cretáceo, que no puede ser atribuida al impacto…" El autor y su equipo concibe un escenario más complejo, multifactorial, en el que el impacto sería un factor más a sumar a los cambios medioambientales previos. Pero cuando hablamos de complejidad deberíamos pensar que sin saberlo podríamos estar refiriéndonos a una propiedad de los seres vivos que estaría manifestándose a la vez junto a otros factores. De hecho quienes se extinguen son los seres vivos. Cuando hablamos de la evolución darwiniana asumimos que la evolución implica extinción, desde una perspectiva épica que parece conlle-


var el darwinismo, es lógico que si hay especies vencedoras que se adaptan, deben haber especies perdedoras que se extinguen. La naturaleza demuestra que todos mueren, pero hay muchos tipos diferentes de muertes, si pensamos en términos de individuo hay un periodo pletórico cuya vitalidad les permite "vivir bien" y luego decaen. No es una derrota, es el cumplimiento del ciclo de la vida. Los dinosaurios no fueron derrotados, proliferaron y luego entraron en recesión. Grupos de dinosaurios desaparecieron antes del límite K/T, unos pocos sobrevivieron, otros dieron origen a las aves. Probablemente el grupo de los dinosaurios cumplió su ciclo y ello pudo ser más determinante para su desaparición que otras causas exteriores. Los periodos de extinción no son siempre cortos y concentrados en el tiempo, sino que en muchos casos se tiene constancia de que son graduales. Por otro lado hay otros fenómenos que siguen periodicidades entre 18 y 36 millones de años, como episodios tectónicos, niveles marinos mínimos y discontinuidades en la expansión de los fondos oceánicos. Quizás como Poupeau sugiere los impactos con meteoritos no son más


que otro factor más a sumar en la producción de las extinciones. Para el entomólogo Edward O. Wilson, el registro histórico de la biología muestra cinco grandes crisis biológicas -grandes extinciones-, que junto con la actual sumarían un total de 6. Sin embargo, no deja de ser curioso, que la única gran extinción de la que estamos siendo testigos, producida en nuestros días como resultado de la actividad vital de nuestra especie, no responde a ningun factor de tipo astronómico, ni siquiera a una actividad volcánica especial, sino que la causa es interior al conjunto de organismos vivos pobladores de la Tierra. Una de sus especies es la responsable: la nuestra. La única prueba directa que poseemos sobre las extinciones nos puede estar aconsejando dejar de mirar fuera para analizar el interior de las comunidades vivas. La historia de la vida terrestre muestra un ritmo temporal en las grandes extinciones de las especies. La extinción de los dinosaurios -lagartos terribles- no es más que la penúltima de una larga serie de extinciones. No obstante existen apro-


ximadamente sesenta diferentes teorías que intentan explicar la desaparición de los dinosaurios, bien sea la colisión con un meteorito (7) gigantesco -hipótesis más admitida actualmente-, bien sea un aumento de la actividad volcánica, o quizá la influencia de la temperatura sobre la determinación del sexo de este grupo, etc. Sin embargo, no se trata ya de una extinción de un grupo, sino que va más allá, hasta la extinción del 75% de las especies y no en un siglo, sino en 500 siglos según algunos o incluso en algun millon de años según otro. ¿También los trilobites, cuya desaparición marca el final de la era primaria, los extinguió un meteorito? Por otro lado es conocido que mientras los dinosaurios existieron en la Tierra, muchas familias se extinguieron de manera irregular a lo largo del tiempo. Es decir que en determinadas épocas se extinguieron a la vez varias familias de dinosaurios, mientras que en otras ninguna familia desapareció. La existencia de extinciones masivas es una hipótesis científica no descartable, pero a la vez dar sentido a estas extinciones supone globali-


zar a la naturaleza, dándole una causa común, como es el caso del posible meteorito de finales del cretáceo o de cada 26-30 millones de años, o bien quizás plantear la hipótesis de que estamos ante un superorganismo que como todos posee un ritmo biológico que afecta a su funcionamiento y que puede estar condicionado por factores externos. Nuestro lenguaje y nuestros medios técnicos una vez más no nos permiten fallar con la razón hacia una de las posibilidades. Recientemente, en 2005, Rohde y Muller, analizando la más completa base de datos computerizada sobre especies extintas realizada por el fallecido J. John Sepkoski Jr. que sugirió en su momento los ciclos de 26 millones de años, han llegado a la conclusión de que estos ciclos son de 62 m.d.a. Ambos autores no han encontrado causa terrestre o astronómica que se ajuste a esta cadencia encontrada. Incluso Muller, que es el postulador de Némesis, confiesa que ha abandonado su hipótesis de la estrella compañera del Sol. Estamos ante un caso en el que se dice normalmente que todas las hipótesis están abiertas, que puede deberse a causas externas o a causas internas tal como sugiere Keith Tho-


mson en sus palabras "una oscilación interna". Thomson ya sugirió treinta años antes la cadencia de 60 m.d.a. y que cada extinción ha venido precedida por una fase de gran diversificación aparición de nuevas especies -. En consecuencia la causa de las extinciones masivas no es un caso cerrado. La euforia desatada a favor de los meteoritos como causa general de las grandes extinciones es cuestionable. Charles Marshall ha desarrollado un protocolo de análisis de las grandes extinciones basado en marcadores químicos. Marshall y Ward encuentran que en una de cada tres extinciones masivas la causa parece ser el choque con un meteorito pero no en el resto. Sugieren que en esas otras grandes extinciones un incremento del CO2 atmosférico pudo impedir la entrada de O2 en el mar y causar la producción por los microorganismos marinos de gases sulfurados tóxicos que producirían las extinciones masivas. Si es así encontraríamos en un proceso cíclico -las extinciones masivas- causas no cíclicas, aspecto que parece contradictorio. En mi opinión, si la vida fuera un macroorganismo podría poseer un ciclo interno que fuera parcialmente influido por aspec-


tos externos de diversa índole como choques con meteoritos o incrementos de CO2. La suposición de que las extinciones masivas pueden ser significativamente independientes del medio y que este hecho global puede apoyar la existencia de un macroorganismo también global es muy tentadora, pero debemos ser prudentes. En realidad los organismos son dependientes del medio externo aunque pueden alcanzar un cierto grado de independencia. Es una experiencia vital que los factores astronómicos influyen sobre los seres vivos. La existencia de ciclos es bien conocida en los organismos, uno indiscutible es la diferencia en el ritmo biológico de los seres vivos basado en la alternancia noche-día, que esencialmente es un fenómeno astronómico, también la influencia de las estaciones sobre los seres vivos, las cosechas, el crecimiento, etc, ¡lo que nos podrían decir los agricultores y los cazadores sobre este tema!. Otro ejemplo sería la menstruación femenina o "período" de naturaleza cíclica y además influenciado por la Luna (8) puesto que se rige por meses lunares de 28 días. En este ciclo se suceden en intervalos de tiempo la producción de determi-


nadas hormonas que gobiernan la ovulación, el aumento de grosor y vascularización de la matriz y los procesos de la regla. La regla es un proceso destructivo de todas las estructuras que se fueron generando en previsión de que el óvulo baje a la matriz ya fecundado. Si hubiera sido así la regla no se produciría y el desarrollo embrionario que llevaría al nacimiento del nuevo ser continuaría hasta el mismo parto en el que todas las estructuras accesorias al embrión como la misma placenta serían eliminadas. Cierto es que aparte de las extinciones masivas existe la llamada extinción de fondo, es decir, extinciones menos acusadas que se producen constantemente. La extinción masiva no se debe a una mera intensificación de los procesos que actúan en la extinción de fondo y, según parece, las características que se desarrollan para sobrevivir en tiempos normales son irrelevantes durante las extinciones masivas. En consecuencia, el medio ambiente podría ser menos determinante durante la extinción y los procesos que operan en las extinciones masivas podrían ser de naturaleza diferente a los que influyen en las extinciones de fondo. ¿Cabría aquí la hipótesis


de un ritmo interno de naturaleza reproductora en el macroorganismo que habita la Tierra? La evolución va íntimamente ligada a la extinción. La selección natural escoge y elimina a las especies. Admitir que un sistema superior sufre ciclos rítmicos, aunque algo irregulares, de extinciones masivas, implica asumir que periódicamente se agita el sistema en busca de nuevas soluciones evolutivas. Es admitido generalmente, por ejemplo, que la extinción del Cretáceo favoreció la explosión y radiación de los mamíferos sobre la superficie del planeta. Alguno de estos ciclos evolutivos podría llegar a producir una especie que resultara eficaz para prolongar la vida. Quizás algo parecido al hombre, quizás el hombre mismo. Si el hombre fuera este tipo de especie probablemente fuera el primer caso que surgiera en la Tierra, puesto que de haber existido otra anteriormente hubiera terminado con todos los yacimientos de combustible que nosotros estamos utilizando. Evidentemente cualquier especie tecnológica realizaría grandes gastos energéticos.


Si exceptuamos al hombre como causa de extinciones masivas, ya que en la actualidad se están extinguiendo tantas especies y a la misma velocidad que en el Cretáceo, los científicos tienden a suponer una importancia mayor en las grandes extinciones a fenómenos situados en las partes bajas de la pirámide ecológica que a los que están en las partes altas. Es como suponer que el poder de las piezas de la pirámide está más en las partes bajas, en el biotopo y en los productores primarios o vegetales. De hecho es fácilmente deducible que no existirían animales, si no existieran vegetales. El ecosistema se muestra fuertemente articulado, tanto en el momento de las extinciones como si hacemos caso a Lin Chao en el momento de generar nuevas soluciones. En Paleontología se sabe que son las grandes crisis biológicas las que han traído las grandes soluciones, los nuevos grupos revolucionarios de seres vivos. La coevolución expresada en sentido global es algo más que una idea débil. Responde a una visión holística de la naturaleza y su evolución. El holismo o globalidad es un principio autocreador, inherente a la naturaleza, que tiende hacia


mayores niveles de organización, complejidad e integración. La relación existente entre las partes es más importante que las partes mismas. La suma de las partes es igual a las partes y algo más. La teoría general de sistemas formulada por L. Bertalanffy asume este concepto. Efectivamente, las células del hombre por separado no son más que tipos de células con sus características propias, fruto de su unión es la aparición de la inteligencia, que se suma a las características propias de los individuos celulares que lo constituyen, pero que ninguno tiene por separado ya que es una propiedad global del organismo hombre. Del mismo modo la integración de la naturaleza en un sistema superior puede, según este principio, generar propiedades que nosotros no podemos captar en sus partes. James Lovelock, autor de la hipótesis Gaia, llegó a sugerir en su momento que el planeta Tierra es un gigantesco ser vivo, dotado de voluntad que se confecciona su propia geología, clima e incluso sus seres vivos. Para este autor las propiedades físico-químico-biológicas de la Tierra actual son difíciles de explicar a partir del azar y pueden deberse a la acción coordinada de los


seres vivos. Lovelock da al hombre la función de manipular el entorno para obtener información. Según él las redes de información humanas son parte de un sistema nervioso con el que se está dotando la propia Tierra. La Tierra, Gaia, sería un sistema, un organismo, en el que el hombre realizaría un papel específico. La velocidad de la evolución Para aproximarnos a la realidad los humanos nos vemos obligados a realizar una serie de "trampas", dicho sea admirativamente; una de ellas es el mecanicismo o reduccionismo. Este paradigma -manera de ver- descompone las observaciones en partes y supone que el fruto de esa descomposición funciona por si mismo con independencia de lo que le rodea. Esto es sustancialmente falso porque no existen sistemas cerrados y, por tanto, independientes del resto. Otra "trampa" la podemos realizar con la Teoría General de Sistemas bajo el paradigma holístico; aquí suponemos que procesos de sistemas diferentes son tan comparables como si fueran del mismo sistema: por ejemplo, una máquina que trocea se puede comparar a la masticación de


un ser vivo, ignorando que la diferencia entre una máquina y un ser vivo es abismal. Sin embargo, ambas técnicas-trampa son una de las grandes expresiones del ingenio humano para aproximarnos, en lo posible, al conocimiento de la naturaleza de las cosas. Basándonos en la TGS vamos a comparar la aparición de determinados taxones a lo largo de la evolución y la aparición de estructuras reproductoras a lo largo de la reproducción de la mujer. Tomamos dos variables que son Orden y Edad. La variable Orden se refiere al orden relativo de aparición de la estructura; la edad se refiere a la edad absoluta a la que aparece una estructura. La tabla 1 contiene ambas variables para los seres vivos y la tabla 2 para la mujer. Tabla 1. Aparición de taxones durante la evolución-reproevolución(9) Acontecimiento-ApariOrden Edad ción Procariotas

1

0

Eucariotas

2

2.200

Pluricelulares

3

2.800


Celomados

4

3.100

Explosión Cámbrica

5

3.230

Peces

6

3.325

Anfibios

7

3.450

Reptiles

8

3.500

Mamíferos

9

3.600

Prosimios

10

3.750

Monos

11

3.760

Póngidos

12

3.770

Australopitecidos

13

3.795,50

Homo erectus

14

3.798,20

Homo sapiens neander15 thal

3.799,80

Homo sapiens sapiens

3.799,95

16

R = Nc > 99% -0,998 Edad = millones de años respecto a la primera aparición de seres vivos; Orden = orden relativo de aparición; R = coeficiente de correlación para la recta de regresión entre Edad y 1/Orden; Nc = Nivel de confianza para la relación. Tabla 2. Aparición de acontecimientos reproducValores estadísticos


tores durante la reproducción de la mujer Acontecimiento-ApariOrden Edad ción Ovocitos de 1er orden

1

0,75

Menarquía

2

12,75

Embarazo

3

15,75

Parto

4

16,5

R = Nc > -0,995 99% Edad = años respecto a la fecundación; Orden = orden relativo de aparición; R = coeficiente de correlación para la recta de regresión entre Edad y 1/Orden; Nc = Nivel de confianza para la relación. Los datos utilizados referentes al primer parto corresponden a mujeres de poblaciones deprimidas de Sudamérica. En otros países del mundo como Colombia, es costumbre que la mujer tenga su primer hijo siendo una adolescente, especialmente en aquellos segmentos de la población deprimidos social, económica y culturalmente (Reina y col. 2000). Hemos extraído datos para nuestro cálculos del IBGE (Instituto Brasileiro de Geografía y estadística) <http://www.iValores estadísticos


bge.gov.br/espanhol/presidencia/noticias/noticia_impressao.php?id_noticia=357> [Última acceso noviembre 2005]. El gráfico 1, para los seres vivos, y el gráfico 2, para la mujer, representan la relación entre las variables Orden y Edad. Gráfico 1 El gráfico 3, para los seres vivos y, el gráfico 4 para la mujer, representan los ajustes a la recta de regresión Y = a + bX en el que Y =1 / Orden y X = Edad. Los gráficos 1 y 2 muestran el mismo tipo de curva que responde al modelo de un sistema que funciona con realimentación positiva. De este modo la aparición de un acontecimiento precipita-acelera la aparición del siguiente. Por otro lado, el intenso ajuste a la recta de regresión (gráficos 3 y 4) indicado por el valor del coeficiente de correlación -R- y el nivel de confianza sobre la existencia de la relación -Nc- (véanse las tablas 1 y 2) demuestran también que la relación de ambas variables (orden de aparición y edad) no se debe al azar sino que la relación muestra


la existencia de una causalidad en ambos procesos, tanto en la evolución como en la reproducción. Pensemos que en estadística el ajuste de los datos a las predicciónes de una ecuación matemática es una prueba de que dichos datos no se deben al azar sino a las relaciones entre ambas variables o al menos a factores relacionados a su vez con las variables consideradas en la función matemática. El darwinismo asume el azar como motor de la evolución; mientras que esta idea de Darwin no se supere podríamos admitir que en la evolución sucede lo mismo que en otros procesos en los que el azar, que existe a un nivel inferior, no explica el fenómeno a un nivel superior. Ejemplos al respecto se dan a lo largo de esta obra, sirva ahora el caso del agua que es impulsada a través de una tubería. El recorrido exacto de cada molécula, bajo las turbulencias que se desatan, sería azaroso; pero asumiendo la masa total de agua sabemos que ésta va a entrar por un lado y a salir por el otro. Por tanto, el azar no es que no exista, sino que puede no ser pertinente para explicar la Reproevolución y, por tal razón, no se "retrata" en el modelo.


Sin poder negar la existencia de causalidad que nos detecta el ajuste a la regresión, es posible alegar que ambas curvas describen fenómenos diferentes; en el caso de la evolución la dificultad en el salto evolutivo marcaría la posición de los taxones; por consiguiente, la mayor separación entre procariotas y eucariotas respondería a que este salto sería el más difícil de dar, mientras que el paso de reptil a mamífero sería más fácil y se daría en menos tiempo. Por otro lado, el caso de la reproducción de la mujer respondería a un proceso madurativo regulado por sustancias producidas por el propio organismo: las hormonas. En este caso la dificultad como factor explicativo no sería pertinente, a pesar de que no se daría la misma dificultad para transformar un ovocito en óvulo que un óvulo en un recién nacido. Pero también es posible observar la evolución como reproevolución; es decir, como un proceso madurativo regulado por una o más sustancias producidas por el macroorganismo que habita la Tierra. Un serio candidato a este tipo de sustancias es el oxígeno que es producido por los seres vivos que han ido enriqueciendo progresivamente la atmósfera de este gas. Es admi-


tido que el incremento de su concentración obligó a los procariotas a asociarse en eucariotas para protegerse de la agresividad de un gas por sí sólo tóxico y letal y que, además, se presenta una correlación entre el enriquecimiento de O2 y la complejidad de los seres vivos a lo largo del tiempo. Los celentéreos surgieron con el 1,5% de O2, los reptiles dominaron el mundo con el 10% y los mamíferos a partir del 17 hasta el 21% actual. En ausencia de mayores cantidades de O2 los reptiles no pudieron desarrollar cerebros tan complicados como los de los mamíferos que sí dispusieron de las concentraciones necesarias. De tal modo podríamos considerar a la reproevolución como un proceso similar a la reproducción: madurativo y regulado por sustancias químicas. Argumentando a la inversa: jamás el hombre como especie tecnológica hubiera podido surgir en la edad de los reptiles ni desarrollar la tecnología para la que necesita abundancia de oxígeno para liberar grandes cantidades de energía; recordemos que el fuego es una oxidación brusca.


¿Es previsible la evolución? Si el desarrollo embrionario y la reproevolución -considerada como evolución para la reproducción- son procesos pertenecientes a dos sistemas homomórficos -la mujer por un lado y el macroorganismo que forman los organismos vivos de la Tierra por otro- y dado que el desarrollo embrionario es previsible, es decir, manifiesta un algoritmo de desarrollo que se repite, nos podemos preguntar si sucede lo mismo en las comunidades de seres vivos que puedan habitar cualquier planeta: ¿responde la evolución a un algoritmo repetible y quizá predecible? La primera respuesta es que la evolución no ha sido observada en otros planetas porque hasta ahora sencillamente la vida no ha sido registrada en ellos. Si hubiera sido captada quizá podríamos conseguir los datos necesarios para dar respuesta a la pregunta. No obstante, hemos observado a un nivel de complejidad menor al macroorgánico, en algunas especies y comunidades, tendencias a repetir procesos de diferenciación que responden a variaciones ambientales. Así, el ejemplo de los


lagartos del género Anolis que a partir de un tipo similar repiten en diferentes islas un proceso de evolución que conduce a especies parecidas a las de otras islas(6) . También Prevosti y Serra (2000) han analizado la evolución dentro de poblaciones americanas y europeas de Drosophila subobscura concluyendo que la evolución del carácter longitud del ala es predecible y se debe probablemente a la temperatura. De otro modo, a una variación de temperatura en el medio habitado le corresponde una variación concreta del tamaño del ala de esta especie, el ala crece o decrece aunque no se debe siempre a la misma parte del ala. La explicación de la evolución desde una perspectiva darwinista asume el azar/contingencia -no sabemos que parte del ala va a reaccionar incrementando su tamaño- pero vemos que a nivel de considerar el ala, no sus partes, la variación de su longitud es predecible. Prevosti y Serra escriben: "En este caso la evolución ha sido a la vez predecible y contingente". Ambas propiedades parecen observarse también en la reproevolución tal como ha sido analizada y expresada en el apartado referente a la velocidad


de la evolución . La evolución a nivel microevolutivo, como en D. subobscura, o macroevolutivo, como en Anolis, muestra tendencias a seguir algoritmos predictivos y nos ofrece indicios de que la reproevolución -como mecanismo predecible- puede existir y que la aparición de la vida en cualquier planeta sunpondría la surgencia de un proceso evolutivo determinable cuyo fin sería la reproducción del macroorganismo en otros sitios del Universo. La bomba que mató a mi hermano Desde la perspectiva de la teoría sintética el árbol de la evolución está dotado de diferentes ramas, ninguna de las cuales posee mayor importancia que el resto. La rama que da origen al hombre sería similar a cualquier otra y, así, la evolución mostraría no poseer ningun fin -no ser finalista-. Hemos demostrado en el apartado sobre la velocidad de la evolución -referido a la rama del hombre- la existencia de un orden matemático que responde a un sistema de realimentación positiva, pero es muy probable que la evolución en otras ramas del árbol se ajuste similarmente al mismo tipo de recta de regresión,


mostrándonos que en todos estos casos también estamos ante un proceso de realimentación positiva y, por tanto, que la existencia de este fenómeno no es tampoco una diferencia entre ramas. Por ejemplo, el camino de la evolución hacia las aves coincide en sus datos con el de los mamíferos hasta la aparición de los reptiles y -aunque no se han realizado los cálculos- es de suponer que dichos datos pesarán en el análisis lo suficiente como para mantener una alta correlación. De este modo, el finalismo queda cuestionado. Sin embargo, pensemos en la analogía que representa la explosión de una bomba. En el estallido se produce la fragmentación en metralla y todos los trozos se comportan de modo similar, precipitándose impulsados por la energía que irrumpe en el centro del artefacto. No hay diferencias, sólo que un trozo de metralla mató a mi hermano. Los fragmentos de metralla que no mataron no invalidan la certeza de que la bomba está hecha para matar, tiene un fin y es finalista. Del mismo modo, las ramas del árbol de la evolución, que no sirven para generar una tecnología reproductora, no niegan que el proceso de la evolución sea de naturaleza reproevolutiva


y, por tanto, finalista. Desde luego, la comprobación del ajuste matemático en todas las ramas de la evolución implica la manifestación de un orden y rechaza el valor explicativo del azar a nivel macroorgánico. Una realidad contradictoria Apelar a entidades de naturaleza superior es un sistema de razonamiento muy utilizado a lo largo de la historia del hombre. Si la probabilidad de que esto sea así tal como lo vemos es prácticamente nula tiene que ser debido a la voluntad de alguien. El principio antrópico utiliza este modelo lógico para concluir que es voluntad de un ser superior, como Dios, que el hombre esté aquí, si por ejemplo la constante G de la formula de Newton fuera ligeramente diferente, nuestro Universo sería imposible. Fred Hoyle y otros desarrollan unos cálculos probabilísticos con los que demuestran que por mero azar, no ya la vida, sino una sola enzima del tipo de las actuales es imposible que hubiera surgido en un tiempo de tan sólo varios miles de millones de años. Los cálculos son de este estilo:


la probabilidad de que se hubiera formado una cadena proteica de 100 aminoácidos -formada a partir de 20 aminoácidos diferentes- como algunas de las existentes en la actualidad es de 1/ (20^100). Aunque toda la Tierra hubiera estado cubierta desde sus albores, de una capa de 1 m. de espesor de aminoácidos, combinándose al azar cada milésima de segundo, sería improbabilísimo que alguna vez hubiera surgido la enzima actual en cuestión. Asumir el azar como motor de cambios, implica la obligación de ser coherentes con una serie de características matemáticas propias de los fenómenos distribuidos al azar. Es contradictorio postular el azar como principio y luego volver la espalda cuando se demuestra que matemáticamente la probabilidad de generar una estructura molecular relativamente sencilla es prácticamente 0. El azar, que existe, es un recurso fácilmente socorrible, pero a cambio se paga un precio. Es fácil ponerlo en cuestión a partir de cálculos probabilísticos, sobre todo cuanto más sencillo es el sistema a analizar. Hoyle de hecho no analiza la


aparición de órganos biológicos complicados, sino de moléculas orgánicas "simples" a partir de una veintena de aminoácidos disponibles. Es un caso elemental que obliga, para mantener la hipótesis de que el azar es el único motor del cambio biológico, a huir hacia delante, complicando el escenario en el que éste se manifiesta, cuando no a ignorar las pruebas inconvenientes, tal como argumenta Lakatos. Ruiz de Gopegui se sitúa en la línea de considerar todo cambio evolutivo como una casualidad, de este modo la distancia entre dos formas emparentadas filogenéticamente marca casualidades mayores cuanto más lejano es el parentesco y mayor número de cambios han tenido que producirse. Es cierto que actualmente muchos autores creen que la vida es un fenómeno muy escaso en el Universo, sin embargo, recalco el "creen", puesto que creer no es saber ni demostrar. Sin embargo, Ruiz de Gopegui se refiere a la evolución como una unidad que engloba la evolución atomicoquímica y la biológica, es decir un proceso general, una máquina que funciona de una manera extraña, cuyo mecanismo para él y otros es el azar.


Considerar la existencia del hombre como un imposible sucedido puede llegar a explicar el importante papel del azar, o por el contrario, que para que estemos aquí ha tenido que intervenir alguien. Hoyle apela a una Inteligencia Universal responsable de la evolución universal tal como ha sucedido y sucederá. Esta apelación sugiere una concepción global, más allá de las partes y por encima del azar. Aguilera intenta explicar esta naturaleza tal como se nos presenta, asumiendo que a lo largo del tiempo Universal se manifiestan unas tendencias definidas hacia estructuras más ordenadas. Aboga este autor por un papel importante de los procesos de autoorganización que causarían que la materia tendiese a adquirir determinadas propiedades como producto normal de sus características. Por ejemplo nosotros podríamos pensar en que al crearse formas al azar en el Universo, la probabilidad de encontrar estrellas esféricas sería igual a la de hallar estrellas cúbicas. Sin embargo, no existen este tipo de es-


trellas porque las propiedades de la materia al organizarse lo impiden. No todas las posibilidades son posibles ¿Pero por qué son posibles las que son? Siguiendo las leyes de la Termodinámica, el Universo debía de estar más ordenado en el momento del big bang que ahora. En todo caso, si ahora es posible tener estructuras más ordenadas del tipo galaxias o seres vivos, es debido a la luz de estos principios naturales, a que el orden en determinadas partes es compensado por un desorden mayor en otras. La vida que es un proceso ordenado, existe gracias al proceso desordenado de generación de energía y luz que sucede en el Sol. De todos modos todo sería más sencillo si la adquisición de mayores niveles de entropía o lo que es lo mismo de desorden se hubiera producido de un modo homogéneo en todo el espacio universal. La aparición del orden se produce incluso en sistemas alejados del equilibrio mediante la presencia de estructuras ordenadas, favoreciendo reacciones que de otra manera no se realizarían, y además lo hacen a la luz de un orden, tan necesario para todo aquello relacionado con la vida (10) . Aguilera plantea prácticamente un viejo proble-


ma teológico cuando dice: "Es claro que los códigos que tenemos son un mero apaño, resultado del juego de las presiones selectivas y de la triste disponibilidad de moléculas en los tiempos primigenios. Los seres vivos no somos obras perfectas de ingeniería. Como bien dice Jacob, la evolución es una gran chapucera (y con frecuencia ha dispuesto de materiales deplorables)". El autor concluye que el código genético no es el mejor posible. La derivación de éstas afirmaciones nos retrotrae a un viejo dilema ¿cómo Dios que es perfecto crea una naturaleza imperfecta? Esta perspectiva se opone a considerar la manipulación de la naturaleza por un ser todopoderoso e inteligente. Pero quizás estemos observando una de las características de un ser vivo esencialmente similar al resto aunque quizás más complejo. Sthephen Jay Gould en su análisis de los fósiles contenidos en los esquistos de Burgess (Columbia británica), pertenecientes al cámbrico, plantea que poco después de la explosión cámbrica los grandes filums que existen hoy en día ya existían, además de otros extinguidos. La evolución truncaría por azar unos filums mientras que


otros no. Esto iría en contra de explicar la adaptación como garante de la evolución y de la diversidad; según este autor una componente de azar mantendría un papel muy activo en la extinción que afectaría a unos filums del mismo modo que podría haber afectado a otros. Gould avisa sobre el "peligro" que supone la tendencia del hombre a encontrar un sentido de la evolución, sin embargo, a pesar de la opinión de Gould es innegable la existencia de determinadas tendencias evolutivas, tal como opina Armand de Ricqlés. La comunidad biológica de Burgess corresponde a un período entre 15 y 20 millones de años posterior al auténtico big bang cámbrico, sin embargo, otro yacimiento fosilífero -el de Maotian cerca de la ciudad de Chengjiang en el sudoeste de China- es sólo 5 millones de años posterior. El estudio de estos fósiles revela que en aquel momento de la historia de la vida aparecieron todos los patrones elementales de los organismos que han existido posteriormente. Por ejemplo los vertebrados no son más que el desarrollo de organismos deuteróstomos que ya aparecen en aquella época. No ha habido ningún tipo de or-


ganismo posterior que represente una ruptura con el esquema biológico preestablecido. Todos pertenecen a las estirpes que nacieron en aquella época. Datos recientes obtenidos por Bowring y colaboradores, aprietan más el cinturon de este proceso dificil de justificar bajo análisis mecanicistas. La explosión cámbrica sucedió en un periodo de 5 a 10 millones de años, dos a tres veces más corto de lo que se creía. Lemarchand al comentar estos datos escribe: "Los paleontólogos tendrán que reconsiderar sus hipótesis sobre las causas del acontecimiento" El análisis de la velocidad de aparición de los taxones nos ha descubierto la expresión de un orden -opuesto conceptualmente al azar- a lo largo de la evolución, pero además nos ha surgido un paralelismo entre la evolución considerada como reproevolución y la reproducción de la mujer. En la mujer el ovario contiene al final del desarrollo fetal y en el momento del nacimiento todos los ovocitos de los que decimos que se encuentran en estado de ovocito de primer orden. Todos estos ovocitos proceden de las célu-


las llamadas ovogonias que tras sufrir la primera división de la meiosis han reducido sus cromosomas a la mitad -tras este proceso ya son ovocitos-. No obstante no todos estos ovocitos llegarán a ovocitos de segundo orden. De unos 6 a 7 millones iniciales, solamente unos 300 a 400 alcanzan el estado de ovocito de segundo orden, y algunos después de la ovulación, tras sufrir la fecundación y la segunda división meiótica se convertirán en óvulos. En este camino madurativo muchos ovocitos mueren y desaparecen aunque no sabemos por qué, y jamás aparecerán nuevos ovocitos de primer orden una vez producida la generación simultánea de éstos en el periodo inicial. En las hembras de mamífero incluyendo la humana existe una sola creación de ovocitos que además es temprana y posteriores transformaciones que incluyen en muchos casos procesos destructivos que implican la muerte, características similares a las que parecen darse en el conjunto de los seres vivos. Pero además en palabras de Fulka, Motlik y Lefèvre. "Los oocitos que han sobrevivido constituyen una reserva de células sexuales <<en reposo>>, que esperan, en algunos casos, varios años, una señal para iniciar un nuevo crecimiento". Si compara-


mos al ovocito con la estirpe podemos encontrar lógico que unas se extingan y otras comiencen a "activarse" evolutivamente millones de años posteriormente a haber aparecido. De todos modos el enigma de las extinciones sigue estando ahí, unos grupos se extinguen mientras otros no. ¿Se extinguen porque son derrotados en su batalla por la existencia por otros grupos victoriosos que se adaptan más eficazmente?, ¿se extinguen porque la vejez vence sus energías y su deseo de vivir?, ¿se extinguen por azar o porque Dios quiere? Aunque se pueda producir o no por azar, la extinción parece tener unos efectos sobre los filums no extinguidos. La extinción de los dinosaurios parece haber favorecido la explosión de los mamíferos, que en sus formas mas rudimentarias coexistieron con aquellos. No puede ser negado taxativamente que la extinción de unos grupos puede favorecer la evolución de otros, de hecho muchos autores son de esta opinión, y de este modo la extinción puede ser un mecanismo potenciador de otras manifestaciones orgánicas que pueden expresar una dirección, un final o nada.


