Revista del Instituto Alexander Bain 2019

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Febrero 2019

INSTITUTO ALEXANDER BAIN NARRATIVA


Cuentos escritos e ilustrados por los alumnos del Instituto Alexander Bain. Ganadores 2018 según dictamen de jurados: Aline de la Macorra, Estela Roselló Soberón y Libia Brenda Castro Rojano. Transcripción: Margarita Vázquez Limas Coordinación de ilustraciones: Margarita Vázquez Limas. Compilación digital: Margarita Vázquez Limas. lustración de Portada: Miguel Ángel Cano Pérez

Publicación: Pamela Suárez Haro.

Febrero, 2019


Los alumnos ganadores del concurso de narrativa del ciclo escolar anterior leyeron sus cuentos a los alumnos que actualmente se encuentran en el grado en que ellos estaban cuando ganaron. Todos los alumnos que escucharon los cuentos hicieron ilustraciones para ellos. Posteriormente los autores escogieron los dibujos que querían para ilustrar su historia.

¡Les compartimos los resultados!

*No se hicieron modificaciones de estilo, ortografía o correcciones a los cuentos. Se respetó completamente la escritura de los alumnos y alumnas.


P R“El señor crepelino” I I s a bI el ul lsat rGa dr aour eesV: o n Lichtenberg MD i a n a S o p h i a G o d f r e y D í a z Elisa Gómez Gutiérrez E PMa ua rl aPRéur ei zz EDme vmees ar t R Miguel Pérez García O

Autor: José María Arias Fraga


PRIMERO Hace mucho tiempo había un señor que vendía las crepas más deliciosas de la ciudad.

Un día el señor vio que deliciosas estaban las crepas que decidió probarlas y acabó comiéndoselas todas.

Ilustración: Isabella Graue Von Lichtenberg

Ilustración: Diana Sophia Godfrey Díaz


PRIMERO Hizo más y más y las fue a vender, pero cuando llegó a venderlas ya no quedaba nada que vender porque en el camino se las comió. Empezó a engordar muchísimo y ya no podía vender porque estaba muy gordo.

Ilustración: Elisa Gómez Gutiérrez

Ilustración: Mar Pérez Devesa


PRIMERO Echó un sapo y se puso flaco. Y ahora ya vende y aprendió a no comer tanto dulce porque se siente mal.

Ilustración: Paula Ruíz Emmert

Y ahora sigue vendiendo las crepas más ricas de toda la ciudad. Pero de vez en cuando si se come una.

Ilustración: Miguel Pérez García


Autor: Mariano Villalón Gómez

S “El gato E metiche” G P a t rIilcuks tEr andgoerl be sr :e c h t Rafaela Vigueras López U María José Soledad Sosa María José Grifé Pérez N M Ji cuhaenl lPeaGb láol vTe zi bCu racs iaod o s Concha DA n d r e a M a r t í n e z G o n z á l e z O


SEGUNDO Había una vez un gato que vivía en un lugar que tenía muchas casas, gente, edificios, dulcerías y más.

Ilustración: Patrick Engelbrecht El gato es mini y le gusta comer leche. Todas las mañanas se subía al tejado y escuchaba las conversaciones,

todos

decían eres un gato metiche pero a él le gustaba mucho ver lo que hacían los demás.

Ilustración: Rafaela Vigueras López


SEGUNDO Un día desapareció el dueño de un perro, era el detective pancitas. Pancitas estaba tratando de resolver que le había pasado a su dueño cuando vio pasar un gato.

Ilustración: María José Grifé Pérez El gato metiche le dijo: ¿Oye que no eres el perro que perdió su dueño? Pancitas le contestó sí, soy detective y estoy buscando a mi dueño.


SEGUNDO El gato le dijo que él podía ayudar. Los dos subieron al tejado a pensar y se bajaron porque no pensaron nada.

Ilustración: María José Soledad Sosa Caminaron hacia el parque y vieron una viejita sospechosa que traía puestos los zapatos del dueño de pancitas, lo siguieron y le dijeron: Porque te disfrazaste de viejita, pensamos que desapareciste.

Ilustración: Michelle Gálvez Casados


SEGUNDO El dijo: Pa que me den descuento en el cine y el gato salvó el día.

Ilustración: Andrea Martínez González Pancitas le dijo: Lo hicimos muy bien y si te vuelves policía podremos resolver misterios juntos. ¡Imagínate las aventuras del detective Pancitas y el gato metiche!

Ilustración: Juan Pablo Tiburcio Cancha


Autor: Ivanna Nadal Sánchez

“Las luciérnagas” T

E R C E R O

Ilustradores: Rodrigo Sánchez Cantón Jerónimo García Suárez José Miguel Ramos Navarro Gerardo González de Aragón Copín Renata Ruelas Musi


TERCERO Había una vez un hombre muy pobre que no tenía dinero ni para comer, y todas las noches se sentaba afuera de su casa a oscuras porque no tenía cerillos para prender la fogata.

Ilustración: Rodrigo Sánchez Cantón El vivía en un bosque muy frío y oscuro y siempre pensaba en qué hacer para ganar dinero pero no se le ocurría nada.


TERCERO Una noche que hacía mucho frío, pasaron por ahí muchas luciérnagas que al acercarse a él lo calentaron con su luz e iluminaron toda su casa, y él les platicó a las luciérnagas que estaba muy triste porque no sabía qué hacer para ganar dinero.

Ilustración: Jerónimo García Suárez Entonces ellas le dijeron que lo iban a ayudar y él les preguntó que como podrían ayudarlo.


TERCERO

Después de un rato la luciérnaga más grande le dijo mira, vamos a unir la luz que todas traemos adentro y verás que pasa.

Ilustración: José Miguel Ramos Navarro

Entonces todas las luciérnagas se empezaron a juntar para unir sus luces y de repente al unirse, todas las luces explotaron en esferas de mil colores, creando por primera vez los fuegos

artificiales

y

entonces

hombre se puso muy feliz.

Ilustración: Gerardo González de Aragón Copín

el


TERCERO Empezó a fabricar los fuegos artificiales que ahora se venden en las fiestas de todo el mundo, y las luciérnagas y él vivieron felices para siempre.

Ilustración: Renata Ruelas Musi


Autor: Alexia Lagewaard Meza

C “Las aventuras de Heidi” U Ilustradores: A Regina Aragón Rabadán Ximena Acosta Molina R SRoefní aa tPa éMr eazr tGí naevzi l áMnaLd róipg ea zl Jorge Carlos Iturralde Llanos T Camila Verduzco Hernández Isabella Barbosa Linage OA m a i a G oAnnzaáslaegza Ss tai l c e d a D e


CUARTO Fue en el verano de 2114 cuando una niña llamada Heidi se fue a vivir al planeta Wity Wity, sus papás habían sido contratados para una misión especial en la que tendrían que rescatar una semilla de cocholongo. La semilla de cocholongo era muy importante porque

ayudaba a los niños a crecer.

Ilustración: Regina Aragón Rebadán

Un malvado extraterrestre había robado de un laboratorio todas las semillas de esa planta, Como su tribu era muy chaparra querían obtener más estatura usando esa semilla porque con un gramo de esa semilla crecerían.

