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Staff Andreani Annabelle
Adriana Tate Ely Casdel
Julieyrr MaryLuna
Moni
Moni Val_17 Juli Verito Andreani Nora Maddox Vani
NnancyC Vanessa Farrow Dannygonzal Sandry Mary Adriana Tate Annabelle
florbarbero Snowsmily MaryLuna Miry GPE Julieyrr CamShaaw ElyCasdel
Niki Anty Jasiel Odair Mire
3 ElyCasdel Paltonika Esperanza -Valeriia<3 SofĂa Belikov Pau!! Laurita PI
itxi Michelle Karool Shaw Miry GPE Val_17 Key Eli Mirced
Meliizza Verito Dannygonzal SammyD CrisCras Jasiel Odair Daniela Agrafojo
Juli
PaulaMayfair
Mire Emmie Julieyrr Lizzy Avett'
Índice Sinopsis Prólogo Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15 Capítulo 16 Capítulo 17 Capítulo 18 Capítulo 19 Capítulo 20 Capítulo 21 Epílogo Sobre la autora
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Sinopsis Ella es mía. Ese fue el primer pensamiento que vino a mi mente cuando tomé a mi bebé en brazos a los diecisiete. No me importaba que mis padres ya hubieran prometido dársela a una familia adinerada. Que me estuvieran forzando a entregarla. Ella era mía. Me alejé del hospital, de esa familia, de la única vida que conocía. Planeé comenzar de nuevo con el poco dinero que tenía, determinada a hacer algo de mí misma a pesar de las probabilidades. Entonces llegó Logan Tate. Precioso y controlador, reclamó que intentaba ayudarme, y no le importaba que yo fuera solo otra historia de adolescente embarazada. Pero no confío en él. No confío en nadie. Y si Logan supiera los verdaderos secretos y mentiras que yo mantenía dentro, no se atrevería a intentar refugiarme.
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Prólogo Traducido por Moni Corregido por ElyCasdel
—Solo puedo darte treinta minutos para salir de aquí antes de que tenga que reportarle a mis supervisores que te has ido. La ropa que te traje está en el armario de allí —dice, señalando un gran armario en la pared. Me recuerda a un casillero de la secundaria, largo y estrecho. A los diecisiete años, me he familiarizado mucho con esos casilleros, habiéndolos usado durante mis años en la escuela y eran años geniales y felices, justo hasta el final. Es difícil creer que hace unos meses me graduaba de la secundaria, Señorita Popularidad, la mejor de la clase, mi elección de universidad. Para todos los que miraban desde afuera, parecía que tenía todo un futuro por delante. La vida perfecta, notas excelentes, una familia asombrosa, el mundo era mi ostra. Lo que no sabían era que mi futuro ya había sido decidido, trazado y planeado para mí. Nada en lo que pudiera opinar, nada con lo que estuviera cómoda. Regreso mi atención hacia la mujer alta y desgarbada delante de mí. Es demasiado delgada, pero casi puedo ver su atractivo; debió haber sido hermosa hace tiempo. Su cabello rubio es grueso, muy claro y frágil, y sus lentes son demasiado grandes para su cara, pero no me interesa nada de eso. Para mí, ahora es un ángel. Un verdadero ángel enviado para ayudarme a salir de una situación imposible. —Además de la ropa, pude conseguir todos los suministros que necesitarás. No es mucho, pero te servirá hasta que puedas comprar más —dice mientras asiento. —Cuando salga de esta habitación, toma el teléfono y llama a la operadora. Pide una voluntaria que traiga una silla de ruedas a tu habitación porque te han dado la salida. Una vez que venga, dile que tu auto ya espera y que necesitas que te lleve hasta la entrada este. Muéstrale tu brazalete del hospital. Coincide con el de Lily así que estarás bien; ella no lo sabrá. Te preguntará si tienes una silla de bebé, así que dile que está en el auto.
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Mi corazón comienza a latir rápido mientras escucho sus instrucciones. ¿En serio voy a hacer esto? ¿Soy lo suficientemente valiente para desafiar a mis padres, e ir en contra de sus deseos? —El conductor del taxi estará esperándote. Su nombre es Seth, es amigo de mi esposo. Primero te llevará al banco. Toma hasta el último centavo de tu cuenta de ahorros y luego haz que te lleve a la estación de autobuses. Toma el primer autobús que salga de aquí, Mia. Deja tu celular y consigue uno prepago en la primera oportunidad que tengas. Tendrás dieciocho en un mes, y en ese momento puedes llamar y pedir una copia del certificado de nacimiento de Lily. De esta manera, incluso si pueden rastrearte, no pueden obligarte a volver. Me toma un minuto, pero al fin encuentro mi voz. —No sé cómo podré pagarle esto. —Nadie debería ser forzado a renunciar a un hijo; está mal. Solo prométeme que serás una buena mamá y que me llamarás si necesitas cualquier cosa. La miro con lágrimas en los ojos. Si no fuera por esta amable mujer, estaría entregando a Lily a sus padres adoptivos en unas horas. Puede parecer cruel de mi parte haber prometido darle mi bebé a una pareja que desesperadamente quieren uno y luego tomarla y huir pero nada de esto fue mi decisión. Cuatro meses antes de mi graduación descubrí que me encontraba embarazada. Como seguro pueden imaginar, para una chica de diecisiete años es sorprendente y aterrador escuchar que va a convertirse en madre. Así que hice lo que pensé sería lo correcto. Fui con mis padres y les pedí su ayuda. ¿Su solución? Esconder mi embarazo hasta después de la graduación y luego mantenerme una prisionera virtual en mi propia casa hasta que diera a luz. Cuando les expresé mi deseo de quedarme con mi hijo, me dieron un ultimátum: Entregar al bebé en adopción, o quedarme con el bebé pero dejar su casa con absolutamente nada de ayuda financiera de su parte. ¿Qué más podría haber hecho? No tenía más opción que aceptar sus demandas y pensé que podía hacerlo. Pensé que podía pasar todo el proceso hasta que la cargué, mi Lily, y supe que entregarla me mataría literalmente, sería difícil continuar sabiendo se hallaba allí, en algún lugar del mundo, viviendo una vida lejos de mí. Y por esto, le hice una promesa y moriré antes de romperla. Moriré antes de dejarla ir.
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1 Traducido por Val_17 Corregido por Paltonika
El plan de la enfermera Kelly fue tal cual me lo dijo. La voluntaria que se acercó, para llevarnos a Lily y a mí hasta el auto, apenas comprobó que nuestras pulseras coincidieran antes de ayudarme a subir en la silla de ruedas y llevarme a la salida, donde me esperaba el taxi. Seth, el conductor, ayudó a poner a Lily en el asiento y luego nos sacó de allí lo más rápido que pudo. Me llevó a casa, y luego de comprobar que mis padres no estuvieran ahí, corrí al interior. Después de empacar algo más de ropa, todos mis documentos importantes y un poco de dinero que guardé en mi escritorio, le di una última mirada a mi habitación de la infancia y me fui. Seth me llevó rápidamente al banco, donde fui capaz de liquidar toda mi cuenta de ahorros, un poco más de diez mil dólares que fui ahorrando desde que podía recordar. Cada dólar que recibía para mi cumpleaños, como regalo de navidad, y de trabajar cada verano en la heladería local, ahora se encontraban en mi mochila. A Seth se le ocurrió que sería una buena idea llevarme a la estación de autobuses a un par de pueblos de distancia. Ahora que llegué tan lejos, no permitiría que nadie me encontrara, así que subí al primer autobus disponible que salía con rumbo a Savannah, Georgia, y me dije que una vez que llegara allí, podría pasar la noche y decidir a dónde ir después. Ya he estado viajando por unas cinco horas. Paramos antes en Jacksonville, Florida, durante una hora, dándome el tiempo suficiente para esconderme en un gran cuarto de baño para alimentar a Lily en privado y agarrar algo de comida para mí. Me aterroriza que ella pueda comenzar a llorar y molestar a los otros pasajeros en el autobús, pero el movimiento continuo parece ayudarla a dormir. Cierro los ojos y me pregunto, ¿cómo voy a hacer que funcione? ¿Cómo voy a ser capaz de cuidar de Lily sin ayuda? La verdad detrás de mi situación es desalentadora. ¿Cómo sabré lo que necesita, por qué está llorando, cómo despertarla de un sueño y su horario de alimentación? Cuando se enferme, ¿sabré que hacer y cómo cuidarla? ¿Qué voy a hacer con la guardería cuando encuentre un trabajo? Los pensamientos me abruman, pero trato de no entrar en pánico.
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Tengo que mantener la calma por Lily, porque tengo que creer que una vida conmigo es mejor para ella que cualquier vida que podría haber tenido sin mí. Son un poco más de las diez de la noche, cuando llegamos a Savannah por fin. Levanto a Lily, mis pertenencias y tomo un taxi. Le digo al conductor que nos lleve al hotel más económico de la zona y un poco más tarde, nos deja en una posada en Bay Street. Está demasiado oscuro para explorar el exterior, pero, por lo que puedo notar, es precioso, un lugar que me encantaría volver a visitar algún día. Cuando llego a la recepción, los ojos de la empleada me ven con recelo mientras me comprueba, pero por suerte no me hace ninguna pregunta. Pago por la habitación en efectivo, agarro la llave, y tomo el ascensor. Llego a mi habitación lo más rápido que puedo. No puedo evitar sentirme expuesta cuando estoy afuera, como si por alguna remota casualidad, alguien pudiera reconocerme. Cambio el pañal de Lily y le pongo un pijama rosa de una sola pieza, bajo a la cama y la arrastro conmigo. Me acuesto de costado con ella acurrucada y le ofrezco mi pecho. Kelly me mostró qué hacer la primera noche después de que mis padres se fueron por la tarde. Recuerdo estar asqueada al principio, pero quería ser capaz de alimentarla aunque fuera una sola vez. Ser capaz de darle, aunque sea, una pequeña parte de mí, era importante y se sentía bien. Ahora agradezco haberlo hecho, porque dado mis limitados recursos, amamantarla parece ser la manera más rentable de mantenerla alimentada. No toma mucho tiempo para que me rinda ante el agotamiento, mis ojos comienzan a cerrarse por sí solos y antes de saberlo, estoy dormida.
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Deseaba, al menos, visitar algunos de los sitios en Savannah, pero el miedo de ser descubierta o reconocida me mantuvo prisionera en la habitación del hotel. Nos alojamos dos días y luego tomamos el autobús de medianoche a Richmond, Virginia. Nos detuvimos un par de horas del viaje en Carolina del Norte y luego viajamos directamente por el resto de la noche; afortunadamente Lily durmió la mayor parte del camino, pero me senté en la parte trasera del autobús y cuando se despertó para alimentarse, pude cubrirla con una manta y amamantarla en privado. Ayudó que casi todos en el autobús estuvieran dormidos. El hotel en Virginia no es tan agradable como el de Georgia, pero es seguro, limpio y asequible. Me permito pasear por Richmond un poco más de lo que hice en Savannah, pero sin llamar la atención y mantengo la cabeza baja la mayor parte
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del tiempo. Encuentro una pequeña farmacia cerca del hotel donde compro pañales, toallitas húmedas, analgésico infantil, solo en caso de una emergencia inesperada, un par de tijeras y dos cajas de tinte castaño para el cabello. Si alguien nos busca, seremos mucho más difíciles de reconocer si altero mi apariencia, y oscurecer mi cabello parece la manera más sencilla. —Bueno, pero que bebé tan hermoso. —Levanto la mirada y veo a una anciana de pie detrás de mí en la fila para pagar. Al instante me tenso, colocándome en alerta. Tal vez soy paranoica. Digo, es solo una ancianita, pero no puedo evitar ser demasiado cuidadosa. No estoy segura de si hay alguien por ahí buscándome. No sé si llamaron a la policía, si alertaron a los medios, o si se ofreció una recompensa, pero no me sorprendería nada de mis padres. —Gracias —respondo en voz baja, sin mirarla realmente y esperando que me deje en paz. —¿Es tuya, querida? —pregunta, justo cuando la persona delante de mí termina de pagar sus artículos. La ignoro y rápidamente me muevo, poniendo mis cosas en el mostrador, pagando mis compras lo más rápido posible. Salgo corriendo de allí y regreso al hotel en tiempo récord. Lily comienza a llorar y sé que debe de tener hambre, porque acaba de despertar, así que no puede tener sueño y, además, el pañal está seco. Me acuesto en la enorme cama con ella y la alimento hasta que se duerme de nuevo. Por extraño que pueda parecer, estos momentos con ella me calman, me dan la tranquilidad que necesito, de saber que escapar valió la pena. Comienzo a sentir cada vez más confianza, como si tal vez pudiera hacer esto, hacerlo funcionar y ser una buena madre. Pienso en las cosas a las que tendré que renunciar, a las que ya renuncié; mis amigos, disfrutar de mi juventud. Sé que debería estar haciendo las cosas que hacen las chicas de mi edad, ir de fiesta, estar en citas, vivir la vida universitaria, pero todas esas cosas fueron alejadas de mí y reemplazadas con esta vida, lo que me parece bien. Sí, soy joven, inexperta y sé que tomar la decisión de mantener a Lily nunca será la opción más fácil. Pero cuando llegó el momento, cuando tenía opciones, esta fue la única.
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Luzco diferente de trigueña, y apenas me reconozco cuando me miro en el espejo. Ahora que cambié mi cabello, tinturándolo y cortándolo hasta los hombros,
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me siento mejor hasta cierto punto; mis largos rizos rubios siempre fueron mi look distintivo por lo que tardará algún tiempo acostumbrarme, pero es lo que debo hacer para mantener mi anonimato. Después de sopesar mis opciones, decidí que prefiero viajar en la noche cuando no hay mucha gente. Lily y yo dejamos el hotel en Virginia, y nos subimos en nuestro próximo autobús a las tres de la madrugada, deteniéndonos a las ocho de la mañana en Baltimore, Maryland. Decido parar aquí para pasar la noche y descansar un poco antes de tomar el autobús definitivo a Pennsylvania. No estoy segura de por qué me siento atraída hacia allí de todos los lugares, solo fue una elección al azar y además es un estado lo suficientemente grande en el que puedo mezclarme. Para cuando Lily y yo llegamos a nuestro destino final, un pequeño pueblo en Pennsylvania a unos cuarenta y cinco minutos de la ciudad de Nueva York, me siento exhausta, pero agradecida de que llegáramos sin ser atrapadas. Es el comienzo del otoño y los colores de los árboles aquí son impresionantes. Nunca he visto nada que se le parezca; las brillantes hojas naranjas y rojas llenan las calles y me alegra haber elegido este lugar para que Lily y yo empecemos nuestra nueva vida juntas. Consigo registrarnos en un hotel y acurrucarme junto a ella después de alimentarla y cambiarla, sorprendida por cuán conectada me siento a ella. Sí, es mi hija y por instinto debería haber un vínculo ahí, pero me sentía tan dispuesta a dejarla ir, a darla para hacer mi vida menos complicada. Al mirarla ahora, sé que es el tipo de complicación que no cambiaría por nada en el mundo. Sin importar que tan inesperadamente fuera concevida. Cierro los ojos y descanso. Sé que me despertaré al menos dos veces esta noche para alimentarla y necesito levantarme temprano, ya que planeo comenzar mi búsqueda de un apartamento a primera hora. En poco tiempo, tanto Lily como yo estamos profundamente dormidas.
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No sé por qué pensé que resultaría fácil encontrar un apartamento. Por ahora no necesitamos mucho espacio, un estudio o un dormitorio funcionará. He buscado durante días, pero los lugares que he visto dentro de mi presupuesto se encuentran en la zona desagradable e insegura. Me estoy quedando sin esperanza para el momento en que voy a ver el último apartamento de mi lista. Se encuentra en una calle más concurrida, pero el edificio está limpio y bien mantenido. Una mujer alta y delgada, de mediana edad se reúne conmigo al frente. Me mira como si estuviera sorprendida de que alguien tan joven como yo esté aquí sola con un bebé y buscando un apartamento. Noto
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que no me juzga, creo que probablemente está más preocupada que cualquier otra cosa. Me mira un segundo con sus ojos amables. —¿Eres Kelly? —pregunta. No quería darle a nadie mi verdadero nombre en caso de que mi familia esté buscándome. Cuando llamé para programar la cita, usé el primer nombre que se me vino a la cabeza, Kelly, el nombre de la enfermera que nos ayudó a mí y Lily a salir del hospital. —Sí, soy Kelly. Usted debe ser Janet. Extiende la mano, y me estiro para tomarla. —Sí, soy Janet. Sacude mi mano y rápidamente la suelta. —Gracias por reunirse conmigo. —Por supuesto. Entra y te mostraré el apartamento. —Abre la puerta y me permite caminar delante de ella—. Es directo por el pasillo y a la izquierda. Cuando llegamos a la puerta, pone la llave, gira la perilla, pero se detiene justo antes de abrirla. —Lo siento, Kelly, no quiero entrometerme pero, ¿qué hace una jovencita como tú buscando un apartamento? ¿No deberías estar en casa con tu familia? Sé que tiene buenas intenciones, pero no estoy preparada para responder a esta pregunta. Respondo de la mejor manera que puedo y lo que se me ocurre, no es una mentira del todo, solo una versión alterada de la verdad. —Mi familia me echó cuando quedé embarazada. Me alojaba con un amigo de la familia, pero es momento de encontrar mi propia casa. —Oh cariño, siento tanto escuchar eso. Perdóname por preguntar. —Empuja la puerta y me deja pasar. —Está bien. Entiendo cómo debe verse, una chica de dieciocho años y un bebé. —Le doy una sonrisa y rápidamente me alejo, parándome en medio de una pequeña sala de estar. Miro a las blancas paredes desnudas y aunque es pequeño, es por lejos el lugar más agradable que he visto. Está escasamente amoblado con un viejo y desgastado sofá azul y una silla. —El dormitorio está al otro lado de esa puerta —dice, señalando a mi izquierda—. Es bastante espacioso… lo suficientemente grande para una cama matrimonial y una cuna para la pequeña. Trato de no apurarme, pero las palabras me dan esperanza. —¿Eso significa que me lo rentará? —Normalmente solicitamos una verificación de crédito pero asumo, ya que eres tan joven, que no has acumulado gran parte de una calificación de crédito. —Sí, señora.
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—¿Y no tienes muebles? —Aún no señora. —¿Y puedes pagar el depósito de garantía y los primeros meses de renta? —Sí puedo. —Todo bien, entonces, ya tengo el contrato de arrendamiento conmigo, si quieres el apartamento, es tuyo. También puedes utilizar los muebles que están aquí si lo deseas y estoy bastante segura de que tengo algunas cosas viejas de bebé que puedes usar. No vivo muy lejos. Puedo hacer que mi esposo te las entregue y las instale este fin de semana. La miro con mis ojos amplios, aturdida e intentando no llorar. —No sé cómo darle las gracias. Prometo que no causaré ningún problema. Simplemente sonríe y asiente. Para el momento en que dejo el edificio, tengo un contrato de arrendamiento, un juego de llaves y permiso para mudarme de inmediato. Agarro mis pertenencias y cancelo la cuenta del hotel. Al anochecer, Lily y yo nos mudamos a nuestro nuevo apartamento.
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2 Traducido por Juli Corregido por Esperanza
Ha pasado casi un mes desde que Lily y yo escapamos del hospital en Florida. Recuerdo lo asustada que me sentía mientras llevaba a mi bebé y subí a ese primer autobús. Pensé que nunca iba a ser capaz de cuidarla sola. Tengo que admitir que ser madre y cuidar de un bebé es un trabajo duro. Hay momentos en que me siento perdida y sola, días en que estoy agotada y quisiera poder tener unas pocas horas lejos de mí misma, pero eso no es posible en este momento y ser capaz de criar a Lily hace que valga la pena. Me faltan unos pocos días para mi decimoctavo cumpleaños y estoy segura de que nuestra vida será mucho más fácil cuando suceda eso. Para empezar, puedo dejar de mentir acerca de mi nombre, de mi historia. Voy a ser capaz de conseguir un trabajo y encontrar una guardería y usar mi nombre real. Nadie será capaz de alejarme de Lily una vez que suceda. Me encontré con una clínica gratuita donde tuve la oportunidad de llevar a mi hija para que tenga sus primeras vacunas. Adherirse a un presupuesto no ha sido muy difícil. Las utilidades del apartamento se incluyen en el alquiler, tengo cable básico que consta de unos veinte canales, y por ahora eso es suficiente para mí. Dado que todavía estoy amamantando y nunca he sido de comer mucho, solo he tenido que ir a la tienda un par de veces. El día después de que me mudé, el marido de Janet dejó un columpio para bebés, una sillita alta, un corralito y un cochecito simple para Lily. Sinceramente, no lo podía creer, pero explicó que los artículos estuvieron sin usar y recogiendo polvo en el sótano. En realidad me dio las gracias por quitárselo de las manos. Estoy casi segura de que solo trataba de hacerme sentir mejor por tener que aceptar la limosna, pero estoy agradecida. Estas son las cosas en las que no pensé cuando me fui, llevando a Lily y prácticamente desapareciendo en la nada, y aunque aún tengo la mayor parte de mi dinero, sé que no va a durar para siempre. Necesito encontrar mi rumbo y cuidar de Lily, al mismo tiempo. El año pasado en esta época la vida era muy diferente, la decisión más importante era elegir a qué universidades iba a aplicar. Mi sueño siempre ha sido ir a la Universidad de Nueva York y vivir en la ciudad, por fin libre para vivir y
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experimentar todo lo que la vida tenía para ofrecerme. Nunca me imaginé que iba a terminar embarazada y sola, sin mi familia o cualquiera de mis amigos a los que inclinarme en busca de apoyo. Trato de no ponerme triste cuando pienso en los sueños y las metas que me propuse, intento ver el lado bueno, pero sufrí bastantes injusticias en la vida y no puedo evitar, a veces, sentir lástima por mí. El grito chirriante de Lily me saca de mi ensoñación, por lo que me levanto del sofá en el que he estado descansando la mayor parte de la tarde y me dirijo hacia el corralito. La alzo en mis brazos y la mezo suavemente hacia atrás y adelante. Le di de comer hace menos de una hora y su pañal está seco. Sigo meciéndola durante un rato sin suerte. Sus gritos empeoran progresivamente y en poco tiempo estoy muy preocupada de que haya algo malo en ella. Intento darle de comer de nuevo, pero no quiere. Busco mi teléfono, pensando por una fracción de segundo que puedo llamar a mi mamá y preguntarle qué hacer. Si alguien sabría lo que debo hacer, sería ella, pero luego me doy cuenta de que no puedo hacer eso. No quiere tener nada que ver con mi hija y por eso me vi obligada a tomar el asunto en mis manos. La verdad de mi vida es que no hay nadie a quien pueda llamar para pedir consejos en un momento como este, y por lo general eso me entristecería, pero en este momento, en todo lo que puedo centrarme es en Lily. Rápidamente llamo a un taxi, empaco su bolsa de pañales y la abrigo. Cuando llega el conductor, le instruyo para que nos lleve al hospital más cercano. Nos registro en la sala de emergencia, diciéndole a la chica de la recepción que estaba tan nerviosa que olvidé mi identificación. Sé lo suficiente sobre la ley para saber que un hospital no puede negarse a dar tratamiento de emergencia así que me siento confiada con mi excusa. Estamos sentadas en la sala de espera por lo que parece una eternidad. Lily sigue llorando y mis nervios están exaltados. Apenas mantengo la compostura. Las puertas de la sala de emergencia se abren y un par de paramédicos llevan a un joven en una camilla. Se ve como si hubiera sido golpeado gravemente. Lo dirigen a la parte trasera de inmediato, lo que solo sirve para frustrarme más por mi larga espera. Me acerco a la recepción de nuevo y le pregunto a la recepcionista—: ¿Puedes decirme cuánto tiempo más hay que esperar hasta que nos atiendan, por favor? Hemos estado aquí por más de una hora. —Hay pacientes antes de ti. Solo tendrás que esperar —me contesta en breve. Voy a hablar, pero antes de que pueda hacerlo, plasma una sonrisa falsa en su cara y pestañea. —Oh, hola Oficial Tate —dice—. ¿Cómo estás?
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Vuelvo la cabeza hacia donde se dirige su comentario y estoy bastante segura de que mi corazón se detiene momentáneamente y no sé si es causado por el miedo o una emoción completamente diferente. Un oficial de policía camina en nuestra dirección y, en estos días trato de evitarlos a toda costa, pero un vistazo a este policía en particular y mis pies se atascan firmemente en su lugar. Puedo oír vagamente a Lily llorando mientras lo miro. Sé que los hombres son lo último en lo que debería estar pensando, pero sus penetrantes ojos azules me atraen. Parece medir aproximadamente un metro ochenta, con un cutis bronceado y el pelo con un corte al estilo militar. Sus labios carnosos son muy sexys y cuando me mira fijamente, se necesita toda la fuerza que tengo para mirar hacia otro lado. —Hola, Jennifer. ¿Hace unos minutos trajeron a una víctima de asalto? No creía que fuera posible que su sonrisa se hiciera más falsa pero lo hizo. —Por supuesto —dice ella, inclinándose hacia delante para darle una gran vista de sus tetas y le toca el brazo en un intento descaradamente obvio para acercarse a él—. Ya se lo llevaron. Está en la cama número diez. —Gracias. —Se aleja de ella y de repente está en mi espacio—. ¿Está bien? — cuestiona, señalando a Lily. Su reconocimiento me pone tanto nerviosa como emocionada. Es hermoso, sexy y parece amable pero sigue siendo un policía y técnicamente sigo siendo una fugitiva. Por mucho que me encantaría tener una conversación con el oficial Tate, si salgo de esta situación lo antes posible, es lo mejor para Lily y para mí. —No para de llorar y me preocupa, pero hemos estado aquí mucho tiempo y todavía no la han visto. Me da un asentimiento lento y se vuelve hacia la falsa Jennifer. —¿No hay nada que puedas hacer para que la vean? Pobrecita, se ve muy mal y estoy seguro de que el resto de las personas en la sala de espera estarían agradecidas de tener un descanso de un bebé llorando. —Me mira—. Sin ánimo de ofender —dice con una leve sonrisa. —No lo ha hecho —respondo. Los dos nos volvemos a enfrentar a la falsa Jennifer. Luce como si se hubiese tragado una píldora amarga, pero retoma rápidamente esa sonrisa que claramente solo reserva para el Oficial Tate. —Bueno, ya que lo pides tan amablemente, estoy segura de que puedo hacer una excepción con esta lindura. —Se acerca al contenedor de los archivos de pacientes, mueve el mío al frente y luego le da un guiño. Él le da una sonrisa igualmente falsa y en ese momento me doy cuenta de que ve más allá de su rutina empalagosamente dulce. —Te lo agradezco mucho. —
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Acaricia la espalda de Lily y luego me mira—. Voy a pasar a verte un poco más tarde ¿de acuerdo? —pregunta, y rápidamente se aleja. A pesar de que sonaba más como una declaración que cualquier otra cosa. ¿Quiere vernos a Lily y a mí? Pero ¿por qué? ¿Por qué le importaría si la ve un médico o no? ¿Si ella está bien o no? No nos conoce, no tiene lazos emocionales con nosotras y ni siquiera sabe nuestros nombres así que, ¿por qué debería preocuparse por nuestro bienestar?
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El sonido de la cortina de privacidad al abrirse me sobresalta. Me vuelvo para ver al Oficial Tate allí de pie. Me mira un momento y me da una sonrisa tímida. —Hola, ¿cómo está? —cuestiona en voz baja. Miro a Lily, durmiendo en la cama del hospital y sonrío. —Está bien. Estamos esperando los papeles del alta. El médico dice que es probable que solo sean gases —respondo. Levanto la mirada y nuestras miradas se encuentran. —Bien, eso es bueno —dice con un guiño. —Sí —digo con una sonrisa ligera, encogiéndome de hombros—. Supongo que debería haberlo sabido ¿no? También se encoge de hombros. —No lo sé. Eres una mamá primeriza, así que creo que es comprensible. —Supongo —le digo, dándole la espalda. —Oye —dice en voz alta. Hay una fuerza en su voz, una voluntad a la que no puedo evitar responder. Me giro, dándole toda mi atención de nuevo. —Hiciste lo correcto. Ella no se comportaba con normalidad y te aseguraste de que la revisaran. Eso no te hace estúpida o ingenua, sino una buena madre. —No tiene que decir eso. Ni siquiera me conoce. —En mi línea de trabajo, veo un montón de cosas. Conozco la diferencia entre el bien y el mal, y te prometo que, solo con lo que he visto esta noche, sé que estás haciendo un buen trabajo. Suspiro, aceptando sus palabras, dejando que me inunden y se asienten. Tiene razón, puedo ser joven e insegura, pero estoy haciendo mi mejor esfuerzo y soy una buena madre. —Gracias. Aprecio que lo diga.
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—De nada. —Se adentra más en la habitación y se encuentra a los pies de la cama, mirando a Lily. Abre la boca para hablar, pero luego vacila, tal vez pensando si debe decir o preguntar lo que sea que quiere decir y luego lo suelta—: ¿Dónde está el papá? —pregunta, sin apartar los ojos de Lily. Estoy en silencio durante un momento porque no quiero hablar de esto, ni con él, ni con nadie. Hablar de ello no cambiará los hechos, ni va a reescribir la historia. —No está cerca, soy solo yo. —Ya veo —dice con una inclinación de cabeza. —Pero estamos bien. Lo estamos haciendo bien por nuestra cuenta —le contesto rápidamente, sonando demasiado a la defensiva. Cruza los brazos sobre el pecho, un movimiento que estoy segura de que usa para intimidar a la gente. Lo hace ver como un policía rudo que no se anda con tonterías y me aterroriza. —¿Cómo te llamas? —Kelly. Inclina la cabeza hacia un lado y sus ojos me perforan. —¿Cuántos años tienes, Kelly? —Tengo dieciocho años. Los cumplí recientemente, pero como le acabo de decir hace un momento, estamos bien. —¿Estás trabajando? —No. —Me pateo mentalmente por ser sincera. ¿Qué diablos me pasa? Tengo que tener más cuidado con la información que divulgo, especialmente a él. —¿Qué haces para conseguir dinero? —En estos momentos, uso mis ahorros. Estoy buscando un trabajo, pero sin una niñera, es un poco difícil. —Mi corazón se acelera de nuevo y me aferro a la barandilla de la cama, porque creo que podría desmayarme si no tengo cuidado. Sabía que era una mala idea decirle algo a este hombre. Un hombre que es un policía—. Mire, no llame a los servicios de protección al menor, por favor. —Estoy prácticamente rogándole—. Sé que soy joven, ¿de acuerdo? Lo entiendo. Y lo ideal sería tener una familia increíble a mi lado, que me ayude a cuidarla, pero las cosas no funcionaron de esa forma para mí. Mi familia no quiere tener nada que ver con nosotras, así que tuve que madurar y hacer lo que pude. Usted mismo lo dijo, soy una buena madre. Voy a estar bien, me aseguraré de que esté bien, y que me condenen antes de dejar que usted o cualquier otra persona me aleje de ella. Me mira un momento, probablemente procesando mi arrebato, pero no dice nada. Se ve inseguro de sí mismo, lo cual es muy diferente al comportamiento que
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mostró antes. Saca una libreta y empieza a escribir algo. Cuando termina, rasga el papel del bloc de notas y me lo entrega. —Tengo una amiga que es dueña de una guardería. Puede ayudarte y tal vez darte un trabajo. No te puedo prometer nada, pero este es su número. Dile que yo te dije que llamaras. —Oh. Gracias. Yo... lo siento, es que pensé... —Entiendo, pero tienes que relajarte, ¿de acuerdo? Nadie puede alejarte de Lily si no es abusada o descuidada y claramente no es así. —Lleva la mano detrás de él y saca una tarjeta de su bolsillo trasero y me la da. Nuestros dedos se rozan y mi cuerpo se calienta al tocarlo—. Esta es mi tarjeta. Llámame de día o de noche si necesitas algo, Kelly, ¿de acuerdo? Asiento en respuesta, incapaz de decirle una palabra más. Me da una ligera sonrisa, y tan rápido como apareció, se va. Sin embargo, deja detrás un poco de esperanza de que, tal vez, aquí pueda hacer una vida para nosotras.
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3 Traducido por Verito Corregido por -Valeriia♥
La mañana siguiente de nuestra visita a la sala de emergencias, llamé al número que me dio el Oficial Tate. Sarah, la dueña de la guardería, me programó una cita para hacer un recorrido esta mañana. Él debió avisarle que llamaría, porque no parecía sorprendida al escucharme. Casi sonó como si hubiese esperado mi llamada. No tenía un traje para usar en la entrevista, así que combiné una blusa gris con pantalones negros y una chaqueta negra. No es perfecto pero tendría que servir y por lo menos luzco presentable. La guardería se encuentra ubicada en un centro comercial cercano, lo suficiente para ir caminando, y cuando llegué ahí me encontré con Sarah en la recepción. Es joven, no puedo imaginarla mayor de veinticinco años. Es de mi estatura, pero más delgada, con cabello rubio y profundos ojos azules. Es efusiva con Lily y la carga inmediatamente, paseándola por los alrededores como si la conociera desde siempre. —Estoy tan contenta de que llamaras. Logan dijo que buscabas trabajo pero que te preocupaba el cuidado de tu bebé. Supo que contrataba gente y pensó que esto sería bueno para ti. —Tiene calidez, le irradia por los poros. No sé por qué, pero me hace sentir segura, siento que puedo confiar en ella, pero también hay una parte de mí que quiere respuestas. Es la parte de mí que no ha pensado en nada más que el Oficial Tate desde que lo conocí. Hay algo en él que me atrae y no he sido capaz de parar de pensarlo desde entonces. Pero ahora tengo que preguntarme si él y Sarah son más que amigos, y encuentro difícil justificar el sentimiento que me invade cuando pienso en ellos juntos. No es nada más que puros celos. —¿Cómo conoces al Oficial Tate? —Su hermana es mi mejor amiga. Los he conocido a él y a su familia la mayor parte de mi vida. Es un buen chico —dice, mientras me da un recorrido por la guardería, mostrándome aula tras aula. La guardería tiene bastantes niveles, los
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bebés y niños más pequeños en el nivel más bajo y los niños de preescolar en la segunda planta. También hay un sótano que tiene una pequeña biblioteca y aula. Me lleva a su pequeña oficina y toma asiento tras el escritorio, todavía sosteniendo a Lily en sus brazos. —Esta pequeñita es una muñeca. Pareces estar haciendo un muy buen trabajo con ella. —Gracias. —Entonces, Kelly, ¿qué piensas? ¿Este es el tipo de trabajo en que estarías interesada? —Eso creo. ¿Qué haría exactamente? —Bueno, estamos contratando a varios auxiliares educativos, es decir, ayudarías a las profesoras a cuidar a los niños, a preparar dibujos y manualidades, preparar bocadillos y almuerzo y tareas básicas de limpieza. —¿Qué hay de Lily? —Generalmente se requeriría que pagaras la matrícula de Lily, pero Logan es un buen amigo y me pidió un favor. Nunca pide favores, así que sé que esto es importante para él. Lily puede quedarse en maternal mientras tú trabajas con los niños pequeños. —No sé qué decir, eso sería maravilloso. —Bien entonces. ¿Cuándo puedes comenzar? —Ahora mismo, hoy. —¿Qué te parece el lunes a las siete de la mañana? —Suena perfecto. —Bien. Solo necesito que llenes la hoja de empleo y necesitaré una copia de tu licencia y tarjeta de seguro social para el papeleo. —Lo siento, Sarah, pero eso será un problema. —¿Sí? —Estoy segura de que el Oficial Tate mencionó que Lily y yo estamos solas. No tendré acceso a la mayoría de mis documentos por otro par de semanas. —Bueno, ¿qué pasa en un par de semanas? —Cumplo dieciocho. —Ya veo. ¿Tu familia te echó, Kelly?
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—Bueno, no de manera directa. —Puedes confiar en mí. No quiero herirte, puedes decirme qué está pasando. Soy un conflicto por dentro, decirle mi historia es complicado. Le estaría dando el poder de decidir mi destino. Si quisiera, podría llamar al Oficial Tate inmediatamente y en este punto no tendría oportunidad de huir. ¿Puedo confiar en que ella mantendrá mi secreto y ayudará a alguien que no conoce a vivir una mentira? ¿Incluso si es por una buena causa, si es para mantener juntas a madre e hija? Al mirarla a los ojos, noto que se preocupa realmente, que en verdad quiere ayudarnos, ¿pero cuán lejos se encuentra dispuesta a ir? Aún no confío en que no me reportará, pero dejo que la historia tome forma antes de arrepentirme. Pensaré en las consecuencias más tarde. —Mis padres me obligaron a dar en adopción a Lily, era eso o ser repudiada por mi familia. No creí que tuviera opción, así que acepté, pero nunca lo quise y una vez que di a luz y la vi por primera vez, no pude hacer eso. —¿Te escapaste? —pregunta. Puedo escuchar la sorpresa en su voz. —Sí. —Y te asusta usar tu licencia o tu tarjeta de seguro social porque crees que serán capaces de rastrearte. —Sí —digo, confirmando su teoría—. Tendré dieciocho en solo un par de semanas y ya no importará. Legalmente no pueden hacerme volver a casa ni tratar de separarme de Lily. —¿Tu nombre real es Kelly? Dudo un momento antes de negar. —No voy a entregarte. Puedes decirme. —Es... Es Mia. Mi nombre es Mia. —Mia... De acuerdo —dice, con una pizca de vacilación en su voz, como si estuviese probando la magnitud de mi nombre, analizando si queda bien o no. Mira a Lily, que se ha quedado dormida en sus brazos—. Puedes trabajar de modo clandestino hasta que cumplas dieciocho y luego tendré que ponerte en los registros. Me arriesgo mucho al hacer esto por ti. Dejo salir un suspiro de alivio. —Lo sé. Muchas gracias. —Ya has pasado por mucho. Odiaría verte perder a Lily cuando es claro que la amas tanto, que haces todo lo que puedes para ser una buena madre. Creo que mereces una oportunidad.
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—Sé que arriesgas tu cuello por mí, lo sé... Pero, ¿puedo pedirte un último favor? Por favor no le digas al Oficial Tate lo que sabes de mí, al menos hasta que cumpla dieciocho. —Mia... —Por favor. —Logan es mi amigo. No puedo mentirle. —Lo sé, y estoy muy agradecida con él, con los dos. Solo te pido que esperes un poco para decirle la verdad, hasta que Lily y yo no tengamos que escondernos. No puedo arriesgarme a que mi familia me encuentre. No puedo perder a mi bebé, no ahora, después de todo esto. —Mantendré tu secreto, por ahora. —Gracias —respondo sonriéndole.
***
Las últimas semanas han pasado volando, y rápidamente entramos en una rutina. He trabajado en la guardería cuatro días a la semana y aunque llego a casa exhausta cada día, me encanta. Me encantan los niños y Sarah, y el equipo ha sido extremadamente acogedor. Al comienzo no quería, pero Sarah me hizo usar mi nombre real en el centro, asegurándome que nadie escucharía mi situación por su parte. Una parte de mí se halla triste por tener que posponer mi sueño de ir a la universidad, pero en gran parte me siento orgullosa y fuerte porque soy capaz de vivir por mi cuenta y cuidar de Lily sin ayuda de mi familia. Independientemente de cómo llegó a este mundo, de los eventos que condujeron a su nacimiento y de que huí con ella, despierto cada mañana feliz con mi decisión, agradecida de que sea parte de mi vida. Aunque tuve que pasar por un montón de angustias, no cambiaría nada. Llego a casa en un parpadeo. La caminata a casa es rápida, normalmente más o menos diez minutos; es viernes, y no solo tengo mi primer cheque, sino que mañana es mi cumpleaños. Todas estas semanas de anonimato, miedo, y mirar constantemente sobre el hombro están a punto de terminar. Puedo usar mi nombre real otra vez en otros lugares además del trabajo, quizás obtener una licencia de Pensilvania y por fin ordenar una copia del certificado de nacimiento de Lily. Abro la puerta delantera de mi edificio, metiendo cuidadosamente el coche de Lily sin golpearlo. Se halla acurrucada y es difícil verla pero estoy bastante
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segura de que duerme. Tengo una oleada de náuseas cuando llego a mi apartamento. De repente me sieinto asustada, ya que la puerta principal se encuentra abierta y recuerdo claramente haberla cerrado con llave cuando me fui en la mañana. Primero, pienso que quizás mi familia me encontró y envió a alguien para llevarnos a Lily y a mí de vuelta a casa, pero cuando empujo con cuidado la puerta, lo que veo me hace pensar que mi familia no tiene nada que ver con esto. Cuanto más miro, se vuelve más claro que he sido robada. Me encuentro aterrada de entrar al apartamento por cómo luce; se halla completamente devastado, destruido, el mobiliario desordenado, mi televisión y DVD han desparecido. No sé que más se llevaron, pero en un momento de comprensión, corro a mi habitación con Lily. La pongo en la cama, abro el armario y levanto el panel roto del suelo en donde guardé lo que me quedaba de dinero. Saco la bolsa de lona y abro el cierre, soltando un suspiro de alivio cuando lo veo todo ahí. Rápidamente lo guardo y desvalijo la bolsa de pañales de Lily hasta encontrar mi celular prepago. Llamo al 911 y reporto el asalto de mi casa a la operadora que me informa que la policía viene a mi apartamento. Se ofrece a quedarse en el teléfono hasta que lleguen pero me encuentro bastante segura que el ladrón se ha ido. Se demora cerca de diez minutos, pero el sonido de las sirenas acercándose comienza a calmar un poco mis nervios, y cuando los oficiales de policías golpean mi puerta, al fin me siento mejor. Dejo a Lily en su moisés y abro la puerta solo para quedar cara a cara con él, el hombre que ha estado en mi mente por dos semanas. —¿Oficial Tate? —¿Kelly? ¿Fue tu casa la asaltada? Verlo me pone nerviosa de nuevo, esta vez por una razón completamente diferente. Mi boca se seca y no estoy segura de si puedo hacer un sonido. Asiento como respuesta a su pregunta. La mirada de genuina preocupación en sus ojos derrite un poco mi corazón y por primera vez, desde que llegué a casa, comienzo a sentirme segura. —Este es mi compañero, el Oficial Clark. —Miro al hombre mayor y más pequeño; hay curiosidad en su rostro, se pregunta cómo nos conocemos su compañero y yo. —Hola —digo tímidamente, esperando que no pregunte muchas cosas. —Kelly. —Vuelvo mi atención al Oficial Tate—. ¿Dónde se encuentra Lily? —Durmiendo en su moisés. —Apunto a dónde está.