El origen de la vida en la Tierra o bien tuvo un origen terrestre o extraterrestre, pero ¿qué sabemos del fin de la vida en la Tierra? En términos estrictos el fin de la vida en el planeta Tierra está ligado en términos optimistas clásicos a la desaparición del planeta. El fin de la Tierra está unido a la muerte de nuestra estrella. Se dice que el Sol es una estrella cuya vida se estima en unos 10.000 millones de años, de éstos ha consumido ya 5.000 millones de años y por tanto se deduce que está a mitad de su vida. Sin embargo, hay que tener en cuenta que éstos son unos cálculos estimativos, muy tranquilizadores, pero que no tienen por qué ser reales; el Sol puede durar más, pero también menos. No sería la primera vez que los modelos que describen el funcionamiento de diversos aspectos del Universo se equivocan (11) . Cuando el Sol haya consumido todo su hidrógeno mediante reacciones nucleares de fusión, procederá a consumir su helio; entonces el Sol se dilatará convirtiéndose en una gigante roja hasta absorber en su interior a Mercurio, Venus y tal vez la Tierra; si ésta es absorbida se derretirá, pero si no lo es, la temperatura en nuestro


planeta subirá tanto que los mares se evaporarán y la vida será imposible. Mas adelante el Sol explotará para transformarse en una enana blanca. ¿Será el fin de la estirpe viva de la Tierra? Con los experimentos genéticos en drosofilas y en bacterias ha podido comprobarse que los cambios genéticos son previos a los cambios ambientales. De este modo sería como si nos encontráramos en una carrera atlética en la que los atletas comenzaran a correr antes de que disparara el juez. Este tipo de comportamiento, si para algo es eficaz es para huir. Si el Sol incrementa su temperatura hasta impedir la vida en la Tierra, mas vale que nos pille lejos, y para eso el proceso de escape cuanto más pronto empiece mejor. El que la evolución tenga o no un sentido es un problema del hombre, porque independientemente del pensamiento humano la evolución lo tiene o no. La cuestión es intentar hacer coincidir nuestro pensamiento y los hechos reales por un mismo camino y además darnos cuenta de ello, y esto es prácticamente imposible.


¿Azar?, ¿Dios?, ¿Ser o Sistema Superior?, nuestra racionalidad tropieza contra un muro hoy por hoy inexpugnable. Sin embargo, sigo opinando que el azar no explica nada y que Dios, desde una perspectiva racional, tampoco. Personalmente considero dignísimos los intentos del hombre por comprenderse a sí mismo y a lo que le rodea desde cualquier planteamiento religioso o científico que no sea pérfido. No obstante a mi modo de ver la ciencia y la religión parten de principios distintos, utilizan lenguajes diferentes y me parece que sería muy difícil darse cuenta, caso de que lo hicieran, de que están hablando de lo mismo. No obstante la luz sobre el tema de la evolución no encuentra respuesta segura ni a base de las cautas sugerencias y aseveraciones de unos, ni a partir de las arriesgadas y rompedoras ideas de otros. Sin embargo, es necesario entre todos sugerir nociones que más tarde sirvan como hipótesis de trabajo. Plantear la historia de la ciencia como un conjunto de pequeños y comedidos pasos hacia delante es faltar a la esencia de la realidad. Al igual que en la evolución, existen los pequeños pasos pero también los grandes. Los his-


toriadores de la ciencia pueden aportar numerosos casos de intuiciones, de súbitas ideas, que desde luego sostenidas por el saber del genio han servido para cambiar nuestra visión de las cosas. Se podría hablar, según dicen, de la intuición de Newton sobre la gravedad y la manzana que le cayó en la cabeza, la de Einstein sobre la relatividad , la de Bohr sobre sus aficiones al fútbol y su concepción azarosa de los fenómenos. Se dice que el químico ruso Mendeléiev desarrolló la tabla periódica de los elementos químicos porque previamente la soñó. El químico Linus Pauling es el primero en hablar del método estocástico, expresión con la que hace referencia en su propia concepción a una forma de conocimiento a priori basado en la conjetura, en la intuición. La humanidad suele considerar como genios a aquellos que se dan cuenta por primera vez de algo evidente, pero convendría recordar que es algo evidente. A veces es interesante reflexionar sobre el propio lenguaje que utilizamos. Cuando hablamos de selección, ésta es realizada por alguien. Además solemos decir que la naturaleza es la que selecciona. Para explicar la selección tenemos


que decidirnos por explicar la naturaleza o las partes de ésta que intervienen en el proceso. Desde luego no sabemos lo que es la naturaleza, ésta además es una de las razones importantes por las que no conocemos la realidad de sus elementos y no podemos averiguar sus funciones. ¿Tiene entidad biológica propia la naturaleza, o es una mera suma de partes sin más? ¿Es un sistema la naturaleza y por tanto tiene propiedades que sus partes no tienen o no lo es?

NOTAS (6).- En ocasiones da la sensación de que observaciones de la evolución reciben interpretaciones forzadas para integrarlas en el darwinismo y alejarlas del lamarckismo. En el caso de la evolución del género de lagartos Anolis habitante de diferentes islas del Caribe, parece deducirse a partir de los estudios del ADN y de las observaciones que este género ha evolucionado por separado en las diferentes islas a partir de una especie origen reconstruyendo una y otra vez las mismas comunidades de especies de lagartos. Como expresa Losos (2001) "La existencia de ta-


les comunidades requiere que haya algún proceso determinista, capaz de modelar su estructura. Algo que guíe la evolución de los lagartos por la misma senda, una y otra vez". El autor observa que la longitud de las patas depende de la anchura del medio habitado por Anolis, las especies que habiten troncos gruesos serán de patas más largas que las que habiten ramitas más finas. La hipótesis explicativa sería que primero se produce una plasticidad fenotípica que correspondería a la respuesta del organismo a la lectura del medio (anchura de la zona habitada) que no respondería a una mutación genética, para que después se produjera la mutación genética aleatoria que se incorporaría al genotipo. De este modo, aparece el azar y las características propias del darwinismo cuando bajo un paradigma lamarckiano se explicaría diciendo que el animal lee el medio y se transforma en una nueva especie. (7).- La hipótesis del choque con un gran meteorito a finales del cretáceo, que produciría una gran extinción en la época, fue publicada en la revista Science en 1980, por Walter y Luís Alvarez, Frank Asaro y Hellen Michel. Ahora parece


ser que la huella del impacto de dicho meteorito se encontraría en el fondo del Océano, próximo a la península del Yucatán (México). No obstante sus efectos reales no pueden ser conocidos, puesto que los efectos del choque no dejan de ser supuestos, y de las especies extinguidas en la época no sabemos cuales realmente lo fueron debido al impacto y sus consecuencias y cuales por otras causas naturales, y porque las que sobrevivieron no es claro tampoco por qué lo hicieron. Por otro lado el grupo de los dinosaurios es lo suficientemente amplio y diverso como para no ser tan homogéneamente susceptible a los efectos del cataclismo. Otros autores sugieren que se necesitarían tres meteoritos como el referido para causar los efectos que se le suponen. (8).- Aunque es constatable la infuencia de la Luna sobre los seres vivos no se ha demostrado científicamente la existencia de alguna causa que la justifique. Sin embargo, se ha comprobado su influencia en actividades vitales diarias, mensuales o anuales. La Luna es un satélite enorme y muy próximo al que tardaríamos en llegar 200 días a una velocidad de 80 Km/h, qui-


zá ésta es la fuente de su influencia. La relación entre el ciclo menstrual y el mes lunar ha sido intuida ya por pueblos antiguos como es el caso de los aborígenes de Oceanía. Los corales de la Gran Barrera liberan sus gametos cinco días después de la luna llena de noviembre. Los calamares aparecen bajo la luna llena para reproducirse, depositan los huevos y mueren. La cacerola de las molucas (Limulus polyphemus) detecta la luz ultravioleta lunar que influye en su comportamiento sexual e impulsa a todos los especímenes a la playa. En la isla Ascensión, cercana al ecuador, los charranes sombrios que en otras latitudes se rigen por la variación en la longitud del día, en esta isla, en la que todos los días siempre duran lo mismo, han pasado a retornar a Ascensión adaptándose al calendario lunar, tardando en volver 10 meses lunares o lo que es lo mismo 9,6 meses anuales respecto a la fecha en la que llegaron el año anterior. También deberíamos mencionar la inmensa cantidad de actividades biológicas que se ven afectadas por las mareas en su proceso de avance y retroceso. (9).- En el análisis que utiliza los datos de la tabla 1 podría objetarse que se utilicen taxones de dis-


tinta naturaleza ya que se "mezclan" taxones como los celomados y el hombre. Desde la perspectiva de la VER esto no es incorrecto porque lo que permite incorporar datos al análisis es el significado biológico que se pretende probar en la teoría. Lo que resulta para la VER es que la aparición del hombre, como especie tecnológica, es tan importante como el surgimiento de los celomados pues, ambos taxones, están en la línea directa de la reproducción evolutiva o reproevolución. No obstante, existe la posibilidad de tratar cada una de las categorías como el momento de la aparición de la primera especie de dicho taxón. En tal caso, los datos no varían y el análisis es impecable, puesto que consideramos el momento de la aparición de la primera especie de reptil, de celomado, etc. Podemos incluso eliminar el hombre de neanderthal, caso de que lo consideremos una subespecie -no obstante, hoy es considerado como la especie Homo neanderthalensis-, para restringir el análisis a la categoría de especie. Incluso con la eliminación los resultados en R y en Nc son practicamente iguales a los ofrecidos. (10).- Ilya Prigogine ha desarrollado la termodi-


námica del no equilibrio. Cuando el sistema se aleja del equilibrio, aparecen unas estructuras disipativas ordenadas (corrientes de convección cuando el sistema se refiere al calentamiento). La probabilidad de aparición de estas estructuras según la termodinámica clásica es casi nula. El funcionamiento del sistema se basa en ecuaciones no lineales (entramos en el terreno del caos determinista). Esto puede llevar a los entusiastas de esta termodinámica del no equilibrio a pensar que lejos del equilibrio la probabilidad de aparición de la vida es mayor que en el equilibrio. (11).- Un ejemplo del desconocimiento de algunas características del Sol se refiere a la cantidad de neutrinos que llegan a la Tierra. Los neutrinos recogidos en la Tierra son un tercio de la que los modelos teóricos predicen. En palabras de Maalampi y colaboradores: "Este misterio preocupa mucho a los investigadores -¿no entendemos todavía qué ocurre en el interior del Sol?-". (La preocupación expresada lo es en términos científicos y no en los que afecten a la supervivencia).


CAPÍTULO 3 de La Vida Embarazada. Una teoría global sobre la vida terrestre y la evolución por Miguel García Casas. LOS SISTEMAS SUPERIORES Y LOS INFERIORES Es posible observar la naturaleza como algo más que un conjunto de partes aisladas. Muchas pruebas así nos lo aconsejan. La visión que nos permite obtener este tipo de miradas holísticas es sugerente y no falta de fundamento. Las pruebas a favor son numerosas y en este capítulo se reflexiona sobre un conjunto de ellas que se presentan en diversos ámbitos como pueden ser el astronómico, el físico, el biológico, etc. Asumiendo la posibilidad de que la naturaleza esté formado de sistemas estructurados según sucesivos niveles de complejidad, podemos llegar a plantearnos como sería un sistema superior del que formáramos parte, así como cuál sería nuestra percepción de ese sistema...


Sumario del capítulo 3 - Algo más que un conjunto de partes - No tanto orden - La parte y el todo. El todo y la parte... - Parte o aparte... - ¡¡Danzad, danzad malditos!!

Algo más que un conjunto de partes Un sistema es una suma de partes que se integran y ganan propiedades que por separado no tenían. La suma de las partes es igual a las partes y algo más. El sistema se transforma en una unidad de categoría superior a sus partes a las que influye. Nuestras células no son inteligentes, sin embargo el cuerpo humano lo es. Cuando decimos que el cuerpo humano es así no nos referimos a una propiedad de ninguna célula en


particular, sino de él mismo, de todas sus partes integradas en un todo. La existencia de la inteligencia influye en todas las partes: en su forma de obtener alimentos y energía, en la manera de dirigir su reproducción y sus hábitos higiénicos, en el modo de incrementar las esperanzas de vida del organismo. Es decir las propiedades fundamentales de los seres vivos, metabolismo y reproducción, se ven condicionadas por la aparición de nuevas propiedades en el sistema. Nunca podríamos explicar suficientemente lo que pasa en el interior del sistema si no tomamos en cuenta las propiedades de cada uno de sus componentes, pero tampoco si despreciamos la influencia del sistema sobre sus partes. La teoría de sistemas refleja un hecho comprobable en el Universo, grados mayores de complicación implican la aparición de propiedades nuevas que las partes no poseían, pero también es cierto que se mantienen a nivel superior las propiedades de las partes. Consideremos las propiedades fundamentales de la vida, el metabolismo y la reproducción, estas propiedades han sido mantenidas a lo largo de toda la evolución biológica, y en los seres unicelulares y en sus


descendientes evolutivos pluricelulares se siguen manifestando. Si existiera un sistema vivo de categoría superior al nuestro -del que formáramos parte-, cierto que tendría metabolismo y reproducción. Todos los seres que conocemos, tienen una tendencia a la supervivencia, una estrategia que consiste en generar formas similares a ellos mismos, manifestada también a lo largo de todos los niveles de complejidad, ¿por qué no va a tener dicha estrategia un sistema superior al nuestro del que formáramos parte? No obstante cada nivel se ocupa de generar niveles de complejidad similares a él mismo, a pesar de partir utilizando niveles de complejidad más sencillos que él mismo. Así, cuando un organismo pluricelular animal se va a reproducir utiliza células aisladas, espermatozoides y óvulos. Estos gametos se ocupan de problemas referentes a su nivel de complejidad, como es contactar entre ellos y luego realizar las reacciones propias de la fecundación; sin embargo el nivel de complejidad superior se ocupa de aproximar en lo debido unas células a las otras. Así por ejemplo en peces se realiza la fecundación externa, puesto que el agua no ofrece peligro de deshidratación para los gametos. Entonces en la proximidad de


los huevos el macho suelta los espermatozoides en el agua. Sin embargo los mamíferos terrestres para evitar la deshidratación que el medio aéreo causa, introducen los espermatozoides en una cavidad especial de la hembra en la que la humedad los preserva de la deshidratación. También por ejemplo el hombre se ocupa de procurarse alimentos, para ello utiliza sus propiedades intelectivas y conocimientos, sin embargo el hombre no conoce cómo se realiza la digestión de los alimentos en el interior de las células; en términos técnicos el hombre desconoce cómo se realiza la respiración celular de los nutrientes en el interior de las células, pero las células lo "saben" y lo hacen. De otro modo, si nos pusiéramos a gobernar con nuestra inteligencia el proceso de digestión, moriríamos. Es evidente que cada nivel de complejidad se ocupa de los problemas referentes a él mismo. Sin embargo la potencialidad de resolver determinados problemas del sistema superior reside en el inferior. Así un hombre no puede reproducirse si no lo hacen sus células, no puede obtener energía para desarrollar las funciones específicas de su nivel superior; si no la obtienen sus


células, no podría desarrollar sus cualidades intelectivas si sus células no realizaran la respiración biológica. El comportamiento de las partes es vital para el todo. No tanto orden Una de las cuestiones que nos hace difícil percibir que podemos formar parte de un sistema integrado de mayor complejidad es que tenemos el concepto de que nuestro organismo está perfectamente ordenado y ese orden, que concebimos, no lo vemos reflejado en el medio en el que nos desenvolvemos. Sin embargo, la ciencia nos enseña que el orden es más una apariencia final de un proceso que un funcionamiento real. Esto nos enseñan los cuánticos que asumen que, dentro del átomo, cada partícula posee un comportamiento impredecible, pero al ser tantas partículas se manifiestan unas tendencias probabilísticas que producen un comportamiento final de las grandes aglomeraciones de partículas que es totalmente predecible. Para el profano el mundo de las reacciones químicas es perfectamente determinable y ordenado; sin embargo en su realidad más íntima es un proceso azaroso.


Desde una perspectiva global podríamos decir que los átomos de hidrógeno se unen entre sí para formar moléculas de hidrógeno, pero si pusiéramos en un recipiente sólo dos átomos de hidrógeno, habría muchas posibilidades de que ambos no se unieran en un cierto tiempo. Por otro lado a nivel biológico sucede lo mismo. Durante la formación del sistema nervioso las neuronas lanzan multitud de prolongaciones dentro de una búsqueda desordenada de conexiones con otras neuronas, las prolongaciones que encuentren conexión sobrevivirán y las que no serán eliminadas. La formación de nuestro sistema nervioso, la cumbre de nuestra perfección, es un proceso desordenado en esencia y ordenado en apariencia. Una experiencia mucho más inmediata a nuestra percepción nos la puede dar la observación de nuestro latido cardiaco del que muchas personas pueden dar testimonio de su irregularidad. El corazón esporádicamente tiene palpitaciones extrañas que manifiestan un cierto desorden. El azar, como nos ha enseñado la teoría cuántica no impide el orden, ni por tanto las leyes. A pesar de que las partículas atómicas se gobiernen


al azar, sus comportamientos globales son totalmente predecibles. Solamente el caos (desorden total) puede impedir que las leyes se presenten. Al estar incluidos y atrapados en un sistema biológico como el terrestre, encontramos notables dificultades para obtener posibles visiones globales. Además el azar observado nos impide percibir causas, y siempre nos deja en la duda sobre si las causas existen o no. Asumimos al azar como un factor que contribuye a la explicación de los fenómenos. Sin embargo, según nuestras observaciones en el sistema biológico y por ejemplo desde perspectivas evolutivas, la existencia del azar, lejos de desordenar el sistema contribuye a que este alcance mayores niveles de complejidad, imposibles de conseguir sin incrementar el orden. En una "biología cuántica" sería posible transformar la evolución en una ley a partir de tener acceso a una ingente cantidad de sistemas biológicos. Los observaríamos a todos ellos y diseñaríamos estadísticas aplicables al igual como han hecho los cuánticos en el átomo, posteriormente veríamos el ajuste que realizarían los sistemas vivos a estos modelos estadísticos y estableceríamos o no la existencia de leyes. Para nosotros entonces no sería tan im-


portante la existencia del azar, como la frecuencia de comportamientos repetidos en los distintos sistemas biológicos. El azar no nos impediría establecer la existencia de comportamientos direccionales, finalistas, reproductores o de cualquier otro tipo, siempre que se pudieran verificar determinados tipos de ajustes de la realidad a los modelos lógico-matemáticos. Nuestro problema es que, como dice Sagan, los biólogos estamos limitados al estudio de una sola biología: la terrestre. Sabiendo ciertamente que el azar no impide leyes (fenómenos que se repiten casi siempre), nos vemos limitados al estudio de un único escenario terrestre con lo cual aquello que pueden acometer otros científicos con extraordinaria facilidad y naturalidad al disponer de un gran número de sistemas repetidos como son los átomos, nos es negado en aspectos referentes a la biología. La información científica que pudieramos conseguir sobre otros sistemas biológicos sería extraordinariamente importante. De hecho la búsqueda de la vida extraterrestre es un proyecto


científico mas. Se ensayó en Marte cuando en 1976 las sondas Viking realizaron pruebas químicas y se intenta con radiotelescopios, en los que se pretende emitir y recibir señales inteligentes de otras partes del Universo. Por otro lado el interés por la vida extraterrestre es notable en la humanidad, así lo muestran la ingente cantidad de libros y publicaciones y los programas de radio y televisión que se ocupan de estos temas. La parte y el todo. El todo y la parte... Nuestros modelos de razonamiento suelen estar construidos a partir del análisis de la acción de un objeto sobre otro, de una parte en el todo, pero no en ver el efecto del todo en sus partes. Ejemplos de la acción de un objeto en otro sería la acción de un león sobre una gacela, de un protón sobre un electrón, o de una energía en un instrumento. Ejemplos de modelos de una parte en el todo son, por ejemplo, los genes y su implicación en la vida del organismo, el papel de las partículas atómicas en el comportamiento del átomo. Sin embargo se pasa de soslayo sobre la influencia de un sistema de categoría superior sobre uno de categoría inferior y sin


embargo estas interacciones existen. Ha sido comprobado un tipo de comportamientos que tienden a integrar distintos elementos dentro de un sistema. En febrero de 1.665, el físico Holandés Christian Huygens, inventor del reloj de péndulo, durante una reclusión en casa debida a una enfermedad, quedó mirando a dos relojes construidos por él que colgaban juntos de la pared. Le llamó la curiosidad ver que los dos péndulos oscilaban con perfecta sincronía. Probó más tarde a perturbarlos y al cabo de media hora habían vuelto a coger el paso. Observó también que cuando los separaba mayores distancias dentro de la habitación tendían a retrasarse el uno del otro. Con estas observaciones comenzó la teoría de los osciladores acoplados. Comportamientos de este tipo se pueden observar en los seres vivos en las rías de Malasia, Tailandia y Nueva Guinea, en los árboles de cuyas riberas se reunen cada noche miles de luciernagas macho con objeto de atraer a las hembras. Al principio de la reunión los machos destellan de manera desordenada, pero con el transcurso de la noche las luciernagas empiezan a emitir luz al unísono. También los grillos cantan al uní-


sono, y las ranas croan sincronizadas. No son extraños los mecanismos que tienden a coordinar los comportamientos individuales. Un ejemplo de la acción del todo sobre la parte a niveles físicos es la influencia de la gravedad en los fenómenos universales. Sabemos que la fuerza gravitatoria se explica por la existencia del todo e influye en la parte. Así Newton calculaba la gravedad a la que estaba sometida la Tierra a partir de las masas del Sol y la Tierra; para calcular la gravedad a la que estaba sometida la Luna introducía la masa de la Tierra y la Luna. Para Einstein la gravedad a la que está sometido un cuerpo en el sistema Solar depende de todas las masas presentes en el sistema, no sólo de dos como para Newton. Posteriormente a Einstein se asume que la gravedad que actúa sobre un cuerpo depende de todas las masas presentes en el Universo. Podemos concebir una estrella como un plasma, un estado de la materia en la que los núcleos van por una parte y los electrones por otra. La existencia de una gravedad debida a toda la


masa de la estrella produce que la masa de este plasma actúe sobre si misma y produzca las reacciones nucleares de fusión y como consecuencia calor, luz y elementos químicos. La gravedad también genera sobre las partes vivas estructuras de sostén, esqueletos para los animales, tejidos leñosos para los árboles. La gravedad debida a todas las masas del Universo influye en las partes que responden ante su influencia con comportamientos fisico-químico-biológicos de distintos tipos. La fuerza de gravedad es responsable a su nivel del orden cosmológico. Su existencia en la Tierra la dota de energía calorífica, puesto que aproxima los átomos lo suficiente como para que se produzcan reacciones nucleares de fisión, en las que átomos más complejos se rompen en otros más sencillos liberando energía. Este calor produce corrientes de convección que impulsan a la materia sobre la que cabalga la energía calorífica -que en última instancia surge más o menos violentamente por zonas débiles de la corteza terrestre- y genera toda la tectónica de placas y por consiguiente la Tierra cual la conocemos.


Pero además la forma de los seres vivos, sus esqueletos, su tamaño, viene condicionado por la fuerza de gravedad. La gravedad causa que para sostener los cuerpos en el aire tengan que tener esqueletos más poderosos que en el agua, que los árboles deban tener maderas resistentes que permitan que los troncos se eleven hacia el cielo, cosa que no necesitan las algas que son mantenidas erguidas por el medio líquido. Otras influencias del todo sobre la parte en los seres vivos son más comunes de lo que pudiéramos pensar a priori. Un ejemplo lo tenemos en la determinación embrionaria. Se llama así a la restricción de la potencialidad futura que equivale a fijar el destino de una parte del embrión. Como escribe Balinsky: "La determinación de las partes del ectodermo no depende de causas inherentes al mismo. La diferenciación de las regiones ectodérmicas depende de la posición en que se encuentran situadas las células ectodérmicas". Un transplante de un segmento del embrión a otra parte de éste no produce ningún cambio en el embrión si se realiza antes del momento de la determinación, que suele producir-


se hacia finales de la gastrulación, pero si el injerto es posterior en el tiempo el embrión quedará alterado de tal modo que si transplantáramos la zona de la cabeza a la parte posterior del embrión, la cabeza comenzaría a generarse por dicha parte. Lo importante es que la determinación no depende en origen de las células que se van a determinar puesto que cambios en la posición antes de la determinación no suponen cambios en la estructura del embrión durante su desarrollo, ni por tanto de sus genes, sino de la posición de las células dentro del embrión. Percibimos aquí un efecto del todo sobre la parte. Junto con Mendel, Thomas H. Morgan está considerado padre de la genética moderna. A él se deben las experimentaciones que acercaron las leyes abstractas de la herencia debidas al primero con los datos de la biología. Morgan está considerado como un mecanicista, es decir, como un individuo que piensa que las partes explican el todo, sin embargo no era un mecanicista rígido tal como lo describe Allen que dice de él "Morgan conocía demasiado bien el proceso de diferenciación embrionaria como para creer que los genes actuaban de forma atomizada, inde-


pendientemente unos de otros o del ambiente celular global". Otro ejemplo de la influencia del sistema sobre la parte lo podemos deducir de las palabras de Kennedy y Dehay en su artículo sobre el desarrollo del cerebro en el que hacen referencia a cómo la formación de los circuitos neuronales no son un ejemplo de planificación genética perfecta, sino que influyen en ellos aspectos no contenidos en los genes y pertenecientes a la globalidad del sistema. Así escriben: "A un espíritu cartesiano podría parecerle que la construcción de los circuitos neuronales sólo necesita la puesta en relación ordenada de los axones con sus neuronas objetivo. En realidad, la naturaleza no procede así, como ya comprobaron con sorpresa los neurobiólogos hace mucho tiempo. Sucede como si el programa del desarrollo comenzara por instalar un numero superabundante de conexiones interneuronales, que se trata luego de triar, de seleccionar, eliminando las neuronas y los axones supernumerarios. En efecto, ahora se sabe que, para una población de neuronas dada, el proceso de muerte celular sobreviene a partir del momento en que


esta población comienza a establecer conexiones con su estructura objetivo. Si se realiza la ablación de una parte de esta, ello acarrea un aumento de la muerte neuronal entre las células que envían allí axones". Los mismos autores hacen notar que el funcionamiento del sistema nervioso influye en su misma formación, del mismo modo que la existencia de una estructura cerebral que funcione a modo de un órgano del lenguaje se verá condicionada según la primera lengua que aprenda y manifestará su acento e influencia en lenguas aprendidas varios años después. En palabras suyas: " Una vez instalados diferentes elementos del cerebro ¿está este listo para funcionar o necesita un periodo de rodaje durante el cual la actividad nerviosa efectuará un ajuste final de las conexiones? Numerosos experimentos efectuados estos últimos veinte años han revelado que el mismo funcionamiento de los circuitos nerviosos desempeña un papel en su instalación. Una gran parte de estos experimentos ha sido realizada por T. N. Wiesel y D.H. Hubel en el sistema visual (en 1981 recibieron el premio Nobel por estos trabajos)". Las palabras de Kennedy y Dehay nos ilustran


sobre dos aspectos interesantes dentro del mundo biológico, el primero es sobre cómo el todo influye sobre la formación de la parte, y el segundo nos permite observar los fenómenos biológicos como procesos parcialmente desordenados en su formación pero que no impiden la creación de complejos órganos y la realización de funciones complicadas. La existencia de sistemas es a mi modo de ver incontestable. Se dan a todos los niveles de la naturaleza. La asociación entre núcleos y electrones hizo aparecer a los átomos y las moléculas; gracias a ellos apareció un mundo químico inexistente hasta entonces, los átomos y moléculas comenzaron a reaccionar entre ellos y plantaron los cimientos del metabolismo y reproducción sin el que los seres vivos nunca hubiéramos podido existir. Las moléculas orgánicas e inorgánicas fueron capaces de formar el sistema celular, gracias a él y mediante un aislamiento selectivo la vida comenzó a este lado de las membranas celulares. Las células comenzaron a asociarse en organismos pluricelulares, de tal modo que al reproducirse no solamente arrastraban los caracteres de cada célula por se-


parado, sino también del sistema del que formaban parte. ¿Quién puede dudar de que el cuerpo humano forma un todo integrado?, ¿quién puede dudar de que al reproducirse el hombre no lo hacen también sus células, y que al reproducirse éstas lo hace también el hombre? Parte o aparte... ¿Constituimos cada ser humano, cada mosca, cada individuo de una especie, el sistema más complejo que puede existir, o formamos parte todos de un sistema de complejidad superior en el que nos encontramos integrados? Por tanto, ¿forman los seres humanos junto con otros un sistema superior? Existen multitud de experiencias que demuestran que al menos el hombre está inmerso y conectado con el entorno que le rodea. Mi intención es comentar algunas de ellas. La misma selección natural es una influencia del todo sobre la parte, la naturaleza selecciona a sus partes. La explicación a partir de las partes de cualquier aparición o extinción de especies biológicas resulta incompleta. Es imposible ex-


plicar satisfactoriamente cualquier aspecto natural si no conocemos en concreto que es la naturaleza. ¿Pero es la naturaleza un sistema o una serie de partes no lo suficientemente integrada para formar un sistema?, ¿cómo reconocer un sistema superior? Desde luego, podemos percibir en nuestra realidad inmediata señales sobre la acción del medio exterior sobre nosotros mismos. Si tomamos la cultura como un sistema de comportamientos y frutos de estos comportamientos (obras arquitectónicas, libros, ingenios, etc), es evidente que la cultura incide en el pensamiento, y en el comportamiento de los individuos influenciándolos y condicionándolos. Tenemos un ejemplo en las diversas concepciones de la evolución según las distintas culturas, casos citados de Imanishi, Darwin y los marxistas. Las culturas son un todo que influye sobre el pensamiento de las partes. Desde cómo un hombre va a concebir el mundo, hasta cómo va a vivirlo está condicionado por la cultura. Pude ser testigo de una sesión de hipnosis en la


que a una persona se le dijo que era el diablo y fue sometida a distintos tópicos como el enseñarle la cruz, echarle agua bendita (que era del grifo) e incluso exorcizarla para que saliera el demonio; el resultado fue que el hipnotizado se comportó según los tópicos culturales: gritaba horrorizado cuando se le enseñaba la cruz y la Biblia, el agua -falsamente bendita- le quemaba. Con toda probabilidad un individuo de otra cultura desconocedora de estas particularidades culturales no hubiera manifestado este comportamiento. Por otro lado ciertas experiencias de las llamadas al borde de la muerte concluyen en el final de un túnel con una salida fuertemente iluminada en la que encuentran a Cristo (según testimonios). Mi opinión es que en estas situaciones se manifiesta el inconsciente colectivo postulado por Jung, otra acción del sistema sobre la parte. En los países pobres la falta de tecnología y otros factores causa la escasez de alimentos, lo que produce que la alimentación sea peor y que los niños crezcan menos que en época de bo-


nanza. El sistema afecta hasta el metabolismo de los individuos que constituyen los pueblos. Por otro lado los hábitos alimentarios de un sistema social influyen sobre la vida de los individuos. Se suele hablar de que la dieta mediterránea alarga la vida y que el abandono de este tipo de dieta por parte de la población española acortaría (estadísticamente) la vida de los españoles, hasta ahora más larga que la del resto de europeos. Las guerras, las epidemias de hambre, los períodos de euforia colectiva, las depresiones económicas, todo incide sobre el comportamiento de las personas en general, sobre la supervivencia y la alimentación. Es evidente que la actividad de los organismos viene influenciada por factores astronómicos que causan los períodos día-noche o las estaciones. El metabolismo, el crecimiento, los nacimientos, los períodos reproductores se ven afectados por estos factores. Los científicos no se ponen de acuerdo, quizá


