Proyecciones del ser Ahora vamos a dar otro paso adelante, este tiene que ver con los intereses y motivaciones que hay en su interior y que lo hace pensar en un mañana. Seguramente dentro de sus motivaciones para la vida está convertirse en universitario, trabajador de una empresa o propietario de su proyecto empresarial, esto es muy bueno, pero para llegar al lugar que ocupan otros se necesita empeño, constancia y el deseo de aprender cada día más y capacitarse lo suficiente como para ocupar uno de estos puestos. Todas las personas que poseen estos cargos han adquirido en su vida una profesión, ese es su oficio. Sin embargo, la pregunta que debe hacerse es ¿cómo afrontan su profesión?, ¿es una vocación?, ¿cómo entender vocación y profesión?, ¿se vive una profesión o una vocación?
1. Competencias referidas al desarrollo humano Un conocimiento adecuado y maduro de sí mismo, junto con un manejo consciente de sus relaciones con los demás... La realización y apropiación de un proyecto personal de vida en el que ha integrado plenamente su identidad profesional. La adquisición de una visión ética del mundo que lo comprometa con el respeto de los derechos humanos, la observancia de sus deberes, la participación ciudadana, la realización de la justicia y el mejoramiento de la calidad de vida.
La disposición para ser un creativo permanente.
La capacidad de vivir su experiencia espiritual como opción vital y libre en la transformación de la realidad a la cual pertenece.
2. Competencias referidas al desarrollo profesional La aptitud permanente de
aprender a aprender y el uso y dominio de los lenguajes. El hábito reflexivo, crítico e investigativo con la capacidad de indagar y conocer. El espíritu de trabajo en equipo con capacidad interdisciplinaria. La capacidad para analizar, fundamentar e interpretar el contexto social. Manejo conceptual. Búsqueda de la excelencia.
3. Competencias referidas a la responsabilidad social Capacidad para ejercer como ciudadano y profesional un compromiso social concreto con las comunidades. La destreza para observar y analizar la realidad e involucrase con ella. Capacidad de interactuar con las comunidades. Capacidad para involucrase en gestión de proyectos.
. ¿Qué es vocación?
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No es lo mismo vocación que trabajo, ni intereses que preferencias. Aunque idealmente deberían estar alineados, es necesario que estos conceptos se tengan muy claros a la hora de tomar una decisión. Mira aquí sus similitudes y diferencias. Vocación: de vocare, llamado, llamar por un nombre, (...) dar una denominación, vocatio-onis, invitación, convite. Es el término que designa la realidad más amplia y abarcadora del proyecto vital. Implica el “llamado” que cada uno tiene respecto de la propia vida. Ella permite dar respuesta a los interrogantes profundos entorno al sentido de la existencia. En una palabra, condensa en sí el llamado a “ser” persona, en tanto aborda un aspecto dentro de la totalidad de las dimensiones constitutivas de ésta. Profesión: de profesar, declarar o enseñar en público (...) derivados professio-onis, declaración pública, oficio, profesional, (professor-oris, el que hace profesión de algo), profeso, maestro. Se dice de la relación con el “hacer y el saber hacer” en una actividad que ha supuesto un período de capacitación en un centro de estudios especializados. Se expresa en un título profesional y en varios casos en un grado académico. En términos generales, en una profesión se integran de manera más o menos armónica los intereses y las aptitudes personales.
Trabajo: del latín vulgar tripaliare, tortura, de rivado de tripaltum, especie de instrumento de tortura (tres palos o maderos cruzados que formaban dicho instrumento), sufrir; esforzarse, de donde más tarde labora, obrar (...), desempeño de una actividad laboral específica. Este puede ser resultado de una adquisición por la experiencia práctica, por tradición familiar e incluso, por circunstancias fortuitas de la existencia. No es requisito indispensable para desempeñar un trabajo disponer de una capacitación teórica rigurosa. Tampoco es fiel reflejo de las propias capacidades e intereses. Hobby: Es un pasatiempo o actividad lúdico-recreativa que expresa intereses, habilidades y gustos personales. A diferencia de los anteriores, este término no designa explícitamente una relación con una actividad laboral y remunerada. Por lo general, más bien, denota un pasatiempo que se desarrolla en amplios márgenes de gratuidad. Sin embargo, externamente no significa que se realice en forma sistemática e informal. Muchas veces, los hobbies ocupan tiempo y recursos significativos de las personas que los desarrollan.
