Cuaresma camino a la Pascua
“Vengan, alabemos alegremente al Señor, entremos en su presencia dándole gracias.” (Sal 95 (94), 1ª.2ª)
DIÓCESIS DE ALAJUELA 2014
PRESENTACIÓN
Siguiendo la opción diocesana de este año hemos procurado sintonizar con la dimensión de la Liturgia para desarrollar la propuesta para el Tiempo de Cuaresma de este año. Por, eso el propósito a alcanzar es el siguiente:
Incorporarnos diocesanamente, en comunión con toda la Iglesia, a la caminata del Cristo que muere y se levanta a una existencia nueva de resucitado para que revisemos y renovemos celebrativamente nuestro ser de discípulos misioneros de Cristo y testigos vivos del Reino de Dios. Iniciamos con las palabras de nuestro Obispo. E introducimos a modo de relato algunos aspectos que requieren la comprensión vital de este tiempo. Es la vivencia de una persona con la que esperamos nos sintamos identificados y con él entender mejo de qué se trata es tiempo de gracia. Al final de cada encuentro presentamos la narración de lo que va aconteciendo en esta persona que va, como nosotros y nosotras, viviendo este camino cuaresmal hacia la Pascua. En los anexos les ofrecemos unos ejercicios de espiritualidad popular. En los folletos de años anteriores tienen muchos más. Como novedad encontraran una experiencia a modo de viacrucis que les ayudara a entender el sentido litúrgico de la Semana Santa. Insistimos en la necesaria lectura previa de cada encuentro para preparar todos los elementos sugeridos, incorporando otros elementos, escogiendo los cantos o modificándolos según su creatividad. Este año les hacemos llegar primero el material para la Cuaresma, luego vendrá el material para le Tiempo Pascual.
Equipo Diocesano de reflexión y producción de materiales.
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ANUNCIO DIOCESANO DE CUARESMA Y PASCUA 2014 Vengan, alabemos alegremente al Señor, presentémonos ante su rostro con acción de gracias. Sal 95 (94), 1ª.2ª Cuaresma camino a la Pascua. Hermanos y hermanas: Con el rito de la imposición de la ceniza, iniciamos el recorrido cuaresmal y pascual que nos habrá de llevar a encarnar en nuestra propia vida la actualización del Misterio Pascual de Jesucristo, dando muerte en nuestra vida a todo lo que nos aparta de Jesús, para testimoniar que Cristo Resucitado vive en nosotros y comuniquemos la alegría de esa Buena Noticia a cuantos entren en contacto con nosotros. Iniciamos ese camino con el llamado que el Señor, a través de su Palabra, nos lleva a la conversión. Si ese llamado nos viene del Señor es sin duda alguna para que nos volvamos más hacia Él. En esto consiste fundamentalmente la conversión. En la Palabra de Dios encontramos las prácticas que la Iglesia nos recomienda – oración, ayuno y compartir con el hermano – para alcanzar la meta que este camino nos propone. La oración nos ayudará a ser conscientes de que sólo Dios es el fundamento de nuestra vida. Él llena la existencia de todo ser humano. Dios es el que llena el corazón y nos libera para prescindir de muchas cosas perfectamente prescindibles y compartirlas con el hermano necesitado. Es desde esta perspectiva como viviremos el auténtico sentido de la Cuaresma, que debe prolongarse en una continua Pascua para nosotros y nuestros hermanos. Como todos los años, el Señor nos llama a presentarnos ante su rostro (Sal 95 2ª), entremos gozosos, en este itinerario cuaresmal-pascual, que estoy seguro podrá ayudarnos a alcanzar la finalidad de la Cuaresma y Pascua: derrotar todos los signos de muerte que encontramos en nuestra vida y en la de nuestros hermanos. Solos es muy difícil. Con Jesucristo Resucitado todo es posible. Ánimo queridos hermanos y hermanas. El Señor nos necesita a todos. Mi bendición. Mons. Ángel San Casimiro Fernández Obispo Diócesis de Alajuela
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Amado: una historia pascual. ¿Qué es la Cuaresma? ¿Qué es la Pascua? Era Miércoles de Ceniza. Terminada la celebración se encontraron a las afueras del templo. Se saludaron amablemente. Doña Elena le expresó su grato asombro por verlo en aquellas circunstancias. Amado respondió. “Sí, hace mucho que no venía. Lo necesitaba. Me han sucedido algunas cosas que me han dejado desanimado y debilitado. Busco fuerza para seguir adelante”. Doña Elena continuó. “Pues, como escuchaste en la segunda lectura: es tiempo favorable. A mí encanta esta época. Noventa días pascuales para renovarse no sólo en las fuerzas, sino en todo lo que somos, y recibir de Dios nuevos impulsos de vida”. Ahora, era Amado quien la miraba con cierto asombro. “¿De qué hablás?”. “Pues, de la Cuaresma y de la Pascua”, le respondió Doña Elena. Se pusieron a caminar, iban en la misma dirección. “Mirá, aunque uno no esté pasando por situaciones como las tuyas; necesitamos hacer con frecuencia una revisión seria de vida o darnos una buena sacudida para no quedarnos estancados. O bien, aceptar la invitación que otro nos hace para vivir una experiencia que nos revitalice y renueve”. Amado la escuchaba con mucha atención. “Es como que te das cuenta de que estás muerto o muriendo, y nadie te había avisado; y te urge dejar de estarlo. Te urge pasar del estado en que estás a otro mejor”. “La verdad, es más o menos lo que yo estoy sintiendo”, le expresó Amado. “Pues, fíjate, que de eso se trata, sobre todo, este tiempo que llamamos la Cuaresma y la Pascua. Tiene que ver con la vida que vivimos y con la oportunidad de dejar que Otro nos la haga nueva.” “¿A qué te referís? Le interrumpió Amado. “A que si uno revisa el modo con el que se relaciona con Dios, con uno mismo y con los bienes materiales que requerimos para vivir; a lo mejor se da cuenta que está bien enredado y sufriendo las consecuencias”. Amado no pudo evitar dejar escapar un suspiro que le brotó de lo profundo del pecho y que acompañó con una breve frase: “Sí, lo sé”. “Entonces, no le dés más vueltas”. Se atrevió Doña Elena a manifestarle. “La Cuaresma: no es una simple devoción, o unos días de mortificación, o un tiempo de tristeza y aflicción porque se medita la Pasión de Jesús. Lo importante es realizar con la ayuda de Dios en lo más hondo de nuestra persona una conversión, que es como pasar de las sombras en que andamos metidos a la plena luz.” Doña Elena se quedó en silencio buscando con qué palabras continuar. “Mirá,” le dijo. “Si te atrevés a tomarte en serio un tiempo como es la Cuaresma, después va estar tan lleno de alegría que te vas a alzar en un fiestón de cincuenta días”. “¡Tampoco exagerés!”, exclamó Amado. “No me refiero a que armés relajo, me refiero a que pasada la Cuaresma y Semana Santa, siguen siete semanas hasta Pentecostés para celebrar y agradecer que esa novedad que tiene Jesucristo Resucitado también es nuestra.” “Todo eso, me suena muy bonito; pero, ¿cómo se vive en la práctica?” Se atrevió a externarle Amado. “Pues, te hago una propuesta”. Respondió con respeto Doña Elena. “Venite y participás con las personas con las que yo voy compartiendo mi vida en la fe. Entre las experiencias que tengás con nosotros y nosotras, más lo que vivás los domingos con toda la comunidad y lo que hagás personalmente, y ojalá con tu familia; vas a ir entendiendo más, no sólo con tu cabeza, sino con tu corazón y con tu piel; ese misterio de un Jesús de Nazareth que murió y fue levantado a una existencia nueva de resucitado para el bien de todos los seres humanos.” Amado puso atención a los detalles de hora y lugar. Las palabras y el modo en que aquella mujer le había hablado le pusieron un nuevo ánimo a su corazón.
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PRIMER DOMINGO DE CUARESMA Mateo 4, 1-11 Conducidos por el Espíritu 1. Ambientación. El encuentro se desarrollará en tres sitios a. Sala del encuentro con sillas en círculo y al centro un pequeño altar con un Crucifijo y la Biblia. b. Fuera del lugar de reunión, ojalá en zona verde o jardín. Una mesa con un plato de frutas picadas o enteras. c. En un corredor o sala sin sillas. Si es posible en el suelo poner arena y sobre ella piedras, luces (como las que se usan para navidad) y una Biblia. 2. Es importante designar dos o más los lectores indicándoles previamente lo que han de proclamar. 3. Entonamos un canto 4. Motivación: Damos la Bienvenida, agradecemos la presencia e invitamos a escuchar con atención el Anuncio de Cuaresma y Pascua que nos hace Monseñor Ángel Sancasimiro (que está al inicio del folleto). Si lo consideran oportuno se puede comentar brevemente. 5. Puestos en pie hacemos la siguiente oración. Cada participante puede orar una estrofa. Te necesitamos, Cristo, único mediador, para entrar en comunión con Dios Padre y llegar a ser como Tú, Hijo único, sus hijos adoptivos en el Espíritu Santo. Te necesitamos, Palabra única, para saber quiénes somos y a dónde vamos, para conocer el camino de la salvación. Te necesitamos, Redentor nuestro, para descubrir nuestra miseria y sanarla, para distinguir entre el bien y el mal y poseer la esperanza de la santidad, para arrepentirnos de nuestros pecados y conseguir el perdón. Te necesitamos, hermano primogénito del género humano,
para encontrar los verdaderos motivos de la fraternidad entre los hombres, los fundamentos de la justicia, los tesoros de la caridad, el bien inmenso de la paz. Te necesitamos, siervo paciente de nuestros dolores, para descubrir el sentido del sufrimiento y darle un valor de expiación y redención. Te necesitamos, vencedor de la muerte, para vernos libres de la desesperación y de la nada y tener certeza de tu misericordia infinita. Te necesitamos, Cristo Señor, Dios-con nosotros, para aprender el verdadero amor, caminar, con la alegría y la fuerza de tu amor, por nuestra senda de fatigas, hasta el encuentro definitivo contigo: el amado, el esperado, el bendito por los siglos 5
de los siglos. Amén. 1 6. Narramos despacio el relato que está en las primeras páginas de este folleto: “Amado: una historia pascual. ¿Qué es la Cuaresma? ¿Qué es la Pascua?” 7. Se deja unos instantes de silencio y se continúa con las siguientes palabras o semejantes: Igual que Amado hemos sido invitados a ponernos bajo la mirada liberadora de Dios nuestro Padre, que mira nuestra interioridad. Él, mejor que nosotros mismos, sabe si en verdad estamos bajo su señorío compasivo, si tenemos una buena relación con los hermanos y hermanas, si en verdad somos libres o estamos esclavizados por los bienes materiales u otros apegos. Él sabe si estamos siendo fieles o no a nuestra identidad de hijas e hijos suyos en el seguimiento de Cristo. ¿Cómo darnos cuenta de lo que Él ve en nosotros y nosotras? Dejemos que Él por su Palabra nos lo diga. 8. Se sale a la zona verde o jardín. Una vez ubicados se proclama Génesis 2, 7-9; 3, 1-7. 9. Se deja unos instantes de silencio y se invita a comer una fruta o un trozo. Mientras comen se continúa con las siguientes palabras o semejantes: Como hemos podido escuchar, la tentación no nos invita directamente a hacer el mal. Por eso, aparenta mostrarnos lo mejor. Se presenta sugiriendo que lo más realista y más apropiado es lo que nos propone. Y sobre todo insinúa que Dios y lo que Dios indica es irreal y algo de lo que se puede prescindir. 10. Se pasa al corredor o sala sin sillas, donde está la arena en el suelo, las piedras y la Biblia. Si se quiere se puede entonar un canto cuaresmal. Al llegar se proclama Mateo 4, 1-11, de la siguiente manera a. Se proclama despacio Mateo 4, 1-2. Y se da la siguiente indicación: Vamos a dejar 4 minutos de silencio para asimilar estos dos versículos que hemos leído. El que guste permanece en pie, se arrodilla o puede sentarse en el suelo. b. Pasados los 4 minutos leemos: En el bautismo del Jordán, Jesús experimentó la unción del Espíritu Santo que le revistió formalmente para su misión y le hizo sentir de manera especial su identidad de Hijo preferido del Padre (Mt 3,13-17). Después de eso la primero que hace el Espíritu es llevarlo al desierto «para ser tentado por el diablo» (Mt 4, 1). “El desierto fue para Jesús lugar de tentación. El diablo lo esperó en el desierto, pero no fue él quien lo condujo a este lugar de conflicto y de lucha. El desierto fue para Jesús, como lo fue para el pueblo de Israel, escuela de escucha y de clarificación de su misión. El desierto es el escenario del Espíritu, no del diablo.”2 “La acción está precedida por el recogimiento, y este recogimiento es necesariamente también una lucha interior por la misión, una lucha contra sus desviaciones, que se presentan con la apariencia de ser su verdadero cumplimiento. Es un descenso a los peligros que amenazan al ser 1
Tomado y adaptado P. Vicente Vega Soto SD http://www.oleadajoven.org.ar/index.php/Articulos/6080 Alberto García Sánchez sj. http://vidacristianaencuba.com/vcristiana/index.php?option=com_k2&view=item&id=248:lleno-delesp%C3%ADritu-santo-conducido-por-el-mismo-esp%C3%ADritu 2
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humano, porque sólo así se puede levantar al ser humano que ha caído. Jesús tiene que entrar en el drama de la existencia humana —esto forma parte del núcleo de su misión—, recorrerla hasta el fondo, para encontrar así a «la oveja descarriada», cargarla sobre sus hombros y devolverla al redil.” 3 c. Luego se proclama Mateo 4, 3-11. d. En seguida hacemos la siguiente reflexión: En las tres tentaciones de Jesús “se refleja su lucha interior por cumplir su misión, pero al mismo tiempo surge la pregunta sobre qué es lo que cuenta verdaderamente en la vida humana. Aquí aparece claro el núcleo de toda tentación: apartar a Dios que, ante todo lo que parece más urgente en nuestra vida, pasa a ser algo secundario, o incluso superfluo y molesto. Poner orden en nuestro mundo por nosotros solos, sin Dios, contando únicamente con nuestras propias capacidades, reconocer como verdaderas sólo las realidades políticas y materiales, y dejar a Dios de lado como algo ilusorio, ésta es la tentación que nos amenaza de muchas maneras.”4 “En estas tres tentaciones –que repiten las del antiguo Israel en el desierto (como las relee el Deuteronomio), son símbolo de todas las tentaciones de la humanidad y está representado el pecado que se anida en cada uno de nosotros:
Robarle el don a Dios, querer poseerlo como si fuera una conquista nuestra…
Manipular a Dios dándole el rostro que nos parece más cómodo…
Poner nuestras necesidades por encima de todo y de todos…
En pocas palabras, poner a Dios al servicio de lo que queremos y deseamos.”5 11. Regresamos al espacio inicial del encuentro y conversamos:
¿Qué nos ha hecho sentir esta vivencia? ¿En qué nos hace pensar sobre nuestra vida?
¿Qué nos hace pensar sobre la cuaresma?
