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Nuestra confesión de su fidelidad es el factor escogido por el Cielo para revelar a Cristo al mundo. Debemos reconocer su gracia como fué dada a conocer por los santos de antaño; pero lo que será más eficaz es el testimonio de nuestra propia experiencia. Somos testigos de Dios mientras revelamos en nosotros mismos la obra de un poder divino. Cada persona tiene una vida distinta de todas las demás y una experiencia que difiere esencialmente de la suya.—El deseado de todas las gentes, pág. 313

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Alberto Valenzuela

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Índice Preámbulo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .iii Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . v Tu dios es muy pequeño . . . . . . . . . . . . . . . . 1 El mundo en que vivimos . . . . . . . . . . . . . . . 21 Una mentira a medias . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 Vivir a lo máximo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 En alguna parte —sobre el arco iris . . . . . . . . . 105 Los negocios de mi padre . . . . . . . . . . . . . . 129 La innovación ha perdido su significado . . . . . . . 151 Y el tiempo no será más . . . . . . . . . . . . . . . . 171 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193 Reconocimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201 i


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Preámbulo

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n el registro sagrado encontramos evento tras evento en el cual Dios se manifiesta de una manera tan notoria que se produce un trastorno en la vida de una persona, de una familia o de una nación. El simple hecho de haber llegado a tener un conocimiento más profundo del mensaje de salvación es ya un evento que hace que la persona completa —su personalidad, sus valores, sus blancos— de un giro radical a su vida. A nuestro ver Dios se manifiesta en los momentos, las circunstancias, las ocasiones más inoportunas. Se manifiesta a reyes —Nabucodonosor tuvo un sueño que le robó la calma; se manifiesta a pastores en el campo —Amós cuidaba tranquilamente sus ovejas, cuando Dios lo llama a su servicio; se manifiesta a un niño —Samuel es despertado de su sueño insistentemente; se manifiesta con amonestaciones severas —David tiene que reconocer la inmensidad de su error; se manifestó en el pasado a través de contacto directo con la humanidad y en el presente a través de su Palabra. La Palabra de Dios tiene la facilidad de presentarnos casos y ejemplos de hombres y mujeres cuyas experiencias pueden hacer que la forma como contemplamos la existencia misma deja de tener sentido. El Espíritu tiene la facultad de descender y manifestarse de tal forma y con tal poder de modo que anonada todo nuestro ser. Esa

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revelación especial, en el momento más inesperado, muchas veces en el momento más inoportuno, es la abundancia, la plenitud del llamado que Dios nos hace como sus hijos. La mayordomía no es solamente tiempo, talentos y tesoros. La mayordomía es todo aspecto de tu vida. Es la abundancia inoportuna de ese conocimiento lo que te puede llevar a una vida más balanceada, a una vida más en sintonía con los designios del Eterno.

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Introducci贸n Quod fuit ab initio, quod audivimus, quod vidimus oculis nostris, quod perspeximus, et manus nostrae contrectaverunt de verbo vitae: et vita manifestata est, et vidimus, et testamur, et annuntiamus vobis vitam aeternam, quae erat apud Patrem, et apparuit nobis: quod vidimus et audivimus, annuntiamus vobis, ut et vos societatem habeatis nobiscum, et societas nostra sit cum Patre, et cum Filio ejus Jesu Christo. Et haec scribimus vobis ut gaudeatis, et gaudium vestrum sit plenum. Et haec est annuntiatio, quam audivimus ab eo, et annuntiamus vobis: quoniam Deus lux est, et tenebrae in eo non sunt ullae. Si dixerimus quoniam societatem habemus cum eo, et in tenebris ambulamus, mentimur, et veritatem non facimus. Si autem in luce ambulamus sicut et ipse est in luce, societatem habemus ad invicem, et sanguis Jesu Christi, Filii ejus, emundat nos ab omni peccato. Si dixerimus quoniam peccatum non habemus, ipsi nos seducimus, et veritas in nobis non est. Si confiteamur peccata nostra: fidelis est, et justus, ut remittat nobis peccata nostra, et emundet nos ab omni iniquitate. Si dixerimus quoniam non peccavimus, mendacem facimus eum, et verbum v


ejus non est in nobis. Filioli mei, haec scribo vobis, ut non peccetis. Sed et si quis peccaverit, advocatum habemus apud Patrem, Jesum Christum justum: et ipse est propitiatio pro peccatis nostris: non pro nostris autem tantum, sed etiam pro totius mundi. Et in hoc scimus quoniam cognovimus eum, si mandata ejus observemus. Qui dicit se nosse eum, et mandata ejus non custodit, mendax est, et in hoc veritas non est. Qui autem servat verbum ejus, vere in hoc caritas Dei perfecta est: et in hoc scimus quoniam in ipso sumus. Qui dicit se in ipso manere, debet, sicut ille ambulavit, et ipse ambulare. Carissimi, non mandatum novum scribo vobis, sed mandatum vetus, quod habuistis ab initio. Mandatum vetus est verbum, quod audistis. Iterum mandatum novum scribo vobis, quod verum est et in ipso, et in vobis: quia tenebrae transierunt, et verum lumen jam lucet. Qui dicit se in luce esse, et fratrem suum odit, in tenebris est usque adhuc. Qui diligit fratrem suum, in lumine manet, et scandalum in eo non est. Qui autem odit fratrem suum, in tenebris est, et in tenebris ambulat, et nescit quo eat: quia tenebrae obcaecaverunt oculos ejus. Scribo vobis, filioli, quoniam remittuntur vobis peccata propter nomen ejus. Scribo vobis, patres, quoniam cognovistis eum, qui ab initio est. Scribo vobis, adolescentes, quoniam vicistis malignum. Scribo vobis, infantes, quoniam cognovistis patrem. Scribo vobis juvenes, quoniam fortes estis, et verbum Dei manet in vobis, et vicistis malignum.

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ara muchos la conciencia es casi el único conocimiento que tienen de Dios. Esa vocecita que los hace sentirse infelices o culpables antes, durante y después de hacer algo malo, es la voz de Dios hablándoles. Eso es lo que controla su conducta. Es lo que los impele a seguir por el sendero estrecho. Eso es lo que muchos creemos o hemos creído. Pero hacer de la conciencia la voz de Dios es algo peligroso. La conciencia no es infalible. La conciencia no nos va a llevar a adorar, amar y servir una vocecita que nos fastidia y nos echa a perder los momentos de placer y nos mantiene negativamente en el sendero de la virtud. El problema está en que la conciencia puede ser pervertida o desarrollada de tal modo que la persona no sea sensible a la misma. Si la conciencia puede ser pervertida o silenciada, ¿puede seguir siendo la voz de Dios? En las palabras de J. B. Phillips: En la Alemania nazi… la propaganda era un arma para pervertir el sentido moral y llegó a ser toda una obra arte. Al poco tiempo, por ejemplo, era una obligación positiva odiar a los judíos y un buen nazi sufría remordimientos de conciencia si hubiese sido amable con un miembro de esa despreciada raza.1 J. B. Phillips, Your God Is Too Small, pág. 4.

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Curiosamente en el Antiguo Testamento no existe una palabra en hebreo o arameo para lo que llamamos conciencia, mientras que en el Nuevo Testamento aparece unas 24 veces. El problema con esa vocecita a la que llamamos conciencia yace en que vivimos en un mundo infectado por el pecado. El pecado, el mundo que nos rodea, puede cambiar o dañar nuestra conciencia, esa vocecita interna. A eso se refería Phillips en su descripción de un nazi siendo buena gente hacia un judío. Alguien ha dicho que «la conciencia es un compas fiable cuando Dios es nuestro norte». Es cuando permitimos que nuestra conciencia sea guiada por los preceptos que provienen de lo alto que podemos guiarnos sabiamente por la misma. El capítulo 55 del profeta Isaías tiene algo profundo que decirnos a este respecto: «Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni son sus caminos mis caminos. Así como los cielos son más altos que la tierra, también mis caminos y mis pensamientos son más altos que los caminos y pensamientos de ustedes» (Isaías 55:8, RVC). ¿Te das cuenta? El Señor nos dice que «mis pensamientos no son tus pensamientos. Ni mis caminos son tus caminos. Mis pensamientos son más altos que tus pensamientos y mis caminos son más altos que tus caminos». Sin la dirección del Espíritu Santo tú y yo no podemos confiar de lo que nos dice esa vocecita a la que llamamos conciencia. Dios interviene En esta mañana vamos a hablar de un hombre que tuvo que hacer frente a una situación que puso su con2

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ciencia a prueba. En 2 Reyes 5 encontramos una historia quizá poco conocida por algunos. La historia Namán. Tenemos que hacer un poco de historia antes de ver su caso. Israel había sido establecido como reino y había sido dirigido por tres reyes destacados y carismáticos: Saúl, David y Salomón. Tras la muerte de Salomón el reino se dividió. Nueve de las tribus formaron el reino que fue conocido como Israel y su capital estaba en Samaria; las tribus de Judá, Simeón y Benjamín constituyeron el reino conocido como Judá, su capital siguió siendo Jerusalén. Los eventos registrados en 2 Reyes 5 tomaron lugar en el reino del norte, en Israel, siendo Joram el rey de Israel en esos días; Joram tuvo la dudosa distinción de haber sido hijo del rey Acab y Jezabel. Cierto general del ejército del rey de Siria, llamado Namán, era un hombre muy importante. Su señor lo tenía en alta estima porque, por medio de él, que era un guerrero muy valiente, el Señor había dado la victoria a Siria. Pero Namán era leproso (v. 1). Namán era lo que podríamos llamar un mariscal de campo o un general de cinco estrellas. Era un hombre de gran importancia y reputación. Considera la forma como este versículo lo describe: general del ejercito, muy importante, tenido en alta estima, guerrero muy valiente, victorioso. «Pero Namán era leproso», con esas palabras concluye el versículo. Muchas versiones añaden «pero», antes de «leproso». Algunas añaden «tenía», seguido de «lepra». El original hebreo simplemente dice «leproso». Así que esta es la descripción que aparece en el original hebreo: general, muy importante, muy estimado, muy valiente, victorioso, leproso. Tu dios es muy pequeño

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¿Te das cuenta? Es como si en mi resumé, mi curriculum vitae, apareciese algo como: Alberto Valenzuela, graduado con honores, inteligente, buen padre, sobrio, honesto, trabajador, confiable, le pega a su mujer. De poco le servían sus honores y sus méritos, tomando en cuenta su enfermedad. Mycobacterim leprae, ha sido el azote de la humanidad desde tiempo inmemorial. Es un problema de la piel que eventualmente afecta todo el sistema nervioso. Pierden la sensibilidad de modo que pueden perder un dedo o la nariz y no darse cuenta. No es una enfermedad que mata rápidamente. Quienes la sufren pueden vivir por años.2 Eventualmente se transmite a otras partes del cuerpo aunque lo que acaba con la vida de quienes la sufren no es la enfermedad misma sino su inhabilidad de combatir otras enfermedades, tal como les pasa a los enfermos de SIDA. Quienes sufren de esa enfermedad mayormente viven vidas normales. En Nepal el gobierno estableció un leprosorio con un edificio dedicado para los varones y otro para las mujeres. Un terremoto destruyó uno de los edificios y el gobierno no contaba con fondos para repararlo. Así que unieron a los leprosos en un mismo edificio. Es algo natural que donde pones dos, de ambas persuasiones sexuales, al poco tiempo son tres, cuatro, cinco. Lo curioso es que los niños nacidos de esa relación, nacían sin lepra. Paul Dulhunty, director de ADRA en Nepal a finales de los 80, se encontró con esa situación y procuró encontrar una solución para que esos niños no se contaminasen. ¿Sabes cual fue la solución? Un baño diario con agua y jabón. Iniciamos una campaña para recaudar fondos para comprar jabón. Ninguno de esos niños adquirió la lepra de sus padres.

Alan L. Guillen, The Genesis of Germs, pág. 144.

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Un día, una joven israelita que las bandas de sirios habían hecho cautiva y la habían puesto al servicio de la esposa de Namán, le dijo a su señora: «Si mi señor acudiera al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra» (vv. 2, 3). En su misericordia Dios coloca las cosas de tal forma que «todas las cosas cooperan a bien» (Romanos 8:28). En el caso de Namán, se trata de una jovencita israelita. Del reino del norte, en otras palabras. La palabra en el original hebreo para referirse a esa jovencita es qetanah (‫)הָּ֑נַטְק‬, que se puede tambien traducir como «pequeña», «insignificante», se usa para referirse generalmente a una niña, alguien que probablemente no había llegado a la adolescencia. Esa niña era una esclava en la casa de Namán. La inocencia en acción Esa niña fue a la mujer del general y, lo más probablemente con la reverencia de una esclava y la inocencia de la niñez, le dio el tipo de noticias que todos deseamos escuchar. ¿Por qué no va su marido a ver al profeta en Samaria? La niña no estaba pensando en las implicaciones geopolíticas de sus palabras. Se trata de un general. Un hombre con autoridad. Un líder sirio. ¿Yendo al reino de Israel? ¿Te das cuenta? Es como si alguien sugiriera, hoy en día, ¿por qué no va el general Dempsey, Presidente de los Jefes de Estado Mayor de los EE.UU., a la clínica adventista en Crimea? Para la niña era algo tan inocente como sugerir ¿por qué no vamos a Hot Springs y nos curamos de cáncer? Pero no dijo Hot Springs. No dijo sumergirnos en el manantial de agua termal. No dijo cáncer. Bueno, dijo algo que, para Namán, era considerado tan malo como el cáncer. Dijo «ir al profeta». Puedo imaginar a Namán Tu dios es muy pequeño

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pesando las implicaciones. Israel es otro reino. Las cosas entre Siria e Israel nunca han estado en buenas condiciones. ¡Pero tienen un profeta! Es probable que se haya imaginado a alguien como Merlín, el mago en la corte del Rey Arturo en la Inglaterra medieval. Pudo haber leído los libros de Harry Potter y haber visto las películas. Así que, ¿por qué no? El profeta en Israel sacaría su varita mágica, diría alguna encantación mágica y colorín colorado. Estaría de vuelta en Damasco sirviendo a su rey como si tal cosa. ¿No es maravilloso lo que nos hace sentir el que se nos diga que hay un remedio para nuestra aflicción? En el caso de Namán, ¡hay un profeta en Israel! Cuando Namán fue a ver al rey de Siria, le contó lo que la joven israelita le había dicho a su esposa, y el rey le dijo: «Pues ve a ver a ese profeta. Yo le enviaré cartas al rey de Israel» (vv. 4, 5). Namán se dirigió a Ben-Hadad II, su rey, con la noticia. «Maravilla de maravillas, hay un profeta en Israel que puede resolver mi problema dermatológico, ¿no es maravilloso?», le pudo haber dicho. «¡Fantástico! Ahora mismo le escribo una carta al rey de Israel». Por supuesto, estamos hablando de una nación con tecnología y armamentos más avanzados que los de Israel. Namán se puso en marcha, llevando consigo treinta mil monedas de plata, y seis mil monedas de oro, y diez mudas de vestidos. También llevó consigo cartas para el rey de Israel, las cuales decían: «Cuando estas cartas lleguen a tus manos, por ellas sabrás que yo estoy enviándote a mi siervo Namán, para que lo sanes de su lepra» (vv. 5, 6).

Este es el escenario: Namán escuchó de su mujer la

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sugerencia de la niña, se dirigió a su rey, quien le dio carta blanca para ir a ver al profeta, con una carta dirigida al rey. No solo eso, sino el equivalente a $750,000.00 en oro y plata, lo mismo que lo mejor de lo mejor de Macy’s, Nordstrom’s y Dillard’s en ropaje. Ha de haber sido una caravana impresionante la que se dirigió de Siria a Israel. Además de las mulas cargadas con todo ese oro y plata, lo mismo que la ropa, el general ha de haber sido acompañado por un numeroso destacamento de soltados. En cuanto el rey de Israel leyó las cartas, se rasgó las vestiduras y dijo: «¿Acaso soy Dios, capaz de dar la vida y de quitarla, para que éste me envíe un hombre para que lo sane de su lepra? Como pueden ver, sólo está buscando un pretexto para atacarme» (v. 7). Namán llevó la carta de Ben-Hadad, su rey, directamente a Joram, rey de Israel. Unos 900 años más tarde, el Nuevo Testamento registra la visita de los sabios de Oriente haciendo una visita similar al rey de los judíos. En ese caso venían buscando al Mesías que los signos les indicaban que había nacido en Judea. La costumbre era que si había algún portento en su tierra, el rey debería de estar enterado. Después de todo, si el rey no sabe, ¿quién más va a saber? Una acción comprometedora ¿La reacción de Joram? En lugar de aceptar la situación y la gran cantidad de regalos que acompañaban la petición del rey de Siria, fue dominado por la paranoia. Estaba tan fuera de contacto con Dios que, en lugar de ver en esto una oportunidad para dar testimonio a Namán de la grandeza del Dios de Israel a través del profeta Eliseo, empezó a ver estratagemas y planes en contra suya. Tu dios es muy pequeño

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Se llenó de temor. Dios había apartado a Israel como su pueblo especial para dar testimonio al mundo pero el rey estaba tan fuera de sintonía que temblaba de temor. Israel y Siria habían estado en paz pero Joram tan solo veía una estratagema de parte de Ben-Hadad, buscando una escusa para atacar a Israel, como lo había hecho en días de Acab, su padre. Namán se aparece con regalos que mostraban su buena voluntad y la seriedad de la situación. Joram no se da cuenta que Namán no esperaba que lo curase de la lepra. A Joram ni siquiera se le ocurrió que era a Eliseo a quien Namán había venido a buscar. Porque «mis pensamientos no son tus pensamientos, ni tus caminos mis caminos». Considera la reacción de Eliseo: Como Eliseo, el varón de Dios, se enteró de que el rey de Israel se había rasgado las vestiduras, mandó a decirle: «¿Por qué te has rasgado las vestiduras? ¡Deja que venga a verme! ¡Así sabrá que en Israel hay profeta!» (v. 8). Hasta ahora la acción se ha centrado en Namán y su condición. El profeta es mencionado y se infiere en los primeros siete versículos. Aparece ahora en escena, aclarando la confusión que ha surgido en la mente del rey y que seguramente tenía a Namán predispuesto ya en contra de lo que estaba por venir. La aparición del profeta y sus palabras demuestran que mientras las intenciones humanas pueden torcerse y enredarse, como sucedió en esta situación, el Mensajero del Señor puede poner las cosas de vuelta en su lugar de forma productiva. No se nos dice cómo fue que Eliseo se enteró de la visita de Namán a Joram. No había visto ningún mensaje al respecto en Facebook y sus contactos en el palacio no le habían mandado ningún mensaje por texto. Lo que 8

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podemos deducir es que el Señor se lo había revelado. ¿Recuerdas las palabras de Isaías? «Mis pensamientos no son tus pensamientos, ni tus caminos mis caminos». Y Namán fue a ver a Eliseo, y al llegar a la puerta de su casa se detuvo, con sus caballos y con su carro de guerra. Entonces Eliseo mandó un mensajero a que le dijera: «Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne volverá a ser como antes era, y quedarás limpio de tu lepra» (vv. 9, 10). A fin de cuentas lo que Namán quería era que el profeta lo curase. Y, después de interminables horas a caballo, bajo el sol quemante del Medio Oriente, había llegado al fin a la casa del profeta. Lo menos que esperaba era que lo saliese a recibir. Se imaginaría al profeta rindiéndole honores. Pronunciando algunas palabras especiales. Blandiendo alguna vara mágica. Prescribiéndole una serie de requisitos que solamente alguien tan valiente y tan audaz como él pudiese llevar a cabo. ¿Qué es lo que sucede? Que el profeta manda a su siervo y éste le dice que se vaya a bañar al rio. ¿Recuerdas lo que mencioné anteriormente de la solución al problema de los hijos de los leprosos en Nepal? ¿Coincidencia? Ninguno de esos niños se contagió del mal de sus padres. La solución era un buen baño usando jabón. El mensaje de Eliseo a Namán es muy similar. «Ve y lávate siete veces en el rio Jordán». Pero Namán se enojó y se fue, mientras decía: «¿Cómo? Yo pensaba que ese profeta saldría a verme, y que de pie invocaría el nombre del Señor, su Dios, y luego alzaría la mano y tocaría la parte enferma, y me sanaría de la lepra. ¿Acaso los ríos Abana y Farfar, de Damasco, no son mejores Tu dios es muy pequeño

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que todas las aguas de Israel? ¿Y acaso no quedaré también limpio si me lavo en ellos?» Y muy enojado se fue de allí (vv. 11, 12). Una reacción lógica La sugerencia, el remedio, era tan sencillo que ofendió al general. Esperaba algo más. Namán tiene dos objeciones. En primer lugar Eliseo ni siquiera sale a recibirlo. La segunda objeción es que en Siria hay mejores ríos que el rio Jordán. No he visto a esos ríos en Siria, pero puedo dar fe que el rio Jordán no es gran cosa, sobre todo cuando lo comparamos con los ríos que existen en Europa y en América. Primero el rey de Israel hace un show porque piensa que la visita del general es un estratagema contra su reinado y ahora este «profeta» ni siquiera sale a recibirlo. ¿Qué le dice que haga? ¡Que se vaya a lavar al Jordán! ¿Se puede creer tal cosa? ¡Podría haberme bañado mucho mejor en los ríos de mi tierra sin tener que haber hecho este viaje! ¿Cómo va a ser esta agua israelita mejor que la nuestra? Pero Dios había estado trabajando en la conciencia de Namán. Después de todo, estaba en Israel porque había escuchado la voz de una niña que le había dicho que había esperanza. Que le había dicho que el profeta en Israel podía sanarlo. ¿No fue eso lo que lo llevó a hablar con su rey? Dios usa instrumentos humanos para colocarnos en el lugar que desea, para que lleguemos a conocerlo. Pero sus criados se le acercaron y le dijeron: «¡Ay, señor! Si el profeta te hubiera mandado hacer algo más impresionante, ¿acaso no lo habrías hecho? ¡Pues con más razón si te ha dicho: “Lávate, y quedarás limpio!”» 10

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Uno de mis tíos abuelos, ya entrado en años, fue a ver al médico. «Don Máximo», le dijo el doctor, «si deja de fumar le garantizo que vivirá cinco años más». Don Máximo, un viejo de malas pulgas, miró directamente al doctor y le contestó: «Pues prefiero vivir un año como yo quiera que cinco años al gusto de otro». Se murió año y medio después. Pero en el caso de Namán, las palabras de sus criados lo hicieron reaccionar. ¿Por qué no tratarlo? Después de todo, ya estaba ahí. ¿Qué tenía que perder? Lo que tenía que hacer era poner su orgullo a un lado y dejar que la vocecita callada le señalase el camino a seguir. Namán escuchó primero la vocecita de una niña. Una esclava. Alguien a quien podía vender. Alguien que, ante sus ojos, carecía de valor como ser humano. Obedeciendo esa vocecita había hecho un viaje arduo y de varios días de camino. Y ahora sus criados le daban un consejo muy similar. Namán fue al Jordán y se zambulló siete veces, conforme a la palabra del varón de Dios, y al instante quedó limpio: Su piel se volvió tan suave como la de un niño (v. 14). Bueno, pues ya que estamos aquí… Se bajó de su caballo, se quitó la ropa y se acercó a la orilla del rio. Lo miró detenidamente por unos instantes. Escuchó la voz de sus criados que lo animaban a entrar al agua. Voltea, les hace una mueca, se ríe y entra al agua. Busca el lugar más profundo y se detiene. Suspira y se pone de frente a sus soldados y criados. Cierra los ojos y se zambulle al agua. «Uno», empiezan a contar en coro. «Dos… tres… cuatro… cinco… seis… ¡siete!» «Y al instante quedó limpio». ¿Te puedes imaginar el rostro de Namán? Por años Tu dios es muy pequeño

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había considerado lo irreparable de su situación. Por años había orado a sus dioses y ofrendado sacrificios. Por años había quedado defraudado por los encantos y pociones mágicas. Y ahora, en las aguas de este rio, ¡había quedado sanado! Entonces él y toda su compañía volvieron a donde estaba el varón de Dios, y una vez delante de él dijo: «Ahora reconozco que no hay más Dios en toda la tierra, que en Israel. Por favor, acepta algún presente de este siervo tuyo.» Pero Eliseo dijo: «Juro por el Señor, en cuya presencia estoy, que no lo voy a aceptar». Namán insistía en que Eliseo aceptara alguna cosa, pero él no accedió (vv.15-17). La justa recompensa a un acto de fe Namán sale contento del rio. Se ve las manos, los brazos, las piernas. Le pide a sus criados que le revisen la espalda. ¡Sano, estoy sano! Las vocecitas, después de todo, tenían razón. Su reacción es reconocer que «no hay más Dios en toda la tierra que en Israel». Se dirige a Eliseo y le dice, prácticamente, que le pida lo que desee. Había venido cargado de oro y plata, pero reconoce que todo el oro del mundo no puede ser recompensa por lo que recibió. El profeta rehúsa recibir algo a cambio. Entonces Namán dijo: «Entonces voy a pedirte concedas a este siervo tuyo llevarme de esta tierra la carga de un par de mulas. Porque de aquí en adelante este siervo tuyo no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses, sino sólo al Señor. Y anticipadamente pido al Señor perdonar a este siervo suyo si, cuando mi señor el rey entre en el templo de Rimón para adorar allí, y se apoye en mi 12

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brazo, yo también llego a inclinarme en ese templo. Si llego a hacerlo, ¡que el Señor me perdone!» Eliseo le dijo que podía irse tranquilo. Y Namán se fue (vv. 17-19). Puedes ver la diferencia en la escena. Namán viajó de Aram con un cortejo de mulas cargadas de oro y plata y ahora regresa con esas mismas mulas, pero cargadas de tierra. Lo que nos parece ser una petición tan rara de parte de Namán se basa en el antiguo concepto de que la tierra es el centro de una guerra cósmica. Namán quería tierra de Israel porque Israel era la tierra de Jehová. Siendo que Jehová es el Dios verdadero, entonces su tierra es santa. El concepto aparece en otros lugares en la Biblia. Es mencionado por Moisés, por ejemplo, en la presencia del Ángel del Señor cuando vio la zarza ardiendo (Éxodo 3:15) y cuando Josué se encuentra con el Ángel del Señor (Josué 5:15). Eliseo, por supuesto, comprendió la razón de la petición de Namán y se la concedió sin titubear. Se había llevado a cabo un cambio en el corazón del general. La vocecita que le había hablado a través de la niña y de sus siervos le había probado decididamente que «no hay más Dios en toda la tierra que el Dios de Israel». La historia que sigue a continuación, tengo la impresión que se trata de algún escriba que consideró que la historia necesitaba una moraleja. El saneamiento y la conversión de un gentil pareciera no tener mucho que enseñar.3 Lo que no cabía en su mente son las palabras del Señor pronunciadas por Isaías: «mis pensamientos no son tus pensamientos, ni tus caminos mis caminos». Podría atreverme a poner en los labios de Namán las 2 Reyes 5:21-27 contiene la historia de Giezi, el siervo de Eliseo quien, debido a su avaricia, termina leproso. 3

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palabras del salmista: Te alabo, Señor, porque me has salvado… Mi Señor y Dios,
te pedí ayuda, y tú me sanaste; tú, Señor, me devolviste la vida;
¡me libraste de caer en el sepulcro!… Tú cambias mis lágrimas en danza;
me quitas la tristeza y me rodeas de alegría, para que cante salmos a tu gloria.
Señor, mi Dios: ¡no puedo quedarme callado!
¡siempre te daré gracias! (Salmo 30:1-3, 11,12, RVC). Tu turno ¿Qué aplicación encontramos en la experiencia de Namán? En primer lugar, que Dios habla a nuestra conciencia usando los canales a su alcance. Dios te ha puesto como mayordomo de tu conciencia. Te ha dado su Palabra, te ha mostrado sus preceptos. Sabes qué es lo que espera de ti. Si nos analizamos claramente, vamos a descubrir que lo que necesitamos no es más conocimiento, no es más instrucción, sino más dependencia de lo Alto, más humillación del yo, más aceptación de su gracia. En el caso de Namán, Dios puso a prueba la mayordomía de su conciencia. Como líder de Aram (Siria), era, en primer lugar, defensor de la fe. No de la fe cristiana, no de la fe del Dios de Israel. Defensor de la fe de sus dioses. Namán, entonces, sufrió de seguro remordimientos de conciencia cuando escuchó la vocecita de la niña que le decía: «hay un profeta en Israel». Requirió de mucho valor de su parte para poder presentarse ante su rey y decirle, «hay un profeta en Israel». Pero lo hizo. Reconoció algo especial en el timbre de esa voz. Su reacción fue tan significativa que Jesús mismo mencionó su caso: «en los días del profeta Eliseo había también muchos leprosos en 14

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Israel, pero ninguno de ellos fue limpiado sino Namán el sirio» (Lucas 4:27). Segundo, Dios no necesariamente requiere actos espectaculares de bravura o gallardía. Ha habido ocasiones, en la historia del cristianismo, en las que Dios ha llamado a sus hijos a poner su vida por precio. El 8 de abril de 1945, Dietrich Bonhoeffer fue colgado por los nazis unos días antes de que el campo de concentración en Flossenburg fuese liberado por los americanos. Bonhoeffer, pastor y teólogo luterano, se había atrevido a alzar la voz en contra de las atrocidades cometidas por los nazis. En 1933 el joven pastor de 27 años abandonó su nativa Alemania para iniciar un ministerio entre los alemanes residentes en Londres. Como fundador del movimiento luterano en oposición a los nazis, Bonhoeffer decidió regresar a Alemania en 1935 y continuar sus denuncias y su lucha contra Hitler. En 1943 fue arrestado y enviado al campo de concentración donde trabajó como pastor y consejero de los presos. En su libro El costo del discipulado, Bonhoeffer había escrito: Sufrir es el distintivo del verdadero discipulado. El discípulo no está por encima de su maestro. Seguir a Cristo significa passio passiva, sufrir porque tenemos que sufrir.4 El caso de la mayoría de nosotros es como el de Namán. Lo que Dios nos pide es que seamos fieles a la vocecita que nos guía a la verdad. No a la infinidad de voces que atraen nuestra atención. No a lo que nos dice la radio, la televisión, las películas o el internet. Como mayordomo de tu conciencia, Dios te llama a que

Dietrich Bonhoeffer, The Cost of Discipleship, pág. 91.

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…pienses en todo lo que es verdadero, en todo lo honesto, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo amable, en todo lo que es digno de alabanza; si hay en ello alguna virtud, si hay algo que admirar, piensa en ello (Filipenses 4:8) Por último, cuando Dios te llame ha hacer algo, no consideres que lo haces para ganar de esa manera la salvación. Dios sigue siendo el que te salva, lo mismo que al resto de la humanidad. Dios habló a Namán a través de la vocecita de la niña, a través de la voz de su mujer, a través de la voz del profeta, a través de la voz de sus criados. Namán reconoció esa voz que le impelía a hacer algo, que lo llamaba a efectuar un cambio, que lo llevaba a la verdad. Namán ha de haber sentido duda al bajarse del caballo, quitarse la ropa y entrar en el agua. Ha de haber sentido remordimientos de conciencia. Es probable que en su mente haya surgido la duda. ¿Qué estoy haciendo? ¿Hasta donde he llegado? Pero la vocecita le dijo que lo pusiera todo en Sus manos y sería sano. La palabra griega para salvación es sotería, que significa completo, entero, en armonía, en paz, es un sinónimo de la palabra hebrea Shalom. En otras palabras, en la tradición cristiana salvación significa la persona completa, no solamente la idea griega del alma sino todo tu ser —físico, mental y espiritual—, como en la palabra hebrea por alma: nephesh. El llamado de Dios es para que veles las avenidas de tu corazón. Para que estés pendiente a los llamados de su voz. A que definas tu conciencia, a que no permitas que se descarríe llevada por impulsos humanos. Dios te llama a ser mayordomo de tu conciencia. El antiguo proverbio nos dice: «Cuida tu corazón más que otra cosa,
porque él es la fuente de la vida» (Proverbios 4:23, RVC). 16

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La palabra hebrea por «corazón» es lebab (‫)בָבֵל‬, que también puede ser traducida como ser interior, mente, voluntad o libre albedrio. Otra versión dice: «Ante todo, cuida tus pensamientos…» Y otra más: «Vigila atentamente tu interior…» Quisiera parafrasearlo y ponerlo así: Ante todo, sé un mayordomo diligente de tu conciencia para que Dios pueda estar en contacto contigo. En esta historia vemos a Dios trabajando a través de canales humanos. Nos provee la reacción humana ante la gracia divina. Algunos responden al llamado de Dios con acciones de gracias y de alabanza, otros demuestran la habilidad humana de pervertir y usar la gracia divina para sus propósitos egoístas.5 ¿Cómo vas a reaccionar tú ante el llamado de esa vocecita? Sin importar tu reacción, Dios está a fin de cuentas en control de los eventos humanos. Pero quiere verte en su reino. Esa es la invitación que te hace constantemente: Ven a las aguas del Jordán y sé limpio. Ven y sé salvo.

Como fue el caso de Giezi, el siervo de Eliseo (2 Reyes 5:21-27).