Tanto en la profesión como en la vocación se tienen en cuenta los siguientes factores que también las definen en cierta forma:
Gustos: son afinidades o inclinaciones que expresan claramente componentes de tipo afectivo y por tanto son característicos y singulares de cada persona. Básicamente no tienen una explicación racional. Explícitamente, se manifiestan en sentimientos de agrado o de rechazo. Por esto mismo, suelen ser bastante estables en el tiempo. Preferencia: por su parte, es un orden jerárquico entre diversas alternativas disponibles y reales que tiene delante de sí la persona. No implica necesariamente negar o rechazar algo, sino más bien ordenarlas de acuerdo a las opciones e intereses del individuo en un momento determinado y en ante circunstancias específicas. En virtud de estos factores, pueden ser muy variables según tiempo, lugares y personas.
Intereses: son las motivaciones para realizar actividades que son atractivas y que refuerzan la propia personalidad y prescindir o evitar actividades que no son placenteras. Los intereses siempre están en relación a hechos o situaciones que son conocidos por la persona o sobre los cuales se tiene cierta referencia iluminadora. En este sentido, los intereses vienen a ser respuestas conscientes que surgen desde el interior de la persona frente a alternativas que se le ofrecen o que se le presentan. Aptitud: es la habilidad o capacidad que tiene cada individuo para afrontar las diferentes situaciones que le plantea la existencia. Las aptitudes pueden ser cuantificadas con la aplicación de instrumentos de psico-diagnóstico que manejan dos tipos de variables. Por una parte, la rapidez con la cual la persona resuelve los problemas a los que se ve enfrentada y por otra, el nivel de eficacia y exactitud que tienen dichas respuestas. Habitualmente se les clasifica en aptitudes generales y en diferenciales. En este último caso se trata de condiciones personales más ventajosas o más limitadas para determinadas áreas o tipos de problemas. Elección: hace referencia a la opción que se adopta frente a una determinada variedad de alternativas que se le ofrecen a la persona. Es de naturaleza esencialmente exterior a la persona, simplemente se inclina por una o por otra alternativa. Decisión: en cambio, dice relación con el efecto que produce interiormente en la persona el haber optado por una determinada alternativa.
Importancia del “sentido” El ser humano está en permanente búsqueda de sentido. Las cosas de la naturaleza, a diferencia del hombre, están simplemente ahí, fijadas en los esquemas del instinto y del determinismo, pareciera como si se realizaran espontánea y automáticamente su existencia, no tiene perspectivas ni proyectos, ni esperanzas, es decir, no tienen sentido (similar a la caracterización del sentido histórico), “...el obrar humano no es simplemente el resultado de unos factores externos e internos que lo determinan, en él se manifiesta algo nuevo y original, bajo el influjo de ese obrar humano el mundo adquiere un rostro cultural y humano...” adquiere sentido. Al respecto, Heidegger se refiere a la mundanidad del hombre desde la preocupación del individuo interesado en su ser, por tanto la mundanidad se realiza para él ante todo y sobre todo en las formas cotidianas de ocupación (de las cosas que no están a mano) y solicitud (por las personas que están con nosotros). En la preocupación como cuidado y solicitud el hombre se interesa siempre por su ser mismo, es decir, que la actividad está todo el tiempo en el signo de una pretensión de sentido. La actividad supone que el hombre acerca un todo con sentido. La autoconciencia mundana se sabe como autofin, no sólo dado, sino también encomendado. “...la actividad humana se realiza en un a priori de sentido (supuesto como condición de la actividad). Ello significa que el propio ser del hombre encomendado y objetivo de si mismo (sobre lo que versa y le interesa) puede completarse, desarrollarse y realizarse”. “El hombre es un animal, que incluso en sus funciones animales no permanece en un en si, como el animal, sino que toma conciencia de las mismas, las conoce y las eleva... con ello rompe la barrera de la inmediatez que está en sí misma (animalidad), de tal modo que precisamente porque sabe que es animal, deja de serlo, en tanto que en el espíritu se otorga el conocimiento de si mismo” afirmaba a este respecto Hegel. Una de las raíces más profundas del problema antropológico es la necesidad urgente de darle a la existencia un significado último. Esta pregunta se genera del enfrentamiento con lo que aparece como caótico, sea de sí mismo o de la realidad, frente a
