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“Las aventuras de Jack”

Ilustradores:

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Nicolás Báez Álvarez de la Cuadra

Sofía Sánchez Parra

Mayte Trabulse Sánchez

Isabella Cano Maya

Laura García Bautista

Damián Castro Cisneros

Ana María Villegas Mesta

Eduardo Morales Neri

Había una vez un niño llamado Jack, muy listo, que vivía en una ciudad llamada Tráckenjam, ahí había muy pocas personas. Él sólo pensaba en viajar por todo el mundo como su papá, pero tristemente él había muerto en un accidente de coche. Jack vivía con su mamá que estaba muy enferma y él la cuidaba, no tenían que comer y no tenían casa. Jack nunca se rindió, empezó a trabajar a los 14 años en una panadería, ganaba muy poco dinero. Un día Jack salió de la ciudad dirigiéndose a un pueblo muy lejano. Mientras tanto su mamá estaba en la casa con su tío que la estaba cuidando. Su tío había sido muy amigo de su papá. A la mitad del viaje Jack estaba muy cansado, ya había caminado mucho, pero mucho. Decidió quedarse a dormir cerca de un río. Al siguiente día estaba muy triste porque extrañaba a su mamá pero trató de olvidarse de esto y siguió caminando. Tras mucho caminar llegó a unas montañas muy tenebrosas y empezó a oír ruidos de un dragón. Cuando empezó a caer la noche fue por palos para hacer una fogata y se durmió.

Ilustración: Nicolás Báez Álvarez de la Cuadra

Cuando despertó al siguiente día, tenía mucha hambre y decidió ir a cazar un animal. Después de haber comido muy rico siguió andando, después de caminar se encontró a un cachorro lobo que estaba escondido y muy asustado. Jack agarró la comida que le había sobrado y se la lanzó junto a su pata, pero cuando se la lanzó, vio que tenía su pata lastimada porque que tenía una espina enterrada. Fue corriendo muy rápido a un río que había cerca, tomó una rama en forma de cazuela, agarró agua y fue corriendo a dársela al lobo. Jack se la puso delante de su boca pero el lobo estaba muy asustado aunque poco a poco se la empezó a beber. Luego sostuvo la cazuela y recordó que su mamá cuando se lastimaba Jack agarraba una charolita y trituraba una hoja especial de menta y le servía mucho. Así Jack corto una hoja de menta que había cerca de ahí y la trituró para untársela en la pata del lobo. En ese momento el lobo empezó a confiar en Jack.

Ilustración: Sofía Sánchez Parra

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