porque no está claro, sobre cuál es el sistema que gobierna el cuerpo de los seres pluricelulares: si el sistema nervioso -que encima muchos organismos no poseen(1)- o el sistema hormonal; si admitiéramos que es el sistema hormonal, tendríamos que aceptar la influencia de la Luna en determinados comportamientos. Quién puede hoy día negarla en el ciclo menstrual, (ya mencionado con anterioridad), regido por meses lunares de 28 días. Es sabido por la policía que en Luna llena suele haber más percances, más accidentes de automóvil, y que los bares se llenan más, es la conocida como "Luna de los borrachos". Plantar ajos en Luna no adecuada puede producir que éstos se salgan de la Tierra; cortar madera en Luna no adecuada produce que la madera sea más sensible a la carcoma. Los cogedores de setas expertos, que suelen ir a los mismos rodales a cogerlas saben que según en qué luna vayan, van a coger o no. Existen libros de pesca cuyas claves se basan en la Luna. Sabemos que la Luna, -cuya masa comparada con la de la Tierra es proporcionalmente mayor que la de cualquier otro satélite respecto a la de su planeta orbitado, de nuestro sistema Solar-, es capaz, en combinación con el Sol y a través


de sus energías gravitatorias, de deformar la Tierra no sólo en su parte líquida -produciendo las mareas- sino también en su parte sólida; esta deformación se calcula en unos 20 cm. Es evidente que la fuerza gravitatoria es capaz de deformar sistemas en estado de gel como los vivos, produciendo, quizá, diferentes síntomas en los organismos. No obstante no sabemos cómo se produce, de hecho ni siquiera sabemos con seguridad cómo se transmite la energía gravitatoria(2). Pieau ha demostrado que el sexo de la tortuga europea depende unicamente de la temperatura de incubación de los huevos. En muchas especies una variación de un grado basta para pasar de un 100% de machos a un 100% de hembras. Fergusson y Joanen concluyen de manera similar para el aligator, si bien en este caso tras incubar los huevos a menos de 32 grados sólo dan hembras y a más de 34 sólo dan machos. En el crustáceo Gammarus duebeni la determinación del sexo resulta de la duración relativa del dia y de la noche. Múltiples serían los ejemplos a aportar en este sentido. Parece ser que el medio ambiente actua como un ajuste de determinan-


tes genéticos y biológicos en ciertos grupos biológicos, si bien parece que en mamíferos y en aves que incuban sus huevos los factores del entorno son poco o nada determinantes en la determinación del sexo. La conclusión se extendería hacia la admisión de que determinados elementos ajenos a los cuerpos influyen en los aspectos orgánicos. Una vez admitimos la influencia sobre el hombre y los demás organismos de factores que provienen del entorno, el gran problema es saber si estamos integrados dentro de un sistema superior a nosotros o no existe este sistema y por tanto no constituimos una parte de nada sino solamente un individuo parcialmente integrado en su medio ambiente. La influencia de los sistemas superiores sobre los inferiores es una vieja idea de Platón que suponía que el macrocosmos influía y se reflejaba en el microcosmos. Los hermanos Odum en su Fundamentals of ecology consideran al ecosistema como un organismo vivo de categoría superior a los individuos que lo forman, ya que según ellos no au-


menta entre sus distintas partes lo suficiente la entropía (o de otro modo el desorden) como para decir que estamos fuera de un ser vivo. Las relaciones entre los distintos componentes del ecosistema tienden a equilibrar las desviaciones con objeto de mantener la viabilidad del conjunto. Si realmente formáramos parte de este gran organismo o sistema superior, ¿Cómo tendría que ser este sistema de categoría superior al hombre? Con seguridad primero debería asumir las propiedades de todos los sistemas de categoría inferior, es decir si Jacob habla de lo chapucero del código genético, esta característica debe ser asumida también. Desde una perspectiva humana es lógico que un ser vivo no sea perfecto, la evolución por tanto puede ser la manifestación de un proceso orgánico dentro del sistema biológico que asumiría las propiedades de sus constituyentes. Debería ser un ser vivo y por tanto debería tener metabolismo, reproducción, un código genético y un mecanismo que garantizara la acción del todo en la parte. Desde luego el sistema podría funcionar a partir del metabolismo y reproducción de cada uno de sus compo-


nentes. Su código genético podría ser el mismo que el nuestro, de hecho probablemente todas las células de la biosfera lleven codificados caracteres de este sistema superior. Por otro lado este sistema debería ser inabordable por parte de cualquier elemento que lo compusiera, su conocimiento y comprensión por parte de sus constituyentes podría llevar a su manipulación, cosa que pudiera llegar a ser peligrosa para la parte y para el todo. Imaginemos que nosotros como sistema pudiéramos ser gobernados por nuestros glóbulos rojos. Su escasa capacidad afectaría negativamente a nuestro organismo al no estar dotado de las suficientes cualidades como para coordinar adecuadamente nuestro cuerpo. Su viabilidad como ser vivo y la de sus constituyentes va a depender de que su estirpe sobreviva a la desaparición de la Tierra y del sistema solar. Por tanto, a la larga, debe ser capaz de generar una solución que permita llevar una semilla a otro lejano planeta.


Por otro lado no tiene por qué ser inteligente. Pretender que un sistema superior debe asumir la inteligencia es sobrevalorarla. Nuestra razón no nos permite llegar al conocimiento perfecto, ni probablemente nos lo permitirá tal como predicen todos los teoremas limitativos. Por otro lado, como ya se ha dicho, el conocimiento perfecto representaría debilitar al sistema superior a la vez que negaría desde una perspectiva lógica la existencia del sistema superior, ¿para qué sistemas superiores si ya existen seres perfectos?, ¿cómo iban a ser superiores? ¡¡Danzad, danzad malditos!! Asociando la inteligencia a apéndices articulados es posible fabricar artefactos; y esta propiedad de los hombres como seres inteligentes y dotados de manos puede ser de utilidad para fabricar un ingenio con el que llegar a otro lugar lejano. La inteligencia parece ideal para generar una lucha tecnológica en un marco de competitividad entre grupos, para eso puede ser que existan las distintas lenguas, las distintas culturas, las dis-


tintas naciones, los distintos intereses, la competitividad comercial, las armas, la tecnología punta al servicio de los ejércitos, la guerra, etc. El hombre como parte de la naturaleza viva asume sus propiedades. En su conducta como especie es fácil observar unas fuerzas que tienden a diversificarlo frente a otras que tienden a unirlo. La diversificación implica la diferencia y ésta lleva a distintas estrategias en la lucha por los recursos y la energía. Las fuerzas que unen a los grupos permiten potenciar las soluciones del grupo. Si el resultado es la supervivencia se beneficia la vida en general y, caso de existir, el sistema superior. Sin embargo la inteligencia no da la libertad. Los hombres no somos libres. Como animales sociales estamos sujetos a un orden. Como seres vivos debemos cumplir y cumplimos con las propiedades de éstos, somos poseedores de un metabolismo y de una reproducción: nacemos, crecemos, nos relacionamos, nos reproducimos y morimos. Como animales estamos sujetos al movimiento para conseguir el alimento y no podemos utilizar la luz como fuente energética. Como terrestres estamos preparados para respi-


rar aire y podemos ver el cielo; como hombres hemos desarrollado una tecnología a la que no podemos renunciar. Nuestra supervivencia como especie numerosa no depende tanto de lo que sabemos como de lo que somos capaces de hacer. El poder de las naciones se basa en la tecnología, éstas para conservar el puesto dentro del ranking de naciones poderosas la desarrollan en la medida de sus posibilidades. Las guerras sirven para quitar límites a las inversiones en desarrollo tecnológico. De repente aparece el espacio exterior. Por un lado un frente más donde luchar por el poder, por otro lado un camino no bélico donde rentabilizar inversiones en nuevas tecnologías. Algo incomprensible, 2/3 partes de la humanidad en la indigencia(3) y los países más poderosos gastando ingentes sumas de dinero enviando sondas a planetas remotos para aumentar los conocimientos sobre ellos, no se sabe bien para qué. De momento un proyecto para el primer cuarto de siglo XXI: llegar a Marte. En él están interesados los estadounidenses y también los ex-soviéticos. Carl Sagan se refiere a éste problema. El capital necesario para llegar el hombre a Marte es de 500.000 millones de dólares a corto plazo. La tecnología


necesaria ya está disponible, sin embargo esta cifra contrasta con los 300.000 millones de dólares de presupuesto total de la Nasa para 20 años. Para este autor no es relevante llegar al planeta rojo en el siglo XXI o en el XXII. Existen razones morales para preocuparse de otros problemas relacionados con la situación económica del mundo; planificando bien las investigaciones se puede llegar a la adquisición de la misma tecnología a precios más económicos. Pero parece ser que el mundo no funciona basándose solamente en planteamientos solidarios, incluso me atrevería a decir que el mundo no parece estar hecho para estar arreglado, más bien parece una fuente inagotable de conflictos. El presupuesto anual de la Nasa, unos 15.000 millones de dólares contrasta con el presupuesto anual de defensa de los EEUU, unos 250.000 millones(4). Evidentemente la Nasa está en época de restricciones económicas, no obstante la carrera espacial continúa, aunque en fase de mayor cooperación entre las partes. Sin embargo es fácil suponer que en situaciones conflictivas se potencie el desarrollo por separado en aspec-


tos como satélites militares y espías. Queda mucho por mejorar, nuestra tecnología no es la suficiente para evitar ciertos problemas. Un número considerable de las sondas que se han enviado a Marte, o a Júpiter -como la Galileo- han tenido problemas de funcionamiento, cuando no se han perdido. Proyectos caros, de unos 150.000 millones de pesetas, fallan en las conexiones con la Tierra, no se les despliega una antena similar a un paraguas, no se les activa una cámara fotográfica o se construyen telescopios miopes. El camino del hombre hacia las estrellas va a continuar, a veces con poco presupuesto, a veces con más. Rusia en medio de una terrible crisis mantiene continuamente una estación orbital habitada por astronautas y sigue con sus proyectos de enviar sondas a Marte, etc. Nuestra tecnología de dentro de mil años es impensable, pero marca una dirección múltiple ¡hacia el espacio! El hombre no es libre, está condicionado por su origen y sus propiedades, ¿pero también por un


sistema más complejo al que pertenece? Su inteligencia no le libera, sino que está obligado a utilizarla con fines tecnológicos en el camino de la consecución del poder. El desarrollo tecnológico es explosivo. Del primer computador, más bien una calculadora, que ocupaba más de 100 m2 y se estropeaba cada 10 minutos, al chip fabricado por la empresa Plessy destinado a equipos militares que incluye 240.000 transistores en un cuadrado de 1,1 cm, han pasado mucho menos de 100 años. ¿Qué será dentro de 1.000, de 10.000 o de 100.000 años? Los problemas de este sistema superior al que pertenecería el hombre serían reproducirse y acceder a la energía sin competencia de otro individuo de un sistema similar. Estas cuestiones son resueltas sin problemas por los árboles, seres que no disponen de inteligencia, pero que de todas formas solucionan todos sus aspectos biológicos satisfactoriamente. Como el árbol, el sistema superior debería poseer unas estrategias internas, que en sincronización con deter-


minados factores externos, activaran las fases de su ciclo vital tal como la reproducción, o el crecimiento. Este sistema influiría sobre las partes, ¿pero de qué modo? Si nos fijamos en nosotros mismos, en nuestro organismo, observaremos que a no ser un accidente orgánico, un proceso patológico , nosotros no podemos hacer daño a nuestro propio cuerpo. No disponemos de la libertad de morirnos cuando queramos, de parar nuestro corazón, de dejar de respirar, incluso aunque algunas personas no deseen reproducirse, unos individuos u otros lo hacen en la suficiente medida como para que la especie se perpetúe. Nuestro cuerpo está repleto de actos involuntarios que se niegan al control absoluto del hombre sobre sus células(5) , a la agresión del todo hacia la parte. Del mismo modo podemos deducir que globalmente el sistema superior no posee la capacidad de agredir a sus partes. Ahora bien, puede dirigirlas influenciando y condicionando su desarrollo para el beneficio global en aspectos metabólicos y reproductivos, incluso aunque en alguna parte se produzcan daños. Una mujer embarazada sufre un perjuicio derivado de la


toma de nutrientes por parte del feto. El consumo de calcio por parte del hijo produce que muchas mujeres pasen por problemas de descalcificación en los dientes y en los huesos. Las hormonas durante el embarazo también afectan a su circulación y le producen varices. El cuerpo se deforma, etc. Sin embargo el sistema atraviesa por esta fase supeditado a un bien global como es la reproducción. El sistema superior, aunque no sería accesible al sistema inferior, sin embargo estaría contenido de alguna manera dentro de cada individuo, como un holograma(6) , en donde en cada una de sus partes estaría la información del todo pero sin ser conscientes de ello. Ello permitiría una cierta influencia en las conductas de los seres inferiores. Algunos reflejos podrían ser presentidos en los individuos según el nivel de consciencia. Quizá por ello la universalidad en la creencia en un dios o dioses, que incluso como en el cristianismo se dice existe dentro de todos los hombres, pero no está en ninguna parte, recordando mucho al holograma. En las culturas más insertadas en la naturaleza, indios americanos, cazadores recolectores, se identifica con


una intensidad notable al dios con el entorno. La cuestión es que a la hora de comprender la naturaleza de la parte no podemos percibirla si no comprendemos la naturaleza del sistema superior al que pertenece y en el que se integra. Nunca sabremos bien qué es el hombre si no conocemos adecuadamente el sistema en el que está integrado, pero del mismo modo no podríamos conocer bien al sistema si no captamos adecuadamente la parte. Por otro lado el lenguaje se encarga de que no podamos percibir correctamente a ninguno de los dos. Nos es imposible conocer la naturaleza del todo a partir de la parte y de la parte a partir del todo. NOTAS (1) Todos los vegetales. (Volver) (2) Otra posible explicación de la acción de la Luna sobre los organismos se fundamentaría en la acción de la luz lunar en la Tierra. Así en vegetales las intensidades de luz lunares excitarían la producción de hormonas del crecimiento. La luz lunar no puede ser responsable de otras influen-


cias de la Luna como es el caso de los cangrejos soldado. Éstos salen de sus escondites en la arena de la playa cuando la marea retrocede y entran en un periodo de actividad para alimentarse. Antes de que la marea vuelva a avanzar los cangrejos lo presienten y retroceden a la zona donde se ocultan y cesan su actividad. Es irrefutable que las mareas están producidas por la gravedad del satélite y que su hora varía dado que la Luna retrasa cada dia su hora de salida. La debil luz lunar no explica este comportamiento porque se realiza en pleno día bajo la potentísima luz solar. Sin embargo, estos casos son efectos del Sistema Solar sobre los organismos terrestres incluidos en él. (Volver) (3) En 1992 existían en el mundo 780 millones de desnutridos crónicos. El 20% de estas personas, según la FAO, vive en zonas donde no escasean los alimentos y no tiene acceso a ellos por falta de dinero para comprarlos. Puede haber mayor prueba de que este mundo es "extraño". (Volver) (4) Los datos referentes a defensa de EEUU y a la NASA fueron obtenidos a principios de los años 90 en los que se escribió inicialmente este


texto. No obstante, apoyan perfectamente la argumentación de este texto que en 2006 es perfectamente válido a juicio de este autor. (Volver) (5) Un ejemplo sería el control de nuestro corazón. Este órgano no late atendiendo a nuestra voluntad, sino que actúa independientemente de ella. ¡Que desastre orgánico si tras un enfado le ordenáramos al corazón que dejara de latir!. (Volver) (6) El holograma descubierto por Denis Gabor, posee unos fundamentos matemáticos en los que se observa que la información está uniformemente repartida: cada punto posee la imagen del todo; si se rompe la placa, cualquier trozo nos sirve para reproducir la imagen entera. (Volver)


CAPÍTULO 4 de La Vida Embarazada. Una teoría global sobre la vida terrestre y la evolución por Miguel García Casas ¿QUIÉN EVOLUCIONA? Lejos de encontrar una respuesta clara, la historia de la evolución es una búsqueda del auténtico sujeto del verbo evolucionar. ¿Son los individuos?, ¿son las poblaciones?, ¿son las especies?, ¿son las estirpes? Tener una respuesta clara al interrogante indica, a mi parecer y según el estado de la cuestión, más creencia que certeza. Bajo el paradigma holístico el contenido de este capítulo reflexiona al respecto.


Sumario del capítulo 4 - Algunas consideraciones sobre evolución - ¿Quién evoluciona? - Una propiedad nueva, que surge por el agregado de partes, puede estar manifestando la existencia de un sistema - ¿Es un huevo de gallina una gallina? - Vida y autosuficiencia - Hay otras posibilidades - La vida terrestre puede tener sentido


Algunas consideraciones sobre evolución Se cuentan por millares los trabajos científicos que corroboran la existencia de la evolución biológica. Esta propiedad de los seres vivos es hoy en día admitida como una realidad, sin embargo la filogenia o camino que han seguido unas especies para transformarse en otras, es un fenómeno de percepción difícil al que no hemos respondido satisfactoriamente. De hecho, la visión borrosa que tenemos de la filogenia nos impide definir satisfactoriamente la evolución y averiguar la naturaleza de este fenómeno dinámico que se manifiesta a lo largo de millones de generaciones de seres vivos. Existe un núcleo conceptual del término evolución que en la actualidad sería de aceptación universal. Se trata de un proceso de cambio en los taxones biológicos que se da a lo largo del tiempo, y que permite la aparición de nuevos organismos. Los fósiles más antiguos son los más simples -caso de las bacterias-, mientras que en el tiempo actual encontramos organismos mucho más complejos, uno de los cuales es el hombre. Asociadas a la aparición de nuevos tipos


biológicos se van manifestando una serie de extinciones a las que está sometido el conjunto de seres vivos de la Tierra. La evolución no es sólo cambio, sino cambio con complicación y extinción. En cuanto al mecanismo evolutivo, estaría integrado por un mensaje genético con capacidad de variación que permitiría la supervivencia de muchos de los taxones y la aparición de nuevos tipos. Sin embargo, no existe acuerdo sobre cuál es el papel en la evolución de la selección natural, ni del azar, ni de la adaptación, ni sobre si el mecanismo persigue un fin o es un proceso falto de sentido. La evolución biológica es un proceso ordenado que muestra sincronías en la aparición de los grupos, por ejemplo el llamado big bang cámbrico, una explosión incomparable de diversidad zoológica en un pequeño espacio de tiempo, y también un ritmo de extinciones masivas cuya cadencia está en los 26-30 millones de años. El reducido conjunto de sintonías entre las dife-


rentes percepciones de la evolución, permite concebir la idea de que la determinación de la naturaleza de la evolución es una cuestión abierta para el siglo próximo, porque frente a lo admitido a nivel "divulgativo", la cantidad de incógnitas "profundas" sobre el proceso es inmensa y la capacidad de responder es actualmente escasa. ¿Quién evoluciona? Si la evolución existe es porque hay algo que evoluciona. ¿Qué es lo que evoluciona? El darwinismo pone el acento en que no ha sido posible explicar adecuadamente el concepto de especie, o de otro modo que la especie no nos sirve para explicar la evolución. La contestación "natural" a quién evoluciona es que son los seres vivos los que evolucionan. Según mi idea la evolución no es una propiedad de ninguna parte de la naturaleza viva, sino una relación que surge y se explica por la aparición de las distintas especies y taxones en general. Cuando un hombre realiza un cambio, por ejemplo recorre una distancia, debe estar al principio y al final del recorrido en dos momentos concretos. Por tanto si una espe-


cie cambia evolucionando debe estar al principio y al final, pero parece ser que la especie cuando evoluciona se transforma en otra y por tanto nunca está ella misma al final. Deduzco de esta manera que la especie no evoluciona. Debe hacerlo algo de más categoría que ella. Por generalización del razonamiento es posible asumir que la evolución es una propiedad del macroorganismo formado por todos los seres vivos de la Tierra, que caso de que exista, estaría presente durante toda la evolución. El verbo evolucionar se encuentra ligado al cambio. Para percibirlo es necesario asumir el tiempo, como parámetro íntimamente ligado al cambio, y la relación entre dos tipos de formas: las anteriores y las posteriores. Ignorar cualquiera de las dos nos niega la percepción del hecho. La evolución en este sentido está fuertemente ligada a objetos diferentes, y la relación entre éstos es realmente la evolución, de tal modo que delatamos la evolución aunque los organismos diferentes comparados no sean siempre los mismos. Es decir la evolución existe entre las bacterias y


los peces, pero también entre las células eucariotas y las medusas. La evolución es una relación expresada en términos relativos, que surge al comparar los valores absolutos de los organismos que se contrastan. Por tanto es necesario tender un nexo entre especies diferentes para comprender la evolución, pero ¿cuál es la naturaleza de dicho nexo? Así la evolución no es una propiedad del individuo, ni siquiera de un conjunto de individuos iguales. La evolución no es una propiedad de la parte. Matemáticamente diríamos que es el conjunto de seres vivos el que evoluciona; sin embargo, un análisis del lenguaje matemático nos muestra que los conceptos matemáticos son simplificaciones de realidades más complejas. El término conjunto solo agrupa, pero no define. Definir a un hombre como a un conjunto de células sería absolutamente incompleto, en el sentido de que no por juntar un conjunto de células en un recipiente nos aparecería un hombre.


Una propiedad nueva, que surge por el agregado de partes, puede estar manifestando la existencia de un sistema Estamos pues ante una aparentemente extraña propiedad que les sucede a organismos que, en sí mismos, no la cumplen, ya que un organismo no evoluciona respecto a sí mismo, sino respecto a otro. Sin embargo, este tipo de sucesos que pueden ser explicados por la relación entre múltiples partes no son tan infrecuentes en la naturaleza puesto que, por ejemplo, no existe ninguna célula inteligente, aunque hay acumulaciones de células dotadas de esta propiedad. Tampoco las moléculas de los seres vivos están vivas, aunque su agregado sí lo está. Quién no ha oído alguna vez que el amor es química, pero cojamos a una persona enamorada tratémosla químicamente y descompongámosla almacenando sus diferentes moléculas en frascos diferentes. Luego extraigamos una molécula de ADN y mostrémosla a un amigo diciéndole "ésta es una molécula de ADN enamorada", si nuestro amigo admite los principios holísticos nos mirará con una escéptica cara de poker, si por el contrario es mecanicista argumentará que aunque la ciencia


no lo ha descubierto todo, su estado actual es mejor que el que ha tenido nunca y que es posible en un futuro responder dilemas que ahora nos son lejanos, a pesar de que admitirá con normalidad que sí plantean serias dudas principios como el de indeterminación. En su más íntima esencia los átomos están constituidos de los mismos tipos de subpartículas y partículas y son sus relaciones las que les hacen ganar propiedades que las partes no poseen. Al menos que sepamos si extraemos un protón del núcleo de un átomo de nitrógeno presente en una molécula de amoniaco, y otro situado en cualquier otro núcleo de otro átomo y molécula para considerarlos aisladamente no muestran diferencias. Lo mismo podemos decir de cualquier carga negativa que orbite al núcleo. Al nivel referido no existen diferencias en el interior de las moléculas, sean inorgánicas u orgánicas, sean óxidos u hormonas. Las moléculas no piensan, las moléculas no sienten, no quieren. Las moléculas sólo reaccionan químicamente jugando con cargas positivas y negativas. Son sus agregados los que pueden vivir adquiriendo propiedades negadas a sus partes, adquiriendo incluso sentimientos.


La respuesta, desde el materialismo dialéctico u holismo, parece poder encontrarse en que las propiedades referidas (inteligencia, vida, amor) aparecen en función de la adquisición de un grado mayor de complicación estructural. Así la vida aparece a un nivel de complejidad mayor que el químico, y la inteligencia a un grado de complejidad mayor que el celular. En correspondencia ¿puede responder la evolución a una propiedad que surge a un determinado nivel de complejidad? Si basándonos en la teoría de sistemas admitimos que una propiedad que aparezca nueva a un nivel de complejidad superior puede estar delatando un sistema superior, la evolución puede ser prueba de que los seres vivos en conjunto formamos un macroorganismo, un sistema superior, vivo, que además de las propiedades de sus elementos integrantes, añade una propiedad nueva: la evolución. Cada ser vivo de una complejidad similar a la nuestra, y por tanto pluricelular, se caracteriza porque mantiene metabolismo y reproducción,


propiedades evidentes tanto a nivel unicelular como pluricelular. Sin embargo, la evolución no es una característica que defina a un hombre, o a una mosca, de hecho si pudiésemos parar la evolución ambos tipos de organismos seguirían existiendo por grandes cantidades de tiempo, mientras que si interrumpiéramos el metabolismo o la reproducción rápidamente desaparecerían. La cuestión es saber si la vida sobreviviría en el Universo si paramos la evolución. Es evidente que la evolución no ha podido ser reproducida en el laboratorio. Se ha experimentado con bacterias sometiéndolas a mutaciones y luego se ha probado su supervivencia en diferentes medios de cultivo. Con la interpretación de estos resultados hemos construido la versión ortodoxa del mecanismo genético del cambio evolutivo. Pero si la evolución implica un aumento en la complejidad, jamás dicho aumento se ha conseguido experimentalmente. Las bacterias mutantes han sido bacterias, y los virus mutantes han sido virus. Y en cuanto a las drosophilas, han seguido siendo moscas después de todas las "barbaridades" a las que se les ha sometido. Nunca se ha cogido un virus, una bacteria o una


mosca y se ha transformado en un organismo categorialmente más complejo y viable, principio universal, que a mi entender es necesario para delatar la evolución y explicar el estado actual del sistema biológico terrestre. Además, como es sabido, las mutaciones observadas por nosotros tanto en el laboratorio, como las surgidas espontáneamente, son, en la inmensa mayoría de los casos, dañinas para el organismo, sobre todo cuando los organismos tienen una cierta complejidad, como en el caso de la mosca. Realmente sorprende tras la experimentación que los seres vivos hayan sufrido a lo largo del proceso evolutivo real tantas mutaciones beneficiosas. Esto lleva a autores como Monod y Dover a presumir que los organismos mantienen un cierto grado de control global interno. Si cuando nosotros tratamos con los genes en el laboratorio somos tan poco eficaces para obtener mutaciones beneficiosas, ¿cómo es posible que en la naturaleza aparezcan con tanta facilidad? Detrás de este tipo de incógnitas subsiste una pregunta heterodoxa: ¿son los genes los únicos responsables de la herencia y del cambio genético? Nosotros hemos copiado de nuestro


lenguaje la explicación al lenguaje de los genes. Por un lado al código lingüístico de los genes lo hemos llamado código genético, a las palabras, las hemos llamado codones y anticodones, a las frases las hemos llamado genes y a los discursos genotipos. Pero nuestro lenguaje no explica nuestra naturaleza, hay algo por encima de él, quizás nosotros mismos que influimos a lo largo de la historia. El lenguaje se integra dentro de un sistema más complejo como es la naturaleza humana, y a través de él se manifiesta nuestro sexo, nuestra cultura, nuestro dolor, nuestro amor, nuestro odio. ¿Sería posible la existencia de algún sistema director de genes y distinto de ellos? En sintonía con esta pregunta, el biólogo Sheldrake ha enunciado la teoría de los campos morfogenéticos, por la cual éstos serían estructuras de mayor categoría que los genes e influirían sobre ellos. La teoría de los campos morfogenéticos nos hace reconsiderar el papel de los genes en la evolución: éstos perderían peso relativo a favor de estos campos de naturaleza superior. Las tendencias multidireccionales o polifiletismo se explicarían con relativa sencillez a partir de


estos campos, mientras que no parecen resolverse solamente a partir de razonamientos que utilicen genes exclusivamente. ¿Es un huevo de gallina una gallina? Bajo los postulados de la selección natural no es admitido que los caracteres adquiridos durante la vida del individuo puedan ser transmitidos a la descendencia. Según el darwinismo la transmisión de mutaciones solamente puede seguir el camino en dirección germen-soma y nunca al revés. Una descripción típica de la aparición de un nuevo carácter sería la siguiente: un óvulo fecundado o un gameto sufre una mutación bajo la influencia del azar que se transmite a la descendencia de dicha célula, la viabilidad de la estirpe del óvulo marcará la supervivencia de su mensaje genético y la futura transmisión a otros individuos. Sin embargo existe una pregunta a mi entender realmente interesante: ¿Es el óvulo mutante un individuo?, o también, ¿es el óvulo de rana una rana?, o por aproximarme más a un dilema típico ¿es el huevo de gallina una gallina? Y si no fuera un individuo ¿qué sería?


Es indudable que un óvulo está desprovisto de los órganos que posee el individuo adulto y que, en consecuencia, es necesario rendirse a la evidencia de que no es un individuo adulto, por lo cual debemos situarnos en dos posibles alternativas, o es un individuo precursor del individuo adulto o no es un individuo. Lavenham (1991) se refiere concretamente a que en los mamíferos los primeros tejidos que aparecen a partir del óvulo fecundado son los propios de la placenta y las estructuras anejas al embrión que se eliminan en el nacimiento, el embrión propiamente dicho no comienza a aparecer hasta, por ejemplo en los humanos, el decimoquinto día después de la fecundación. Lavenham quiere utilizar este criterio para asegurar que en la fase inicial el embrión humano no es todavía un individuo y que por tanto es ético trabajar con estas "estructuras". Si nos fijamos, por ejemplo en los vertebrados, podemos observar que se parecen extraordinariamente tanto más cuanto menor es su desarrollo. Se dice que Von Baer, sobre 1820, fue incapaz de saber a que organismos pertenecían los embriones conservados que contenían cier-


tos frascos, debido a que éstos perdieron sus etiquetas y dada su similitud. Los óvulos de los diversos grupos de vertebrados, estructuralmente, se parecen más entre sí que los embriones jóvenes, y éstos más entre sí que los de mayor edad. Partiendo de parecidos sorprendentes la diferenciación se adquiere conforme van actuando los genes. Incluso a nivel genético-molecular se ha podido dirigir la diferenciación del óvulo de Drosophila melanogaster a partir de genes homeóticos de ratón y de hombre. Desde luego en estas fases iniciales nos parecemos mucho más de lo que nos gustaría a gusanos e insectos. Por otro lado cuando se ha hablado del aborto se ha polemizado sobre que un embrión en las primeras etapas no era una persona. La discusión ha sido lo suficientemente "fuerte" como para que al menos podamos admitir la duda de que un organismo en fase inicial sea comparable a un organismo adulto. Pero si esa fase inicial del organismo no es un in-


dividuo, ni tampoco un ser adulto, es porque no alcanza la individualidad o de otro modo pertenece a algo de lo que no es una entidad separada. Es decir, nos encontramos muy posiblemente ante una "tierra de nadie ". Es posible, por tanto que determinadas fases del mecanismo evolutivo no la sufran las especies, ni siquiera los individuos, sino estadíos "tierra de nadie" de los seres vivos (en el sentido de que el cambio se verifica en este estadío mientras que el individuo adulto, producto natural del cambio genético inicial, debe ocuparse de sobrevivir aunque no de cambiar). Por otro lado no hay nada más parecido a la tierra de todos que la tierra de nadie. Quizás estos estadíos biológicos pueden ser el dominio del macroorganismo. El óvulo puede ser parte del macroorganismo y la acción evolutivo-reproductora de este sistema superior puede activarse en este nivel germinal referido. Por otro lado, todo organismo pluricelular está obligado a someterse a las veleidades azarosas del germen si quiere reproducirse, de tal modo, el número de células debe restringirse a la unicelularidad (gametos) en cada generación, constituyendo como una especie de cuello de botella


por donde no hay más remedio que pasar y en cuya fase van a suceder cambios susceptibles de heredarse. En esta fase la pluricelularidad no interviene, ni sus ventajas derivadas, el organismo se sumerge en sus ancestros unicelulares y sufre las transformaciones sustanciales de la evolución. Vida y autosuficiencia ¿Sería un ser vivo el macroorganismo constituido por todos los seres vivos de la Tierra? Deberíamos definir qué es la vida para contestar a esta pregunta. Por desgracia es imposible responder dentro de un cierto grado de exigencia, entre otras cosas porque las fronteras de la naturaleza de la vida se muestran confusas a nuestro intelecto y a nuestra tecnología. A nivel microcósmico la vida, según algunos autores, habría aparecido con la primera molécula que se replicó a sí misma; de este modo la primera vida surgida se encontraría posiblemente en su grado más elemental en los polinucleótidos, quizás unos ARN autocatalíticos que serían capaces de actuar como enzimas sobre la replicación de ellos mismos. Otros suponen que la vida surge


aislándose determinados productos químicos detrás de las membranas celulares. A nivel macrocósmico la mayoría de autores opinan que la vida ya no existe en el espacio que separa dos individuos orgánicos que forman parte de la biocenosis, mientras que otros sugieren que la vida sigue existiendo entre este tipo de organismos, por ejemplo en el espacio que media entre un león y una gacela. Los hermanos Odum, en su Fundamentals of ecology, consideran al ecosistema como un organismo vivo de categoría superior a los individuos que lo forman, ya que, según ellos, entre sus distintas partes no aumenta lo suficiente la entropía (o de otro modo: el desorden) como para decir que estamos fuera de un ser vivo. Las relaciones entre los distintos componentes del ecosistema tienden a equilibrar las desviaciones con objeto de mantener la viabilidad del conjunto. Incluso James Lovelock, supone en su hipótesis Gaia que en el planeta Tierra existe un gigantesco ser vivo que regula su propio ambiente. Llega a ello basándose en que las propiedades físico-químico-biológicas de la Tierra actual son difíciles de explicar a partir del azar.