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Asiente, viéndose aliviado de que se encuentre bien. —¿Puedes decirnos qué pasó? —Salí del trabajo hace un rato y cuando llegué a casa, vi mi puerta un poco abierta. Entré y encontré mi departamento destrozado. —¿Falta algo? —Hasta ahora puedo asegurar que solo mi televisor y reproductor de DVD. Llamé de inmediato a la policía. No quería tocar nada más —digo, envolviendo mis brazos por mi torso protectoramente. —Hiciste lo correcto —dice el Oficial Clark, con un tono paternal. Pienso en mi papá por un segundo y me pregunto cómo se sentiría si supiera que el apartamento de su hija fue asaltado. El subidón de adrenalina que me hizo actuar por puro instinto se comienza a desvanecer y la realidad de lo que acaba de pasar se asienta, tomando control de mis emociones. Lucho contra las lágrimas tratando de salirse, y aparto la mirada de ambos hombres. Logan se mueve hasta que nos hallamos cara a cara y gentilmente aprieta mis hombros. —Mierda, Kelly, estás temblando. —¿En serio? —pregunto a través de mis dientes castañeando. —Está bien, vas a estar bien. Lo estás haciendo genial. —Me guía a lo que normalmente es mi sala de estar, se inclina a recoger una silla volcada, y me ayuda a sentarme. Se agacha frente a mí y me mira con ojos preocupados—. ¿Hay alguien a quien pueda llamar por ti? Niego, aún luchando contra las lágrimas. —¿Estarás bien aquí mientras echamos un vistazo? Asiento y me da una sonrisa que no llega a sus ojos. Puedo decir que me vigila de cerca, asegurándose que no estoy conmocionada o a punto de enloquecer. Pero al mismo tiempo, tiene trabajo que hacer y me encuentro segura de que no quiere levantar ninguna sospecha con su compañero, o hacerle pensar que hay algo entre nosotros más que una relación informal, aunque no haya nada. Lily comienza a inquietarse en el moisés junto a mí y tengo la imperiosa necesidad de abrazarla, asegurarme de que encuentra bien. La tomo y la abrazo tan fuerte como puedo, acurrucándola contra mí y dejo que su cuerpecito me dé fuerza. La muevo suavemente adelante y atrás en mis brazos, dejando que el movimiento repetitivo nos calme. Luego de revisar y tomar mi declaración (y la de un par de vecinos), el Oficial Tate y su compañero se marchan, dejándome sola y un poco aterrada. El pensamiento de dormir aquí sola me pone nerviosa e inquieta, y trato de no entrar
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en pánico. Todos los libros de bebé que he leído dicen que los niños pueden sentir cuando sus padres se encuentran estresados. Me aseguro de que Lily esté limpia y alimentada antes de ponerla en su cuna, y luego me cambio en un par de pantalones de chándal, sin querer ser atrapada en nada revelador si vuelve el intruso. Quiero ser capaz de correr si tengo que hacerlo. Agarro el cuchillo más afilado que encuentro en la cocina y lo dejo en mi velador, junto con mi teléfono celular, y me meto a la cama con las luces prendidas. Una mirada al reloj me dice que es pasada la medianoche. —Feliz cumpleaños número dieciocho, Mia —me digo, sintiéndome un poco victoriosa porque ahora Lily y yo somos libres. No estoy segura de cuánto tiempo he estado sentada en la cama, pero mi cabeza comienza a balancearse mientras trato de no quedarme dormida. Un golpe en la puerta casi me hace saltar de la cama. Miro al reloj y son pasadas la una. Tomo mi teléfono y mi cuchillo, observo a Lily, quien duerme profundamente, y voy lentamente de puntillas a la sala de estar. Comienzo a marcar el 911 cuando escucho una voz familiar al otro lado de la puerta. —¿Kelly? Solo quiero asegurarme que Lily y tú se encuentran bien. Abre. Dejo salir un suspiro de alivio y abro la puerta. Me encuentro bastante segura de que nunca he estado tan feliz de ver a alguien en mi toda mi vida. — Jesucristo, me dio un susto de muerte. —Lo sé, lo siento. Salí recién del trabajo y pensé que podrías estar asustada aquí sola. Quería pasar y verte —dice, con las manos enterradas en los bolsillos de sus pantalones que le quedan tan bien. —No me sentía asustada hasta que un lunático decidió golpear mi puerta en medio de la noche. —Es de mañana en realidad —me corrige con una sonrisa—. Y si no tenías miedo, ¿por qué hay un cuchillo de carne en la sala de estar? Miro al cuchillo, maldiciendo silenciosamente su presencia y luego miro otra vez al Oficial Tate. —Solo porque tengo protección, no significa que me encontraba sentada como una damisela en apuros. No hay nada malo en tener algo con qué protegerme. Levanta las manos en señal de rendición. —De acuerdo, princesa guerrera, relájate. Simplemente no quiero que hieras a nadie con esa cosa —dice con una sonrisa. —Sabe, Oficial Tate, estoy encantada de que pueda encontrar humor en esta situación. No es como si todos los días una joven y su bebé llegaran a casa para
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toparse con su apartamento asaltado. Podrá ser capaz reír y contar historias sobre esto por años. —No me río de ti, lo prometo. Trato de relajarte un poco. La tensión irradia de ti —dice. Hay una mirada penetrante y preocupada en sus ojos a la que me estoy acostumbrando. —¿Por qué se preocupa tanto, Oficial Tate? —Mi nombre es Logan. Creo que nos encontramos más allá de “Oficial Tate”, ¿no? —Eres policía. —Y tú no eres una sospechosa ni criminal. Puedes usar mi nombre. —Mira a la destrucción en el departamento y lo capta todo, vestido de civil: usa unos pantalones oscuros y una sudadera con capucha negra. Luce diferente sin su uniforme, más joven, más atractivo, si eso es posible. Su mirada regresa a mí y me mira por un momento. Puedo decir que quiere comentar algo pero las palabras no salen. No puedo soportar más el silencio, así que me alejo y me siento en una silla. Sintiendo que su mirada sigue en mí, dejo salir un resoplido. —¿Qué? ¿Por qué me miras sin decir de una vez lo que quieres decir? —No me encuentro segura de por qué soy tan cortante con él. Creo que quizás es una combinación de cansancio y estrés. No sé por qué lo presiono a hablar, o más importante, por qué lo alejo, cuando lo último que quiero ahora es estar sola. La verdad es que odio sentirme asustada y débil, y quizás si puedo convencerlo de que no soy así, comenzaré a creerlo yo. —No miro nada. ¿Estás segura de que te encuentras bien? —Estoy bien, Oficial T... Logan, estaremos bien. —De acuerdo, entonces. Supongo que me iré. Trato de ocultar la decepción por su inminente partida. Asiento, señalándole que estoy de acuerdo con que se vaya. Tomo una respiración profunda, me paro y camino a la puerta, abriéndosela. Sale y se gira para mirarme. Casi puedo ver el conflicto interno en sus ojos y sé que lo único que puedo hacer para ayudarlo es cerrar la puerta a lo que sea que es esto. —Gracias por pasar, Logan. Fue muy agradable de tu parte pasarte, pero... Pone una mano en la puerta abierta antes de que tenga la oportunidad de cerrarla en su cara. —No creo que pueda dejarte así —dice y sus ojos se agrandan, casi sin creer que dejo salir esas palabras de su boca.
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Estoy sin habla, insegura de qué decir o hacer a continuación, pero nunca flaquea. —Kelly, empaca tus cosas, busca a Lily y vamos. Te vienes conmigo.
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4 Traducido por Andreani Corregido por Sofía Belikov
Miro a Logan como si tuviera dos cabezas. Acaba de ordenarme, no pedirme, que empaque nuestras cosas y vayamos con él. Aún más impactante, es que por una fracción de segundo en realidad quiero ir, en verdad considero ir. —¿A qué te refieres con que vaya contigo? ¿De qué hablas? —Digo que no puedo dejarte aquí en tu apartamento en ruinas y con el riesgo de que vuelva a entrar alguien. Tienes cerraduras de mala calidad en las puertas, una iluminación precaria y ni siquiera tienen una mirilla, por el amor de Dios. Le he notificado a su propietaria que alguien entró y hasta que ella arregle este lugar, Lily y tú no se quedaran aquí. —Dónde propones que vaya, ¿eh? No voy a desperdiciar mi dinero en un hotel y no puedo permitirme exactamente un apartamento mejor. No tengo más remedio que quedarme aquí. Cruza los brazos sobre su pecho y la confianza sale a oleadas de él. —Vas a venir a casa conmigo. Ya está, decidido. Coge tus cosas, ve por Lily y vámonos. —Logan, apenas te conozco. Nos hemos visto dos veces y ambas fueron bajo circunstancias intensas. —Confía en mí. —¡No, no puedo! —grito, sonando cada vez más agitada—. No me fío de ti. ¿Por qué ayudarías a alguien que apenas conoces? —Ayudo todo el tiempo a personas que no conozco. Esta noche lo hago porque quiero, porque puedo. Niego. —Eso no es suficiente. —No te lo pregunto, te lo digo. Toma tus cosas ahora. —La autoridad en su voz hace que me estremezca, ahora no es Logan, es el oficial Tate y con cada momento que pasa es claro como el día que no voy a ganar esta batalla. A decir verdad, no me encuentro tan segura de que quiera ganarla. Mido mis opciones:
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¿En serio quiero quedarme sola con Lily cuando el lugar fue destrozado y me encuentro comprensiblemente asustada de un nuevo intento de robo? No me interesa la idea de ser el blanco. También está el hecho de que empiezo a desarrollar un profundo enamoramiento hacia Logan. No sé si agregar eso en la lista de pros o contras y lo último que necesito es hacer el ridículo delante de él. Pero si tuviera que elegir entre morir y actuar como una idiota, no hay ninguna competencia. —Bueno, de acuerdo. Dame unos minutos —digo, caminando hacia el dormitorio. —Trae suficiente para un par de días —me dice. ¿Un par de días? Lily y yo viviendo un par de días con Logan. Me digo que no me entusiasme con esto. Es un buen tipo, ayudándome en un momento de necesidad. No significa nada más que eso y si lo hiciera, ¿cuán irresponsable sería involucrarme con el primer chico que conocí después de todo lo que he sufrido? Las relaciones son un asunto desconocido para mí y la única interacción que he tenido con un hombre, resultó conmigo embarazada a los diecisiete años y excomulgada de mi familia. A veces me pregunto, si les hubiera dicho la verdad a mis padres, si les hubiera dicho toda la historia, ¿me habrían apoyado más? Si hubieran sido más comprensivos con mi situación, si me hubiesen apoyado o habrían tenido la misma reacción. La cosa es que a pesar de que me amaban, siempre supe que mantener las apariencias era lo más importante para ellos; tal vez el miedo de que fueran a tratarme así, incluso después de oír la verdad, fue lo que finalmente me llevó a no decir nada. Me escabullo a mi habitación, vagamente consciente del hecho de que probablemente son apenas las dos de la mañana y meto las cosas en bolsas. Esto es una locura, no es que no esté familiarizada con ellas, pero ahora solo puedo pensar en salir de aquí y tener protección temporal de alguien que se encuentre en el lado correcto de la ley. Para el momento en que salgo de mi dormitorio con dos bolsas llenas de ropa, una de dinero, otra llena de pañales y una bebé durmiendo, Logan parece a punto de desmayarse por una mezcla de aburrimiento y agotamiento. —Siento haber tardado tanto. No es fácil empacar para un bebé. —No hay problema. Ya puse su moisés y su corral en mi camioneta. —Gracias. —Déjame ayudarte con esto —dice, tomando mis maletas, dejándome solo con Lily.
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El viaje a casa de Logan es tranquilo, los únicos sonidos que escucho son los que vienen de los coches que pasan por las calles irregulares. Trato de pensar en algo que decir, pero la charla nunca ha sido mi fuerte y cuanto más tiempo pasa, más incómoda me siento. En este momento empiezo a preguntarme si tal vez cometí un error al aceptar quedarme con él. Tal vez se ha arrepentido. Nadie debe ser responsable por las decisiones que se toman a altas horas de la mañana. —Logan, sabes que no tienes que hacer esto. Lily y yo podemos ser difíciles y… —No es gran cosa. Tengo un montón de espacio y en verdad me sentiría mucho mejor al saber que no se encuentran solas en ese apartamento cuando no es seguro. No contesto, simplemente giro la cabeza y miro por la ventana hacia el cielo nocturno. Hay luna llena esta noche e ilumina el cielo de tal manera que hace que la noche se sienta como un elemento permanente, como si el universo estuviera lleno de una oscuridad donde el sol no podría brillar nunca más. Hay veces en que siento que mi vida es así, eternamente sumergida en la oscuridad, como si toda la luz del sol hubiera dejado mi mundo y nunca volveré a verla. Normalmente puedo echarle un vistazo a Lily y darme cuenta de que me equivoco, que ella es la luz del sol que atraviesa mi oscuridad, lo único que me guía a la calidez del día. Logan abre la puerta de su casa cuando llegamos y rápidamente me guía al interior. Deja mis cosas en el pequeño vestíbulo y enciende las luces. Su casa es bonita, mejor de lo que esperaría de un joven soltero. Pensé que viviría en un pequeño apartamento de un dormitorio, con pocos muebles y un televisor de pantalla plana. Evidentemente, no acerté para nada. —Tienes una casa hermosa —digo con una pizca de asombro en mi voz. Miro alrededor de la gran sala pintada de gris pardo cálida, muebles de cuero, una impresionante chimenea y ventanales. —Gracias. La compré barata y la arreglé —dice, recogiendo otra vez el moisés de Lily y mis maletas—. Ven, te mostraré tu habitación. —Me lleva hacia el segundo piso y nos dirigimos a una habitación que me recuerda mucho a mi dormitorio en Florida. Tiene un montón de ventanas que le da un toque luminoso y aireado. La cama matrimonial luce provocadora y de repente empiezo a sentir el agotamiento del día que tuve. —El baño se encuentra por esa puerta. —Deja el Moisés y señala a una puerta cerrada, luego se da la vuelta para mirarme a la cara otra vez—. Se halla conectada a un segundo dormitorio. Mañana podemos establecer ese para Lily, si
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lo deseas, puedes apreciar tener tu propio espacio durante un tiempo. Podemos conseguir un monitor de bebé, así la tendrías vigilada. —Logan, es demasiado. No puedo dejarte hacer todo eso, además es solo por algunos días. —Quiero que se sientan cómodas mientras estén aquí. —Abro la boca para discutir, pero me interrumpe—. Mi habitación se encuentra al otro lado del pasillo, solo grita si necesitas algo. Hablaremos más en la mañana. Se apresura hacia la puerta y entra a su dormitorio, dejándome de pie allí, preguntándome cómo fue que terminé en la casa de un, prácticamente, extraño en el lapso de unas horas. Concluyo que la evasión funcionará mejor para esta noche. Todas mis preguntas y preocupaciones tendrán que esperar hasta mañana. Alimento y cambio a Lily, la pongo en su moisés, apago las luces y me instalo en mi cómoda, pero temporal, cama nueva. Cierro los ojos y me obligo a aclarar mi mente, dejar que el estrés del día y de las últimas semanas se vaya por un rato. Antes de que pase mucho tiempo, me quedo dormida y tengo, quizá, la mejor noche de sueño que he tenido en mucho tiempo.
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5 Traducido por Julieyrr & Val_17 Corregido por Pau!!
Un trueno hace que mis ojos se abran de golpe. Asimilo los alrededores desconocidos mientras me llena la confusión. Ruedo de lado, buscando a Lily, y la veo en el moisés al lado de mi cama. Asomándome sigilosamente, la veo durmiendo pacíficamente. Miro por la ventana y recuerdo los acontecimientos de la noche anterior mientras observo caer la lluvia. Todo regresa. Logan, viniendo a mi rescate, llevándome a su castillo como un caballero de brillante armadura que viene a salvar a la damisela en apuros. No hubo promesas entre nosotros, ni de amor o lujuria, pero aun así, había algo allí. Una pisca de atracción, un invisible tirón acercándonos y por ahora era suficiente. No me encuentro lista para nada más y probablemente él no se encuentra dispuesto a darlo, pero sigue siendo más de lo que jamás hubiera esperado en mi situación. Entonces, ¿por qué mi estado de ánimo no refleja los pensamientos optimistas de mi cabeza? Por qué siento como si las gotas de lluvia que caen inestables frente a mi ventana, oscuras y sombrías, fueran desagradables. Es porque vivo una mentira, porque para Logan soy “Kelly” y Mia es solo una chica que dejé atrás en Florida. Alguien que dejé atrás al momento en que un diminuto puño rodeó mis dedos; es ahí cuando dejé de existir. El único problema es que extraño a quien solía ser, perdí mi identidad y quiero compartirlo con Logan, quiero que conozca a la verdadera yo. Quiero ser capaz de decirle tanto de mi historia como pueda, llenar los vacíos de mi pasado y esperar que continúe dispuesto a quedarse. Aunque sea solo como un amigo… creo que puedo vivir con eso. La decisión está tomada. Ser honesta con Logan es mi única opción real. No puedo sentirme bien al aceptar su generosidad y hospitalidad de otra manera. Si Lily coopera con su horario normal, tengo alrededor de una hora antes de que se despierte para comer. Salgo del dormitorio y bajo las escaleras en busca de Logan. Las mariposas en mi estómago alzan vuelo, alertándome de cuán nerviosa me encuentro por venir a aclarar mi pasado y nada menos con un policía. Me doy una charla de apoyo mental, recordándome que tengo dieciocho años y nadie me puede obligar a volver a casa. Me digo que no necesito su aprobación ni
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aceptación; he llegado hasta aquí por mi cuenta, estoy segura de que puedo seguir adelante. Cuando llego a la cocina, veo a Logan sentado junto a una mesa pequeña de estilo cafetería, bebiendo una taza de café. Me ve, nuestras miradas se cruzan y mi nerviosismo empeora. Mis sentidos se agudizan. Noto que hay algo mal. Parece frío, casi carente de emoción. Tal vez ahora que ha tenido la oportunidad de consultarlo con la almohada, de pensar sobre lo que realmente significa tenernos aquí, ha cambiado de opinión con respecto a ello. Haciendo de tripas corazón, me decido a dar el primer paso. Entro más a la cocina y le doy una sonrisa tímida. —Buenos días —digo en voz baja. Cierra los ojos y se frota el puente de su nariz con el pulgar y el dedo índice. Suelta un suspiro y me vuelve a mirar. —Buenos días, Kelly… lo siento, quiero decir, Mia. Al instante en que dice mi verdadero nombre, se me revuelve el estómago. Me siento mareada, como si pudiera desmayarme por el impacto de escuchar ese nombre viniendo de sus labios. Mi corazón comienza a chocar en mi pecho, imitando el sonido de las gotas de lluvia cayendo contra las tejas que cubren el techo. —Ese es tu nombre, ¿no? ¿Mia? —Mete la mano en su bolsillo trasero y saca algo que parece… un pasaporte—. Mia Reynolds de Winter Park, Florida —dice, arrojándolo sobre la mesa. Dispara dagas en mi dirección—. Encontré tu certificado de nacimiento y tu licencia. La conmoción y el miedo empiezan a disiparse y mi sangre comienza a hervir. El enfado me domina; el hecho de que revisó mis pertenencias me hace sentir violada. —¡Cómo te atreves a hurgar en mis cosas, Logan! ¡No tenías ningún derecho! Un músculo salta en su cuello y sé que su nivel de ira coincide con el mío, pero me importa una mierda. Me encuentro lista para la batalla, mi temperamento saca lo mejor de mí. —Eres una extraña quedándose en mi casa. Tengo todo el derecho. —¡Me encuentro aquí porque lo querías tú! —grito, mi voz elevándose con cada palabra—. ¡Insististe, yo no pedí que vinieras a mi rescate! Tú lo quisiste. Toma varias respiraciones profundas. Parece caminar por una línea muy fina entre el control y la locura total, pero me niego a dar marcha atrás. —Quiero que te sientes y me digas que carajo ocurre.
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—¿O qué? —escupo, mi voz llena de desafío. —Mia, que Dios me ayude. NO me pruebes —dice secamente, agotándosele la paciencia. —Anoche dijiste que no era una criminal, pero ahora me tratas como una. —No. No te trato como a una criminal, te trato como una mentirosa. Hay una diferencia. —¡Hijo de puta! —grito y al mismo tiempo me lanzo por mi pasaporte en la mesa. Lo coge antes y con la mano libre, me agarra la muñeca—. Suéltame y dame mis cosas. Me voy. —No vas a ninguna parte hasta que sepa lo que pasa aquí. ¿Esa niña de arriba siquiera es tuya? —¡Qué! ¿Estás loco? —chillo, tirando de mi brazo—. No puedo creer que me estés preguntando eso. Por supuesto que es mía. —Entonces por qué, ¿por qué mientes sobre quién eres y de dónde diablos hiciste todo ese dinero? Entiendo que no me conoces tan bien pero nunca te he dado una razón para no confiar en mí. Sus ojos me queman, el hielo que crujía en ellos antes se ha ido y ahora reflejan su preocupación. Mi enojo de hace unos momentos empieza a desintegrarse y es reemplazado con mis remordimientos por haberle mentido. —No quería mentirte. Al principio no tenía opción, pero después de anoche… me sentí culpable. Sabía que no podía quedarme aquí sin ser honesta contigo. Venía aquí para contarte, lo juro. No dice nada, solo me mira, probablemente midiendo mis palabras. El silencio es profundo, consumidor, no debería preocuparme, pero su perdón me importa. —Dime ahora —dice finalmente. —Quedé embarazada en mi último año de secundaria. Tenía diecisiete años. —Lo miro en busca de algo, pero no sé qué exactamente. Consuelo, comprensión, tal vez. —Continúa. —Su voz es suave, tranquila pero suplicante, instándome a seguir con mi historia. —Cuando lo supe, me aterroricé —digo, tomando asiento frente a él—. No sabía lo que iba a hacer, pero tenía que decirles a mis padres. Sabía que no podía llevar a cabo un aborto y no había manera de que pudiera escondérselos.
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Asiente, el simple gesto me dice que me entiende. Sus ojos nunca dejan los míos, persuadiéndome a continuar. —Se encontraban enojados cuando les dije, humillados. No podían creer que les hubiera hecho esto, que fuera tan imprudente. Se encontraban preocupados por lo que pensarían sus amigos, por lo que diría la comunidad. —Debe haber sido difícil para ti. —Lo fue. Me sentí devastada. Pensar que cómo se vería ante sus amigos era más importante que su hija y lo que atravesaba era algo difícil de entender. Es decir, sé que me metí en esta situación, pero, aun así soy su hija, ¿no? Me dijeron que guardara silencio, me hicieron prometer que no le diría a nadie en la escuela, ni siquiera a mi mejor amiga. —¿Qué hay sobre el padre? Esa es la pregunta que no quiero contestar, la que me manda en espiral a la depresión cada vez que pienso en ello, cada vez que lo recuerdo. Respondo la pregunta tan calmada como puedo. —Lo sabía, él… no quería tener nada que ver con eso, Logan. Tenía toda la vida por delante y no quería ser atado con un bebé y simplemente pensé que yo me metí en este lío. ¿Por qué arrastrarlo también? ¿Por qué quitarle su brillante futuro debido a mi metida de pata? Sus ojos se amplían. Parece enojado otra vez y supongo que la ira es mejor que la indiferencia. —No funciona de esa manera, Mia. —¿Por qué no? —lo desafío—. Estoy de acuerdo con eso. Mis padres trataron de que les dijera quién era. Me humillaron, me amenazaron, hicieron todo lo que pudieron pensar, pero nunca lo dije. Y tú tampoco puedes obligarme, Logan. No voy a hacerlo. Es mi elección, mía, y elegí darle su libertad. —Mia… —¡No! Se agarra la cara y la frota, obviamente frustrado con mi terquedad. —Bien. ¿Qué pasó luego? —pregunta después de mirarme finalmente. —Me hicieron permanecer en silencio y ocultar mi embarazo hasta que me gradué. Después de eso, me tuvieron prisionera en la casa. Rara vez me dejaban salir a menos que fuera para ir a las citas con el médico y ellos me acompañaban todo el tiempo. —¿Qué hay de tus amigos? ¿No se preguntaron por qué desapareciste? —Mi mejor amiga, Kelsey, se fue justo después de la graduación. Su familia la envió a Europa para el verano como regalo de graduación. El resto de mis
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amigos llamaron y me pidieron salir, seguro, pero era bastante fácil rechazarlos. Después de un tiempo, dejaron de llamar. —Agarro la cuchara para el azúcar que se encuentra sobre la mesa y empiezo a girarla entre mis dedos, usándola como conducto para canalizar todo el nerviosismo de mi cuerpo—. Cuando tenía siete meses de embarazo, mis padres me sentaron y dijeron que habían decidido que la adopción era la mejor opción. Que era demasiado joven e irresponsable para cuidar a un niño y no se encontraban dispuestos a asumir la responsabilidad de un niño después de haberme criado o de explicarle a la gente cómo su única hija terminó embarazada de un niño bastardo. —Mia —dice en voz baja, inclinándose sobre la mesa para limpiar una lágrima perdida que ni siquiera noté que corría por mi mejilla. No pensé que contarle mi historia a Logan sería tan difícil y tan doloroso, pero casi puedo sentir las mismas emociones que sentí cuando pasaba por todo. Supongo que en realidad sigo pasándolo. Todos los días con Lily es una nueva lucha, una dificultad para la que no me hallaba preparada. —Está bien —digo, bajando la cabeza para mirar mis manos, todavía jugueteando con la cuchara—. Les dije que quería quedarme con mi bebé, que había pasado siete meses vinculándome con la vida que crecía dentro de mí y que no estaba dispuesta a entregarla a extraños. —¿Cómo lo tomaron? —Se enfurecieron. Nunca los vi tan enojados y me asustó. Me dijeron que no tenía elección. Esta era su decisión y era la definitiva, y si siquiera pensaba en desafiarlos o avergonzarlos, ya no podría vivir allí. No pagarían para que fuera a la universidad, me quitarían el teléfono y el auto, y me dejarían para valerme por mí misma. No sabía qué más hacer, Logan. No conocía mis opciones ni mis derechos. Era menor de edad y eran mis padres, así que acepté. —Eso es comprensible. Asiento y me limpio las lágrimas. —Pasé los próximos dos meses preparándome mentalmente para regalar a mi bebé. No me permití pensar en ella, hablarle. Apenas miraba mi estómago. Sabía que desconectarme emocional y mentalmente de ella era la única manera de que fuera capaz de llegar hasta el final sin enloquecer. Mis padres se encargaron de todo, encontraron a los padres adoptivos y arreglaron que recogerían a Lily del hospital después de que naciera. Ni siquiera me dejaron conocerlos. —¿Qué hiciste?
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—Cuando entré en labor de parto y fui llevada al hospital, no permití que mis padres entraran conmigo a la habitación. Era el único lugar donde tenía algo que decir. Lo hice todo sola, y ellos esperaron afuera con los padres adoptivos. Después de que nació Lily, pedí sostenerla. Legalmente no me podían negar eso, todavía tenía derechos, ¿sabes? Así que la enfermera me la entregó de mala gana. La miré y lo supe, Logan, supe que moriría antes de dejar que alguien la alejara de mí. Que moriría si alguien me la quitaba. —¿Cómo lograste escapar, Mia? —La enfermera —digo, mirándolo de nuevo—. La que me dejó sostener a Lily. Después de que todos se habían ido por la noche, me la trajo. Fue muy amable, y me encontré confiando en ella, contándole mi historia, diciéndole que no quería entregarla. No dijo nada, simplemente se sentó y escuchó —digo a través de las lágrimas. Pienso en la enfermera Kelly y sonrío—. La mañana de mi alta y en la que Lily se iría con los padres adoptivos, entró en mi habitación. Lo arregló todo: cómo escaparía, cómo sacaría el dinero que había ahorrado. Mi dinero. Era mi única oportunidad de escapar, así que lo hice. Me sentí mal por los padres adoptivos… de verdad, pero legalmente no hice nada malo. Soy su madre. Todavía no había firmado los papeles e incluso si lo hubiera hecho, aún tenía tiempo para cambiar de opinión. Mi mayor problema era que solo tenía diecisiete años y si mis padres me encontraban, podían obligarme a volver a casa y si eso ocurría, no había forma de saber qué pasaría con Lily. No podía confiar en que me dejarían quedármela. Tienes que entender que hice lo único que podía pensar para quedarme con mi hija —lloro—. Quería decírtelo esa noche, cuando te conocí en el hospital, pero no podía correr el riesgo. No cuando me encontraba tan cerca de cumplir los dieciocho, de ser legal. Sabía que era la única manera de que nadie pudiera obligarme a nada. —Y lo hiciste. De acuerdo con esto —dice, levantando mi pasaporte—, tu décimo octavo cumpleaños fue ayer. Dejo escapar una risita. —Sí, lo hice. Soy libre para ser yo. Soy libre para ser la madre de Lily y nadie puede cambiar eso. Nadie puede quitármela, ni tú, ni ellos, ni nadie. —Nunca hubiera hecho algo para alejarla de ti. No soy tu enemigo —dice a la defensiva. —No, pero eres policía. Es tu deber hacer lo correcto. —A veces, lo legal no es lo correcto. No soy un robot, Mia. Te habría ayudado. —Pero no tenía manera de saberlo, así que tuve que ser cuidadosa.
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—¿Lo sabe Sarah? Exhalo lentamente. Lo último que quiero, es delatar a Sarah, pero aprendo muy rápido a no subestimar a Logan. Va a averiguar la verdad con el tiempo y he terminado de vivir una mentira. —Ella quería decírtelo. Hice que lo prometiera. Sacude la cabeza y rueda los ojos. —Joder… —Tuve que decirle. No había manera de que pudiera estar en los registros dándole un nombre falso. Me habría descubierto. Me arriesgué y le dije la verdad. Era una apuesta al azar, pero decidió ayudarme. Le prometí que si alguna vez era necesario, te lo diría yo misma después de cumplir los dieciocho. —Dios, Mia, no sé qué hacer con todo esto. —Simplemente ponte en mi lugar. Piensa en lo que tú habrías hecho. No soy mentirosa por naturaleza, pero hice lo que tenía que hacer. Dar a Lily no era una opción para mí. El sonido del llanto de Lily pone un fin indefinido a nuestra conversación. Me alegro por ello, aliviada de poder tomar siquiera un pequeño descanso de esta confesión aplastante. Estoy cansada de tener que revivirlo. —Ve a cuidarla. Voy a ir a la tienda de comestibles. Te traeré algo para desayunar. —¿No vas a echarme? —pregunto, sin ocultar la sorpresa en mi voz. —No. No te voy a echar. ¿Te gustan los huevos? Asiento. —Sí. Los huevos están bien. Se levanta, agarra las llaves de la mesa de la cocina, y se dirige a la puerta principal. —Logan —lo llamo. Se gira, pero no dice nada, solo se queda ahí, inmóvil, esperando que yo hable—. Gracias —digo rápidamente y subo las escaleras para cuidar de Lily.
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6 Traducido por Nora Maddox Corregido por Laurita PI
Ha pasado más de una hora cuando vuelve Logan. No bajo en seguida, solo me quedo en la espaciosa cama con Lily, relajándome y tratando de comprender los eventos de la mañana. Parte de mí tiene miedo de enfrentarlo, ver la desilusión en su cara porque sigo sintiéndome horrible por mentirle, pero a la hora de la verdad no me retractaría y eso me hace sentir culpable. —¿Mia? —exclama Logan desde el otro lado de mi puerta—. ¿Puedo pasar? Me siento en la cama y dejo escapar un suspiro, no estoy segura de estar lista para enfrentarlo en este momento, pero tampoco quiero ser grosera. —Eh, sí. Abre la puerta y se apoya en el marco. No puedo evitar mirar a sus brazos. Las curvas y líneas que forman sus músculos sobresalen de la manera correcta. Aparto la mirada y lo miro a los ojos, que en este instante es peor que mirar su cuerpo. Siento como si obtuviera un diminuto pedacito de él cada vez que los observo. Me siento atraída por ellos como una polilla a la luz. Aparto la mirada y la bajo a una Lily arrullada. —Te compré un sándwich de huevo —dice—. Se está enfriando. —Gracias —murmuro, metiendo un mechón de pelo detrás de mi oreja—. Bajo en un momento. —¿Cómo está? —pregunta, señalando a Lily. —Muy bien —le digo con una sonrisa, porque sé que es la verdad. Es cada vez más grande, hermosa y fuerte y todo eso tiene que ver conmigo. Cada duda, cada palabra negativa que mis padres me decían acerca de no estar lista para hacerme cargo de un niño, era falsa y me da una oleada de orgullo saber que he demostrado que se equivocaban, aunque nunca lo sabrán. —Bien. Eso es muy bueno. Regresa la inseguridad que sentí cuando tuvimos nuestra conversación esta mañana. No quiero que mi estancia aquí este llena de ira o rencor. Sé que le mentí,
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pero mantengo la esperanza de que vea que la mentira era mi única opción en ese momento. —¿Logan? —Sí. —¿Estamos bien? Deja escapar un suspiro. —Sí, Mia, estamos bien. Lo entiendo, ¿de acuerdo? —afirma, cruzando los brazos sobre el pecho. Se ve cauteloso, a la defensiva y no puedo dejar de sentirme un poco triste por eso—. Entiendo por qué lo hiciste. Eres mayor de edad, así que ni siquiera importa. Nada malo te pasó, has hecho un gran trabajo con Lily, y estás haciendo que funcione. Se acabó. —Pero no confías en mí, ¿no? —pregunto, mordiéndome el labio inferior, y mostrando claramente mis nervios por su respuesta. —¿Es necesario que confíe en ti? No soy tu novio ni tu padre. —No, pero eres mi amigo. —Amigos, ¿eh? —pregunta, levantando una ceja—. ¿Confías en mí? Aparto la mirada, mirando al pasillo en lugar de a él. Lo sabe, me conoce lo suficiente como para saber que no confío en él. No confío en nadie, y sé que soy una hipócrita por querer que confíe en mí cuando no puedo hacer lo mismo. Que soy incapaz de hacerlo porque la vida me ha enseñado que confiar en la gente no te da nada, más que un corazón roto y herido. No me gusta estar así de hastiada a los dieciocho años, haber sentido tanto dolor a través del curso de la vida, pero si tengo que elegir confiar en alguien, elegiría a confiar en él. —Está bien —dice, sacándome de mi pena—. Puedo vivir con la amistad. — Se aleja del marco de la puerta y me lanza una sonrisa antes de marcharse.
***
Logan cuida de Lily mientras desayuno y tomo una ducha; es extraño que haya alguien cerca para darme un descanso y no tener que apresurar estas tareas aparentemente normales, aunque solo sea por un cuarto de hora. No quiero aprovecharme de él, pero Dios, se siente bien tener un poco de tiempo para mí. Después de la ducha, salgo de mi habitación en busca de Logan y Lily. Paso una puerta abierta en mi camino al piso de abajo y los encuentro en el dormitorio junto al mío. Lily está en su moisés, mientras que Logan está sentado en el suelo con una caja de herramientas, montando una cuna. Me siento confundida por la escena que tiene lugar frente a mí. Parece natural pero equivocado, una contradicción.
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—Ah, ¿qué haces? —pregunto. —Hola, estoy armando esta cuna para Lily. Pensé que sería bueno para ella tener un lugar para dormir mientras esté aquí. —¿Le compraste una cuna? —pregunto; la incredulidad evidente en mi voz. Por qué habría de comprar algo tan permanente como un mueble para Lily cuando solo vamos a estar aquí unos días. No estoy segura de qué hacer con el gesto, pero Logan parece hacer de confundirme una forma de arte. Desde el día que lo conocí, cada interacción con él me deja cada vez más confundida sobre sus intenciones. —Umm. —Logan, no puedo aceptar esto. Tienes que devolverlo. —Trato de sonar firme, pero me mira molesto por el hecho de que protesto por su generosidad. —Relájate, Mia. Lo compré en una tienda de segunda mano por prácticamente nada. Puedes llevártela cuando te vayas. Está creciendo, no va a caber para siempre en un moisés. Tiene razón pero no me gusta la idea de aceptar la caridad, sobre todo de él. Necesito desesperadamente que me vea tan capaz como alguien que puede cuidar de sí misma. —Muy bien, pero te voy a pagar por ello. Deja de hacer lo que está haciendo y me mira. —Es un obsequio. —No necesito tu regalo —lo desafío. —Ahh, pero no es un regalo para ti, sino para Lily —declara con una mirada de suficiencia en su rostro. —¿Siempre eres tan controlador? —Sí —confirma y continúa trabajando en la cuna de nuevo—. ¿Siempre eres tan irritante? —Sí... ¿Al menos puedo ayudarte? —Eso sería genial. ¿Por qué no sostienes esa pieza de allí por mí? Se conecta a la barandilla. Me muevo rápidamente, tomando la pieza que necesita y me arrodillo en el suelo junto a él. —Así que ahora que sabes mi historia, ¿qué hay de la tuya? —¿Qué hay de mí? —¿Cuál es tu historia? —pruebo, tratando de conseguir que se abra un poco para mí. Tal vez entonces el hecho de que he confesado mi pasado no va a parecer gran cosa.
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—No hay historia, solo soy un tipo promedio. —No sé nada de eso. Creo que todos tenemos una historia, Logan. Puedo jurar que lo escucho gemir. —Yo no. —Está bien. ¿Tienes novia? —pregunto con indiferencia, sin querer dejar que su respuesta me importe de una u otra manera. No debería importarme, nada bueno puede resultar del hecho de que desarrolle sentimientos fuertes por Logan; el enamoramiento que me he admitido a mí ya es bastante malo. Me mira a los ojos y sonríe. —No, no tengo novia. Puedo sentir el rubor alcanzando hasta mis mejillas. Por qué su reacción me avergüenza, no tengo ni idea. Cambio el tema tan pronto como puedo. —¿Qué hay de tu familia? —¿Qué pasa con ellos? —Esto es como hablarle a la pared. ¿Dónde están, viven cerca? —Sí —dice con una sonrisa—. Están cerca. Mis padres viven en la misma casa donde crecí, a un par de pueblos de distancia. Mi hermana vive a quince minutos de distancia y mi hermano, en la ciudad de Nueva York. —¿Son cercanos? —Sí. Mucho. —¿Qué piensan de que te convirtieras en policía? —No era lo que querían para mí, pero... están orgullosos de todos modos. —Debe ser aterrador para ellos, ¿eh? —Imagino que a veces les da miedo, pero saben que tengo mucho cuidado y no tomo riesgos innecesarios. —Bien. —¿Alguna otra pregunta, detective? —Jaja. Eres un cómico habitual. Por primera vez en el día, siento un poco de esa química, esa atracción que perdura entre Logan y yo. Él se pasa el resto del día haciendo diversas cosas en la casa y hago mi mejor esfuerzo para no molestarlo. Todavía no estoy segura de cómo actuar con él o cómo vagar libremente alrededor de su casa sin sentirme incómoda. La mayoría del tiempo estoy en mi habitación; leyendo un libro con Lily a mi lado, hasta que viene para decirme que la cena está lista.