Ilustración: Ximena Acosta Molina


CUARTO Heidi quería ayudar a sus papás en la misión, por supuesto el plan de sus papás era

dejarla con sus tías para que ellas la cuidaran y siguiera su vida normal, pero Heidi se escondió en la nave espacial de sus papás y cuando ya estaban en el espacio se estrellaron contra un meteorito y todos salieron disparados y ahí se dieron cuenta que Heidi venía en la nave.

Ilustración: Sofía Pérez Gavilán López


CUARTO Sus papás se enojaron muchísimo con ella pero ya no pudieron regresar, la misión

ya había empezado desde que despegó la nave. Heidi les dijo que estaba segura en algún momento les podría ayudar todavía no sabía cómo lo iba a hacer pero sabía que lo conseguiría.

Ilustración: Renata Martínez Madrigal

Su primer problema por ahora, era en contentar a sus papás que estaban

muy enfadados con ella.


CUARTO El segundo problema era ver cómo podía ayudarlos a completar la misión, así que decidió ser lo más cooperadora posible con sus papás. Por las mañanas preparaba el desayuno y se los llevaba a sus papás a la oficina en donde hacían sus planes.

Ilustración: Jorge Carlos Iturralde Llanos

Después de varios meses de investigación encontraron la guarida secreta en donde habían escondido la semilla de Cocholongo, ya que Heidi era muy pequeña podría entrar en el escondite de la tribu extraterrestre. Pero de todas maneras podría ser vista por ellos; entonces su mamá se acordó que tenían unas pastillas que podrían hacer a Heidi más pequeña.


CUARTO El tercer problema sería convencer a sus papás de que ella completara la misión. Fue difícil, pero al final los convenció de que no correría ningún peligro, porque con la pastilla no sería visible y la ventaja era que las semillas Cocholongo cambiaban al tamaño de la persona que las tuviera en las manos. Cuando ella se tomara un té de Cocholongo, las semillas regresarían a su tamaño normal.

Ilustración: Camila Verduzco Hernández


CUARTO El plan no era dejar a la tribu sin ninguna semilla, como ellos lo habían hecho. No se darían cuenta de que Heidi entró porque era del tamaño de una abeja. El plan salió perfecto tal y como lo habían planeado los jefes de la empresa

de sus papás al ver lo valiente que había sido Heidi, la metieron al equipo de investigadores de la empresa Minions e hicieron su vida en la nave espacial resolviendo muchas misiones que algún día les contaré…

Ilustración: Amaia González Salceda De Anasagasti

Ilustración: Isabella Barbosa Linage


Autor: Sofía Aragón Rabadán

“Misterio alienígena” Q U I N T O

Ilustradores: Paulina Labarta Meza Regina Eggler Mader Daniela Salazar Domínguez María José De la Concha González Pablo Terán Jiménez Raúl Espinosa franco Natalia Campos Rubín de Celis Miranda Valdés Pino Alejandro Graue Von Lichtenberg Mariano Herrera Pliego Adriano Moratinos Neumann Mariano Álvarez Esparza Fernanda Ruelas Musi Valentina de Pavía González Valeria González Reed Patricio Lasa Díaz Chávez Ricardo Nettel Schmidt Sofía Fernández Rodríguez Isabella Carvajal García Rojas Santiago Grifé Pérez Alejandra Hadad Kuri


QUINTO Hoy les voy a hablar sobre una niña, pero no cualquier niña. Estoy hablando de mí. Hola, soy Natalia Palacios y te voy a hablar sobre cómo es que era mi vida antes de que me mudara Yo tengo 12 años, vivo en la Ciudad de México, y voy a la escuela Perfect Gray, Les voy a

contar desde el principio,

Ilustración: Paulina Labarta Meza

Todo empezó cuando un lunes en la mañana cuando apenas me levantaba de mi cama como a eso de las 6:15. Estaba de mal humor porque era lunes, y los lunes iba a la escuela. Acababa el fin de semana y empezaba la escuela. Estaba tan lejos el fin de semana. Ya se podrán imaginar porque estaba de mal humor. A mí no me gusta mi escuela. Todo es gris y aburrido. Quieren que seamos perfectos porque nos ponen unos exámenes que uffffff… apenas y les entiendo. Ahí se exige la perfección. No como en otras escuelas que quieren que seas bueno, estudioso, que no te portes mal, etc…


QUINTO También he oído que ahí si no entiendes mientras dan explicación te ayudan a entender.

Pero en esta escuela tienes que ser perfecto en todo, en verdad tooodo… Todo te lo explican una vez y si no entendiste ni modo. Aparte si les dices que no entendiste tienes que hacer un trabajo de lo que no entendiste y es de como 50 páginas. Bueno ni tanto pero si como de 6 páginas. Por eso cuando no entiendo prefiero que en mi casa mi mamá me explique las cosas, así se me hace más fácil. Pero aparte de eso en deportes tienes que dominar todo porque si no, te ponen a correr 3 vueltas por toda nuestra escuela, y vaya que nuestra escuela es grande. ¡Es la más grande de la ciudad mide

más de 2 kilómetros! Luego en ciencias las medidas tienen que ser más exactas que nada porque tienen medidas menores a los mililitros y si te pasas pues te va mal. En arte quieren que seamos Da Vinci, pero yo soy más un Picasso. Mi arte es incomprensible. Bueno ya tengo que parar de quejarme de la escuela porque no les iba a contar sobre porqué odio esa escuela. Pero ahí no encajo. Todos me molestan por no ser “perfecta”, bueno no todos. Sólo tengo una amiga que se llama Sara. Ella es un poco inferior a perfecta.

Ilustración: Regina Eggler Mader


QUINTO Ella dice que es mi amiga porque yo le echo muchas ganas a las cosas, y que las hago muy bien, aunque los demás no lo reconozcan. Bueno en que estaba… Ah, sí, me levanté, me bañe, me puse el uniforme y bajé a desayunar. Ahí estaba mi mamá. Todo estaba pacífico pero justo cuando me senté a desayunar llego mi papá y se sentó. Mi mamá hizo lo que hace cada semana, preguntarme si me gusta la escuela. Como siempre yo le digo que no. En ese preciso momento mi papá le explicó porque quería que yo estuviera en esa escuela y no en otra. Luego mi mamá y mi papá empezaron a discutir sobre la escuela.

Ilustración: Daniela Salazar Domínguez De repente empezó a temblar, corrimos hacia nuestra zona segura. Esperábamos

que se detuviera rápido pero no. Hubo un terremoto. Por suerte no nos pasó nada, ni a mi casa. Llamé a Sara para saber si estaba bien y me dijo que sí. Pero las dos nos preguntábamos si habría escuela, y ¿qué creen?, que sí hubo. ¿Qué por qué? Porque la escuela tiene una estructura perfecta, y porque es tan perfecta no se suspenderán las clases. Por esto tuve que ir a la escuela.


