Revista del Instituto Alexander Bain 2023

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INSTITUTO ALEXANDER BAIN

Marzo2023

Cuentosescritoseilustradosporlosalumnos delInstitutoAlexanderBain.

Ganadores2023

Transcripción: MargaritaVázquezLimas

Coordinación de ilustraciones: Margarita VázquezLimas.

Compilación digital: Margarita Vázquez Limas.

lustracióndePortada: MissVerónicaLeón Mercado

Publicación: PamelaSuárezHaro. Marzo,2023

Losalumnosganadoresdelconcursodenarrativadel ciclo escolar anterior leyeron sus cuentos a los alumnosqueactualmenteseencuentranenelgrado enqueellosestabancuandoganaron.

Todos los alumnos que escucharon los cuentos hicieronilustracionesparaellos.

Posteriormente los autores escogieron los dibujos quequeríanparailustrarsuhistoria.

¡Lescompartimoslosresultados!*

*No se hicieron modificaciones de estilo, ortografía o correcciones a los cuentos. Se respetó completamente la escritura de los alumnos y alumnas.

“Las frutas extraterrestres” Ilustradores:

Diego García Zavala

Lucía Martínez Arriaga

Alejandro Beristain Perales

Silvana Santos Zagarra

Mikel Arenas Salazar

Nicolás Carrera Barba

Autor:
Santiago Alfaro Urías

“Las frutas extraterrestres”

Había una vez en un mundo llamado Frutilandia, una manzana y una naranja. Un día en la escuela aterrizó una nave extraña y salieron de la nave unas verduras.

Ilustración: Diego García Zavala

Primero Primero Primero Primero Primero Primero Primero Primero Primero Primero

Las verduras llegaron para avisarles a las frutas que venía un meteorito de lechuga. Entonces las frutas se alteraron mucho, pero las verduras les dijeron que les iban a ayudar

Ilustración: Lucía Martínez Arriaga

Ilustración: Alejandro Beristain Perales

Primero Primero Primero Primero Primero Primero Primero Primero Primero Primero

-¿Pero cómo? Dijo la manzana.

-Esperen dijeron las verduras, nosotros tenemos una pistola para mover objetos.

Entonces las frutas y verduras se ayudaron y todos vivieron felices para siempre.

Ilustración: Silvana Santos Zagarra

Ilustración: Mikel Arenas Salazar

Ilustración: Nicolás Carrera Barba

Primero Primero Primero Primero Primero Primero Primero Primero Primero Primero
La naranja pensó que podrían llevar las casas a un búnker.

Autora: Roma Flores Canedo

“¡Alto…baja la pantalla”

Ilustradores:

Regina Bravo Castañeda

Constanza Moreno García

Regina Rico Aguilera

Bernardo de Velasco Garmilla

Mateo Ortega Hilwerda

Constanza Flores Ortiz

¡Alto!...Baja la pantalla

Había una vez una niña que siempre usaba su I’pad y su mamá siempre le decía que la dejara pero nunca la escuchaba, hasta que un día se lo castigó y ella no entendía por qué se lo castigaba.

Ella pensaba que nada más lo hacía por molestar pero era por su bien, pero la niña no aprendió nada.

Ilustración: Regina Bravo Castañeda

Ilustración: Constanza Moreno García

. Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo

Entonces un día estaba viendo su teléfono y su mamá entró a su cuarto y le dijo deja el teléfono o también te lo castigo.

No le hizo caso, hay muchas cosas padres y bonitas. La niña rechazó, no le importa la vida lo que le importa sólo era tener su I’pad y un día ya le regresó su I’pad, la niña dijo: ¡Por fin!

Ilustración: Regina Rico Aguilera

Ilustración: Bernardo de Velasco Garmilla

. Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo

Su mamá se fue enojada, la niña feliz se puso a ver youtube, no cambió hasta que un día se puso a ver Tiktok y vio de todas las cosas de que se estaba perdiendo y pensó por un rato y decidió apagar si I’pad, fue afuera y respiró.

