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Baile Flamenco

El flamenco es un arte andaluz que integra el baile, el cante y la música de guitarra. Conocido por su gran intensidad emocional, el flamenco se distingue por sus movimientos graciles de brazos, feroces zapateos, profundos lamentos y rasgueos de guitarra.

El flamenco nace a me-

diados del siglo XVIII en Andalucía. Pero sus raíces se remontan a épocas más antiguas. Este arte tiene elementos dancísticos y musicales que ya existían en las difWerentes culturas que aportaron a su nacimiento. El flamenco surge dentro de un ambiente multicultural. Gitanos, árabes, judíos y cristianos mezclaron elementos de sus respectivas culturas con elementos tradicionales andaluces. También incorporaron

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‘‘El bailaor o bailaora se convierte en músico también’’ influencias africanas que recogieron de los africanos negros que pasaban por Andalucía y de los caribeños que llegaban a España. El flamenco casi siempre se aso-

cia con los gitanos. Quizás porque es el grupo que más aportó a su nacimiento y desarrollo. Los gitanos entremezclaron todos estos elementos multiculturales de una manera armoniosa. Y después se dedicaron a difundir el flamenco fuera de su propio grupo. Original de Andalucía, España, el flamenco es el resultado de un mestizaje cultural: gitano, árabe, cristiano y judío. Hoy en día el flamenco se aprecia y practica alrededor del mundo. En 2010 la Unesco declaró el flamenco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.


El nacimiento de la flamencología A partir de los años 50 del siglo XX empezaron a publicarse abundantes estudios antropológicos y musicológicos sobre el flamenco. En 1954 Hispavox publicó la primera Antología del Cante Flamenco, grabación sonora que fue un gran revulsivo en su época, dominada por el cante orquestado y, en consecuencia, mistificado. En 1955 el intelectual argentino Anselmo González Climent, publicó un ensayo llamado Flamencología, cuyo título bautizó al “conjunto de conocimientos, técnicas, etc., sobre el cante y el baile flamencos”. Este libro dignificó el estudio del flamenco al aplicarle la metodología académica propia de la musicología y sirvió de base a los posteriores estudios sobre dicho género. Como consecuencia, en 1956 se organizó el I Concurso Nacional de Cante Jondo de Córdoba y en 1958 se fundó en Jerez de la Frontera la primera Cátedra de Flamencología,19 la más antigua institución académica dedicada al estudio, la investigación, conservación, promoción y defensa del arte flamenco. Asimismo en 1963 el poeta cordobés Ricardo Molina y el cantaor sevillanoAntonio Mairena publicaron alalimón Mundo y Formas del Cante Flamenco, convertida en obra de referencia obligada. Con un lenguaje sencillo el libro describe la variedad de palos y estilos, y narra la historia del cante, defendiendo erró-

neamente que el flamenco fue obra exclusiva de los gitanos, que lo mantuvieron en intimidad hasta que hicieron de él su profesión. Asimismo el libro diferencia entre el cante grande (meramente gitano) y el cante chico (aflamencamiento de las tonadas folclóricas andaluzas y coloniales). Por lo tanto, la obra de Molina y Mairena, introdujo en la flamencología la “tesis gitanista” y el “neojondismo” como líneas de investigación.

‘‘En el flamenco el baile, el cante y la guitarra se funden en una sola expresión artística.’’ Durante mucho tiempo los postulados mairenistas se tuvieron prácticamente por incuestionables, hasta que encontraron respuesta en otros autores que elaboraron la “tesis andalucista”, que defendía que el flamenco era un producto genuinamente andaluz, pues se había desarrollado íntegramente en esta región y porque sus palos básicos derivaban del folclore de Andalucía. Asimismo mantenían que los gitanos andaluces habían con-

tribuido determinantemente en su formación, poniendo de manifiesto la excepcionalidad del flamenco entre las músicas y danzas gitanas de otras partes de España y Europa. La unificación de la tesis gitanista y la andalucista ha acabado por ser la más aceptada hoy en día. En resumen, entre los años 1950 y 1970, el flamenco pasó de ser un mero espectáculo para convertirse además en objeto de estudio.