QUINTO Llegué y vi que nadie se quejaba de que había escuela. Busqué a Sara por todos lados

pero no la encontré. De repente recordé dónde no había buscado, y me dirigí al jardín. Ahí estaba, pero era raro donde estaba. Estaba en el rincón más alejado de todos. Le pregunté porque estaba ahí alejada de la sociedad. Ella me respondió que se cayeron unos cuantos ladrillos de la bodega abandonada del jardinero por el temblor. Yo no le di importancia. Pero parecía que quería que le ayudara con algo. Entonces le pregunté que qué pasaba. Ella me dijo que sabía que esto iba a pasar. Que se caería parte de la bodega abandonada. Esto lo dijo con un tono de voz escalofriante. Tenía cara de

preocupación por eso le pregunté que si estaba bien. Me empecé a asustar. Creo que vio mi cara porque su voz se volvió normal. Me dijo que había visto esto en un sueño muy extraño que tuvo, no hace mucho. Dijo que en el libro había una profecía de que las criaturas se revelarían contra nosotros en su tiempo adecuado, también que esto empezaría con desastres naturales y que en cada continente estas criaturas habían escondido 1 calavera de cuarzo puro. Justo cuando me había calmado me volví a asustar con todo esto de las criaturas y las calaveras. Me daba un escalofrío de pensarlo. Me dijo

también que descubrió que la calavera de América estaba escondida en el subsuelo, pero que estaba la entrada en esa bodega.

Ilustración: María José De la Concha González


QUINTO Sonó la campana y nos fuimos a clase. Quedé con Sara de que nos veríamos en la bodega en recreo. Todas las clases se me hicieron eternas. ¡Por fin! Llegaron las 11:30, la hora de recreo. Estaba impaciente por hablar con Sara. La esperé afuera de nuestro salón y corrimos hacia la bodega. La examinamos juntas y decidimos hacer un plan. Íbamos a escabullirnos en la escuela para ir a la bodega, entrar y encontrar la calavera. Estábamos decididas a hacerlo.

Ilustración: Pablo Te r á n J i m é n e z

Cuando llegue a mi casa hice una lista de lo que nos podría ser útil y lo empaqué. Hice mi tarea y luego llegó la hora en qué me encontraría con Sara en la biblioteca que estaba cerca de la escuela. Las dos les dijimos a nuestras mamás que teníamos que hacer un reporte de historia y que nos tardaríamos mucho. Por eso nos iríamos a nuestras casas solas cuando termináramos. Pero nuestras mamás insistieron en que ellas pasaban por nosotras. En tanto nos dejaron y perdimos de vista a nuestras mamás corrimos hacia a escuela. Vimos que teníamos que pasar muchos obstáculos para poder llegar a la escuela. Primero tuvimos que tratar de que los guardias no nos vieran. Luego evadimos los rayos laser y por último conseguimos que los perros guardianes no nos detectaran, bueno, les

dimos muchos huesos. Estábamos llegando a la bodega y entonces se ve una luz a la distancia. ¡Era el policía! Juntas corrimos dentro de la bodega para escondernos detrás de la manguera y los costales de tierra. Por suerte no nos vio.


QUINTO Cuando se fue, empezamos a buscar la entrada. No encontramos nada de nada. Le dije a Sara que de seguro hicimos esto para nada. Pero ella insistía que si existía. Luego moví un saco de tierra y resultó que ahí había un grabado extraño. Me dijo muy emocionada que esa era la puerta. ¡WOW! Eso sí que no me lo esperaba. Sacó la piedra del suelo con una palanca y nos metimos en el hoyo. Había mucha obscuridad por eso prendimos nuestras linternas y fuimos hacia adelante esperando encontrar la calavera.

Ilustración: Raúl Espinoza Franco Fuimos todo derecho pero nos topamos con dos caminos. No sabíamos cual tomar, por eso le pregunté a Sara si recordaba algo de su sueño. Me dijo que no, pero que vio en su sueño muchos símbolos de ríos. Dijo que por eso cree que deberíamos de seguir el camino con símbolos de ríos. Y eso hicimos. Nos dirigimos al camino de la derecha y seguimos hasta que llegamos a una habitación. Esta era un lugar muy extraño porque era estrecho, y no tenía salida.


QUINTO Sara quería volver porque pensó que había que rendirnos, porque no habíamos encontrado nada de nada. Yo le dije fuerte y claramente que si ella me metió en esto ella me ayudaría a resolver esto. Su cara era de satisfacción porque vio que la impulsé a seguir con lo que había empezado.

Ilustración: Miranda Valdés Pino

Inspeccioné el cuarto con miedo, porque pensaba que iba a salir un animal muy feo, o bichos. Pero no. Al final en una pared del cuarto había algo escrito en egipcio. Como Sara ama las culturas viejas, estudió egipcio. Le costó trabajo descifrarlo pero lo logró. De acuerdo a eso teníamos que empujar siete jeroglíficos de forma correcta. Como a Sara le gustan los jeroglíficos, ella fue empujando los siete jeroglíficos. Estaba segura de que ella

estaba bien, y lo estaba. La pared se abrió de par en par y entonces pudimos pasar. Pasamos muchas de esas pruebas y ya estábamos súper cansadas por todo lo sucedido. Llegamos a un punto en el que era un callejón sin salida. Pero este era raro. Estaba compuesto por diferente material. Este estaba hecho de metal. Inspeccionamos el lugar y entonces encontré un botón. Sin dudarlo lo presioné. Empezó a temblar. Una puerta se abrió con una luz cegadora.


QUINTO Nos dirigimos hacia adentro y descubrimos algo impresionante. ¡Era una nave espacial!

Nos quedamos estupefactas. No podíamos creer que estábamos en una verdadera nave espacial. Pero esta era diferente a las de la NASA, o las cápsulas de escape de emergencia. ¡Era alienígena! Jugamos a ser astronautas y ver alienígenas, pero mientras jugábamos vimos de pura casualidad la calavera de cuarzo. Examinamos rápidamente la calavera y la metimos a mi mochila porque sabíamos que ya se nos había hecho muy tarde.

Ilustración: Alejandro Graue Von Lichtenberg

Corrimos por donde habíamos llegado hasta llegar a la bodega. De ahí cuidamos que nadie nos viera al salir de la escuela. Seguimos corriendo hasta la biblioteca. Entramos, nos sentamos, y sacamos nuestras cosas para que creyeran que sí estábamos haciendo la tarea. Al cabo de unos pocos minutos llegaron nuestras mamás para recogernos. Nos preguntaron que como nos fue en la biblioteca. Le contestamos nerviosas que bien. Cuando llegamos, mi mamá y yo a mi casa me subí corriendo a mi cuarto y puse el seguro. Abrí mi mochila y saqué la calavera. La examiné con mucha paciencia y delicadeza. Me di cuenta de que el tipo de cuarzo del que está hecha la calavera era de un tipo de cuarzo que no existe en la tierra. Estaba muy confundida por esto, así que decidí que iba a hacer las pruebas otra vez. Las hice y me salió el mismo resultado. Estaba muy emocionada pero a la vez confundida. No podía esperar a contarle lo que descubrí a Sara. Pero también no me podía imaginar cómo es que llegó esto a la Tierra.


QUINTO En la noche hubo una gran tormenta y se fue la luz. Mi mamá entró con una vela a mi cuarto y me preguntó que porqué no estaba dormida cuando se fue la luz. No le contesté. Me dijo que sólo quería ver si estaba bien. Después se fue pero sólo porque le dije que ya me iba a dormir. Por suerte no vio la calavera. Escondí la calavera y luego me dormí.

