
7 minute read
El último hombre en la tierra
Ilustradores:

Advertisement
Natalia Álvarez Mora
Reneé Alessandra Pérez Veerkamp
María José Soledad Sosa
Anamaría Bonilla Aragón
Aranza Gómez Sánchez
María Fernanda Pérez García
María José Grifé Pérez
Mikel González Salceda de Anasagasti
Santiago Vilatobá Castro
Luciana Espinoza Gutiérrez
Hola, yo soy Alex. Un niño de diecinueve años, sin papás y sin amigos, ya que prácticamente, soy el último hombre en la Tierra. Todo esto sucedió diez años atrás, cuando tenía solo nueve años. Yo tenía una vida normal y feliz. El mundo poco a poco se iba acabando y aunque los humanos sabíamos que teníamos que hacer algo al respecto, ya era muy tarde para arreglar lo que habíamos ocasionado, después de tantos años de no hacer nada en vez de buscar una solución para confrontar el problema, encontraron uno para huir de él. Me acuerdo ver en todas partes anuncios de cómo iban a mandar a los humanos al espacio y como las grandes compañías llevaban años desarrollando este tipo de naves para trasladar a millones de personas al espacio. Yo estaba muy asustado, pero no había otra solución. Si no hacíamos eso, todos íbamos a morir. Nos dieron 6 meses para prepararnos, empacar nuestras cosas y recursos que necesitaríamos en el viaje.

Un mes antes del despegue, dieron un anuncio que impactó a todos. Avisaron mundialmente que no todas las personas iban a ser seleccionadas para subir a esas naves. Solo 3.5 millones iban a asistir y se decidiría por medio de una rifa. Mis papás ya no sabían qué hacer cuando se enteraron que no fuimos seleccionados para viajar.
El mundo iba tan mal que teníamos que usar máscaras para poder respirar, ya que no quedaba casi nada de aire limpio. Gente con pocos recursos que no podía pagar una de las máscaras murió en unos pocos días.
Ilustración: María José Soledad Sosa

El día llego. Las naves se fueron y dejaron a la mitad de la población muriendo poco a poco. No había esperanza para la población sobrante. A la semana ya habían muerto 2 millones de personas, al mes, pensábamos que nadie iba a estar presente, pero no.
Mis padres murieron a la semana y cuatro días, y pensé que mi momento también iba a llegar pronto, pero eso no pasó. De alguna manera mi cuerpo nunca fue dañado por el oxígeno contaminado y seis meses después del lanzamiento , el aire ya estaba bastante limpio, podía salir al aire sin usar esas máscaras. Prácticamente era el único sobreviviente, todo esto me lleva al día de hoy.
Todo está abandonado, oxidado y se cae a pedazos. Lo único que tengo con migo de mis viejas cosas es un cuaderno y una foto de mi familia. Siempre me estoy trasladando a distintos lugares, me alimento con lo que las personas que se fueron o murieron dejaron en sus casas y ahí mismo duermo. Uso su ropa y sus zapatos. Al fin al cabo, no es que vayan a regresar por mí y verme usar sus cosas. Yo nunca nuca he tenido una vida normal, nunca tuve la oportunidad de salir con mis amigos a fiestas o de graduarme. En realidad, no soy una persona normal. Sobrevivir lo que millones de personas no lograron no es ordinario, en mi opinión.
Mi única manera de pensar que soy un adolescente normal es escribiendo. Siempre me ha gustado escribir como me gustaría que fuera mi vida. Escribo como me imagino que un adolescente pasaría sus días y me hacía el protagonista de esa historia. Me siento muy feliz al escribir todos esos pensamientos, hasta recordar que eso nunca va a pasar y que lo más probable es que voy a pasar el resto de mi vida solo. Mi cuaderno es un reflejo de mi vida soñada.
Siempre escribo antes de irme a dormir. Pienso en los lugares por los que pase y las cosas que vi, y eso lo relaciono en cómo un adolescente pudo haber pasado su tiempo ahí.
Las noches siempre han sido una pesadilla. No es muy emocionante tener el mismo sueño todas las noches desde que tenías 13 años, ¿o sí?. Cada noche cuando me voy a dormir, mi sueño empieza con una pantalla en negro, después aparece un niño, yo. Este niño va caminado en una línea recta hasta llegar a un barranco, cuando llega a la orilla del Barranco toma una mirada a su alrededor y se avienta. Mi corazón se acelera cada vez que esa parte ocurre. En el sueño caigo al agua y empiezo a nadar y a divertirme, empiezo a divertirme con personas que no soy capaz de ver mientras los sueño pero sé que están ahí por las voces y movimientos que se generan y también sé que el yo del sueño los ve y disfruta pasar tiempo con ellos. Justo después de eso despierto muy agitado y sudando, imaginándome donde podrá estar este lugar, que probablemente solo es obra de mi imaginación.

