Estructuro mi proyecto
Cuando detectamos qué es lo importante en nuestras vidas organizamos lo que somos: pensamientos, sentimientos y actitudes, y así atendemos a eso que consideramos que cautiva toda nuestra atención. Todo lo orientamos hacia esto que nos “atrapa”. Esto nos hace sentir plenos y realizados. Porque es lo más importante dedicamos nuestro tiempo, invertimos energía y dinero. Le obsequiamos todo nuestro interés y procuramos que nada distraiga nuestra atención. Para lo que es trascendental en la vida de cada uno, todo esfuerzo, toda renuncia y todo sacrificio vale la pena. El proyecto de nuestra vida es vital. No sólo es la respuesta a una exigencia académica, es la felicidad personal y colectiva la que está en juego. Por eso, el proceso que hemos iniciado y que seguimos construyendo debe tener bases sólidas y fuertes. Sobre esta solidez y fortaleza edificamos, construimos nuestro ser. Lo más importante debe ir primero. Pero debemos preguntarnos ¿Qué es lo primero? ¿Qué es lo más principal en mi vida? Cuando respondamos a esta pregunta podremos comenzar a edificar nuestro proyecto. Para la buena estructuración de éste debe tener en cuenta a los que lo rodean, a los que lo invitan a salir de sí y proyectarse, a quienes le indican con claridad por dónde debe orientar su vida, a los que le permiten disfrutar su profesión y saborear su vocación. Seguramente, ha comprendido que no es capaz de realizarse con base en sus propias fuerzas, con sólo confiar en sus capacidades; sino que ante la fragilidad, recibe el apoyo de otros que directamente intervienen en su historia, para aclararle el camino y acompañarlo permanentemente. Debe estar en comunicación consigo mismo y con los que le rodean. Puede llegar a pensar que hace esta comunicación, pero es posible que sea sólo una manifestación de egoísmo, superficialidad y desinterés. Hay personas a su alrededor que quieren lo mejor para usted y por lo mismo le indican cómo hallar la fortaleza, la firmeza y seguridad para que su proyecto no sea una ilusión o un fracaso. Que no sea una simplicidad y mediocridad. ¿Qué se entiende por proyecto de vida? A nivel etimológico la palabra proyecto proviene del latín proyectus o proiectus, participio pasado de projícere o proiícere que quiere decir arrojar hacia, lanzar de. De este modo se entiende que pro significa hacia y já-cere, lanzar. Este sentido aplicado a la vida del hombre adquiere un significado fundamental, la posibilidad que éste tiene para lanzar-de-hacia. En otras palabras, el ser humano puede desplegar desde si (pasado y presente) su propia existencia, pero en sentido de
futuro. En perspectiva más general, proyecto de vida podría definirse como la elaboración de planes a corto, mediano y largo plazo en lo personal, familiar y/o laboral, y para que dicha construcción sea pertinente, posible y actúe como motor del comportamiento, debe hacerse sobre la base de la identificación de las propias características (intelectuales, afectivas, físicas y morales) y las condiciones del ambiente (familiar, ocupacional, profesional, etc.) en las cuales se desarrolla la persona. En otras palabras, es lo que nos proponemos hacer a partir de un conocimiento real de nosotros mismos y de nuestro entorno. En una óptica antropológica la definición del concepto “proyecto de vida” adquiere una dimensión más precisa, para lo cual se expondrán algunas singularidades de la condición humana que servirán de base para definir actitudes que tienen que ver con la capacidad de realizar un proyecto de vida y finalmente, tratar de definirlo sin pretender abordar el tema en toda su amplitud. Metodológicamente se ha avanzado tomando inicialmente algunas condiciones propias del ser humano que definen posteriormente una actitudes concretas que se relacionan directamente con un acercamiento a lo que se podría considerar como proyecto de vida, esto último es lo que se intentará describir. Entonces, proyecto de vida puede considerarse como la autoafirmación de la persona que inicialmente tiene como fin su propia realización en términos de proyección, es decir, de futuro, lo cual implica asimilar el pasado, conocer el presente y tomar conciencia de su libertad, en el sentido de conocimiento de los propios límites que brindan el contexto y la disposición individual, de modo que en esta búsqueda constante, diaria, el otro sea descubierto también como fin y se traduzca en acciones concretas de responsabilidad, re-creación y co-creación, creatividad, esperanza y creatividad, en otras palabras, de sentido de comunidad. El proyecto de vida hace valiosa la posibilidad de pensarse hacia delante teniendo en cuenta al que está en mi entorno, no sólo comprendido como mi pasado, mi presente y mi futuro, o como contexto, o como medio, sino como fin de dicha búsqueda para brindar esperanza, liberación, sentido a la existencia, de forma