Ilustración: Mariano Herrera Pliego

En la mañana cuando desperté estaba inundada la ciudad. No lo ´podía creer. ¿Cómo fue que una tormenta inundó la ciudad entera? Por suerte hoy si cancelaron la escuela. No pude ver a Sara, pero por suerte pudimos comunicarnos con nuestros walkie talkies. Por ahí hablé con Sara y le conté sobre lo que descubrí. Los siguientes dos días fueron eternos. Porque no se recuperaban de la inundación.

¡Ahhhhh! Esa era yo gritando. Estaba demasiado desesperada por ver a Sara. Pasó un día más y ese día tenía que ir a la escuela, era raro pero era la única vez que si quería ir a la escuela.


QUINTO Cuando llegué, Sara ya me estaba esperando. Me preguntó si traía la calavera, pero le dije que no, porque no quería arriesgarme a que nos la quitaran. Tocó la campana y nos fuimos a nuestro salón. Al cabo de unas horas llegó el recreo. Sara esperó a que terminara mi trabajo para podernos ir a recreo. Cuando terminé nos fuimos a la bodega. Nos quedamos viéndola

pensativamente. Era muy raro volver a pensar en lo que hicimos aquella noche. Después de quedarnos ahí paradas viendo la bodega nos fuimos debajo de un árbol, nos sentamos, y empezamos a platicar. Cuando terminó el recreo quedamos en vernos en mi casa para que pudiéramos examinar la calavera juntas.

Ilustración: Mariano Álvarez Esparza


QUINTO Terminó la escuela y le avisamos a la mamá de Sara que iba a venir a mi casa. Cuando llegamos a mi casa comimos, hicimos la tarea; después fuimos a mi cuarto para examinar la calavera. Nos dimos cuenta de que la calavera cambiaba de color conforme le daba la luz o no. Cuando le daba la luz era de color blanco cristalino, casi transparente. Pero cuando no le daba la luz era de color azul marino, y no se podía ver atreves de ella. También nos dimos cuenta de que esta no se parecía a una humana. Esta era más alargada. Nos percatamos de muchas cosas, pero la más impresionante era que esa calavera era un cráneo de un alienígena. Era muy raro que hubiera en cráneo de alienígena aquí en la tierra porque nunca ha habido uno. O a menos que hace miles de años hayan venido.

Ilustración: Adriano Moratinos Neumann


QUINTO Nos quedamos pensándolo mucho tiempo, también inventábamos historias de lo que pudo o no pudo haber pasado. Después de un rato buscamos en google sobre los alienígenas. Vimos muchas cosas raras pero lo que si fue raro fue que encontramos lo que había soñado Sara. Dicen que se puede hacer verdad o que no. También encontramos que dicen que cuando los alienígenas se revelen solo podrán dejar vivir en la tierra a pocos humanos. Y que los demás deberán ser mandados al espacio a vivir. Todo eso me asustó pero Sara me abrazó y me calmó. Yo no sabía si eso era verdad o mentira, no sabía que creer. Yo sólo sabía que estaba asustada.

Ilustración: Regina Eggler Mader

Pasó como una hora y se fue Sara. Ya era tarde cuando mi mamá me dijo que me durmiera. Apenas y pude dormir por lo inquieta que estaba por el miedo. Cuando me desperté hacía mucho viento; más de lo normal. El viento se hacía cada vez más fuerte. Mi mamá y mi papá fueron a mi cuarto para que los tres fuéramos al sótano para poder refugiarnos de lo que fuera eso. Le pregunte a mi papá que porqué tanto escándalo. Me dijo que se aproximaba un tornado. Le dije muy confundida que no hay tornados en México. Él lo señaló y me bajé corriendo hacia el sótano. Me acordé de la calavera y me subí corriendo lo más rápido que pude. Mis papás no pudieron evitar que subiera. Agarré mi mochila y me baje corriendo con mis papás. Llegué y escondí la mochila donde ellos nunca buscarían.


QUINTO Cuando terminó el tornado por suerte no le pasó nada a la casa ni alrededor. Sara me habló para ver si estaba bien. Le dije que sí. Pero también que cree que ya casi era hora de que las criaturas se revelaran con nosotros. Yo no quería creer eso, pero Sara no se equivoca. Como con lo de la calavera y la bodega. Le dije que tenía que ir a su casa, ella dijo que sí. Les avisé a mis papás que iba a la casa de Sara tomé la mochila con la calavera y me fui. Cuando llegué a la casa de Sara fui a su cuarto y saqué la calavera. Cuando la saqué vi algo muy raro. Vi que las criaturas (alienígenas) surgían y nos expulsaban. Cuando terminó la visión Sara me preguntó si estaba bien. Me dijo que me había quedado en

shock. Le conté lo que había visto. Las dos nos espantamos demasiado. Por poco les decimos a sus papás pero de seguro no nos iban a creer. La calavera nos trataba de decir algo.

Ilustración: Fernanda Ruelas Musi


QUINTO Después de un rato me fui a mi casa. Llegué a mi casa y me tumbé en mi cama. Mis papás tocaron la puerta y entraron. Me preguntaron con su tono de preocupación que si me pasaba algo. Les dije que de seguro no me iban a creer. Me dijeron que pase lo que pase si me iban a creer. Les conté sobre mi visión y les enseñé la calavera. Se quedaron pasmados, no sabían que decir. Me dijeron que sólo era mi imaginación y que de seguro Sara había hecho la calavera. Pero les dije que la tocaran y que de seguro verían lo que yo vi. Lo hicieron de mala gana. Se quedaron pasmados. No podían creer que lo que les dije fue cierto. Mis papás se alarmaron, pero los tranquilicé. Me dijeron que esto se lo deberíamos de decir a más personas. Les dije que no me creerían como ellos al principio. Me contestaron que tenía que hacer lo mismo que hice con ellos pero que con todos. No estaba convencida, pero creo que lo tenía que hacer por la seguridad de todos.

Ilustración: Alejandra Hadad Kuri


QUINTO Empecé por los papás de Sara. Luego citamos al director de mi escuela, quien les avisó a los papás de los niños de toda la escuela y también a sus conocidos. Había un gran pánico por la ciudad. El presidente hizo una junta para calmar a todos. Esto salió en la televisión para que todos lo vieran. La NASA empezó a construir cruceros espaciales para que los demás vivan en Marte. También para que acompañen a los que ya viven ahí. De por si la mayoría de las casas tienen una cápsula de escape La mía si tiene. Pero cuando las pusieron pensaron que eran paranoicos pero ahora lo agradecen.

Pasó una semana y nada pasó. La escuela seguía igual que siempre, solo que ahora me molestaban más por “inventar” un rumor sobre los alienígenas. Cuando estoy en el salón hasta el profesor me molesta poniéndome más y más exámenes.