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Me encuentro con él en la planta baja, y está en la cocina sirviendo un plato de pasta. Miro hacia el comedor y veo que ya puso la mesa. —Espero que no te importe la pasta —dice, entregándome un plato. —Se ve muy bien. No puedo recordar la última vez que tuve una comida casera. —En cuanto sale de mi boca, lamento decirlo. No me gusta ver esa mirada en sus ojos; es lástima y lo último que quiero es que Logan se apiade de mí. —¿No estuviste comiendo bien? —El tono de su voz me afecta. Resuena a través de mí, cubriéndome con un sentimiento de tristeza. Es como si hubiera transferido sus emociones a mí, pero no las comprendo. La tristeza me confunde, ¿por qué iba a estar triste por mí? Una chica a la que apenas conoce. —No, sí lo he hecho. Es que no me gusta mucho cocinar solo para mí —le digo, tomando asiento en la mesa. Se sienta frente a mí—. Somos Lily y yo, y ella obviamente, no puede comer lo que preparo. No tiene sentido hacer mucha comida, así que acabo haciendo una gran cantidad de sopa, sándwiches y comidas recalentadas. Asiente despacio y suspira. —Quiero que te sientas libre de tomar y hacer lo que quieras mientras estás aquí. Mientras estás aquí... Por alguna razón, esas palabras son como un peso sobre mi pecho. Cuando me escapé, quería mi libertad, ser independiente, criar a Lily por mi cuenta. Sin embargo, la idea de dejar esta casa crea ese tipo de reacción involuntaria en mí. He estado aquí un día y ya se siente más como el hogar que nunca he conocido, pero sé que es temporal y cuanto más tiempo permanezca aquí, más difícil será seguir adelante y eso no es bueno para ninguno de nosotros. —Eso me recuerda —digo—, llamó Janet, mi casera. Dice que mi apartamento debe estar listo para regresar el día quince. —Bien. —Te das cuenta de que faltan casi dos semanas ¿no? —consulto. Alojarse aquí por unos días es una cosa pero dos semanas es mucho tiempo. No quiero que piense que me estoy aprovechando de él. Coge el teléfono y abre el calendario. —Ese viernes tengo un turno a última hora —dice, tomando el tenedor y apuñalando un pedazo de pasta—. Te llevaré a tu apartamento y podemos asegurarnos juntos de que esté aceptable. Dejo escapar una risita y ruedo los ojos. —¿Aceptable? ¿En serio, Logan?
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—Sí. En serio, Mia. Quiero asegurarme de que se hizo todo lo que hablé con ella. No vas a volver allí hasta que yo sepa que estarás a salvo. —No puedes evitar actuar como un policía todo el tiempo, ¿verdad? — bromeo, después de masticar mi bocado de comida. —Me tomo mi trabajo en serio, Mia, pero somos amigos ¿recuerdas? Y como tu amigo, no voy a dejar que te mudes a un lugar que no está en regla. Tienes que pensar en Lily y, cuando se trata de su seguridad, no deberías tomar las cosas tan a la ligera. Su declaración me espabila, y sé que tiene razón. Nuestra seguridad es lo más importante, pero si no regreso a mi vida tan pronto como sea posible, puede que nunca quiera salir de esta casa. Pasamos el resto de la cena hablando como amigos de verdad. Le pregunto sobre ser policía, y le hablo de mi trabajo en la guardería. Me habla de su amor por los coches y de sus equipos deportivos favoritos y me encuentro absorbiendo todo. Disfruto de la normalidad de esto, de sentarse y tener una comida con alguien que no es completamente egocéntrico ni está absorto en su propio universo, alguien que se preocupa de verdad por lo que un le dice. Me hago una promesa silenciosa para darle este tipo de normalidad a Lily, para hacerle saber que ella importa, sus gustos y disgustos, miedos y sueños, quiero que sepa que me puede decir todo y siempre la voy a escuchar. Voy a darle lo que nunca tuve, las cosas que no pueden comprar el dinero y el estatus. —Estuvo genial, Logan —elogio, después de que me he terminado toda mi comida—. Gracias. —De nada. —Voy a lavar los platos. —No, no pasa nada. Voy a echarlos en la lavaplatos después. —Me mira con un toque de brillo en sus ojos—. Quédate aquí, ¿de acuerdo? No te muevas. —Está... bien. Me sonríe. Lo hace ver infantil y me encanta, porque tiene una tendencia a ser demasiado serio. Espero que pueda llegar a ver más de este lado de él. Se va y regresa un minuto después con un pequeño pastel de chocolate; con una sola vela encendida en el centro. Mi ritmo cardíaco se acelera y mis ojos comienzan a sentir un hormigueo y queman.
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—Feliz cumpleaños, Mia. —Me sonríe—. Sé que fue ayer, pero creo que todo el mundo merece celebrar su cumpleaños, aunque sea un poco tarde. Agacho la cabeza y trato de proteger mi sonrisa y mis ojos llorosos de él. — Gracias —le digo en un susurro mientras pone el pastel en la mesa—. Esto es muy dulce de tu parte. —Alejo de un golpe una lágrima que cae, avergonzada por mi reacción a su consideración. —Oye —dice suavemente, levantando mi barbilla para que se encuentren nuestras miradas—. ¿Qué pasa? —Nada. —Me alejo de su agarre con un movimiento de cabeza—. Es solo que... no puedo recordar la última vez que me dieron una tarta de cumpleaños. — Me observa, descansando en cuclillas y me da esa mirada que se está volviendo demasiado familiar, la que me dice que siente lástima por mí. Lo odio, odio que me mire de esa manera y que me importe. No debería importarme lo que piensa o siente por mí, pero por desgracia me importa. —No tengas lástima de mí, Logan. Por favor. —Yo no lo tengo. —Veo cómo me miras. —No es lástima, Mia. ¿Me siento mal por algunas de las cosas que has pasado? Sí. Por supuesto, pero sobre todo estoy impresionado de tu capacidad de recuperación. Eres una chica muy fuerte. —Me gustaría pensar que sí. —Lo eres. Reconozco la fuerza cuando la veo. Ahora pide un deseo y sopla la vela así podemos comer esta cosa. Pide un deseo... un deseo... ¿Qué desearía si pudiera tener algo que quisiera? La respuesta a esa pregunta me asusta tanto como me gustaría negarlo, lo único que quiero ahora es más de Logan Tate. Soplo la vela, dejando que el pensamiento permanezca en mi mente. —¿Qué deseaste? —No puedo decirte. —Claro... tengo algo más para ti —dice, caminando hacia un gabinete cercano y sacando algo de un cajón—. Elegí esto hoy temprano. No te asustes, ¿de acuerdo? No era tan caro. —Se sienta y me entrega una caja envuelta en papel azul con una cinta blanca en la parte superior.
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Lo miro con incredulidad. Quiero decir algo, pero no puedo, y después de un momento, desato con cuidado la cinta y abro el papel de regalo, con cuidado de no romperlo. Dentro de la caja hay una pequeña cámara digital negra. Levanto la vista hacia él, aturdida por el simple hecho de que me dio algo por mi cumpleaños, por no mencionar que es una cámara. Es sin duda el regalo más afectuoso que alguien me ha dado y porque viene de él, sé que la atesoraré siempre. —Lily crece cada vez más y pensé que te gustaría capturarlo en cámara. Puedo escuchar la emoción en su voz, el placer que siente al darme algo que sabe que necesito. Tiene razón, he pensado en ello varias veces en las últimas semanas. Cuánto he querido documentar su crecimiento en fotos. Cómo he querido capturar momentos con ella, pero no he sido capaz de hacerlo. —Mierda, Logan... no sé qué decir. —No tienes que decir nada. Solo tienes que usarla. —Voy a... voy a utilizarla. Gracias. Esto fue muy amable de tu parte. —Puedo ser un buen tipo. —Se encoge de hombros y ríe. —Lo sé. Siento que estoy acumulando deudas contigo y me temo que nunca vaya ser capaz de pagarlas. —No quiero que me pagues. Solo quiero que Lily y tú sean felices, eso es todo. No estoy segura de cómo aceptar sus palabras de bondad, sus deseos para nosotras, pero voy aprendiendo rápidamente que Logan Tate no se parece en nada a lo que estoy acostumbrada. De hecho, es todo lo contrario.
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7 Traducido por Vani Corregido por Itxi
Logan trabajó la mayor parte del día de ayer, dejándonos solas en su casa. Me colé en su computadora y pedí una copia del certificado de nacimiento de Lily, luego pasé el resto del tiempo viendo la televisión por cable, configurando mi cámara y lavando la mayor parte de nuestra ropa. En el momento en que él llegó a casa, yo ya me encontraba dormida. Fiel a su palabra, instaló un monitor de video en la habitación para que pudiera ver a Lily mientras dormía en su cuna. Una cuna, que después de una cuidadosa inspección, parece ser de un material nuevo y no de segunda mano. Un hecho que fue comprobado cuando me encontré con la caja vacía para dicha cuna en el sótano, mientras buscaba el cuarto de lavado. También encontré el recibo por el colchón de la cuna, la ropa de cama y el monitor de bebé. Cada vez que creo que he visto el nivel de consideración de Logan, me sorprende con algo más. Noto que mi guardia cae un poco más cada día y me asusta terriblemente. Es difícil entender el miedo de otros, pero para mí, “confianza” es el más grande de todos ellos. Confiar en alguien significa ser débil y vulnerable, y me prometí que nunca volvería a ser ninguna de esas cosas. Después de una larga ducha caliente, me seco y me cubro con una toalla blanca de felpa. Decido echar un vistazo a Lily para ver si sigue dormida. Uso la puerta que conecta con su dormitorio y la abro lentamente, para no despertarla si continúa dormida. Entro silenciosamente en el cuarto, y me detengo en seco cuando observo lo que está delante de mí. La luz temprana del sol ilumina desde la ventana, haciendo destacar a Logan que se encuentra sentado en una mecedora vieja y balanceando a Lily. Tiene una mirada somnolienta en su cara, su pelo corto está un poco desaliñado, y la sostiene como si fuera una segunda naturaleza. Algo dentro de mí se remueve al verlos juntos, haciendo que me derrita un poco. La mira con amor y ella se aferra a su dedo inocentemente y, por un segundo, me permito creer que encajan. Que no está totalmente fuera del ámbito de posibilidades que un tipo como Logan acepte a una chica como yo y ame a una niña como Lily. Nunca voy a entender la afición de Logan por cuidar de los demás, tal vez porque nunca tuve a nadie que me cuidara, no de una manera real. Todavía
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no se ha dado cuenta de mi presencia, así que vuelvo corriendo a mi habitación y agarro la cámara que me dio. Preparo el objetivo y tomo unas cuantas fotos de ellos juntos. El sonido del obturador le advierte de que estoy aquí. La comisura de su boca se curva hacia arriba en una casi sonrisa. —Hola —susurra. Su rostro enrojece un poco y creo que lo pude haber avergonzado al tomar la foto, pero luego atrapo su mirada vagando por todo mi cuerpo y me doy cuenta de que probablemente la causa es mi estado casi desnudo. De repente soy muy consciente de que mi atuendo consiste en nada más que una toalla. —Mierda, lo siento. —Hago una mueca, retrocediendo lentamente—. No sabía que estarías aquí y luego los vi y pensé en tomar una foto. Me olvidé de que acababa de tomar una ducha. Succiona su labio inferior, inclina la cabeza y me mira fijamente. —Normalmente no me paseo en una toalla —divago, sacudiendo la cabeza. Sueno como una idiota, pero estoy mortificada y no sé qué más decir. —Eso es una lástima —responde con una sonrisa maliciosa. Sus palabras provocan una reacción que no estoy del todo acostumbrada. Mis pezones traidores se tensan y se ponen erectos bajo la toalla, mi piel empieza a sentir un hormigueo y me siento ruborizada por todas partes. Estoy segura de que me veo como un ciervo asustado por los faros, pero tengo muy poco control sobre mi cuerpo en este momento. Lo oigo reírse cuando me apresuro a mi propia habitación, cierro la puerta y me cambio rápidamente en un par de pantalones negros de yoga elásticos y una camiseta gris oscura. Después de golpearme mentalmente por ser tan estúpida, vuelvo a la habitación de Lily al tiempo que Logan la pone boca arriba en su cuna. Continúo sorprendida por lo natural de su comportamiento, es como si la hubiera estado cuidando desde el principio. Se da vuelta y me mira desde el otro lado de la habitación. —Veo que te has cambiado por algo más cómodo. —Sí, lo siento por eso —contesto, encogiéndome de hombros—. No pensé que estarías aquí. Se pasa la mano por su pelo corto. —No podía dormir. Ella lloraba —dice, señalando la cuna—, así que vine a ver cómo se encontraba. Oí la ducha, entonces, pensé que podría cogerla para ayudarla a calmarse hasta que hubieras terminado. —Gracias. —Miro la habitación y me fijo en la última pieza del mobiliario, la mecedora muy blanca con cojines a juego. Mis labios se estiran en una sonrisa brillante—. Entonces... —bromeo—. ¿De dónde viene la mecedora?
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Devuelve mi sonrisa y niega con la cabeza. —De la cochera de mis padres. —Sabes que estamos aquí solo por un corto tiempo, ¿verdad? Ríe. —Lo sé. Lo sé. Puedes tomar todas estas cosas cuando te vayas. Me haría feliz saber que Lily tiene lo que necesita. No puedo mirarlo a los ojos. Su generosidad es difícil de aceptar y no me gusta el hecho de que, en estos momentos, estoy a su merced. Me encuentro en guerra conmigo misma, ansiando mi independencia, queriendo ser capaz de hacer lo que debo como una adulta sin tener que depender de nadie. Al fin empezaba a sentir que lo lograba cuando se produjo el asalto y descontroló todo. Ahora siento que estoy de vuelta en el punto de partida. Por otro lado, parece que todavía me encanta la sensación de estar aquí en la casa de Logan, bajo su cuidado. Recuerdo que tengo que trabajar en la guardería mañana y que el transporte puede ser un problema. —Logan, tengo que trabajar mañana y... —¿Qué? —insiste. —Bueno, la guardería se encuentra a poca distancia de mi apartamento. Este está mucho más lejos y no tengo un coche. —Me siento como una perdedora al decirle esto. Tenía un coche en casa, uno bonito y nuevo que dejé cuando me fui. No me arrepiento de la decisión, pero Dios, ese coche sin duda me vendría bien en estos momentos. —Ahh. Cierto —dice, dándose cuenta. —Quiero decir, si hay un autobús cerca debería estar bien. Pone su mano en su cadera y mira por la ventana un momento. —Alista a Lily y nos vemos abajo. Entorno los ojos, dándole mi mirada más confundida. —¿A dónde vamos? —Te voy a llevar a conseguir una licencia de Pennsylvania. —¿Cómo me ayuda eso sin un coche? —pregunto, confundida por el rápido giro de los acontecimientos. —Confía en mí —comenta mientras camina junto a mí, dejándome de pie en la habitación de Lily. Confianza... Esa palabra otra vez. ¿Soy capaz de confiar en alguien, de confiar en Logan? Parece digno, pero si hay algo de lo que estoy segura es que las personas no siempre son lo que parecen.
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***
Unas horas más tarde, Logan y yo salimos del departamento de vehículos con mi nueva licencia en la mano. Pone a Lily en su asiento de seguridad en la parte trasera de su camioneta mientras yo observo. Cierra la puerta y me tira las llaves. Apenas las atrapo y lo contemplo con lo que se está convirtiendo en una familiar mirada perpleja y niego con la cabeza. —Estás lista. Llévanos a casa, Jefa. —¿Quieres que nos lleve a casa con tu camioneta? —Si —dice asintiendo lentamente—. Eso es lo que dije. Tengo otro coche en mi cochera. Si puedes conducir mi camioneta sin incidentes, voy a dejártelo utilizar para ir a trabajar. —¿Hablas en serio? —Sí, lo necesitas para ir a trabajar, tengo un coche extra... Llévanos a casa en una sola pieza y queda a tu disposición. Así de simple. —Se parece a un sargento más de lo normal, pero no me importa. Me emociona ser capaz de conducir. —A veces, creo que estás completamente loco —digo, rodeando el coche y entrando al asiento del conductor. Lo enciendo y me pongo el cinturón de seguridad, Logan hace lo mismo. —No estoy loco, Mia. Solo intento ayudarte, y creo que necesitas alguien a quien puedas acudir en busca de ayuda, tanto si lo admites como si no. Lo saco del estacionamiento y me dirijo a la carretera, sin responder a su última declaración. La última vez que pedí la ayuda de alguien, me obligaron a dar en adopción a mi hija. Eso no quiere decir que no he conocido a buena gente desde entonces: Kelly, la enfermera, que me ayudó a salir del hospital con Lily. Sarah, por darme un trabajo y sí, Logan. Ha sido increíble, y por eso me resulta muy difícil entender por qué. No siempre fui tan cínica, pero a veces la vida tiene una manera de vencer tu optimismo. —La gente no suele hacer cosas buenas por los demás sin esperar nada a cambio. —¿Qué podría querer a cambio? —Se acerca y apaga la radio. Bajo la mirada hacia su mano, e imágenes de él tocándome con esa misma mano llenan mi cerebro, lo cual es extraño porque normalmente pensar en que alguien me toque es repulsivo.
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Oh Dios mío, ¿en qué pienso? Tener un enamoramiento por Logan es una cosa pero que realmente me guste la idea de algo más, de llevar mis sentimientos por él más allá del punto de algo inocente, es demasiado exagerado. —Yo… eh… Todavía intento averiguarlo. —Alejo mis pensamientos inapropiados de Logan y enfoco mi atención a la conducción. En mi visión periférica puedo verlo sacudiendo la cabeza. —¿Es así como te sientes acerca de mí? Dejo escapar un suspiro exasperado de “no lo sé”. ¿Qué quiere que diga? No puedo entender por qué me ayuda, por qué asegurarse que Lily y yo estemos a salvo es tan importante para él, o por qué tengo tantas ganas de creer en él. ¿He estado tan hambrienta de afecto? —Estás mintiendo —espeta, apuntándome con su barbilla—. Sabes que soy un buen tipo, simplemente no puedes admitirlo. —Quizás. —Reconozco con una sonrisa—. Aun así, estoy segura de que no puedes esperar para deshacerte de nosotras. En tan solo unas pocas semanas ya no te molestaremos y luego puedes volver a una vida de soltería. —¿Soltería? —Lanza la cabeza hacia atrás y ríe—. Guau, ya me conoces ¿no? Una mujer diferente cada noche de la semana. Agarro el volante hasta que mis nudillos se vuelven blancos y trato de enmascarar el ceño fruncido que intenta formarse en mi cara. Pensar en diferentes mujeres con Logan todas las noches despierta algo en mí. Me siento como un niño a punto de tener una rabieta. De hecho, estoy loca de celos, una emoción que nunca he experimentado. —¿Qué te hizo mi camioneta, Mia? Puedes relajar el agarre de muerte que tienes sobre el volante. —Uf, estoy concentrada —contesto, restando importancia a su comentario. —Tengo un trabajo muy exigente. —El humor se ha ido de su voz—. No tengo mucho tiempo para encontrar pareja, y apenas llevo una vida de soltería. Quiero lo mismo que todos los demás. —¿Y qué es eso? —Encontrar una mujer a la que ame, establecerme, construir una familia. —Ese es un bonito sueño —digo en voz baja, sin apartar los ojos de la carretera en frente de mí. Por supuesto que un día quiere su propia familia. ¿Por qué iba a querer estar atado a una chica y su niña cuando podría tener su vida perfecta?
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—¿Tienes un sueño similar? Hace un año tenía muchos sueños: soñé con ir a la universidad, comenzar una carrera y crear una vida para mí, aparte de mi familia. Soñaba con encontrar un hombre increíble y enamorarme. Todos los sueños de una niña que le fueron brutalmente arrancados. —Mis sueños ya no importan. Todo lo que puedo hacer, es asegurarme que Lily tenga la oportunidad de hacer sus sueños realidad. —Eso no es cierto. Eres joven, puedes hacer lo que quieras. —¿Cuántos años tienes, Logan? —Tengo veinticuatro. ¿Por qué? —A los veinticuatro años tienes dos coches, una casa y una carrera. Lo que no tienes es la falta de un título universitario, un apartamento en ruinas, y un bebé. Puedes hacer lo que quieras. Yo no —digo, sabiendo muy bien que me quitaron mis opciones y mis manos están atadas. Recuperé lo que pude el día que cogí a mi hija y salí corriendo. Recobré un poco de control pero también me inscribí en lo que promete ser una vida muy difícil. —¿Qué es lo que quieres? —El tono de tristeza vuelve a su voz. —¿Sabías que había hecho mi elección de universidad? —Todavía puedes ir a la universidad, Mia. Tal vez solo llevará un poco más de tiempo, pero puedes hacer que suceda. Hay programas para personas con niños y familias —dice las palabras, pero no estoy segura si las cree él mismo. En realidad no. Está diciendo lo que debe, palabras para motivarme e inspirarme, pero en realidad, ¿puede una madre soltera de dieciocho años llegar a cumplir todos sus sueños más salvajes? —Mi enfoque ha cambiado. No hay nada malo en ello. —No, no hay nada malo en ello, siempre y cuando sea lo que quieres —dice, al tiempo que giro en el camino de entrada. —¿Entonces? ¿Pasé? ¿Puedo usar el coche para el trabajo? —Sí. Lo hiciste muy bien, pasaste con gran éxito —dice, haciéndome sentir agradecida de que me permita abandonar el tema anterior.
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8 Traducido por NnancyC Corregido por Michelle♡
Llego a trabajar alegre y temprano al siguiente día. Fiel a su palabra, Logan me da uso completo de su auto extra. Anoche se cercioró de llenar el tanque con gasolina, y aseguró la sillita para auto de Lily en el asiento trasero. Pasé la mayor parte de la noche ocultándome en mi habitación, fingiendo leer un libro, debido a que se vuelve cada vez más difícil estar cerca de él sin dejar que mi imaginación saque lo mejor de mí. Él provoca algo en mí, revive algo que ha estado dormido. Podría haber jurado que lo atrapé lanzándome miradas desde el otro lado de la mesa en la cena de anoche, pero no puedo estar segura y no soy lo suficientemente confiada como para actuar sobre mis propios deseos. Esta mañana estoy trabajando en la recepción ya que la recepcionista normal está enferma. Prefiero estar en clase con los niños, pero hago lo que me pidan porque necesito el trabajo. —Buenos días, Mia —dice Sarah cuando entra por la puerta principal. Coloca sus enormes gafas de sol en el escritorio e inclina la cabeza, luciendo un tanto confundida—. ¿El Oficial Tate está aquí por algún motivo? Su coche está en el estacionamiento. Me intriga el hecho de que pueda reconocer específicamente su coche en un estacionamiento lleno de vehículos. —No, Logan no está aquí, yo conduje su auto. Algo parecido a los celos destella en sus rasgos. Frunce los labios y me da una sonrisa tensa. Sé que podría haber explicado mejor las circunstancias, hacerle saber el motivo por el que estoy conduciendo el auto de Logan en lugar de caminar al trabajo, pero una parte de mí quería presenciar cual sería la reacción natural de Sarah. La mirada gélida en su rostro y la postura rígida dice mucho, y tan agradecida como estoy con ella por darme un trabajo y mantener mi secreto, ahora puedo notar que necesito estar en alerta. La naturaleza de nuestra amistad puede haber cambiado.
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—¿Ya lo llamas por su nombre de pila? No me había dado cuenta que se habían vuelto tan íntimos. ¿Sabe la verdad sobre ti, Mia? No respondo a su pregunta de inmediato, entiendo el significado oculto detrás de ello. Está amenazando con contarle, pero le doy una sonrisa brillante. — Lily y yo nos estamos quedando con Logan, así que me permite usar su coche… y sí. Sabe la verdad —digo, justo cuando suena el teléfono. En este momento, amo a este teléfono. Recojo el auricular, sin apartar nunca los ojos de Sarah y manteniendo intacta mi sonrisa. Su sorpresa es evidente cuando me deja en mi puesto y se dirige de vuelta a su oficina. Estoy atónita por el hecho de que siente algo por Logan e incluso más atónita de cuán furiosa me pone eso.
***
Después del trabajo, me detengo en la tienda de comestibles con Lily y recojo un par de ingredientes para poder cocinar la cena. Logan ha hecho demasiado por mí, así que lo mínimo que puedo hacer es prepararle una comida. El resto del día en el trabajo fue incómodo, por no decir algo peor. Sarah y yo nos evitamos, y parecía como si ninguna quisiera discutir mi relación con Logan. No pensé en nada más durante casi todo el día: mi relación con Logan, si puedes incluso llamarla así, y su relación con Sarah. Sigo preguntándome si en verdad es la amiga de su hermana o si hay algo más entre ellos. Cuando llego a casa, pongo a Lily en su mecedora y comienzo a hacer la cena inmediatamente. Opto por hacer chuletas de cerdo con arroz con especias y patatas rellenas asadas. Es una comida sencilla que aprendí sola, pero me anima ser capaz de hacerla para Logan. Pongo algo de música y me concentro en cocinar la cena, permitiendo que el estrés del día se desvanezca. Permito que la música me tranquilice, me relaje y se lleve mis pensamientos. Para el momento en que Logan llega a casa, estoy completamente distraída. Mi cabeza está meciéndose de un lado a otro al compás de la música; me encuentro perdida en el ritmo y no le escucho aproximarse. Me da un golpecito en el hombro y me sobresalta, devolviéndome bruscamente a la realidad. Salto, alejándome de su alcance y dejo salir un chillido. Giro para ver a Logan parado allí, con una mirada llena de remordimiento. —Mierda, ¿estás bien? —cuestiona, y luego se encoge de hombros—. Lo lamento, no tenía intención de asustarte. Me aprieto el pecho y cierro los ojos. Mi corazón está latiendo con fuerza en mis oídos y mis manos tienen un ligero temblor. Trato de respirar a través de la
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sensación de pánico que me ha invadido y espero que no se dé cuenta lo asustada que en realidad estaba hace un minuto. Tomo una respiración profunda, abro los ojos y me fuerzo a sacar las palabras de mi boca. —No, está bien. Estoy bien. Simplemente me sorprendiste, eso es todo. —No debería haberme acercado sigilosamente. Fue estúpido de mi parte. — Me mira intensamente. Puede ver que mi temor no fue solo una reacción normal, que es muy real, pero no dice nada. No quiero que diga nada, ni que me haga preguntas que nunca podré contestar, preguntas que son muy difíciles y muy dolorosas de contestar. Me alejo de él y apago la música. —Está bien, Logan. —Sonrío, tratando de tranquilizarlo—. Me hallaba en mi propio mundo y no me di cuenta que ya habías llegado a casa. Creo que quizás el que robaran en mi apartamento me afectó más de lo que me di cuenta y me puso un poco histérica. Eso es todo. Deja salir un suspiro y asiente. —Eso tiene sentido. Creo que acepta mi explicación, pero no puedo estar segura. —La cena estará lista en unos minutos —digo, intentando cambiar de tema tan rápido como sea posible. Se vuelve en la dirección de la estufa y sonríe. —No tenías que hacer eso, pero lo aprecio. Gracias. —Quería hacerlo. Está usando su uniforme de policía, y hoy luce diferente en él. Es la primera vez que se lo he visto puesto cuando no me intimida ni me asusta. Puedo ver al hombre detrás de él, que Logan usa el uniforme y no al contrario, y que se le ve asombroso. —¿Tengo tiempo para una ducha rápida? —Seguro, la mantendré caliente para ti —respondo, utilizando el tiempo alejados para poner en orden mis pensamientos y calmarme. Logan y yo nos sentamos a la mesa del comedor. Alimenté a Lily mientras él se duchaba y ahora duerme en su habitación. Comemos la mayoría de la comida en un silencio sociable con pequeñas series de conversaciones aquí y allá. Estamos a punto de terminar cuando finalmente pregunta sobre mi día. —¿Cómo fue el trabajo? —Estuvo bien —digo, tomando un trago final de mi bebida. Me pongo de pie, llevando mi plato y el suyo al fregadero—. Creo que a Sarah le sorprendió un
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poco que condujera tu auto. E icluso más, el hecho de que me esté quedando aquí. —Hay una pregunta oculta en esa oración y sé que lo entiende. Abro el grifo y comienzo a enjuagar los platos. Se acerca por detrás de mí, estirándose sobre mí para poner los vasos en el fregadero, pero no se aparta. Me aferro con todas las fuerzas a la esponja en mi mano, la proximidad de nuestros cuerpos provoca que mi aliento se acelere, y una avalancha de calor inunda mi vientre causando que las mariposas tomen vuelo. La mano izquierda de Logan está apoyada en el borde del fregadero y su derecha roza mi cadera, iniciando un montón de sensaciones que nunca antes he sentido. —Mia —dice en voz baja. Si fuera a moverse otros centímetros, sus labios estarían tocando mi oreja—. Sarah es la mejor amiga de mi hermana, es mi amiga, no hay nada entre nosotros. Me encojo de hombros ante su respuesta, simulando desinterés, pero secretamente me siento eufórica por la contestación a mi pregunta oculta. —En realidad no es asunto mío. Cierra el grifo y toma la esponja de mi mano, arrojándola dentro del fregadero. Su mano en mi cadera me mueve, guiando mi cuerpo para girarse hasta que estamos parados frente a frente e inapropiadamente cerca. —¿Entonces no te importaría si te dijera que tuve una relación con Sarah? —¿Por qué me importaría, Logan? —pregunto, desviando la mirada. —Mírame, Mia. —Hago lo que pide; nos miramos fijamente, pero ninguno de los dos hace un movimiento, nuestros cuerpos están paralizados, tratando de comprender la carga eléctrica entre nosotros. —¿La tuviste? —¿Tuve qué? Dejo salir un resoplido. Sé que lo está haciendo a propósito; quiere que lo diga. —¿Tuviste una relación con Sarah? ¿Te acostaste con ella? El atisbo de una sonrisa perversa tira de sus labios. Toma un mechón de mi cabello entre su dedo pulgar e índice como si lo examinara por un momento, luego lo mete suavemente detrás de mi oreja, su toque hace que mi cuerpo pase a híperexcitado y mis áreas más sensibles cobran vida. Su mirada cae a mis labios, para después elevarla rápidamente hasta que se encuentran nuestros ojos. Sacude la cabeza. —No. Nunca tuve una relación con Sarah. Nunca me he acostado con ella. Me obligo a mantener neutrales mis facciones, pero creo que puede sentir mi alivio, y casi no tengo duda de que disfruta de mi reacción. Sus dedos acarician con suavidad mi mejilla y no puedo evitar inclinarme en su toque; estoy perdida
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en eso, ya no controlo mis acciones ni reacciones. Inclino la cabeza hacia arriba, y apoyándome en la encimera, me pongo de puntillas, y antes de que pueda pensarlo, encajo mis labios a los suyos. Sus manos se agarran a mis caderas, bajándome de nuevo hasta que estoy apoyada en el fregadero. Se agacha junto conmigo, usando su fuerza para tomar control del beso, usando su lengua para persuadir a mi boca de abrirse y lentamente guiándola dentro. Y justo así, mi flechazo por Logan ha desaparecido, reemplazado por lujuria y un par de otras emociones de las que no tengo deseo de pensar. Mis brazos se deslizan alrededor de su cuello mientras los suyos envuelven mi cintura, presionándome más cerca a él, uniéndonos como dos piezas de un rompecabezas. Es un arcoíris brillante en un día oscuro y nublado. Nunca supe que un beso podría ser como este, sentirse mucho más. Es como si mostrara una parte de mí a Logan que nunca expuse ante ningún otro y él hace lo mismo por mí. Me emociona y me asusta al mismo tiempo; nadie ha encendido el fuego dentro de mí como él. El sonido del llanto de Lily viene del monitor para bebé que traje antes. Me alejo de Logan y al instante se rompe el hechizo, como si alguien hubiera arrojado un cubo de agua fría sobre mi cabeza. No puedo adivinar qué piensa solo por mirarlo, pero asumo que no es algo bueno. No puedo creer que lo besé. Puedo sentir el calor en mis mejillas y me siento completamente abochornada. Extiende una mano para tomar la mía, pero lo esquivo. —Lo lamento tanto. No debí haber hecho eso —digo. Inclina una ceja, luciendo tan confundido como yo me siento. Niega con la cabeza. —No, Mia. —Lo sé —gruño cubriéndome los ojos con las manos. No quiero que vea mi vergüenza—. Fue completamente inapropiado, tú has sido únicamente maravilloso con Lily y conmigo y… Estira de nuevo una mano hacia mí, pero doy un paso atrás. —Está bien, yo… —No, no está bien. —Suspiro, desviando la mirada—. Tengo que ir a revisarla. —Salgo de la cocina y rápidamente subo a saltos las escaleras, entrando en el cuarto de Lily y cerrando la puerta con seguro detrás de mí. La saco de su cuna y me siento en la mecedora. La sostengo en mi pecho y coloco un beso en su pequeña frente. Cierro los ojos, conteniendo las lágrimas, pateándome mentalmente por lo que hice y esperando no haber abusado de la hospitalidad de Logan. Después de lograr que Lily se volviera a dormir, uso el baño que se conecta a mi habitación para regresar. Simplemente no creo poder manejar toparme ahora
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con Logan. Me cambio a un par de pantalones de pijama y una camiseta sin mangas, luego subo a la cama. No puedo librarme de la vergüenza que siento. Es decir, sí, Logan ha coqueteado conmigo una o dos veces, pero hay una gran diferencia entre el coqueteo inocente y chuparle la cara a alguien. Tan estúpido como fue de mi parte hacerlo, no puedo evitar deleitarme con lo bien que se sintió estar en sus brazos y sentir sus brazos alrededor de mí. Mis labios todavía están hormigueando. Un leve golpe en la puerta me saca de mis pensamientos. Levanto la cabeza justo a tiempo para ver a Logan abrir la puerta lentamente y asomar la cabeza. —Hola. —Hola —respondo, por dentro rogando que se apiade de mí y se marche. Que me deje revolcarme en mi miseria y en mi desprecio en la soledad. —¿Puedo entrar? ¿Qué se supone que diga? ¿No, Logan, no puedes entrar en un dormitorio de tu propia casa? ¿Un dormitorio que me estás permitiendo usar gratis? Dejo salir un suspiro y me apoyo sobre mis codos para verlo mejor. —Por supuesto que puedes entrar. Es tu casa. Cruza la habitación en un par de pasos rápidos y antes de que pueda preguntar o protestar, está metiéndose en la cama y acostándose junto a mí encima de las mantas. Mis ojos se agrandan con sorpresa. —¿Qué estás haciendo? Levanta los brazos y coloca las manos detrás de su cabeza, usándolas como almohada. —Relajándome un minuto, ha sido un largo día. —Tienes tu propio cuarto para relajarte, ¿no? —Sí —responde, volviendo la cabeza a un lado para poder mirarme—, pero quería hablar contigo. Esto es matar dos pájaros de un tiro. Conozco a Logan lo suficiente para saber que no va a ningún lado hasta que obtenga lo que quiere, así que hago lo único que puedo. Suelto un resoplido y ruedo los ojos. —De acuerdo, habla. —¿Quieres decirme qué sucedió abajo? —No hay ira en su voz, ni reproche en su tono. Se encuentra imperturbable, en calma y sereno. Envidio su habilidad para permanecer sensato. —Yo… yo no sé, solo pensé que tal vez… yo… —¿Qué?
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Entierro la cabeza en la almohada y amortiguo el sonido de la respuesta. — Pensé que tal vez querías que te besara. —Te equivocas. Oh Dios mío, si alguna vez hubo un momento en el que me gustaría que el suelo se abriera y me tragara completa, es este. Este es por mucho el momento más humillante de mi vida. —Sí, entendí eso —grazno. Desliza una mano entre la almohada y mi cara y tira de mi mentón, forzándome a levantar la mirada hacia él. —No quería que me besaras porque quería ser yo el que te besara, y lo hubiera hecho, pero te me adelantaste, y me gustó. Lo quería. Inhalo bruscamente, esto no era lo que esperaba que dijera. —Pensé… —Sé lo que pensaste y estoy diciéndote que estás equivocada. —Me acaricia la mejilla como hizo antes en la cocina—. Te volviste loca y huiste antes de que pudiera decir una palabra, Mia. Me importas, me gustas, y quizás siempre me has gustado. Desde el primer día que te conocí, supe que había algo en ti. —Logan, me alegra que te sientas de esa forma por mí, estoy bastante segura que debes saber eso por lo que sucedió antes, y tan feliz como estoy de que no estuve precipitándome sola, probablemente esta no sea la mejor idea. Vengo con demasiado equipaje y ahora tengo muchísimos problemas para involucrarme con alguien. —Lily no es equipaje. —Lo sé, no quise decirlo de esa manera, solo… no puedo. Asiente lentamente. —De acuerdo, te respeto, Mia. Si así es como te sientes con respecto a esto, entonces lo haremos a tu manera. Solo seremos amigos. —¿Y en verdad estarás bien con eso? —Una parte de mí tiene la esperanza de que diga que no, pero sé que es lo mejor. No me querría si supiera todo lo que hay que saber sobre mí y se merece algo mejor. Alguien que pueda amarlo y darle una familia propia, no una confeccionada. —Claro —dice, cerrando los ojos. —¿Qué estás haciendo ahora? —¿Qué parece que estoy haciendo? Voy a dormir. —Este no es tu cuarto. —Duérmete, Mia. He tenido un largo día y estoy muy cansado para moverme. —Debería luchar contra él, decirle que se salga y que no tengo intención
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de compartirle mi cama o mi corazón, pero verá a través de la fachada. Sabe que cada una de las palabras que acabo de decir fueron dichas con muy poca convicción, y estoy comenzando a darme cuenta que nunca he querido que alguien me ame más de lo que quiero que lo haga Logan Tate. En lugar de luchar una batalla perdida, giro sobre mi costado y cierro los ojos, consolándome con el hecho de que incluso si es por un poquito más de tiempo, Logan está aquí conmigo.
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9 Traducido por Vanessa Farrow Corregido por Karool Shaw
Ya han pasado dos semanas desde que irrumpieron en mi apartamento y se siente como una eternidad desde que besé a Logan en la cocina. Desde la noche que entró en mi habitación y durmió en mi cama. Las cosas han sido normales de cierta manera, pero todas las noches desde entonces, luego de acostar a Lily por la noche e ir a la cama, Logan entra en mi habitación y duerme en mi cama. Siempre se mantiene encima de las cubiertas, hablando y riendo. Me habla de su vida familiar y lo que fue crecer aquí, y aunque la tensión sexual está ahí, ninguno de los dos ha actuado nuevamente en consecuencia. Lo que hemos construido en los últimos días es mucho más que el deseo de actuar sobre nuestros sentimientos. Es algo más que un beso robado en la cocina. Se trata de dos personas que pasan tiempo juntos, conociéndose, y día tras día empiezan a confiar uno en otro. El trabajo ha sido algo difícil por decir lo mínimo, pero Sarah finalmente cumplió con su palabra y me puso en los registros la semana pasada. Eso significa que seré elegible para los beneficios de salud para Lily y yo, y podré dejar de ir a la clínica y conseguir un pediatra real en unos pocos meses. Logan me recogió en la hora de almuerzo e iremos a mi apartamento con mi casera, Janet. Dejé a Lily en la guardería y cuando fui a la recepción para reunirme con él, lo encontré con Sarah en lo que parecía ser una conversación acalorada. No quería reconocerlo pero podía, más o menos, asumir que yo era el tema de discusión. Sin mencionar el hecho de que toda la conversación cesó cuando me acerqué a ellos. —¿De qué hablaban Sarah y tú? —pregunto desde el lado del pasajero de la camioneta. Hago lo posible por no sonar molesta ni maliciosa, aunque eso es exactamente lo que siento. Parece incómodo en lo que me mira por el rabillo del ojo. —Um... —Lo siento, no es de mi incumbencia. No tienes que responderme.
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—No, de acuerdo. Solo quiere asegurarse de que no me estoy... —Duda. —¿No estás qué? —Que no me estoy aprovechando de ti. Piensa que eres demasiado joven para mí. —Apuesto a que sí —murmuro en voz baja y ruedo los ojos—. Creo que está más preocupada por que termines atado con una madre adolescente que de otra cosa. —Mia, no eres un estereotipo para mí. El hecho de que eres joven y tienes un bebé, no me molesta. Estoy completamente impresionado por ti, por lo que hiciste por Lily. —Gracias. —Aparto la mirada rápidamente en un pobre intento de ocultar el rubor que se arrastra por mis mejillas. Nos detenemos frente a mi edificio y me invade una sensación de tristeza. Esto es todo. Como toda las reparaciones se han hecho, puedo regresar a mi apartamento con Lily esta noche. Debería estar feliz por tener mi propia casa de nuevo, y sin embargo, la sensación de vacío en mi pecho me está carcomiendo y tiene todo que ver con Logan. Con lo mucho que lo extrañaré. Janet ya está allí cuando llegamos. —Kelly, Oficial Tate —dice con una sonrisa alegre. Logan me mira ante la mención del nombre que usaba hasta hace unos días. —Hola, Janet —respondo mientras Logan sacude su mano. Nos lleva a mi apartamento. Janet abre la puerta principal. —Cambiamos las cerraduras de la puerta para ti y agregamos una cadena de seguridad —dice, más para beneficio de Logan que para el mío. Él apenas reconoce el cambio. Caminamos por el apartamento mientras Janet señala varios de los cambios que ha hecho con el fin de convertirlo en un lugar más seguro para vivir. —Por tanto, ¿qué piensa, Oficial Tate? Creo que hemos abordado todo en su lista. —No noté estas barras en la ventana —dice Logan, apuntando hacia las ventanas del salón. Mi boca se abre en conmoción. —Logan —balbuceo, intentando lograr que se detenga.