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Tu dios es muy pequeño

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Guiados por una conciencia sana Nuestra conciencia es un reflejo de nuestro carácter, un reflejo de la identidad moral singular que hemos fabricado para nosotros mismos como resultado de nuestras actitudes, intenciones, sentimientos, percepciones, convicciones y acciones más profundas. Como una expresión de nuestro carácter, nuestra conciencia no es una pequeñita parte de nosotros, sino todo nuestro ser moral, en cada situación. Lejos de ser una vocecita independiente que nos susurra, nuestra conciencia es nuestra personalidad moral en su totalidad.1 En el Antiguo Testamento El término «conciencia», tal como lo entendemos, no existe en el Antiguo Testamento. La palabra hebrea para «corazón» (leb), es un término para señalar «conciencia de uno mismo». Eclesiastés 10:20 Job 27:6 Levítico 5:1 Los cristianos son mayordomos de las personas a las que sirven. Las tendencias a la satisfacción personal aumente la falta de integridad y son generalmente deshonesto. La integridad da testimonio externo de lo que somos internamente… Una comprensión adecuada de nuestra creación a la imagen de Dios nos enseña que lo más importante no es lo que hacemos sino lo que somos. Los expertos de liderazgo secular están despertando al hecho de que la clave para un liderazgo efectivo es la conciencia de uno mismo. En términos cristianos esto significa que cada uno, a través de la conciencia de sí mismo y la auto crítica, es quien tiene que ser transformado primero.2 1 Paul J. Wadell, Happiness and the Christian Moral Life: An Introduction to Christian Ethics, pág. 168. 2 http://www.adventiststewardship.com/article/684/resources/the-dynamic-steward/ sermons-articles/vol-15-no-1

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En el Nuevo Testamento En el Nuevo Testamento el término suneidesis (συνείδησις) tomado del griego clásico es utilizado para «conciencia», designando una acción correcta. 1 Timoteo 1:5, 19; 4:2 Tito 1:15 Hechos 24:16 Dios ha confiado a los hombres talentos: un intelecto donde se originan las ideas, un corazón para que sea el asiento de su trono, los afectos para que fluyan como bendiciones para otros, una conciencia para que convenza de pecado. Cada uno ha recibido algo del Maestro, y cada uno debe hacer su parte para satisfacer las necesidades de la obra de Dios.3 Un estudio de suneidesis (συνείδησις) en el Nuevo Testamento presenta estas tres ideas centrales: 1. La conciencia es una capacidad dada por Dios a los seres humanos para auto-examinarse. 1 Corintios 4:4 Romanos 2:14, 15 En asuntos de conciencia, el alma debe ser dejada libre. Ninguno debe dominar otra mente, juzgar por otro, o prescribirle su deber. Dios da a cada alma libertad para pensar y seguir sus propias convicciones. «De manera que, cada uno de nosotros dará a Dios razón de sí». Ninguno tiene el derecho de fundir su propia individualidad en la de otro. En todos los asuntos en que hay principios en juego, «cada uno esté asegurado en su ánimo».4 2. La conciencia es consistentemente presentada como «testigo de algo». Consejos sobre mayordomía cristiana, pág. 120. El deseado de todas las gentes, pág. 505.

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Romanos 2:15; 9:1 2 Corintios 1:12; 4:2; 5:11 La conciencia misma asume cada papel en el drama de la corte. Es el registro que señala lo que hemos hecho en detalles exactos (Jer. 17:1). Es el acusador que presenta un cargo contra nosotros cuando somos culpables y el defensor a nuestro lado cuando somos inocentes (Rom. 2:15). Actúa como testigo, dando testimonio a favor o en contra nuestra (2 Cor 1:12). Es el juez, condenándonos o vindicándonos (1 Jn 3:20, 21). Es el verdugo, golpeándonos con aflicción cuando se descubre nuestra culpa (1 Sam. 24:5). El castigo de una conciencia violada es como un «vistazo del infierno».5 3. La conciencia es un siervo del sistema de valores. 1 Corintios 8 1 Corintios 10 La paz mental, que es el resultado de las acciones y los motivos puros y santos, le dará un tono de vigor y libertad a todos los órganos del cuerpo. La paz interior, y una conciencia desprovista de ofensas a Dios, vivificará y vigorizará el intelecto, como el rocío que se derrama sobre las tiernas plantas. La voluntad está, entonces, correctamente dirigida y controlada, y aunque es más decidida, está libre de perversidad. Las meditaciones son placenteras porque están santificadas.6 Para guardar en tu corazón Piensa en una o dos cosas que has aprendido que quisieras poner en práctica durante esta semana. Ten presente que lo importante es la calidad de tu experiencia, no la cantidad de cosas que hagas. Es preferible concentrarse en un punto específico que en varias cosas a la vez. Sobre todo, mantén un espíritu de humildad y oración conforme buscas la dirección divina. 5

John MacArthur, Vanishing Conscience, pág. 40 Testimonios para la iglesia, tomo 2, pág. 293

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n 1984 en un artículo acerca de la guerra de espías entre Estados Unidos y la Unión Soviética, se mencionó que:

En la interminable guerra de espionaje, ambos bandos han encontrado agentes dobles disponibles. Un agente de la KGB estuvo trabajando durante años en el centro británico para descifrar códigos, enviando los datos supersecretos del servicio de inteligencia americano a Moscú. América ha tenido un agente dentro del servicio secreto de inteligencia polaco, revelando las operaciones secretas soviéticas en Estados Unidos, tan recientemente como 1983. El director de la CIA, William Casey, se ufana que su agencia ayudó el año pasado a dar a la KGB los peores tiempos en su historia al ayudar en la expulsión de más de 135 espías [soviéticos] en todo el mundo.1

El artículo procedió a decir que la KGB tenía 10,000 agentes espiando en países extranjeros, 500 de esos en los Estados Unidos. El artículo no lo mencionaba, pero Robert’s Dundney y Orr Kelly, «The Great Superpower Spy War: KGB vs CIA», US News and World Report, 29 Oct. 1984, pág. 39. 1

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lo más probable es que Estados Unidos hubiese tenido otros tantos. Tanto en aquellos años de la Guerra Fría, como en estos años en los que afrontamos a Al-Qaeda, comprender al enemigo es la mitad de la batalla. Si sabes como vas a ser atacado puedes saber qué hacer para defenderte. Nadie, en su sano juicio, si sabe que va a hacer atacado y la forma en que va a ser atacado, se queda con los brazos cruzados, sin hacer nada. Hay que estar un pie más adelante que el enemigo, si queremos salir victoriosos. El creyente tiene tres enemigos: el mundo, la carne y el diablo. Vivimos en un mundo hostil a los principios cristianos. Vivimos en una sociedad que hace todo lo posible porque nuestra fe se malogre y se desvanezca. Vivimos en una sociedad que daría cualquier cosa porque nos conformásemos a sus normas de vida y conducta. ¿Qué podemos hacer ante esta situación? Debemos comprender cómo trabaja el mundo. Jesús estaba consciente de esta situación, cuando dijo a sus discípulos: He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas (Mateo 10:16). Tenemos que darnos cuenta del mundo que nos rodea. Tenemos que abrir los ojos a la realidad que el mundo quiere que seamos uno más entre ellos. En el Antiguo Testamento encontramos el caso de un hijo de Dios que supo discernir el mundo para no contaminarse: El profeta Daniel. Daniel vivió también en una sociedad hostil. Pero Daniel comprendió esa sociedad y triunfó sobre ella. A lo largo de la historia de la humanidad, los ejércitos 22

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de las naciones han invadido a otras naciones. Han tomando pueblos cautivos y los han llevado como esclavos a tierras desconocidas. Al hacer esto, familias enteras han quedado separadas —algunas veces para toda la vida. Daniel fue uno de los miles que pasaron por esa experiencia. Daniel fue llevado como esclavo de su nativa Judá a vivir en Babilonia en la corte del rey Nabucodonosor. Sus experiencias están registradas en el libro que lleva su nombre. Marco histórico Vamos a ver primero el marco histórico de las experiencias de Daniel. En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió. Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su Dios (Daniel 1:1, 2). Estos eventos ocurrieron en el año 605 A.C., poco después de la batalla de Carquemish. En esa batalla, que se llevó a cabo entre los ríos Eufrates y Orontes, Nabucodonosor casi aniquiló al ejército egipcio. Fue después de esta batalla que Babilonia surgió como una potencia mundial. En el proceso, Babilonia tomó Siria y Palestina. Palestina había hasta ahora estado bajo el control de Siria, quien había tomado el reino de Israel en el año 722 A.C., y bajo el control de Judá. Tanto los israelitas como los judíos se habían apartado de los consejos divinos. El Señor les había amonestado El mundo en que vivimos

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enviando profeta tras profeta, pero el resultado era el mismo. Los israelitas, como nación, se habían entregado a la idolatría. Y Je h ov á el Dio s de su s padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación. Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio. Por lo cual trajo contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la casa de su santuario, sin perdonar joven ni doncella, anciano ni decrépito; todos los entregó en sus manos (2 Crónicas 36:15-17).

Los pecados del pasado se unieron a los pecados del presente y Nabucodonosor sitió a Jerusalén en el año 605 A.C. Esta fue la primera vez que Jerusalén fue tomada por Nabucodonosor. Después de la primera caída la ciudad se rebeló dos veces. La primera rebelión fue bajo el reinado de Joaquin, hijo de Joacim. Fue durante la segunda rebelión que los vasos sagrados del templo fueron llevados a Babilonia. La tercera rebelión se produjo bajo Sedequías. En esta ocasión la ciudad y el templo fueron completamente destruidos. Toda la población, excepto unos pocos labradores, fue llevada cautiva a Babilonia, en el año 586 A.C. Jerusalén cayó bajo los ejércitos babilónicos y la nación judía dejó de existir. Dios entregó a Judá El tema del libro de Daniel es: Dios está en control. Lo primero que quiero que notes es que una de las 24

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primeras cosas que aclara Daniel es que «Dios entregó» a Joacim. Dios actuó de forma directa, por medio de Nabucodonosor para castigar a Judá por sus pecados. En otras palabras, su victoria no se debió tanto a la debilidad de Judá o a la fuerza de Nabucodonosor, sino la voluntad de Dios. Cuando Dios «entregó» a Joacim en las manos de los babilonios, lo hizo después que trató vez tras vez de salvarlos. Pero el corazón de Judá estaba endurecido. Los judíos llegaron a adorar cuanta cosa tuvieran en frente, desde Baal a Ishtar. Dios tuvo que castigarlos. Cuando Dios «entrega» a una persona no lo hace por gusto. De hecho, Dios no desea separarse de nosotros ni «entregarnos». Somos nosotros los que nos separamos de él. Los pecados del pasado se unieron a los del presente, pero esto no quiere decir que Dios nos haga culpables de las faltas de nuestros padres. Cada quien es responsable por sus pecados: El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él (Ezequiel 18:20). Cada quien es responsable por sus pecados, pero los pecados de los padres tienen repercusiones duraderas sobre los hijos. Lo que tú eres y haces en gran medida se debe a lo que fueron e hicieron tus padres. Lo que tus hijos sean y hagan en gran medida se deberá a lo que tú eres y haces. Lo que tú eres y haces no es otra cosa que tus principios y tus valores. Es aquello que te guía como persona. Dios te hace responsable de esos principios, de esos valores. Dios te ha puesto como mayordomo de los mismos. El mundo en que vivimos

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Aún cuando Jehová había «entregado» a los judíos, les ofreció otra oportunidad. Les prometió que después de 70 años volverían a Palestina. Por medio del profeta Jeremías, quien vivió todos estos mismos eventos, el Señor prometió: Toda esta tierra será puesta en ruinas y espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia por su maldad, ha dicho Jehová… (Jeremías 25:11, 12). E l r e l at o c o n t i n ú a d ic ien do que una vez Nabucodonosor conquistó Jerusalén ordenó la transportación de judíos a Babilonia. Pero encomendó a unos de sus capitanes una tarea especial: Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos (Daniel 1:3, 4).

Además de los esclavos comunes, Nabucodonosor quería reos de entre los príncipes de Israel. Pero el rey no quería cualquier clase de nobles. Primero, quería «muchachos». La palabra hebrea es yeladim (‫ ;)םיִ֣דָלְי‬esa palabra aparece solamente 5 veces en el Antiguo Testamento y se usa para describir tanto a una cristura a punto de ser destetada como a un adolescente. En este caso, podemos conjeturar que serían muchachos 26

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entre 13 y 15 años. Segundo, que no tuviesen defecto—ningún problema físico o mental. Tercero, que fuesen «de buen parecer». No quería feos en su corte. Tenían que ser bien parecidos. Cuarto, que fuesen «de buen entendimiento». Tenían que ser jóvenes brillantes, inteligentes. Quinto, debían de poseer la habilidad de «estar en el palacio del rey». Daniel entre los cautivos Entre este grupo de jóvenes estaban Daniel y sus tres compañeros. Josefo sostiene que Daniel era pariente de Zedequías,2 uno de los sucesores del rey Joacim, aunque el mismo Daniel se describe a sí mismo solamente como «de los hijos de Judá» (v. 6). De cualquier forma, de Jerusalén fueron llevados cautivos a Babilonia a formar parte de la corte del rey. Después de una jornada de semanas por el desierto, llegaron a Babilonia. Babilonia era la metrópolis del tiempo antiguo. Un historiador describe así a la ciudad: Adyacente al palacio principal de Nabucodonosor y un poco al este estaba la gran puerta de Ishtar, a través de la cual pasaba la Calle Prosesional, la calle principal de la ciudad. En honor [del dios] Marduk, este camino estaba pavimentado con piedras importadas y algunas veces llegaba a medir 65 pies [de ancho]. Estaba bordeado por banquetas de loza roja. Las paredes a ambos lados del camino estaban cubiertas de ladrillos de esmalte azul y decoradas con leones Josephus, Contra Apion, 1:19.

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y dragones blancos y amarillos de tamaño natural. Las principales estructuras de la ciudad daban a este camino. La puerta de Ishtar era un portón doble flanqueado por torres de ladrillo de esmalte azul decorado alternadamente por hileras de toros y dragones blancos. El palacio de Nabucodonosor era un enorme complejo de edificios protegidos por una muralla doble. Los cuartos del palacio circundaban cinco patios internos. El cuarto blanco del trono (56 por 176 pies) tenía una gran entrada central flanqueada por puertas más pequeñas a los lados. La ciudad misma, de forma rectangular, estaba asentada al lado del Eufrates. La muralla, 11 millas de largo y 85 pies de ancho, estaba protegida por un foso lleno de agua del Eufrates. La muralla de la ciudad era doble; la muralla exterior era de 25 pies de ancho y la interna de 23 pies de ancho con un espacio en medio relleno de escombro. A cada 65 pies había una atalaya en las murallas. Había ocho o nueve puertas en la muralla, con la puerta de Ishtar entrando por el norte. El Palacio de Nabucodonosor, el zigurat, y el gran templo de Marduk daban a la Calle Prosesional. En total había 43 templos en la ciudad en los días de Nabucodonosor… La población de Babilonia en el VI siglo A.C. se estima que era de medio millón [de personas].3

Después de haber visto Jerusalén destruida, después de haber pasado semanas en el desierto, los judíos llegaron a Babilonia. Lo más probable es que se hayan impresionado Howard F. Vos, Archaeology in Bible Lands (Chicago: Moody Press, 1977), pág. 115.

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al ver una ciudad tan impotente. Algo similar a lo que me sucedió cuando fui a Las Vegas por primera vez. Después de haber viajado por varias horas por el desierto de Mojave, llegamos a Las Vegas al oscurecer. La cantidad de luces y edificios me mareó, me aturdió. Babilonia era Las Vegas de sus días. Después de todo una de las siete maravillas del mundo antiguo estaban en Babilonia: los jardines colgantes. ¿No es interesante cómo el mundo nos muestra sus glorias para impresionarnos? Lo mismo que sucedió con Daniel, sucede con nosotros. Daniel 1:4 ilustra vivamente como el mundo trata que nos conformemos a sus principios. Quiere dominar nuestros valores, alterar nuestras alianzas. Nabucodonosor no solo quería jóvenes brillantes, sino que quería que aprendiesen su cultura. Quería que aprendiesen a vivir como ellos. Los babilonios no solo querían que los judíos aprendiesen a vivir en Babilonia, sino que pensasen como ellos. Que llegasen a ser como ellos. Tenían que aprender el lenguaje, la literatura y las costumbres babilónicas. Tenían que aprender la filosofía, religión, magia, astrología, ciencia y medicina babilónica, entre otras muchas cosas. Para esto, tenían que aprender primero el idioma común de los babilonios, una especie de arameo, y akadio, el idioma literario de Babilonia.4 ¿Te das cuenta? No solo alterar sus conocimientos, sino sus pensamientos y su conducta. Esa fue la prueba de Daniel y sus compañeros, su responsabilidad como mayordomos de sus principios. Las tentaciones de Daniel Lo que trataban de hacer es obvio. Querían tornar a los monoteístas hebreos en politeístas babilonios. 4Gleason L. Archer, Jr., «Daniel», en The Expositor’s Bible Commentary, 12 vols., ed. por Frank E. Gaebelein, vol 7, pág. 34.

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Nabucodonosor quería que los judíos rechazasen su Dios y sus costumbres para abrazar los dioses y costumbres babilónicas. Para esto no solo establecieron su educación, sino hasta su comida. Y señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey. Entre estos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá (Daniel 1:5, 6).

Un escolar del Antiguo Testamento comenta:

Probablemente la mayoría de los elementos en el menú del rey eran tomados de animales sacrificados a los dioses patronos de Babilonia (Marduk, Nebo e Ishtar, for ejemplo), y sin duda alguna el vino de la mesa del rey (v. 5) había sido primero parte de las libaciones a estas deidades. Por lo tanto esas porciones de comida y bebida eran inherentemente inmundas y habían sido manchadas por el contacto con los ritos del culto pagano.5 Así que aún con la bebida y la comida querían que los hebreos fuesen como ellos. ¿Por qué hasta la comida y la bebida? Porque una vez cedes en un punto es más fácil que cedas en otro. Aquí sí se aplica la teoría del dominó. Tus principios pierden su importancia una vez que te has acostumbrado a quebrantarlos. El siguiente paso fue cambiarles el nombre: Ibid. ppágs. 33, 34.

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A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego (Daniel 1:7). No solo querían cambiar su vida, querían cambiarla de forma radical. El cambio tiene que ser completo. Sus nombres no podían continuar como eran, así que les fueros cambiados. Daniel, que significa «Dios es juez,» recibió el nombre de Beltsasar, «La Dama proteja al rey», siendo Belet la esposa del dios Marduk. Ananías, de «Jehová da su gracia,» a Sadrac, «Iluminado por Rak». Misael, de «¿Quién es como Dios es?» a Mesac, «¿Quién es como Aku?» Azarías, de «Jehová ayuda», a Abed-nego «Siervo de Nego».6 Sus nombres ahora no exaltaban más a Jehová, sino a las divinidades babilónicas. Nosotros no le damos tanta importancia a nuestros nombres, pero antiguamente no era así. El nombre tenía mucho que ver con lo que tú eras y lo que tú creías. Algunas veces no es tan grato, sin embargo, encontrar casos como el reportado por un periódico de Missouri: Un hombre del condado DeKalb (Missouri) estaba viajando en Arkansas y se detuvo a pasar la noche en una cabaña. La familia consistía de un hombre, su esposa y seis hijos, tres niñas y tres niños. El hombre de DeKalb preguntó cuales eran los hombres de los niños y la madre le dijo orgullosamente que la niña mayor se llamaba 6 La traducción de los nombres babilonios es incierta. Ver John C. Whitcomb, «Daniel», Everyman’s Bible Commentary (Chicago: Moody Press, 1985), pág. 29. Desmond Ford, Daniel (Nashville, TN: Southern Publishing Association, 1978), pp. 81-83. Joyce G. Baldwin, «Daniel», Tyndale Old Testament Commentaries (Madison, WI: Inter-Varsity Press, 1978), pp 81, 82. S. R. Driver, ed. The Book of Daniel (Cambridge: University Press, 1905), pp. 7, 8).

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Telepatía, la segunda se llamaba Frenología, y la tercera Tuberculosis. Los tres niños se llamaban Teodolito, Doxología y Epluribusunum. La mujer le dijo que no le gustaba presumir, pero que siempre había pensado que Epluribusunum era el nombre más pomposo para un niño que ella alguna vez hubiese escuchado. El hombre le dijo que el estaba completamente de acuerdo con ella.7

La simple cara de la tentación La situación de Daniel y sus amigos no era cuestión de resonancia o pomposidad. Daniel y sus amigos estaban pasando por un proceso similar al «lavado de cerebro». Los babilonios querían cambiar su manera de ser, su manera de pensar, su misma esencia y hasta sus gustos. Estaban pasando por una situación que probaba su fe y su obediencia al Dios de las Escrituras. Aquí es donde hace diferencia si tu cristianismo está basado firmemente o es una religión de paso. Aquí es donde tienes que ser astuto. Porque la tentación no siempre se presenta con todas sus consecuencias. Porque la tentación muchas veces parece inofensiva y sin importancia. ¿Cuál fue la prueba de Daniel y sus compañeros? No fue acostarse con la mujer del jefe, como en el caso de José; no fue golpear la piedra, como en el caso de Moisés; no fue pedir que las piedras se convirtiesen en pan, como en el caso de Jesús. Simplemente era comer o no comer. Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse (Daniel 1:8). Paul Lee Tan, Signs of the Times (Rockville, MD: Assurance Publishers, 1984), pp. 590, 591. 7

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Daniel siempre tuvo presente quien era. Por su reacción es evidente que se había criado en el conocimiento del Señor. Y Daniel puso ese conocimiento en práctica. Si alguna vez has de tener alguna convicción, tienes que tener conocimiento. Tienes que saber en qué crees. La fuerza de carácter no es el producto de la casualidad, es el resultado del esfuerzo. Daniel no solo tenía conocimiento, sino que hizo su decisión basado en ese conocimiento. Cuando el tema de comer de la porción de la mesa del rey se le presentó, Daniel supo que tenía que hacer y decidió en su corazón no contaminarse. Para Daniel, resistir la tentación de los manjares y el vino del rey era una «declaración» de quien él era. La oferta del rey en este punto era peligrosa debido a sus consecuencias —la pérdida de su identidad. Esa forma de resistir «al mundo» continúa siendo una opción para muchos; algunos optan por ser vegetarianos o ayunar como una forma de expresar su conciencia y su fe. El punto aquí no es que la dieta vegetariana sea preferible, o cualquier cosa que uno coma o beba o deje de comer o beber, sino un asunto de sus principios e identidad Dios interviene de forma directa Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos (Daniel 1:9). Ante un carácter decidido por el reino de Dios, Dios siempre interviene en su beneficio. Dios no únicamente interviene en la naturaleza y en las acciones de la historia, Dios actúa en los corazones de los hombres. …y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros El mundo en que vivimos

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rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza. Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas (Daniel 1:10-13). Daniel tenía el favor de Dios y sabía que lo que pedía era justo y sensato, sabía que era lo mejor que podía hacer. Pero actuó con cautela. Trató a aquellos que estaban sobre él con respeto. Sabía que era siervo del Dios Todopoderoso, pero no mostró arrogancia. El sabía que Dios recompensaría su actitud, pero estaba dispuesto a someterse a los designios divinos. Daniel sabía que Dios está en control, así como tú y yo sabemos. Pero Daniel sabía que Dios ha dado ese control a los hombres, temporalmente. Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días. Y al cabo de los diez días apareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres (Daniel 1:14-16). Muy acertadamente, Joyce Baldwin ha escrito: El resultado del experimento por diez días justificó 34

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la confianza de Daniel que su salud no sufriría. Aún los pequeños actos de auto-disciplina, cuando son efectuados en lealtad a un principio, colocan a los siervos de Dios en la línea de su aprobación y bendición. De esta manera las acciones prueban la fe, y el carácter es fortalecido para encarar situaciones más difíciles en el futuro.8 Dios no chasqueó a sus siervos y su mano se notó no solo en la actitud del jefe de los eunucos ni en su apariencia externa. Dios les dio otra bendición más: A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimientos en toda visión y sueños. Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor. Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey (Daniel 1:17-19). El Señor hasta ahora ha hecho tres cosas importantes por Daniel y sus amigos: 1) los puso en gracia con el jefe de los eunucos; 2) les dio una apariencia física mejor que a los demás; y 3) les dio conocimiento e inteligencia. Dios recompensa la diligencia Pero quiero que notes una cosa. Dios no les dio las cosas indiscriminadamente. Dios no les evitó trabajos. Daniel y sus amigos no estuvieron todo el tiempo en un Joyce G. Baldwin, «Daniel», pág. 84.

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lecho de rosas. Daniel no «ganó» ante Dios ni «perdió» ante los hombres. Lo que consiguió fue a base de su fe, su determinación y sus persistencia. Recuerda que nadie da nada por nada y se compra muy poco con un peso. Si quieres ser alguien, si quieres ser bendecido por Dios, tienes que ponerte en sus manos y ser constante. Esa es la única manera de triunfar. En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino. Y continuó Daniel hasta el año primero del rey Ciro (Daniel 1:20, 21). La palabra hebrea por «diez veces» (‘eser yadowt ‫תֹו֗דָי‬ ‫ )רֶׂשֶ֣ע‬significa literalmente «diez manos,» quizás teniendo en mente diez personas.9 Después de consultarlos y contemplarlos, Nabucodonosor concluyó: «Prefiero tener uno de estos a 10 de los otros». Esto es importante para nosotros. Dios no se interesa tanto en la cantidad, sino en la calidad de sus seguidores. Dios no ve números, sino calidad. Dios no te ve por tu estatura, tu puesto o tu educación. Dios te ve por tu calidad como heredero del reino. «Y Daniel continuó hasta el primer año del rey Ciro». Ciro fue el monarca persa que reinó sobre Babilonia del 539 al 530 A.C. De esta manera, Daniel estuvo en la corte de Babilonia del año 605 al 530 A.C. 75 años siendo un representante de Jehová en un mundo pagano, en una sociedad hostil a los principios de Dios. Daniel era ya un 9 «Diez veces mejor.—Heb. ‘diez manos sobre los magos’; o sea, diez veces, o muchas veces. La palabra es usada en este sentido en Gén 31:7, 41; Núm 14:22; Neh 4:12; Job 19:3». Albert Barnes, Notes, Critical, Illustrative and Practical, on the Book of Daniel (New York: Leavitt & Allen, 1858), pág. 103.

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anciano de alrededor de 90 años en los días de Ciro. Podía dar, con su vida, testimonio que durante esos 75 años en Babilonia, su fe era la misma y seguía sirviendo a Jehová. Para triunfar, tienes que prepararte Daniel vivió en una sociedad hostil. Así como él, puedes vivir en el mundo y no verte contaminado por el mismo. Como Dios le dijo a Elí años antes, «yo honraré a los que me honran» (1 Sam 2:30). En un mundo colmado de personas que se rebelan contra Dios, es inevitable que te encuentres en situaciones en las que tu fe y tus convicciones sean puestas a prueba. Si eres padre, necesitas preparar a tus hijos para esas ocasiones cuando tengan que dar testimonio de la verdad por medio de su integridad. Como cristianos debemos dedicarnos a Dios de tal manera que no importa cual sea la tentación nos mantengamos de parte de la verdad, de todo lo que es noble, puro y santo. Debemos tener presente, entonces, que una convicción firmemente sementada nos puede ayudar a resistir cualquier presión externa. No es el producto de la casualidad que Daniel resistió a la presión que se vio sometido. La única manera como puedes afrontar los ataques del mundo en que vivimos es sementando tus convicciones. Ejerciendo una mayordomía fiel sobre tus principios. Si el Dios de Daniel es tu mismo Dios, tienes que hacerlo real y vivo. Tienes que hacerlo algo común, algo indispensable como el agua. Tienes que hacerlo necesario, como la comida. Tienes que hacerlo parte tuya, como tu aliento. También debemos tener presente que son esas convicciones las que Dios finalmente honrará. No fue por casualidad que Dios le honró. No fue porque era su favorito. Dios no tiene favoritos. Nos ve a todos igual. Si esperas favores de Dios, te quedarás esperando. Dios El mundo en que vivimos

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se complace en honrar a los suyos. La realidad de Daniel puede ser la realidad de tu vida, si tienes paciencia. No siempre puede ser como tú quieres y cuando tú quieres, pero la recompensa es siempre cierta. Las palabras de Elena White son muy apropiadas: La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos.10 Este es el momento de hacer una decisión. Dejarla para después puede tener resultados trágicos. Daniel no esperó a tener un puesto en la corte. Daniel no esperó a haber aprendido el idioma de Babilonia. Daniel hizo primero su decisión… y fue honrado por Dios. Las palabras del apóstol Pablo son apropiadas: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó (Romanos 8:28-30). La educación, pág. 54.

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Valores y principios cristianos Adoración. Adoramos a un solo Dios, Creador del cielo y de la tierra, quien ha hecho posible nuestra redención. Como cristianos creemos firmemente que cualquier momento es apropiado para adorar a Dios pero Dios tiene un día especial: el sábado. Vida. Solamente Dios tiene el poder de dar vida y está solamente en sus manos el volverla a tomar. Cada minuto de nuestra vida es especial e importante; debemos de utilizar nuestra existencia para glorificar a Dios, servir a los demás y cuidar nuestro cuerpo. Lo que comemos y bebemos es tan importante como aquello que pensamos. Hay una conexión vital entre nuestra vida física y nuestra vida espiritual. Moralidad. Involucra mantener nuestra vida libre de malos pensamientos, homicidios, adulterio, fornicación, robo, falso testimonio y blasfemias. Excelencia. La excelencia es reconocer que el mundo ve a Jesús a través de nosotros y por lo tanto hacer una labor destacada en nuestro hogar, en nuestra iglesia, en nuestro trabaja, en nuestra comunidad y en nuestras relaciones. Lealtad. Los hijos y las hijas de Dios se mantienen firmes a los principios establecidos en la Biblia. Su lealtad se manifiesta en su actitud hacia la iglesia, las autoridades civiles y religiosas, sus compromisos financieros y cívicos. Generosidad. El cristiano es llamado a compartir sus dones con los necesitados y hacer buenas obras. Se manifiesta en el uso apropiado de nuestro tiempo, nuestros tesoros y nuestros talentos. Compasión. Se demuestra al atender a los demás y al compartir con otra persona aquello que tiene un valor intrínseco para ti. Es más que un sentimiento, es una acción. Humildad. Es aceptar que no siempre eres la persona más importante y que hay siempre algo que aprender. Una persona humilde no llama la atención a sí misma, ni destruye a otros con sus palabras. Respeto. La actitud de tratar a otros como deseamos que nos traten. Siempre es seguida por una acción. Es más que saber lo que es correcto. Es hacer lo que es correcto. 39


Perdón. En su misericordia el Señor perdona nuestras faltas y espera que hagamos lo mismo con nuestro prójimo. Integridad. Es cuando nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras palabras y nuestras acciones están en armonía con lo que pretendemos creer. Justicia. Es hacer lo correcto y procurar lo mejor para los demás, especialmente aquellas personas que han sido explotadas, despreciadas o que no tienen forma de defenderse. Discernimiento. Ser capaces de reconocer y hacer decisiones sabias. Comprender el plan de Dios para nuestra vida y hacer decisiones que nos llevan a vivir a la altura de lo que Dios desea para nosotros. Involucra aceptar la responsabilidad de reconocer y utilizar nuestros dones sabiamente. Sinceridad. Poner en práctica lo que predicamos; no ser hipócritas. No es lo que decimos lo que tiene peso, sino lo que hacemos. Responsabilidad. La gente puede confiar en nosotros. Estamos preparados para reconocer nuestros errores y enmendarlos. Esperanza. Tenemos fe en el futuro. Mantenemos la calma y la alegría al hacer frente a lo desconocido. Confiamos que Dios está en control y nuestra redención está cerca.

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La importancia de los valores espirituales La importancia de los valores personales yace en su adherencia y en hacerlos parte de tu vida. La gente puede debatir por largas horas acerca de la eficacia de buenos valores personales como honestidad, veracidad, integridad, satisfacción, perdón, pero muchos no lo toman en serio para ponerlos en práctica… Los valores son el resultado de nuestras creencias y nuestra confianza. Creemos que ciertos valores son buenos para nosotros… Esos valores nos guían; son el propósito de nuestra vida.1 Proverbios 23:7. ¿Qué tan importante es tener una actitud mental positiva hacia la vida o la mentalidad apropiada para vivir correctamente? Lo mismo que un jardinero cultiva su terreno, manteniéndolo libre de yerbas y cosechando las flores y frutos que desea, muchos hombres atienden el jardín de su mente, desyerbando todos los pensamientos incorrectos, inútiles e impuros y cultivando hasta perfeccionar las flores y los frutos de los pensamientos correctos, útiles y puros. Al proceder en ese proceso, el hombre tarde o temprano descubre que es el amo de su alma, el director de su vida. También revela, en su ser, las leyes del pensamiento y descubre, con precisión cada vez mayor, como las fuerzas del pensamiento operan dando forma a su carácter y su destino.2 Salmo 197:7, 14. ¿Cómo podemos controlar nuestros pensamientos y mantener una mente alerta? Hemos de orar en procura de instrucción divina, pero al mismo tiempo debiéramos ser cuidadosos en cuanto a la forma de recibir todo lo que es llamado nueva luz. Debemos estar alerta, no sea que bajo la apariencia de escudriñar en procura de nueva luz, Satanás aparte nuestra mente de Cristo y de las verdades especiales para este tiempo.3 Ashok Gulla, Creating Values in Life, pág. 12. Lillian Eichler Watson, Light from Many Lamps, pág. 171. 3 Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 187. 1

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2 Corintios 3:18. ¿Cuál es el resultado de contemplar a Jesús y desear ser como él? Cuando entramos a la presencia del Señor somos liberados de nuestro temor a la esclavitud del pecado. Conforme mantenemos nuestra mirada en el Señor, el Espíritu del Señor nos transforma progresivamente a una aproximación cada vez más cercana a su imagen. Mientras más deseamos la gloria del Señor, su persona, su justicia, su poder y su amor, más seremos transformados a su imagen con una gloria en aumento, conforme el Espíritu trabaja en nosotros.4 Mateo 12:33-37. ¿Qué efecto tiene en nuestra vida el atesorar valores dignos de un creyente en Cristo? Comprara estos textos: Lucas 6:43-45 Efesios 4:29; 5:4 Tito 3:2

El conocimiento obtenido por los sabios del mundo, por más diligentes que sean en adquirirlo, es limitado e inferior. Muy pocos entienden los caminos y las obras de Dios en los misterios de su providencia. Avanzan unos pasos y se desorientan porque pierden toda referencia. El pensador superficial se tiene por sabio. Los hombres de sólidos y altos logros están más dispuestos a admitir la debilidad de su propio entendimiento. Dios exige que todo aquél que afirme ser su discípulo sea más un alumno que un maestro y esté más inclinado a aprender que a enseñar.5 Proverbios 19:1. ¿Cuál debería de ser nuestra actitud hacia todas las actividades de nuestra vida? Canon A. Chuckwuocha, The War Within: Christians and Inner Conflicts, pág. 118. Testimonios para la Iglesia, tomo 4, pág. 355.

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El Señor exige integridad tanto en los asuntos más pequeños como en los mayores. Los que sean aceptados al fin como miembros del tribunal celestial, serán hombres y mujeres que aquí en la tierra procuraron llevar a cabo la voluntad de Dios en todo detalle y procuraron poner el sello del cielo sobre sus labores terrenales.6

Consejos para los maestros, pág. 57.