Ilustración: Valentina de Pavía González


QUINTO Cuando estaba saliendo de la escuela empezó a temblar y se abrió el piso. Todos corrieron hacia los salones, estábamos demasiado asustados. El director de la escuela nos dijo que nos fuéramos a nuestras casas. Todos nos fuimos en los autobuses a nuestras casas, bueno Sara y yo nos fuimos corriendo porque no queda muy lejos. Mi mamá estaba en la casa, y se alteró y me contó que salió de su trabajo lo más rápido que pudo. Le pregunté por mi papá, y me dijo que seguía en su trabajo. Yo sabía que estaba bien por eso no me alteré. Hoy nos mandaron un comunicado que todas las escuelas se cancelarán hasta nuevo aviso. Eso me puso feliz pero a la vez asustada, porque era raro que cancelaran mi escuela. El fin de semana fui al centro con mis papás. Cuando nos paramos a comprar unos dulces de leche volvió a temblar. Se abrió un gran hoyo en el piso y de ahí salió una gran nave espacial, como en la que entramos Sara y yo. Se abrió una puerta y apenas se podía distinguir entre la gran luz brillante y el humo una silueta. Descendió por una rampa de la nave. Era una criatura muy rara. Tenía una cabeza alargada, una figura delgada, vestía una túnica azul marino y su piel era color turquesa. Cuando la terminé de contemplar nos empezó a decir que nos deberíamos de ir de la tierra porque nos la estábamos acabando. Solo se podrán quedar algunos pocos, aquellos que ellos escojan. También que en cada país hay criaturas como ellas que hablan el idioma de cada país para transmitirnos este mensaje.

Ilustración: Pablo Te r á n J i m é n e z


QUINTO Nos dijeron que nosotros nos tendríamos que ir. Nos subimos a nuestro coche y mi papá arrancó, y nos fuimos a nuestra casa lo más rápido que se pudo. Llamé a Sara para contarle lo que sucedió. Le dije que nos teníamos que ver una vez más para poder despedirnos. Toda la ciudad estaba de verdad alarmada.

Empaqué mis cosas al igual que mis papás. Junto con mi mamá empacamos la comida y lo subimos a la cápsula. Me junté con Sara en la biblioteca para despedirme de ella y también decirle que íbamos ahora a vivir en Marte. También me despedí de mi familia, aunque mis primas iban a irse con nosotros a Marte y nos iban a seguir con su cápsula. Íbamos a vivir mis primas, mis tíos, mis papás y yo en un departamento que compramos en Marte. Las personas que no podían quedarse en la tierra y no tenían cápsulas se iban al crucero espacial que les dio la NASA.

Ilustración: Valeria González Reed


QUINTO Cuando me metí a la cápsula nos aseguramos que estuviera bien cerrada y despegamos. El tiempo en que tardamos en salir de la atmósfera fue muy extraño, pero cuando llegamos al espacio fue aún más raro. Mi papá puso el piloto automático. Después puso la gravedad cero, y eso se sintió como magia. Mi papá me dijo que tardaríamos como dos días. Ese tiempo fue muy raro porque tenía que empezar a acostumbrarme a vivir en el espacio. Cuando por fin llegamos mi papá llamó al centro comando de dónde íbamos a aterrizar.

Atrás de nosotros estaban mis primas. Cuando aterrizamos tuve un sentimiento muy raro porque iba a empezar una nueva vida, un nuevo comienzo, pero esta vez en Marte.

Ilustración: Sofía Fernández Rodríguez

Cuando llegamos a nuestro departamento Asignamos nuestras habitaciones. Como sólo eran tres; en una iban a estar mis tíos, en otra mis papás y en la última mis primas y yo. Pasó una semana para que nos pudiéramos adaptar. Mis papás y mis tíos nos inscribieron a mis primas y a mí en una escuela llamada Apolo once. Mis papás y mis tíos encontraron trabajo. Mi mamá como abogada y mi papá como contador. Empezar a vivir en Marte fue muy difícil y lo sigue siendo.


QUINTO Cuando empezaron las clases nos enseñaron primero como iban a ser las cosas en cada grado. Para mi sorpresa me encontré a alguien que ya conocía, era Sara. “Corrimos” para abrazarnos. No podía creer que en todo Marte pudiera estar mi mejor amiga. Cuando nos dividieron en salones Sara estaba en el mío. Nos asignaron lugares y nos presentamos. Al parecer le estoy empezando a caer bien a niños y niñas de todo el mundo. Ahora tengo muchos amigos y amigas con quienes me la paso muy bien. A veces en la noche me pongo a pensar cómo es que es ahora la vida en la tierra, porque hay humanos, animales y alienígenas. Aquí tengo una perrita que se llama Dolly.

Ilustración: Isabella Carvajal García Rojas


QUINTO Me sigo acostumbrando pero todo va bien hasta ahora. Nuestras vidas cambiaron cuando supimos que había alienígenas, y que no éramos los únicos en el espacio. Tengo amigos, una mascota, una familia, etc … El caso es que ahora soy feliz. Esto es lo que pasó antes de que me mudara. Creo que no se lo esperaban y menos yo. Mi vida seguirá siendo feliz. Aquí en Marte nosotros los humanos estamos haciendo grandes descubrimientos. Me imagino cómo será mi vida después, o Marte. No lo sé. No estoy segura que este sea el final pero hasta ahora sí.

EL FIN.

Ilustración: Santiago Grifé Pérez


Autor: Emilia Jiménez Dueñas

S E X T O

“Las ruinas del castillo” Ilustradores: Xavier Jiménez Izquierdo Paula Athié Romero Renata Fernández Palacios Paulina Gasca Yaspik Alejandra Vargas Bermúdez Arturo Santos González Arantxa Flores Inchaustegui Valeria Posada Rosales Sofía Pedraja Pinto Michelle Alcaraz Díaz Eugenia Carmona Ortega Diego Arturo Pérez Gavilán López Nicolás Velasco Galindo


SEXTO Esta no es una historia de duendes mágicos o de hadas madrinas, así que si quieres oír una de esas, esta no es la historia que quieres leer.

Ilustración: Xavier Jiménez Izquierdo Todo empezó cuando dos enamorados iban a una cita en las ruinas del castillo Labob al aire libre. Cuando terminaron de comer, decidieron adentrarse en las ruinas para investigar, ya que en su pueblo había varias historias de fantasmas que rondaban por ahí. Llegaron a la habitación más grande, había una cama con sábanas de seda roja y un armario de madera con figuras talladas, se sentaron en la cama y empezaron a burlarse de las historias del pueblo, cuando de repente vieron una sombra…


SEXTO El joven salió corriendo del castillo

pensando

que

su

amada lo seguía. Al llegar al pueblo se dio cuenta de que

ella se había quedado en el castillo.

Él

gritó

y

gritó

pidiendo

ayuda,

los

habitantes

abrieron

sus

puertas adormilados. Él les explicó todo pero nadie le creyó. Los padres de la

joven, al darse cuenta de que su hija no había regresado, le preguntaron a su novio pero no creyeron la historia y pensaron que él le había hecho daño a su queridísima hija. En ese momento, el

joven juró que encontraría a su amada, así fuera lo último que hiciera.

Ilustración: Paula Athié Romero

Pasaron cuatro años pero él seguía buscándola. Y ahí es cuando yo entré en acción. Me llamo María, y toda mi vida he sido buena observadora, y desde pequeña quería ser una famosa detective como Sherlock Holmes.


SEXTO Un día el joven vino a mi casa y me dijo que su nombre era Luis, que hace cuatro años su amada y prometida Miranda había desaparecido en las ruinas del Castillo Labob. También me contó que le había contado a todos lo sucedido pero nadie le creyó y pensaron que él era culpable de su desaparición.