12. Después de lo conversado hacemos la siguiente reflexión: A partir del “primer domingo de Cuaresma, la Iglesia nos lleva con Jesús al desierto, conducidos también por el mismo Espíritu Santo. La Cuaresma es un desierto llamado a ser fecundo. La austeridad y la penitencia a la que se nos invita en este tiempo no son fines en sí mismas. Como el ayuno de Jesús, son entrenamiento de nuestra sensibilidad espiritual. Se escucha con más facilidad la voz de Dios en el desierto. Este "lugar", espacio que tenemos que fabricar a golpes de silencio y de oración, es escuela de discernimiento. El discernimiento es la actividad espiritual por excelencia en el desierto. Discernir es hacer la experiencia del paso de Dios en nuestra vida. Busca sobre todo descubrir el cómo de nuestra respuesta a Dios, especialmente en la selección de los medios que nos ayudarán a concretizar nuestros ideales y nuestros fines. Las tentaciones a las que se ve sometido Jesús tienen que ver con los medios para realizar su misión. No usarás el poder que te da tu condición de Hijo de Dios ni siquiera para algo tan 3
Cfr. Joseph Ratzinger Benedicto XVI., Jesús de Nazaret T1 p. 19. Cfr. Joseph Ratzinger, op.cit p. 20 5 CEBIPAL; Fidel Oñoro; Estudio Bíblico de apoyo para la Lectio Divina. Primero de Cuaresma (A) 4
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legítimo como saciar tu hambre. No buscarás comprar con cosas ni apabullar con la fuerza en la búsqueda del reino de Dios. No intentarás seducir con lo espectacular y maravilloso, sino invitar con la pequeñez y la debilidad de tu palabra cercana y fraterna6. De este relato podemos sacar tres sugerencias prácticas7 para permanecer con Jesús en estos cuarenta días: (1) En el desierto Jesús hace una gran vigilia en la que ora constantemente. También se nos propone una intensa vida de oración. La oración intensa nos hace crecer en la gracia de la vocación bautismal, nos ayuda a poner siempre ante el Señor nuestra fidelidad y nuestras negligencias, a entregarle nuestra pereza, nuestra poca fe y poca esperanza. La oración diaria nos va familiarizando con el modo de pensar y de actuar de Dios, dándonos valentía y fuerza interior para que tomemos distancia de criterios de vida que hacen daño. Hagamos el propósito de orar un poco más: por la mañana y en la tarde regularmente, no faltar a la eucaristía dominical. Los tiempos de la oración serán claves para nuestra apertura al gozo de la santa Vigilia Pascual, orando con Jesús y en Jesús. (2) En el combate con Satán, Jesús muestra que se toma en serio la Palabra de Dios. En conexión con la oración está la escucha de la Palabra de Dios; escucharla y tomarla en serio. La Palabra es lámpara que ilumina los pasos de nuestro camino, alimenta nuestra oración y, junto con la comunión eucarística, nos sostiene y nos da fuerza. La palabra nos enseña a amar, a perdonar, a reconciliarnos, a llevar a cabos gestos de solidaridad, a acordarnos de los más pobres y todos los que sufren. Dediquémosle diez minutos al día a la lectura de una página del evangelio, preferiblemente el evangelio del día, y sintamos la consolación que proviene de esta lectura perseverante. (3) Revisar con lucidez cómo va nuestra vida. El relato de las tentaciones y la victoria de Jesús nos estimula para que hagamos un examen de conciencia personal y comunitaria: ¿cuáles son los factores que arruinan la comunión, que generan dolosas separaciones y distanciamientos con Dios, con las personas que amamos y con nuestros hermanos de comunidad? Discernir dónde están y cómo funcionan nuestras tentaciones nos ayuda a desenmascarar las falsas seguridades que nos impiden la conversión interior y nos asegura que podemos vencer cualquier tentación si permanecemos unidos a Jesús y en la escucha de la Palabra de Dios. Hay que poner la mirada en Jesús: ¡Él es nuestra victoria! La buena noticia es que podemos vencerlas. 12. Si se cree conveniente se puede conversar sobre lo leído. 13. Antes de concluir escuchemos cómo le fue a Amado en su primer encuentro al que fue invitado: Amado: una historia pascual. Las Tentaciones Doña Elena lo estaba esperando según lo acordado. Le mostró cuán contenta estaba de verlo. Después de saludarse, avanzaron hacia la casa donde se iba a realizar el encuentro. “No esperés 6
Cfr Alberto García Sánchez sj.
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Cfr. CEBIPAL; Fidel Oñoro, op.cit.
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nada espectacular, es algo sencillo lo que hacemos, lo importante es que cada quien se deje interpelar por los gestos y las palabras”, le expresó Doña Elena. “Ya avisé que Vos ibas a llegar. Te están esperando”. Amado sonrió y se sintió halagado. Al llegar fueron recibidos con bondad y buena disposición. Amado reconoció rostros. Todo daba muestras de estar preparado. Notó cómo se preguntaban de situaciones cotidianas y cómo se expresaban su solidaridad y se daban ánimo. Le invitaron a tomar asiento. “Recordemos que este camino cuaresmal que iniciamos abarca seis semanas, incluyendo los cinco domingos de cuaresma y el de Ramos”, dijo a Doña Elena después de saludarlos una vez más. “Que el Espíritu Santo nos guíe y nos dé perseverancia, comencemos con un canto”. Hicieron el canto y escucharon un texto escrito por el Obispo de la Diócesis. Amado recordó las palabras que Doña Elena le había dirigido el Miércoles de Ceniza. Después de la oración inicial salieron al jardín de la casa, ahí sobre unos troncos secos estaban colocadas unas frutas y una Biblia. Comprendió el signo cuando leyeron el relato bíblico de la caída de Adán y Eva. Luego pasaron a otro espacio, había arena y piedras. Escuchó con atención el relato de las tentaciones de Jesús y los distintos comentarios que se hacían. Participó en silencio de todos los momentos. De regreso a casa, Doña Elena le preguntó: “¿Cómo te sentiste hoy? Espero haya sido de tu agrado”. “Sí, mucho”, contestó Amado. “Lo que hemos compartido me confirma que para salir de lo que estoy pasando debo discernir con calma qué me llevo a esto. Me vi como Adán y Eva puesto en un hermoso jardín. Pero no he sabido estar en él, ni he sabido cuidarlo. Eso de las tentaciones me pone a pensar. ¿Dónde están y cómo funcionan en mí?”. Agregó Doña Elena: “Pero, te fijaste que a diferencia de Adán y Eva, Jesús supo descubrirlas enfrentarlas y vencerlas. Él nos ayuda en eso dándonos el Espíritu Santo. Además date cuenta que su Palabra en la Biblia es como dedo en la llaga”. “De eso, quiero hablarte”; le dijo Amado. “¿Cuáles textos bíblicos podría meditar en estos días? Porque así, eso de orar, a lo mejor me sea más fácil”. Doña Elena se conmovió por la petición y le ofreció darle las citas bíblicas y unas pautas para poder orar con ellas, y añadió: “Estuve leyendo que las primeras lecturas de la misa de los domingos son tomadas del Antiguo Testamento, y nos presentaran seis grandes momentos de la historia de la salvación en los se ve que Dios siempre tiene la iniciativa en favor nuestro. Las segundas lecturas, textos de San Pablo, son como "homilías" que aplican a nuestra vida el mensaje de las otras lecturas. Y los evangelios, que este año tiene unos temas bautismales muy hermosos; nos presentaran a Jesús como el modelo viviente de este recorrido que estamos comenzando” Agradecido con ella, Amado, se despidió diciéndole: “Tengo la impresión que el Espíritu me condujo hasta Vos y ustedes son como esos ángeles que se acercaron a Jesús para servirlo. Con la ayuda de ustedes podré hacer este camino”. “Camino pascual”, insistió Doña Elena, mientras se despedían. 14. Oración final Señor y hermano nuestro Jesucristo: Tú eres nuestra vida y nuestra Pascua. Al comenzar esta cuaresma, queremos seguir tus pasos, escuchar tus palabras, imitar tus gestos. Reconocemos nuestras infidelidades y confiamos en tu amor y tu gracia. Tú fuiste tentado por el mal, la riqueza, la gloria y el poder. Como todos nosotros y como siempre.
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Ayúdanos a apoyar nuestra vida, y nuestro trabajo por el Reino, en la Palabra del Padre, como hiciste Tú. Sólo a Él, y contigo, queremos adorar y dar culto. Amén.8
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http://www.verbodivino.es/images/recursos/recurso_31.pdf
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SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA Mateo 17, 1-9 Un alto en el camino para recobrar ánimos 1. Ambientación. Un altar para entronizar la Palabra. Ponemos al pie del altar: una almohada, cuatro o cinco bolsos (salveques o mochilas) y valijas o maletas. 2. Bienvenida y motivación: Jesús, después de anunciar la «Buena Noticia» del Reino de Dios por Galilea, toma la decisión de subir a Jerusalén. En Jerusalén, ciudad Santa, se purifica la fe en Dios y prueban los profetas. El camino a Jerusalén lleva a la cruz. Necesitamos contemplar la gloria de Cristo para poder alcanzar con él la meta. Hoy meditamos el relato de la transfiguración de Jesús el que «cumple» las promesas de Dios a su pueblo. 3. Oración Inicial: almo 32) Proclamamos el Salmo 33 (32). Después de cada estrofa de repite: Aclamen, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. 4. Entronizamos (hacemos entrada) la Biblia entonando un canto a la Palabra o de invocación del Espíritu. 5. Puestos en pie proclamamos Mateo 17, 1-9. Vamos a profundizar a luz de este texto en tres valores fundamentales: la esperanza, la comunión y el compromiso. a. LA ESPERANZA Releemos Mateo 17, 1-3 y mostramos la almohada. Y expresamos lo siguiente: Cuando nosotros queremos descansar nuestro cuerpo, sabemos qué parte necesita más descanso o qué parte nos duele más. Para descansar nuestro espíritu también necesitamos saber aquello que nos agobia. Reflexionemos en silencio: ¿Qué situaciones nos están agobiando en nuestra vida? Si alguno quiere, puede compartirlo (si no, se pasa a lo siguiente). Resulta que Jesús había anunciado con claridad la propia pasión y muerte El seguimiento del Crucificado exige de los discípulos un replanteamiento de sus expectativas con relación a Jesús. Ellos esperan “gloria”, pero Jesús les habla de “muerte”. Los discípulos sienten resistencia de cargar la Cruz. Los discípulos se hallaban desilusionados, abatidos, desconcertados. Los apóstoles tienen necesidad de rehacerse, reanimarse, recobrar fuerza y valentía. Necesitan recobrar la esperanza. ¿Qué hace Jesús? Escoge a tres de sus discípulos y los lleva a una montaña alta (Mt 17,1). Y “delante de ellos se transfiguró”. El acontecimiento sucede en función de ellos, quienes lo deben interpretar y finalmente ser sus testigos. En la transfiguración Jesús los educa sobre cómo se hace un camino pascual. Fue una experiencia orante y contemplativa que los hizo saborear anticipadamente el descanso de Dios que sería fruto de la entrega salvadora de Cristo. La 11
transfiguración supuso seguramente una inyección de ánimo para los tres discípulos en su seguimiento de Cristo. Les dio esperanza. También nosotros en esos momentos en el que el desánimo, la tristeza, el pesimismo o la desesperanza tocan a nuestro corazón necesitamos hacer que nuestros pensamientos sean como los de Dios (Mateo 16, 23) y contemplar los acontecimientos con una esperanza impregnada de salvación “¿En qué consiste esta esperanza, tan grande y tan "fiable" que nos hace decir que en ella encontramos la "salvación"? Esencialmente, consiste en el conocimiento de Dios, en el descubrimiento de su corazón de Padre bueno y misericordioso. Jesús, con su muerte en la cruz y su resurrección, nos reveló su rostro, el rostro de un Dios con un amor tan grande que comunica una esperanza inquebrantable, que ni siquiera la muerte puede destruir, porque la vida de quien se pone en manos de este Padre se abre a la perspectiva de la bienaventuranza eterna. (Benedicto XVI, Angelus, 2 diciembre 2007) b. LA COMUNIÓN Si es posible salir a un espacio con plantas o jardín. Se lleva la Biblia. Si no se hace en el sitio de reunión. Releemos Mateo 17, 3-5. Y expresamos lo siguiente: La aparición de la “nube luminosa” indica la presencia de Dios. En la peregrinación en el desierto que hizo la generación de Moisés, la “nube” acompañaba al pueblo. Cuando llegamos al momento culminante del libro del Éxodo vemos cómo la “nube” se posaba sobre la tienda del encuentro y la gloria del Señor llenaba la morada (Éxodo 40,35). Para los tiempos definitivos, con la llegada del Mesías, se esperaba un acontecimiento de este tipo: “El Señor entonces mostrará todo esto; y aparecerá la gloria del Señor y la Nube, como se mostraba en tiempo de Moisés…” (2 Macabeos 2,8) Lo que sucedió en ese momento fue extraordinario y merece una prolongada contemplación de acogida porque el Dios-con-nosotros, el Dios de la Alianza, también está aquí y nos habita. Porque el mismo Jesús dice que donde dos o más discípulos suyos estén reunidos en común acuerdo ahí está Él (Mateo 18, 19-20). Vamos a tomarnos de la mano y como discípulos de Jesús unamos esfuerzos y corazones; el monte es lugar de la subida, no sólo externa, sino sobre todo interior; el monte también es liberación del peso de la vida cotidiana, como un respirar en el aire puro de la creación; el monte que permite contemplar la inmensidad de la creación y su belleza; el monte que nos da altura interior y me hace intuir al Creador. La transfiguración es un acontecimiento de oración; así oremos juntos en este momento. A cada petición respondemos: Te lo pedimos Padre.
Padre, que nos amas tanto, permite que toda tu Iglesia, formada por cada uno de nosotros, oigamos y hagamos caso a tu voz que nos dice: “Este es mi Hijo, mi Elegido, escúchenlo”, para que así creamos y confiemos en tu Hijo sin poner pretextos ni obstáculos. R/ Te lo pedimos Padre.
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Padre, te pedimos por el Papa, los obispos, los sacerdotes, los religiosos, las religiosas y los diáconos, descubran la misión que les has encomendado y la lleven a cabo sin importar cuánto tengan que sufrir, movidos por el amor que Tú les tienes y la esperanza de estar contigo en tu presencia. R/ Te lo pedimos Padre.
Padre, permite que los gobernantes de todo el mundo, puedan poner su esperanza en Ti y en vivir en tu Reino. R/ Te lo pedimos Padre.
Padre, te pedimos que los enfermos y todos los que sufren, no se desanimen, sino que encuentren que vale la pena sufrir y hasta morir, si es por Jesús, porque lo que nos espera a todos, es estar contigo, en tu presencia. R/ Te lo pedimos Padre.
