TU MAESTRO INTERIOR - Capitulo I - El regalo de la vida - Alejandro D. Gatti

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No esperes a que la vida suceda, ยกhaz que la vida te suceda!

La ausencia de paz en tu interior es la incompletitud misma disfrazada de ser humano


CAPITULO I El regalo de la vida

Cuando la vida te sorprenda distraído en el último aliento ¿Qué excusa tendrás para ella? ¿Es acaso ese, tu último aliento, el mejor momento para entender el verdadero significado de estar vivo? ¿Condenarás a tu final con un eterno reproche? Si es que aún no te has dado cuenta de la verdadera importancia de contar con la presencia de la vida a cada instante te invito a que reflexiones y no permitas que el final te encuentre dormido. Has de regalarle a tu último aliento la belleza de la gratitud y de la satisfacción, has de regalarle la paz plena y evitar su arrepentimiento y reproche. ¿Acaso el no te ha dado la vida en cada momento? No dejes que el agua corra bajo el puente sin zambullirte plenamente en ella y sentirla con todo tu ser. No dejes que el sol acaricie los días sin permitir que bese tu rostro delicadamente. No permitas que la leve brisa de la mañana bambolee el sauce sin que juegue con tus cabellos también. ¿Por qué nos empecinamos en negarle nuestra presencia a la sencillez de la existencia? ¿Es acaso que no nos sentimos parte de una totalidad? ¿O será que caminamos tan dormidos por la senda de la vida pensando, erróneamente, que la vida no merece nuestra presencia? Quizá se trate de un caprichoso pretexto para alejarnos más y más de esa paz que tanto anhelamos. No puedo entender sino como es que aquello que nos vuelve satisfechos no es digno de nosotros. Si queremos la paz, ofrezcamos con dignidad nuestra completa presencia, nuestra sincera permanencia en completa armonía y aceptación. Lo que más anhelamos, más alejamos pues no sabemos sentir, solo nos ocupamos desear. En el deseo radica la curiosidad, lo efímero, lo pasajero y trivial. En el sentir habita la completitud, habita el comprender y la verdad, habita la simpleza y la autenticidad. Cuando dejemos de desear en busca de satisfacer necesidades pasajeras y banales llegará a nosotros la paz, solo cuando el deseo abandone nuestros anhelos. Si te mueve el deseo, estás remando sin soltar amarras. Cuando es el saber lo que se apodera de ti navegarás a mar abierto por las calmas aguas de la paz y la plenitud. No existe mayor satisfacción para cualquier ser humano que sentir en su corazón esa inmensa sensación de integridad y belleza, esa mágica e irradiante luz que se emana por los poros cuando la paz se apodera de ti. Has de ver que no existe belleza más grande que la que puede verse en aquellos que han encontrado plenitud y han saciado completamente su corazón. Puedes caminar sediento por el desierto y si te ofrecieran el tesoro más grande que hayas imaginado jamás, lo rechazarás si a cambio te dieran tan solo un vaso de agua fresca. No se trata de falsas necesidades, la verdadera necesidad se manifiesta naturalmente en ti y esa es la que importa, la que vale la pena. Maharaji dice que es como la necesidad del agua, si tienes sed no habrá nada que pueda saciarla excepto un vaso de agua y allí todo lo demás desaparece, todas las “necesidades” efímeras se esfuman porque la verdadera necesidad se hace presente. ¿Qué “necesidades” buscas satisfacer? ¿Acaso “deseas tener” o “necesitas sentir”? Y esta no es una pregunta más, es una muy, muy importante pregunta porque dependerá de tu sed la importancia que


