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El ausente
EL AUSENTE
Hoy pensarás en él. Abrirás tus ojos a la fuga de las lágrimas, abrazarás su recuerdo entre dos noches y entonarás una melodía para distraer tu desvelo. Pensarás: "Regresará".
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Él es el ausente. El que se afana en merodeos circulares, en movimientos repetitivos sin mérito. El que no puede morir porque espera.
No puede su uña cavar el concreto ni el puño iracundo doblar el acero.
Y cuando cae la noche, el pánico se le viene encima como una mortaja. ¡Ay la ansiedad de aire puro, de espacios sin murallas; la soledad de la fría litera de metal encubada entre humedades y grietas!
A veces su pensamiento flota en la sombra, sin poder ir adelante, hacía el porvenir, atorado entre las redes inconsistentes que la locura vatejiendo alrededor de su cabeza.
Mañana no pensarás en él. Regarás las macetas, podarás el césped, harás llamadas. Pero tu corazón, como una mente escuchando a otra, sentirá su pulso fulgiendo en las tinieblas y pensarás acaso sin saberlo: "Está vivo."