Padre, te pedimos que María, nuestra Madre interceda por nosotros para que podamos terminar la misión que nos has dado e ir a tu Gloria. R/ Te lo pedimos Padre
Hemos dicho que la comunidad es como esa nube que cubrió a los tres discípulos. Vamos ahora unirnos nuestras manos alzando los brazos como tratando de hacer una tienda de acampar, y uno por uno va entrar en esa tienda. Los demás oramos en silencio por el que entra, el que quiere puede decir si hay algo en particular por lo que quiera que se ore. Cuando todos hayan pasado terminamos orando: Señor y hermano nuestro Jesucristo: Tú eres nuestra vida y nuestra Pascua. En esta Cuaresma tú nos llamas a salir de casa, de nosotros mismos. Entonces tu luz iluminará los pasos de nuestra obediencia. Es la luz de Dios que ha brillado en tu rostro y en tu vida entera. A tu lado y al mirarte somos felices. «¡Qué bien se está aquí!». Con todo, el camino será todavía largo y penoso, como una cruz, y deberemos meditar tu misterio calladamente, en silencio, para acompañarte en tu resurrección. Amén.9
Si hemos salido, regresamos al lugar de reunión c. COMPROMISO
Releemos Mateo 17, 6-9. Y realizamos lo siguiente: Se invita a todos a que observen los bolsos y maletas que están en el suelo. Preguntamos: ¿En qué circunstancias o situaciones utilizamos estos elementos? Luego, si son se cree conveniente, se dividen en tres o cuatro grupos (de acuerdo a la cantidad de personas). Cada grupo toma una mochila o maleta. Se les pide imaginen que están en el Monte de la Transfiguración y están a punto de bajar de ahí para dirigirse con Jesús hacia Jerusalén para ir vivir con Él su misterio Pascual. Deben conversar sobre qué debe llevar esa mochila o maleta para ser usada en la vida cotidiana durante este camino cuaresmal hacia la Pascua. Pero de todo lo que digan deben escoger sólo una cosa necesaria y presentarla al grupo como un compromiso por realizar diariamente en esta cuaresma. Uno del grupo hablará en nombre de todos. (El trabajo en grupo puede llevar máximo 10 minutos) Luego se hace el plenario.
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http://www.verbodivino.es/images/recursos/recurso_31.pdf
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6. Concluido el plenario escuchamos: Amado: una historia pascual. La Trasfiguración Amado caminó solo esta noche. Doña Elena debía adelantarse para ayudar a preparar algunas cosas del encuentro. La noche estaba luminosa y fresca. La casa en la que se reuniría la pequeña comunidad está subiendo una cuesta bastante empinada. Conforme ascendía miraba los árboles mecidos por el viento. Un silencio acogedor lo envolvía todo. A la entrada se encontró con otros recién llegados que le saludaron con mucha calidez. Entraron a la casa. Miró el altar preparado. “¿Una almohada? ¿Y esas maletas y maletines”, dijo apenas susurrando. Amado sonrió y se dispuso a dar un paso más de este camino en el que se había metido. El encuentro se fue desarrollando de manera muy dinámica. Se sintió identificado con aquellos hombres del relato de la Transfiguración. Cansancios, dudas, incertidumbres. También el necesitaba subir alguna montaña, respirar aire puro, liberarse por un buen rato del peso de la vida cotidiana, contemplar la inmensidad de la creación y su belleza. Pero sobre todo necesitaba encontrar un descanso para su corazón. Una almohada para su espíritu. Necesitaba esperanza para perseverar en su lucha. Cuando salieron al jardín oró conmovido por cada uno que entró en la tienda que hicieron con sus propios cuerpos. Y al llegar su turno se sintió abrazado por todos. Fue un refugio solidario. “Señor, realmente te necesito, ayúdame a escucharte”, oró con ojos cerrados mientras todos le rodeaban. Abrió los ojos cuando experimentó la presencia de Alguien más que le daba su energía. “¡Qué bien se siente aquí, Señor!”, alcanzó a decir. Cuando bajaban de la cuesta de regreso a casa se volvió a Doña Elena para comentarle: “Ha sido todo muy reconfortante, y eso de los maletines, me hizo volver a poner los pies en la tierra. La vida es un viaje y para el camino hay que pensar bien lo que se necesita para llevar”. “Tenés razón”, acotó Doña Elena. “Camino pascual, te vuelvo a decir. Un paso siempre hacia algo mejor, si dejamos que Jesús nos enseñe a darlo y que pasa por hacer la vida como Él y afrontar como Él los sufrimientos y las dificultades”. “Esa parte todavía me es difícil de digerir”, respondió Amado. “Yo pensé que el camino que Jesús hizo fue solo para Él, y resulta que nos toca también andarlo”. Doña Elena asintió con su cabeza, le miró con ternura y no dijo nada. Como ya estaban frente a su casa le dio un abrazo y se despidió amablemente. Amado siguió su camino metido en sus pensamientos. 7. Si alguno desea comentar brevemente el progreso de nuestro amigo se le da oportunidad. Y finalizamos el encuentro con la oración. 8. Oración final Muéstrate, por fin, Señor. No permanezcas por más tiempo oculto a nuestros ojos. No guardes silencio más días. ¿Hasta cuándo vamos a caminar entre tinieblas, cansados, desorientados y abatidos? Desata tu brazo, Señor, desata tu poder
y sal en defensa del pobre y oprimido. Tiende tus brazos a los que vacilan, hazte encontradizo a los que te buscan, sorprende a los que te huyen. No permitas que se blasfeme tu nombre, diciendo: es el azar, es el inconsciente, es la materia. 14
¿Acaso el que ha hecho el oído... no oye? ¿No ve el que se ha inventado los ojos? Los pensamientos de todos los hombres están en tu ordenamiento, todas sus palabras están registradas. Bienaventurado el que se deja enseñar por tu palabra. Dichosos los que no ven y creen.
Sin estar en la seguridad social, están seguros. Sin necesidad de tranquilizantes, dormirán tranquilos y vivirán en paz. Porque tú, Señor, eres nuestro Padre y nos quieres. Amén
TERCER DOMINGO DE CUARESMA Juan. 4,5-42. “Señor, dame de esa agua” 1. Ambientación: a. Para esta celebración se necesitan cuatro recipientes que representen pozos. Se ubicarán en los cuatro extremos del salón o sala. Deben tener pegadas una hoja en blanco o papel periódico. Se pueden numerar de 1 a 4 si se considera conveniente. b. Se han de tener hojas blancas y marcadores o lapiceros. c. En el centro del salón o sala se ubicara un altar (o mesa) en el que se entronizará Biblia, y junto a ella un recipiente de agua y una vela d. A cada participante se le entrega un vaso vacío. e. Los participantes deberán distribuirse en cuatro grupos. f. El texto bíblico se proclamará por trozos. Se asigna a una persona para lo haga. Se puede usar música instrumental o sonido de agua que corre. g. Otra persona lleva el recipiente con agua y será quien haga la lectura de la meditaciones. h. Uno de cada grupo proclamará el salmo propuesto.
2. Bienvenida, motivación y actividad inicial. Hoy vamos a contemplar el relato del encuentro de Jesús con la samaritana. Es un texto que nos refleja lo que pasa en un corazón que padece sed. Así como cuando tenemos sed buscamos calmarla, también buscamos saciar la «sed» profunda que brota de un corazón resecado. Podemos poner nombres a la «sed»: de cariño, de paz, de sentido, de alegría. ¿En qué pozos buscamos saciar esta sed? ¿Estamos acertando con el pozo? Jesús confronta el agua que la samaritana busca con el agua que Él le ofrece.
Preguntémonos primero ¿los seres humanos de hoy de qué tenemos sed? Mencionemos al menos cuatro lo más significativas posibles. Cuando el grupo tiene las cuatro más significativas anota cada sed en un papel por separado. Una vez tenidas las respuestas. Hacemos los cuatro grupos y se les entrega el papel con la sed y se les envía a un pozo cada ¿a qué tipo pozo se acude a nuestro entorno a saciar esta sed? Pensamos en lugares, actividades o diversas situaciones. Cada grupo lo anota en la hoja en blanco que tiene el “pozo” asignado. Una vez que han concluido cada grupo dice en voz alta lo siguiente “Nuestra sed es sed de… (dice la sed asignada) y buscamos saciarle en…( menciona los lugares o situaciones que anotaron) 15
3. Entronización de la Palabra. a. Se entona un canto al Espíritu Santo o la Palabra. b. Se introduce la Biblia, la vela encendida y el recipiente con agua y se coloca en altar del centro. 4. Meditación y contemplación del texto: Juan 4,5-42. Monición inicial: La Samaritana nos representa. Esta mujer tenía sed y buscaba el agua en un pozo tradicional. Pero se encontró con un manantial de agua viva, el agua vivificante del Espíritu que brota del mismo corazón de Cristo. Jesús sintió nuestra sed para calmar toda sed. a. Ante el Pozo 1
El lector designado toma la Biblia y se dirige al pozo1, mientras proclama Juan 4, 4-6. Le acompaña quien llevará el recipiente con agua.
La persona que lleva el recipiente con agua lee la meditación: Jesús fatigado del camino:
“Bajó el camino para cansarse en el camino”. Quiso el Señor recorrer nuestros caminos y asumir nuestra condición de peregrinos, sentir nuestro cansancios y nuestras luchas. Así podrá decir: “Venid a mí los que están casados y agobiados” “Buscándome, te sentaste cansado”. Bajó el camino para buscarnos en los caminos. El hombre se pierde con facilidad, o se esconde, o se desvía voluntariamente, Y el Pastor no quiere que se pierda ni una sola de sus ovejas. Ésta es la gran dignidad del hombre, “la conmovedora condición humana”, la de ser buscado por Dios. Dios no quiere que sus hijos se pierdan. Por eso: -Salió en busca de Adán: “¿Dóndes estás?” (Gén 3,9). -Salió en busca de Caín: “¿Qué has hecho?” (Gén 4,10) -Salió en busca de Moisés: “Moisés, Moisés… (Ex 3,4). - Cristo salió en busca de la oveja perdida, de los discípulos, de Zaqueo, de Saulo, salió al encuentro del hijo pródigo y de la samaritana. Todos podían decir, y todos podemos decir: “habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús” (Flp 3,12). Porque Jesús nos sigue buscando. No te avergüences cuando te sientas cansado, sino descansa en el Señor.
Se hace un momento de silencio:
Uno del grupo proclama Salmo 42, 2-3. “Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios?”
Todos responden: “Señor, dame de esta agua”. b. Ante el Pozo 2
Quien lleva el agua y el lector con la Biblia van al pozo 2, mientras proclama Juan 4, 7-9.
Momento de silencio.
Meditación: Jesús pidió de beber. 16
“El Manantial descendió para sentir sed. ¿Cuánta sed tuvo Jesús? Tuvo la sed propia y la sed de todos los hombres. Tuvo la sed de su pueblo en el desierto, la sed de la samaritana insatisfecha, la sed de los que se desangran en la cruz, tuvo sed de los que buscan y los que esperan, de los que sueñan y los que creen; tuvo sed de vida y felicidad, de justicia y libertad, de verdad y belleza, tuvo sed de amor, tuvo sed infinita de Dios. Tuvo sed Jesús porque asumió la condición humana, y el hombre no solo tiene sed, sino que es sed. Pidió de beber a una mujer. Se hace mendigo nuestro. Él, siendo rico, se hizo pobre, siendo la fuente, sintió la necesidad de beber.”
Se hace un momento de silencio: Uno del grupo proclama Salmo 63,2. “Señor, tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti, por ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua.”
Todos responden: “Señor, dame de esta agua”.
c. Ante el Pozo 3
Quien lleva el agua y el lector con la Biblia van al pozo 3, mientras proclama Juan 4, 10-14.
Momento de silencio.
Meditación: Si conocieras, si supieras…
Jesús quiere abrir los ojos de la mujer. Estimula su deseo de conocer al que le habla. Para ello tendrá que olvidarse de su pozo y de su cántaro y hacerse pobre; tendrá que pasar de la sed de agua a la sed de vida, de la sed de los hombres a la sed de Dios. En el diálogo Jesús se presenta como el Dios de las aguas, el príncipe de la dicha, el señor de la libertad, el profeta de la verdad.
Uno del grupo proclama Salmo 68.2 ¡Sálvame; Dios, Que me llega el agua al cuello! Me hundo en el fango profundo Y no puedo hacer pie; He entrado en las aguas sin fondo Y me arrastra la corriente. Estoy exhausto de gritar, Tengo roca la garganta, Se me nublan los ojos Esperando a mi Dios. d. Ante el Pozo 4
Quien lleva el agua y el lector con la Biblia van al pozo 4, mientras proclama Juan 4, 15-26
Momento de silencio.
Meditación: Soy yo. 17
La respuesta de Cristo fue gratificante. Desear es ya encontrar. Pedir es ya recibir. La samaritana reconoció, deseo y pidió. Jesús colmaría sus deseos. Pide agua y te doy vida. Quieres calmar tu sed definitivamente y te regalo un manantial. Pides verdad religiosa y te doy Espíritu. Esperas al mesías y lo encuentras ante ti. Pides amor y te doy un corazón nuevo, para que sepas amar, un corazón grande para que lo llenes del mejor amor.
Uno del grupo proclama Salmo 68.14-19. Pero yo, Señor, a ti dirijo mi oración, En el momento propicio, Por tu gran amor, respóndeme, oh Dios, Con tu fidelidad salvadora. Sácame del fango, no me hunda Líbrame de los que me aborrecen Y de las aguas sin fondo; Que no me arrastre la corriente, Ni me trague el torbellino. Ni el pozo se cierre sobre mí. Respóndeme, Señor, por tu bondadoso amor, Por tu inmensa ternura vuelve tus ojos a mí. No ocultes tu rostro a tu siervo.
Gesto: La persona que lleva el recipiente con agua reparte a todos los participantes un poco de agua. Mientras se reparte el agua se puede hacer un canto Luego la persona animadora hace la oración siguiente.
Todos los participantes responden después de cada párrafo: Señor dame de esta agua:
Dame que beba, me has dicho; Señor. A mí, que vengo a buscar agua para quitar la sed. Y estoy junto a ti como un cántaro vacío. Es de barro Señor. Está hueco. Ésta amasado con sudor. Está abierto. No conozco el don de Dios. Dime de El. No sé quién eres, tú que me pides de beber. He venido a pedirte agua viva. La tuya, que es viva. Estoy cansada. Tengo sed de beber siempre agua de ésta. Dame de la tuya: De la tuya, y que se convierta dentro de mi en un manantial que salta dando una vida sin término. Dame de ésta agua. Señor dame. No quiero aguas estancadas. Quiero tu agua viva. Viva y saltando sin parar. Aquí la tienes. Ya sé que me conoces, que me sabes hasta dentro. Señor veo que eres profeta. Yo quiero amarte aquí en mi corazón. Crea en El un espacio en mi corazón. Ha llegado la hora en que quiero que seas mi Dios y ser para ti en espíritu y verdad. Eres mi todo en mi nada. Tu agua en mi pobre barro. Lo espero todo de ti, llena mi pobre cántaro de amor. Llénalo para ser instrumento tuyo. Quiero dejar aquí mi barro. Aquí mi cántaro.
5. En torno al altar central
Quien lleva el agua y el lector con la Biblia van al altar central y ahí se proclama Juan 4, 2742. 18
Meditación: Una mujer nueva
Ahora la mujer era otra, era una mujer nueva. Estaba llena de una palabra y se fue al pueblo para comunicarla. Era una palabra que la iluminó y la estremeció, y ahora la quema por dentro. Se convierte en evangelista. El Espíritu no tiene sexos, de razas y religiones. La mujer samaritana hizo su camino discipular: -Sintió su pobreza y su impureza. -Deseó salir de su vacío y de sus viejas costumbres y ataduras, morir a la mujer vieja. -Confió en una promesa y se abrió a la esperanza. -Oró, pidió con fuerza y confianza. -Creyó en el Mesías que le hablaba. -Se convirtió en apóstol y testigo del encuentro.