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—Bueno, son las ventanas a prueba de niños —anuncia Janet, mirando entre nosotros. Creo que está tan confundida sobre nuestra relación como yo. —No, señora. Son un peligro en caso de incendio y tienen que ser retiradas. —Logan... —Kelly... Si hay un incendio, Lily y tú quedarían atrapadas. No habría manera de salir de este apartamento. —Se vuelve de nuevo a Janet—. También me di cuenta de una gran grieta en el techo del baño y una evidencia de fugas. Janet luce como si hubiera sido abofeteada en la cara. —Bueno, yo... —Mira, Janet, pareces una persona muy agradable, pero dadas las circunstancias, no me siento tan seguro de que este sea el mejor lugar para una joven madre y su hija. —Logan —exijo en un tono de advertencia. Esto no lo detiene, sino que me ignora prácticamente. —Solo creo que esto no es adecuado para Kelly, Janet. Necesita mudarse a un lugar listo para asentarse, un lugar con más espacio para Lily. Puedes entender eso, ¿verdad? —Bueno, simplemente ha estado aquí un par de semanas. Firmó un contrato de arrendamiento por un año. —Y seguro que, dado lo que ocurrió la semana pasada, estarías más que dispuesta a dejar que una joven madre rescinda ese contrato. Digo, ¿te sentirías cómoda volviendo a vivir en un apartamento que acaba de ser robado? —Janet —digo, colocándome delante de Logan y entrando en la conversación—, Logan solo está siendo muy sobreprotector... —No, Kelly, soy honesto. —Viene de detrás y se mueve para estar junto a mí—. ¿Qué dices, Janet? Ella parece a punto de vomitar; evita la mirada de policía de Logan y se vuelve para mirarme. —Está claro que el Oficial Tate no se siente cómodo con que te quedes aquí, cariño. Tal vez sea lo mejor que te permita rescindir tu contrato. Si me dejas una dirección de reenvío, te haré un cheque por tu depósito de garantía. —Es muy amable de tu parte, Janet. Nos aseguraremos de haber mudado todo para el domingo. Y justo así, voy de la independencia a una persona sin hogar. Estoy furiosa en el momento en que volvemos al coche. —Bueno, eso resultó bien.
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—¿Estás jodidamente loco? ¿Hablas en serio? —¿Qué? Te devolverán tu depósito, Kelly. Deberías estar feliz. —Deja de llamarme así —gruño. —¿Por qué? Ese es el nombre por el que quería ser conocida. —Eres un verdadero imbécil ¿lo sabías? No tengo casa, Logan. ¿Eres feliz? Debes estar muy orgulloso de hacerme perder el único apartamento decente que me podía permitir. —Oh, Mia. Escucho el remordimiento en su voz y algo de la ira comienza a disiparse, pero es reemplazado rápidamente por miedo. ¿Qué demonios pasó? No puedo parar la avalancha de lágrimas que empiezan a caer. —¿Qué se supone que haga, Logan? —Oye. No llores, Mia. ¿En realidad crees que te haría eso sin tener un plan? —¿Un plan? ¿Qué plan? —Quiero que Lily y tú se queden conmigo. —¿Ese es tu plan? ¿Quieres que Lily y yo nos quedemos contigo? Por cuánto tiempo, Logan, ¿eh? Hasta que te hartes de nosotras, o encuentres alguna chica que quieras llevar a tu casa, pero espera... no puedes, porque tienes huéspedes en la casa. Sonríe brillante y genuinamente, y tengo que reprimir el impulso de fundirme con él. —Te quiero allí, me gusta tenerte allí. —Está bien, pero llegará un momento en que quieras recuperar tu vida, ¿entonces qué pasará con nosotras cuando llegue ese momento? —Eso no sucederá, Mia. Necesitas relajarte. Confía en mí. Y ahí está otra vez, la palabra que he llegado a despreciar con todo lo que soy: confianza. Quiero confiar en él, y hasta hace unos minutos creo que empezaba a hacerlo, pero ahora esto me ha tomado desprevenida. ¿Por qué confiaría en él cuando me hizo perder mi apartamento, cuando en cualquier momento, puede decidir que el tener una madre joven y su bebé en su casa no es propicio para el tipo de estilo de vida que quiere? De lo único que estoy segura es que no me dejó muchas opciones. No tengo otra alternativa que aceptar su oferta de quedarme con él. —Bueno. Tú ganas, pero esto es temporal. Hasta que pueda encontrar un nuevo lugar que pueda permitirme.
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—Trato hecho —accede con una sonrisa maliciosa. Resoplo y me pongo el cinturón de seguridad. —¿Me llevarás de vuelta al trabajo? —Por supuesto. —Enciende la ignición y sale a la carretera—. Así que, una vez al mes, mi familia se reúne para cenar. —¿Ah, sí? —Sí, y... bueno, es este domingo en casa de mis padres. —Oh bien, Lily y yo podemos arreglárnoslas solas. —Lo sé, pero en realidad esperaba que vinieras conmigo. —¿Quieres que vaya contigo? No estoy segura de que sea una gran idea. —No, ¿por qué? —Bueno, para empezar ¿qué pensarían de mí? La chica y su bebé que están viviendo con su hijo. —No te juzgarán, Mia. No son así. Sé que te amarán. Solo piénsalo —dice, deteniéndose en el estacionamiento de la guardería. Se vuelve hacia mí y me da una sonrisa tímida—. Trabajo hasta tarde esta noche, por lo tanto, no me esperes, ¿sí? —Está bien. Ten cuidado —le contesto, saliendo del coche rápidamente, sin mirar atrás cuando entro en el edificio. No puedo dejar de notar la mirada frívola que recibo de Sarah cuando paso delante de ella y me dirijo otra vez a mi salón de clases. Posiblemente, él se considera solo amigos, pero Sarah lo ve como mucho más que eso y ahora me ve como competencia. Únicamente espero que no me despidan por ello.
***
Es casi la una de la mañana cuando Logan se arrastra a mi cama. Me costó aceptar la sensación de paz que llega de saber que está de regreso en casa, seguro y conmigo porque sé que no debería importarme. Que sus idas y venidas no deben afectarme, que su seguridad no debe preocuparme, no obstante me preocupa. Nos tumbamos en silencio por un momento, uno frente al otro, asimilándonos. —¿Te desperté? Niego con la cabeza. —No, estaba despierta.
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—¿Me esperabas, Mia? —¿Qué? No —le respondo tan débilmente que ni siquiera yo lo creo. —¿En serio? Porque yo no podía esperar para verte. —No sé por qué dices cosas así. —¿Cómo qué? —Cómo... —Me mira a los ojos, animándome silenciosamente a hablar con él—. No sé, cosas agradables. —Deberías tener a alguien que te diga cosas agradables. Te lo mereces. —¿Y tú quieres ser el que me diga esas cosas? —¿Por qué más crees que acaban de desalojarte de tu apartamento? —Logan... —gimo, golpeándolo en el brazo. —¿Qué? Me gusta tenerte aquí y es cierto que ese lugar todavía necesitaba trabajo. Nunca habría estado cómodo dejándote allí. —¿Pero por qué? ¿Qué es lo que quieres? —Supongo que quiero refugiarte. Y no solo en el sentido literal, sino que tengo esta necesidad loca de protegerte, de asegurarme de que tú y Lily estén bien. Sé que no he actuado de la mejor manera, pero te quiero aquí. —Yo también quiero estar aquí —admito en voz baja. Me acaricia la mejilla con suavidad, un gesto suyo que estoy empezando a amar. Instintivamente, me apoyo en él, queriendo acercarme tanto como pueda. Pone el brazo sobre mi cintura y su mano aterriza justo por encima de mi culo, acercándome aún más. —¿Qué quieras estar aquí también significa que quieres estar conmigo? — Sus manos se mueven hacia arriba poco a poco, empezando a frotar mi espalda, y obligando a los músculos a relajarse. —¿Es eso lo que quieres? —consulto, alejándome con confusión. —No sé cómo hacer esto, Mia. Normalmente solo voy por lo que quiero, digo lo que quiero, no me reprimo para nada, pero contigo siento que tengo que andar con cuidado, como si necesitaras tiempo para procesar lo que sin duda pasa aquí. —¿Qué pasa si decides que esto es demasiado? Estoy asustada. —Lo sé, cariño, pero estás aquí, conmigo, y Lily y tú están a salvo. Y te quiero, las quiero a ambas, quiero que seas mía. ¿Tú también?
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—Yo... Sí. Sí, creo que sí. —Entonces podemos empezar lento. Podemos tomarnos nuestro tiempo, seguir conociéndonos y ver cómo va. —No quiero molestarte ni retenerte. ¿Por qué querrías una familia ya hecha cuando puedes empezar de cero y tener una propia? —Porque eso no es lo que quiero. Quieres una explicación que no puedo darte. No puedo decirte por qué la gente quiere lo que quiere, simplemente es así. Y necesito que creas en esto, que confíes en esto. —La confianza no es fácil para mí. —Ya lo sé, pero ¿crees que puedes intentarlo? ¿Quieres probar conmigo? Sé cuál quiero que sea mi respuesta. Quiero a Logan y a pesar de que la idea de estar con él y confiar en él es aterradora, sé que me debo el intentarlo. —Sí, quiero intentarlo —le susurro. Su agarre se aprieta e inclino la cabeza hacia atrás, al tiempo que desciende y se encuentran nuestros labios. El calor se extiende por todo mi cuerpo y me hace sentir viva, como solo Logan puede hacerlo. Nos separamos unos minutos más tarde, ambos sonriendo y felices por lo que acaba de ocurrir. —¿Puedo dormir debajo de la cubierta? Trato pero no logro detener la risa que se me escapa. —Sí, puedes dormir bajo las cubiertas. —Me alegro de que te echaran así —murmura, situándose debajo de las mantas y jalándome a sus brazos. —Buenas noches Logan. —Buenas noches, Jefa.
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10 Traducido por Dannygonzal Corregido por Miry GPE
Desde que desperté esta mañana, he tenido la urgencia de vomitar. Mis nervios están como locos y trato de no entrar en pánico. Logan, Lily y yo vamos a cenar a casa de sus padres. No soy consciente de lo que debería esperar y estoy muy segura de que su familia va a odiarme. ¿Quién en su sano juicio querría a una chica como yo para su hijo? Y lo más importante, ¿quién en su sano juicio llevaría a una chica como yo a su casa para conocer a sus padres? Traté de convencerlo de irse sin mí, traté de explicarle que era demasiado pronto, pero insistió en que su familia estaría feliz de conocerme. Por otro lado, me encuentro aterrorizada de conocerlos. Asustada por entrar a su casa del brazo de Logan y acompañada de un bebé. Sin embargo, encontré uno de los dos vestidos conservadores que tengo y me lo puse. Es un sencillo vestido negro que termina justo sobre mis rodillas y lo emparejé con una chaqueta de vaquero y un par de zapatos de tacón bajo. Me siento ridícula pero, dada mi situación, es lo mejor que pude hacer. Logan luce apeteciblemente sexy en pantalones negros y camisa azul oscura. Sostiene mi mano todo el camino, dándome ánimo silenciosamente. Estacionamos en la entrada de una casa gigante de ladrillo. Los reflectores iluminan como un faro la camioneta de Logan mientras nos acercamos; es como un foco sobre nosotros, haciendo imposible esconderme. La casa me recuerda mucho a la de mis padres en Florida, lo que me dice que sus padres tienen dinero. En mi mundo, cuando las personas poseen mucho dinero, tienen un sentido torcido de la realidad y las prioridades, pero haré mi mejor esfuerzo para detener los juicios. Logan voltea su cabeza hacia mí. —¿Estás lista? —¿Tengo opción? Ya estamos aquí —respondo con un indicio de sarcasmo en mi tono. —Te prometo que estará bien. Conozco a mi familia. Van a darte la bienvenida con los brazos abiertos —asegura. —¿Incluso si tengo un bebé?
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—Sí. —Se estira y acaricia mi mejilla—. Incluso si tienes un bebé. —Bien, vamos a terminar con esto. Sale del auto, camina a zancadas por el frente y abre mi puerta. Prácticamente tiene que sacarme del asiento, pero una vez que estoy segura fuera del auto, me quedo parada a su lado, agarra a Lily del asiento trasero y con su mano libre sostiene la mía. Bajo la mirada a nuestros dedos entrelazados y mi corazón da un vuelco. Normalmente, estaría en la luna por su demostración pública de afecto pero en este momento me pone más nerviosa. Me lleva por la larga entrada de gravilla, subiendo un corto tramo de escalones de ladrillo hacia la puerta principal a la velocidad del rayo. Apenas puedo tomar una respiración o prepararme mentalmente para la inminente presentación. Dios, por favor, no permitas que me desmaye en medio de la casa. —¡Mamá! —grita—. ¡Papá! ¿Dónde están? —¡En la cocina, cariño! —Escucho gritar a una voz cantarina. Por proceso de eliminación, deduzco que pertenece a su madre y ya me gusta más que la mía. Suena feliz, alegre y amable, no miserable y fría como la voz que solía venir de casa. Logan baja el porta bebé de Lily y se quita su chaqueta antes de ayudarme a quitarme la mía. Levanto a Lily y la sostengo, necesitando tenerla cerca; surgiendo la madre protectora en mí. Logan toma mi mano de nuevo e instintivamente trato de sacarla pero solo me sujeta más fuerte. De un modo u otro, si me gusta o no, hará algún tipo de declaración a su familia sobre mí. —Confía en mí—dice con una sonrisa que me tranquiliza un poco. —Oh, odio cuando dices eso. —Resoplo mientras me lleva por la casa en dirección a lo que solo puedo asumir es la cocina. —Hola, chicos —dice mientras pasamos por el comedor para llegar a nuestro destino. Sus padres nos dan la espalda y se giran al mismo tiempo. Nos ven juntos, a mí sosteniendo a Lily, Logan sosteniéndome y yo esperando una reacción para decir algo, que pierdan las sonrisas que plasmaron en sus rostros, que tengan un leve infarto, pero increíblemente ni siquiera se encogen de dolor. Nunca dudan, no hay una pregunta en sus ojos, ni una decepción o preocupación obvia. —Logan —lo saluda su padre con un asentimiento.
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—Hola, cariño. —Su madre resplandece, caminando hacia nosotros y besándolo en la mejilla—. ¿No vas a presentarnos a tu amiga? —Mamá, papá, esta es mi novia Mia y su hija Lily. Su uso de la palabra “novia” me deja pasmada. Soy la novia de Logan y, sin embargo, todavía me encuentro un poco sorprendida por ello. Más que nada, estoy eufórica. Miro a sus padres, de uno a otro, esperando una reacción negativa, una mirada secreta de madre a hijo que diga ¿En qué demonios estás pensando? Y otra vez, me asombra cuando no hay nada. —Mia, es un gusto conocerte. Soy la mamá de Logan, Carol y este es su papá, Steven. —Es un gusto conocerlos —respondo tímidamente. —Mira a esta preciosa bebé, ¿qué edad tiene? —Este, tiene casi dos meses —digo. Dios, me siento como una puta. Probablemente piensan que paso de un hombre a otro sin mucho más que un segundo pensamiento. Sabía que esto sería una mala idea. —Oh, es grande para tener dos meses, pero eso está bien. De verdad luce muy saludable. ¿Puedo? —pregunta, extendiendo sus manos para señalar que le gustaría cargar a Lily. Dudo, pero solo por una fracción de segundo. No quiero que piensen que soy antisocial o una de esas mamás que no dejan que nadie cargue a sus hijos. Con cuidado, paso a Lily a sus brazos y veo como le sonríe, besa su pequeña frente y la mece. —Es una muñeca, Mia. Debes estar muy orgullosa. —Gracias. Steven me sonríe y sacude la cabeza. —Buena suerte en recuperarla — bromea y Logan suelta una risita. —¿Dónde están Mandy y Chris? —pregunta, mirando entre sus padres. Estoy impresionada por las similitudes, puedo ver rasgos de los dos en Logan. Los ojos y el cabello de su padre, la nariz y los labios de su madre. Es como si tuviera las mejores características de los dos. Lo que más me impresiona es cómo lo miran, el amor en sus ojos es claro como el agua. No hay abandono ni resentimiento, solo orgullo por su hijo, aceptación y alegría. Me pone triste por lo que me faltó en la niñez y la fría educación que tuve. —Deben estar aquí en un minuto —interviene Carol—. Sabes que Mandy siempre llega tarde y Chris conduce desde la ciudad.
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—Cierto. —Así que, Mia —dice, regresando su atención hacia mí—, ¿cómo se conocieron Logan y tú? —Este, bueno, yo me hallaba en el hospital —respondo tímidamente. —Oh, no, ¿todo está bien? —interrumpe, mostrando preocupación genuina. —Mamá, relájate —se entromete Logan—. Me encontraba allí por un llamado, y Mia porque Lily no se sentía bien. Me tropecé con ella, hablamos, nos hicimos amigos. Ya puedes imaginarlo. —Eres muy malo para contar historias —dice, volteando hacia mí y guiñándome un ojo—. Estoy segura de que fue mucho más romántico que eso. Hablaremos luego. —Va hacia Logan y le pasa a Lily para que la sostenga, y poder echarle un vistazo al horno. —No dejes que comience a hablar, Mia —dice Steven—. Nunca parará de hacerte preguntas. Tendrá la historia de toda tu vida para cuando te vayas de aquí esta noche. —Steven —lo regaña y no puedo contener mi sonrisa ante sus disputas desenfadadas. —¿Qué? Es verdad —la molesta, dándole un beso en la mejilla—. Llámame cuando la cena esté lista. Va a empezar el futbol. —Saca a Lily de las manos de Logan—. Vamos, hijo —ordena, saliendo de la habitación y llevando a mi hija con él. Logan me abraza a su lado y me besa la cabeza. —No te preocupes, va a estar bien. Es un profesional. ¿Quieres venir a ver el de futbol con nosotros? —Está bien aquí. —Su madre sonríe—. Sigue adelante, así Mia y yo podemos llegar a conocernos. —¿Estarás bien? —Logan me mira. Lo miro y asiento como un venado atrapado por un faro. Tal vez ella se guardó su reacción negativa para cuando me tuviera a solas. Logan me da un suave apretón antes de dejarme sola. —¿Puedo ayudarla en algo? —le pregunto. —No gracias, cariño. Toma asiento y relájate. Estoy segura de que no tienes mucho tiempo con un bebé.
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—No, definitivamente no —respondo, sentándome en un banco de la mesa del desayuno. Esto es incómodo y no soy de hablar mucho, pero en este punto solo diré algo para llenar el silencio—. Tiene una casa encantadora. —Oh, gracias querida. Te daré un recorrido completo cuando termine aquí. —Eso sería grandioso. ¿Hace cuánto viven aquí? —Oh, años. Los niños crecieron en esta casa. —Bien. Creo que Logan debió haberlo mencionado. —Lily es hermosa. ¿Cómo te va con un bebé? ¿Lo llevas bien? —Sí. Gracias. Lo llevo bien. Quiero decir, algunos días es más duro que otros pero la mayor parte creo… No, sé que estoy haciendo un buen trabajo. —Puedo verlo. Está radiante, Mia. Debes estar orgullosa de ti. —Es muy amable que lo diga. —¿Puedo preguntar sobre el papá de Lily? No quiero fisgonear y puedes decirme que me meta en mis asuntos si quieres. No me ofenderé. —No, está bien. Él no está en la foto. No quiso estarlo. —Lo siento. —Gracias. —¿Tus padres te ayudan? —No, señora. —Llámame Carol. —Está bien, Carol. Mis padres querían que la diera en adopción y me dijeron que si no lo hacía, no podría vivir más con ellos. Así que tomé a Lily y me fui. —¿Te fuiste? ¿De dónde eres? —Florida. —¿Hiciste todo ese camino con una bebé? —Sí. —Guau. Eres una chica valiente —dice suavemente. Hay una mirada en sus ojos y puedo notar que está conteniendo algo de su pasado. Hay una historia en sus ojos y un dolor con el que también estoy familiarizada—. Siento lo de tus padres, Mia. Tomaron la peor decisión y debieron estar ahí para ti. Si alguna vez necesitas algo, dímelo. —No sé qué decir, así que le doy una pequeña sonrisa y
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continúa—: Logan es un buen hombre. Si le importas, no hay nada que no haría por ti. Puedo decirte que se preocupa mucho por ti y creo que necesitas a alguien así en este momento, Mia. Consérvalo. —Lo siento, pero ¿no deberías decirme que deje a tu hijo ya mismo? ¿Qué no soy la clase de chica para él? Sacude la cabeza y la inclina hacia un lado. —¿Por qué haría eso? —Porque soy una madre de dieciocho años. ¿Cómo podrías estar de acuerdo con eso? —¿Cómo puedo estar bien con que mi hijo salga con una hermosa chica que acaba de tener una hija? Quizá porque una vez fui una madre de dieciocho años. —¿Qué? —Sorprendente, lo sé —dice con una risita—. Tuve a Chris cuando tenía dieciocho años. —No tenía idea. —También fui madre soltera. El papá de Chris no quiso tener nada que ver con nosotros. Conocí a Steven cuando Chris tenía un año. Él tenía veintidós y se preparaba para encargarse del negocio de su padre. Digamos que sus padres no se entusiasmaron conmigo cuando se enteraron sobre nosotros. Hasta ahora, juro que nunca se recuperaron del hecho de que se decidió por mí y, en realidad, nunca me aceptaron. Así que… lo que digo es porque sé mejor que nadie cómo es, Mia. Sé por lo que estás pasando y le doy gracias a Dios cada día por haber conocido a un hombre que estuvo dispuesto a llevar consigo todo mi equipaje extra. Espero que también encuentres eso y si tiene que ser con Logan, entonces Lily y tú serían bienvenidas con los brazos abiertos. —No sé qué decir. Solo asumí que me odiarían. —Nop. Somos un grupo feliz. —Gracias. Significa mucho para mí que entiendas. Me da otra de sus cálidas sonrisas. —Venga, vamos a ver el futbol. Ese pollo va a tomar un tiempo. Carol me da un recorrido por la casa antes de ir hacia la sala. Logan está en el sofá para dos con una Lily dormida. Me tiende su mano libre, y cuando la tomo me sienta en el sofá con él y me fija a su lado. —¿Cómo fue? —susurra en mi oído.
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—Tu mamá es increíble —respondo. Me da un apretón e incluso me fundo más en él. Aún no pudo creer lo lejos que he llegado en tan corto tiempo. En cómo mi vida ha cambiado, cómo algunos momentos desagradables han alterado el curso de mi futuro, pero ahora tengo a Logan a mi lado y nunca habría imaginado que alguien tan increíble como él se encontraría a mi alcance, en mi terreno de posibilidades. Pero cuando estoy con él, cuando lo veo apegado a Lily, no puedo evitar esperar que sea un elemento permanente en nuestras vidas. No puedo evitar querer confiar en él. La puerta principal se abre, sacándome de mis propias divagaciones y entra un hombre. Evidentemente es el hermano de Logan, Chris. Es algunos centímetros más alto que Logan, con rasgos más cincelados, pero tienen unas similitudes que hacen evidente la conexión. A su lado se encuentra una mujer hermosa que, asumo es su hermana Mandy. Su largo cabello oscuro se halla hacia un lado y cuelga sobre su hombro, sus ojos combinan perfectamente con los de Logan, acompañados de una radiante sonrisa. Curiosamente, detrás de ella se encuentra Sarah, que detiene en seco sus pasos mientras nos ve acurrucados a los tres como una pequeña y acogedora familia. Ni siquiera trata de esconder el disgusto en sus ojos. Sus fosas nasales se ensanchan y de repente esta noche se hace mucho más interesante. Sarah se queda ahí por un momento, y parece como que se ha tragado una pastilla amarga pero se recupera rápidamente; plasma una sonrisa falsa en su cara y hace su mejor intento para pretender que no se siente afectada por la imagen que mostramos. —¿Mia? ¿Qué haces aquí? —dice arrastrando las palabras en una voz dulce y empalagosa—. No tenía idea de que vendrías. La hermana de Logan entra en la habitación, notándonos. —Hola, soy Mandy, la hermana de Logan y este es nuestro hermano, Chris. —Hola —digo, levantándome y sosteniendo las manos de ambos—. Soy Mia. Puedo sentir que Logan se pone de pie justo a mi lado mientras ellos se turnan para estrechar mi mano. Mandy mira entre Sarah y yo, la confusión es evidente en su rostro y pregunta—: ¿Cómo se conocen? —Mia trabaja para mí —responde Sarah, metiéndose—. Logan me llamó hace unas semanas y me pidió que la ayudara en una difícil situación. —Mandy —dice Logan, interrumpiendo—, Mia es mi novia y esta es su hija Lily.
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Escucho el jadeo de Sarah y giro rápido la mirada hacia ella, atrapando su expresión de asombro y enfado cuando Logan me declara su novia. Ahí no está escondiendo el desprecio en su cara y por un segundo me odio porque me encanta su reacción. Amo el hecho de que Logan haga este anuncio delante de todos los que le importan y de manera simultánea, aplastando cualquier esperanza que Sarah pueda tener sobre una relación romántica con él. Mandy me da una sonrisa tranquilizadora. —Bueno, bienvenida, Mia. Es un gusto conocerte. —Se voltea hacia Logan y, como todos los miembros de esta familia, le arrebata a mi bebé de sus brazos—. Hola, Lily. ¿No eres lo más preciosa que he visto? —la arrulla, meciéndola mientras camina hacia sus padres, y los saluda con un beso. La cena es servida después de que todos intercambiaron saludos. Carol es lo suficientemente amable para armar una cuna improvisada en su cama, así Lily puede dormir cómodamente mientras comemos. Logan se asegura de guardarme un sitio en la mesa a su lado y pone su mano reconfortante sobre mi rodilla. Miro a todo el mundo, asimilando la comodidad de unos con otros y preguntándome cómo debió ser el que crecieran en una casa como esta, con una familia que se ama mucho. Chris le da un codazo en el brazo a Logan. —¿Cómo va el trabajo, hermanito? ¿Sigues manteniendo las calles seguras y todo eso? —Está bien —responde pero no se explaya. No le gusta hablar de su trabajo; he deducido mucho de nuestro poco tiempo viviendo juntos. —Bueno, si ya estás listo para acabar con la violencia, sabes que estaré más que feliz de darte un trabajo con tu propia oficina en la ciudad. El negocio familiar te espera. —Gracias hombre, pero estoy bien —responde casi incómodamente. —Entonces, Mia —dice Sarah—, ¿cuándo regresas a tu apartamento? —¿Qué pasó con tu apartamento? —pregunta Mandy. Si no lo supiera, diría que casi parece preocupada. Pongo un mechón de cabello detrás de la oreja y les doy a todos una sonrisa tímida. —Entraron a robar hace unas semanas. La boca de su madre se abre con horror. —¿Qué? ¡Logan! —Está bien, mamá. Cuando pasó, Mia y Lily no se encontraban ahí.
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Sarah se mete en la conversación, claramente tratando de empeorar una situación ya incómoda. —Y conoces a Logan, siempre el héroe. Se hiso cargo de Mia y el bebé. —¿Viven juntos? —pregunta Chris con una sonrisa. Me alegra que alguien se divierta con esta conversación. —Solo hasta que tu apartamento esté listo. —Todos los ojos regresan a Sarah, que evidentemente ha reclamado el papel de líder del grupo—. Eso es lo que me dijiste, ¿verdad, Mia? —Eh, sí, bueno, en realidad... —En realidad… —interviene Logan, agarrando mi mano debajo de la mesa—. El apartamento no se encuentra en condiciones, así que Mia y Lily se fueron a vivir conmigo, permanentemente. —¿Permanentemente? —Sarah nos mira boquiabierta—. ¿Se conocen hace unas semanas? ¿Eso no es un poco impulsivo? ¿Y si no funciona? ¿Entonces qué le pasará a Mia y a Lily? ¿A dónde irían? Carol la mira, como dándole una advertencia silenciosa. —Logan nunca haría nada para herirlas. Si quiere que vivan con él es porque está seguro de que es la mejor decisión. No siempre puedes controlar lo que sientes, ¿no, Sarah? Mandy me guiña. —Creo que es romántico. Estoy feliz por los dos. —Gracias —respondo con una sonrisa—, pero no es permanente. Logan y yo acordamos que era solo hasta que pueda encontrar otro apartamento. —Bien, creo que es maravilloso —dice Carol, dándome una sonrisa astuta—. Sabes que demasiada agitación no es buena para la bebé, Mia. Si Logan dice que puedes quedarte a largo plazo, deberías considerarlo. Su casa es lo suficientemente grande y tiene muchas habitaciones. Dios, su mamá es buena. Sabe exactamente lo que hace; ve la frustración de Sarah y se aprovecha de eso, y al mismo tiempo, me dice que me respalda. —Lo tendré en cuenta —digo tímidamente. Logan me jala a su lado y me besa en la frente. —Te convenceré —susurra en mi oído con un tono coqueto. Una sonrisa se extiende en mi rostro, y me doy cuenta que últimamente he sonreído mucho más y Logan es la razón. Ni siquiera los últimos intentos de Sarah para hacerme quedar mal en frente de su familia pueden derribarme. El resto de la cena pasa sin incidentes pero al momento en que dejo la casa de los Tate, me siento un poco más tranquila, como si de verdad perteneciera.
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11 Traducido por Sandry Corregido por Val_17
Las próximas semanas pasan volando, y hago mi mejor esfuerzo para mantenerme alejada de Sarah en el trabajo y por suerte, ella es lo suficientemente profesional como para hacer lo mismo por mí. Me encanta trabajar con los niños y es perfecto tener a Lily cerca todo el día. Carol se ha encontrado conmigo para el almuerzo un par de veces y no puedo dejar de sentirme agradecida por el vínculo que se está formando entre nosotras. Tenerla cerca me convierte en una mamá más segura. Es genial tener a alguien que de vez en cuando me puede dar algunos consejos para padres. Logan y yo hemos caído en una rutina simple. Pasamos tanto tiempo juntos como podemos con nuestros diferentes horarios y, sin importar qué, cada noche duerme en mi cama. Aunque cada día nos estamos acercando más, todavía no hemos cruzado ninguna línea. Nos besamos mucho, nos abrazamos y nos acurrucamos, pero no hemos ido más allá de eso. Creo que puede sentir mi duda en llevar nuestra relación al siguiente nivel. Probablemente crea que es debido al hecho de que no quiero ser madre adolescente de nuevo. Lo que no sabe, es que me aterroriza la idea de tener sexo con él. No es que no lo desee, o que no quiera experimentar ese tipo de conexión con él. La verdad es que quiero, pero el miedo de ser herida y utilizada sigue en el fondo de mi mente. Esta mañana me escabullí de casa mientras Logan seguía dormido y luego de haberlo planeado con Carol, dejé a Lily en su casa todo el día. A su sugerencia, estoy tomando las riendas y planificando un día de diversión solo para Logan y yo. Es la primera vez que me alejo de mi hija sin que se deba al trabajo e incluso entonces, se encuentra en el mismo edificio. No estoy muy segura de cómo me siento al respecto, pero sé que Carol la cuidará bien, y podremos pasar un poco de tiempo a solas con Logan. El olor a café recién hecho impregna mis sentidos cuando atravieso la puerta principal; Logan, obviamente, está despierto. Me dirijo a la cocina y camino en línea recta a sus brazos. Descansa su barbilla en la cima de mi cabeza y pone sus manos alrededor de mi cintura.
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—Buenos días. —Suspiro, disfrutando de la sensación de estar envuelta por él. —Buenos días, jefa. Me desperté solo. ¿A dónde saliste corriendo? —Acabo de dejar a Lily en casa de tu madre. Me echa hacia atrás y me da una mirada inquisitiva. —¿En serio? ¿Por qué? —Porque ella quería pasar tiempo con Lily. En realidad insistió y decidí aprovecharlo. Tú y yo vamos a pasar todo el día juntos… a solas. Lo tengo todo planeado. —¿No debería ser yo el que lo planeara? —Nop —respondo con un movimiento de cabeza—. Hoy me estás dando todo el control. Yo me hago cargo y simplemente tienes que aceptarlo. —Simplemente aceptarlo, ¿eh? —Sí —contesto con una sonrisa ladeada. Baja su cabeza y toca su frente con la mía, dándome una mirada caliente que me hace cosquillas en todas partes. Mete sus pulgares a través de la correa en mis pantalones, manteniéndome efectivamente conectada a él. —Iré a cualquier lugar contigo —dice, justo antes de bajar sus labios a los míos por lo que podría pasar a la historia como el beso más dulce. Le ordeno que se ponga ropa cómoda y abrigada mientras me ocupo de mis asuntos corporales. Sé que amamantar es la mejor elección por el momento, pero tener que bombear la leche a tiempo no es mi parte favorita de la maternidad. Trato de terminar lo más rápido posible y con la mayor discreción, la idea de que Logan sepa que tengo que hacer esto es vergonzosa. No quiero que me mire como una fábrica de bombeo-de-leche. Me gusta que me vea como algo más que una mamá. Treinta minutos más tarde, entramos en su camioneta, y yo en el asiento del conductor. —¿Seguro que te parece bien que conduzca tu camioneta? Podemos tomar mi… quiero decir tu otro auto. —Estoy seguro. Este es más cómodo que tu auto. —Bueno —digo, teniendo esa familiar sensación cálida y difusa que consigo cada vez que me dice algo dulce. Algo reflexivo que me desequilibra y provoca que desaparezca mi resistencia contra su encanto. —Así que… —Me codea, aplaudiendo y frotando sus manos—. ¿A dónde vamos?
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Revoloteo mis pestañas hacia él de una manera burlona justo antes de girar hacia la carretera principal. —Ya lo verás. —¿Por qué la repentina necesidad de mantener el secreto, ¿eh, jefa? —Tu manipulación no funcionará conmigo, Logan —digo, dándole un puñetazo juguetón en el brazo—. No es un secreto. Es una sorpresa. Hay una gran diferencia, ya sabes. —Cuidado con el golpe allí, golpeas como un hombre. Puedes lastimar a alguien con esa cosa —bromea. —Ohhhh sí, cierto. Mia grande y mala. Se acerca y desliza su mano en mi cuello, dándole un suave apretón. —No hay nada grande y malo en ti, Mia. Todo es suave y dulce. Pasamos la siguiente hora escuchando música y hablando de cualquier cosa. Sé, por las indicaciones que lanza su GPS, que nos acercamos. —Así que, obviamente, vamos a algún lugar en Filadelfia. ¿Todavía no puedes decirme dónde? —¿Adivina? —¿Al Museo de arte? —No. —¿Al Parque Franklin? —No. —Uy, ¿a la Campana de la Libertad? —Algo que disfrutarías realmente —bromeo. —Cariño, es domingo. Lo único que disfrutaría en un domingo de otoño es el fútbol. Le sonrío alegremente. —Nooo. ¿Vamos a un partido de los Eagles? —De acuerdo con esta cosa —digo, señalando el GPS—, sí. —¿Qué? ¿Cómo? —pregunta, luciendo completamente adorable, con una mezcla de sorpresa y excitación. —Conozco gente —digo. Cuando Steven descubrió que quería hacer algo agradable por Logan, fue capaz de conseguirme un par de asientos por parte de un
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amigo suyo que tiene boletos para la temporada. Sabía que iba a ser la sorpresa perfecta para él. Momentos después, estacionamos y nos dirigimos hacia el estadio. Nos acompañan a nuestros asientos y Logan me mira y sonríe.—¿Cómo conseguiste asientos justo en la línea de la yarda cuarenta? —¿Es bueno? —¿Es bueno? Mia, estos asientos no podrían ser mejores. —Nos acomodamos en nuestros asientos y por las próximas horas, Logan y yo somos una pareja. Una verdadera pareja. Me explica lo que está pasando en el campo. Nos agarramos de las manos y nos acurrucamos entre sí para mantener el calor. Es hermoso, simple y normal, y alimenta una parte de mi alma que ha estado vacía durante mucho tiempo, una oscuridad en mí que está hambrienta de luz solar. Me siento como si hubiera estado luchando contra la corriente durante tanto tiempo y con Logan por fin puedo dejarme llevar. Por fin tengo la libertad de ser yo, al fin puedo permitirme confiar un poco. Logan se da cuenta de que estoy exhausta cuando termina el partido y opta por conducir a casa. —¿Vamos a recoger a Lily? —pregunta mientras entramos a la carretera. Dudo por un momento, de repente muy consciente de mi respuesta. —No. Tu madre y tu padre van a cuidarla toda la noche. Aparta la mirada y se aclara la garganta. —Oh, está bien. Eso fue amable de su parte. —Sí, pero siempre podemos llamarlos y recogerla si crees que es demasiado. —No, no. Creo que es genial que te estén dando la noche libre, además de que todavía no tienen nietos, así que te puedo garantizar que lo están disfrutando. —A nosotros. Nos están dando la noche libre. Sé que su llanto también te despierta. —No es ninguna molestia. Amo a esa niña. Inhalo profundamente; escucharlo decir que ama a Lily es como un sueño. Causa una punzada en mi pecho y mis ojos empiezan a arder con las lágrimas no derramadas. Pensar en que Lily tenga a Logan en su vida, un hombre bueno y honesto que pueda enseñarle y mostrarle la diferencia entre el bien y el mal, es casi demasiado para asimilar. Ya me había resignado a la idea de criarla por mi cuenta como madre soltera. Nunca habría creído que alguien tan increíble como él querría estar conmigo, una madre adolescente a la fuga.
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—Ella, um… también te ama —digo en voz baja. Tira mi mano en su regazo y entrelaza nuestros dedos; una conexión que, de alguna manera, se siente diferente. Más fuerte, si eso es posible, y de repente, no puedo esperar para llegar a casa. No puedo esperar para estar a solas con él, y ver lo que nos depara la noche.
