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Xiomara Castro, Primer año de gobierno
from Edición No. 25
by COMPOLITIK
No cabe duda que, pese a las interrogantes que algunos analistas se hacían sobre la competencia de la gobernante elegida hace 14 meses, en el conjunto de la población – es decir en las mayorías menos ilustradas—privaba un clima de entusiasmo y cierto realismo cínico que afirmaba que, todo lo que vendría, siempre sería mejor, porque salíamos del peor gobierno que había tenido Honduras en su pasado reciente.
Y el entusiasmo tenia razones prácticas. En efecto el gobierno de JOH, eran 8 años, cuatro regulares y cuatro ilegales, severamente acosado por denuncias internacionales de proteger inmoralidades, ejecutar acciones ilegales y haber convertido al país — a su gobierno — en un narco gobierno en el que solo bastaba comprar, para conseguir la complicidad de sus organismos de seguridad, para pasar por Honduras lo que en legítimo derecho no se permitía en ninguno otro.
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Es decir que la esperanza se sustentaba más en los fines, que en la idoneidad de los medios; y los más cínicos y estoicos, decían por ello que, nada peor nos podía ocurrir. Descuido de la calidad de la opción
Los electores, en su mayoría hastiados de doce años de gobiernos nacionalistas querían, por encima de cualquiera cosa, un cambio de dirección, de estilo y de discurso.
Libre, era en términos realistas, la única oposición autentica, firme y consolidada que tenía el electorado para el cambio.
Este partido, además, jugo con mucha inteligencia con tres elementos fundamentales internos, propios, suyos: la fuerza y el entusiasmo de sus militantes que superaron a liberales, nacionalistas e incluso a los pequeños grupos con dirigentes buenos; pero desconocidos.
Además, presentaban por segunda vez, una mujer como candidata presidencial, sin tacha, con muchas limitaciones formales; pero con capacidad y fuerza para soportar las peores desgracias, ofensas y sacrificios, dada su condición de esposa de un caudillo rural, con ánimo para darle al país una dirección humana y bondadosa por el ejercicio de un gobierno humano; y tres, tenía dentro de su masa crítica, en su interior, a los grupos estudiantiles y universitarias que durante doce años había sido postergados e impedidos de participar en la vida política, con deseos de cobrarse las cuentas.
Estos tres elementos internos de Libre, con todo, no eran suficientes. Por ello, la alianza con el PSH de Salvador Nasralla, aseguró el triunfo electoral, aunque como ocurre siempre, dentro de la alianza, había implícito el germen de la desunión y el conflicto.
En resumen, en lo positivo Libre tenía a su favor su consistente oposición, una candidata limpia a la cual se le podía acusar de incompetente; pero nunca de haber incurrido en actos ilegales, con una fracción media de dirigentes entrenados en la calle y salidos de la universidad que, entendieran que el triunfo era más que algo bueno para el país, la oportunidad de sus vidas para integrarse al presupuesto, gobernar al país y salir de la pobreza y del anonimato.
De modo que, en sus cálculos, la alianza con Nasralla, solo le daría espectacularidad a un resultado que ellos sabían que tenían como en las bóvedas del BCH: seguro e intocable. Zelaya, el más intuitivo y hábil de todos los políticos, --típico en las personas de poca formación intelectual, por su poco tiempo en la educación formal—siempre temió que la alianza, al momento de repartir el pastel del triunfo, podría producir escisiones y divisiones peligrosas.
Pero nunca le preocupó la ruptura, por lo que nada hizo para evitarla realmente.
Un principio de mucha tensión e inestabilidad
Solo el gobierno de JOH, en su segundo periodo ilegal, fue más tenso que el que tuvo que enfrentar en enero del 2022 Libre cuando toco el tiempo de renovar las autoridades e iniciar la primera legislatura del Congreso Nacional.