Uno del grupo proclama Salmo 95 (94).
6. La persona animadora hace la meditación y oración final: La mujer de Sicar es capaz de contagiarnos hoy, al volver a las fuentes, su encuentro con Jesús. La samaritana nos muestra cómo llegó al pozo de Jacob con su cántaro vacío y sin ilusiones. Nos asombra asimismo al hablarnos de cómo fue liberada de sus idolatrías. El don regalado por Jesús, se trasforma en una corriente de vida capaz de anegarnos. Se trata de reconocer la sed de él, latente en nosotros y en las comunidades. El pasaje de la samaritana revela una paradoja, quien sediento nos pide agua para calmar la sed, resulta ser quien calma la nuestra. Cuántas misiones aparecen como un fracaso o nos dejan un sabor amargo en la boca; un hecho similar se vivió en Sicar, al final, la mujer volvió a la casa sin agua, sin cántaro y una sed, hasta ahora desconocida, pero suficiente para motivarse a llevar hacia Jesús el poblado entero. Por eso, oremos diciendo: Señor y hermano nuestro Jesucristo: Tú eres nuestra vida y nuestra Pascua. Danos de beber de la fuente de agua viva con la que tú quieres saciar la sed de todas las «samaritanas» de hoy. Fuente de la que mana vida eterna y refresca los sudores y el cansancio del camino. Que tu sed, Señor, sea la nuestra. Hambre y sed de justicia que recoja los esfuerzos de cuantos lucharon por hacerla posible entre nosotros. Y puedas así ser reconocido verdadero salvador del mundo. Amén.10 7. Conversación final: ¿Qué nos llamado la atención de esta celebración? ¿Qué nos ha hecho sentir y pensar? ¿Cómo nos prepara este pasaje de la Samaritana para vivir la Pascua? 8. Antes de concluir leemos el relato Amado: una historia pascual. La Samaritana. El día estuvo caluroso y la noche apenas comenzaba a refrescar. Ese fue el tema de conversación al avanzar hacia la casa en la que se reunirían. Señalaban lo reseco del zacate. Doña Elena le contó que en su jardín le ponía agua a los pajaritos para que bebieran y verlos disfrutar metidos en el recipiente que usaba. “De agua y de sed hablaremos hoy”, le comentó también. “Pues, yo lo primero que pediré al llegar es un buen vaso con agua”, secundó Amado. 10
http://www.verbodivino.es/images/recursos/recurso_31.pdf
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Al entrar a la casa vieron recipientes semejando pozos. Los que habían llegado ayudaban a terminar de acomodar todo. Amado saludó y se unió al trabajo. No tuvo oportunidad de calmar la sed que traía. Se alegró cuando le entregaron un vaso vacío que le anunciaba algo para beber. Veía el agua en los pozos y el recipiente rebosante de agua que se llevaba de pozo en pozo. Mantuvo la sed hasta el momento en que pasaron repartiendo el agua. La bebió despacio, saboreando cada trago. Cuando se invitó a compartir los sentimientos y pensamientos les contó a todos su experiencia. “Lo que la Samaritana vivió lo estoy viviendo con ustedes. Yo estaba sediento ante todo lo que me ha pasado. Desde que Doña Elena me invitó a compartir estos encuentros he venido sintiendo que mi corazón está más tranquilo, pero a la vez cada experiencia, como esta, me plantea nuevos retos. Dios ha tenido paciencia conmigo, se ha sentado al borde de todos los pozos a los que yo iba a calmar mi sed y yo ni siquiera me percataba de su presencia. Me voy dando cuenta poco a poco que mi mayor necesidad es conocer a Jesús y todo lo que ofrece”. Todos se reconocieron en sus palabras. De regresó a casa Doña Elena buscaba en su corazón las palabras para dirigirse a Amado. La noche refrescó al fin. Llegaba un olor a tierra húmeda de jardín recién regado. “Amado”, comenzó a expresar Doña Elena, “Vos has agradecido la experiencia que vas viviendo con nosotros y nosotras, pero yo también quiero darte las gracias”. “¿Por qué?”, preguntó Amado con asombro. “Porque el camino que vas haciendo nos alienta a todos,” respondió ella. “Nos hace recordar lo que todos hemos pasado, y nos ayuda a continuar sabiendo que en el presente de nuestras vidas hay un Dios sosteniéndonos y animándonos a no contentarnos con lo que Él nos ha ayudado a alcanzar. Y que, además, este don de la fe que libremente hemos aceptado nos hace pozos que pueden dar vida a los que nos rodean”. “¡Y Vos sos un buen pozo!”, le afirmó Amado casi en los oídos cuando se despidió de ella. Esta vez fue Doña Elena la que se conmovió y se sintió pequeña ante la grandeza de un Dios que le daba la gracia de llevar a otros para que le pudieran conocer personalmente y no de oídas. 9. Canto de envío.
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA Juan 9, 1 – 41 “Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” 9. Ambientación. Preparamos un altar con fotos o imágenes (recortes) de revista o periódicos en las que aparezca personas en situaciones de pobreza material, moral (vicios o pecados) o espiritual (buscar la felicidad o el progreso sin Dios) Sobre este altar pondremos la Biblia. Ponemos siete velas apagadas. Ponemos un recipiente con agua Tener a la mano un paño o toallas de papel para secarse. Si es posible ver (y proyectar) el video de la canción El Credo de Luis Ascoy: dirección o enlace http://www.youtube.com/watch?v=2yh4ARpvr2s
10. Bienvenida y motivación 20
La historia de la salvación nos revela que llama y envía generalmente a los más débiles: matrimonios ancianos o estériles, o personas que pertenecen a un país insignificante en el concierto de las naciones. Dios no suele elegir a los grandes y fuertes, sino a los sencillos y pequeños, a los que quizás hubiéramos marginado. Así queda claro que la iniciativa de la salvación es totalmente de Dios y siempre es gratuita. Dios emplea medios pobres. También en esta cuarta semana de Cuaresma se nos invita a identificarnos e involucrarnos con aquellas personas que, de muchas maneras, sufren ya sea por causa del pecado personal, la injusticia social o porque son excluidos. 11. Oración inicial Danos Señor tu luz, para mirar la vida con ojos de Evangelio. Ayúdanos a confiar en ti, con todo nuestro corazón, para aprender a poner en tus manos, toda nuestra existencia. Necesitamos cambiar y volver a Ti. Queremos vivir la conversión y fortalecer nuestra fe. Quita la venda de nuestros ojos que nos impide descubrir a los demás como hermanos. Quita la venda de nuestro corazón que nos impide sentir y vivir movidos por tus enseñanzas. Aclara nuestra mirada, danos tu luz, cambia la ceguera de nuestros pecados, para creer y vivir como discípulos. - Que así sea -11 12. Mirando la realidad.
Pedimos a los participantes mirar de cerca las imágenes del altar. Y si es posible ver el video de la canción El Credo de Luis Ascoy Luego conversamos de los que nos hacen pensar o sentir esas imágenes (y las del video). 13. Meditación pausada del Evangelio según San Juan 9, 1 – 41
Entronizamos (hacemos entrada) la Biblia entonando un canto a la Palabra o de invocación del Espíritu y la colocamos sobre las imágenes
Motivación: Vamos a meditar de manera pausada el evangelio de Juan 9, 1-41. Cada vez que se lea el texto nos pondremos en pie y luego nos sentamos para escuchar una reflexión con frases del mensaje Papa Francisco para la cuaresma de este año y realizar la conversación o gesto que se nos propone. a. La ceguera ante el mal que existe en el mundo.
Puestos en pie proclamamos Juan 9, 1-5:
Reflexión
En aquella época, una discapacidad o una enfermedad eran consideradas un castigo de Dios y se asociaba al pecado. Esto permitía a los sacerdotes de la Antigua Alianza mantener su poder sobre la conciencia del pueblo. Jesús ayuda a corregir sus ideas: lo que para mucho es signo de 11
http://www.buenasnuevas.com/biblia/orar/orarconlapalabra-17.htm
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ausencia de Dios, ocasión para que Dios muestre su presencia luminosa en medio del mundo que creó al ser humano para la vida. “A imitación de nuestro Maestro, los cristianos estamos llamados a mirar las miserias de los hermanos, a tocarlas, a hacernos cargo de ellas y a realizar obras concretas a fin de aliviarlas. La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza.” (Papa Francisco, mensaje para la cuaresma de 2014)
Compartamos: ¿Qué personas conocemos que padecen algún sufrimiento que requieren que realicemos obras de la luz con ellos? ¿Podríamos hacer algo concreto por ellos? b. El signo de “Enviado de Jesús” que produce diversas reacciones
Puestos en pie proclamamos Juan 9,6-7.
Reflexión:
Este gesto de Jesús nos hace pensar en la creación del ser humano según Génesis 2, 7 que fue hecho de la tierra modelada y animado por el soplo de Dios. «Adán», de hecho, significa «suelo», y el cuerpo humano se compone, de hecho, por elementos de la tierra. Al curar al hombre, Jesús realiza una nueva creación. “Dios no hizo caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna de quien da parte de lo que para él es superfluo con aparente piedad filantrópica. ¡El amor de Cristo no es esto! Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace bautizar por Juan el Bautista, no lo hace porque necesita penitencia, conversión; lo hace para estar en medio de la gente, necesitada de perdón, entre nosotros, pecadores, y cargar con el peso de nuestros pecados. Este es el camino que ha elegido para consolarnos, salvarnos, liberarnos de nuestra miseria.” (Papa Francisco, mensaje para la cuaresma de 2014)
Gesto: encendemos tres velas. Al encender cada vela decimos en voz alta: «Éramos ciegos y ahora vemos». ¡Señor, Tú eres nuestra Luz! c. La primera reacción: la de los vecinos
Puestos en pie proclamamos Juan 9,8-12:
Reflexión:
El ciego es muy conocido. Los vecinos quedan dudosos de que sea él. Dudan más cuando les dice que otro humano lo curó. El fundamento de la fe en Jesús es aceptar que Él es un ser humano como nosotros. “Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: "Siendo rico, se hizo pobre por vosotros…". Cristo, el Hijo eterno de Dios, igual al Padre en poder y gloria, se hizo pobre; descendió en medio de nosotros, se acercó a cada uno de nosotros; se desnudó, se “vació”, para ser en todo semejante a nosotros. ¡Qué gran misterio la encarnación de Dios! La razón de todo esto es el amor divino, un amor que es gracia, generosidad, deseo de proximidad, y que no duda en darse y sacrificarse por las criaturas a las que ama. La caridad, el amor es compartir en todo la suerte del amado. El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias. Y Dios hizo esto con nosotros. Jesús, en efecto, "trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de 22
hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado". (Papa Francisco, mensaje para la cuaresma de 2014)
Compartamos: ¿Qué maneras de pensar o de comportarnos impiden que se crea hoy en Jesucristo? d. La segunda reacción: la de los fariseos y de los padres del ex-ciego
Puestos en pie proclamamos Juan 9, 13-23:
Reflexión:
Aquel día era un sábado y el día de sábado estaba prohibido curar. Algunos fariseos, ciegos en su observancia por la ley no estaban dispuestos a admitir que Jesús pudiese ser un signo de Dios, porque curaba al ciego en sábado. Pero otros fariseos, sí son interpelados por el signo y por el testimonio del ex ciego. “Podemos distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual. La miseria material es la que habitualmente llamamos pobreza y toca a cuantos viven en una condición que no es digna de la persona humana: privados de sus derechos fundamentales y de los bienes de primera necesidad… Frente a esta miseria la Iglesia ofrece su servicio, su diakonia, para responder a las necesidades y curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad… …la miseria moral, que consiste en convertirse en esclavos del vicio y del pecado…Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud… Esta forma de miseria, que también es causa de ruina económica, siempre va unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor. Si consideramos que no necesitamos a Dios, que en Cristo nos tiende la mano, porque pensamos que nos bastamos a nosotros mismos, nos encaminamos por un camino de fracaso. Dios es el único que verdaderamente salva y libera. (Papa Francisco, mensaje para la cuaresma de 2014)
Compartimos: ¿Qué es nos está impidiendo ver con claridad para seguir a Jesucristo, orientar mejor nuestra vida y comprometernos más con nuestros hermanos? Gesto. Cada participante que así lo desee pone agua sobre sus ojos mientras dice: “Jesucristo, Señor y hermano: Abre nuestros ojos” e. La sentencia final de los fariseos con respecto a Jesús
Puestos en pie proclamamos Juan 9, 24-34.
Reflexión:
Ante la ceguera de los fariseos, crece en el ciego la luz de la fe. Él no acepta el razonamiento de los fariseos y confiesa que Jesús viene del Padre. Esta profesión de fe le causa la expulsión de la sinagoga. Lo mismo sucedía en las comunidades cristianas de finales del primer siglo. Aquél que profesaba la fe en Jesús debía romper cualquier lazo de unión familiar y comunitaria. Así sucede hoy también: aquél o aquélla que decide ser fiel a Cristo corre el peligro de ser excluido. “Podríamos pensar que este “camino” de la pobreza fue el de Jesús, mientras que nosotros, que venimos después de Él, podemos salvar el mundo con los medios humanos adecuados. No es así. En toda época y en todo lugar, Dios sigue salvando a los hombres y salvando el mundo mediante la 23
pobreza de Cristo, el cual se hace pobre en los Sacramentos, en la Palabra y en su Iglesia, que es un pueblo de pobres. La riqueza de Dios no puede pasar a través de nuestra riqueza, sino siempre y solamente a través de nuestra pobreza, personal y comunitaria, animada por el Espíritu de Cristo.” (Papa Francisco, mensaje para la cuaresma de 2014)
Gesto: Encendemos dos velas más, mientras decimos: “Hijo del hombre que sepamos descubrir en tu cruz a cuantos sufren hoy crucificados contigo” f. La conducta de fe del ciego delante de Jesús
Puestos en pie proclamamos Juan 9,35-38.