des al agua. Para quien no está sediento el agua deja de ser importante. Para quien no entienda esto lo que acabo de escribir serán puras tonterías. Cuando sientes que la vida merece la pena y que cada segundo de tu existencia importa, cuando ello sucede, tan solo basta un segundo nada más para sentir esa plenitud de la que te hablo. Nada más necesitas y nada más es importante porque cada segundo cuenta, cada segundo. Dejas de vivir en el mañana y te presentas al presente para compartir con él el resto de tu vida. El resto que bastará para ti así se trate tan solo de un segundo, porque sucederá en plenitud, sucederá en paz el paso de un segundo tras otro. No habrá reproches ni quejas cuando tengas que partir pues la plenitud que has experimentado ha llenado tu corazón y ese corazón contento se irá agradecido, se irá satisfecho. No espero que mis palabras sean lo que importa, no es eso lo que espero en verdad, solo espero que seas tú quien decida sentir esa plenitud en tu corazón porque esto no se trata de mí, sino de ti, exclusivamente de ti y de la elección que hagas respecto de cómo “vivir” o “creer que vives” tu vida. Esto no es por mí, esto es por ti que pasas tus días creyendo que otro mañana llegará. Siente la plenitud de la vida en la simplicidad de cada ir y venir de tu respiración. Siente la vida misma a cada instante, a cada momento, este es el tiempo de sentir, este es el tiempo. Si esperas a mañana, porque confías en que llegará, desperdiciarás el ahora y privarás al presente de embellecerse con tu presencia plena. La vida sucede a cada instante mientras tú te pasas el tiempo creyendo que lo mejor está por llegar. Deja de derrochar vida, deja de caminar dormido. Despierta! Despierta! ¿Acaso piensas que habrá un mañana? No se trata de matar al futuro, ni de aniquilar esperanzas o sueños. No se trata de olvidar anhelos o de despojarnos de las ilusiones. Nada de lo que he dicho tiene que ver con ello, simplemente hablo de no empeñar nuestras vidas a un momento que “posiblemente vendrá” sino de venderla completamente al momento preciso que está sucediendo ahora, en este instante, YA. Cada vez que intento despegarme de mi presente, ahora que ya me he acostumbrado a vivir plenamente en él, siento como si caminara por una cuerda sin una red debajo que pudiera evitar que me lastime. Eso es lo que siento porque me doy cuenta de que pierdo completamente el equilibrio y el centro, porque me pierdo en la confusión. Cuando realmente te acostumbras a vivir pleno en cada instante siendo conciente, ya no concibes la idea de “desperdiciar” tu tiempo pues lo tomas íntegramente permaneciendo en él. Si no puedes contar con los momentos que conforman tu vida no puedes contar con que tengas una vida, al menos no una que te contenga y que fluya a través de ti. Lo que tienes es un montón de dudas y una nube de confusión y problemas. ¿Por que es así? Por que no resulta posible conocer con exactitud y certeza el verdadero valor intrínseco que posee la vida en sí misma. ¿Como has de saberlo si no la tomas plenamente? Lo que estás haciendo es mirarla mientras ella pasa, mientras se te escapa entre los dedos como si intentaras atrapar el agua con tus manos. Si cada instante no cuenta para ti, pues la vida no cuenta porque está hecha solo de instantes y de instantes que solo suceden en el presente, ahora y solo ahora. El mañana nunca podrá ser ahora, sino que llegará como un nuevo ahora, como un nuevo presente. Es una fórmula sencilla, solo queda siempre el ahora. Estás atrapado en el “eterno ahora” y tu mente busca y busca escapar hacia atrás y hacia delante. No será una mente escapista quien abra las puertas de la jaula que mantiene prisionero a tu corazón, no lo será. Solo cuando acepte que no hay más que presentes continuos y continuados podrá encontrar la llave que abra esa jaula, solo así sucederá. Puedes ayudar a despejar esa densa niebla que nubla el camino y hace invisibles los pasos de tu


propia mente. Nunca antes has tratado de “marcarle el camino” a tu mente, siempre te has ocupado en dejarla correr libremente por ahí sin límites y ella te ha llevado hasta donde el cielo se une con el mar y más aún. Intenta ponerla en función de tu corazón, intenta crear una alianza entre ellos que permita que juntos conformen los mejores guerreros que has de conseguir jamás para enfrentar la batalla final cuando se presente. En plenitud de ambos habrás ganado tu libertad, habrás coronado tus días de un eterno tiempo sin tiempo. Danzarás y cantarás tu victoria a los cuatro vientos, ya nada podrá vencerte, nada lo hará y cuando la muerte venga por ti agradecerás por la maravillosa oportunidad de haber vivido en plenitud, solo agradecerás por haber coronado a la existencia con el regalo de tu sencilla y completa presencia. En el preciso instante en que te llenes de paz y colmes tu Ser de ella verás como la claridad se apodera de ti dotándote de una maravillosa luz interior que es capaz de desvanecer completamente la oscuridad. El estado de presencia en paz te inunda de tranquilidad, te vuelve sencillamente más paciente y te reconforta a cada paso que das pues ahora sabes, y no por cuentos, que la vida te traspasa de lado mientras tu simplemente Eres aquello que eres. Y ¿que soy?, podrás preguntarte, pues te diré que eres eso que fluye y se unifica a la totalidad en cada segundo, eso que se renueva y se reinventa a cada instante, eso que ha dejado de buscar pues nada había perdido. Eres eso, simple y natural como lo que llevas dentro, eres eso que te ha reclamado todo el tiempo. ¿Quién eres? Eres tú, ahora lo sabes porque has limpiado el espejo, porque has podido verte en el cristalino lago de agua que inundó tu ser y que ha saciado completamente tu sed de saber. Finalmente te has reencontrado, has vuelto a casa y te sientes satisfecho. Nunca hubo un mejor lugar para ti que en tu propia casa. ¿Acaso me equivoco? ¿Quien puede sentirse más a gusto que en su propia casa? Ahora que lo sabes puedes seguir tu camino, puedes seguirlo, ya sabes hacia donde vas y has comprendido también quien es tu único compañero, ese que jamás te abandonará y que, fiel a tus principios, no dudará ni un segundo en marcarte el paso correcto porque él sabe, siempre ha sabido y siempre sabrá quien Es y hacia donde va. Hablo de tu corazón, siempre ha estado ahí, siempre, y allí seguirá hasta que juntos busquen otros rumbos cuando la vida los despida con su último aliento. La paz interior es un grato reconocimiento para nuestro cansado corazón, que ha trotado en nuestro pecho incesante, que ha golpeado nuestras puertas sin parar. El se ha enamorado de ella y la espera desde hace mucho tiempo, muchísimo tiempo, incluso desde antes que el tiempo se llamara tiempo. ¿Como es posible que neguemos la plenitud a nuestro compañero corazón, como es posible? ¿Acaso el te ha negado su latido alguna vez?