***
Me despierta el sonido del auto al detenerse; Logan aparta unos mechones de pelo de mi cara y besa mi nariz. —Estamos en casa —anuncia en voz baja, mientras me acaricia la mejilla con el dorso de su mano—. ¿Puedes caminar? Miro sus conmovedores ojos azules y sonrío. Podría perderme en él, quiero perderme en él. —Sí, puedo caminar. Apaga el motor y saca la llave. Sale del auto y da la vuelta al capó para llegar al lado del pasajero y abrir la puerta para mí. Le doy la mano y me ayuda. Nos dirigimos a la casa, enciende el interruptor de las luces y cierra la puerta detrás de mí mientras me quito la chaqueta y la cuelgo. Me sigue y rodea mi cintura con sus brazos, haciendo que me incline instintivamente hacia él. —¿Estás lista para subir? —pregunta, sus labios a centímetros de mi oído. Mi ritmo cardíaco se acelera y trato de hablar, pero me encuentro con que he perdido la voz. Asiento en respuesta y con un ligero empujón de su mano en la parte baja de mi espalda, me conduce hacia las escaleras. Me giro para mirarlo de frente y colocar mis manos sobre su pecho. —Creo que necesito una ducha, ha sido un día muy largo. —Sí, yo también. ¿Qué tal si te encuentras conmigo en mi habitación cuando estés lista? —¿Tu habitación? —Sí, pensé que a lo mejor esta noche nos podemos quedar en mi cuarto. Tengo una cama más grande y cómoda. —Está bien. Me tomo mi tiempo en el baño; lavándome el pelo, afeitándome y preparándome mentalmente para lo que puede o no pasar esta noche. Nunca hemos hablado de llevar más lejos nuestra relación, nunca hemos discutido el
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impacto de lanzar el sexo en la mezcla. Estaba feliz viviendo en una burbuja aquí con Logan todo el tiempo, negando el hecho de que en algún momento él esperaría más, necesitaría más. No es que no quiera dárselo, quiero. Con todo lo que tengo, quiero ser eso para él, quiero ser todo lo que necesita y espera, y creo que quiero esas cosas también. Tengo miedo, miedo de entregarme voluntariamente porque, ¿y si eso no es lo que sigo esperando? ¿Y si es igual a lo que he experimentado en el pasado? La idea no es exactamente atractiva para mí y no es que me arrepienta de haber tenido a Lily, pero el proceso de su creación no fue de ninguna manera romántica o agradable. Me prometo no usar mi experiencia anterior como punto de referencia para todo lo que ocurra con Logan. Es diferente. Se preocupa por mí y todo lo que hacemos es porque ambos lo queremos. Una vez que he terminado en la ducha y mi pelo está todo seco, me quedo en mi cuarto tratando de averiguar exactamente qué ponerme. No creo que mi atuendo normal de pijama sea apropiado para esta noche, pero no tengo nada que sea francamente sexy. La ropa interior nunca ha sido una prioridad en mi lista de cosas por hacer. Escojo el mejor par de bragas que puedo encontrar, un lindo par de pantalones cortos de color rosa con bordes de encaje negro, y una camiseta blanca que tomé prestada de Logan. Abro la puerta y camino a través del pasillo, tomando respiraciones profundas y relajantes. Hago una pausa en la puerta, poniendo mi frente en la madera fresca. Puedo hacer esto. Me lo digo tratando de calmar mis nervios. Levanto la mano y toco suavemente la puerta. Se abre un momento después y Logan se encuentra allí, luciendo nada menos que hermoso, recién duchado y en un par de bóxers gris oscuro. Toma mi mano y suavemente me jala para que entre en la habitación. — Nunca tienes que tocar, cariño —dice, cerrando la puerta tras de mí. Simplemente asiento en respuesta y espero que no pueda percibir mis nervios. —Oye —dice, levantando mi barbilla hasta que se encuentran nuestros ojos—. Nada tiene que pasar esta noche. Simplemente iremos tan lejos como quieras, ¿está bien? —Bien. —Me gusta que uses mi ropa, te ves hermosa. —Gracias. —Vamos, ven a acostarte conmigo. —Hace las mantas a un lado y sube a la mitad de la cama. Tomo su mano extendida y me uno a él. Me acerca hasta que nos
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acurrucamos cara a cara. Acaricia mi mejilla de la forma que tanto me gusta y pasa su mano por mi cabello. Su otra mano empieza a moverse, recorre de arriba abajo mi brazo, nunca rompe el contacto visual mientras mueve su mano hacia mi espalda, para frotar perezosos círculos alrededor de mi columna. Su mano viaja lentamente hacia abajo hasta que llega al borde de mi camiseta y la desliza por debajo, salto un poco al contacto directo con mi piel, pero rápidamente me recupero y comienzo a disfrutar del masaje improvisado. —Logan. —¿Mmm? —Bésame, por favor. No hay necesidad de pedirlo dos veces. Nunca me haría rogar por lo que quiero, esa es su manera de ser, dándome, necesitando complacerme y cuidando de mí, y Dios me ayude, lo amo por eso. Lo amo y creo que lo he amado desde que me rescató de mi apartamento, pero me encontraba demasiado asustada para pensarlo y mucho menos creerlo. Sus labios son suaves, complacientes. Sigue las pistas que le doy, tomando más solo cuando está seguro de que me siento cómoda. Nos mueve para que yo esté de espaldas y se coloca encima de mí, deslizando su mano bajo la parte delantera de mi camiseta. Me sorprende lo mucho que me gustan sus manos sobre mí, lo bien que me hace sentir. El calor entre mis piernas se profundiza cuando por fin encuentra mi pecho y lo toma con firmeza, y luego se detiene suavemente en el pezón. Las sensaciones que me provoca son intensas y me dejan con ganas de más, necesitando más de lo que me puede dar porque es muy bueno en eso. Antes de que pueda protestar, el beso se rompe y mi camiseta se ha ido. Mis mejillas se enrojecen por la vergüenza ante la idea de que Logan me vea en nada más que un par de bragas. Di a luz a un bebé hace apenas unos meses; mi cuerpo se encuentra muy lejos de regresar a lo que era, y eso me cohíbe. Trato de cubrirme con mis brazos, pero sacude la cabeza. —No. Eres jodidamente hermosa, nena. —No lo soy. Hace círculos en mis pechos con la yema de su dedo y mira cada centímetro de mí, con nada más que lujuria en sus ojos. —Eres lo más hermoso que he visto en mi vida. —Tira del lóbulo de mi oreja con sus dientes, haciéndome inhalar bruscamente—. Quiero saborear cada centímetro de ti, Mia. —¿Sí? —Sí. ¿Quieres que lo haga? ¿Te gustaría? —Yo… no lo sé —tartamudeo.
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—¿No lo sabes? ¿Nunca nadie te lo ha hecho? —No. —¿No? Oh, cariño —dice con una sonrisa—, estoy a punto de mostrarte lo que te has perdido. —Tira suavemente de mi ropa interior hasta que estoy completamente desnuda ante él. Lo miro a los ojos y de repente no me siento avergonzada. Me siento hermosa, Logan me hace sentir hermosa. Sus manos comienzan a moverse de nuevo, masajeando gentilmente un camino hasta mis piernas, donde sube y baja sus manos por mis pantorrillas, haciendo que mis músculos se relajen con cada toque. Sus manos suben por la parte interior de mis piernas y las separa suavemente, dándole una vista de acceso total a lo que soy—. Oh, nena, eres hermosa. Sus palabras me avergüenzan. No estoy acostumbrada a recibir ningún tipo de cumplido. Cubro mis ojos con las manos. —No, no —dice, jalando mis brazos hasta que liberan mi cara—. No te escondas de mí, amo todo lo que veo y quiero que te sientas segura, ¿de acuerdo? Abro la boca para responder justo cuando roza mi núcleo húmedo con sus dedos. Mis caderas se levantan de la cama mientras dejo salir un grito. —Sí. —¿Sí? —pregunta con una sonrisa—. ¿Sí te sientes confiada o sí te gusta que te toque así? Frota de nuevo y suelto un gemido. —¿Cuál, nena? ¿Mmm? ¿Debería detenerme? —No. No te detengas. —Esa es mi chica —dice, separando más mis piernas y bajando la cabeza, dándose un mejor acceso a mí. Estoy gratamente sorprendida cuando su lengua se reúne con mis pliegues húmedos y lame un camino hasta mi clítoris, donde comienza un suave asalto. Con cada segundo que pasa, pierdo más de mi control, levantando mi cadera hasta que encuentro el ritmo circular que coincide con el movimiento de su lengua. Una persistente presión se empieza a construir en mí. Llega a la cima y entonces reside, una y otra vez, y cada vez que encuentra esa cima donde se hace más fuerte, causa que mis piernas se debiliten. Las manos de Logan agarran mi cadera, manteniéndome firmemente clavada en el colchón. Agarro su cabeza y me aferro con fuerza mientras mueve su lengua en cada grieta hasta que me corro, perdida en una explosión que corre por todo mi cuerpo, y me enciende desde adentro. En una neblina, me escucho llamando a Logan mientras me extrae cada gota de placer. Cierro los ojos y tiro la cabeza hacia un lado, mientras bajo de lo más alto que he experimentado.
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—Oh, Dios mío —digo sin aliento. Se ríe y entierra la cara en mi cuello. —¿Fue bueno para ti, nena? No puedo evitar reírme por su comentario. Nunca imaginé que luego de todo lo que pasé, podría sentirme así de feliz. Que podría sentirme así de libre y que podría experimentar esta intimidad con alguien. Logan se cierne sobre mí de nuevo, sus ojos son líquidos de deseo y eso es todo lo que toma para que quiera más, necesite más de él. Agarra mis manos y las tira sobre mi cabeza, envolviendo sus manos alrededor de mis muñecas y fijándome en la cama mientras entierra su cabeza en mi cuello y comienza a besarme ahí. Una sensación de pánico comienza a afectarme y resurge un recuerdo, estrellándose al frente de mi mente, transportándome en el tiempo, y de repente estoy atrapada bajo fuertes manos, incapaz de moverme. Un gran cuerpo apoyado sobre mí, susurrándome cosas horribles al oído. Haciendo que tenga miedo de moverme, de luchar, convirtiéndome en una participante involuntaria en una serie de actos crueles, forzándome a crecer antes de tiempo, arrebatándome toda la inocencia y la ingenuidad de una chica joven. Lucho en contra del recuerdo, lucho para mantener el buen juicio, para recordar que estoy con Logan y no… no con alguien que me haría daño intencionalmente. Una solitaria lágrima se escapa de mis ojos y sacudo la cabeza. Tratando de desplazar el recuerdo de mi mente, y alertando a Logan de mi malestar. Me mira y sus ojos se amplían con la señal de mis lágrimas. Puedo sentirme temblando y odio haber tenido esta reacción hacia él. —¿Cariño? —Suéltame —ruego a través de un flujo constante de lágrimas. Me mira sorprendido, obviamente confundido. —¿Qué? ¿Mia? —Suelta mis muñecas, Logan —lloro—. Ahora. —Está bien, está bien… cariño, solo soy yo, lo siento —dice, soltándome. Me pongo en una posición sentada y envuelvo los brazos alrededor de mi cuerpo tembloroso. Trato de obligarlo a calmarse, pero no sigue mis órdenes. —No me gusta ser sostenida —admito suavemente. Se mueve de mi lado hasta que está frente a mí. Vacilante, levanta mi barbilla para que pueda mirarlo a los ojos. Niega lentamente. —Nunca lo volveré a hacer… Shhh, está bien, cariño. Por favor, no llores. Agarro sus hombros y lo jalo en un abrazo, hundiendo mis uñas en su espalda mientras trato de calmar mis sollozos. —Lo siento, lo siento mucho, solo estoy siendo estúpida.
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—Nunca podrías ser estúpida, Mia. Mírame —dice, alejándose un poco para que pueda ver su rostro—. Nunca podrías ser estúpida para mí, ¿de acuerdo? —Está bien. —Asiento lentamente. Acaricia mi pelo lentamente, llevándome a un lugar más tranquilo. — ¿Quieres hablar de ello? —No, yo… me molesta no ser capaz de usar mis manos. Asiente y luego nos mueve hasta que nos encontramos acostados en su cama enorme, conmigo escondida de forma segura en el hueco de su brazo. — ¿Con cuántos hombres has estado, Mia? —¿Qué? —pregunto, deseando que lo deje pasar. —Sexualmente, ¿cuántos ha habido? —Uno, solo… solo uno. —Es la verdad, incluso si no le puedo decir todo, si no puedo darle los sórdidos detalles del pasado, le puedo dar una verdad. —El padre de Lily… ¿Acaso él…? Mia, ¿te hizo algo? Te… Cierro los ojos sin querer mirarlo. Tratando de sacar sus palabras de mi mente. —No, pero por favor… por favor, Logan, no vayas allí, simplemente olvídalo, por favor. —Puedo ayudarte… si algo te pasó. —No pasó nada, ¿de acuerdo? —espeto. Trato de alejarme, pero me sostiene más fuerte. No es amenazante, sino enérgico. Tomo una respiración profunda y corrijo mi actitud—. Lo siento. Comencé a tener relaciones sexuales antes de estar lista y no fue de lo mejor, solo olvídalo. La preocupación en sus ojos y su cálida mirada me dice que entiende que el sexo para mí nunca ha sido una opción, pero nunca se lo confirmaré. Nunca voy a hablar de ello con él ni con nadie. —Mia… —¿Podrías abrazarme? Por favor —digo, tirando sus hombros en un intento de acercarlo más a mí. —Por supuesto —responde, envolviéndome en sus brazos. —Lo haré mejor la próxima vez, te lo prometo —digo en voz baja. —Cariño, lo hiciste bien. Lo hiciste genial —dice, acariciando mi mejilla. Dios, me encanta tanto eso—. Te dije que solo con lo que te sintieras cómoda, ¿bien?
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—Está bien. —Nos acostamos en silencio y mi mente corre a mil por hora al igual que la de Logan, estoy segura, pero me acurruco profundamente en sus brazos, dejando que me envuelva su calor, esperando que su fuerza me ayude a mantenerme fuerte, que me ayude a dejarlo ir y borrar los oscuros recuerdos del pasado.
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12 Traducido por Mary Corregido por Key
Logan y yo no hemos vuelto a hablar de mi crisis. Cuando el martes regreso a casa del trabajo con Lily, ha movido todas mis pertenencias a su habitación, haciendo espacio para mis cosas en su armario y gavetas, y moviendo el monitor de bebé de Lily a su mesita de noche. Dijo que si iba a vivir con él e íbamos a estar juntos, entonces deberíamos usar la habitación principal y hacerla nuestra. Me encanta cuando hace cosas como esas, cuando se encarga de tomar ciertas decisiones, a su vez haciendo que me sea más fácil concentrarme en otras cosas como mi trabajo, Lily, y lo más importante curar las heridas de mi pasado, porque no hay nada que desee más que seguir adelante con Logan. —Tuve un sueño anoche —le digo en voz baja, mientras nos acurrucamos en la cama, con Lily dormida en su pecho, quien estuvo quisquillosa esta noche. —¿Sobre qué? Miro a Lily, se ve tan dulce y pacífica, y simplemente tan fácil de amar. — Soñé que visitaba a mi madre. Que me encontraba en su casa y ella cargaba a Lily, acunándola en sus brazos y cantándole una canción. La miraba con tanto amor en sus ojos, del modo en que cualquier abuela miraría a su nieta, del modo en que tu madre mira a Lily, y estaba tan feliz de verla. Cuando desperté y me di cuenta que era un sueño, me entristeció. ¿Por qué simplemente no puede amarla? ¿Dejarme amarla? ¿Darme opciones en vez de tratar de forzarme a hacer algo con lo que nunca sería capaz de vivir? Me acaricia el brazo. He venido descubriendo que Logan usa el tacto como una manera de calmarme, de hacerme sentir mejor y no lo había pensado, pero de hecho funciona. —Quizás pensó que tomaba la decisión correcta. —¿Crees que renunciar a Lily hubiera sido la decisión correcta? —No —dice, dándome una sonrisa tranquilizadora—. Creo que te colocaron en una posición difícil, una situación imposible, y que tomaste la mejor decisión que podrías haber tomado.
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Mis ojos caen en Lily, descansando en su pecho ancho. —Mírala. ¿Cómo alguien podría no amarla? —me pregunto en voz alta. —No lo sé, cariño. —Acaricia la espalda de Lily y le da un beso en la cima de su cabeza. Se queda en silencio un momento, mirando su carita—. Mia, ¿has intentado llamarla? —¿A quién? —le pregunto, sabiendo ya la respuesta, pero sin querer oírla. —Sabes a quién, a tu madre. Presiono mis labios ante la idea de tomar el teléfono para llamar a una mujer que se encontraba tan dispuesta a desechar a mi hija, su nieta. Quien hizo evidente que si escogía esta vida, no sería bienvenida en su casa. —No. Dejó muy clara su posición. No quiero que sienta que puede tener participación en mi vida o en mis decisiones. —Tú decides, pero no puede herirte. Sin importar lo que diga, no te puede obligar a hacer nada que no quieras y estoy aquí para asegurarme de eso. ¿Al menos lo pensarás? Dejo salir un suspiro de frustración, y contesto—: Sí. Lo pensaré. —Ambos sabemos que miento, que no tengo intenciones de llamarla. Tal vez nunca. —Olvidé decirte; voy a estar fuera de la cuidad por un entrenamiento el jueves, pero solo será una noche. Estaré en casa para el momento en que vuelvas del trabajo el viernes en la noche. —Oh, está bien —digo, actuando como si su ausencia no me afectara. No he estado sola toda una noche desde la irrupción en mi apartamento e incluso con las horas locas de Logan, aún soy capaz de dormir de forma segura, sabiendo que él estará en casa eventualmente—. ¿A dónde vas? —Voy a Nueva York. ¿Estarás bien aquí sola? No me gusta dejarte. No quiero dejarle ver que me pone un poco nerviosa el hecho de estar sola. No es saludable para mí ser tan dependiente de él o de alguien más. Necesito ser capaz de manejar las cosas por mi cuenta y estar en casa sola, es justo una de esas cosa que necesito superar. Le sonrío y le guiño. —Bueno, te extrañaré, pero estaré bien. —Lo sé. Eres la chica más fuerte que conozco. —Me fortalece su fe en mí. Estar con Logan me ha enseñado como debería ser una verdadera relación. Lo que significa tener a alguien con quien poder compartir tus sueños, tus miedos y todo lo que está en medio.
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Logan se fue temprano esta mañana y me llamó en la tarde después de que ya se había acomodado en su hotel. Prometió llamarme antes de que me fuera a la cama esta noche. Me escabullí fuera cuando llamó, ya que no quería responder llamadas personales en el trabajo. Sarah iba de salida para el almuerzo y nos escuchó hablando por teléfono. Tuvo una mirada amarga por el resto del día. Tan agradecida como estoy con ella por haberme ayudado y darme trabajo cuando necesitaba desesperadamente uno, su actitud para conmigo ha cambiado de modo radical. Hace que sea muy incómodo estar juntas y me encuentro escondiéndome en mi salón de clases la mayor parte del día. No quiero ser su enemiga, pero hace que sea muy difícil para mí ser su amiga. Cuando salgo del trabajo, recibo una llamada de Mandy para invitarme a cenar fuera. Estoy cansada y solo quiero ir a casa y dormir, pero es la hermana de Logan y de verdad quiero caerle bien, así que acepto. Me encuentro con ella en un pequeño restaurante italiano no muy lejos de la casa de Logan y al más puro estilo de los Tate, me arrebata a Lily inmediatamente. Dios, esta familia ama los bebés. Nos sentamos en una mesa para dos personas con mi hija posicionada en su silla para bebés entre nosotras. —Solamente ha pasado una semana desde que la vi y ya ha crecido tanto — dice jugando con Lily, quien está pataleando. —Sí, está creciendo muy rápido —concuerdo—. Comienza a mantener más erguida su cabeza y está sonriendo, es genial. —Logan me dijo que estaría fuera de la ciudad esta noche. Espero que no te importe que te haya invitado a salir. Simplemente pensé que te podría gustar tener compañía. Tomo un trago de mi soda y le sonrío. —Eso fue muy lindo de tu parte, Mandy. —Así que, ¿cómo es trabajar en la guardería? —tantea, y me pregunto si en realidad está preguntando por mi trabajo o cómo están las cosas con Sarah. ¿Qué pasa si me invitó a salir esta noche para advertirme que me aleje de su hermano, para despejarle el camino a Sarah? Es su mejor amiga después de todo. ¿Por qué no la querría para Logan? —Es genial, me encanta trabajar con los niños y las maestras son increíbles. He aprendido mucho —respondo dándole una versión transformada de la verdad. —¿Qué hay de Sarah, te agrada? —presiona.
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Le doy una sonrisa tensa. —Es gentil —le respondo, sin querer darle algo más de información, o munición para utilizar en mi contra. Suspira y me rueda los ojos. —Está enamorada de Logan, Mia. Siempre lo ha estado y sé que puedes verlo. No tienes que mentirme al respecto. Le he dicho innumerables de veces que él nunca la verá de esa forma. Son muy diferentes, y ella no es su tipo. Estoy segura que puede ver la sorpresa en mi cara a la vez que le doy una mirada cuestionadora. —¿Qué opinas sobre eso? —No es de mi incumbencia a quien mi hermano elija para amar. Le debo lealtad a él, no a Sarah, así que si quiere estar contigo, entonces, yo también quiero eso para él. Tú lo haces feliz y eso es todo lo que me importa. No puedo creer cómo funciona la dinámica entre esta familia. Solo refuerza el hecho de que mi familia es la imagen perfecta de disfuncionalidad. —¿Todos ustedes son así de considerados? No estoy acostumbrada a esto. Mi familia puede ser cruel, por lo que es desconcertante estar rodeada de personas amorosas. —Solo nos amamos unos a otros y nos damos cuenta de lo importante que es la familia. Sabemos que nunca se debe tomar nada ni a nadie por sentado. No te preocupes por Sarah. La quiero pero está equivocada en lo que respecta a Logan. Ella no puede hacer nada para herirte. —Bueno, es de ayuda tener todo tu apoyo. De verdad significa mucho para mí. Nunca supe que tener una familia podría ser así —digo, encogiéndome de hombros. —Quería que supieras cuál es nuestra posición. A todos nos alegra tenerlas a ti y a Lily por aquí. Logan está muy feliz contigo y eso es tan bueno de ver. —Él también me hace feliz. Nunca supe que podía ser tan feliz, sigo esperando que algo salga mal. —No pienses así, Mia. Todo estará bien —me dice. Quiero creerle, pero en mi vida, la felicidad siempre ha sido una emoción fugaz.
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A pesar de que me llamó Logan, anoche no pude dormir. Sonaba distante, quizá cansado, y no pude evitar preguntarme que iba mal. ¿El entrenamiento no
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resultó de la forma en que esperaba? ¿Simplemente se sentía cansado por el viaje o por conducir todo el día? Creo que empiezo a preocuparme por él y su seguridad tanto como él se preocupa por la mía. Con el tiempo, he estado dejando que se hunda en mi cerebro qué es exactamente lo que hace para ganarse la vida. Cómo se encuentra en las calles todo el tiempo y pone su vida en peligro. Estaría mintiendo si dijera que no me aterroriza. Para empeorar las cosas, la habitual recepcionista de la guardería salió de nuevo y estoy atrapada manejando la recepción. Sarah ha estado en su oficina la mayor parte del día y por suerte, ha permanecido lejos de mí, pero aparece justo cuando estoy recogiendo mis cosas para irme. —Oh, hola, Sarah. Ten una buena noche —le digo, tratando de mantener un ambiente cordial. —Mia, no te vi —responde, girándose para mirarme—. ¿Vas de salida? —Sí, voy a buscar a Lily. —Cierto —dice con voz cansina, y me da la sonrisa falsa a la que estoy cada vez más acostumbrada—. Así que, ¿cómo va la búsqueda del apartamento? Dudo, sin querer hacerle saber cuán serias se están poniendo las cosas con Logan, pero luego pienso que sería mejor que lo sepa. Tal vez la animará a seguir adelante. —Creo que por ahora no voy a seguir buscando. Logan dejó muy claro que quiere que nos quedemos. Frunce los labios en una línea tensa y coloca su cartera en el escritorio del frente, al tiempo que deja salir sus verdaderos sentimientos. —Dios, Mia, tu plan de encontrarle un papá a Lily ha funcionado. —¿Perdón? —le pregunto incrédulamente. Me descoloca su declaración completamente falsa e inapropiada. Comienzo a ver, que Sarah está al borde del delirio. —Digo, ¿cuánto tiempo siquiera estuviste en la cuidad antes de fijarte en Logan? Y déjame decirte que él fue el blanco perfecto. Le echó un vistazo a la pobre y patética Mia con su triste vidita, y simplemente saltó al rescate. Deberías felicitarte. Mis ojos se agrandan y juro que casi puedo sentir que mi sangre comienza a hervir. —¿En serio estás sugiriendo que planeé el robo de mi apartamento, que hice que Logan fuera el oficial de turno esa noche, y luego le lavé el cerebro para que nos llevara a Lily y a mí, ¿todo eso para ponerlo a interpretar el papel de papá? —Ay, por favor, Mia. Interpretas el papel de damisela en apuros con perfecta precisión.
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Pongo mis manos en el escritorio y sacudo la cabeza. —Tú no me conoces. No sabes nada de mí. No tienes ni idea por lo que he pasado, ¿cómo te atreves a juzgarme? —Conozco a las de tu tipo y ¿sabes qué? Puedes divertirte. De una manera u otra, Logan te verá por exactamente lo que eres. Claramente no se está conteniendo, quizás es tiempo que entienda que sé la verdad sobre sus sentimientos. —Estás celosa de que él me quiera a mí y no a ti. Eso te mata, ¿no es así? Te duele verlo conmigo, ver cuánto ama a Lily. —Te equivocas —gruñe y apunta su huesudo dedo hacia mí—. Es mi amigo. Apuntarme a la cara con el dedo sobrepasa el límite. Me cansé de ella y de sus acusaciones. —Un amigo por el que has estado muriendo para que te note. El amigo que quieres convertir en tu novio tan desesperadamente que me acusarías de las cosas más absurdas. Todo el mundo lo sabe, Sarah. Incluso Logan lo sabe, pero ¿adivina qué? Él no te quiere. ¡Me quiere a mí! Y quiero que te mantengas alejada de él y me dejes en paz. —Bien… Mia. Nunca he hecho nada más que apoyar tu causa. Te di un trabajo cuando me pudo costar mi negocio y esta propietaria. No puedo tolerar que nadie me hable de la manera en que acabas de hacerlo —dice con una mirada de suficiencia. —¿Qué? Tú empezaste. —Lo siento, Mia, pero tengo que despedirte. Por favor, recoge tus cosas y no vuelvas. —Oh Dios mío —digo, enderezándome—. Esto es lo que querías todo el tiempo. Vete al infierno, Sarah —le espeto, volviendo de prisa al salón para buscar a Lily. La tomo en brazos y salgo de allí lo más rápidamente posible. Me detengo tan pronto como salgo de la zona de aparcamiento de la guardería, para poder calmarme antes de manejar a casa. Después de un par de respiraciones profundas, me pongo en marcha y llego a casa sin problemas. Cuando estoy en el camino de entrada, la tensión del día comienza a reducirse al ver la camioneta de Logan en la entrada. Me estaciono y saco a Lily del auto en un abrir y cerrar de ojos. Abro la puerta principal y miro alrededor, pero no hay señales de él en ninguna parte. —¿Logan? —grito, buscando en la planta baja. Cuando no lo encuentro, subo al piso de arriba. Puedo escuchar la ducha desde el pasillo, por lo que llevo a Lily a su habitación y la preparo para la cama. Una vez que está alimentada y
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situada en su cuna, camino a través del pasillo hacia nuestra habitación. Él está tirando ropa en la cesta de la ropa sucia cuando entro—. Logan. Se gira ante el sonido de mi voz y cuando me sonríe, sé que estoy en casa. No me detengo, no hablo, las palabras no son necesarias, camino directamente hacia sus brazos y cuando se envuelven a mi alrededor, todo mi mundo vuelve a caer en su lugar. —Hola, nena. —Me saluda a la vez que me besa en la cima de la cabeza. —Te extrañé —le susurro mientras lucho contra el impulso de llorar. —También te extrañé —me dice, alejándose ligeramente. Aprieto mi abrazo. —No me sueltes. —¿Estás bien? En vez de responder, empiezo a caminar hacia delante, empujándolo hasta que llegamos a la cama, luego me posiciono en el centro y lo jalo hacia abajo. Le doy un beso suave en los labios y esa es toda la motivación que necesita para tomar el control. Desliza su lengua dentro de mi boca y aprieto mi agarre en él, permitiéndome sumergirme en el momento. —¿Cómo estuvo tu viaje? —Suelto una risita después de que nos separamos. —Esclarecedor. Sin embargo, estoy feliz de estar en casa. ¿Qué hay de ti? ¿Cómo estuvo todo por aquí sin mí? Dejo salir un suspiro. —Estuvo bien hasta esta noche. Me despidieron. —¿Qué? —pregunta, apoyando la cabeza en su mano—. ¿Por qué? —Sarah empezó una discusión conmigo y luego usó la confrontación como una manera de despedirme —le digo sencillamente. No sé si pueda ser capaz de entrar en detalles. —¿Qué te dijo? Me froto la cara con las palmas de mis manos. —Que te estoy usando para que Lily pueda tener un padre. Me acusó de planear toda esta situación, el robo, todo. —¿Qué demonios le pasa? —Es simple. Te quiere. —Dios, lo siento tanto, cariño. —Acaricia mi mejilla, calmándome con su toque—. Nunca me imaginé que haría algo así.
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—No es tu culpa. Simplemente no sé qué voy a hacer ahora —le digo, acurrucándome en su costado. —No te preocupes por eso, Mia. Sé que quieres hacer todo por tu propia cuenta y que quieres ser independiente, pero estoy aquí. Quiero cuidar de ti. —Logan… —le advierto. —No, espera. Si pierdo mi trabajo y pudieras ayudarme, encargarte de mí, ¿lo harías? —Eso no es justo. No es lo mismo —argumento. —Sí, sí lo es. —Se ríe—. Contesta la pregunta. —Por supuesto. —Entonces déjame hacer lo mismo por ti. Si quieres conseguir otro trabajo, bien, pero no quiero que corras a hacer algo que no deseas, ¿de acuerdo? —De acuerdo —digo con un resoplido. Me da un fuerte abrazo y mordisquea mi hombro. —Mis padres se van a quedar con Lily durante el fin de semana. —¿Qué? ¿Por qué? —Porque te voy a llevar a Nueva York. —¡¿En serio?! —grito, sin ser capaz de ocultar mi emoción. —Sí. Mis padres tienen un pequeño apartamento en la cuidad, nos van a dejar usarlo el fin de semana. Nos quedamos despiertos durante horas, haciendo planes para el fin de semana, abrazándonos y besándonos; simplemente disfrutando de la compañía mutua. Pienso en Sarah y en su reacción a nuestra relación; sé que debería preocuparme, que debería estar lamentando perder mi trabajo. Pero lo haría todo de nuevo si eso significara quedarme con Logan.
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13 Traducido por ElyCasdel Corregido por Eli Mirced
El apartamento de los Tate en Nueva York es hermoso. Es un penthouse de tres habitaciones en el corazón de Tribeca, uno de los mejores vecindarios en Manhattan. Todo es blanco, fresco, de estilo vanguardia y moderno con las vistas más sorprendentes de la ciudad. Es lo que siempre soñé cuando me imaginaba como estudiante de la Universidad de Nueva York. Una vez me imaginé viviendo en un apartamento exactamente como este, disfrutando mi juventud, viviendo mis años de universidad en la ciudad. Pensé que una vez que hubiera experimentado todo, estaría lista para ir a casa y enfocarme en construir una carrera y comenzar una familia. Obviamente, no resultó de esa manera, ya que la vida tiene una forma de desbaratar planes cuidadosamente trazados, pero es un lindo consuelo el hecho de que viva a un corto trayecto de esta hermosa ciudad. Tomados de la mano, Logan y yo pasamos el día caminando por las calles. Incluso me deja arrastrarlo a un museo, donde las horas se nos pasan volando en tanto miramos las tantas exhibiciones. Estoy segura de que esta no es su idea de diversión, pero parece contento de solo estar a mi lado, dejándome admirar el arte y escuchando mis interpretaciones de los diferentes usos del color y la luz. Después, caminamos por Central Park, donde me lleva a un carrito de perros calientes para el almuerzo. Luego encontramos una banca para sentarnos uno al lado del otro, mientras comemos y vemos al mundo pasar. —¿Te molesta saber que soy mucho más joven que tú? —pregunto entre mordiscos. Echa la cabeza hacia atrás y se ríe. —Gracias, nena, lograste hacerme sentir anciano. Suelto una risita por su reacción. —¿Qué? Es verdad que eres mayor que yo. —Sí, lo soy. Solo son seis años de diferencia. ¿Cuál es el problema?
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—El problema es que estamos en escenarios completamente distintos en nuestras vidas. Tú tienes toda tu vida resuelta, una casa, una carrera, y estás establecido. Yo, por otro lado, estoy comenzando. Tengo dieciocho años con una bebé y no tengo ni idea de qué me depara la vida. —No tiene que ser así de difícil. Y si yo tuviera treinta y seis, y tú treinta, no estaríamos teniendo esta conversación. —Es que no quiero privarte de algo o mantenerte atado cuando podrías tener mucho más. —¿En serio estamos haciendo esto? ¿Teniendo esta conversación en medio de la ciudad? Mia, no me estás atando, y no hay nada de lo que me estés privando. Miro hacia mis pies. No quiero mirarlo a los ojos por miedo de que tal vez vea el miedo que vive en los míos. —Mia, mírame —demanda. Levanto la cabeza y fijo mi mirada en la suya. Sé que lo lee; puede ver a través de mí. —Este es probablemente el peor momento posible… no, no, es el peor momento posible —dice—, pero siento que si no te lo digo ahora, si no te hago ver lo que veo cuando te miro, nunca seremos capaces de avanzar. Inhalo bruscamente. La sola idea de no avanzar, de no estar con Logan, duele demasiado. —¿Qué ves? —Veo a alguien que es hermosa, una persona que es despampanantemente hermosa. Que no ve su propia fuerza y belleza. Alguien que iría contra quien fuera y lo que fuera para proteger a los que ama. —Acaricia mi mejilla, causando que las mariposas en mi estómago tomen vuelo—. Lo que veo no es un número, porque al final de todo, eso no importa. Lo único que importa es que te amo y puedes tener dieciocho o treinta años, eso no marcaría una diferencia, ya que aún te amaría. Sus palabras lanzan un hechizo que hace que todo el mundo se desvanezca en el fondo. La ciudad se mueve en cámara lenta hasta que todo el movimiento y ruido a mi alrededor desparece virtualmente. Intento absorber las palabras, procesar una oración a la vez mientras intento destinarlo a un recuerdo. Me ama. ¿Me ama? ¡Me ama! Las palabras están llenas de magia, son más que poderosas. Tienen la habilidad de borrar el miedo, de hacer completamente irrelevante la cuestión de mantenerme a un brazo de distancia, de hacerme sentir más grande que la vida,
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cuando hace minutos atrás me sentía tan pequeña. Y lo más importante, me hacen sentir valiente. —También te amo, Logan —susurro. Sonríe cuando nuestros labios se rozan, mientras se tocan y se ocupan en un beso que no se parece a ninguno, porque contiene tanta esperanza, tantos deseos, un toque de desesperación y una declaración inesperada de amor. —El cielo es el límite —promete mientras se aleja. El cielo es el límite.
***
Para el momento en que la noche envuelve la ciudad, ambos estamos cansados. Hay una carga eléctrica en el apartamento, una excitación acercándonos cada vez más. Salgo del baño, duchada y usando una de las camisetas de Logan, mi nuevo atuendo preferido para la hora de dormir. Subo a la cama y me cubro con las sábanas justo cuando Logan apaga las luces, pero aun así, las luces de la ciudad brillan a través de las ventanas e iluminan la habitación. Me mira con una pizca de humor en su expresión. Me encanta cuando me mira así. Ligero y libre, sin estrés, sin trabajo por el que preocuparse o vidas pendiendo de un hilo. Solo permitiéndose ser descuidado. —¿Te divertiste hoy? —Ha sido uno de los mejores días de mi vida —le respondo. —¿Sí? —Sí —digo, acomodándome entre sus brazos, con mi cabeza en la curva de su cuello—. ¿Logan? —¿Hmm? Toco su oreja ligeramente con mi boca. —Dilo otra vez. —Te amo, Mia. —¿Logan? —¿Hmm? —Hazme el amor.
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Levanta la cabeza abruptamente y me mira, negando lentamente. —Mia, no te dije que te amaba para que me dejaras… —Lo sé —digo, poniendo mis manos en su pecho desnudo y amando la calidez que irradia de él—. Pero quiero, deseo saber lo que se siente cuando es entre dos personas que se aman. Quiero que seas tú y quiero que sea esta noche. Me mira durante un minuto, buscando algún tipo de duda o vacilación en mi rostro, un toque de miedo quizá, pero no hay ninguno. Tomar la decisión de estar con Logan es poderosa, porque es mi elección. Emana de mi propio deseo y de mi amor por él, y tal vez incluso de la confianza que logró ganarse lentamente. Se inclina, pareciendo haber tomado una decisión y cubre mis labios con los suyos, poniendo a mi cuerpo en alerta. Al sentirlo dejo salir un bajo gemido, dándole la oportunidad perfecta para deslizar su lengua en mi boca. Dejo que mis manos vaguen por su extensa espalda, usándolas como una herramienta para acercarlo más a mí. Rompe el beso y me quejo ante la pérdida. —Quítate la camiseta —ordena. Sus ojos están líquidos por el deseo y, por la forma en que me mira, me hace sentir hermosa, me hace querer hacer lo que sea, todo para complacerlo. Me incorporo un poco y me quito la camiseta por encima de mi cabeza, tirándola al piso y luego me recuesto de nuevo. Me mira, y me da una pequeña sonrisa. —Tan malditamente hermosa —dice, agachando la cabeza para besarme en la frente, en la nariz y al final en la boca. Sus manos comienzan a vagar, haciendo círculos alrededor de mis senos sensibles, hacia mi estómago, trazando el contorno de mi ombligo y luego finalmente…—. No estás usando bragas. Me muerdo el labio y niego con la cabeza. —Señorita Reynolds, estoy impresionado. Si no lo supiera bien, creería que intentabas seducirme. —Hubieras tenido razón —digo con un asentimiento de orgullo. —¿Ah, sí? —pregunta, claramente divertido por mi respuesta—. Bueno, entonces, prometo que voy a hacer que valga la pena. —Desliza su dedo entre mis piernas. Inhalo y cierro los ojos ante el contacto.
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Continúa besándome y explorando con su mano, y cuando por fin alcanza mi clítoris, es como si moviera un pequeño interruptor y me sumerjo en la luz. Al principio masajea suavemente, provocándome gemidos desinhibidos. Jadeo cuando desliza un dedo dentro de mí y comienza a bombear dentro y fuera lentamente. A medida que se incrementa la sensación, su presión y ritmo también lo hacen. Sus labios están en todos lados, haciendo suyo cada centímetro de mí, tomando posesión de un modo que consigue que sanen las heridas en mi corazón. El orgasmo me golpea rápido y duro, poniéndome al límite, mientras grito por Logan. —Eso es… Te tengo —susurra, sacando cada onza de placer que puede de mí. Cierro los ojos mientras floto de regreso a la tierra, intentando recuperarme de la caída. Vagamente noto que Logan se aleja de mí. Luego escucho el sonido de un envoltorio y minutos después vuelve, desnudo y cernido sobre mí, usando la parte baja de su cuerpo para separar mis piernas. Puedo sentir su dureza cuando se posiciona en mi entrada; sus manos ahora están a cada lado de mi cabeza. Es cuidadoso en no tocarme ni mantenerme aprisionada. —¿Estás bien? —pregunta, besando la comisura de mi boca. —Sí —respondo, buscando sus ojos para reconfirmárselo. —¿Estás segura de que quieres que continúe? Sé que se detendría si se lo pidiera. Haría que estuviera bien retractarme y le pondría fin a esto, pero hacerlo significa rendirse; renunciar y dejar que mi miedo me guíe y realmente quiero dejar ir todo eso. —Estoy segura. Estoy lista. —¿Hay algo más que pueda asustarte? —No, solo no me aprisiones… y ve lento —añado rápidamente, enterrando mi cara en la curva de su cuello. —Nena, mírame —dice. Me alejo lentamente y miro su hermoso rostro—. No te lastimaré. Lo prometo. Asiento. —Voy a entrelazar mis manos con las tuyas, ¿de acuerdo? Pero no te aprisionaré, simplemente sostendré tus manos. —Junta nuestras manos mientras dice que lo hará y espera mi reacción—. ¿Está bien? —Sí. Está bien.
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—Mírame, concéntrate en mí. Solo somos nosotros. —Baja su frente a la mía y lentamente se desliza dentro de mí—. Solo somos tú y yo… Continúa susurrando, entendiendo mi necesidad de seguridad. Entendiendo que los malos recuerdos tienen el sucio hábito de resurgir en los momentos más inoportunos, pero esta noche no, porque esta noche se trata de nosotros, y el amor de Logan me hace más fuerte. Somos solo nosotros y el pasado no puede tocarme. El pasado no puede herirme cuando estoy con Logan, porque el pasado es oscuridad, pero Logan es la luz, y siempre y cuando esté en la luz, estoy a salvo y protegida. Una vez que me adapto a la sensación de tenerlo dentro de mí, asiento con la comprensión de sus palabras, apenas balanceando mis caderas para indicar mi deseo de que se mueva. Me besa de nuevo, enredando su lengua con la mía mientras comienza a moverse dentro de mí, impulsándose lentamente dentro y fuera con movimientos circulares. Nuestras manos unidas, labios mezclados, cuerpos conectados, mis piernas envueltas instintivamente a su alrededor, mientras nos fundimos y cada parte de mí está atada a él, entrelazados, y nada más importa. No hay fantasmas aquí, ni miedo. Solo somos Logan y yo, enamorados, expresando ese sentimiento de la manera más natural. Jadeo y gimo suavemente cuando incrementa su ritmo, al tiempo que la presión comienza a construirse de nuevo. —Oh, Dios, Mia —dice en mi oído mientras incrementa su ritmo aún más, apretando más mis manos y llevándome al límite otra vez. —¡Logan…! —grito, en tanto intento respirar entre las conmovedoras sensaciones que luchan por tomar mi cuerpo. —Estoy justo aquí, déjate llevar. —Suelta mis manos y levanta mi trasero para darle mejor presión. Sus ojos están fijos en mí, lujuriosos y frenéticos, y cuando su boca baja hacia la mía, se libera la presa y estoy inundada con el clímax, sobrepasada por las sensaciones, y todo ello me hace quererlo aún más. Lo quiero por amarme, por hacerme el amor y por liberarme de las cadenas que he cargado conmigo durante mucho tiempo. Llega a su liberación y su cara está enterrada en la curva de mi cuello, al mismo tiempo que deseo poder embotellar el momento y mantenerlo cerca, cargarlo conmigo eternamente para ser siempre capaz de recordar cómo se siente la perfección.
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14 Traducido por Adriana Tate Corregido por Meliizza
Estoy un poco adolorida esta mañana cuando me despierto, pero me gusta. Durante mucho tiempo, he estado haciendo las cosas mecánicamente, tomándome la vida un día a la vez, descubriendo pedazos de felicidad aquí y allá. Hoy me siento viva, me siento completa y es curioso que se necesitara que hiciera el amor para llegar ahí, pero hacerlo bajo mis propios términos fue como recuperar mi poder. Logan y yo tomamos un ducha caliente juntos; luego él prepara el desayuno mientras yo recobro mi compostura. Estoy de pie junto a las ventanas de vidrio con una taza de café en mis manos, observando la ciudad y preguntándome cómo sería mi vida si esto fuera un universo alternativo, si esta fuera mi realidad. Logan viene detrás de mí y apoya su cabeza en mi hombro a la vez que sus brazos rodean mi cintura. —Este era mi sueño —le digo. —¿Cuál? —pregunta, trayendo sus labios hacia mi cuello. —Nueva York —digo, tomando un sorbo de mi café—. Me preguntaste hace un tiempo si tenía un sueño. Este era. Fui aceptada en la Universidad de Nueva York, me iba a mudar aquí y estudiar psicología. Hice lo que querían mis padres y apliqué para universidades en Florida, pero sabía que este era el único lugar al que quería ir. —Lamento que tuvieras que renunciar a eso. —Yo también lo lamento. —Quizás todavía puede ocurrir. —¿Cómo? —Podemos resolverlo de alguna manera. Quizás mañana no, pero en un año o dos.
