EQUILIBRIO ECONÓMICO Revista de Economía, Política y Sociedad
Publicación de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila ISSN: 2007-2627
Equilibrio
Económico
Revista de Economía, Política y Sociedad
Facultad de Economía Universidad Autónoma de Coahuila
DIRECTORIO Mario Alberto Ochoa Rivera Rector Guillermo González Calderón Secretario General Edgar Braham Priego Coordinador General de Estudios de Postgrado e Investigación Federico R. Muller Rodríguez Director de la Facultad de Economía Coordinador Editorial: Vicente Germán Soto Comité Editorial: José María González Lara, Arnoldo Hernández Torres, Arnoldo Ochoa Cortés Asistente Editorial: Crhistian Joel González Cuatianquis Asistente de Diseño: Luis Roberto de León Arratia Distribución y Promoción: Monserrat Guadalupe Cano Cárdenas, Nancy Gabriela Aguilar López, Ximena Moreno Gómez, Jorge Arturo Leyva Medina, Daniel Omar Pérez, Héctor Hernández, Fabiola Martínez
EQUILIBRIO ECONÓMICO. Revista de Economía, Política y Sociedad, Año XII, Vol. 7, No. 2, julio-diciembre 2011, es una publicación semestral editada por la Universidad Autónoma de Coahuila, a través de la Facultad de Economía, Unidad Universitaria Camporredondo, Edificio E, C.P. 25280, Saltillo, Coahuila, México Tel. 01 (844) 412-8782 Fax 410-26-79 www.us-economia.uadec.mx, equilibrioeconómico@uadec.edu.mx Editor responsable: Vicente Germán Soto. ISSN: 2007-2627. Impresa en Digitalcolor, Arteaga Norte #219 zona centro, C.P., Saltillo, Coahuila, este número se terminó de imprimir el 25 de noviembre del 2011 con un tiraje de 300 ejemplares. La responsabilidad por lo expresado en los artículos y comentarios es estrictamente de sus autores; en consecuencia Equilibrio Económico Revista de Economía, Política y Sociedad, la Universidad Autónoma de Coahuila y las instituciones a los que estén asociados los autores son ajenos a ello. Todos los derechos reservados. Solo se permite realizar copias impresas o digitales de manera parcial, exclusivamente para uso personal o escolar, si se incluye en todos los casos, junto con la ficha completa, el nombre del autor al que se cite.
Equilibrio Económico. Revista de Economía, Política y Sociedad, Año XII, Vol. 7 No. 2 Segundo Semestre de 2011
Índice ARTÍCULOS
El vínculo Inversión Extranjera Directa y desigualdad salarial en los estados mexicanos
119-149
Vicente Germán-Soto Nohemí M. Ríos González
Percepción de la realidad política y social del estudiante universitario: el caso de la Unidad Saltillo de la UAdeC
151-185
José María González Lara Elvia Estela Romero Durán Héctor Ulises González Rodríguez
División sexual del trabajo e identidades de género, algunas aproximaciones desde la economía. Retomando un debate inconcluso
187-223
Natalia Flores Garrido
RESEÑA DE LIBRO
Geografía del Sector Servicios en el Norte de México Alejandra Trejo Nieto
225-231
Equilibrio Económico, Revista de Economía, Política y Sociedad. Año XII, Vol. 7 No. 2, pp. 119-149 Segundo Semestre de 2011
El vínculo Inversión Extranjera Directa y desigualdad salarial en los estados mexicanos Vicente Germán-Soto* Nohemí M. Ríos González** Resumen Con información estatal analizamos el efecto del aumento de la inversión extranjera en la desigualdad salarial de México. Mostramos que ha habido un aumento de la demanda de trabajo cualificado, mismo que acrecentó su importancia en los estados con mayor recepción de Inversión Extranjera Directa (IED), ya que también la IED tiende a concentrarse geográficamente. Los *Doctor en Economía y profesor de tiempo completo de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila. vicentegerman@uadec. edu.mx
resultados de regresión estiman que por cada uno por ciento de incremento en la inversión extranjera per capita las desigualdades salariales se amplían en seis por ciento, mientras que para el conjunto de estados con mayor captación de inversiones el efecto es negativo y cercano al 12%.
**Egresada de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila.
Abstract Using state information we analyze the link among foreign investment and wage inequality in Mexico. We show the existence of an increase of the demand of qualified work, which has had major importance in the states with major reception of foreign direct investment (FDI), since also FDI tends to concentrate itself geographically. The regression results indicate that 1% of increase in the per capita foreign investment has an effect near to 6% of increase of the wage inequality. Meanwhile, when we considerer only the set of states with major reception of foreign investment a negative effect of 12% is estimated.
PALABRAS CLAVE: Inversión extranjera directa, desigualdad salarial, subcontratación, empresas multinacionales, apertura comercial Clasificación JEL: F21, F23, J31, R12 Recibido el 6 de junio de 2011, Aceptado el 10 de octubre de 2011.
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Introducción Actualmente, la economía mexicana se desenvuelve en una etapa en la que la brecha salarial entre individuos, empresas o entidades se está ampliando. Investigaciones muy recientes han concluido, a partir de distintos enfoques metodológicos, que la desigualdad de ingresos en México es un fenómeno que está creciendo después de haber experimentado un proceso de franca tendencia hacia la igualdad y que finalizó a mediados de los años ochenta (véase, por ejemplo, Esquivel 1999; Messmacher 2000; Cermeño 2001; Chiquiar 2005; Carrion-i-Silvestre y German-Soto 2007; entre otros). Un resultado común en todos estos trabajos es que la terminación del periodo de disipación de disparidades regionales de ingresos coincide ampliamente con los inicios de la etapa mexicana de apertura comercial y de exportaciones. Hasta antes de 1982 el gobierno mexicano mantuvo una fuerte restricción al capital extranjero y altas barreras al intercambio como parte de una política de apoyo al capital local. En 1983 se cambió hacia una política más relajada, se aprobaron diferentes proyectos de inversión extranjera y se eliminaron muchas regulaciones para el establecimiento de maquiladoras, estas reformas simplificaron sustancialmente el proceso para legalizar el establecimiento de maquiladoras en el país. El concepto de maquiladora operó desde un principio bajo el concepto globalizador de "aprovechar las ventajas competitivas" que en este caso es la mano de obra barata de los mexicanos, mayoritariamente femenina (Dussel, 2000). En 1985 el país anunció sus planes de unirse al GATT y con esto comenzaron una serie de reformas para facilitar la inversión. En el periodo de 1983 a 1989 la inversión extranjera directa (IED) en México se incrementó de $478 millones a $3,635 millones. En términos porcentuales la inversión se incrementó de 1.42 por ciento a 9.68 por ciento. La mayor parte de esta
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inversión estuvo enfocada a la maquiladora. Entre 1983 y 1990 el empleo en las maquiladoras aumentó desde 150,867 trabajadores hasta 460,293 trabajadores, la participación de los trabajadores en este sector también se incrementó de un 4.9 por ciento a un 19 por ciento. La mayoría de las fábricas se localizaron en los estados fronterizos de México con Estados Unidos logrando constituir el 90.3 por ciento del empleo en este sector y el 87.8 por ciento de plantas de ensamblaje, con ropa, autopartes, artículos electrónicos y enseres domésticos, como los principales tipos de productos ensamblados (Giménez, 2003). Paralelamente, desde 1985 los salarios para trabajadores cualificados se han incrementado dramáticamente en comparación con los no cualificados. Las recientes reformas en México y su proximidad con los Estados Unidos, hace que éste sea un caso interesante de estudiar ya que, además, sus impactos regionales no han sido suficientemente analizados. A pesar de que este fenómeno no es exclusivo de la economía mexicana, ya que tiene presencia en la mayoría de las economías del mundo, es posible subrayar que actualmente México lidera, al menos entre los países en vías de desarrollo, este proceso de desigualdad. En términos de salarios, México no solamente es el segundo país con los mejores sueldos a nivel ejecutivo, sino que también posee una de las mayores brechas salariales entre este tipo de puestos y las plazas de menor nivel. Por ejemplo, en 2007 el salario de un alto ejecutivo fue 56 veces superior al de un puesto administrativo, una brecha salarial por arriba de la mostrada en Estados Unidos, Colombia y 1
Argentina, por ejemplo . Hay algunas hipótesis que tratan de explicar este fenómeno en el caso mexicano, una de las cuales afirma que las diferencias tan acentuadas entre México y otros países son consecuencia de que las empresas extranjeras que 1
Datos obtenidos de la consultora en recursos humanos Mercer: www.mercer.com.
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se establecen en México traen consigo desde los países de origen los directivos y gerentes que administrarán la nueva planta, desplazando la posible contratación de personas en el país para los puestos directivos. El auge reciente de la inversión extranjera y la desigualdad salarial parecen ser dos fenómenos que evolucionan inseparablemente cuando la tasa de rendimiento de los capitales foráneos es elevada en el país receptor. Esta conducta parece primar en México. Por ejemplo, Ros (1995) realizó un ejercicio econométrico en el caso específico de México para el periodo 19601992 y concluyó que el flujo de inversión extranjera depende esencialmente de la tasa de rendimiento esperada sobre el capital en el país receptor. Feenstra y Hanson (1996) abordan un modelo que describe la manera cómo la inversión extranjera directa en México ha contribuido a aumentar la brecha salarial que existe entre trabajadores cualificados y los no cualificados,
tomando
como
marco
de
referencia
el
caso
de
las
maquiladoras. A pesar de los problemas inherentes a las inversiones extranjeras éstas son necesarias para el crecimiento de los países, principalmente en países en vías de desarrollo, ya que resulta más costoso invertir en la generación de conocimiento y tecnologías nuevos que adoptar los ya existentes en países desarrollados. También se ha considerado que las inversiones extranjeras son un complemento de los ahorros locales que, ante la carencia de recursos para destinar al gasto público, logran ser canales efectivos de mejoras en la productividad de las empresas. Sin embargo, esta actividad no está exenta de posibles riesgos a los países receptores, principalmente cuando el gasto público que busca atraer ese capital desvía los recursos del resto de la economía e impone un castigo a otras industrias al hacerlas menos competitivas. Otro de los impactos es que puede acentuar las desigualdades de ingreso tanto entre los distintos grupos de trabajadores al interior de las
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empresas como entre los individuos (entidades federativas) que conforman el país. En este trabajo buscamos ofrecer evidencia sobre este último aspecto al analizar la evolución de los salarios cualificados y no cualificados en el sector de las manufacturas de las entidades federativas y vincularla al auge de las inversiones extranjeras durante 1994-2002. Mientras que las causas de la desigualdad (y su problemática) pueden tener diversos orígenes, la que documentamos aquí, basada en las inversiones foráneas, parece ser uno de los factores decisivos. Nuestro enfoque parte de la observación empírica de que el precio de la mano de obra no es similar entre los estados del país, lo que conlleva a que los estados ricos se concentren en los procesos de producción que utilizan mano de obra especializada, mientras que los estados pobres lo hacen en los procesos de producción de mano de obra no cualificada. En este caso las empresas de los estados ricos promueven y demandan mayor trabajo cualificado en sus procesos de producción. En este sentido, parece razonable pensar que en una economía abierta y con libre movilidad de factores productivos, como la que constituye el conjunto de regiones de un país, la demanda de trabajo cualificado pueda provenir tanto de regiones ricas como de pobres, lo que causa que los salarios para la mano de obra cualificada aumenten en ambas regiones. Más concretamente, verificamos la hipótesis de que hay una relación positiva y significativa entre inversión extranjera y salario cualificado que ha ampliado las desigualdades salariales y regionales en México, como consecuencia de que los elevados flujos de IED registrados durante el periodo de análisis tendieron a acentuar la demanda relativa de trabajo cualificado. I.
Inversiones extranjeras y desigualdad salarial
El proceso de apertura comercial iniciado en los años ochenta, con el consiguiente aumento de las inversiones foráneas, propició un cambio
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estructural en la economía mexicana que se ha manifestado en un cambio en la tendencia de diversas variables socioeconómicas. A pesar de que este proceso ha dejado un mayor crecimiento desde el ámbito nacional, sus efectos a nivel estatal no han sido uniformes. Por ejemplo, desde mediados de los años ochenta México ha experimentado un incremento sustancial en la desigualdad salarial, producto en parte de la heterogénea recepción de inversiones entre las entidades federativas del país (Feenstra y Hanson 1997; Cortez 2001; Cañonero y Werner 2002; entre otros). Una hipótesis probable es que los salarios de los trabajadores más cualificados se incrementaron en relación a los salarios de los trabajadores menos cualificados. Al igual que México muchos otros países han experimentado situaciones similares en cuanto a desigualdad salarial (Dollar y Wolff 1988; Caraballo 1996; Bourguignon y Morrison 2002; entre otros) y aunque se han estudiado sus efectos nacionales, en el nivel regional parece ser un ámbito todavía poco considerado. Por ejemplo, Mullen y Williams (2005) encuentran que la IED crece a pasos agigantados en muchos países en vías de desarrollo y, sin embargo, concluyen que existen muy pocos estudios sobre cuáles son los impactos en los salarios de un país tanto a nivel nacional como regional. Aunque parece haber un acuerdo general en que los cambios relativos en los salarios son debidos a un aumento en la demanda relativa de trabajo cualificado, los economistas han adoptado dos posiciones teóricas respecto a la fuente de dichos cambios. Por un lado están quienes abanderan la idea de que las computadoras y la revolución microelectrónica han llevado a las empresas a cambiar hacia técnicas de producción que están sesgadas hacia la contratación de trabajadores de mayor nivel profesional (Davis y Haltiwanger 1991; Lawrence y Slaughter 1993; Berman, Bound y Griliches 1994; entre otros). Por otro lado, algunos autores sostienen que un aumento de la penetración extranjera en un país a través del comercio y la inversión
125 Germán-Soto y Ríos González
ha cambiado los recursos hacia industrias que emplean trabajadores de mayor nivel profesional con mayor intensidad (Leamer 1993 y 1994; Borjas y Ramey 1995; Wood 1994; entre otros). Algunos trabajos han examinado la evidencia de un aumento similar en la desigualdad salarial de los países latinoamericanos. Feliciano (2001) encuentra que en México un aumento en los rendimientos a la educación ha contribuido a un aumento en el salario relativo de los trabajadores cualificados. Durante el periodo 1986-1990 los salarios de los trabajadores manufactureros en el percentil salarial 90 se incrementaron en 16 por ciento en relación a los salarios que percibieron los del percentil 10. Robbins (1994) documenta un patrón similar en Chile, al encontrar que durante el periodo 1980-1990 los salarios de graduados universitarios se incrementaron en 56.4 por ciento, en relación a los de trabajadores que sólo contaban con un nivel de bachillerato. Cortez (2001) encuentra que los resultados en educación formal de trabajadores encuestados desde diversos sectores económicos, no logran explicar la creciente desigualdad salarial entre 1984 y 1996 y recomienda buscar las causas en las características del mercado laboral mexicano. Aunque al parecer las inversiones extranjeras tienden a incrementar la desigualdad salarial al interior del país receptor, existen también algunos efectos positivos. Por ejemplo, Moran (2000) afirma que las inversiones extranjeras pueden ayudar a que los países receptores rompan el círculo vicioso del subdesarrollo al complementar los ahorros locales y proporcionar tecnología, técnicas de administración y mercadotecnia más eficaces que mejoran la productividad. Por otro lado, Sepúlveda y Chumacero (1973) consideran que una ventaja de la importación de capital radica en su
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contribución al ingreso fiscal, con la que se puede ayudar indirectamente a cubrir las brechas del ahorro público. Finalmente, en países con un desarrollo científico incipiente, las inversiones extranjeras constituyen una buena forma de transferencia de tecnología. Mediante la capacitación de gerentes y administradores locales, así como de trabajadores y empleados del nivel medio, estos países logran obtener un flujo de ideas, conocimientos y experiencias que difícilmente se obtendrían de fomentarse tendencias autárquicas. II.
Tendencias de la IED a nivel estatal: el periodo 1994-2002
En México, las disparidades regionales en términos de recepción de IED son enormes y continúan en ascenso. El Cuadro 1 presenta los montos de IED por entidad federativa durante 1994-2002. Esta información, que fue obtenida desde la Comisión Nacional de Inversiones Extranjeras (CNIE), presenta la característica de que desde 1999 los montos reportados incluyen las nuevas inversiones fuera del capital social, reinversión de utilidades y cuentas entre compañías. Esta situación puede llegar a dificultar la comparación en tasas de crecimiento de los montos de IED durante el periodo. En segundo lugar, las cifras se hallan afectadas por la forma de contabilizar las inversiones extranjeras. Cada empresa reporta montos de IED según el domicilio del representante legal o de la oficina administrativa. Ello lleva a sobrevaluar los registros de IED en las grandes ciudades y regiones como el Distrito Federal, Nuevo León y Jalisco. Sin embargo, una forma de atenuar los problemas descritos es la que se consideró en el trabajo de Germán-Soto, Gutiérrez y Tovar (2009) donde se agrupan las entidades federativas en torno a regiones geográficas y para efectos de impacto se excluyen regiones tales como la ciudad de México y los
127 Germán-Soto y Ríos González
estados geográficamente pertenecientes al Centro del país, ya que sobresalen como los mayores receptores de IED. De esta forma, los autores logran filtrar el impacto de algunas variables sobre la tasa de innovación del país reduciendo el sesgo que propiciarían las mayores inversiones extranjeras observadas en esos estados. Es deseable destacar, a partir de la información del Cuadro 1, que durante el periodo de análisis el Distrito Federal logró una participación promedio de 71 por ciento de la IED. Las principales tres entidades respecto a su participación durante 1994-2002 (Distrito Federal, Estado de México y Nuevo León) generaron en promedio 87 por ciento de la IED. Como contraparte, con excepción de las seis principales entidades federativas, el resto representó menos de 1 por ciento de la IED acumulada durante 1994-2002. Particularmente, entidades del sur de México (Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, entre otras) acusan niveles y dinámica de crecimiento muy bajos de la IED. En el caso de Chiapas, por ejemplo, la IED apenas acumuló 7.8 millones de dólares durante 1994-2002, esta participación fue incluso inferior para el estado de Oaxaca. Del Cuadro 1 puede destacarse también que las diferencias entre las entidades del norte y del sur son profundas: de las principales siete entidades federativas, de acuerdo a su participación durante el periodo 1994-2002, seis son del norte, el caso de excepción lo constituye el estado de Jalisco. Así, también, seis entidades no recibieron IED alguna, de las que cinco pertenecen al sur, destacando Chiapas, Oaxaca y Guerrero. De esta manera, podemos afirmar que las disparidades regionales en cuanto a recepción de IED son enormes y crecientes.
Cuadro 1 IED notificada al RNIE por entidad federativa de registro (millones de dolares).
128 El vínculo Inversión Extranjera Directa y desigualdad salarial … 1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
1994-2002
Total 9,740.7 6,864.3 6,281.5 10,329.7 5,779.7 9,756.4 11,723.0 21,729.4 1,220.4 83,425.1 Aguascalientes 25.7 23.9 24.2 11.9 42.5 53.5 48.5 71.4 1.8 303.4 Baja California 55.6 179.5 74.3 120.3 101.7 304.0 166.8 95.9 0.2 1,098.3 Baja California Sur 7.7 19.0 32.3 40.5 36.7 81.5 40.5 32.8 1.1 292.1 Campeche 2.1 0.5 0.0 1.8 0.0 -0.1 5.3 0.7 0.0 10.3 Coahuila 63.5 36.4 80.1 38.7 31.2 66.3 65.2 23.7 5.9 411.0 Colima 102.9 3.0 4.0 3.4 4.0 4.0 5.6 1.4 0.0 128.3 Chiapas 0.4 0.4 1.0 0.4 0.4 3.3 2.2 -0.3 0.0 7.8 Chihuahua 71.1 171.8 100.1 55.0 49.7 38.3 179.0 41.0 0.0 706.0 Distrito Federal 7,595.7 4,439.6 4,737.8 6,579.0 3,789.4 5,590.8 7,190.4 18,479.4 876.5 59,278.6 Durango 16.7 35.1 -11.0 3.5 9.3 -2.2 -4.1 1.1 0.0 48.4 Guanajuato 26.4 5.4 9.2 39.5 4.0 133.5 70.0 194.3 -18.7 463.6 Guerrero 6.7 45.2 9.6 2.3 3.3 34.2 10.0 10.1 2.9 124.3 Hidalgo 0.1 1.0 60.1 2.3 0.7 0.7 4.5 8.6 0.1 78.1 Jalisco 39.3 80.6 138.6 120.2 241.3 211.8 567.8 67.9 3.5 1,471.0 México 324.9 591.2 399.8 274.8 739.0 1,354.2 410.4 656.4 114.9 4,865.6 Michoacán 8.5 48.8 1.2 2.5 2.6 3.5 28.1 3.1 0.0 98.3 Morelos 18.0 64.1 50.4 25.9 24.5 82.2 30.7 4.3 8.9 309.0 Nayarit 5.6 2.0 3.2 5.2 5.3 14.1 19.5 16.6 1.4 72.9 Nuevo León 900.6 623.4 252.3 2,282.1 368.0 1,072.9 1,693.0 1,294.5 127.2 8,614.0 Oaxaca 0.1 -2.1 0.3 6.1 0.3 0.7 -1.7 -1.3 -0.6 1.8 Puebla 29.0 24.2 38.1 374.8 35.3 121.5 533.3 148.9 90.2 1,395.3 Querétaro 134.7 38.9 67.1 69.3 117.6 129.6 154.4 134.2 6.4 852.2 Quintana Roo 38.8 20.4 25.9 124.3 43.8 85.3 1.1 37.2 0.3 377.1 San Luis Potosí 13.6 129.3 16.1 7.6 3.7 206.7 151.7 116.2 0.9 645.8 Sinaloa 45.6 94.0 28.4 35.7 12.5 40.5 11.9 7.6 0.1 276.3 Sonora 71.9 67.7 21.0 65.1 26.7 54.6 221.0 25.4 7.0 560.4 Tabasco 0.5 1.2 0.0 7.4 0.4 52.7 38.4 3.5 0.0 104.1 Tamaulipas 54.5 68.9 57.8 11.0 33.3 35.4 34.9 23.2 0.0 319.0 Tlaxcala 16.3 7.7 4.6 0.1 0.4 40.0 -3.2 9.4 0.0 75.3 Veracruz 10.2 29.9 10.4 3.4 37.9 -73.3 20.4 108.5 -10.0 137.4 Yucatán 46.3 13.9 43.0 8.4 13.0 10.6 27.6 106.7 0.0 269.5 Zacatecas 7.7 0.3 1.5 2.1 1.2 4.1 0.7 0.9 0.0 18.5 Notas: Para 1994-1998 se refiere a la IED notificada al RNIE. Desde 1999 incluye nuevas inversiones fuera del capital social, reinversión de utilidades y cuentas entre compañías, no incluye a la maquila. Fuente: INEGI y Secretaría de Economía.