Tres semanas después la niña estaba nadando, estar con su familia y pasarla bien.

Ilustración: Mateo Ortega Hilwerda

Ilustración: Constanza Flores Ortiz

Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo
Segundo Segundo Segundo Segundo Segundo

“Los divertidos minibots y el problema”

Ilustradores:

Luis Aldo Roca Mutti

Luna Santos Zagarra

Lilián Moncada Gómez

Ana Regina Hanon Díaz Fragoso

Mariano Ramos Navarro

Helena Gómez Sánchez

Autora: Mayte Trabulse Sánchez

En un bosque de tecnología con muchos colores vivían 500 mini bots, una especie de robots pero en miniatura y muy coloridos. Todos eran divertidos, felices y amigables pero tenían un problema, era que tenían a otro minibot encerrado y lo tenían encerrado porque era el mini bot Triste.

Era tan triste que si lo liberaban esparcía toda su tristeza a los otros mini bots. Pero nadie estaba preocupado por eso porque lo tenían muy bien controlado, pero había 3 mini bots gemelos que estaban preocupados por triste, tan preocupados que la peor idea les llegó a la cabeza.

Ilustración: Luis Aldo Roca Mutti
Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero

Era que a la media noche salir a liberar a Triste, ellos no sabían lo que iban a hacer, ni lo que iba a pasar si lo hacían, así que pasó la media noche y los 3 gemelos flor, loco y Lalo fueron a liberar a Triste.

Ellos llegaron a su jaula y abrieron lentamente la puerta de Triste, cuando la abrieron Triste salió lentamente fuera de su jaula y cuando pasó al lado de los gemelos los convirtió en grises y todo lo contrario a lo que eran.

Triste fue caminando y convirtiendo a él bosque y a los mini bots en grises, pero por suerte había un minibots despierto y él era el mini bots inteligente. El nunca dormía porque se la pasaba todo el día estudiando.

Ilustración: Luna Santos Zagarra

Lilián Moncada Gómez

Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero

Inteligente era tan inteligente, que él tenía una señal para cuando el mini bot triste estuviera suelto y él sabía perfectamente lo que estaba pasando, pero no sabía quién lo estaba causando. Así que rápidamente Inteligente salió de su mini casita y vio caminar lentamente a triste convirtiendo el bosque gris y feo, pero Inteligente tenía una cura para dársela a triste y así dejará de ponerse gris e igual dejara de convertir el bosque gris.

La cura estaba en su laboratorio y el laboratorio estaba muy lejos de su mini casita, así que despertó a su vecino y amigo

Fuerte para que pusiera una barrera frente a Triste.

Ilustración: Ana Regina Hanon Díaz Fragoso

Fuerte la agarró y la puso y ahora tendría más tiempo para arreglar el problema. Así que inteligente corrió a su laboratorio, buscó la cura pero no estaba, él buscó y buscó por todas partes y entonces recordó que su otro vecino y amigo Loquito que siempre se comía sus experimentos. Fue a casa de Loquito con rayos X y se los hizo y resulta que si estaba ahí.

Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero -

Inteligente no sabía cómo sacarla y Fuerte le dijo que tenía una idea, la idea era que le tenía que hacer cosquillas en la nariz con una pluma. Inteligente le empezó a hacer cosquillas y ¡Achu! Loquito estornudó tan fuerte que la cura salió disparada hacia las manos de Fuerte. Fuerte le dio la cura a Inteligente y el salió corriendo pero ¡Ups! A Inteligente se le resbaló la cura de las manos y la cura se rompió. Los tres mini bots estaban muy nerviosos porque no sabían qué hacer, pero dos mini bots niños que todavía no estaban grises oyeron el fuerte sonido de cuando la cura cayó, así que se despertaron, ellas se llamaban Linda y Amorosa y ellas tenían una mente muy buena y recordaron que hacer cuando la cura se rompiera.

Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero
Ilustración: Mariano Ramos Navarro

Pero la idea que tenían era muy, muy, arriesgada pero a nadie le importaba que hacer, sólo querían salvar todo. Así que lo que tenían que hacer era abrazar entre 5 mini bots a Triste así que Loquito, Fuerte, Inteligente, Linda y Amorosa se pusieron alrededor de Triste y Amorosa dijo que a la cuenta de 3 lo abrazaran. Y todos contaron 1, 2, 3, y lo abrazaron y sí funcionó, en ese momento toda la felicidad se esparció a todos los mini bots y a todo el bosque tecnológico y colorido. Todos empezaron a abrazar a Linda, Amorosa, Inteligente, Fuerte y Loquito por su rescate pero Inteligente dijo que quién había liberado a Triste era él, pero a nadie le importó porque ya todos estaban muy bien.

Ilustración: Helena Gómez Sánchez

Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero Tercero

Autor: Diego Rodríguez Romero

“Las aventuras de Jack”

Ilustradores:

Nicolás Báez Álvarez de la Cuadra

Sofía Sánchez Parra

Mayte Trabulse Sánchez

Isabella Cano Maya

Laura García Bautista

Damián Castro Cisneros

Ana María Villegas Mesta

Eduardo Morales Neri

Había una vez un niño llamado Jack, muy listo, que vivía en una ciudad llamada Tráckenjam, ahí había muy pocas personas. Él sólo pensaba en viajar por todo el mundo como su papá, pero tristemente él había muerto en un accidente de coche. Jack vivía con su mamá que estaba muy enferma y él la cuidaba, no tenían que comer y no tenían casa. Jack nunca se rindió, empezó a trabajar a los 14 años en una panadería, ganaba muy poco dinero. Un día Jack salió de la ciudad dirigiéndose a un pueblo muy lejano. Mientras tanto su mamá estaba en la casa con su tío que la estaba cuidando. Su tío había sido muy amigo de su papá. A la mitad del viaje Jack estaba muy cansado, ya había caminado mucho, pero mucho. Decidió quedarse a dormir cerca de un río. Al siguiente día estaba muy triste porque extrañaba a su mamá pero trató de olvidarse de esto y siguió caminando. Tras mucho caminar llegó a unas montañas muy tenebrosas y empezó a oír ruidos de un dragón. Cuando empezó a caer la noche fue por palos para hacer una fogata y se durmió.

Ilustración: Nicolás Báez Álvarez de la Cuadra

Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto
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Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto

Cuando despertó al siguiente día, tenía mucha hambre y decidió ir a cazar un animal. Después de haber comido muy rico siguió andando, después de caminar se encontró a un cachorro lobo que estaba escondido y muy asustado. Jack agarró la comida que le había sobrado y se la lanzó junto a su pata, pero cuando se la lanzó, vio que tenía su pata lastimada porque que tenía una espina enterrada. Fue corriendo muy rápido a un río que había cerca, tomó una rama en forma de cazuela, agarró agua y fue corriendo a dársela al lobo. Jack se la puso delante de su boca pero el lobo estaba muy asustado aunque poco a poco se la empezó a beber. Luego sostuvo la cazuela y recordó que su mamá cuando se lastimaba Jack agarraba una charolita y trituraba una hoja especial de menta y le servía mucho. Así Jack corto una hoja de menta que había cerca de ahí y la trituró para untársela en la pata del lobo. En ese momento el lobo empezó a confiar en Jack.

Ilustración: Sofía Sánchez Parra

Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto
Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto

Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto

Jack se despidió del lobo y se fue, pero el lobo lo estaba siguiendo y Jack le dijo, “¡no, vete lobo… no puedes venir conmigo!” Siguió Jack pero el lobo insistía en seguirlo. Dijo Jack, "bueno… sí puedes venir conmigo” y le puso de nombre Magnus, como se llamaba su papá.