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—Quizás —le digo con poca convicción en mi voz. Ahora sé que nunca va a suceder y no cambiaría eso. Sacrifiqué esto por la oportunidad de criar a Lily y no lo cambiaría por nada en el mundo. Quizá pueda ir a una universidad comunitaria una vez que ella crezca—. ¿Deberíamos regresar a casa pronto? —le pregunto, cerrando efectivamente el tema. —Sí, deberíamos ir a buscar a Lily. La extraño. —¿En serio? —Por supuesto. —¿Cómo tuve tanta suerte? ¿Cómo siquiera pasó esto? Huí pensando que estaría sola con Lily por siempre y me parecía bien, siempre y cuando consiguiera estar con ella pero tú… esto… ni siquiera en mis sueños más locos podría alguna vez haberme imaginado encontrar a alguien como tú. —Sé que crees que todo va a desaparecer, pero no es así. Te prometo que no voy a ir a ninguna parte. Te amo, a las dos. Me aferro a sus palabras como un salvavidas, manteniéndome a flote cuando la sola idea de perderlo causa que las olas de tristeza y miedo se estrellen contra mí. El viaje a casa es rápido, y los padres de Logan estuvieron haciendo diligencias la mayor parte de la mañana, y puesto que ya se encontraban afuera, nos están esperando en la casa cuando llegamos. Cuando por fin tengo a Lily de nuevo en mis brazos estoy eufórica. Es increíble tener a la familia de Logan cerca para cuidarla. De vez en cuando necesito un descanso y sé que no tendría eso sin ellos, pero la extraño cuando no está. Logan me deja tener mi momento con ella y luego me la quita. Su rostro se ilumina ante la vista de él, ¿podría ser una figura paterna para Lily? ¿Realmente podría interpretar ese papel en su vida y que él incluso lo quiera? ¿Qué pasa si terminamos? ¿Cómo le afectará eso? Intento no dejar que estas preguntas apaguen mi buen humor, pero el miedo es una emoción difícil de dejar a un lado y por mucho que ame a Logan, todavía hay una pequeña parte de mí que se pregunta si él sabe en lo que se está metiendo, si va a quedarse por un largo plazo. Sus padres se quedan para el almuerzo y para el momento en que se van, me estoy sintiendo un poco mal. Me duele la cabeza, mis ojos se sienten pesados y mi cuerpo cansado. Me siento acurrucada en una bola en el sofá, mientras Lily se encuentra en el suelo pateando el juego de gimnasio que Logan le compró la semana pasada. —¡Nena! ¡¿Quieres café?! —grita Logan desde adentro de la cocina.
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—¡No, gracias! —le grito en respuesta, careciendo de energía para decir mucho más que eso. Escucho sus pasos, pero no me molesto en levantar la mirada. —¿Desde cuándo no quieres café? —Se para en frente del sofá y se agacha delante de mí—. ¿Qué pasa? —pregunta; la preocupación es evidente en su tono. Intento sonreírle y niego con la cabeza. —Nada, solo estoy un poco cansada, es todo. Coloca la palma de su mano en mi frente y luego la rodea en mi nuca. — Tienes fiebre. —¿Qué? No. —Sí —dice, arrugando la nariz—. ¿Por qué no subes y te acuestas por un rato? Te llevaré una aspirina. —Tal vez cuando Lily tome su siesta. Acabo de alimentarla, así que pronto debería sentirse somnolienta. —Yo me encargo de Lily. Tú ve —ordena. —¿Estás seguro? —Totalmente. Ve. —Está bien. —Camino hacia las escaleras de nuestra habitación, me cambio a un suéter y, sin gracia, me tiro en la cama. Logan viene unos minutos después con una aspirina y una botella de agua. Estoy temblando del frío, así que me mete debajo del edredón para calentarme. No me toma mucho tiempo quedarme dormida. La habitación está completamente oscura cuando me despierto. Miro el reloj en la mesita de noche y estoy sorprendida por lo tarde que es. Inmediatamente mis pensamientos van hacia Lily, ya que no ha sido alimentada en horas. Me saco el edredón de encima y me levanto. Mis músculos están adoloridos, duele caminar, y me doy cuenta que la fiebre ha regresado. Abro la puerta y entro en el pasillo. Estoy a punto de bajar las escaleras cuando el sonido del agua corriendo se registra en mi cabeza. Me giro hacia la dirección del baño que se conecta con la habitación de Lily. Oigo la voz de Logan, pero es tan baja para mí que no puedo escuchar lo que está diciendo. Camino de puntillas hacia la puerta, me inclino hacia delante, y cuando echo un vistazo en el baño, veo a Lily montada en su bañera para bebés y chapoteando con sus pies.
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Cuando el agua salpica, Logan se limpia la cara y se ríe. —Está bien pequeña traviesa, este es tu baño no el mío —le dice con una sonrisa. Cierra el grifo y agarra la toalla, expandiéndola en su regazo hasta que está completamente abierta. Saca a Lily de su pequeña bañera, la acuesta en su regazo, y suavemente la envuelve en la toalla. La lleva a su habitación y la acuesta sobre la mesa para cambiar pañales. Luego le coloca el pañal sin vacilar, asegurándose de que está abrochado y en su lugar. Echa un chorrito de crema para bebés en sus manos y suavemente la frota sobre su piel. Por último, saca un pijama de su gaveta y la viste. Durante todo el tiempo, teniendo juguetonas conversaciones unilaterales con ella. —Sé que estás parada allí, Mia. Puedes dejar de fisgonear. Suelto una risita. —No estoy fisgoneando, es que eres tan bueno con ella. Es adorable. —¿Te sientes un poco mejor? —Me mira, sus ojos se mueven por mi cuerpo como si estuviera buscando señales de vida. —Todavía tengo fiebre, creo. Carga a Lily una última vez antes de plantar un beso en su cabeza y colocarla en la cuna. —Regresa a la cama. Te llevaré más aspirina y un poco de té. —Tengo que alimentarla. —Ya lo hice. Inclino la cabeza hacia un lado de modo interrogante. —¿Ya la alimentaste? —Sí. —¿Con qué? —Lo miro como si hubiera perdido la cabeza. Casi estoy asustada de escuchar su respuesta. Camina por la habitación y se detiene cuando está a unos centímetros de mí. Su rosto muestra una pizca de humor cuando me sonríe. —Con uno de los muchos biberones de leche materna que tienes almacenado en el fondo de mi refrigerador. Jadeo y me cubro los ojos, bastante segura de haberme puesto de varios tonos de rojo. —¿Sabías que eso se encontraba allí? —Es un poco difícil de pasar por alto, nena. —¿Crees que es asqueroso? —le pregunto, echando un vistazo a través de mis dedos.
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Quita mis manos de mi cara y niega con la cabeza. —No. Creo que así es la vida. Creo que eres una madre increíble y no tienes que esconderlo en el fondo del refrigerador. Ya sé que están ahí. No digo nada, solo apoyo la cabeza en su pecho y envuelvo mis brazos alrededor de su cintura. Me abraza un momento, meciéndome de atrás hacia delante suavemente. — Vamos a llevarte a la cama. —Me mete en su costado y me lleva de regreso por el pasillo. Luego me ayuda a meterme a la cama y promete regresar con una aspirina. Me quedo acostada allí, con mi mente corriendo a mil por hora. He visto atisbos de Logan vinculándose emocionalmente con Lily en el pasado, pero verlo con ella ahora simplemente me conmovió. Siento mis ojos llenarse de lágrimas no derramadas. No es que esté disconforme, sino triste de que Lily naciera en esta situación. Que no pudiera tener una madre y un padre que la amaran y la quisieran desde el principio. En cambio obtuvo a alguien como yo, que no sabía nada acerca de ser madre, excepto que no quería parecerse en nada a la mía. Me tuvo a mí, que debí llevármela para escapar tan pronto como salimos del hospital, yendo de ciudad en ciudad y escondiéndola en habitaciones de hotel hasta que finalmente llegamos aquí. ¿Qué tipo de inicio es ese para su vida? Alejo esos pensamientos de mi mente, recordándome que esta era la única opción, la única forma de que Lily y yo permaneciéramos juntas. Hice lo mejor que pude por nuestra pequeña familia y encontrar a Logan fue un bono increíble. Si se queda o no, estaremos totalmente en deuda con él. —¿Estás bien? —pregunta Logan, sentándose en el borde de la cama. —Sí. Solo pensaba en lo lejos que hemos llegado Lily y yo. Me preocupa, ¿sabes? Me preocupa que le esté haciendo daño, que no le esté dando lo que necesita. —Eso es una locura. ¿Podría haber tenido una buena vida con padres adoptivos? Sí, Mia, sí podría y podría haber sido feliz, pero tú eres su madre. Quisiste la oportunidad de criarla, te merecías esa oportunidad y, cariño, estás haciendo un trabajo increíble. Ella es feliz, es amada y está bien cuidada. ¿Qué más podría pedir? Dos padres que la amen… Quiero decirlo, pero no lo hago. Porque no es su problema y de verdad no quiero que piense que Sarah tenía razón. Que estoy con él para que pueda tomar el lugar del papá de Lily, porque eso no es verdad.
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—Tienes razón —le digo con una pequeña sonrisa—. Solo dudo de mí misma a veces. —Bueno no lo hagas. Nunca dudes de ti. —Besa mi frente y me da la aspirina. Me quita la botella de agua cuando he terminado de beber y me da un tazón de sopa—. Come. Necesitas tener algo en tu estómago. Hago lo que me pide, sin darme cuenta de lo hambrienta que me encontraba, hasta que tomo un poco de la sopa caliente. Se siente extraño tener a alguien para que me cuide de esta manera. Cuando era más joven y me encontraba enferma, tenía que valerme por mí misma. Apenas podía hacer que mi mamá me llevara al médico, por no hablar de que cuidara de mí. Veía la relación que mis amigos tenían con sus padres y deseaba tener lo mismo, pero mis padres se encontraban más preocupados por el dinero y su situación financiera. Honestamente, creo que me tuvieron para demostrar que tenían la familia perfecta. Todo se trataba de apariencias para ellos, lo cual es el por qué haré lo que sea necesario para asegurarme que la crianza de Lily sea diferente. Quiero que su niñez sea mejor que la mía, y me aseguraré que eso suceda con o sin Logan.
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15 Traducido por Annabelle Corregido por Verito
Esta noche, Logan tiene el turno nocturno de nuevo. Considero que estos momentos de su trabajo son los que más me cuesta aceptar. Cuando a tempranas horas de la mañana no ha llegado a casa, mi mente da vueltas, preguntándome qué estará haciendo allí afuera. Intento dormir todo lo que puedo entre las comidas de Lily, pero se me hace difícil y me imagino que nunca se volverá más sencillo. Suspiro de alivio cuando escucho la puerta de enfrente abrirse y luego cerrarse; ya llegó a casa y sé que está a salvo. Veo encenderse la luz del baño principal y supongo que debió haber entrado por el pasillo. Normalmente viene a saludarme antes de ducharse, pero esta noche no es así. Le doy vueltas a la idea de entrar allí para cerciorarme de que se encuentra bien, pero decido no hacerlo. Alejo la preocupación de mi mente y espero, espero a que venga hasta mí. Que me diga si sucede algo, aunque por dentro ya siento que algo anda definitivamente mal. Unos minutos después, Logan entra a nuestra habitación usando solo una toalla. Se salta el vestidor donde están sus calzoncillos y se dirige directo a la cama, directo hacia mí. Alza las cobijas, lanza la toalla al piso y sube a la cama. Su cabeza aterriza en mi pecho y mis manos lo envuelven instintivamente. Masajeo suavemente la cima de su cabeza. No sé por qué me asusta su comportamiento, pero no es un miedo de que vaya a lastimarme, se trata más de un temor a que esté lastimado. —¿Logan? —susurro suavemente. No necesito decir nada más, ya que puede escuchar claramente la incógnita en mi voz. Ladea la cabeza lo suficiente para mirarme. Cuando nuestras miradas se conectan, puedo ver tristeza en sus ojos. —A Tim le dispararon hoy —dice. —¿Tim? —Mi compañero.
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Jadeo. —¿Al Oficial Clark? No dice nada más, solo asiente. Envuelvo los brazos a su alrededor y lo abrazo con fuerza. Mi corazón se rompe por él, porque es claro que todo esto le afectó muchísimo. —Oh, por Dios, Logan. ¿Se encuentra bien? Se encoje de hombros. —No lo sé… La herida fue bastante grave y ahora está estable, pero solo podemos esperar. —Puedo escuchar la derrota en su voz, la tristeza y el miedo. Me abruma, y deseo poder protegerlo, escudarlo de su dolor, pero sé que no es posible. —¿Qué sucedió? —Un robo en una tienda. El dueño encendió la alarma detrás de la caja registradora, y fuimos la primera unidad en llegar a la escena. Llegamos justo cuando el ladrón intentaba escapar. Tim se le acercó primero y el tipo le disparó; ni siquiera lo pensó dos veces antes de hacerlo. Le dio justo en el pecho. Sin embargo, no logró escaparse. Disparé mi arma y le di en el brazo. —Amor, lo siento muchísimo. No sé qué más decir. —Lo que estás haciendo está genial. Es perfecto. Esto es exactamente lo que necesito. Se queda allí tendido por un rato, descansando en mis brazos hasta que su respiración se establece y pienso que finalmente se ha quedado dormido, pero de pronto, su voz rompe el silencio. —No estoy seguro de si podré lidiar con la perdida de alguien más. Me pongo alerta, sin estar muy segura de lo que en verdad está diciendo. — ¿Qué quieres decir? ¿A quién has perdido? Se aleja de mí y se recuesta sobre su almohada, luego se cubre el rostro con su brazo. —A nadie, es solo que… Alejo el brazo de su rostro. —¿Confías en mí? —Me mira con ojos tristes y acaricia mi mejilla—. Créeme, puedes contarme. Se toma otro segundo, pero al final, contesta—: A Amy. —¿Quién es Amy? Respira profundo y sonríe con nostalgia. —Amy era mi hermana mayor. Murió cuando yo tenía dieciocho. Esta declaración me toma por sorpresa. Además de Mandy y Chris, no tenía idea de que tuviese otros hermanos.
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—Lo lamento, yo… —Está bien. Sucedió hace mucho tiempo. Asiento lentamente, sabiendo que ha experimentado algo traumatizante en extremo esta noche y que debo proceder con mucha calma. No quiero que se cierre ante mí, justo ahora. —¿Me contarías sobre ella? —Tenía veintiuno cuando resultó embarazada de un perdedor que conoció una noche, en una fiesta. Durante un tiempo salieron pero terminaban y volvían a menudo, y la familia nunca lo aprobó, pero cuando se enteraron del embarazo, decidieron mudarse juntos. A nadie le agradó la idea, pero la apoyamos por el bien del bebé. Hasta este momento, no estoy del todo seguro sobre qué sucedía entre ellos, pero sí recuerdo que siempre volvía a casa a llorar en el hombro de mi madre. Se sentía muy estresada. Tan estresada que entró en labor de parto dos meses antes. Acaricio su mejilla casi de la misma forma en que él acaricia la mía. —¿Qué sucedió? —El bebé nació muerto. —Oh, Dios mío. —Amy estuvo devastada. Nunca se recuperó de esa pérdida… entró en depresión, dejó de hablarle a todos, dejó de salir y contestar nuestras llamadas. Sin embargo, ocasionalmente iba a su departamento y me dejaba pasar. Intenté hacer que hablara conmigo, que me dijera cómo se sentía, qué sucedía en su vida. Intenté hacer que fuera a hablar con alguien, un profesional, o cualquier persona, pero siempre me decía que estaba bien. Una vez me dijo que sufría de insomnio, pero que su novio le daba pastillas para dormir y que la ayudaban. —Continúa —insto suavemente. —No tomó mucho tiempo antes de que se volviera dependiente, Mia. Sucedió muy rápido, justo bajo las narices de todos, y no mucho tiempo después, se convirtió en adicta. Para el momento en que nos dimos cuenta, la cosa iba mucho más allá de medicinas prescritas. —Guau. —Debo sonar como una idiota, pero honestamente, no sé qué más decir. Simplemente, me siento tan triste que debo luchar contra las lágrimas para que no caigan. —Estuvo así por algunos años. Lucía peor y peor cada vez que la veía, pero lo seguí intentando: una vez a la semana la visitaba después de la escuela y pasaba tiempo con ella. Intentaba convencerla de volver a casa. Le hablaba sobre rehabilitarse, pero simplemente se molestaba y me echaba.
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—Lo lamento mucho, cariño. Asiente en agradecimiento y continúa con la historia—: No tengo ni que decirte cuál fue su destino. Un viernes por la tarde, pocas semanas antes de mi graduación de secundaria, fui a su apartamento como siempre. Solo que ésta vez no me abrió la puerta. —Logan. —Me contraigo del dolor, temiendo esta parte de la historia y no estando muy segura de querer escuchar el resto. —Luego de quedarme allí en la puerta durante Dios sabe cuánto, llamándola y tocando, intenté girar la manilla. Por supuesto, estaba abierta. ¿Sabes, Mia? Pienso en eso todo el tiempo. ¿Por qué no intenté abrir la puerta antes? ¿Por qué esperé tanto para hacerlo? ¿Qué hubiese pasado si hubiera logrado entrar lo antes posible? ¿Pude haberla salvado? —No… amor, no. No podías salvarla. Hiciste lo mejor que pudiste por ella, estuviste allí para ella y eso es todo lo que importa. —Estaba desesperado por ayudarla, por salvarla. Por traerla de regreso a nosotros… pero ya se encontraba demasiado lejos. No sabía qué hacer, nadie sabía. Nada funcionaba. —Nadie tuvo la culpa. Ella tenía una adicción, se encontraba enferma — digo, esperando que mis palabras estén logrando su objetivo. —Fue luego de eso que decidí convertirme en policía. Para sacar de las calles a tipos como la basura de su novio y ayudar a personas como Amy. Supuse que si podía salvar a una persona, solo a una, entonces quizá su muerte no sería en vano. ¿Esa era la razón por la que se sentía tan atraído a mí, y se involucró tanto en mi bienestar y seguridad? Me duele siquiera pensarlo, y sé que ha pasado por suficiente esta noche, pero aun así necesito saber. Necesito escucharlo. —¿Logan? ¿Es por eso que me ayudaste? ¿Estás intentando salvarme a mí, ya que no pudiste salvarla a ella? —No —dice, sacudiendo la cabeza. —No soy ella… no soy Amy —digo un poco más fuerte de lo que tenía pensado. —Oye… lo sé. Eres mucho más valiente de lo que fue ella, eres todo lo que no pudo ser. Eres mucho más fuerte. Sé que no eres ella. Lo sé. Sé que eres diferente, pero quizá en mi subconsciente, ella sea la razón por la cual me haya
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sentido tan obligado a ayudarte. Lo lamento, Mia. Esto suena tan jodido —dice, sentándose sobre la cama. —Está bien —digo, sentándome junto a él—. No estoy enojada, lo entiendo. Comprendo por qué verías similitudes entre ambas. —No pude alejar mi mente de ti después de esa primera vez que nos vimos. Sin embargo, no era solo porque me preocuparas, yo… pensé que eras hermosa. Me siento agradecida por el manto de oscuridad que en este momento me provee la habitación. No quiero que vea mis mejillas sonrojadas. —Pero hubo esa parte de mí que pensó en lo que hubiese ocurrido si… —¿Qué? —¿Qué pasaría si algo sale mal? ¿Qué pasaría si le sucede algo malo? ¿Será eso lo que la enviaría al mismo camino que siguió mi hermana? Luego cuando me llegó el reporte de allanamiento y me di cuenta que era tu apartamento… tan pronto como abriste la puerta supe que no podía dejarte allí, Mia. No podía hacerlo. —Me alegra. Estoy feliz de que no me hayas dejado allí. Te amo tanto, Logan. Se inclina hacia mí y me besa. —Yo también te amo. —Me empuja hacia la cama y se queda suspendido sobre mí, mirándome y buscando mi aprobación. Envuelvo los brazos alrededor de su cuello y lo jalo más hacia mí. Es todo el permiso que necesita. Rápidamente me quita la ropa interior, lanzándola al suelo y rebuscando un condón en la mesa de noche. Rompe el envoltorio con sus dientes y lo envuelve sobre su miembro a la velocidad de la luz. Esta noche no hay juegos previos. Simplemente se desliza dentro de mí hasta entrar por completo. Logan es bueno en hacer que el sexo sea sobre mí, se preocupa de que la experiencia sea grata y placentera para mí, pero esta noche se trata solo de él. Lo necesita y yo quiero dárselo. Deslizo mis manos por su espalda y me sostengo mientras entra y sale de mí lentamente. Besa mi cuello y muerdo ligeramente el lóbulo de su oreja. Muevo las caderas lentamente y sigo su ritmo, intensificando la deliciosa fricción que se produce con cada movimiento que hace. No me toma mucho comenzar a sentir esa sublevación tan familiar. —¡Logan! —digo. —Déjate ir para mí, amor —susurra.
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Envuelvo las piernas alrededor de su cintura y mis manos aprietan sus hombros mientras el clímax se apodera de mí. Logan me sigue poco después con su propia liberación, diciendo mi nombre al correrse. Me sostengo a él con fuerza, frotando su espalda mientras colapsa sobre mí, cuidadoso de no apoyar todo su peso sobre mi cuerpo. Me besa de nuevo, como una muestra final de afecto antes de alejarse. Se recuesta de nuevo en su lado y me acurruca contra su cuerpo, antes de cerrar los ojos y sucumbir ante el sueño.
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16 Traducido por florbarbero Corregido por Dannygonzal
Afortunadamente Tim se recuperó de su herida de bala y fue dado de alta hace unos días. Incluso Logan y yo lo visitamos en el hospital algunas veces. Creo que tenía que ver por sí mismo que su compañero estuviera bien. A pesar de que Tim está mejor, Logan sigue un poco apagado. Parece más pensativo que de costumbre, pero espero que a medida que pasen las semanas vuelva a su estado normal. He buscado trabajo en la última semana y media y todavía no he encontrado nada. Logan me dice que no me estrese por eso y que no le molesta cuidar de nosotras, pero no puedo evitar querer contribuir. No quiero volverme demasiado dependiente de él, porque si no funcionamos, volveré a empezar de cero. El sábado nos encontramos con Sarah en el supermercado. Nos vio y giró su carrito de compras en un intento de evitarnos. Sin embargo, Logan tenía otros planes. Fue detrás de ella e intercambiaron algunas palabras. Estoy bastante segura de que fue una discusión acalorada, pero quería evitar toda la escena dramática así que me quedé lejos. Después, discutí con Logan por enfrentarla, pero me dijo que valió la pena y lo haría de nuevo. Terminó bastante rápido porque él es un experto en sacar su encanto cuando lo necesita con el fin de salirse con la suya. El resto de nuestra semana transcurrió sin incidentes; estoy tratando de no estresarme por no trabajar y en realidad es bueno ser capaz de estar en casa y pasar más tiempo con Lily. Ahora se encuentra mucho más alerta. Está más activa y le sonríe a todos, pero puedo notar que nos prefiere a Logan y a mí. Comencé a correr como una forma de despejar mi mente, ya que en realidad me ayuda con la angustia. Logan se ofreció a cuidar a Lily mientras me tomo este tiempo para mí, y la única exigencia es que no corra sola por las noches, una solicitud que estoy muy feliz de aceptar.
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Salgo a la calzada y troto durante los primeros minutos. Giro a la derecha, en dirección al parque, pero justo antes de que pueda entrar en una carrera completa, una mano se envuelve alrededor de mi brazo y me obliga a detenerme bruscamente. Grito cuando soy tirada a la parte trasera de un edificio, y mi cuerpo golpea la pared. Aumenta mi ritmo cardíaco, mi mente me dice que grite, patee, golpee, pelee, pero estoy demasiado sorprendida para hacer cualquier cosa. Me concentro en la cara de mi agresor y mi cuerpo instantáneamente se tensa. Apenas puedo respirar, pero me las arreglo para murmurar ahogadamente su nombre. —Nick. —Hola, nena —dice, colocando una mano a cada lado de mi cabeza, y encerrándome efectivamente—. Empezaba a pensar que desapareciste de la faz de la tierra. Mi piel se eriza ante la sensación de su pecho al tocar el mío. Me encuentro jadeando, y apenas soy capaz de mantenerme de pie por mi cuenta, o de hacer cualquier movimiento para alejarme; me paraliza el miedo intenso por verlo. ¿Cómo supo dónde encontrarme? —¿Qué haces aquí? —susurro, odiándome por sonar tan débil cuando estoy cerca de él. —Vine a verte, cariño. —Mueve una de sus manos de la pared y me acaricia por encima de mis pantalones de yoga. Puedo sentir la bilis al subir y lucho por mantenerla abajo—. ¿Qué te parece si nos vamos de aquí? Podemos volver a mi hotel y reencontrarnos. Una vez más por los viejos tiempos ¿eh? —¡Suéltame! —grito, alejando su mano de mí. —Dios, nena, te has vuelto una luchadora desde que te fuiste. Me gusta esta nueva faceta, Mia. Sería grandioso si pones un poco de lucha de vez en cuando. —¡Vete a la mierda! —grito, cuando la ira empieza a hacerme más audaz—. ¿Cómo me encontraste? —¿Cómo te encontré? Tus padres me lo dijeron. Están de camino aquí para verte. —¿Qué? —Exhalo. Siempre supe que eventualmente iban a encontrarme. Solo esperaba que no les importara más, que me dejaran ser y vivir mi vida. —Estoy aquí para advertirte, Mia. Mantén cerrada esa maldita boquita tuya. Ahora no vayas a volverte honesta con respecto a mí.
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Levanto la barbilla, desafiante. —¿Por qué mentiría por ti? No tengo nada que perder. —Oh, ¿crees que no? Nada ha cambiado. Las normas siguen siendo las mismas, pero ahora en lugar de lastimar a tus padres, me centraré en ese noviecito tuyo. Pero primero me aseguraré de decirle todo sobre ti y cómo abriste las piernas para mí. No puedo detener las lágrimas que empiezan a caer. Logan nunca puede saber lo que me pasó, lo que permití que pasara. —Déjalo fuera de esto. Me seca una lágrima y acaricia suavemente mi pelo, lo que me hace llorar más. —Los he visto juntos, con tu pequeña mocosa. —¡No te atrevas a hablar de ella! —¡Cállate! —grita, agarrando mi cuello—. Tus padres estarán aquí mañana. Traen a su abogado con ellos y van a tratar de hacer que firmes los papeles de adopción. —No pueden obligarme a hacer nada. Soy adulta. —Vas a firmar esos papeles y entregar a esa niña si sabes lo que es bueno para ti. Esa mocosa es una conexión entre nosotros que no puede existir. ¿Entiendes? Haz lo debido o lo haré yo —espeta, arrojándome al suelo. Grito cuándo mi hombro golpea en el concreto, pero hago todo lo posible para recuperarme rápidamente. Para el momento en que levanto la mirada, Nick se ha ido y dejado mi vida camino a la destrucción. Me levanto del suelo y me apoyo en el edificio frío, tratando de mantener mis emociones bajo control. Tengo que pensar. Tengo que averiguar cuál será mi próximo movimiento y no hay manera de que permita que Logan me vea así. Mis instintos me dicen que tome a Lily y corra, que simplemente busque otro lugar para vivir, otro estado, pero me mata la idea de dejar atrás a Logan; me causa tanto dolor que no estoy segura de poder sobrevivir. Sin embargo, puede que no tenga opción. No le puedo pedir que me ayude, no porque no quiera, sino porque no le puedo decir la verdad. Nunca le podré contar sobre mi pasado porque no sería capaz de mirarme de la misma manera. Y si le digo algo, si le cuento lo que pasó, Nick podría hacer algo para lastimarlo. No sería capaz de vivir conmigo misma si eso ocurriera. Empiezo a caminar de regreso a casa; mis pies sintiéndose más pesados con cada paso que doy. Esta es mi casa, me encanta estar aquí, y me encanta esta
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ciudad, la casa que comparto con Logan. La pequeña vida que construimos juntos es más de lo que jamás esperé, pero siempre supe que mantener a Lily significaba sacrificar mis propios sueños. Tal vez esta vida con Logan es solo otro sueño que tengo que sacrificar, algo más que debo dejar de lado, porque aunque amo mucho a Logan, me mataría absolutamente perder a Lily. Mi decisión está tomada para el momento en el que entro por la puerta principal. —Volviste temprano —dice Logan, mirándome desde el sofá. —Tuve un calambre. Empieza a levantarse, pero sacudo la cabeza. —¿Estás bien? —Sí, tomaré una ducha caliente. —Me dirijo arriba y miro alrededor de mi habitación, nuestra habitación. Me duele el corazón, pensar que esta será mi última noche aquí. Me daré una última noche con Logan y cuando se vaya a trabajar en la mañana, tomaré mis cosas y me iré. Solo espero que me dé el tiempo suficiente para evitar a mis padres, pero aunque no sea así no me importa. Ellos no son los que me preocupan; es Nick quien me asusta, siempre ha sido él. Me meto en la ducha y dejo que el agua caliente corra sobre mí. Debería doler, pero no es así. De hecho, no siento nada. Todo mi cuerpo está entumecido. Busco soluciones en mi mente, otras alternativas que no concluyan en alejarme de Logan. ¿Vendría conmigo si le dijera que debo irme? ¿Recogería sus cosas y dejaría todo atrás por mí, para estar con Lily y conmigo? No le puedo pedir que haga eso, tiene una vida aquí, una familia que voy a perder. Una familia a la que he aprendido a amar a pesar de que nunca lo admití, una familia que he llegado a considerar como mía. No hay final feliz para nosotros, no hay un felices para siempre, no hay otra forma de salir de mi situación. La única opción es tomar a Lily y correr, y seguiré corriendo si tengo que hacerlo. Nunca me daré por vencida, nunca dejaré de luchar por el derecho de tener a mi hija, y algún día, Nick tendrá que dejarme en paz. Tal vez entonces por fin seré capaz de encontrar tranquilidad. Paso el resto del día con Logan y Lily, dejando a un lado mi tristeza y tratando de hacer memorable esta noche para nosotros. Lo empujo al suelo y nos acostamos allí, jugando con Lily, tratando de hacerla sonreír y reír. Sé que en toda mi vida, nunca voy a olvidar esta noche. Voy a mirar hacia atrás y recordar el momento en el que nos amábamos.
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Logan ya está en la cama leyendo un libro cuándo llevo a Lily a dormir a su cuna. —¿Está dormida? —pregunta, mirándome. Asiento en respuesta y cierro la puerta detrás de mí. Me quedo mirándolo un minuto, admirándolo, porque en este momento, solo por una noche más, él me pertenece y yo le pertenezco. Saber que esto está llegando a su fin hace que me duela el pecho, pero lo empujo a un lado y entro en la habitación. Mantengo mi mirada en él, mientras me bajo los pantalones y bragas y me los quito. Puedo ver el interruptor, el momento exacto en que sus ojos se calientan. Rápidamente se llenan de lujuria, y en respuesta saco mi camiseta por encima de mi cabeza y la lanzo a la creciente pila de ropa en el suelo, mientras deja su libro. Es gracioso. Todo el tiempo pensé que sería Logan quién rompería mi corazón, cuando en realidad seré yo quien lo haga, pero esta noche necesito que sepa cuánto lo amo. Necesito hacerle sentir que es todo para mí, que si tuviera la oportunidad, pasaría mi vida entera tratando de hacerlo feliz. Necesito hacérselo comprender esta noche para que, cuando se dé cuenta de que me fui, tenga este recuerdo y sepa que no todo fue una mentira. Me quedo ahí un par de segundos más, dejándolo mirarme completamente desnuda y excitada por él, para él. Queriendo desesperadamente que entienda que es el único con quién podría ser de esta manera. Me acerco a la cama y tiro de las sábanas que lo cubren. Su dureza se tensa contra sus calzoncillos, haciéndome sonreír. Me subo a la cama y coloco los dedos en la cintura de ellos y los saco con facilidad. Lo agarro en mi mano y aprieto suavemente; su cabeza cae hacia atrás sobre la almohada e inmediatamente amo la oleada de poder que tengo sobre él. Poder para hacer que sienta lo que yo quiero y, ahora mismo, quiero que se sienta amado. Levanto la vista hacia él. —Nunca he hecho esto. —No tienes que hacerlo. —Quiero hacerlo. —Entonces, solo haz que se sienta bien —dice. Lamo la punta de su cabeza y luego dejo que mi lengua recorra la parte inferior de su eje y luego otra vez, antes de cerrar la boca a su alrededor y tomarlo. Lentamente, muevo la cabeza de arriba a abajo, usando la boca para crear una suave succión.
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Logan entierra las manos en mi pelo al tiempo que encuentro mi ritmo. Tomo tanto como puedo de él en mi boca y uso mi mano en la base, acariciando arriba y abajo junto con mi boca. —Oh mierda, Mia —grita, liberando mi pelo y arrastrándome hasta su cuerpo—. No quiero correrme de esa manera. Le sonrío y luego me inclino hacia la mesita de noche y tomo un condón. Me lo quita, arranca la envoltura, y luego me lo entrega de nuevo. Lo he visto las suficientes veces cómo para saber hacerlo. Pellizco la punta, luego lo ruedo rápidamente. Lo acaricio un par de veces más antes de finalmente posicionarme encima, a horcajadas sobre él. Bajo poco a poco hasta que no queda nada por tomar. Tiro la cabeza hacia atrás, con la sensación de él al estirarme. Dios, se siente tan bien. Lo miro de nuevo, memorizando su rostro, grabándolo en mi cerebro y luchando contra las lágrimas que amenazan. —Te amo mucho. Lo sabes ¿verdad? Te amo más de lo que pensé era posible. Se acerca y acuna mi cara en la palma de sus manos. —También te amo, Mia. Más que a nada. Alejo sus manos de mi cara y enlazo mis dedos con los suyos, uniendo nuestras manos sobre el colchón y poco a poco comienzo a moverme. Al principio oscilo mis caderas lentamente, saboreando cada minuto de esto, sabiendo que esta será la última vez que lo tenga. Me deja tener el control un poco más de tiempo antes de movernos hasta que estoy sobre mi espalda y él encima de mí. —Me gusta este lado tuyo, bebé —susurra en mi oído, estremeciendo todo mi cuerpo mientras entra lentamente de nuevo. Envuelvo los brazos alrededor de su cuello. —Me haces ser así. Me vuelves valiente —digo suavemente, besando el borde de su boca. Sus suaves embestidas comienzan a ser más apresuradas, más frenéticas. Sé que también siente en el aire el aumento de la química entre nosotros. —Mía —declara, mirándome a los ojos. —Sí, tuya —gimo, meciendo las caderas hacia arriba—. Más duro, bebé. Toma mi boca con la suya, devorándome mientras el ritmo se vuelve más desesperado, construyendo un orgasmo desde lo más profundo de mí. Me aferro a su espalda, necesitando sentirlo, sosteniéndolo tan cerca como puedo y gritando por la inmensa oleada de sensaciones que me lanzan al borde cuando alcanzo el clímax. Vagamente lo oigo llamándome por mi nombre mientras
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alcanza su liberación. Continúa empujando dentro y fuera hasta que su orgasmo se diluye; entonces se derrumba a mi lado en la cama. —Oh mierda, nena —exhala—, eso fue increíble. —Lo mejor —digo, y lo beso por última vez antes de que se deshaga del condón. Cierro los ojos y ruedo a mi lado, tratando de bloquear las lágrimas que se acumulan en mis ojos. Vuelve a la cama y se desliza detrás de mí, envolviendo mi cintura con su brazo y acercándome para que mi espalda quede pegada a él. Besa mi cuello y mi mejilla. —Buenas noches, jefa. —Buenas noches, bebé. —Adiós, digo en mi mente, tratando de respirar a través del dolor que tiene residencia permanente en mi pecho. Espero hasta que se duerme y luego me alejo cuidadosamente de su agarre. Camino por del pasillo para mirar a Lily, que duerme plácidamente. Me siento en su mecedora, tirando de mis rodillas a mi pecho y me permito llorar en silencio. Lloro por la niña que fui, la chica que me vi obligada a dejar atrás para convertirme en madre. Lloro por Lily, por tener que sacarla de este lugar, de una familia que la ama. Lloro por lo que voy a hacerle a Logan, dejándolo atrás y preguntándose por qué lo hice.
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17 Traducido por Snowsmily Corregido por SammyD
Cuando Logan se marcha a trabajar, finjo estar dormida, ya que no hay modo de que pueda manejar una conversación con él. Lo escuché ir a la habitación de Lily antes de irse, me giré para mirar el monitor de video y lo atrapé mientras se inclinaba sobre la barandilla y dejaba un beso en su frente, de la misma forma que lo hizo conmigo más temprano. Mi corazón se rompe en un millón de pedazos, pero es mi única opción. Es la única forma en la que puedo asegurarme de mantenerlos a salvo a Lily y a Logan. Espero el sonido del coche al dejar la calzada y salgo de la cama. Voy al armario, agarro mis bolsos y comienzo a arrojar mis pertenencias allí. En el baño, agarro mis productos para el cabello, maquillaje y el cepillo de dientes; puedo reemplazar todo lo demás. Una vez que estoy satisfecha porque he cubierto las necesidades principales, voy a la habitación de Lily y hago lo mismo, tomando solo lo necesario. Bajo los bolsos por las escaleras, luego rápidamente alimento y cambio a Lily a ropa cálida antes de llevarla abajo. La dejo en el corral y me apresuro hasta la cocina para agarrar un bolígrafo y papel. Simplemente no puedo marcharme sin al menos dejar una nota para hacerle saber a Logan que me voy. Estoy a punto de comenzar a escribir cuando suena el timbre de la puerta. El sonido me sorprende, haciendo que se me caiga el bolígrafo. Ni siquiera necesito observar por la mirilla para saber quién se encuentra al otro lado de la puerta. Tenía la esperanza de evitar una confrontación fea con mis padres, pero claramente no se suponía que fuera así. Ahora mi única esperanza es sacarlos de aquí tan rápido como sea posible y, de algún modo, asegurarme de que no me sigan cuando me marche. Abro la puerta y me enfrento a mis padres; las expresiones en sus rostros son terriblemente glaciales. La altura de mi padre es intimidante, mide al menos un metro ochenta y cinco, en comparación al metro cincuenta y siete de mi madre, que es mucho más baja. Mi madre se ve impresionante, perfectamente calmada en pantalones oscuros y un abrigo blanco de gabardina. Mientras que mi padre,
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siempre el hombre de negocios, viste un traje. Detrás de ellos se halla su abogada Felicia; evidentemente no han desperdiciado tiempo en tratar de alejarme de Lily. —¿Qué hacen aquí? ¿Qué quieren? —pregunto fríamente, mi tono a juego con sus expresiones. Mi madre me mira antes de hablar. —Mia. ¿Qué forma es esa de recibir a tus padres? —Tienes razón, qué grosera. Melinda, Michael, ¿qué mierda hacen aquí? — espeto. Me sorprende lo poco que me afecta su presencia. Lo que me hace darme cuenta de que estoy mejor sin ellos. —Es suficiente, jovencita —me regaña mi padre—. Hemos venido para verte y lo menos que puedes hacer es invitarnos a entrar. Dudo por un momento, pero decido que hacerlos entrar y salir rápidamente es mi mejor opción para una salida despejada. Abro más la puerta y me echo a un lado, permitiéndoles entrar. Cierro la puerta detrás de ellos y los adelanto rápido para cargar a Lily. No quiero que ninguno la toque. —¿Esta es nuestra nieta? —pregunta mi mamá, con muy poca emoción. —No, madre, me deshice de ella hace mucho tiempo. Este es un bebé que recogí en el camino —digo, atacándola con sarcasmo al responder su pregunta tan estúpida. —Mia —advierte mi padre. —¿Por qué trajiste a tu abogada a un simple viaje para visitar a tu hija? —Porque esto se ha prolongado demasiado tiempo, jovencita. Es tiempo de que hagas lo correcto. Entrega el bebé a los padres adoptivos que se la prometiste y ven a casa con nosotros. —No se la prometí a nadie, ese fuiste tú. Tomé mi decisión cuando me fui y no hay nada que puedas decir o hacer para hacerme abandonar a mi bebé o regresar con ustedes. —Harás lo que decimos —dice, enfrentándome. Retrocedo y pongo algo de distancia entre nosotros. —Firmarás los papeles, le darás la bebé a Felicia, y se asegurará de que llegue a donde es debido. Entonces te montarás en un avión de regreso a casa con nosotros. —Sobre mi cadáver. —El alivio me invade ante el sonido de su voz. Miro sobre mi hombro para ver a Logan de pie en la puerta, su rostro duro como piedra.
