Art. 81 La propia familia debe cuidar su imagen familiar

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Se recuerdan aquello de «la familia es el base de la sociedad». Este paradigma parece que se perdió en el tiempo, pues la percepción que tengo es que la desintegración familiar es cada vez mayor, privilegiándose más la individualidad de los sujetos que su pertenencia al principal grupo social que es el que configura su IMAGEN PÚBLICA sobre todos los ámbitos de la vida. Es cierto. Cada vez que escucho hablar sobre la familia de una determinada persona, la forma como se refiere a ella es con la frase hecha «estamos bien» o «todo bien», cuando lo que realmente sucede es que están viviendo pequeñas hecatombes originadas a raíz de diferencias, conflictos irreconciliables y hasta crisis permanentes. Esas situaciones se encuentran también en la mesa de al lado, en donde mujeres y hombres hablan tanto de lo exitosa que es su familia y de lo bien que se la pasan que generan incredulidad en sus contertulios, pues estos tienen información adicional que no coincide con la versión que están oyendo. Ves a hijos yéndose de fiesta del día de Navidad porque les interesa más divertirse con sus amigos, a padres de familia más interesados en los problemas económicos o no sabiendo cómo educar a sus hijos, a abuelas o abuelos que ven esas circunstancias y deciden mejor no meterse, madres solteras que prefieren vivir solas en vez de vivir con una pareja irresponsable. Al final, resulta ser una avalancha de percepciones negativas que rodean a un grupo

familiar (o muchos), y que se hacen evidentes en diferentes momentos de su existencia. Pero lo más paradójico del caso es que no es necesario afinar el sentido crítico para ver lo que no funciona en una familia: son los mismos integrantes los que permanentemente critican tan duramente a los demás miembros que ya no sabes qué es realidad, en lugar de enfocar

La propia familia debe cuidar su imagen familiar sus energías en buscar soluciones. Lo que esos críticos no alcanzan a dimensionar es que con sus actitudes o comentarios construyen una imagen pública de su familia, que estructurará una opinión negativa sobre la forma de conducirse de la misma, inclinando la balanza para que la familia extendida, el vecino, la colonia, el pueblo y la sociedad desarrolle una conducta de rechazo por la mala reputación de ese núcleo familiar. Mis evaluaciones imagológicas dan cuenta que, al momento de construir esta reputación negativa, el impacto de la misma es más drástico y difícil de cambiar en el tiempo, por el papel central que juega en nuestro imaginario la sola idea de la familia.

No estoy diciendo que los mismos miembros «guarden las apariencias», como ha sido el estereotipo de la conducta familiar; lo que realmente digo es que padres, madres, hijas e hijos traten de construir una esencia familiar sólida que proyecte una IMAGEN POSITIVA de un CONCENSO MÍNIMO sobre el cual puedan maniobrar ante la sociedad, y si las diferencias ya no permiten ni esto, pues proponer a los propios integrantes que suspendan sus duras críticas mientras se trabaja en las soluciones de mediano o largo plazo, para proteger lo más posible la IMAGEN FAMILIAR de su propio núcleo. Pues lo que no se dan cuenta es que las opiniones negativas (por difamación o desinformación), por el efecto de asociación, les aplicará también a los que las propaguen y a las siguientes generaciones, provocando un fenómeno de incredulidad permanente para ver si el nuevo integrante sale igual de «negativo» como sus padres o abuelos. Así, dimensionando en qué podemos coincidir, hablando de los avances que tenemos en la lucha por reencontrarnos como familia, valorando los buenos momentos que vivimos y tomando conciencia del papel que jugamos todos los miembros de la familia como ESTIMULADORES que construyen constantemente una imagen familiar, abriremos los espacios para que se tenga una opinión favorable de nosotros en nuestros círculos sociales y que eso abra puertas en todo sentido para recuperar el papel protagónico que debemos jugar las familias en la sociedad.

Por Alex Castillo | Consultor en Imagen Pública | Artículo 81


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