Siguieron por un largo tiempo, hasta que cayó la noche pero no podían dormir en el suelo porque en ese lugar de noche había muchos insectos, así que decidieron subir a un árbol no tan grande. Fueron por hojas y por ramas para detener las ramas entre otras ramas del árbol y pusieron las hojas encima como una hamaca, donde subió a Magnus. Cuando eran como las 2 de la mañana Magnus empezó a aullar y Jack se despertó. Le dijo que dejara de aullar pero Magnus seguía.

Jack escuchó ruidos de dragones y recordó que en las montañas también había escuchado a un dragón, pero se dijo a sí mismo que solo eran historias.

Ilustración: Mayte Trabulse Sánchez

Cuarto
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Magnus dejó de aullar pero el ruido del dragón se había ido y ahora era un silencio muy tenebroso, así que se bajaron de la hamaca y siguieron su camino pero tenían mucha hambre. A lo lejos Magnus vio a un conejo y lo persiguió hasta atraparlo. Jack hizo una fogata y lo cocino se lo comieron entre los dos. Ya que habían comido muy rico descansaron. Luego Magnus vio una silueta como de un animal y Magnus se acercó poco a poco y empezó a ver otro lobo pero Magnus reconoció su olor después de que lo olfateara empezó a aullar y el otro lobo también. Jack estaba confundido, Jack pensó que era su mamá. Jack se acerco a Magnus lentamente y le dijo Jack es tu mamá no. Magnus se acercó a Jack y lo empezó a lamer después de haberse despedido Magnus se fue con su mamá. Jack estaba muy triste pero como dijo al principio yo nunca me rindo y seguiré hasta encontrar el pueblo .

Ilustración: Isabella Cano Maya

Empezó a anochecer y Jack escucho otra vez al dragón, Jack estaba muy nervioso y escucho un aleteo cerca de el se voltio por todos los lados pero no veía nada de repente atrás de la niebla vio algo azul acercándose a Jack estaba paralizado del susto, se bajó algo del animal Jack se puso aún más nervioso pero cuando se acercó esa cosa Jack vio a una persona.

Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto

Exclamó Jack, “¿eres tu papá?” La persona dijo hijo por fin te encontré ¿Papá no te habías muerto? Dijo Jack No hijo después de que había chocado una persona me rescato me llevo a un pueblo extraño con dragones y me curo. ¿Y porque no regresaste? Exclamó Jack

“Es que me tenían preso” me utilizaban de cazador pero después de regresar al pueblo te vi y te empecé a seguir. Y por qué no te escapas dijo Jack “porque me pusieron un hechizo que no me deja escapar.” Su papá le explicó con mucho detalle de qué se trataba de hechizo y como romperlo. La única solución era atrapar una lágrima de un dragón. Pero eso es fácil no papá, no es tan fácil tienen que ser lágrimas de alegría. Hace mucho tiempo los otros cazadores le habían quitado a su cría dragona. La tienen capturada en una celda la única forma de entrar es con una llave que la tiene un guardia.

Ilustración: Laura García Bautista

Damián

Castro Cisneros

Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto
Cuarto

Mañana es una comida muy importante para las personas del pueblo y van a estar los cazadores también entonces esa es muy buena oportunidad de entrar y agarrarle las llaves. Pero tienes que entrar tu, llave exclamó Jack me voy a esconder en una molesta que tiene tu dragón le dices al guardia que la maleta tiene algo que nadie lo puede habría pero es muy peligroso entonces lo van a meter al calabozo me salgo y robó la cría de dragón. Muy buen plan dijo el papá bueno ay que dormir y mañana lo hacemos. Al siguiente día hicieron todo el plan a la perfección y pudieron rescatar a la cría. Se escaparon le dieron la cría a el dragón y lloro de felicidad le recogieron una lágrima de felicidad agarraron una hoja de menta y lo juntaron y pudieron hacer el hechizo se lo tomó el papá se quitó el encantamiento. Después de haber todo eso regresaron a Tráckenjam y vivieron felices por siempre.