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ué tan bueno para mentir eres? La mayoría de la gente piensa que son buenos para mentir pero, en realidad, no es tan fácil engañar a los demás. Hay una prueba muy fácil que puede determinar tu habilidad para mentir. Usando tu dedo índice de tu mano dominante —si eres zurdo o diestro—, dibuja una Q mayúscula en tu frente. Algunos dibujan la Q de tal manera que ellos mismos la pueden leer. O sea, colocan la cola de la Q en el lado derecho de su frente. Otros la dibujan de tal forma que los demás la puedan leer, con la cola de la Q en el lado izquierdo de su frente. Esta prueba provee una medida aproximada del concepto conocido como «auto-evaluación». Quienes tienen un alto concepto de autoevaluación tienden a dibujar la letra Q de modo que pueda ser vista por quienes los miran de frente. Quienes tienen un bajo concepto de autoevaluación tienden a dibujar la letra Q de forma que ellos la pueden leer. Las personas con un alto concepto de autoevaluación tienden a preocuparse por la forma como los demás los miran. Son felices al ser el centro de atención, pueden adaptar fácilmente su comportamiento para acoplarse a la situación en la que se encuentran y son habilidosos en manipular la forma como los demás los ven. Como resultado, tienden a ser buenos para mentir. En contraste, Una mentira a medias

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quienes tienen un concepto bajo de autoevaluación, tienden a ser la misma persona en diferentes situaciones. Su comportamiento es guiado por sus sentimientos internos y sus valores y son menos atentos al impacto que causan en los demás. Tienden a mentir menos y no son habilidosos en hacer trampa.1 Al poeta, dramaturgo y novelista francés Jean Cocteau se le atribuye haber escrito: «Un vaso medio vacío de vino es también uno medio lleno, pero una mentira a medias, de ningún modo es una media verdad». La doctora Susan Krauss Whitburne, Ph.D., escribió lo siguiente sobre el mismo tema: «En cierto punto en la vida, todos somos víctimas de una mentira. Ya sea que nos ha mentido un cónyuge o compañero que ha sido atrapado con una excusa falsa o el director de una firma bancaria global que ha robado de millones de inversionistas, el horrible sentimiento de desconfianza es el mismo. Nuestra fe se quebranta y nos es difícil poder confiar de nuevo en esa persona. »De acuerdo con Paul Ekman, experto en emociones, una mentira involucra dos factores: intención y falta de notificación de parte de la otra persona. En otras palabras, los mentirosos deciden deliberadamente fabricar la verdad y no permiten que los otros sepan lo que están haciendo. Hay mentiras y hay mentiras. Según la psicóloga Bella DePaulo, decimos mentiras blancas para no herir a alguien o para evitar conflictos. Con frecuencia esas mentiras blancas pueden engrandecerse, tornándose en mentiras más grandes que la gente Richard Wiseman, The truth about lying and laughing, 20 de abril de 2007, theguardian.com 1

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dice para cubrir las mentiras menores. Al decir mentira tras mentira, eventualmente podemos llegar a construir una falsa versión de la realidad que cada vez nos separa más de nosotros mismos. Después de decir la misma mentira repetidamente, podemos llegar a creer que es cierto».2 El problema con las mentiras es que estamos tan acostumbrados a oírlas o decirlas que no les ponemos importancia. Sobre todo cuando las oímos departe de los líderes políticos. Pero una mentira es una mentira. No hay tal cosa como «una mentirita». El escritor cristiano C. S. Lewis escribió: «Cuando decimos que fue una mentirita es como si una mujer dijese que está un poquito embarazada». Es reconfortante encontrar en la Biblia la historia de personajes que vivieron situaciones reales. La Biblia nos presenta a hombres y mujeres de carne y hueso con sentimientos, con deseos, con las mismas inclinaciones que tu y yo tenemos. Es reconfortante porque podemos aprender de sus errores, de sus faltas. Es también reconfortante porque tu nombre y mi nombre no aparece en ella, aunque podemos identificarnos con más de un personaje en la misma. Familias disfuncionales Las mentiras son una particularidad de las familias disfuncionales. Aunque la palabra «disfuncional» es relativamente nueva, su realidad se ha hecho sentir desde los tiempos bíblicos. El diccionario define «disfuncional» como «el funcionamiento desordenado o estropeado de sistema u órgano». En cristiano, significa que tu cuerpo Psychology Today, “Why Lying Hurts So Much”, 4 de septiembre, 2012.

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no funciona como debería de funcionar. La palabra «disfuncional» se aplica frecuentemente a las relaciones humanas. Se aplica a familias disfuncionales y matrimonios disfuncionales. En ambos casos se usa para describir relaciones humanas íntimas que no funcionan de la forma como deberían de funcionar. Dado que vamos a hablar de familias disfuncionales, podemos usar esta definición: «Una familia disfuncional es aquella en la que se ha producido un colapso en sus relaciones básicas a tal grado que no funciona apropiadamente». Una de las características del mensaje adventista es que consideramos el mensaje de salvación, el mensaje del tercer ángel de Apocalipsis, con aplicación a todo nuestro ser. Lo aplicamos a la vida mental, física y espiritual. Tiene aplicación a nuestra vida social y también se aplica a mi familia; se aplica a tu familia. Eso implica, entonces, una responsabilidad de parte tuya por el desarrollo y el crecimiento armonioso y saludable no solo de tu vida, sino de la vida de todos aquellos a quienes llamas papá, mamá, esposo, esposa, hijo, hija. Quienes saben de esas cosas presentan cinco síntomas de una familia disfuncional: Alejamiento (o distanciamiento), en el que los miembros de la familia se evitan unos a otros. Enfado (o rencor), que puede ser expresado o suprimido. Falta de confianza, que se manifiesta en los patrones de comunicación. Engaño (mentira), la inhabilidad de decir la verdad a otros miembros de la familia. Secretos dañinos (o malsanos), rehusarse a aceptar la verdad. Si te identificas con alguno de esos puntos, no te mor48

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tifiques, uno o más de ellos son comunes en las familias normales. Son las familias disfuncionales las que padecen de los cinco síntomas. El registro bíblico En el registro sagrado encontramos familias disfuncionales desde las primeras páginas. Adán le echa la culpa a Eva por haber desobedecido. Caín asesina a su hermano. Abraham mintió diciendo que Sara era su hermana. La historia del rey David —que le cantó las mañanitas a Betsabé con el mariachi Vargas de Tecatitlán— es todo una enciclopedia de una familia disfuncional. En esta ocasión quiero considerar el caso de la familia de Isaac. Recordarás que Isaac era el hijo de la promesa. El hijo del pacto de Dios con Abraham. Era a través de Isaac que el Señor prometió a Abraham hacer una gran nación. Génesis 27 nos presenta el clímax de una familia disfuncional. Recuerda que las cosas empezaron a ir mal cuando Abraham se cansó de esperar a que se cumpliese la promesa de que Sara tendría un hijo y tuvo un hijo — Ismael— con su sierva, Agar. Sara da a luz a Isaac, quien se casa con Rebeca. De esa unión nacen Jacob y Esaú, dos gemelos que son tan distintos como la noche de la mañana. Ese es el escenario. En Génesis 27 encontramos a cuatro personajes: Isaac, el padre; Rebeca, la madre; Jacob y Esaú. Los cuatro son presentados con características negativas y nunca aparecen los cuatro juntos en el mismo lugar y al mismo tiempo. A pesar de ser gemelos, Jacob y Esaú han tomado caminos tan divergentes que nunca aparecen juntos. Tenemos aquí el caso de una familia disfuncional a punto de destruirse; una familia en la que los patrones de pecado están tan arraigados que no tienen Una mentira a medias

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el valor moral de hacerles frente y resolver sus problemas familiares. Artimaña fútil La historia empieza con Isaac pensando que estaba a punto de morir: Aconteció que cuando Isaac envejeció, y sus ojos se oscurecieron quedando sin vista, llamó a Esaú su hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Y él respondió: Heme aquí. Y él dijo: He aquí ya soy viejo, no sé el día de mi muerte. Toma, pues, ahora tus armas, tu aljaba y tu arco, y sal al campo y tráeme caza; y hazme un guisado como a mí me gusta, y tráemelo, y comeré, para que yo te bendiga antes que muera. (Génesis 27:1-4) Sus intenciones son claras. Isaac quiere que Esaú tenga todos los derechos de primogenitura tras su muerte. Lo envía a que haga lo que el primogénito debe de hacer tomar su lugar como cabeza y proveedor de la familia. A simple vista no hay ningún problema. Esaú nació primero e Isaac quería, simplemente, darle su bendición como su primogénito. Aquí tenemos que hacer un poco de historia y considerar el caso del nacimiento de Jacob y Esaú. Era Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel arameo de Padanaram, hermana de Labán arameo. Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer. Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová; y le 50

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respondió Jehová:
Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas;
el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor. (Genesis 25:20-23) A diferencia de Abraham, Isaac no decide tener un hijo con una de las siervas de Rebeca, sino que ora por su mujer y el Señor escuchó su oración. Me reconfortan tanto la actitud de Isaac y Rebeca como la acción del Señor a su favor. Isaac y Rebeca demostraron fe en las promesas divinas y no trataron —hasta aquí— de facilitar los planes del Señor para su vida. ¿No es curioso la cantidad de ocasiones en las que consideramos que nuestras acciones son justificadas porque buscamos el «bien» de los demás? «¡Pero si lo hice por tu propio bien!», exclamas cuando los demás —tu cónyuge, tu hija— se molestan por algo que hiciste —o dijiste— «con muy buenas intenciones». Si tienes buenas intenciones, sigue el ejemplo de Isaac hasta este punto: déjalo en las manos del Señor. Él sí sabe lo que es mejor; y no te va a decepcionar. Pero, volviendo a la historia, el embarazo de Rebeca parece ser difícil. Recuerdo cuando descubrimos que íbamos a ser padres, después de 15 años de casados, mi esposa estaba que no cabía de contenta —lo mismo que yo. Pero, a las pocas semanas, la alegría se tornó en sufrimiento. Pasó el resto de su embarazo postrada en cama, con nauseas y con vómito. Tal fue la experiencia de Rebeca. Era tanta su incomodidad, tanto su dolor, que exclama «¡esto no es vida!» Decide buscar la dirección divina. Algunos eruditos sugieren que fue a consultar con Abraham, por considerar que probablemente el Señor la estaUna mentira a medias

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ba castigando por algún pecado.3 Ya sea que Abraham o algún otro le hubiese respondido, la fraseología hebrea indica que recibió la información a través de un intermediario.4 Le es revelado que la causa de su sufrimiento es la batalla campal entre los gemelos en su vientre. Y, para mayor revelación, la declaración que «el mayor servirá al menor» (Génesis 25:23). Entonces, ¿cuál era el problema con la petición de Isaac a Esaú? Al pedirle que vaya a cazar algo y le prepare algo de comer Isaac está cometiendo cuatro errores: 1. Se deja llevar por los sentimientos, ya que Esaú era su favorito; 2. Decide pasar por alto que Esaú no está cualificado espiritualmente para recibir su bendición; 3. Conspira en secreto escondiendo sus planes de Rebeca y Jacob; 4. Y, el peor de todos, decide hacer a un lado lo que Dios ha dicho en relación a los hermanos («el mayor servirá al menor»). Isaac quiere bendecir a su favorito. Para él, como el que oye llover y si ladran que ladren. Los mejores planes… Pero Isaac y Esaú no contaban con la astucia de Rebeca: Rebeca estaba oyendo, cuando hablaba Isaac a Esaú su hijo; y se fue Esaú al campo para buscar la caza que había de traer. Entonces Rebeca habló a Jacob su hijo, diciendo: He aquí yo he oído a tu padre que hablaba con Esaú tu hermano, diciendo: Tráeme caza y hazme un guisado, para que coma, Martin Sicker, The Ordeals of Isaac and Jacob, págs. 17, 18. Midrash Rabbah: Genesis 63:7; Rashi, Perushei Rashi on Gen. 25:23.

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y te bendiga en presencia de Jehová antes que yo muera. Ahora, pues, hijo mío, obedece a mi voz en lo que te mando. Ve ahora al ganado, y tráeme de allí dos buenos cabritos de las cabras, y haré de ellos viandas para tu padre, como a él le gusta; y tú las llevarás a tu padre, y comerá, para que él te bendiga antes de su muerte. (Génesis 27:5-10) ¿Has notado que Rebeca no dice nada en el intercambio entre Jacob y Esaú? ¿Por qué? ¡Porque los estaba espiando! Estaba escuchando a escondidas para adelantarse a cualquier artimaña que estuviesen tramando. Tristemente conocía a su marido lo suficiente para sospechar que Isaac estuviese tramando algo. Esas sospechas la llevó, como nos dice la doctora Whitburne, a desconfiar de su marido y del mayor de sus hijos. El registro bíblico no nos muestra ningún otro acto de parte de Isaac, pero algo ha de haber pasado que despertó desconfianza en la mente de Rebeca. Son esos pequeños actos, esas pequeñas palabras, esas pequeñas señas que das en tu vida diaria que despiertan sospechas en los demás. ¿Estás siendo transparente en tus acciones? ¿Dices lo que quieres decir y quieres decir lo que dices? Tu mujer, tu marido, tu hijo, te conocen seguramente mejor de lo que sospechas. Creo que ese era la situación entre Rebeca e Isaac. Durante la década de los 70, los círculos de inteligencia de los Estados Unidos inventaron el término denegabilidad palusible. El término implica falta de conocimiento intencional para poder decir sin implicaciones legales que la persona no estaba enterada de algún acto ilegal.5 En otras palabra, poder decir una Timothy R. Levine, Encyclopedia of Deception, Los Angeles, CA: SAGE Publications, 2014, pág. 276. 5

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mentira y estar protegido por la ley. Algo similar es lo que está sucediendo con la familia de Isaac. Al no confrontar la situación, se consideran libres de culpa al poder decir que no están enterado de las artimañas de otro miembro de la familia. Isaac y Esaú están actuando en secreto, tejiendo una trama, a escondidas de los demás miembros de la familia. Así que Rebeca decide intervenir. Como puedes ver el plan era sencillo. «Isaac está ya viejo; casi no ve. Ustedes son gemelos; no va a notar ninguna diferencia. Llévale tú de comer». Más engaño, más secreto, más falsedad. Jacob dijo a Rebeca su madre: He aquí, Esaú mi hermano es hombre velloso, y yo lampiño. Quizá me palpará mi padre, y me tendrá por burlador, y traeré sobre mí maldición y no bendición. Y su madre respondió: Hijo mío, sea sobre mí tu maldición; solamente obedece a mi voz y ve y tráemelos. (Génesis 27:11-13) Notarás que Jacob no se indignó ante la sugerencia de su madre. Su única preocupación fue «¿qué si me toca?» Algo como «¿qué si el migra se da cuenta que no hablo inglés?» Jacob evidentemente no veía ningún problema moral con la sugerencia de su madre. Su preocupación era puramente técnica. La respuesta de Rebeca fue «haz como te digo y cállate». No hay duda alguna que Rebeca estaba acostumbrada a tomar las riendas en la familia. Jacob llevará los pantalones pero la que manda aquí soy yo. Haz lo que te digo y déjalo todo a mi cuenta. La personalidad de Rebeca demuestra ser fuerte, ingeniosa, decidida y astuta. Estaba acostumbrada a que 54

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sus chicharrones eran los que tronaban en esa casa. Había tomado las riendas de la familia y se había convertido en la líder tanto material como espiritual. Por supuesto, no hay nada de malo en que una mujer sea la líder espiritual de la familia. En muchos casos la mujer no es únicamente la líder espiritual de su casa sino de la congregación entera. Cientos de iglesias adventistas en Interamérica y Asia son dirigidas por mujeres laicas; en este país, gracias a Dios, hemos empezado a poner a mujeres en papeles de liderazgo dentro de nuestra organización. Pero la fortaleza, el ingenio, la decisión y la astucia de Rebeca estaban mal encaminados. Considera su conversación con su hijo. Para cada objeción tenía una respuesta y una solución para cada problema. Falta de entereza Las palabras de Rebeca fueron suficientes para Jacob. No discutió con ella, no titubeó, no se dijo «¿deberíamos de engañar a mi padre?» Entonces él fue y los tomó, y los trajo a su madre; y su madre hizo guisados, como a su padre le gustaba. Y tomó Rebeca los vestidos de Esaú su hijo mayor, los preciosos, que ella tenía en casa, y vistió a Jacob su hijo menor; y cubrió sus manos y la parte de su cuello donde no tenía vello, con las pieles de los cabritos; y entregó los guisados y el pan que había preparado, en manos de Jacob su hijo. (Génesis 27:14-17). Es como si Jacob se hubiese dicho: «Dios dijo que yo sería mayor que mi hermano y recibiría la bendición así que todo se vale». Jacob no estaba equivocado en cuanto a los planes de Dios para su vida. Lo que no comprendía era Una mentira a medias

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que Dios obra a su tiempo y a su manera. En cierta forma Jacob muestra una falta de todas las características de su madre. Es mucho después, cuando viene de regreso de su destierro y lucha toda la noche con el Ángel del Señor que su nombre es cambiado de Jacob —el tramposo, el engañador—, a Israel —el que lucha con Dios. En su intercambio con su madre y sus acciones, se muestra enclenque, indeciso, falto de ingenio y de astucia. Un barco de papel llevado por la corriente del torrente que es Rebeca. Entonces éste fue a su padre y dijo: Padre mío. E Isaac respondió: Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío? Y Jacob dijo a su padre: Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho como me dijiste: levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza, para que me bendigas. Entonces Isaac dijo a su hijo: ¿Cómo es que la hallaste tan pronto, hijo mío? Y él respondió: Porque Jehová tu Dios hizo que la encontrase delante de mí. (Génesis 27:18-20) Pon atención al intercambio entre Jacob e Isaac: «¿Quién eres?» —una pregunta sencilla. «Soy Esaú, tu primogénito» —una mentira deliberada. «¿Cómo pudiste hacerlo tan rápido?» —otra pregunta sencilla. «Jehová tu Dios la trajo a mi» —a parte de ser una mentira, también una blasfemia. Jacob está haciendo honor a su nombre —engañador, embustero, mentiroso. E Isaac dijo a Jacob: Acércate ahora, y te palparé, hijo mío, por si eres mi hijo Esaú o no. Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos 56

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de Esaú. Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo. Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Y Jacob respondió: Yo soy. Dijo también: Acércamela, y comeré de la caza de mi hijo, para que yo te bendiga; y Jacob se la acercó, e Isaac comió; le trajo también vino, y bebió. Y le dijo Isaac su padre: Acércate ahora, y bésame, hijo mío. Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos, y le bendijo. (Génesis 27:21-27) Jacob también conocía de qué pie cojeaba su familia. Aunque había recibido las respuestas adecuadas, algo no estaba bien. Una búsqueda rápida en el Internet me llevó a un comercial que apareció el 30 de julio de 1991 en Weekly World News, una revista británica en la que se ofrecía un teléfono que te permitía cambiar tu voz de hombre a mujer y viceversa. Encontré también una serie de páginas en las que aparecen instrucciones para cambiar tu voz. Pero en ninguna parte encontré instrucciones para hacer que tu voz sonase como la voz de otra persona en particular. Algunas personas tienen la habilidad, el don, de imitar la voz de otros a perfección. Habilidad que usan para hacernos reír. Jacob no tenía ese don. ¿Recuerdas las palabras de la doctora Whitburne? Al decir mentira tras mentira, eventualmente podemos llegar a construir una falsa versión de la realidad que cada vez nos separa más de nosotros mismos. Después de decir la misma mentira repetidamente, podemos llegar a creer que es cierto. A estas alturas del partido, si Jacob no creía lo que Una mentira a medias

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estaba diciendo, lo decía con tal certidumbre que su padre —aunque su voz lo delataba— le creyó y lo bendijo. La bendición incluye tres cosas: Prosperidad personal, preeminencia y protección divina. Jacob recibió de Isaac la bendición prometida en el pacto de Dios con Abraham, su abuelo. Lo curioso de este caso es ¿quién está engañando a quien? Jacob decididamente está engañando a Isaac, su padre. Pero Isaac —pensando que Jacob es Esaú— cree que está engañando a Jacob. Ambos tienen planes de engañar al otro. Solamente Jacob tiene éxito en su engaño. Lo más curioso es que, a través de esas artimañas familiares, se lleva a cabo la voluntad de Dios. Eso no justifica el engaño. El pecado es pecado, aunque justifiquemos el fin por los medios. Pero demuestra que Dios trabaja incluso en la debilidad de hombres y mujeres pecadores para llevar a cabo sus propósitos. Considerada desde ese punto, la historia tiene que ver con la soberanía de Dios. A pesar de lo mucho que metemos la pata, Dios está en control. Los motivos tanto de Isaac como de Jacob estaban muy lejos de ser nobles pero Dios obró para que sus designios se llevasen a cabo. Jacob y Rebeca se confabularon para engañar a Isaac. Tuvieron éxito. Pero su éxito lo llevó a separarse de su familia y vivir largos años en el exilio, con el remordimiento de sus acciones. La agonía de la realidad En los siguientes diez versículos (30-40) encontramos a Isaac dándose cuenta del engaño y la reacción de Esaú. Esaú viene a Isaac y le pide su bendición. Isaac, haciendo eco a las preguntas que le hizo a Jacob, le pregunta: «¿Quién eres tu?» (Génesis 27: 32). Me imagino su voz temblorosa, queriendo negar el timbre de la voz de su 58

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hijo favorito. «Soy tu hijo, tu primogénito, Esaú». La descripción que nos da el versículo 33 es significativa: «Y se estremeció Isaac grandemente». El Midrash, un comentario rabínico, indica que Debería de decir «bastante», lo que significa que se asustó mucho; pero «grandemente» significa aterrorizado. Isaac, cuando fue atado al altar, tuvo mucho miedo pero ahora estaba aterrorizado porque se dio cuenta que el infierno había entrado en Esaú de modo que hasta las paredes de la casa se estremecieron; por eso dice «grandemente».6 Isaac se da cuenta que fue engañado y que la bendición fue dada a Jacob y no quedaba nada para Esaú. La bendición tenía toda la autoridad de un contrato legal y no podía ser anulada. Le dice a Esaú: «Lo bendije y será bendito». Esaú ruega e implora a su padre para que lo bendiga pero Isaac no tiene otra opción que señalar la primacía de Jacob sobre Esaú. La reacción de Esaú es lógica, desde el punto de vista humano y de una familia disfuncional. Y aborreció Esaú a Jacob por la bendición con que su padre le había bendecido, y dijo en su corazón: Llegarán los días del luto de mi padre, y yo mataré a mi hermano Jacob. (Génesis 27:41) Pero Raquel no había terminado. ¿Recuerdas la lista de sus cualidades? Fuerte, ingeniosa, decidida y astuta. Habló con Isaac, quien ya estaba resignado a la situación y le pide que envíe a Jacob a casa de su hermano Labán, en Yaakov ben Yitzchak Ashkenazi, Tzeénah Ureénah: A Rabbinical Commentary on Genesis, pág. 165. 6

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Padan-aram. Al destierro, a los sinsabores de la soledad. A vivir con el recuerdo de su engaño. A no estar presente cuando su padre muere. A sufrir las injusticias cometidas contra el por su tío, que también era su suegro. Veinte años después (Génesis 31:38) y seis capítulos más tarde (Génesis 33), encontramos de nuevo a los hermanos reunidos. El encuentro fue melodramático, con un Jacob que no sabía qué esperar de su hermano y con un Esaú que había guardado la espada y se había resignado a la voluntad de Dios. Después de su reconciliación, el registro sagrado nos dice que Jacob «erigió un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel» (Génesis 33:20), que en hebreo significa «Dios, el Dios de Israel». Jacob, no era ya más «el engañador», sino «el que lucha con Dios». Había sido redimido. Jacob se dio cuenta, después de veinte años, que no hay atajos con Dios. Cada atajo termina en un callejón sin salida. Si no eres llevado por la mano de Dios, cada atajo te llevará más lejos de donde quieres llegar. ¿Qué estás dispuesto a cambiar para obtener lo que deseas? ¿Tus amistades? ¿Tu carrera? ¿Tu pureza? ¿Tu integridad? ¿Tu familia? Tu turno Quizá, como yo, te has identificado con los personajes de esta historia. Quizá, como yo, te sientes algo incómodo al darte cuenta que sus pasos, sus acciones, los llevaron a hundirse cada vez más profundamente en el cenagal del pecado. Quizá, como yo, haces tuyas las palabras del apóstol Pablo” «Miserable de mi, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?» (Romanos 17:24). Por otra parte, al no reconocernos, al no aplicar a nuestra vida las experiencias del pasado, estamos condenados a cometer los mismos errores. 60

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No conozco a tu familia pero, sin importar qué tan tortuoso haya sido tu pasado, sin importar que tan turbulento sea tu presente, Dios tiene un plan para tu futuro. La historia de la familia de Isaac es un recordatorio que no tienes que ser un prisionero de tu pasado. A través del profeta Jeremías, el Señor dice: Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis (Jeremías 29:11). Puedes tener la seguridad que si pones tu confianza en él, puedes tener verdadera esperanza para que se lleve a cabo una transformación en tu vida. Dios está dispuesto, es más quiere, caminar contigo. Quiere llevarte de la mano. Quiere poner todo su poder a tu disposición. Si tú, o alguien que conoces, está sufriendo a causa de ser miembro de una familia disfuncional, batallando porque no se ha logrado ningún cambio, sufriendo a causa de un comportamiento doloroso, quisiera recomendar estos pasos: • Pide al Señor que te de ojos para ver lo que no puedes ver. • Identifica qué patrones disfuncionales necesitan cambiar. • Pon en orden de prioridad pasos de acción viables que te capaciten a seguir adelante con una mejoría en tu salud emocional. • Decide dar marcha atrás a los patrones que has identificado como nocivos e inmaduros. • Comparte tu situación con alguien capacitado para asesorarte y aconsejarte.7 Adaptado de June Hunt, Dysfunctional Families, oneplace.com

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Sobre todo, mantén abiertos los canales de comunicación con el Altísimo. Eso significa pasar tiempo de rodillas. Ora regular y fervientemente por tu familia y por tu relación con cada uno de sus miembros. Abre las líneas de comunicación. ¿Qué tan a menudo los llamas por teléfono? ¿Estás en contacto con ellos a través de Facebook o algún otro medio? Si se requiere, pide perdón. En muchas situaciones lo recomendable es pedir perdón aunque no te sientas culpable. Pedir perdón quebranta muchas barreras. Perdonar quebranta muchas más. No tomes parte en conflictos familiares. Es más fácil aconsejarlo que hacerlo, pero resiste la tentación de hundirte en viejos patrones de comportamiento. Rompe el patrón, efectúa un cambio. Usa tu tiempo creativamente. Nada debería más placentero que simplemente pasar tiempo con la familia, sin hacer alusión a aquellas cosas que sabemos son espinosas y dolientes. Eso no siempre es posible. Busca la manera de reconstruir esos puentes que han sido destruido y echa abajo, derrumba, los muros que se han levantado. Sobre todo, en primer lugar, persevera en practicar el amor. La Biblia señala que una de las claves principales del crecimiento en la gracia consiste en perseverar en hacer el bien aunque no obtengas ninguna recompensa. De modo que, aunque tu familia no reaccione positivamente a tus esfuerzos por amarlos, necesitas continuar amándolos.8 El apóstol Pablo nos insta a andar «con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor» (Efesios 4:2). Sobre todo, determina Adaptado de Tim Lane, Family Feuds: How to Respond, 9 de diciembre 2090, ccef.org

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que vas a ser un canal a través del cual fluya el amor de Dios para tu familia. Quiero que tomemos un minuto o dos para considerar otro pasaje bíblico. Se trata de una pasaje que, con frecuencia, usamos mal. Cuando lo utilizamos, lo aplicamos a nuestra condición pecaminosa y a la incapacidad de cambiar nuestras tendencias. El texto se encuentra en el libro del profeta Jeremías: Mudará el etiope su piel y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal? (Jeremías 13:23). Con frecuencia usamos este texto y lo unamos al de Pablo que reza: «Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:23). Porque el etiope no puede cambiar el color de su piel, porque el leopardo no puede borrar sus manchas, la conclusión lógica es que tú y yo no podemos dejar de pecar. De una forma netamente calvinista, estamos entonces condenados a un círculo vicioso en el que no tienes otra opción que seguir pecando. Después de todo, eres como el etiope, eres como el leopardo. Pero doy gracias a Dios porque la Biblia no fue escrita en español ni en inglés. Casi todas las versiones, tanto en español como en inglés, de la Biblia contienen el mismo sentido: no puedes cambiar. La razón de ello es que eres como el etiope; eres como el leopardo. La versión Reina Valera Antigua contiene la verdadera traducción de ese pasaje: ¿Mudará el negro su pellejo, y el leopardo sus manchas? Así también podréis vosotros hacer 63


bien, estando habituados a hacer mal. ¿Notas la diferencia? El mensaje de Jeremías es que, por la gracia de Dios, por su amor y su misericordia, tú no eres como el etiope o como el leopardo. Ellos no pueden cambiar el color de su piel ni las manchas de su pelambre. Pero tú sí puedes cambiar. No estás condenado a vivir las faltas de tus padres. No estás condenado a repetir los errores del pasado, a perpetuar en tu vida y en tu familia las mismas tendencias destructivas y malsanas. El mensaje del evangelio es que hay poder en la sangre transformadora de Cristo. Puedes cambiar tu vida. Como mayordomo de tu familia, puedes dar un giro de 180 grados y dejar atrás ese lastre que te arrastra a seguir en la ciénega de destrucción. ¿Cómo lograr ese cambio? Si fuese un consejero profesional seguramente te mandaría a tomar algunos cursos, te recomendaría algunos libros y te cobraría una cantidad razonable y equitativa que podrías o descontar de tus impuestos o cubrir con tu seguro. Aquí encajan perfectamente, para mi, las palabras de Elena White: Contemplando hemos de llegar a ser transformados, y cuando meditemos en la perfección del Modelo divino, desearemos llegar a ser plenamente transformados y renovados a la imagen de su pureza. Por fe en el Hijo de Dios se lleva a cabo la transformación en el carácter, y el hijo de la ira llega a ser el hijo de Dios. Pasa de muerte a vida; llega a ser espiritual y discierne las cosas espirituales. La sabiduría de Dios le ilumina la mente, y contempla cosas maravillosas que provienen de la ley divina. Cuando un hombre es convertido por 64

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la verdad, prosigue la obra de transformación del carácter. Tiene una medida aumentada de entendimiento. Al convertirse en un hombre que obedece a Dios, tiene la mente de Cristo y la voluntad de Dios se convierte en su voluntad.9 La diferencia entre la piel del etíope y las manchas del leopardo y tú es que no tienen a Cristo. No tienen su poder transformador. Ese poder está a tu alcance. Ese poder que puede mover las montañas de un lugar a otro está a tu disposición. Lo único que tienes que hacer es aceptarlo. Tienes que rendir tu vida a su fuerza transformadora. Así de sencillo. El problema con este mensaje es que puedes pensar: «Este mensaje es ideal para Juan» o decidir que «es ideal para María». Es posible que se lo apliques a tu mujer o a tu marido. Pero quiero que tengas presente que este mensaje es para ti. Que, para que tenga un impacto en tu familia, el que tiene que cambiar eres tú. Cuando la transformación se haya manifestado en tu vida, el cambio también se verá en los demás. A través de los siglos, las palabras del apostol continúan rezonando y no dejan de ser menos verdad que cuando las escribió: Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios… ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. (1 Juan 3:1, 2).

Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 396

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Jesús quiere proveerte ese cambio. Jesús te está esperando con los brazos abiertos para transformar tu vida. Las palabras del himno que cantábamos en el colegio continúan resonando en mi consciencia y en mi corazón: Jesús quiere entrar hoy en tu corazón ¿Por qué resistes su amor? El mundo no tiene nada para ti, Oh cómo él quiere entrar. Más de una vez ha esperado por ti Y hoy él te espera otra vez. A ver si tu quieres las puertas abrir, Ábrele tu corazón.

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Padres pasivos Dios no trata a una generación de niños en masa, sino individualmente. Cada niño tiene su propia personalidad. Su actividad, sus actos, su labor y sus blancos, son suyos. Los rostros y las voces de los niños pueden ser consideradas como una expresión externa de esa realidad espiritual. Los rostros y las voces de los niños no son iguales. Los rostros y las voces de los miembros de la misma familia son diferentes y hay una amplia distinción entre los miembros de diferentes familias. Pero Dios reconoce a cada uno en su individualidad.1 Proverbios 20:11. ¿Qué tan crucial es que los niños reciban el entrenamiento adecuado? Las palabras claves aquí son «pura» y «recta». Salomón usa la palabra «pura» no solo en el sentido de un valor moral o ético, sino acerca del trabajo en su forma más pura. Es más similar a un término de minería que a un término ético. Las minas de Salomón representaban una tremenda porción de su riqueza; con frecuencia usaba términos de minería en sus escritos. Si estás buscando oro, ¿qué es lo que haces? Sacas mucha tierra, encuentras una enorme roca, sacas esa enorme roca y la sometes a una tremenda cantidad de calor. El calor derrite todas las impurezas. Lo que queda finalmente es oro puro. Ese es el lado «puro» de la diligencia. Es dedicarse a invertir tus días, tus horas y tus minutos en aquello que rinde dividendos puros en relación al tiempo y el esfuerzo invertidos.2 Génesis 25:24-28. ¿Cuál era la relación de Jacob y Rebeca en las vidas de sus hijos? Efesios 6:4. ¿Qué advertencia da Pablo tanto a los padres pasivos como a los dominantes? 1 Samuel 2:26; 2:12. ¿Qué diferencia había entre las vidas de Samuel y la de los hijos de Elí? Samuel Martin, Rain Upon Mown Grass and Other Sermons, 1842-1870, pág. 404. Steve Scott, The Richest Man Who Ever Lived, pág. 10.