Vivir la vida plena Que gran desafío y que bello propósito para comenzar cada día. Si de plenitud se trata debo decirte que no es mas que tu esencia, que tu estado natural, es tu destino en si mismo el que puedas sentirte completamente satisfecho y pleno a cada instante. No hay otro camino que el de la paz en el corazón. Cuando te levantes cada día agradece por el simple hecho de estar vivo, por ese regalo de la vida que te es recordado con cada respiración, con cada aliento. Cuando verdaderamente sabes que has sido bendecido, que un nuevo día te ha sido dado y comprendes íntegramente que “tu presencia” será regada por el ahora de la existencia una vez más finalmente sientes la maravilla de ser


del mundo, de ser el mundo. Te integras, te funde a él como el mar al Océano todo, te unes en un compás sincrónico y armónico en el canto del viento a la naturaleza cuando, con su suave susurro, canta a su oído las más dulces canciones de la Verdad. Si no sientes la plenitud en tu Interior solo revisa tu primer pensamiento de cada día, revisa como das tu primer paso al levantarte cada mañana y veras que condicionas el resto del día a las primeras sensaciones. Tu mente justifica cada una de tus sensaciones y no cesa de justificarlas incluso hasta cuando duermes y así retroalimentas el circuito del pensar y del sentir contaminando tu vida, así transcurren tus días y tus noches, así perteneces al mundo y no “eres el mundo”. Deja que el sol acaricie tu rostro mientras caminas despacio y tranquilo por la senda de la Verdad. Asume que eres una maravilla, asume que eres claridad y plenitud, acepta que estás vivo y que tú presencia engrandece al presente, acepta que colmas los espacios que tu ausencia habría de llenar si caminaras dormido y sin saber quien eres. Descúbrete, brilla, baila acompasado por el latir de tu corazón contento, decide Ser y entrégate a la vida pues estas colmado de ella. El regalo de la vida merece ser celebrado a cada instante, en cada respiro, y en cada tono de su bella melodía has de acompañarla con la música de tu Alma. Si aun no has despertado del letargo de la confusión, si aun te encuentras atrapado por el tormento de tus pensamientos en su intento por justificarlo todo, si aun permaneces preso del fatigoso estado de ausencia que te invita a permanecer ajeno a tu realidad interior, si aun descansas a la sombra de la ignorancia, si aun así lo hicieras, despierta mi querido hermano, despierta y camina sin importar tu destino, solo camina disfrutando del camino porque ese es el propio destino. Si has caído bajo las pesadas garras de la desesperanza, si has cesado en tu búsqueda interior, si has sido victima del miedo paralizante que te desprovee de movimiento, si has retrocedido ante el asedio de la duda, si así lo hicieras, arremete contra esos fantasmas, pues solo son producto de tu imaginación en su intento por dominar el tiempo. No creas, solo busca SABER, verdaderamente SABER y cuando lo consigas veras que la vida merece ser vivida plenamente, en sintonía con la existencia toda, fundido a ella y en ella. Cuando salgas de la confusión que nubla tu visión y quites el herrumbre que empaña el espejo de tu Alma volverás a ser tu mismo, te volverás autentico y sincero. La gracia se apoderara de ti y no habrá mas que agradecimiento y paz, no habrá mas que eso. Si en verdad deseas la paz deja de desearla y merécela, solo así ella llegara a ti, solo así lo harás posible. Solo acepta que tu presencia cautiva al presente y lo maravilla colmándolo de esencia divina, acepta que es tu presencia lo que da a cada momento el beneficio de la autenticidad, de la magia. Es tu sola presencia la mismísima ausencia de duda, la mismísima ausencia de confusión y de sombras, es tu sola presencia en plenitud el regalo mas preciado que cada día recibe cuando te predispones a Ser. Se vida en plenitud.