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No tengo ni idea de qué hace aquí, pero lo agradezco. No sé por qué pensé que podría manejar sola a mis padres. Mi padre se gira para enfrentarlo. —Mantente fuera de esto, Logan. ¿Logan? ¿Cómo mi padre sabe su nombre? ¿Ellos…? —¿Se conocen? Mi madre se para a mi lado. —Logan nos hizo una visita hace un par de semanas. ¿No lo sabías? —pregunta mi madre, restregando mi inconsciencia en mi cara. Mis ojos se amplían con ira. —¿Hiciste qué? —Hablaremos de eso más tarde. Solos —dice, y sé que debo dejarlo pasar. Tenemos que concentrarnos en deshacernos de mis padres—. Vi un coche con ventanas tintadas aparcado en la calle y tuve un presentimiento, así que aparqué en la esquina y esperé. Cuando regresé, vi el coche en la calzada y sumé dos más dos. Se acerca a mí y a Lily y coloca un brazo sobre mi hombro. —No puedes estar hablando en serio, Mia —declara mi madre con el ceño fruncido—. ¿Desafiarás a tus padres por este hombre? —Este hombre ha sido nada menos que maravilloso para Lily y para mí. No sé dónde estaríamos sin él, pero para responder a tu pregunta, madre, no. No estoy desafiándolos debido a Logan. Lo estoy haciendo por Lily, porque merece tener a su madre con ella, te guste o no. Esta no es tu decisión, es mía. Solo regresa a casa, llévate a tu equipo contigo y déjame en paz. Logan aprieta mi brazo. —Mia y Lily no van a ningún lado con ustedes. Dijo lo que pensaba, vinieron, lo vieron y ahora pueden irse. —¡Esto no ha terminado, jovencita! —gruñe mi padre. Logan se mueve para ponerse de pie delante de mí, colocándonos detrás de su espalda. —No. Ha terminado. Ha terminado porque si aparecen aquí otra vez, los arrestaré por violación de propiedad y conseguiremos una orden de restricción contra ustedes. —No tienes idea de lo que haces. —Sí la tengo, porque a diferencia de ustedes, yo de verdad amo a su hija y a su nieta y haré cualquiera mierda que sea necesaria para protegerlas. Si eso significa que tengo que enfrentarme a ustedes, que así sea, y estoy bastante seguro de que su abogadita les dirá que la ley se encuentra de nuestro lado.
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Se miran entre sí, intercambiando miradas y deliberando en conversaciones silenciosas con sus ojos. Parece como si pensaran que por ahora han terminado. Mi madre se acerca a nosotros y se mueve para tocar a Lily, pero me retiro rápido, dando un paso atrás y niego con la cabeza. —Mia, para que conste, queremos lo mejor para ti —dice estoicamente. —No, nunca les ha importado una mierda lo que es mejor para mí, madre. No dice nada en defensa propia y simplemente asiente. —Estamos en el hotel en First Street. Estaremos allí hasta mañana en la tarde, en caso de que cambies de opinión. —No lo haré. Tengan un buen viaje —digo al tiempo que los acompaño a la puerta principal. Logan los sigue para asegurarse de que se vayan. Tomo una profunda y tranquilizadora respiración, y regreso a Lilly al corral. Logan fue a verlos, me mintió, confié y me mintió. Ni siquiera sé qué hacer con esta información. ¿Por qué iría a verlos? ¿Quería que vinieran a llevarme? Eso no tiene sentido, no me habría defendido ahora si eso era lo que quería. —¿Ibas a algún lugar? —pregunta, mirando mis bolsos en el piso cuando regresa dentro. Lo miro por un minuto, sin estar segura de qué problema manejar primero. —Esa semana cuando te fuiste y dijiste que ibas a entrenar. ¿En realidad fuiste a ver a mis padres, cierto? —Sí. —No puedo creerlo. ¿Cómo pudiste hacerme eso, Logan? Confié en ti. —No quiero discutir contigo, Mia. No era algún plan malévolo para herirte o mentirte. Acababas de decirme que estuviste pensando en tu madre. Dijiste que no existía la posibilidad de una reconciliación, pero quería estar seguro. Necesitaba ir allí y verlo yo mismo. Pensé que tal vez te equivocabas, tal vez había esperanza y podría reunirte de nuevo con tu familia. —Bueno, hiciste un gran trabajo, ¿no es cierto? Los trajiste hasta mí. —No. Nunca les dije dónde te encontrabas o como localizarte. Después de reunirme con ellos, sabía que tenías razón y que no les importaba una mierda hacer las paces. Me fui enseguida y no te lo dije porque no quería empeorarlo, ya que estabas muy molesta por ello. Nunca quise herirte ni traicionar tu confianza.
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Le creo. Lo conozco. Conozco su corazón, y está claro para mí que me dice la verdad. Quiero discutir, decirle que estoy enojada, que no puedo perdonarlo, pero después de la escena que acaba de desarrollarse en esta sala de estar, no soy capaz. Es la única persona que siempre ha estado ahí para mí. ¿Estoy dispuesta a arrojar eso a un lado por una mala decisión de juicio? —Te creo, pero eso no explica cómo me encontraron —digo. —No lo sé, pero veré si puedo descubrir algo. —Baja la mirada al suelo de nuevo, donde se hallan mis pertenencias—. ¿Por qué los bolsos, Mia? —Logan… Yo… —¿Planeabas dejarme? —prueba. Se inclina contra la pared con sus brazos cruzados sobre el pecho. Bajo la mirada hacia mis pies, incapaz de responderle. Dios, esto es difícil. Por esto es que quería escabullirme, es por esto que no quería decir adiós. —Ibas a hacerlo, ¿no es así? Ibas a dejarme, sin una palabra. Simplemente ibas a huir y llevarte a Lily. Lo miro con lágrimas en mis ojos y sigo sin poder encontrar las palabras. —¿Por qué? —pregunta, y el dolor es evidente en sus ojos—. Oh, guau. —Se retira de la pared y da un par de pasos hacia mí—. Anoche cuando hicimos el amor, sabías que ibas a hacer eso, ¿cierto? —Sí. Lo sabía —digo con la voz quebrada; las lágrimas se derraman por mi rostro. —¿Cómo pudiste hacer eso? —No tenía opción. —Siempre tienes una opción a menos que… lo sabías, ¿no es así? — pregunta, comprendiendo el hecho de que había prevenido los eventos de esta mañana. —¿Sabía qué? —Que vendrían tus padres. Dijiste que no tenías contacto con nadie en casa, entonces, ¿cómo podías saberlo? —No importa. —Sí importa.
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—No puedo, Logan. Por favor, por favor déjalo estar. —Da un paso hacia adelante al tiempo que retrocedo otro; necesitando mantener mi distancia y luchando con la urgencia de correr hacia él y decirle todo. —No puedo hacer eso. —¿Crees que quiero esto? ¿Piensas que quiero dejarte? ¿Qué quiero estar lejos del hombre que amo, alejar a Lily de un buen hogar? Es la única manera de mantenerla a salvo. —¡Yo puedo protegerla! —grita, extendiendo los brazos con frustración. —No puedes. Van a seguir viniendo. Logan, esto no va a terminar nunca. Tengo que tomar a Lily y marcharme. Se acerca a mí. —No te irás. No te dejaré ir. —No puedes retenerme —digo, elevándome en las puntas de mis dedos, de modo que estoy cerca de su rostro—. No soy tu prisionera. —Tienes razón. Dios, Mia, tienes razón y te amo. Odiaría dejarte ir, pero si eso es lo que quieres hacer con tu vida, bien. Anda. Pero no te vas a llevar a Lily contigo. Mis ojos se amplían y tengo que controlar la urgencia repentina de golpear algo. —¿Qué? Estás malditamente loco si crees que voy a irme sin mi hija. —Eso es exactamente lo que creo. Si te vas, te vas sola. Doy un paso hacia adelante, utilizando las manos para empujarlo tan fuerte como puedo. —No es tu hija. —¡Te equivocas! Es tan mía como tuya. Amo a esa pequeñita y ella me ama. Me necesita para protegerla, incluso si tengo que hacerlo de ti. —Hijo de perra. Me voy con Lily. Agarra mi brazo y me sostiene en mi lugar, haciendo que centre mis ojos en él. —No vas a ningún lugar, con o sin Lily. —Eso no es lo que dijiste hace un minuto —digo, furiosa. —Sí, sé lo que dije, estaba fingiendo. —Me suelta, y se acerca a mi equipaje y encuentra el que contiene todo mi dinero e identificación—. Esta es la única forma en la que puedes sobrevivir por tu cuenta —dice, sosteniéndolo en el aire—. Así que voy a llevármelo. Problema resuelto. —Logan… por favor, no puedes hacer esto. ¡No me hagas esto! —¿Quién te advirtió que tus padres iban a venir?
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—El papá de Lily. —¿El padre de Lily? —Se encuentra sorprendido, impactado, y tal vez un poco herido. —¿Estás en contacto con su padre? —No, normalmente no. Es la primera vez que he hablado con él desde antes que naciera. —¿Cómo sabría algo de lo que hacían tus padres? —Eso es todo, Logan. He dicho demasiado. Tienes que escucharme. Es más seguro para todos si simplemente tomo a Lily y me marcho. —¿Volverás con él? —¿Qué? No —digo, negando con la cabeza—. No, Logan. Te amo. Te quiero y ese no es el problema. —Entonces, háblame. Dime lo que sucede para poder ayudarte, cariño. Sus palabras me golpean con fuerza. Quiero decirle. Quiero aceptar su ayuda, pero eso sería ponerlo en peligro y nunca podría vivir conmigo misma si algo le sucediera por mi culpa. —No puedo —digo con tristeza. Detesto herirlo, ver la mirada de decepción en sus ojos. Asiente y arroja mi bolso lleno de dinero sobre su espalda. —Tengo que ir a trabajar. Mantén la puerta con llave y no le respondas a nadie. Llámame de inmediato si regresan tus padres. ¿Comprendes? —Sí —respondo dócilmente. No tengo elección, se ha llevado mi única opción. Estoy atrapada aquí y, ahora Logan y Lily se encuentran en la línea de fuego.
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18 Traducido por MaryLuna Corregido por CrisCras
Me aseguro de que las puertas estén cerradas y luego me siento y estoy inquieta durante el resto del día. Me siento enojada y no sé a dónde dirigirlo. Creo que, en teoría, debería dirigirlo hacia Nick por llegar aquí y meterse en mi vida, pero en lugar de eso estoy enojada con Logan por interponerse en mi partida. En mi corazón sé que aquí es donde quiero estar, pero mi cabeza me grita que estar aquí ya no es seguro para nosotras. Hago una cena temprana y pongo un plato de comida en el microondas para Logan. Tan pronto como termino de comer y la cocina está limpia, subo las escaleras con Lily y me escondo en el que solía ser mi dormitorio de invitados. Si Logan va a obligarme a quedarme en contra de mi voluntad, entonces se equivoca si piensa que voy a estar en su cama. Ya ha estado en casa un par de horas, pero, por suerte, me ha dado mi espacio. Lo oí cuando fue a la habitación de Lily a verla mientras dormía la siesta; ella casi siempre es su primera parada cuando llega a casa. Dijo que la consideraba su propia hija, y todo lo que pude hacer fue gritarle cuando debería de haber lanzado los brazos alrededor de su cuello y abrazarlo. Él es todo lo que habría querido para ella. No podría haber elegido un padre mejor para mi hija, y ahora que tiene la oportunidad, se ve amenazada. Apago las luces y trato de ponerme cómoda en esta cama… sola. Tengo problemas para dormir cuando me encuentro al otro lado del pasillo de Logan. ¿Cómo pude haber pasado toda una vida sin él? Me siento como si hubiera estado despierta durante horas —dando vueltas y vueltas, incapaz de estar lo suficientemente cómoda para dormir—, cuando se abre la puerta de la habitación. Cierro rápido los ojos y finjo dormir. Inmaduro, lo sé, pero no puedo evitarlo. Oigo sus pasos al acercarse cada vez más, y luego se detienen de repente y sé que se encuentra de pie junto a la cama, mirándome. Supongo que verá que
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estoy dormida y se irá, pero en cambio, tira las sábanas, quitándomelas de encima, y me alza en sus brazos haciéndome jadear por la sorpresa. —¿Qué haces? —chillo, envolviendo los brazos alrededor de su cuello para no caer. Me carga por el pasillo hasta el dormitorio y, literalmente, me deja caer sobre la cama. —Esta es nuestra habitación. Tú duermes aquí. Lo miro fijamente con ira e incredulidad, —¿Bueno, dónde vas a dormir tú? Sonríe seductoramente y deja escapar una risita. —Voy a dormir aquí contigo, nena. —No, no lo harás —declaro, tirando de las sábanas a mi alrededor. Se quita los bóxers y me deslumbra. —Lo siento —dice con un toque de diversión en su voz. Me arrebata las sábanas de mis manos y se acuesta en la cama junto a mí—. ¿Pensabas que tenías alguna opción? Dejo escapar un resoplido frustrado y me doy la vuelta para que mi espalda quede hacia él. Deja salir un suspiro de exasperación y apaga las luces. Lo siento acomodándose a mi lado y odio la tensión entre nosotros. Sé que la he causado yo, que soy la razón, pero no sé qué más hacer. Lo que sí sé es que estoy manejando esto de una manera completamente equivocada. Coloca la mano a sobre mi abdomen, me agarra firmemente y me jala hacia atrás, hasta que nuestros cuerpos se fusionan; su parte frontal sobre mi espalda. Su cara está enterrada en el rincón de mi cuello, y una sensación de alivio pasa sobre mí. Odio que esté enojado conmigo, y aunque nuestro futuro juntos todavía es incierto, me hace feliz saber que sigue queriendo esta conexión entre nosotros. Cierro los ojos, tratando de excluir toda la preocupación que nada en mi cerebro. Pero cuanto más permanezco aquí, más se amarga. —¿Logan? —susurro, sin querer despertarlo si ya se ha dormido. —¿Hmm? —Todo lo que te dije anoche, sobre lo mucho que te amaba… fue real. — Necesito que entienda que son puros mis sentimientos hacia él. Él y Lily son todo para mí, y quiero que vea que la única razón por la que sacrificaría estar con él es para mantenerla a salvo. —Te creo.
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—Solo quería mostrarte lo que significas para mí una última vez antes de irme. Necesitaba demostrártelo, de modo que cuando me hubiera ido, supieras que no fue todo una mentira. Que mi necesidad de mantener a Lily segura es la única razón detrás de que intentara huir. Aprieta su control sobre mí y besa la cima de mi cabeza. —Entiendo. Me acerco y me refugio más cerca de él. Sin preocuparme más. No creo que pueda dejarlo ahora, incluso si tuviera los medios para hacerlo. Sinceramente, creo que este es mi lugar, pero eso no cambia el hecho de que hay amenazas muy reales acechando más allá de las paredes de este pequeño capullo que hemos creado. —¿Logan? —¿Sí, Mia? —Tengo miedo. Me da un suave apretón. —Lo sé, nena, pero nadie puede hacerte daño ni apartarte de Lily. Sé que estás asustada, pero no puedes seguir corriendo. Es hora de que te pongas de pie y pelees. Lo que Logan no comprende es que la verdadera amenaza es mucho más real que solo la visita a la ciudad de mis padres con un abogado. La amenaza que percibe no es nada comparada con la realidad, y por mucho que lo aborrezca, por mucho que me dé miedo, no tengo más remedio que decirle la verdad. Necesito decírselo todo para que pueda decidir, con los ojos bien abiertos, si Lily y yo valemos la pena el riesgo. Me hago a la idea, tengo que decirle la verdad… pero esta noche no. Necesito que me sostenga una noche más antes de tener que revivir todos los demonios que he tratado de dejar atrás. —Lamento haberte lastimado —digo—. Eres la última persona a la que querría herir, simplemente no quería traer mis líos a tu puerta. —Tus líos son mis líos, nena. Eso es lo que significa amarte. Todo aquello que te lastima, me lastima a mí también. Es mi trabajo asegurarme que te sientas segura y protegida, y no voy a dejar que nadie te haga sentir menos que eso. Lucho para dormir, hago todo lo posible para luchar contra los recuerdos del pasado y los temores del futuro. Me aferro al hecho de que, por esta noche al menos, el amor de Logan es verdadero. Es puro y real, y puedo refugiarme en eso.
***
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Mis ojos se abren con agitación, asimilando los brillantes rayos de sol de la mañana que brillan a través de la ventana. Cierro los ojos y me estiro sobre la gran cama. Escucho ruidos, pero la casa está, extrañamente, en silencio. Logan ya debe de haberse ido a trabajar y Lily debe de seguir durmiendo, lo que es raro. Decido aprovechar el tiempo de silencio y dormir un poco más. No es como si todavía tuviera un trabajo al que llegar ni nada urgente. No tengo dinero, y la triste verdad es que no estoy segura al dejar la casa, no mientras haya una posibilidad de que Nick esté por aquí. Esta noche, cuando Logan vuelva a casa del trabajo, le diré la verdad. Le contaré todo sobre mi historia con Nick, y espero que cuando acabe, todavía me quiera. Asumiendo que entienda y pueda aceptarlo todo, él sabrá qué hacer a continuación, sabrá qué medidas debemos tomar para garantizar nuestra seguridad. Tengo que creer que todo va a salir bien, que Lily y yo vamos a tener la vida que nos merecemos. Me sacudo y doy vueltas un poco, incapaz de ponerme cómoda, para al final renunciar a la idea de dormir más de lo habitual. Me levanto y uso el baño rápido para poder entrar y comprobar a Lily antes de prepararme algo para desayunar y comenzar a lavar la ropa. Voy por el pasillo hacia su habitación y abro la puerta en silencio, cuidando de no despertarla si sigue dormida. Busco sonidos de su arrullo o crujido de las sábanas, pero no hay ninguno. Silenciosamente, de puntillas, atravieso la habitación hacia su cuna, bajo la mirada, y jadeo al verla vacía delante de mí. Se acelera mi ritmo cardíaco y mi cuerpo entra en estado de alerta. Trato de mantener la calma y mirar en torno a la habitación. ¿Podría haberla llevado Logan? ¿Sacarla a su columpio o al corralito, tal vez? Mi cuerpo está en estado de shock, incapaz de moverse, pero me obligo a seguir y correr hacia abajo. Me encuentro en la sala de estar, justo en el lugar en donde por lo general se encuentra su corralito. Mis rodillas se debilitan y tengo que sostenerme del borde del mismo. No está aquí. —Lily —grito mientras tengo un ataque de pánico. Miro a mi alrededor, revisando mi entorno y lo sé. Sé que la tiene él. Nick, tiene a Lily. Trato de mantener el control de mis emociones. No puedo perder el control, tengo que llamar a Logan. Él sabrá qué hacer. La recuperará.
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Corro a la cocina y agarro el teléfono, marcando el número de celular de Logan lo más rápido que puedo. Va al buzón de voz y dejo escapar una maldición antes de colgar y volver a intentarlo. —Por favor, contesta. Por favor, por favor, por favor —digo para mí misma, reprimiendo las lágrimas que amenazan con salir. —Hola, cariño, ¿estás bien? —responde. La preocupación es evidente en su voz; nunca lo llamo al trabajo. —Logan, ¡ha desaparecido! —grito. Ya no puedo controlar las lágrimas, el sonido de su voz me permite dejar ir las emociones. —Mia, cálmate —dice con firmeza—. ¿Qué estás diciendo? —Lily… Lily ha desaparecido, él se la llevó, Logan. La tiene. Tienes que ayudarme. —Cariño, Lily se encontraba en su cuna hace una hora. —Suena agitado, asustado y confundido. —No está ahí. Por favor, por favor, ayúdame. Le va a hacer algo, por favor —ruego. —Oh, Dios mío, Mia —jadea—. Voy a estar allí en diez minutos. Permanece al lado del teléfono y lejos de las puertas y ventanas. —Por favor, date prisa —digo antes de desconectar la llamada.
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19 Traducido por Miry GPE Corregido por Jasiel Odair
Después de colgar con Logan, subo las escaleras corriendo y apenas logro llegar al baño antes de caer al suelo y expulsar violentamente el contenido de mi estómago en la taza del baño. Me siento allí un momento y mi cuerpo tiembla mientras trato de procesar lo que sucede. Echo agua fría en mi rostro, una y otra vez. Me lanzo a buscar en mis cajones algo que ponerme, lo que en realidad no importa. Solo necesito estar lista para ir a buscar a Lily. Me pongo un chándal y mis tenis. Cojo mi móvil y compruebo si tengo alguna llamada o mensaje perdido. Por supuesto que no. Además de Logan y su familia, nadie sabe este número. Busco en todas las habitaciones de nuevo, sabiendo que es inútil, pero lo hago de todos modos, diciendo una oración silenciosa para que Lily esté ahí cuando entro en cada una. Para cuando bajo las escaleras, apenas puedo ver a través de la fuente de lágrimas que cae de mis ojos. Unos minutos más tarde, escucho una actividad agitada que proviene desde afuera. Logan irrumpe por la puerta principal, con un enjambre de personas detrás de él. Corro a sus brazos y me rompo en incontrolables sollozos. Logan me levanta y me lleva hasta el sofá, sentándome a su lado. Seco mis lágrimas mientras observo la imagen frente a mí: Los oficiales de policía escaneando la casa, destrozándola, en busca de cualquier evidencia de Lily. —Sé que te estás volviendo loca, pero necesito que te sobrepongas —dice Logan, haciéndome levantar la mirada y ver el dolor en sus ojos que reflejan el mío propio—. Tienes que decirme lo que sabes, Mia. Necesito saber todo si quieres que encuentre a Lily. Asiento. —Está bien. Se acerca y acaricia mi mejilla. —Mia, este es John. Escuchará mientras tomo tu declaración. —¿Por qué? ¿Por qué alguien tiene que escuchar?
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—Porque eres mi novia, cariño, y el que yo tome tu declaración es un conflicto de intereses. Ni siquiera debería hacerlo, pero lo haré de todas formas. John se sentará y escuchará, algo así como un testigo. Miro al oficial sentado ahí, odiando que escuche lo que tengo que decir a continuación, pero en este momento no me importa quién lo escuche. No me puede importar menos que sepan lo que pasó, siempre y cuando recupere a Lily. —Está bien —digo en voz baja. —¿Quién se llevó a Lily? —pregunta Logan, yendo directamente al grano. —Su nombre es Nick Barnes. —¿Cómo lo conoces? Observo más allá de él y miro por la ventana, dejando que mis ojos se centren en algo que no sea su cara. —Es el mejor amigo de mi padre. Mi padrino. Acuna suavemente mi barbilla con su mano y gira mi rostro, forzando a que mis ojos regresen a él. —¿Por qué se llevaría a Lily? Cierro los ojos y me armo de valor para lo que vendrá, ya que sé que le sorprenderá mi admisión. Respiro profundo y abro los ojos, permitiéndome enfocarlos en el azul profundo de los suyos. —Porque es su padre. —¿Qué? —Su rostro palidece y gira la cabeza, pasándose la mano por su pelo corto. —No es lo que piensas —digo, tratando de defenderme antes de que se aleje demasiado—. No fue de esa manera. Su frente descansa en su mano y levanta la cabeza para mirarme. Sus fosas nasales se abren, y lucho contra el impulso de levantarme y retroceder, huir de tener que explicarle esto, pero en este momento, es la única forma en que puedo ayudar a Lily. —¿Cómo fue, Mia? —Mientras yo crecía, éramos muy unidos. Siempre se encontraba ahí, para todo: cumpleaños, vacaciones, recitales de danza. Siempre ahí, animándome. Pensé que podía confiar en él porque era más como un padre para mí de lo que era el mío propio. Pasaba mucho tiempo en casa, mi papá y él se divertían y bebían, se emborrachaban completamente hasta desmayarse. Nick podría arrastrarse a una de las habitaciones para invitados y desmayarse. —Continúa —solicita. —Comenzó un par de semanas antes de mi cumpleaños número diecisiete, papá y Nick se encontraban en una de sus juergas. Era viernes por la noche y
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probablemente yo había dormido durante horas para cuando terminaron de beber. Nick entró en mi habitación y me despertó. Recuerdo despertar porque me asustó demasiado, ¿sabes? Pero me reí porque supuse que se hallaba tan borracho que no sabía lo que hacía, pensé que solo había entrado en la habitación equivocada. Pero no se encontraba tan borracho como pensé. No. En realidad, no creo que estuviera para nada borracho. Él sabía exactamente lo que hacía. Dijo que me había convertido en una mujer hermosa y que lo provocaba desde hacía años, vistiendo trajes diminutos y bikinis delante de él; abrazándolo y coqueteándole mientras estaba prácticamente desnuda. Dijo que ya era hora de que obtuviera lo que yo le estuve alardeando todo ese tiempo, dijo que se lo debía por actuar como una zorrita delante de él. —Mia... —dice Logan, extendiendo su mano hacia mí, pero me hago hacia atrás, alejándome de su alcance. —No. Está bien, estoy bien, déjame terminar. Asiente, pero se acerca y toma mi mano. La aprieta con fuerza, dándome ánimo en silencio. —Se subió a mi cama y se puso encima de mí. Yo usaba un camisón y lo subió tanto como pudo. Peleé con él y traté de quitármelo de encima, traté de empujarlo, pero me agarró de las muñecas y me inmovilizó a la cama. Sacó un cuchillo de su cinto y me dijo que si gritaba despertaría a mis padres y si entraban en mi habitación y nos encontraban así, los mataría a ellos y luego a mí. Me dijo que dejara de pelear, que no me haría daño si me calmaba. Me asustó mucho, no sabía qué más hacer, así que lo dejé... Dudo, usando mi mano libre para limpiar las lágrimas que han comenzado a caer por mis mejillas. —Está bien —dice Logan, usando las yemas de sus pulgares para quitar las lágrimas frescas. —Lo dejé hacerme eso. Me mantuvo presionada todo el tiempo, fijó mis muñecas a la cama y tomó lo que quería mientras yo lloraba. Después de que terminó, me besó en la mejilla y me dijo que descansara, que reuniera mis fuerzas ya que volvería a menudo. Me dijo que cada vez que se encontrara en la casa, quería que estuviera lista para él, con un camisón y sin ropa interior, esperándolo en mi cama. Y me odio a mí misma, me odio porque lo hice. Hice lo que me dijo y dejé que me tuviera una y otra vez; nunca luché porque era más fácil de esa manera, porque cuanto menos luchaba más rápido se terminaba. —Mírame, Mia. No has hecho nada malo.
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—Fui una cobarde. Pero nunca lo quise, tienes que creerme. Odiaba eso y lo odiaba a él, pero tenía miedo, nunca tuve los mejores padres pero no los quería muertos. No quería que los matara, no quería que me matara y él lo haría. En el fondo yo sabía que lo haría, así que hice lo que quería. —Hiciste lo que tenías que hacer para sobrevivir, Mia. No fue tu culpa. Te violó. Eras menor de edad y se aprovechó de ti. Utilizó su autoridad y fuerza para dominarte. Tiene razón, me he dicho lo mismo una y otra vez, asegurándome que hice lo mejor que pude dadas las circunstancias. No es como si tuviera padres confiables a los cuales acudir con la verdad de mi realidad. No hicieron nada más que defraudarme la mayor parte de mi vida. —Vino a mí una vez más cuando se enteró que estaba embarazada. Me dejó quinientos dólares y dijo que me hiciera un aborto, que nunca dijera ni una palabra de lo que pasó entre nosotros, que me haría pagar de la peor manera si alguna vez lo nombraba como el padre de mi bebé. Logan endereza su espalda y gira su cabeza hacia mí. —Pero no te hiciste el aborto. Me encojo de hombros en respuesta. —No pude. No podía hacerlo... no me importaba nada ya, solo sabía que no podía deshacerme de mi bebé. Estoy segura que enloqueció cuando se dio cuenta que continué con el embarazo, pero empecé a evitarlo por completo y bloquear mi puerta por la noche. Sé que trató de venir a mí un par de veces, pero ¿qué podía hacer? ¿Tirar la puerta? ¿Por qué no pensé en bloquear la puerta desde el principio? No tengo ni idea —le digo, comprendiendo lo estúpida que fui en lo que respectaba a manejar mi situación con Nick. —Creo que fue él quien plantó la idea de la adopción en la cabeza de mi padre. Él sabía que la necesidad de mis padres por aparentar perfección frente a su mojigato pequeño mundo triunfaría sobre lo que quería yo. —Fue cuando trataron de obligarte a dar en adopción a Lily —dice Logan. —Sí, ya sabes el resto. —¿Cómo sabes que fue Nick quien tomó a Lily, Mia? ¿Qué te hace estar tan segura? —Porque está aquí. Lo vi hace dos días mientras corría. Me agarró y me llevó detrás de un edificio. Dijo que mis padres venían hacia acá con su abogado y que lo mejor era que les entregara a Lily. Dijo que nos vio a ti y a mi juntos y que si no hacía lo que quería, te mataría a ti en vez de a mis padres.
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Sus manos forman puños y casi puedo ver la furia saliendo de él. —¿Es por eso que ayer trataste de irte? ¿Intentabas protegerme? —No sabía qué otra cosa hacer. No podía dejar que te hiciera daño y no podía dejar que se llevaran a Lily, así que traté de huir. Debí decírtelo todo cuando me atrapaste. Debí decirte lo que pasaba porque me dijo que Lily era una conexión entre nosotros que no podía existir, y que si no me deshacía de ella, lo haría él. —Mientes. —Levanto la vista para ver a mi padre de pie en el marco de la puerta, como una estatua, luciendo enojado y pasmado. Mi madre se encuentra parada detrás de él, con lágrimas en los ojos, pero él continúa hablando—: Nick nunca haría las cosas de las que lo acusas. Nunca se aprovecharía de ti de esa manera, y ni hablar de secuestrar a un niño. —¡Michael! —le grita mi madre, tomando su brazo para indicarle que se detenga. Se gira hacia su costado para mirarla. —No me digas que crees esto, Melinda. Ella miente. —No lo hace. Mírala —exige. Me mira con una expresión sombría, culpable. Nunca la vi mirarme con alguna otra emoción que no fuera ira—. Dije que la mires. Mira a tu hija. Él se vuelve hacia mí y me mira, realmente. Sus hombros caen y me mira con una especie de dolor torturado en sus ojos. —Mia. Yo... no sé qué decir. —No hay nada que puedas decir —le contesto. Me dirijo de nuevo a Logan—. Lo siento, sé que esto es mucho para asimilar. Jodí todo, y debí decírtelo desde un inicio. Entiendo si ya no quieres estar conmigo y puedo vivir con eso, pero por favor, por favor ayúdame a recuperar a Lily. —Mia, te amo, eso no cambia solo porque te sucedió algo malo. Eras menor de edad, confiaste en un adulto y abusó de esa confianza. Aún te quiero y todavía quiero a Lily. Vamos a recuperarla, tienes que creer eso. —No sé, Logan. Tengo miedo. —Lo sé —dice, sosteniéndome en un abrazo—. Vamos a recuperar a nuestra niña. —Gira su rostro hacia John, el oficial que estuvo escuchando, el oficial que olvidé que se encontraba aquí—. ¿Tienes suficiente? —Tengo lo que necesito. Iré a trabajar en esto. Logan intenta ponerse de pie, pero John niega con la cabeza. —No puedes involucrarte, hombre. Necesito que permanezcas aquí, pero tan pronto como consiga algo te lo diré.
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—Es mi familia. Tengo que hacer algo. —Cuida de ella —responde John, haciendo un gesto hacia mí—. Te necesita. Te mantendré informado de cada paso en el camino, pero hay que tomarlo con calma. Estás demasiado involucrado emocionalmente y no puedo tenerte así en las calles. Simplemente harías que te maten. Se aleja, dejándonos a ambos ahí sin saber qué hacer a continuación. El nivel de impotencia que siento en este momento es abrumador. —Mia, ¿qué podemos hacer? La policía llegó al hotel para interrogarnos. Vinimos tan pronto como se fueron —dice mi madre, acercándose para colocarse frente a nosotros. —Ustedes lo enviaron aquí. Lo enviaron directo hacia mí cuando le dijeron mi ubicación. ¿Cómo sabían dónde encontrarme? ¿Por qué no pudieron dejarme en paz? —Tu antigua jefa, Sarah, nos llamó. Nos dijo que acababa de despedirte. Que te encontrabas en problemas y que tenía miedo de lo que podría sucederle a Lily si no veníamos por ambas. —Hija de puta. —Me vuelvo justo a tiempo para ver a Logan recoger un vaso de vidrio y lanzarlo a través del cuarto. Su rostro echa humo por la ira cuando el vaso se rompe en un millón de pedacitos. Se aleja y lleva a uno de los oficiales de policía que quedan a un lado, supongo que para informarle sobre la participación de Sarah. Dejo caer los hombros, derrotada y voy por la escoba de la cocina. Vuelvo y empiezo a barrer los cristales rotos. Un par de manos firmes me toman por los hombros y me envuelve en un abrazo vacilante. —Nunca he sido un buen padre para ti —dice mi papá, quitando la escoba de mis manos—. Déjame hacer al menos esto por ti. —Me libera y comienza a barrer el desorden. Miro los fragmentos de vidrio en el suelo imaginando que cada pieza rota es un trozo de mí, una representación de cómo mi vida se vino abajo y, sin Lily, ni siquiera vale la pena tratar de unirlas de nuevo. Me acerco al corralito de ella y saco una de sus mantas. La sostengo con firmeza y la llevo hasta mi nariz, inhalando su aroma, me la imagino en mis brazos, chupando su pequeño chupón, mientras la mezo de un lado a otro en mis brazos y se queda dormida. Quiero ser fuerte, y no desmoronarme porque tengo que ser capaz de pensar con claridad, pero no puedo evitar lo frágil que me siento. Estoy al borde de un colapso total y sostener esta manta vacía es lo que está a
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punto de llevarme allí. Me pongo a llorar, incapaz de luchar contra las lágrimas que me abruman. —Está bien. Déjalo ir —dice Logan, envolviéndome en sus brazos. Tomo su camiseta y la sostengo con fuerza, como si aferrarme a él fuera la única manera de permanecer en posición vertical. Necesito su fuerza y su luz en este momento, lo necesito para convencerme de que todo va a estar bien. Me alza en brazos y me lleva por las escaleras, con cada paso que da me aferro a él con más fuerza, necesitando que sea mi salvavidas en esta pesadilla. Nos acuesta en la cama, nos posiciona de manera que estamos uno frente al otro. Mi cuerpo se estremece en su propio acuerdo, entiendo que necesito mantener mi fuerza, mantenerme entera, pero cada momento que estoy aquí y Lily no, me empuja más y más a un punto de ruptura. —¿No deberíamos estar en la planta baja? —pregunto en voz baja. Acaricia mi mejilla y tomo un vistazo de él. Trata de ser valiente, de ser fuerte por mí, pero puedo ver el miedo en sus ojos. —Es mejor si permanecemos fuera del camino. —¿Y si llama John? —Tengo mi teléfono conmigo. —Me encontraba en la casa, estaba aquí —digo; mi voz quebrada mientras trato de no llorar—. ¿Cómo fue que sucedió? —Por lo que pudimos deducir, entró por una ventana abierta en la planta baja después de que me fui, subió las escaleras a hurtadillas, y tomó a Lily mientras dormías. —Todo esto es mi culpa. —No, no lo es. —Intenta tranquilizarme, pero me encuentro más allá de ese punto. Las palabras amables no pueden cambiar los hechos y, el hecho, es que yo creé esta situación. —Hay tantas cosas que debí hacer de otra manera, comenzando por decirte toda la verdad desde el principio, pero me daba vergüenza y miedo, y cuando empecé a sentir cosas por ti, cuando comencé a enamorarme de ti, supe que nunca podría decírtelo porque tenía miedo de que al enterarte de cómo fueron las cosas, ya no me quisieras. Cómo dejé de luchar y simplemente permití que tomara lo que quería de mí.
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—Hiciste lo mejor que pudiste, Mia. Luchaste en un montón de formas, tratabas de proteger a tus padres y mantenerte con vida, no sabías cuál sería el resultado. Cierro los ojos y dejo escapar un suspiro tembloroso. —A veces me pregunto si ella no estaría mejor con padres adoptivos, sí podrían darle más, una vida mejor. —Mírame —exige. Su voz es firme y el profundo timbre resuena a través de mí. Abro los ojos y trabo nuestras miradas—. No digas eso. Tú eres su madre, y has hecho un increíble trabajo con tu bebé. Ella es perfecta. —También se ha ido. —Me estremezco ante mis propias palabras; mi pecho se aprieta con un tipo de dolor que es indefinible. Es el tipo de dolor que solo viene al tener tu corazón arrancado. —Vamos a recuperarla. —¿Cómo puedes estar tan seguro? —Simplemente tengo fe. Lo sé. Deseo que el sueño venga a reclamarme, que me lleve lejos de este momento en el tiempo. Quiero despertar y que todo haya sido un terrible sueño, pero nunca llega y pretender que esta no es la realidad no ayudará a Lily. —Tengo que hacer algo, Logan. No puedo simplemente quedarme aquí y no hacer nada, esto no ayuda. —Sé cómo te sientes, pero no hay nada que puedas hacer. Todo lo que se puede hacer, se está haciendo —afirma con tranquilidad, casi demasiado tranquilo para mí. No estoy segura de cuánto tiempo permanecemos allí, fingiendo que conciliar el sueño es una posibilidad, con la esperanza de que en cualquier momento sonará el teléfono y serán noticias de Lily. Me pregunto cómo la trata Nick, si la está alimentando, si está llorando, y me consumen los pensamientos en mi cabeza. Después de algún tiempo, me levanto y me siento en el borde de la cama. —Ya no puedo estar acostada aquí —digo. —Bajemos. Llamaré a John para ver si nos tiene alguna novedad. Caminamos juntos tomados de la mano; creo que permanecer juntos nos está ayudando bastante en estos momentos. Él necesitando cuidar de mí y yo obteniendo su fuerza, porque todo lo que siento ahora es debilidad y miedo, y cuando no siento eso, solo estoy entumecida.
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Logan le habla a John, pero la única actualización que tiene hasta ahora es que Nick dejó la habitación del hotel temprano esta mañana, muy probablemente antes de venir a por Lily. No ha habido rastros de él desde entonces. Sabemos que no ha tomado un avión y la policía ahora tiene personas en las centrales de autobuses y las estaciones de trenes cercanas. Mis padres se sientan en el sofá frente a mí, mirándome, viéndome agarrar la manta de Lily como si estuvieran aterrorizados de mí o de lo que podría hacer. Tratan de ser solidarios, de decir todas las cosas correctas y sé que debo ser una persona adulta, ser mejor y perdonarlos. Tal vez algún día lo haré, pero ahora mismo no me importa lo que piensan o cómo se sienten ante mí. De hecho, son un par de extraños que están sentados delante de mí y sus sentimientos no tienen relevancia. —¿Mia? —Mi cabeza se gira bruscamente hacia el sonido de mi nombre, y veo a los padres de Logan, Carol y Steven, entrar a la sala de estar. Salto de mi asiento y corro a los brazos abiertos de Carol y empiezo a sollozar incontrolablemente de nuevo. —Oh, cariño. Lo siento mucho —dice, sosteniéndome firmemente mientras Steven aprieta mi hombro. Me sostiene por unos momentos, luego acuna mi rostro entre sus manos y me da una sonrisa triste. —Va a estar bien, ya lo verás. Estará de regreso con Logan y contigo antes de que te des cuenta. Asiento, deseando tan desesperadamente creer en sus palabras, deseando que todos los deseos sean ciertos, que en cualquier momento alguien entre por esa puerta con Lily en brazos. Echo un vistazo a mis padres que miran mi interacción con los padres de Logan con una leve molestia y con lo que solo puedo describir como envidia.
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20 Traducido por Julieyrr Corregido por Daniela Agrafojo
Salto cuando escucho sonar el teléfono de Logan. Debo haberme dormido en el sofá de alguna manera después de pasar la mayor parte del día paseando por la casa y llorando. Mandy y Chris se detuvieron para ofrecer su apoyo. Carol y Steven se han ido a comprar comida, la cual, puedo garantizar que no seré capaz de tocar. Mis padres han mantenido una presencia constante en la casa, pero sorprendentemente se han quedado fuera de mi camino. ―Ha sido visto dirigiéndose al sur, en Park Avenue. Voy a ir a ver qué puedo averiguar ―dice Logan ―Voy contigo. ―No. No te quiero cerca de esa área. Ni siquiera se supone que esté allí. Mantén tu teléfono contigo y te llamaré. ―Pone un rápido beso en mi frente y antes de que pueda discutir, se ha ido, dejándome atrás. Miro a mi alrededor, a esta casa que se ha convertido en mi hogar. Miro alrededor, preguntándome cómo sería vivir sin las dos personas que la hacen precisamente eso, un hogar. Logan y Lily son mi hogar y sin ellos no quiero estar en esta casa. No puedo sentarme aquí ni un segundo más esperando noticias de mi hija, esperando a ver si Logan volverá indemne. Ni un segundo más de hacerme la víctima. Agarro mis llaves y hago una carrera hacia la puerta, lista para abrirme paso a través de cualquiera que trate de detenerme. Puedo oír a mis padres llamándome pero sigo adelante, sin detenerme, sin mirar atrás, porque la verdad de las cosas es que, sin Logan y Lily no tengo nada. Y si hay siquiera una posibilidad de que mi presencia pueda hacer una diferencia en lo que está a punto de pasar, tengo que estar allí. Tengo que tratar de traer a mi familia intacta; no podría vivir conmigo misma si solo me sentara atrás y no hiciera nada. Salto en mi coche y arranco de la calzada en dirección a Park Avenue, no está tan lejos, a diez minutos en auto, a lo sumo. Acelero por la ciudad, rezando para llegar a tiempo, para que Nick no le haya hecho daño a Lily.