III.
Modelo teórico de la relación entre inversión extranjera y salarios
El trabajo empírico se apoya en la idea de que los incrementos de inversión experimentados por las regiones pobres en relación a las regiones ricas pueden elevar la relación salarios cualificados-salarios no cualificados en ambos tipos de regiones. Un supuesto clave para ello es que la producción de cada entidad federativa difiere en sus requerimientos de trabajo cualificado y no cualificado. Este mismo argumento fue usado para estudiar la desigualdad salarial entre países por Feenstra y Hanson (1996 y 1997). Desde esta perspectiva partimos de la idea básica de que la economía nacional puede descomponerse en dos regiones claramente diferenciadas: 2
regiones ricas y regiones pobres. Cada región tiene distintas dotaciones
2
Las gráficas 4 y 5 sugieren que esta clasificación resulta consistente en el caso de las regiones mexicanas.
129 Germán-Soto y Ríos González
iniciales de capital físico (Ki), trabajo cualificado (TH) y trabajo no cualificado (TL). Siguiendo la metodología de Feenstra y Hanson (1996) denotamos con ri el rendimiento al capital, qi el salario que percibe el trabajo cualificado y wi el salario del trabajo no cualificado. De acuerdo con esta teoría se asume que la dotación relativa de factores es tal que
rH rL
y que
qH q L wH wL
(1)
donde los subíndices H y L indican cualificado y no cualificado, respectivamente. Para centrar nuestro estudio en los aspectos esenciales consideremos la existencia de un solo bien cuya producción es resultado de la combinación de insumos intermedios que pueden estar representados en el segmento z [0, 1]. Cada punto en z requiere de ciertas cantidades de trabajo cualificado TH(z) y de trabajo no cualificado TL(z). Donde la cantidad de producción depende de la cantidad mínima disponible de uno de los insumos:
Y ( z ) min H , L
(2)
Dados los precios relativos de los factores se asume una relación de subcontratación de trabajadores de estados pobres por parte de estados ricos que puede ser representada gráficamente en términos de los costos relativos. La Gráfica 1 muestra los costos derivados de las diferentes combinaciones del segmento z en ambas regiones. Para determinar la relación de salarios necesitamos examinar cómo varían los costos de este insumo entre estados ricos y pobres. Aquí también seguimos el supuesto de Feenstra y Hanson (1996) de que el costo de producir una cantidad mínima del bien Y está dada por 1 c wi , qi , ri ; z wT i L ( z ) qiTH ( z ) ri
(3)
130 El vínculo Inversión Extranjera Directa y desigualdad salarial …
donde c( . ) representa el costo mínimo. La Gráfica 1 muestra que dados esos costos, la línea CP permanece por debajo de la línea CR para combinaciones que usan una baja razón de trabajo cualificado a no cualificado, así como también el resultado inverso es obtenido cuando se usa una cantidad elevada de esa razón. En términos teóricos las economías pobres tienen ventajas comparativas en insumos que no son intensivos en capital humano. Z* define el punto de equilibrio entre costos relativos. Las regiones más pobres tienden a producir insumos que son relativamente intensivos en el uso de trabajo no cualificado, por lo que
z 0, z * ,
mientras que las regiones
más ricas producen insumos que son relativamente intensivos en el uso de trabajo cualificado, por lo que su segmento viene representado por
z z*, 1 . Gráfica 1 Costos relativos entre regiones ricas y pobres
Fuente: Feenstra y Hanson (1996).
Un desplazamiento hacia arriba de la curva CR implica un cambio hacia la derecha del punto z*, lo que significa que el rango de insumos se expande
131 Germán-Soto y Ríos González
hacia insumos que tienen una razón relativamente elevada de trabajo cualificado a no cualificado. Esto causa un incremento en la intensidad promedio del capital humano, el cual, causa un incremento en la demanda relativa de trabajo cualificado. Los estados ricos abandonan actividades intensivas en trabajo no cualificado e incrementan la demanda relativa de trabajo cualificado. Si estas condiciones se mantienen entonces el valor crítico z* puede determinarse explícitamente a través de
z* F K P , K R , TH , TL
(4)
donde la ecuación (4) muestra que el costo relativo de trabajo cualificado para cualquier economía depende tanto del nivel de capital de ambas economías (KP y KR) como de sus niveles de trabajo cualificado y no cualificado (TH y TL). Para trabajar empíricamente la ecuación (4) se 3
necesita disponer de información sobre capital (Ki) y trabajo cualificado y 4
no cualificado (Ti) de cada una de las regiones. Aproximamos z* a partir de la razón trabajo cualificado y no cualificado. Esto significa que a medida que desaparecen las diferencias de cualificación se tiende al equilibrio entre los costos de insumos. Hacemos depender las diferencias salariales del trabajo con la IED a partir de medir la influencia de las inversiones extranjeras en el proceso de desigualdad salarial. Por tanto z* adquiere la siguiente forma:
Wt F K P , K R , TH , TL
(5)
Dado que z* se distribuye como Wt = WH – WL, aplicando logaritmos y especificando las variables de investigación empírica, la ecuación (5) viene determinada como
Wi ,t 0 1 ln( IED)i ,t 2 ln(TH )i ,t 3 ln(TL )i ,t ui ,t
(6)
donde i indica el estado, t indica el año y ui,t es un término de error aleatorio. Además, IED (la inversión extranjera directa) es la variable usada 3
Debido a la carencia de datos sobre capital físico por entidad federativa, en este trabajo usamos la inversión extranjera registrada por entidad como proxy de capital físico. Este criterio no resulta tan restrictivo si tomamos en cuenta que desde la apertura comercial la mayor parte de la inversión privada captada por las entidades corresponde a inversión extranjera y esta participación es cada vez mayor. 4 Los cuadros 2 y 3 mostradas más adelante, proporcionan información sobre el salario percibido por ambas clases de trabajadores, estimados a partir de la ENEU de 1992 a 2002, en los 27 estados que componen la muestra.
132 El vínculo Inversión Extranjera Directa y desigualdad salarial …
para medir el capital físico (inversiones) en ambos tipos de regiones y TH y TL son como se definieron previamente. Hay, por supuesto, otras variables que en principio pueden afectar la oferta laboral, pero las limitaciones de los datos nos previenen de considerar tales variables. Finalmente, y para evitar problemas de colinealidad, usamos las variables en términos relativos, es decir, por trabajador. También incluimos variables ficticias que nos ayudan a entender las diferencias entre los grupos. Por tanto, el modelo de estimación empírica presenta el siguiente formato:
wi ,t 0 1 ln(iedpt )i ,t D ui ,t
(7)
donde D es un vector de variables ficticias que buscan probar la estabilidad del modelo a las diversas características de la muestra de estudio. Como se aprecia, al usar la información en términos relativos las variables de trabajo son consideradas de manera implícita en la ecuación (7). IV.
Base de datos e información
La investigación empírica es realizada con dos conjuntos de datos a nivel de entidad federativa. Por un lado, consideramos el dato publicado por el INEGI y la Secretaría de Economía sobre flujos de inversión extranjera directa entre 1994 y 2002. Esta información se halla en dólares y corresponde a la captación de inversiones foráneas de cada una de las 32 entidades 5
federativas. Por otro lado, construimos una base de datos anual sobre trabajo cualificado y no cualificado en el sector de las manufacturas mexicanas a partir de la información publicada en la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (ENEU) para el mismo periodo. La información de la ENEU se halla clasificada por ciudades (un total de 33), por lo que hacemos un trabajo de aproximación al nivel de entidad federativa. Debido a que algunas entidades no tienen representación en la
5
Véase información reportada en el Cuadro 1.
133 Germán-Soto y Ríos González
ENEU, se decidió trabajar con la muestra de 27 estados que tienen al menos un área urbana en la ENEU. En esta encuesta se presenta información sobre diversas características de las manufacturas, como son salario promedio por rama, actividad, ocupación y profesión. Con esta clasificación es posible construir las variables salarios cualificados y no cualificados, a partir de los salarios promedios de las dos clasificaciones de interés manejadas en la encuesta: Ocupación 1 y Ocupación 5. La Ocupación 1 comprende los salarios de artesanos, trabajadores fabriles en la industria de la transformación, trabajadores en las actividades de reparación y mantenimiento; operadores de maquinaria fija y ayudantes; y peones y similares en el proceso de fabricación artesanal o industrial. Una vez realizadas estas adaptaciones la base de datos quedó conformada por
un
total
de
591
mil
registros
de
trabajadores
asalariados,
correspondientes a las actividades de manufacturas de los 27 estados mostrados en los cuadros 2 y 3. V.
Estimación y resultados
V.1
Análisis descriptivo-exploratorio de las variables de estudio
En la Gráfica 2 mostramos la evolución de la participación en el total salarial del trabajo cualificado (WSH) y del trabajo no cualificado (WSL). En general se aprecia que el trabajo cualificado ha ampliado su participación en el total salarial al pasar de cerca del 25 por ciento al 31 por ciento en los últimos años del periodo 1992-2002.
134
El vínculo Inversión Extranjera Directa y desigualdad salarial …
Cuadro 2
1997 8,411.12 8,427.72 3,055.54 2,844.50 7,721.28 8,398.64 5,343.93 6,166.27 5,678.73 5,565.71 2,276.38 7,161.51 9,218.85 4,662.63 5,775.54 3,735.01 12,582.46 4,138.73 6,487.42 6,369.88 4,714.47 6,695.36 6,889.51 6,940.20 6,032.48 5,307.92 4,424.15
1998 7,132.50 9,620.74 2,941.68 4,704.42 8,825.01 7,350.49 6,565.16 8,108.19 5,284.27 5,625.63 3,608.82 6,360.70 7,795.25 4,198.21 7,268.03 3,772.72 8,800.34 2,353.36 6,411.77 7,319.11 5,698.76 6,520.04 8,295.43 7,236.57 7,008.21 5,804.46 6,607.34
1999 5,412.35 8,172.79 4,429.01 2,415.13 9,530.37 7,187.84 5,125.86 7,653.51 5,264.74 7,467.71 3,343.08 7,188.29 8,944.42 3,919.25 5,842.25 3,922.84 9,763.75 3,517.55 5,904.35 6,573.17 5,049.29 7,399.32 6,186.72 6,962.00 6,633.23 5,021.66 4,842.41
2000 6,130.55 9,515.55 3,337.56 3,819.46 9,944.10 7,907.02 5,059.96 9,182.91 5,582.94 6,003.21 2,802.41 7,782.93 10,201.12 4,013.67 5,543.45 4,440.38 10,050.19 4,646.72 7,383.15 6,638.54 5,735.13 8,335.83 9,562.57 7,855.43 6,980.89 5,001.04 6,735.80
Salario real (promedio) del personal cualificado, 1992-2002 (a precios de 2002)
1992 1993 1994 1995 1996 Aguascalientes 6,945.03 6,980.94 8,801.37 6,752.99 5,837.19 Baja California 10,732.37 10,701.16 8,876.26 7,879.75 8,490.65 Campeche 8,218.88 10,896.39 7,411.44 2,949.16 4,113.29 Chiapas 3,216.81 10,653.43 8,416.82 8,416.62 4,247.96 Chihuahua 9,175.63 11,989.67 11,491.10 7,550.82 8,036.04 Coahuila 9,924.86 8,569.09 8,402.20 7,399.31 7,222.27 Colima 8,239.21 9,752.87 6,871.14 6,893.27 6,982.78 Distrito Federal 10,123.52 11,973.15 14,007.76 8,989.97 7,962.92 Durango 7,970.66 9,097.71 10,373.56 6,155.80 6,201.95 Guanajuato 6,907.93 8,285.03 8,185.96 6,728.33 6,198.07 Guerrero 9,305.96 8,494.39 3,769.22 4,384.63 2,877.40 Jalisco 11,824.99 11,477.68 8,671.73 8,773.11 7,526.75 México 6,620.57 7,610.96 14,749.22 10,467.58 9,679.88 Michoacán 11,200.73 7,147.86 7,454.84 5,643.72 3,745.44 Morelos 11,618.71 12,532.99 8,391.81 5,785.00 5,004.55 Nayarit 9,789.66 10,784.53 7,293.14 5,851.66 4,813.20 Nuevo León 10,514.67 12,102.99 13,684.08 10,665.08 10,248.08 Oaxaca 6,716.33 7,855.27 5,124.35 3,314.50 4,067.33 Puebla 9,457.20 8,563.58 8,535.89 6,435.13 6,012.39 San Luis Potosí 10,885.54 9,533.18 11,586.81 6,561.28 6,622.63 Sinaloa 9,367.41 12,569.29 8,815.05 5,853.57 4,295.21 Sonora 9,810.09 6,524.32 7,004.16 8,489.11 7,570.58 Tabasco 7,883.97 6,506.97 10,590.32 8,263.92 7,868.32 Tamaulipas 8,264.77 9,231.13 9,535.50 7,169.22 6,996.11 Veracruz 8,737.30 9,624.34 7,362.53 6,387.04 5,598.93 Yucatán 6,847.33 7,872.03 8,349.90 5,820.77 5,420.71 Zacatecas 7,037.31 9,884.96 7,977.35 6,674.34 4,186.47 Fuente: Cálculos realizados a partir de información de la ENEU (varios años).
2001 6,348.68 10,144.70 3,789.52 3,755.92 10,015.30 7,489.91 4,569.99 9,527.37 6,577.59 6,809.33 4,508.81 7,423.14 9,579.28 5,426.29 6,953.41 4,657.21 10,680.67 4,124.95 7,712.28 8,305.62 4,547.49 6,272.92 10,543.01 8,134.31 8,059.93 4,128.92 8,771.32
2002 6,821.08 9,260.49 3,781.57 5,115.73 9,866.43 7,845.57 5,416.58 8,040.92 5,668.54 7,010.13 4,931.11 7,900.77 8,997.19 6,511.98 6,715.37 4,923.06 12,945.36 5,736.00 5,883.82 9,085.66 5,393.18 5,319.34 8,968.46 8,298.65 7,728.43 5,900.82 4,914.14
135 Germán-Soto y Ríos González
1995 2,313.69 2,939.07 1,750.26 1,617.34 2,305.04 2,330.90 2,034.18 2,324.50 1,856.08 2,415.62 1,931.23 2,264.36 2,410.02 2,442.57 2,491.69 2,580.99 2,480.55 2,397.96 2,502.77 2,008.57 2,871.04 2,502.70 2,991.93 2,927.07 2,856.47 1,771.26 1,936.02
Cuadro 3
1996 2,066.41 2,682.82 16,343.63 2,580.01 2,086.21 2,174.00 2,057.91 2,258.32 1,834.22 1,993.92 1,802.77 2,196.83 2,131.26 1,707.05 1,963.90 1,916.08 2,411.53 1,722.43 2,213.39 1,938.05 2,337.32 2,313.02 3,208.59 2,627.93 2,623.16 1,451.31 1,296.97
1997 2,023.68 2,850.51 1,966.14 1,447.68 2,245.23 2,189.19 1,774.67 2,113.69 1,933.79 2,030.17 1,572.73 1,992.81 2,144.88 1,938.35 2,106.46 1,897.43 2,337.93 1,633.51 2,410.42 1,938.03 1,963.66 2,429.50 3,668.91 2,579.96 2,954.50 1,645.35 1,572.28
1998 2,131.93 3,080.72 1,367.68 1,437.73 2,429.05 2,338.32 1,769.54 2,208.38 2,013.06 2,039.67 1,701.76 2,139.84 1,989.44 1,864.85 2,101.01 2,108.63 2,552.79 1,432.42 2,379.59 1,963.75 1,987.00 2,709.07 3,914.10 2,766.87 3,092.64 1,690.71 1,963.38
1999 2,408.39 3,257.06 1,581.95 1,064.31 2,476.02 2,498.40 2,242.24 2,073.69 2,080.16 2,313.48 1,925.73 2,171.70 2,382.88 1,830.93 2,421.28 2,144.72 2,802.03 1,747.03 2,416.86 1,965.25 2,079.55 2,292.83 2,848.64 2,986.22 3,061.51 1,777.10 2,197.59
2000 2,560.27 3,249.25 1,429.83 1,388.10 2,707.31 2,894.53 2,304.89 2,433.00 2,158.95 2,875.04 1,819.13 2,537.75 2,716.69 2,053.29 2,065.60 2,538.44 3,057.80 2,140.67 2,649.55 2,557.71 2,480.78 2,614.68 3,033.12 3,251.99 3,346.74 1,814.08 2,287.88
Salario real (promedio) del personal no cualificado, 1992-2002 (a precios de 2002) 1992 1993 1994 Aguascalientes 2,856.89 3,160.00 3,008.39 Baja California 4,025.40 3,642.14 4,084.45 Campeche 2,889.54 3,122.32 1,978.19 Chiapas 2,990.86 2,624.24 1,883.99 Chihuahua 2,836.46 2,772.02 2,533.55 Coahuila 2,808.32 2,848.23 2,935.36 Colima 3,035.22 3,365.64 2,861.19 Distrito Federal 3,032.12 3,137.63 3,262.45 Durango 3,175.88 3,441.46 2,817.71 Guanajuato 3,379.82 3,427.03 3,416.94 Guerrero 3,189.44 3,064.65 2,871.29 Jalisco 3,103.99 3,049.38 2,819.46 México 3,118.95 3,063.17 3,534.89 Michoacán 3,077.41 3,033.29 2,669.81 Morelos 3,445.19 3,026.10 3,379.46 Nayarit 2,953.35 2,967.67 3,178.00 Nuevo León 3,491.42 3,356.48 3,438.84 Oaxaca 3,445.34 3,044.35 2,464.73 Puebla 2,890.67 3,113.07 3,161.84 San Luis Potosí 2,618.60 2,557.23 2,626.75 Sinaloa 3,109.28 3,635.93 3,496.86 Sonora 3,033.59 3,450.23 3,366.69 Tabasco 3,007.38 3,042.35 3,149.96 Tamaulipas 3,648.47 3,539.72 3,624.36 Veracruz 2,937.37 3,067.40 3,293.76 Yucatán 2,339.22 2,342.62 2,406.85 Zacatecas 3,515.89 3,091.42 2,623.44 Fuente: Cálculos realizados a partir de la ENEU (varios años).
2001 2,780.06 3,393.72 1,804.91 1,821.15 2,992.85 3,186.41 2,590.56 2,639.34 2,266.61 3,091.73 1,943.20 2,852.53 2,745.70 2,281.81 2,638.79 2,056.70 3,372.22 1,969.70 2,833.80 2,686.31 2,922.97 2,809.60 2,741.69 3,227.19 3,665.84 1,794.51 2,214.91
2002 3,067.34 3,522.03 1,872.52 1,945.81 3,047.59 3,327.77 2,707.93 2,666.93 2,437.99 3,175.21 2,122.29 2,883.61 3,130.57 2,460.65 2,425.34 2,418.00 3,499.96 2,133.87 3,073.21 2,717.07 2,582.45 3,225.02 5,096.63 3,327.41 3,632.53 1,863.41 2,277.70
136 El vínculo Inversión Extranjera Directa y desigualdad salarial …
También se observa que desde 1999 este indicador es continuamente creciente. Por su parte, el salario de los trabajadores no cualificados llega a representar menos del 1 por ciento del total salarial y su evolución ha sido continuamente descendente desde 1996, a pesar de que experimenta un aumento relativamente importante en el último año de análisis. Gráfica 2 Participación del trabajo cualificado y no cualificado en el total salarial
Fuente: elaboración propia.
Las variables salarios y empleos relativos que analizamos fueron construidas dividiendo el salario (empleo) no cualificado por el salario (empleo) cualificado. De esta manera aproximamos la evolución mostrada por este cociente. La categoría ―no cualificados‖ (salarios y empleos) fue construida a partir de los datos de la ENEU relacionados a individuos empleados en las manufacturas con menos de 6 años de estudios, mientras que la categoría ―cualificados‖ está construida con individuos que tienen 1 o más años de estudios profesionales.
137 Germán-Soto y Ríos González
En la Gráfica 3 mostramos los cálculos del dato nacional (formado por los 27 estados que componen la muestra). Desde 1994 los empleos de los trabajadores cualificados se han incrementado notablemente en relación a los correspondientes de trabajadores no cualificados, mientras que la curva de salarios relativos entre trabajadores cualificados y no cualificados muestra una leve recuperación. En general, la brecha que separa ambas curvas desde 1994 es un indicativo de que la industria manufacturera mexicana ha elevado el nivel de cualificación de sus procesos de producción.
Gráfica 3 Evolución de los salarios y empleos relativos en las manufacturas
Fuente: elaboración propia
Las reformas políticas recientes de México y su proximidad a los Estados Unidos hacen del país un caso interesante de analizar. Desde inicios de los años ochenta el Gobierno relajó las restricciones a la inversión extranjera, dando como resultado la aparición de una importante corriente de inversión externa. Una participación cada vez más importante de la IED en las manufacturas ha llevado a la instalación de plantas ensambladoras externas (maquiladoras), las cuales inicialmente se concentraron en la región fronteriza México-Estados Unidos.
