Los Límites de la Sustentabilidad (Minas de Carbón)

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El caso de la dependencia econ贸mica y social de la explotaci贸n de carb贸n mineral en el Estado de Coahuila.






El carbón mineral es una de las fuentes de energía más baratas, más rentables, en algunas naciones, como China, Estados Unidos y México, se cuenta con grandes reservas Es la fuente de energía de más fácil explotación. La extracción de carbón mineral es el principal sustento de la actividad económica de la Región Carbonífera del Estado de Coahuila. Sus habitantes rara vez disfrutan de la riqueza que contribuyen a sacar del subsuelo, a costa de salud y en no pocas de sus vidas.



Pese a sus bondades, el carbón tiene otra cara: es una industria altamente contaminante, que ha llegado a representar un conflicto internacional entre México y los Estados Unidos. La región Carbonífera de Coahuila surge como espacio económico formal hacia el año 1866, cuando se inician las primeras explotaciones de mineral carbón a escala industrial, y se hace la descripción de los yacimientos carboníferos para determinar su viabilidad técnica y su potencial relevancia económica.



Es en 1884, cuando se formaliza la extracción del mineral, hecho que se vincula con el desarrollo de otros ramos industriales, las fundiciones y el tendido de los ferrocarriles, para los cuales el carbón se convirtió en un importantísimo insumo. Contreras Delgado menciona que un espacio económico no siempre esta fijo en la geografía, a lo largo de más de siglo y medio de vida productiva la Región Carbonífera ha variado sus límites siguiendo yacimientos, plantas lavadoras, centros de población, y otras circunstancias.



La Región Carbonífera abarca los municipios de Juárez, Múzquiz, Progreso, Sabinas y San Juan de Sabinas, ocupando el 10 % de la superficie del Estado de Coahuila, y donde vive el 8 % del total de sus habitantes. Los municipios de la Región Carbonífera tienen un alto índice de expulsión de migrantes, las condiciones climáticas poco favorables para la agricultura y ganadería, han propiciado una dependencia casi absoluta a la explotación del carbón, es difícil encontrar un empleo remunerado en otra actividad económica.



A la fecha el principal cliente del carbón es la Comisión Federal de Electricidad, que adquiere el mineral para sus plantas carboeléctricas ubicadas en el Municipio de Nava, Esta relación se ha visto contaminada con la preferencia de la paraestatal por comprar carbón de otros estados, incluso importarlo de Utah, Estados Unidos, para luego volver a comprar carbón coahuilense a precios castigados.



La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, llegó a la conclusión después de estudios sobre seguridad e higiene en la actividad económica del carbón concluyendo que: el trabajo no se desarrolla en condiciones idóneas, cada vez que hay un accidente fatal en alguna de las minas o pocitos, se promete revisar la situación para acabar con las violaciones, al poco tiempo las cosas vuelven a su estado normal. Muchos de los mineros quedan inhabilitados de por vida por diversos accidentes y sobre todo por la exposición continúa desde muy jóvenes al polvo de carbón, que daña irreparablemente las vías respiratorias.



Visitar la Región Carbonífera, es muy poco agradable, el paisaje tiene un color negrusco, los enormes cerros de escoria constituyen cicatrices del paisaje difíciles de dimensionar caminar por Barroterán, Cloete o Palaú puede resultar peligroso para quien no sepa donde están o estuvieron las bocas de los pocitos. El medio ambiente de la región se vio afectado irremisiblemente, los mantos acuíferos son prácticamente inútiles para el consumo humano, los ríos subterráneos alteraron su cauce, eliminando ecosistemas completos, lo mismo que la actividad agrícola y ganadera de la zona.



La quema del carbón mineral ocurre durante las 24 horas del día, todo el año desde hace tres décadas, para la producción de electricidad, para las dos únicas plantas carboeléctricas en el país, conocidas como Carbón I (José López Portillo) y Carbón II. Sobre el impacto ambiental, fuera de lo enrarecido del aire y lo oscuro del paisaje, es poco lo que se ha estudiado en territorio mexicano, no así en Estados Unidos, donde señalan que la región carbonífera es la principal y más constante fuente contaminación atmosférica en la reserva ecológica de Big Bend National Park, en el sur de Texas



Es importante decir que la dependencia económica hacia un solo producto, hace a la economía regional muy vulnerable ante los cambios en los procesos productivos, particularmente cuando las innovaciones tecnológicas permiten sustituir insumos naturales por materiales sintéticos con costos de producción inferiores. Las consecuencias son paulatinas pero devastadoras, la debacle regional se inicia cuando los costos de explotación superan a sus ingresos por ventas.