Ilustración: Eduardo Morales Neri

Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto
Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto Cuarto
Ana María Villegas Mesta

“Regina ya no es insegura”

Ilustradores:

Ana María Pérez Amaya

Mariela botella Penagos

María Suárez Del Valle

Dana Moreno Torres

Mauricio Baranda Borrego

Camila Garcés Gutiérrez

Autora:
Calderón
Emilia Silva

Había una vez una niña llamada Regina. Regina era una niña con una personalidad increíble era muy buena onda carismática y siempre les sonreía a todos. Un defecto de Regina era que no era segura de sí misma, ella tomaba mucho en cuenta si le decían que estaba bonita, fea, gordita, flaca etc. Tenía muchos amigos, pero le costaba tener nuevos por miedo a que no pensaran bien de ella o hablaran mal.

A Regina le importaba lo que la gente pensara de ella, y siempre hacia cosas en función de que a la gente le gustara para que no la criticaran de su opinión y su forma de ser. Un día estaba en su club, como todos los días Regina estaba sentada con su mamá llevaba 2 horas sentada en esa mesa viendo el celular, sin platicar ni nada. En el club había muchos niños de su edad con quienes podía jugar, era un lugar abierto con mucho jardín, bastantes juegos y una alberca muy grande y padre con mucho espacio para nadar.

Ilustración: Ana María Pérez Amaya

Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto

Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto

Ilustración :Mariela Botella Penagos

Su mamá le dice a Regina. - Mamá: Regis ¿por qué no vas a jugar con esos niños basquetbol? - Regina respondió: no mamá que pena, aparte soy muy mala y van a criticarme.

- Mamá: Bueno, ¿por qué no vas a jugar con esas niñas en la alberca? está Ana que es muy linda.

- Regina respondió: no mamá que flojera. A Regina no le gustaba socializar tanto, pero la verdad no era que no tuviera ganas, era por miedo a lo que pensaran de ella. Por ejemplo, un día estaba jugando tenis con un grupo de amigos y como le dijeron que era mala, se sintió mal y nunca volvió a jugar ese deporte. Su mamá le dijo que intentara hacer una amiga o amigo nuevo y que no le importara lo que las personas pensaran de ella. Lo importante es lo que tu pienses de ti misma y que seas buena.

Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto

Regina estaba tan aburrida que dijo: Tengo que hacer por lo menos un amigo(a). A Regina le costó mucho trabajo ya que tenía miedo. Pero lo hizo, no dejó que su cabeza le ganara. Se paró de la mesa y empezó a buscar a un niño(a) que pudieran jugar juntos, Regina fue a las canchas de basquetbol y encontró a una niña jugando.

Regina estaba muy apenada. - Regina: Hola ¿cómo estás? me llamo Regina. ¿Te gusta el basquetbol?

- Paola: Hola muy bien gracias. Yo me llamo Paola, si, me gusta mucho ¿quieres jugar?

-Regina: ¡si! me encantaría. Regina en ese momento empezó a sentirse un poco más confiada y emocionada porque podía hacer una amiga nueva.

Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto
Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto Ilustración: María Suárez Del Valle

Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto

Regina y Paola empezaron a jugar basquetbol juntas. Después de 1 hora se cansaron y fueron a tomar agua.

Paola: ¡que padre jugamos me encanto!

-Regina: ¡si a mí también estuvo muy padre!

-Paola: ¿llevas mucho tiempo jugando básquet es que nunca te he visto por aquí? Regina: si, llevo 4 años jugando básquet, Pero si te soy sincera me da un poco de pena salir a jugar, así como lo acabo de hacer con otras personas

-Paola: ¿Por qué?, ¿qué tienes?

-Regina: me da mucho miedo lo que la gente piense de mí, lo tomo mucho en cuenta y pues no sé si vallan a pensar bien o mal entonces pues prefiero no. Paola: mira tú no te preocupes eso no te tiene que importar ya que mientras tu estés contigo misma bien eso es lo que más cuenta, que no te importe

Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto

Regina: ¡si lo tengo que estar trabajando muchas gracias!

-Paola: ¿de nada oye quieres jugar un poco más?

-Regina: ¡va! Después de un rato más.

-Mama de Paola: ¡Paola ya no tenemos que ir!

