LO QUE DEJE IR
Julián entra en el espacio, probablemente su casa, en el una silla y una mesa, en la mesa un flexo, una grabadora y par de casetes. Está cansado, un día duro, deja el sombrero sobre la mesa, se quita la gabardina y la deja sobre la silla, se apoya ligeramente en la mesa, enciende la luz, coge la grabadora, introduce un casete, la enciende. JULIÁN Hoy se cumplen 26 días desde la última vez que interrogué a Rafael Márquez sobre…la desaparición de su sobrina. La familia estaba destrozada, pero recuerdo que durante las dos sesiones que le recibí, él, no esgrimió ni una sola lágrima, le enseñaba las fotos de la niña… hablábamos de lo que habían pasado juntos, nada. Y era raro porque según los padres, tenía muy buena relación con la niña, y todas las personas que tenían relación con la cría se desmoronaron sobre mi mesa en cuanto empezábamos a hablar de ella. Los padres, las hermanas, las tías…. Pero él, nada…nada de nada. Y por un momento por un momento por un momento pensé, quizás este hombre tenga algo que ver con el rapto de la niña, quizás sea… un psicópata, y deba retenerle. Pero no lo hice….pero no lo hice. ¿Por qué no lo hice? Por qué no… Los hombres no lloran. Papá me solía decir los hombres no lloran, una y otra vez…cuando me caía, los hombres no lloran, cuando mamá se estaba muriendo de cáncer, los hombres no lloran, y ahora…ahora…cuando me encuentro a un niño… echo mierda…ahogado, o… apaleado…debo pensar lo mismo, porque, qué coño, veo toda clase de mierda cada día y tampoco lloro…Como Rafael. Y…le deje irse. Hoy por la mañana, hemos encontrado a la niña. Estaba en el almacén de una nave industrial a las afueras de Madrid, sola en una esquina, sucia, con la mirada perdida, desnutrida. Cuando la cogí casi me cabía en la mano. El forense ha dicho que no ha pasado más de una semana, que…que una semana antes podría haberlas pffff. Hemos vinculado la propiedad a Rafael. Cuando le hemos detenido ha confesado su culpabilidad. Se mira las manos, poco a poco rompe a llorar. Coge la petaca del abrigo y bebe un par de tragos. Se calma. Apaga la grabadora, se levanta, coge la petaca, y se marcha quitándose los tirantes.