138 El vínculo Inversión Extranjera Directa y desigualdad salarial …
Como consecuencia del aumento del flujo de inversiones externas y de su concentración regional, la demanda de trabajo regional se vio seriamente afectada. Esta peculiar forma de concentración de la inversión hace que podamos identificar los efectos de la inversión externa en la demanda relativa de trabajo. Por el contrario, si la IED se hubiese esparcido uniformemente a través de los estados del país, su efecto sobre la demanda sería difícil de distinguir de los diversos eventos macroeconómicos. En la Gráfica 4 presentamos, a manera de ilustración, la evolución de la IED nacional entre 1994 y 2002. En comparación a la década previa (los años ochenta) el crecimiento de la IED ha sido explosivo y, principalmente, desde 1998 ha tenido un aumento exponencial, con una ligera caída en el año 2002, cuyo origen puede ser más coyuntural que estructural debido a la caída mundial de las inversiones registradas por esos años. Se observan enormes disparidades regionales en la captación del flujo de la IED. En la Gráfica 5 destaca el Distrito Federal porque concentra entre el 50 por ciento y el 70 por ciento del total de la IED que entra al país, al mismo tiempo que otros estados consiguen una muy baja captación, sobre todo los estados del Sur, como Chiapas y Oaxaca. Al excluir al Distrito Federal es posible apreciar que los estados con la mayor captación son Nuevo León, Baja California, Chihuahua, México, Coahuila y Tamaulipas (Gráfica 6). Es decir, gran parte de la captación extranjera de inversiones se concentra en la frontera norte del país. Las gráficas 5 y 6 muestran que en la captación regional de la IED se están formando dos grupos: uno en el centro de la república conformado por el Distrito Federal y el estado de México y el otro en el norte del país integrado básicamente por los estados fronterizos. Este resultado puede ser utilizado
139 Germán-Soto y Ríos González
como un buen argumento para incorporar variables ficticias por región geográfica en las ecuaciones de regresión que estimamos más adelante. Gráfica 4 Evolución de la IED nacional
35000
30000 25000 20000 15000
10000 5000 0
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
Fuente: elaboración propia.
V.2 Resultados de regresión A partir del análisis exploratorio de la sección anterior resulta evidente que existe alguna relación entre la IED y el desempeño de salarios y empleos en los estados mexicanos. Si nuestra hipótesis es correcta, la IED estará positivamente correlacionada con el diferencial salarial existente entre trabajadores cualificados y no cualificados. En esta sección confirmamos la posible existencia de esta relación a través del modelo de regresión planteado por la ecuación (7).
Gráfica 5 Participación de la IED por entidad federativa
140 El vínculo Inversión Extranjera Directa y desigualdad salarial …
16000 14000 12000 10000 8000 6000
1994
4000
2002
2000 0
Fuente: elaboración propia.
Gráfica 6 Participación de la IED por entidad federativa (excepto Distrito Federal)
2500
2000 1500 1000 500
1994 2002
0 -500
Fuente: elaboración propia.
Probaremos la hipótesis de que el diferencial salarial entre trabajadores cualificados y no cualificados en el sector de las manufacturas de los estados
141 Germán-Soto y Ríos González
mexicanos está positivamente afectado por el crecimiento de la IED a través de la estimación empírica del siguiente conjunto de regresiones:
Wi ,t 0 1 ln( IEDPT )i ,t ut
(8)
Wi ,t 0 1 ln( IEDPT )i ,t 1D1 ut
(9)
Wi ,t 0 1 ln( IEDPT )i ,t 1D1*ln( IEDPT )i ,t ut
(10)
Wi ,t 0 1 ln( IEDPT )i ,t 1D1 2 D1*ln( IEDPT )i ,t ut
donde
W (WAH WAL)i ,t ,
(11)
es decir, la variable dependiente es la
desigualdad salarial entre el salario percibido por los trabajadores cualificados y los trabajadores no cualificados de las manufacturas; D1 es una variable ficticia para distinguir entre estados con mayor captación de IED y estados con menor captación; IEDPT es la IED por trabajador y D1*IEDPT es una variable interactiva que busca probar si las diferencias salariales entre los trabajadores cualificados y no cualificados de los estados con mayor captación de inversión se están o no ampliando. Las ecuaciones (8) y (9) constituyen dos formas de regresión básica que tienen el propósito de informar si existe alguna relación y de qué tamaño entre el crecimiento de la desigualdad salarial y la inversión extranjera. La variable ficticia D1 de la ecuación (9) busca captar si en el conjunto de estados con mayor captación de inversiones extranjeras se tiende a acentuar (en caso de que el signo del coeficiente estimado resulte positivo) o no (en caso de que el signo del coeficiente estimado resulte negativo) el proceso de desigualdad salarial.
142 El vínculo Inversión Extranjera Directa y desigualdad salarial …
En cambio, las ecuaciones (10) y (11) constituyen formas alternativas que buscan explicar la fuente de las discrepancias existentes entre los estados de mayor y menor captación de inversiones. La introducción de la variable ficticia D1 en la forma multiplicativa (cuyos coeficientes son 1 en la ecuación (10) y 2 en la ecuación (11)) permite observar si la fuente de las discrepancias se debe a cambios en las pendientes de las dos muestras de estados (lo cual implicaría que el crecimiento de las inversiones extranjeras resulta importante en acentuar las desigualdades salariales) en caso de resultar estadísticamente significativa. Mientras que la variable ficticia D1 en la ecuación (11) en su forma aditiva permite distinguir entre las intersecciones de las dos muestras (lo cual implicaría que la dotación inicial de inversión extranjera es el factor determinante de las desigualdades salariales). Las ecuaciones (8) a la (11) fueron estimadas a través de la técnica de datos de panel para el periodo 1994-2002, aunque debido a la inclusión de un término autorregresivo en el modelo para controlar por problemas de autocorrelación se perdió una observación, por lo que el tamaño de la muestra comprendió el periodo 1995-2002. La aplicación de la técnica de datos de panel tiene la ventaja (aparte de contar con una mayor cantidad de datos) de que permite representar las dimensiones espacio y tiempo a la vez, 6
lo que no se logra con otras técnicas como las de corte transversal. Tiene la ventaja, particularmente en este ejercicio, de que permite tomar en cuenta de manera explícita la heterogeneidad de las inversiones extranjeras en las entidades federativas. Los principales resultados son mostrados en el Cuadro 4. Para las diferentes regresiones ensayadas se puede observar un ajuste importante de las 6
Véase Gujarati (2004), Greene (2005), entre otros.
143 Germán-Soto y Ríos González
regresoras en la explicación de los cambios ocurridos en la variable dependiente al obtenerse valores R2 por encima del 90 por ciento, además el estadístico Durbin-Watson estimado en valores cercanos a 2 nos permite concluir que las estimaciones obtenidas no se ven afectadas por problemas de autocorrelación. En general, un aumento del 1 por ciento en la inversión extranjera per capita tiene como efecto un aumento de las desigualdades salariales cercano al 6 por ciento, mientras que al considerar al grupo de estados con la mayor captación de inversión extranjera (véase la variable interactiva D1*ln(IEDPT)) el incremento porcentual de las inversiones foráneas tiende a reducir las desigualdades salariales en este grupo de estados en torno al 12 por ciento por cada 1 por ciento de incremento de las inversiones per capita. Otro resultado interesante es que los coeficientes estimados son, en su mayoría, altamente significativos (excepto para D1 de la ecuación número 8) y en el caso de la variable de nuestro interés, la IED por trabajador, podemos ver que aparece con el signo esperado en todas las regresiones y con elevada significación. La no significancia estadística de D1 en su forma aditiva en la ecuación (8) indica que la dotación salarial existente a inicios del periodo entre estados con mayor y menor captación de inversiones no constituye la fuente principal de desigualdad salarial, por lo que la ecuación (10) parece ser una mejor especificación. Los flujos de IED elevan la demanda de trabajo cualificado pagando salarios más altos. Los empleos de elevada cualificación incrementan la demanda en relación a los de menor cualificación.
Cuadro 4
144 El vínculo Inversión Extranjera Directa y desigualdad salarial …
Estimaciones con Datos de Panel en desigualdad salarial
variable dependiente: W= (WAH - WAL) Ecuación Variables
8
9
10
11
Constante
-6.0646 ***
-5.0797 ***
-5.1789 ***
-5.1736 ***
(0.6595)
(0.3701)
(0.3579)
(0.3759)
ln(IEDPT)
0.0519 ***
0.0514 ***
0.0514 ***
0.0593 ***
(0.0187)
(0.0189)
(0.0193)
(0.0186) D1
-1.7422 ***
-0.0544
(0.4843) D1*ln(IEDPT)
(1.1626) -0.1258 ***
-0.1225 *
(0.0318)
(0.0766)
R2
0.90
0.91
0.90
0.90
D-W
2.28
2.23
2.24
2.23
Observaciones
199
199
199
199
Notas: Errores estándar entre paréntesis. Estimaciones mediante técnicas de Datos de Panel. La muestra abarca 27 estados del periodo 1995-2002. ln(IEDPT) = logaritmo natural de la IED por trabajador. D1 = variable dummy que toma valores iguales a 1 para los estados con mayor captación de IED; y valores de 0 en cualquier otro caso. D1*ln(IEDPT) = variable interactiva que trata de explicar las diferencias en pendiente entre el grupo de estados de mayor captación de IED y el grupo de estados de menor captación.
***, ** y * indican significación al 1, 5 y 10%, respectivamente. Fuente: elaboración propia.
Aquellos estados con mayor captación de IED tienden, por tanto, a reducir la brecha salarial entre trabajadores cualificados y no cualificados (véase signo negativo de la variable interactiva en su forma multiplicativa). Mientras que los estados que reciben más IED por trabajador disminuyen la brecha salarial entre sus trabajadores cualificados y no cualificados, los estados que han sido menos favorecidos con los flujos de inversión externa han incrementado la brecha salarial no sólo entre sus trabajadores sino también en comparación con los estados de mayor captación de IED. Este resultado puede explicar, al menos en parte, por qué se está ampliando la brecha salarial en México.
145 Germán-Soto y Ríos González
VI. Conclusiones En este trabajo analizamos el impacto de los flujos de inversión extranjera directa sobre la participación salarial del trabajo cualificado en México durante el periodo 1994-2002. Con ese fin nos apoyamos en datos oficiales publicados por INEGI a través de la ENEU. Sin embargo, debido a que la encuesta sólo tiene representatividad en 27 estados, el estudio se limita al análisis de esa muestra de estados. En general, encontramos que el trabajo cualificado ha ampliado su participación en el total salarial durante el periodo que comprende el estudio, mientras que el salario no cualificado ha sido continuamente descendente desde 1996, lo cual es un indicativo de que la industria manufacturera mexicana ha elevado el nivel de cualificación de sus procesos de producción. Los impactos estimados fueron diferentes en dos grupos de estados: un primer grupo que integra a estados con elevada captación de IED y un segundo grupo con entidades que se caracterizan por su baja captación de inversiones extranjeras. Argumentamos que la creciente desigualdad salarial en México, ocurrida en la última década, está muy vinculada al correspondiente aumento de los flujos de inversión extranjera directa. Para ello mostramos que los flujos de capital que han fluido a través de las multinacionales han contribuido a un aumento de la demanda de trabajo cualificado que ha tenido mayor importancia en los estados con mayor recepción de IED. Un resultado robusto es que los flujos de IED tienden a incrementar la brecha salarial entre los estados de México a través del aumento de las diferencias salariales entre trabajadores cualificados y no cualificados, ya que también la IED tiende a concentrarse geográficamente. Este resultado es consistente con la hipótesis de que las actividades de subcontratación (outsourcing) en México han sido un factor importante en el
146 El vínculo Inversión Extranjera Directa y desigualdad salarial …
incremento de la demanda relativa de trabajado cualificado. Además, combinado con el hecho de que la IED presenta un alto grado de concentración geográfica, entonces se presenta el fenómeno de que las desigualdades salariales entre las regiones del país están ampliándose, proceso en el cual los flujos de IED juegan un papel decisivo. La IED y su efecto sobre los salarios pueden estar explicando por qué se están ampliando las desigualdades de ingreso y producción desde mediados de los años ochenta, después de haber experimentado una tendencia hacia la igualación, un fenómeno que en el caso mexicano ha sido recientemente documentado en numerosas investigaciones de corte regional (véase, por ejemplo, Esquivel 1999; Messmacher 2000; Cermeño 2001; Chiquiar 2005; Carrion-i-Silvestre y German-Soto 2007 y 2009; entre otros). Bibliografía Berman, E.; J. Bound and Z. Griliches (1994). ―Changes in the Demand for Skilled Labor within U.S. Manufacturing: Evidence from the Annual Survey of Manufacturers‖, The Quarterly Journal of Economics, 109: 367-398. Borjas, G.J. and V.A. Ramey (1995). ―Foreign Competition, Market Power, and Wage Inequality: Theory and Evidence‖, The Qaurterly Journal of Economics, 110: 1075-1111. Bourguignon, F. and Morrison, C. (2002) ―World Distribution among World Citizens: 1820-1992‖, The American Economic Review, 92(4): 727744. Cañonero, G. and A. Werner (2002). ―Salarios relativos y liberalización del comercio exterior en México‖, El Trimestre Económico, 69(1): 123142.
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150 El vínculo Inversión Extranjera Directa y desigualdad salarial …
Equilibrio Económico. Revista de Economía, Política y Sociedad, Año XII, Vol. 7 No. 2, pp. 151-185 Segundo Semestre de 2011
Percepción de la realidad política y social del estudiante universitario: el caso de la Unidad Saltillo de la UAdeC* José María González Lara* Elvia Estela Romero Durán** Héctor Ulises González Rodríguez *** Resumen En este trabajo se analiza la educación en el entorno del modelo económico neoliberal, en la que se privilegia la formación profesional
para
el
mercado
laboral,
que
otorga
escasa
importancia a la construcción de una capacidad reflexiva y crítica de los universitarios. A partir de una encuesta efectuada en la Unidad Saltillo de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), *Profesor de la Facultad de Economía de la UAdeC. gonzalez_lara@yahoo.c om.mx **Profesora de la Facultad de Economía de la UAdeC. eromero_us@yahoo.com ***Pasante dela Facultad de Trabajo Social de la UAdeC hdulices@hotmail.com
se realiza una descripción y un diagnóstico sobre el interés y la percepción que tienen los estudiantes universitarios acerca de la realidad política y social del país y de la entidad. Abstract In the present work is discussed the educational neoliberal model that favors the vocational training for the labor market, giving scanty importance to the construction of a reflexive capacity and critique of the university students. From a survey realized in the Autonomous University of Coahuila (UAdeC), Unidad Saltillo, description and a diagnosis are realized on the interest and the perception that the university students have brings over of the political and social reality of the country and the entity.
Palabras Clave: Inversión extranjera directa, desigualdad salarial, subcontratación, empresas multinacionales, apertura comercial Clasificación JEL: F21, F23, J31, R12 Recibido el 20 de mayo de 2011, Aceptado el 6 de diciembre de 2011.
Agradecimientos Los autores agradecen la orientación estadística y la asesoría técnica del maestro Félix de Jesús Sánchez Pérez, de la Facultad de Economía de la UAdeC.
152 Percepción de la realidad política y social …
Introducción Para precisar de inicio, Duque (2011) considera que la conciencia es la noción que tenemos de las sensaciones, pensamientos y sentimientos que se experimentan en un momento determinado; es la comprensión del ambiente que nos rodea y del mundo interno, así la conciencia es como la punta de un iceberg, mientras que la mayor parte de la vida anímica se encuentra oculta al individuo. Se extiende el término ―conciencia‖ hacia la capacidad del ser humano para asimilar, razonar y hacer retrospección de la realidad inmediata y mediata en el tiempo, en las dimensiones individual, comunitaria y social, que se expresa en distintos fenómenos políticos, sociales, económicos y culturales, y el impacto que dichos fenómenos tienen en la vida cotidiana. Psicológicamente la percepción se define, según Duque (2011), como la interpretación que espontáneamente hacemos de las sensaciones en base a la experiencia y es el paralelo psicológico de las sensaciones; en el ser humano adulto no existen
las sensaciones puras
porque
cualquier
información sensorial es marcada por la experiencia anterior, lo que incluye símbolos culturales. Se puede plantear que las personas construyen su propia visión de la realidad, alimentada ésta por aspectos y elementos académicos, culturales, contextuales y coyunturales, por tanto esta percepción es el resultado dialéctico de la formación del individuo que construye progresivamente su estructura de pensamiento. ¿Los estudiantes de educación superior poseen capacidad de discernimiento sobre el acontecer comunitario, social y político del entorno regional, nacional e internacional?, ¿qué fuentes y aspectos informativos usan y aprovechan para emitir juicios sobre esta realidad? En base a una encuesta
153 González Lara, et al.
aplicada a los y las estudiantes de la Unidad Saltillo de la Universidad Autónoma de Coahuila, esta investigación es una aproximación a estos cuestionamientos. En este trabajo se analiza el modelo económico aplicado en México desde la década de los ochenta del siglo pasado y su posible impacto en las características de la educación superior en el país. Posteriormente se describen los resultados de una encuesta de cuatro bloques aplicada a estudiantes de nivel superior de la Unidad Saltillo de la UAdeC, para finalmente desde la perspectiva de los autores comentar las conclusiones respecto a dichos resultados. I. Modelo económico neoliberal y educación superior En los años posteriores a la segunda guerra mundial, para fortalecer la capacidad industrial nacional, en México se diseñó y se aplicó el modelo de industrialización basado en la sustitución de importaciones como una estrategia de desarrollo económico y social para el país. Este modelo llegó a su agotamiento a finales de la década de los años setenta del siglo XX, con desequilibrios importantes en la economía interna, como tasas elevadas de desempleo, altas tasas de interés, elevado nivel de precios; en el sector externo déficit comercial significativo y tipo de cambio sobrevaluado, lo que exigió devaluar la moneda nacional; y en el sector público con el incremento de la deuda externa y déficit público inflacionario. Ante este panorama en la década de los ochenta del siglo pasado los organismos multinacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) presionaron para realizar ajustes presupuestales (incluida la venta o liquidación de empresas paraestatales) y abrir la economía al mercado internacional. Esto último se concreta con el ingreso de México al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (General Agreement on Tariffs and Trade o GATT) en 1987 y la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1992 (Samuelson y Nordhaus, 2002). De esta manera se
154 Percepción de la realidad política y social …
aplicó el modelo de apertura comercial y financiera, que implicó el repliegue del Estado en la dinámica económica para dejar libre curso a las fuerzas del mercado Según Guillén (2004), el modelo económico neoclásico (comúnmente denominado neoliberal), tiene su origen en la conferencia organizada por Williamson en 1990, en la que participan economistas estadounidenses y de América Latina e instituciones financieras internacionales (básicamente el FMI y y el BM), lo que se conoce como el ―consenso de Washington‖ que, aparte de enlistar un serie de estrategias de política económica impuestas desde Estados Unidos, expresa un entramado de intereses del capital financiero globalizado y de las élites internas de América Latina. En las últimas décadas las condiciones teóricas y políticas de la economía de libre mercado han imperado, así en materia económica se parte del fundamento de la necesidad de potencializar las capacidades y habilidades del individuo, lo que se logra con la competencia de mercado, la que no debe ser regulada ni restringida; así, en el modelo económico neoclásico –o neoliberal– el Estado deja de ser rector y orientador de la economía, ya que su incursión en ésta genera distorsiones y se posiciona sólo como el facilitador de las condiciones de libre mercado. Para el modelo neoliberal, este último representa un mecanismo –el único– para asignar eficientemente de los recursos en la economía. Así, la iniciativa privada es el motor de la economía dado que recibe tanto información como incentivos del propio mercado en el que participa (Samuelson y Nordhaus, 2002). Con la adopción de este modelo México ha presentado tasas de crecimiento reducidas que han impedido avanzar en el aumento de la producción y la reducción del desempleo (véase el Cuadro 1). Dados estos resultados, y con los efectos de la actual crisis global económica y financiera, ya en la segunda
155 González Lara, et al.
década del siglo XXI la situación de estancamiento no ha sido superada y el desarrollo económico que se esperaba dista mucho de alcanzarse. Cuadro 1. México: Tasa media de crecimiento del PIB y del empleo Periodo 1970/75 1975/80 1980/85 1985/90 1990/95 1995/2000 2000/04
PIB 6.26 7.11 1.94 1.39 1.53 5.44 -0.01
Empleo n.d. 4.32 3.55 3.54 2.32 3.36 1.72
Fuente: elaboración propia con datos del INEGI.