Ya me acostumbre al estilo de vida que llevo. Me despierto, encuentro algo de comer, me cambio de ropa y empiezo a caminar hasta que me da hambre, vuelvo a comer y vuelvo a caminar hasta el anochecer, encuentro una casa con camas, escribo en mi cuaderno, me duermo, se repite mi sueño y a vivir un nuevo día igual al resto de los demás. Siempre he pensado que mi vida iba a ser igual hasta que un día moriría y nadie me recordaría, hasta que un día esto pasó.
Ilustración: María Fernanda Pérez García
Ilustración: María José Grifé Pérez

Era un día como cualquier otro. Mientras caminaba me di cuenta que las construcciones y caminos por los que estaba pasando eran iguales a los de mi sueño. La verdad es que lo ignore y pensé que seguramente ya había estado aquí en algún momento y esa era la razón por la que lo soñaba. Después me di cuenta que era un lugar en el que nunca en mi vida había estado, solo lo conocía por mi sueño. De repente, a lo lejos vi un barranco y ahí fue cuando me empecé a poner nervioso.

Cuando llegue al borde me di cuenta que era el mismo Barranco y sin pensarlo me aventé. Ya no me acuerdo de mucho, de lo único que me acuerdo es de una persona despertándome ya que me había golpeado en la cabeza al caer.
Me acuerdo de oír la siena de las ambulancias y de repente no vi nada más, estaba inconsciente. Cuando desperté, lo único que oí fue a una señora diciendo, “gracias doctor” .
La voz se me hacia conocida y cercana. Cuando abrí bien los ojos, mi corazón empezó a latir cada vez más rápido, era mi mamá.
Entre en pánico y me desmayé. Unas horas después me desperté, mis papás estaban sentados en la sala del cuarto en el que estaba, no sabía que estaba pasando. Lo primero que pregunte es que por cuánto tiempo estuve inconsistente desde que me aventé, ¡dijeron que casi una semana entera! Algo no estaba bien, y todo empeoró cuando mi mamá salió del cuarto y volvió a entrar con algo en su mano.
Ella me dijo, “Toma, te traje esto. Se cuanto te gusta escribir en este cuaderno”. Cuando leí bien el contenido del cuaderno y leí su titulo sabía que algo no estaba cuadrando.
El libro se llamaba, “El último hombre en la Tierra” y era como si alguien escribiera cada cosa que hacía cuando nadie más estaba vivo, cuando era solo yo y el mundo.
Ilustración: María Fernanda Pérez García

Cuando les pregunté qué era, me dijeron que era la historia en la que yo era el protagonista y la que yo mismo estaba escribiendo. Esto no podía ser posible. Mi reacción a esto fue arrancarme todos los aparatos que tenía conectados a mí, y salir corriendo del hospital. Cuando empecé a ver a mi alrededor me di cuenta que estaba en el mundo que siempre quise estar, en el que describía en mi cuaderno. No sabía cómo esto estaba pasando, pero yo sabía que era real. Empecé a vivir como si nada hubiera pasado, regresé al hospital y estuve 1 mes ahí metido, esperando a que me recuperara. Cuando salí de ahí, mis papás me llevaron a una casa muy bonita y grande donde tenía mi propio cuarto. En mi cuarto habían muchas fotos de mi con las personas que supongo eran mis amigos, considerando que así los describía en mi cuaderno.

Iba a la escuela e incluso llegue a ir a varias fiestas. Todo esto era increíble, pero aún así, no deje de escribir en el libro que me dio mi mamá ese día en el hospital.
Me da el presentimiento que si dejara de escribir, mi yo de allá moriría, igual que si él no escribe yo me muero. Es una teoría muy loca pero por alguna razón siento que es lo que va a pasar.
.
Ilustración: Natalia Álvarez Mora
En la escuela, lo peor que pudo haber pasado, pasó. Perdí el cuaderno que me dio mi mamá, entre en pánico. No sabía qué hacer por más que lo busqué, no lo pude encontrar. Me puse muy nervioso ya que no sabía si mi teoría era real o no, si mi yo con el que cambié vidas iba a morir, era por mi culpa. Esto les va a sonar un poco loco, pero si era verdad. Me di cuenta que el murió cuando yo empecé a sentirme más débil cada vez, sabiendo que el ya había dejado de escribir. Sabía que iba a morir, pero no podía decírselo a nadie. No me encantaba la idea de ir muriendo poco y poco, pero aún así quise aprovechar el tiempo sobrante

Ilustración: Luciana Espinoza Gutiérrez
Después de pasar tiempo con familiares y amigos, fui al Barranco donde todo había pasado. Quise aventarme una vez más, di una mirada a mí alrededor y brinqué.

Era como si la historia se estuviera repitiendo, una persona golpeándome suavemente la cara para que despertara pero esta vez estaba en un lugar completamente diferente, un lugar frío y techado.
Mis papás también estaban ahí, pero eran como siempre los conocí, cómo antes de que murieran.