Baile, cante y guitarra en el flamenco En el flamenco el baile, el cante y la guitarra se funden en una sola expresión artística. Cuando los tres elementos están presentes el baile es lo que une todos los elementos. La bailaora o bailaor interpreta los sentimientos que expresa el cantaor o cantaora en el cante. Para crear su baile, recurre al lenguaje del baile flamenco: movimientos de brazos y muñecas, contoneos, giros, zapateos, ritmos y contratiempos. El bailaor o bailaora se convierte en músico también. La guitarra y la percusión que ejecuta en el zapateo se convierten en una pieza musical completa. La interpretación en el baile depende mucho del tipo de cante que se esté interpretando. Cada cante o palo flamenco tiene su propio universo, textura, sentimiento y ritmo. El bailaor o bailaora crea su baile de acuerdo a estas características del cante. Sin embargo,

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no sigue un patrón establecido de pasos y movimientos. En vez, el bailaor o bailaora usa la estructura básica del baile flamenco de una manera tradicional o a su propia manera. Esta estructura permite que los tres elementos del arte flamenco se fundan en armonía.

La ópera flamenca Entre 1920 y 1955 los espectáculos flamencos pasaron a ser celebrados en plazas de toros y teatros, bajo el nombre de “Ópera flamenca”. Esta denominación era una estrategia económica de los promotores, pues la ópera sólo tributaba el 3% mientras que los espectáculos de variedades pagaban un 10%. En esta época los espectáculos flamencos se extendieron por toda España y por las principales ciudades del mundo. El gran éxito social y comercial alcanzado por el flamenco en esta época eliminó de los escenarios algunos de los palos más antiguos y sobrios, en favor de aires más ligeros, como las cantiñas, los cantes de ida y vuelta y, sobre todo, los fandangos, de los que se crearon muchas versiones personales. La crítica purista atacó esa livianización de los cantes, así como el uso del falsete y el vulgar estilo gaitero. En la línea del purismo, Federico García Lorca y Manuel de Falla tuvieron la idea de convocar un concurso de cante jondo en Granada en 1922. Ambos artistas concebían el flamenco como folclore, no como género artístico escénico. Por ello sen-

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tían preocupación pues creían que el triunfo masivo del flamenco acabaría con sus raíces más puras y hondas. Para remediarlo organizaron un concurso de cante jondo en que sólo podían participar aficionados. Quedaron excluidos los cantes festeros, como las cantiñas, que Falla y Lorca no consideraban jondos sino flamencos. El jurado fue presidido por Antonio Chacón, que por entonces era primera figura del cante. Los ganadores fueron “El Tenazas”, un cantaor profesional retirado de Morón de la Frontera, y Manuel Ortega, un niño sevillano de ocho años que pasaría a la historia del flamenco como Manolo Caracol. El concurso resultó un fracaso debido el escaso eco que tuvo y porque Lorca y Falla no supieron entender el carácter profesional que por entonces ya tenía el flamenco, afanándose en balde en buscar una pureza que nunca existió, en un arte que caracterizaba por la mezcolanza y la innovación personal de sus creadores. Al margen de ese fracaso, con la Generación del 27, cuyos miembros más eminentes eran andaluces y por tanto conocedores de primera mano del género, comenzó el reconocimiento al flamenco por los intelectuales. Tras la Guerra Civil Española, durante la postguerra y los primeros años de Franquismo, se miró con recelo al mundo del flamenco, pues las autoridades no tenían claro que dicho género contribuyera a la conciencia nacional. Sin embargo

el régimen pronto acabó adoptando el flamenco como una de las manifestaciones culturales españolas por antonomasia. En suma, el periodo de la Ópera Flamenca fue una época abierta a la creatividad y que conformó definitivamente la mayor parte del repertorio flamenco. Fue la Edad de Oro de este género, con figuras como Antonio Chacón, Manuel Torre, La Niña de los Peines, Pepe Marchena y Manolo Caracol.

La fusión flamenca En la década de 1970 en España se respiraban aires de cambio social y político y la sociedad española ya estaba bastante influida por diversos estilos musicales venidos del resto de Europa y de los Estados Unidos. Asimismo existían numerosos cantaores que había crecido escuchando a Antonio Mairena, Pepe Marchena y Manolo Caracol. La combinación de ambos factores desembocó en un período revolucionario llamado Fusión Flamenca.


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