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Elí era un sacerdote muy ocupado. Era un juez muy respetado. Estaba involucrado en servir al público. Podemos estar razonablemente seguros que si ese no fuese el caso, Dios lo hubiese mencionado en su advertencia. El ministerio público no era su debilidad. El problema es que falló en dar a sus hijos la clase de atención que le dio a Samuel. Sus hijos fueron sucumbiendo a una vida de escepticismo e incredulidad que no solamente fueron pasados por alto por Elí, sino que falló en disciplinarlos. Pero hacía muy bien su trabajo como líder de Israel.3 1 Samuel 3:12, 13. ¿Qué nos dice el hecho de que Dios castigó a Elí por los pecados de sus hijos acerca de la seriedad como Dios toma la responsabilidad paternal? 1 Samuel 2:22-29. ¿Quién tiene la mayor responsabilidad por las trasgresiones de los hijos de Elí, los hijos o Elí mismo? ¿Por qué? Somos tan responsables de los males que hubiéramos podido impedir en otros por el ejercicio de la autoridad paternal o pastoral, como si hubiésemos cometido estos hechos nosotros mismos… La influencia de una familia mal gobernada se difunde, y es desastrosa para toda la sociedad. Se acumula en una ola de maldad que afecta a las familias, las comunidades y los gobiernos.4 1 Samuel 3:18. ¿Qué sugiere la respuesta de Elí al mensaje de Samuel acerca de su actitud? Al meditar en esto, especialmente al evaluar la situación de tu familia, recuerda que escuchar la verdad no es suficiente. La acción es esencial. Solamente en las ocasiones más raras Dios bendijo a alguien simplemente por haber escuchado. La fe es una acción. Eso significa que sus bendiciones casi siempre están en el otro lado de la obediencia. De acuerdo con las Escrituras, el conocimiento solamente nos enaltece pero con la acción viene la humildad. Además, problemas como 3 Charles R. Swindoll, Fascinating Stories of Forgotten Lives: Rediscovering Some Old Testament Characters, pág. 102. 4 Patriarcas y profetas, pág. 565.

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los de Elí no se resuelven solos. Se multiplican y se intensifican con el paso del tiempo. Si los actos de rebelión abierta y conflicto carnal que permites en tu familia no son resueltos, llegarán a ser regalos de bodas no deseados cuando tus hijos se casen.5

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Swindoll, Ibid., pág. 106.

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urante los 70 era común ver tarjetas, posters y hasta camisetas con mensajes que decían cosas como: «Felicidad es un cachorrito en tus brazos», «felicidad es caminar tomados de la mano», «felicidad es un atardecer en la playa…» Encontrabas esos mensajes por todos lados. Destacaban el hecho de poder encontrar felicidad en las cosas sencillas, pueriles y simples de la vida. Las cosas cambiaron radicalmente en las últimas cuatro décadas. La revista Christianity Today, en un artículo titulado «La psicología de la felicidad» indica que lo que la gente dice ahora son cosas como: Si puedo encontrar a la persona ideal y me caso, voy a ser feliz… Si pudiese comprar esa casa nueva o ese carro nuevo o ese bote nuevo… Si pudiese salir en estado y tener un bebé… Si pudiese tener otro bebé… Si pudiese dejar de trabajar y estar en casa con mis hijos… Si pudiese estar más cerca de mi familia, para que me ayudasen… Si pudiese bajar cinco kilos… Si pudiese viajar más…1

¿Te son familiares esas expresiones? ¿Las has dicho en Kim Gaines Eckert, «The Psychology of Happiness, Christianity Today, septiembre de 2013. 1

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alguna ocasión? El problema es que algunas veces esos deseos se tornan realidad. Conseguimos alguien con quien casarnos; compramos la casa o el auto de nuestros sueños; tenemos un bebé… Y no somos felices. La felicidad ha sido considerada un estado anímico difícil de medir. El efecto que la felicidad tiene en nuestro cuerpo y nuestra mente ha sido tema de amplia especulación filosófica y académica. Durante la última década ha ocurrido una verdadera revolución en esta área. Con la disponibilidad de tecnologías sofisticadas capaces de medir puntos específicos de nuestra química sanguínea, nuestras funciones cerebrales y nuestra composición genética, se ha llevado a cabo una serie fenomenal de estudios científicos sobre la relación entre la mente y el cuerpo. Se han descubierto marcadores bio-inmunológicos en nuestra saliva y en nuestra sangre y los escaneos del cerebro pueden detectar los cambios más mínimos en nuestras reacciones neurológicas. Pero, aunque sabemos mucho acerca de la conexión de las emociones y la fisiología, sabemos muy poco acerca de la felicidad. Han surgido dos escuelas de pensamiento. Por una parte los genetistas nos dicen que nacemos con un «punto establecido de felicidad». Ese punto determina nuestro bienestar subjetivo. Los genetistas nos dicen que, sin importar lo que suceda en nuestra vida —ya sea la muerte repentina de un ser querido o el ganarse la lotería—, eventualmente volvemos a nuestro punto establecido. La edad, raza, nivel económico o social, educación o familia, nos dicen, no tienen nada que ver. En conclusión, nos dicen que no tenemos control sobre nuestra felicidad. La otra escuela de pensamiento, dirigida por los investigadores del comportamiento, señala que hay ciertas cosas que podemos hacer para cambiar la forma como nos sentimos. Han descubierto que el ejercicio, la dieta, 72

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la meditación, con otras actividades puede producir cambios benéficos en la función y la bioquímica de nuestro cerebro. Han considerado la depresión, el estrés, la ansiedad y el trauma para evaluar como responde nuestro cuerpo a esas emociones. Han comprobado lo que ya sabíamos: que nuestro cuerpo tiende a enfermarse más fácilmente cuando estamos bajo estrés severo y que somos menos efectivos cuando no nos sentimos felices.2 Así que por una parte tenemos a los genetistas que nos dicen que no hay nada que podemos hacer para cambiar nuestro estado de ánimo ya que estamos programados a ser como somos —una especie de calvinismo médico— y los expertos del comportamiento que dicen que nuestras decisiones influyen en la forma como nos sentimos. ¿Cuál de los dos tiene la razón? En la Biblia encontramos casos de personajes cuyo estado de ánimo influyó mucho el curso de sus vidas. Tenemos a Saúl (1 Samuel 13, 14), en guerra contra los filisteos que se siente derrotado, bajo un granado; no sabía lo que su hijo Jonatán estaba haciendo a favor de Israel y se consideraba derrotado. El caso más palpable es el de Elías quien, después de confrontar a los profetas de Baal, corrió ante el rey de Israel y se fue a refugiar en una caverna (1 Reyes 19). A causa del pecado, Dios le dijo a Adán: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el Rick Foster, Greg Hicks, How We Choose to Be Happy, págs. 13, 14.

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pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás (Génesis 3:17-19). A partir de ese momento la experiencia de la humanidad cambió radicalmente. A tal grado que Jacob dice a Faraón lo que podíamos usar como nuestro lema: Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no han llegado a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación (Génesis 47:9). «Corta y mala», fue como describió Jacob su existencia. «Corta y mala». Estoy seguro que en más de una ocasión te has sentido de esa manera. Has sentido que tu vida ha tenido más sinsabores que enhorabuenas. «Cuan pronto se va el placer», escribió Jorge Manrique, «como después de acordado da dolor. Como, a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor».3 La vida tiene tantos altibajos que me parecen apropiadas las palabras de esta canción que quizá hayas escuchado un día: De vez en cuando la vida nos besa en la boca y a colores se despliega como un atlas, nos pasea por las calles en volandas, y nos sentimos en buenas manos; se hace de nuestra medida,toma nuestro paso y saca un conejo de la vieja chistera y uno es feliz como un niño cuando sale de la escuela. Jorge Manrique, Coplas, pág. 63.

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De vez en cuando la vida toma conmigo café y está tan bonita que da gusto verla. Se suelta el pelo y me invita a salir con ella a escena. De vez en cuando la vida se nos brinda en cueros y nos regala un sueño tan escurridizo que hay que andarlo de puntillas por no romper el hechizo. De vez en cuando la vida afina con el pincel: se nos eriza la piel y faltan palabras para nombrar lo que ofrece a los que saben usarla. De vez en cuando la vida nos gasta una broma y nos despertamos sin saber qué pasa, chupando un palo sentados sobre una calabaza.4 Encontramos a la felicidad como algo tan fuera de nuestro alcance que algunos, cuando la encontramos, preferimos enterrarla con la esperanza de que de esa forma crezca y dé más fruto. O con la esperanza de desenterrarla en el reino de los cielos. Somos como el siervo de la parábola que el Señor contó a sus discípulos: Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también Joan Manuel Serrat, «De vez en cuando la vida», citado en Angel Esteban, Ana Gallego, De Gabo a Mario: Una breve historia del boom latinoamericano, pág. 13. 4

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otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes (Mateo 25:14-30). Yo sé que estamos acostumbrados a asociar esta 76

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parábola de nuestro Señor con los talentos, después de todo de eso es de lo que se trata, ¿qué no? Sí, de eso es de lo que se trata. Y cuando hablamos de talentos nos referimos a las facultades que tenemos, adquiridas o naturales, a nuestras habilidades, a nuestras capacidades y, sobre todo, a nuestras posesiones. Esta parábola hace un buen sermón sobre el discípulado. También puede hacer un buen sermón sobre el servicio cristiano. Pero no vamos a hablar de ninguna de esas cosas. Vamos a hablar de mayordomía, pero no como lo entendemos generalmente. Un dolor de cabeza Un niño se tragó, accidentalmente, una aspirina. La madre, preocupada, llamó al médico de la familia para preguntarle si sería peligroso para el niño el haberse tragado la aspirina. Después de contarle lo que había pasado, la madre le preguntó al medico: —¿Qué debo hacer? —¡Dele un dolor de cabeza! —fue la pronta respuesta. Los personajes de esta parábola son un hombre y sus trabajadores. Dos de los trabajadores complacen al patrón y el tercero le da un enorme dolor de cabeza. Después de que repartió talentos a cada uno, se marchó. Cuando regresó, dos de ellos habían conseguido el doble de lo que se les había dado y el tercero le regresó la cantidad que el patrón le había dado. Pero no únicamente la cantidad que el patrón le había dado, venía acompañada de excusas y de un dolor de cabeza. La misma historia en el evangelio de Lucas es un poco diferente (Lucas 19:11-27). En lugar de talentos se usa la Vivir a lo máximo

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palabra «minas». Un talento era una tremenda suma de dinero, algo así como mil dólares, hoy día, mientras que una mina era el equivalente a 20 dólares. ¿Por qué Mateo usa entonces talentos y Lucas minas? Porque la cantidad no es lo importante. Lo importante es el principio de la enseñanza que Jesús estaba tratando de dejar.5 Es interesante que algo similar había pasado recientemente. En su testamento, el rey Herodes el Grande había estipulado que tras su muerte su reino fuese dividido. Uno de sus hijos, Arquelao, fue a Roma para que Augusto le ratificara como rey de los judíos. La historia de Lucas probablemente lo tiene a él en mente cuando habla de un «hombre noble». Más aun, los judíos enviaron también una delegación a Roma para que Arquelao no fuese nombrado rey.6 Pero sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros (Lucas 19:14). Arquelao no consiguió lo que quería, nunca recibió el titulo de rey, sino que recibió el título de etnarca, título que recibían los jefes de las diferentes provincias romanas. Tanto en la parábola presentada por Mateo como en la presentada por Lucas el último siervo simplemente guardó su talento o su mina y se lo regresó a su señor. En Mateo entierra el talento y en Lucas guarda la mina en un pañuelo. De acuerdo con la ley de los judíos, el siervo que enterró su talento actuó prudentemente. Si hubiese invertido el talento y perdido, hubiera sido responsable de esa pérdida. Al enterrarla, se estaba protegiendo. Según la ley judía, el siervo que guardó la mina en el pañuelo Morris M. Womack, Learning to Live from the Parables, pág. 167. Geza Vermes, The True Herod, pág. 121.

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actuó imprudentemente; no porque no la invirtió sino porque alguien la podía haber tomado. La parábola de Jesús era una crítica a la tradición y la ley rabínica. Uno de los objetivos de los dirigentes religiosos en sus días era preservar y proteger las tradiciones judías para generaciones futuras. De hecho, había varias parábolas contadas por los rabinos con mensajes similares al de esta parábola, pero con un propósito completamente distinto. Es muy probable que algunos de quienes escucharon la parábola de los labios de Jesús hayan aplaudido ante la acción del tercer siervo. Actuó, después de todo, diligentemente para preservar y proteger la tradición judía. Tomando esto en cuenta, la parábola era una crítica contra las enseñanzas de los fariseos. Jesús estaba sugiriendo que las restricciones y reglas de los dirigentes religiosos no eran válidas ya más. Había pasado el tiempo para observarlas. Era necesario ver las cosas con otros lentes. Con la venida del reino de los cielos, quienes continuaban siguiendo sus preceptos estaban condenados a ser llevados por el torbellino y ser destruidos con todas sus posesiones. El mensaje de Jesús era bien claro. Quien no decide seguirme, quien no decide hacer a un lado su manera de pensar, quien no está dispuesto a recibir el reino de los cielos —de la forma como lo estaba presentando— no sobreviviría el holocausto. Era necesario cambiar no solamente su apariencia exterior, sino su manera de pensar. Es lo mismo que nos sigue pidiendo: Cambiar tu perspectiva de la vida.7

Frank Sttern, A Rabbi Looks at Jesus’ Parables, págs. 133, 134.

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Todos tenemos posibilidades Se cuenta que, hace algunos años atrás, durante una cena de honor dada a John B. Fulton, uno de los ciudadanos más famosos de Arizona, orador tras orador rindió tributo a sus tremendos logros: banquero, ranchero, fabricante y empresario. Todos ellos mencionaron que Fulton había llegado a Phoenix a los 20 anos de edad, descalzo, con las ropas rasgadas y sin nada más en el mundo, salvo una bolsa que llevaba a la espalda. Después de las ceremonias, uno de los senadores presentes, se acercó a Fulton y le preguntó: —¿Qué es lo que traía en la bolsa que llevaba a la espalda? —Dos millones de dólares en efectivo —le contestó.8 Todos nacemos con algo infinitamente de más valor que dos millones de dólares. Quiero cambiar la palabra talento y la palabra mina, y substituirlas por «posibilidades». Todos tenemos posibilidades. Quienes más, quienes menos pero, como mencionamos hace un momento, no es la cantidad lo que importa, sino el principio. Esas posibilidades pueden recibir muchos nombres: bienes, talentos, cualidades, ventajas, posesiones, etc. Sobre cada una podemos decir mucho. Pero debemos de poner algo en claro: el reino de los cielos no tiene que ver con bienes, talentos, cualidades, ventajas ni posesiones. Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14:17). Ninguna de las referencias señalan si es una historia real o es inventada. Este autor no pudo verificar la exitencia del personaje en cuestión en ningún sitio. 8

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El reino de los cielos no son cosas materiales, sino inmateriales. La justicia y la paz no se pueden ver, no se pueden fotografiar, no se pueden palpar, no se pueden dibujar; pero se pueden sentir, se pueden vivir. Lo que me interesa es la tercer cualidad: «gozo en el Espíritu Santo». «El reino de Dios… [es] gozo en el Espíritu Santo». De esto es de lo que estamos hablando. De ser gozosos, de tener felicidad, de ser felices. ¡El reino de los cielos tiene que ver con ser felices! La palabra traducida en el Nuevo Testamento como «bienaventurado» es la palabra griega makários (μακάριος), que también puede ser traducida como «bendecido», «afortunado», «feliz». Conlleva el sentido de «ser envidiado» a causa de tu estado anímico. En el Antiguo Testamento su equivalente es la palabra beraka (‫)הָכָרְּב‬, con el mismo sentido de bendición y prosperidad. La Vulgata Latina usa la palabra beatitudo. Una definición de felicidad, basada en los términos hebreos, griegos y latinos, como «la perfección o realización de la función de una persona como ser humano, que se presume ser el bien humano por excelencia, el blanco de todos los blancos».9 Jesús dijo: Bienaventurados los pobres… porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed… porque ellos serán saciados (Mateo 5:3-6). Philip Reynolds, «The Biblical Definitions of the Pursuit of Happiness», 27 de noviembre, 2010, huffingtonpost.com. 9

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¿Dónde habla aquí Jesús de poseer, de tener talentos, bienes, posesiones, o ventajas? El reino de los cielos es una cualidad dentro de ti. Así es como el Maestro lo puso: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y tod[o]s est[o]s [talentos] os serán añadid[o]s (Mateo 6:33). En la parábola vemos que el que tiene mucho recibe mucho. ¿Es, pues, necesario tener muchos talentos para poder entrar en el reino? Esto es lo que los judíos pensaban. El que es rico, el que ha recibido la bendición de Dios en esta tierra, el que tiene bienes y posesiones, el que es talentoso, entrará en el reino de los cielos. Triste o desafortunadamente algunos predican el «evangelio de la prosperidad». Los puedes ver en la televisión y los puedes escuchar en la radio. Básicamente su mensaje es que, como siervo del Señor, estás pre-cualificado para recibir todo tipo de bendición financiera. En otras palabras, has entrado en un contrato legal con el Señor y, debido a tu comportamiento y tus creencia, el Señor está obligado a bendecirte. Es lo que en términos legales es conocido como quid pro quo. El término latino literalmente significa «algo por algo», reconociendo que los participantes han entrado en un contrato, en un arreglo, en el cual se espera recibir un beneficio.10 De esa forma, si has hecho un contrato con el Señor, el Señor te está bendiciendo con bienes materiales o físicos. Dios no funciona de esa manera. Si tu fe se basa en lo que esperas recibir —financiera, física o materialmente— de Dios, vas a recibir un enorme chasco. Dios recompensa la fe, no tus acciones. Dios quiere darte mucho más de Legal-dictionary.thefreedictionary.com

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lo que tienes en mente. Pero no a base de un contrato. Es por su gracia. Gracia es lo opuesto de quid pro quo. Dios es gracia. Dios da y ama, sin garantías o evidencia previa de ninguna remuneración en su inversión. Dios no solamente no nos da lo que merecemos, sino que nos da lo que no merecemos. Dios nos recompensa con bien a pesar de nuestra maldad porque, a fin de cuentas, nuestros mejores esfuerzos están siempre manchados por el pecado. El producto de nuestra vida es imperfecto y defectuoso. Pero Dios es gracia no se relaciona con nosotros en base a quid pro quo sino que, al contrario, nos devuelve su bondad por nuestra maldad. Dios es gracia.11 ¿Por que será que tendemos a calificar a las personas por su apariencia exterior? Si viene a la iglesia, si es fiel en sus diezmos, si hace obra misionera, si participa en la lección de escuela sabática y le va bien económicamente, ¡el Señor le esta bendiciendo! Elena White, nos dice que Estamos en peligro de olvidar a Dios, de mirar las cosas que se ven, en vez de contemplar con los ojos de la fe las cosas que no se ven.12 A simple vista, parece que la parábola nos está diciendo que es necesario tener muchos talentos para entrar en el reino. ¿Será que eso era lo que Jesús quería enseñar? Permíteme parafrasear al Señor: Greg Albrecht, Bad News Religion, pág. 65. Los hechos de los apóstoles, pág. 383.

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Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un[o que tiene muchos talentos] en el reino de los cielos (Lucas 18:25). Me está volteando todo, pastor. Yo lo sé. ¿Quiere esto decir que no necesitamos de nuestros talentos para entrar en el reino? ¿Quiere decir que no importa si descuidamos el talento que el Señor nos ha dado? ¡No! Quiere decir que cuando hacemos de nuestros talentos el fin, la base, para entrar en el reino, nos estamos saliendo del reino, en vez de entrar en el mismo. ¿Cómo es eso? Muy sencillo: Dios no necesita de tus talentos. No quiero que confundas los talentos con los dones del espíritu. Son dos cosas completamente distintas. Los talentos son aquellas habilidades naturales o adquiridas que son parte de ti. Hay quienes tienen, por ejemplo, el talento de la música. El Señor decidió que mi talento era el poder hablar y mascar chicle al mismo tiempo. Los dones espirituales los recibes al unirte al cuerpo de Cristo, al ser bautizado. Uno de esos dones es el de la predicación, por ejemplo. Pero volvamos al tema. Mira lo que Jesús dijo a los fariseos cuando le pidieron que dijera a la gente que callara, cuando celebraban su entrada a Jerusalén: [Jesús] respondiendo, les dijo: Os digo que si estos callaran, las piedras clamarían (Lucas 19:40) Dios tiene autoridad, tiene poder para hacer hablar a las piedras, si con eso se cumpliese su propósito. ¿Recuerdas el caso de Balaam? (Números 22:21-40). El Señor amonestó a Balaam permitiendo que el asna en la que iba montado hablase. Lo curioso es que a Balaam no le pareció nada raro el que el asna le hablase. ¿Y crees que Dios 84

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todavía te necesita? A través del profeta Hageo nos dice: Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos (Hageo 2:8). Dios no necesita tu dinero, Dios no necesita tus dones oratorias, tus cualidades, tus bienes, tus talentos. No quiero que confundas la bendición que recibes al usar tu dinero para el adelanto de la obra del Señor con la necesidad de Dios. El que se beneficia al participar en la obra de Dios eres tú. Lo que Dios quiere es que vayas a él y que seas feliz. Dios te da la posibilidad de ser feliz. Dios te da esa posibilidad y quiere que la uses. Dios no quiere caras largas en su reino. Dios es Dios de gente alegre, de gente feliz: Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación (Isaías 25:9). Cada vez que en las Escrituras se describe el reino de los cielos, se describe como un lugar alegre, como un lugar feliz. Mira lo que dice Isaías: Porque he aquí que yo crearé nuevas cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni mas vendrá al pensamiento. Mas os gozaréis y os alegrareis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor (Isaías 65:17-19). Vivir a lo máximo

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Y antes había escrito: Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sión con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido (Isaías 35:10). No pude encontrar un solo lugar donde el reino de los cielos no se identifique con gozo y alegría, con felicidad. Elena White lo ha puesto de esta manera: Dios dese[a] que la tierra se llen[e] de gozo y paz. Creó al hombre para la felicidad, y anhela llenar el corazón humano con la paz del cielo. Desea que las familias terrenales sean un símbolo de la gran familia celestial.13 Tristemente algunas veces nos empeñamos en que nuestra relación con Dios, a través del culto sagrado, sea algo solemne, con trajes negros y caras largas. He estado en congregaciones en las que el pastor se ha molestado porque un bebé estaba dando alaridos de alegría. «Hermanas diaconisas, no voy a continuar hasta que esa criatura se comporte como debe en la casa del Señor», advirtió con toda seriedad. ¡Que un bebé se porte como debe! ¿Cómo se debe comportar un bebé? ¡Cómo un bebé, por supuesto! El reino de los cielos es una actitud, es una disposición, es la posibilidad de ser feliz. Cuando el Espíritu Santo se posa sobre ti, no puedes seguir siendo infeliz; cuando el Espíritu Santo despierta en ti esa posibilidad de ser feliz, tu alma se llena de la abundancia que procede de la feliciPalabras de vida del Gran Maestro, pág. 233.

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dad. Ser feliz es fruto del Espíritu, según Pablo: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales casas no hay ley (Gálatas 5:22,23). ¿Estás usando todas las posibilidades que Dios te ha dado de ser feliz? ¡Y quien puede serlo, con tanto problema! ¿Quién puede ser feliz en esta vida, cuando todo parece irnos mal! ¡Como ser feliz! Cuando el Espíritu está en ti, cuando el reino de los cielos ha tocado a tu puerta y le has abierto, ¡es imposible dejar de ser feliz! El Espíritu te capacita para cantar y reír cuando lo que quisieras es quejarte y llorar, te hace ver significado en el dolor, te muestra la mano del Señor que te guía y está contigo siempre. Andrew Purves, en su libro, Encuentro con Dios, lo pone de esta manera: La búsqueda del gozo cristiano no nos lanza contra nosotros mismos con la esperanza de encontrar una reserva de energía emocional. Al contrario, la búsqueda nos dirige a Jesús y la vida que ahora vive en nosotros en el poder del Espíritu Santo, una vida a través de la cual compartimos en él el gozo de su intima comunión con el Padre. El gozo cristiano tiene un nombre: Jesucristo, nuestro Señor.14 Si piensas que te las ves duras, lo cual te hace imposible ser feliz, tener gozo, observa la experiencia del apóstol Pablo: Andrew Purves, Encountering God: Christian Faith in Turbulent Times, pág. 171.

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¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajos y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frio y desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mi se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias (2 Corintios 11:23-28). Como puedes ver, el apóstol Pablo no llevaba una vida regalada, ni fácil. Aparte de esto, nos menciona: Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mi. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:7-9). Algunos piensan, y yo con ellos, que este «aguijón en la carne» es el resultado de la visión que Pablo tuviera del Señor en camino a Damasco (Hechos 9:3-6). Después de esta revelación especial, el apóstol quedó ciego. Pareciera 88

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ser que esta ceguera nunca se le quitó completamente. Así encontramos que cuando el apóstol, años más tarde, es tornado preso por los judíos y llevado al concilio, sucedió lo siguiente: Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el d1a de hoy. El sumo sacerdote Ananías ordenó entonces a los que estaban junto a é1, que le golpeasen en la boca. Entonces Pablo le dijo: ¡Dios te golpeara a ti, pared blanqueada! ¿Estás tu sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear? Los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias? Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo (Hechos 23:1-5). ¿No sabía Pablo quien era Ananías? ¡Claro que sí! El mismo Pablo había estado bajo su servicio cuando inició su carrera de persecución contra la iglesia (Hechos 9:1,2). El problema esta en que el pobre hombre estaba casi ciego… Ese era su aguijón en la carne. Ya tenemos el cuadro completo del apóstol Pablo. ¡Para morirse de tristeza! ¿No es verdad? Un cuadro patético, un cuadro triste. Pero tenemos a un apóstol Pablo que continúa diciéndonos: Por lo cual, por amor de Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte (2 Corintios 12:10). Vivir a lo máximo

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¡El apóstol Pablo se goza, se deleita, es feliz con sus problemas! ¿Será que además de estar casi ciego se ha vuelto loco? ¡No! Lo que hace la diferencia es su perspectiva de las cosas. Su ángulo visual era otro muy diferente al tuyo y el mío, cuando estamos en problemas, cuando nuestra vida va cuesta arriba, cuando la vida nos juega una broma y nos despertamos sin saber que rayos pasa. El apóstol Pablo tenía el reino de los cielos en su corazón y eso le capacitaba para ser feliz aun en la adversidad. Su perspectiva le permitía ver la mano de Dios obrando en su vida, en las buenas y en las malas. Louis Zamperini En su libro Unbroken (Intacto), Laura Hillenbrand nos narra la historia de Louis Zamperini. Louis Zamperini, cuya familia era de escasos recursos, se destacó desde sus días como estudiante por su habilidad como corredor de pista. Durante sus estudios en la escuela secundaria rompió varios records de velocidad que tardaron varios años en ser igualados. En 1934 estableció el record de velocidad en los 1500 metros (4:21.2), lo que le ayudó a obtener una beca para estudiar en la Universidad del Sur de California (USC). En 1936 participó en las pruebas y cualificó para las olimpiadas de Munich. Zamperini no ganó ninguna medalla pero, a los 19 años, era la persona más joven que cualificó para los 5000 metros. Durante la Segunda Guerra Mundial se enlistó en la fuerza aérea y participó como bombardero en el lejano oriente. En mayo de 1943, mientras su tripulación buscaba a un avión que había desaparecido, su propio avión se estrelló debido a fallas mecánicas. Con otros dos compañeros, estuvieron a la deriva durante 47 días, sin agua 90

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y sin alimentos, bebiendo agua de lluvia y comiendo los pocos peces y aves que podían atrapar. Después de 2,000 millas a la deriva, fueron tomados presos por los japoneses. Los siguientes dos años de su vida, Zamperini sufrió todo tipo de torturas y mal tratos a manos de diferentes soldados japoneses. Uno de ellos, un sargento con problemas psicológicos de tendencias sádicas, hizo todo lo posible por hacer de su vida un infierno. Lo privó de alimento y de agua, golpeándolo sin misericordia simplemente por el gusto de golpearlo. Después de la guerra Zamperini no pudo ser el mismo de antes. Sufrió de problemas psicológicos producidos por su experiencia como naufrago y como preso bajo los japoneses. Terminó siendo alcohólico y su mujer estuvo a punto de divorciarse de él. Su vida se tornó en un infierno, sufriendo de alucinaciones y acosado por los sueños. Su mayor temor era dormir. En sus sueños, Birdie, el sargento que lo atormentó incesantemente, estaba siempre presente. Cada noche estaba de vuelta en el campo de concentración. Cada noche estaba siendo torturado por el sargento. Para colmo de males correr, que siempre le había producido alivio y ánimo, le era ahora imposible. Tratando de recuperar su ánimo, empezó a prácticar para participar en los siguientes juegos olímpicos pero una herida en el tobillo producida durante su cautiverio se empeoró y no pudo seguir. Hasta correr estaba ahora fuera de su alcance, mucho menos sus sueños de participar en otra olimpiada. En su mente surgió una determinación radical: haría todo lo posible por buscar y matar con sus propias manos al sargento. En palabras de Laura Hillenbrand: Vivir a lo máximo

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Por muy malas que eran las consecuencias físicas del cautiverio, las heridas emocionales eran mucho más insidiosas, amplias y duraderas. En los primeros seis años de la posguerra, una de las diagnosis más comunes de los hospitalizados que habían sido presos de guerra, era psiconeurosis. En un estudio hecho casi cuarenta años después de la guerra, más del 85% de quienes fuesen prisioneros de guerra en el pacífico, más de uno en cuatro sufría de desordenes de estrés postraumático (PTSD), caracterizado por revivencias [flashbacks], ansiedad y pesadillas. En un estudio en 1987, ocho de cada 10 ex prisioneros de guerra en el pacífico sufría de «deficiencias psiquiátricas», seis de diez tenían desordenes de ansiedad, más de uno en cuatro sufría de PTSD y casi uno en cinco estaba deprimido. Para algunos había solamente una salida: un estudio en 1970 informó que con más frecuencia que los otros prisioneros de guerra, quienes fueron prisioneros de guerra en el pacífico cometían 30% más suicidios. Toda esa enfermedad, física y emocional, causaba desastres. Casi ocho años después de la guerra una tercera parte de ellos estaba categorizado como del 50 al 100% deshabilitado.15

Esa era la condición de Louis Zamperini, ex atleta, ex capitán de la fuerza aérea, ex preso de guerra en el pacífico. Hasta que un día, en 1949, casi por casualidad, asistió a una reunión del joven predicador Billy Graham. Los nervios de Louis estaban de punta. Se sentía a punto Laura Hillenbrand, Unbroken, pág. 478.

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de estallar. Le había dicho a su mujer que iba a escuchar el sermón, pero que no iba a quedarse para la oración. Mientras escuchaba a Billy Graham, sintió que la sangre le hervía, se sintió acusado, acorralado, presionado, con una urgencia enorme de salir huyendo de la reunión. Cuando Graham empezó a orar, Louis se puso de pie abruptamente y se dirigió hacia la calle. —Nadie puede salir— dijo Graham—, pueden salir mientras predico pero no mientras estoy orando. Temblando de furor, Louis permaneció. A su mente vino un recuerdo de su experiencia como naufrago. Se vio a si mismo y a sus compañeros con toda claridad, en medio del océano. Tiburones a su alrededor, un sol quemante a sus espaldas, con la garganta reseca por la sed. Recordó un día en particular con claridad. Ese día, mirando al cielo, le dijo al Señor «si me salvas, te serviré para siempre». Ese fue la última revivencia de Louis Zamperini. En medio de la reunión, en el centro de Los Ángeles, Louis sintió que llovía. Se sintió supremamente con vida. Empezó a caminar hacia Billy Graham. —Dios te está llamando —le dijo Graham—. Dios te está llamando. Ven a sus brazos. Cuando fue de regreso a su apartamento Louis fue directamente a su depósito de bebidas alcohólicas. A esas horas de la noche los fantasmas de sus pesadillas lo incitaban a beber. Era esa la única forma que tenía para ahuyentarlos. Pero, por primera vez, Louis no tenía deseos de tomar. Llevó las botellas a la cocina y depositó su contenido en el lavaplatos. Recorrió después todo su apartamento tomando todas aquellas cosas que habían sido parte de su ruina todos esos años: revistas, cigarrillos, todo lo que le había producido consolación en su ansiedad y su depresión. Lo lanzó por la rampa de la basura. 93


Por la mañana, se sintió refrescado. Por primera vez en cinco años, el sargento japonés no lo había atormentado en su sueños. El sargento no regresó jamás. Tomó su Biblia y se dirigió a un parque cercano a su casa. Bajo un árbol, se sentó a leerla. Lo inundó una paz profunda. Cuando consideró sus experiencias, lo que resonaba en él no era lo mucho que había sufrido, sino el amor divino que estaba seguro ahora había intervenido para salvarlo. No era el hombre inútil, quebrantado y olvidado que el sargento había tratado de dominar. En un instante silencioso, su rabia, su temor, su humillación, su impotencia, había desaparecido. Esa mañana, estaba seguro, se tornó en una nueva creación. Lloró, por primera vez, de alegría. Para Louis Zamperini, la guerra había por fin terminado. En 1950 Zamperini regresó a Sugamo, al campo de concentración donde fue atormentado por el sargento japonés. 850 ex guardias estaban sentados en el suelo en un salón. Zamperini reconoció algunos de los rostros. El sargento no estaba entre ellos. Alguien le dijo que el sargento se había suicidado. Zamperini solamente sintió pena por el hombe. Ya no era más el hombre que lo había torturado. Su odio hacia él había desaparecido. Ya no era más un monstruo. Era simplemente un hombre. Vio en él a una persona perdida, una persona sin posibilidad de redención. Sintió algo que nunca había sentido antes por su carcelero. Con asombro se dio cuenta que sintió compasión por el sargento. Algo cambió dentro de Zamperini. Era perdón, hermoso, fácil y completo. Con una exuberancia infantil, antes de que se diese cuenta de lo que estaba haciendo, se encontró entre los carceleros que lo habían maltratado, torturado y atormentado. Con una sonrisa radiante, les estrechaba la mano. Zamperini dedicó su vida al Señor. Aprovechando sus 94

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contactos, abrió Victory Boys Camp, en el que jovencitos con problemas podían escapar de sus pesadillas haciendo ejercicio, acampando, nadando, montando a caballo y esquiando en el invierno. Su vida se transformó y mantuvo un espíritu alegre el resto de su vida, participando activamente en las actividades de su iglesia. En cierta ocasion le dijo a un amigo que la última vez que recordaba estar enojado había sido cuarenta años atrás. Todo el rencor y el odio que antes inundaba su corazón había sido reemplazado por alegría. La diferencia era que ahora tenía a Cristo en su corazón. Vivir por vivir La experiencia de Zamperini nos muestra que no se trata de ir por la vida esparciendo flores y sonrisas, riendo como bobos. Significa que el amor de Cristo transforma el color del cristal a través del cual contemplamos al mundo. ¿Será que, de alguma manera, significa buscar, de cualquier forma posible la manera de ser felices? Después de todo, si Dios desea que seamos felices, hay a nuestra disposición infinitad de recursos para vivir más felizmente. ¿Será que esa es la solución? Aparentemente, durante la Segunda Guerra Mundial el gobierno americano decidió iniciar un proyecto para producir agua de mar artificial. El estudio se llevó a cabo en el Massachussets Institute of Technology y los científicos estaban confiados que podrían producir agua de mar artificial sin ningún problema. Después de muchos experimentos pensaron que habían obtenido éxito. Colocaron el agua de mar artificial y el agua de mar natural bajo el microscopio y descubrieron que eran idénticos exactamente. Uno de los científicos de más edad, sin embargo, sugirió un experimento adicio95


nal antes de cantar victoria. Los demás científicos se opusieron a su petición pero él insistió, argumentando que un par de días más no harían gran diferencia. El experimento que el científico sugirió era de lo más sencillo. Colocaron un barril con agua de mar natural al lado de un barril con agua de mar artificial y colocaron a varios peces en cada uno de los barriles. En el barril de agua de mar natural los peces empezaron a nadar felizmente, si se pudiese deducir que eran felices. Los peces en el barril de agua de mar artificial se comportaron de una manera completamente diferente —te puedes imaginar su reacción. Casi inmediatamente empezaron a dar señas de disconformidad y aflicción. Al poco tiempo, estaban muertos. El Maestro simplemente no había revelado, obviamente, todos sus secretos. Algo estaba ausente en el agua de mar artificial.16 Ese elemento ausente, ese toque necesario, ese ingrediente indispensable, solo lo puede proveer tu relación con el Salvador. Es esa relación la que cambia tu actitud no solamente ante las vicisitudes de la vida, sino tu actitud y tu relación hacia los demás. El cristianismo es un argumento a favor de cómo vivir mejor para conocer una vida mejor y más feliz. Si seguimos el camino del cristianismo descubrimos que la vida más satisfactoria es una vida moralmente buena, una vida caracterizada por la justicia, la generosidad, la fidelidad, la veracidad, el valor y la compasión… Si preguntamos como podemos llegar a vivir verdaderamente felices, la respuesta del cristianismo es Adaptado de Zig Zigglar, Confessions of a Happy Christian, Gretna, Louisiana: Pelican Publishing Company, Inc., 1978, pág. 72. 16

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que seremos felices cuando seamos lo que Dios desea que seamos —personas de bondad, amabilidad, misericordia y perdón; personas que se dedican a vivir para servir a los demás.17 ¿Notaste ese último elemento? «Personas que se dedican a vivir para servir a los demás». No se trata de personas que buscan la satisfacción a sus necesidades. No se trata de buscar la forma de ser feliz, por ser feliz. Se trata de encontrar satisfacción al dar de ti, para servir a otros. Porque, de esa forma, estamos siriviendo al Señor. Me pareció apropiado este pensamiento acerca de lo que significa ser feliz: Regocijarse es atesorar algo, determinar su valor para ti, reflexionar en su belleza y su importancia hasta que tu corazón descansa en ello y prueba su dulzura. «Regocijarse» es una forma de alabar a Dios hasta que el corazón se endulza y descansa, hasta que deja a un lado todo lo que piensa que necesita.18 ¿Cual es tu perspectiva del reino de los cielos? ¿Ves la mano de Dios actuando en tu vida? ¿Estás usando la posibilidad que Dios te da para ser feliz, aun en la adversidad? Esta parábola moderna, me parece que es una buena ilustración para este tema: Puedes buscar en el cementerio de Pueblo Viejo y no vas a encontrar la tumba con el nombre 17 Paul J. Wadell, Happiness and the Christian Moral Life, United Kingdom: Rowman & Litchfield Publishers, Inc., 2012, pág. 2 18 Timothy Keller, Counterfeit Gods, New York, NY: Penguin Group, Inc., 2009, pág. 173.

