Entrega 6aaProceres de mi tierra

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Santandereanas Unos doscientos años más tarde aparece la santadareana nacida en Charalá, Manuela Beltrán quien a pesar de ser una “mujer del pueblo” con educación básica, sabía leer y desafiando al regimen español, rompió el edicto que fijaba nuevos impuestos y gritó “viva el Rey y muera el mal gobierno, no queremos pagar la armada de Barlovento”. Este hecho dio origen a la revuelta comunera de 1781. La cucuteña Mercedes Ábrego fue eficaz espía al servicio de Bolívar y de Santander. Gracias a la información que daba a los patriotas estos obtuvieron triunfos en San Faustino y Capacho, pero finalmente fue descubierta y fusilada el 13 de octubre de 1813. Su ejemplo influyó en muchas mujeres granadinas, heroínas que fueron decisivas para el triunfo de la libertad. Manuela Beltrán, por Luis E Rodríguez Fonseca.

El símbolo más destacado de la madre que da sus hijos a la Patria, también lo protagonizó una antioqueña de marinilla, la viuda Simona Duque de Alzate, quien según el relato del historiador Armando Gómez Latorre, se presentó ante Córdova con la frase: “Vengo, señor, a traer mis joyas para contribuir por mi parte a salvar la patria. Con ese fin he traído, coronel, lo que tengo. Son cinco de mis hijos.” Este gesto patriótico fue comunicado por Córdova a Santander y éste dictó que “…A la ciudadana Simona Duque se le suministrarán del Tesoro Público de la provincia de Antioquia, diez y seis pesos íntegros al mes durante su vida. Publíquese en la Gaceta este extraordinario rasgo de amor a la Patria, para satisfacción de la que lo ha manifestado

Ejecución de Antonia Santos en El Socorro.

Antonia Santos, heroína santandereana, organizadora de la guerrilla patriota de Coromoro o de Santos, una de las más organizadas y eficaces en la lucha contra la reconquista española. El 12 de julio de 1819, un destacamento militar español la capturó y llevó al Socorro, donde se encontraban numerosos detenidos por razones políticas. El 28 de julio de l8l9, tres días después de la batalla del Pantano de Vargas, Antonia Santos fue llevada al cadalso Antonia Santos y fusilada junto con sus compañeros Pascual Becerra e Isidro Bravo. Ese día las gentes del Socorro juraron continuar la guerra contra los realistas: la guerrilla de Coromoro impidió la ayuda a las tropas de José María Barreiro, que luchaban en los campos del Pantano de Vargas y Boyacá. Esta ayuda de la guerrilla fue decisiva para el triunfo de los patriotas y la culminación de la Independencia.

Antioqueñas y para ejemplo de los demás individuos de la República.” Pero la heroína no aceptó la pensión por considerar que ésta hacia falta a la patria mientras no estuviese completamente libre, y así lo manifestó al general Santander. Siguiendo su ejemplo, Rosalía Hoyos de Ramírez también marinilla del partido de Santuario, quien armó a su hijo José Antonio de 15 años y se lo presentó al gobernador José Manuel Restrepo diciéndole: “Señor Gobernador, aquí tiene usted a mi hijo, ármelo con este fusil y llévelo para la guerra.” Margarita Urrea, esposa de don Modesto de Hoyos, a quien acompañó en sus campañas hasta caer prisionero de Sámano en Popayán. Fue condenado a muerte y ella, con sus súplicas, obtuvo liberarlo de la muerte y de la prisión.

La mujer antioqueña dio muestras de generosa magnanimidad. Desde Javiera Londoño quien, al comprender la degradante situación de quienes sufrían la esclavitud, liberó 125 esclavos en 1767; 47 años antes de que Juan del Corral y José Félix de Restrepo promovieran la ley de liberación de partos y prohibieran la importación de esclavos en Antioquia. Por esta acción es considerada precursora de la abolición de la esclavitud en América. Hasta aquí algunas de las más destacadas heroínas de nuestra independencia. Pero si olvidamos sus nombres y el de Policarpa Salavarrieta ¿Cuántos nombres quedan en nuestra mente? Quizá ni uno solo entre aquel ejército de mujeres anónimas que, como a miles y miles de soldados patriotas que cayeron ensangrentando los campos y entregando la vida por Colombia, la posteridad les ha negado el que sus nombres aparezcan en un muro, así sea el del cementerio donde fueron sepultados. Las que aquí nombramos son representación y símbolo de esas mujeres y de muchas más que constituyen el apoyo de la sociedad civil, ese otro ejército sin uniforme, sin armas y también sin galardón, sin mención de honor y sin esperanza de remuneración. Mujeres y hombres que sin disparar un tiro, cumplieron una tarea eficaz en la independencia de Colombia y, obtenida la victoria, merecen celebrar el triunfo y coronarse de laureles.

Simona Duque presentando a sus hijos ante Córdova.


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