Reflexión:
Jesús no abandona a aquel que es perseguido por su causa. Cuando se entera de que lo han expulsado, se encuentra con el hombre, lo ayuda a dar otro paso, invitándolo a asumir su fe. La conducta de fe del ciego delante de Jesús es de absoluta confianza y total aceptación. Acepta todo de parte de Jesús. “…fuimos liberados no por medio de la riqueza de Cristo, sino por medio de su pobreza… ¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece? Es precisamente su modo de amarnos, de estar cerca de nosotros, como el buen samaritano que se acerca a ese hombre que todos habían abandonado medio muerto al borde del camino. Lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y verdadera felicidad es su amor lleno de compasión, de ternura, que quiere compartir con nosotros. La pobreza de Cristo que nos enriquece consiste en el hecho que se hizo carne, cargó con nuestras debilidades y nuestros pecados, comunicándonos la misericordia infinita de Dios. La pobreza de Cristo es la mayor riqueza: la riqueza de Jesús es su confianza ilimitada en Dios Padre, es encomendarse a Él en todo momento, buscando siempre y solamente su voluntad y su gloria. Es rico como lo es un niño que se siente amado por sus padres y los ama, sin dudar ni un instante de su amor y su ternura. La riqueza de Jesús radica en el hecho de ser el Hijo, su relación única con el Padre es la prerrogativa soberana de este Mesías pobre. Cuando Jesús nos invita a tomar su “yugo llevadero”, nos invita a enriquecernos con esta “rica pobreza” y “pobre riqueza” suyas, a compartir con Él su espíritu filial y fraterno, a convertirnos en hijos en el Hijo, hermanos en el Hermano Primogénito.” (Papa Francisco, mensaje para la cuaresma de 2014)
Gesto: Encendemos las últimas dos velas, mientras decimos: “Creo, Señor” g. Una reflexión final
Puestos en pie proclamamos Juan 9,39-41
Reflexión:
El ciego que no veía, acaba viendo mejor que los fariseos. Los fariseos que pensaban ver correctamente, son más ciegos que el ciego de nacimiento. Encerrados en la vieja observancia, mienten cuando dicen que ven. ¡No hay peor ciego que el que no quiere ver! “El Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria espiritual: en cada ambiente el cristiano está llamado a llevar el anuncio liberador de que existe el perdón del mal cometido, que Dios es más grande que nuestro pecado y nos ama gratuitamente, siempre, y que estamos hechos para la comunión y para la vida eterna. ¡El Señor nos invita a anunciar con gozo este mensaje de misericordia y de esperanza! Es hermoso experimentar la alegría de extender esta buena nueva, de 24
compartir el tesoro que se nos ha confiado, para consolar los corazones afligidos y dar esperanza a tantos hermanos y hermanas sumidos en el vacío. Se trata de seguir e imitar a Jesús, que fue en busca de los pobres y los pecadores como el pastor con la oveja perdida, y lo hizo lleno de amor. Unidos a Él, podemos abrir con valentía nuevos caminos de evangelización y promoción humana.” Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para abrazar en Cristo a cada persona. Podremos hacerlo en la medida en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza. La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele. Que el Espíritu Santo, gracias al cual"[somos] como pobres, pero que enriquecen a muchos; como necesitados, pero poseyéndolo todo" sostenga nuestros propósitos y fortalezca en nosotros la atención y la responsabilidad ante la miseria humana, para que seamos misericordiosos y agentes de misericordia. Con este deseo, aseguro mi oración por todos los creyentes. Que cada comunidad eclesial recorra provechosamente el camino cuaresmal. Os pido que recéis por mí. Que el Señor os bendiga y la Virgen os guarde” (Papa Francisco, mensaje para la cuaresma de 2014)
Gesto: Puestos en pie hacemos una oración en silencio por el Papa Francisco. Hacemos un Padre Nuestro y un Ave María. Entónanos el canto Con vosotros está
9. Escuchamos la lectura del diálogo de Amado con Doña Elena. Amado: una historia pascual. El ciego de nacimiento Después de saludarse, Doña Elena, le pidió a Amado ir a la casa de una vecina. Se quedó a la salida mientras veía a distancia los gestos de ambas mujeres. Aquella mujer puso con devoción en las manos de Doña Elena una bolsita. Doña Elena le besó y se despidió de ella con un fuerte abrazo. Retomado el camino, Doña Elena le contó de qué se trataba: “Aunque ella es pobre y por su edad puede de abstenerse de hacerlo, Doña Berta, deja de hacer cierto gastos y los convierte en ayuda que entrega para los más necesitados. Es algo de lo que hablamos días pasados de que nuestros ayunos y abstinencias deben traducirse en gesto solidario”. “Sí, recuerdo”, indicó Amado. “De hecho aquí traigo mi aporte como quedamos la semana pasada”. “Y yo el mío”, agregó Doña Elena. “Ojalá que entre todos podamos recoger bastante, y si no, Dios lo multiplicará”. “¿Y que trae en ese sobre más grande?”, preguntó Amado. “Unas fotos y otras imágenes que vamos a usar en el altar de hoy”, respondió ella. Al llegar, Doña Elena, le pidió a Amado ponerlas junto a otras que ya habían colocado. Las miró de reojo, cuando llegó el momento las observó con más detenimiento. El encuentro fue avanzando sin prisas. Al escuchar la frase “Dios sigue salvando a los hombres y salvando el mundo mediante la pobreza de Cristo” le vino al corazón la imagen de Doña Berta, una persona pobre ayudando a otros pobres. 25
“No he padecido miseria material”, manifestó uno de los compañeros de grupo. “Pero sí, he padecido miseria moral y espiritual y muchas veces no he querido mirar las miserias de los hermanos, y menos tocarlas, y mucho menos hacer algo concreto para ayudar. En este camino, Jesús me ha enseñado a ver y a ayudar.” Amado sintió como si hubiera hablado en su nombre. Al lavarse los ojos oró con mucha sinceridad. Le tocó encender una de las últimas velas y de repente al decir “Creó, Señor”, se vio reflejado en lo que vivió aquel hombre ciego. Antes de despedirse de Doña Elena, no aguantó el comentarle: “Esas palabras del Papa Francisco van directo al grano, eso de que desconfía de la limosna que no cuesta y no duele, me dejan mucho en qué pensar”. 10. Oración final. Señor y hermano nuestro Jesucristo: Tú eres nuestra vida y nuestra Pascua. Abre nuestros ojos, como a ciegos de nacimiento. Danos, como fruto de esta cuaresma, una mirada nueva, amplia, limpia. Una mirada que haga nuestros los gozos y esperanzas, angustias y tristezas, de toda la humanidad. Y que al mirarte también a ti, Hijo del hombre entregado por los hombres, sepamos descubrir en tu cruz a cuantos sufren hoy crucificados contigo. Podremos proclamar entonces, con el ciego de Siloé: «éramos ciegos y ahora vemos». ¡Señor, Tú eres nuestra Luz! Amén.12
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA Juan 11,1-45 “Tú a la muerte, que es el fin, has hecho principio y soberana de la Vida” 1. Ambientación: Elaborar cinco máscaras de color negro, si es posible, rotularla con el tipo de muerte que le corresponda. Antifaces negros para cada participante. Un sepulcro o tumba. Un camino de piedras (simboliza la muerte) que va hacia el sepulcro. Un camino de luz con velas (simboliza la resurrección) que sale del sepulcro. La Biblia. 5 rótulos con la frase “YO SOY” El Cirio Pascual. El agua. Una bolla de pan Una imagen de Jesús resucitado. Buscar con anticipación lectores para hacer dialogada la proclamación del texto según las personas que aparecen: narrador, Marta, María, Jesús, los Discípulos, los judíos y para para las meditaciones. El encuentro tiene dos momentos llamados 12
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a. El camino de la muerte. b. El camino de la vida: 2. El camino de la muerte. Indicaciones: Se organizan los participantes en cinco grupos. Se les entrega una máscara de color negro que representaran las diversas muertes en que los cristianos podemos estar viviendo cada día. Un antifaz a cada participante. La reflexión correspondiente a cada máscara. Trabajo Grupal: Hacemos cinco grupos y a cada grupo se le entrega una ficha de trabajo para que contesten la pregunta. Primera muerte: “La desesperanza”, que se da la mano con la tristeza y mutuamente se alimentan. La desilusión y desencanto abren una brecha en el alma por donde se cuelan los más tristes sentimientos. La vida pierde color, todo se vuelve gris y aburrido. Si no muere la persona languidece; abandona el ánimo y las fuerzas. Y si pierdes del todo la esperanza. Pregunta para el diálogo: ¿He vivido la desesperanza en mi vida? Segunda muerte: “El vacío” que está íntimamente relacionado con la desesperanza. Si quieres entender bien lo que esta muerte significa, haz una lectura reposada del Eclesiastés. Vaciedad de vaciedades y todo es vaciedad Es el sentido de la existencia. Aquí estamos sin saber por qué ni para qué. Es un vivir sin alma, un vivir sin vivir. Es la muerte de la luz. Pregunta para el diálogo: ¿He vivido el vacío en mi vida? Tercera muerte: “El consumismo”. Se trata de un vacío lleno de cosas, pero sigues sin alma. Mala solución, porque las cosas no te llenan, sino que te drogan y de esclavizan. Es decir, un vacío ciego y esclavizante. Estás muerto a la verdadera vida y no te das cuenta. Encerrado en tus materialidades y sensualidades, no sabes por dónde soplan los vientos de la libertad y de dicha. Pregunta para el diálogo: ¿He vivido el consumismo en mi vida? Cuarta muerte: “El agnosticismo” o la falta de fe. Si te cierras a Dios y a la transcendencia, pierdes el sol de la vida. Vivirás, pero en la noche; vivirás, pero con frío; vivirás. Pero vacío: Es una vida errante, pero sin rumbo, como si la tierra se desprendiera de su sol. Pregunta para el diálogo: ¿He vivido el agnosticismo en mi vida? Quinta muerte: “El desamor: Ya sabemos, el que no ama está muerto, porque la vida consiste en amar. Si te cierras en ti mismo, te vacías hasta la asfixia, la angustia y la muerte. Jesús lo dijo, el que guarda su vida la pierde, el que pierde su vida la gana. El que vive para sí muere; el que vive 27
con, por, para el otro está vivo. Sólo el que pierde su vida vive. Pregunta para el diálogo: ¿He vivido el desamor en mi vida? Terminado el trabajo grupal, cada grupo lee el tipo de muerte que le correspondió y la pregunta del diálogo, dando un breve momento de silencio para que reflexionemos.
Al finalizar escribimos en el antifaz: a nivel personal ¿Cuál es mi muerte? 3. Celebración: Meditación y contemplación del texto: Juan 11.1-45.
Canto al Espíritu Santo. Monición a la entronización de la Palabra.
“Es tan grande el poder y la fuerza de la Palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual” (DV.21).
Canto a la Palabra. Entronización de la Palabra y el Cirio que se colocan junto al sepulcro.
Monición inicial: De gran intensidad y belleza se nos pinta a la vida y a la muerte enfrentadas ante el sepulcro de Lázaro. La muerte está escoltada de un triste acompañamiento fúnebre, el llanto, la duda, la losa, el mal olor de la corrupción. La vida se ve arropada por la fe, la amistad, la esperanza, la fuerza de la Palabra; y contra el mal olor, el perfume del Espíritu. Cristo convierte la metáfora de Ezequiel: “Yo mismo abriré vuestros sepulcros”.
Meditación del Pasaje de Juan 11, 1-45. Colocamos la máscara de la desesperanza. Proclamación del Evangelio de San Juan 11,1-15
Lector de la meditación: La Amistad de Jesús.
En Jesús se manifiesta el amor de Dios a los hombres. La amistad es uno de los matices de este amor. La amistad es un amor entre iguales, correspondido. Para hacerse igual a nosotros Dios tuvo que emprender un largo camino de acercamiento y despojo. Es el misterio de la Encarnación. Jesús tuvo amigos, como fueron los discípulos-a vosotros os llamo amigos-, y Nicodemo, o la familia de Lázaro. En casa de éstos se encontraba bien. Se prueba que en el corazón del amigo es donde mejor se descansa. Los lazos de la amistad son dulces y entrañables, son fuertes y seguros. Por eso la muerte de un amigo produce un vacío y un dolor inexplicable.
Gesto: Pensar en los amigos que han muerto o que viven en situaciones de muerte “pecado” Todos: Eclesiástico 51. 1-2.12ª. Te alabo, mi Dios y salvador; Te doy gracias; Dios de mi Padre. Contaré tu fama, refugio de mi vida, Porque me has salvado de la muerte, Detuviste mi cuerpo ante la fosa, Libraste mis pies de las garras del abismo. El Señor escuchó mi voz, oyó mi súplica, 28
Me salvó de todo mal, me puso a salvo del peligro. Por eso doy gracias y alabo Y bendigo el Nombre del Señor.
Colocamos la máscara de los vacíos Proclamación del Evangelio de San Juan 11,16-22
Lector de la meditación:
(Si es posible proyectar imágenes referentes a la meditación)
Si hubieras estado aquí… Lázaro, nuestro amigo, ha muerto. Es triste. ¿Por qué mueren los amigos? Si hubieras estado aquí… ¿Dónde estabas, Señor, cuando agonizaba tu amigo?
Todos: Eclesiástico 51, 9-11. Desde el suelo levanté la voz Y grite desde las puertas del abismo, Invoque al Señor: Tú eres mi Padre, Tú tienes poder para salvarme, No me abandones en el peligro, A la hora del espanto y turbación; Alabaré siempre tu Nombre Y te llamaré en mi súplica.
Colocamos la máscara del consumismo Proclamación del Evangelio de San Juan 11, 23-30
Lector de la meditación:
Marta también se moría, porque la muerte del hermano produjo en ella una herida mortal. Ella creía en Jesús, pero dudaba. ¿Cómo voy a creer si ha muerto mi hermano? Estaba en una situación semejante a la de los discípulos cuando murió Jesús, ¿Cómo podemos creer si nuestro mesías ha sido derrotado y torturado hasta la muerte? Si al final todo termina en la muerte, ¿para qué nos sirve el Mesías? Pero Marta creyó: Si Señor, yo creo que tú eres el Mesías. Y se lleno de luz y esperanza. He aquí a Marta verdadera discípula de Jesús.
Gesto: Silencio Todos: Eclesiástico 51 6-8. Cuando estaba ya para morir Y casi en lo profundo del abismo, Me envolvía a todas partes y nadie me auxiliaba, Buscaba un protector y no lo había, Recordaré la compasión del Señor y su misericordia eterna, Que libra a lo que se acogen a él y los rescata de todo mal. 29
Colocamos la máscara del agnosticismo Proclamamos el Evangelio de San Juan 11,31-35
Lector de la meditación:
Jesús, muy conmovido, se echó a llorar La conmoción y las lágrimas son la primera respuesta de Dios. Se conmueve Dios, se compadece, se irrita y se rebela, como Job, Y guarda silencio y espera. Con gritos y con lágrimas. Grita, también con los silencios, como Abel, y con sangre. Llora Dios desde el principio, llora por nosotros, con nosotros y en nosotros. Quiere enjugar todas las lágrimas, Ángel divino del consuelo, Pero son sus lágrimas nuestro mejor consuelo.
Gesto: Mientras se canta, colocamos los antifaces dentro del sepulcro y el terminar se apagan las luces. Todos: Eclesiástico 51. 1-2.12ª. Te alabo, mi Dios y salvador; Te doy gracias; Dios de mi Padre. Contaré tu fama, refugio de mi vida, Porque me has salvado de la muerte, Detuviste mi cuerpo ente la fosa, Libraste mis pies de las garras del abismo. El Señor escuchó mi voz, oyó mi súplica, Me salvó de todo mal, me puso a salvo del peligro. Por eso doy gracias y alabo Y bendigo el Nombre del Señor.
Colocamos la máscara del desamor.
Proclamación del Evangelio de San Juan 11, 36-45:
Lector de la meditación: Lázaro, ven afuera Es el grito victorioso anticipado de la Pascua, Es el triunfo del amor y de la vida, Es un signo sorprendente de esperanza, Es el aliento poderoso del Espíritu, Es la risa de Dios, su última palabra.
