#Historia Y en el horizonte estaba la Imagen Pública

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La mayoría de las personas damos por sentado vivir en una casa, sin saber que es nuestro hogar y familia la génesis, el inicio de muchas ideas y aspiraciones personales y profesionales. Y sí, fue precisamente allí, en mi casa materna, una tarde de agosto, la que fue testigo de una de las mayores revelaciones personales. Era el último año de bachillerato y una pregunta cobijaba mi mente y corazón: Y después de graduado, ¿qué vas a seguir?

que me impactaron por su profesionalismo. Él fue el locutor de la marca de cigarrillos Marlboro y no lo podía creer. Todos los que crecimos en los 90 conocimos esos comerciales; unos eran atraídos por el tabaco, otros por lo estimulante del producto televisivo. Pero no, no seguí locución. Estudié Periodismo. Después de dos años y medio, en la clase de periodismo VI UN POCO MÁS ALLÁ. Me di cuenta de que, al redactar una nota periodística, la misma cambia todo

Era el momento de salir de la burbuja, de tener una rutina marcada y de tomar conciencia de que era el momento, por primera vez, de empezar a decidir por mí mismo el rumbo que debía tomar mi vida. Fue como una revelación, como si de repente viera más claro el camino. Me palpitó el corazón y dije: «¡Quiero ser comunicador!» Fue pasando del comedor al jardín, el momento en que dicha iluminación me encontró a mí y a mi espíritu. Ciertamente, cuando lo compartí con mi familia, me miraron raro, pues tenían la tendencia a recomendarme una carrera técnica. Pero no, el patojo les resultó humanista y, como en muchos casos, la rebeldía de la juventud funciona como una locomotora que no pudo detener la idea que ya había germinado. Y sí, hace ya 18 años que tomé esa decisión tan determinante que he sostenido con el tiempo. Fui a la universidad y yo mismo me encargué de hacer todos los trámites. Literatura, Letras, Redacción y Locución eran mis disciplinas favoritas, junto con el análisis. ¡Ah! No se me puede olvidar que fue precisamente en los cursos propedéuticos en donde encontré la convicción sobre mi decisión. Fue precisamente en el de Locución, impartido por el Lic. Rony Soto, en donde me hicieron las primeras pruebas de locución,

#Historia Y en el horizonte estaba la Imagen Pública su sentido al poner o cambiar una palabra por otra. Fue allí donde me pregunté si sabía algo de la sociedad y si comprendía la realidad que debía reflejar en un producto periodístico. A raíz de esto, entendí que la vida no es lineal, que encuentra rumbos diferentes para llegar al mismo objetivo. Entonces decidí pausar mis estudios en Periodismo y me inscribí en Sociología, una carrera por demás fascinante por la integralidad que le proporciona a uno en el análisis de la realidad. Pasé unos siete años en esa carrera y llegué a completar tres años y medio de formación, conciliando estudios y trabajo. Fue difícil, pero luego VOLVÍ A VER OTRO POCO MÁS ALLÁ. Habiendo estudiado y entendido un poco las historias y dinámicas sociales, consideré que era el momento de volver a mi afán inicial: ¡ser

comunicador! Pero la vida me tenía preparada una sorpresa porque, al evaluar diferentes carreras y universidades, encontré que se había abierto la convocatoria para cursar la primera promoción de la carrera de Imagen Pública. Sí, al principio no entendía ni papa de qué era Imagen Pública, pero me sonaba a Comunicación. Al cursarla, me di cuenta de que era algo más que comunicación, pero siempre mantuve esa duda en mi mente. Y nuevamente, como en el pasado, llegó otro momento clave en mi historia. Tuve la oportunidad de tener a una excelente y experimentada docente, la Lcda. Esther Brol, para el curso de Relaciones Públicas, una de mis disciplinas favoritas desde que estudiaba Periodismo. Otra vez, fue una noche de junio, casi al terminar de cursar la materia, en donde nuevamente VOLVÍ A VER UN POCO MÁS ALLÁ y encontré, al estilo de la iluminación inicial, la gran vinculación que tiene la imagen pública con las relaciones públicas para generar una percepción positiva. Y sí, pasé dos años investigando dicho vínculo, y eso me permitió que, un año antes de terminar la carrera, ya tuviera mi tesis redactada. Fue de esta manera como los tiempos fueron encuadrándose y me convertí en el primer licenciado en Imagen Pública de Guatemala. Terminar este ciclo me dio la oportunidad de darme cuenta de lo importante que era que el país tuviera una base sólida en el manejo de la imagen. Hoy, cada día, recuerdo que en el horizonte siempre estuvo y estará ser consultor en Imagen Pública, una disciplina integral que implemento con mis clientes, con una metodología propia ¡y que funciona!

Por Alex Castillo | Consultor en Imagen Pública | Historia


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