El estado de presencia Presencia es opuesto de inexistencia. La Presencia es antagónica a la ausencia. Presencia es encontrarse en un lugar determinado en este preciso instante, en este momento. Es la circunstancia de la existencia manifestada en el ahora. De acuerdo e estas definiciones el solo hecho de existir determinaría la presencia, sin embargo desde una perspectiva mucho más profunda y sincera el estado de presencia no es consecuencia directa de la existencia. De hecho muchas personas a pesar de existir permanecen “ausentes” de sus propias vidas. Se ausentan mientras permanecen cautivos


y presos de la ignorancia, esclavos de la queja y de la ira, dominados por las preocupaciones y los “problemas”. Existir no es igual a estar presente. Deberías aceptar que existes PARA estar verdaderamente presente y, a partir de ello, volver a ambas condiciones sinónimas entre sí. Cuando te has olvidado de la importancia de la presencia y te manifiestas de modo incompleto en “tus presentes” solo los derrochas, los desperdicias. Es como ir de vacaciones con tu familia y llevar trabajo atrasado para los ratos libres, para no “sentirte prescindible”. ¿Crees que estarás presente a pesar de que las llames vacaciones? Estar presentes no es dejar solamente tu cara frente a un amigo cuando este te habla, no es quedarte parado simulando prestar atención cuando alguien te cuanta algo importante, no es sentarte cinco minutos con tu hijo a “hacerle creer” que eso es jugar con él mientas contestas llamadas telefónicas y piensas en lo que vas a hacer mañana. Eso no es Presencia, eso solo puede llamarse Ausencia o Inexistencia. Cada instante reclama tu completa atención y tu íntegra manifestación de Ser ahí y ahora porque cada instante ansía ser consumido en su totalidad, sin desperdicios, sin ociosidad. Me imagino que alguna vez has oído hablar de la capacidad ociosa, de seguro que sí, la capacidad ociosa es el costo adicional por la “deficitaria utilización” de algo, es el desaprovechamiento de su “verdadera capacidad” de uso. Frecuentemente se utiliza para medir su valor en fábricas y plantas industriales muy mecanizadas. Cuando su capacidad ociosa es elevada se vuelve una ardua tarea absorber el costo adicional que ella genera. Una opción de absorción es mediante la sobre valuación de la producción pero ello resultas improcedente muchas veces porque un sobreprecio puede dejar al producto fuera de competencia. Si dejas que tus presentes se vuelvan ociosos te vuelves incompetente, quedas fuera en el juego de la vida. Una utilización deficitaria de tus instantes de vida te convierte en un “producto fuera de mercado”, te auto-excluyes del “mercado de la felicidad”, te quitas la posibilidad de la plenitud, de la plena satisfacción. Si hay algo que sé es que tienes eso que anhelas dentro de ti, en tu interior. No hay que salir a buscarlo por ahí, esta en ti. Esa paz que tanto deseamos ya esta con nosotros y cuando sentimos verdaderamente esa necesidad de plenitud nos volvemos concientes acerca del regalo de la vida, acerca de la maravilla de nuestra existencia. Descubrir que la existencia nos inunda cada día es un primer paso para manifestarnos en estado de completa presencia. Puedes estar presente sin estar ahí, sin manifestarte en una forma física y sin embargo tu integridad te convierte en presencia pura. Ya sabes que existes, ahora necesitas sentirlo y aceptarlo como un regalo que te es dado a cada instante, nadie dice que al instante siguiente lo tendrás. Si sabes que ahora el regalo ha llegado, eso es sentir, y cuando lo hagas podrás ofrecer en agradecimiento tu bella presencia, que se reciclará una y otra vez en la plenitud que otorgará el encuentro entre la paz y tu corazón.

Elegir la paz A cada instante sucede algo maravilloso, a cada instante eres creado y al instante siguiente te vuelves a crear, a cada instante la vida sucede como si fuera su primera vez, a cada instante renuevas por completo tu estado de presencia, cambias, a cada instante cambias. Con cada aliento tu paisaje interior es colmado de frescura y en un ir y venir constante se embellece, nuevas flores crecen, nuevas hojas visten los árboles y la lluvia riega con dulzura las agrietadas heridas de tu Alma. Tu corazón, cuan jardinero mismo,