- Paola: ya me tengo que ir Regis, gusto en conocerte ojalá y nos veamos otro día, la pase muy bien jugando contigo.

- Regina: ¡igual Paola! ¡También la pase muy bien!

- Paola: ¡bueno ya me tengo que ir byee!

-Regina: ¡adiós! Regina desde ahí se empezó a dar cuenta que la gente es buena y no a fuerzas está pensando mal o criticando.

Ilustración: Mauricio Baranda Borrego

Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto
Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto

Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto

Pasaron los días y Regina fue agarrando más confianza con todos y poco a poco dejó de importarle lo que los demás opinen de ella mientras no le haga daño a alguien la gente va pensar para bien. Regina fue haciendo cada vez más amigos de los que ya tenía y lo importante de todo era que ya era segura de sí misma y no le importaba lo que los demás pensaran y opinaran de ella. Fin.

Ilustración: Camila Gárces Gutiérrez

Quinto Quinto Quinto Quinto Quinto

Luciana Appendini Poumián

El último hombre en la tierra

Ilustradores:

Natalia Álvarez Mora

Reneé Alessandra Pérez Veerkamp

María José Soledad Sosa

Anamaría Bonilla Aragón

Aranza Gómez Sánchez

María Fernanda Pérez García

María José Grifé Pérez

Mikel González Salceda de Anasagasti

Santiago Vilatobá Castro

Luciana Espinoza Gutiérrez

Autora:

Hola, yo soy Alex. Un niño de diecinueve años, sin papás y sin amigos, ya que prácticamente, soy el último hombre en la Tierra. Todo esto sucedió diez años atrás, cuando tenía solo nueve años. Yo tenía una vida normal y feliz. El mundo poco a poco se iba acabando y aunque los humanos sabíamos que teníamos que hacer algo al respecto, ya era muy tarde para arreglar lo que habíamos ocasionado, después de tantos años de no hacer nada en vez de buscar una solución para confrontar el problema, encontraron uno para huir de él. Me acuerdo ver en todas partes anuncios de cómo iban a mandar a los humanos al espacio y como las grandes compañías llevaban años desarrollando este tipo de naves para trasladar a millones de personas al espacio. Yo estaba muy asustado, pero no había otra solución. Si no hacíamos eso, todos íbamos a morir. Nos dieron 6 meses para prepararnos, empacar nuestras cosas y recursos que necesitaríamos en el viaje.

Ilustración: Natalia Álvarez Mora Reneé Pérez Veerkamp

Un mes antes del despegue, dieron un anuncio que impactó a todos. Avisaron mundialmente que no todas las personas iban a ser seleccionadas para subir a esas naves. Solo 3.5 millones iban a asistir y se decidiría por medio de una rifa. Mis papás ya no sabían qué hacer cuando se enteraron que no fuimos seleccionados para viajar.

El mundo iba tan mal que teníamos que usar máscaras para poder respirar, ya que no quedaba casi nada de aire limpio. Gente con pocos recursos que no podía pagar una de las máscaras murió en unos pocos días.

Ilustración: María José Soledad Sosa

El día llego. Las naves se fueron y dejaron a la mitad de la población muriendo poco a poco. No había esperanza para la población sobrante. A la semana ya habían muerto 2 millones de personas, al mes, pensábamos que nadie iba a estar presente, pero no.

Mis padres murieron a la semana y cuatro días, y pensé que mi momento también iba a llegar pronto, pero eso no pasó. De alguna manera mi cuerpo nunca fue dañado por el oxígeno contaminado y seis meses después del lanzamiento , el aire ya estaba bastante limpio, podía salir al aire sin usar esas máscaras. Prácticamente era el único sobreviviente, todo esto me lleva al día de hoy.

