¿Se han dado cuenta que comunicadores, relacionistas públicos, mercadólogos, publicistas y mercadólogos digitales en realidad juegan con las percepciones que genera cualquier persona, institución, producto, producto digital o país? No darse cuenta de ello es jugar un partido de fútbol con un balón de piedra. Una tendencia mundial que se expande cada vez más es hacer que cada una de estas profesiones se adapten a tener las herramientas y capacidades para convencer y legitimarse en un mercado cada vez más cambiante y perceptivo. De tal cuenta, hoy existen tres canchas donde debemos jugar el partido de la comunicación: una, la realidad digital; otra, la realidad concreta; y la última, cada vez más en expansión, la realidad virtual. En estos tres escenarios, la figura del «image-maker», que no es más que un consultor en imagen pública en esencia, es la que se ha constituido como el director técnico capaz de integrar todas las percepciones que generan dichas realidades. Si bien pueden disentir conmigo, lo que les propongo es que revisemos nociones globales clave por donde ha transitado la comunicación que queremos transmitir a los públicos. Primero, ¿recuerdan el framing? Sí, ese concepto (recogido por Matías Ponce, comunicador político) que se puso de moda en la segunda mitad del siglo XX y que se refería a «la actividad central consistente en construir la realidad social ayudando a la gente a que se establezca perspectivas sobre los temas que les afectan». Esta línea de trabajo de la comunicación orientó a muchos públicos a priorizar ciertos temas, como su realidad, y a responder a ellos con mucha efectividad, lo que puso de moda a los FRAMERS.
Segundo, en la primera década del siglo XXI se instaló otra línea de la comunicación denominada «storytelling», la cual nos ayudó a muchos a entender que tenemos que contar historias de vida en nuestras comunicaciones para permear la conciencia y emociones de nuestros públicos. Entonces, la «tarea de los STORYTELLERS fue la de seleccionar temas clave o ideas que hagan foco en un mensaje específico para luego incorporar un
Image-maker: el hacedor de imágenes públicas conjunto de técnicas narrativas que soporten esa idea fuerza». ¿Vieron? El balón pasó de construir realidades sociales a puntualizar ideas clave que permearan una o varias realidades de los individuos tan diversos que tenemos hoy en día. Teniendo en cuenta que seguimos tratando de construir y manejar esas historias que testifiquen sobre la idoneidad de nuestras marcas, personajes, empresas o país y que sean mensajes más convincentes para nuestros públicos, es al finalizar la segunda década del presente siglo que surge otro jugador, el IMAGE-MAKER. Hoy, la responsabilidad de ese jugador es construir un frame, según lo afirmaba Hallahan (2002), con historias de vida que le den un significado cada vez más real a esas realidades colectivas que
rodean a la marca, producto o servicio ofrecido, para incidir con mayor presión en los públicos para dejarles claro la credibilidad y legitimidad que tiene esa persona o empresa al momento de presentarles una propuesta. Todo esto bajo una lógica de crear “relaciones fuertes” que influyan en las percepciones de un determinado mercado en las tres diferentes canchas. Así, ustedes se preguntarán: ¿por qué buscar a un image-maker si ya tengo a mi supermercadólogo? No puedo negar mi reconocimiento a estos profesionales del mercadeo a quienes se les ha asignado casi todas las labores comunicacionales. Pero tampoco puedo negar que por esa saturación he notado que, en empresas, marcas, promotores, gerentes de marca se producen a diario lo que se llaman «disonancias perceptivas» que generan falsas explicaciones sobre lo que se ofrece, falsos mensajes que se transmiten y falsos entendimientos de los clientes; eso provoca disgustos y, por lo tanto, falta de convicción del público al momento de decidirse por un determinado producto o servicio. Tiendo claras las tres canchas, las reglas del partido y la importancia del image-maker como director técnico, tendremos claro el panorama para jugar el partido de fútbol que le apunte a transmitir lo que realmente somos, nuestra propuesta de valor y hacer que todo ese público que se forma una imagen pública de mi persona o empresa tengan los elementos de juicio suficientes para confiar cada vez más en mi propuesta. El image-maker o, como ya ha quedado claro, consultor en imagen pública, es el nuevo hacedor de realidad.
Por Alex Castillo | Consultor en Imagen Pública | Artículo 73