Ilustración: Renata Fernández Palacios Me di cuenta de que Luis enserio quería encontrar a Miranda porque realmente la amaba. Luis tenía ojos color verde aceituna que le brillaban como estrellas, su piel era bronceada y daba la sensación de un toque cálido y tropical, su cabello era de un tono dorado como la miel. Era alto, medía más o menos un metro con ochenta centímetros. La manera de la que hablaba de Miranda era muy romántica. Me di cuenta de por qué Miranda estaba profundamente enamorada de él.


SEXTO Luis me enseñó una foto de Miranda. Ella también era alta, su piel era morena, su cabello obscuro como el café. Ella daba la impresión de ser dulce y cariñosa. – ¿Cuánto debo pagarte? - dijo Luis – Debo encontrarla rápido. – No te preocupes, resolver misterios es un pasatiempo para mí. –le dije. -¡Gracias! Se lo agradezco mucho señorita María.- dijo mientras salía de mi casa.

Así que preparé a mi equipo de investigación en donde estaban incluidos Lucía, una chica que dedicó su vida a la ciencia y ahora era una gran científica que nos ayudaba a mí y a mi equipo a para descifrar pistas. Joe, él me ayuda a encontrar pistas. Bernardo, nos protege a Joe y a mí en la búsqueda de pistas con armas que crea Lucía.

Ilustración: Paulina Gasca Ya s p i k


SEXTO Entonces, nos encaminamos hacia el castillo Labob en el auto rojo de Bernardo (por dentro era más grande de lo que parece por fuera). 2 - ¿Entonces… que fue lo que pasó? - preguntó Lucía. - Una joven desapareció en las ruinas durante una cita con su prometido. Él no desapareció, corrió al pueblo pidiendo ayuda pero todos pensaron que le había hecho daño. – contesté. - Entonces tenemos que probar que es inocente. – concluyó Joe. Cuando llegamos a las ruinas estaba emocionada de descubrir un misterio tan importante. Debo mencionar que era el primero. Mi carrera como detective apenas comenzaba. las ruinas. - Parece que este lugar necesita una remodelación – observó Joe. - Exacto, y una muy grande- dijo Bernardo. Como podrán notar Bernardo no habla mucho, reserva

Ilustración: Alejandra Vargas Bermúdez

El castillo estaba completamente en ruinas (¿Cuantos años tendría el castillo?) ¿Unos… cien?), era de piedra y cubierto de plantas trepadoras y enredaderas, también había en las paredes rosales que llegaban a lo más alto de sus palabras. Joe y yo estábamos equipados con linternas de luz blanca y ultravioleta, lupas, pinzas, y cosas para las pistas como frascos pequeños y radares para detectar el calor.


SEXTO Bernardo nos acompañó con lo que parecía ser una aspiradora pequeña que Lucía le dio porque ella cree que lo que secuestró a Miranda era un fantasma

(La aspiradora era para “succionarlos”), un chaleco antibalas y una linterna. Mientras que Lucía se quedó afuera con un maletín que era un laboratorio móvil. Todos teníamos radios para comunicarnos si es que decidíamos separarnos. Abrimos las puertas de castillo, que hicieron un rechinido escalofriante. Nos adentramos un poco, temiendo que nuestro destino fuera igual que el de Miranda.

Ilustración: Arturo Santos González


SEXTO A una distancia razonable observamos el primer piso. - Traten de no tocar nada- les dije a Joe y a Bernardo. El primer piso era muy amplio y estaba lleno de muebles cubiertos de sábanas polvorientas, aunque algunos estantes y muebles con cajones no las tenían. - Miren esto- dijo Joe mientras sostenía lo que parecía ser una carta. Les dije que no tocaran nada.- susurré con un poco de enfado - ¿De dónde la sacaste? - De este estante. -respondió Joe, quien terminó por entregármela. Abrí la carta y comencé a leerla. “Su alteza real la princesa Juliana del reino Welincor, está cordialmente invitada al baile-banquete del príncipe José, en el castillo Labob del reino Winstenshire. Se celebrará el día 20 de julio del presente año. Etiqueta rigurosa. Favor de confirmar su asistencia lo antes posible.” Este era el reino Winstenshire, así que concluí que aquí vivía e príncipe José y había hecho un baile en honor de su cumpleaños. Guardé la invitación en mi bolso. 3 Joe, Bernardo y yo revisamos los dos cuartos que había en el primer piso.

Ilustración: Arantxa Flores Inchaustegui


SEXTO Había una cocina, en verdad gigantesca y una gran sala de baile, con un candelabro de cristal colgando del techo. Pero seguimos buscando, porque teníamos que encontrar la habitación más grande. Subimos por las escaleras que tenían un tapete de color rojo como una amapola. Y cada vez que pisaba una escalera, había un rechinido muy fuerte. A los lados de las escaleras había barandales de madera cubiertos de polvo. En el segundo piso había estantes altos como jirafas que llegaban hasta el techo. Y encima de una había una foto, la tomé y la observé con cuidado, en ella había un príncipe y una princesa, la volteé y decía, “príncipe José y princesa Juliana, baile-banquete de 1910”. Guardé la foto en mi bolso junto con la invitación.

Ilustración: Valeria Posada Rosales

Poco a poco se iba poniendo el horizonte y estaba obscureciendo, así que decidí parar la investigación por hoy. - Ya obscureció, creo que debemos parar por hoy. - Si, debemos regresar con Lucía. -afirmó Bernardo. Así que salimos de las ruinas rápidamente y volvimos al auto. - ¿Qué encontraron? - preguntó Lucía al vernos llegar. Nada que yo sepa – dijo Bernardo. - Joe encontró una invitación al baile del príncipe José. Y yo encontré una foto de el príncipe José y la princesa Juliana en el baile. ¡Tengo una idea!- exclamó Joe – Vamos a la tienda de antigüedades que está en el pueblo. - ¿Pero de qué nos serviría eso?- le pregunto Lucía.


SEXTO - Es muy buena idea, tal vez podamos encontrar algún periódico de esa época o algún objeto del príncipe. – dije emocionada. Al día siguiente fuimos a la tienda cuando abrió. Me di cuenta de que no tenían muchos clientes. Por fuera se veía pequeña, y sus paredes estaban pintadas de beige. Arriba de la puerta había un letrero escrito en mayúsculas que decía “ATIGÜEDADES”. Cuando abrimos la puerta sonó un “tiling

tiling” de una campana dorada. - Ya sé porque no tiene clientes. – me dijo Joe entre dientes. - No seas grosero. – le dije con un poco de rabia. Se podían ver animales disecados, cajas de música e incluso, ¡un frasco con ojos! Al lado de la puerta de madera había un escritorio de madera con una caja registradora muy vieja, un plato de caramelos y una campanita.

Ilustración: Sofía Pedraja Pinto

Decidí tocar la campanita que hizo un fuerte “DING” y un hombre de tercera edad salió de

una bodega. - ¿Se les ofrece algo? – preguntó el hombre. - Buenos días, estamos buscando objetos relacionados con el castillo Labob y el príncipe José. - ¿Están resolviendo el caso de la señorita Miranda? - Emmm… sí. -respondió Joe. - ¿Usted la conocía? – preguntó Lucía. - Sí, yo era su abuelo. - Ya veo. – dijo Bernardo con un gesto muy serio en la cara. 4 - Bueno, basta de hablar de mí. Les daré lo que creo que necesitan. – dijo el hombre mientras volvía a la bodega.