Zelaya había pactado con Nasralla, entregarle la presidencia del congreso a uno de los dirigentes de PSH. Dos figuras se movieron buscando la posición. José Manuel Matehu, médico muy activo y con una alta visión favorable de sí mismo, que disimula con suaves modales de católico practicante, se movió buscando el cargo.
Después de hablar con Nasralla, se acercó a Carlos Flores para recabar su apoyo, confundido sobre los nombres de los nuevos factores del poder, para con su apoyo ganar en la negociación y ser el presidente del Congreso.
Nasralla, confiado en la amistad – cuando en la política no hay amigos ni enemigos, como lo ha comprobado el líder más mediático que ha tenido el país — se inclinó en favor de Luis Redondo.
Creyó que, por ser obra suya, que lo había impulsado de su condición de un humilde “bombonero” deportivo, animador de barras en los estadios, le seria leal.
Por ello, Libre apostó por cumplir la promesa, tanto por el compromiso como por cierto realismo y necesidad que las cosas empezaran lo más normales posibles. Pero no sabía que, en el interior de Libre, 20 diputados casi la mitad de toda su bancada, se inclinaba porque uno de ellos, Jorge Cálix, fuera el Presidente del Congreso.
Estos, hicieron aproximaciones con el gobernante saliente el que, les dio luz verde. Y se lanzaron a la búsqueda del control de la Junta Directiva.
En la última semana de enero recién pasado, los hondureños tuvimos dos juntas directivas, uno integrada por miembros de Libre exclusivamente y otra, en alianza con PSH; pero sin participación de los otros dos grandes partidos, el Liberal y el Nacional.
Y en el fondo, el primer acto de la tragedia nacional: la presidenta electa, convertida en una activista más, gritando traidores a sus correligionarios desobedientes de las ordenes de su marido; y a la Policía Nacional, haciendo el papel de indecente comparsa que, en ese momento, sus líderes ignoraban el precio que tendrían que pagar en el cercano futuro.
Tampoco Libre, aunque un tiempo después, Zelaya dijo que en ese momento estuvo a punto de perder la unidad de su formación política.
También tuvo que pagar JOH. Es muy probable que el movimiento rebelde en el Congreso, respaldado por JOH en forma que todos lo supimos inmediatamente, alarmó al Departamento de Estado y a la DEA de Estados Unidos y temerosos que el caudillo seguiría siendo un peligro para la estabilidad de Honduras, aceleraron el proceso de su denuncia y petición de extradición. Pero además, el nuevo gobierno inicio sus operaciones con un elemento negativo: la ilegalidad de la Junta Directiva, porque en el control de la facción disidente de Cálix, no se guardaron las formalidades elementales, al extremo que Kamala Harris, retraso su ingreso al estrado principal, hasta que se cumplió la exigencia de Estados Unidos: que la juramentación la hiciera un juez y no el “presidente” Luis Redondo que había sido elegido con muchas irregularidades que, lo hacían ilegitimo formalmente. En fin, un mal principio que los políticos de Libre, no han tenido la voluntad y la firmeza de corregir, cosa que desde hace tiempo les está cobrando altos intereses compuestos, cada día mayores, en la medida en que pasa el tiempo.
Un discurso, un tono y promesas, sin relación con la realidad
Tomada la decisión más acorde con la ley, Xiomara Castro asumió la titularidad del Ejecutivo. El hecho fue histórico.
Era la primera vez que una mujer ejercía la titularidad del Ejecutivo, que llegaba al poder mediante una alianza política partidaria y además, era la primera ocasión en que el Partido Liberal y el Partido Nacional, quedaban fuera de la fiesta.
Y en términos familiares, Xiomara Castro es la primera que lee un discurso, total y completo que escuchamos con atención, porque lo hizo respetando las formas. No como su marido Manuel Zelaya que, por razones de salud, no pudo leer el suyo y más bien le dijo a Raúl Valladares, “quítame de aquí esa papada”.