Al menos podríamos estar de acuerdo en que un individuo, que poseyera metabolismo y reproducción, sería un ser vivo; por contra, se podría poner en duda que un ser tuviera vida si falta alguna de estas propiedades. El metabolismo es una estrategia a base de jugar con enlaces químicos, que permite la autogestión de la materia que así es capaz de autoperpetuarse manteniendo un orden irrenunciable a partir de la gestión de la energía. Por otro lado, la materia orgánica es inestable y comunica esta "debilidad" a la vida. Como respuesta surge la reproducción, mediante la cual se generan nuevas réplicas muy parecidas a las formas vivas preexistentes y que pueden extender la vida en el tiempo. Si definiéramos un sistema vivo como autosuficiente, y por tanto capaz por sí mismo de mantener metabolismo y reproducción, podríamos asumir que la falta de esa autosuficiencia negaría la vida. El ser vivo sería afirmado en cuanto poseedor de la autosuficiencia y negado en cuanto su falta. Este razonamiento puede poner en duda que los organismos o sistemas que conocemos como seres vivos lo sean mientras que


podría apoyar que un macroorganismo formado por todos los seres vivos sí fuera un ser vivo. Así, por ejemplo, un ratón macho podemos suponer que es un organismo vivo, lo aislamos en un medio adecuado para que metabolice, pero si no le ponemos una hembra al alcance no se reproduce, ese organismo es incapaz de reproducirse sin otro, luego la autosuficiencia reproductora no existe ¿es un ser vivo? sí... a pesar de.... ¿Podríamos reproducirnos los hombres y las mujeres sin que se reprodujeran aquellos organismos que nos pudieran servir como alimentos? No. ¿Es la especie humana un ser vivo? Sí... a pesar de... La autosuficiencia sólo es posible si los demás seres vivos intervienen; por tanto la única autosuficiencia existente es la de todos. Por tal razón la autosuficiencia de la vida es la negación de la autosuficiencia a nivel particular, pero la existencia de ella a nivel global. El sistema superior formado por todos los seres vivos es globalmente autosuficiente, por tanto mantiene metabolismo y reproducción en su interior. ¿Es un ser vivo? Mi opinión es que sí, porque además el sistema tiene una propiedad vital -por tanto propia del ser vivo- que sus partes no


poseen: la evolución. Pero no es acaso un organismo unicelular autótrofo, que al menos en teoría se puede mantener vivo a base de luz y sustancias minerales, autosuficiente. Permítanme un juego de ideas en línea con mi teoría de la vida embarazada. ¿Conocen Uds. algún organismo autótrofo de cualquier tipo que sea capaz de deambular según su libre albedrío, alguna alga, o árbol, o helecho? Los organismos autótrofos no han sido capaces de adquirir movimiento autónomo; por tanto, jamás podrían generar una tecnología, y jamás podrían vencer a la fuerza de la gravedad. Son tan sensibles a dicha fuerza que Newton se percató de su existencia gracias a un manzano, según dicen. Por tanto, escapar a la aniquilación de la estirpe viva de la Tierra no es posible en un mundo exclusivo de vegetales, sino que es necesaria la aparición de animales. Personalmente no conozco ningún vegetal tecnológico y sí conozco un animal extraordinariamente dotado en este aspecto. Intente poner ojos de hombre del siglo III de nuestra era y ad-


mire nuestra tecnología cuando mire su coche, cuando se vista, cuando ponga en marcha la radio, llame por teléfono o utilice el mando a distancia. Hace 50 años un familiar mío le decía a su padre que en América se había inventado una radio "con unos monigotes que se movían", su padre le contestó que no fuera tonto, que cualquier día se iba a creer que "un burro vuela". Hay otras posibilidades ¿Han surgido las grandes soluciones biológicas justo en el momento en que las crisis han puesto en peligro a los seres vivos? (que enlazaría con el concepto épico de la biología que transpira el darwinismo ) o por el contrario los organismos que han imperado en épocas posteriores han existido y convivido con los imperantes en épocas anteriores (no representando la desaparición de unos y la proliferación de otros, un hecho victorioso frente a los antepasados "biotecnológicamente" obsoletos). En contra los organismos teóricamente "victoriosos" desde una perspectiva épica pueden ser en realidad taxones oportunistas que se aprove-


chen de hábitats vacíos debido a la extinción de especies y que incluso pudieran "activarse" llegado el momento diversificándose extraordinariamente para dar origen a multitud de especies, del mismo modo que en un organismo pluricelular los genes homeóticos se activan llegado el momento para que el organismo sufra una transformación. Al respecto es conocido que los mamíferos coexistieron con dinosaurios durante mucho tiempo y no fueron aniquilados estos últimos por las "hordas victoriosas" mastozoológicas. Por otro lado es absolutamente evidente que la aparición de los seres pluricelulares más complejos para nada ha representado la extinción de los más sencillos del tipo bacteria o virus. En resumen, es cuestionable que la "victoria" supervivencial explique satisfactoriamente la evolución. Aunque es innegable que el intercambio de energía entre seres vivos arrastra una conducta agresiva, también lo es que las relaciones simbióticas y cooperantes entre diferentes especies también están ahí albergando incluso ni-


veles en los que la agresividad sigue existiendo. Por ejemplo, los animales que comen frutos contribuyen a la expansión de las semillas -un tordo que come olivas-, pero a cambio matan a las células de la pulpa durante la digestión. Nowak y col. (1995) mediante experimentos informáticos concluyen que es la cooperación, y no la explotación, el factor dominante de la lucha darwinista por la supervivencia. La vida terrestre puede tener sentido. Soy consciente de que en este siglo XX hablar de que la naturaleza tiene un sentido no está bien visto, creo que en parte se debe a la vuelta de tortilla que se dio a las concepciones de la naturaleza sostenidas por el concepto de Dios. Sin embargo cada una de las partes de esa naturaleza tiene sentido y en todo caso es posible que sea el desconocimiento del significado del sistema natural lo que arrastre a deducir la falta de sentido de la naturaleza, aunque ello pueda ser un error. De hecho un individuo de cualquier especie tiene sentido, busca un fin, perpetuarse él y su estirpe, vivir y reproducirse. Las especies sobreviven en la medida de sus posibilidades,


igual que los géneros, familias, etc.. Ello lleva a realidades como que el código genético haya existido siempre desde la aparición de la vida en el planeta. Aquel que sostenga la falta de sentido de la naturaleza está apostando a una idea, que no se basa en la realidad observada a niveles inferiores -taxonómicos y bioquímicos- sino que se refiere a un nivel superior, no suficientemente conocido y además minusvalorando las propiedades de sus partes. La selección natural supone que el azar es motor de cambios; en consonancia, la falta de sentido en la evolución estaría garantizada por la acción del azar. Sin embargo la presencia del azar no garantiza de ninguna manera la falta de sentido en un sistema. De tal modo la mecánica cuántica asume el azar como esencial en el comportamiento de las partículas del átomo, sin embargo las reacciones químicas son perfectamente determinables. Aunque no sepamos que hará una partícula atómica concreta, por ejemplo determinado electrón, sin embargo sabemos que en determinadas condiciones oxígeno e hidrógeno van a dar agua. El azar puede estar dentro de un sistema, puede intervenir, pero no tiene


por qué dirigirlo, y si el azar no dirige, el proceso no tiene por qué estar falto de sentido. Permítaseme un ejemplo mecánico que está dotado de sentido y en el que interviene el azar :

Esta tubería de la forma representada constituye, junto con el líquido y la energía disponible, un sistema hidráulico condicionado por las características globales del diseño y por la energía aplicada en dirección ascendente (fuerza). Den-


tro del sistema el líquido tenderá a ascender sometido al azar de las turbulentas corrientes ascendentes que se generarán en su interior, de tal modo que seríamos incapaces de predecir una pormenorizada trayectoria de una pequeña esfera que estuviera sumergida en su interior. No obstante sabemos, gracias a que conocemos el sistema y tenemos una visión global de él, que con toda probabilidad al final surgirá por el fin de la tubería (parte superior del dibujo). El problema es que tener una visión global de la naturaleza, como la tenemos del sistema hidráulico referido, es actualmente imposible. Bajo el paradigma holístico, la naturaleza -al menos los seres vivos-, parecen adquirir sentido. En el sistema lógico-científico debemos asumir unos principios que en esencia son unas creencias de las que partimos. Si asumimos el materialismo mecanicista, los errores arrastrados en la apreciación de las diversas partes de los mecanismos conducirán nuestras deducciones a considerar, seriamente, la posibilidad de que los seres vivos sean una especie de fuego fatuo, producido en un oscuro y terrorífico pantano en el que muchas especies compiten hasta extinguir a


los más inadaptados. Bajo el principio holístico, los seres vivos pueden estar cooperando y compitiendo con el objeto de sobrevivir la vida. Pero una cuestión es la realidad y otra, completamente diferente, es nuestra capacidad de aproximarnos a ella. Los seres vivos pueden constituir un macroorganismo o no, y aquellos que intentamos discernir el dilema debemos aproximar la razón al objetivo. Sin embargo, la naturaleza es cruel y esquiva.


CAPÍTULO 5 de La Vida Embarazada. Una teoría global sobre la vida terrestre y la evolución por Miguel García Casas EL HOMBRE Nosotros somos nuestro gran enigma, y es así en cuanto no tenemos idea clara, no solamente de nuestra propia naturaleza, sino tampoco de todo el sistema vivo y no vivo que nos rodea. Diversos aspectos característicos nuestros nos pueden ofrecer algunas referencias interesantes. Somos una especie guerrera, al menos no hemos dejado de mantener guerras sobre la superficie terrestre desde el neolítico. También se da un fuerte componente científico y tecnológico en nuestra cultura. Por otro lado la creencia en la existencia de un sentido en el Universo, percibido a través de las religiones, es una constante de las culturas humanas. La carrera espacial es otro factor que incluso no llega a ser comprendido por muchas mentes lúcidas de nuestro tiempo, pero sin embargo está


ahí. Un desmedido gasto en oposición lógica con la desigual distribución de la riqueza que mantiene en la miseria, cuando no en el hambre, a una parte importante de la humanidad. Todos estos factores sostienen una fuerte interacción entre ellos y quizás sean claves para comprender el gran enigma... Sumario del capítulo 5 - Los orígenes - Otra vez el azar - La tecnología - La guerra - Ciencia y religión. Una cuestión de tener fe en la ciencia, o de no necesitar la ciencia para tener fe La religión, presentimiento de realidad superior

un una


- Los fantasmas gravedad

de

la

- La carrera espacial - La razón de la sinrazón...

Los orígenes El hombre pertenece al orden de los primates, grupo de mamíferos caracterizados por tener las manos -y a veces también los pies- prensiles, pulgar oponible a los demás dedos, órbitas sobresalientes hacia adelante y notable desarrollo del cerebro. El siguiente gráfico muestra en términos de divergencia la distancia dentro de este orden. Las unidades que aparecen lo son de divergencia. Así la distancia entre el hombre y el chimpancé es de 1 en comparación con la distancia entre los monos del nuevo mundo y los antepasados comunes de los monos y los antropoides que es de 7.


DIVERGENCIA DENTRO DE LOS PRIMATES

Si Darwin estuviera en lo cierto, posiblemente hace 10 millones de años un homínido hoy en día desconocido (el eslabón perdido) habría comenzado la evolución humana. Este supuesto eslabón se apartaría de la línea que daría origen al chimpancé y al gorila hace aproximadamente unos 4 millones de años. Se supone que su capacidad cerebral sería escasa, no superando los


350 cm3 y que al andar se apoyaría en los nudillos. Presumiblemente la única tecnología poseída por este organismo consistiría en manejar algunas ramas que podría transportar en los nudillos mientras andaba. Posterior al teórico eslabón perdido, hemos encontrado en el registro fósil una forma homínida que vivió hace unos 4 millones de años en Africa. Clasificado como Australopithecus, tenía una capacidad craneal de 450 cm3. Poco más tarde a su aparición surgían los primeros instrumentos líticos fabricados de silex y piedra tosca. El Australopithecus andaba ya en bipedestación pero su postura no era totalmente erguida. Hace aproximadamente 1,5 millones de años aparece el Homo erectus cuya postura era totalmente erguida gracias a una pelvis moderna. Su cráneo y mandíbula son totalmente primitivos, alcanzando una capacidad craneal de 850 cm3. Sus instrumentos líticos están trabajados por las dos caras y constituyen lo que hemos llamado la industria lítica acheliense.


100.000 años antes de nuestro tiempo, aparece el Homo sapiens en forma de hombre de Neanderthal -Homo sapiens neanderthalensis-. La forma del cráneo de éste no es totalmente moderna, pero su capacidad cerebral es comparable a la del hombre actual. Sus instrumentos líticos, más perfeccionados que los achelienses, constituyen la industria musteriense. Hace 40.000 años aparece el Homo sapiens, de cráneo menos robusto, y de capacidad craneal algo menor; fabricaba ya algunos instrumentos de tipo ceremonial como hojas y estatuillas. Su industria es más perfecta y ya elaboraba agujas, arpones y punzones. En todo este proceso evolutivo se muestra una correlación entre el aumento de la capacidad craneal y una mayor capacidad de fabricar instrumentos cada vez más perfectos. No podemos demostrar directamente que el cerebro contenido en cajas craneales más pequeñas era también más pequeño, sin embargo esta relación parece lógica. El hombre habría desarrollado paralelamente el cerebro, su órgano com-


prensor del mundo y sus manos, los órganos constructores de estructuras tecnológicas. El problema de la determinación del origen del hombre responde a la tipología general de todo el conocimiento humano. Sherwood L. Washburn expone que las ideas sobre la evolución humana se basan en datos muy poco fidedignos y que lo que -al menos teóricamente- debería ser un sencillo problema como determinar el origen geográfico del hombre, bien sea africano, asiático u otro, está a la espera de más pruebas de las existentes. No obstante el hombre debe utilizar su razón para encontrar explicaciones lógicas. Otro problema es que cuando hay más de una explicación lógica, como máximo sólo una puede ser verdadera y resulta muy difícil, si no imposible, saber cuál es. Otra vez el azar... Para un conjunto notable de autores el hombre es fruto del azar; en concreto para Ruiz de Gopegui es más una casualidad cósmica que una necesidad biológica. Este autor divide la evolución del Universo en dos fases diferenciadas: la


atomicaquímica y la biológica. En la primera las leyes deterministas de la física juegan un papel determinante, los sucesos casuísticos también intervienen pero lo hacen relegados a un segundo término, y la materia se ordena disfrutando de un número pequeño -en términos relativosde grados de libertad(1). En la fase biológica el azar es el que juega el papel preponderante, las leyes deterministas de la física quedan relegadas a un segundo término y los grados de libertad bajo los cuales se ordena la materia animada se hacen prácticamente infinitos, de este modo la diversidad biológica alcanza valores muy altos. El modo de pensar de este autor da un papel importantísimo al azar(2). La tecnología La inteligencia humana, una característica intrínseca del hombre, es algo más que una propiedad aislada del resto del cuerpo humano. La existencia de grandes cerebros no implica que en ellos resida la inteligencia. Las ballenas y los delfines poseen grandes cerebros desde hace 35 millones de años y sin embargo carecen de inteligencia. La inteligencia no es consecuencia de la


aparición de un órgano muy bien dotado, sino que proviene de la interrelación de varios órganos: el cerebro, los ojos, los oídos, los órganos vocales, las manos. Con las manos se pueden fabricar instrumentos y aplicar fuerzas. La historia del hombre está ligada a su tecnología. Tanto su prehistoria como su historia se puede datar perfectamente por el acceso que ha tenido a la fabricación de artefactos cada vez más sofisticados. La edad de piedra, la de bronce, la de hierro, no sólo han implicado el huso pacífico de estos materiales, sino que los pueblos que han accedido a las mejores armas han dominado a los otros. Para conseguir niveles tecnológicos complejos el hombre no sólo ha necesitado de sus manos, sino que ha sido fundamental e imprescindible para él dominar el fuego. La edad del bronce y del hierro van ligadas a las temperaturas que en ambas épocas se pudieron alcanzar en los hornos mediante el uso del fuego. Con toda probabilidad el lector habrá experimentado alguna vez el poder de seducción del fuego. El hombre


es capaz de pasar horas y horas mirándolo. El fuego atrae al hombre; sin embargo repele a los demás animales. El fuego da forma a los instrumentos tecnológicos, pero sin embargo también parece que ha dado forma al hombre. Así la posesión de un mentón prominente se explica porque los dientes han perdido tamaño puesto que con el fuego los alimentos se cocinan y no son precisos dientes tan poderosos; éstos se han reducido y como resultado el mentón es más grande de lo necesario para sostener la dentadura humana. Aunque pensemos que estamos en la era atómica o en la espacial, sin embargo los humanos seguimos en la edad del fuego, puesto que los artilugios de media, baja o alta tecnología necesitan del fuego previo a la forma. La guerra Por otro lado la tecnología va unida a la guerra. Es posible que el aspecto más interesante del hombre para un extraterrestre fuera su capacidad para hacer la guerra. El hombre es guerrero y habría que considerar si se puede ser guerrero en la naturaleza sin estar programado, pues no


hay cosa de peor gusto ni más horrible. Sin embargo en las sociedades pacíficas -que tienen la suerte de estar en paz de momento- se celebran fiestas referentes a batallas y otros hechos guerreros para resaltar la propia identidad y las diferencias con otros pueblos y situaciones históricas. Courtin escribe: "La guerra ha existido muy anteriormente a la agricultura y a la ganadería, e independientemente de éstas, en la mayoría de las poblaciones de cazadores-recolectores del Viejo y del Nuevo mundo, ya sean mesolíticas, subactuales o contemporáneas. No obstante estos conflictos nacidos casi siempre de la acumulación de los bienes de consumo y por consiguiente, quizá más frecuente a partir del Neolítico, permanecieron a una escala muy modesta, que en realidad apenas justifica el término <guerra>, hasta la aparición de las armas de metal, las únicas que han podido dar a la guerra su verdadera dimensión y su temible aspecto. Desde entonces, cual planta venenosa y maléfica, no ha cesado de extenderse y de emponzoñar la Tierra".


Otro aspecto interesante es que el hombre tiene unas capacidades intelectuales que hacen la guerra lógica. Tito Livio (59 a.d.c.- 17) historiador romano escribió : "La guerra es justa para aquellos a quienes es necesaria, y son sagradas las armas de aquellos a quienes no queda otra esperanza." También Luis XIV dijo: "La guerra, cuando es necesaria, no sólo es una justicia permitida, sino una obligación realizarla; pero es una injusticia cuando se puede pasar sin ella y es posible obtener el mismo fin por medios suaves." Lo que estas frases denotan es que siempre hay un punto en el que la razón humana no sirve para evitar la violencia. Ambos coinciden en que hay ocasiones en que la guerra es justa indicándonos por un lado una limitación del hombre y por otro una condición que arrastra: el hombre es un animal guerrero. En esta línea vienen las palabras de Ambrose Gwinnet Bierce (18421914), escritor y periodista estadounidense que dijo: "La guerra es un método de desatar con los dientes un nudo político que no se puede desatar con la lengua.". De otro modo, cuando las palabras no sirven, que siempre hay ocasiones en que no sirven, sirve la guerra.


La guerra, en términos energéticos, es más esforzada que la paz. En la guerra los combatientes se esfuerzan al máximo, poniendo en peligro sus vidas de tal modo que en muchos casos las pierden. Gastar más va contra la ley del mínimo esfuerzo, y para ir contra esta ley debe existir un condicionamiento orgánico. Este condicionamiento debe existir y desde este punto de vista la guerra vendría simplemente con que un pueblo se sentara a esperarla. La guerra sería un principio activo del hombre y la paz quedaría restringida a un período intermedio entre guerras en la que los pueblos recuperaran fuerzas(3). Desde este punto de vista la búsqueda de la paz sería la conducta que iría contra corriente, la guerra sería lo natural. Es necesario ser activo para mantener la paz, porque en ésta se encuentran los gérmenes de la guerra. Las diferencias lingüísticas, religiosas, culturales, económicas, el choque de intereses, el instinto agresivo, todas ellas propiedades humanas y por tanto naturales al hombre, nos hacen vivir en un planeta que decimos que está en paz cuando existen en él una docena de guerras declaradas.


Nada ha potenciado más la tecnología en la historia del hombre que la guerra. La misma penicilina que fue descubierta en 1929, no fue desarrollada hasta los años de la segunda guerra mundial; se ha dicho que con objeto de llevar más pronto los heridos al frente, una vez recuperados. Todos los aspectos del conocimiento humano son potenciados para la guerra con presupuestos económicos que de otro modo no pudieran soñar ni los científicos más optimistas, desde la psicología a la electrónica, desde los explosivos a la genética, desde el átomo al espacio exterior. Parece ser que sin la guerra estaríamos todavía en las cavernas. Ciencia y religión. Una cuestión de tener fe en la ciencia, o de no necesitar la ciencia para tener fe. El conocimiento es o produce un almacén de información, y la información es poder. En la lucha humana por el poder se tiende a incrementar los conocimientos en competencia con otros. Pero no sólo a aumentarlos, sino a aplicarlos, a invertirlos en tecnología. El poder y la tecnología se confunden en una sola imagen, y la lucha entre poderes lleva al desarrollo de las tecnologías.


Junto al lenguaje, al que ya se ha dedicado un apartado, dos de los fenómenos característicos del hombre son la religión y la ciencia. Aunque en un principio pudieran ser considerados como antagónicos, guardan entre sí una serie de notables similitudes. Ambos constituyen sendos cuerpos de conocimiento humano, dos intentos de conocer y situar la naturaleza del hombre dentro del Universo, que a partir del lenguaje tienden a utilizar la razón con todas sus limitaciones en la búsqueda de respuestas ante la problemática vital de nuestra especie en el marco universal. Aunque muchos autores tienden a oponer ambas fuentes de conocimiento, sin embargo otros no consideran oportuno hacerlo. Así Paul Sabatier escribe: "Contraponer la ciencia con la religión es cosa de gente poco experta en uno y otro tema." En general los científicos tienden a comenzar planteando cuestiones puntuales para terminar abordando temas globales y a menudo intentando realizar incursiones en las problemáticas teológicas. En palabras de Max Plank: "Para las personas creyentes, Dios está al principio; para los científicos al final de todas las reflexiones".


Esencialmente existe una diferencia metodológica y de principio entre la religión y la ciencia. En la primera se antepone la fe, un principio basado en la creencia, en un conocimiento intuitivo de las realidades, que existe, se desarrolla y estimula a partir de determinadas técnicas y con la fuerte influencia de las tradiciones y de los legados que han transmitido determinadas personas que han vivido experiencias religiosas. Sin embargo la ciencia se fundamenta en la duda que frente a un problema el científico plantea. De este modo, al intentar eliminarla por métodos racionales y acudiendo a la experimentación siempre que sea posible o a la constatación de claves lógicas a partir de los datos que se muestran en el entorno y su tratamiento mediante modelos logico-matemáticos es posible, en muchos casos, enunciar una clave racional en el fenómeno. Es evidente que la ciencia mantiene un contacto más cercano con los desarrollos tecnológicos que la religión. La ciencia trata de cerca los problemas modernos de las sociedades, pero en las cuestiones comunes al hombre a través del


tiempo, tal como la moral individual y social, la muerte, la angustia vital, etc. las posturas religiosas representan una opción válida para muchos, que pueden ser rechazadas en función de la libertad humana en elegir una opción y en la ausencia, en muchos casos, de verdades taxativas. La religión es un fenómeno universal a todos los pueblos y sociedades que, con variantes culturales, demuestra el condicionamiento de la naturaleza humana a mantener este tipo de vivencias. Religión y ciencia tienen sus aspectos negativos derivados de la naturaleza humana de quien las sustenta. Las distintas religiones han sido factores de divergencia entre los pueblos, que en muchos casos han servido como un motivo más para empujarlos a la guerra, o bien para mantener sistemas políticos de dudosa legitimación moral. La ciencia, que por otro lado se ha querido mantener al margen de cualquier toma de postura moral, tiene sin embargo una larga historia de servilismos ideológicos, políticos y económicos,


y de creadora de armas terribles al servicio de las más crueles guerras, que hace dudar de su pretendida asepsia. Mark Walker, profesor de Historia en el Union College de Nueva York, ha escrito: "Es evidente actualmente que la ciencia en general, y la física en particular, están politizadas. Entre el comienzo de la primera guerra mundial y el fin de la segunda, se asistió a una politización irreversible de la ciencia en Alemania. Esta politización empezó con una publicidad excepcional de la teoría de la relatividad de Einstein y terminó con la carrera de armamentos nucleares. Aunque Alemania fue el primer país en experimentar una tal politización, no tardaron en seguirle otros países. Despues de Hirosima, la ciencia estuvo politizada en todas partes". Distintos filósofos han planteado objeciones importantes al corpus de la ciencia, y a mi entender dotadas de suficiente razón. En un ensayo publicado en Nature en 1987, dos físicos se quejaban de que el escepticismo público hacia la ciencia no dejara de crecer. Atribuían esta tendencia a cuatro filósofos que habían atacado las ideas tradicionales de verdad y progreso científico: Karl R. Popper que propuso que las teorías


no pueden ser probadas sino falsadas; Imre Lakatos, que sostenía que los científicos se niegan a aceptar pruebas que vayan en contra de sus teorías; Thomas S. Kuhn, que arguye que la ciencia es una actividad más política que racional(4) ; y Paul Karl Feyerabend que habla de la tiranía de la verdad. Según éste último los científicos desarrollan y sostienen sus teorías irracionalmente, puesto que no hay normas generales por las que establecer la verdad. "Todo vale", dice. Para él en el desarrollo de un argumento cuenta más la retórica que la verdad, la verdad misma es un término retórico. En palabras suyas: "El mundo es realmente abundante y no hay cometido que no trate de recortar esta abundancia. Para empezar el sistema perceptivo lo recorta, o no podríamos sobrevivir. Y ahora científicos y filósofos la recortan aún más. Un aspecto del pensamiento humano que está amenazado es la convicción -que toma cuerpo en la religión- de que el Universo tiene un porque trascendental". "No puede ser que el Universo simplemente haya hecho ¡pum!, y haya seguido a partir de ahí, desarrollándose. ¿Hay algo más? ¡Tiene que haberlo!".


Desde un punto de vista didáctico-metodológico hibridar ambos métodos no es correcto. Los principios fe-duda son incompatibles desde el campo científico y detectar la creencia dentro de un proceso lógico-científico invalida pretendidas certezas en las conclusiones. El científico deberá siempre advertir que cree algo(5). Sin embargo desde el punto de vista religioso el razonamiento llevará al sujeto a primar la fe sobre la duda manifestada. Previamente al nacimiento de la ciencia el hombre tenía respuestas sobre su propia naturaleza, que surgían ante sensaciones que le condicionan y que le llevan a preguntarse cuál es su papel en el mundo, en el Universo, y que hay más allá, en esa dirección que nos rebasa como seres vivos. Las distintas religiones ofrecen una respuesta común: existe un presentimiento una especie de concepción de algo que nos rebasa y en lo que estamos integrados. Bajo reflexiones teológicas no sabemos qué es Dios. Evidentemente este concepto está más


allá de nuestra razón, en un punto, al que si queremos llegar debemos tomar una opción y decidir si creemos en él o no. Nada puede ni demostrar ni negar racionalmente su existencia. Sin embargo sí existe un mecanismo común que nos hace intuir a los hombres algo. No es tampoco homologable la creencia en Dios con la pertenencia a una religión; muchos hombres no son practicantes y sin embargo confiesan su creencia en un ser superior, y otros que incluso han podido manifestarse ateos han apelado a Dios en momentos críticos. Podríamos pensar que la creencia en un dios o dioses pertenece a nuestro inconsciente colectivo postulado por Jung o que incluso, como sugiere Dawkins, pueda ser un tipo de unidad inmortal llamado meme, aunque la causa por la que se encuentra esta idea en nuestro subconsciente sea discutible. La intuición de un ser o estructura superior con la que nos encontramos integrados es bastante difícil negarla. Se podría pensar que el germen del concepto de dios nos viene heredado evolutivamente a partir de la estructura social de grupos de mamíferos en los que existen machos dominantes. Este


tipo de jefes de grupo ejercita su autoridad, a la vez que da orden al grupo y mantiene su cohesión. El hombre habría "humanizado" y racionalizado esta conducta y habría extrapolado el macho dominante al más allá, de tal modo que a la hora de producir una visión cosmogónica la habría impregnado con estos tintes heredados genéticamente. Sin embargo también nuestra razón podría haber eliminado esta creencia y no lo ha hecho. Por otro lado esta visión del Universo como el dominio de un macho dominante no parece ser general, el budismo, por ejemplo, ha sido definido como una religión sin dios. Las religiones animistas creen en una integración del hombre en la naturaleza, que sus muertos están en los árboles y en las aguas de sus ríos, formando parte de la Tierra que habitan. La religión, un presentimiento de una realidad superior Es posible que en las religiones afloren a modo de vagos presentimientos ideas que pudiéramos haber percibido subliminalmente, referidas no sólo al mismo hombre, sino también a un sistema superior del que pudiéramos formar parte,


pero que con el uso de nuestra limitada razón no hemos podido descifrar correctamente. ¿Puede ser la religión un continente cuyo contenido son intuiciones de un sistema superior al que pertenecemos, al que no somos capaces de percibir en su realidad, pero que llega a nosotros desdibujado en un conjunto de difusos presentimientos que nos han hecho interpretarlo de manera distinta a los diferentes pueblos, pero con unas características básicas comunes? Para Wittgenstein lo místico mostraba una realidad a la que el lenguaje no puede acceder. En palabras suyas "lo inexpresable, ciertamente existe. Se muestra, es lo místico". La palabra religión viene de religare -ir al origen-. Parece ser que los primeros dioses que el hombre adoró eran femeninos. Las primeras estatuillas que hemos encontrado en hallazgos arqueológicos, y a las que les suponemos el papel de diosas, eran mujeres. El hombre adoraba a diosas, porque veía en la mujer el origen de la vida. Incluso en religiones como la cristiana, de mar-


cado carácter sexista masculino, la figura de la Virgen María toma un carácter extraordinario, a pesar de no ser dios, ni un miembro de la Trinidad. Sin embargo en el dolor, en la pena y en la soledad siempre nos acordamos de nuestra madre, nuestro origen, e incluso la figura del padre sufre -desde mi punto de vista- una marginación extraña. El origen y el fin, el principio, la fuente, el destino, el más allá, el significado de las cosas, el todo, la parte, y nosotros aquí matando y muriendo, guerreando y luchando, amando y odiando, engañando y engañados. ¿Y para qué? Objeciones similares a las que podemos poner al concepto de especie, como unidad de referencia para conocer la evolución, es aplicable para el concepto de dios y la percepción de la cosmogonía. Un examen racional de la religión plantea un problema primordial: no sabemos qué es Dios, y a su vez él es la referencia nuclear dentro del campo de la fe. Si no sabemos qué es Dios, el error que arrastramos al definirlo va a impregnar todo el saber al que la religión nos puede lle-


var. El mensaje religioso va a ser como mínimo tan confuso como confusa sea la referencia más importante y básica, siendo ésta Dios. Tengo la impresión de que cuando escucho manifestaciones religiosas sobre aspectos cosmogónicos se me está transmitiendo una imagen borrosa de la realidad, pero que la realidad está contenida en ese mensaje. El hecho de que la realidad se nos muestre borrosa es lo que hace que al interpretar la imagen, existan diferentes posibilidades, y que cada religión transmita una imagen pretendidamente clara de una visión obligadamente borrosa. Entre el complicado mensaje que nos transmiten las religiones debe haber una parte fruto del error humano en la apreciación de las realidades, sin embargo hay una parte que sí debe ser real. Cada una de las religiones es inconsciente sobre cuál de las partes de su discurso es más real que otras, y sin embargo debe existir esta diferencia entre las partes de su discurso. No obstante la parte real del discurso cosmogónico, perteneciente a cada una de las religiones, debe tener más probabilidades de encontrarse en otras, y debe constituir a modo de un factor


cuasi común del conjunto de ellas. El hinduismo es una religión con 3.500 años de antigüedad. En realidad el nombre con el que la conocen sus practicantes es Sanatana dharma, cuyo significado es "el orden eterno". En origen conciben un dios principal e inmutable, Brahma, cuya percepción se mejora con la existencia de una trinidad la trimurti, constituida por Brahma, dios creador, Visnu conservador y Siva destructor. De este modo vemos reflejado en la cosmogonía hindú tres principios universales, el principio de conservación, el de creación y el de destrucción. Existen tres conceptos fundamentales: el dharma que es la estructura fundamental que da unidad al mundo, el kharma o responsabilidad que cada individuo acumula según sus actos, y el samsara o reencarnación de las almas. En otras palabras para moverse en un escenario en el que existe un principio conservador, otro creador y otro destructor, es necesario que éste esté estructurado; es necesario realizar acciones positivas para alcanzar una solución satisfactoria en un proceso de continuas reencarnaciones inevitables.