situaciones límite, a la injusticia, a la violencia, la vida infrahumana de millones, la muerte. El ser humano busca razones de sentido que hagan de su propia vida una posibilidad por la cual valga la pena seguir, y en este aspecto define la vida misma y cada uno lo busca de manera apremiante. La pregunta por el significado definitivo del existir está ligada al hecho de que cada uno de los hombres se percibe a sí mismo como un todo que es más que la suma de sus actos, sus virtudes, sus defectos, etc. Y es este sentido de totalidad el que va dando significado a las diversas acciones, en consecuencia, no basta con que cada acción en sí misma tenga razón de ser, sino que debe haber una relación entre ellas, de modo que mi vida adquiera un significado. “En la medida en que su solicitud versa sobre el propio ser, está siempre dispuesto a llevar a la práctica unos motivos y a realizar unas aspiraciones de sentido. Toda actividad está en un a priori de sentido...”
2. El sentido de la propia existencia? Nuestro impulso hacia el sentido Tiene sentido el sufrimiento? ¿Podemos aprender de él, hacernos a través de él mejores? Dostoievski definió al hombre como «el ser que se acostumbra a todo». Incluso a los campos de exterminio. Víctor Frankl, psicólogo y neurofisiólogo, estuvo recluido en Auschwitz, y pudo salir con vida. Este libro memorable no nos ofrece su experiencia personal de la vida en el campo de concentración, sino un análisis de la vida humana en sus condiciones más inhumanas, a la luz de la psicología. En suma, una psicopatología de la vida en cautiverio. Pero no se trata sólo, ni acaso principalmente de eso, sino de encontrar el sentido de la vida incluso allí donde parece imposible encontrarlo, en el más atroz sufrimiento. Lo que debe importarnos no es lo que podamos esperar de la vida, sino lo que ella espera de nosotros. Algo muy esencial de la condición humana palpita en este libro, al que el éxito ha hecho justicia. El hombre decide siempre lo que es. «Es el ser que inventó las cámaras de gas, pero también es el ser que entró en
ellas con paso firme y musitando una oración». En “El hombre en busca del sentido”, Víctor Frankl cuenta lo que le pasó a “F.”, un compañero suyo en Auschwitz: “Me gustaría decirle algo, doctor Frankl. Tuve un sueño extraño. Una voz me dijo que podía pedir saber algo, que sólo tendría que decir qué es lo que quería saber y todas mis preguntas serían contestadas. Yo quería saber cuándo nosotros, nuestro campo (campo de concentración nazi donde estaba), sería liberado y nuestro sufrimiento llegaría a un fin”. “¿Y cuándo tuviste este sueño?” - le pregunté. “En febrero del 1945” - respondió. En ese momento era el inicio de marzo. “¿Qué es lo que contestó la voz de tu sueño?”. Secretamente me susurró: “El 30 de marzo”. Cuando F. me dijo acerca de este sueño, él estaba lleno de esperanza y convencido de que la voz de su sueño era correcta. Pero mientras se acercaba el día deseado, las noticias de guerra que llegaban a nuestro campo hacían parecer que se- ría muy improbable que nos liberaran en la fecha prometida. El 29 de marzo, F. se enfermó repentinamente con temperatura muy alta. El 30 de marzo, el día que su profecía le había dicho que la guerra y el sufrimiento llegarían a un fin para él, deliró y perdió la conciencia. El 31 de marzo, estaba muerto. Para la apariencia externa, había muerto de tifoidea. Tener sentido en la vida es una de nuestras necesidades más básicas. Sin él no podemos vivir. Para el prisionero F. de Auschwitz, la promesa de la liberación se convirtió en su propósito de vida. Cuando ese día pasó, su deseo de vivir se evaporó. Con sentido es posible sobrevivir el inexplicable horror de un campo de concentración. Frankl escribe: “No hay nada en este mundo, me atrevo a decir, que le ayudaría a uno a sobrevivir inclusive las peores condiciones como el conocimiento de que existe un sentido en la vida de uno. Hay mucha sabiduría en las palabras de Nietzsche: “Aquel que
tiene un por qué vivir puede resistir casi cualquier cómo vivir” (Víctor Frankl, “El hombre en Busca del Sentido”).