Privándonos del placer de escuchar uno de los mejores discursos que se han escrito y del solo unos pocos hemos oído parcialmente leído, escrito por un expresidente liberal que se lo había preparado para la ocasión.
El que leyó Castro, con una voz estridente y aguda, que los científicos de la comunicación no recomiendan porque no convence al auditorio, fue una pieza coral, escrita a cuatro manos, en las que se observaron contradicciones teóricas, se oyeron afirmaciones peregrinas y se conocieron promesas de difícil cumplimiento y, además, una que otra mentira propia para ser dichas a jóvenes, sin el mínimo espíritu crítico.
Comenzó ofreciendo esperanzas y se comprometió a gobernar con todos, para todos. Y, como nunca antes lo había hecho gobernante alguno, dijo que su gobierno sería socialista y democrático, sin explicar ninguno de los dos extremos de esta afirmación que no dejo de preocupar a muchos, aunque la mayoría lo vimos como algo insustancial, en vista de la probada incompetencia de Castro, su desconocimiento del tema y la falta en su entorno, de marxistas que pudieran mutar la democracia parvularia, a un socialismo a la cubana.
Fuera de este discurso, bueno por momentos, incoherente en otros; y fuera de la realidad en su mayor parte, fue notoria la discreta diferencia entre la gobernante y su marido que hizo su entrada con ruido singular, reclamando para sí, el liderazgo y propiedad de la fiesta.
Al tiempo que quienes le coreaban, los rechazados de Julieta Castellanos y JOH en la Universidad, se preparaban para gobernar, sin experiencia; pero con enorme habili- dad para el manejo de la controversia y el dominio de la calle. En el momento, quedó sellado el destino del nuevo gobierno, cuya característica seria, la inestabilidad, el cuestionamiento y el distanciamiento de las posturas tradicionales de la política exterior hondureña muy vinculada con Estados Unidos.
Sin importar que Kamala Harris haya venido a su toma de posesión. Los socialistas universitarios estaban dispuestos a hacer la diferencia para asumir una postura anti estadounidense.
Agregándose a la sombra sospechosa de Cuba, Venezuela, Bolivia y Argentina.
Por las vísperas se anticipa lo que ocurrirá.
Un año es suficiente para saber hacia donde lleva este gobierno a Honduras, cuáles serán las áreas en donde tendrá éxito; y en las que, el fracaso será inevitable, respondiendo la interrogante, sí se mantendrá dentro del sistema de derecho, asegurando la paz y la unidad de los hondureños, reducirá los factores que provocan miedo a la población y ahuyentan a los inversionistas nacionales o internacionales, y si el país, mejorará o no, su posición en la comunidad internacional, severamente afectada por el involucramiento de las más altas autoridades en la comisión de delitos del narcotráfico y flujos de dinero sucio fruto de este mismo comercio.
Siguiendo la visión que, aunque empañada, es la única que podemos usar para evaluar el comportamiento del gobierno en este primer año, podemos identificar cuatro ejes singulares de análisis. a. Posicionamiento internacional de Honduras b. Visión anticapitalista, sin fuerza para derribar estructuras; pero dañina
La presencia de la vice presidenta de Estados Unidos en la toma de posesión de Xiomara Castro, fue una evidencia de la actitud de aquel país, para mostrar su interés en apoyar al nuevo gobierno, al cual le daba carta blanca para que pidiera y utilizara los recursos necesarios para financiar sus programas de desarrollo.
A cambio de ratificar el alineamiento suyo con respecto a temas torales: manejo de la emigración ilegal, respaldo a la confrontación contra Rusia y China, distanciamiento con Cuba y Venezuela y fortalecimiento de la democracia y la defensa de los derechos humanos.
Por razones que nadie ha explicado, excepto si se recurre a los temas freudianos de las relaciones entre el hijo rencoroso y el padre ilegítimo, Honduras desde el principio ha seguido una política exterior confrontativa con Estados Unidos.