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Llego, pero no hay rastro de ellos y la calle está inquietantemente tranquila, aparco a un lado de la carretera y contemplo llamar a Logan, pero nunca me dirá en dónde está, no si sabe que estoy buscándolos. ¿A dónde irían? ¿Cuál sería la siguiente dirección lógica a seguir? De repente me doy cuenta. Desde este punto, solo hay una manera de salir de la ciudad, una forma de escapar, y es cruzando el Puente Bay Street. Pongo el coche en marcha y manejo. Miro por el espejo retrovisor y veo que el coche de mis padres me ha alcanzado, pero no puedo frenar ni detenerme. Todo lo que me importa es llegar a mi familia, mi verdadera familia. No padres a los que nunca les importé, que nunca vieron, escucharon ni se preocuparon por mis sentimientos. En lo que a mí respecta, pueden seguir conduciendo por siempre. Es entonces cuando llego a la entrada del puente, y luego veo la dramática escena desarrollándose ante de mis ojos. Conduzco tan lejos como puedo sobre el puente y hago un alto chirriante. Nick está de pie junto a la cornisa del puente, con una mano, apuntando con un arma a Logan y con la otra, sosteniendo a Lily sobre el borde. Está rodeado por un sinnúmero de agentes de policía con armas en la mano y apuntándolo. Mi corazón se detiene y todo mi mundo es una bruma, una serie de acontecimientos que condujeron a este momento en el tiempo, donde toda mi vida está en una encrucijada. Donde un hombre tiene el poder de decidir la forma en que irá mi destino. Salgo del coche y corro lo más rápido que puedo hacia donde se encuentra Nick a un lado del puente. Antes de que pueda acercarme demasiado, un par de brazos rodean mi cintura, conteniéndome. Lucho contra el oficial e intento liberarme, pero su agarre es demasiado apretado, y sé que no sirve de nada. No hay nada que hacer ahora, no queda más que suplicar. ―¡Nick! ―grito, desesperada por obtener su atención. Es como si el sonido de mi voz presionara el botón de pausa en un DVD. Nadie hace ningún movimiento, todos se congelan, se desvanecen en el fondo y desaparecen, y solo somos nosotros dos. Nick y yo. ―Mia, te lo dije. ¿No te lo dije? ¿No te advertí que te deshicieras de esta niña? ―Lo hiciste. Me advertiste, pero es mía, Nick. Solo mía. No tienes que hacer esto. ―Tuvimos algo bueno y jodiste todo. Pequeña perra estúpida, ¿por qué no te hiciste el aborto cuando te dije? Entonces todavía podríamos estar juntos.
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Me estremezco con el pensamiento, la idea de soportar más abusos de los que ya tuve a manos de este hombre. ―No estás enojado con Lily, sino conmigo, Nick. Solo conmigo. Así que, ¿por qué no le das la niña a Logan? Extiéndela hacia él y puedes tomarme en su lugar. No voy a pelear. Voy a ir contigo y podremos estar juntos. ―¡Mia! ―grita Logan, pero no lo miro, no puedo. Estoy desesperada y decidida a poner a Lily a salvo, y no me importa lo que cueste. ―Nick, escúchame. Dásela a Logan, y tú y yo podemos irnos. Iremos a cualquier lugar que desees. Puedes hacer lo que quieras conmigo. ―Es demasiado tarde, nena. Ahora lo saben, nos seguirán a todas partes, nunca nos dejarán en paz y todo es culpa de esta mocosa ―dice, sacudiendo el asiento de bebé. Jadeo, encontrando cada vez más difícil respirar al verlo sostener a mi hija como una palanca. Empujo con fuerza, rompo el agarre del oficial que me retiene y poco a poco me dirijo al círculo interior, al punto en que estamos rodeados de armas. ―Déjala ir. ―Lo haré. La voy a dejar ir por este maldito puente. ―Cambia la dirección de la pistola y la apunta hacia mí―. No te acerques más, Mia. Sé una buena chica y escúchame. Me detengo en seco y levanto las manos en señal de rendición. ―Por favor. Por favor ponla en el suelo, por favor. Dispárame. Dispárame ya, maldita sea. No me importa, solo no lastimes a la bebé. Levanta el asiento del coche de Lily un poco más alto. ―¡Te voy a disparar! Voy a jodidamente matarte, pero primero, quiero que me veas matarla a ella. Amas a esta mocosa más de lo que me amas a mí y ahora voy a quitarte lo que más amas. Mi latido golpea en mis oídos. Mi cuerpo empieza a sudar y un pánico casi doloroso se establece dentro de mí. Desliza el asiento del coche más allá y lo bambolea para que se cierna sobre el puente. Observo con horror, con los ojos fijos en su mano, sus dedos agarrando el mango. Puedo verlos contraerse, verlos moverse ligeramente, verlo aflojando poco a poco su agarre mientras pierdo la poca cordura y control que tengo. Grito, chillo y lloro de horror; el sonido penetra a través de la noche y se transporta sobre el puente.
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Al tiempo que comienzan a ceder mis rodillas, comienza a desaparecer el mundo. El dolor explota cuando siento mi cuerpo golpear repentinamente con fuerza, mientras conecta al hormigรณn con un ruido sordo, y luego no hay nada. Solo oscuridad.
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21 Traducido por CamShaaw Corregido por Mire
Me pongo sobre mi lado, todavía cansada, agotada, y sin voluntad para abrir los ojos. Quiero estirarme, pero mi cuerpo está un poco dolorido. Recuerdo haber tenido un sueño… ¿una pesadilla? Soñé con un enfrentamiento entre Nick y la policía, de esos que solo se ven en las películas o se leen en los libros. Él era vil, loco y tenía… —¡Lily! —grito, jadeando mientras abro los ojos e intento sentarme. No era un sueño, fue real. Nick tenía a Lily, y se encontraba a punto de echarla sobre la cornisa de un puente. —¿Logan? —llamo, buscando por la habitación. Solo me doy cuenta de que estoy en una habitación de hospital cuando oigo los pasos que se dirigen hacia mí. Cincuenta kilos de peso es levantado de mis hombros cuando alzo la mirada y veo que Logan entra a mi habitación. Me echo a llorar al verlo, y el alivio sale de mí en oleadas. —¡Oh, Dios mío! ¡Oh, Dios mío! Estás bien —lloro, alcanzándolo. Se sienta en el borde de la cama y me sostiene en un abrazo apretado. —No, no, no. No llores, bebé. Estoy bien —dice, meciéndome hacia delante y atrás. —Estaba tan asustada por ti. Temía nunca volver a verte. —Lo siento. Siento mucho que hayas tenido que pasar por eso. —Aprieta su control sobre mí—. Si no estuviera tan feliz de que estés bien, estaría gritándote. ¿En qué pensabas al exponerte allí? Me has dado un susto de muerte. Apoyo la cabeza en su hombro y cierro los ojos. —Tenía que llegar a ella. Necesitaba verla aunque fuera por un minuto. —Hago una pausa, preparándome para la respuesta a la pregunta que he tenido demasiado miedo de preguntar, porque si la respuesta no es lo que quiero que sea, mi corazón se hará añicos—. ¿Lo hizo? —No —dice, empujándome suavemente hacia atrás para poder mirarme—. No lo hizo. Lily está bien. Está en la sala de espera con mi mamá.
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Dejo escapar un suspiro inestable y retengo la amenaza de las lágrimas. — Estuvo a punto de soltarla. Pensé… ¿Puedo verla, Logan, por favor? —Por supuesto. Voy a dejar que la enfermera sepa que estás despierta y traeré a Lily para ti. —Gracias. El médico de guardia me comprueba y me dice que tengo una ligera conmoción cerebral y que debería estar bien para ir a casa por la mañana. Logan regresa unos minutos después que el doctor con Lily en sus brazos. Sonrío ante la vista de ellos, las dos personas que he llegado a amar más en el mundo. Están aquí y se encuentran bien, y de repente es como si el mundo volviera a su eje y todo lo que hace tan solo unas pocas horas andaba mal, volvió a estar bien. Se inclina y me besa la frente y luego me la entrega en brazos. La abrazo contra mi pecho y ligeramente descanso mi barbilla en la cima de su cabeza, respirando su olor a bebé maravilloso. —Oh, Lily, asustaste tanto a mamá. Te extrañé. —También te echó de menos. —Logan, ¿qué sucedió? En un minuto, Nick se encontraba a punto de tirarla por el puente, y lo siguiente que sé es que me despierto aquí. —Oh, bebé. Si alguna vez hubo un momento perfecto para que te desmayes, fue ese. —¿Eh? —Al desmayarte distrajiste a Nick. Me dio tiempo suficiente para entrar y agarrar el asiento del coche. Me aparté de él y apuntó su arma hacia mí, tenía la intención de disparar, pero no tuvo la oportunidad. —¿La policía lo detuvo? —Le dispararon, Mia. Está muerto. Nunca te molestará otra vez, ni a ti ni a Lily. —No puedo creerlo. —Estoy tan feliz, entusiasmada de que no esté, pero al mismo tiempo me siento culpable por alegrarme de su muerte. Sé que en teoría, la vida de todo el mundo tiene valor, y sin Nick no habría Lily, pero él también me quitó algo. Me despojó de mi infancia, mi inocencia, mi elección; todo fue llevado por un hombre egoísta y abusivo—. ¿Es terrible que me alegre de que se haya ido? —No. Era un desperdicio de ser humano. No hacía más que hacerte daño y no habría dudado en matar a Lily. Creo que deberías estar feliz de que se haya ido. Estoy jodidamente eufórico. Emocionado de que no podrá encontrarlas a ustedes dos nunca más.
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—¿Qué pasa con Sarah? Deja escapar un suspiro de frustración. —Sarah actuó por la ira y los celos, pero no hizo nada ilegal. Estuvo aquí antes, bastante conmocionada. Creo que se siente muy mal, Mia, independientemente de cómo se sentía acerca de ti y de mí, no quería que nada malo le suceda a Lily. —Bueno, ella puede mantener la culpa, se lo merece —jadeo. Me sobresalta un movimiento por el rabillo de mi ojo. Levanto la vista para ver a mis padres de pie. Me sorprende su apariencia. No lucen perfectos como siempre. Se ven cansados, derrotados, y un poco desaliñados. Puedo detectar la mirada de culpabilidad en sus ojos de inmediato, humanizándolos. Mi padre habla primero. —Lamentamos interrumpir, pero solo queríamos verte y asegurarnos por nosotros mismos que estabas bien. —Estoy bien. Pueden entrar. —Quiero dejarme llevar por mi inclinación natural de decirles que se vayan, pero ellos permanecieron aquí el tiempo que Lily estuvo desaparecida, y están aquí ahora. ¿Qué clase de persona sería si los alejara después de todo eso? Nos haría demasiado parecidos y he luchado durante mucho tiempo para ponerme al margen de sus crueles métodos habituales. Si yo los tratara de la forma en que me han tratado con tanta frecuencia, no sería mejor que ellos. Dan un paso más dentro de la habitación, caminando hacia el otro lado de la cama donde me encuentro acostada sosteniendo a Lily. Mamá toma asiento y me sonríe. —Es absolutamente hermosa, Mia. Has hecho un trabajo increíble con ella. —¿Están aquí para decirme de nuevo que tengo que renunciar a ella? Porque si es eso lo que quieren, tengo que pedirles que se vayan. —No. No estamos aquí por eso. Como ya dijo tu padre, nos encontrábamos preocupados por ti. Teníamos que asegurarnos de que estaban bien, las dos —dice, solemnemente. Asiento, de pronto consciente de cuán incomodo es esto, de lo poco que en realidad sabemos el uno del otro. Tenemos conversaciones como los extraños, tratando de llenar silencios incómodos con frases de cortesía y gestos. Es una relación desafortunada y me prometo que Lily nunca tendrá que pensar así de mí. —Queremos que vuelvan a casa con nosotros. —Eso viene de mi padre, que ahora está sentado en la silla junto a mi madre—. Las dos, Lily y tú.
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Miro a Logan, cuyos ojos están abiertos con incredulidad. Me mira, pero no dice nada. Ahora que el polvo ha comenzado a asentarse, está dejando que la decisión sea mía, me da la oportunidad de elegir, aunque sé instintivamente que quiere decidirlo por mí. A él nada le gustaría más que sacar a mis padres de esta sala y expulsarlos otra vez de mi vida y la de Lily. —¿Por qué habría de hacerlo? ¿Por qué debería volver a la vida en la que yo no era nada para ustedes? ¿Donde me trataban como si no importara? —Hemos cometido un montón de errores, en los cuales estás involucrada, Mia. Lo sabemos —dice mi padre, y su mirada de remordimiento me hace vacilar. Nunca lo he visto lucir de otra manera que no sea con confiado, decisivo—. No vamos a ganar ningún premio a los padres del año, eso es seguro, pero lo que te hicimos… La forma en que te abandonamos… Esa es la razón por la que Nick llegó a ti. Te dejamos en manos de un monstruo, y a pesar de que podrías haber ido a la policía, a pesar de que podrías haber hecho algo, no lo hiciste porque tenías miedo de que nos hiciera daño. ¿Cómo inspiramos esa lealtad en ti cuando nunca hicimos nada para merecerla? —Son mis padres, los amaba. No quería que nadie les hiciera daño. No importaba cómo me trataban o lo que hacían. Todo lo que quería era que me amaran. Hay lágrimas en los ojos de mi madre. Es difícil para mí ver alguna muestra de emoción real, y me resulta difícil creerlo cuando por mucho tiempo ha estado exenta de nada más que ira hacia mí. —Te amábamos, te amamos, pero permitimos que nuestras prioridades se mezclaran. Dejamos que la necesidad de estatus eclipsara nuestra responsabilidad hacia ti. Lo hicimos tan mal que no pudiste sentirte lo suficientemente cómoda para decirnos que eso te hacía daño y cuando viniste a nosotros con tu embarazo, te defraudamos una vez más. »No esperamos que nos perdones de inmediato, pero nos gustaría tratar de ser una familia, todos nosotros, incluyendo a Lily. Podemos comenzar de nuevo, hacer mejor las cosas, ayudarte a darle a Lily el futuro que se merece. —Eso es todo lo que quiero. Todo lo que siempre quise fue darle a Lily el futuro que se merece y lo siento, pero es por eso que tengo que quedarme aquí con Logan… si él todavía nos quiere. —¿Qué? Por supuesto que las quiero. ¿Cómo puedes preguntarme eso? Las amo, a las dos. Somos una familia, ¿cierto?
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Mi corazón se acelera ante el sonido de sus palabras, al oírlo decir que nos ama, reafirmando que quiere su vida con Lily y conmigo; es casi demasiado bueno para creerlo. Me asustaba tanto que tras decirle la verdad sobre mi pasado, lo que me hizo Nick, él no sintiera lo mismo, pero no podía estar más equivocada. —Correcto —respondo con una sonrisa. —Bueno, sin duda apoyamos tu decisión. Solo para que sepas, la puerta siempre estará abierta, siempre tendrás un hogar con nosotros. —Aprecio que digas eso, papá. Se pone de pie y asiente. —Vamos a irnos ahora. Por favor, llámanos. Nos gustaría mantenernos en contacto, trabajar en nuestra relación y, quizás, llegar a conocer a nuestra nieta, si nos lo permites. —¿Por qué no se quedan uno o dos días más? Saldré de aquí mañana y, ¿tal vez podrían venir a casa para el almuerzo? —pregunto y busco la aprobación de Logan, que me da una sonrisa. —Nos encantaría eso, Mia. Llámanos al hotel cuando te instales —dice, inclinándose y dándome un beso en la frente, y otro en la cima de la cabeza de Lily. Mamá hace lo mismo y luego se van, y con ellos, se ha ido un montón de rabia y resentimiento que ya no quiero que sea parte de mi vida.
***
Logan camina conmigo hacia el interior de la casa, rodeando mi cintura con su brazo y llevando el asiento para autos de Lily con el otro. Me lleva con cuidado hasta el sofá y, suavemente, me hace sentar. —No te muevas —ordena. Luego coloca el asiento de Lily en el suelo, la desabrocha y la pone en su corralito. —Solo me desmayé, Logan. Estoy bastante segura que de puedo seguir con normalidad. —Te golpeaste la cabeza muy fuerte, jefa. No tomemos ningún riesgo. ¿Quién soy yo para discutir? Si cuidarme y obligarme a tomarlo con calma por un día o dos lo hace sentirse mejor, es lo menos que puedo hacer por todo lo que ha estado haciendo por mí. —Me siento usada. Sucia, muy sucia para estar con alguien como tú. —Sabes que eso no es verdad, ¿no?
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—Sigo pensando que te mereces algo mejor que esto. Te mereces tener a alguien que no tenga tanta carga emocional como yo. —Nadie es perfecto, ¿sabes? Todo el mundo tiene algo, una parte de su vida que les gustaría cambiar y no depende de ti lo que yo elija. Te amo, estoy muy seguro de eso. —También te amo. Es solo que no quiero que te despiertes un día y te des cuenta de que cometiste un gran error. —El único error sería despertar un día y no tenerte allí. No voy a dejar que suceda eso, no puedes escapar de esto, Mia. Esta es tu vida, aquí conmigo y será una buena vida si tú permites que la tengamos. —Puedo intentarlo. —Has estado tratando con todo este estrés durante mucho tiempo. El abuso de Nick y tener un bebé como resultado, los problemas con tus padres y ahora el secuestro de Lily… Creo que necesitas ver a alguien, nena, hablar con alguien, ordenar todas tus emociones para que puedas seguir adelante y no ser perseguida por toda esa mierda. —No quiero tener que revivirlo. No quiero tener que pensar en ello, y mucho menos hablar al respecto. —Un día, Lily va a querer ir a una fiesta de pijamas en casa de su amiga. Va a querer hacer valer su independencia, ir al cine o al centro comercial. ¿Vas a ser capaz de dejar que haga estas cosas sin volverte loca de preocupación? —No —susurro. —¿Vas a hablar con alguien? —pregunta, acariciando mi mejilla con su mano. —Sí. Lo haré. —Bien. —¿Qué voy a decirle? —¿Qué vas a decirle a quién? —pregunta, sacudiendo la cabeza. —A Lily —contesto, mirándolo—. ¿Qué voy a decirle cuando me pregunte por su padre? Inclina la cabeza y me mira por un momento; no me cuestiono mucho tiempo qué está pasando en su mente cuando habla por fin. —Le vas a decir la verdad. Que su padre la ha amado desde la primera vez que la sostuvo en sus brazos y la meció para dormirla. Le dirás que su padre
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siempre ha estado ahí para ella y la ha cuidado. Soy su padre y siempre lo seré en todas las maneras que cuente, y si te hace sentir mejor, puedo ir con la abogada de alto precio de tus padres y pedirle que redacte nuevos documentos de adopción, los que me hagan legalmente el padre de Lily. —¿Lo harías? —cuestiono, apenas creyendo que pueda hablar en serio con respecto a hacer de Lily su hija legalmente. Que alejaría a la niña de un hombre malvado y la criaría como propia. —Sí, lo haría. De hecho, quiero hacerlo. Somos una familia, así que deberíamos hacerlo legal. —Cuando me enteré que estaba embarazada, pensé que se terminó mi vida, que todo mi futuro había sido destruido. Nunca me hubiera imaginado que las cosas acabarían así, que iba a tener una hija hermosa y un hombre increíble a mi lado. Nunca hubiera creído que esto podría ser posible. —Quiero casarme contigo, Mia, y si piensas que es demasiado pronto, voy a entenderlo. Sé que solo tienes dieciocho años y si prefieres esperar un par de años, entonces te lo daré, pero esto es para mí. Lily y tú son mi familia y nunca voy a ser capaz de dejarlas ir. No quiero que nunca ninguna de las dos se vaya. —¿Eso fue una propuesta? —pregunto, incapaz de ocultar la esperanza en mi voz. Sé que soy joven, que tengo solo dieciocho años, pero he pasado más en este corto tiempo de lo que algunas personas en toda la vida. Tener una hija me ha obligado a madurar antes de lo que me hubiera gustado, pero no puedo cambiar eso. Todo lo que puedo hacer es asumirlo y esperar mi futuro. Todo lo que sé es que un futuro con Logan es mucho más de lo que esperaba, tenerlo en mi vida es solo una prueba de que las cosas buenas pueden suceder incluso en los momentos más difíciles, que hay luz más allá de la oscuridad. Jala mi mano a la suya. Es un simple toque que envía una oleada de calor a todo mi cuerpo. —¿Quieres que sea una propuesta? —Creo que sí. —Entonces, sin duda lo fue. Dejo escapar un suspiro mientras trato de asimilar este acuerdo después de todo lo que ha ocurrido en los últimos meses. Trato de entender cómo pude haber llegado a ser tan afortunada como para terminar en esta ciudad, topándome con Logan en ese hospital y que él se interesara en mí. ¿Qué si no nos hubiéramos conocido, si me hubiera ido para valerme por mí misma? ¿Habría sido capaz de sobrevivir sola con una bebé, o habría terminado como Amy, la hermana de Logan? Una vez me dijo que se unió a las fuerzas
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policiales para poder hacer algo bueno, para poder ayudar a alguien, y tal vez, salvar a alguien de la manera en que no pudo salvarla. —¿Qué hacemos? ¿Qué sucede ahora? —pregunto. —Ahora vivimos nuestras vidas. Hacemos planes juntos y construimos un futuro. Un futuro con Logan es la absoluta y total perfección para mí. —¿Tienes alguna idea de cuáles son los planes que debemos hacer juntos? —De hecho, sí. Para empezar, voy a dejar la fuerza policial. —¿Qué? —chillo, casi en shock—. ¿Por qué? Pensé que amabas tu trabajo. —Me encanta la idea, la emoción de sacar a los criminales de las calles y ayudar a las personas que lo necesitan, pero que Tim haya recibido un disparo, fue un llamado de atención para mí. No quiero que alguien venga y llame a nuestra puerta para decirte que me han disparado o algo peor. No quiero que pierdas el sueño por la noche preguntándote si voy a volver a casa, o que Lily tema que su padre salga de la casa porque quizá no regrese. No quiero nunca que tengas que llorar por mí. Quería ayudar y salvar a la gente. Eso es todo lo que siempre quise. —Tú me ayudaste, me salvaste. Has salvado a Lily. Baja la cabeza sobre la mía y junta nuestras frentes. —Entonces cumplí mi objetivo, hice lo que me propuse y puedo salir de la fuerza sintiendo que hice una diferencia y me siento bien por eso. —Bueno, ¿qué vas a hacer? —Voy a hacer lo que fue planeado para mí desde el día en que nací —dice con una sonrisa—. Voy a hacer un hombre muy feliz a mi padre y voy a trabajar para él en su empresa y a hacer mucho más dinero de lo que nunca podría hacer siendo policía. —Pero, ¿te hará feliz? —Acaricio su mejilla de la manera en que siempre lo hace conmigo. —Sí, me hará feliz. Es lo que quería antes de que perdiéramos a Amy. Siempre sentí que ese era mi lugar, ayudar a llevar a cabo la empresa de mi padre. Es lo que siempre asumí que haría. Pensé que tenía que tomar un pequeño desvío por un tiempo, pero ahora estoy listo, estoy preparado para tomar mi lugar en la empresa. —Si estás seguro de que va a hacerte feliz, entonces estoy feliz por ti, y tengo que admitir que también estoy un poco aliviada.
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—Me alegro —dice, besando la punta de mi nariz. —Solo tengo que averiguar lo que voy a hacer ahora. —Sé lo que vas a hacer. —¿Sí? ¿Qué? —Ya lo verás. Solo confía en mí. Confía en mí, dice, dos palabras que durante tanto tiempo me causaron más que ansiedad, palabras que nunca podía creer debido a que para mí la “confianza” siempre fue una mentira. Algo que la gente usaba para manipular mis emociones y sentimientos, para poder someterme a su voluntad. Confiar en la gente a lo largo de mi vida siempre venía con una bonita y gran dosis de decepción y consecuencias. Logan llegó y lo cambió, me mostró que la confianza es posible, es real y es hermosa cuando es dada a la persona adecuada, y dársela a él no fue fácil, pero fue el acto que me sacó de las tinieblas y me llevó al amor. Lo miro, todo mío y le doy las palabras que sé que ha estado esperando desde que nos conocimos. —Confío en ti.
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Epílogo Traducido por ElyCasdel Corregido por Emmie
Cuelgo el teléfono de la conferencia en que he estado atrapado la última hora y media. Me encanta mi trabajo, pero las llamadas telefónicas como esas no son el motivo por el qué decidí venir a trabajar a la empresa de mi padre. Son muy pocos los días como hoy, pero no puedo esperar a largarme de esta oficina. Guardo mis papeles y los meto en el portafolio mientras que, simultáneamente, apago la computadora. Todavía no son las cinco en punto pero estoy tan harto. Llego al elevador y presiono el botón hacia el cuarto piso. Alzo la mirada para ver los números de cada piso encenderse mientras desciendo. Después de varias paradas en muchos pisos, las puertas finalmente se abren en el cuarto y me deslizo entre los cuerpos que hay dentro del elevador. Voy hacia las brillantes puertas dobles de colores y pongo el código de cuatro dígitos en el muro. Las puertas se desbloquean y soy transportado a un mundo completamente diferente. Esto es, por mucho, la mejor parte de mi día. Me recibe una joven con ojos cafés y cabello a juego. —Hola, señor Tate. Ella lo está esperando. Sonrío y asiento, y camino lentamente por el pasillo, luego entro a la última habitación de la izquierda. Y, como si fuera lo debido, ella me ve antes que yo a ella. —¡Papi! —¡Lily! —grito, agachándome lo suficiente para levantarla cuando corre a mis brazos. Envuelve los bracitos alrededor de mi cuello mientras le doy besos por toda la cara—. Te extrañé, cacahuate. ¿Cómo estuvo tu día?
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—La señorita Lori intentó hacerme tomar la siesta otra vez, papi. —¿En serio? —pregunto, exagerando mi tono para ella. Saco su lonchera y abrigo de los cajones que se alinean en la pared, y mientras la cargo fuera de la habitación, le sonrío a la profesora de Lily. —Así que, ¿qué pasó? ¿Tomaste la siesta? —Le sonrío y presiono el botón del elevador otra vez. Suspira. —¿Aún puedo ver a Yoyo Bears esta noche? Retrocedo con ganas de reír y entro al elevador. —Sí puedes, si tomaste la siesta. —Papi… —lloriquea. —Entonces, ¿tomaste la siesta? —No me gusta dormir en el suelo, papi. —No es el suelo, Lily. Tienes una manta y una bolsa de dormir. Es muy cómodo, al menos deberías intentarlo. Cuando tomes la siesta, lograrás quedarte despierta hasta tarde para ver Yoyo Bears. —Está bien —dice, descansando la cabeza en mi hombro. Esta pequeña tiene el poder de transformar un día de mierda con solo un destello de sonrisa. Ni siquiera puedo recordar cómo era mi vida sin ella. Salgo rápidamente del edificio y salto al asiento trasero de un coche en espera. Dejo a Lily en el asiento elevado y la acomodo. Detesto que me lleven, pero vivir en la ciudad de Nueva York y manejar al trabajo es casi imposible. Los días que Lily tiene maternal, opto por utilizar el auto de la compañía, de otra forma, uso otros tipos de transporte. Andar en esta ciudad con un niño, requiere una planificación cuidadosa, pero vale la pena por la vida que vivimos. Mia, Lily y yo, nos mudamos a Nueva York después de que Lily fuera secuestrada por ese hijo de puta, Nick. Cuando la recuperamos, me di cuenta que mi razón para convertirme en oficial de policía había sido satisfactoria. Sí, quería luchar contra el crimen y hacer más segura la ciudad, pero creo que en realidad solo quería ayudar a personas en problemas de la manera en que no pude ayudar a mi hermana, Amy, y cada vez que lo hacía, me sentía un poco menos fracasado. Nunca entendí cuán profunda era la culpa que cargaba en lo que concernía a su muerte, pero luego conocí a Mia. La asustada pero valiente Mia, con un bebé recién nacido y nadie que la ayudara. Entró a mi vida y la puso sobre su eje; su presencia me dejó desorientado y me lanzó en territorio desconocido.
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Convertirme en el protector de Lily y Mia se volvió totalmente consumidor para mí, era tan importante como tomar mi siguiente respiro. Fracasar no era una opción, nunca cuando conllevaba asegurarme de que no terminarían afrontando el mundo solas. Supe desde el momento en que la conocí, que era diferente para mí, no se parecía a ninguna otra que hubiera conocido. Sentí desde nuestra primera conversación, su determinación intensa y voluntad de sobrevivir. Sin embargo, nunca imaginé que terminaría enamorándome de ella ni teniendo la abrumadora necesidad de reclamar a Lily como mía. Tener una familia no se encontraba en mi radar, ni siquiera cerca, pero ellas cambiaron eso para mí y lo agradezco cada día. Quince minutos después, estoy desbloqueando la puerta delantera e introduciendo a Lily en nuestro apartamento. Bueno… El apartamento de mis padres que, cortésmente, nos dejaron ocupar cuando decidimos mudarnos a la ciudad, lo que nos permitió mantener la casa en Pennsylvania que todavía usamos seguido. —¿Quieres ver un poco de televisión mientras preparo la cena, cacahuate? —Me agacho para desabrochar su abrigo. —Sí. —De acuerdo. —Le sonrío y toco la punta de su nariz con mi dedo. La acomodo en la sala y me dirijo a la cocina. Unos momentos después, mi teléfono chilla, alertándome de un mensaje de texto. Reviso la pantalla y veo el nombre de Mia. ¡De camino a casa! Mia se encuentra en tercer año de Trabajo Social en la Universidad de Nueva York. Después de todo lo que pasó, quiso ser capaz de hacer una diferencia y ayudar a otros. Se dio cuenta de la importancia de tener profesionales calificados para asistir a personas en necesidad. Tuvo que ver a un terapista extensamente, para terminar por fin con los eventos de su pasado, para entender los efectos de lo que le había pasado y poder vivir una vida libre de miedo y culpa. Quince minutos después, escucho la puerta delantera al abrirse y el usual grito: “¡Mami!”. Eso me hace sonreír siempre; nunca me cansa. —Hola, Lily Bee. —Escucho en respuesta. —Mami, ¿puedo ver a Yoyo Bears esta noche? —Mi cuerpo tiembla con una risa silenciosa. Si hay algo que puedo asegurar sobre Lily es que es implacable. —¿Tomaste la siesta en la escuela?
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—¿Papi y tú siempre dicen las mismas cosas? —responde. Niego con la cabeza, los niños son increíbles. —Sí —dice, y con eso se termina la conversación y casi puedo garantizar que Lily se planta de nuevo frente a la televisión con un puchero en la cara. Un par de brazos se deslizan alrededor de mi cintura desde atrás. —Hola, bebé —dice y descansa su cabeza en mi espalda. —Hola, jefa —respondo, girándome para estar cara a cara. Me inclino y la beso hasta que su cuerpo se relaja en mis brazos—. ¿Cómo estuvo tu día? — pregunto, cuando rompo el beso. —Estuvo bien. Tuvimos un repaso para mi examen de sociología, nada importante. —¿Cuántos exámenes te faltan? —Solo dos. —¿Ya te registraste para el siguiente semestre? —pregunto, bajando el calor en la estufa. —Sobre eso… —Se aleja y mira al techo, e inmediatamente pienso que esto no puede ser bueno. —¿Qué? —Lo he estado pensando recientemente y… —¿Y qué? —digo, cruzando los brazos sobre mi pecho y recargándome en el mostrador de la cocina. —Lily está creciendo y por mucho que adore estar en la ciudad, extraño nuestro hogar. Extraño estar con la familia y quiero que Lily vaya a una escuela donde pueda estar segura en el patio y… —Las escuelas aquí tienen patios seguros, Mia. —Bueno, ya sé, pero la ciudad es tan ruidosa y… grande. No tenemos patio trasero aquí para jugar, y durante el verano solo puede hacerlo cuando pasamos los fines de semana en la casa, y a ella le encanta estar allá. Alzo la cabeza y le sonrío. Por bastante tiempo, luego de que encontráramos a Lily, siempre dudaba cuándo me iba a decir cómo se sentía. Creo que tal vez le asustaba mi reacción, tal vez le asustaba que la rechazara o me enojara con ella porque es lo que siempre conoció. Descubrí que sonreírle siempre ayudaba a
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aliviar algo de su tensión, eso la hacía ver que era un lugar seguro, alguien que la amaría en lugar de juzgarla. —¿Qué estás diciendo? —Puedes transferirte a la oficina de Pennsylvania, ¿no? Asiento lentamente, aún sonriéndole. Es adorable cuando se pone así de nerviosa. —Puedo hacer eso, sí, pero te queda un año de escuela. Si vamos a mudarnos a casa en Pennsylvania, ¿no deberíamos hacerlo cuando ya estés graduada? —Nuestra boda es en un mes. Dejo caer mi cabeza hacia atrás y me río. —¿Por qué cambias el tema? —No lo hago —responde a la defensiva—. Solo extraño nuestra casa, Logan. Es curioso cómo ella nunca lo consideró un hogar al apartamento. Mantiene recuerdos especiales para ambos, hicimos aquí el amor por primera vez, pero su “hogar” siempre es la casa de Pennsylvania donde todo comenzó entre nosotros. —Solo he pensado que una vez que nos casemos, me gustaría pasar más tiempo contigo en casa, y quiero pasar tanto tiempo como pueda con Lily antes de que comience el jardín de niños, que me gustaría que hiciera en Pennsylvania. —Así que, ¿quieres renunciar a la escuela? —Bueno, cuando lo pones así... —dice rodando los ojos—. No quiero renunciar. Quiero tomarme un descanso. —¿Un descanso para que podamos mudarnos a casa? ¿Qué cuando termine el descanso y quieras regresar para terminarla? Estaríamos en Pennsylvania con una niña en la escuela, y no es como si pudiéramos transferirla en ese punto y dudo que quieras viajar diariamente a la ciudad. —Confía en mí, bebé —dice, corriendo sus manos hacia arriba por mis brazos y envolviéndolos alrededor de mi cuello—. Hablé con mi asesor y cuando esté lista, puedo terminar mi curso en línea, e incluso me ayudarán a encontrar un lugar cercano cuando necesite hacer mi internado. —¿Por qué me estás diciendo esto ahora? —Quería conocer mis opciones antes de decir cualquier cosa, en caso de que no fuera posible. Logan, aquí no es nuestro hogar. Me diste esto porque era mi sueño. La Universidad de Nueva York era mi sueño y ha sido genial, pero algunas veces los sueños cambian y ahora solo quiero que nuestra familia crezca en nuestra
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bonita casa en Pennsylvania. Además, extraño conducir mi auto. Estoy cansada del subterráneo y el tránsito. —Ooooh, tránsito. ¡Qué horror! —me burlo de ella—. ¿Cómo pude haberte sometido a eso todos estos años? —No seas idiota —dice con una risita. Me pongo serio un momento porque aunque sea maravilloso regresar a casa, necesito saber qué es lo que de verdad quiere ella. —Te daré lo que quieras, lo sabes. Mientras sea lo que quieres realmente. Creo que ir a casa sería genial para todos. Deja salir un chillido y se aprieta a mí, jalándome para un gran abrazo. —Sin embargo, ¿crees que el descanso es necesario? Si vas a terminar tu licenciatura desde casa, ¿por qué no terminar ya con ello? —pregunto. Creo que una parte de mí solo se encuentra asustado de que si se establece siendo ama de casa, no terminará su licenciatura. No es que me importara que se quedara en casa para criar a Lily si es lo que quiere de verdad, pero sé que sus sueños son más amplios que eso. Sé que tiene una profunda necesidad de ayudar a las personas, especialmente mujeres jóvenes y niños. —Sí. Con respecto a eso… —Me estremezco cada vez que dices eso. —Suspiro. —Bueno, hay algo más que creo que debes saber. Ruedo los ojos. —Oh, por Dios, Mia, te amo, nena pero dilo ya. —Estoy embarazada. Abro la boca, luego la cierro de nuevo inseguro de qué decir. Miro en los alrededores, buscando cámaras o cualquier otra indicación de que esto podría ser algún tipo de engaño o broma pesada. La miro de nuevo y me sigue sonriendo. —Estás mintiendo. —No —dice con un brillo en sus ojos. —¿Cómo? —pregunto escépticamente. —Bueno, Logan, todo comienza cuando un hombre y una mujer… Le cubro la boca con mi mano y le sonrío. —Sé cómo, listilla, pero ¿cómo? Pensé que estabas con la píldora. —Destapo su boca y deja salir otra risita. —Cuán rápido olvidas, ¿eh? ¿Recuerdas hace poco cuando te dije que se me terminaron las píldoras y tenía que conseguir una nueva prescripción?
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—Vagamente —respondo. Es una mentira, lo recuerdo totalmente. —Y, ¿recuerdas lo que dijiste? “Oh, no te preocupes nena, usaré condones hasta que se arregle”. —Eso puede sonar familiar. —Prácticamente puedo recitar la conversación de memoria. Sí, le dije que nos protegería hasta que retomara la píldora. —Pero no fuiste exactamente consistente con eso. No puedo evitar reírme, qué hombre en una relación monógama quiere usar un condón alguna vez. Me encontraba más que caliente y no quería esperar, así que dije lo que tenía que decir para obtener algo. —Bueno, ¿regresaste a la píldora? —pregunto intentando reflejar algo de culpa. —Sí. Pero evidentemente el daño ya estaba hecho. —Bueno, ¿no eres un desastre? —Río. Dios, la amo. No sé lo que hacía antes de que ella llegara a mi vida. Pensé que era feliz tal como iban las cosas, disfrutaba de ser un policía, me gustaba estar soltero y no tener ataduras reales con nadie, pero una vez que ella puso un pie en mi casa, fue como si perteneciera absolutamente ahí. No fue hasta que puso un pie en esa casa, que se convirtió en un hogar. —¿Qué se supone que haga contigo, eh? —¿Te vas a casar conmigo? —¿Una boda forzosa? Me golpea en el brazo. —Hemos estado planeado esta boda por un año, difícilmente es una boda forzosa. —Eres una verdadera alborotadora, ¿sabías eso? —Sí, pero lo valgo. Y es cierto… lo vale, vale todo lo que tengo. Pero me encuentro feliz de que lo entienda por sí misma, que entienda cuánto significa para mí. Que mi mundo entero comienza y termina con ella, Lily y ahora este bebé. —Sabes que soy feliz, ¿cierto? Te amo y estoy emocionado por ser padre otra vez. Me entusiasma experimentar este embarazo contigo y estoy seguro de que no vas a tener que pasar sola por esto… —Pero…
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—Pero, quiero asegurarme que estás bien con esto. Solo tienes veintiuno y ya renunciaste a mucho de tus locos años salvajes por mantener a Lily. Quiero asegurarme de que esto es lo que quieres realmente. Frunce el ceño y me golpea en la cabeza. —Suficiente con el abuso ya —digo con una risa. —Por supuesto que es lo que quiero. He llegado a hacer un montón de cosas en los últimos años. Me has dado la libertad de hacer amigos, salir y experimentar la vida de universitaria, y estoy muy segura de que recuerdo venir tambaleante un par de veces por mi estado de borracha. —Y tomé ventaja de esas veces. Se ríe de nuevo y deja un beso en mis labios. —Mi argumento es que estaré por siempre agradecida por lo que me has dado, pero a esta altura de mi vida, no hay nada más importante que mi familia. Un nuevo bebé se añadirá a eso y tienes razón, vamos a lograr experimentarlo juntos y será increíble. —Bien —susurro en su oído. —¿Bien? —Sip, vamos a casa, bebé —digo, jalándola de regreso a mis brazos, donde pertenece. La verdad es, que podemos quedarnos en este apartamento en la ciudad por siempre. Podemos regresar a Pennsylvania o mudarnos a otro lugar, no me importa. Hogar no se trata de un refugio, hogar es donde esté Mia; es donde estén Lily y nuestro nuevo bebé. Nada más importa, nada siquiera se acerca.
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Sobre la autora Alice Montalvo-Tribue vive con su marido y su hija en Nueva Jersey. Ella tiene una licenciatura en comunicaciones y en la actualidad estĂĄ trabajando en su maestrĂa. Pasa la mayor parte de su tiempo libre leyendo, escribiendo, y cuando puede permitĂrselo, sentada en la playa bebiendo una margarita.
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