Gesto: Se encienden las luces y se lleva al sepulcro la frase “Yo Soy”. Lector:
La resurrección empieza ya. Cristo nos hace ya partícipes de su vida resucitada. Sufrimos toda clase de muertes. De todas nos puede sacar el Señor. 30
Canto Pascual
4. El camino de la vida:
Se proclama Ezequiel 37, 12-14
Lector:
Yo soy la Resurrección y la Vida. El mensaje central de este pasaje, el verdadero evangelio o buena noticia es la palabra de Jesús, “Yo soy”. Importan, naturalmente, las muertes y las lágrimas; importa mucho más la resurrección de Lázaro, aunque limitada y temporal. El anuncio de Jesús: “yo soy, yo soy el que crea y sostiene todo, yo soy el que da sentido a la existencia, yo soy el contrapunto del vacío y de la nada, y yo soy al meta hacia la que todo camina y confluye.
Lector:
Yo soy la Luz: yo soy la Vida, yo tengo las llaves de la muerte y del infierno. Por eso a mí no se me muere nadie, y menos un amigo. Yo puedo abrir vuestros sepulcros. Yo puedo rescatarlos de la muerte, de todas las muertes porque yo las he vencido.
Estribillo canto Pascual Se enciende el Cirio Pascual que está en el sepulcro y se coloca en el camino de la vida. Lector:
Yo Soy el agua viva: Quien la bebe ya no volverá a tener sed; y vivirás. El agua se convertirá en un manantial de vida dentro de él. Agua de eternidad.
Estribillo canto Pascual. Se coloca el agua en el camino de la vida. Lector:
Yo soy el Pan vivo: Quien come no sabrá lo que es morir. Cada Bocado es una medicina contra la muerte, una semilla de inmortalidad.
Estribillo canto Pascual. Se coloca la bolla de pan en el camino de la vida. Lector:
Yo Soy la resurrección y la Vida: Quien cree en mí, aunque muera, vivirá. Yo estaré en él y él estará en mí. Y la vida será bendición y dicha creciente, el amor desbordado.
Estribillo canto Pascual. Se coloca la imagen de Jesús Resucitado en el camino de la vida.
Todos Salmo responsorial Sal 129, 1-2- 3-4ab. 4c-6. 7-8. R/ Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa. Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. R/
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Si llevas cuentas de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. R/ Mi alma espera a en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora. R/ Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. R/ 5. Antes de concluir leemos el relato Amado: una historia pascual. Lázaro. El encuentro iba a ser en la casa de Doña Elena. Amado pudo llegar temprano, quería ayudar en los preparativos. Había que hacer una tumba, un camino de piedras y otro de luces. Otras de las compañeras del grupo llegaron con unas máscaras negras y unos antifaces. Todo estaba listo cuando llegaron los demás. Se sintió satisfecho por haber colaborado. Vivió el encuentro con intensidad. Antes de que todo terminara cerró los ojos y revivió todo lo que había pasado desde el miércoles de ceniza en el que se topó con Doña Elena, trató de recordar los distintos signos y elementos usados en cada encuentro. Desierto, montaña, agua, luz y vida. Quedaron en verse el viernes antes del Domingo de Ramos para hacer el último viacrucis “Camino hacia la Semana Santa”, le llamaron. Cuando todo concluyó compartieron un refrigerio que Doña Elena preparó, mientras lo servían, Amado, ayudó a recoger todo. Finalmente se sentó y comenzó a comer junto a Doña Elena. “¿Y qué te pareció todo hoy?, le dijo Doña Elena viéndolo con ganas de hablar. Amado terminó de tragar lo que masticaba y le respondió: “Me sentí muy a gusto, el haber metido un poquito el hombro me ayudó a vivir mejor todo. Realmente los evangelios que hemos meditado son de una gran riqueza. Y hoy recordé lo que vos me dijiste el miércoles de ceniza”. “¡Vaya memoria!, ¿y qué te dije?, expresó Doña Elena. “Diay, que a veces uno está muerto y nadie le ha avisado”. Ambos rieron a carcajadas. “Por dicha que cuando todo parece tumba y muerte, el Espíritu de Jesucristo nos devuelve a la vida”, agregó Doña Elena. Y Amado solo alcanzó a decir: “Amén”. 6. Oración final Señor y hermano nuestro Jesucristo: Tú eres nuestra vida y nuestra Pascua. Cuando todo parece tumba y muerte, tu Espíritu nos devuelve a la vida. Como Lázaro, también nosotros somos tus amigos enfermos. Muestra en nosotros tu gloria. Resucítanos cada día, y resucítanos en la resurrección del último día, contigo, Mesías, Hijo de Dios. Amén.13 V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén.
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ANEXOS CAMINANDO HACIA LA SEMANA SANTA14 Ambientación Se propone elaborar altares, con los siguientes motivos (son sugerencias que pueden mejorar): 1. Primera estación: DOMINGO DE RAMOS: Altar de color rojo con palmas. Puede usarse un burro, como el del portal. 2. Segunda estación: LUNES SANTO: simular un puesto de una mesa de un banquete (plato, cubiertos, copa, servilleta) 3. Tercera estación: MARTES SANTO: pan partido sobre un plato. 4. Cuarta estación: MIÉRCOLES SANTO: Altar sobre el cual se pone monedas u otro tipo de dinero. 5. Quinta estación: JUEVES SANTO: LA MISA CRISMAL: tres recipientes (vasos) con un poco aceite vegetal. 6. Sexta estación: JUEVES SANTO: CONMEMORACIÓN DE LA CENA DEL SEÑOR: Pichel con agua, un paño, una palangana u otro recipiente. 7. Sétima estación: VIERNES SANTO: CONMEMORACIÓN DE LA MUERTE DEL SEÑOR: una cruz 8. Octava estación: SÁBADO SANTO: CRISTO SEPULTADO: imagen con un sepulcro. 9. Novena estación: EL DOMINGO DE PASCUA: LA VIGILIA PASCUAL: trozos de madera simulando una fogata, recipiente con agua, la biblia, vela 10. Décima estación: EL DOMINGO DE PASCUA: flores. Motivación A través de esta experiencia meditaremos los aspectos más relevantes de liturgia los días santos que se aproximan. Son los últimos días de la Cuaresma y el Triduo Sacro. Lo haremos a modo de Viacrucis. Pidamos al Espíritu Santo actitud devota y atenta para dejarnos tocar por las palabras, los gestos y los signos que estarán a lo largo de este recorrido. Oración inicial: Señor, ayúdame a hacer silencio, quiero escuchar tu voz. Quiero revisar mi vida, descubrir en que tengo que cambiar, afianzar lo que anda bien, sorprenderme con lo nuevo que me pides. Me pongo en tus manos. Barre mis dudas e inseguridades, quiero compartir mi vida y revisarla a tu lado. Ver donde aprieta el zapato para apurar el cambio 14
Textos usados: Misal Romano. CEBIPAL; Fidel Oñoro; Estudio Bíblico de apoyo para la Lectio Divina.
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Llévame al desierto, Señor, despójame de lo que me ata, sacude mis certezas y pon a prueba mi amor. Para empezar de nuevo, humilde, sencillo, con fuerza y Espíritu para vivir fiel a Ti. Amen15
Primera estación: DOMINGO DE RAMOS: CONMEMORACIÓN DE LA ENTRADA DEL SEÑOR EN JERUSALÉN V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Se proclama: Mateo 21,1-11. Reflexión: El Domingo de Ramos, tiene como nombre oficial: Domingo de Ramos, de la Pasión del Señor. Es la puerta de la Semana Santa. Su liturgia empieza con la bendición de los ramos y la procesión. ¿Cuál es el sentido de una procesión que empieza con los vivas de las palmas y termina con el silencio ante la Cruz? El domingo de Ramos nos hace mirar la totalidad del Misterio Pascual. Anticipa con la procesión de las palmas la celebración del triunfo de Cristo, y anuncia su Pasión con la narración del evangelio durante la misa. Nos sitúa correctamente de cara a la fuente de nuestra salvación. El obispo san Andrés de Creta convocaba a las comunidades para la Semana Santa con estas palabras: “Venid, subamos juntos al monte de los Olivos y salgamos al encuentro de Cristo, que vuelve hoy desde Betania, y que se encamina por su propia voluntad hacia aquella venerable y bienaventurada pasión, para llevar a término el misterio de nuestra salvación” “Imitemos a los que salían a su encuentro. No para alfombrarle el camino con ramos de olivo… sino para poner bajo sus pies nuestras propias personas, con un espíritu humillado al máximo, con una mente y un propósito sinceros, para que podamos así recibir a la Palabra que viene a nosotros y dar cabida a Dios, a quien nadie puede contener” (De la Disertación 9). La procesión de ramos es, entonces, un gesto por medio del cual, quienes lo realizamos, expresamos su decisión de iniciar o reiniciar un camino. Por tanto, comenzar la Semana Santa recordando la entrada de Jesús a Jerusalén quiere decir ante todo: ¡Deja entrar su misterio en tu vida, para que sea este misterio el que defina tu identidad! “¿Quieres acompañarlo para estar con Él donde Él está por ti?”. 1. ¿Cómo voy a vivir esta Semana Santa? ¿Qué espacios para una mayor profundización de la Palabra me voy a dar? ¿Dónde y con qué espíritu espero participar en las diversas celebraciones litúrgicas? Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Pequé, Señor, pequé: Ten piedad y misericordia de mí.
Segunda estación: 15
Tomado y adaptado de http://trigodedios.blogia.com/temas/oraciones-para-la-semana-santa.php
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LUNES SANTO V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Proclamamos Juan 12, 1-11 Reflexión: Los evangelios desde el Lunes santo hasta el Jueves mencionan la “mesa y la comida”. La comida en torno a una mesa es signo de comunión, de vínculos profundos. El lunes santo contemplamos que los amigos le ofrecen una cena a Jesús. La cena fue en Betania “seis días antes de la Pascua” (Jn 12,1ª) Comienza la cuenta regresiva para la muerte de Jesús. A Betania iba un gran número de personas atraídas por lo sucedido a Lázaro, al que Jesús revivió de la tumba. Los Tres hermanos hacen gestos de amor a Jesús: Marta: ofrece su servicio. Lázaro lo acompaña en la mesa. María le rinde homenaje lo unge con abundante cantidad de un perfume de la mejor calidad. El gesto de María es incomprendido. Judas Iscariote, “uno de los discípulos”, debía comprender el valor del gesto reacciona negativamente. Pero se trataba de un mal discípulo. “Era un ladrón” que sacaba para provecho del compromiso con los pobres. Jesús le da la correcta interpretación del hecho: es “para el día de mi sepultura”. El gesto de María es el primer signo de fe de una persona que ha centrado todo en la persona de Jesús y ha entrado en el misterio de su Cruz. Judas es incapaz de abrirse al amor. También los sumos sacerdotes, mencionado en la narración; son incapaces de creer, aún frente a la evidencia. En torno a Jesús surge el conflicto entre los que aman y buscan la vida y los que solamente piensan en tramar acusaciones, trampas y muerte. 1. ¿Cuál es o debe ser nuestra motivación interna de amor para actuar frente a Jesús? 2. ¿Lo que caracteriza a: Lázaro, Marta, María, Judas, los judíos que vienen a ver a Lázaro y los sumos sacerdotes? ¿En qué me interpela? 3. ¿Jesús propone la transformación de cada persona y de la sociedad entera, para ser capaces de amar poniendo al servicio de todos, en especial de los pobres, lo que somos y tenemos? Comprendiendo esto ¿Qué camino hay que recorrer para lograrlo? Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Pequé, Señor, pequé: Ten piedad y misericordia de mí. Avanzamos cantando
Tercera estación: MARTES SANTO V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. 35
Proclamamos Juan 13, 21-33.36-38 Reflexión De la cena en Betania pasamos a la Última cena. La comida se interrumpe bruscamente y se narra la traición Judas y su retiro de la comunidad; la enseñanza de Jesús sobre su y la presunción de Pedro de querer salvar al Salvador. En el centro de todo está la persona de Jesús. Judas se convirtió en un cuerpo extraño en la comunidad, las enseñanzas del Maestro dejaron de tener valor para él. Rompió la comunión con el Maestro. De amigo íntimo en quien se confiaba cambió a un enemigo listo para la traición, se movió hacia ambiente un espiritual negativo y se puso al servicio del poder de las tinieblas. Frente a él y los hechos, Jesús, aparece profundamente conmovido, pero no pierde el control de todo lo que ocurre; no rehúye la situación dolorosa pronta a ocurrirle, sino que más bien la evidencia al tratar el tema de la traición, sin mencionar explícitamente al traidor. Apenas sale Judas Jesús comienza nueva enseñanza. Dice que su Pasión no es una desgracia, sino una revelación: es la revelación de la “Gloria”, es decir, mostrará la honda relación que tiene con su Padre. Relación en que circula la plenitud de la vida. Plenitud que marcará la identidad de sus discípulos. Ante la pregunta de Pedro, Jesús enseña que el discípulo estará en condiciones de “tomar la Cruz” sólo cuando sea salvado “primero” por ella. Es decir, sólo puede amar a la manera de Jesús, quien se deje amar completamente por el Crucificado. Comenzará para Pedro un nuevo día, agotado, en el límite de sus fuerzas, reconozca que Él necesitaba de esa Cruz. 1. ¿En qué me interpelan las frases relacionadas con Judas: “uno de vosotros”, “aquel a quien dé el bocado”, “salió... era de noche”? 2. ¿Y las frases relacionadas con Pedro: “seguirte ahora”, “daré mi vida por ti”, “me habrás negado tres veces antes del canto del gallo”? 3. ¿Dónde está el sentido profundo de la Pasión según los términos de Jesús? ¿Qué me ofrece? ¿Qué me pide? Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Pequé, Señor, pequé: Ten piedad y misericordia de mí. Avanzamos cantando
Cuarta estación: MIÉRCOLES SANTO V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Proclamamos Mateo 26, 14-25. Reflexión El miércoles santo vuelve al tema de la traición de Judas en la versión del evangelista Mateo. 36
Según Mateo, justo en el momento en que una mujer unge con amor el cuerpo de Jesús para la sepultura, Judas Iscariote, “uno de los Doce”, buscó a los sumos sacerdotes con el fin de negociar la traición a Jesús. El pacto entre Judas y los sumos sacerdotes dio impulso al plan que llevó al arresto de Jesús y finalmente a su muerte. Mateo muestra el lado oscuro del seguimiento de Jesús, todo creyente puede transformarse en traidor al encontrarse frente a un momento crítico. En este caso el dinero fue una de las motivaciones de la traición. La ambición de Judas por el dinero lo lleva a abandonar el único tesoro por el cual valía la pena dar la vida. Así, guiado por sus propias motivaciones, Judas toma una decisión libre: rechaza el Evangelio y escoge el dinero; esto lo conducirá a un destino terrible. Pero aunque la traición de Judas y su muerte parecen ser el triunfo del mal, para Mateo, misteriosamente esto no frustra el gran designio de la salvación de Dios, sino que más bien se convierte en medio que cumple y realiza la Palabra de Dios. Paradójicamente, como se nota en la cena de Pascua, Jesús y Judas buscaron que ocurriera el mismo acontecimiento: la entrega del Hijo del hombre en las manos de los pecadores. Judas lo hizo para ganarse treinta monedas de plata, mientras que Jesús lo hizo para dar gratuitamente su vida por la salvación de la humanidad. 1. ¿Qué motivó la traición de Judas? ¿Cómo se sigue repitiendo hoy su gesto infame? 2. ¿He hecho los preparativos para la celebración de la Pascua? ¿Qué me falta hacer? 3. ¿Cómo se relaciona Judas con Jesús? ¿Qué me invita a revisar en mi relación con Jesús? Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Pequé, Señor, pequé: Ten piedad y misericordia de mí. Avanzamos cantando.