Por manipulación de México, Honduras no asistió a la Cumbre de las Américas, pese a que el 27% del presupuesto nacional proviene de las remesas del exterior de inmigrantes que están en más de un 96% en Estados Unidos.
No contentos con tal desaire, presentaron como embajadores de Honduras en los Estados Unidos a ciudadanos que no eran aceptables, por sus antecedentes a los análistas del gobierno del Presidente Biden.
En La OEA, nombraron al menos calificado para representarnos, cuando allí tenían la oportunidad de lucirse, reenviando por ejemplo a Carlos Sosa Coello. El último y mejor de los suyos en formar parte de la delegación hondureña allá.
Finalmente, los coqueteos con China, las opiniones disparatadas del Canciller Reina – el menos profesional de todos los que ha tenido el país en su historia—con respecto a Maduro y la gris actuación de la Presidente Xiomara Castro que cuando asiste a los actos de toma de posesión de gobernante de continente, no solo la anula su falta de personalidad sino que la sombra brillante, de su hijo mayor, el delfín presidencial Héctor Zelaya y anulada en sus calidad de conductora del país, por su marido Manuel Zelaya.
Finalmente, en esta área, se han descuidado las relaciones centroamericanas, manejado mal el tema de la migración y destruido las redes de relación con el exterior, mediante la destrucción del sistema diplomático profesional del país, sustituido por activistas, forjados en la calle, en la lucha contra la autoridad; pero sin preparación en una ciencia como lo es la actividad diplomática que requiere buen tino, cautela y habilidades especiales.
La economía hondureña, en lo que a lo interno se refiere es el área más abandonada y más afectada en donde se han cometido los mayores errores en este primer año de gobierno. Como el gabinete está integrado por leales, no por los más competentes, en Finanzas se nombre a Rixi Moncada que no solo es incompetente, sino que, además, se burla de las teorías económicas burguesas. concluir negociaciones con el BID, ha creído que, en la banca socialista sudamericana, que no tiene fondos ni habilidades para conseguirla, encontrará un sustituto. horizonte. Y algunas que, se han anunciado con bombos y platillos, como las mesas ciudadanas, en la marcha se han olvidado, atraídos los gobernantes por nuevos resplandores o nuevos ruidos.
Los resultados han sido muy discretos. De modo que el país, con la complacencia de una parte del micro capitalismo hondureño que dirige un empresario de SPS y el Ministro Barquero, han tenido que gastar el ahorro nacional, usando como prestamista al Banco Central de Honduras, en la creencia inocente que nadie tiene que pagarse así mismo.
Por ello, su primer esfuerzo se orientó a satanizar al sistema bancario, menospreciar una figura central en la lucha en contra de la corrupción como han sido los fideicomisos; y a mostrar que los empresarios que tienen inversiones en Honduras, no son de confianza porque no han cumplido con sus obligaciones.
Este discurso anti capitalista, confirmado atropelladamente por otro en una reunión en México pronunciado por el secretario general de Libre, en la practica el poder supremo de Honduras, Manuel Zelaya, provocó demoledores daños a la credibilidad de Honduras, rebajando la calificación de su calidad de prestatario y aumentando la tasa de interés de los bonos a los que pueda acceder.
Por ello, el país no ha logrado c. Aumento de la inseguridad, explica una política seguridad equivocada.
Como conclusión de estas visiones equivocadas, de la impericia negociadora y la vocación por irrespetar los contratos contraídos por el gobierno anterior, se ha producido una severa contracción de la inversión extranjera que tendrá efectos muy dañinos para la vida de los hondureños en el 20023, un año en que sin lugar a dudas la pobreza aumentará y la delincuencia se multiplicará, como ya lo estamos viendo.
Aunque el gobierno ha hecho muchos esfuerzos por maquillar las cifras, queriéndonos convencer a los ciudadanos, que los homicidios se han reducido, los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales, dicen lo contrario.