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Ilustración: Anamaría Bonilla Aragón Ilustración: Aranza Gómez Sánchez

Todo está abandonado, oxidado y se cae a pedazos. Lo único que tengo con migo de mis viejas cosas es un cuaderno y una foto de mi familia. Siempre me estoy trasladando a distintos lugares, me alimento con lo que las personas que se fueron o murieron dejaron en sus casas y ahí mismo duermo. Uso su ropa y sus zapatos. Al fin al cabo, no es que vayan a regresar por mí y verme usar sus cosas. Yo nunca nuca he tenido una vida normal, nunca tuve la oportunidad de salir con mis amigos a fiestas o de graduarme. En realidad, no soy una persona normal. Sobrevivir lo que millones de personas no lograron no es ordinario, en mi opinión.

Mi única manera de pensar que soy un adolescente normal es escribiendo. Siempre me ha gustado escribir como me gustaría que fuera mi vida. Escribo como me imagino que un adolescente pasaría sus días y me hacía el protagonista de esa historia. Me siento muy feliz al escribir todos esos pensamientos, hasta recordar que eso nunca va a pasar y que lo más probable es que voy a pasar el resto de mi vida solo. Mi cuaderno es un reflejo de mi vida soñada.

Siempre escribo antes de irme a dormir. Pienso en los lugares por los que pase y las cosas que vi, y eso lo relaciono en cómo un adolescente pudo haber pasado su tiempo ahí.

Las noches siempre han sido una pesadilla. No es muy emocionante tener el mismo sueño todas las noches desde que tenías 13 años, ¿o sí?. Cada noche cuando me voy a dormir, mi sueño empieza con una pantalla en negro, después aparece un niño, yo. Este niño va caminado en una línea recta hasta llegar a un barranco, cuando llega a la orilla del Barranco toma una mirada a su alrededor y se avienta. Mi corazón se acelera cada vez que esa parte ocurre. En el sueño caigo al agua y empiezo a nadar y a divertirme, empiezo a divertirme con personas que no soy capaz de ver mientras los sueño pero sé que están ahí por las voces y movimientos que se generan y también sé que el yo del sueño los ve y disfruta pasar tiempo con ellos. Justo después de eso despierto muy agitado y sudando, imaginándome donde podrá estar este lugar, que probablemente solo es obra de mi imaginación.

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Ilustración: María José Soledad Sosa

Ya me acostumbre al estilo de vida que llevo. Me despierto, encuentro algo de comer, me cambio de ropa y empiezo a caminar hasta que me da hambre, vuelvo a comer y vuelvo a caminar hasta el anochecer, encuentro una casa con camas, escribo en mi cuaderno, me duermo, se repite mi sueño y a vivir un nuevo día igual al resto de los demás. Siempre he pensado que mi vida iba a ser igual hasta que un día moriría y nadie me recordaría, hasta que un día esto pasó.

Ilustración: María Fernanda Pérez García

Ilustración: María José Grifé Pérez

Era un día como cualquier otro. Mientras caminaba me di cuenta que las construcciones y caminos por los que estaba pasando eran iguales a los de mi sueño. La verdad es que lo ignore y pensé que seguramente ya había estado aquí en algún momento y esa era la razón por la que lo soñaba. Después me di cuenta que era un lugar en el que nunca en mi vida había estado, solo lo conocía por mi sueño. De repente, a lo lejos vi un barranco y ahí fue cuando me empecé a poner nervioso.

Cuando llegue al borde me di cuenta que era el mismo Barranco y sin pensarlo me aventé. Ya no me acuerdo de mucho, de lo único que me acuerdo es de una persona despertándome ya que me había golpeado en la cabeza al caer.

Me acuerdo de oír la siena de las ambulancias y de repente no vi nada más, estaba inconsciente. Cuando desperté, lo único que oí fue a una señora diciendo, “gracias doctor” .

La voz se me hacia conocida y cercana. Cuando abrí bien los ojos, mi corazón empezó a latir cada vez más rápido, era mi mamá.

Entre en pánico y me desmayé. Unas horas después me desperté, mis papás estaban sentados en la sala del cuarto en el que estaba, no sabía que estaba pasando. Lo primero que pregunte es que por cuánto tiempo estuve inconsistente desde que me aventé, ¡dijeron que casi una semana entera! Algo no estaba bien, y todo empeoró cuando mi mamá salió del cuarto y volvió a entrar con algo en su mano.