añora la llegada de cada primavera, tu corazón espera ansioso el cálido sol, tu corazón alienta al nacimiento de cada pequeño nuevo brote que ofrecerá como regalo de bienvenida a cada primavera. Y esa primavera es la paz, es la plenitud, es la completitud. El corazón esta enamorado de la paz y cuando ella llega todo lo demás se vuelve irrelevante y transitorio. Cuando la paz llega el corazón se llena, se vuelve satisfecho y su estado de belleza pura inunda por completo tu Ser. Por tu torrente sanguíneo caminan de la mano el corazón y la paz, y en su paseo te regalan su Amor para que lo compartas. Regálate la paz, elige la paz. La paz es un estado natural en ti, es esencia y es verdad y puedes elegirla y tomarla para tu vida como el mástil donde flamee la bandera de tu corazón. Elegir la paz es aceptar la vida, aceptar la existencia y festejarla a cada instante, hacer de tu vida una celebración continua donde tu sola presencia engrandece el presente, presente que temes enfrentar al olvidar que has sido beneficiado con el regalo de la vida. Si no es tu presente el tiempo donde decidas manifestarte entonces nunca te manifestarás, al menos plenamente, en completa presencia. Si no es tu presente el instante preciso para elegir la paz y la plenitud, entonces no podrás merecerla porque no es mañana cuando sucederá, no es mañana. Todo se vuelve relativo y pasajero cuando te descubres en paz y plenitud, todo pasa, viene y luego se va. Saberlo es aceptarlo como es. Cuando estás pleno y sientes la vida fluir en tu interior con cada respiración, entiendes finalmente lo que es verdaderamente importante. Sabes que cada instante es único y que ya no volverás a tenerlo nunca una vez que el se va. Cuando estás pleno los problemas se desvanecen, las dudas se disipan ante la intensa claridad, la confusión abandona tu vida y nada ni nadie puede corromper la inmensa paz que abraza a tu corazón. Ellos se han fundido, se han vuelto uno como dos amantes que se reencuentran tras una larga separación. Así como el desierto suspira por una sola gota de agua, así tu corazón suspira ante un simple momento de paz. ¿Qué sería de él si le regaláramos la paz a tiempo completo? ¿Acaso no sería eso justo? ¿No es el corazón quien nos regala cada latido, sin cesar, sin rencor, sin quejas y sin reclamos? Ni siquiera te detengas a pensarlo, deja de pensar y siente, simplemente siente como te colmas de Ser cuando eliges la paz.

Recoge los frutos La vida es el fruto maduro que se te ha dado, es el regalo del fruto que espera ser cosechado por ti, la cosecha ya está lista. Tomar completamente la vida es recolectar los frutos que ella ha traído para ti. Así como el agricultor sabe que no habrá cosecha sin antes preparar el terreno, sin antes sembrar la tierra, así tu corazón sabe que no habrá paz, que no habrá plenitud si no te preparas para recibirlas. Mientras te sientes a esperar que llegue desperdiciarás cada oportunidad de saber que ya ha llegado a ti, que la vida te ha sido dada como el fruto de la existencia, como un regalo divino. Nada más importa, nada más. Afortunadamente estás aquí, estás vivo, absolutamente vivo. La vida no llega a ti en términos relativos, es absoluta. Esa completitud, ese todo que recibes a cada instante, que te llena de vida, esa manifestación plena que colma tu Ser de presencia ya se ha posado sobre ti y te ha convertido en lo que ya eres. Cuando creas que no sabes quien eres busca en tu interior y hallarás la respuesta. Ya eres lo que se manifiesta, ya eres vida que fluye y que existe.


Ese es el regalo más preciado, ese es el fruto maduro que has de morder hasta saciar tu hambre de saber. Solo extiende tu mano y tómalo, toma el fruto y llévatelo a la boca hasta hincarle los dientes. Disfruta de tu existencia, aprecia la vida y siéntela de verdad, siéntela. Saber que le fruto maduro tiene un punto justo, un punto que determina su mejor momento, su estado mas perfecto y es ahí cuando debe ser consumido. Ese momento está sucediendo ahora mismo, esta sucediendo y debes saber que es tiempo de recoger el fruto. Un día el fruto dejará de pender del árbol de la vida y caerá al suelo para transformarse nuevamente en semilla y allí será tarde. No esperes a que el fruto caiga, no dejes que te pase la vida por delante mientras anhelas esa paz que ya llevas dentro. Siéntela, vívela. En el jardín de los frutos has de saciar tu hambre, en él encontrarás la paz cuando llegue la primavera que derretirá la nieve que recubre tu corazón. El cálido sol acariciará los árboles helados para vestirlos de verde y engendrarles los nuevos brotes que anhelan convertirse en frutos. Así como el rocío en la mañana, que moja las verdes praderas de tu corazón, refleja cada pedazo de cielo antes de evaporarse en cada rayo de sol, así tu Alma refleja el anhelo de la paz que ha de claudicar ante la llegada de la primavera. La primavera es el despertar de la belleza y del Amor que nace desde nuestro interior y que florece para regalarnos su mejor paisaje. Cuando la buena semilla ha sido sembrada en el corazón el fruto llegará y saciará nuestra hambre. Esparce la semilla del Amor en tu corazón y ella será regada por la paz y fecundará completamente ante la llegada del verano. ¿No contiene acaso la semilla al árbol también? ¿Qué es entonces nuestro corazón sino la vida misma fluyendo en nuestro interior? Nos quejamos por las injusticias que padecemos reclamando la vida que ya tenemos. No nos damos cuenta que aquello que ansiamos ya nos ha sido dado y rogaremos por un poco más de su bendición solo cuando estemos a punto de besar a la muerte en los labios. Cuando la oscuridad nos envuelve olvidamos que dentro de nuestro corazón hay una luz que no puede ser opacada. ¿Acaso puedes con una vela apagada apagar una que está encendida? La vela encendida no es más que nuestro propio corazón lleno de vida e imposible de opacar. Somos portadores de luz y así como una vela encendida sí puede encender a una apagada, así podemos propagar nuestro Amor a quienes se han olvidado que lo poseen. Cuando descubras que en tu interior ha sido sembrada una semilla cuyo potencial es el de un gran árbol y que espera la llegada de sus frutos, cuando descubras que ese árbol esparcirá nuevas semillas por las tierras fértiles de tu corazón al sacudirse por los vientos que soplan como el aliento que viene y que va, cuando finalmente suceda la primavera habrá llegado y te habrás saciado completamente. Eres el espacio donde tendrá lugar el más bello jardín, un jardín que podrás visitar a cada instante, un jardín al que no podrás resistirte visitar, con tan solo ir hacia tu interior lo bendecirás con tu presencia.