Las masacres han aumentado, las muertes violentas tanto personales como por accidentes de tráfico, han ido creciendo sin que se vean nuevas políticas en el cercano
La confianza de la ciudadanía no ha mejorado con respecto al aparato de seguridad, el desmonte del sistema de cámaras de vigilancia del 911 es inexplicable; y el hecho que la policía no haya podido dar explicaciones sobre crimenes de alto impacto, pesan mucho en el proceso que, venía desde el gobierno anterior: muerte de seis miembros de la etnia garífuna, tres en la administración de JOH y tres en la actual, la muerte de la joven desaparecida de la cooperativa de la Esperanza, Intibucá y la autoría, identificación de los culpables de la masacre de los jóvenes del 24 de julio de 2002 en bulevar Morazán, las muertes de los reclutas de la policía en su primer día de ingreso y los 68.000 dólares que se le quitaron a Piedad Córdova, muestran que la Policía Nacional y el Ministerio de Seguridad no han cumplido con su deber.
Por ello la ciudadanía sigue teniendo miedo, los delincuentes continúan haciendo de las suyas; y los inversionistas piensan mucho antes de venir a un país en donde sus ejecutivos pueden perder la vida, en un inocuo fin de semana.
d. Inocente intento por auto engañarse
El gobierno no ha podido aplicar una correcta política de comunicación. Xiomara Castro, buen producto publicitario, porque es inocente y no se le puede culpar de nada porque ella no es responsable de nada de lo que hace el gobier- no, ha sido muy poco usado por los teóricos políticos del régimen.
Más bien, cada uno de ellos con agendas escondidas, prefieren jugar al engaño, autoevaluándose – en una legitimidad que nadie les concede—y dándose resultados que desmiente la realidad. Este es, después del gobierno de Ramón E. Cruz, del siglo pasado, el más ineficiente, incompetente, sectario y arrogante y con menor capacidad de ejecución de la historia nacional.
Aunque Cruz, no lo quería; y el PN y los militares de López Arellano, no lo dejaron gobernar. El mejor ejemplo es que, aunque criticaron el manejo de la pandemia del gobierno anterior, siguieron navegando en la misma, disimulando su falta de aprecio por el trabajo, reducido compromiso con los intereses de las mayorías y muy limitada habilidad e imaginación para hacer cosas nuevas.
El régimen no ha creado un programa nuevo o una esperanza inédita, que anime y haga soñar a la población.
Por ello, la mayoría quieren irse de Honduras, porque saben que aquí no tienen posibilidades sino la de encontrar la muerte disfrazada de uniformes policiales; o de policías que se los han quitado, para hacer trabajos fuera de oficina. Y en horas libres.
Y si esto no fuera suficiente, el Ministerio de Educación, que ha postergado engañosamente el inicio de las clases presenciales en el sistema, sin valorar los daños que recibirán los pobres de Honduras, ha sido incapaz incluso para reparar en lo mínimo las escuelas primarias del país. Más bien el engañoso plan de alfabetización, detrás del cual se esconde el adoctrinamiento de las masas para ganar las próximas elecciones, provocará un rechazo generalizado que le hace mucho daño al gobierno.
Prognosis obligada
Como los ideólogos del régimen no son demócratas y por ello, no valoran la calidad de su desempeño en provocar satisfacción y compromiso en los electores, hay que anticipar algunos inevitables cursos de acción:
1. Aumento de la confrontación con los Estados Unidos y acercamientos a China, pasando por la amenaza de ruptura con Taiwán, aunque ello les provoque el rechazo de todos los hondureños. Todo para convertirnos en victimas del imperialismo y lograr darle credibilidad a un discurso revolucionario que haga creer a las masas que, cuando todos seamos iguales de pobres, nadie se molestará; y, más bien, creerá que la pobreza y le desamparo son la pruebas que Dios y los líderes de Libre ponen como condición para entrar al cielo.