Ella me dijo, “Toma, te traje esto. Se cuanto te gusta escribir en este cuaderno”. Cuando leí bien el contenido del cuaderno y leí su titulo sabía que algo no estaba cuadrando.

El libro se llamaba, “El último hombre en la Tierra” y era como si alguien escribiera cada cosa que hacía cuando nadie más estaba vivo, cuando era solo yo y el mundo.

Ilustración: María Fernanda Pérez García

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Cuando les pregunté qué era, me dijeron que era la historia en la que yo era el protagonista y la que yo mismo estaba escribiendo. Esto no podía ser posible. Mi reacción a esto fue arrancarme todos los aparatos que tenía conectados a mí, y salir corriendo del hospital. Cuando empecé a ver a mi alrededor me di cuenta que estaba en el mundo que siempre quise estar, en el que describía en mi cuaderno. No sabía cómo esto estaba pasando, pero yo sabía que era real. Empecé a vivir como si nada hubiera pasado, regresé al hospital y estuve 1 mes ahí metido, esperando a que me recuperara. Cuando salí de ahí, mis papás me llevaron a una casa muy bonita y grande donde tenía mi propio cuarto. En mi cuarto habían muchas fotos de mi con las personas que supongo eran mis amigos, considerando que así los describía en mi cuaderno.

Ilustración: Santiago Vilatobá Castro

Iba a la escuela e incluso llegue a ir a varias fiestas. Todo esto era increíble, pero aún así, no deje de escribir en el libro que me dio mi mamá ese día en el hospital.

Me da el presentimiento que si dejara de escribir, mi yo de allá moriría, igual que si él no escribe yo me muero. Es una teoría muy loca pero por alguna razón siento que es lo que va a pasar.

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Ilustración: Natalia Álvarez Mora

En la escuela, lo peor que pudo haber pasado, pasó. Perdí el cuaderno que me dio mi mamá, entre en pánico. No sabía qué hacer por más que lo busqué, no lo pude encontrar. Me puse muy nervioso ya que no sabía si mi teoría era real o no, si mi yo con el que cambié vidas iba a morir, era por mi culpa. Esto les va a sonar un poco loco, pero si era verdad. Me di cuenta que el murió cuando yo empecé a sentirme más débil cada vez, sabiendo que el ya había dejado de escribir. Sabía que iba a morir, pero no podía decírselo a nadie. No me encantaba la idea de ir muriendo poco y poco, pero aún así quise aprovechar el tiempo sobrante

Ilustración: Luciana Espinoza Gutiérrez

Después de pasar tiempo con familiares y amigos, fui al Barranco donde todo había pasado. Quise aventarme una vez más, di una mirada a mí alrededor y brinqué.

Era como si la historia se estuviera repitiendo, una persona golpeándome suavemente la cara para que despertara pero esta vez estaba en un lugar completamente diferente, un lugar frío y techado.

Mis papás también estaban ahí, pero eran como siempre los conocí, cómo antes de que murieran.

Empezaron a llorar, alguien gritó, “¡Después de diez años, despertaste!” Esa frase me hizo recordar todo y me di cuenta de lo que estaba pasando en realidad, esta era la realidad. Diez años, el tiempo que había pasado desde que la nave se fue, pero en realidad la nave nunca se fue sin mí. Cuando anunciaron que nos íbamos a ir, entre en pánico y ya en la nave, caí inconsciente.

Las realidades en las que viví los últimos diez años fueron mentira. Todo este tiempo estuve en una cama de hospital con gente esperando a que despertara, nada fue real.

La única verdad es que perdí diez años de mi vida en una vida que no era la mía.

Me costó mucho tiempo recuperarme de esto, pero ahora, estoy viviendo mi vida al máximo con mis seres queridos y con una vida real.

Ilustración: Mikel González Salceda de Anasagasti

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