El chirrinchi: para algunos un problema, para otros un estilo de vida Por: Andrés Felipe Ríos Juan Carlos Diosa creador de la estatua Francisco de Paula Santander del parque principal de Caldas, tuvo su pasado con el”chirrinchi”. Nadie creería que una persona que desperdicia su tiempo en el alcohol, estando ebrio en cualquier parte y dando lidia, podría ser el escultor de esta obra, que logró gracias a su rehabilitación. Como él son pocas las personas que realmente alcanzan a recuperarse según Amparo Grisales, trabajadora de la Secretaría de Salud, quien cuenta que en estudios realizados en 2010 encontraron alrededor de 20 chirrincheros en el Municipio de Caldas. Para ellos no es un problema, aunque la sociedad si lo ve de esa manera. Y la manera más pertinente para poder integrarlos a la sociedad debería hacerse con un trabajo intersectorial que involucre educación, salud y empleo para tratarlos. Además, que ellos realmente quieran cambiar su vida. Entidades como el Hermano en Barbosa y Carisma se encargan de recibir los adictos, al igual que algunos familiares los acogen, protegen y aceptan así. Estos intentos son fallidos si el alcohólico no desea rehabilitarse porque responde volándose del lugar que lo recibe o con desengaños a su familia. La familia puede pasar tiempo con ellos sin importarle su adicción, como le sucedió a la madre de Héctor, mujer que se convirtió en coadicta por ayudar, apoyar y facilitarle a su hijo el consumo de trago, incluso hasta acompañándolo a tomar. Después de la muerte de su mamá Héctor logró rehabilitarse tal vez porque ya no tenía a esa persona incondicional que le daba la mano a la hora de consumir. La conclusión a la que llegó la sicóloga Omaira Morales de la Secretaría de Salud, luego de indagar e investigar sobre la causa de este tema, es que estas personas desean vivir de esta forma, para algunos puede ser un problema y para otros una manera de disfrutar la vida.