En este contexto es necesario precisar los conceptos desarrollo económico y crecimiento, ya que difieren en los temas que abordan. El crecimiento económico alude básicamente a los incrementos sostenidos del producto (PIB) y, por ende, del producto per cápita, lo que es resultado de cambios en el capital físico, en la tecnología y la necesaria capacitación técnica que ésta requiere, así como de las variaciones poblacionales y de los niveles de empleo (véase Arasa y Anderu, 1999). Por lo anterior, al abordar el crecimiento económico, Arasa y Anderu (1999) integran la inversión realizada en educación y en el desarrollo del conocimiento y señalan que en los dos últimos siglos se presentó una tendencia al incremento de ingresos del trabajador –medida de crecimiento económico– que se explica por el progreso técnico, por rendimientos crecientes a escala y por la mejora técnica del capital humano. Canudas (1999) señala algunos estudios que evaluaron los rendimientos de la educación en 60 países y concluyeron que al invertir en educación se obtienen tasas de crecimiento económico más elevadas que las que se obtienen con la inversión en capital físico. La misma autora indica que en México en el siglo XX posterior a la revolución se ubicaron tres corrientes en
156 Percepción de la realidad política y social …
el sistema educativo: culturalista para la alfabetización y el fortalecimiento de los valores nacionales (años veinte a los cuarenta); utilitarista para el crecimiento económico en el proceso de trabajo ―fordtaylorista‖ (décadas cincuenta y sesenta); y la populista (años setenta) ―para formar ciudadanos responsables dentro de la democracia‖, sin embargo a partir de la liberalización económica iniciada en los años ochenta esta última visión educativa poco a poco se ha modificado (Canudas, 1999: 53). En el modelo neoclásico la educación es inversión en capital humano y es factor de la producción para el crecimiento económico, factor que se debe optimizar; así, a partir del modelo de liberalización económica y financiera, dados sus principios, la tendencia de la educación superior ha sido el desarrollo de las capacidades para la competencia laboral, en el sentido de una perspectiva individual de la formación académica y la profesionalización de la misma (González Lara, 2007; Hernández y Arciga, 2011). Por tanto, con la aplicación de las nuevas tecnologías en la educación superior se ha tendido más a la capacitación técnica –que no necesariamente científica–, lo que de hecho implica una menor capacidad reflexiva y crítica en la práctica educativa. Con el modelo económico actual –neoliberal–, la universidad
pública,
como un modelo de aprendizaje con perspectiva hacia la sociedad en su conjunto, ha sido sustituida por una universidad definida en términos de eficiencia y relación con el sector productivo, para efecto de fortalecer el crecimiento económico. La noción de la universidad como un bien público se ha desplazado y no se refuerzan los valores éticos o éstos sólo se imponen como requisito de evaluación y acreditación, mas no en su exigencia y práctica. De esta forma se margina el análisis y la crítica de los principales problemas sociales.
157 González Lara, et al.
Inclusive, en la relación actual de las universidades públicas con el sector productivo, Arciga (2011) afirma que ―los académicos persiguen los fondos del sector privado usando el comportamiento del mercado distanciándose de la idea de que ellos son empleados públicos. Ahora son académicos que actúan como capitalistas dentro del sector público‖. Si lo que demanda la inversión que genera empleo, es la capacitación técnica de calidad, entonces la relación de las instituciones públicas de educación superior con los sectores vulnerables y marginados de la sociedad ha sido mínima, asimismo la participación política –como una actividad cuyo objetivo es el bien común y la permanente y progresiva transformación positiva de la sociedad– se ha desplazado y no es de interés de los y las estudiantes, tanto al interior de las universidades públicas como en la sociedad. En términos administrativos y de planeación, a partir de la década de los noventa del siglo pasado en las instituciones públicas de educación superior en México se han aplicado programas nacionales estandarizados para garantizar
la
calidad
de
los
servicios
que
ofrecen:
los
Comités
Interinstitucionales de Evaluación de la Educación Superior (CIEES) en 1991, el Programa para el Mejoramiento del profesorado (PROMEP) en 1996, el Programa Integral de Fortalecimiento Institucional (PIFI) en 2001 y el Fondo para el Mejoramiento de la educación Superior (FOMES) en 2004. Sin embargo, estos programas no contemplan la formación democrática ni la conciencia social en los estudiantes, inclusive, en términos generales, sin opciones
alternativas
formativas
(turnos
vespertinos
o
nocturnos,
modalidades abierta o a distancia), la educación superior tiende a ser excluyente y hasta elitista. Actualmente, principalmente por falta de oportunidades de cada 100 alumnos o alumnas que ingresan a la educación primaria sólo dos ingresan a
158 Percepción de la realidad política y social …
los estudios de nivel superior (UNAM-ANUIES. 2010). Además, el costo de los estudios universitarios no corresponde al pago periódico respectivo. Por tanto, el estatus de ―estudiante universitario‖ implica de por sí un privilegio. Desde la perspectiva ética lo anterior debe implicar un compromiso estudiantil con la sociedad (González Lara, 2007), la que con sus responsabilidades fiscales sostiene a las instituciones públicas de educación superior. En cuanto a la formación profesional (o capacitación según la perspectiva) para el supuesto mercado laboral, Latapí (1979: 200) señala: “Una profesión –cualquiera– no es la prestación de un servicio de un individuo a otro individuo. Es un conjunto de relaciones estables entre hombres con necesidades y hombres con la capacidad para satisfacerlas. Por esto las profesiones adquieren modos de funcionamiento acordes con la formación social en las que están insertas. Por esto son estructuras sociales”. De esta forma, la educación superior sin perspectiva social sólo implica el desarrollo individual, sin
proyección hacia
la contribución para la
transformación positiva de la sociedad. Para los universitarios actuales, los movimientos estudiantiles de los años sesenta, setenta y ochenta del siglo XX son lejanos en el tiempo y anecdóticos. Pero, ante la dinámica de competencia económica, según Latapí (1979: 200) “… la universidad, al formar profesionales, no puede considerar las profesiones, entonces, como diseños meramente académicos. No puede limitarse a preparar graduados sin preocuparse por el signo de las
159 González Lara, et al.
estructuras profesionales a que van a incorporarse”. Lo anterior implica la formación integral en los aspectos académico, profesional, cultural y democrático, para que los egresados de la universidad sean consientes de la importancia de su participación en la transformación social y/o, dado el caso, en la actividad política. El gusto por el arte y/o su práctica, implica el desarrollo reflexivo y hasta crítico, es desarrollo humano individual y colectivo y debe estar en la formación integral de los estudiantes universitarios para fortalecer las capacidades (Figueroa, 2004). Sin embargo, según el diagnóstico realizado, en la mayoría de los estudiantes universitarios de la actualidad la percepción de la cultura y el arte no es un producto formativo. En el modelo educativo neoliberal la educación superior es sólo individual (resultado sólo de un esfuerzo personal o familiar) y la formación práctica (o técnica, que no científica) implica una menor capacidad reflexiva y crítica. Sin embargo, Vargas (2004: 20) precisa respecto lo que debe ser la individualidad en la práctica educativa: “[…] la escuela no sólo instruye sino que forma ciudadanos. La educación tiende a reforzar la individualidad, pero eso no significa aislamiento. La individualidad no es una forma de escapar a las obligaciones respecto a la sociedad, sino una forma de afrontar responsablemente nuestra vida en común con los otros”. Si bien los contenidos programáticos deben agotarse con métodos pedagógicos adecuados, sin embargo, el docente ―… debe ser un motivador y guía, cuyas opiniones y acciones tienen enorme peso social‖ (Gómez, 2007).
160 Percepción de la realidad política y social …
La universidad pública debe promover en su interior y ante la sociedad los valores democráticos plenos y no sólo la capacitación individual ante un estatus familiar. Al respecto Guevara (1998: 47) señala que “… las actitudes de las personas hacia la tolerancia respecto a la oposición, sus posturas para con las minorías étnicas y raciales, y sus sentimientos hacia los sistemas multipartidistas –y en contra de los unipartidistas– son más democráticos en la medida que poseen mayor educación… La educación no puede, por sí sola, hacer democrático a un país, pero es posible que inhiba las ideas no democráticas‖. Si en México se necesita fortalecer la democracia participativa, en esta perspectiva la educación superior es de los aspectos más importantes. Se debe concebir a la educación superior como una formación para la vida personal y social. Guevara (1998: 51) señala que ―… la educación tiene un enorme éxito cuando inculca en los alumnos actitudes de apoyo a las libertades civiles a través de mecanismos como hacerles escuchar o leer repetidamente temas que tratan de esas libertades, dado que esto los familiariza con situaciones políticas, los pone en contacto con las ideas y los principios de las figuras de la historia y les transmite argumentos para defender esas normas‖. Con la lectura como un ejercicio intelectual de construcción imaginativa, de reflexión respecto a lo leído y de análisis derivado de esta práctica, se promueve una perspectiva más amplia sobre la realidad que permite emitir juicios sobre la misma, inclusive juicios con contenidos ideológicos. Gómez (2007: 32) señala: ―… el fomento de la lectura debe ser parte de un
161 González Lara, et al.
movimiento cultural, de ofrecer textos que brinden información útil, oportuna y amena a los alumnos‖.
Se trata de que la lectura sea una
actividad cotidiana en la formación integral y no sólo una imposición académica. Es necesario verificar si, según estas reflexiones, la educación superior que ofrece la UAdeC contribuye a la formación integral de los estudiantes, para tal objetivo se diseñó la encuesta que se aplicó de acuerdo a la metodología siguiente y se describen los resultados obtenidos. II.
Metodología
II.1.
Diseño de la muestra
Para asegurar la representatividad por escuela o facultad de la información derivada de las encuestas en el medio universitario superior de la Unidad Saltillo de la UAdeC, se utilizó el muestreo aleatorio estratificado con el teorema de asignación óptima de Neyman (véase Cochran, 1978). Cuando las varianzas poblacionales son pequeñas se obtiene una información más precisa del total de la población, por tanto, fue conveniente dividir la muestra en 19 estratos (que son las escuelas y facultades) y tomar mediante muestreo aleatorio cierto número de estudiantes, de modo que el tamaño de la muestra en cada estrato minimice la suma de las varianzas, lo que se obtiene mediante la fórmula: (1)
ni nWi con i 1, 2, , k donde
k
representa el número total de estratos (escuelas o facultades);
representa el tamaño de la muestra en el
i ésimo estrato; n
ni
representa
k
el tamaño total de la muestra, es decir,
n ni , y Wi i 1
representa
el
162 Percepción de la realidad política y social …
peso del
i ésimo estrato, esto es, el porcentaje de estudiantes a encuestar
en cada estrato con respecto al tamaño total de la muestra. k
W
i
i 1
1
Así,
determina el tamaño de la muestra en cada una de las escuelas o
facultades (estratos) de la UAdeC Unidad Saltillo. Las ponderaciones son calculadas de la siguiente manera:
Wi
N i Pi (1 Pi ) k
N j 1
donde
Ni
j
(2)
Pj (1 Pj )
representa el tamaño de la población en el
i ésimo
estrato.
k
Así,
N Ni ,
es el tamaño total de la población universitaria de la
i 1
UAdeC Unidad Saltillo.
Pi (1 Pi )
dispersión de la población en el
representa
la
medida
de
i ésimo estrato.
Para la medida de dispersión se utilizó (por simplicidad) la desviación estándar de una variable aleatoria Bernoulli (véase Asorin Poch, 1972), ya que su distribución permite observar si cierto suceso ocurre o no en cada estrato. Para ello se consideró una probabilidad de ocurrencia del 50%, es decir,
Pi 0.5
para toda
i 1, 2, ..., k ,
ya que este valor nos permite
maximizar la medida de dispersión. Para determinar el tamaño de la muestra se aplicó el teorema del límite central, que señala: al incrementar el tamaño de la muestra, la distribución de la muestra de la media se acerca a la normalidad; sin importar la forma de la distribución de la población. Para
163 González Lara, et al.
esto se utilizó la fórmula siguiente dado que se conoce el tamaño de la población: k
n
z 2 N N i Pi (1 Pi )
(3)
i 1
k
N 2 d 2 z 2 N i Pi (1 Pi ) i 1
donde
z
representa el valor tabular de la distribución normal estándar;
para propósitos del presente estudio confianza seleccionado del 95%;
N
z 1.96
para lograr el nivel de
representa el tamaño total de la k
población universitaria de la UAdeC, Unidad Saltillo, esto es,
N Ni
,
i 1
y
d
representa el máximo error que se pueda admitir entre el valor
estimado y el valor real del parámetro; para el presente estudio se considera un error muestral del 4%, por tanto,
d 0.04 .
La población consta de
8,243 estudiantes en 19 estratos de subpoblaciones correspondientes a cada escuela o facultad, de esta manera se realizó en cada una un muestreo aleatorio sin reemplazo, con la consideración de 95% de confiabilidad y un error muestral del 4.91por ciento para efectos del tamaño de la muestra total, es decir representativa y aceptable. El Cuadro 2 resume las principales estadísticas. Se eligió esta técnica de muestreo al considerar que podría haber una marcada diferencia en distintas partes de la población, por ejemplo, dada la formación académica, la percepción y/o perfil de un estudiante de trabajo social difiere a la de un estudiante de mercadotecnia o de ingeniería. Es por esto que la estratificación ayuda en precisión de estimadores de las características de la población, ya que es posible dividir una población heterogénea en sub-poblaciones, cada una de las cuales es internamente
164 Percepción de la realidad política y social …
homogénea. La medida de dispersión fue utilizada para el cálculo de la proporción de estudiantes a encuestar en cada estrato, según se muestra en el Cuadro 2. Cuadro 2. Muestra por Escuela o Facultad Escuela o Facultad
Sexo
Total
Masculino
Femenino
Arquitectura
13
11
24
Artes Plásticas Ciencias Químicas
6 19
8 21
14 40
Ciencias de la Comunicación Economía
4
4
8
2
3
5
Ciencias de la Educación
3
7
10
Enfermería
9
17
26
Ciencias de la Administración Ingeniería
27
47
74
31
3
34
Jurisprudencia Matemáticas Medicina
10 2 6
15 2 7
25 4 13
Mercadotecnia Música
8 3
9 3
17 6
Odontología
8
9
17
Psicología
5
7
12
Sistemas
26
12
38
Ciencias Sociales
1
1
2
Trabajo Social
0
11
11
183
197
380
TOTAL
Fuente: Elaboración propia con los datos de la muestra.
165 González Lara, et al.
La encuesta se aplicó entre los meses de mayo y junio de 2010. Para la mejor representatividad de la muestra definida se procedió a encuestar a los alumnos en función de una proporción de género, es decir, tomando en consideración el número de mujeres y hombres por cada unidad académica (Cuadro 2). III. III.1
Resultados: diagnóstico Bloque del conocimiento de la realidad
El primer bloque indaga sobre el interés en el conocimiento de la realidad social y comunitaria de los estudiantes, asimismo la información que reciben. Los estudiantes que contestaron que sí se preocupan por la problemática de su comunidad entre ―siempre y casi siempre‖ es 39 por ciento (11 y 28 por ciento), lo que es aceptable; en la categoría de ―regular‖ está 46% y ―casi nunca y nunca‖ un 14 por ciento (Cuadro 3). Referente a que si los alumnos se preocupan por los acontecimientos relevantes de la sociedad, 47 por ciento casi siempre y siempre (11 y 36 por ciento), 46 por ciento regularmente y sólo el 1 por ciento contestó que nunca (Cuadro 3). La práctica de la lectura es un indicador cualitativo del interés y conocimiento de la realidad política y social, en ese sentido se diseñaron las siguientes preguntas para corroborar si los datos de las dos primeras son congruentes con el tipo de lecturas estudiantiles y para conocer sus intereses. Así, se infiere que acuden a los libros por actividades académicas obligatorias (Cuadro 4). Una manera inicial de tomar conciencia respecto a la realidad es asumir roles históricos en el desarrollo de la madurez humana, con los derechos y obligaciones que eso implica, en este diagnóstico los roles de estudiantes universitarios y la pertenencia familiar como hijos en formación universitaria (Cuadro 6).
166 Percepción de la realidad política y social …
Cuadro 3. Preocupación por la problemática social y por eventos relevantes. Siempre y casi No.
1.1
1.2
Pregunta
Regular
Casi nunca y
siempre
¿Te preocupas de la problemática de la sociedad? ¿Te preocupas por los acontecimientos más relevantes más relevantes de la sociedad?
nunca
39% (11 y 28%) 47% (11 y 36%)
46%
14%
46%
6%
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
Cuadro 4. Frecuencia de lectura en libros. No. 1.3
Pregunta ¿Con qué frecuencia lees libros?
Siempre y casi siempre 18% (2 y 14%)
Regular 38%
Casi nunca y nunca 34% (30 y 4%)
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra
Cuadro 5. Frecuencia de lectura de revistas de diversos temas.
No.
1.4 1.5 1.6 1.7 1.8
Pregunta
26%
Casi nunca y nunca 56% (35 y 21%)
17%
73%
10%
27%
63%
12%
33%
55%
13%
12%
75%
Siempre y casi siempre
¿Con qué frecuencia lees revistas de moda? ¿Con qué frecuencia lees revistas de pareja? ¿Con qué frecuencia lees revistas de análisis político y social? ¿Con qué frecuencia lees revistas de arte? ¿Con qué frecuencia lees revistas de comics?
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
18% (2 y 14%) 9% (3 y 6%)
Regular
167 González Lara, et al.
Cuadro 6. Roles estudiantiles y relación familiar.
No.
Pregunta ¿Estás de acuerdo con los distintos roles de 1.9 vida que asumes? ¿Tu familia te apoya en las decisiones que 1.10 tomas?
Siempre y casi siempre
Regular
Casi nunca y Nunca
71%
22%
6%
81%
14%
4%
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
Así, siempre, casi siempre y regularmente el 71 por ciento está de acuerdo con dichos roles (regularmente el 22 por ciento); el 81 por ciento sí recibe apoyo familiar (14 por ciento regularmente); y la mayoría se preocupan por su desempeño académico ya que el resultado fue de 82 por ciento (en esto regular y casi nunca 16 por ciento). Los estudiantes encuestados sí relacionan sus estudios con la situación actual de México por el aspecto de su formación académica científica o disciplinaria (pregunta 1.11), ya que 54 por ciento lo hacen siempre o casi siempre, 33 por ciento regularmente y casi nunca o nunca sólo el 12 por ciento (Gráfica 1). La mayoría se preocupa por su fortalecimiento académico en su rol estudiantil (pregunta 1.12): el 82 por ciento siempre y casi siempre; 13 por ciento regularmente y sólo un 3 por ciento no se preocupa por su formación académica.
168 Percepción de la realidad política y social …
Gráfica 1. Relación academia-realidad
12%
Siempre y casi siempre Regular
33%
54% Casi nunca y nunca
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
Las respuestas a la pregunta 1.13 son reveladoras: ―si no cuentas con el hábito de la lectura de cualquier índole, marca la causa‖, más de la mitad de los estudiantes no lee por interés (54 por ciento no le gusta; 46 por ciento dicen sí leer).
III.2
Bloque de orden político
Aquí se verifica el interés de los universitarios en los procesos políticos, así como su percepción respecto a la información que obtienen. Si el joven universitario se encuentra enterado de la situación económica, política y social del país (pregunta 2.1), 90 por ciento contestó que siempre, casi siempre y regularmente, sólo 2 por ciento declara que no está informado. Se puede inducir que la fuente informativa sean medios electrónicos y cibernéticos. Según los resultados en el Cuadro 7 la mayoría considera que el acceso a la información es adecuado a sus necesidades, asimismo, que la información es pertinente para sus decisiones, además confían que los medios son incluyentes e imparciales.
169 González Lara, et al.
Cuadro 7. Acceso, pertinencia y confiabilidad de la información que reciben.
No. 2.2
2.3
2.4
Pregunta ¿Consideras que el acceso a la información es adecuada para tus necesidades? ¿Consideras que los medios informativos te proporcionan la información pertinente que necesitas para tener mejores elementos de decisión? ¿Consideras que los medios de comunicación son imparciales e incluyentes?
Regula r
Casi nunca y nunca
No Contestó
56% (17% y 39%)
35%
9%
0%
34% (11% y 23%)
49%
17%
0%
37%
21%
10%
Siempre y casi siempre
32% (8% y 24%)
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
Respecto a la situación de Latinoamérica –con sus procesos económicos y políticos actuales que son observados y analizados por el mundo entero (sobre todo por los Estados Unidos)– las respuestas fueron: 67 por ciento dice sí conocer la actualidad de América Latina (31 por ciento siempre, casi siempre, regularmente 36 por ciento); casi nunca, nunca y sin respuesta 33 por ciento (Gráfica 2). En el Cuadro 8 la mayoría muestra interés por los problemas de la sociedad, sin embargo –sin precisar participación o simple observación– 70 por ciento muestra poco interés en la política (Cuadro 8). El ejercicio del derecho al voto en elecciones constitucionales (pregunta 2.8) es aproximadamente un 62 por ciento. Pero casi la mitad de los estudiantes encuestados no confían en la transparencia y equidad de las elecciones: 44 y 42 por ciento en elecciones federales y estatales respectivamente (Cuadro 9).
170 Percepción de la realidad política y social …
Gráfica 2. Conocimiento de la situación económica y política actual de Latinoamérica.
10% Simepre y casi siempre
21%
Regular 23% Casi nunca y nunca No contestó 36%
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
Cuadro 8. Interés por la problemática social y la política. Siempre y No.
Pregunta
casi
Casi Regular
siempre
nunca y nunca
2.6
¿Te consideras una persona interesada en los problemas de la sociedad?
48% (11% y 37%)
36%
13%
2.7
¿Te interesa la política?
27% (13% y 14%)
31%
39%
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
171 González Lara, et al.
Cuadro 9. Confianza en los procesos electorales. No.
Pregunta ¿Consideras que las elecciones políticas en 2.9 México son transparentes y equitativas? ¿Consideras que las elecciones políticas en 2.10 Coahuila son transparentes y equitativas?
Siempre y casi siempre
Regular
Casi nunca y nunca
16% (4 y 12%)
37%
44%
18% (5 y 13%)
37%
42%
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
III.3
Bloque de criterio respecto a la realidad
En este
bloque se pretende indagar sobre la posibilidad de que los
estudiantes posean aspectos de discernimiento sobre la realidad. Según el glosario de conceptos filosóficos (2011), se define al criterio como una norma o pauta para conocer la verdad o la falsedad de un suceso o situación. El criterio se construye y se asume con un juicio y con discernimiento para la verificación de la realidad, donde posteriormente se establece una postura. Dado el juicio, el criterio se asume como postura derivada de una formación personal y/o académica, y dado el caso con mayor o menor sustento ideológico. El criterio como resultado de la razón puede ser inducido si los elementos de juicio no están los suficientemente sustentados en el pensamiento crítico, es decir, que el criterio puede ser resultado de la inducción externa, de esto pueden dar cuenta muchos de los medios de comunicación masiva que influyen en segmentos de la sociedad (en este caso la juventud) en su determinada construcción de la realidad y según sean los intereses que defiendan, propios o de grupos económicos o políticos.