SEXTO Nos quedamos mirando los unos a los otros muy confundidos. El hombre salió de la bodega con un cuaderno de piel negra y un periódico en las manos. - Era del príncipe, solo lo leí como dos o tres veces. Y este es un periódico sobre su muerte. - Muchas gracias. – le agradecí. - ¿Cuánto cuesta todo? – preguntó Bernardo sacando su billetera de su bolsa del pantalón. - No, no. Solo encuentren a mi Miranda. - Lo haremos señor. – le dijo Lucía, lo cual le dio un brillo en los ojos al señor. Salimos de la tienda y de nuevo, sonó el “tiling “de la campanita de la puerta. - ¿Puedo llevarme el periódico y el cuaderno a casa? - Seguro. – dijo Lucía. - Si, por qué no – dijo Joe. Bernardo solo hizo un gesto con la cabeza. Esa noche, antes de dormir, me puse a leer la evidencia.

Ilustración :Nicolás Velasco Galindo


SEXTO Tomé el cuaderno de piel negra y lo leí. “20 de julio de 1910 Mi madre siempre me dice que ya tengo edad para casarme y ser rey, pero todavía no encuentro a la persona indicada, a la persona con la que quiero compartir el resto de mi vida. Mi madre

organizó un baile-banquete en honor a mi cumpleaños, e invitó a las princesas de los reinos vecinos para que eligiera una que sería la futura reina. No escogí a nadie porque cuando me case, quiero estar profundamente enamorado de ella.” Todo estaba escrito en con una elegante cursiva. Pasé las páginas hasta el final… “5 de enero de 1936 Siento que fui un buen rey, que cumplí con mis responsabilidades de proteger y gobernar al reino de Winstenshire.

Ilustración: Diego Arturo Pérez Gavilán López

Nunca me enamoré ni me casé, mi madre hizo todo lo posible por ayudarme con mi vida amorosa.” 5 Por la forma en que hablaba sabía que no estaba lejos de perecer. Luego tomé el periódico y lo leí… “Muerte del príncipe José el 8 de marzo de 1936 Castillo Labob queda abandonado. El Castillo se ha convertido en un lugar turístico y algunos de los turistas, principalmente mujeres, dicen que vieron al fantasma del príncipe.”


SEXTO Al día siguiente le conté lo que había leído a mis compañeros. - Hay que hacer una investigación a fondo y rápido. – dijo Joe. Entonces nos dirigimos hacia el castillo con prisa. Subimos las escaleras rápidamente y revisamos el segundo piso. Encontramos un cuarto muy grande pero todavía nos faltaba revisar la torre. Subimos por los escalones de piedra. Entonces cuando pisé uno de los escalones, a este se le cayó la parte de arriba y resbalé hacia atrás. Si Bernardo no me hubiera tomado del brazo, hubiera caído hasta el fondo y, probablemente, quedado inconsciente. Observé el escalón que se había roto y vi algo que relucía bajo todo el polvo. Le quité el polvo al escalón y caímos en la cuenta de que era un espejo. Lo tomé con sumo cuidado y soplé para remover el polvo que quedaba, lo cual nos hizo toser a los tres. Estábamos muy desconcertados, ¿Qué hacía un espejo bajo un escalón? De repente palabras empezaron a aparecer lentamente en el espejo. - Vía de comunicación… para el mundo de los… - un escalofrío recorrió mi cuerpo. – muertos. - Creo que debemos preguntar algo. – dijo Joe medio tartamudeando. - Emmm… ¿Dónde está el príncipe José? – preguntó

Ilustración: Michelle Alcaraz Díaz


SEXTO Bernardo con su grave voz. “Su fantasma está atrapado en las ruinas de castillo desde que murió.” - ¿Podemos hablar con él? – pregunté aterrada. De pronto se obscureció el espejo, y de la nada pudimos distinguir la figura del príncipe José. – Emmm… ho…ho…hola. – dijo Joe tartamudeando. - ¿Se les ofrece algo mortales? – respondió. La verdad no tenía idea de que los fantasmas podían ser tan amables. Toda la gente tiene esta expectativa de que los fantasmas son aterradores, toman cuerpos y tienen una voz malévola. - Emmm estamos buscando a Miranda, señor. – dijo Joe. ¿A… Miranda? 6 - S…s…sí, ella desapareció hace tiempo, su familia la ha estado buscando. En casa la esperan su familia y su prometido por años. - ¿Tiene un prometido? - ¿Sabe usted si ella está aquí?, ¿Usted la encerró? – pregunté harta de que hicieran de esta conversación de tantas preguntas, sin llegar rápido al punto que realmente nos interesaba. - Sí, algo así. - ¿Porqué? - Mmmm…pues… me enamoré de ella. Pasé mi vida buscando a alguien de quien realmente pudiera enamorarme, pero nunca la encontré, hasta que llegó ese día en que la vi… si, vi su belleza y lo gentil que era, como sus ojos brillaban cuando hablaba, como se expresaba y como la vida le apasionaba.

Ilustración: Eugenia Carmona Ortega


SEXTO - ¿Dónde está? - Aquí, donde he podido contemplarla cada día. Está en la habitación más alta. Solté el espejo, que se rompió en mil pedazos. Bernardo, Joe y yo corrimos como una estampida hacia la habitación, donde encontramos a Miranda acostada en la cama y dormida. En cuanto nos oyó entrar despertó, se sentó y preguntó: - ¿Quiénes son ustedes? - Miranda, hemos venido por ti. - ¿Por mí? ¿Dónde está Luis? - Luis se fue hace cuatro años. ¿Recuerdas algo? -le preguntó Joe. - ¡Cuatro años! Pero si Luis estaba a mi lado hace un segundo. – dijo esto cuándo las ruinas comenzaron a temblar.

- ¡Salgamos de aquí antes de que todos quedemos atrapados bajo los escombros! Miranda se levantó de la cama y todos corrimos hacia la salida donde Lucía nos esperaba. Corrimos al coche, subimos y nos dirigimos a toda velocidad al pueblo. Cuando llegamos, bajamos del coche y Miranda se quedó admirando el pueblo, creo que habían cambiado muchas cosas en los cuatro años que ella había estado dormida. Miranda tocó la puerta de su antigua casa y sus padres salieron entusiasmados a saludarla. Luis, que se encontraba con ellos, salió sorprendido a recibirla. En cuanto

Luis vio a Miranda, la abrazo tan fuerte, que pensé que nunca iba a soltarla. Luis pudo comprobar su inocencia y disfrutar nuevamente de la compañía de Miranda. Regresando todo a la normalidad, Miranda y Luis se casaron y tuvieron una hermosa niña llamada Ana. Mi equipo de trabajo y yo abrimos nuestra agencia de detectives, que tanto deseábamos. Y en cuanto al fantasma, no volvimos a oír de él, la verdad no me imagino por qué.


Autor: Regina flores Ortiz

“La magia si existe”

S E X T O

Ilustradores: Alejandro Arista Torres Landa Regina Sanmiguel Herrera Marcus Aulis Barrios Hiipakka Emilio Novoa Villa Paulina Dueñas Salazar Cristina González de Aragón Copín Sofía Aragón Rabadán Mariana Carrasco Martín Rayo Carmina Obregón San Sebastián


SEXTO Hola me llamo Emma y esta es la historia de cómo descubrí que la magia si existe. Todo empezó a principios del ciclo escolar de sexto de primaria, yo ya no creía en la magia, la esperanza, porque la sociedad me la había quitado. En 2018 si tienes 12 años estas lleno de información que te hace perder la fe en la humanidad. Basta que tengas cuentas en instagram, facebook, youtube, twitter, snapchat para tener a tu alcance videos, artículos de un mundo que a veces uno no quiere conocer.