El budismo, con 2.500 años de existencia, puede definirse como una religión para santos que no posee dioses. Esta religión sostiene que el hombre vuelve a nacer, es decir: renace, frente al hinduismo que se limita a hablar de la reencarnación. Los individuos pueden librarse del castigo eterno de las continuas e infinitas reencarnaciones a través de la consecución del nirvana, una especie de consciencia cósmica diluida en la nada, que se obtiene mediante el perfeccionamiento conseguido a través de las diferentes vidas. El canon budista mahayana considera incluso al ascetismo personal como un simple medio para llevar la salvación a todo el Universo. El budismo arrastra conceptos referentes a conciencias cósmicas y salvaciones universales. En su corpus el budismo parece percibir a un hombre con un destino en un Universo estructurado. El animismo no es una religión, sino un conjunto de religiones propias de las sociedades tribales de los pueblos indígenas de África y América. Para los animistas toda manifestación de la naturaleza tiene alma, bien sea montañas, árboles, pájaros. El alma constituye la vida del cuerpo y


se identifica con la sangre, la respiración, la luz, el fuego, etc. La muerte no se contempla como el fin de la vida, sino como tránsito para volver a la vida y renovarse. Para el animismo no existe trascendencia, es decir el hombre no posee un destino o finalidad independientemente de la naturaleza, es a la vez modelo y parte integrante de ella. En el animismo existe un Ser supremo que se diluye con la creencia de los individuos en espíritus. En Norteamérica llegaron a hablarse 200 lenguas indias diferentes, curiosamente ninguna poseía un vocablo para definir la religión. Para el indio todo lo que le rodeaba era vida, naturaleza y por tanto religión, no se podía diferenciar la religión del resto. Poseían una concepción monoteísta, dándole al gran espíritu distintos nombres, según su cultura, los pies negros, arapahoes y cheyenes los denominaban Manitú (6) , los iroqueses lo llamaban Orenda mientras que los shoshones lo conocían como Tam Apo. Es evidente que todas estas religiones animistas tienen una gran identificación del destino del


hombre con la naturaleza. Existe una cierta variedad al considerar cuál es el lugar dónde se ubica el más allá para estas religiones, pero para la mayoría de ellas se encuentra en un lugar alejado, algunas incluso hablan de más allá del Sol, en el cielo o entre las estrellas. Para la milenaria filosofía china el camino de la sabiduría conduce a la inmortalidad. El taoísmo y el confucionismo mantienen entre ambos 350 millones de creyentes. El taoísmo es más propiamente dicho una religión que el confucionismo; éste último más bien es un conjunto de normas morales sin credo ni culto. Ambas corrientes asumen el tao, un camino, un principio supremo que conlleva una virtud, el tao-te. El hombre debe asumir a través de un proceso paradójico llamado wu-wei, la no acción o no interferencia en el curso natural de las cosas. Taoísmo y confucionismo también asumen la existencia de un ritmo cósmico influido por el yin y el yang, ambos complementarios entre sí, y además la existencia de la analogía entre el macrocosmos y el microcosmos.


Resulta interesante la conclusión de no interferencia en los avatares del mundo. El hombre no debe interferir, no debe oponerse al curso normal de las cosas, y esto puede ser aplicado a la naturaleza. El sistema mantiene un ritmo cósmico y además muestra una influencia el macrocosmos, o estructuras de orden superior, sobre las estructuras del orden inferior o microcosmos. El judaísmo, cristianismo e islamismo, son tres religiones claramente emparentadas. El judaísmo es una religión minoritaria que ha dado origen a las otras dos citadas, puesto que Cristo era judío y el Islam asume a Cristo como uno de sus profetas. La Biblia judía es una colección de libros sagrados referentes a diversos temas y en los que se citan frases muy interesantes e historias sugerentes. En el Evangelio de San Juan se dice "En el principio fue el verbo", y en el Génesis que Dios habló e hizo que al hablar se creara el mundo. ¿Nos está diciendo que al principio era la palabra, el mensaje, un código genético-holográfico que poseía un ser vivo primitivo con toda la fuerza como para generar a la naturaleza tal como la conocemos? No digamos ya del mito


del arca de Noé, una nave que lleva la vida en su seno para evitar que ésta se extinga. Incluso parece ser que el mito de Noé existe en otras religiones(7). El catolicismo asume que el hombre es el dueño de la creación, y que debe utilizar la naturaleza para alabar a Dios, pero a su vez que el hombre es un servidor de Dios. El fin es la resurrección de los cuerpos y de las almas. ¿Dónde? Un mensaje claro recibido por los fieles católicos es que aquel que siga el camino marcado por Dios irá al cielo, y el que no lo siga se consumirá en el fuego del infierno. Sin embargo explicar donde está el cielo o el infierno es problemático, aunque es evidente que en toda la iconografía el cielo siempre se identifica con un lugar situado lejos del suelo que pisamos, por encima de nuestras cabezas, apareciendo representado en los techos de las iglesias entre nubes donde se suelen situar los ángeles. Sin embargo hay un cielo más lejano. Tanto el cristianismo católico, como el llamado protestantismo, como el Islam sostienen la trascendencia del hombre. En el cristianismo el hombre alcanzará la gloria y en el islam el paraí-


so más fantástico y delicioso jamás imaginado por religión alguna. El hombre puede alcanzar el cielo o el paraíso. ¿Es una idea subliminal de que la vida puede sobrevivir mediante la colaboración del hombre? Tanto el cristianismo como el islamismo asocian el infierno al fuego. En el primero los pecadores se condenarán al fuego eterno. En el islam los manifiestamente injustos irán a parar al infierno -en el otro extremo de los siete cielos y las siete tierras- conducidos por el ángel Azrael, para reunirse con Satán o Iblis, jefe de los demonios. ¿Se están refiriendo a la destrucción de la Tierra por el Sol? Es evidente que todas las religiones dan una interpretación cosmogónica, en la que de una u otra manera sitúan al hombre. Probablemente no hay nada más fácil que sacar palabras de contexto y darle la interpretación que le interese al autor, más aún cuando al escribir nadie te rebate antes de que la obra esté concluida. Sin embargo a mi juicio es demasiado evidente que las religiones poseen intencionalidad cosmogónica, que a priori no tendría por qué existir, y sin embargo existe. Sugiero que la razón de esta exis-


tencia podría ser un acceso intuitivo a la finalidad del sistema superior del que formamos parte. Sin embargo quiero en este momento volver a recordarle al lector que esta obra admite en todo momento que lo aquí propuesto, como todas las teorías científicas, no es plenamente demostrable, que como mucho se puede mostrar coincidencias entre los planteamientos lógicos y los hechos, pero que en todo caso la intención del autor es someter al lector a un juego de ideas lógicas y a una pregunta ¿está la vida embarazada? Todas las religiones conciben de alguna manera un modo de existencia distinto al que en este momento se encuentra cualquier ser vivo, bien sea en el cielo, en el infierno, fundido con el Universo en el nirvana, en otra reencarnación, en los árboles y las aguas, todas como factor común perciben algo más allá de la muerte. Unas religiones creen en la trascendencia del ser humano, es decir sitúan el futuro del ser trascendido en un lugar distinto e incomparable al que se ha desarrollado la vida, sería el cielo de los cristianos o el lugar donde el budista existe tras alcanzar el nirvana. El mismo Buda dice apenas


nada del nirvana quizás porque el lenguaje humano es inapropiado para describirlo. Otras, como las animistas, sitúan a los espíritus en nuestro mismo mundo, en las aguas, en los árboles, en nuestro entorno, no son trascendentes, aunque el objetivo en algunas de estas religiones esté en otro lugar del Universo. Podríamos pensar que esto solamente se debe al hecho de una determinada racionalización del instinto de supervivencia. Sin embargo desde el punto de vista rigurosamente científico no podemos desconocer que dentro de las unidades sistemáticas individuo y especie, existen estructuras perpetuadas como los genes que a través de millones de generaciones subsisten. Pensemos en el código genético puesto que desde nuestro origen común todos los seres vivos poseemos el mismo código; que además ha sobrevivido a la extinción de más del 99,9% de las especies en las que ha estado contenido, y a todos los individuos. La perpetuación del orden biológico a través de diferentes generaciones no es un capricho para la vida sino una necesidad, puesto que la desaparición del orden implica la desaparición inmediata de la vida. Ha sido anali-


zada una enzima implicada en el metabolismo del azúcar, presente en toda la escala evolutiva: la triosa fosfato isomerasa. Podríamos decir que las bacterias y nosotros comenzamos a separarnos en el arbol evolutivo hace 1400 millones de años, sin embargo esta enzima constituida por poco más de 200 aminoácidos, al ser analizada en el colibacilo y en el hombre, es idéntica a la nuestra en un 46,1%. Es decir analizando la identidad y la posición de los aminoácidos, prácticamente encontramos una semejanza por cada diferencia, tanto en la molécula como en los genes que la determinan, a pesar de haber divergido durante 1400 millones de años. Al comparar la misma enzima del hombre con la del pollo el grado de identidad es del 89,5%, y con el conejo del 98,3%. Por otro lado, otro factor común es la creencia en una estructura superior, que se muestra como un dios, como un Universo con el que te puedes confundir en el nirvana, o como un entorno natural que es algo más de lo que se nos muestra materialmente, como en el animismo; es también indiscutible.


No obstante la naturaleza de esa estructura superior se ha mostrado, y se seguirá mostrando inasequible, como ya he referido anteriormente quizás sea una defensa de esa estructura para no ser dañada por estructuras inferiores. La gran mayoría de las religiones parten de la creencia en entidades superiores y basándose en ellas intentan la aproximación al hombre y sus problemas. La ciencia en cambio parte de los problemas más inmediatos del hombre para finalizar planteándose problemas globales. La frase de Plank de que para el creyente Dios está al principio de las cosas, mientras que para el científico está al final, es sumamente ilustrativa. Desde una perspectiva lógica, en un algoritmo se comienza con el mínimo error y conforme se van incrementando las operaciones se va aumentando la cantidad de error. De este modo la percepción de Dios por medio de la religión sería mucho mejor que la percepción del hombre debido a la cercanía del concepto dios al principio de los procesos racionales o algoritmos religiosos, mientras que la percepción que la ciencia obtiene del hombre sería mucho mejor que


la que obtiene de cualquier tipo de estructura o sistema superior, o quizás de dios si es que ambos fueran lo mismo. Son muchos miles de años, muchas generaciones y hombres incorporando en sus sistemas biológicos intuiciones y creencias religiosas, como para no encontrar claves humanas, y quizás más que humanas en esta manifestación. Los fantasmas de la gravedad Maurice era un anciano y retirado guia de montaña que vivía en un pueblecito de los Alpes. En verano monsieur Rodriguez vecino de origen español -tio de mi esposa, por cierto- solía verlo todas las tardes sentado en el portal de su casa rústica mirando al Mont Blanc. Curioso un día Antonio -que así es su nombre- le pregunto cómo era posible que después de toda una vida dedicada a la montaña, una vez llegado al merecido retiro, mirará con tanta añoranza a las cumbres. El señor Maurice le respondió que la montaña era una droga, que sabes que te va a matar, pero tu no piensas más que en volver a ella.


Un médico español, cuyo nombre no recuerdo, especialista en tratar congelaciones, y con gran experiencia, refería casos de alpinistas que sufren amputaciones: "psicologicamente reciben un golpe muy duro cuando se les explica lo que ha de hacerse con ellos. Sin embargo en pocos dias reponen su estado de ánimo y en el mismo hospital llegan a colocar en la cabecera de su cama la foto de la montaña causante de sus males". La montaña es dura, pero es inconcebiblemente dificultosa aquella de altura superior a 8.000 metros. El famoso K2 se ha quedado con la vida de la mitad de los alpinistas que lo han intentado conquistar. Si en una cámara de despresurización introducen a una persona y la someten subitamente al cambio desde la presión a nivel del mar hasta la natural existente a la altura referida, tarda dos minutos en desmayarse. Pero además frios polares, vientos violentos, cambios impredecibles y súbitos de las condiciones atmosféricas son algunos de los habituales peligros de estos paisajes. En ellos hombres que me atrevería a tildar de titánicos dejan su vida convirtiendo sus cuerpos en rígidos bloques congelados. ¿Por qué? ¿Qué tiene de fascinante subir


cada vez más alto a pesar de las dificultades que la naturaleza nos opone? Permítanme además una pregunta sobre una figura poética: ¿Por qué los pájaros son libres? En una de las películas documentales sobre la geología de la Tierra encontré un dia una posible clave: para finalizar ofrecía en la penultima secuencia una visión de las cumbres heladas de alguna cordillera, pero la última escena era una visión de la Tierra desde el espacio. Inmediatamente debajo del cielo están las montañas. Las montañas en muchos casos han sido escenarios para la mitologia. Moises recibe los mandamientos en el monte Sinaí en el que entra en contacto con Dios. El monte Ararat -fastuosa montaña de 6000 metros de altura que nace cercano al mar- es el escenario en el que se posa el arca de Noe. Los dioses griegos residen en el monte Olimpo, una cima de unos 3.000 metros de altura situada entre Macedonia y Tesalia. Incluso Jesús muere crucificado en un monte -de los olivos-. Son frecuentes en los cinco continentes las montañas sagradas, pero mucho más abundan-


tes son aquellos lugares montañosos objeto de peregrinación y culto en los que en muchos casos se construyen templos. Los lugares montañosos son, según todos los indicios, escenarios más frecuentes de culto que los llanos. Es cierto que el interés intelectual y activo en la exploración y conquista de nuevos territorios no se manifiesta solamente en las alturas. La historia del hombre en particular y de los seres vivos en general muestra una tendencia a colonizar todos los ambientes. En el caso concreto del hombre del mismo modo que hay alpinistas también hay espeleólogos interesados en el conocimiento y exploración de las grutas y cavernas subterráneas. Las montañas sagradas no tienen por qué ser las más altas, aunque si que pueden haber servido en muchos casos como refugios históricos de los antepasados. Sin embargo no creo que haya otro lugar con tantas connotaciones maravillosas e incluso místicas como lo que existe lejano e inalcanzable por encima de nuestras cabezas y como aquellos seres que puedan habitar allí.


En la religión griega, y en la cristiana, por ejemplo se plantea una dualidad entre arriba y abajo. Arriba se encuentra lo positivo y abajo lo negativo. Los dioses griegos se encuentran arriba en el Olimpo y los infiernos se encuentran abajo, en los avernos. La gloria cristiana se representa en el cielo, y el infierno si está en algún lado es en las profundidades de la Tierra. Además la potencialidad de vencer a las alturas es patrimonio de las divinidades y hombres santos, incluso depende de la "categoría" del personaje su capacidad de vencer a la gravedad. Jesucristo asciende a los cielos por sí mismo, como Hijo de Dios, pero la Virgen es asumida por Dios al cielo. La Virgen no tiene capacidad por sí misma de vencer la gravedad. En la mitología romana Rómulo -fundador de Roma junto con Remofue elevado a los cielos a los 37 años de reinado para formar parte de los dioses inmortales. Los santos hombres llegan a levitar como prueba de las maravillas a las que conduce la santidad. Las almas se elevan hacia el cielo y un hombre elevado es un hombre ejemplar. La potencia de vencer a la gravedad es maravillosa, divina.


La carrera espacial El desarrollo tecnológico permitió que comenzara la carrera espacial entre las grandes potencias. La carrera espacial parecía un escenario digno para la competición tecnológica entre dos países que insertos en una guerra fría debían prepararse para una posible guerra armada, pero que a la vez no podían enfrentarse directamente porque ambos poseían arsenal nuclear. Fueron los antiguos soviéticos los primeros que el 4 de Octubre de 1957 pusieron un satélite, de 58 cm de diámetro y 83,6 kilos de peso, en órbita. Lejos de ignorar la actitud soviética, los americanos se pusieron inmediatamente a competir en este campo. La carrera espacial ha sido un modo no cruento de desarrollar tecnología, sin necesidad de estar en estado de guerra. Sin embargo no es menos cierto que existen satélites militares espías y que también se ha intentado llevar las armas al espacio por medio del proyecto americano denominado "la guerra de las galaxias", proyecto que seguramente, al menos en parte sigue adelante. Dos son los cerebros que, cada uno en su país, recogen el mérito histórico de ser los promotores del acceso al espacio exterior por las superpotencias, Serguei Paulovich


Koroliov (1908-1966) y Werner von Braun (19121977). ¿Por qué razones las naciones se lanzaron a la carrera espacial?, probablemente sea un grupo numeroso de razones, entre ellas la lucha por el poder y la tecnología, la guerra fría existente en aquella época, pero también un sueño romántico: llegar a otras estrellas y planetas. En palabras de Serguei Paulovich Koroliov: "Los satélites artificiales terrestres soviéticos nos han proporcionado un seguro puente entre la Tierra y el espacio exterior. ¡El camino a las estrellas ha sido abierto! ". En la actualidad otras naciones acompañan a americanos y rusos en la inmersión en el campo espacial. Así la República Popular de China, el Japón y la Agencia Europea del Espacio, de la que forma parte España, investigan en este campo y realizan lanzamientos. Pero ¿por qué este comportamiento de la humanidad?, ¿Por qué no se abandona esta tecnología de gasto desorbitado y se da el dinero a las naciones pobres del mundo para solucionar sus problemas? ¿No sería lo lógico? ¿Entonces es ilógico lo que estamos haciendo?


La razón de la sinrazón... Sin embargo hay otra respuesta, simplemente nosotros hacemos cosas ilógicas sin darnos cuenta, escondidas bajo pretextos de lucha, guerra y desarrollo tecnológico. Pero a la vez vamos cumpliendo etapas que pueden permitir que el sistema superior lleve su semilla biológica a otros planetas, y que su estirpe pueda escapar de la muerte segura en manos de una abrasadora estrella moribunda. En este caso la ilógica del hombre puede ser la lógica de la vida. El presuntuoso hombre, dominador y cúspide de la naturaleza, convertido en actor involuntario de un comportamiento del sistema superior, convencido de que actúa por competitividad económica, tecnológica y guerrera, sin embargo podría ser una especie de pelele en manos del sistema superior, como ese mensajero perfecto, que ignorante, transporta información que le han introducido en las maletas los servicios secretos. Tenemos inteligencia para resolver problemas, pero también las especies no inteligentes tienen


menos problemas, por lo que no les es necesaria la inteligencia. Ya dijo Ortega que el hombre es un animal con problemas, y todos sabemos que cuando no los tenemos nos los buscamos. Todos los demás seres vivos a los que tenemos acceso no son inteligentes y cumplen con todas las propiedades generales de los seres vivos, nacen, se relacionan, crecen, se reproducen y mueren, y desde luego nuestra inteligencia no nos ha liberado de éstas servidumbres, ni siquiera nos garantiza que no nos extinguiremos, más bien nos amenaza con las armas nucleares, químicas, bacteriológicas y otras "finezas" fruto de nuestra inteligencia. Podríamos pensar que la inteligencia sirve para encontrar la felicidad, pero es más probable que sirva para buscarla que para encontrarla. El hombre funciona mediante insatisfacciones o sensaciones de carencia, como por ejemplo el hambre, que desaparecen cuando se cumple con una función -comer- que responde a una necesidad vital -obtener energía-, pero después de comer caso de haber obtenido un rato de felicidad, ésta dura poco pues siguiendo los ciclos del cuerpo pronto volverá a tener hambre. Incluso


con la costumbre la corta sensación de felicidad al comer desaparece, pues no se aprecia lo que se tiene. En mi opinión si fuéramos siempre felices no necesitaríamos nada y por tanto no haríamos nada. De este modo los mecanismos de insatisfacción garantizan que los seres vivos nos movamos para eliminar las sensaciones desagradables que nos producen junto a la carencia que delatan. Fue Charles Chaplin quien dijo: "La vida no es significado; la vida es deseo". La especie humana funciona según los parámetros de metabolismo y reproducción comunes a todas las especies biológicas. En el hombre el poder y el sexo parecen ser dos exponentes que mueven a las sociedades. En las fiestas de los pueblos y ciudades siempre surge la figura de la reina de las fiestas y la del alcalde. La primera con los atributos femeninos de carácter sexual, como ser la más bella, y el segundo como representante del poder. El poder garantiza el acceso a los recursos necesarios para la supervivencia y el sexo garantiza la pervivencia de la vida. La inteligencia no es más que una herramienta para cumplir con nuestros instintos, la utilizamos para mejorar nuestra alimentación, nuestra vi-


vienda o nuestros escarceos sexuales, pero por lo general no la usamos para ir en contra de nuestros propios intereses. Nuestra pretendida superioridad se deriva de juzgar a las demás especies según nuestras características. Es como si un elefante nos despreciara a los humanos por no tener trompa, pero ¿para qué la queremos? Esto no deja de ser una visión antropocéntrica de nuestro entorno. Tendemos a ejercer una especie de visión imperialista de la naturaleza.

NOTAS (1) Imaginemos un caminante que llegue a un cruce de tres caminos, por su condición de viandante deberá escoger uno, pero podrá dejar dos caminos sin elegir. Este individuo tendrá dos grados de libertad. No se trata de un ser libre en su totalidad, puesto que no puede dejar de andar ya que no sería un caminante, no obstante puede elegir como caminar. (Volver) (2) Sin embargo, parece contradictorio que los mayores niveles de ordenación, como existen


en los seres vivos se expliquen por un mayor protagonismo del azar, no será que con nuestros recursos lingüísticos, científicos y tecnológicos podemos explicar cada vez menos los fenómenos cuanto más se complican y nos vemos obligados a introducir al azar como "parche" lógico. Quisiera reafirmarme en mi postura de que el azar no explica. En ningún momento niego la existencia del azar, pero existir no es explicar puesto que existen muchas cosas que no explican. A mi modo de ver debe distinguirse lo que es relatar un proceso de lo que es explicarlo. Relatamos cuando establecemos una sucesión de hechos, pero explicamos cuando atendemos a sus razones profundas, a causas o factores. (Volver) (3) Mi posición, por si queda alguna duda, no es justificar la guerra, sino utilizar la existencia de esta aberración para demostrar que nuestra razón no es tan razonable y detrás puede haber algo más. Es lógico pensar que las acciones irracionales las realizan los seres irracionales. El hombre es un irracional con acceso limitado a la razón. Ejerce en un campo intermedio entre ambas cualidades.


Por otro lado la existencia de conductas guerreras en otras especies sociales como en hormigas y termitas, demuestran que existe una cierta tendencia a la competición entre grupos, que en el caso de que el colectivo sea tecnológico le obligará a desarrollar la tecnología. (Volver) (4) Kuhn en su libro de 1962 titulado La estructura de las revoluciones científicas sostiene que las teorías científicas no son aceptadas porque sean "verdaderas" en su sentido objetivo, sino por razones sociales. (Volver) (5) Las creencias en ciencia se recogen en el conjunto de principios que se asumen. Por ejemplo en la teoría del caos se asume el principio de que es imposible encontrar la relación entre las causas y los efectos. (Volver) (6) Adscrito erróneamente por el escritor Karl May a los apaches. (Volver) (7) Relatos similares se encuentran en las religiones sumeria, babilónica, egipcia e india, además de las tradiciones judeocristianas e islámicas. En la tablilla de la Epopeya de Gilgamesh (siglo VII a. de C.) se habla de otro Noé. O han existido varios Noés y varias arcas, o se trata del mismo relato de raíces muy antíguas.


CAPÍTULO 6 de La Vida Embarazada. Una teoría global sobre la vida terrestre y la evolución por Miguel García Casas. LA DEGRADACIÓN DE LA TIERRA Otra gran incoherencia: el hombre, la especie más inteligente de la Tierra sin ninguna duda, es la más peligrosa para la vida existente en nuestro planeta. La aparición de la especie humana, lejos de mejorar la situación de la Tierra en los aspectos medioambientales, como quizá podría esperarse de un ser tan inteligente, produce todo lo contrario. Sucede que cuanto más desarrollada es una sociedad humana, cuanto mayor es su nivel tecnológico, cuanto más crece su ciencia y sus conocimientos humanísticos, más contamina, más mata y más degrada. La pregunta del millón es la siguiente: ¿es lógica esta actitud, o no? De este interrogante se derivarían otros complementarios como: ¿Si fuera lógi-


ca esta actitud, lo sería en función de nuestra racionalidad o de nuestra irracionalidad?, ¿Si fuera una actitud al servicio de nuestra irracionalidad, sería en realidad de la nuestra o de la comunidad orgánica de la que podemos estar formando parte junto con los demás seres vivos del planeta? En el poema Insomnio, perteneciente a los Hijos de la Ira de Damaso Alonso, pueden leerse estos versos: Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre? ¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches? Sin lugar a duda, Damaso expresa en este fragmento una protesta cósmica...


Sumario del capítulo 6 - La ecología - La sensibilidad social - La ecología y el desarrollo - Quien da primero, da dos veces

La ecología Cuando se produce un fenómeno, como puede ser un problema medioambiental, éste debe ser explicado. Desde una perspectiva racional un problema se reconoce por sus síntomas, pero nunca puede ser atacado con eficacia si no se descubre el mecanismo de funcionamiento del sistema y de qué manera éste ha sido perturbado por unos factores causales que han producido dichos síntomas.


Desde esta perspectiva era necesario que surgiera una ciencia medioambiental, la ecología, que se ocupara de los mecanismos que rigen las relaciones entre los seres vivos, y de éstos con el medio físico-químico del que dependen. La existencia de un corpus científico no garantiza que el hombre pueda solucionar eficazmente sus problemas, por ejemplo la economía existe hace mucho tiempo, y sin embargo la pobreza no ha sido erradicada. Parece pues que la existencia de la ecología no garantiza la solución de los problemas ecológicos. Por tal razón un sector de la población cree conveniente dar un testimonio activo a favor de una política racional en el uso de los recursos y en la conservación del medio ambiente dentro de unos límites aceptables para la humanidad. Junto al científico -ecólogo-, un personaje elegante socialmente y poco molesto políticamente, surge una especie de mosca cojonera , un tipo de personaje que siempre que aparece recuerda todo aquello que la sociedad no quiere ver, al que se le ha vuelto la espalda por comodidad: el ecologista.