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de Fermín Firménez. Pero nadie esperaría encontrarla. Fermín Firménez era ese tipo que puedes haber escuchado mentar hace mucho tiempo que estaba determinado a ir a Europa. (La razón porque digo que has de haber escuchado acerca de él es que hizo tanto alboroto de sus intenciones que se volvió en un epíteto por estos lugares. La gente todavía dice que fulano de tal es «todo un Firménez», queriendo decir que solo piensa en una cosa. Fermín Firménez hablaba Europa, cantaba Europa, soñaba Europa —simplemente vivía Europa. No podías ir a la dilapidada farmacia de Pueblo Viejo, donde atendía a los clientes (y entre clientes se sentaba en un banquillo de madera detrás del mostrador, absorto en la lectura de Historia Europea, escrito por Pérez y López), y decir: «¿Tiene aceite de ricino?» sin terminar escuchando toda una descripción detallada del gobierno francés, mientras tú pensabas: «¿Cómo fue que terminamos hablando de esto?» Fermín Firménez te hubiera dicho que era lo más natural. ¿Para qué querría uno mencionar como había estado lloviendo en Pueblo Viejo cuando Paris y todos los Alpes estaban a su disposición? Si alguien bromeaba acerca de su excentricidad, como algunos la llamaban, Fermín sonreía: «Ustedes escuchan a muchos quejándose de muchas cosas en Pueblo Viejo, ¿no es cierto?» Les decía. «Bueno…» la persona empezaba a decir, preguntándose de qué estaría hablando. 98

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«Y qué aburrido y monótono es todo esto, ¿no es cierto?» «Bueno…» «Y que la vida se está poniendo cada vez más cara, ¿no es cierto?» «Bueno…» «Pero no escuchan que yo me queje, ¿no es cierto?» «Bueno… no», la persona terminaba admitiendo. Entonces los ojos de Fermín brillaban de emoción. «¡Ah!» murmuraba, recargándose sobre el mostrador como si estuviera a punto de decir cuál era el secreto vital de la vida: «No voy a vivir en Pueblo Viejo mucho tiempo. ¡Me voy a Europa!» Su voz parecía crecer hasta que perdía de vista a Pueblo Viejo, con su calle solitaria, su farmacia, con sus hileras de botellas. «¡Nada aquí se puede comparar con Europa, mis amigos! Nada. He escuchado que…» Al poco tiempo quienes estaban perdiendo el tiempo en la calle hablando del precio de los marranos, entraban de la calle para escuchar acerca del río Támesis, del Parlamento, de las casas con geranios en las ventanas. Y más de una vez un cliente fue a casa no solamente con una botella de aceite de ricino sino con una desconformidad muy peculiar, la repentina conciencia de la necesidad de algo que quizá había estado allí por largo tiempo. Y más de una vez, una vez que estaba en la mesa, un hombre medio escuchaba a su esposa diciéndole algo como: «¿Qué te parecieron las albóndigas? Es una nueva receta que me dio…» Solo para mirarla sin verla y exclamar de buenas a primeras: «Mujer, 99


¿qué te parece si nos vamos a Europa?» Así fue como un día Fermín Firménez subió abordo del U.S.S. Atlantic, junto con algunas otras gentes de Pueblo Viejo. No tantos como los que se quedaron, por supuesto. La mayoría de los habitantes se quedaron en Pueblo Viejo. Algunos estaban incluso felices de que Fermín se fuera, aquellos que siempre habían pensado que era muy particular. ¡Tanto hablar acerca de un lugar que nunca había visto! Estaban felices con volver a hablar del calor y del precio de los marranos. Eduardo Espérez, dueño de la Ferretera General de Pueblo Viejo, S. A., se sentía casi igual que ellos, aunque él mismo había alguna vez hecho planes para ir a Europa. Europa era un buen lugar, es cierto. Un muy buen lugar a donde ir. Pero no era necesario hacerse un fanático. A la gente le caía bien Eduardo Espérez. Contaba muchas historias graciosas y sostenía a tantos niños en sus rodillas que uno pensaría que se estaba postulando para alcalde. Podía conversar inteligentemente acerca de diversos temas —como cosechar mejor maíz, como mejorar el sistema sanitario del pueblo, como reconocer la Estrella Polar—; acerca de casi cualquier cosa. No parecía saber tanto acerca de Europa como uno esperaría, considerando sus intenciones. O, si sabía de Europa, no hablaba mucho de ello. Nunca hablaba de Europa a menos que alguien lo mencionase. Entonces se notaba incómodo, como si prefiriese discutir algo real, algo visible, como Pueblo Viejo, donde estaban sus intereses presentes. Algunos sugerían que Eduardo en realidad no 100

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creía en Europa —o sea, que nunca iría a Europa. Pero no lo culpaban. A pesar de lo aburrido, de lo poco interesante, de sus pobres condiciones de vida y a pesar de todas sus quejas, Pueblo Viejo era su casa. Estaban contentos con estar allí. Y Espérez no los estaba engañando, decían. Él también estaba contento allí. Eduardo les caía bien. A todos les caía bien. Era razonable, balanceado, un buen tipo. De hecho, eso es lo que dice en su lápida: «Eduardo Espérez, un buen tipo». Todavía puedes ver su tumba si la buscas en el cementerio de Pueblo Viejo. Pero difícilmente alguien pensaría en no encontrarla.19 El reino de los cielos se apresura y viene a buscarte. En lo que ocupas tus pensamientos y tu tiempo, en lo que ocupas las habilidades y las posibilidades que el Señor te concede determina tu disposición a ser feliz. El Señor desea que tengas vida y que la tengas en abundancia (Juan 10:10); lo que el Señor desea es que tengas felicidad y la tengas en abundancia. ¿Vas a aceptar su invitación, como mayordomo de los dones que te ha concedido para ser feliz o vas a seguir en Pueblo Viejo?

Darryl Comstock, Insight, January 18, 1983.

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Llevando fruto en toda buena obra Dios, en su ausencia, nos ha encargado de sus bienes. Cada mayordomo tiene su propia obra específica que debe hacer para promover el reino de Dios. A nadie se excusa. El Señor nos pide a todos: «Negociad entre tanto que vengo». De su propia sabiduría nos ha dado instrucciones para el empleo de sus dones. Los talentos del habla, la memoria, la influencia, las propiedades, deben amontonarse para la gloria de Dios y la promoción de su reino. El bendecirá el uso debido de esos dones.1 En el Nuevo Testamento un «talento» era una medida de peso. La palabra griega traducida «talento» es talantiaios (ταλαντιαῖος). Era equivalente a 130 libras. También era una moneda de oro. Ver Apocalipsis 16:21, Mateo 17:27; 25:14-28. Colosenses 1:10. ¿Qué exhortación nos hace el apóstol Pablo en cuanto a nuestra vida diaria? Una evaluación honesta confirmará en nuestro corazón que todavía tenemos mucho por crecer. Hay alturas que alcanzar y niveles de participación a los que debemos llegar. De hecho, mientras estemos con vida esa condición va a continuar. Todavía no estamos en el cielo y, hasta ese día, hay mucho campo para avanzar en el Señor. Mientras viajemos por el desierto de esta vida, necesitamos de vivir bajo su gracia.2 Juan 15:5. ¿Qué advertencia hace Jesús en relación a nuestra dependencia de su gracia? Debemos comprender definitivamente que somos ineficaces e impotentes, y luego confiar plenamente en Jesús. Esto debería mantenernos serenos y resueltos en nuestras palabras y en nuestro comportamiento. La agitación manifestada por un orador no es señal de poder sino de debilidad. El fervor y la energía son cualidades esenciales en la presentación bíbliConsejos sobre mayordomía cristiana, pág. 122. Given O. Blakely, Divine Correction for Distraction, pág. 164.

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ca, del Evangelio, que es poder de Dios para salvación.3 2 Tesalonicenses 2:16, 17. La palabra griega traducida como «confirmar» tiene el sentido de dar un cambio resuelto en una dirección determinada. Algunos cristianos piensan que la «palabra» debería de serlo todo y nada de «obra», pero ese no es el mensaje de las Escrituras. Hablan mucho acerca de lo que harán, hablan mucho de lo que los demás deberían de hacer, y mucho más de lo que los demás no hacen; así que para ellos todo es palabras, palabras, palabras y solamente palabras. Nunca llegan a la «obra», pero el apóstol incluyó esa palabra, como diciendo «si lo mencionas o no, hazlo. Afírmate en buenas obras aunque no seas capaz de multiplicar tus palabras». Hermanos, juntemos en yugo nuestras palabras y nuestras obras.4 1 Timoteo 5:10. ¿Qué deberes menciona el apóstol Pablo deberían caracterizarnos? Muchos necesitan simpatía y aprecio, y aquellas que lavan «los pies de los santos» deben tener un juicio santificado para ser capaces de reconocer «los santos». El mensajero de Dios puede tener un vestido gastado y manchado por la jornada, pero puede ser un ángel encubierto. Los ángeles, sin ser reconocidos, hablan con los hombres, pronunciando palabras que son agua de vida para sus almas. Se la miraba a María como una gran pecadora; pero Cristo, que conocía las circunstancias, la veía como podía llegar a ser: con una gran capacidad para el bien. Veía el lado mejor de su carácter y sabía que, mediante su gracia, llegaría a ser participante de la naturaleza divina, y que purificaría su alma al obedecer la verdad.5 Hebreos 10:24. ¿Qué debemos de hacer como seguidores del Salvador? Mensajes selectos, tomo 2, pág. 67. Charles Haddon Spurgeon, The Metropolitan Tabernacle Pulpit, pág. 346. 5 Hijos e hijas de Dios, pág. 255. 3

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De buenas a primeras pareciera que el mandato del apóstol es sencillo. «Considerémonos unos a otros». La palabra considerar aparece en el texto. ¿Significará que hemos de ser considerados con los demás? Pero las palabras considerado y considerar no tienen el mismo significado. El mandato que nos hace Pablo es a considerar, a reflexionar, a evaluarnos unos otros para estimular no solamente el amor, sino las buenas obras… Es una provocación mutua que tiene como blanco el hacer que otros tengan más amor, más obras y, por lo tanto, más paz.6

Chuck D. Bayles, Love Never Fails, pág. 100.

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n 2008 Disney-Pixar lanzó la película WALL-E,1 que intrigó a las audiencias con su historia futurístico centrada en personajes fuera de lo común en una situación apocalíptica. WALL-E fue recibida con aclamaciones por los críticos debido a su habilidad de contar una historia de amor entre dos robots que escasamente pronuncian palabra alguna durante los 90 minutos que dura el film. A pesar de eso al público le encantó la película. WALL-E fue todo un éxito alrededor del mundo, abriendo número uno en las taquillas y obteniendo más de medio millón de dólares en enteradas. La película estimuló la imaginación de la audiencia con sus imágenes computarizadas y, a pesar de que los dos personajes centrales son robots, pudo transmitir una variedad de emociones humanas. WALL-E se desarrolla en el año 2700 en un terreno desértico, vacío, cubierto de chatarra y basura —que es la base del mensaje ecológico de la película.2 Aunque nunca se plantea claramente, el mensaje de la película es que la humanidad a explotado y consumido el planeta tierra. Como resultado, lo ha abandonado y

Waste Allocation Load Lifter-Earth Class [levantador de desperdicios terrestres]. Jennifer A. English, WALL-E’s Rhetoric: An Ecological Sermon from a Strange Preacher. 1

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dejado a cargo de robots como WALL-E. Su esperanza es que un día la tierra pueda reverdecer de nuevo. En Génesis 6-9 encontramos una situación similar. Génesis 6:1-7 nos presenta un caso patético. En la historia del diluvio encontramos la destrucción del planeta con todo lo que en el mismo habitaba. Después de la expulsión del Edén, los hombres se multiplicaron y llenaron la tierra. Debido a su abandono de los preceptos divinos, El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que todos los planes y pensamientos de su corazón eran siempre los de hacer sólo el mal (Génesis 6:5). Los eruditos no están de acuerdo en cuanto a dónde termina exactamente la historia del diluvio. Pero están de acuerdo en que la narración empieza en este versículo. En Génesis 6:5 encontramos la descripción del pecado descontrolado, en la que los hombres hacían lo que querían, llevándolos a perder su piedad, su conexión con Dios, y viviendo una vida de libertinaje desenfrenado. Según la tradición rabínica, El período anterior al diluvio era un tiempo de prosperidad y comodidad. Era necesario cosechar solamente cada cuarenta años. Los hombres no temían a los animales y era primavera durante todo el año. Las mujeres daban a luz después de tres días de embarazo y —aunque algunos dicen que era después de un día—, los niños podían caminar inmediatamente.3 J. Patrick Lewis, Jack Pearl Lewis, A Study of the Interpretation of Noah and the Flood in Jewish and Christian Literature, pág. 126. 3

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Lo que Dios había visto como «bueno» en Génesis 1, ahora aparece como «malo» en Génesis 6. Para subrayar la maldad de la humanidad, el texto indica «todos los planes y pensamientos» seguido por «eran siempre», como indicación de su maldad. Siete versículos más tarde encontramos una descripción similar: «Cuando Dios miró la tierra, encontró que estaba corrompida; de hecho, toda carne había corrompido su camino sobre la tierra» (Génesis 6:12). Esos dos versículos nos presentan la condición de la humanidad. Encontramos también una representación antropomórfica de Dios: Y dijo el Señor: «Borraré de la faz de la tierra al hombre que he creado, lo mismo que a las bestias, los reptiles y las aves del cielo. ¡Me pesa haberlos hecho!» (v. 7). El dolor divino Este pasaje describe a Dios con el corazón quebrantado porque la corona de su creación —los hombres— se han descarriado. Para Dios tal condición es inaceptable y decide hacer algo inaudito: «Borraré de la faz de la tierra al hombre». Aparece aquí un juego de palabras en el original hebreo. La palabra por «hombre» (me’adam, ‫ )֙םָדָאֵֽמ‬y «tierra» (ha’adamah, ‫ )הָ֔מָדֲאָֽה‬son las mismas utilizadas en la historia de la creación en el Jardín del Edén. En esa historia Adam es hecho de adamah y regresa al polvo, de donde provino.4 Ronald S. Hendel, The Book of Genesis: A Biography, pág. 18-20.

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A diferencia de los registros paganos mesopotámicos, en los que los dioses se molestan por el ruido y la sobrepoblación de los humanos, la narración bíblica habla de un solo Dios cuyo corazón está quebrantado. Ese es el sentido de la expresión «¡Me pesa haberlos hecho!» [RVC]. La versión Reina-Valera 1960 dice: «Me arrepiento de haberlos hecho». Pero, en este pasaje, no encontramos a Dios expresando remordimiento por haber creado al hombre. El sentido en hebreo es de un pathos —una ternura, una compasión, una emoción, un sentimiento— profundo de parte de Dios; de una identificación con la situación por la que pasa el hombre. Dios no está molesto, sino acongojado, adolorido. No está enrabiado, sino triste. Dios no está en contra sino a favor de su creación. El dolor que fue parte de la condición de la mujer en Génesis 3:16 es ahora sentido por Dios mismo. En ambos casos se usa la misma palabra hebrea, ’asav (‫)בֶצֶ֖עְּב‬, traducida como «pesar» en Génesis 6:7 y como «dolor» en Génesis 3:16.5 El cuadro que se nos presenta es el de Dios que bien puede expresar las palabras del profeta Isaías: «¡Ay de mi! ¡Soy hombre muerto!» (Isaías 6:5). Walter Brueggemann lo ha puesto mejor que yo: ¿Puede Dios arrepentirse? ¿Puede abandonar al mundo que creó? Algunos consideran a Dios como un ser indiferente, a quien no le importa lo que sucede en el mundo, como si fuese de plástico. Pero el Dios de las Escrituras es un Dios con sentimientos, que sufre y celebra, con reacciones y actuando en una libertad extraordinaria. Dios no es un preso de sus decisiones. Dios es recién hecho y nuevo en relación a la creación conforme Walter Brueggemann, Genesis, pág. 77.

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nos llama a estar con él. Puede cambiar de parecer de tal modo que puede abandonar lo que ha hecho; y también puede rescatar lo que ha condenado.6 La gracia divina Debemos de tener presente que el poder, la autoridad de Dios, no es coactiva y autoritaria. Al contrario, es abierta, invitándonos a participar en ella, permitiéndonos usar nuestro libre albedrío. La condición del mundo antediluviano no es la misma que la del mundo que vemos en WALL-E. A diferencia de esa condición, en la que el mundo queda destruido y bajo la mayordomía de un robot. El Creador no abandona a su creación. Aunque la humanidad se ha descarriado. En medio de la perdición que Dios contempla, en medio de esa podredumbre, «Noé halló gracia a los ojos del Señor. Noé era un hombre justo. En sus acciones fue perfecto, pues siempre anduvo con Dios» (vv. 8, 9). Dios ha decidido poner fin a la situación. Cortar de un tajo. Pero se nos dice ahora que ese no es el final de este mundo, que ese no es el final de la humanidad. Porque «Noé halló gracia a los ojos del Señor». Es por causa de la justicia de Noé que el hombre no sufrirá destrucción completa. La angustia experimentada por Dios es balanceada ahora por la justicia de un hombre bueno. Dios es conmovido a mostrar compasión. En las palabras de Paul Tillich: Ibid., pág. 78.

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¿Hay algo que pueda hacer que seamos olvidados? Que somos conocidos desde la eternidad y que seremos recordados por la eternidad es la única certeza que puede salvarnos de ser olvidados para siempre. No podemos ser olvidados, porque hemos sido conocidos eternamente, más allá del pasado y el futuro.7 Hay algo que quiero aclarar. La esencia de esta historia no es el diluvio, sino el tema de la gracia. La gracia no se aparece de manera simplista o superficial. Es cuando todo está perdido, cuando la humanidad está convicta, que la palabra «gracia» (ֵ‫ חן‬chen) aparece por primera vez en Génesis. Nota el orden de las palabras que han aparecido en la historia: «maldad… maldad… corrupción… arrepentimiento… destrucción… dolor… gracia…» «Noé encontró gracia a los ojos del Señor. Noé era un hombre justo». A través de las generaciones encontramos a aquellos que personificaron a Noé. Abraham fue «el amigo de Dios», David fue «varón según el corazón de Jehová», Job era «perfecto y recto». Noé «caminó con Dios». Dios procede a dar a Noé las instrucciones para la construcción de un arca y Noé puso manos a la obra. Los detalles para la construcción del arca no son exactos. No se trata de un trasatlántico de lujo, sino de un lugar de refugio, una puerta de escape, una forma de sobrevivir. «Noé, hizo conforme a todo lo que Dios le mandó» (v. 22). Hay un corito infantil, que no creo existe en español, que cuenta de la construcción del arca: Noé construyó, construyó un arca, la hizo de madera de gofer… No Paul Tillich, The Eternal Now, pág. 25.

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se sabe qué sería en realidad esa madera. La palabra hebrea solo aparece en Génesis 6:14 y gofer parece ser la transliteración del hebrero gpr (‫)רֶפֹג‬. Algunas tradiciones señalan que era cedro, otras que era pino, otras abeto. Así que no sabemos qué era. Heraldo de justicia Aunque en ninguna parte en el relato se sugiere que Noé predicó, se le ha considerado como pregonero de justicia. 2 Pedro 2:5 lo califica como «heraldo de justicia». Clemente de Roma, a finales del primer siglo, es más específico: Noé predicó el arrepentimiento y quienes lo obedecieron fueron salvos.8 Teofilo, obispo de Antioquia en el segundo siglo, indica que Noé advirtió a sus contemporáneos de la inminencia del diluvio y los llamó a arrepentirse. Otros escritores en el segundo y tercer siglo comentaron también de los esfuerzos de Noé por advertir a sus prójimos del peligro que estaba por venir.9 La mayoría de los cristianos asumen que a Noé le tomó 120 años para construir el arca, basados en que Dios dijo «No va a estar mi espíritu peleando siempre con el hombre, pues él no es más que carne. Vivirá hasta ciento veinte años» (Génesis 6:3). Ya que ese versículo aparece antes de la orden de Dios a Noe de construir el arca, se razona que le ha de haber tomado 120 años para terminar el proyecto. Si el texto se lee cuidadosamente, sin embargo, se descubre que el arca fue construida en unos 80 años o menos. Génesis 5:32 señala que Noe fue padre de Sem, Cam y Jafet cuando tenía 500 años. Si le tomó 120 años construir el arca, el diluvio hubiese venido cuando Noé tenía Clement of Rome, First Epistle to the Corinthians, 1 Clem 7:6. Norman Cohn, Noah’s Flood: The Genesis Story in Western Thought, pág. 25.

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620 años. Pero Génesis 8:13 dice que Noe tenía 601 años cuando las aguas se secaron. Dado que el diluvio duró un año, Noe ha de haber tenido 600 años cuando «zarparon». Cuando mucho, eso significa 100 años para la construcción del arca. Pero podemos ser más específicos. Según Génesis 11:10, Sem tenía 100 años cuando engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. Eso quiere decir que Sem tenía 98 años cuando terminó el diluvio y 97 cuando empezó. Si Noe tenía 600 años cuando empezó el diluvio, entonces ha de haber engendrado a Sem cuando tenía 503 años. Génesis 6:18 nos dice que Dios le dijo a Noé que construyese el arca, después de que nacieron sus hijos y después de que se casaron. Si asumimos que Noe tuvo sus tres hijos en tres años consecutivos, su último hijo hubiese nacido cuando Noe tenía 505 años. Si asumimos que el menor de sus hijos se casó a los 15 años, Noé hubiera tenido por lo menos 520 años cuando Dios le dijo que construyera el arca. Si tenía 600 años cuando empezó el diluvio, entonces le hubiese tomado unos 80 años para construir el arca. ¿Qué quiere decir entonces Génesis 6:3? Lo más seguro es que se refiere a la cantidad de tiempo que Dios concedería antes de destruir la tierra. En lo que erramos es en asumir que Dios le dio esas instrucciones a Noe inmediatamente después de hacer esa decisión. No hay nada en el texto que corrobore esa conclusión, lo mismo que no hay ninguna indicación sugiriendo que Dios se reveló a Noe inmediatamente después de haberlo dicho. La declaración que Dios destruiría a la tierra en 120 años es parte de la narración describiendo la maldad de los hombres. Esa narración concluye en Génesis 6:8 y la historia de Noe empieza en Génesis 6:9. Es a partir de ese punto que Dios se relaciona con Noe y le instruye a 112

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que construya un arca. Es lógico concluir que pudieron haber pasado 40 años o más entre Génesis 6:3 y Génesis 6:13.10 En Génesis 7 encontramos las instrucciones a Noé acerca de los animales que habrían de acompañarlo en el arca. No sé como hubieras reaccionado si Dios te pusiese a cargo de ese proyecto. Lo más seguro es que yo hubiese puesto algunas objeciones. Primero me pides que construya una caja de madera. ¿Y ahora me pides que me encargue de todos esos animales? Pero no se nos dice que Noé haya levantado objeción alguna a esas instrucciones. Noé no resonga, no se queja, no argumenta. Así que esta es la situación: el mundo está corrompido; Dios decide intervenir; Noé encontró gracia ante sus ojos; el Señor decide preservar a Noé y a los animales; le ordena construir un arca; Noé construye el arca; Noé y los animales entran en el arca. «Siendo Noé de seiscientos años, el diluvio de las aguas fue sobre la tierra» (Génesis 7:6). Después de llover por cuarenta días y noches, «murió toda carne que se mueve sobre la tierra» (Génesis 7:21). El cuadro ha de haber sido algo terrible. Se han hecho cálculos, basados en la información que aparece en Génesis de las generaciones que habían pasado desde la creación, y se calcula que la población podría haber llegado a ser 10 mil millones de personas.11 Es difícil imaginar la muerte de tantos. Ante tanta devastación, las palabras de Isaías resuenan en mi mente: 10 http://theosophical.wordpress.com/2009/01/12/noah’s-ark-was-not-built-in-120years/ 11 Tom Pickett, Population of the PreFlood Word, http://www.ldolphin.org/pickett. html

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«Porque Jehová se levantará como en el monte Perasim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación» (Isaías 28:21). La obra extraña de Dios, su extraña operación. Porque no se deleita en el dolor y el sufrimiento. Porque la muerte, para él es extraña, es inaudita, es inadmisible. La narración es vívida y contundente, aunque carece completamente de ese tipo de descripción a la que un historiador o poeta moderno hubiese dedicado más espacio. No se nos muestra la lucha contra la muerte; no escuchamos los gritos de desesperación; no somos testigos de la agonía frenética de maridos y esposas, padres e hijos, conforme huyen aterrorizados ante las aguas en aumento. No se pronuncia una sola palabra de la tristeza del hombre justo que, a salvo, contempla la destrucción que no pudo evitar. Pero nos quedamos con una impresión vívida a causa de la sencillez de la narración, de una desolación total. Eso es destacado por la repetición y contraste de dos ideas. Por una parte se nos recuerda no menos que seis veces (Génesis 6, 7, 89) quienes están en el arca, los pocos que fueron rescatados y, por otra parte, la eliminación total de todo lo que no había encontrado refugio en la misma.12 Una tierra nueva Por fin, después de flotar sobre las aguas, se posa soWilliam Smith, A Comprehensive Dictionary of the Bible, London: D. Appleton & Co., 1868, pág. 739. 12

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bre los montes de Armenia y sale Noé con su familia y los animales a poblar de nuevo la tierra. Dios había protegido a Noé, a su familia y a todos los animales. No sabemos qué hicieron Noé y su familia para encargarse de ese primer zoológico, el único flotante en la historia de la humanidad. No sabemos qué comieron todos esos meses que estuvieron encerrados. No sabemos que arreglos higiénicos tuvieron que resolver. Lo que podemos estar seguros es que el mismo Dios que le dio instrucciones para salvar a Noé y a su familia, se encargó de que las cosas marcharan bien. «Y habló Dios á Noé diciendo: Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo. Todos los animales que están contigo de toda carne, de aves y de bestias y de todo reptil que anda arrastrando sobre la tierra, sacarás contigo; y vayan por la tierra, y fructifiquen, y multiplíquense sobre la tierra» (Génesis 9:15-17). Nota como este relato hace eco a Génesis 1:28. La gran diferencia es que las instrucciones no son dadas solamente al hombre sino a todos los seres vivos, para que fructifiquen y se multipliquen. «Y habló Dios á Noé y á sus hijos con él, diciendo: Yo, he aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestra simiente después de vosotros; y con toda alma viviente que está con vosotros, de aves, de animales, y de toda bestia de la tierra que está con vosotros; desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra. Estableceré mi pacto con vosotros, y no fenecerá ya más toda carne con aguas de diluvio; ni habrá En alguna parte —sobre el arcoíris

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más diluvio para destruir la tierra. Y dijo Dios: Esta será la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y toda alma viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: Mi arco pondré en las nubes, el cual será por señal de convenio entre mí y la tierra. Y será que cuando haré venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes. Y acordarme he del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y toda alma viviente de toda carne; y no serán más las aguas por diluvio para destruir toda carne. Y estará el arco en las nubes, y verlo he para acordarme del pacto perpetuo entre Dios y toda alma viviente, con toda carne que hay sobre la tierra» (Génesis 9:8-16). Encontramos en este pasaje el primer pacto que Dios establece con su creación. Se conoce como «el pacto noético». La señal de ese pacto es el arcoíris. Los pactos son muy importantes en nuestra tradición judeocristiana. En esos pactos no se trata de una relación legal o un acuerdo para proteger a quienes los firman de que se aprovechen de ellos. Esos pactos reflejan una relación personal, una relación santa, iniciada por Dios y basada en su gracia y su misericordia. Sobre el arcoíris Judy Garland tenía 14 años cuando cantó: En alguna parte, sobre el arcoíris, muy alto Hay una tierra de la que he escuchado en una canción de cuna; En alguna parte, sobre el arcoíris, el cielo es azul Y los sueños que te atreves a soñar se convierten en realidad. 116

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Un día voy a expresar un deseo a una estrella Y voy a despertar donde las nubes han quedado muy atrás Donde los problemas se derriten como gotas de limón. Muy lejos, sobre las chimeneas, es donde me encontrarás. En alguna parte, sobre el arcoíris, vuelan los pájaros azules Los pájaros vuelan sobre el arcoíris, ¿por qué no lo puedo hacer yo? En la vida real Judy Garland nunca pudo volar sobre el arcoíris. Fue encontrada muerta en su casa en Londres en junio de 1969. Tenía solamente cuarenta y siete años. Creo que a todos nos fascinan los arcoíris. Tan solo hay que ver cuantos aparecen en Facebook casi todos los días. Son una señal de un porvenir risueño, de mejores tiempos, de días halagüeños, de esperanza. ¿Podemos esperar como Dorothy, quien cantó «En alguna parte sobre el arcoíris», que haya mejores tiempos? ¿Podemos esperar que los problemas se disuelvan como gotas de limón? ¿Podemos esperar volar sobre todos nuestros problemas? De la experiencia de Noé quiero sacar tres lecciones. Dios puso a Noé como mayordomo del arca y los animales cuando fue encontrado justo. Dios no deja de buscar mayordomos que demuestren su justicia a través de sus actos. ¿No es interesante lo que se nos dice qué hacía de Noé un hombre justo? El registro sagrado nos dice: «Con Dios caminó Noé» (Génesis 6:9) En Génesis 5 y 6 encontramos a dos hombres con esa descripción: Enoc (Génesis 5:24) y Noé (Génesis 6:9). En alguna parte —sobre el arcoíris

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Elena White nos dice que «El andar de Enoc con Dios no era en arrobamiento o en visión, sino en el cumplimiento de los deberes de su vida diaria. No se aisló de la gente convirtiéndose en ermitaño, pues tenía una obra que hacer para Dios en el mundo. En el seno de la familia y en sus relaciones con los hombres, ora como esposo o padre, ora como amigo o ciudadano, fue firme y constante siervo de Dios».13 La misma descripción se podría aplicar a Noé. Nota la expresión: «en el cumplimiento de los deberes de su vida diaria». Caminar con Dios es ser ciudadano del mundo en la mayor extensión de la palabra. Es preocuparse por el mundo y no solamente por ti. Es preocuparse por el mundo y no solamente por los hombres. Volviendo al tema de WALL-E, encuentro que el problema de los hombres presentados en esa película es que estaban únicamente interesados en ellos mismos. Tenían máquinas que les hacían todo. La película presenta un problema muy real para el cristianismo: el antropocentrismo. El interés egoísta de simplemente pensar en mí y en quienes son como yo. Caminar con Dios Para caminar con Dios, tienes que salir de ese antropocentrismo. Para caminar con Dios tienes que respirar profundamente y descubrir que el olor natural es mucho más delicioso que el artificial. Para caminar con Dios tienes que estar dispuesto a ser un mayordomo fiel de lo que te rodea. Patriarcas y profetas, pág. 71.