172 Percepción de la realidad política y social …
III.3.1
Acervo de información
Según las respuestas a la pregunta 3.1, en su mayoría los estudiantes de la UAdeC se consideran regularmente informados (Cuadro 10). Esto se relaciona con el acceso y pertinencia de la información que reciben en función de intereses más bien individuales mas no sociales o comunitarios. Cuadro 10. Qué tan informados se consideran los estudiantes. No.
3.1.
Pregunta En cuestiones de información general, ¿en qué nivel de conocimiento te ubicas?
Muy
Regularmente
Poco
Nada
Informado
informado
informado
Informado
14%
77%
9%
0%
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
La frecuencia de información y credibilidad en medios se observa en el Cuadro 11. Lo anterior se confirma respecto a veracidad o manipulación de la información que ofrecen los medios de comunicación de la pregunta 3.5 (Gráfica 3). En cuanto a noticieros televisados, los estudiantes sintonizan y consideran eficientes a los del duopolio de los medios en México: Televisa y TV Azteca (Cuadro 12). Algo interesante es que el medio de televisión local de Saltillo es considerado como el más deficiente de los noticieros con el 62%.
173 González Lara, et al.
Cuadro 11. Medios de información y credibilidad. No. 3.3.
3.4.
Pregunta ¿Cuál es el medio de comunicación que más visualizas? ¿Cuál es el medio de comunicación que consideras más creíble?
TV
Internet
Periódico
Radio
Otro
44%
48%
4%
3%
1%
12%
27%
7%
30%
24%
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
Gráfica 3. Consideración sobre la calidad de la información.
4% Verdadera
49%
Manipulada
47%
Intermedia
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
Sólo 3 por ciento de los estudiantes se informa en la radio, aunque este medio tiene 30 por ciento de credibilidad, más que la televisión o la internet; por tanto la respuesta a la deficiencia de noticieros radiofónicos no es significativa (pregunta 3.9).
174 Percepción de la realidad política y social …
Cuadro 12. Noticieros televisados que sintonizan y su deficiencia.
No.
Pregunta Televisa ¿Cuál es el noticiero de 3.6. TV que más 54% sintonizas? ¿Cuál es el noticiero de TV que consideras 3.7 más 12% deficiente?
TV Azteca
CNN
11 IPN
24%
9%
11%
4%
2%
0%
6%
6%
5%
62%
1%
8%
RCG Otro Ninguno
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
La respuesta a la pregunta 3.3 respecto al uso de la prensa escrita como medio de información fue de 4%; en la pregunta 3.11 la respuesta fue que el periódico local Vanguardia es el más leído con 49 por ciento, Zócalo –que es el de menos tiempo en circulación– 27 por ciento, los demás 11 por ciento y ninguno 13 por ciento. Aquí, como en la radio, la pregunta 3.12 respecto a la deficiencia de los periódicos es irrelevante. En cuanto a las secciones de los medios que más leen lo estudiantes (pregunta 3.13), encabezados, nacional, local y política son 34 por ciento, cultura 10 por ciento, mientras que deportes, espectáculos, sociales, otra y ninguna son 46 por ciento. III.3.2. Percepción política Las respuestas en cuanto a la identificación de los estudiantes con los partidos políticos fueron como sigue: 54 por ciento de los encuestados no se identifica con algún partido político, esto se relaciona con las respuestas del bloque anterior con 70 por ciento que no participa en política y con el
175 González Lara, et al.
abstencionismo relativo del 38 por ciento. Pero del restante 46 por ciento que sí se identifican con un instituto político el resultado se observa en el Cuadro 13. Gráfica 4. Lectura de revistas de carácter informativo.
7% 1%
5%
Proceso Nexos Newsweek Vértigo Otra Ninguna
22% 60% 5% Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
Cuadro 13. Identificación con un partido político. No.
Pregunta ¿Con qué partido 3.14 político te sientes más identificado?
PAN
PRI
PRD
Otro
Ninguno
17%
24%
2%
3%
54%
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
Para el mes de junio del año 2010 –en que Humberto Moreira Valdés aún era gobernador de Coahuila y con altos índices de aceptación– la percepción respecto a personajes políticos en el ámbito local y nacional resultó como se muestra en el Cuadro 14 (pregunta 3.15). Lo interesante es la aceptación positiva de Felipe Calderón relativa a otros dos personajes que le son política e ideológicamente antagónicos: Andrés Manuel López Obrador con 67 por ciento evaluado malo y muy malo, continuamente criticado y denostado en los medios televisivos; y Enrique Peña Nieto,
84 por ciento evaluado excelente,
bueno y regular,
176 Percepción de la realidad política y social …
promocionado por dichos medios y mejor evaluado que Calderón con 73 ciento en los mismos rubros
(Cuadro 13). Pero esto se relaciona con las
respuestas respecto a que un contundente 96 por ciento afirma que la información es manipulada o intermedia entre real y manipulada (Gráfica 3). Se observa que los estudiantes necesitan la información para otras actividades de su vida cotidiana pero no para el discernimiento político y sólo aceptan lo que la televisión ofrece e indica. Cuadro 14. Evaluación de personajes políticos nacionales. Personaje político mexicano
Excelent e
Bueno
Regular
Malo
Muy malo
Felipe Calderón Hinojoza
6%
22%
45%
20%
11%
Humberto Moreira Valdés Andrés Manuel López Obrador Enrique Peña Nieto Amalia Dolores García Medina
12%
45%
27%
9%
7%
2% 7%
6% 27%
25% 50%
24% 10%
43% 6%
0%
7%
56%
19%
18%
Beatriz Paredes Rangel
2%
12%
44%
22%
20%
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
Pero más revelador resulta la percepción respecto a personajes políticos en el
ámbito
internacional,
de
América
Latina
y
Estados
Unidos,
específicamente (pregunta 3.16). En primer lugar, en mayo de 2010 (mes de la encuesta) Barak Obama tenía un elevado nivel de aceptación en la población estadounidense y esto se informaba en los medios televisivos y en la red internet, así que es el mejor calificado (Cuadro 15). Pero más importante aun es la similitud en cuanto a calificación y percepción de los líderes de izquierda de América Latina (Hugo Chávez, Evo Morales y Fidel Castro) con su antagónico irreconciliable George W. Bush, quien en el tiempo de la encuesta tenía seis meses de haber dejado la presidencia de su país (Cuadro 15).
177 González Lara, et al.
Cuadro 15. Percepción respecto a personajes políticos extranjeros. Personaje político extranjero
Excelente Bueno Regular
Malo
Muy malo
Barak Hussein Obama
13%
49%
29%
6%
3%
Hugo Chávez Frías
1%
6%
20%
28%
45%
Evo Morales Ayma
1%
5%
41%
24%
29%
Fidel Castro Rus
1%
5%
24%
25%
45%
Luiz Inacio Lula Da Silva
3%
11%
56%
17%
16%
George W. Bush
1%
7%
26%
28%
38%
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
Lo anterior indica varios aspectos posibles de interpretación: los estudiantes encuestados
evalúan
a
personajes
políticos
como
buenos
o
malos
gobernantes independientemente de ideologías y sin tener la información necesaria para dictar esta calificación (aunque afirmen que la información que reciben es pertinente para decidir, pero no se percibe que para aspectos políticos e ideológicos). En ausencia de lectura informativa y especializada las respuestas están basadas sólo en lo que informan y dicen los noticieros televisivos nacionales, así la opinión estudiantil es parcial y poco crítica. En el Cuadro 16 se observan las respuestas a la pregunta 3.17: ¿Qué opinión tienes acerca del movimiento que tuvo su auge en Chiapas y trascendió a nivel nacional (EZLN) liderado por el Subcomandante Marcos? Así, el 47 por ciento considera legítimo el movimiento indígena (respuestas 1 y 2), percepción probable de comunicación de viva voz o de la inercia histórica del movimiento, ya que posterior al año 2006 los medios no muestran información considerable respecto al movimiento zapatista. III.3.3.
Conocimiento e identidad institucional
Los estudiantes universitarios poseen poco conocimiento de las reglas fundamentales con que se orienta y dirige la institución en la que se desarrollan académicamente, ya que 77 por ciento de los encuestados no ha
178 Percepción de la realidad política y social …
leído el Estatuto Universitario de la UAdeC y sólo 23 por ciento lo ha leído pero superficialmente. En tanto, 64% sí conoce los reglamentos internos de la facultad en la que estudian (36% no) pero sólo de manera operativa para el centro de cómputo, la biblioteca, la elección de sociedades de alumnos, el uso de equipo, entre otros. Cuadro 16. Percepción sobre el EZLN. Concepto % 1. Respeto y no explotación de la 31 comunidad indígena chiapaneca 2. Libertad social 16 3. Distractor social 12 4. Intereses comunes 11 5. Rebeldía sin causa común 9 6. Carencia de orden y control social 6 por parte del gobierno 7. Ignorancia y/o seguimiento de un 12 líder 8. Lo desconozco 3 Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
De los estudiantes encuestados 68 por ciento no conoce el sistema de gobierno de la UAdeC y 32 por ciento afirma sí conocer dicho sistema (pregunta 3.19), lo que se comprueba con lo siguiente: 68 por ciento afirma que la máxima autoridad es el Rector cuando en realidad
es el Consejo
Universitario, aunque 30 por ciento sí sabe respecto a la máxima autoridad universitaria colegiada (pegunta 3.20);
de los encuestados 59 por ciento
afirma que el director es la máxima autoridad de la escuela o facultad, el Consejo Directivo 38 por ciento y la Sociedad de Alumnos 2 por ciento (pregunta 3.21). Nadie consideró que los maestros sean la máxima autoridad en las escuelas y facultades.
179 González Lara, et al.
¿Cómo evalúan los encuestados a su casa de estudios? (pregunta 3.23). En aspectos académicos, de vinculación con los sectores público, privado y social, así como el intercambio con universidades extranjeras, los resultados en promedio son de 45 por ciento excelente y bueno, 37 por ciento regular y 14 por ciento malo y muy malo (5 por ciento no contestó); así, la percepción sobre la institución es aceptable por los estudiantes. Por lo anterior, entre instituciones de educación superior públicas y privadas de la ciudad la UAdeC es la mejor evaluada con 79 por ciento excelente y bueno, 16 por ciento regular y sólo 1 por ciento la evalúan con malo. La última pregunta de este bloque (3.26) se refiere a que la actitud de los docentes pueda ser un factor de baja motivación y bajo desempeño académico; casi la mitad de los estudiantes asumen su responsabilidad individual sin necesidad de motivación del docente: 46 por ciento respondió que a veces, pocas veces y nunca; 54 por ciento considera que sí es necesaria la motivación del docente para el mejoramiento académico estudiantil. III.4
Bloque de arte y cultura
Para fines de esta investigación se considera cultura aquello que la humanidad crea de acuerdo a sus circunstancias y a su contexto histórico; o al conjunto de costumbres conocimientos y desarrollo artístico, científico, social o político de una época un país o un grupo social. La cultura es identidad local, regional y nacional (véase González Lara, 2007). La universidad pública tiene el compromiso de la difusión de la cultura, de la preservación y protección de la creatividad artística y de formar en sus egresados el gusto por el arte universal, a fin fortalecer la perspectiva de la libertad y de discernimiento de los estudiantes. La pregunta 4.1 se refiere al tipo de programación televisiva que los estudiantes frecuentan y el resultado fue que sólo 13 por ciento prefiere
180 Percepción de la realidad política y social …
noticias y 30 por ciento selecciona documentales, en cambio 46 por ciento opta por programación de menor esfuerzo intelectual (deportes, novelas, reality show, caricaturas, entre otros) .En relación a sus preferencias por el séptimo arte (cine de drama, comedia, ficción, etc.) y la música (rock, grupera, pop, new age, etc.) no tienen definido un género específico. Una pregunta de interés fue si los estudiantes se identifican con una tribu urbana (pregunta 4.4) y la respuesta negativa fue 93 por ciento, lo que indica nuevamente el rol que asumen como integrantes de una familia y con un compromiso fundamental que es su capacitación individual. Las respuestas a las preguntas 4.5, 4.6 y 4.7 se expresan en los diagramas de la Gráfica 5 que se muestran a continuación. Los universitarios sí consideran que son influidos por los sitios web (pregunta 4.8, Gráfica 6), lo que es importante tanto para asumir sus roles como para su vida personal, en este caso su visión sobre la realidad política y social. IV.
Conclusiones
Los resultados del instrumento aplicado revelan el carácter individualista de la visión estudiantil sobre el entorno, porque su postura ante la realidad se percibe sólo personal, sobre todo porque asumen plenamente sus roles familiar y académico, pero no vinculan su educación superior con la sociedad, a no ser sólo por la obligatoriedad académica. La mayoría se informa de manera superficial (TV e internet) y acepta –o acata- la información que los medios les ofrecen, sin mediar la capacidad crítica ante la realidad política y social; no aprecian la formación universitaria relacionada con el compromiso social y con la participación política ciudadana o militante en un partido político.
181 González Lara, et al.
Gráfica 5. Bloque de arte y cultura. Asistencia a Exposiciones culturales
29%
Sí No
71%
Lectura de poesía, cuentos o novelas literarias.
Sí
49%
51%
No
Actividades artístico-culturales
31%
Sí No
69%
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
Gráfica 6. Influencia de los sitios web en la cultura y en la construcción de la identidad personal.
8%
Sí
92%
No
Fuente: Elaboración propia con datos de la muestra.
Los estudiantes, según la encuesta, afirman estar interesados en la problemática comunitaria y social, pero no acuden a la lectura que les permita satisfacer su interés: no leen libros al respecto, no leen revistas de carácter político y social, asimismo muy pocos leen revistas de información
182 Percepción de la realidad política y social …
artística. La mayoría considera adecuado el acceso a los medios electrónicos y cibernéticos y que la información que reciben es pertinente a sus necesidades académicas y profesionales –no el análisis político y social–, sin embargo, contradictoriamente ¡una gran mayoría revela que no confían en la información que les otorgan los medios de comunicación! De los estudiantes universitarios 60 por ciento ejercen su derecho al voto –lo que es coincidente con la participación histórica en las elecciones constitucionales– pero muy pocos confían en la transparencia y equidad de los procesos electorales estatales y federales: sólo observan. Si bien la televisión es su medio informativo (sobre todo el duopolio TelevisaTV Azteca –más la primera que la segunda–), los estudiantes califican bien o mal a personajes políticos, pero sin conocer las ideologías de éstos: tres terceras partes califican a Enrique Peña Nieto como aceptable y en la misma proporción califican muy mal a Andrés Manuel López Obrador ¡sin embargo aceptan que la información que reciben es manipulada o medianamente manipulada! Esto induce a que los estudiantes de la UAdeC en Saltillo no poseen un criterio propio sobre la realidad política del país ni capacidad reflexiva, analítica y crítica sobre la misma. Sí conocen los reglamentos internos operativos de la escuela o facultad donde estudian, pero desconocen el Estatuto Universitario y, por supuesto, el espíritu democrático del mismo. Así, mayormente su posición es más bien de capacitación profesional individual, que no de participación política interna. La mayoría de los estudiantes universitarios de la UAdeC no posee interés en medios de corte analítico, como los documentales y las revistas de análisis político y social, asimismo no acude a exposiciones de arte ni mucho menos
183 González Lara, et al.
realiza una actividad cultural o artística. Sin embargo, una gran mayoría está consciente que los sitios web influyen en su cultura e identidad, aunque estos términos como tales quizás no los comprendan del todo. La educación en el modelo neoliberal fomenta el desarrollo de las capacidades individuales para la competencia, si esto se generaliza se tendrá un efecto en la competitividad de la sociedad; por tanto, el asunto no es entonces la formación para influir en el desarrollo integral de la sociedad. Según estos resultados, esta es la visión en la práctica educativa de la Unidad Saltillo de la UAdeC. Sin embargo, en la educación superior la formación integral es necesaria para que los egresados de la universidad pública se posicionen no sólo como cuadros profesionales de los sectores público y productivo, sino además como agentes del permanente cambio positivo de una sociedad más democrática y equitativa. Bibliografía Arasa, C. y J. M. Andreu (1999): Desarrollo Económico. Teoría y Política, Madrid: Dykinson. Arciga Zavala, Blanca E. (2011): ―Prácticas globalizadoras y educación superior: reflexiones desde nuestro contexto‖, en Globalización y neoliberalismo en la educación superior y otras ciencias sociales, México: Universidad Juárez Autónoma de Tabasco y Plaza y Valdés. Azorin Poch, Francisco (1972): Curso de Muestreo y Aplicaciones, Madrid: Ed. Aguilar. Bobbio, Norberto (1996): El filósofo y la política, México: Antología FCE. Canudas G, Rocío (1999): El capital humano como fuente de productividad en el sector industrial mexicano 1960-1993, Tesis de Doctorado. México: Colegio de la Frontera Norte. Cochran, William G (1978): Técnicas de Muestreo, México: Compañía Editorial Continental S.A.
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en
186 Percepción de la realidad política y social …
Equilibrio Económico. Revista de Economía, Política y Sociedad, Año XII, Vol. 7 No. 2, pp. 187-223 Segundo Semestre de 2011
División sexual del trabajo e identidades de género, algunas aproximaciones desde la economía. Retomando un debate inconcluso Natalia Flores Garrido* Resumen En el presente artículo se retoma el debate existente al interior de la ciencia económica sobre el trabajo de reproducción y cuidados, históricamente asignado a las mujeres, y su relación con las condiciones sociohistóricas de acumulación prevalecientes a nivel estructural. El énfasis, sin embargo, es analizar la participación diferenciada de las *Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México natalia.flores@flacso.ed u.mx
mujeres en los ámbitos productivo y reproductivo de acuerdo con distintos ejes identitarios que, aunque relacionados con el orden económico, no siempre tienen sus orígenes en éste. Reconocer las diferencias intragenéricas se revela así como un ejercicio útil en el análisis científico y político en la búsqueda por la equidad de género. Abstract This work revisits the debate lying in the economic science concerning the reproductive and care work, historically assigned to women, and its relation to the socio-historical conditions of accumulation prevailing on a structural level. The emphasis, however, is on analyzing the differentiated participation of women within the productive and reproductive spheres according to different identity axes that, despite being related to the economic order, do not always have their roots on it. To recognize the intra-generic differences is revealed, in this way, as a useful exercise inside the political and scientific analysis in order to achieve gender equity.
Palabras clave: trabajo de reproducción y de cuidados, doble presencia femenina, uso del tiempo Clasificación JEL: B54, J16, J17 Recibido el 4 de julio de 2011, Aceptado el 25 de octubre de 2011.
188 División sexual del trabajo e identidades de género…
Introducción El título de este artículo hace referencia al debate sobre el papel del trabajo doméstico realizado en el ámbito privado y familiar de las mujeres, y su interrelación con el sistema económico. Como veremos posteriormente, las discusiones sobre este tópico han sido prolíficas dentro de la economía feminista o con perspectiva de género. He querido retomar este tema en el actual contexto de crisis económica y bajo crecimiento en nuestro país, con el fin de analizar de qué forma estas características estructurales inciden en las actividades de las mujeres. Para ello, se analizan estadísticas sobre la asignación del tiempo de las mujeres entre el trabajo reproductivo y de cuidados, y el trabajo orientado al mercado laboral en los años 2007 y 2009. Sin embargo, mi interés no es únicamente interpretar estas tendencias estadísticas, sino plantear una propuesta teórica basada en el concepto de posicionalidad social de las mujeres, y su incidencia tanto en las identidades femeninas, como en la forma en que éstas configuran las formas de trabajo de las mujeres, y son al mismo tiempo configuradas por éstas en una relación dialéctica y de constitución mutua. Para ello, inicio con una breve descripción de los principales marcos que han teorizado sobre la división sexual del trabajo dentro de la ciencia económica. Posteriormente, se analiza y cuestiona la forma en que estas teorías han conceptualizado a la mujer, tomándola como una categoría establecida y aproblemática. Una vez planteados estos cuestionamientos, se presenta una propuesta de reconocimiento teórico y analítico de las diferencias intragenéricas en un marco de posicionalidad. Para ilustrar esto, se hace el análisis de la doble
189 Flores Garrido
presencia de las mujeres en los ámbitos público y privado, centrándome principalmente en las mujeres ocupadas, y analizando sus diferencias de acuerdo con la posición en la ocupación, posición en la familia y nivel de ingresos. Finalmente, se presentan las conclusiones preliminares de este análisis, que constituye una primera aproximación de investigación como parte de un proyecto más amplio en el que se continúa trabajando. I.
La división sexual del trabajo desde la economía: los enemigos de las mujeres
Cuando se habla de división sexual del trabajo, aludimos a una forma de organización social que diseña distintos tipos de trabajos para distintos tipos de personas; en el caso específico de la diferencia entre hombres y mujeres, se realiza esta diferenciación en las actividades con base en los atributos sexuales y reproductivos de los cuerpos, pero también y sobre todo con un sustento ideológico patriarcal. La división sexual del trabajo se presenta en nuestras civilizaciones androcéntricas como un hecho neutral, se recurre a la biología y la naturaleza para explicarla, y a la idea de complementariedad para su justificación social. Sin embargo, uno de los principales planteamientos del feminismo ha sido justamente cuestionar todas estas formas de organización social que aparecen como ―naturales‖, pero que son constructos socioculturales que distribuyen el poder en una forma desigual, en perjuicio de las mujeres. En el caso específico de la división sexual del trabajo, a pesar de que el trabajo de hombres y de mujeres se presenta como complementario dentro de un contexto de familia nuclear heterosexual, en realidad la relación entre
190 División sexual del trabajo e identidades de género…
ambas actividades es jerárquica: el trabajo de las mujeres, realizado mayormente en el ámbito privado y sin remuneración a cambio 7, no sólo implica una diferencia en las formas de trabajar, sino también en la posición social y en la autonomía, al definirse a las mujeres amas de casa de tiempo completo como dependientes del salario familiar recibido por el varón. Por ello, resulta fácil entender por qué para la teorización y actuación feminista, cuestionar y deconstruir esta división ha sido uno de los objetivos principales. Es así como desde diversas disciplinas se ha teorizado sobre el trabajo de las mujeres, con el fin de construir marcos analíticos que permitan incorporar la categoría de ―trabajo reproductivo‖ con sus especificidades sociohistóricas y económicas concretas, y no solamente en oposición al concepto de ―trabajo‖ distribuido mediante el mecanismo del mercado. Aunque esta discusión ha sido interdisciplinaria (especialmente en las décadas más recientes), quisiéramos ahora enfocarnos en lo que sobre este tópico se ha discutido en la ciencia económica. I.1.