Inspirado a tiempo completo Cuando vivimos una vida en agradecimiento y gratitud, cuando la Verdad se presenta en nuestra vida nos volvemos completamente libres, llenos de máxima alegría, una alegría incomparable. No hablo de verdades a las que estamos acostumbrados a recibir, no a verdades de lo que oímos, ni de lo que otros quieren hacernos creer. Eso no es la Verdad, esas son ideas y apreciaciones pero “la Verdad”, eso si que no lo es. La


simplicidad y sencillez que posee el corazón de un niño es lo que necesitamos para encontrar lo que es verdaderamente importante. El regreso a la sencillez es el camino a casa, es el reencuentro con nosotros mismos. Cuando nos cargamos de cosas y de ocupaciones, de proyectos, de trabajos, de esto y aquello, nos volvemos complejos, confusos y nos alejamos de esa sencillez que necesitamos para vivir una vida Inspirados. La Inspiración es consecuencia de la plenitud, de la satisfacción del corazón. Todo lo que proyectamos en la vida depende de nuestra existencia, de nosotros mismos, hasta nuestra sombra depende de nosotros, no de la luz que la proyecte porque sin la presencia no existiría sombra. Cuando ponemos nuestra propia existencia en función de todo lo demás estamos supeditando lo importante a todo lo que se manifiesta “a partir de nosotros mismos”. La Verdad es el resultado de la compresión absoluta de ésta existencia, de poder ver las cosas como realmente son, no como “deberían ser” o como nos dicen que son, sino como verdaderamente son. Sabemos de nuestros intentos por “escapar” de nosotros mismos, de la realidad que está delante de nosotros y eso es lo que nos desconecta con lo esencial, con lo que es como es. Si la salida del sol dependiera de un cielo completamente despejado el sol nunca estaría preparado para brillar, para aparecer. Sin embargo no importa cuan nublado esté, el aparecerá en el horizonte independientemente de que podamos verlo claramente o no. Eso no cambia el hecho de que el sol salga cada día. Para ti el sol sale cada día, siempre aparece, siempre. No importa cuan nublado se presente el día, sabes que debajo de esas nubes el son brilla radiante. Cuando estás Inspirado conoces esa luz, conoces ese potencial y sabes que está ahí, sabes de su manifestación y comprendes que no importa como se presente el día, en última instancia la luz brillará de todos modos. Eso es lo importante, eso es lo que debemos saber. La vida nos trae momentos “más esperables” y también “menos esperables”, lo que resulta fundamental es no creer que sea el mundo quien podrá traernos la felicidad, no es el mismo no depende de como el día amanezca hoy. Solo tú mismo puedes hacerte verdaderamente feliz, solo tú puedes traer la felicidad permanente a tu vida porque todo lo demás, todo lo que proviene “del mundo” es transitorio, pasajero y efímero. ¿Sabes por qué? Porque no existe el mundo si no existe tú. Todo está sujeto a tu existencia, todo “depende” de que existas ahora. El regalo de la vida sucede mientras tú te distraes intentando comprender lo que te sucede, lo que el mundo ha traído para ti y es en ese instante cuando se te escapa, cuando la desperdicias, cuando no estás completamente presente. Te ocupas demasiado de lo que no puedes controlar, de lo que aún no existe. Estás muy ocupado preparándote para mañana, preocupándote por lo que serás mientras el único momento donde habita la paz y la plenitud, el momento presente, se esfuma delante de ti y ni siquiera lo notas. La Inspiración no acepta la especulación ni la duda, no puede manifestarse en la confusión, no conoce nada acerca de suposiciones ni de mañanas. Puedes optar por tomar el camino más recto en la carretera de la vida y recorrerlo hasta con los ojos cerrados pero la clave no está en el camino que tomes ni en que te resulte fácil o difícil transitarlo, sino en como disfrutas de cada paso que das y es entonces cuando la vida se vuelve con sentido, es entonces cuando la Inspiración cobra su verdadero propósito. Es el disfrute lo que hace más bello al paisaje, es el disfrute pleno lo que vuelve más simple el camino de la vida. Podría afirmar que la Inspiración es la capacidad de disfrutar cada momento en plenitud, en armonía con todo lo que la vida te traiga a cada instante, aceptándolo que consideras bueno y lo que consideras no tan bueno porque si comprendes la importancia de estar vivo, si la vida fluye a través de ti en completa belleza, nada de lo que suceda podrá opacar ese regalo que te ha sido dado, nada podrá