Ilustración: Alejandro Arista To r r e s L a n d a


SEXTO En el mes de septiembre fue donde tome la peor decisión que pude haber tomado ese año, ya que un día elegí dejar a mis amigas del alma y se enojaron bastante. No sabía con quien irme, sólo sabía que ya no quería estar con ellas porque con ella siempre era lo mismo, así que un mes comí sola hasta que me fui haciendo amiga de una niño llamada Luciana y con ella todo me parecía nuevo.

Ilustración: Regina Sanmiguel Herrera

Luciana pertenecía a un grupo que se decían “populares” o como mis amigas les decían “La gran familia” ya que eran alrededor de 24 personas. Poco a poco fui haciéndome amiga de todas sus integrantes, hasta que me fui con ellas. Mi primera semana con ellas me fue excelente, sentía que me querían, que yo era como de su familia y que me respetaban pero pasaron los meses y sin darme cuenta me convirtieron el alguien que en realidad yo no era ni quería ser . Me convirtieron en algo falso y yo me sentía como si fuera un personaje creado por algún escritor. Con ellas actuaba como ellas querían que fuera y con los demás podía ser yo misma, pero si tan sólo había una de ellas conmigo hablando con alguien que no fuera “popular”, tenía que hacer sentir a los demás como inferiores y eso no me agradaba.


SEXTO Al pasar el tiempo eso ya se había vuelto algo normal para mí. Ya ni siquiera lo notaba, empecé a despreciar a la gente, los hacía sentir inferiores. Incluso a mis amigas verdaderas les hacía sentir lo mismo y solo porque quería pertenecer a las que yo creía que eran mis amigas. Más tarde descubrí que mi nuevo grupo, ese que yo pensaba que era padre, me trataba como a las demás personas y decían cosas horribles de mí a mis espaldas, cosa a la que yo me había acostumbrado. Poco a poco perdí la confianza en mí misma pero aún así no las dejaba porque a veces me daba lástima por ellas y sus historias. Creía que lo que decían a mis espaldas era para alimentar su ego, ya que su vida no era perfecta, la mayoría tenían papás divorciados o que peleaban frecuentemente. Sus papás las consentían comprándoles ropa, toda la que ellas querían, aunque las hacía parecer mayores, les compraban maquillaje con el que ellas creían que todo el dolor que sentían podía ser ocultado. El dolor seguía ahí pero querían hacer parecer su vida perfecta para darles envidia a los demás.

Ilustración: Marcus Aulis Barrios Hiipakka


SEXTO Aún así seguí con ellas aunque dijeran cosas malas sobre mí. Poco a poco eso me fue afectando pues yo creía o quería creer que eran mis amigas, así que lo de despreciar a la gente y hacerla sentir inferior fue formando parte de mi hasta que lo lío hacia los otros se convirtió en bullying. Trataba a la gente de una manera de la que me arrepiento muchísimo ya que pensaba que no valía nada, los insultaba, hablaba mal de ellos a sus espaldas con mis “amigas” y lo peor de todo es que pensaba que no tenían sentimientos sin darme cuenta que lo que mis “amigas” me hacían era lo mismo que yo

les estaba haciendo a los demás.

Ilustración: Emilio Novoa Villa

Mi vista estaba nublada por ese sentido de pertenencia, pero por pequeños momentos me fui dando cuenta de lo que estaba haciendo mal. Por ejemplo un día que estaba haciendo un trabajo en español con Ana y Héctor estaba siendo yo mismo y ellos me dijeron que pensaban que yo era diferente porque había molestado a sus amigos, esto me hizo reflexionar bastante pero aún así no cambié los hábitos que había aprendido esos meses.


SEXTO El siguiente suceso fue el que en realidad me hizo cambiar pues cuando me hice una cuenta de una aplicación llamada “anonimation” en la que la gente te puede decir cosas anónimas. En esta aplicación me pusieron cosas como “Eres muy mala persona”, “Por que cuando estás sola actúas diferente a como actúas cuando estás con tus amigas” y “Ya párale al Bullying” Esto me bajo muchísimo el autoestima porque según yo, yo no era así, gracias a esto al día siguiente hice una encuesta a varias personas preguntándoles si creían que molestaba a las personas y la mayoría me respondió que sí, así que pregunté con qué y me dijeron una gran lista de cosas.

Después pregunté que a quienes y me dijeron cinco nombres: María, Nicolás, Valentina, Armando y Daniela. Así que poco a poco cambié mi actitud hacia las personas (sobre todo a ellos) cosa que a mis “amigas” no les agradó y me dijeron que ya no podía estar más en su grupo y que desde ese día ya no era “popular” gracias a mi traición.

Ilustración: Paulina Dueñas Salazar


SEXTO Después de eso, ya sola, quise irme con mis amigas verdaderas, las de siempre, las que

un momento pensé que eran aburridas pero en realidad me sacaban mejores rosas, con las que crecí, las que siempre me entendieron. Cuando las busqué, ellas me dijeron “Si no supiste valorarnos cuando nos tenías no vengas a llorar con nosotras”. No sabía qué hacer, así que me fui al baño a llorar. A la hora del recreo ese era mi refugio por aproximadamente 1 mes y medio. Me daba pena ver a mis verdaderas amigas y no quería ver a las que me habían lastimado tanto y que habían

herido para siempre mi corazón.

Me sentía fuera de lugar, no cabía en ninguna parte, más que en ese baño donde estaba sola con la única persona en la que podía confiar Yo.

Ilustración: Cristina González de Aragón Copín


SEXTO Me sentía triste, llegaba a casa, me recostaba en mi cama y lloraba. Prendía la música pero todo lo que escuchaba eran recuerdos de lo que alguna vez fui. Tomaba mi teléfono como si de ahí pudiera escapar de la realidad, quería escapar para siempre.

Ilustración: Sofía Aragón Rabadán


SEXTO Un día Daniela (una de las niñas a las que yo le hacía Bullying) me encontró en el baño. Me preguntó que me pasaba y le conté toda la historia porque necesitaba desahogarme.

Daniela sólo me abrazó y me dijo que fuera con ella, en mi mente se venía la pregunta de ¿cómo puede ser tan gentil conmigo cuando yo fui tan mala con ella? Salimos de ese baño y me trató como si no hubiera pasado nada, como una igual sin importar todo lo que había hecho.

Ilustración :Mariana Carrasco Martín Arroyo


SEXTO Pasaron los días y ella siguió confiando en mí y yo en ella, poco a poco volvía a ser yo misma, fui recuperando a mis amigas verdaderas y entendí que la magia no existe como tal, pero que hay magia en la amistad y en la confianza que nos dan otros, pero sobre todo está en cada uno de nosotros. Y aunque siempre habrá gente que nos la trate de arrebatar, debemos ver nuestro interior y confiar.

Ilustración: Carmina Obregón San Sebastián


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