¿Quién es el enemigo principal? El debate en la década de los 60’s y 70’s
Dentro de la economía, la reflexión sobre el trabajo doméstico y la división sexual del trabajo ha guardado una estrecha relación con los paradigmas dominantes. Si bien el marxismo nunca se posicionó como un paradigma claramente hegemónico al interior de la ciencia económica, durante buena parte del siglo anterior fue un referente clave para el desarrollo de análisis, investigaciones y propuestas desde una perspectiva crítica.
7
En México cerca del 60 por ciento de las mujeres en edad laboral no pertenecen a la población económicamente activa; de ellas, más del 90 por ciento son amas de casa (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, 2009)
191 Flores Garrido
Para las académicas feministas que, recién en la década de 1970, empezaban a ganar reconocimiento científico en los campos de ―estudios sobre mujeres‖, teorizar la división sexual del trabajo desde un marco marxista parecía una alternativa necesaria no sólo dentro de las principales discusiones de las comunidades epistémicas, sino también con un claro propósito político: esclarecer y argumentar por qué las mujeres deberían unirse a la lucha socialista en su búsqueda de la eliminación de todo tipo de desigualdades sociales. El debate entonces se orientó al entendimiento de la relación entre el trabajo doméstico de las mujeres y el sistema capitalista. Así, retomando a Engels, se propuso que el capitalismo había de hecho creado la división sexual del trabajo al privatizar las actividades referentes al cuidado y la reproducción, en un marco de familia nuclear heterosexual que era a la vez una de las piezas fundantes del modo de producción capitalista. Esta interpretación más ortodoxa fue posteriormente cuestionada por teóricas como Heidi Hartman (1979) y Antoine Artous (1996) entre otras, quienes argumentaron que la reclusión de las mujeres en el ámbito privado y familiar, no obedecía únicamente a la lógica de acumulación capitalista, sino también a una lógica particular que regulaba las relaciones entre los géneros: el patriarcado. Esta teoría de los sistemas duales sugiere que, pese a que ambos se rigen por distintos propósitos, coinciden en la creación de formaciones sociales en las que las mujeres se encuentran en posiciones de desigualdad. Otra de las críticas a la postura marxista más ortodoxa fue la realizada por autoras como Christine Delphy (1982) y John Harrison (1975) quienes intentaron extender las categorías analíticas del marxismo al trabajo doméstico. Delphy concluye que el ―enemigo principal‖ de las mujeres no era el capitalismo, sino los hombres, puesto que ―los maridos explotan el
192 División sexual del trabajo e identidades de género…
trabajo de las mujeres y esto les convierte en sus opresores de clase‖ (Maxine Molyneux, 1994: 177). En este mismo tenor, para Harrison el trabajo doméstico es un modo de producción subsidiario, es decir, que ―(es un) modo creado o cooptado por el modo dominante para cumplir ciertas funciones dentro del sistema económico y social‖ (Molyneux, 1994: 120). Este
tipo
de
argumentos
implicaban
una
serie
de
complicaciones
conceptuales, señaladas ampliamente por autoras como Maxine Molyneux (1994) y Cristina Carrasco (2006), entre otras. Así, poco a poco el debate sobre el trabajo doméstico con referencias marxistas fue aproximándose a argumentos cada vez más economicistas, en un lenguaje críptico que dificultaba su comprensión y su articulación con otras ciencias sociales, y que a menudo planteaba la relación entre trabajo doméstico y capitalismo en reducidos términos funcionalistas. En palabras de Cristina Carrasco, ―este debate se presenta en términos generales como bastante estéril y muchas de las cuestiones ahí discutidas se abandonaron sin llegar a posiciones comunes‖ (2006, 12). Pese a ello, los referentes marxistas para analizar la división sexual del trabajo y la relación de ésta con el capitalismo, iniciaron una serie de rupturas epistemológicas con la ciencia económica, que previamente se había negado al reconocimiento del trabajo doméstico como ―trabajo‖, argumentando que, al no pasar por el mercado, no era productivo ni tenía por qué ser analizado por la economía. Como sabemos, el conocimiento en las ciencias sociales se construye por medio de un ejercicio constante de cuestionamiento y argumentación. Es por eso que aunque este debate marxista no haya conducido a demasiadas conclusiones y punto finales sobre el tema, tuvo importantes aportaciones,
193 Flores Garrido
especialmente en lo referido al reconocimiento de las diferencias de poder entre hombres y mujeres enraizadas en un sistema concreto de producción, distribución y consumo, así como en la visibilización del trabajo doméstico como una categoría claramente económica y que, por tanto, debería estar entre los temas de interés de la ciencia. I.2.
La escuela neoclásica y el trabajo doméstico…. ¿existe algún enemigo?
Ante algunos de los cuestionamientos feministas sobre la categoría de ―trabajo‖, el paradigma neoclásico centrado en la acción racional de los agentes económicos, respondió con la teoría de la nueva economía doméstica, desarrollada por Gary Becker en los inicios de la década de 1980. Para este autor, las familias son unidades de producción y consumo integradas por distintos agentes económicos, que funcionan en el ámbito público como un agente integrado y armónico que distribuye sus recursos de forma racional. Teniendo en mente una idea de hogar como sinónimo de familia nuclear heterosexual, Becker argumenta que cada miembro tiene una dotación de recursos distinta, neutral y un tanto azarosa, ya que la naturaleza es quien en última instancia ha decidido de antemano las capacidades y recursos de los miembros del hogar de acuerdo con su condición etaria y de género. Estos recursos deben asignarse de forma diferenciada al trabajo productivo y al de reproducción. De igual forma, la remuneración recibida en el mercado laboral debe distribuirse entre los distintos deseos y necesidades de los miembros del hogar. Puesto que es imposible agregar las funciones de utilidad individuales de los integrantes de la familia (imposibilidad derivada del teorema de Arrow), la familia como un todo actúa de forma racional integrando las funciones de
194 División sexual del trabajo e identidades de género…
utilidad en la función individual del padre jefe de familia, quien contempla en su bienestar personal el bienestar de cada uno de sus familiares. Es así como es racional, en términos económicos, que las mujeres - por las ventajas comparativas que su cuerpo les otorga – dediquen una mayor parte de su tiempo a los trabajo reproductivos; se argumenta que son más diestras y productivas en este tipo de actividades, y también que su dedicación al trabajo productivo remunerado, al tener un ingreso menor al de los varones, es una asignación ineficiente del tiempo. Esta propuesta teórica realiza una incorporación de ciertos tópicos feministas al paradigma dominante en la economía. Por una parte, otorga a las actividades domésticas el reconocimiento como trabajo, a pesar de que no se distribuye mediante el mercado. Con esto, se reconoce que en efecto hay interacciones entre la esfera privada y familiar, y la esfera productiva laboral. De igual forma, el tiempo se valora como un recurso económico cuya distribución incide en el bienestar de las personas; es por ello que la teorización en cuanto a su asignación se convierte en un tema de interés para la economía, en lugar de darlo por sentado como hacen las teorías más ortodoxas. Ello, sin embargo, no exime a la nueva economía doméstica de ciertas debilidades conceptuales y, sobre todo, de la crítica feminista hacia su legitimación del status quo, y su nulo cuestionamiento de la división sexual del trabajo. En este marco analítico se invisibilizan los conflictos al interior del hogar, y se elimina el tema de la desigual distribución del poder entre hombres y
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mujeres. Es por esto que los análisis que parten desde esta perspectiva no pueden ser reconocidos como feministas. Por el contrario, representan un retroceso en los avances del movimiento de las mujeres dentro de los marcos epistémicos dominantes. Mientras en el acápite anterior vimos que gran parte del debate marxista sobre la división sexual del trabajo se centró en identificar al ―enemigo principal‖ de las mujeres, en la nueva economía doméstica el tema se da por concluido: las mujeres no tienen ningún enemigo más allá de las restricciones impuestas por los recursos escasos. I.3.
Economía feminista: el enemigo camaleónico
El mundo se ha transformado en más de un sentido desde el inicio de la teorización feminista en las ciencias sociales. El sistema económico actual sigue, por supuesto, siendo capitalista (y no sólo eso, sino que el juego de poder discursivo se ha desplazado de tal forma que el capitalismo parece un escenario omniabarcador e incuestionable tras la caída de la URSS en 1991). Sin embargo, este modo de producción ha cambiado algunas de sus formas y prácticas en un contexto de globalización y hegemonía del discurso democrático liberal. El
mercado
laboral
es
uno
de
los
escenarios
en
los
que
estas
transformaciones se hacen más evidentes. Así, la participación de las mujeres en el trabajo productivo remunerado ha sido creciente en todo los países de América Latina, tendencia especialmente pronunciada desde las décadas de 1980 y 1990, cuando inicia en esta región el cambio de modelo de crecimiento económico, desde un Estado de bienestar a una economía centrada en las libres fuerzas del mercado. Esta incorporación de las mujeres obedece a múltiples razones, entre las que se pueden mencionar la terciarización en la economía latinoamericana, que
196 División sexual del trabajo e identidades de género…
favorece la inserción de la mano de obra femenina en sectores específicos; los incrementos en los niveles educativos de las mujeres, que propician trayectorias laborales más estables y menos ligadas a la maternidad, y la precarización de los salarios, que imposibilita la subsistencia familiar únicamente con el salario masculino. Estos cambios en el sistema económico han sido moldeados por el sistema de género y, al mismo tiempo, han transformado las relaciones entre hombres y mujeres y las condiciones de vida materiales y subjetivas de ambos. Es por ello que el análisis de la participación de las mujeres en el mercado laboral y de su participación económica mediante el trabajo doméstico familiar (reproductivo y de cuidados) se vuelve un tópico sobre el que considero necesario reflexionar, reabrir un debate que ha quedado persistentemente inconcluso. Pues bien, no se busca ni se pretende encontrar el argumento que le ponga punto final, pero sí reincluir el trabajo de las mujeres como uno de los temas principales de la ciencia económica. La economía feminista toma nuevos bríos ante estos cambios globales. Por una parte, se regresa a los cuestionamientos epistemológicos ya planteados desde los debates de las décadas de 1960 y 70, para criticar una forma androcéntrica de construir conocimiento y que, como tal, deja fuera de sus principales temas de investigación y análisis aquello referido a las mujeres. Por otra parte, se retoma la dimensión política en la que evidentemente se encuentra cualquier tipo de argumentación referida a la división sexual del trabajo, y se empiezan a cuestionar los discursos democráticos liberales que intentan instituir el derecho a la participación laboral de las mujeres, sin que ello vaya acompañado de una reorganización del sistema productivo y
197 Flores Garrido
una confrontación con un mercado laboral cada vez más precario y opresivo para el total de la población trabajadora y, especialmente, para las mujeres. A esto hay que añadir que el cambio en el modelo de desarrollo económico desde la idea de un Estado de bienestar a la idea de un Estado mínimo cuya principal responsabilidad es corregir las fallas del mercado, ha provocado cambios en las formas de organización y distribución del trabajo reproductivo y de cuidados. Las políticas públicas de seguridad social han disminuido drásticamente, y con ello se ha dado paso a una privatización creciente de este tipo de actividades. Esto, por supuesto, tiene importantes consecuencias en la vida de las mujeres. Por una parte, crea un nicho de mercado para trabajadoras de cuidados y, por otra, acentúa las cargas de trabajo no pagado para quienes no cuentan con los recursos necesarios para transferir este tipo de actividades al mercado. Las ―fallas‖ del mercado se resuelven recurriendo al parche favorito del sistema económico: el tiempo de las mujeres. Ante estos fenómenos relativamente nuevos que crean nuevas formas de desigualdad y acentúan las ya existentes, la economía feminista se presenta como una corriente de pensamiento crítico que intenta elaborar marcos de interpretación complejos que superen el binarismo masculino – femenino, productivo – reproductivo. Uno de estos ejemplos lo encontramos en la propuesta de Carrasco (1991) quien partiendo del enfoque de las capacidades desarrollado por Amartya Sen, sugiere que la economía debe replantear algunos de sus objetivos tradicionales, para incorporar una perspectiva centrada en la reproducción de la vida, el bienestar y la salud de las personas. Carrasco, al igual que otras autoras (Benería 1981, Picchio 1992,), critican fuertemente el paradigma neoclásico desde una perspectiva ética, política y feminista. En este sentido, deberían abandonarse las metas más ortodoxas
198 División sexual del trabajo e identidades de género…
del sistema económico, relacionadas con el crecimiento y la competitividad, para ser reemplazadas por metas como el desarrollo con perspectiva de género. Los salarios también deben reincorporarse a la discusión no en tanto un factor más de producción cuya principal característica sea la competitividad; por el contrario, el trabajo debe evaluarse y conceptualizarse como una práctica social (no como un factor de producción) que incide en el bienestar y la subjetividad de las personas y que, por tanto, debe ser retribuido en términos justos que permitan la existencia de una sociedad libre que subsista en condiciones dignas y aceptables desde una perspectiva ética. Con esto no pretendo decir que la economía feminista sea una corriente homogénea y única. Por el contrario, las académicas que se adscriben a esta línea de pensamiento teorizan desde posturas muy diferentes tanto científicas como políticas. Sin embargo, todas ellas coinciden en cuestionar los marcos de interpretación existentes por su androcentrismo y exclusión. Más allá de las divergencias que se presentan entre las autoras, sus argumentos convergen al tratar de transformar la ciencia económica (y con ello también
el sistema
económico)
para hacerla
más incluyente,
democrática, y someterla a cuestionamientos epistemológicos, políticos y éticos. En este contexto, los ―enemigos‖ de las mujeres aparecen mucho más difusos y menos identificables. Sin embargo, el avance en el pensamiento complejo dentro de la economía feminista, hace que ya no se busquen interpretaciones monocausales y omnicomprensivas. Por el contrario, se reconoce que en la actual fase histórica del desarrollo capitalista, los fenómenos sociales se presentan para las mujeres en la forma de ―enemigos camaleónicos‖ que todo el tiempo están cambiando de forma, de color, de
199 Flores Garrido
discurso. Enemigos que en ocasiones se aparecen como nuestros amigos, enemigos que también pueden aliarse en luchas y objetivos específicos compartidos. Por supuesto, son más difíciles de identificar y de teorizar. Pero su visibilización es, también, mas interesante y urgente. En este ejercicio de construcción de nuevas teorías, la interdisciplinariedad juega un papel fundamental. Los estudios de género en las ciencias sociales se han desarrollado de manera creciente desde la década de 1970 en prácticamente todas las áreas de conocimiento. Esto nos ha llevado a la comprensión de que el género es una organización transversal que, por lo tanto, para su teorización implica la reflexión desde diversas disciplinas. Qué tendría que ver esto con el tema que aquí nos ocupa es lo que desarrollaremos en el siguiente apartado. II.
División sexual del trabajo: el lugar de la mujer
La división sexual del trabajo más tradicional, que sitúa a las mujeres en el espacio privado y reproductivo se configuró, más allá de las diferencias sexuales, con base en argumentos androcéntricos y patriarcales. La Mujer, incapaz de pensar — según los fundadores de la civilización occidental — estaría dominada por sus instintos reproductivos, por su útero, siendo así excluida de las características que conforman al sujeto principal de nuestra civilización: la capacidad de razón y autonomía (Serret, 2002). La división sexual del trabajo no es entonces sólo una diferenciación de actividades, es una subestructura del orden de género (Connell, 1987) que posiciona socialmente las diferencias construidas y reforzadas a través de las prácticas. Más allá de que esta diferenciación evidentemente tiene una relación específica con los modos de producción (en el contexto actual con el capitalismo global), tiene también raíces que se remontan hasta los sucesos que han configurado nuestras sociedad actuales: la supremacía de la razón y su identificación con los hombres, la idea de que la naturaleza es
200 División sexual del trabajo e identidades de género…
algo salvaje, incomprensible y que debe ser dominado; en definitiva, la expulsión de las mujeres de los reclamos ilustrados y su consiguiente relación conflictiva con la democracia liberal. Todos estos argumentos de exclusión han sido construidos teniendo en mente una idea de mujer como sujeto homogéneo que pertenece a un genérico indiscernible. Según lo explica Celia Amorós: “para las mujeres el espacio de las idénticas se identifica con el espacio de lo privado porque, en razón de las tareas mismas a las que históricamente se las ha condicionado, al estar en un espacio de no relevancia están condenadas a la indescernibilidad, no tienen por qué tener un sello propio, no tienen por qué marcar un ubi diferencial, susceptibe de ser valorado de acuerdo con grados: es, por lo tanto, un espacio de indiferenciación. Es lo indefinido per se, el genérico por excelencia” (Amorós, 1994:28)
Todos estos argumentos ideológicos que representan la base de la división sexual del trabajo han sido, por supuesto, ampliamente cuestionados… pero no por la economía. En la muy breve introducción presentada en el acápite anterior se puede observar que hay una aparente invisibilidad de esta discusión. Pareciera que la economía deja el trabajo de definir y discutir a La Mujer, para centrarse en la interacción de ésta con el sistema de producción. Los debates al interior de la ciencia económica sobre la división sexual del trabajo se ubican entre un materialismo radical (que define a la mujer de acuerdo exclusivamente con su papel en la reproducción económica), y un biologismo un tanto anacrónico, como en el caso de la Nueva Economía Doméstica, que alude en última instancia a las diferencias corporales para
201 Flores Garrido
explicar la diferenciación en tareas (aunque, por supuesto, no discute la diferenciación jerárquica que existe entre las actividades de hombres y mujeres). Así, la discusión dentro de la economía se ha centrado más bien en identificar y analizar la relación del trabajo doméstico con el capitalismo, así como los efectos del capitalismo sobre la vida de las mujeres, concretados en fenómenos como la doble (o triple) jornada laboral, la desigualdad en los salarios y la segregación ocupacional, entre otros. Es claro que la identificación y teorización de estos fenómenos resulta de gran importancia para explicar cuál es y cómo funciona la base material de la desigualdad de género, sin embargo, me parece que este aparente desfase en los temas de la economía con el resto de las ciencias sociales restringe el alcance de las investigaciones que, aunque presentan datos empíricos muy valiosos cuya importancia es insoslayable, limitan su aporte en la discusión teórica sobre la identidad femenina. Es así como en las posturas antes presentadas se mantiene una noción de La Mujer y se busca su relación con la división del trabajo. En el caso del debate proveniente de los marcos de análisis marxistas, las mujeres somos una categoría homogénea, unida e identificable por la posición en que nos ha situado (a todas) el capitalismo. Al compartir esta posición de subordinación enraizada bien en el surgimiento de la propiedad privada, o bien en la cooperación de ésta con al patriarcado, podemos unirnos todas en una lucha y frente común. En el caso de las propuestas de Delphy (1982) y Harrison (1975), las mujeres integramos una clase social que, como tal, tiene intereses comunes y un enemigo al que combatir, ya sea a los hombres que se apropian de nuestra
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fuerza de trabajo gratuita, o al capitalismo que nos coloca en un lugar de profunda explotación de acuerdo con su interés de acumulación (las mujeres, entonces, somos conceptualizadas como ―ejército industrial de reserva‖, ―mano de obra de segunda categoría‖, subsidiarias en el proceso de producción, etcétera). Pese a que parte de un paradigma completamente distinto, la nueva economía doméstica comparte con la teorización marxista la noción de una identidad estable de Mujer. Sólo de ésta manera podría explicarse por qué, a pesar de las diferencias entre mujeres, la racionalidad de sus acciones se orienta en la misma dirección: una distribución desigual de su tiempo, favoreciendo a las tareas reproductivas y de cuidados. Esta racionalidad compartida por el genérico femenino se sostiene, en última instancia, en las semejanzas corporales que como mujeres compartimos: todas tenemos un útero, una vagina y unos pechos que producen leche. La naturaleza nos ha hermanado al dotarnos de los mismos recursos, por lo que no debería sorprendernos la similitud de nuestras elecciones racionales. Al contrastar las nociones sobre la identidad femenina presentes en los debates de la economía con lo que sobre el mismo tópico se discute en la sociología y la filosofía, encontramos diferencias notables y significativas. Tal parece que los economistas aún no nos enteramos de que La Mujer ha dejado de existir. Este proceso de transformación y cuestionamiento a la identidad de La Mujer, inicia ya desde principios de la década de 1980 con la emergencia de nuevos grupos que reclamaban su constitución como sujetos políticos. Dentro del feminismo, la voz de las feministas negras se alza contundente para cuestionar la construcción de la categoría de ―mujer‖ desde una posición blanca, occidental e ilustrada que teorizaba las desigualdades desde un
203 Flores Garrido
punto de vista situado y por tanto particular, tratando de imponerlo al resto de las mujeres. Desde entonces las voces que se alzan reclamando su especificidad dentro del grupo ―mujeres‖ han sido crecientes: mujeres pobres, indígenas, lesbianas, transexuales, madres sin pareja, jefas de hogar, etcétera. La multiplicidad de condiciones dentro de la ―condición femenina‖ obliga a repensar los conceptos de los que se ha valido la teoría feminista, introducir estas diferencias no sólo como una variable más, sino avanzar en la construcción de un pensamiento complejo que sea capaz de incorporar estos ejes identitarios en nuevas categorías. Al tratar de unir ambos debates (sobre la identidad femenina y sobre la división sexual del trabajo) lo primero que aparece claramente es que ambas discusiones contienen una innegable dimensión política. Nuevamente remitiéndonos a los ejemplos mencionados en el primer apartado, podemos entender que tanto la perspectiva marxista como la neoclásica construyen una categoría de Mujer en la búsqueda de propósitos políticos; en el primer caso incorporar a las mujeres a la lucha socialista, mientras que en el segundo legitimar el capitalismo y presentar al mercado como un escenario neutral en el que los y las actoras sociales eligen libremente entre las opciones que tienen disponibles. Por esto, creemos que retomar el debate sobre la división sexual del trabajo es una tarea necesaria en el contexto actual, pero que en esta tarea debemos avanzar y explicitar la concepción de Mujer o mujeres que subyace al análisis económico. Considerar los argumentos provenientes de la sociología y la filosofía sobre las identidades femeninas puede enriquecer considerablemente las propuestas y análisis desde la economía en general, y sobre la división sexual del trabajo en particular. Se busca entonces construir análisis más concretos, dejar de hablar de ―el trabajo de las
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mujeres‖, para hablar dentro de una política de ubicación que todo el tiempo sea consciente de cuándo, dónde y bajo qué condiciones se presenta la subordinación y explotación económica de las mujeres. Marx y Engels afirmaron que la opresión de las mujeres terminaría cuando se proletizaran y se unieran a la lucha de clases. Muchos años después, Antoine Artous (1996) criticaría esta afirmación diciendo que ambos autores pasaron por alto el hecho de que las mujeres se proletarizan como mujeres y que por tanto su unión al movimiento obrero no estaba exenta de tensiones y demandas propias. Quisiera afirmar ahora, además, que las mujeres no sólo se proletarizan como mujeres, sino también como mujeres blancas, o negras, o indígenas, o jefas de familia, o esposas, o hijas, o profesionistas, o trabajadoras por cuenta propia, etcétera, y que todas estas categorías identitarias delimitan la forma que tomará la doble presencia de las mujeres en los ámbitos privado y público. Si partimos de la idea de que el universo social es un conjunto de posiciones desde las que los sujetos interactúan con las estructuras sociales y con el resto de las personas, entonces habrá que señalar y analizar que ser mujer no es un atributo esencial metafísico, o anclado en la biología, sino que es una posición en el universo social que se cruza con otras características y que desde ahí impone ciertas prácticas, posibilita otras, y restringe algunas más. Vemos así que en las teorías económicas no se trata sólo de ―agregar mujeres y mezclar‖, pero tampoco de ―agregar características y mezclar‖ en las teorías que parten desde una perspectiva de género, como si se ajustaran dimensiones menores que pudieran ser analizadas por separado. La identidad no es una sumatoria de atributos (mujer + negra + profesionista + joven + …+
205 Flores Garrido
n), sino más bien una compleja maraña de adjetivos que se conjugan en un ser simultáneo. El trabajo doméstico y extradoméstico, su relación con las vidas de las mujeres y sus formas de realización concretas son prácticas sociales situadas. Ésta es la importancia de analizar las diferencias intragenéricas, que es lo que, de manera inicial e introductoria, me he propuesto realizar en este artículo. III.