2. Caída drástica de la inversión, aumento de la deuda externa y disminución de la capacidad para dar servicios de energía, carreteras, agua potable y para riego. Con lo cual, la balanza comercial se verá singularmente afectada, la capacidad de pago reducida y el riesgo de la devaluación más acelerada de la moneda se presentará como algo real y objetiva.
3. Crecimiento poblacional, incremento de la pobreza y fuga de compatriotas al exterior, huyendo de la pobreza y la inseguridad de Honduras.
4. Incremento de la delincuencia, tanto la individual como la organizada tanto por razones estructurales o por incompetencia del sistema de seguridad. Como algo terrible, no hay que descartar que la violencia particular, asuma carácter político reivindicativo para provocar reacciones violentas del Estado, por medio de acciones anti gubernamentales.
5. Acciones de desestabilización del gobierno, desde adentro y desde afuera, como salida a la tensión social que, al no atenderse, incrementaran la ansiedad y el miedo.
6. Acciones desestabilizadoras que pudieran repicar los acontecimientos de junio del 2009, en vista que Libre y Zelaya, no renuncian a la posibilidad de una dictadura que les permita una constituyente, una nueva constitución y un continuismo sin fecha de finalización. Sin descartar conatos de rebelión en el interior de las Fuerzas Armadas y en la Policía.
7. Aislamiento internacional de Honduras, creándose las condiciones para que su inviabilidad como Estado – ahora por incompetencia de la izquierda gobernante—predicha por Morazán y anticipada para el 2050 por Yubal Harari.
Con la posibilidad que grupos armados, desde tres fronteras invadan la nación y hagan pedazos su territorio. Coincidiendo con levantamientos populares, invasiones generalizadas apoyados en algún momento, por el aparato de seguridad del gobierno de Honduras.
O por los grupos que quieran acelerar el desarrollo de las condiciones objetivas para provocar la “revolución socialista” en Honduras.
En conclusión, un mal año, sin resultados relevantes. Y, más bien, con una perspectiva negativa que paralizara al sistema público, desanimará al sistema privado y embrocará a Honduras en la crisis contínua. Con más velocidad que, la que hemos experimentado en el pasado.
Oscar Yanes fue un periodista venezolano que gozó de mucha popularidad; se inició como reportero, dirigió diarios, programas de televisión, fue parlamentario y escribió libros, normalmente sobre temas costumbristas e históricos de nuestra nacionalidad. Sencillo, dicharachero, murió en el 2013, recién cumplidos los 86 años.
Meses antes concedió una entrevista en la televisión donde interrogado sobre las arbitrariedades y abiertas corrupciones del llamado Socialismo del Siglo XXI (tiranía chavista-madurista que ya va para los 23 años) hizo una curiosa y coloquial interpretación y comportamiento de las fuerzas políticas de oposición, al enfrentar la narcotiranía que oprime y disuelve la nación.
Parte el comunicador con la comparación entre un ñu y un toro de lidia español. El ñu, cuyo nombre científico es “connochaetes taurinus”, pertenece a la especie de mamíferos bovinos que habita en zonas del centro y sur del continente africano, y que a diferencia del toro de lidia, no embiste frente a una capa o movimiento, se deja tocar los cuernos, y en ese instante ataca, cuando no hay escapatoria posible.
Un torero sabe eso, y jamás intentaría lidiar un ñu ni tocarle los cuernos, porque sería muerte segura. Es decir, al toro se le acerca el “mataor” de una manera y al ñu, si lo hiciere, de otra, porque si se le arrima como lo hace con el toro, terminaría en la enfermería.
El periodista, de una manera coloquial, quería evidenciar los errores irreparables cometidos por la oposición al enfrentar la tiranía.
A un régimen como el venezolano no se le puede derrotar como si se estuviera enfrentado un gobierno que se somete a las reglas de la democracia.