A partir de los términos griegos Oikos -casa, hábitat- y logos -razón, discurso- el biólogo alemán Ernst Haeckel creó la palabra "Oekología" que incluyó por primera vez en 1866, en su "Morfología general", con objeto de sustituir a la palabra biología que en aquella época se utilizaba para referirse a la relación del organismo con su medio ambiente de un modo muy restringido. Haeckel se refirió a la Oekología en estos términos: "Por Oekología entendemos (...) la ciencia de las relaciones del organismo con el medio ambiente, incluidas, en sentido amplio, todas las condiciones de la existencia". E.P. Odum escribe: "Habitualmente, la ecología se describe como el estudio de las relaciones de los organismos o de los grupos de organismos con su entorno ". Aunque se suele dar la paternidad de la Ecología a Haeckel, sin embargo este autor no realizó en toda su vida ningún trabajo sobre este tema, incluso manifestó una actitud hostil hacia las investigaciones pioneras de Hensen sobre la productividad marina. Previo a la invención de Haeckel del término "ecología" existía una disciplina científica creada por Humboldt en 1805 denominada geografía de


las plantas, cuya finalidad era "considerar los vegetales bajo las relaciones de su asociación local en los diferentes climas". Humboldt veía que la distribución de las plantas, y probablemente también la de los animales, no guardaba relación con la clasificación linneana -un prado no estaba formado sólo de gramíneas, ni un bosque sólo de coníferas-, y sin embargo sí con el clima. Todas las tundras se parecían mucho, como todos los bosques tropicales húmedos. En 1838 el botánico alemán Grisebach establece el término formación geográfica "a un grupo de plantas con un carácter fisionómico parecido, como un prado, un bosque, etc." Se observa en este concepto el surgimiento de una primera unidad para entender un aspecto del funcionamiento de una agrupación de seres vivos, en este caso su distribución geográfica. Hacia finales del siglo XIX éste tipo de estudios geobotánicos se orientaron hacia lo que hoy se llama Ecología vegetal, al tener que ocuparse para explicar la distribución geográfica de otras propiedades de los vegetales como el crecimien-


to y sus modos de vida característicos. De esta manera se imponen modos de nombrar a las plantas según propiedades como la alta necesidad de agua -higrofilia- y por tanto se nombrará a las plantas higrófilas, junto a otras como las xerófilas o que viven en medios secos. Hacia los años 30 del siglo XX muchos ecólogos compartían las ideas organicistas del norteamericano F.E. Clements, en el sentido de considerar a las comunidades vivas como organismos vivos. V.E. Shelford, especialista norteamericano en biocenosis , comparó las comunidades vegetales con los organismos ameboides , estableciendo analogías entre la extensión de las manchas verdes y la dinámica de los pseudópodos protozoarios. Este mismo autor y otros admitieron que estas posturas son difíciles de mantener. El concepto capital de la ecología, el ecosistema, aparece en 1935, debido al ecólogo inglés A.G. Tansley, que lo utiliza para designar el conjunto formado por la biocenosis y su entorno abiótico, el biotopo. A lo largo de las tres primeras décadas del siglo XX la ecología alcanza una visión di-


námica de la naturaleza, descubriéndose que los ecosistemas pasan por una serie de fases intermedias hasta alcanzar el climax. De este modo el funcionamiento del medio puede ser previsto y por tanto se puede proceder a explotar racionalmente la naturaleza. Los ecosistemas tienen capacidad de autoregularse. Al conjunto de mecanismos numerosos y complejos que rigen el comportamiento de los sistemas ecológicos se le denomina homeostasis. No obstante, existe el peligro de confundir la manifestación de una propiedad general de un sistema con la expresión de un ser vivo. Einstein en su teoría de la relatividad, establece la existencia de dos sucesos comunes al Universo: el primero la velocidad constante de la luz a 300.000 km/s, el segundo es la existencia de un principio de acción y reacción, es decir, que en cualquier parte del Universo a la aplicación de una fuerza en un sentido se le va a oponer espontáneamente una fuerza en sentido contrario. En un sistema químico (como por ejemplo un café), si sumergimos por un extremo un te-


rrón de azúcar, cuya concentración es máxima en comparación al café, en un intento de oponerse a la diferencia de concentración, el café comenzará a invadir el terrón de azúcar; sin embargo no estamos en un sistema vivo, por tanto el conjunto cafe-azúcar no posee homeostasis, es una simple manifestación de oponer una fuerza en contra de otra que se empleó en su momento en concentrar el azúcar obtenido a partir de remolacha, caña u otro origen. Es posible confundir la manifestación de un conjunto de fuerzas de inercia contra una serie de factores modificadores de un equilibrio o estado cercano al equilibrio con un proceso homeostático, o de otro modo: confundir un proceso de naturaleza físico-química con un proceso vital, un proceso que en líneas generales se realizaría aunque no existiera vida en la Tierra con otro que sólo ocurriría caso de existir seres vivos. Los ecólogos fueron descubriendo que en el ecosistema priman las relaciones de alimentación y de traslado de la energía de unos organismos a otros, que en origen proviene del Sol. En 1941, a los 27 años, Raymond Lindeman presenta la teoría de los ecosistemas a partir del estudio


de un ecosistema lacustre, al año siguiente extiende sus conclusiones a todo tipo de ecosistemas muriendo de cáncer en 1942. Lindeman introduce la termodinámica en los sistemas ecológicos. Los sistemas vivos mantienen su orden interno aumentando el desorden externo. De otro modo la entropía dentro del ser vivo no aumenta porque aumenta la entropía en el exterior de éste como resultado de la actividad vital. Los hermanos Odum en su Fundamentals of ecology consideran al ecosistema como un organismo vivo: "Los organismos vivos, los ecosistemas y toda la biosfera poseen la característica especial de ser capaces de crear y de mantener un estado de orden interior, o de baja entropía". Dicho de otro modo el espacio intermedio entre los seres vivos de un ecosistema no aumenta lo suficiente de entropía como para decir que estamos fuera de un ser vivo. Las relaciones entre distintos componentes que tienden al equilibrado, como los ciclos depredador-presa en el que un incremento o descenso del depredador implica un proceso similar en el segundo, en el ecosistema son consideradas como mecanismos de retroacción tendentes a la homeostasis. Ramón


Margalef se muestra dentro de la tendencia de considerar estos aspectos cibernéticos en el funcionamiento del ecosistema. Aristóteles, a diferencia de los ecólogos modernos, era finalista; para él las agrupaciones de organismos que coinciden en ciertas características muestra que la naturaleza busca la adaptación. De tal modo la presencia de las palmípedas en las zonas húmedas, o de los peces en el agua no era casual. Aristóteles atribuye a la naturaleza un proyecto semejante al de un ingeniero: "Al igual que algunos fabrican aparatos para permitir a los buceadores permanecer largo tiempo bajo el mar aspirando el aire de la superficie, así, sobre este principio ha regulado la naturaleza el tamaño de la nariz de los elefantes". Carl von Linné (1707-1778) también era finalista, según él los mecanismos en cuestión fueron deseados por el autor de la naturaleza. Sin embargo los ecólogos modernos intentan explicar, desde una perspectiva mecanicista, la interacción entre el medio y el organismo bajo un esquema de azar y necesidad, que, al igual


que en el caso del finalismo de Aristóteles, también necesita para asimilarse unas dosis de creencia que no han podido ser eliminadas. El pensamiento de Odum sincretiza el pensamiento mecanicista junto con el organicista sobre el funcionamiento de los ecosistemas. El primero puede expresarse bajo modelos industriales de producción, síntesis de productos, consumo de energía, etc. El segundo aplica al ecosistema una categoría superior de organismo único. En los años 70 vuelve a aparecer dentro del discurso ecologista la idea de que la Tierra es un ser vivo, que Lovelock ha incluido en Gaia, su teoría sobre la Tierra. Gaia sería un organismo vivo dotado de homeostasis y que se "fabricaría" sus propios seres vivos y modificaría las condiciones voluntariamente de acuerdo con sus intereses. En palabras de Pascal Acot la ciencia ecológica está muy impregnada de organicismo. No obstante a pesar de ello es posible que se esté en lo


cierto pues otras ciencias como la citología, la histología o la zoología están impregnadas de lo mismo y nadie duda de su acierto en lo referente a este aspecto. Los límites del hombre no tienen por qué medirse solamente en términos de espacio o de tiempo, sino también de organización. Nuestros instrumentos lógicos y técnicos pueden no servir para observar sistemas estructurados de mayor nivel que el nuestro o mucho menor: ¿qué es el electrón?, ¿qué y cómo es, caso que exista, un sistema mayor que el nuestro en el que nosotros podemos estar integrados? La sensibilidad social Los pueblos que más sensibilizados se encuentran con el medio ambiente son los tribales; por el contrario las concentraciones de gente en las ciudades desconectan a las personas de su entorno natural. A los habitantes de las grandes urbes un problema medioambiental parece sintonizarles menos que una calle con baches, o una subida de los precios. Esto es válido para cualquier país, pues hay que reconocer que incluso en los países con éxito político de los parti-


dos verdes, éstos no han pasado de ser partidos parlamentarios minoritarios. Realizando una simple correlación matemática se ve que los países donde el movimiento ecologista ha despuntado son los más ricos. En los países pobres caso de existir verdes, no poseen más que una presencia testimonial. Probablemente si extrapolamos el nivel económico español al modelo de correlación los resultados previstos por el modelo sean coincidentes con los obtenidos. Lo cierto es que los países ricos, una vez ya conseguido el desarrollo, se preocupan por una calidad de vida mayor que no es equivalente a un nivel económico mayor, aunque guarda cierta relación; quizá sea pertinente citar aquí a Groucho Marx (1895-1977), quien dijo: " ¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero! ¡Pero cuestan tanto!". Los países menos desarrollados, eufemismo con el que se nombra a los pobres, necesitan primero alcanzar un nivel superior de desarrollo, para posteriormente preocuparse por su calidad de vida. La China Popular,


antes de sumarse a un convenio internacional sobre control de la producción de CFC, consideraba importante cumplir con un objetivo desarrollista: que una de cada cuatro familias tuviera nevera en el año 2000. Podemos criticar la postura de China, pero ¿que diríamos si en España mismo se nos obligara a reducir el número de neveras a una por cada cuatro familias, lo que al fin y al cabo es el objetivo chino? Modernamente el desarrollo industrial de India y China, con su consecuente consumo energético, está incrementando alarmantemente los niveles de CO2 de la atmósfera. El planeta está aumentando su estrés ecológico de manera preocupante. Otra de las posibles razones de que las sociedades no asuman los principios conservacionistas es que las culturas que impregnan a éstas y que evidentemente marcan las bases del comportamiento humano, sitúan a la naturaleza en un lugar irrelevante. Probablemente el mundo más contaminante sea el cristiano. Para un cristiano la naturaleza es un lugar puesto por Dios para que el hombre haga lo que quiera. Los animales y las plantas ca-


recen de alma, y no hay ni un solo mandamiento que se refiera al daño realizado al ecosistema. El cristiano no parece haber recibido ni manifiesta una conciencia ecológica que le haga sentirse mal cuando contamina, ni existe ningún mandamiento que diga: "No dañaras a las aguas, a los aires, ni destruirás los equilibrios que Dios ha puesto en el mundo para la vida tuya y de tus hijos". Por otro lado no digamos ya de cuando incluso los principios morales de las sociedades caen, desaparecen las ideologías, y se sustituye todo por un culto a la imagen por la imagen, y al consumo desenfrenado. Una sociedad en donde todo vale. La falta de principios conservacionistas en la naturaleza humana se manifiesta en una falta de coordenadas claras a la hora de hacer leyes que protejan el medio ambiente. Los daños causados deben ser graves, pero grave es un concepto vago muy propio de nuestra habla natural que como mucho podría ser especificado a partir de complicados estudios y referencias que


siempre podrían ser refutadas basándose en una falta de objetividad. ¿Cuál es la importancia de un incendio provocado si ese bosque más pronto o más tarde se iba a quemar como un proceso más de autorregulación del bosque? ¿Cuál es el daño al ecosistema producido por una empresa que contamina? ¿Cómo podemos estudiar todas las cadenas alimentarias a las que ha afectado? ¿Quién garantiza que los daños no son parcial o totalmente producidos por otros vertidos de otras fábricas, o se produce un efecto de sinergía totalmente involuntario entre distintos productos? Y es que el mayor grado de complejidad que una ciencia puede acometer es precisamente el que encara la ecología: el nivel químico, el físico, el biológico, el sociológico, el económico, el moral, etc.; enfrentarse a todos estos problemas con un lenguaje tan limitado como el humano produce unos niveles de indeterminación tan elevados que si no se parte de unos sólidos principios morales respecto al entorno es lógico que una buena sentencia en derecho medioambiental sea una reprimenda del juez al causante del daño, o una multa irrisoria en función de los beneficios que se han producido al realizar el daño a la naturaleza.


La ecología y el desarrollo El desarrollo de la ciencia y de la tecnología va parejo al desarrollo de las ciudades, y por contra los ciudadanos tienden a perder la sensibilidad ante los aspectos ecológicos y medioambientales que los problemas de desarrollo imponen. Da la sensación de que cuando se comete un asesinato o un robo, el daño se establece fácilmente en el juicio, y éste es un factor constante. A continuación lo que se juzga es la conducta del que realiza el delito con objeto de establecer su grado de responsabilidad. Sin embargo en los delitos ecológicos el constante daño, que es fácil de observar en otro tipo de delitos, aquí se transforma en una variable mucho más difícil de determinar que la conducta del posible responsable, y no digamos de la ambigüedad de los enunciados legislativos que permiten una serie notable de salidas posibles a los abogados defensores. El modelo de desarrollo existente actualmente recibe el nombre de desarrollo sostenido. Es ne-


cesario incrementar el desarrollo para que la economía funcione adecuadamente. En España, en los años 80, incluso si no aumentaba el Producto Interior Bruto un mínimo de un 2,5% anual se incrementaba el paro. De otro modo el modelo de desarrollo sostenido implica aumentar la producción para mantener el mismo grado de empleo. Hasta ahora, y globalmente, es cierto que a mayor producción más contaminación, y esto a su vez implica PELIGRO. Se habla del efecto invernadero, del agujero de Ozono, de la contaminación de las aguas, del aire, etc. Esto llegó a plantear en su momento, por parte de organizaciones conservacionistas, la necesidad del desarrollo cero. No obstante era lógico que los países pobres no pasaran por ahí. Por ello se revisó el concepto y se habló del "desarrollo sostenible", es decir, un tipo de desarrollo que hiciera compatible niveles de conservación de la naturaleza aceptables con niveles de desarrollo económico necesarios. En la conferencia de Río se habló en estos términos, sin embargo, quizás fue un suceso positivo, pero poco más. A los países ricos no les interesaba estar controlados por los pobres en cuanto a los niveles de producción. EEUU tuvo una actitud muy negativa, y en


cuanto a los pactos y protocolos firmados son un monumento a la vaguedad, a la ambigüedad, haciendo aguas a la hora de plasmarlos en números. La cuestión es: ¿Qué es realmente en cifras, distribuidas regionalmente, el desarrollo sostenible? Una vez más nuestro lenguaje se ha mostrado ineficaz para llegar a acuerdos. Quizá la mayor importancia de Río sea que en el próximo grado de destrucción ambiental, constituya un antecedente para volver a repetir una conferencia con los mismos objetivos. ¿Servirá para algo la próxima conferencia?(1) Quien da primero, da dos veces... Si somos una especie inteligente -la única del planeta- si nuestras cualidades son superiores a las de todos los demás seres vivos juntos, si estamos en el momento de mayor auge de nuestra ciencia, de nuestra tecnología ¿cómo es posible que lo estemos haciendo tan rematadamente mal?; ¿cómo es posible que estemos montando las peores guerras, las más crueles armas, que estemos produciendo tasas de desaparición de especies a la altura de la extinción masiva del


Cretáceo? ¿Cómo es posible que el hombre inteligente sea infinitamente más peligroso para la vida que el temible virus del SIDA? ¿Por qué razón existe esta relación directa entre la peligrosidad y la inteligencia? ¿O es qué quizás con nuestro instinto y con nuestra inteligencia no es posible hacer otra cosa? La existencia de la ecología y del ecologismo es una respuesta ante una problemática medioambiental. Sin embargo previo a esta respuesta hay una acción agresora que mantiene la iniciativa, entre la agresión y la respuesta transcurre un tiempo en el que el daño se sigue realizando. Más tarde está el problema de localizar causas, descubrir mecanismos y aplicar la solución correcta lo que no es nada fácil. Por desgracia el que da primero da dos veces, y siempre es primero la agresión que la respuesta. En términos de fuerzas las medidas ecológicas son a modo de una fuerza de inercia, una reacción, que se opone a una acción o primera fuerza de signo contrario. Por otro lado las fuerzas que dirigen los procesos no son las de inercia. En un coche que arranca notamos una fuerza de inercia hacia atrás, pero nos vamos hacia adelante.


¿Pueden ser eficaces las medidas ecológicas en este contexto? Contestar a esta pregunta es hablar del futuro, pero de un modo global es evidente que hasta ahora las medidas ecológicas no han sido eficaces, a no ser que el papel de este tipo de reacciones no sea evitar el cambio, sino retardarlo y en todo caso suavizarlo. Personalmente me da la sensación que ésta es la máxima meta a la que se puede aspirar con la ecología. El expresidente soviético Gorbachov opina que nuestra actitud en las dos, tres o cuatro próximas décadas va a ser determinante para la humanidad. Estamos en el comienzo de un camino sin retorno, o quizás hace mucho tiempo que el Universo y la vida están en él. ¿Es posible que con objeto de conseguir dar tiempo al hombre de construir la estructura tecnológica adecuada para llevar la vida a otros lugares del Universo, aparezca esta fuerza de inercia conservacionista, para oponerse a la alta velocidad de contaminación del medio e impedir la rápida extinción del hombre?


Notas: (1).- Este texto fue escrito en su mayor parte en 1993, por ello no se cita el protocolo de Kyoto, aprobado en 1997, sobre la reducción global de la emisión de los gases de efecto invernadero. En 2005 y tras la firma del protocolo por Rusia entrará en marcha el acuerdo, pero EEUU no lo ha firmado basándose en que no está demostrado suficientemente que el principal factor de alteración del clima sea la actividad industrial. No es descartable que el incremento comprobado de la actividad solar en la época actual altere el clima pero, a mi modo de ver, este hecho no debería disculpar los esfuerzos por controlar las emisiones gaseosas de tipo industrial que sí contribuyen a alterar el clima aunque quepa la posibilidad de que no sean el principal factor.


CAPÍTULO 7 de La Vida Embarazada. Una teoría global sobre la vida terrestre y la evolución por Miguel García Casas. LA TEORÍA DE LA VIDA EMBARAZADA Vistos de otra manera, los hechos observados en nuestro mundo conducen a considerar la posibilidad de que la evolución sea tal como se expresa en este capítulo. Un gran organismo existente en la Tierra, manifiesta un ciclo biológico de carácter reproductor. Tras un proceso de maduración, el organismo genera de forma simultánea estructuras biológicas, grandes estirpes, que pueden llegar a originar especies tecnológicas capaces de construir artefactos con los que llevar la vida a otros lugares. Fuera de la Tierra, la vida podría sobrevivir más allá de los momentos en que el Sol aniquile la vida terrestre en su larga agonía estelar. Los ciclos reproductores de este organismo impiden la estabilización del sistema; debido a ello, tras su fracaso,


los grandes grupos que en otro tiempo dominaron la Tierra terminan desapareciendo de la faz de la Tierra y las esperanzas de reproducirse durante otro intento posterior siguen existiendo. Sumario del capítulo 7 - Mecanicismo y holismo - Sobre la Teoría General de Sistemas - Mecanicismo y adaptación... - Mitosis y adaptación, meiosis y evolución, dos paralelismos posibles... - Aspectos no considerados... ¿aspectos claves?.. - Metabolismo y reproducción, propiedades universales de la vida - Modelos y realidad


- La reproducción hembra humana...

en

la

- La reproducción sistema superior

en

el

Similitudes entre la reproducción de la mujer y del sistema superior... - Por tanto... - Predicciones de la Teoría de la Vida Embarazada y la Reproevolución - Recopilando


Mecanicismo y holismo... Para abordar un fenómeno podríamos asumir dos tipos de filosofías contrapuestas: idealismo y materialismo. La filosofía idealista asume que unas ideas generales determinan nuestra visión del mundo material y lo conforman como lo conocemos. Las ideas asumirían un papel previo a los aspectos materiales observados y nosotros reflejaríamos nuestras ideas en el análisis de nuestras observaciones sobre el entorno. Por otro lado como materialismo se conocen un conjunto de filosofías que mantienen tres principios comunes. Primero, para ellas la realidad material existe fuera de la conciencia humana. Segundo, la realidad existe antes e independientemente de las ideas que se tengan sobre ella, derivando de la experiencia sensible del mundo y no a la inversa. Tercero, todo cambio en el Universo es el resultado de la acción de una entidad material sobre otra. El materialismo presenta dos formas principales: el materialismo mecanicista y el materialismo dialéctico u holístico. El mecanicismo asume que las partes de un sistema complejo están separa-


das y son diferentes. De tal modo el mejor sistema de estudiar algo es analizar separadamente sus partes. Aun admitiendo que las distintas partes interaccionan, los mecanicistas se centran en ellas y no en las interacciones. Finalmente los mecanicistas admiten que todo puede construirse sumando las partes individuales y nada más. Jacques Loeb en un ejercicio radical de mecanicismo describió un insecto fototropo como "una máquina fotoquímica esclavizada por la luz". El materialismo holístico no admite los supuestos mecanicistas. Para él el todo puede ser más que la suma de partes, que a su vez integran un sistema de categoría superior cuyo funcionamiento incide sobre cada una de ellas. Los sistemas, formados de partes, ganan propiedades que las partes por separado no poseen. De este modo surgen nuevas propiedades previamente inexistentes. Así es factible explicar fenómenos que asumiendo el mecanicismo no es posible. Cierto es que el mecanicismo ha permitido avanzar en el conocimiento de los fenómenos, sin embargo, también es cierto que es posible encontrar en muchos casos que el funcionamiento


de las partes es influenciado por el todo, y por tanto en situaciones diversas, despreciar este factor global impide explicar más correctamente la naturaleza de las cosas. Algunos ejemplos han sido dados a lo largo de esta obra. Si la teoría que expongo La Vida Embarazada es de naturaleza holística y basada en la teoría general de sistemas es lógico que como autor asuma sus principios lógicos, pues si bien los métodos mecanicistas son idóneos para la lógica mecanicista, para la lógica holística de los sistemas es congruente el uso de los principios, postulados y proposiciones de la teoría general de sistemas. Intentar demostrar una teoría holística a partir de métodos mecanicistas no es correcto, de la misma manera que postular una teoría mecanicista desde la metodológia holística es un error. El enunciar una teoría desde el holismo y desde el mecanicismo a la vez es imposible, pues también lo es demostrarla de cualquier modo. Como Popper decía, las teorías no pueden ser demostradas sino en todo caso falsadas: no podemos confirmar que son verdad, en todo caso podemos demostrar que son mentira.


La teoría general de sistemas asume tres postulados: El primer postulado dice que existe una lógica de los sistemas que es aplicable a todo conjunto organizado. Este primer postulado alberga dos definiciones, primera que un sistema es un conjunto de partes interdependientes relacionadas con un fin, y segunda llama estructura al conjunto de relaciones no fortuitas que ligan las partes entre ellas y el todo. Dentro de esta segunda definición hace tres proposiciones, la primera se refiere a que un sistema posee propiedades internas o de la naturaleza de la parte, y externas en función del lugar que ocupa la parte en el seno del sistema. La segunda proposición trata que siempre que sea la estructura interna de la parte más compleja que la parte del sistema que le rodea la propiedad de la parte estará más condicionada por ella misma que por el sistema y al revés, cuando la complejidad de la estructura que rodea a la parte supere a la complejidad de la parte, las relaciones del sistema condicionarán más que la naturaleza de la parte. La tercera proposición dice que


cuanto más complejo se hace un sistema las propiedades que lo caracterizan dependen cada vez más de las relaciones entre las partes -estructura- y cada vez menos de las partes. El segundo postulado asume que existen sistemas homomórficos. Este postulado contiene tres definiciones, la primera es que dos sistemas que tengan una parte de su estructura idéntica son homomórficos, la segunda definición dice que los sistemas que tengan toda la estructura igual son isomórficos, y la tercera asume que un sistema homomórfico de un sistema más complejo constituye un modelo de éste. Es decir, que cuando un sistema más sencillo tenga un conjunto de relaciones en las que coincida con el sistema más complejo, puede ser tomado como un modelo de éste. En esta tercera definición encontramos tres proposiciones, la primera dice que si dos sistemas tienen estructuras semejantes, es decir, son homomórficos, las propiedades externas de sus partes -elementos- serán comparables, la segunda enuncia que las propiedades del sistema serán tanto más comparables cuanto más débil sea la estructura interna -relaciones internas- de


las partes, y la tercera proposición se refiere a que si la estructura interna de los elementos no juega un papel demasiado grande podemos comparar sistemas isomorfos -de estructura igual- pertenecientes a campos distintos. Por último el tercer postulado dice si sistemas pertenecientes a diversos campos del saber tienen la misma estructura, debe ser posible expresar esta estructura en un lenguaje universal común, susceptible de ser traducido en una tecnología particular. La Vida Embarazada surgio del análisis de la evolución, posteriormente de la intuición de que procesos similares suceden en la naturaleza reproductora de la hembra humana y de la comparación de los aspectos reproductores del posible macroorganismo terrestre con la mujer. Lo que a resultas asumo basicamente en La Vida Embarazada es que la hembra humana es un sistema homomórfico del macroorganismo terrestre porque observo cuando comparo a ambos organismos que coinciden en una parte de su estructura -de sus relaciones internas- como sucede en la ovogénesis y otros aspectos de la reproducción.


Mecanicismo y adaptación... La adaptación es esencialmente el mecanismo básico que explica la evolución desde una perspectiva mecanicista. Sin embargo, aunque es indudable que la adaptación existe, es cuestionable que sea capaz de aclarar todo lo que es necesario abordar. El azar, otro valuarte mecanicista, no explica, sino más bien recoge en un cuarto oscuro problemas irresolubles, no se sabe si provisionalmente o definitivamente. Pero explicar no lo hace, ya he escrito que a mi juicio desde bases ideológicas distintas, es equivalente decir porque Dios quiere que por azar. Dios y azar constituyen dos alegatos a la inexplicabilidad racional, pero no puedo admitir que racionalmente ninguno de los dos explique aunque si que existan fenómenos inexplicables. La adaptación para explicar pequeños pasos parece un recurso relativamente sencillo. Lewontin lo da a entender así y expresa que es esa una razón del por qué la explicación adaptacionista de la evolución no es abandonada. Por otro lado entiendo de sus palabras que al parecer es la única vía por donde el mecanicismo podría lle-


gar a dar una explicación a la evolución. Abandonarla cerraría el camino mecanicista en este campo científico. En palabras suyas: "En cierto sentido, pues, el biólogo está forzado al programa adaptacionista estricto, porque las alternativas, aunque indudablemente operativas en muchas ocasiones, no pueden comprobarse en casos concretos". Una de las alternativas aludidas por este autor se refiere a las cuestiones alométricas. La alometría asume que las partes medibles de un organismo, -el esqueleto por ejemplo-, forman un continuum que interrelaciona entre sí. De este modo la variación de las dimensiones en una sección conlleva el cambio de las dimensiones en otra, a modo de una malla elástica, cuya deformación en la parte donde se aplica la fuerza implica otra deformación en el resto de la malla. Así podríamos explicar la reducción de las patas anteriores del tiranosauro a causa del desarrollo extraordinario de las patas posteriores. Este modelo alométrico constituye un paso dado desde el mecanicismo riguroso, hacia un cierto holísmo en el que más allá de las partes del esqueleto se considera el papel importante de las interrela-


ciones entre ellas. A nivel genético la alometría implica una coordinación de muchos genes y niega la independencia absoluta de éstos. El mismo autor en compañía de Gould escribe: "Con demasiada frecuencia nos ha conducido el programa adaptacionista a una biología evolutiva basada en las partes de los organismos y en sus genes, pero que no tiene en cuenta a los organismos en sí mismos". Ambos autores no postulan la existencia de un macroorganismo, tal como aquí hago, sino que se refieren a organismos de igual categoría estructural a nuestra especie. No obstante en mi opinión el considerar los seres vivos como un todo integrado en un sistema superior orgánico puede contribuir a resolver problemas biológicos que de otro modo son poco menos que inabordables. ¿Por qué no asumir la posible existencia de un organismo de este tipo? Plantear el análisis a este nivel es como mínimo un ejercicio irrenunciable cuyos resultados pueden contribuír al menos a establecer unas perspectivas diferentes a un problema tradicional. Quizás la dificultad esencial a vencer no sea ya si los seres vivos integran un macroorganismo, sino mas bien la preexistencia


de un problema de mentalismo en el hombre para asumir ese ser de categoría estructural superior. Turing tropezó con un problema similar a la hora de convencer sobre la posibilidad de que las máquinas pudieran llegar a ser inteligentes e intentó vencerlo escribiendo su obra ¿Puede pensar una máquina? La cuestión estriba en que caso de existir el sistema superior las cosas seguirían siendo tal como se nos están presentando. No se trata de cambiar los datos, sino de plantear otra manera de comprenderlos. Mitosis y adaptación, meiosis y evolución, dos paralelismos posibles... En el organismo humano, la vida continúa en su interior por un mecanismo reproductivo que es la mitosis, un sistema organizado de reproducción por la que una célula que contenga un número dado de cromosomas origina dos células hijas del mismo número de cromosomas. Se suele decir que en el plazo de unos años, un cuerpo humano queda constituido por un conjunto de células totalmente distinto, exceptuando las neuronas cerebrales, un subconjunto de las cuales sigue sobreviviendo durante toda la vida.


Sin embargo, nunca será posible reproducir el sistema biológico humano, si no interviene otro proceso de división celular, al que llamamos meiosis, y que consiste en reducir el número dado de cromosomas de las células abuelas, a la mitad en las células nietas. De este modo, surgirán los gametos, que mediante su acción podrán hacer aparecer nuevos organismos humanos. La mitosis podría ser el equivalente, en el posible sistema superior, a la adaptación. La vida se mantiene de esta manera sobre el ecosistema en condiciones muy similares aunque algo diferentes, variando de manera adecuada a los cambios del medio. Sin embargo a la hora de producirse pasos esenciales en cuanto a la reproducción del sistema interviene otro proceso diferente, no ya una adaptación, sino una evolución. De este modo la evolución no sería un sumatorio de adaptaciones, sino un proceso diferente, cuyos cambios procurarían la madurez de la comunidad biológica y por tanto su reproducción.


Aspectos no considerados... ¿Aspectos claves?.. A las teorías "tradicionales" mecanicistas sobre la evolución, caso de la selección natural -o al menos de la explicación que se ha querido dar de ella- y modificaciones posteriores, les ha faltado la visión, en algunos casos imposible o en otros voluntaria , de ciertos aspectos que se encuentran contenidos en los núcleos de estudio de otras ciencias y que se podrían estructurar del siguiente modo: + Por un lado vivimos en un planeta que circunda a una estrella que posee un periodo de vida, y que de no remediarlo al extinguirse arrastrará en su agonía a todas las formas vivas destruyendo la vida terrestre. + Por otro lado la vida muestra una fuerza extraordinaria tendente a evitar su desaparición. Las cantidades y calidades de estrategias desencadenadas por el mundo biológico con objeto de sobrevivir son tan insólitas que no hemos podido describirlas adecuadamente, e incluso es muy posible que si alguien nos contará la realidad no nos la creyéramos, ¡no sería posible un relato tan fantástico!


+ El desarrollo de la tecnología en nuestro siglo de una manera tan explosiva y tan desigualmente repartida entre todos los habitantes del mundo. + La tendencia a la guerra por parte de la humanidad, ligada al desarrollo tecnológico anteriormente referido al que potencia extraordinariamente. + El desarrollo de una carísima tecnología espacial, no se sabe bien para qué, en un mundo donde los bienes están mal repartidos. Estos elementos para la reflexión sobre el problema pueden permitirnos plantear una visión diferente de la evolución biológica en la Tierra. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si mañana en los periódicos y revistas científicas se confirmara que el Sol, en un plazo de doscientos años, destruirá la Tierra y extinguirá la vida? ¿Qué propondrían los grupos sociales de los distintos países de la Tierra? ¿Qué decidirían los gobiernos?


Metabolismo y reproducción, propiedades universales de la vida. La vida posee dos propiedades fundamentales: metabolismo y reproducción. El metabolismo consiste en una especie de autogestión de la materia que es capaz de generarse a sí misma manteniendo un orden irrenunciable a partir de la gestión de la energía que llega al lugar donde existe la vida. Pero la materia orgánica, parte esencial de la vida, es inestable y parece comunicar esta "debilidad" constitucional a los sistemas en los que se integra. Como respuesta surge la reproducción, mediante la cual se generan nuevas réplicas muy parecidas a las preexistentes y que pueden extender la vida en general en el tiempo, aunque no la vida en particular. Los seres vivos nacen dotados de la necesidad natural de reproducirse. La naturaleza les proporciona órganos dedicados a esta función además de comportamientos específicos para conseguir los fines reproductivos. Desde que el mundo es mundo la vida ha sobrevivido porque la reproducción no ha desaparecido. Incluso en algunos organismos carentes de movimiento au-


tónomo, la única fase vital en la que disponen de cierta independencia del espacio habitado por el precursor es la reproductiva. Así los árboles se sitúan fijos sobre el suelo, pero la invasión de nuevos territorios en los que se extienda la especie solamente se producirá en el estado de semilla, como los cocoteros cuando sueltan los cocos en el mar con objeto de que puedan llegar a otras islas. Modelos y realidad... Los modelos son utilizados en ciencia para, a partir de esa serie de cosas que nos rodea y que percibimos de manera cotidiana, explicar de una manera más próxima a nuestra percepción una serie de fenómenos más alejados de nuestro mundo inmediato. Así las formas nos permiten comprender desde los átomos y moléculas que simulamos con esferas, hasta las complejas relaciones del espacio-tiempo de la relatividad, que se pueden representar mediante mallas o redes elásticas que se distorsionan al entrar en contacto con masas esféricas. Si bien muchos seres carecen de vida y por tanto pueden ser modelizados dignamente por ob-


jetos no vivos, para representar a un ser vivo complejo, quizá nada mejor que utilizar otro modelo vivo pero más próximo a nosotros. Como ya ha sido comentado, según la teoría general de sistemas, la coincidencia en parte de la estructura de dos sistemas de diferente complejidad convierte a ambos en sistemas homomórficos y en consecuencia puede se utilizado uno como modelo del otro. Es por tal razón que planteándose en esencia en esta obra un proceso reproductor que está ligado a la supervivencia de la vida de la Tierra, utilice aquí como modelo la hembra humana. En todo caso no se intenta establecer la igualdad entre el posible sistema superior del que formamos parte y la hembra humana, sino que determinadas pautas biológicas de ésta pueden servir de claves que nos ayuden a comprender algo mejor el significado de la naturaleza de la comunidad viva terrestre. Quizás otras especies y otros aspectos pudieran ser mejor simulados por la biología de otros organismos, sin embargo la sexualidad femenina por pertenecer a nuestro propio patrimonio como especie me ha parecido lo suficientemente interesante y po-


seedora de luces acerca del enigma biológico: ¿Aparte de vivir, qué están haciendo los seres vivos en la Tierra? La reproducción en la hembra humana... En la mujer, como en todas las hembras de mamífero, existen dos órganos sexuales a los que hemos dado el nombre de ovarios. En estos órganos sexuales surgen células, llamadas ovocitos, que son capaces en algunos casos de originar un nuevo ser vivo de la misma categoría que la hembra humana. Al proceso de generación de ovocitos lo llamamos ovogénésis. A partir de unas células denominadas ovogonias, se producen otras llamadas ovocitos de primer orden que llegan a sumar un total de 6 a 7 millones. En el momento del nacimiento de la hembra, en el parto, los ovocitos de primer orden han quedado reducidos, no sabemos según qué criterio, a unos 300.000, produciéndose la muerte del resto. Nunca más durante toda la vida de la hembra se generará un solo ovocito nuevo. Durante una serie de años hasta que se alcanza la pubertad el proceso queda interrum-


pido. A partir de la pubertad, alguno de los ovocitos de primer orden se transforma en lo que hemos denominado ovocito de segundo orden, que surgirá en cada ovulación en número de uno (normalmente), en dirección hacia el útero, atravesando previamente las trompas de Falopio. Son estos ovocitos los que en algún caso pueden iniciar el desarrollo embrionario que conducirá al nacimiento mediante el parto. Al final del periodo fértil de la mujer, de los 6-7 millones de ovocitos de primer orden originales sólo llegaran a ovocitos de segundo orden unos 300, de los cuales unos pocos se transformarán tras la fecundación en óvulos y podrán dar origen a nuevos individuos. El proceso está regido internamente por hormonas que producen no sólo la ovulación, sino que cuando el ovocito no es viable causan una eliminación tanto de éste como de las estructuras que le rodean y que surgieron para permitir la viabilidad del siguiente paso en el desarrollo del individuo: el embrionario. Este proceso llamado menstruación es cíclico, se rige por meses lunares y solamente se interrumpe caso de pasar al desarrollo embrionario tras la fecundación.