hacerlo. No pretendo decirte que debes hacer esto o aquello, o que lo mejor para ti sea tal o cual cosa, ese es exclusivamente tu trabajo, solo tuyo. Hay una sola Verdad de la que puedo hablarte porque la estoy experimentando continuamente, hay una Verdad sobre la que algo puedo decirte porque la conozco porque la siento y porque tú también puedes hacerlo y es que estás vivo y que tienes la capacidad de disfrutar a cada instante porque mientras te privas de ello derrochas vida y cuando eso sucede quedan atrás oportunidades irrecuperables de sentirte pleno. Si te permites disfrutar te Inspiras y te vuelves pleno. Puedes ver a un niño completamente emocionado por la llegada de la mañana, como salta de la cama para aprovechar cada instante del nuevo día y como, ante la entrada de un mínimo rayo de sol por su ventana, ya está listo para salir a disfrutar. Así debe ser para ti, así debe ser, acaso et has olvidado que tú fuiste así, tú fuiste una vez ese niño que estaba completamente enamorado de la vida y ese Amor sigue latiendo en ti, sigue corriendo por tus venas. Despierta a ese Amor que te regalará la capacidad de sentir alegría a cada instante.

Un sueño hecho realidad Hay un anhelo, hay un sueño que ya se ha hecho realidad en cada uno de nosotros desde que el primer aliento nos llenó de vida y a pesar de ello queremos seguir soñando, nos entusiasma la idea de soñar y ello es porque aún no hemos despertado, porque permanecemos dormidos. ¡Despierta! ¡Despierta! Tenemos la posibilidad concreta de comprender que llevamos dentro el paraíso, que el celo está en cada uno de nosotros. Tenemos la oportunidad de apreciar la vida que nos inunda como un manantial inagotable de belleza y plenitud a cada momento, en cada momento. Esa posibilidad viene a nosotros una y otra vez, sin pedir nada a cambio llega y se va y luego vuelve a venir para recordarte que estás vivo, que has sido beneficiado con la magia de la presencia. Tenemos el potencial pero lo desperdiciamos porque no somos capaces de comprender lo que resulta verdaderamente importante en ésta existencia. Deseamos muchas cosas, esperamos que la vida nos traiga muchas oportunidades para ser feliz, esperamos, siempre esperamos sin notar que la felicidad ya nos ha sido entregada en abundancia. No reconocemos la presencia de la plenitud porque no sabemos que el sueño que anhelamos ya se ha convertido en realidad desde que desembarcamos en éste mundo. Cuando éramos niños lo sabíamos, si que lo sabíamos porque no había nada más importante para nosotros que disfrutar, que jugar, que vivir plenamente cada momento del día. Levantarnos lo más temprano posible y acostarnos lo más tarde que nos permitieran. Así fuimos, así de felices. ¿Que nos pasó después? ¿Cómo es posible que hayamos perdido la magia de las oportunidades? Es nuestra cruel historia, la de cada uno de nosotros pero esa historia puede cambiar si despiertas del eterno sueño en el que te has sumergido pasando por la vida sin que valga la pena. Es posible un cambio, es posible porque aún ese niño habita en ti, porque lo llevas dentro y porque una vez fuiste así de feliz, como ese niño. La naturaleza humana es disfrutar, es la paz y ninguna naturaleza puede ser socavada por un sueño. Es una habilidad innata la que hemos olvidado, la que ha quedado sepultada en nuestros sueños, está atrapada en la jaula de la ignorancia. Esa es la buena noticia, que solo hemos olvidado y que podemos recordarlo. Podemos hacerlo porque ya lo hemos hecho antes, porque sabemos de que se trata auque nos hayamos ocupado en “perdernos” durante un tiempo. Es la naturaleza humana igual para todos, es sencilla, es simple como lo es comprender que estamos vivos.