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El caminar de Noé con Dios era tan estrecho que Dios hizo dos cosas muy importantes: salvó su vida y estableció un pacto con él. Dios continúa buscando mayordomos con quienes renovar ese pacto. Quiero que veamos tres aspectos de este pacto. Primero, es un pacto no solamente con Noé, sino con toda la creación. Incluye tanto a los hombres como a toda la creación. Incluye a los animales, la tierra, el agua, el aire. Segundo, es un pacto unilateral. Dios ni siquiera le pidió su opinión a Noé. ¿Se imaginan el matrimonio entre una sola persona? Tercero, es un pacto incompleto. Ha sido un pacto a medias desde que fue establecido, especialmente en nuestra cultura occidental. Ese pacto es una invitación de parte de Dios a proteger toda su creación. No solamente al hombre. No se trata de un pacto antropocentrista, es un pacto que abarca a toda su creación. El arcoíris es un símbolo perfecto porque es medio círculo, de modo que deja de ser un símbolo de guerra —arco y flecha—, para convertirse en un símbolo de protección; es un casco que cubre, que defiende, que protege, que salva. Como hijos de Dios, la invitación que se nos hace es a completar ese círculo. Proteger la creación de Dios es un asunto ético y moral. Cinco sugerencias Quiero darte cinco sugerencias. Cinco sugerencias que pueden tener un gran impacto en este mundo en el que Dios te ha puesto como su mayordomo. Consume menos. Estamos mal acostumbrados a consumir y consumir. Es el mensaje que recibimos por todos los medios. Si hemos de ser buenos mayordomos del medio ambiente, debemos de consumir menos. No estoy En alguna parte —sobre el arcoíris

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proponiendo que no tengamos electricidad y que nos vayamos a vivir como ermitaños en una cueva. Sugiero algo tan sencillo como apagar la luz cuando salimos de una habitación; subir el termostato cuando el aire acondicionado está prendido o bajarle, cuando la calefacción está prendida. Tan sencillo como evitar hacer viajes inútiles que lo único que hacen es consumir gasolina. Usar los medios de transporte público, cuando esté a nuestra disposición. Recicla. Lo más probable es que estés cansado de esa cantaleta. Pareciera que reciclar fuese algo de moda, aunque no tuviese ningún beneficio. Créeme, cada pieza de plástico, papel o madera que reciclas tiene un impacto muy profundo no solamente para este mundo, sino para el venidero. Y no se trata simplemente de usar el bote azul o verde con el símbolo de reciclar que sacas una o dos veces a la semana a la calle, también tiene que ver con lo que haces con aquellas cosas que ya no te sirven o ya no quieres. Recuerda que el techo de alguien es el piso de otro, la basura de alguien es el tesoro de otro. Desarrolla. Cuando trabajaba para ADRA le preguntaba a la gente si sabía qué significaban esas iniciales, ese acrónimo. La respuesta siempre era Agencia de Desastres… Pero la D no es por «desastres», sino por «desarrollo». Por desarrollo me refiero a hacer que algo produzca, como plantar un jardín —ya sea de vegetales o de flores. ¿No podemos contribuir a embellecer la creación del Señor a través de un lindo jardín? Protege. Esto tiene que ver tanto con no tirar basura en la calle como con preocuparnos por los otros seres vivos con los que nos toca compartir este mismo sol, este mismo aire, esta misma naturaleza. Cecil Frances Alexander lo puso de una forma maravillosa en su poema: 120

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Todas las cosas brillantes y hermosas, Todas las criaturas grandes y pequeñas, Todas las cosas sabias y maravillosas, El Señor, Dios, las hizo todas. Cada pequeña flor que se abre, Cada pequeño pájaro que canta, Hizo sus brillantes colores, Hizo sus pequeñas alas. ... Nos dio ojos para verlos Y labios para poder decir Que grande es Dios todopoderoso Que lo ha hecho todo tan bien. Restaura. Involúcrate en algún proyecto de restauración. Vivimos en una cultura de desperdicio en la que preferimos comprar una licuadora nueva en lugar de reparar la que ha dejado de funcionar. Cada artefacto que termina en el basurero es una lágrima que rueda por las mejillas del Creador. Tercero, Dios busca mayordomos activos en la protección de su creación motivados por amor hacia él. Desde la eternidad el Señor tiene tu nombre grabado en las palmas de sus manos. «Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia» (Jeremías 31:3). Su amor no es amor de un día o de una vida, es eterno. En el llamado que te hace no espera que respondas porque está de moda hablar de temas ecológicos y el cambio de clima; no te llama porque, como buen demócrata, esa es la plataforma del partido; no te llama porque también hay republicanos que se preocupan por el medio ambiente. Te En alguna parte —sobre el arcoíris

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llama para que reacciones por amor a ese amor que ya ha manifestado por ti. Este planeta que nos toca compartir tiene lugares increíblemente bellos, contiene una flora y una fauna magnifica y despampanante. Te invito para que aceptes el llamado del Señor a cuidarlo, a protegerlo, a mejorarlo, a preservarlo. Herencia prestada de nuestros hijos Durante la inauguración de Mount Rushmore National Memorial, Franklin Delano Roosevelt dijo: Creo que podemos quizá meditar un poco en esos americanos que, dentro de diez mil años —y creo que todavía los habrá— cuando las desgastadas caras de Washington, Jefferson y Lincoln hayan rebajado quizá el décimo de una pulgada, y me pregunto qué pensarán de nosotros. Espero que por lo menos nos tendrán en cuenta, que creerán que honestamente tratamos cada día y cada generación de preservar para nuestros descendientes la tierra en que vivimos.14 Como en los días de Noé, el corazón del hombre lo lleva a hacer solamente el mal. No mucho ha cambiado en ese renglón. Pero, a diferencia de los días de Noé, no solamente tenemos un arcoíris, también tenemos una cruz. Una cruz que sabemos es el centro del universo. Una cruz que manifiesta la gracia de Dios hacia ti y hacia mi. Una cruz interesada en dar, en perdonar y proveer un amor ilimitado que no nos abandonará. 14 Franklin D. Roosevelt: “Remarks at Mount Rushmore National Memorial.,” August 30, 1936. Online by Gerhard Peters and John T. Woolley, The American Presidency Project. http://www.presidency.ucsb.edu/ws/?pid=15109.

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Kevin J. O’Brien, profesor de ética cristiana muy acertadamente ha escrito: Si la fe cristiana nos enseña que el mundo revela a Dios, entonces claramente los cristianos deberían de estar conscientes de nuestro impacto en ese mundo, de modo que deberíamos de tratar a los sistemas naturales a nuestro alrededor con respeto… El mundo natural es importante, en parte, porque nos imparte acceso al Dios que lo creó. La degradación del ambiente es entonces un pecado porque a través de la misma abandonamos nuestro lugar en la creación y nos colocamos contra el poder creativo de Dios. El mundo no humano debe ser preservado porque es una señal de Dios y, por lo tanto, un medio para acercarnos a Dios.15 Trágicamente no vamos a resolver los problemas climatológicos de la noche a la mañana, pero podemos hacer de este día el día que hacemos nuestra la promesa del arcoíris. Podemos prometer que vamos a escuchar el llamado de Dios a ser mayordomos de la naturaleza que nos ha regalado. Podemos prometer tener la mente abierta a la posibilidad que tendremos que cambiar la forma como hemos estado haciendo las cosas y determinar vivir más en armonía con la tierra. El doctor Moses Henry Cass, Ministro de Australia para el Ambiente y la Conservación dijo en una reunión en Paris unas palabras que me parecen muy apropiadas: «No heredamos la tierra de nuestros ancestros, la Kevin J. O’Brien, An Ethics of Biodiversity: Christianity, Ecology, and the Variety of Life, pág. 60. 15

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tenemos prestada de nuestros hijos».16 Podemos determinar convertir ese arcoíris de un arco a un escudo y dejar a un lado todas aquellas costumbres que están acabando con el cielo. En un extremo te quiero presentar el caso del planeta como lo presenta la película WALL-E: un mundo destruido por la falta de conciencia humana. Por otro lado te quiero recordar las palabras del canto de Dorothy: En alguna parte, sobre el arcoíris, muy alto Hay una tierra de la que he escuchado en una canción de cuna En alguna parte, sobre el arcoíris, el cielo es azul Y los sueños que te atreves a soñar se convierten en realidad. Y un día, muy pronto, Jesucristo vendrá por ti y por mi para llevarnos a ese lugar.

Australian Government Digest, Volume 2, Number 4, (1 October 1974 – 31 December 1974), pág. 1145. 16

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Para alguien como tu A menos que a alguien le importe enormemente, nada va a mejorar. Definitivamente.1 Génesis 1:1. Este versículo enseña dos verdades fundamentales: la tierra pertenece a Dios, porque la creó y la creación tiene un valor intrínseco porque es de Dios. Dios creó todo lo que existe de la nada. El verbo hebreo bara (‫ )א ָרָּב‬es usado en el Antiguo Testamento solamente para la creatividad divina. Dios es el sujeto exclusivo. Siempre expresa la idea de producir algo nuevo y extraordinario, algo memorable, trascendental (cf. Números 16:30). Implica la producción sin esfuerzo alguno a través de la palabra y la voluntad, de la forma como solamente Dios lo puede hacer.2 Génesis 1:31. Génesis es el único lugar en el Antiguo Testamento en el que aparece la expresión «bueno en gran manera» (meod towb ‫בֹוט‬ ‫)דאְֹמ‬. Ahora, cuando la producción del mundo ha quedado completa en todas sus partes y ha recibido, si lo pudiese decir, los últimos toques, declara que es perfectamente bueno; para que sepamos que hay en la simetría en la obra de Dios la perfección más sublime, a la cual nada puede ser añadido.3 Génesis 1:28. Al concluir su obra y como corona de sus logros, Dios crea al hombre. Génesis 2:15-17. Génesis 1:28 indica el «puesto» del hombre en la creación, este versículo presenta su «función». Al interpretar la ecología de Génesis 1-2, uno debe siempre tener en mente que el estado de la creación es algo que el hombre moderno no puede siquiera empezar a imaginar. No había yerbas, sequías ni plagas. La relación entre Adán y la Dr. Seuss, The Lorax Carl Lawrenz y John C. Jeske, A Commentary on Genesis 1-11, pág. 35 3 John Calvin, Genesis, pág. 100 1

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naturaleza era perfecta… los animales vinieron a Adán voluntariamente para recibir su nombre y la naturaleza proveía a sus necesidades sin resistencia.4 Génesis 3:17, 18. Este pasaje es la revelación más importante en la Biblia para una comprensión adecuada de la relación del hombre con la naturaleza lo mismo que para comprender el estado de la misma naturaleza. Bajo la maldición del pecado, toda la naturaleza daría al hombre testimonio del carácter y las consecuencias de la rebelión contra Dios. Cuando Dios creó al hombre lo hizo señor de toda la tierra y de cuantos seres la habitaban. Mientras Adán permaneció leal a Dios, toda la naturaleza hubiera estado. Pero cuando se rebeló contra la ley divina, las criaturas inferiores se rebelaron contra su dominio. Así el Señor, en su gran misericordia, quiso enseñar al hombre la santidad de su ley e inducirle a ver por su propia experiencia el peligro de hacerla a un lado, aun en lo más mínimo.5 Oseas 4:1-3. Oseas y Pablo (Romanos 8:21) están de acuerdo al señalar que la naturaleza no decae de su propia voluntad, sino como resultado directo del pecado del hombre contra Dios. Las consecuencias de esa depravación son evidentes en la forma de los juicios de Dios. La tierra sufre porque la sequía, las langostas y la guerra destruyen sus cosechas. Todos los habitantes de la tierra languidecen, se debilitan, se agotan, por falta de alimento. No solamente los pecadores, sino toda la creación sufre a causa del pecado del hombre. ¡Que maldad, de parte del hombre, el arrastrar consigo a toda la naturaleza, bestias, aves, peces, los habitantes de la tierra y el cielo, a su merecido castigo!6 Salmo 51:16, 17. Las apelaciones a hacer sacrificios modernos y ofrecer sacrificios «verdes» son tan fútiles hoy como en el pasado.

Joshua P. Janke, God’s Environmentalism, pág. 8. Patriarcas y profetas, págs. 43, 44. 6 Theodore Laetsch, Commentary on the Minor Profets, pág. 43. 4 5

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La destrucción de la creación original a causa del pecado tuvo y efecto desastroso no solamente en las dos criaturas humanas; aisló y enemistó a los animales contra el hombre. El pecado produjo trastorno y distanciamiento no solamente en la relación entre lo seres humanos y Dios, sino también en la relación entre los seres humanos y los animales.7 Salmo 104. Este himno al Creador no solamente elogia a Dios por su poder creador, sino por la preservación continua de su creación. La naturaleza fue hecha con el hombre en mente pero las necesidades del hombre son un marco de referencia insuficiente para explicar la creación. Solamente Dios puede proveer un marco de referencia. El Salmo 104, lo mismo que Job 38-41, señalan el hecho que la creación no existe solamente a causa del hombre. En sus palabras a Job, Dios claramente implica que algunas criaturas existen simplemente para el placer de Dios.8

Carl Lawrenz, Ibid., pág. 159. Michael A. Bullmore, Trinity Journal, 24 de octubre de 2012, pág. 145.

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Los negocios de mi padre Querámoslo o no, el dinero es una parte muy importante de nuestra vida. Lo necesitamos para pagar la renta, para pagar la comida, para comprar gasolina, para ir de vacaciones. Es por eso, creo, que nos gusta hacer cuentos sobre el mismo. Mientras asistían a una convención, tres psiquiatras salieron a caminar. «La gente siempre viene a nosotros con sus culpas y sus temores», dijo uno de ellos. «Pero nosotros no tenemos a quien ir con nuestros problemas». «Siendo que somos profesionale», comentó otro, «¿por qué no hablamos de nuestros problemas ahora mismo?» Los otros dos aceptaron que era una buena idea. «Soy un gastador compulsivo y estoy siempre endeudado, así que cobro a mis pacientes más de lo que debería», dice el primero. «Tengo problemas con las drogas y con frecuencia presiono a mis pacientes para que me compren drogas ilegales», admite el segundo. El tercer psiquiatra les dice: «Sé que está mal hecho pero, por más que trato, no puedo guardar ningún secreto». Si me permites parafrasear Lucas 17:27, esta generación podría describirse como una generación en la que la gente Los negocios de mi padre

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comía, bebía, se casaba, se daba en casamiento… y estaba endeudadas hasta la coronilla… hasta el día que el Señor regresó a establecer su reino y vino un gran fuego de Dios y los destruyó a todos… La mejor descripción que nuestra generación puede recibir es que está endeudada hasta la coronilla. Debemos desde el auto en el que vamos a la iglesia hasta el vestido que traemos puesto. Desde las vacaciones que tomamos una vez al año hasta el aparato de TV plana que está en la sala. George Bowman, después de haber analizado esta situación ha concluido que «nueve de cada diez personas en Estados Unidos que tienen una fuente constante de ingresos, son un fracaso financieramente».1 No está diciendo que se tienen que ir en bancarrota. Ni que no pueden pagar sus deudas. Ni que dan un mal testimonio como cristianos al tener mal crédito. Lo que está diciendo es que no han podido administrar su dinero correctamente. No es tanto un asunto de deshonestidad, sino de mala administración. Por ahí encontré la siguiente declaración: Si un hombre corre tras el dinero, es un avorazado; si lo guarda, es un capitalista; si lo gasta, es un don Juan; si no lo consigue, es un bueno-para-nada; si no trata de conseguirlo, carece de ambición; y si lo ha acumulado después de una vida de trabajo duro, la gente le llama un necio que nunca disfrutó de la vida.2 1 George M. Bowman, How to Succeed With Your Money (Chicago: Moody Press, 1960), pág. 71. 2 Leewin B. Williams, ed., Encyclopedia of Wit, Humor, and Wisdom (New York: Abingdon Press, 1959), pág. 356.

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Como quiera que lo veamos, la realidad es que somos malos administradores. Mala administración Todavía recuerdo con dolor el día que a Denise y a mi se nos ocurrió que el Dodge Coronet 67 que nos había llevado y traído sin problemas durante nuestros días de colegio ya no nos servía. Así que decidimos comprar un Honda Civic 1978. El auto no era nuevo, pero era mucho más nuevo que el Coronet 67… y hasta el día de hoy me tiro de los cabellos por haberlo comprado. Lo que me da más rabia es que mi jefe, un conocedor de autos, me había recomendado que no lo comprase. Pero lo compramos. Un auto que nos costó $4,000 dólares y tuvimos que hacerle más de $3,000 dólares en arreglos. Después de dos años, ya harto, se lo di a un amigo para que lo terminara de pagar. Salí perdiendo $1,500 dólares en la venta. Un muy mal negocio. El resultado de mala administración. Pero, ¿seré yo el único que entra en esta categoría? Sin importar quien seas, quizás has pasado por esto mismo. Quizás estés pasando por esta situación. Lo más probable es que nunca va a llegar el momento en el cual estaremos libres de este problema, mientras estemos en este mundo. Si te consideras un experto en el área de finanzas, te quiero felicitar. No todos tenemos esa capacidad. Con todo y eso, quiero que sepas que este mensaje también es para ti. El apóstol Pablo nos dice a todos: Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga (1 Corintios 10:12).

Y este asunto de la mala administración del dinero no

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es algo nuevo. En la historia de este país hay un evento que se le conoce como el Viernes Negro. Este nombre es en honor al gran pánico financiero que ocurrió el 24 de septiembre, 1869, como resultado de las manipulaciones en el mercado de acciones. El 24 de octubre, 1929, es reconocido como el Jueves Negro: ese día se inició la Gran Depresión, que envió a cientos de miles de personas a la ruina. Se tardaron 60 años, de 1789 a 1848, y once presidentes antes que este país gastase el primer billón de dólares. Hoy en día el gobierno gasta un billón de dólares en pco más de dos horas. Muchas veces se nos hace difícil comprender cuanto es un billón de dólares. Para que te hagas una idea, si yo te diera un millón de dólares y tu gastases mil dólares diarios, te tomaría 3 años para gastarlo. Si te doy un billón de dólares y gastases mil dólares diarios, te tardarías 3,000 años en gastarlos. Pero algunas veces creemos que este es problema de nuestro siglo, o del siglo pasado. En las excavaciones que se han hecho en el medio oriente, en el río Eufrates, se han encontrado tablillas de barro en las que se registra que el interés en la Antigua Babilonia iba del 20 al 40%. Los problemas financieros no son nada nuevos. En parte nuestro problema se debe a que todo lo queremos resolver con plástico. El plástico ha llegado a ser la panacea de nuestros días. Y tanto hay plástico en mi máquina de escribir como en mi auto. Tanto hay plástico en mi teléfono como en mi TV. Y no hay nada de malo con el plástico. Lo malo está en que queremos vivir con plástico. Queremos pagar con plástico… las tarjetas de crédito. Las tarjetas de crédito que nos hacen creen en el poder del plástico. —No importa cuanto cueste. Cárgalo a la tarjeta… De esa manera nos estamos vendiendo a instituciones de 132

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préstamo al 15% anual. Con esto en mente, vamos al evangelio del apóstol Lucas, en el capítulo 19. Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo un parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver. Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. Pero sus conciudadanos le aborrecían y enviaron tras él una embajada diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros. Aconteció que vuelto él, después de recibir el reeino, mando llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. El le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. Vino otro diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades. Vino otro diciendo: Señor, aquí está tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo; porque tuve miedo de ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo que no sembraste. Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré; ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco, para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses? Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene Los negocios de mi padre

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las diez minas. Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas. Pues yo os digo que a todo el que tiene se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará (Lucas 19:11-26). No es necesario ser un experto en la Biblia para darse uno cuenta que el hombre de la parábola es el mismo Jesús. En esta parábola él estaba refiriéndose a su propia partida y regreso. Jesús es el hombre noble y entonces tu y yo venimos siendo los siervos. Dios es el dueño de todo Lo primero que tenemos que darnos cuenta es que todo lo que tu y yo poseemos proviene de Dios. Es él quien le da el dinero a los siervos. El les da todo el dinero que habrían de recibir e invertir. No tenían mucho porque en realidad eran esclavos. Los esclavos no tenían nada. Ni siquiera la ropa que tenían puesta les pertenecía. Podían ser muertos por sus amos y nadie hacía investigación alguna. Eran como animales. Por lo tanto, eran tan pobres como tu y yo no tenemos idea de lo que significa ser pobre. Dependían totalmente de su amo. Esa misma es nuestra condición. No es asunto de hacer lo que queramos con lo que poseemos, después de haberle devuelto a Dios lo que le pertenece. ¡Todo es de Dios! Dios hizo a Moisés que le hiciese esto presente a los israelitas. Y por medio de él nos habla hoy a ti y a mi: Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y 134

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la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y no se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del peder-nal; que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día (Deuteronomio 8:11-19). Los versículos 18 y 19, en particular, nos están diciendo: «Ten cuidado de decir: Ya he devuelto a Dios su parte, ahora esta parte es mía para hacer lo que yo quiera». Este es el mensaje de Deuteronomio 8 y es el mismo mensaje que nos trae la parábola. El hombre noble le dio a los siervos todo lo que tenían. Y era esto mismo que el hombre noble les había dado, que tenían que administrar con sabiduría. No es cierto que lo que tenemos es nuestro, para hacer lo que se nos antoje, una vez que le hayamos devuelto a Dios lo que le pertenece. ¡Todo lo que tenemos es de Dios! Desde nuestra cama hasta nuestra cuenta de banco. Desde nuestra cazuela de frijoles hasta nuestro Toyota. El hombre noble llamó a sus siervos y les dio una mina. Una mina tenía el valor equivalente de $20 dólares hoy en día. La parábola no aclara si le dio diez minas a cada uno o si a cada uno de los diez les dio una mina. Probablemente Los negocios de mi padre

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les dio una mina a cada uno. Dios y nuestros negocios Después de darles la mina a cada uno, les dijo: «Negociad entre tanto que vengo…» (v. 13). La palabra griega usada aquí por «negociar», es pragmatuomai (πραγματυομαι), de donde obtenemos la palabra pragmático. Pragmático quiere decir algo práctico, algo que encuentra su aplicación en la vida diaria. Lo que quiero que veas es que los negocios que tu y yo hacemos son importantes delante de Dios. El hombre noble les dice a sus siervos: «Continúen haciendo negocios, hasta que regrese…» Es incorrecta, es falsa, la idea que Dios no se preocupa por nuestra vida una vez que ponemos los pies fuera de la iglesia. De alguna manera se nos figura que Dios únicamente está en la iglesia y de allí en adelante todo es secular. No he encontrado en toda la Biblia un solo pasaje que justifique el que a una cosa llamemos religiosa y a otra llamemos secular. No se donde uno empieza y el otro termina. Para Dios todo es sagrado. A Dios le parecen algo serio e importante todos los aspectos de nuestra vida. Dios se preocupa tanto por nuestra vida espiritual como por nuestra vida material. Dios se preocupa tanto por nuestro estudio de la Biblia como de nuestra cuenta de banco. Dios se preocupa tanto por el culto que celebramos cada semana en el santuario como de la reunión de negocios que tenemos cada mes para hablar de los fondos de nuestra iglesia. No hay ninguna diferencia delante de los ojos de Dios. Tanto en la iglesia como en tu casa, Dios es el mismo. Dios está tan preocupado en tu trabajo, en tu salario, en la administración de tu sueldo, en tus compras, en tus préstamos, como en qué tan a menudo oras, o lees la 136

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Biblia. Esta no es mi verdad, esta es la verdad de Dios. El Señor dijo: «Negociad entre tanto vengo…» Otro principio que obtenemos de esta parábola es que hacer negocios de la manera que Dios quiere que los hagamos no está en armonía con el mundo. Una cosa es un siervo y otra distinta es un ciudadano. Los ciudadanos eran, aparentemente, judíos como él. Y no estaban de acuerdo con su manera de actuar. El versículo 14 dice que no lo aborrecían y no querían que reinase sobre ellos. En un marco más amplio estos serían los ciudadanos: Los ciudadanos representan toda la mundanalidad que está acumulada en nuestro ser luchando por controlarlo. Es esa mundanalidad dentro de todos nosotros que busca satisfacción egoísta. Lo más probable es que quizás te relaciones con este mensaje y te digas: «No tiene nada que ver conmigo…» Pero, por otra parte, quizás te convenzas. Quizás estés de acuerdo y te identifiques con este problema. Quizás te des cuenta que la Biblia te está hablando en este punto. Pero no vas a hacer nada para cambiar tu situación. No harás nada para cambiar tus hábitos presentes en cuanto a la administración de tus entradas. ¿Por qué? ¡Porque no quieres que Dios reine sobre ti! Porque no quieres que Dios se meta contigo. Quieres que te deje hacer lo que te da la gana. «Después de todo, es mío…» Consciente o inconscientemente te estás rebelando. Estás resistiendo el espíritu del Señor. A eso se le llama mundanalidad, carnalidad vil y pura. La hora de rendir cuentas La parábola continúa diciéndonos que el Señor regresó yo le pidió a cada uno de los siervos que diera cuenta de la mina que se le había encomendado. El señor no regresó preocupado por sus diferencias o sus creencias, Los negocios de mi padre

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regresó preocupado por sus negocios. ¿Lo quieres más claro? El señor estaba preocupado por los negocios que cada uno había llevado a cabo. Lo que el Señor quiere saber es si en tus transacciones financieras estás usando el mejor juicio posible. Cuando llama a sus siervos el primero de ellos le dice: ««Señor, tu mina ha ganado diez minas» (v. 16). El segundo siervo le da un reporte similar: «Señor, tu mina ha producido cinco minas» (v. 18). Quiero que te fijes que ambos siervos dicen «tu mina», no «mi mina». Es el Señor el que te hace prosperar. Es el Señor el que te ha dado el trabajo que hoy tienes. Es el Señor el que tuvo que ver con tu aumento de sueldo. Es el Señor el que tuvo que ver con tu promoción. Es el dinero del Señor el que tienes en tus manos. Y le tienes que rendir cuentas… ¡Y el Señor recompensó grandemente su fidelidad! El Señor no le dijo a sus siervos: «¿Por qué gastan su tiempo preocupándose por los negocios?» Porque la sabia administración de nuestro dinero es agradable ante los ojos de Dios. Este es el tercer principio. Existe la creencia y el sentimiento, entre algunos cristianos super-espirituales, que el éxito es sospechoso. Que obtener ganancias en los negocios no es espiritual. Pero nunca he encontrado tales ideas en las Escrituras. Este hombre noble regresó e inquirió de sus siervos cómo habían empleado sus bienes. «He ganado diez minas…» «¡Excelente! Te pongo a cargo de diez ciudades». Me da la impresión que el Señor estaba contento con la inversión y la ganancia. Por supuesto no estamos hablando de ganancia para que amases una fortuna. No es ganancia para que la utilices egoístamente. El Señor te da la capacidad de hacer dinero para que lo compartas. Esta es la diferencia entre el religioso y el mundano. El mundano obtiene ganancias 138

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para su propio gusto y uso. El cristiano obtiene sus ganancias para compartirlas con los menos privilegiados. Las personas más felices del mundo no son aquellas que egoístamente se guardan todo para sí mismas, sino las que comparten lo que tienen con los demás. El caso de estos dos siervos nos dice claramente que el Señor se agrada cuando hacemos un buen uso del dinero que él nos ha proveído. El caso del tercer siervo Pero lo contrario sucede con el tercer siervo. Este siervo simplemente le regresa al Señor su mina. No hizo nada con ella, simplemente la guardó y ahora se la regresaba a su dueño. El Señor entonces, evidentemente molesto, le quita la mina y se la da al que tiene diez minas… Un momento. ¿Qué es lo que está pasando? El siervo no perdió su mina. ¿Por qué está molesto el señor? Todavía tiene su mina. El señor le dio $20 dólares y todavía tiene los $20 dólares… Pero el Señor dice: «Eso no está bien». El Señor no está conforme con que nos sentemos sobre la mina como si fuera un huevo. El Señor espera que usemos lo que tenemos para que aumente. Lo que quiero que veas aquí es que el Señor no ve con buenos ojos la mala administración de nuestros bienes. Esto pone a un lado la idea que ser pobre es más espiritual que ser rico. ¿Dónde está ese principio en la Biblia? Por supuesto, Dios ama al pobre… pero no lo ama más que al rico. El tener riquezas trae consigo una serie de tentaciones que el pobre nunca tiene que afrontar, pero la Biblia no dice que el ser una persona de éxito es sinónimo con falta de espiritualidad. Si te encuentras hoy en la categoría de los pobres y de los que su vida financiera es un desastre, no por eso creas que Dios te ama más. Dios nos ama a todos por igual. Los negocios de mi padre

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El señor le dice al tercer siervo: «Por lo menos hubieras puesto mi dinero en el banco, para que ganase intereses…» El señor no únicamente le llama la atención sino le muestra el camino más seguro que pudo haber tomado. Cuando tratamos el tema de nuestro dinero, debemos tener presente que para ser buenos administradores tenemos que disciplinar nuestra conducta. Tenemos que hacer planes y tenemos que disciplinar nuestros gustos. Un plan sin disciplina es un sueño. Y la disciplina sin un plan solo produce frustración. Tienen que ir juntos. Pero estamos demasiado acostumbrados a poner nuestros ojos en una esperanzado mañana. «Ya se compondrán las cosas… ponlo en la tarjeta de crédito…» Y no salimos de una cuando nos metemos en otra. No estoy en contra del uso de las tarjetas de crédito. Porque yo mismo las he usado y las uso. Estoy en contra del abuso de las mismas. Estoy en contra de sobrepasarnos en nuestras entradas… El señor le dijo a su siervo: «Por lo menos podías haberla puesto en el banco…» Y dijo a los que estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene diez minas. Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas (vv. 24, 25). En otras palabras, ¡no es justo! El tipo ese ya tiene suficiente. Pero este no tiene sino una. No se la des al primero… Pero el señor continúa: Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará (v. 26). No sé que piensas cuando lees este versículo. Pero a mi me parece que este versículo dice que Dios bendice a 140

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aquellos que saben administrar su dinero. Y que, por otra parte, la mala administración de nuestro dinero resulta en menor bendición de parte de Dios. Lecciones eternas Tenemos que recordar que las pérdidas y las ganancias en que incurrimos producen lecciones eternas. Con demasiada frecuencia dejamos que nuestras experiencias nos pasen de lado sin aprender la lección. Tanto cuando ganamos como cuando perdemos, debemos aprender nuestra lección. Vivimos en un mundo de sueños en el cual creemos que de alguna manera las cosas se van a componer. Se nos olvida que Dios ha establecido sus leyes que ni él mismo quebranta, excepto unas cuantas veces, lo que llamamos milagros. Dios ha establecido principios y leyes que tienen que ver con nuestras inversiones y nuestro dinero. El libro de proverbios está saturado de referencias con relación al buen uso de nuestro dinero. Dios nos dice bien claramente que aquel que usa su dinero sabiamente será bendecido y que aquel que lo malgasta recibirá las consecuencias de su mala administración. ¿Qué vamos a hacer entonces? El Señor nos da un buen consejo: Entonces se fueron los fariseos, y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. Dinos, pues, que te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por Los negocios de mi padre

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qué me tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. Entonces les dijo: ¿De quién es la imagen, y la inscripción? Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole se fueron (Mateo 22:15-22). Jesús les dijo que pagasen impuestos al gobierno, si estaban recibiendo algún beneficio del mismo. Pero que diesen a Dios lo que es de Dios. Algunas veces usamos estos versículos para indicar que es necesario e importante pagar nuestros impuestos. Pero nos olvidamos que también nos están diciendo que debemos darle a Dios lo que es suyo. Muy pocas veces ponemos a un lado el asunto de los impuestos, porque el tío Sam tiene siempre una manera de alcanzarnos. Pero, ¡con cuánta frecuencia tratamos de evadir el darle a Dios lo que ya es suyo! Cada ves encuentro que nos parecemos más y más al grupo formado por un rabino, un cura y un pastor. Los tres estaban conversando y el tema era el diezmo. —Yo—dijo el cura— tengo el método más efectivo. Simplemente hago un círculo en el suelo, tomo mi dinero y lo tiro al aire. Lo que cae dentro del círculo es mío. Lo que cae fuera del círculo es del Señor… —No—repuso el pastor— mi método es mucho mejor. Yo no hago ningún círculo. Yo pongo una cubeta en el suelo, tomo todo mi dinero y lo lanzo al aire. Lo que cae en la cubeta es de Dios. Lo que cae fuera es mío. —No, no, no—intervino el rabino—, mis queridos colegas, permítanme decirles que ambos están equivocados. Mi método es el único método. Yo lo que hago es que tomo mi dinero y lo lanzo al aire. Dios toma lo que quiere, 142

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lo demás es mío… Y aunque suena a broma, así es como tratamos a Dios y a su dinero. Lo que tu tienes, lo que yo tengo, es de Dios. No es tuyo. No es mío. Dios nos lo ha confiado para administrarlo. Dios quiere que tomemos tiempo para planear la correcta administración de su dinero. Dios también quiere que le demos a él lo que nos pide. No al azar. No según se nos ocurre. No según nos mueva un sermón. Sino sistemáticamente. «Yo», dirá alguno, «dejo que el espíritu me mueva… cuando llega el momento de devolverle a Dios mi diezmo…» El caso de Ananías y Safira Para concluir, quiero que consideres este diálogo: Después de varias horas sin poder conciliar el sueño, Safira se dirije a su marido: —Ananías, ¿estás despierto? —¿Huh?—contesta este desde la penumbra de la inconsciencia. —Te pregunté si estabas despierto. —No—contesta Ananías enfáticamente. —¡No te hagas! ¡Estás despierto! —¿Huh?—la voz de Ananías revela su casi total inconsciencia. —Tengo que hablar contigo Ananías—continúa Safira. —¿A estas horas? —Si, a estas horas. Anda, despierta de una vez. —Está bien, estoy despierto. Estoy despierto. —Ananías, he estado pensando en lo que dijo Los negocios de mi padre

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Pedro ayer. En que teníamos que dar dinero y otras cosas para los pobres. Pedro dijo que el Espíritu Santo estaba actuando en el corazón de todos los que estaban dando. —¿Y?—pregunta incrédulo Ananías. —Bueno, algo me está pasando. ¿Te conté que Benaías vendió el terreno que tenía en el centro de la ciudad, con todo y tienda y le dio el dinero a Juan? —Esto no es nada—la interrumpe Ananías—. Supe que Shimei vendió la mitad de su huerta y entregó todo el dinero a los apóstoles. ¡Apenas lo puedo creer! ¡Con lo avaro que es! ¿Sabías que no compra sandalias hasta que se le desbaratan en los pies? Cuando algo está totalmente acabado la gente dice aún: «Dáselo a Shimei, el se lo pone…» ¡Primero se corta un pie que dar un céntimo! —Mira, Ananías, he estado pensando que quizás nosotros también debieramos dar algo para la obra… Para que los hermanos vean que estamos de acuerdo. —Sí, si tipos como Shimei están dando tanto, nos van a tildar de codo-duros si no damos nada. —Eso es lo mismo que estoy pensando. Después de lo que hemos batallado para obtener una buena reputación entre los hermanos en Jerusalén. ¡No podemos quedarnos atrás! —Safira, ¡ya lo tengo! ¡Es tan simple! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Vamos a vender el terreno pedregoso que tenemos en el valle de Hinom… Tu sabes, ese que es tan pedregoso que ni hierva crece… ¡Ese es el que vamos a vender! —Pero…—interrumpe Safira—ese terreno no es de mucho valor… 144

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—Precisamente… no vale mucho… ¡Pero es nuestro! Por supuesto que no nos van a dar mucho por el, pero si damos el dinero que nos den a la iglesia, los hermanos nos van a ver con buenos ojos… —¡Es cierto!—exclama Safira emocionada—¡Qué buena idea! Pedro y los demás van a estar contentos con nosotros. Con eso les vamos a mostrar que nuestro corazón está en los negocios del Señor… —Y no perderemos mucho—termina Ananías—. Hace tiempo que he estado pensando deshacerme de ese terreno de todas maneras… —¡Oh, Ananías, eres tan brillante! ¡Por eso me casé contigo! —No me vas a negar que también soy virilmente hermoso… La pareja queda en silencio por un largo rato. Pero no pueden dormir. Especialmente Safira. Por fin Safira habla: —¿Ananías? —¿Huh? —¿Qué vamos a hacer si el terreno se vende por más dinero de lo que creemos? —Mmm, no sé. Pero ese terreno no vale mucho… —¿Ananías? —¿Huh? —¿No te parece maravillosa la manera como el Espíritu del Señor está actuando en nosotros?3 El Señor te ha puesto como administrado de sus Adaptado de Bruce Manners, «As the Spirit Moves», Insight.