Quinta estación: JUEVES SANTO: LA MISA CRISMAL V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Proclamamos Lucas 4, 16-21. Reflexión El Jueves Santo por la mañana se realiza en el Templo Catedral, una celebración llamada Misa Crismal. Puede otro día en algunas Diócesis por razones pastorales. En la celebración de la Misa Crismal se pone también de relieve el origen pascual de todos los sacramentos y la unidad eclesial en torno al Obispo Diocesano. Los sacramentos emanan de la Pascua del Señor o sea del Resucitado que desde su existencia pascual nos quiere comunicar su vida nueva por esta mediación de los sacramentos, aquí está el sentido profundo del contexto y el momento en el cual se celebra esta Misa. 37
En esta misa se consagra el santo crisma y se bendicen dos aceites. Con el santo crisma son ungidos los nuevos bautizados y son signados los que son confirmados. Con el óleo de los catecúmenos se prepara y dispone a éstos para el bautismo. Finalmente, con el óleo de los enfermos, los cristianos son aliviados en su enfermedad. Estos aceites son recibidos en la misa que por la noche se hace en los templos parroquiales como signo del vínculo que con el Obispo y la Iglesia Diocesana tiene cada comunidad parroquial u cada uno de sus miembros. El aceite hace visible -suavizando, embelleciendo, fortaleciendo, curando- lo que la gracia del Espíritu hace invisiblemente en la vida sobrenatural del cristiano. El primer “ungido” es Jesús, de su unción participamos todos por la gracia bautismal y por el sacramento del orden aquellos bautizados llamados a ejercer el ministerio sacerdotal. Dios Padre nuestro, al ungir a Jesús con el Espíritu Santo lo hizo Señor y Mesías, y nosotros al participar de su misma consagración podemos ser ante el mundo testigos de su obra redentora. En esta celebración también se pone de manifiesto que el Obispo es el centro de la vida espiritual de la diócesis. El Obispo es el pastor de la diócesis. Él por la plenitud del sacerdocio es quien erige los lugares de culto, el que ordena a los ministros, el que anima y regula la vida sacramental. En esta misa los presbíteros hacen renovación de las promesas sacerdotales. En este día oramos muy especialmente por nuestro obispo, nuestros presbíteros y diáconos. 1. ¿Cómo vivo el vínculo que con el Misterio Pascual tienen los sacramentos? ¿Cómo vivo mi unción bautismal? 2. ¿Tengo claro mi sentido de pertenencia a la Iglesia Diocesana de la que soy parte? Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Pequé, Señor, pequé: Ten piedad y misericordia de mí. Avanzamos cantando.
Sexta estación: JUEVES SANTO: CONMEMORACIÓN DE LA CENA DEL SEÑOR V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Proclamamos Juan 13, 1-15 Reflexión Con la celebración del Jueves Santo los cuarenta días de penitencia pascual llegan oficialmente a su final y empieza el gran Triduo Pascual, corazón del año litúrgico. El Misterio Pascual se hace presente en cada Eucaristía que celebremos. En la última cena, el evangelista Juan no habla de la institución de la Eucaristía (lo hace ampliamente el capítulo 6). Juan prefiere colocar aquí un gesto que expresa lo que la Eucaristía significa. El lavatorio de los pies está enmarcado por el “quitarse” y “volver a ponerse” el manto. Estos gestos son una evocación del misterio de la Pasión y de la Resurrección. Simboliza la entrega de 38
su vida. Jesús se comporta como un servidor de la mesa a la manera de un esclavo, ya que su muerte es precisamente eso: un acto de servicio por la humanidad. El gesto del lavatorio de los pies es una catequesis bautismal y al mismo tiempo una enseñanza sobre la humildad, una ilustración eficaz del mandamiento del amor de hermandad a la manera de Jesús: el amor que acepta morir para ser fecundo. Así llegamos a entender que el lavatorio de los pies sustituye el de la institución de la Eucaristía precisamente porque explica con exactitud lo que sucede en el Calvario. El gesto simbólico del lavatorio de los pies es un ejemplo para todo discípulo. Sugiere el estilo de la comunidad de los verdaderos discípulos; y cómo debemos comportarnos los unos con los otros. Este estilo de vida estará marcado por la reciprocidad, ya que se trata de estar disponibles para servir a los hermanos por amor, pero también para saber acoger con sencillez, gratitud y alegría los servicios que otros hacen por nosotros. Terminada la oración final de la celebración se hace el traslado del Santísimo al lugar de la reserva o Santo Monumento. Es la eucaristía que se empleará la comunión del Viernes Santo; día en el que no se celebra la misa. También se procura en esta noche un suficiente espacio de tiempo para su adoración y se deja del altar totalmente desnudo: sin cruz, sin candelabros y sin manteles, gesto que es comprendido como un signo de tristeza porque el Señor es desnudado de sus vestidos. 1. ¿Entiendes la relación entre el lavatorio de los pies, la Eucaristía y la muerte de Jesús en la Cruz? 2. ¿Me estoy resistiendo como Pedro a que Jesús me lave los pies? ¿Qué me enseña lo Jesús le dice a Pedro? ¿Capto la relación que tiene con el bautismo? 3. ¿Qué gestos concretos de amor y servicio podría hacer en estos días para aliviar el dolor de mis hermanos que sufren y para dar repuestas a sus necesidades? Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Pequé, Señor, pequé: Ten piedad y misericordia de mí. Avanzamos cantando
Sétima estación: VIERNES SANTO: CONMEMORACIÓN DE LA MUERTE DEL SEÑOR. V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Proclamamos Juan 19, 16-20 Reflexión Según una antigua tradición, la Iglesia, ni este día ni durante el sábado celebra los sacramentos excepto, la Reconciliación y la Unción de los enfermos. Alrededor de las tres de la tarde, a no ser que alguna razón pastoral aconseje un horario más tardío, se realiza la celebración de la Pasión del Señor, que consta de tres partes: Liturgia de la Palabra, adoración de la Cruz, y sagrada Comunión.
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La celebración comienza en silencio. El sacerdote revestido con ornamentos rojos, se dirige en silencio al altar, hace reverencia y se postra rostro en tierra o, se arrodilla; los fieles también se arrodillan y todos oran en silencio por unos momentos. El Viernes Santo escuchamos el relato de la Pasión según san Juan. De este relato aprendemos (1) Que la Pasión y muerte de Jesús es un don de amor que salva. (2) Que la Pasión y muerte de Jesús es entrega voluntaria de la vida y no simple debilidad (3) Que la Pasión y muerte de Jesús es la proclamación de su realeza (4) Que la Pasión y muerte de Jesús es una “revelación” en la cual Dios se manifiesta completamente al mundo. (5) Que la Pasión y muerte de Jesús es exaltación: la Cruz se convierte en Gloria. “También María estaba junto a la Cruz del Hijo, por voluntad de Dios Padre. Junto a la Cruz, la Madre se mantuvo fuerte en medio del inmenso dolor que sufría por su Hijo único y así se asoció con ánimo maternal a su sacrificio, compartió amorosamente la inmolación y aceptó del Hijo moribundo, como testamento de la caridad divina, ser la Madre de todos los hombres. Así, María, la nueva Eva, sostenida por la fe, fortalecida por la esperanza y llena de amor, llegó a ser modelo para toda la Iglesia. Por tanto, adorando el eterno plan de Dios Padre, nosotros al celebrar la memoria de la Pasión del Hijo, recordamos también el dolor de la Madre." 1. En el Viernes Santo nuestra oración se hace universal ¿Qué personas y realidades concretas voy a colocar a los pies de la Cruz? 2. Al adorar la santa Cruz declaramos la aceptación del Señorío de Dios sobre nuestra vida, Señorío que somete el pecado y todo mal. ¿Qué pecados míos quedan crucificados en la Cruz de Cristo? 3. La comunión Eucarística es comunión con la Cruz de Jesús e identificación con el amor del Crucificado que perdona y nos sirve con su entrega. ¿A qué personas concretas me invita a amar, perdonar y servir? Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Pequé, Señor, pequé: Ten piedad y misericordia de mí. Avanzamos cantando
Octava estación: SÁBADO SANTO: CRISTO SEPULTADO V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Proclamamos Mateo 27, 57-61 Reflexión El Sábado Santo también es llamado el Sábado Silencioso. “Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su Pasión y su Muerte y se abstiene de celebrar el sacrificio de la Misa, manteniendo desnuda la sagrada mesa hasta que, después de la 40
solemne Vigilia o espera nocturna de la Resurrección, dé lugar a la alegría pascual cuya plenitud extenderá a lo largo de cincuenta días.” El sábado santo es día de recogimiento. Es un día de religioso y profundo silencio, en el que se contiene tenso el dolor de la muerte y la esperanza de la vida. Ningún silencio guarda tanto misterio como el de este día. Es preparación para la gran celebración de la Resurrección que se tendrá en la Vigilia Pascual. En este día, en medio del silencio y la decepción de muchos, destaca la esperanza y confianza de María. Ella creyó y esperó. Aquel día estuvo, como concentrada en su corazón, la fe de la Iglesia naciente. Y de su amor callado pudo renacer la capacidad eclesial de amar. Al pie de la cruz, o al borde del sepulcro, María es madre de Cristo y madre de la Iglesia. En ella encontramos la alegría de vivir, la fuerza de esperar, la grandeza de amar. El sábado santo es también el sábado del silencio más fecundo de la historia: el de María.16 Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Pequé, Señor, pequé: Ten piedad y misericordia de mí. Avanzamos cantando
Novena estación: EL DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR: LA VIGILIA PASCUAL V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Se proclama Mateo 28,1-10. Reflexión La Vigilia Pascual es la madre de todas las vigilias. Es el punto central de los tres días pascuales. Su celebración debe hacerse totalmente en la noche, ojalá después de la total caída de la noche y terminar antes del alba del domingo. El Domingo de Pascua, que comienza con la Vigilia Pascual, es el día y domingo del Año Litúrgico más importante, el Día del Señor por excelencia. Es el «primer día»: día en que se celebra la Nueva Creación. Esta noche es diferente a todas las demás noches del año. La riqueza de los símbolos va apareciendo gradualmente y nos ayudan a percibir la grandeza del mensaje pascual. El fuego nuevo que brillará en el cirio pascual nos recordará, sobre todo, a Jesús “luz del mundo” y al fuego encendido por el Resucitado en nuestros corazones. Se canta el Pregón pascual, se contemplan siete del Antiguo y dos del Nuevo Testamento. Recorreremos emocionados el camino pascual de la Palabra, la cual traza un arco entre la primera creación y la nueva y definitiva creación en la Resurrección de Jesús, pasando por los principales acontecimientos de la historia de la salvación. Escuchamos la Palabra a la luz de Cristo Resucitado, centro del cosmos y de la historia y ella es signo concreto de la presencia del Resucitado. 16
Cfr. http://www.mercaba.org/LITURGIA/Borobio/v_espera_pascual_sabado_santo.htm
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El Gloria, alude a las palabras del ángel en la noche de la navidad evocando así el sentido pascual de la encarnación y nacimiento del Mesías. El Aleluya pascual, el himno de los redimidos, canto de los peregrinos que han emprendido la ruta hacia la patria definitiva. El Agua regeneradora, en la que son bautizados algunos y que rociamos sobre nosotros, como signo de la vida nueva en Jesús “fuente de vida”. Y al renovar nuestra profesión de fe bautismal, declaramos que nos adherimos a la vida nueva de Cristo, entrando en comunión con Él. El banquete pascual será comida del y con el Resucitado que pone fin al ayuno cuaresmal. De la mano de San Mateo recordaremos que la Resurrección de Jesucristo es el núcleo y punto culminante de la Historia, y el acontecimiento que le da su sentido último y definitivo. Jesucristo luego de resucitado llama de nuevo a sus discípulos para que opten definitivamente por Él, lo sigan, lo testimonien y lo anuncien, con la fuerza que Él les da, por todas las naciones. 1. ¿Qué significado tiene para mi vida en este momento de mi historia la Resurrección de Cristo? 2. ¿Cómo me estoy preparando para esta gran celebración? ¿Le doy a la Vigilia Pascual el valor y significado que tiene como la Madre de todas las Vigilias? Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Pequé, Señor, pequé: Ten piedad y misericordia de mí. Avanzamos cantando
Décima estación: EL DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo. Se proclama Hechos 10, 34a, 37-43. Reflexión Este domingo pertenece también al Triduo, que tiene en la Vigilia Pascual su culmen. La Comunidad cristiana comienza con este domingo la «cincuentena» pascual que dura hasta el Domingo de Pentecostés. Es un tiempo especial para conmemorar y celebrar solemnemente que Cristo vive en Dios y en medio de la Comunidad y que, desde el Padre, derrama e infunde el Espíritu Santo. La experiencia primera de la comunidad cristiana se fundamenta en un acontecimiento decisivo: un hombre, Jesús, cuya existencia está bien atestiguada, fue condenado a muerte y, más allá de la tumba vacía, se manifestó vivo. Ese hecho, como lo muestra Pedro, hunde sus raíces en el proyecto de Dios y en la espera de un pueblo: "de éste todos los profetas dan testimonio". Este Jesús constituye el acontecimiento final y universal porque "Él está constituido por Dios juez de vivos y muertos”. 1. ¿Qué primeros frutos espero recoger del camino preparatorio de la Cuaresma, de la Semana Santa y del Triduo Pascual? 42
2. ¿Con qué signos externos concretos podría celebrar la Resurrección de Jesús en mi casa y en mi comunidad? Padrenuestro, Avemaría y Gloria. Pequé, Señor, pequé: Ten piedad y misericordia de mí. Oración final Señor Jesús, Hijo de Dios, ven a compartir con nosotros la cena de los amigos. Haz que unidos en comunidad podamos celebrar el amor que Tú nos tienes. Que seamos capaces de crear gestos de gratuidad, donde poder disfrutar del perfume del encuentro y de la fiesta. Y desde esa experiencia de fraternidad, aumenta en nosotros la compasión y la misericordia para abrir nuestras puertas a los excluidos y a cuantos sufren. Enséñanos a hacer de nuestra vida diaria una eucaristía solidaria; a partir el pan de nuestro trabajo, de nuestros desvelos; a hacernos humanos y sencillos en la mesa que nos hace hermanos. Ayúdanos a comprender que no hay respuestas al dolor si no lo palpamos, lo abrazamos, lo ungimos…y que podamos, contigo, seguir diciendo: “Padre Nuestro”17.