¿Accidente o intención?
La profunda convicción de que existe un sentido en la existencia, de que vale la pena vivir, recae en el axioma de que la para nuestra existencia. Imagínese sacar de una gorra una serie de barajas al azar y escribir los números que le salieron. Un amigo pasa caminando y ve la serie de números que había escrito sin saber que el orden no tiene razón de ser. Se queda viendo los números, rompiéndose la cabeza y de repente, exclama: “¡Lo tengo! Esta es la razón por la cuál los pusiste en este orden” - e inmediatamente comienza a darle una explicación. El comentario brillante de su amigo sobre la razón de la secuencia de los números no cambia la realidad: No hay sentido en el orden. Es pura suerte sacada de una gorra sin intención alguna. Si la vida es el mero resultado de una ocurrencia sin objetivo ni dirección, ¿qué sentido tendrá finalmente la existencia? La vida sería sólo un accidente, una bocanada espontánea saliendo del caos, sin rima ni razón. Puede ser posible fabricar un sentido y un contexto, añadiéndole un poco de razón y de orden como el amigo hizo con la serie de los números. Pero al final, la realidad permanecería inmutable - seguiría sin existir un propósito real para la vida.
El ser humano es un ser libre Los interrogantes básicos del hombre parecen nacer del hecho de que éste no existe como un perro o como una piedra sino como un sujeto personal, en otras palabras, como alguien que es capaz de decir yo, tú, nosotros. Esto es, que es capaz de reflexionar, de tomar distancia frente a las cosas, de darse cuenta, en la medida
de lo posible, de su propia condición humana. Su existencia no se realiza ciegamente de acuerdo con los ritmos de la naturaleza o del instinto, aquí se da y a los demás, no está totalmente definida por las fuerzas deterministas de la naturaleza, del estado, de la sociedad, de los demás, sino que codetermina esencial y concretamente a su propio obrar”. El hombre no es la contemplación del hombre y del universo, sino la experiencia de que es preciso vivir y de que hay que hacer algo, sin que ello signifique absolutamente que se debe hacer. Asimismo, se encuentra la experiencia de una libertad que tiene que hacerse plenamente libre, y que por eso necesita ser claro y comprenderse así misma, su ser y su destino. Por ello, la libertad no se palpa, “... la libertad se vive.”, no se ve, es básicamente afirmación, por lo tanto, es dimensión fundante en la estructura de la persona. La libertad no es una cosa, pero tampoco es una idea puramente teórica, es una aspiración que necesita mediaciones y tiene límites, consecuentemente no se puede considerar en términos absolutos, se es libre con los demás, en el lugar en cuenta de que vive y de que está en la imposibilidad de sustraerse de esta tarea de vivir, de obrar, de decidir. Indica (la libertad) que la persona humana, aunque sigue ampliamente ligada y sometida al mundo.