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bienes. Es su dinero. Y el te pedirá cuentas por su uso. El Señor quiere darte bendiciones hasta que sobreabunden. Jesús quiere que sepas hoy que su interés está contigo en todos los aspectos de tu vida. Jesús quiere bendecirte. Tan solo permite que el Espíritu te mueva en la dirección correcta. Y el Señor te dará su recompensa, en aquel gran día.

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El problema es nuestra actitud Es el motivo lo que da carácter a nuestros actos, marcándolos con ignominia o con alto valor moral. No son las cosas grandes que todo ojo ve y que toda lengua alaba lo que Dios tiene por más precioso. Los pequeños deberes cumplidos alegremente, los pequeños donativos dados sin ostentación, y que a los ojos humanos pueden parecer sin valor, se destacan con frecuencia más altamente a su vista. Un corazón lleno de fe y de amor es más apreciable para Dios que el don más costoso.1 Efesios 4:11-16. ¿Para qué ha puestos Dios dones a nuestra disposición? Desde el comienzo en el Jardín, Dios ha tenido un plan para nosotros. Su intención, desde que se inclinó y sopló vida en nuestros pulmones, desde que nos dio vida con un beso, no ha sido el orquestar nuestra ruina furtivamente. Lo he descubierto: tiene un plan secreto sorprendente… Su carta de amor calla para siempre mis dudas: « Lo que enseñamos es la sabiduría secreta de Dios que ha estado oculta desde el comienzo del mundo. El propósito de Dios es usar esta sabiduría para nuestra Gloria» (1 Corintios 2:7, PDT).2 Mateo 7:7-11. ¿Qué promesa tenemos de que Dios está interesado tanto en nuestro bienestar espiritual como nuestro bienestar físico? Proverbios 11:24. ¿Cuál es la recompensa de ser generosos? Comparar 2 Corintios 9:6-7. En un experimento varias mujeres recibieron modestas cantidades de dinero del que algunas veces tuvieron que pagar impuestos, algunas veces les fue aumentado y, algunas veces, las mujeres tuvieron la opción de dar el dinero a un banco de comida. Todos los sujetos del experimento encontraron placentero el recibir dinero. Pero para la mitad de las mujeres les fue más placentero dar el dinero que recibirlo. Dar El ministerio de la bondad, pág. 213. Ann Voskamp, One Thousand Gifts, pág. 17.

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dinero, en breve, tiene los mismos efectos neurálgicos que el recibirlo. La generosidad y el comportamiento altruista puede producir placer.3 1 Timoteo 6:10. ¿Es el dinero un mal necesario o un vehículo de bendiciones modernas? Mateo 6:24. ¿Cuál es el peligro de ser guiados únicamente por interés a las cosas materiales? Si amamos el dinero, odiamos a Dios. Si servimos al dinero, despreciamos a Dios. En cualquier caso, elegimos arrogantemente el rebelarnos contra Dios para seguir nuestro deseo por el poder, que puede ser satisfecho por el dinero. Hemos, entonces, llegado a la verdadera causa del problema del pecado humano, que es: el orgullo es la raíz de todo mal, no el dinero o el amor al dinero.4 Marcos 10:25. ¿Qué peligro hay de que los bienes materiales nos aparten de tener vida eterna? Nunca debemos olvidar que se nos ha puesto a prueba en este mundo a fin de determinar nuestra aptitud para la vida futura. No podrá entrar en el cielo ninguna persona cuyo carácter haya sido contaminado por la fea mancha del egoísmo. Por lo tanto, Dios nos prueba aquí entregándonos posesiones temporales a fin de que el uso que hagamos de ellas demuestre si se nos pueden confiar las riquezas eternas.5 1 Crónicas 29:11. ¿Qué mensaje se nos da para comprender que lo que «poseemos» nos ha sido confiado por Dios gracias a su amor y su misericordia? Comparar Santiago 1:17. Proverbios 3:9. ¿Qué consejo nos dan las Escrituras en cuanto a nuestras entradas? Comparar Levítico 29:30. El mundo no está impresionado por la iglesia porque la igChristian Smith, The Paradox of Generosity, pág. 60. William Berning, At the Door Knocking: When Jesus Stands Outside the Church, pág. 17. 5 Review and Herald, 16 de mayo de 1893. 3

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lesia no se ha ganado la atención ni el respeto del mundo. Cuando no apoyamos la obra de Dios de acuerdo con la norma establecida en la Biblia, no debería de sorprendernos que el mundo no nos respete. ¿Por qué deberían de hacerlo si nosotros no respetamos a Dios? Demostramos nuestro amor a través de lo que damos. Si la religión no ha tocado nuestra chequera, Voltaire tenía razón: «Cuando tiene que ver con dinero, todos somos de la misma religión».6

R. T. Kendall, Tithing: A Call to Serious, Biblical Giving, pág. 14.

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La innovación ha perdido su significado «Si hay alguien en América que comprende a los genios, es Walter Isaacson», escribió Sarah Gray en su blog SALON. En su evaluación del libro más reciente de Isaacson, «Los innovadores: como un grupo de hackers, genios e informáticos crearon la revolución digital», continúa diciendo: El escritor de gran ventas, ha producido las biografías de Benjamín Franklin, Albert Einstein, Henry Kissinger y (más recientemente) Steve Jobs. En el proceso, ha obtenido la reputación de ser un escritor profundamente en sintonía con la idiosincrasia —y algunas veces la megalomanía— de las personalidades y predilecciones de hombres singularmente brillantes. Pero el genio, a secas, como él mismo sería el primero en señalar, no es suficiente para cambiar al mundo. Vivimos en un tiempo en el que las compañías de tecnología —desde Google y Apple a las otras compañías que se han apoderado de Silicon Valley— han llegado a centrarse en la cultura americana. La idea de innovación, como una idea es llevada de la mente a una realidad tangible, se ha amortajado con la mitología del genio y las La innovación ha perdido su significado

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agallas —cerebritos con una idea dorada, en la madriguera que es su garaje, trabajando en la oscuridad antes de tomar al mundo por asalto— es a la vez emocionantes pero corta de tonalidad. La verdad es que, como señala Isaacson, lo que produce una genuina innovación que transforma al mundo es algo mucho más complicado que un IQ elevado. En realidad, la ejecución es el factor determinante.1 El renacimiento fue un período de innovaciones extraordinarias: Leonardo da Vinci produjo ingeniosos diseños para submarinos, aeroplanos y helicópteros; Galileo produjo el telescopio; Gutenberg nos dio la imprenta; Filippo Brunelleschi, produjo el primer reloj portátil —antes de 1410 los relojes eran enormes instrumentos propios únicamente para las torres de iglesias o de cabildos; Sir John Harington, ahijado de la reina Isabel, inventó la válvula que es la base para los inodoros (excusados, retretes, WC) modernos; Robert Royle inventó los fósforos, tal como los conocemos. Esas y muchas otras innovaciones revolucionaron la vida cotidiana y son parte de nuestra experiencia común. Uno de los innovadores que siempre me ha cautivado es el italiano Enrico Fermi. Fermi formó parte del grupo de físicos, químicos y matemáticos que trabajaron en el Proyecto Manhattan —la producción de energía atómica tal como la conocemos. Entre otras cosas es famoso por haber postulado la existencia de lo que llamó un «neutrino» —un elemento tan raro que no fue hasta después su muerte que se pudo probar su existencia. Por sus contribuciones al mundo de la física, un elemento es nombrado http://www.salon.com/2014/08/05/walter_isaacson_innovation_doesnt_mean_ anything_anymore/ 1

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Ferminio. Fermilab, nombrado también en su honor, en Batavia Illinois, provée asesoramiento y el material indispensable para que sea posible el tratamiento de varios tipos de cáncer a través de radiación de protones. El hospital de Loma Linda es una de las instituciones que han utilizado sus servicios con éxito, además de ser un pionero en esa rama. En un momento de insomnio reciente, buscando ilustraciones de innovaciones, me encontré la siguiente: Un hombre estaba manejando por la carretera cuando se dio cuenta que un pollo estaba corriendo al lado de su carro. Estaba asombrado de que el pollo pudiese correr a 50 millas por hora, para mantenerse a la par de su carro. El hombre aceleró a 75 millas por hora pero, con todo eso, el pollo lo dejó atrás. Fue entonces que el hombre se dio cuenta que el pollo tenía tres piernas. Decidió seguirlo y el pollo se dirigió a una granja. El hombre se estacionó, salió de su auto y se dio cuenta que todos los pollos en la granja tenían tres piernas. Le preguntó al granjero: «¿De donde salieron esos pollos tan raros?» El granjero le dijo: «Pues a todos les gustan las piernas de pollo. Así que diseñé un pollo hibrido con tres piernas. Un día de estos voy a ser un millonario». El hombre le preguntó al granjero qué sabor tenían las piernas de sus pollos. «No sé», le contestó el granjero. «Todavía no he podido agarrar a uno solo». Tenemos que reconocer que, en algunas innovaciones, nos puede salir el tiro por la culata. La innovación ha perdido su significado

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Innovaciones bíblicas En las Escrituras encontramos ejemplos de innovaciones destacadas. Tenemos la experiencia de Jonatán en cuyo ejemplo encontramos que la verdadera amistad nos transforma, capacitándonos para enfrentar al mundo con esperanza. Rahab, en cuya experiencia una confluencia de eventos produce el nacimiento de una fe inesperada. Rut, una mujer de fe y persistencia que decide pasar a la acción y transformar su futuro. En el Nuevo Testamento encontramos a Nicodemo, que estuvo dispuesto a participar en la transformación espiritual. Esteban, un verdadero testigo que provee una historia que perdura mucho después de su muerte. María, la hermana de Marta y Lázaro, quien prefirió concentrarse en la sustancia de la fe. Los apóstoles eran ciertamente innovadores. ¿A quien no le fascinan las descripciones que hace Juan en el Apocalipsis? ¿Quién no se siente inspirado por la audacia y la temeridad de Pedro? ¿Qué podemos decir de Pablo? Aunque no fue uno de los doce apóstoles, su ministerio ha dado los documentos más valiosos en el desarrollo teológico del cristianismo. El evangelio de San Juan, después de presentarnos a Juan el Bautista, nos presenta al primero de los apóstoles: El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la 154

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hora décima. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro). (Juan 1:35-42). A pesar de que Andrés fue el primero de los doce apóstoles, es el menos conocido de todos ellos. Pedro, Santiago y Juan aparecen vez tras vez en los evangelios (Mateo 17:1; Marcos 5:37; 14:33) pero Andrés aparece en contadas ocasiones (Marcos 1:29; 13:3). No cabe duda que tenía una relación muy especial con el Señor porque con frecuencia lo encontramos llevando a otros al Maestro. Pedro y Andrés eran de Betsaida. El Nuevo Testamento menciona dos Betsaidas: Betsaida Julia, al este del rio Jordán y Betsaida de Galilea. Mateo, Felipe, Pedro, Santiago, Juan y Andrés eran de esta última Betsaida. La casa de Pedro y Andrés pareciera estar cerca de la sinagoga en Capernaum, la ciudad favorita de Jesús. Los hermanos eran pescadores, una profesión que no requería más que gusto por el agua, destreza muscular y paciencia. Es probable que Juan y Santiago, también pescadores, hayan sido sus amistades de toda la vida. En los pueblos pequeños todo mundo se conoce. Siendo del mismo lugar y con la misma profesión, es probable que hayan pasado las largas horas reparando redes o sus botes conversando sobre temas de actualidad: el clima, la venta del pescado, las competencias de los Juegos del Istmo —el equivalente La innovación ha perdido su significado

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a los Juegos Olímpicos en sus días,2 los odiados romanos y religión. La religión les ha de haber interesado bastante. Los seguidores de Juan Antes de que existiese el Internet, antes de que hubiese televisión, antes de que hubiese la radio, antes de que hubiese periódicos, la gente se enteraba de lo que sucedía a su alrededor por medio de lo que escuchaban de quienes viajaban de un lugar a otro. La situación de Palestina, como centro de las rutas de comercio, proveían la distribución de noticias tanto locales como del extranjero. Entre las noticias que llegaron a Capernaum y Betsaida se encontraba la novedad de un predicador con un mensaje novedoso, extraordinario y atrayente: Juan bautizando en el río Jordán con un mensaje de advertencia y llamando a sus escuchas al arrepentimiento. Pedro, Santiago, Juan y Andrés evidentemente tomaron un receso en sus actividades como pescadores e hicieron un peregrinaje para escuchar a ese «profeta moderno». Lo que escucharon les impresionó tanto que se convirtieron en sus discípulos. Fue de esa forma que conocieron a Jesús. Pero consideremos este pasaje con más detalle. El siguiente día otra vez estaba Juan [el Bautista], y dos de sus discípulos [uno de ellos era Andrés]. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. (vv. 35-37) La misión del Bautista era señalar a Cristo a los demás. En este evangelio no encontramos a Juan bautizando al William Blake Tyrrell, The Smell of Sweat: Greek Athletic Olympics, pág. 87.

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Mesías, simplemente lo vemos aquí señalando a Cristo probablemente no solo a Andrés y al otro discípulo, sino a todos los que lo escuchaban. Andrés simplemente estuvo presente en esa ocasión. Quiero señalar que solamente en el evangelio de Juan encontramos que Jesús hace un llamado a sus discípulos; los evangelios sinópticos —Mateo, Marcos y Lucas— indican que es un llamado a ser apóstoles. Hablando estrictamente, el evangelio de Juan no contiene un «llamado» —excepto en el caso de Felipe (v. 43). En ese evangelio Jesús no hace un llamado y Juan no envía a nadie. Los discípulos de Juan reconocen en Jesús al Mesías y lo siguen espontáneamente. De paso, en este evangelio encontramos que Jesús da a Simón el nombre de «Pedro», mientras que los evangelios sinópticos no dan razón de su nombre. Aparece aquí, por primera vez, el término «discípulo». La palabra griega por «discípulo», usada en el Nuevo Testamento, es mathetés (μαθητής), que literalmente significa «alumno», «uno que aprende», del verbo manthaneim (μαθητ), «aprender». El término presupone la existencia de un maestro hacia quien el discípulo muestra respeto, lealtad y emulación.3 El término hebreo correspondiente (‫׃דיִֽמְלַּת‬, talmid), aparece solamente una vez en el Antiguo Testamento (1 Crónicas 25:8). El término «apóstol» (ἀπόστολος) tiene el sentido de mensajero, enviado, delegado —algo similar al cargo de un embajador plenipotenciario representando a su país. En el evangelio de Juan «los discípulos» se mencionan unas 78 veces y nunca destaca a los doce apóstoles como distintos de los otros discípulos e incluye tanto a hombres como a mujeres.4 El testimonio de Juan es tan potente —«he aquí el Cordero de Dios»—, tan efectivo, que encontramos aquí Lamar Williamson, Preaching the Gospel of John, pág. 16. Warren Carter, John: Storyteller, Interpreter, Evangelist, págs. 73-74.

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a dos de sus seguidores que lo abandonan y se convierten en discípulos de Jesús. La palabra griega traducida como «siguieron», es ekolouthesan (ἠκολούθησαν), que tiene tanto el sentido general de «seguir» y el más específico de «seguir como discípulos». En otras palabras, estaban dejando todo por seguir al Maestro. Encontramos entonces que primero dejaron sus barcas y sus redes por ir a escuchar a un predicador en el desierto y, después de algún periodo de tiempo no especificado, lo dejan todo para seguir a Jesús. Pareciera que Juan es muy específico en el uso de esa palabra. La usa aquí para indicar que «seguían» a Jesús. No la usa para indicar que eran «seguidores» de Juan. Pareciera decir que eran sus discípulos pero no sus seguidores. Curiosamente los eruditos consideran que el «otro discípulo» era el mismo Juan. Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. (vv.38, 39) Me imagino a Jesús, siguiendo su camino y a Andrés y el otro discípulo mirándose con claro entendimiento de lo que tenían que hacer, recogiendo sus cosas y apresurándose a ir al lado de Jesús. Jesús toma ahora la iniciativa, al ver que veían tras de él, lo imagino esperando a que llegasen. Cuando están cerca de él, con toda seriedad les pregunta «¿qué buscan? ¿qué esperan de mi? ¿han visto algo en mi que les ha llamado la atención?» Como hacemos muchas veces, le contestan con una pregunta, la Traducción en Lenguaje Actual no usa el arcaico «¿dónde 158

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moras?», sino «¿dónde vives?» Es lo que tú y yo hubiéramos dicho. ¿Dónde vives? ¿Cuál es tu dirección? Jesús les dice: «Síganme y lo verán». Tan sencillo como eso. «Síganme y lo verán?» Esa invitación se repite después a la mujer samaritana (Juan 4:29). Jesús no solamente les da la dirección de su casa, su número de teléfono y su dirección de correo electrónico. Les abre las puerta de su troca y les dice: Súbanse; si de verdad quieren conocerme, vengan conmigo. De ahí los ha de haber llevado a comer unos gyros de cordero — tristemente estaban muy lejos de Tijuana para ir a echarse unos tacos de asada y de tripas—. El texto dice que «era como la hora décima», midiendo el día de puesta de sol a puesta de sol, era el equivalente a las 4 de la tarde, así que se pasaron el resto de la tarde conversando. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro). (vv.40-42) Quiero que notes lo que Andrés le dice a su hermano «hemos hallado al Mesías». El uso del verbo «hallar» [heurékamen, Εὑρήκαμεν] denota que ellos habían estado buscando al Salvador, al Mesías. El mismo verbo puede ser traducido como «encontrar», «descubrir», especialmente después de haber estado buscando, después de haber puesto la casa de cabeza, después de haber abierto todos los cajones, después de haber preguntado a todo el mundo. Tenían la seguridad de que las profecías se cumplirían en sus días. Lo habían estado buscando. La expectativa La innovación ha perdido su significado

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de la aparición del Mesías era tan amplia, en esos días, que dio lugar a dos sublevaciones de parte de los judíos contra los romanos. Esa expectativa es lo que pudo haber llevado a Andrés y los otros discípulos a seguir a Juan. Hasta ahora los personajes han sido Juan, Jesús, Andrés y «el otro discípulo» —el mismo Juan. Pero ahora el evangelio nos presenta otro personaje: Simón Pedro. Nota la primera acción de Andrés: Después de haber pasado la tarde con Jesús, después de haber hablado de aquellos misterios que solamente el Maestro sabía presentar de modo que tocaban el alma, lo primero que hace es ir a buscar a su hermano. Andrés, después del encuentro de Jesús con Pedro, pasa al segundo plano en la historia. Después de ese encuentro con Jesús, Pedro y Andrés regresan a Capernaum y continúan su vida de pescadores. Fue tiempo después —quizás varios meses después— que Jesús fue a Galilea con su mensaje. Jesús había iniciado su ministerio en Jerusalén pero retornó a Galilea a predicar y sanar. Eventualmente fue a Capernaum donde se encontró de nuevo a los hermanos, pescando: Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron. (Mateo 4:18-22) 160

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Fue entonces que dejaron sus redes para siempre y se convirtieron verdaderamente en sus discípulos. El ejemplo de Andrés Charles Lewis Slattery, en un sermón predicado en 1912, señala tres cualidades del apóstol Andrés: Era de temperamento susceptible —respondió inmediatamente a la identificación de Jesús como el Cordero de Dios, por el Bautista; era impulsivo —sus reacciones eran inmediatas, no perdió tiempo considerando lo que significaría seguir al Maestro; y era leal —a diferencia de Pedro, de Juan y de Santiago, no encontramos en ningún momento que Jesús le reprenda.5 Quiero añadir una característica más. Además de ser de temperamento susceptible, de ser impulsivo y de ser leal, Andrés era como tú y yo: era común y corriente. No lo encontramos actuando de la misma forma impulsiva que su hermano, pidiendo al Señor que le permita caminar sobre el mar (Mateo 14:22-33). Tampoco lo encontramos predicando como Pedro un sermón tan potente que miles aceptan a Jesús (Hechos 2:14-42). No lo encontramos como los hijos del trueno, cuando le preguntaron a Jesús si deberían de pedir que bajase fuego del cielo (Lucas 9:51-56). Tampoco pidieron tronos (Mateo 20:20-28). No. Andrés era humilde como un calzón de manta. Estaba conforme con permanecer en el anonimato. Estaba conforme trabajando tras bambalinas. Su ministerio, como el tuyo, era el ser fiel en el puesto que el Señor le había asignado. Es cierto, Andrés aparece en otras ocasiones en el Nuevo Testamento. Él y otros tres discípulos le preguntaron a Jesús acerca de la profecía sobre la destrucción del http://anglicanhistory.org/usa/clslattery/andrew1912.html

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templo de Jerusalén (Marcos 13:3-4). Trajo al niño con los dos pescados y las cinco barras de pan, que fueron multiplicados y alimentaron a más de 5,000 personas (Juan 6:8-13). Y, con Felipe, trajo a unos griegos para que conocieran a Jesús (Juan 12:20-22). En cada caso, demostró que lo importante para Andrés —cuyo nombre significa «varonil», «masculino»— era ser simplemente Andrés. Lecciones pertinentes La pregunta que puede surgir en tu mente es, ¿qué hace de Andrés, un discípulo innovador? ¿Por qué hablar de él y no de Pedro o de Juan? ¿No fue más impactante el ministerio de Pablo a los gentiles en el esparcimiento del cristianismo? ¿Por qué Andrés? En el beisbol, lo mismo que en otros deportes, existe lo que se conoce como «utility player» —que encontré traducido como «jugador de utilidad», aunque no me convence esa traducción. Un utility players es descrito como El pegamento que mantiene unido al equipo aunque están siempre bajo la sombra de los jugadores de renombre. Tienen la habilidad de jugar competentemente diversas posiciones lo cual los hacen invaluables para un entrenador y un sueño para el manager general.6 Entre uno de los mejores utility players están Jerry Hairston Jr., que jugó para Baltimore y ahora para los Dodgers —el papá de Jerry, de paso, jugaba para los Naranjeros de Hermosillo y era común que viniese a desayunar a nuestra casa cuando eramos pequeños; el venezolano Omar Infante, que juega para Atlanta; y Marco Scutaro, Ryan Hubler, «Michael Young and the 5 Best Utility Players in MLB Right Now», Bleacher Report, 7 agosto 2012 6

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de los Gigantes. Pues Andrés fue el primer utility player en la historia del cristianismo. Su papel fue el de hacer posible que otros tuvieran fama, que otros crecieran. Sobre todo, su papel fue el de mantener al grupo de discípulos —con sus rencillas y sus pretensiones— como un grupo unido, como un grupo cohesivo. Andrés aparece en los momentos más oportunos, está con la antena siempre en sintonía con lo que está sucediendo alrededor del grupo de seguidores de Jesús. Está pendiente de necesidades y alerta a las posibilidades. Mientras que Pedro, Santiago y Juan —lo mismo que los demás discípulos— estaban constantemente discutiendo quien de ellos sería el más importante una vez que el Mesías estableciese su reino, Andrés estaba interesado en ministrar a los demás. Como buen utility player su preocupación era «mantener al equipo unido y estar siempre bajo la sombra de jugadores de renombre». Y no le molestaba en lo más mínimo. Una publicación adventista, aprovechando la fecha en octubre que celebraba el 175 aniversario del Gran Chasco de 1844, presentó una serie de chascos adventistas contemporáneos. Entre ellos se encontraban: • Después de tener una música especial en la iglesia nadie dice «amén». • No eres elegido como primer anciano en la iglesia —ni siquiera como anciano o diácono. • Tu hija se casa con un muchacho no adventista. • En la comida después del culto no hay un solo platillo con carne vegetal o gluten —o peor, para algunos: todos los platillos son de carne vegetal o gluten. La innovación ha perdido su significado

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• El pastor se va de vacaciones y el pastor asociado solo cuenta chistes en sus sermones. • La iglesia decide usar una marca corriente de jugo de uva, en lugar de Welch’s para la comunión. • Vas al culto de oración para encontrarte con tus amigos/amigas y ninguno-ninguna de ellos-ellas se aparece • Tu hijo (hija) te dice que ha decido que su carrera va a ser actor-músico-cualquier cosa con nada que ver con educación, medicina o teología.7 De alguna forma, en la mentalidad de algunos cristianos adventistas, tanto los de persuasión americana como los de diversas persuasiones étnicas, el llamado al servicio tiene que estar relacionado con las áreas de medicina, educación o teología. Preferentemente el área de la medicina. En un artículo aparecido en Christianity Today, Paul Stevens, profesor emérito de Regent College, señala que Juan Calvino era fantástico [en sus enseñanzas], pero una de ellas es problemática. Enseñó que si puedes tener una elección en tu profesión, elige la forma más directa de amar a tu prójimo. Creo que ese es un mal consejo porque significa que la mayoría elegirían las carreras de consejera, enseñanza, el pastorado o el servicio misionero [en nuestra iglesia podemos añadir «cualquier rama de la medicina, el ser doctor por preferencia»]. Pero hay muchas personas con dones fantásticos otorgados por Dios para ser investigadores [carpinteros, coAdaptado de http://barelyadventist.com/slide-show-15-greatest-disappointments-of-adventists/ 7

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cineros, mecánicos], para trabajar en infraestructura… Esas son formas indirectas de amar a tu prójimo y ser un buen mayordomo de la vida.8 Y tiene mucha razón. Si todos somos doctores, ¿quién va a pavimentar nuestras carreteras? Si todos somos enfermeros, ¿quién va a llevar los productos que compramos desde Bentonville, Arkansas, hasta el Walmart en nuestro vecindario? Si todos somos maestros, ¿quién va a responder a nuestra llamada de emergencia cuando tenemos un ataque cardiaco? Si todos somos pastores, ¿quién va a patrullar las calles de nuestra ciudad para protegernos de ladrones y asesinos? Lo que quiero señalar es que estás siendo un mayordomos en el cumplimiento de tus obligaciones diarias. Estás ejerciendo un ministerio impactante cuando eres una afanadora en el hospital, una cajera en Taco-Bell, un chofer para FedEx, un mecánico para Toyota. Dios tiene un lugar para ti en ese lugar. Dios tiene un ministerio para ti que puede ser una bendición directa e indirecta para miles, para millones de personas. Algunos no quieren ser parte de la banda a menos que toquen el más grande de los tambores. Santiago y Juan padecían de esa dolencia. Pedro cojeaba de la misma pierna. Pero ese no era el caso de Andrés. Su nombre no es mencionado en los grandes debates. Su preocupación era llevar a los demás a Jesús que recibir crédito o recibir un puesto de importancia. No estaba interesado en recibir premios ni honores. Nunca lo vemos haciendo otra cosa, que no sea llevar a alguien a Jesús. Andrés es un ejemplo de quienes trabajan humilde y sencillamente. No fue un pilar del movimiento, como PeJoHanna Rardon, «Stewardship Is More Than Giving Money», Christianity Today, 14 de junio del 2011 8

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dro, Santiago y Juan. Era una de esas personas dispuestas a estar en segundo o tercer lugar. Es más, estaba dispuesto a ni siquiera participar en los torneos, sino a promoverlos. No le importaba estar en el anonimato, siempre y cuando lo que era necesario hacer se hiciese. Podríamos quizá hacer un experimento en esta iglesia. ¿Qué si dedicásemos un tiempo, entre la escuela sabática y el culto para conocer a cada miembro de la iglesia de una manera especial? ¿Qué si le pedimos al hermano que sabemos que es chofer que pase y nos cuente de sus problemas, de sus desafíos como cristiano, de sus necesidades espirituales y oramos por él? Lo mismo podemos hacer con la hermana que es peluquera o que tiene una taquería o que trabaja en Target. Estoy seguro que se produciría una revolución en nuestra manera de considerar nuestro ministerio diario. Los más humildes y más pobres de los discípulos de Jesús pueden ser una bendición para otros. Tal vez no crean que están haciendo algún bien especial, pero por su influencia inconsciente pueden iniciar olas de bendición que se extenderán y profundizarán, cuyos benditos resultados ellos mismos desconocerán hasta el día de la recompensa final.9 Tu turno Te preguntarás, ¿qué tiene que ver el título «La innovación ha perdido su significado» con este mensaje? Cuando consideres que tu función en el cuerpo de Cristo, cuando te consideres como simplemente una tuerca más en la maquinaria, cuando creas que tu papel carece El camino a Cristo, pág. 83.

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de importancia, la innovación ha dejado de existir. La innovación, como en el caso de Andrés, tiene que ver con colaboración, con trabajo en conjunto, con ser capaz de tomar esa idea humilde y quizá hasta pueril, según el punto de vista, y hacerla volar. Para el Señor no hay persona carente de importancia en su reino. Como hijo o hija del Altísimo, juegas un papel muy importante en su reino. Dios te ha puesto donde estás con un propósito en mente: edificar su reino. Lo que haces con lo que tienes en las manos depende de ti, de tu ingenio, de tu dedicación y de tu consagración. Te quiero preguntar, ¿qué clase de discípulo eres? ¿Has hallado al Salvador porque lo has estado buscando de todo corazón? En tu experiencia cristiana, ¿has aceptado el mensaje de salvación de forma intelectual o de verdad te ha tocado hasta lo más hondo de tu ser? El llamado que Jesús hace es para dejarlo todo y seguirlo. Algunas veces eso significa poner a un lado a tu familia, si no te acepta después de haberlo recibido en tu corazón. Algunas veces significa perder una amistad, perder un trabajo, perder un vicio. ¿Lo haz hecho? Algunas de esas acciones son duras y pueden dejar una cicatriz en tu vida. El salmista escribió: Tus promesas me dan esperanza; ¡no te olvides de ellas! Tus promesas me dan vida; me consuelan en mi dolor. (Salmo 119:49, 50) El Señor está pendiente de ti, en tu «noche oscura del alma». Si vas a él, te dará consuelo en tu dolor. Por otra parte, si no lo haz hecho, ¿qué esperas para hacerlo, para dejar todo a un lado y seguir al Maestro? Sobre todo, considera el ejemplo del apóstol Andrés. La innovación ha perdido su significado

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Sé un buen utility player. Sé el crazy glue que mantiene a tu iglesia unida. Sé el Rhino Glue que hace fuerte a tu familia. Si tu experiencia cristiana no es suficientemente fuerte, sé el engrudo que te une a tus hermanos, a tu congregación, a tu comunidad. Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén. (Judas 24, 25)

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Llamados a ser santos Los santos al ser justos son al mismo tiempo pecadores; son justos porque creen en Cristo, cuya justicia los cubre y les es imputada, pero son pecadores porque no cumplen la ley y no están libres de deseos pecaminosos. Son como los enfermos bajo el cuidado de un médico: están realmente enfermos pero saludables solamente en la esperanza y empiezan a sanar.1 Efesios 4:4-6. Unidad de propósito no es algo natural en el hombre. La fe, la esperanza, el amor —son dones dados por Dios. Debemos buscar la verdadera bondad más bien que la grandeza. Los que poseen el ánimo de Cristo tendrán humilde opinión de sí mismos. Trabajarán por la pureza y prosperidad de la iglesia, y estarán listos para sacrificar sus propios intereses y deseos antes que causar disensión entre sus hermanos.2 Efesios 4:11-13. Pablo describe la labor de equipar a la iglesia, empezando con cuatro papeles: apóstoles, profetas, evangelistas y pastores o maestros. La palabra «perfeccionar» significa rectificar, como poner yeso a un hueso quebrado. Los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros edifican a los creyentes para hacer la labor del ministerio, que da como resultado la edificación de la iglesia. La iglesia se edifica en la fe conforme los miembros cuidan unos de otros, muestras amos y manifiestan los dones provistos por Dios.3 Mateo 28:16-20. Lo que distingue a una iglesia viva es el que la gente salga de su zona cómoda, dispuesta a compartir su fe. Pareciera que a los apóstoles se les pide dos cosas: «id» y «haced discípulos». Pero, si ves el original griego, vas a enMartin Luther, Lectures on Romans, pág. 210. Joyas de los Testimonios, tomo 2, pág. 83. 3 Philip W. Comfort, Ephesians, pág. 83. 1

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contrar que hay solamente un imperativo: «haced discípulos». «Id» es un participio, como «bautizar» o «enseñar». Jesús le dice a sus discípulos (y a nosotros): «Por lo tanto, conforme vas, haz discípulos al bautizarlos y al enseñarles». Dondequiera que estés, a dondequiera que vayas (sin importar si trabajas de tiempo completo en el ministerio o eres un cristiano común), tienes que hacer discípulos.4 Efesios 3:20, 21. Dios provee a nuestra iglesia todo lo que necesita, mucho más allá de lo que podemos esperar o imaginar. A Jesús, quien se entregó por entero para la salvación de la humanidad perdida, se le dio sin medida el Espíritu Santo. Así será dado también a cada seguidor de Cristo siempre que le entregue su corazón como morada. Nuestro Señor mismo nos ordenó: «Sed llenos de Espíritu», y este mandamiento es también una promesa de su cumplimiento. Era la voluntad del Padre que en Cristo «habitase toda la plenitud»; y «vosotros estáis completos en él».5 Filipenses 2:17. Al abrir nuestra mente a nuevas ideas y nuevas iniciativas, liberamos una nueva visión para ministrar a nuestra comunidad. Debemos animarnos mutuamente en esa fe viva que Cristo ha hecho accesible a todo creyente. La obra debe hacerse a medida que el Señor prepara el camino. Cuando conduce a los suyos por lugares difíciles, tienen la ventaja de poder reunirse para orar, recordando que todas la cosas vienen de Dios… Andad paso a paso en el camino que os señala. Os sobrevendrán pruebas, pero id adelante. Adquiriréis así una experiencia que confirmará vuestra fe en Dios y os hará idóneos para servirle más fielmente.6 Romanos 10:9, 10. Proclamar la historia de la Salvación es lo que nos aparta de las organizaciones cívicas o de servicio. Una de las grandes verdades de las Escrituras es el énfasis en William D. Mounce, Greek for the Rest of Us, pág. 102. El discurso maestro de Jesucristo, pág. 22. 6 Testimonios para la Iglesia, tomo 9, pág. 218. 4 5

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el hecho de que hay una conexi贸n directa entre nuestra boca y nuestro coraz贸n. Est谩n conectados y no pueden separarse. Tienen un efecto mutuo.7

Terry Law, The Fight of Every Believer, p谩g. 127.