Si se produce fecundación nacerá un nuevo individuo y posteriormente al alumbramiento se producirá una eliminación de aquellas estructuras generadas para posibilitar toda la fase que comenzó con la ovulación y concluye con el nacimiento. La placenta se elimina, el útero debe volver al estado que tenía cuando no albergaba ningún óvulo, los tejidos y órganos deben recobrar sus antiguas posiciones. Tras la reproducción hay una reconstrucción del estado inicial del sistema, previa eliminación y reestructuración de las partes. La reproducción en el sistema superior Por métodos de datación radiactiva hemos podido establecer que la Tierra y el sistema solar tienen una edad aproximada de 4.600 millones de años. Los fósiles con caparazón comienzan a aparecer hace unos 570 millones de años. Esta fecha la hemos tomado como principios de la era primaria o paleozoica. Su primer periodo es el cámbrico y esta edad supone también su límite inferior. El precámbrico se sitúa ocupando todo el periodo anterior. Hacia el final del pre-


cámbrico y durante un escaso 4% de la duración total de éste es posible encontrar fósiles de animales pluricelulares desprovistos de caparazón que pertenecerían al mismo grupo que las medusas. Hoy sabemos que los primeros seres vivos que habitaron la Tierra aparecieron en el periodo en el que la Tierra tenía entre 800 y 1.400 millones de años; dicho de otro modo, entre hace 3.800 millones de años y 3.200 millones. Por su aspecto parecen microfósiles del tipo procariota, células más pequeñas, dotadas de un solo cromosoma, sin núcleo aparente y mucho más sencillas que el tipo de células que componen nuestros tejidos a las que hemos llamado eucariotas. Aproximadamente hace 1.400 millones de años aparecieron las primeras células eucariotas que por evolución originaron los primeros seres pluricelulares 400 millones de años después. Haciendo números el periodo en el que la vida estuvo constituida solamente por células aisladas es muy superior al tiempo en que éstas han convivido con organismos pluricelulares, duplicándolo si no triplicándolo. La Tierra fue durante 2.000 largos millones de años un mundo de microbios.


Consideramos que al principio del cámbrico es el momento en el que se produce el llamado big bang cámbrico, en el que súbitamente, al menos en el reino animal, surgen prácticamente al unísono las modernas estirpes orgánicas (patrones vivos) que posteriormente completarán el desarrollo evolutivo dando origen a tipos posteriores de organismos pluricelulares. Parece estar claro que la evolución no se realiza homogéneamente a lo largo del tiempo. Es evidente que la explosión cámbrica no tiene parangón en otro periodo de la vida de la Tierra. Tampoco por ejemplo los mamíferos siguieron una evolución homogénea a partir de los primeros ejemplares surgidos y parece ser ésta una pauta general en muchos grupos. Las extinciones tampoco son regulares en el tiempo. Parece que, refiriéndonos a las extinciones masivas, siguieran ciclos cada 26-30 millones de años, si bien otras pequeñas extinciones no se ajustan a estos ciclos. En las sucesivas eras estirpes completas han dominado y luego se han extinguido. No sabemos bien por qué, trilobites, ammonites, nummulites, dinosaurios -tras periodos de éxitohan desaparecido.


No existe un desorden total ni en la aparición de los grupos biológicos, ni tampoco en la desaparición, lo que obliga a aceptar que hay un orden en tanto el desorden no es total. Por tanto no es descartable eliminar la posibilidad de que exista una planificación orgánica que impulse a la comunidad viva a cumplir con determinados ciclos biológicos. Por otro lado la única gran extinción de la que somos testigos directos, que se está produciendo actualmente como resultado de nuestra actividad como especie biológica, es plenamente constatable que no obedece a ninguna razón ajena a la comunidad orgánica terrestre. A mi modo de ver que la vida llegara a otros lugares fuera de la Tierra es totalmente improbable si los únicos seres vivos fuesen microbios. Quizás la vida comenzó un largo periodo de maduración en la Tierra en fase de seres unicelulares, para posteriormente abordar un periodo programado orgánicamente con objeto de conseguir reproducirse. Los únicos seres vivos que podrían construir grandes estructuras para vencer a la fuerza de gravedad serían los pluricelulares, y además deberían estar dotados de partes


duras con el objeto de aplicar mejor las fuerzas y componer mecánicas sólidas. Con el cámbrico y su big bang súbita y simultáneamente aparecen estos tipos biológicos necesarios. Además, periódicamente el sistema biológico se agita, se producen grandes extinciones eliminando especies y llevando a la desaparición de los grupos predominantes en épocas anteriores. A su vez grupos biológicos encuentran huecos en el ecosistema gracias a la extinción de otros y comienzan un desarrollo que quizás lleve a la reproducción del sistema o quizás no. Los ciclos de extinciones más o menos regulares a lo largo de la historia de la vida nos muestran una sorprendente naturaleza menstruante. Estas extinciones, hasta ahora difíciles de explicar pueden ser una clave orgánica importante puesto que manifiestan un orden parcialmente desordenado asociado a los mecanismos de la vida. ¿Estamos ante el ritmo biológico de un organismo? Es cierto que podemos encontrar factores físicos asociados a las extinciones, pero los organismos vivos no están aislados y además son susceptibles a las condiciones físicas.


Similitudes entre la reproducciรณn de la mujer y del sistema superior... Estos hechos guardan una cierta similitud con la sexualidad femenina. Los ovocitos de primer orden surgen todos a la vez, como las grandes estirpes en el big bang cรกmbrico, mas tarde se transforman en ovocitos de segundo orden siendo los principales protagonistas del ciclo sexual en la ovulaciรณn, equivaldrรญa al caso del predominio del grupo biolรณgico en la era correspondiente, como los dinosaurios en la era secundaria o el hombre en la cuaternaria. De no cumplir con los objetivos del organismo, es decir caso de que en un plazo determinado el ovocito no emprenda el camino que llevarรก a reproducirse a la hembra, serรก eliminado junto con todas las estructuras anejas en la menstruaciรณn. Quizรกs la traducciรณn a la naturaleza es: en caso de que el grupo dominante no sea capaz de llevar la vida a otro planeta serรก extinguido dejando el paso a otra ciclo reproductor en busca de una posible especie tecnolรณgica que sea capaz de vencer la fuerza de la gravedad. Cuando aparezca una especie tecnolรณgica en al-


guno de los ciclos, que se encuentre en proceso de llevar la semilla del sistema a otros lugares fuera de este planeta condenado a muerte, la vida estará embarazada. No obstante no todos los embarazos llegan a buen término, ni todas las mujeres consiguen reproducirse. El gráfico siguiente intenta comparar los procesos reproductivos del sistema superior y de la hembra humana. Como ya queda dicho, en ningún momento se pretende con la teoría sugerir la identidad de la hembra humana y del sistema superior, sino resaltar algunas similitudes que puedan permitirnos acercarnos a la naturaleza del segundo. En el gráfico se intenta explicar la vida, tanto de la mujer como del sistema superior, representada por una linea de trazo más grueso, sobre dos dimensiones que son variables de cambio, una de ellas en el eje x representa el cambio mitótico en la hembra, que continuamente reproduce sus células para que siga existiendo la vida y que por tanto es equiparable al cambio adaptativo existente en el interior del sistema superior. Desde esta perspectiva el cambio adaptativo sería una adecuación de los organismos para sobrevivir en el medio. En el eje y se


representa el cambio meiótico, necesario para que además del propio cuerpo de la hembra pueda haber vida en otros cuerpos mediante la producción de óvulos. Sería equivalente en el sistema superior al cambio evolutivo, sin el cual podría haber vida durante un cierto tiempo en el interior del sistema, pero nunca se generarían otros sistemas similares. En el gráfico se representan las pautas resaltadas en estos últimos párrafos. ESQUEMA DE LA COMPARACIÓN ENTRE LA REPRODUCCIÓN FEMENINA Y LA DEL SISTEMA SUPERIOR

Basándonos en la TGS podemos comparar la aparición de determinados taxones a lo largo de la evolución y la aparición de estructuras reproductoras a lo largo de la reproducción de la mujer. Tomamos dos variables que son Orden y Edad. La variable Orden se refiere al orden relativo de aparición de la estructura; la edad se refiere a la edad absoluta a la que aparece una estructura. La tabla 1 contiene ambas variables para los seres vivos y la tabla 2 para la mujer.


Los gráficos 1 y 2 muestran el mismo tipo de curva que responde al modelo de un sistema que funciona con realimentación positiva. De este modo la aparición de un acontecimiento precipita-acelera la aparición del siguiente. Por otro lado, el intenso ajuste a la recta de regresión (gráficos 3 y 4) indicado por el valor del coeficiente de correlación -R- y el nivel de confianza sobre la existencia de la relación -Nc- (véanse las tablas 1 y 2) demuestran también que la relación de ambas variables (orden de aparición y edad) no se debe al azar sino que la relación muestra la existencia de una causalidad en ambos procesos, tanto en la evolución como en la reproducción. El darwinismo asume el azar como motor de la evolución; mientras que esta idea de Darwin no se supere podríamos admitir que en la evolución sucede lo mismo que en otros procesos en los que el azar, que existe a un nivel inferior, no explica el fenómeno a un nivel superior. Ejemplos al respecto se dan a lo largo de esta obra, sirva ahora el caso del agua que es impulsada a través de una tubería. El recorrido exacto de cada molécula, bajo las turbulencias que se desatan, sería azaroso; pero asumiendo la masa total de


agua sabemos que ésta va a entrar por un lado y a salir por el otro. Por tanto, el azar no es que no exista, sino que puede no ser pertinente para explicar la Reproevolución y, por tal razón, no se "retrata" en el modelo. Sin poder negar la existencia de causalidad que nos detecta el ajuste a la regresión, es posible alegar que ambas curvas describen fenómenos diferentes; en el caso de la evolución la dificultad en el salto evolutivo marcaría la posición de los taxones; por consiguiente, la mayor separación entre procariotas y eucariotas respondería a que este salto sería el más difícil de dar, mientras que el paso de reptil a mamífero sería más fácil y se daría en menos tiempo. Por otro lado, el caso de la reproducción de la mujer respondería a un proceso madurativo regulado por sustancias producidas por el propio organismo: las hormonas. En este caso la dificultad como factor explicativo no sería pertinente, a pesar de que no se daría la misma dificultad para transformar un ovocito en óvulo que un óvulo en un recién nacido. Pero también es posible observar la evolución


como reproevolución; es decir, como un proceso madurativo regulado por una o más sustancias producidas por el macroorganismo que habita la Tierra. Un serio candidato a este tipo de sustancias es el oxígeno que es producido por los seres vivos que han ido enriqueciendo progresivamente la atmósfera de este gas. Es admitido que el incremento de su concentración obligó a los procariotas a asociarse en eucariotas para protegerse de la agresividad de un gas por sí sólo tóxico y letal y que, además, se presenta una correlación entre el enriquecimiento de O2 y la complejidad de los seres vivos a lo largo del tiempo. Los celentéreos surgieron con el 1,5% de O2, los reptiles dominaron el mundo con el 10% y los mamíferos a partir del 17 hasta el 21% actual. En ausencia de mayores cantidades de O2 los reptiles no pudieron desarrollar cerebros tan complicados como los de los mamíferos que sí dispusieron de las concentraciones necesarias. De tal modo podríamos considerar a la reproevolución como un proceso similar a la reproducción: madurativo y regulado por sustancias químicas. Argumentando a la inversa: jamás el hombre como especie tecnológica hubiera podido surgir en la edad de los reptiles ni desarrollar


la tecnología para la que necesita abundancia de oxígeno para liberar grandes cantidades de energía; recordemos que el fuego es una oxidación brusca. Por tanto... La vida en la Tierra está irremisiblemente condenada a muerte. Si alguna resultante es perceptible en la vida es la tendencia a perpetuarse como proceso dentro del Universo, aunque sólo lo podamos verificar en nuestro planeta. Cuando la Tierra quede destruida por el Sol -proceso normal y predecible- toda estirpe viva de la Tierra morirá. ¿Tiene recursos la vida para perpetuarse venciendo esta enorme dificultad que se otea en el horizonte planetario? Emitir una teoría implica admitir su indemostrabilidad, en todo caso podemos encontrar algunas coincidencias entre los datos que poseemos y las posibles consecuencias de los hechos supuestos. Desde una perspectiva matemática nos referiríamos al grado de ajuste entre los datos observados y los esperados a partir del modelo teórico.


Esencialmente la teoría que postulo asume que para comprender el funcionamiento de la naturaleza y del hombre, es necesario establecer la excistencia de un ser vivo de complejidad superior. Este ser o sistema superior ejercería una influencia sobre sus partes. Este tipo de influencias se ve en todos los organismos que en sí mismos son sistemas más sencillos. El funcionamiento de un sistema vendría explicado por la influencia de las partes sobre el todo, y del todo sobre las partes. En mi opinión este sistema superior necesario para explicar la vida es la biocenosis terrestre, es decir la comunidad de seres vivos residente en la Tierra, que como sistema superior adquiriría propiedades insospechadas para los niveles inferiores, y que no están presentes en éstos. Pero por otro lado dicho sistema asumiría las propiedades esenciales de las partes, siendo éstas el metabolismo en cuanto propiedad que permite gestionar la energía del sistema y la reproducción en cuanto que garantiza la aparición de formas similares que sobrevivan a la degradación natural de la materia orgánica. La parte no


viva de la Tierra no tendría posibilidad de reconstruirse en otro planeta, que por definición ya sería otro planeta. Si los seres vivos formaran un sistema superior, deberíamos plantearnos seriamente que la influencia sobre las partes podría realizarse muy probablemente por mecanismos diferentes a los genes, quizá mediante campos morfogenéticos o mecanismos similares que pudieran descubrirse. La coincidencia de esta teoría con los campos morfogenéticos es que éstos explican influencias más allá de los genes y podrían constituir un tipo de red de información del sistema superior a sus partes. La evolución a la que estaría sometido el interior de éste sistema llevaría a una mayor complejidad, tal como sucede en el interior de un embrión, pero también a la extinción periódica de determinados grupos de especies. En este sistema superior aparece un comportamiento tendente a la perpetuación mediante la reproducción, necesidad imperiosa e ineludible de los sistemas biológicos. Tal como sucede en


los ovarios de una hembra humana los ovocitos de segundo orden o formas encargadas de intentar la reproducción del sistema surgen simultáneamente, en estado de ovocito de primer orden, y con mucha anterioridad a la misma reproducción. En comparación con la naturaleza sería el momento del big bang cámbrico en el que aparecen las grandes y "modernas" estirpes biológicas. Posteriormente en el sistema superior se producen extinciones masivas periódicas, de este modo se impide que el sistema quede invadido por especies o grupos de especies que no son adecuados para los intereses de perpetuación de la vida, a modo de como una mujer repite los períodos menstruales a lo largo de su vida fértil, con objeto de concebir en alguno de ellos, y eliminando el ovocito de segundo orden viejo no fecundado y las estructuras anejas, con objeto de evitar que los ovocitos que pierden viabilidad "taponen" el proceso reproductor e impidan que otras posibilidades reproductoras a cargo de ovocitos que vengan posteriormente hacia las trompas de Falopio y el útero sean viables. El sistema superior cumpliría con extinciones masi-


vas que favorecerían la aparición de especies que se situarían en una dirección tendente a la reproducción del sistema. Los seres vivos habrían y estarían manifestando una evolución espacial en su hábitat, surgiendo en las aguas donde no pueden ver el cielo ni las estrellas, colonizando los continentes, en los cuales pueden mirar hacia arriba y ver el Universo, volando y más adelante saliendo al espacio interplanetario a la búsqueda de nuevos horizontes en otros planetas situados no se sabe dónde. ¿Por qué han colonizado los continentes? ¿Por qué se alcanzó el estado pluricelular?, la vida hubiera seguido ahí a pesar de no colonizarlos o de continuar siendo unicelulares todos los seres vivos. Si respondemos que fue por alguna causa esa misma causa puede empujar a la vida, no solamente a colonizar continentes sino también otros planetas. Ante nosotros el comportamiento del sistema mostraría un componente de azar, que en nin-


gún caso impediría la manifestación de una direcciónalidad -el progresivo y mayor grado de complejidad-, un sentido -la supervivencia del sistema- y un fin -encontrar otro lugar donde seguir viviendo-.

Dentro del sistema habría un finalismo, una tendencia a un fin, del mismo modo que un organismo crece hasta alcanzar el estado adulto que por definición es el estado en el que puede reproducirse. El fin del organismo es vivir y reproducirse, el del sistema superior sería el mismo. Sin embargo la existencia del fin no implica que el sistema se conduzca con un orden férreo, sino que en la base del funcionamiento se produciría un desorden, una cierta indeterminación, cuya resultante fuera el orden y la vida del sistema superior. Si en el interior del macroorganismo existieran tendencias, no sería dificil que estas se manifestaran al modificar las condiciones del sistema, del mismo modo que cuando estuvieramos delante de un grupo de individuos proclives a la


violencia sería sencillo provocarlos sucesivamente hasta que exteriorizaran los actos de agresividad. El fin sería que un sistema, formado a su vez por un conjunto de sistemas de categoría inferior, pudiera generar una estructura que siguiendo las leyes universales fuera capaz de llegar a otro lugar extraterrestre donde la vida se perpetuara. Para ello se necesitaría una especie tecnológica que sin poder llegar a la comprensión del Universo, ni del sistema superior desarrollara una conducta de tipo involuntario que le llevara a construir artefactos, valiéndose de unas manos para dar forma y de un cerebro racional para encontrar soluciones válidas sobre todo a problemas mecánicos, con los que llevar la vida a otros lugares del Universo. El hombre condicionado por el sistema superior a una dinámica de competitividad y de guerra, de desarrollo tecnológico, con fácil acceso al fuego y otras fuentes de energía, mostraría un comportamiento que insospechadamente para él, conduciría a la memoria holográfica y a los genes del sistema superior a otros lugares del Universo. Cualquier ser vivo desde una simple bacteria poseería una


memoria holográfica y genética sobre los caracteres del sistema superior y éste intentaría ser reconstruido en el lugar de destino, siendo o no posible. Sugiero a la comunidad científica que la evolución biológica que pretende como fin la reproducción del sistema-macroorganismo terrestre sea llamada REPROEVOLUCIÓN. La evolución es en realidad REPROEVOLUCIÓN. No es imposible concebir un organismo poseedor de un comportamiento interno basado en la conflictividad entre sus partes. De hecho Minsky, padre fundador de la inteligencia artificial opina que la mente es una "sociedad" de elementos que se complementan y compiten entre sí. Para este autor se puede construir una mente a partir de muchas partes pequeñas, cada una de las cuales no tiene ningún sentido en sí misma. Los seres vivos de la Tierra dan también la sensación de no tener sentido en si mismos, pero sus relaciones les permiten la supervivencia, y en un ser vivo ni siquiera hay sentidos sin vida.


Desde que apareció la vida en la Tierra, presumiblemente en un ambiente con acusada carencia de oxígeno, se ha producido un desequilibrio en la actividad metabólica de las formas vivas, de tal modo que la atmósfera ha ido aumentando progresivamente su concentración de oxígeno. Este ambiente cada vez más rico en dicho gas se ha correlacionado con la cada vez mayor complejidad de las estructuras biológicas que iban surgiendo progresivamente gracias a la evolución. De tal modo las primeras medusas surgirían cuando la concentración de oxígeno llegó al 1,5%, y el cerebro humano cuando llegó al porcentaje actual del 21%. Este argumento establece un paralelismo entre la evolución y la energía a disposición de las especies que la evolución va generando. En esta línea podríamos fijarnos en otra clave igual de interesante. Evidentemente la vida podría existir en un ambiente anaerobio, incluso como ya se ha dicho para sobrevivir en un ambiente aerobio dada la extraordinaria agresividad de un gas corrosivo como es el oxígeno, las células deben protegerse químicamente a base de diversos enzimas como la catalasa y la peroxidasa etc. El oxígeno es esencialmente un destructor de enlaces químicos preexisten-


tes, con cada enlace destruido una cantidad de energía queda liberada. El fuego es una oxidación brusca, y ningún combustible puede arder sin oxígeno. Para obtener energía abundante con la que no sólo vivir sino poder vencer a otra fuente de energía como es la masa terrestre productora de la fuerza gravitatoria que atrapa a la vida en la Tierra, es necesario un rompedor violento de enlaces químicos, que se encuentre abundante y fácilmente al alcance de cualquier especie que pueda utilizarlo en una tecnología adecuada para solucionar el problema de la supervivencia del sistema superior. El oxígeno puede haber sido vertido a la atmosfera, además de para permitir la generación de especies tecnológicas, también para favorecer el uso de la tecnología. ¿Podría escaparse la vida de la atmosfera terrestre sin oxígeno libre y abundante? Probablemente no. Es impensable sembrar un planeta con una sola especie, a no ser que fuera un microbio que sufriera pronto mutaciones diversificándose rápidamente en nuevos tipos que adquirieran funciones diferentes con objeto de extraer los recursos de la zona poblada de la manera más efi-


caz. La otra posibilidad sería resucitar el mito del Arca de Noé, en la que muchas especies pluricelulares y unicelulares fueran arrastradas en una nave enorme. Sabemos, por ejemplo, que hay bacterias que pueden sobrevivir a temperaturas que oscilen sobre -100ºC y otras bacterias termófilas que viven en temperaturas superiores a 200ºC. En principio ambas formas de reproducción, macroscópica y microscópica, pueden ser posibles en el futuro; sin embargo, la primera puede ser más factible, puesto que los seres cuanto más evolucionados tienen menos capacidad de adaptación y supervivencia. Los seres superiores del Arca de Noé, verduras, caballos, etc, sólo sobrevivirían en ecosistemas idénticos al nuestro, sin embargo los unicelulares desencadenarían estrategias más versátiles y tolerarían condiciones más adversas. Quizá serviría de poco enviar seres pluricelulares en naves, incluso la presencia del hombre pudiera ser que como animal inteligente que es, solamente hiciera que producir problemas añadidos a los que sin su presencia se generarían. Ilustra esta última idea el resultado del proyecto Biosfera 2, una instalación que intentaba emular en la Tierra a un tipo de base autosuficiente que pudiera


instalarse para colonizar otro planeta. Ensayaba producir sus propios vegetales y en general el conjunto de recursos vitales necesarios para vivir en su interior. El experimento fracasó por problemas personales entre sus componentes y tuvo que ser repetido posteriormente. El hombre es capaz de intuir el proyecto del sistema superior, aunque no tiene acceso racional a él. Su necesidad de trascendentalizar su existencia vendría condicionada por un sentimiento interno de tipo intuitivo causado por la existencia del sistema superior. La inteligencia no sería una herramienta positiva para el conjunto de seres vivos, salvo en el sentido de servir para crear la tecnología adecuada para la supervivencia del sistema superior, que es la única posibilidad de supervivencia de la vida una vez el Sol se destruya. La inteligencia no sería más que un instrumento al servicio del hombre, y éste estaría al servicio del conjunto de seres vivos, de la vida y del sistema superior. En ausencia de un fin concreto la inteligencia no es más que una herramienta generadora de pro-


blemas añadidos. Si con la inteligencia tuviéramos acceso al dominio del sistema superior situaríamos a éste en un grave peligro al caer en manos de una función inadecuada para él, y propia de un sistema inferior. Sin embargo la inteligencia es idónea para establecer un plan, que esencialmente parte de un principio y debe llegar a un fín. Una ruta larga es perfectamente asumible por la inteligencia humana, a pesar de que ésta no sirva para explicar el Universo. En la fase en la que la especie tecnológica comenzara a generar estructuras, el sistema superior estaría sometido a procesos agresivos contra sí mismo; del mismo modo que lo está una mujer embarazada. La contaminación se incrementaría, al igual que la velocidad de extinción de las especies. Más adelante el sistema superior moriría bien por final de su ciclo biológico, o bien por la destrucción de la Tierra por el Sol, y más tarde en algún otro lugar, que no tiene porqué ser igual a


la Tierra, sino algún sitio en el que la materia pueda adquirir metabolismo y reproducción, podría germinar una semilla de vida. Mucho más tarde, tras ocurrir otra explosión cámbrica, y mediante periódicas extinciones "menstruales" aparecería uno o más organismos tecnológicos que permitirían escapar a la vida del nuevo planeta. Existe la posibilidad de que el proceso de reproducción y colonización de otros mundos por el sistema superior haya sucedido con anterioridad en este o en otro planeta, y que independientemente de que el hombre tenga éxito en el proyecto tecnológico y reproductor actual este sistema superior terrestre vuelva a entrar en otro ciclo reproductor posterior. Probablemente la especie humana cuando complete su ciclo vital se extinguirá para dejar paso a otra fase reproductora. Dentro de esta perspectiva el hombre debería introducir un factor de moderación en su agresión a la naturaleza. Debemos procurar que en el tiempo de maduración del hombre, hasta que


sea capaz de construir estas estructuras interplanetarias dónde llevar gérmenes o a él mismo junto a otras especies, la naturaleza no quede tan envenenada como para que la misma especie humana deje de ser viable y se extinga, abortando el actual proyecto de reproducción del sistema superior. Predicciones de la Teoría de La Vida Embarazada y la Reproevolución Todas las teorías tienen que predecir algo y así lo voy a hacer, aunque en algunos casos quizá llegue tarde: 1.- La reproevolución es una propiedad general del universo y por tanto debe haber vida fuera de la Tierra. 2.- Los satélites y naves espaciales que han surgido de la Tierra han llevado bacterias y virus en su interior, que han llegado a otros planetas y que seguiran llegando. 3.- La vida ha sido sembrada ya, pero si no ha fructificado puede ser que se deba a que ya existan formas vivas en estos planetas, que habrán impedido la reproducción de nuestro macroor-


ganismo, como probablemente éste se opondría a otro proceso reproductor, quizá por eso después de la aparición de la vida en la Tierra no ha vuelto a producirse otra aparición posterior de nuevo. 4.- Algún día la tecnología espacial probará específicamente a sembrar de vida otros planetas. Recopilando: A riesgo de no citar aspectos importantes quizá sea el momento de sintetizar: La teoría de la Vida Embarazada asume: 1.- La Teoría General de Sistemas y el principio holístico como principio autocreador, inherente a la naturaleza, que tiende hacia mayores niveles de organización, complejidad e integración. La relación existente entre las partes es más importante que las partes mismas. La suma de las partes es igual a las partes y algo más. 2.- La existencia de la adaptación , aunque no concibe que la adaptación explique la evolución. 3.- La persecución de un fin cual es la supervivencia de la estirpe del macroorganismo terrestre, llevando semillas vivas a otros lugares extra-


terrestres. 4.- La existencia de un mecanismo lo suficientemente ordenado como para permitir el fin. El mecanismo de la reproevolución: El mecanismo que puede llevar a los gérmenes de la vida a otros escenarios extraterrestres consistiría en: 1.- Dentro del macroorganismo existirían tendencias. Una de ellas sería la inclinación hacia la producción de especies tecnológicas fabricantes de artefactos con los que se pudiera vencer a la fuerza de gravedad. 2.- Un comportamiento general a todos los niveles a cooperar y competir entre las distintas especies tanto dentro de ellas como entre ellas. La competencia obligaría a buscar nuevas soluciones mientras que la cooperación las potenciaría extraordinariamente. 3.- El azar influiría en el mecanismo actuando como un factor desestabilizador que permitiría la manifestación de tendencias al actuar a todos los niveles y obligando al macroorganismo a buscar nuevas soluciones.


4.- La reproevolución estaría regulada por el oxígeno, sustancia química producida por los seres vivos, vertida a la atmósfera e imprescindible tanto para la aparición de la especie tecnológica como para la generación de la tecnología. 5.- La extinción de grupos de organismos dominadores de los ecosistemas en otros tiempos, trilobites, dinosaurios, etc., permite que estos grupos liberen hábitats en donde nuevas estirpes intenten conseguir especies tecnológicas que permitan la supervivencia. Las grandes extinciones manifestadas cíclicamente, cada 26-30 millones de años , mostrarían una pauta orgánica propia de un macroorganismo, una naturaleza menstruante a la búsqueda de la reproducción. 6.- La búsqueda de la supervivencia mediante la reproducción implicaría autoagresión, del mismo modo que una mujer sufre posibles descalcificaciones, procesos varicosos, deformaciones, etc. durante el embarazo. Así se podría explicar en el macroorganismo el aumento de la contaminación y las tasas actuales de extinción de especies frente a la especie tecnológica humana. De este modo las posturas ecológicas, al igual


que las médicas, deberían encaminarse no ya a impedir el embarazo, sino a favorecer a la madre para que pueda llevarlo a cabo autoagrediéndose lo menos posible. El siguiente cuadro recopila algunos paralelismos entre la reproducción de la hembra humana y la reproevolución del macroorganismo. HEMBRA

MACROORGANISMO

REPRODUCCIÓN

REPROEVOLUCIÓN

OVOCITOS DE 1ER ORDEN APARECEN SIMULTÁNEAMENTE MUCHO ANTES DE LA REPRODUCCIÓN DE LA HEMBRA.

BIG BANG CÁMBRICO APARECEN SIMULTÁNEAMENTE LAS MODERNAS ESTIRPES ANIMALES (EMBRIOLÓGICAMENTE TRIBLÁSTICOS)

ACTIVACIÓN DE UNOS OVO- PREDOMINIO DE UNOS GRUPOS CITOS Y LATENCIA DE BIOLÓGICOS Y LATENCIA DE


OTROS.

OTROS. (CASO REPTILES MAMÍFEROS)

CICLOS (MENSTRUACIÓN)

CICLOS EXTINCIONES MASIVAS 26-30 M.D.A PREDOMINIO DE ESTIRPES.