No es raro que la RCC sea de las zonas más atrasadas en relación con el resto de las que completan el mosaico de la economía coahuilense. En los países pobres y emergentes frecuentemente las regiones con abundantes recursos naturales no logran superar los umbrales de la pobreza entre sus habitantes, por causas que van desde las económicas hasta las educativas y culturales. Ni el Gobierno Federal y Estatal han sido capaces de formular planes y programas de largo alcance para la industrialización de la RCC, en sus múltiples dimensiones.



Con todo y ser una expectativa muy solicitada, lograr la autorización de parte del gobierno federal para el aprovechamiento de los gases asociados al carbón mineral no es una estrategia eficaz para fortalecer la capacidad energética de la nación. El Programa Sectorial de Energía no contempló un proyecto integral, transexenal que involucre los yacimientos de gas de la Cuenca de Burgos, para convertir ese espacio territorial, con un subsuelo enriquecido por la benevolencia de la naturaleza, en un emporio industrial productor de energía nacional.



Las decisiones del gobierno estatal, han sido siempre de carácter electorero, tristemente, la RCC, sólo acapara la atención mediática nacional y mundial cuando sucede algún derrumbe, inundación o explosión provocada por el gas grisú, accidentes que sorprenden a los trabajadores dentro de las minas, y les siega la vida. Existe un potencial enorme, pero hace falta la tecnología para explotarlo, y con ello beneficiar a la economía de la región, las reservas de la región, son del orden de no menos de 50 años.



La explotación artesanal, conocida como pocitos, son excavaciones hechas en forma rústica desde la superficie, con profundidades desde los 30 cm hasta los 70 m, para llegar a túneles que recorrerá diariamente el minero encorvado, con casco, linterna, guantes, pico, pala y carretilla, donde la temperatura media es de 30 grados, y donde trabajan un promedio de 25 mineros, sin jerarquía entre ellos, el único elemento de seguridad es que antes de iniciar la jornada se checa el nivel de contaminación debido al gas metano, sumamente inflamable y que además al inhalarlo provoca graves daños en el sistema respiratorio del trabajador.



Los tajos a cielo abierto ocupan el 37 % de la mano de obra de la región, yacimientos (pocitos) ocupan el 58 % y el resto las grandes minas, sin importar el tamaño de la empresa todas acuden mediante diferentes procesos de intermediación y de industrialización a ofertar su producto a la CFE. En el año 2011, surgió un nuevo competidor, también público, pero del estado de Sonora, que ofrece un precio más competitivo, y mejores condiciones de intermediación a un grupo de productores coahuilenses.


En el sexenio actual, se ha enarbolado de nueva cuenta el asunto del carbón como bandera política, ante la posible aprobación de la Ley de Cambio Climático, la cual se calificó como un GOLPE MORTAL para la economía de la región, la cual es imposible de concebir con una vocación diferente de la minería del carbón. Se procuró la instalación de plantas maquiladoras en la región, para diversificar la economía, desafortunadamente esta política de fomento fue abandonada y las maquiladoras dejaron la región, que regresó a su vocación económica tradicional.



La realidad de la industria del carbón y de todos los que dependen de ella, es que en un escenario nacional y mundial de mayor concientización en temas de cuidado del medio ambiente, la quema del mineral para producir electricidad es hoy por hoy uno de los procesos más contaminantes que existen, según un estudio, las dos plantas carboeléctricas son responsables del 25.5 % de los gases liberados a la atmósfera en el país.



Durante los últimos años los precios del carbón se han mantenido sin variación extrema, estabilidad que no han registrado otros combustibles, y todo hace pensar que así va a continuar. Es indispensable que a la política de fomento a la explotación, se apliquen modelos científicos y tecnológicos, para la captura de los contaminantes, para que su contribución económica no se vea ensombrecida por los perjuicios tan grandes que causa al medio ambiente.




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