creativa y responsable. “Todos los seres humanos tenemos una vocación, un llamado. Descubrir cuál es nuestra vocación es una tarea ardua, que exige de cada uno sinceridad, recogimiento, confrontación, y ante todo, decisión”. El mundo en el que nos corresponde vivir encontramos desorden, confusión y desorientación, los valores no se viven con la misma intensidad y claridad que hace algunos años. Se puede afirmar que se tienen otros. Permanentemente apreciamos la oscuridad, el pesimismo y una cultura en la que predomina el odio y la muerte. Vivimos en una sociedad que tiene muchas características, es materialista, agresiva, desconfiada, consumista y poco amiga de la intimidad. En nuestro país es creciente el miedo, el terror, el narcotráfico, la violencia y la muerte. No se vive con optimismo, con confianza y con esperanza; hay un triste
panorama. A pesar de tanto negativismo se aprecia una luz, una invitación a construir con base en lo bello, en lo hermoso, se nos llama a superar la indiferencia, el egoísmo y poder construir un proyecto con base en el amor, el perdón, la alegría, la generosidad y el servicio. En nuestro país son muchos los desplazados, los que no tienen techo, ni con qué alimentarse correctamente. En muchos sitios de la geografía colombiana abundan analfabetas y los que carecen del mínimo medio de educación. La pobreza material se une íntimamente a la pobreza espiritual e intelectual. Parece que sólo la salida a estos problemas es la violencia o el odio. El proyecto que estamos invitados a construir es fortalecido y sostenido en la medida de que seamos conscientes de que somos una familia, una comunidad que se compromete con el hombre, se encarna y le sirve. Este proyecto tiene más credibilidad en la medida que más experimente ese sentimiento que nos invita a dar lo mejor de nuestros sentimientos, pensamientos y acciones. El proyecto de vida que estamos invitados a realizar, tiene su pleno fundamento en la totalidad del ser del hombre, completo, sin fracciones y recobrando constantemente su dignidad. Se nos permite que construyamos un proyecto desde nuestra cultura, donde comprendamos mejor la fe que vivimos, la aceptemos y la proclamemos con toda nuestra energía. Nuestro proyecto está llamado a construir con eficacia la totalidad de la persona que vive en comunidad. En este trabajo pretendemos que cada uno de nosotros pueda construir un mundo mejor, con base en sus cualidades y virtudes. Nuestro último destino no es la muerte, no es la sepultura, no nos terminamos en el cementerio, ni acabamos en la sepultura. Debemos buscar que el proyecto que realizamos dé los frutos que siempre se esperan. Por ello, éste no puede asustar ni amenazar. En ocasiones, el hombre de hoy no puede controlar el fruto de su trabajo, el producido de su entendimiento y de su voluntad. A veces se aliena y lo que parece que es bueno, se vuelve en su contra. Por estas razones, no es libre para realizar su proyecto, ya que vive en el miedo. El hombre llega a temer a su misma genialidad, a su iniciativa. Se puede autodestruir, por eso necesita en su proyecto planificar racional y honestamente. Para realizar bien nuestro proyecto, debemos buscar ser dueños y custodios de la naturaleza, que de una manera inteligente y noble la manejemos, no que la destruyamos. El progreso de la técnica, y el desarrollo de la civilización exigen también un desarrollo proporcional de la moral y de la ética. Pero parece no tener el mismo ritmo. El ser humano se vuelve más maduro espiritualmente al realizar su proyecto de vida, es más consciente de la dignidad de su humanidad, responsable, abierto a
los demás, y particularmente a los más necesitados y a los más débiles. Se disponible a dar y prestar ayuda a todos. “ ... El hombre no puede renunciar a sí mismo, ni al puesto que le es propio en el mundo visible, no puede hacerse esclavo de las cosas, de los sistemas económicos, de la producción y de sus propios productos. Una civilización con perfil puramente materialista condena al hombre a tal esclavitud ... Sometiendo al hombre a las tensiones creadas por él mismo, dilapidando a ritmo acelerado los recursos materiales y energéticos, comprometiendo el ambiente geofísico, estas estructuras hacen extenderse continuamente las zonas de miseria y con ella la angustia, frustración y amargura ...” El proyecto de vida que realiza el hombre está afianzado en la esperanza de un mundo mejor que surge de una capacidad humana creadora y entusiasta, ha de autorrealizarse aguardando y luchando. “... No os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos con la renovación de vuestra mente ...” El proyecto que realizamos se inserta en la comunidad, una comunidad en donde todos somos iguales, en donde podemos compartir y dar lo mejor de sí. Necesitamos hacernos radicalmente hermanos. Al ir realizando nuestro proyecto nos damos cuenta