MITOSIS (MANTENIMIENTO ADAPTACIÓN (MANTENIMIENTO DEL SER PLURICELULAR) DEL MACROORGANISMO) MEIOSIS (CREACIÓN DE OTRO SER PLURICELULAR)

REPROEVOLUCIÓN (CREACIÓN DE OTRO MACROORGANISMO)

REGULACIÓN POR HORMO- REGULACIÓN POR SUSTANCIAS NAS PRODUCIDAS POR EL QUÍMICAS COMO EL OXÍGENO PROPIO ORGANISMO PRODUCIDAS POR EL MACROORGANISMO.


PROCESO DE REALIMENTACIÓN POSITIVA QUE SE AJUSTA A LA FUNCIÓN Y = A + bX, MOSTRANDO CAUSALIDAD

PROCESO DE REALIMENTACIÓN POSITIVA QUE SE AJUSTA A LA FUNCIÓN Y = A + bX, MOSTRANDO CAUSALIDAD

EMBARAZO (PROCESO REPRODUCTOR QUE IMPLICA AUTOAGRESIÓN Y QUE MEDICAMENTE SE TRATA EN LO POSIBLE CON MEDIDAS TERAPEUTICAS PARA COMPENSAR EL DESGASTE DE LA MADRE).

REPRODUCCIÓN MEDIANTE ESPECIE TECNOLÓGICA QUE VENZA LA GRAVEDAD Y QUE IMPLICA AUTOAGRESIÓN. DEBE TRATARSE EN LO POSIBLE CON MEDIDAS TERAPEUTICAS PARA COMPENSAR EL DESGASTE DEL MACROORGANISMO DESARROLLO SOSTENIBLE.



CAPÍTULO 8 de La Vida Embarazada. Una teoría global sobre la vida terrestre y la evolución por Miguel García Casas. ¿UNA INTERPRETACIÓN GLOBAL? Una energía por aquí, otra por allá, ésta va hacia allí, la otra viene hacia acá. El resultado, como es evidente, es éste. ¿Y yo qué?, Si la Naturaleza para ser coherente me ha hecho incoherente, si para guardar equilibrio me ha hecho desequilibrado, si para sobrevivir me ha hecho matar, ¿no debería yo maldecir a mis dioses? Menos mal que al menos nos han salvado manteniéndonos en un cierto estado de inconsciencia, gracias al cual hacemos las cosas sin darnos cuenta y encontrando razones en muchos casos irracionales. A los que no estamos de acuerdo, siempre nos queda el consuelo de considerar que a lo mejor no tenemos razón...


El término "energía" originalmente fue ideado para explicar mejor el funcionamiento de los sistemas térmicos y dinámicos. La eficacia de este concepto para explicar otros sucesos es incuestionable y hoy en día es utilizado para explicar lo explicable, y hasta lo inexplicable. Sin embargo probablemente si pudiéramos conseguir dar una primera interpretación del Universo lo haríamos en términos de energía. ¡El problema es que definir satisfactoriamente la energía es prácticamente imposible! La energía se puede presentar bajo diferentes aspectos a los que asociamos un calificativo. Si metemos los dedos en un enchufe sufriremos la violencia de la energía eléctrica, si tocamos el fuego experimentaremos la agresividad de la energía calorífica, si aceleramos en un coche seremos testigos del efecto de la energía cinética, si nos caemos la energía gravitatoria nos precipitará al suelo. Ni la corriente eléctrica, ni el calor, ni el movimiento, ni los cuerpos estelares existirían si no fuese por la presencia de la energía en cualquiera de sus manifestaciones. El Universo funciona porque la energía lo hace funcionar, nosotros funcionamos por la misma razón como


parte del Universo que somos. Todas las energías del Universo son derivadas de tres tipos también llamadas interacciones: 1.- La energía nuclear, que se manifiesta cuando destruimos o creamos partículas contenidas en el núcleo atómico. Se libera esta energía en el interior de las estrellas. 2.- La energía electromagnética que se libera cuando se destruyen enlaces químicos. Todos los seres vivos funcionamos jugando con este tipo de energía. 3.- La energía gravitatoria que se manifiesta asociada a la masa. Condiciona la forma de todo y cada parte del Universo. Las galaxias, las estrellas, los planetas, las nebulosas, los seres vivos son formas que se ven condicionadas por este tipo de energía, y a su vez son respuestas a ella. Einstein relacionó la masa con la energía mediante la fórmula E = m. c2. De otro modo, la energía no solamente atraviesa a la masa para que funcione, sino que además está presente en la misma intimidad de la masa. En su última esencia la masa está hecha de energía.


De este modo la historia del Universo puede ser interpretada como una masa que en origen aparece a partir de la energía y sufre un proceso de transformación en función de las condiciones energéticas del mismo Universo. Cuando intentamos profundizar con nuestro lenguaje más atrás de la energía, tanto en el espacio como en el tiempo, nuestra lógica es expulsada otra vez hacia la masa. La masa se origina de la energía, y viceversa. Podemos explicar la masa a partir de partículas, éstas a partir de energía, y ésta es inexplicable. Lo que explica todo es inexplicable ¡qué gran paradoja!. De todos modos, tras el análisis del contenido del capítulo dedicado al lenguaje y sus limitaciones era predecible que este tipo de cosas sucediera. La diferencia entre energía y fuerza sería que la segunda posee un punto de aplicación y un sentido, pero lo que se aplica es energía. Einstein estableció en su teoría de la relatividad dos constantes universales, la velocidad de la luz y la existencia de una fuerza de inercia, es decir, que a toda fuerza que se aplique se le opone otra de signo contrario que surge como respuesta a la primera.


Una energía inicial proveniente de la gran explosión comenzó un proceso expansivo y desordenado en donde en todo caso, en medio de un enfriamiento progresivo, surgían pequeñas partículas másicas. En oposición a ésta energía centrífuga surge una fuerza inercial centrípeta, la gravedad, que frente al desorden a que se ve abocado originalmente el Universo impone un cierto grado de orden, una estructura a distintos niveles. El Universo se curva, las galaxias adquieren formas características, las estrellas y los planetas toman aspecto esférico. En las estrellas a la energía centrífuga y caótica nuclear se opone la energía gravitatoria ordenadora. El resultado es un equilibrio que da forma a la estrella y que causa la aparición de la luz. Ésta surge de la estrella en medio de otro proceso caótico y centrífugo llegando a los planetas. A esta manifestación caótica y desordenada luminosa se opone una manifestación ordenada: la vida que surge como energía de inercia ante la energía luminosa. A la energía ordenada vital se le opone una energía desordenada mortal, y a la muerte ¿se le puede oponer una transmutación energética que como último recurso independice la energía de la materia? ¿Explicaría esta hipótesis el por-


qué la naturaleza ha originado estructuras de una enorme complejidad orgánica a partir de un enorme gasto de energía? El Universo inicial, según las leyes termodinámicas y de la entropía, debía ser mucho más ordenado que el actual. Es posible concebir a partes del Universo actual más ordenadas que al comienzo, si suponemos que ese orden está sólo presente en parte del Universo, mientras que el resto está mucho más desordenado de lo que debería estarlo si no hubieran aparecido estas estructuras ordenadas. Explicamos que en el Universo se puedan encontrar estructuras muy ordenadas, a pesar de la tendencia general al desorden, lo que no aclaramos es por qué aparecen. Nuestra única interpretación de que el Universo sea como es, es que es así. Nuestra razón nos ha permitido llegar a este milagro de la lógica. Los agujeros negros son estructuras fascinantes; Hopkins ha descubierto lo que pasa en el horizonte de sucesos de estas estructuras, sabemos ya lo que pasa allí. Sólo hay un problema: no existe la certeza irrefutable de su existencia y


por tanto decir lo que pasa en sus proximidades es un ejercicio mental maravilloso, pero hoy por hoy poco más. Qué decir de los agujeros de gusano, pequeños agujeros negros por los que sería posible viajar a otro Universo y otro tiempo, donde la materia y energía sufrirían transformaciones insólitas. Sagan llega a decir que si queremos ver lo que pasa en un agujero negro miremos a nuestro alrededor, a los árboles, a los animales, a la Tierra. Y por qué no mirar en el interior de árboles y animales. ¿No estamos buscando demasiado lejos los agujeros negros? ¿No seremos los seres vivos agujeros vivos por donde parte de la energía se independiza de la materia y trasciende? ¿No podría ser tanta complejidad estructural como un enorme y complicado laboratorio en el que la energía pudiera perpetuarse, evitando la degradación y escapándose a las leyes de la entropía? Es claro que todos las profundizaciones que nos ofrecen la física teórica, la astronomía, la física de partículas y demás ciencias nos indican que el Universo es algo más que un puñado de bolas rodando por el espacio, que el espacio y el tiem-


po pueden ser "puenteados", quizás por la vida. La cantidad de relatos fantásticos que el hombre es capaz de crear, a veces disfrazados de cientificismo, nos hablan de otras realidades distintas a las perceptibles, pero el que no sepa que la realidad supera a la fantasía humana conoce muy poco de nuestra naturaleza. ¿Qué hay de toda la tradición humana sobre el espíritu y el alma, sobre otras vidas, la moderna parapsicología con la percepción de ciertas psicofonías, imágenes extrañas, fotografías de formas de energías? ¿Seremos capaces alguna vez de abordar estos fenómenos e incorporarlos dentro de un corpus global del conocimiento humano? ¿Tienen algo que aportarnos? Desde una perspectiva energética, y según mi idea, la vida terrestre para perpetuarse tiene que vencer la fuerza de la gravedad, ésta impide a la vida la salida de la Tierra y la condena a extinguirse ligada al destino del planeta. Gestionar la energía (por cierto, una cualidad metabólica) para conseguir vencer la energía gravitatoria y oponerse a la muerte total del sistema biológico enviando semillas vivas a otras zonas del Universo, sería una tarea irrenunciable de los seres vi-


vos sobre la que además no deberían interferir. Los seres vivos no deberían ser conscientes del hecho, para de este modo no poder perturbar ni manejar a su antojo las necesidades de la comunidad biológica. Sin embargo esta explicación no justifica la existencia de la vida dentro del Universo. Quizás nunca jamás sea posible explicar el papel de la vida puesto que está condicionado a conocer el auténtico significado de lo que es el Universo y la vida, y ambos conceptos son inabordables para nosotros. La cuestión es que a priori la evolución biológica no tendría porque ser más interesante quer otros temas, y sin embargo es difícil negar que tiene algo especial para atraer la atención del hombre. Las cosas no son interesantes en sí, deben haber personas que sean capaces de sentir interés por ellas, -las cosas son sólo interesantes para el que le interesan- y por tanto su interés depende de la preexistencia de la naturaleza humana. A mi modo de ver la evolución biológica apela al interés humano en cuanto que se integra en la cosmogonía, y en cuanto intenta contestar a las mismas preguntas que las religiones,


como cuál es el origen del hombre y su destino. A pesar de que los científicos hagan continuas llamadas a la prudencia para evitar conclusiones irreales, no es menos cierto que es difícil que los aspectos evolutivos no contribuyan al patrimonio ideológico individual y colectivo. La evolución en términos "clásicos" establece un origen común, pero un destino separado para cada uno de los organismos. No obstante una perspectiva de macroorganismo rompe esta visión del destino. En el cuerpo humano las células nacen y mueren, de tal modo que cuando se produce la muerte de la persona, han transcurrido múltiples generaciones que se han sucedido y desaparecido. Cuando nos referimos al destino de los seres vivos que integran nuestro cuerpo distinguimos perfectamente el destino de las células del destino del organismo pluricelular e incluso asumimos que las células sobreviven en parte puesto que sus genes son los mismos que los de cualquier otra célula del individuo. En una concepción orgánica de un sistema este tipo de visiones son normales. Si la comunidad biológica de la Tierra formara un macroorganismo, sería evidente que cualquier especie superviviente contendría un altísimo porcentaje de genes que


otras especies ya extinguidas albergaban en sus células. Incluso los aspectos más definitorios de la naturaleza de la vida en términos elementales, están contenidos en todos: nuestro mismo código genético, nuestra bioquímica común, las virtudes y debilidades intrínsecas a nuestra materia orgánica. Es difícil negar que la explicación de la naturaleza de una parte pasa obligadamente por el conocimiento del todo. Por ello creo que los aspectos globales están llamados a jugar un papel cada vez más importante en el razonamiento de los científicos. Tal como dice Allen el método científico no es un patrimonio exclusivo del materialismo mecanicista. Así por ejemplo la metodología estadística analiza globalidades de las que deduce propiedades generales de los sistemas y es indudable que hoy en dia las compañías de seguros y las intituciones que dependen del comportamiento de grandes grupos fían en las estadísticas lo que demuestra su validez y confirma que es posible aproximarse a la fenomenología desde otras perspectivas. Creo que la ciencia del siglo XXI va a tener más en cuenta los aspectos holísticos que en el siglo XX -científica-


mente caracterizado por el mecanicismo y al que tenemos que agradecer mucho la raza humana-. La ciencia de este siglo es capaz de dar una respuesta al origen y al fin de cada parte de nuestro organismo, nos dice como y cuando nacieron cada una de los protones y electrones que nos forman, es incluso capaz de establecer como desaparecerán y en que plazo, sin embargo es incapaz de dar una respuesta a lo que va a pasar con los conjuntos de partículas, con los sistemas superiores, y por tanto no contesta sobre nuestro porvenir como entidades biológicas más alla de las partes y de lo material. Sin embargo la misma mecánica cuántica es una respuesta al mecanicismo. Lo que en esencia asume en el átomo es que la globalidad puede permitirnos aproximarnos al conocimiento de las partes, en este sentido marca un hito dentro de la ciencia del siglo XX, aunque quizá sería interesante dar un paso más para poder determinar hasta que punto el comportamiento de las partículas vendría explicado por las propiedades intrínsecas a ellas mismas, y por otro lado a las condiciones impuestas por el sistema atómico en el que se integran, y aquí tropezamos de lleno con los teoremas limitativos. Es lógico es-


perar que una ciencia dedicada al análisis de la materia y de las partes solamente encuentre respuestas parciales a las preguntas que se realiza. ¿Es la vida un mensajero entre planetas?; si es así ¿qué puede aportar a éstos? ¿Es la vida un sistema inercial que se opone a la pérdida de energía del planeta?; esto podría explicar que en planetas con un alto efecto invernadero como Venus no existiera vida, puesto que las nubes reemplazarían su función, pero en planetas sin atmósfera sí debería existir vida, puesto que el calor que proviene del Sol se pierde rápidamente. ¿Es la vida un camino extraño que abre ventanas aún más extrañas a la energía?, ¿cómo vamos a explicarlo si no sabemos cuál es la naturaleza de la energía? La panespermia o panspermia contempla la posibilidad de que la vida tenga su origen en un lugar extraterrestre. Introducidos en una mecánica universal de tipo panespérmico, el sistema biológico terrestre debería contribuir a la propagación de la vida. Desde luego una pregunta sumamente interesante es la siguiente: ¿qué sería mas eficaz para propagar un sistema biológico,


fiar en los cometas y el azar para que a partir de moléculas desprovistas de vida, surja por generación espontánea la vida, o utilizar la energía que los seres vivos son capaces de obtener para dirigir a determinadas semillas vivas a largos y penosos viajes? En todos los casos en los que se ha creido que se presentaban los procesos de generación espontánea, la ciencia ha demostrado que no se producían. Podemos decir que el único caso que la ciencia admite como posible es el que conduciría a la aparición de la vida en la Tierra. Es evidente que si no ha sido en este planeta, en otro lugar anterior ha tenido que surgir la vida en alguna ocasión por primera vez. Sin embargo una vez aparecida y llegado al grado tecnológico que en la actualidad posee nuestra especie y por tanto el sistema biológico terrestre, ya es posible pensar en llevar la vida a otros planetas. De hecho existen planes científicos que contienen estrategias de transformación de la superficie marciana que incluyen llevar la vida al planeta rojo. Nuestra tecnología se encuentra en una fase expansiva y muy poco podemos saber de los medios técnicos a nuestra disposición dentro de unos miles de años. La cuestión referente al modo en que la vida te-


rrestre puede llegar a otros lugares queda abierta y se resolverá en el futuro. Al fin y al cabo el Universo está lleno de caminos espaciales y de astros ávidos de materia que contínuamente lanzan cánticos de sirenas disfrazados de energía gravitatoria, para atraer a la nave de Ulises que transporta los genes de la vida universal. Es posible que algo más complejo que nosotros nos utilice para seguir siendo. Pero independientemente de lo que en esta obra se contiene, que puede ser aproximado a la realidad o no, existe un plano más inmediato a la vida del hombre, más ligado a su presente, a su interior y a su entorno. Creo personalmente que por mucho que descubra y explique la ciencia, la satisfacción del hombre se encuentra en su interior y en sus fronteras inmediatas, nunca en ningún agujero lejano, tiempo futuro o estructura superior. Nosotros no somos más que hombres y no estamos obligados a ser más que eso.


BIBLIOGRAFÍA de La Vida Embarazada. Una teoría global sobre la vida terrestre y la evolución por Miguel García Casas. Acot, P. (1990). "Cómo nació la ecología". Mundo Científico nº 98 pags. 71-77. Aguilera Mochón, J.A. (1993). "Luces y sombras sobre el origen de la vida". Mundo Científico nº 136 pags. 508-520. También en http://www.ugr.es/~jmochon Alcalde J. (1993). "Entrevista a Jhon Maddox, director de la revista Nature" Muy interesante nª 149 pags 102-105. Alcalde, J. (1992). "Así aprendimos a conocernos" Muy Especial Psicología nº 11 Otoño 1992 pags 24-29.


Allen, G. E. (1985). "Thomas H. Morgan y el nacimiento de la genética moderna" Mundo Científico nº49 pags 726-733. Balibar, S. (1985). "Un gas cuántico casi perfecto". Mundo Científico nº 46 pags 380-381. Balinsky B. J. (1975). Introducción a la embriología. Barcelona. Omega. Barberá, O. (1994). "Historia del concepto de especie en Biología". Enseñanza de las Ciencias 12 (3), 417-430. Bottjer, D.J. (2005). "Orígenes de la complejidad animal". Investigación y Ciencia octubre, pags 40-45. Boutot, A. (1990). "El poder creador de las matemáticas". Mundo Científico nº 98 pags 78- 86. Bouveresse, J. (1985). "¿Son inteligentes las máquinas?". Mundo Científico nº 53 pags 11941195.


Brachet, J. "Las teorías de diferenciación embrionaria de Roux y Weismann". http://www.geocities.com/fdocc/roux.htm Última lectura Octubre 2004. Briot, M. & de Sant Vincent, A.R. (1985). "La visión de los robots". Mundo Científico nº 53 pags 1278-1289. Canudo, J.I., Cuenca-Bescós, G. y Ruíz-Omeñaca, J.I. "Los últimos dinosaurios europeos". Historia Natural Abril 2004 pp 43-5. Carton, Y. (1988). "La coevolución". Mundo Científico nº 85 pags 1062-1074. Cedano, J. Modelos informáticos para entender la evolución. Arbor Mayo 2002 pp. 101-127. Cenador, S. "Los priones en la evolución". http://www.redcientifica.com/doc/doc20040220 0101.html. Última lectura Octubre 2004.


Chevalley, C. (1989). "Max Planck y los avatares de la Física". Mundo Científico nº 89. pags 293296. Coperías, E.M. y Ariza, L.M. (1988). "Del gruñido a la palabra". Muy Interesante nº 85 pags 38-46. Cordier, M-O. (1984). "Los sistemas expertos". Mundo Científico nº 34 pags 236-248. Courtin, J. (1984). "La guerra en el Neolítico". Mundo Científico nº 37 pags. 584-596. Crick, F. (1994). La búsqueda científica del alma. Circulo de Lectores. Barcelona. Crusafont, M. Melendez, B. Aguirre E. (1976). La Evolución. Madrid. Biblioteca de Autores Cristianos. Damour, T. (1987). "El renacimiento de la relatividad general". Mundo Científico nº 72 pags 832-843.


Danon, J. y Poupeau, G. (1983). "La astronomía UV: una clave sobre el origen de la vida". Mundo Científico nº 22 pags 133-136. Davies, P. (1986). "Cree la ciencia en Dios". Muy Interesante nº 61 pags. 38-42. Davies, P. (1992). "¿Dicta Dios las leyes del Universo? Las tablas de la ciencia". Muy Interesante nº 131 pags 6-14. Davoust, E. (1989). "La búsqueda de la vida extraterrestre". Mundo Científico nº 94 pags 876-884. Dawkins, R. (1985). El gen egoista. Barcelona. Biblioteca Científica Salvat De Ricqlès, A. (1992). "¿Un <<big bang>> zoológico en el cámbrico?". Mundo Científico nº 123 pags 345-350. Deissinger, E.(1985). "Todo está calculado en el Universo". Muy Interesante nº 52 pags 42-46.


Dickerson, R.E. (1978). "La evolución química y el origen de la vida". Investigación y Ciencia nº 26 pags 34-53. Diener, F. & Diener, M. (1989). "Las aplicaciones del análisis no estándar". Mundo Científico nº 89 pags 276-285. Domenech, J.L. La hipótesis regresiva. Teoría evolutiva Neo-ortogénesis. http://www.redcientifica.com/doc/doc20040220 0102.html y http://www.jdomenech.com Ultima lectura septiembre 2005. Dubois, D. & Prade H. (1992). "Las lógicas de lo vago y de lo muy posible". Mundo Científico nº 120 pags 60-67. Dubois, M. Atten, P. Bergé, P. (1987). "El orden caótico". Mundo Científico nº 68 pags 428-439. Eldredge, N. (1982). "La macroevolución". Mundo Científico nº 16 pags 792-803.


Faller, B. (1985). "El ordenador y los juegos del intelecto". Mundo Científico nº 53 pags 11261234. Freeland, S.J. & Hurst, L.D. "La evolución codificada". Investigación y Ciencia junio 2004 pags 60-67 Fulka, J., Motlik, J. y Lefèvre, B. "Las células sexuales" Mundo Científico nº 96 pags 10741082. Gamow, G. (1971). Biografía de la Física. Estella. Navarra. Salvat. Ganascia, J-G. (1985). "La concepción de los sistemas expertos". Mundo Científico nº 53 pags 1210-1217. García del Cid, L. "La paradoja Einstein-PodolskyRosen y el teorema de Bell". http://www.redcientifica.com/doc/doc20022081 40300.html Última lectura octubre 2004.


García Gual, C. (1990). "Los mitos clásicos". Investigación y Ciencia nº 165 Junio 1990 pags 76-85. Gauffre, F.(1993). "Los primeros dinosaurios". Mundo Científico nº 139 pags 826-833. Gilmore, J.F.(1985). "Las armas inteligentes". Mundo Científico nº 53 pags 1218-1226. Giordan, A. (1996). "Ha llegado la era de la fisiónica". Mundo Científico nº 167 pags 361-366. González Fairén, A. (2005). "Diversidad planetaria y habitabilidad". Astrobiología II Época nº 72 - junio 2005. Gould, S.J. (1984). Dientes de gallina y dedos de caballo. Ed H. Blume. Madrid. Gould, S.J. (1994). "Origen de la vida en la Tierra" Investigación y Ciencia nº 219 pags 46-53.


Gould, S.J. y Lewontin, R.C.(1983). "La adaptación biológica". Mundo Científico nº 22 pags 214-223. Hartong, J. (1983). "El análisis no estándar". Mundo Científico nº 31 pags 1180-1188. Horgan, J. (1993). "La muerte de la demostración". Investigación y Ciencia nº 207 pags 70-77. Horgan, J. (1993). "Paul Karl Feyerabend: El peor enemigo de la ciencia". Investigación y Ciencia nº 201 pags 36-37. Horgan, J. (1994). "Marvin L. Minsky: el genio de la inteligencia artificial". Investigación y Ciencia nº 209 pags 28-29. Klein, J., Takahata, N. y Ayala F.J. (1995). "Polimorfismo del MHC y origen del hombre". Investigación y Ciencia. Agosto pags 14-19.


Kluger, J. (1994). "El planeta rojo será verde". Muy Interesante nº 155 pags 42-48. Kodratoff, Y. (1985). "Cuando el ordenador aprende". Mundo Científico nº 53 pags 12681274. Langaney, A., Pellegrini, B., Poloni, E. (1989). "El hombre desciende del sexo". Mundo Científico nº 96 pags 1052-1062. Largeault, A.F. (1985). "La simulación del razonamiento médico". Mundo Científico nº 53 pags 1236-1245. Lauriere, J.L. (1983). "Inteligencia artificial y juegos de ajedrez". Mundo Científico nº 23 pags 280-290. Lavenham Gardner, R. (1991). "El destino de las células en el embrión". Mundo Científico nº 110 pags 146-155.


Lemarchand, F. (1994). "Explosión cámbrica: el ritmo se acelera". Mundo Científico nº 143 pags 170-171. Lewontin, R.C. (1978). "La adaptación". Investigación y Ciencia nº26 pags. 139-149. López de Mántaras, R. (1985). "Modelos de razonamiento aproximado". Mundo Científico nº 53 pags 1246-1256. López Tapia, A. "La Teoría Gaia". http://www.accionchilena.cl/Ecofilosofia/lateori agaia.htm. Última lectura Octubre 2004. Lord, C.G., Ross, L., & Lepper, M.R. (1979). "Biased assimilation and attitude polarization: The effects of prior theories on subsequently considered evidence." Journal of Personality and Social Psychology, 27, pags 2098-2109. Losos, J.B. (2001). "Evolucion de los lagartos del Caribe" Investigación y Ciencia mayo 2001 pags 14-20.


Lovelock, J. (1985). Gaia. Biblioteca de Divulgación Científica Muy Interesante. Ediciones Orbis. Barcelona. Lwoff, A. (1983). "Sobre el pretendido principio de falsificación de Karl Popper y algunas divagaciones logomáquicas". Mundo Científico Mayo nº 25 pags 480-481. Maalampi, J., Peltoniemi, J.T., Fernandez de Cordoba, P. y Segura J. (1994). "La desaparición de neutrinos". Mundo Científico nº 145 pags. 366-368. MaGinnis, W. y Kuziora, M. (1994). "Arquitectos moleculares del diseño corporal". Investigación y Ciencia nº 211. pp 22-28. Manzana Casanova, J. "Linus Pauling: un gigante de la ciencia del siglo XX". Mundo Científico nº 132 pags 148-151. Mayr, E. (1978). "La Evolución". Investigación y Ciencia nº 26 pags. 6-16.


Mckay, P. (1990). "La vida en Marte". Mundo Científico nº 108 pags 1218-1226. Mckean, K. y Pla Mori, L. (1985). "La ciencia de tomar decisiones". Nuevo Algo. Septiembre 1985 pags 6-15. Montero Pérez. "La evolución biológica y sus avatares". http://www.henciclopedia.org.uy/autores/Mont ero/darwin.htm Última lectura octubre 2004. Moriello, S.A. "Sistemas complejos, caos y vida artificial". http://redcientifica.com/doc/doc200303050001. html Última lectura octubre 2004. Nagao, M. (1984). "La traducción automática". Mundo Científico nº 33 pags 120-132.


Nowak, M.A. May, R.M. y Sigmund, K. (1995): "La aritmética de la ayuda mutua". Investigación y Ciencia Agosto 1995 pp. 42-48. Pastor, X. (1993). Movimientos Ecologistas. AMEIC. Málaga. Poupeau, G. (1985). "¿Obedece el ritmo de extinción de las especies a un reloj astronómico?". Mundo Científico nº 49 pags 756758. Prevosti, A. (1993). "Concepto de especie en el darwinismo actual". Mundo Científico nº 141 pags 1040-1050. Prevosti, A. & Serra L. (2000). "La evolución biológica, su ritmo y predicción". Investigación y Ciencia, diciembre 2000 pags 4-12


Reina, J. R., Orozco, B., Dufour, D. y Supr. G. Adolescentes y embarazo: salud y nutrición. Rev Colomb Obstet Ginecol vol.51 no.3 Bogotá July/Sept. 2000. http://scieloco.bvs.br/scielo.php?pid=S003474342000000300010&script=sci_arttext&tlng=e s Última lectura Noviembre 2005. Renfrew, C. (1989) "Orígenes de las lenguas indoeuropeas" Investigación y Ciencia nº 159 pags 82-91. Ribadeau-Dumas, B. (1983): "La leche materna". Mundo Científico nº 23 pags 236-248. Riofrio Rios, W. "La Tesis del Mundo Metabólico". http://aparterei.com. Última lectura octubre 2004. Rohde, R. A., and R. A. Muller. 2005. Cycles in fossil diversity. Nature 434: 208-210; and comment, pp. 147-148.


Ross, P.E. (1991). "Palabras dificiles". Investigación y Ciencia nº 177 pags 82-92. Ruiz de Gopegui, L. (1990). "Solos en el Universo". Mundo Científico nº 105 pags 842851. Sagan, C. (1992). "Nosotros los Marcianos". Muy Interesante nº 130 pags 6-14. Sampedro, J. (2002). Deconstruyendo a Darwin. Ed Drakontos. Sandín, M. "La función de los virus en la evolución". http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/msan din/virus.html Última lectura Octubre 2004. Más artículos en su web http://www.uam.es/personal_pdi/ciencias/msan din


Sandín, M. "Sucesos excepcionales de la evolución". http://www.redcientifica.com/doc/doc200311130 001.html Última lectura Octubre 2004. Sansonnet, J-P. (1985). "Las máquinas de la inteligencia artificial". Mundo Científico nº 53 pags 1258-1267. Schopf, R.E. (1978). "La evolución de las células primitivas". Investigación y Ciencia nº 26 pags 58-75. Spierer, P. y Goldschmidt-Clermont, M. (1985). "La genética del desarrollo de la mosca". Mundo Científico nº 48 pp 602-611. Stone, G. "Historia del tiempo de Stephen Hawking. Una guía del lector". Barcelona 1993. Strogatz, S.H. & Stewart, I. (1994). "Osciladores acoplados y sincronización biológica". Investigación y Ciencia Febrero 1994 pags 54-61.


Tassot, D. "Problemas lógicos de la evolución". http://www.sedin.org/propesp/X0117_Te.htm. Última lectura octubre 2004. Thuillier, P (1983). "Galileo y la experimentación". Mundo Científico nº 26 pags 585-600. Thuillier, P. (1986). "Darwin entre los samurais". Mundo Científico nº 64. Diciembre. Pags 12721276. Thuillier, P. (1987). "¿Existe la ciencia? El caso Pasteur". Mundo Científico nº 70 pags. 650-655. Thuillier, P. (1987). "¿Llevan las matemáticas a Dios?" Mundo Científico nº 67 Pags 322-325. Thuillier, P. (1990). "De la filosofía al electromagnetismo: El caso Oersted". Mundo Científico nº 102. Pags 562-570.


Tourrenc, P. y Teyssandier, P. (1984) "La gravitación experimental". Mundo Científico nº 35 pags 366-378. Trillas, E. (1985). "Estudiar y simular el comportamiento inteligente". Mundo Científico nº 53 pag. 1191. Turing, A.M. (1974). ¿Puede pensar una máquina? Cuadernos Teorema. Valencia. Valentine, J.W. (1978). "La evolución de las plantas y los animales pluricelulares". Investigación y Ciencia nº26 pags. 76-89. Vandeginste, P. (1987). "Las aplicaciones de los sistemas expertos". Mundo Científico nº 65 pags 50-67. Viladiu, C. (1991). "Proposiciones informáticas al problema de la clasificación biológica". Mundo Científico nº 117 pags. 936-943.


Walker, M. (1994). "La ciencia en el tercer Reich". Mundo Científico nº 145 pags. 324-331. Ward.P.D. (2006). "Impacto desde las profundidades". Investigación y Ciencia. Diciembre 2006 pags. 47-53 Warmflash, D. & Weiss, B. (2006). "Vino de otro mundo la vida". Investigación y Ciencia. Enero pags. 24-31 Washburn, S.L. (1978). "La evolución del hombre". Investigación y Ciencia nº26 pags. 128138. Wayt Gibbs, W. "El nacimiento de la epigenética". Investigación y Ciencia. Abril 2004. pags. 17-23. Wilson, E. O. (1994). La diversidad de la vida. Barcelona. Crítica.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.