Habría que hacerlo por todos los medios, cónsonos con el enemigo al cual se enfrenta.
“Jamás entenderé cómo pasó eso”, me contesta el editor jefe de un diario salvadoreño, cuando le hago llegar el video de la entrevista, por considerarlo de interés, dada su experiencia y vivencias del pasado; tuvo que huir de Nicaragua en los 80, acosado por los sandinistas que ya había tomado la vía del totalitarismo, vivió los sinsabores del exilio en Guatemala y finalmente se asentó en El Salvador, cuando se firmaron los Acuerdos de Paz.
Lo cierto es que muy poca gente puede entender cómo la democracia más sólida de nuestra América, que durante 40 años continuos consolidó las estructuras del Estado, realizó la reforma agraria apadrinada por el presidente Kennedy, llevó adelante la sustitución de importaciones, impulsó la integración latinoamericana, el Pacto Andino, la Alalc, la Aladi, derrotó la guerrilla Castro comunista, llevó adelante la política de pacificación, creó el Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, inundó de escuelas, liceos y universidades la geografía nacional, fundó la OPEP, nacionalizó la industria del petróleo sin confiscaciones, violencia ni arrogancias, creó el Acuerdo de San José junto con México, impulsó la doctrina Betancourt, mediante la cual rompía relaciones con gobiernos, de hecho, logró la expulsión de Cuba de la OEA, respaldó las luchas contra dictaduras continentales y guerrillas marxistas que pretendieron llegar al poder por la vía de hecho, pudo haber terminado en una tiranía sustentada en la represión, el crimen internacional organizado y la corrupción, generado una crisis humanitaria y la fuga de su país natal, de más de siete millones de personas.
Carlos Andrés Pérez (19891993) asumió su segundo periodo presidencial con una pesada deuda pública externa, pero con la decisión de instaurar una verdadera economía de mercado, la privatización de numerosas empresas públicas y el pago de la deuda pública. Y he aquí la respuesta de “cómo fue posible que Venezuela terminara en eso”.
CAP conformó un gabinete técnico y no político, algo que no le perdonó su propio partido Acción Democrática, con el cual pretendió modernizar la estructura económica abriéndose a la libre competencia sin la protección del estado.
De modo que la reacción de los grupos económicos tradicionales fue feroz, se les derrumbaba su capitalismo protegido, al verse alentado, obligados a ir a la incierta competencia de la ley de la oferta y la demanda, tal como mandan los cánones de la economía de mercado.
Banqueros, financieros, medios de comunicación, empresarios, se unieron a las acciones de los vetustos políticos tradicionales y a los llamados “notables”, para generar un ambiente de incertidumbre y malestar social que culminó en un juicio por malversación de fondos.
Juicio que no fue jurídico sino político, ya la decisión estaba tomada por una Corte Suprema irresponsable, cómplice y criminal.
“La malversación” fue el haber traspasado los fondos de una partida presupuestaria a otra, sin autorización del Congreso.
Fueron 4.5 millones de dólares destinados a garantizar la protección, una vez ungida como presidenta, de doña Violeta Barrios de Chamorro.
Una decisión que obedecía a la tradición venezolana de compromiso total con las democracias regionales, a una política exterior de Estado como existía en aquel entonces, que se expresaba tanto en el Congreso, como en los diferentes partidos políticos democráticos.
En realidad, la geopolítica obligaba a incentivar y respaldar los regímenes continentales comprometidos con los postulados de las democracias republicanas, no solo por razones humanitarias, sino por razones geoestratégicas elementales.
Ese juicio, esa condena política, malévola de una sociedad frívola e inconsciente de la clase dominante, que terminó apoyando la traición de un militar ignaro y perverso, que no entendió ni asumió el cambio de los tiempos, es lo que explica el “¿cómo pasó eso en Venezuela?”.