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sta semana hice algo fuera de lo común. Paré en un 7-11 a comprar algo de beber. Cuando me dieron el cambio, era un dólar y algunos centavos. Impulsivamente compré un boleto de lotería. Te repito que fue algo fuera de lo común. Para mi sorpresa, descubrí hoy que había comprado el número ganador. «Le pegué al gordo», como decíamos en mis días. Lo curioso es que no aparecía la cantidad que gané. Llamé a la oficina de la lotería y me dieron buenas noticias y malas noticias. Me informaron que había ganado $314,496 dólares al año por el resto de mi vida. ¿Te imaginas? Esas eran las buenas noticias. Me informaron que iban a depositar en mi cuenta de banco $864 dólares diarios, $6,048 dólares a la semana. Eso me sonaba muy bien. Ahora vinieron las malas noticias. Me dijeron que todo tenía que ser gastado el mismo día. No podía guardar ni un solo penny de un día para otro. Cada tarde, cada penny que permaneciera en mi cuenta, quedaría cancelado. Con lo avanzado que está el mundo de la tecnología no me pareció que les sería difícil hacerlo. Curiosamente me dijeron que tú también habías ganado el mismo premio y con las mismas condiciones. En Readers’ Digest leí hace tiempo que a un grupo de estudiantes el maestro les planteó esta misma cuestión. La pregunta era, ¿en que lo gastarías? Todos los estudiantes empezaron a hacer una lista de gastos y artículos que

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comprarían. La cara de todos se miraba feliz y satisfecha, menos la de una señorita. «¡No puede ser! ¡No puede ser!» exclamó al fin de un rato de sacar cuentas y hacer cálculos. El maestro se acerca a ella y le pregunta cuál es el problema. «¡No es suficiente! ¡No me alcanza!» Cada día, desde que naciste hasta el día de hoy, el Señor te ha dado 86,400 segundos, 1,440 minutos, en 24 horas. Se aplican las mismas condiciones. No puedes ahorrar ni un segundo para otro día. No existen días de 48 horas, por más que lo queramos. Desde la puesta del sol hasta la puesta del sol, tienes una cantidad precisa y determinada de tiempo. Es interesante el hecho de que todos tenemos en común la misma cantidad de tiempo, ya sea que no tengamos ni un centavo o que seamos más ricos que Bill Gates,1 ya sea que seamos un jovencito en las calles de San Bernardino, o que seamos el presidente de los Estados Unidos: la misma cantidad de tiempo para todos. ¿Qué es el tiempo? El tiempo y la forma de medirlo ha fascinado a la humanidad desde la antigüedad. No fue hasta que hubo una manera correcta de medir el tiempo que los marineros se atrevieron a lanzarse a cruzar los océanos. Los marineros navegaban apegados a la costa para no perderse. No fue hasta 1530, con el uso de relojes de arena y agua que los marineros pudieron determinar su posición en medio de los mares. En su revolucionaria teoría de la relatividad, Einstein demostró que tanto el tiempo como el espacio son relativos. ¿Que podemos decir de esta cosa, llamada tiempo? Forbes.com, noviembre de 2014, señala que Bill Gates tiene $82.1 billones, seguido por Carlos Slim, $80.2 billones. 1

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¿Que es, en primer lugar? Aunque hablamos de él todos los días, es difícil tener una comprensión correcta del tiempo. Aunque todos lo tuvimos presente para iniciar nuestras reuniones hoy, aunque todos lo miramos, ¿qué es? El diccionario la define como: Duración de los fenómenos. Espacio libre para hacer algo. Creo que la mejor forma de definirlo es: «Sector de espacio en el cual las cosas suceden». Ya sea que estemos despiertos o dormidos, ya sea que estemos conscientes o inconscientes, ya sea que lo usemos bien o que lo desperdiciemos, el tiempo es un sector de espacio en el cual las cosas suceden. Muchas cosas suceden. Isaac Watts escribió: «El tiempo, como un interminable arroyo se lleva todas las cosas con él». ¿Por que es que el tiempo es tan importante? Probablemente porque es tan raro. No se puede recuperar. No se puede repetir de nuevo. La repetición instantánea únicamente existe en la televisión. El tiempo no puede volverse atrás. Y, sin embargo, esta envuelto en eternidad. Tú y yo damos testimonio al mundo por la forma como lo utilizamos. Cada día demostramos si somos mayordomos fieles de ese precioso elemento. Algunos saben como utilizarlo y lo aprovechan al máximo. Otros lo desperdiciamos y nos dejamos ser llevados por la corriente. Benjamín Franklin escribió que el tiempo «es el material del cual esta hecha la vida». ¿Sera que el tiempo existirá para siempre, o vendrá un momento en que no existirá más? Puesto que es el hombre quien ha inventado el reloj, obviamente el reloj no existirá por la eternidad. Y puesto que los planetas que Dios ha creado son y continuarán siendo el mejor cronometro que jamás se hubiesen inventado, cuando los planetas paren, el tiempo parará. Pero ya veremos eso mas tarde. Y el tiempo no será más

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Creo que es esta dimensión de nuestra existencia lo que motivó al escritor de Eclesiastés, a dejar de filosofar y a contemplar la importancia del tiempo. Pareciera que pudiésemos escuchar a Salomón suspirando antes de empezar a escribir lo que hoy conocemos como el capítulo 3 de ese libro. Quizás tuvo una noche de insomnio justo antes. Sería una bendición si tuviéramos a alguien que nos explicase por qué escribió esto acerca del tiempo. Podemos hacer conjeturas, pero no tenemos tiempo para perder en esto. Escucha lo que dice acerca del tiempo: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del sol tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de recoger piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra y tiempo de paz. ¿Que provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen de él. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin (Eclesiastés 3:1-11). 176

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Una serie de eventos contrastantes Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del sol tiene su hora. Alguien puede decir: Eso es relativo. Yo sé que tic-tac, clic-clac, es muy monótono, pero ¿te has dado cuenta como el tiempo en algunas ocasiones pasa corriendo y en otras tiene pies de plomo? Es interesante la diferencia que hay entre dos semanas de vacaciones y dos semanas a dieta. La misma cantidad de tiempo, pero pasa a diferentes velocidades. Algunas personas tienen la facilidad de permanecer más tiempo en una hora que otras lo pueden hacer en una semana. Pero es la misma cantidad de tiempo. Salomón nos dice: «Todo tiene su tiempo». Cuando nos presenta esta lista, Salomón esta midiendo la vida por medio de una serie de eventos. En esta lista encontramos 14 puntos contrarios uno hacia otro. Los versículos 2 al 8 nos muestran un panorama de la vida. No nos presenta una fotografía completa, sino que es como si hubiese tornado un cuchillo gigantesco y hubiese cortado el tiempo por la mitad y se dedicase ahora a examinarlo por capas. Salomón examina a la vida, capa por capa y se encuentra con cada uno de estos puntos no tanto el uno contra el otro, sino en extremos opuestos. El escritor italiano Umberto Eco nos dice que quizá el infierno sea el cielo, visto desde el otro lado.2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir. Ni tu ni yo podemos apurar ninguno de ellos, ni los podemos controlar. Ambos nos son dados por Dios. Tan solo podemos recibir, tanto vida como muerte. Es curioso el hecho que las personas deprimidas con frecuencia hacen la pregunta: ¿Para que nací? Y después esta otra: Umberto Eco, The Name of the Rose, pág. 58.

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¿Por qué no me muero? Job mismo hizo estas dos preguntas: ¿Para que nací? Y habiendo nacido, ¿por qué no morí? (Job 3:11) Pareciera que nuestra vida esta centrada en estos dos extremos, de los cuales no tenemos control. Tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado. La mayoría de nosotros no somos granjeros, la mayoría nunca lo va a ser, la verdad es que algunos tenemos dificultad hasta para mantener con vida las plantas que compramos, menos para hacer crecer nuestras propias plantas. Pero todos sabemos que hay un tiempo indicado para plantar y para cosechar. Nadie siembra cuando hay dos pies de nieve sobre la tierra. Nadie siquiera poda sus plantas en otro tiempo que no sea el correcto. Es también verdad en nuestras vidas. ¿Cuantos de nosotros dejamos nuestra patria con la intención de volver en unos cuantos años y nunca regresamos? ¿Cuantas veces haz hecho planes de quedarte en un lugar por largo tiempo y a los pocos meses estás en algún lugar que ni siquiera te imaginaste que algún día conocerías? Dios tiene una manera especial de plantarnos y de arrancarnos de nuestro lugar. Pero lo hace a su tiempo. Tiempo de matar, y tiempo de curar. Recuerda que todo esto es debajo del cielo. Esta es la sección que no nos gusta. Pareciera que nuestra vida, extrañamente, estuviese contenida entre una carnicería y un hospital. Entre un campo de batalla y una sala de emergencia. Entre asesinatos y medicinas. Entre asesinos y doctores. Por una parte tenemos a una Malala Yousafzai en una parte del mundo y a los asesinos de ISIS (ISIL) como sus vecinos; tenemos a la fundación de Bill Gates y los asesinos de Columbine. Las noticias parece que no saben otra historia: por una parte nos presenta alguna 178

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droga milagrosa que acaban de descubrir los científicos y un minuto después nos presenta el caso de un padre que toma la vida de sus 5 hijos, mientras duermen, y después se da un balazo a sí mismo. «Tiempo de matar, y tiempo de curar». Tiempo de destruir, y tiempo de edificar. Esto lo vemos alrededor nuestro constantemente. Edificios viejos siendo destruidos para edificar otros mas grandes y mas modernos. Ayer mismo, fui a buscar una tienda en North Hollywood, donde había estado anteriormente y donde vendían aparatos electrónicos para darme cuenta que habían derrumbado toda esa cuadra y levantado un edificio nuevo. Destruyendo y edificando: continuos temas en nuestra existencia. Todos estamos familiarizados con las palabras del versículo 4: «tiempo de llorar, y tiempo de reír». El escritor cristiano C. S. Lewis lo puso de esta manera: «El dolor es el megáfono de Dios. Nos susurra en nuestros placeres, pero nos grita en nuestro dolor».3 Otro escritor cristiano, Malcolm Muggeridge, en su libro Un testimonio del siglo veinte, escribió: Contrario a lo que pudiera esperarse, reflexiono en las experiencias que, cuando sucedieron, parecían especialmente desoladoras y dolorosas, con una satisfacción muy particular. Ciertamente, puedo decir con toda verdad que todo lo que he aprendido en mis 75 años en este mundo, todo lo que ha edificado e iluminado mi existencia ha sido por medio de la aflicción y no a través de la felicidad. En otras palabras, si fuera posible poner a una lado toda aflicción por medio de alguna medicina milaC.S. Lewis, The Problem of Pain, pág. 93.

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grosa, nuestra vida carecería de sentido.4 No sabríamos lo que el gozo es en verdad. Así como apreciamos lo que tenemos cuando lo perdemos, así, sin aflicción, el gozo no sería gozo. ¿Estás llorando últimamente? Quizá, si estás llorando, estás empezando a dudar. Te preguntas, sin duda, qué clase de tiempo es este en el que estás viviendo, tiempo de mareas altas y bajas, te sientes agobiado, te sientes herido por la aflicción, y te preguntas ¿qué clase de Dios amoroso es este? ¿Dónde están sus promesas? ¿Dónde está Dios? Porque tus lagrimas no te permiten verle. Y añoras los tiempos de risas, porque parecen ser mejores tiempos, pero aprendemos tanto con los buenos tiempos como con los malos tiempos. Como te habrás dado cuenta, me gusta reír, siempre agradezco el buen sentido de humor, de una manera especial me gusta el humor en los pastores. El pastor Charles Spurgeon, escribió: Hay cosas en mis sermones que quizá produzcan sonrisas, pero ¿que hay de malo en ello? Este predicador no esta seguro de que una sonrisa sea pecado. A fin de cuentas, piensa que es un crimen menor el decir algo que provoque una risa momentánea, que decir algo que produzca media hora de sueño profundo.5 Algunos de nosotros, los pastores, gastamos la mayor parte de nuestro tiempo tratando de enderezar a los demás, en otras palabras, tratando de hacer que estén de acuerdo con nosotros. Cierto pastor, dejó el ministerio Malcolm Muggeridge, A Twentieth Century Testimony, pág. 18. Citado por J. Oswald Sanders, Spiritual Leadership, pág. 125.

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después de 20 años, y se puso a trabajar en una funeraria. Sus amigos y compañeros le preguntaron por que había dejado el ministerio y trabajaba ahora en una funeraria: «Pase tres años tratando de enderezar la vida de Pedro y nunca pude enderezarla. Gasté dos años tratando de hacer que Ana estuviera bien con su esposo, nunca pude enderezarla. Invertí dos años de mi tiempo tratando de enderezar el matrimonio de los Cruz, y nunca lo pude enderezar. Ahora, cuando los enderezo, se quedan derechos». Tiempo de endechar, y tiempo de bailar. Este pasaje no es siempre visto por buenos ojos por algunos adventistas. Lo mismo que el pasaje anterior, cruzamos por experiencias que nos son dolorosas y por situaciones que nos llenan de alegría. Nos despedimos de un ser querido con dolor y celebramos una boda, el nacimiento de un bebé o un cumpleaños. ¿Podemos todavía encontrar a Dios en medio de ese tipo de situaciones? ¿Podemos bailar en el dolor, en la enfermedad, en la angustia? Si no puedes encontrar a Dios en medio del sufrimiento, no has aprendido a confiar en su poder y en su amor. En Mogadichu tuve la oportunidad de presenciar una boda de Somalíes. Después de la ceremonia las jovencitas fueron rodeadas de los jóvenes, formando un círculo. Todos se veían contentos pero ninguno sonreía. Me pregunté qué sucedería. Al empezar la música todos empezaron un baile que simplemente consistía en saltar. Las jovencitas saltaban dentro y los jóvenes fuera del círculo. No se tocaban ni se miraban. «Este es el tipo de baile que hasta un adventista puede bailar», pensé. Todo eso en un contexto de guerra y muerte, rodeado de lo que las Naciones Unidas llamaban «técnicos», que no eran otra cosa que guardaespaldas armados. A no muchos metros Y el tiempo no será más

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de distancia de ese baile estaba el cementerio donde recientemente habían sido enterradas un par de docenas de víctimas de esa guerra civil. Tiempo de esparcir piedras, y tiempo de recoger piedras. La palabra hebrea usada aquí es shalaq, que significa «lanzar, tirar, derrumbar». En los días del Antiguo Testamento, si alguien quería herir al enemigo durante una batalla, llenaba su campo con piedras. La palabra hebrea kanac significa «recoger, reunir, amontonar». El tiempo para reunir piedras se llevaba a cabo cuando los granjeros limpiaban sus campos para sembrar.6 En tu caso y el mío, estamos hablando de preparación, de estar listos para eventualidades. Cuando se acerca el invierno, sacamos la ropa que más nos protege. Cuando se acerca el verano, sacamos la ropa de playa. Y también debemos tiempo para tomar las cosas con calma. Para dejar que la tarde pace lánguidamente y, de esa forma, recuperar nuestras fuerzas. En Marcos 6 encontramos que Jesús envía a sus discípulos de dos en dos, los mando a predicar el arrepentimiento y echar fuera demonios. Para ellos fue su tiempo de esparcir piedras. Cuando regresaron al lado de Jesús, «le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado» (Juan 6:30). Jesús les dijo, entonces: «Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco» (Juan 6:31). Habían esparcido piedras, era tiempo ahora de recoger piedras. Este es un mensaje especialmente para ti, si te empeñas en estar marchando siempre al 120% y estás quemando la vela por ambos extremos. Elena White nos advierte que: John H. Townsend, Susan Townsend, Ecclesiastes, pág. 38.

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Aunque el tiempo es corto y hay una gran obra que hacer, el Señor no se complace con que prolonguemos las horas de trabajo de tal modo que no quede tiempo para disfrutar de períodos de descanso, para el estudio de la Biblia ni para la comunión con Dios.7 Tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar. Esto, a mi parecer, tiene que ver con nuestras estructuras sociales, nuestra relación con los demás. Hay situaciones en las que necesitamos aceptar a los demás, demostrar nuestro apoyo. Pero hay situaciones cuando debemos de huir de aquellas personas cuya relación sea un problema o una influencia malsana. En ese punto fallamos muchos. Sea un amigo, una amiga, un novio o una novia, tendemos a ser ciegos a lo que los demás nos presentan muy claramente. Nos aferramos a lo que pensamos es lo correcto, sin considerar que hay «tiempo de abstenerse de abrazar». Esto también se aplica a nuestros hijos. Olvidamos que un día abandonamos el nido. Nos echamos a volar por nuestra cuenta. Pero no queremos verlos partir. Debemos aceptar la realidad de la vida y dejarlos que prueben sus alas al viento. Y estar dispuestos a aceptarlos cuando vengan a nosotros. Tiempo de buscar y tiempo de perder. Algunos tendemos a ser como las urracas: almacenamos y guardamos todo lo que encontramos. Tenemos los cajones, los estantes, el garaje, las habitaciones, llenas de cachivaches. Lo mismo que en nuestra vida. Llevamos rencores, malos recuerdos, sinsabores, chismes y otras The Youth’s Instructor, 3 de febrero de 1898.

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pesadillas a cuestas. Hay situaciones en las que tenemos que buscar la verdad, indagar si algo puede ser potencialmente útil. Y hay decididamente toda oportunidad de purificar nuestro ser de todo aquello que simplemente nos hunde en el fango. Tiempo de romper, y tiempo de coser. Hace diez años le regalé una maquina de coser a mi esposa para su cumpleaños. Estuvo guardada en un closet hasta el año pasado. Se unió a un grupo de costura en la iglesia que se reunía todas las semanas y empezó a coser y a tejer. Hizo todo tipo de cosas: gorros, bufandas, edredones, sweateres… Pero, de tanto en tanto, la veía tomar una tijera o una aguja y desbaratar las puntadas que había dado unos días antes. «¿Falló algo?» Le preguntaba. «No», me contestaba, «decidí empezar a partir de aquí con otro estilo». Tiempo de callar, y tiempo de hablar. Esto me recuerda una escena en Mujeres al borde de un ataque de nervios. En la misma uno de los personajes lleva una maleta y la da a la portera. «Por favor», le pide, «no le diga quien la trajo». A lo que la portera le contesta. «Oiga, eso sí que no. ¿No ve que soy Testigo de Jehová y no puedo decir mentiras? ¡Con las ganas que tengo de decir una mentira, pero no puedo!» John y Susan Townsend lo han puesto muy claramente: «Si sabes de lo que estás hablando, habla. Si no, permanece en silencio».8

John H. Townsend, Susan Townsend, Ecclesiastes, pág. 39.

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Tiempo de amar, y tiempo de aborrecer. Me gustan las palabras de este poema: Hay tiempo para amar y tiempo para aborrecer, Y ambos extremos se encuentran. Uno nos puede traer alegría Y el otro adversidad. Podemos amar lo que es bueno, Especialmente los buenos rasgos en los hombres, Pero debemos evitar lo injusto Y apartarnos de las trampas del pecado. Llega el tiempo para todos En los que hay algo que debemos odiar. Aquellas cosas que son pecaminosas y malsanas, Debemos hacer a un lado rápidamente, Antes de que sea demasiado tarde.9 Tiempo de guerra y tiempo de paz. Hay quienes aplauden la primera parte de esta sección. Piensan que la guerra lo resuelve todo. Algunos conocidos estaban contentos cuando empezó la guerra contra Iraq después del 11 de Septiembre. 13 años más tarde esa región del mundo sigue siendo una pesadilla. Para mi la paz es preferible porque una nación no puede prosperar sin ella. La guerra consume recursos, destruye poblaciones y familias. Podemos estar agradecidos por quienes han pagado el precio supremo por la libertad de la que disfrutamos. Ha habido muchos que han dado su vida en los diversos conflictos de nuestra nación para que tú y yo podamos vivir en paz. No que yo condone la guerra, cualquier tipo de guerra, pero ha habido situaciones en las que el conflicto armado ha sido inevitable. Ronald E. Hignite, A Time to Live and a Time to Die, pág. 26

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Pero lo opuesto es la paz. Jesús dijo «bienaventurados los pacificadores». ¿Eres tú uno de esos pacificadores? ¿Eres un pacificador entre tus vecinos? ¿Eres un pacificador en tu iglesia? ¿Entre quienes te relaciones, mantienes la paz o fomentas la discordia? ¿Pones fin a los rumores o los propagas? ¿Eres un pacificador o fomentas la guerra Tiempo de evaluar Si consideras la lista, si vas punto por punto, te darás cuenta que la suma da «nada» como resultado. Cada punto cancela al que le precede. La muerte cancela a curar. La guerra cancela el amor. Por eso el Predicador se pregunta: ¿Que provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen de él. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. Después de presentarnos cada uno de estos puntos opuestos, contrarios uno al otro, el Predicador se pregunta: ¿Qué hay de bueno en todo esto? ¿Qué beneficio obtenemos de la vida? ¿De qué sirve vivir? Por supuesto, lejos del amor del Señor la respuesta es «no hay nada de bueno en esto», «la vida no tiene ningún beneficio», «de nada sirve vivir». Tomando las palabras del apóstol Pablo, «si no tenemos esperanza más allá del tiempo que vivimos bajo el sol, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres» (1 Corintios 15:19). Una versión lo pone así: «no hay nadie más digno de lástima».10 Traducción en Lenguaje Actual.

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Pero si has respondido a la invitación del Señor, tienes esperanza. La vida está llena de promesa. La vida se abre como una flor y te invita a disfrutar de su fragancia y su color. Porque, tomado de la mano del Señor, vale la pena vivir. Cada día, desde que naciste hasta el día de hoy, el Señor te ha dado 86,400 segundos, 1,440 minutos, en 24 horas. ¿Cómo los has utilizado y, más importante todavía, cómo las vas a utilizar de ahora en adelante? El Señor te ha puesto como mayordomo de tu propio tiempo, para que lo uses sabiamente. Para que te ocupes de ti mismo y de la creación que ha puesto a tu disposición. «Todo lo hizo hermoso en su tiempo», me recuerda las palabras de Génesis: «Y vio Dios que era bueno». Podría cambiarlo a «y vio Dios que todo era hermoso». La diferencia, la gran diferencia, entre los demás seres creados, animados e inanimados, es que tú y yo hemos sido dotados de algo que ellos no poseen. En las palabras del Predicador: Dios «ha puesto eternidad» en tu corazón. La razón por la cual los perros y los animales silvestres son atropellados en la calle y en la carretera es porque carecen de perspectiva de lo que los rodea. Simplemente viven el momento y lo que está frente a ellos. Tampoco tienen noción del tiempo. Pero tú si la tienes. Dios ha puesto en ti esa capacidad. Dios te ha hecho consciente del paso de los minutos, los días y los años. También te hace responsable del buen uso del tiempo. ¿Dónde vas a estar? Quizá te cause gracia, pero en el baño de mi casa ha estado un libro de poemas por James Weldon Johnson que lleva por título Los trombones de Dios. El libro está en inglés, pero te lo recomiendo. Se trata de una serie de sermones escritos como poesía. Entre los sermones se Y el tiempo no será más

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encuentra uno que lleva por título El día del juicio, que he traducido algo libremente: En ese gran día, gente, en ese gran día Dios va a hacer que llueva fuego. Dios se va a sentar en medio del aire A juzgar a los vivos y los muertos. Muy temprano, una de estas mañanas, Dios va a llamar a Gabriel, Ese alto, brillante ángel, Gabriel; Y Dios le va a decir: Gabriel, toca tu trompeta de plata Y despierta a las naciones vivas. Gabriel le va a preguntar: Señor, ¿qué tan fuerte la toco? Y Dios le va a decir: Gabriel, tócala suave y con calma. Después, poniendo un pie en una montaña Y el otro en medio del mar, Gabriel va a tocar su trompeta Para despertar a las naciones vivas. Después Dios le va a decir: Gabriel, toca de nuevo tu trompeta Y despierta a las naciones bajo tierra. Y Gabriel le va a preguntar: Señor, ¿qué tan fuerte la toco? Y Dios le va a decir: Gabriel, como el trueno de siete rayos. Entonces ese alto, brillante ángel, Gabriel Va a poner un pie en el cimiento de l cielo Y el otro en los peldaños del infierno Y va tocar su trompeta de plata Hasta que remueva las bases del infierno. Oh, pecador, ¿Dónde vas a estar en estar 188

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en ese gran día cuando Dios haga llover fuego? Y Dios va a dividir las ovejas de los cabritos: unos a la derecha y otros a la izquierda. Y a los de la derecha les va a decir: ¡Entrad en mi reino! Y aquellos que pasaron por gran tribulación y lavaron sus ropas en la sangre del Cordero entrarán, vestidos de un blanco impecable. A los de la izquierda, el Señor les va a decir: ¡Apartaos de mi, estáis condenados a negrura eterna, en el foso sin fondo! Y los malos, como un plomo, empezarán a caer de cabeza, por siete días y siete noches caerán, hacia las llamas negras, rojas, vivas del infierno. ¡Demasiado tarde, pecador, demasiado tarde! ¡Adiós, pecador, adiós! ¡En el infierno, pecador, en el Infierno! ¡Fuera del alcance del amor de Dios! Y escuche una voz, que clama, que clama: «¡El tiempo no será mas... El tiempo no será mas…! El tiempo no será más y el sol se apagara como una vela en el viento. La luna goteará roja como de sangre y las estrellas caerán como ceniza y el mar se quemará como brea. La tierra se derretirá y se disolverá y el cielo se enrollará como un pergamino. Con un ademán de su mano, el Señor terminará el tiempo y echara a rodar la rueda de la eternidad. ¿Dónde vas a estar, pecador, cuando Dios haga llover fuego?11

James Weldon Johnson, God’s Trombones: Seven Negro Sermons in Verse, pags. 53-56

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El tiempo ha empezado para ti, pero no ha terminado aun, por su gracia. ¿Estás listo para la eternidad? Sé honesto contigo mismo. Es tiempo de hacer planes para el futuro. Es tiempo de pensar y de decidir. Si no estás seguro que al exhalar tu último aliento tu destino es el cielo, no estás listo para vivir. Quiero que veas a Jesús, quien vino a poner esperanza, perdón y eternidad en nuestros corazones. Mas a todos los que le recibieron, su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios a los que creen en su nombre—Juan 1:12 Dios te da ese regalo, acéptalo, mientras tienes tiempo.

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El valor del tiempo Nuestro tiempo pertenece a Dios. Cada momento es suyo, y nos hallamos bajo la más solemne obligación de aprovecharlo para su gloria. De ningún otro talento que él nos haya dado requerirá más estricta cuenta que de nuestro tiempo.1 Daniel 2:21. Dios es el Señor del tiempo. Está a cargo y dependemos de él y de sus decisiones. Job 14:1,5. Este texto ejemplifica la autoridad divina sobre toda existencia; es Dios quien cambia el tiempo y las estaciones; es Dios quien provee conocimiento y sabiduría; es Dios quien da el soplo de vida a toda existencia. ¿Deseas más prosperidad? Pide a Dios que cambie las estaciones. ¿Deseas más poder? Pídele que cambie el tiempo. ¿Deseas mayor revelación? Pídele que te de sabiduría.2 Salmo 31:15. El tiempo es parte de la vida. Pasar tiempo con alguien es dar a esa persona parte de tu vida. Los creyentes dan su tiempo a Dios y usan sus consejos en cuanto al uso del mismo. Colosenses 4:5. Nuestra responsabilidad es usar el tiempo sabiamente. Eso incluye pasar tiempo con Dios y su iglesia lo mismo que con la familia, con amistades y con vecinos. El trabajo, el ejercicio y la recreación también son partes importantes de nuestra vida. Efesios 5:16. «Redimir el tiempo» se puede referir a rescatar el tiempo de usos ociosos y emplearlo para usos espirituales o para el bien de otros; pero su significado probable es el de «comprar la oportunidad» —aprovechar la ocasión para obtener una ganancia, como el mercader que «compra» materia prima en el momento adecuado para obtener una ganancia.3 Romanos 12:12. Orar significa buscar la comunión con Dios y entrar en un diálogo con el Creador. 1 Juan 5:14, 15; Daniel 6:11. Palabras de vida del Gran Maestro, pág. 277. Jimmy David Griffith, Liberating the Eagle Within, pág. 47. 3 Alvah Hovey, An American Commentary of the New Testament, pág. 52. 1

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Si dedicáramos nuestras vidas exclusivamente a meditar con oración, nuestras luces se opacarían, pues la luz nos es dada para que podamos impartirla a otros, y mientras más impartamos la luz, más brillante llegará a ser nuestra propia luz. Si hay una cosa en el mundo en que debamos manifestar entusiasmo, que se manifieste en buscar la salvación de las almas por quienes murió Cristo.4 Colosenses 3:16. Es necesario tomar tiempo para leer las Escrituras regularmente. Hechos 17:11; Josué 1:8. Mateo 10:32. Tomar tiempo para compartir nuestra fe es una bendición para nosotros porque al hablar de Dios profundizamos nuestra relación con él. 2 Corintios 5:20. Lucas 10:25-37. Servir a los demás es parte del llamado a la vida cristiana. Mateo 5:7; Mateo 22:37-39 ¿Quién es mi prójimo? Mi prójimo es un miembro de mi familia que está enfermo en el hospital. ¿Quién es mi prójimo? Mi prójimo es alguien que perdió a un ser querido. ¿Quién es mi prójimo? Mi prójimo es quien comparte mi fe. ¿Quién es mi prójimo? Mi prójimo es quien me desafía con perspectivas nuevas de las Escrituras. ¿Quién es mi prójimo? Mi prójimo es quien trabaja sin quejarse en un programa de beneficencia. ¿Quién es mi prójimo? Mi prójimo es quien da fiel mente de sus fondos para proyectos misioneros.5 Hechos 2:46, 47. Es importante pasar tiempo con otros creyentes porque somos más fuertes cuando estamos en comunión con otros hermanos. Hebreos 10:24, 25. Génesis 1:28; 2:15, 19, 20. El trabajo es una bendición que produce satisfacción y realización personal. 1 Tesalonicenses 4:11. Marcos 6:30-32. Las Escrituras destacan la importancia del descanso. Un día completo de descanso semanal restaura el ritmo entre el trabajo y el descanso.

Mensajes selectos, tomo 1, pág. 161. David Sparks, Pastoral Prayers to Share, pág. 168.

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El obrero no puede tener buen éxito mientras eleva a Dios oraciones apresuradas, para luego correr y dar atención a cosas que teme descuidar u olvidar. Sólo toma tiempo para dedicarle de prisa algunos pensamientos a Dios, eso es todo. No se da tiempo para pensar, para orar, ni para esperar que el Señor le renueve tanto sus energías físicas como espirituales. Pronto queda rendido. No siente la influencia elevadora e inspiradora del Espíritu de Dios. No es reanimado por una vida fresca. Su cuerpo agotado y su cerebro cansado no experimentan alivio mediante el contacto personal con Cristo.6

Exaltad a Jesús, pág. 257.

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Reconocimiento

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ste proyecto no hubiese visto la luz del sol sin la influencia de varios predicadores y autores que han influenciado mi manera de pensar y me han llevado a una mayor comprensión de los misterios del Altísimo. Tengo que admitir que muchos de los conceptos que aparecen en este tratado han sido influenciados por esas personas. Entre mis influencias primarias debo una enorme gratitud por su manera de exponer conceptos teológicos y bíblicos a los teólogos Richard Elliott Friedman, Baruch Halpern, William G. Dever, Ronald Numbers, Jonathan Butler, Walter Brueggemann y Robert Alter. Entre los predicadores y escritores quiero reconocer la influencia principalmente de Frederick Buechner, Philip Yancey, Charles R. Swindoll, J. Vernon McGee, G. Michael Cocoris, Charles Stanley y John MacArthur. Una cantidad de pastores, predicadores y escritores adventistas también han influenciado mi manera de estudiar y exponer la Palabra de Dios, entre ellos quiero destacar a J. Paul Landa, Frank Holbrook, Alfonso Valenzuela, Kendra Haloviak, Jere Web, Richard Rice, Chuck Scriven, William Johnsson, Gary Patterson, Gerry Chudleigh, José Luis Argumedo, Morris Venden, Rudy Torres y Ray Tetz —uno de ellos es mi hermano, algunos fueron mis maestros y otros han sido mis pastores, colegas y amigos de toda una vida. Hubiera sido imposible poner los pie de 203


pĂĄgina apropiados en este material ya que sus nombres aparecerĂ­an de continuo en el mismo. A todos ellos mi mĂĄs encarecido agradecimiento por su ministerio.

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