La doble presencia de las mujeres, caleidoscopio de desigualdades
Mi intención al profundizar en el debate sobre las diferencias entre mujeres es, por una parte, cuestionar la idea de que las mujeres somos una categoría estable que nos relacionamos de igual forma con el modo de producción. Por otra parte, estas diferencias intragenéricas dan lugar a manifestaciones diversas y variadas de la desigualdad de género. Es cierto que las mujeres como totalidad vivimos en condiciones de inequidad con nuestros pares varones, pero también es cierto que estas formas de opresión están siempre contextualizadas. Como una primera aproximación a esta propuesta de posicionalidad en el análisis de la división sexual del trabajo, he decidido analizar la distribución del tiempo entre horas dedicadas al trabajo extradoméstico y horas dedicadas al trabajo reproductivo y de cuidados entre mujeres ocupadas. En cuanto a la metodología empleada, se trata de un análisis totalmente descriptivo para los años 2007 y 2009. Al comparar las estadísticas seleccionadas en estos dos cortes temporales, un primer hallazgo es que éstas no varían sustancialmente entre ambos. Esto nos estaría hablando de que en México la relación entre trabajo productivo y reproductivo no se modifica sustancialmente por una situación económica coyuntural, que si
206 División sexual del trabajo e identidades de género…
bien puede afectar a las mujeres en términos de ocupación y nivel de empleo, no afecta radicalmente elementos estructurales de género, como las identidades en el trabajo. Aunado a esto, hay que señalar que la crisis económica de 2009 es una agudización de una tendencia que en nuestro país se había presentado desde años anteriores en los que el crecimiento económico era apenas perceptible. De esta forma la crisis, aunque no menos nociva, sí resulta menos palpable en las condiciones de vida de los ciudadanos. Para calcular el tiempo que las mujeres ocupadas dedican a realizar trabajo doméstico y trabajo extradoméstico se usaron datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Dentro de ésta, hay un rubro específico en el que se pregunta a las entrevistadas cuántas horas semanales dedican a trabajar en el mercado laboral; para calcular las horas dedicadas al trabajo reproductivo y de cuidados se creó una variable que suma las horas semanales destinadas a ―cuidar sin pago a niños, ancianos, discapacitados u otras personas‖ y ―realizar sin pago los quehaceres del hogar‖. Es necesario señalar que la comparación entre estos datos puede no ser muy realista al hablarnos de las rutinas diarias de las mujeres ocupadas, ya que ambas preguntas se responden calculando las horas semanales, en total, sin desagregarse por día. Para este artículo se ha creado una variable diaria y después se ha agrupado la información en rangos, sin embargo, estos datos se distribuyen estadísticamente de forma homogénea a lo largo de los siete días de la semana, lo que imposibilita analizar las diferencias en la distribución del tiempo tomando en cuenta los días de descanso de las mujeres, en los que es probable que dediquen más tiempo a las tareas reproductivas y de cuidados. Sin embargo, dada la estructura de la encuesta, no es posible analizar estas tendencias.
207 Flores Garrido
Los rubros en los que se observan estas diferencias en la distribución del tiempo son: posición en la ocupación, nivel de ingresos y posición en la familia, con la finalidad de hacer una primera exploración de la heterogeneidad de las mujeres y así analizar sus posiciones de género como determinadas por ejes derivados de la organización social y cultural, que al mismo tiempo se ven concretados en determinadas formas de participar en los distintos espacios del trabajo (doméstico y extradoméstico). III.1.
Doble presencia, característica que sí compartimos
Con el término de ―doble presencia‖, nos referimos a la participación de las mujeres en los ámbitos públicos y privado, característica que muchas de nosotras compartimos al participar en el mercado laboral, sin que ello signifique un deslinde de las actividades reproductivas y de cuidados realizadas al interior del hogar (Borderías y Carrasco, 1994). Esta condición de doble participación a menudo exige una reconfiguración no sólo en los tiempos de las mujeres, sino también en sus prácticas e identidades, ya que las lógicas y dinámicas de ambos espacios son diferentes y exigen un cambio constante en estas formas de hacer que se presentan como dicotómicas. Este tránsito constante entre dos espacios está plagado de tensiones que se traducen en las vidas de las mujeres en lo que Marcela Lagarde ha denominado ―identidades escindidas‖ (2006) y Mabel Burin ha conceptualizado como ―malestares de las mujeres‖ (1991). III.2.
Doble presencia según condición de actividad
Los datos revelan que el promedio de horas diarias dedicadas al trabajo reproductivo y de cuidados en las mujeres que pertenecen a la población económicamente activa es de 3.9 horas diarias, mientras que para las mujeres que no pertenecen a esta categoría es de 5.2 horas diarias. A esto hay que añadir que el promedio de horas diarias que las mujeres de la PEA
208 División sexual del trabajo e identidades de género…
dedican al trabajo extradoméstico es de 4.7, que evidentemente deben compatibilizar con las 3.9 dedicadas al trabajo doméstico. A medida que aumentan las horas dedicadas al trabajo fuera de casa, disminuyen las horas que se dedican al trabajo reproductivo; esto puede ser ejemplificado en la gráfica 1, que muestra la distribución de las mujeres de acuerdo con las horas diarias que dedican al trabajo doméstico, según su pertenencia o no a la PEA. Vemos así que un mayor porcentaje de las mujeres pertenecientes a la PEA se ubican en el rango de más de 2 y hasta 3 horas diarias, mientras que las mujeres de la PNEA tienen una tendencia más uniforme, en todo caso, su mayor presencia es en el rango de más de 5 y hasta 6 horas diarias. Las diferencias entre ambos grupos de mujeres es más pronunciada en los últimos rangos, en los que las mujeres de la PNEA mantienen una mayor participación. En este caso no pude hablarse de una doble presencia en el sentido estricto del
término,
ya
que
las
mujeres
que
son
clasificadas
como
no
económicamente activas únicamente participan en el ámbito privado (que, como argumentamos en las secciones previas, también tiene un componente económico). Sin embargo, consideramos importante presentar las diferencias entre ambos grupos puesto que así vemos de qué forma las mujeres de la PEA, mantienen su presencia en el ámbito privado y son, de esta forma, quienes con mayor agudeza deben enfrentar las contradicciones entre ambos espacios.
209 Flores Garrido
Grafica 1 Horas diarias dedicadas al trabajo reproductivo y de cuidados, según condición de actividad. Mujeres 2009.
25.0%
20.0%
15.0%
10.0%
Población económicam ente activa
5.0%
más de 10 horas diarias
más de 9 y hasta 10 horas diarias
más de 8 y hasta 9 horas diarias
más de 7 y hasta 8 horas diarias
más de 6 y hasta 7 horas diarias
más de 5 y hasta 6 horas diarias
más de 4 y hasta 5 horas diarias
más de 3 y hasta 4 horas diarias
más de 2 y hasta 3 horas diarias
más de 1 y hasta 2 horas diarias
hasta una hora diaria
.0%
Población no económicam ente activa
Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI
Las primeras feministas que abrieron el debate sobre el trabajo doméstico, afirmaban que las mujeres deberían ser liberadas de éste por medio de su incorporación al trabajo productivo remunerado. No nos queda claro, sin embargo, hasta dónde la esclavitud de la línea de producción es mejor que la esclavitud del fregadero, y muchos menos hasta dónde es preferible que se compartan ambas esclavitudes.
210 División sexual del trabajo e identidades de género…
III.3.
Doble presencia según posición en la ocupación
Del total de las mujeres ocupadas, 64.5 por ciento son trabajadoras subordindas y remuneradas, 2.2 por ciento
se desempeñan como
empleadoras, 23.5 por ciento como trabajadoras por cuenta propia, y 9.3 por ciento como trabajadoras sin pago. Estas diversas formas de integrarse al mercado laboral inciden en la forma en que las mujeres organizan y distribuyen su tiempo entre la familia y el mercado, como lo presenta el cuadro 1. Cuadro 1. Doble presencia según posición en la ocupación, mujeres 2009 Promedio horas Promedio de diarias dedicadas horas diarias al trabajo dedicadas al reproductivo y de trabajo cuidados extradoméstico Trabajadores subordinados y remunerados
3.6
5.1
3.6
6.1
4.5
4.6
4.1
4.5
Empleadores Trabajadores por cuenta propia Trabajadores sin pago
Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI
El cuadro 1 nos permite observar que tanto las trabajadoras subordinadas y remuneradas como las empleadoras, son en quienes hay una distribución del tiempo orientada mayormente al trabajo extradoméstico, tendencia que es más pronunciada en el caso de las últimas. En contrapartida, dedican en promedio una hora menos que las trabajadoras por cuenta propia y las trabajadoras sin pago a los trabajos reproductivos y de cuidados.
211 Flores Garrido
Por su parte, pareciera que quienes se emplean por cuenta propia y quienes trabajan sin pago, distribuyen el tiempo de forma similar, dedicando las mismas horas al trabajo dentro y fuera de casa. Estos datos refuerzan la discusión teórica previa, pues vemos que las mujeres participan en el trabajo extradoméstico de acuerdo con su identidad femenina, lo que hace que busquen formas de inserción laboral que les permitan cumplir al mismo tiempo con las responsabilidades socialmente asignadas de reproducción y cuidados. Una de estas alternativas es trabajar por cuenta propia, asociada normalmente al trabajo informal. Esto presentaría la ―ventaja‖ de que ellas puedan tener horarios más flexibles, e incluso trabajar desde sus casas o cerca de ellas. A pesar de estas diferencias, también es necesario mencionar que las mujeres ocupadas, independientemente de su posición en la ocupación, concentran un mayor porcentaje entre quienes dedican más de dos y hasta tres horas diarias, según se muestra en la gráfica 2. Se muestra que, incluso en el caso de las mujeres empleadoras (que son quienes más horas diarias en promedio trabajan fuera del hogar) la mayor concentración está en este rango. La gráfica 2 nos permite observar también que las trabajadoras por cuenta propia son quienes concentran un mayor porcentaje de mujeres en los rangos más altos de horas dedicadas al trabajo reproductivo y de cuidados, especialmente en los rangos de más de
tres y hasta siete horas diarias,
tendencia que es congruente con el argumento de posicionalidad. Quiero enfatizar que ambas características (posición en el empleo y horas dedicadas al trabajo reproductivo y de cuidados) no están siendo analizadas
212 División sexual del trabajo e identidades de género…
en esta investigación en términos de causalidad. Es decir, no se afirma que el dedicar más horas al trabajo de reproducción y de cuidados sea la causa de que las mujeres participen en el mercado laboral como trabajadoras por cuenta propia, ni viceversa. Lo que me interesa es, por el contrario, analizar las interrelaciones entre ambas características dentro de un marco de posicionalidad social. III.4.
Doble presencia según nivel de ingresos
El nivel de ingresos de las mujeres ocupadas es una variable importante para analizar su doble presencia, ya que una hipótesis inicial sería que conforme aumenta el ingreso se destinen menos horas a realizar el trabajo reproductivo y de cuidados, puesto que los recursos económicos permitirían a las mujeres ceder este tipo de tareas al mercado mediante, por ejemplo, la contratación de empleadas domésticas o de servicios de guardería, entre otras alternativas. Nuevamente en términos metodológicos debemos aclarar que el rango más elevado del nivel de ingresos que se presenta en la ENOE es ―más de 5 salarios mínimos‖, lo que no nos permite conocer la distribución del tiempo en una forma más desagregada. Tener estos datos nos permitiría probar con mayor contundencia nuestra hipótesis (la cesión de tareas reproductivas al mercado será más pronunciada en los niveles de ingreso más elevados). Sin embargo, a pesar de ello, no debemos pasar por alto el hecho de que únicamente el ocho por ciento de las mujeres ocupadas gana más de cinco salarios mínimos mensuales.
Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI
más de 10 horas diarias
más de 9 y hasta 10 horas diarias
más de 8 y hasta 9 horas diarias
más de 7 y hasta 8 horas diarias
más de 6 y hasta 7 horas diarias
más de 5 y hasta 6 horas diarias
más de 4 y hasta 5 horas diarias
más de 3 y hasta 4 horas diarias
más de 2 y hasta 3 horas diarias
más de 1 y hasta 2 horas diarias
hasta una hora diaria
213
Flores Garrido
Horas dedicadas al trabajo reproductivo y de cuidados según posición en la ocupación. Mujeres, Gráfico 2
2009.
30.0%
25.0%
20.0%
15.0%
10.0%
5.0%
.0% Trabajadore s subordinad os y remunerad os Empleadore s
Trabajadore s por cuenta propia
214 División sexual del trabajo e identidades de género…
Es decir, en un contexto como el mexicano actual, en el que 92 por ciento de las mujeres que participan en el trabajo extradoméstico ganan menos de cinco salarios mínimos al mes8, es relativamente fácil imaginarse la limitación que esto supone para la contratación de servicios privados que se hagan cargo de las tareas de cuidados, por lo que las mujeres ocupadas deben resolver estas tensiones bien mediante estrategias en la organización de su tiempo, o a través de otras estrategias de apoyo como el parentesco y ciertas prácticas comunitarias. La diferencia que podría suponer el nivel de ingresos en la distribución del trabajo de las mujeres se ve así minimizada, puesto que la mayoría de ellas recibe un ingreso precario o insuficiente (53.6 por ciento de las mujeres ocupadas ganan hasta dos salarios mínimos mensuales 9). Esto es corroborado por la gráfica 3, en la que vemos que nuevamente el mayor porcentaje de mujeres se concentra en el rango de ―más de 2 y hasta 3 horas diarias dedicadas al TRC‖. También en esta gráfica observamos que las mujeres que ganan hasta un salario mínimo y las que no reciben ingresos son quienes con mayor frecuencia se ubican en los rangos de mayor número de horas dedicadas al trabajo de reproducción y cuidados, mientras que las mujeres con mayores ingresos disminuyen su presencia a partir de ―más de 2 y hasta 3 horas diarias‖. Vemos entonces que el nivel de ingresos incide de una forma negativa con las horas dedicadas al TRC, es decir, que a medida que aumenta se invierte la proporción en la doble presencia de las mujeres. 8
El salario mínimo mensual es en promedio a 58.21 pesos diarios; haciendo los cálculos correspondientes obtenemos que un ingreso de 5 salarios mínimos asciende a 8.731.5 pesos mensuales. 9 Es decir, hasta 3.492. 6 pesos al mes
215 Flores Garrido
Aunque estamos hablando de nivel de ingresos y no de clase social (término que tiene otras implicaciones conceptuales), este análisis nos ayuda a pensar que la jerarquía existente entre el TRC y las actividades en otros rubros no sólo se reparte entre hombres y mujeres, sino también entre mujeres que tienen ciertos recursos y posiciones (profesionistas, blancas, etc.) y las mujeres que se encuentran más abajo en la jerarquía social: inmigrantes rurales, indígenas, mujeres con baja escolaridad, etc. Así, cuando las mujeres somos confrontadas entre nosotras mismas con base en características que nos posicionan en un lugar distinto y privilegiado del universo social, se hace evidente que nuestras diferencias pueden incluso llegar a ser más significativas que las diferencias de género. Esta es una línea sobre la que habrá de avanzarse en la investigación, para identificar hasta dónde es posible entonces que nos unamos en frentes comunes capaces de discutir si existe el ―bien de todas‖, y cómo podríamos obtenerlo. III.5.
Doble presencia según posición en la familia
Finalmente, analicemos ahora de qué forma difiere la doble participación de las mujeres de acuerdo con la composición de sus hogares y la posición que ocupan dentro de éstos. Para lo anterior, se crearon tres categorías de parentesco: jefas de familia, compañeras
(independientemente
del
status
legal)
e
hijas
10
(independientemente del status legal) . La gráfica 4 nos presenta el promedio de horas dedicadas a ambos tipos de trabajo en las mujeres ocupadas, según estas categorías de posición en la familia. Observamos que las mujeres que son pareja del jefe de hogar tienen una igual distribución entre las horas (en promedio) que dedican a su 10
En la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, el estatus legal se presenta desagregado en la codificación de las respuestas sobre parentesco (¿qué relación tiene usted con el/la jefe/a de este hogar?’), pudiendo ser esposas, cónyuges, consorte, amasia, etc. Lo mismo sucede con las hijas, quienes pueden ser hijas legales, adoptadas, entenadas, reconocidas, entre otras. Dado que el estatus legal no es muy relevante para los fines de nuestra investigación, decidimos agrupar estas categorías de parentescos en unas más generales.
216 División sexual del trabajo e identidades de género…
participación en ambos espacios. Las jefas de hogar y las hijas, por el contrario, están más orientadas al trabajo extradoméstico.
Gráfico 3 Horas diarias dedicadas al trabajo reproductivo y de cuidados según nivel de ingreso. Mujeres ocupadas, 2009.
25.0%
10.0%
Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI
más de 10 horas diarias
más de 9 y hasta 10 horas diarias
más de 8 y hasta 9 horas diarias
más de 7 y hasta 8 horas diarias
más de 6 y hasta 7 horas diarias
más de 5 y hasta 6 horas diarias
más de 4 y hasta 5 horas diarias
.0%
más de 3 y hasta 4 horas diarias
5.0%
más de 2 y hasta 3 horas diarias
No recibe ingreso
15.0%
más de 1 y hasta 2 horas diarias
Más de 1 y hasta 2 salarios mínimos Más de 2 y hasta 3 salarios mínimos Más de 3 y hasta 5 salarios mínimos Más de 5 salarios mínimos
20.0%
hasta una hora diaria
Hasta 1 salario mínimo
217 Flores Garrido
Gráfico 4 Doble presencia de las mujeres según su posición en la familia, 2009
6.00% 5.00%
4.9%
5.2% 4.7% 4.7%
Promedio de horas diarias dedicadas al TRC
3.8%
4.00%
2.8%
3.00%
Promedio de horas diarias dedicadas al trabajo extradoméstico
2.00% 1.00% 0.00% Jefa de hogar
Pareja del jefe de hogar (independiente del status legal)
Hija del jefe(a) de hogar, independiente del status legal
Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI En este grupo de mujeres es en el que las diferencias son más evidentes. En el caso de las jefas de hogar y las hijas, las diferencias entre horas dedicadas al trabajo extradoméstico son relativamente pequeñas, pero la diferencia entre horas dedicadas al trabajo de reproducción y de cuidados es de exactamente una hora diaria (en promedio). Con todo, quienes más tiempo dedican a cubrir las necesidades de otros al interior del hogar son las compañeras del jefe de familia, según se observa en el gráfico 5. Vemos que a medida que aumentan los rangos de tiempo dedicado al trabajo de reproducción y cuidados, disminuye el porcentaje de mujeres que son jefas de hogar o hijas del(a) jefe(a), mientras que las compañeras del jefe mantienen niveles de participación más elevados.