Libertados por la Verdad Permanecemos presos de nuestra propia ignorancia, somos cautivos de la confusión y de la duda. Llevamos el grillete de la mentira atado a nuestro pie y no podemos avanzar con él. Nos parece que tenemos ventajas respecto de aquellos que permaneces presos en las cárceles y sin embargo permanecemos tan prisioneros como ellos, prisioneros de nuestras propias limitaciones, limitaciones falsas que creamos continuamente por olvidarnos de quien verdaderamente somos. No reconocemos el poder que está dentro de nosotros y por ello somos prisioneros de la ignorancia, de la duda. Cuando no apreciamos la belleza interior somos como una vela apagada que nunca ha sido encendida y por tanto desconoce su verdadero potencial, desconoce que con tan solo una chispa podría encenderse y eliminar completamente la oscuridad. Sabes que una vela, tan solo una vela puede poner claridad en la oscuridad, en cambio la oscuridad no puede desvanecer la luz. Si enciendes una vela en un cuarto oscuro ya no tropezarás con los muebles que hay en ella, ya todo se volverá claro y no te golpearás. Esa vela espera dentro de ti a ser encendida. Hay una verdad que espera ser descubierta en ti, una verdad que no puede ser definida porque no pretende ser creída, solo pretende ser sentida, ser verdaderamente comprendida. Una Verdad que no se dice con palabras, una Verdad que no se enseña, una Verdad que no puede ser oída. Hay una Verdad dentro de ti que te aclama a gritos y que ha viajado siempre contigo por el camino de esta existencia. ¿Sabes cual es esa Verdad? ¿Sabes a que Verdad me refiero? Siéntela, experimenta su presencia y descubre con ello la gratificación que traerá la paz a tu vida. Se trata de ti y de tu vida, solo se trata de ti y de tu presencia en este momento, en cada momento. Recuerda que es tu presencia quien embellece al presente, que es tu presencia quien lo hace único y que tu existencia es la que define la suya también. Recibes gratamente y sin reclamos el precioso regalo de la vida, uno tras otro, día tras día, sin más nada que decir. Llega a ti nuevamente una y otra vez esperando a que des cuenta de que debes consumirlo completamente, sin desperdiciar una sola partícula de él, sin derrochar una sola gota del inmenso océano de satisfacción que ha traído para ti hoy. Te llena con su llegada y te completa, te define, te hace Ser, te permite hacer y te impulsa a dar. ¿No es acaso esta una Verdad que merece la pena ser comprendida? ¿Por qué te esfuerzas tanto por comprender otras cientos de cosas y no el regalo de la vida? Puedes hacer que el misterio que consideras se manifiesta en ti deje de ser un misterio, puedes comprender, puedes sentir y saber lo que está sucediendo, sin cesar, a cada instante, dentro de ti, en tu interior. Estás en una jaula que te aprisiona y te condiciona para Ser, la jaula de la ignorancia con sus barrotes dorados lustrados hasta enceguecerte completamente, te ha cautivado y te ha convertido en su esclavo. Te ha distraído con sus mentiras y con sus engaños, te ha llenado de confusión y de duda, te ha inundado de preguntas cuando lo que necesitas son respuestas. La jaula en la que te encuentras tiene sus puertas abiertas solo que no lo has notado por el brillo de los barrotes en los que has mantenido tu atención hasta ahora. Puedes salir de ella cuando dejes de distraerte con lo que brilla pero no es oro. Créeme, el verdadero tesoro al que debes aspirar se encuentra en tu corazón, en tu interior. Has tenido todo ese tesoro siempre contigo, siempre ahí pero aún así te has ocupado de buscarlo. ¿Cómo podrías buscar aquello que ya tienes contigo? ¿Sabes por qué lo buscas? Lo buscas porque no sabes que lo tienes, porque desconoces que está en ti.


Buscas lo que nunca has perdido, buscas sin saber qué. Tú eres ese milagro que estás esperando que suceda, eres tú y el milagro ya ha sucedido, el milagro de la vida se ha posado sobre ti desde el primer aliento, desde el primer suspiro y lo hará hasta el último de ellos. ¿Acaso vas a esperar a que otros suspiros pasen a través de ti sin tomarlos completamente? ¿No sabes que desconoces cuando sucederá el último? ¿Y si el último fuera hoy, no desearías haber disfrutado más de ellos? Solo estás confundido, solo has estado distraído un tiempo, pero aún no es tarde para volver a prestar atención, para recordar y para descubrir. Hay un camino de regreso a casa, hay un camino así, descúbrelo y te llevará al centro de tu corazón, donde habita la Verdad. Allí te espera un calido hogar, con las luces de la Verdad completamente encendidas, con las semillas de la comprensión listas para ser sembradas y esparcidas por las fértiles tierras de tu existencia. ¿No te gustaría ser el Agricultor de tu propia vida? Prepárate para descubrir el maravilloso mundo interior, suelo fértil sobre el que crece todo tipo de planta, todo tipo de árbol y todo tipo de flor, prepárate para sembrarlo con tus propias manos, con tu propia semilla y cuando estés listo el fruto te será dado y podrás saborearlo íntegramente, y tu trabajo al fin valdrá la pena. Haz que tu vida valga la pena, prepárate para disfrutarla sin dejar que pase un solo segundo más antes de que decidas tomarla completamente y llenarte hasta saciarte, hasta sentirte verdaderamente satisfecho. Eso es lo que tanto ansía tu corazón, ese es su mayor anhelo.

Por Alejandro D. Gatti


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