VIA MATRIS “LOS SIETE DOLORES DE MARIA SANTISIMA” Introducción Acompañemos a María en su experiencia de un muy profundo dolor, el dolor de una madre que ve a su amado Hijo incomprendido, acusado, abandonado por los temerosos apóstoles, flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido, abofeteado, caminando descalzo debajo de un madero astilloso y muy pesado hacia el monte Calvario, donde finalmente presenció la agonía de su muerte en una cruz, clavado de pies y manos. María saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, aunque nosotros no la comprendamos. Es Ella quien, con su compañía, su fortaleza y su fe, nos da fuerza en los momentos de dolor, en los sufrimientos diarios. Pidámosle la gracia de sufrir unidos a Jesucristo, en nuestro corazón, para así unir los sacrificios de nuestra vida a los de Ella y comprender que, en el dolor, somos más parecidos a Cristo y somos capaces de amarlo con mayor intensidad. † En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ACTO DE CONTRICION Jesús, mi señor y redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no 17
http://recursospastoralespaulinas.blogspot.com/2010/03/oracion-para-comenzar-la-semana-santa.html
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volver a pecar y confío en que por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas, y me has de llevar a la vida eterna. Amén. Credo Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso. Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén
PRIMER DOLOR “La Profecía de Simeón” Guía: Con María, Madre del dolor. Fieles: Adoramos tu cruz, Señor Lectura Bíblica: Lectura tomada del Evangelio de San Lucas (2, 22-35) “Cuando se cumplieron los días de la purificación prescrita por la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como prescribe la ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor. Ofrecieron también en sacrificio, como dice la ley del Señor: un par de palomas o dos pichones. Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías enviado por el Señor. Vino, pues, al templo, movido por el espíritu y, cuando sus padres entraban con el niño Jesús para cumplir lo que mandaba la ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar que tu siervo muera en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos, como luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Su padre y su madre estaban admirados de las cosas que se decían de él. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: - Mira, este niño hará que muchos caigan o se levanten en Israel. Será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón; así quedarán al descubierto las intenciones de muchos” Palabra del Señor Reflexión:
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La primera persona que se asocia a Cristo en el camino de la obediencia, de la fe probada y del dolor compartido, es su madre, María. El texto evangélico nos la muestra en el acto de ofrecer a su Hijo: una ofrenda incondicional que la implica personalmente: María es Madre de Aquel que es "gloria de su pueblo Israel" y "luz para alumbrar a las naciones", pero también "signo de contradicción". Y a ella misma la espada del dolor le traspasará su alma inmaculada, mostrando así que su papel en la historia de la salvación no termina en el misterio de la Encarnación, sino que se completa con la amorosa y dolorosa participación en la muerte y resurrección de su Hijo. Al llevar a su Hijo a Jerusalén, la Virgen Madre lo ofrece a Dios como verdadero Cordero que quita el pecado del mundo; lo pone en manos de Simeón como anuncio de redención; lo presenta a todos como luz para avanzar por el camino seguro de la verdad y del amor. Oración Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados. Padrenuestro, Tres Avemarías, Gloria al Padre.
SEGUNDO DOLOR “La Huida a Egipto” Presidente: Con María, Madre del dolor. Todos: Adoramos tu cruz, Señor Lectura Bíblica: Lectura tomada del Evangelio de San Mateo (2, 13-15) “Después que partieron los Magos, el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: - Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo. José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre y se retiró a Egipto. Permaneció allí hasta la muerte de Herodes. De este modo se cumplió lo que había dicho el Señor por boca del profeta: Yo llamé de Egipto a mi hijo.” Palabra del Señor Reflexión: José de Nazaret, que salvó a Jesús de la crueldad de Herodes, se nos presenta en este momento como un gran promotor de la causa de la defensa de la vida humana, desde el primer instante de la concepción hasta su muerte natural. Por eso, queremos, en este lugar, encomendar a la divina Providencia y a san José la vida humana, especialmente la de los niños por nacer, en nuestra patria y en el mundo entero. La vida tiene un valor inviolable y una dignidad irrepetible, (…), todo hombre está llamado a participar en la vida de Dios. San Juan escribe: «Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!» (1 Jn 3, 1).
Oración Madre Admirable, llena de amor tomas al niño en tus brazos, y obediente en el dolor te dejas conducir por José, tu fiel custodio, permítenos que como tú, no dejemos guiar por la Providencia del Padre, aún en los caminos más oscuros de la vida. Padrenuestro, Tres Avemarías, Gloria al Padre.
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TERCER DOLOR “El Niño Perdido en el Templo” Presidente: Con María, Madre del dolor. Todos: Adoramos tu cruz, Señor Lectura Bíblica Lectura tomada del Evangelio de San Lucas (2, 41-50) “Los Padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua y, cuando cumplió doce años, fue también con ellos para cumplir con este precepto. Al terminar los días de la fiesta, mientras ellos regresaban, el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que José lo supiera, ni tampoco su Madre. Creyendo que se hallaba en el grupo de los que partían, caminaron todo un día y, después, se pusieron a buscarlo entre todos sus parientes y conocidos. Pero, como no lo hallaron, prosiguiendo su búsqueda, volvieron a Jerusalén. Después de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. Al encontrarlo, se emocionaron mucho y su madre le dijo: - Hijo, ¿por qué te has portado así? Tu padre y yo te buscábamos muy preocupados. Él les contestó: ¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que les acaba de decir. Volvió con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndoles. Su madre guardaba fielmente en su corazón todos estos recuerdos.” Palabra del Señor Reflexión: Contemplamos a María que, solícita y preocupada, busca a Jesús, perdido durante la peregrinación a Jerusalén. (…) San Lucas lo describe de forma muy emotiva, gracias a las noticias recibidas, como es de suponer, de la Madre de Jesús: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? (...) Angustiados, te andábamos buscando». María, que había llevado a Jesús junto a su corazón y lo había protegido de Herodes huyendo a Egipto, confiesa humanamente su gran preocupación por su Hijo. Sabe que debe estar presente en su camino. Sabe que mediante el amor y el sacrificio colaborará con él en la obra de la redención. Así entramos en el misterio del gran amor de María a Jesús, del amor que abraza con su Corazón inmaculado al Amor inefable, el Verbo del Padre eterno. Encuentran a Jesús los que lo buscan, como lo buscaban María y José. Este acontecimiento ilumina la gran tensión presente en la vida de todo hombre: la búsqueda de Dios. Sí, el hombre busca verdaderamente a Dios; lo busca con su mente, con su corazón y con todo su ser. Oración Madre querida, cuando el pecado me lleve a perder a Jesús, ayúdame a encontrarlo de nuevo a través del Sacramento de la Reconciliación. Padrenuestro, Tres Avemarías, Gloria al Padre.
CUARTO DOLOR “María se encuentra con Jesús camino al Calvario” Presidente: Con María, Madre del dolor.
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Todos: Adoramos tu cruz, Señor Lectura Bíblica Lectura tomada del Evangelio de San Lucas (23, 27-31) “Lo seguía muchísima gente, especialmente mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose hacia ella les dijo: - Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque está por llegar el día en que se dirá: Felices las madres sin hijos, felices las madres que no dieron a luz ni a amamantaron. Entonces se dirá: ¡Ojalá los cerros caigan sobre nosotros! ¡Ojalá que las lomas nos ocultarán! Porque si así tratan al árbol verde, ¿qué harán con el seco?”. Palabra del Señor Reflexión: Jesús acepta los gestos de caridad de esas mujeres, como en otras ocasiones había aceptado otros gestos delicados. Es una larga lista de mujeres que testimonian ante un mundo árido y cruel el don de la ternura y de la conmoción, como hicieron por el hijo de María al final de aquella mañana de Jerusalén. Esas mujeres nos enseñan la belleza de los sentimientos: no debemos avergonzarnos de que nuestro corazón acelere sus latidos por la compasión, de que a veces resbalen las lágrimas por nuestras mejillas, de que sintamos la necesidad de una caricia y de un consuelo. Pero paradójicamente ahora es él quien se interesa por los sufrimientos que afectan a esas «hijas de Jerusalén»: «No lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos». En efecto, está a punto de estallar un incendio sobre el pueblo y sobre la ciudad santa, «un leño seco» preparado para atizar el fuego. La mirada de Jesús se desliza hacia el futuro juicio divino sobre el mal, sobre la injusticia, sobre el odio que está alimentando ese fuego. Cristo se conmueve por el dolor que va a caer sobre esas madres cuando irrumpa en la historia la intervención justa de Dios. Pero sus estremecedoras palabras no indican un desenlace desesperado, porque su voz es la voz de los profetas, una voz que no engendra agonía y muerte, sino conversión y vida: «Buscad al Señor y viviréis... Entonces se alegrará la doncella en el baile, los mozos y los viejos juntos, y cambiaré su duelo en regocijo, y los consolaré y alegraré de su tristeza». Oración María, yo también quiero acompañar a Jesús en Su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis hermanos y hermanas que sufren. Padrenuestro, Tres Avemarías, Gloria al Padre.
QUINTO DOLOR “Jesús muere en la Cruz” Presidente: Con María, Madre del dolor. Todos: Adoramos tu cruz, Señor Lectura Bíblica Lectura Tomada del Evangelio de San Juan (19, 17ss)
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“Ellos se apoderaron de Jesús; él mismo llevaba la cruz a cuestas y salió a un lugar llamado la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota. Allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado y en el medio a Jesús. Junto a la Cruz de Jesús estaba su madre, la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, al ver a la Madre, y junto a ella el discípulo que más quería, dijo a la madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo.” Después dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre.” Desde ese momento, el discípulo se la llevó a su casa. Después de eso, sabiendo Jesús que ya todo se había cumplido, dijo: “Tengo sed.” Y con esto también se cumplió la profecía. Había allí un jarro lleno de vino agridulce. Pusieron en una caña una esponja llena de esa bebida y la acercaron a sus labios. Cuando hubo probado el vino, Jesús dijo: “todo está cumplido.” Inclinó la cabeza y entregó el espíritu. Palabra del Señor Reflexión: Había comenzado a desprenderse de aquel Hijo desde el día en que, a los doce años, él le había dicho que tenía otra casa y otra misión que realizar, en nombre de su Padre celestial. Sin embargo, ahora para María ha llegado el momento de la separación suprema. En esa hora está el desgarramiento de toda madre que ve alterada la lógica misma de la naturaleza, por la que son las madres quienes mueren antes que sus hijos. Pero el evangelista san Juan borra toda lágrima de aquel rostro dolorido, apaga todo grito en aquellos labios, no presenta a María postrada en tierra en medio de la desesperación. Más aún, reina el silencio, sólo roto por una voz que baja de la cruz y del rostro torturado del Hijo agonizante. Es mucho más que un testamento familiar: es una revelación que marca un cambio radical en la vida de la Madre. Aquel desprendimiento extremo en la muerte no es estéril, sino que tiene una fecundidad inesperada, semejante a la del parto de una madre. Exactamente como había anunciado Jesús mismo pocas horas antes, en la última tarde de su existencia terrena: «La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. María vuelve a ser madre: no es casualidad que en las pocas líneas de este relato evangélico aparezca cinco veces la palabra «madre». Por consiguiente, María vuelve a ser madre y sus hijos serán todos los que son como «el discípulo amado», es decir, todos los que se acogen bajo el manto de la gracia divina salvadora y que siguen a Cristo con fe y amor. Oración María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos Padrenuestro, Tres Avemarías, Gloria al Padre.
SEXTO DOLOR “María recibe el cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz” Presidente: Con María, Madre del dolor. Todos: Adoramos tu cruz, Señor Lectura Bíblica Lectura tomada del Evangelio de San Marcos (15, 42-46)
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“Había caído la tarde y, como era la víspera del sábado, alguien tuvo la valentía de ir donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús. Era José, del pueblo de Arimatea, miembro respetable del Consejo Supremo, que esperaba también el Reino de Dios. Pilato se extrañó que hubiera muerto, y llamó al capitán para saber si realmente era así. Él lo confirmó, y Pilato entregó el cuerpo de Jesús. José bajo el cuerpo de la cruz y lo envolvió en una sábana que había comprado. Después de ponerlo en un sepulcro que estaba cavado en la roca, hizo rodar una piedra grande a la entrada de la tumba”. Palabra del Señor Reflexión: La muerte, aun sin perder su perfil trágico, muestra un rostro inesperado, tiene los mismos ojos del Padre celestial. Por esto Jesús, en aquella hora extrema, reza con ternura: «Padre, en tus manos entrego mi espíritu». Señor Jesús, después de vencer la muerte y al Demonio, quieres que te depositen agotado en el regazo maternal de María. Quiero permanecer fiel como un niño a esa Madre e inscribir su nombre profundamente en los corazones; entonces el dolor que recorre los pueblos surgirá hecho un jubiloso y armonioso canto de redención. Oración Madre Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas. Padrenuestro, Tres Avemarías, Gloria al Padre.
SEPTIMO DOLOR “Jesús es colocado en el Sepulcro” Presidente: Con María, Madre del dolor. Todos: Adoramos tu cruz, Señor Lectura Bíblica: Lectura tomada del Evangelio de San Juan 19,38-40 “Después de esto, José del pueblo de Arimatea, se presentó a Pilato. Era discípulo de Jesús, pero en secreto, por miedo a los judíos. Pidió a Pilato la autorización para retirar el cuerpo de Jesús, y Pilato se la concedió. Vino y retiró el cuerpo de Jesús. También vino Nicodemo, el que había ido de noche a ver a Jesús. Trajo como cien libras de mirra perfumada y áloe. Envolvieron el cuerpo de Jesús con lienzos perfumados con esta mezcla de aromas, según la costumbre de enterrar de los judíos. Cerca del lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y en el huerto, un sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado. Aprovecharon entonces este sepulcro cercano para poner ahí el cuerpo de Jesús, porque estaban en la preparación de la fiesta de los judíos”. Palabra del Señor Reflexión: Envuelto en la sábana funeraria, el «santo sudario», el cuerpo crucificado y martirizado de Jesús se desliza lentamente de las manos compasivas y amorosas de José de Arimatea hasta el sepulcro
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excavado en la roca. "...Fue crucificado, muerto y sepultado...". El Cuerpo sin vida de Cristo fue depositado en el sepulcro. La piedra sepulcral, sin embargo, no es el sello definitivo de su obra. La última palabra no pertenece a la falsedad, al odio y al atropello. La última palabra será pronunciada por el Amor, que es más fuerte que la muerte. (Jn 12, 24)."Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto" El sepulcro es la última etapa del morir de Cristo en el curso de su vida terrena; es signo de su sacrificio supremo por nosotros y por nuestra salvación. Muy pronto este sepulcro se convertirá en el primer anuncio de alabanza y exaltación del Hijo de Dios en la gloria del Padre, "Fue crucificado, muerto y sepultado (....) al tercer día resucitó de entre los muertos". Oración Alcánzanos, sobre todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo. Padrenuestro, Tres Avemarías, Gloria al Padre. Oración final Dios Padre Misericordioso, te rogamos que escuches a tu pueblo que, junto con la Santísima Virgen María, ha recordado la obra de la Redención. Te suplicamos que nos concedas la gracia de vivir unidos a Ella durante esta vida, para llegar también con Ella a la alegría plena de tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Se rezan tres Ave María Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve, a ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! D- Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. T- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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