218 División sexual del trabajo e identidades de género…
Gráfico 5 Horas diarias dedicadas al trabajo reproductivo y de cuidados según posición en la familia. Mujeres ocupadas, 2009
30.0% 25.0% 20.0% 15.0% 10.0% 5.0% .0% más de 10 horas diarias
más de 9 y hasta 10 horas diarias
más de 8 y hasta 9 horas diarias
más de 7 y hasta 8 horas diarias
más de 6 y hasta 7 horas diarias
más de 5 y hasta 6 horas diarias
más de 4 y hasta 5 horas diarias
más de 3 y hasta 4 horas diarias
más de 2 y hasta 3 horas diarias
más de 1 y hasta 2 horas diarias
hasta una hora diaria
Jefa de hogar
Pareja del jefe de hogar (independient e del status legal) Hija del jefe(a) de hogar, independiente del status legal
Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI
Estos datos nos hablan de la importancia de la estructura del parentesco en la posicionalidad de las mujeres y, por tanto, en la forma en que ellas se relacionan con el trabajo extradoméstico. Así, en quienes parece haber una mayor carga de trabajo es en las mujeres compañeras del jefe de hogar, ya que su participación en el trabajo extradoméstico no las exime de las responsabilidades asociadas al cuidado y la reproducción de los miembros de la familia.
219 Flores Garrido
Se observa entonces que, hipotéticamente, distintas lógicas y ejes identitarios confluyen en la vida de algunas mujeres, dando lugar a una exacerbación de las contradicciones que conlleva el asumirse como madres trabajadoras. Para Marcela Lagarde (2006), ésta sería la identidad que clasifica como una de ―madresposa‖: “ser madre y ser esposa consiste para las mujeres en vivir de acuerdo con las normas que expresan su ser para y de otros, realizar actividades de reproducción y tener relaciones de servidumbre voluntaria, tanto con el deber encarnado en los otros, como con el poder en sus más variadas manifestaciones” (2006: 363)
Nuevamente debemos recordar que la institución social de la maternidad depende de contextos específicos construidos por una multiplicidad de elementos: el modo de producción, los discursos hegemónicos sobre el deber ser femenino, los símbolos culturales, las instituciones, etcétera. Se visibiliza así otra línea de investigación para avanzar en el conocimiento de las diferencias intragenéricas y su relación con la doble presencia de las mujeres: analizar las interrelaciones entre el sistema de parentesco y las formas en que las mujeres se posicionan en éste y, a partir de ahí, en la geografía laboral. IV. Conclusiones Como ya se mencionó, este artículo pretende ser un análisis introductorio que plantee preguntas y cuestione certezas. Para ello hay que analizar la participación de las mujeres en el mercado laboral no únicamente como una actividad que se realiza en términos medios – fines, o como una actividad funcional y determinada en última instancia por el modo de producción vigente. Al considerar el trabajo como una práctica social, podemos dar un paso más y analizarlo dentro de estrategias más amplias que las mujeres
220 División sexual del trabajo e identidades de género…
deben buscar, ya sea en forma de resistencia o de cumplimiento de ciertos ideales normativos de género. Estas prácticas sociales están siempre situadas: dependen del contexto histórico, social, político y económico. Dependen, también, de la posición que las mujeres ocupen en ese universo atravesado por distintos ejes de desigualdad. Considero entonces que retomar estos marcos analíticos de la sociología y tratar de unirlos con los de economía puede enriquecer la investigación en ciencias sociales, así como el planteamiento de propuestas políticas más acordes con la vida de ―las mujeres realmente existentes‖. En este sentido, este artículo pretende ser un primer paso en el desarrollo de una propuesta teórica que analice la división sexual del trabajo desde una perspectiva de posicionalidad social como la desarrollada por Adrienne Rich (1999), Teresa de Lauretis (1992) y Linda Alcoff (1989) entre otras. Reconocer las diferencias intragenéricas permite por una parte el cuestionamiento de la categoría de mujer como algo estable y homogéneo, mientras que por otra parte permite afinar el análisis de las desigualdades sociales al buscar éstas en múltiples causas. Con esto no se quiere tampoco fragmentar tanto la categoría de mujeres que ésta llegue a ser vaciada de contenido y cuya única posible estrategia política sea justamente la imposibilidad de su definición. Reconocer las diferencias entre mujeres siempre supone este riesgo, pero al mismo tiempo que permite reconocer ciertas especificidades, también permite visibilizar las opresiones que sí compartimos, como un paso necesario en el actuar teórico y político.
221 Flores Garrido
Así, por ejemplo, en los datos presentados hemos visto que la doble presencia femenina en los ámbitos público y privado toma diversas formas de acuerdo con características como la posición en la ocupación, el nivel de ingresos y la posición en la familia. Pese a ello, lo que aparece como una constante es justamente el hecho de la doble presencia en sí, que se convierte en un eje de desigualdad al incrementar el trabajo no reconocido (y no pagado) de las mujeres, y al confrontar a las trabajadoras con distintas lógicas y perjudicar así su salud y bienestar. Muchas líneas de investigación quedan pendientes a partir de esta aproximación inicial. Es necesario seguir analizando las diferencias entre diversas categorías, y la forma en que se relacionan con el contexto capitalista actual. También es necesario complementar esta información estadística con información de corte cualitativo que permita comprender la interpretación que hacen las mujeres trabajadoras de estas prácticas. Se abren múltiples vetas de investigación, susceptibles de ser observadas desde distintas perspectivas teóricas. Lo importante, sin embargo, es volver a hablar, discutir y posicionar el debate sobre la división sexual del trabajo como un tema de interés académico y político. Esta línea de investigación se revela como una de las piezas torales para avanzar en la construcción de caminos que permitan desmontar los mecanismos de opresión, subordinación y desigualdad de las mujeres y, así, en la realización de una sociedad más justa y democrática.
222 División sexual del trabajo e identidades de género…
Bibliografía Alcoff Linda, 1989. Feminismo cultural versus posestructuralismo: la crisis de identidad en la teoría feminista. Feminaria, No. 4, pp. 1 – 18. Amorós Celia, 1994. Feminismo: igualdad y diferencia. México. Colección libros del PUEG, Universidad Nacional Autónoma de México. Artous Antoine, 1996. Los orígenes de la opresión de la mujer. Distribuciones FONTAMARA, México. Benería Lourdes, 1979. Reproducción, producción y división social del trabajo. Mientras Tanto, num. 6. Madrid. Borderías Cristina y Carrasco Cristina, 1994. Las mujeres y el trabajo: aproximaciones históricas, sociológicas y económicas, en Borderías, Carrasco y Alemany (compiladoras), Las mujeres y el trabajo, rupturas conceptuales. Economía Crítica. Barcelona. Carrasco Cristina, 1991. El trabajo doméstico, un análisis económico. Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Madrid. Carrasco Cristina, 2006. La economía feminista, una apuesta por otra economía. Documento electrónico de egeneros http://egeneros.org.mx/admin/archivos/economia_feminista.pdf Connell, R.W., 1987. Gender and power. Standford University Press. De Lauretis Teresa, 1992. Alicia ya no; feminismo, semiótica, cine. Ediciones Cátedra, Universitat de Valencia, Instituto de la Mujer Delphy Christine, 1982. El enemigo principal, en Por un feminismo materialista, Cuadernos inacabados no. 2 -3. Ediciones de les dones La Sal. Barcelona. Harrison John, 1975. Economía política del trabajo doméstico, en El ama de casa bajo el capitalismo, Cuadernos Anagrama. Barcelona. Hartmann Heidi, 1979. The unhappy marriage of Marxism and feminism: towards a more progressive union. Capital and class, No. 8
223 Flores Garrido
Lagarde y de los Ríos Marcela, 2006. Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas. Universidad Nacional Autónoma de México. Molyneux Maxine, 1994. Más allá del debate sobre el trabajo doméstico, en Borderías, Carrasco y Alemany (compiladoras) Las mujeres y el trabajo, rupturas conceptuales. Economía Crítica. Barcelona. Picchio del Mercato Antonella, 1992. Social Reproduction: the political economy of the Labour Market. Cambridge University Press. Cambridge. Rich Adrienne, 1999. Apuntes para una política de la ubicación, en Marina Fe (coordinadora), Otramente: lectura y escritura feministas. Programa Universitario de Estudios de Género, Fondo de Cultura Económica. México. Serret Estela, 2002. Identidad femenina y proyecto ético. Programa Universitario de Estudios de Género, Universidad Autónoma Metropolitana, Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa. México.
224 División sexual del trabajo e identidades de género…
RESEÑA DE LIBROS
Geografía del Sector Servicios en el Norte de México El Colegio de México Universidad Autónoma de Coahuila México, D.F., 658 páginas ISBN978-607-462-049-8 Gustavo Garza (Coordinador) (2010)
A partir de la segunda mitad del siglo XX en México, al igual que en numerosos países, se intensificó una relativa transformación de su estructura económica presentándose un proceso de servicialización. En cifras, el sector terciario en México ha representado en los últimos años alrededor del 65 por ciento del PIB nacional creciendo a una tasa promedio anual de tres por ciento. A este avance cuantitativo de los servicios y el comercio se le ha denominado genéricamente ―Revolución Terciaria‖ la cual además de modificar la importancia relativa de los sectores productivos, abriendo paso a un predominio de este tipo de actividades económicas, sin duda ha tenido implicaciones en la distribución espacial de dichos sectores. Adicionalmente, la integración del sector servicios con el resto de las actividades productivas se ha señalado como fundamental para el desarrollo de países, regiones y ciudades ya que se le confiere el papel de inductor del crecimiento. El libro ―Geografía del Sector Servicios en el Norte de México‖ coordinado por el doctor Gustavo Garza es parte de un amplio proyecto que tiene como propósito general obtener productos de investigación que brinden una perspectiva detallada de la estructura territorial de los servicios y el comercio en cada una de las 32 entidades federativas del país y sus principales ciudades. Dicho proyecto sin duda representa un paso fundamental ya que el análisis de la dimensión espacial del sector servicios ha sido abordado muy poco.
226 Geografía del Sector Servicios en el Norte de México
En este volumen se analiza la estructura, dinámica y distribución espacial del sector servicios en distintas entidades federativas del Norte de México. Cabe precisar que cada capítulo corresponde a colaboraciones de académicos de distintas instituciones educativas
del país tales como El
Colegio de México, El Colegio de la Frontera Norte, la Universidad Autónoma de Nayarit y la Universidad Autónoma de Coahuila, lo que le confiere, además, a este proyecto un valor extra por representar un esfuerzo conjunto donde convergen la colaboración y el debate intelectual. Metodológicamente
estas
contribuciones
individuales
poseen
la
particularidad de usar una clasificación homogénea de actividades terciarias además de tener como fuente estadística la misma base de datos lo que permite cierta comparabilidad entre unidades geográficas de análisis. Básicamente cada uno de los análisis trata de identificar los patrones territoriales que siguen las actividades terciarias (comercio y servicios), determinar cuál ha sido su dinámica espacial y/o temporal, y en algunos casos evaluar su papel en el crecimiento económico y desarrollo de los respectivos estados. Además, en prácticamente todos los casos el eje de análisis son las principales ciudades sobre las cuales se profundiza en diversos aspectos tales como su estructura económica y especialización. De tal forma que se presentan nueve capítulos donde se analiza cada entidad así como sus principales urbes o metrópolis. El documento se organiza en tres partes, la primera corresponde a estados del noroeste mexicano. En el capítulo 1 Tito Alegría y Gustavo Garza presentan un análisis para el sector terciario de Sonora, en el 2 el estudio del sector servicios y comercio de Baja California Sur lo realiza Gustavo Garza, en tanto Jesús Madera y Karla Barrón presentan su investigación del terciario de Nayarit en el capítulo 3. Después, la segunda parte incluye estados del noreste, aquí Belem Vásquez y
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Alejandro Dávila presentan sus contribuciones de los estados de Tamaulipas y Coahuila. Finalmente, la tercera parte contiene a estados del Norte: Chihuahua, presentado por David Castro; Zacatecas con la aportación de Belem Vásquez; Durango por Alejandra Trejo y San Luis Potosí por Gustavo Félix. Los nueve estados estudiados comparten algunas características y procesos comunes para cada caso. En todas las entidades es evidente la mayor importancia relativa del sector terciario en las estructuras económicas estatales, aunque hay variaciones en la magnitud del peso de estas actividades en cada entidad. De igual manera, en todos los casos, exceptuando Sonora, se presenta un avance, al menos modesto, en su contribución al sector terciario nacional. En todos los estados también se encuentra una fuerte y creciente concentración del PIB del sector en los principales centros urbanos; aunque en Durango esta tendencia es mayor que el promedio nacional (básicamente del comercio y los servicios al consumidor). Asimismo aunque la obra se organiza de acuerdo a la localización geográfica de los estados analizados, hay una estructuración funcional mucho más indicativa de las características del proceso de terciarización en esas entidades. Así, por ejemplo, el coordinador de la obra destaca que Coahuila, San Luis Potosí, Tamaulipas, Sonora y Chihuahua han seguido un patrón productivo industrial-terciario; Baja California Sur y Nayarit siguen un patrón más bien turístico terciario; mientras que Durango y Zacatecas están más orientados hacia un patrón agro terciario. Por otro lado se encuentra que al estudiar las peculiaridades de la estructura terciaria de las principales ciudades hay contrastes marcados. En Sonora se observa una evolución del sector terciario en Hermosillo hacia los grupos de actividades terciarias más modernas y productivas, posiblemente debido a la necesidad
de
articularse
adecuadamente
con
las
actividades
manufactureras, particularmente con la automotriz. En ciudad Obregón, en
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cambio, se concentra el comercio mayorista y los servicios de consumo inmediato. Guaymas presenta un rezago en su proceso de servicialización ya que básicamente apoya su economía sobre ramas de bajo valor agregado que no han impulsado el desarrollo de actividades industriales y terciarias. En contraste, Nogales alcanzó un avance y un cambio importante en su sector servicios, gracias al crecimiento de la industria maquiladora. Se argumenta que las causas de estos contrastes se encuentran en diferencias en su desarrollo urbano, los niveles de ingreso, el grado de industrialización y la cercanía a la frontera. En Baja California Sur, La Paz, su ciudad capital, se observa una elevada caída de su participación al Producto Interno Bruto terciario estatal y una acelerada expansión de Los Cabos. La Paz revela un carácter tradicional de su estructura terciaria (preponderancia del comercio y los servicios al consumidor) mientras Los Cabos experimenta cierta diversificación de su terciario aunque también con preponderancia relativa de comercio y servicios al consumidor. Ciudad Constitución contiene un mercado estancado que ha limitado el crecimiento y evolución de su sector servicios. El otro estado del Noroeste, Nayarit, contiene dos ciudades con creciente participación del comercio y servicios, Tepic y Bahía de Banderas. Sin embargo el grupo más dinámico y con mayor participación es el orientado al consumidor. Además el terciario de este estado está muy concentrado en su capital, Tepic. En Tamaulipas se encuentra una alta concentración de las actividades terciarias en Reynosa y Tampico las mismas que albergan sobre todo los servicios profesionales a empresas. Este tipo de servicios han desempeñado una función motriz de desarrollo económico al ser los más dinámicos quizá debido a la importante presencia de industria maquiladora. Sin embargo, a
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lo largo del periodo, en general, las ciudades se han especializado en servicios al consumidor, a excepción de Nuevo Laredo que se especializa en servicios profesionales. La ausencia de una expansión generalizada de los servicios a empresas, a pesar de la fuerte presencia industrial en el estado se atribuye al predominio de una inversión extranjera directa que desarrolla pocos encadenamientos locales. En las cuatro principales ciudades coahuilenses -Saltillo, Torreón, Monclova y Piedras Negras- se concentran claramente el comercio y los servicios, principalmente al productor. Sin embargo, ha habido un reacomodo en el cual Monclova y Saltillo han ganado participación a expensas de Torreón. En estas ciudades hay una importante interconexión entre el sector terciario y secundario. Chihuahua y ciudad Juárez, ciudades chihuahuenses centrales, concentran el grueso del comercio y servicios del estado, pero observan estructuras terciarias distintas. Ciudad Juárez está más orientada al comercio y servicios al consumidor mientras que el caso contrario ocurre en la capital estatal. En cualquier caso el comercio y servicios al productor son también los más dinámicos. El mayor desarrollo de este último grupo de actividades en ciudad Juárez está limitado por la existencia de maquiladoras que generan una escasa integración local. Las ciudades de Zacatecas muestran una fuerte especialización en actividades terciarias dirigidas al consumidor. La transición hacia actividades intensivas en conocimiento e información es dificultada por el fuerte peso de un sector agropecuario que no genera vínculos propicios, por ejemplo con actividades de mayor valor agregado. La Zona Metropolitana de Zacatecas concentra el comercio y los servicios en la entidad y crece en participación en detrimento de Jerez y Río Grande.
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Durango es un caso similar ya que presenta una significativa especialización en el comercio y servicios al consumidor, aunque existe una convergencia del comercio y servicios al productor (CSP) pues estos últimos son más dinámicos. Durango es la ciudad donde se aglomera principalmente el sector terciario del estado. Mientras que la Sub-metrópoli Gómez Palacio-Lerdo concentra más el PIB de comercio y servicios al productor. Hay evidencia indirecta de cierta desvinculación del sector terciario, secundario y primario, así como entre la capital del estado con la Sub-metrópoli Gómez Palacio-Lerdo la cual está más bien ligada espacial, económica y funcionalmente con Torreón, Coahuila. Por otro lado la Zona metropolitana de San Luis Potosí concentra el terciario en el estado del mismo nombre, sobre todo servicios a empresas y comercio de equipo industrial. En tanto en este capítulo se indaga acerca del papel que juega la expansión de la manufactura y la industria de bienes de capital en explicar la distribución diferenciada de las actividades orientadas al productor y las orientadas al consumidor. Es así que este volumen nos presenta una visión de la generalidad y al mismo tiempo de la pluralidad de procesos que cada entidad y sus ciudades ha experimentado en su avance hacia la terciarización y el impacto que ésta tiene o pudiera tener sobre el desarrollo de ciudades y regiones. Este es un aspecto crítico ya que no se puede argumentar que la servicialización en México ha sido homogénea y ha afectado por igual a los distintos territorios. De tal forma que el libro conforma una pieza imprescindible para completar el mapa geográfico y analítico para el estudio del sector servicios en el país desde la perspectiva temporal, pero sobre todo espacial. Así, forma parte también de una aportación sustancial al análisis integral del sector terciario en México ya que el carácter preeminente del comercio y los servicios en la
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estructura productiva del país y sus regiones es innegable. Por ello el conocimiento de este sector en sus varias dimensiones es fundamental, no únicamente en términos científicos sino también para el diseño de planes y programas nacionales y regionales de desarrollo. Análisis de este tipo sirven de ejes para vislumbrar un nuevo paradigma económico-espacial que promueva el desarrollo basado en la articulación entre sectores y entre espacios económicos de especialización funcional. Alejandra Trejo Nieto El Colegio de México
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David Castro Lugo (Universidad Autónoma de Coahuila, Centro de Investigaciones Socio-Económicas)
Luis Gutiérrez Flores (Universidad Autónoma de Coahuila, Centro de Investigaciones Socio-Económicas)
Alejandra B. Trejo Nieto (El Colegio de México, Centro de Estudios Demográficos)
José Luis Escobedo Sagaz (Universidad Autónoma de Coahuila, Facultad de Economía)
Federico R. Muller Rodríguez (Universidad Autónoma de Coahuila, Facultad de Economía)
Jesús Javier González Alcázar (Gobierno del Estado de Coahuila, Secretaría de Finanzas)
Norma Baca Tavira (Universidad Autónoma del Estado de México, Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades)
Xavier Vilá (Universitat Autònoma de Barcelona, Facultat d’Economia i Empresa)
Julio César Arteaga García (Universidad Autónoma de Nuevo León, Facultad de Economía)
Gerardo Martínez Morales (Universidad Pedagógica Nacional, Campus Saltillo)
Alma Rosa Garza del Toro (Agenda Universitaria de Género de la Universidad Autónoma de Coahuila)
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El listado de referencias, al final del documento, deberán aparecer alfabéticamente de la siguiente manera: Para el caso de citar un artículo de investigación: Arellano, Manuel (1989): ―A Note on the Anderson-Hsiao Estimator for Panel Data‖, Economics Letters, 31(1): 337-341. Para el caso de cita de un libro: Gujarati, Damodar N. (2004) Econometría, Colombia: McGraw-Hill. Para el caso de un capítulo de libro: Johnson, D. Gale (1988): ―Policy Options and Liberalizing Trade in Agricultural Products: Addresing the Interests of Developing Countries‖, en Anne O. Krueger (ed.), Development with Trade. LDC’s and the International Economy, San Francisco: International Center for Economic Growth.
9.
Toda ecuación matemática que se desee numerar debe ir con números arábigos, entre paréntesis y a la derecha de la ecuación. Las numeraciones deben ser consecutivas.
10.
Todo documento que se someta a revisión para publicarse en Equilibrio Económico, debe cumplir (por lo menos) con la siguiente estructura (secciones del texto):
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Introducción
Marco de referencia
Desarrollo del tema
Conclusiones
Referencias
Aunque hay que subrayar que las anteriores secciones no necesariamente deberán aparecer en ese orden ni los autores tienen que limitarse solamente a estas secciones. 11.
Toda propuesta de investigación que se someta a publicación en Equilibrio Económico deberá pasar dos procesos de revisión. Una revisión inicial por parte del Comité Editorial sobre su cumplimiento con la línea editorial de la revista, y una revisión posterior,
preferentemente por un dictaminador externo a la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila. 12.
El Comité Editorial de Equilibrio Económico, Revista de la Facultad de Economía, someterá a una revisión de estilo (si lo considera necesario) todo artículo aceptado.