que no podemos destruir a la persona que nos acompaña, que no podemos pisotear su dignidad, porque sufrimos el daño nosotros mismos. En un proyecto de vida debemos buscar que tanto el hombre como la mujer se revaloricen y se enaltezcan. El ser conscientes, en la realización del proyecto de la dignidad que poseemos, nos hace corresponsables, aptos para discernir la verdad y seguirla frente al error y al engaño, sin dejarnos someter a los procesos económicos y políticos, con la obligación de humanizarlos, recordando siempre que hay una ley moral y se hace oír en nuestras conciencias. Nuestro proyecto nos hace tener muy en cuenta a la sociedad en la que estamos inmersos y a la que debemos transformar, debemos buscar lo mejor para nuestra familia, nuestro sitio de trabajo, incluso cuestionar y transformar el Estado, cuya principal función es servir a las personas y a la comunidad nacional e internacional. El proyecto que realizamos se debe revisar constantemente, para que anunciemos y denunciemos, para que tengamos una permanente actitud de conversión y apertura. Nuestro proyecto tiende al infinito, pero teniendo en cuenta al ser humano que con su naturaleza racional lucha por vencer el mal. Algunas condiciones para elaborar el proyecto de vida En nuestro proyecto de vida debe existir siempre el equilibrio y la fidelidad, cualidades que la experiencia de familiares, formadores y amigos otorgarán. Ellos quieren darnos lo mejor para que también demos lo mejor. No podemos desentendernos de los que nos brindan su apoyo, ya que necesitamos estar bien
compensados para dar la correcta orientación a nuestro proyecto de vida. Siempre debemos tener coherencia de pensamiento, sentimiento y acción para que nuestro proyecto sea viable y realizable. Esta coherencia permite vivir en ambiente de alegría y claridad, y el asumir el proyecto se convierte en un reto que se torna amable y contagioso, ya que se notará la presencia del bien. Un resultado positivo que disfrutarán padres, hermanos, hijos, compañeros y todos aquellos que creen y saben que los sueños se realizan. Sueños que más que alas necesitan un buen tren de aterrizaje. Con paciencia, perseverancia y constancia, construimos nuestro proyecto sabiendo que estamos enmarcados por un tiempo y un espacio. Conscientes de nuestras limitaciones, emprendemos un viaje, iniciamos un proceso mínimo de cien años, toda la vida, con todos los riesgos, sinsabores y sorpresas, pero con la certeza de que somos nosotros los que lo construimos y realizamos. El proyecto que realizamos se hace con base en las cualidades y virtudes que poseemos, nunca con referencia a los defectos y limitaciones. Las fortalezas que tenemos nos hacen crecer seguros y esto nos permite aprovechar todas las capacidades con que contamos, sean intelectuales, sentimentales y sociales. Nos aseguramos que haya certeza en nuestro proyecto. Como producto de este acercamiento al concepto de proyecto de vida es necesario aclarar que éste tiene unos condicionamientos que se pueden observar de la siguiente manera: •
Ser realista: por ejemplo, la proyección hacía un cambio laboral, la cual no se debe construir sobre exageraciones de mi potencial intelectual o físico, o sobre ensoñaciones respecto a la “magnífica oportunidad” que me ofrece un cargo codiciado por otras mil personas; sino que obedezca por un lado a un reconocimiento sincero de mis potencialidades (la calidad de mi estructura intelectual, la capacidad de interacción social, mi estado de salud, entre otros), de tal forma que esté convencido que tengo requisitos para desempeñarme en el cargo y, por otro lado, a un estudio desapasionado de las reales oportunidades de acceso a él.
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Ser flexible: es decir, que mi proyecto este sujeto a cambios de acuerdo al florecimiento de nuevos intereses, a la aparición de nuevas oportunidades y posibilidades. Los planes sujetos a metas rígidas y estrictas que no admiten giros.
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Ser objeto de permanente evaluación: Significa que debemos estar revisando continuamente nuestro proyecto de vida, tanto para constatar la calidad de las acciones (porque pueden no estar cumpliéndose o mostrarse débiles para concretar el proyecto), como para reorientarlo.
Obstáculos
No podemos ver claro por las fallas y defectos que tenemos, por las debilidades que nos acompañan, por la confusión que existe en nosotros y porque no comprendemos bien la magnificencia del proyecto de nuestra existencia. Es entonces cuando empezamos a construir con mezquindad, pesimismo y negativismo. Nuestro proyecto se torna turbio, parcial, incompleto, afectándonos y entristeciendo e intranquilizando a los que nos rodean. El proyecto que vivimos, debe alegrar y motivar a los demás, debe siempre hacer ver el entorno amable, hermoso y agradable.